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La adaptación de la actividad de inteligencia a los nuevos tiempos

Marcelo Javier de los Reyes*

Introducción

Los años de la Guerra Fría, 1947-1991 —si es que se asume que tuvo fin  en  ese último año, cuestión que puede ponerse en duda—, significaron un tránsito de lo que puede llamarse “una desconocida seguridad” a un mundo plagado de incertidumbres. Durante esos años en que se temía que ocurriese una guerra nuclear, vistos desde hoy, muestran que el mundo era más seguro y previsible pues el sistema internacional bipolar permitía la existencia de un equilibrio regulado por la disuasión.

Desde 1991 la emergencia de nuevos actores capaces de gravitar en el escenario internacional, como por ejemplo las organizaciones del crimen organizado —entre las que deben incluirse las mafias italianas como la ’Ndrangheta de Calabría, la Camorra de Nápoles, los cárteles de la droga de Colombia y México, algunas organizaciones que estaban bajo el control de los servicios de inteligencia de los países del bloque soviético, etc.— que han extendido su campo de acción a escala global, ONGs o fundaciones, grupos terroristas, poderosas empresas multinacionales y corporaciones (como las dedicadas a la industria de la defensa), han debilitado el poder de los actores centrales del sistema internacional: los Estados. Por tal motivo, se ha hecho imprescindible la introducción de un cambio en las actividades y objetivos de las agencias de inteligencia.

Nuevas orientaciones de las agencias de inteligencia

A comienzos de la década de los noventa, Alvin y Heidi Toffler decían que “de todas las instituciones de ‘seguridad nacional’ ninguna tiene una necesidad más honda de reestructuración y reconsideración que las dedicadas a la información exterior” [1]. Claro que este argumento es coherente con su concepción de la guerra de la “tercera ola”, basada en la tecnología, por lo que las agencias de inteligencia debían adaptarse a la sociedad de la información [2]. 

En su libro Las guerras del futuro, estos autores señalaban que en esa época las agencias de los Estados Unidos insumían anualmente US$ 30.000 millones pero que eran organizaciones de la segunda ola y, aún más, la KGB y la GRU soviéticas [3]. Sin embargo, debe tenerse presente que la incorporación de la TECHINT (recolección de información por medios tecnológicos) no tiene ningún sentido si no está acompañada por una buena HUMINT (inteligencia humana), dado que los medios tecnológicos sólo pueden limitarse a la reunión de la información pero no a su análisis, actividad reservada sólo a la inteligencia humana. No obstante, los autores afirman que los agentes de inteligencia son iguales a los de la primera ola pero “armados con las tecnologías más complejas de la tercera”[4]. De alguna manera coincide con lo expresado por el Doctor Diego Navarro Bonilla:

El avance tecnológico ha determinado una ineludible evolución de las capacidades, en las herramientas o en los instrumentos de la inteligencia aunque no ha modificado sustancialmente su esencia ni sus fundamentos teóricos [5]. 

Del mismo modo, Alvin y Heidi Toffler señalaban que para los ejércitos de la tercera ola dominar el terreno del conocimiento sería tan crucial como en su momento fue dominar la geografía y la topografía del campo de batalla [6]. Ya en esos años, expresaron que la noción misma de “seguridad nacional” debía incluir aspectos económicos, diplomáticos e incluso ecológicos, además —obviamente— de los militares que constituían su principal objeto de análisis.

Un importante cambio de actitud de las agencias de inteligencia lo constituyó la “ruptura con el secretismo” que las caracterizó durante la Guerra Fría, lo que fue el resultado de un proceso de revisión de los asuntos de inteligencia. Desde este enfoque puede reconocerse una mayor información y participación de la sociedad en los temas de inteligencia —a través, por ejemplo, de la actividad parlamentaria— y una mayor divulgación de los temas referidos al mundo de la inteligencia mediante la publicación sobre estos temas en revistas especializadas —algunas publicadas incluso por los propios organismos—, el estudio de estos temas en el ámbito universitario como en el caso de la Universidad Nacional de la Plata de Argentina, las Universidades Juan Carlos I y Carlos III de España o la adaptación de la metodología de inteligencia aplicada a la empresa y utilizada en universidades o institutos dedicados precisamente a estudios empresariales o económicos.

Por otro lado debe reconocerse una apertura en el manejo de las fuentes por parte de las agencias en la actualidad ya que utilizan un creciente número de fuentes abiertas e incluso, dentro de éstas, de trabajos de índole académica.

Esa apertura, sumada a la globalización de las comunicaciones y de la economía así como la flexibilidad de las fronteras, ha dado lugar a una creciente interdependencia entre los diversos actores estatales y no estatales a escala global. Asimismo, las agencias de inteligencia deben contribuir para que las respectivas sociedades las acepten y las asuman como parte del sistema democrático, para el cual trabajan colaborando con la seguridad de cada uno de los miembros de la comunidad y velando para que el Estado pueda concretar sus intereses nacionales. En muchos casos se trata de una tarea difícil mediante la cual deben granjearse la confianza de los ciudadanos, en el sentido de que operan en un marco de absoluto respeto por la ley y por las instituciones. En función de ello, desde hace varios años, en España los funcionarios y los académicos dedicados a estos temas se encuentran abocados a lo que se denomina “cultura de inteligencia”, para lo cual han procedido a la realización de congresos y publicaciones [7].

Un claro ejemplo de esa política es un vídeo de dibujos animados realizado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Universidad de Cádiz en el marco del “Proyecto para el desarrollo de la cultura de Inteligencia”. En este video se explica la utilidad que tiene la Inteligencia para la sociedad y las actividades que se realizan en el ámbito del CNI [8]. Sin embargo debe considerarse que la reserva, la confidencialidad, el secreto y la discreción aún perduran—y deben perdurar— en el terreno de la inteligencia debido a que de ese modo se alcanza el éxito de sus objetivos y se resguarda la vida de las personas y la seguridad de los recursos a emplear. De la misma manera, los logros de las agencias de inteligencia tampoco tienen por qué ser públicos y en ese sentido se realizan muchas tareas sin que la sociedad tome conocimiento.

En la actualidad ciertas actividades de las agencias de inteligencia no difieren en muchos aspectos de aquellas que se pueden desarrollar en el ámbito de las empresas o de las consultoras.

Como se ha expresado, las agencias de inteligencia se hallan condicionadas por ese contexto internacional por lo que han debido adaptarse a las nuevas necesidades de inteligencia y han debido “reinventarse” en ese paso de un mundo peligroso pero estable, en el que se conocían las amenazas y los enemigos, a este otro en el que predominan la inestabilidad, la emergencia de otro tipo de amenazas y la multiplicación de los actores.

En líneas generales, todas las agencias tanto en los países desarrollados —por ejemplo España— como en los periféricos —Argentina, Brasil, Chile— han necesitado introducir cambios y una nueva legislación que garantice la transparencia de sus actividades en el marco de la democracia y del respeto de los derechos humanos dejando de lado, en numerosos casos, aquellas actividades más vinculadas a una contrainteligencia orientada a los opositores dentro de los propios Estados.

Desde este enfoque, lo que se percibe es un cambio cultural hacia dentro de la organización pero que, a su vez, trasciende hacia la sociedad. Es un cambio influido por nuevas realidades políticas, tecnológicas y sociales que contribuyeron también a una mayor profesionalización de la actividad de las agencias de inteligencia.

La inteligencia hoy —también a diferencia de lo que ocurría en la Guerra Fría—, no pone la mira específicamente en las cuestiones militares sino que, en un número mayor de casos, se enfrenta a actores no estatales a organizaciones del crimen organizado o a grupos terroristas, conforme a la demanda de la agenda internacional, lo que en definitiva implica enfrentar a actores que no tienen una estructura organizativa como la que posee un actor estatal. Ello significa un reto diferente al que puede ofrecer un Estado.

Tapa del semanario Der Spiegel en la que fue publicado el artículo de Hans Magnus Enzensberger, titulado “Ausblicke auf den Bürgerkrieg” (1993)

Entre estos temas parecería que en la actualidad se estaría dando un conflicto del que ya nos había advertido el escritor alemán nacido en Baviera en 1929, Hans Magnus Enzensberger: la guerra civil molecular, en su artículo titulado Ausblicke auf den Bürgerkrieg (“Vistas de la guerra civil”) que fue publicado por el semanario alemán Der Spiegel en 1993 [9].

Enzensberger escribió:

La Guerra Fría ha sido reemplazada por un Nuevo Desorden Mundial bajo el signo de la Guerra Civil. Hacia finales del siglo XX se convirtió en la forma dominante de conflicto armado. Actualmente hay entre 30 y 40 guerras civiles abiertas en todo el mundo, y hay indicios de que su número no disminuirá en el futuro, sino que aumentará [10].

El autor advierte cómo la verdadera guerra civil termina por eliminar “la cáscara ideológica”, se despoja de sus pretextos y deriva en una guerra de todos contra todos, una guerra civil que hace tiempo ha emigrado a las metrópolis y en la que sus metástasis forman parte de la vida cotidiana de las grandes ciudades, no sólo en ciudades de países pobres sino también en ciudades como París, Berlín, Detroit, Birmingham, Milán y Hamburgo. Enzensberger agrega:

Lo dirigen no sólo los terroristas y las agencias de inteligencia, los mafiosos y los skinheads, los narcotraficantes y los escuadrones de la muerte, los neonazis y los sheriff negros, sino también los ciudadanos discretos que se convierten de la noche en gamberros, pirómanos, pistoleros y asesinos en serie. Al igual que en las guerras africanas, estos mutantes son cada vez más jóvenes [11].

Según el autor, este tipo de guerras siempre son iniciadas por una minoría que hace imposible una convivencia civilizada, por lo que esas guerras civiles no se han apoderado de las masas sino que son “moleculares”. Estas guerras sólo se inspiran en el odio, no tienen ideología, y los perpetradores de hoy no necesitan rituales, desfiles, uniformes, programas, promesas y juramentos de lealtad como en el período de entreguerras que fue analizado por Hannah Arendt. Incluso, dice Enzensberger, pueden prescindir de un guía, y “cualquier vagón del metro puede convertirse en una Bosnia en miniatura” [12].

Atentado al metro de San Petersburgo (2017)

Un mundo globalizado económicamente llevó a que también las agencias de inteligencia se ocupen más por los asuntos económicos preparando informes para el decisor, previendo crisis u otros escenarios que puedan suscitarse a partir de potenciales desequilibrios de la economía internacional y que puedan afectar a la economía nacional.

Esta interrelación tan fuerte que existe entre los diversos países en términos económicos precisa de cierta observación por parte de los servicios de inteligencia, más aún luego de la denominada “crisis hipotecaria” que estalló en Estados Unidos en 2008 o de la crisis alimentaria que puede derivar en una grave situación para la población mundial pero que, sin duda, afectará más fuertemente a determinados países pobres o dependientes de la importación de alimentos.

Las agencias han tomado como parte de sus temas de análisis las cuestiones macroeconómicas, las transferencias de dinero —en función de detectar financiamiento del terrorismo o lavado de dinero—, las inversiones y los sectores estratégicos. En función de ese creciente interés por los temas económicos, existen algunos servicios, como por ejemplo el CNI español, que se han orientado hacia la Inteligencia Económica y hacia la Inteligencia Competitiva, mediante la cual procuran beneficiar a sus empresas nacionales, evaluar riesgos, analizar tendencias, etc.

A modo de conclusión

Como puede apreciarse, la complejidad del escenario internacional tras lo que se consideró el fin de la Guerra Fría, la proliferación de actores no estatales y la emergencia de amenazas que afectan el normal desarrollo de los Estados, ha llevado a que las agencias de inteligencia a escala mundial redefinieran sus objetivos y ampliaran sus campos de análisis. Por otro lado, también procedieron a un mayor intercambio de información y a una colaboración más estrecha en función de enfrentar amenazas como el terrorismo, el anarquismo y el narcotráfico.

Finalmente, puede afirmarse que las amenazas y riesgos presentes en nuestro mundo actual someten permanentemente a los gobiernos a diversos desafíos que sólo pueden ser enfrentados si las agencias de inteligencia se mueven un paso adelante de aquellos actores que intentan aprovecharse de las vulnerabilidades que puedan ofrecer los Estados.

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* Licenciado en Historia, graduado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Tema de tesis: “Intelligence and International Relations: an old relationship and its current revaluation for decision-making”.

* Licenciado en Historia, graduado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

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Referencias:

[1] Alvin y Heidi Toffler. Las guerras del futuro. La supervivencia en el alba del siglo XXI. Barcelona: Plaza & Janés, 1994, p. 218.
[2] Ibíd., p. 218. 
[3] Ibíd., p. 219-220.
[4] Ibíd., p. 224.
[5] Diego Navaro Bonilla. Derrotado pero no sorprendido. Reflexiones sobre la información secreta en tiempo de guerra. Madrid: Plaza y Valdés Editores, 2007, p. 23.
[6] Alvin y Heidi Toffler. Op. cit., p. 223.
[7] Fernando Velasco; Rubén Arcos (eds.). Cultura de Inteligencia. Un elemento para la reflexión y la colaboración internacional. Madrid: Plaza y Valdés España, 2012, 372 p. 
[8] Antonio Díaz (director); Cristina del Real; Diego Maldonado. “¿Sabes qué es el CNI y para qué sirve? (8-11)”. CNI y la Universidad de Cádiz, “Proyecto para el desarrollo de la cultura de Inteligencia”, <https://www.youtube.com/watch?v=LqFP47tWWbc>.
[9] Hans Magnus Enzensberger. “Ausblicke auf den Bürgerkrieg”. Der Spiegel, 25/06/1993.02/05/2019
[10] Ídem.
[11] Ídem.
[12] Ídem.

1968, un año históricamente inolvidable

Marcelo Javier de los Reyes*

¡Yo sólo quiero hacer la voluntad de Dios! Y Él me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado, y he visto la Tierra Prometida. Puede que no llegue allá con ustedes. Pero quiero que ustedes sepan esta noche, que nosotros, como pueblo, llegaremos a la Tierra Prometida.

Martin Luther King (Último discurso, 3 de abril de 1968)

 

 

Martin Luther King (Foto: AP)

Guerras de liberación contra el colonialismo, movimientos guerrilleros y grupos terroristas que operaban para uno u otro bando de la Guerra Fría eran moneda corriente durante las décadas de 1960 y 1970. Ejemplo de ello eran, en la propia Europa, la Rote Armee Fraktion, o RAF, en Alemania —“Fracción del Ejército Rojo”— que operó entre 1970 y 1990 provocando 34 muertos con sus atentados, o también ataques terroristas como el que tuvo lugar en la Piazza Fontana de Milán (conocido como Strage di Piazza Fontana, “Masacre de Piazza Fontana”), ocurrido el 12 de diciembre de 1969, en el marco de lo que luego se denominó “la estrategia de la tensión”.

Por su parte, América del Sur y Central eran escenarios en el que, en general, los gobiernos militares se enfrentaban a los movimientos guerrilleros y terroristas, mayoritariamente respaldados por el gobierno comunista de Cuba

Eran años difíciles en los que la intelectualidad también contribuía, naturalmente, en la formación de opinión. En 1966 el filósofo francés Jean Paul Sartre procedió a la apertura del International War Crimes Tribunal, conocido luego como Tribunal Bertrand Russell, en el cual se hizo lugar a las acusaciones efectuadas en contra de los Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y Nueva Zelanda, referente a la participación en crímenes de guerra en el conflicto de Vietnam. Obviamente, desde el punto de vista jurídico, este tribunal no tenía ninguna validez pero se proponía ejecutar una condena desde una posición ética basándose en el juicio de Nüremberg. En ese tribunal, el Fiscal en Jefe Robert H. Jackson pronunció la siguiente frase:

Si ciertos actos de violación de tratados son crímenes, se trata de crímenes, sin importar que los cometan Estados Unidos o Alemania. No estamos preparados para estipular una norma de conducta criminal contra otros que no estemos dispuestos a invocar contra nosotros.[1]

Esta frase fue repetida por Bertrand Russell en el marco de este organismo presidido por intelectuales de diversas nacionalidades. Además de Russell y de Sartre participaron la escritora francesa Simone de Beauvoir, el escritor argentino Julio Cortázar, el abogado de Derecho Internacional, diputado del Parlamento y miembro de la comisión de Asuntos Exteriores en Italia Lelio Basso y el ex presidente de México Lázaro Cárdenas, entre otras reconocidas personalidades galardonadas con el Premio Nobel y otras distinciones internacionales.

El 31 de enero de 1968 se produjo un punto de inflexión en la guerra de Vietnam, cuando las fuerzas del norte junto a la guerrilla del Viet-Cong llevaron a cabo lo que se denominó la ofensiva del Têt ―la festividad del Año Nuevo vietnamita― un ataque sorpresa sobre varios puntos estratégicos en Vietnam del Sur, incluida la capital, Saigón. Desde ese momento el esfuerzo de guerra estadounidense comenzó su declive y en numerosos países amplios sectores de la población se manifestaban en contra del conflicto de Vietnam y a favor de la paz.

Vietnam, ofensiva del Têt, 31 de enero de 1968

Del mismo modo, debe tenerse en cuenta que en numerosos rincones del mundo se producían manifestaciones reclamando, asimismo, por los derechos de los ciudadanos: 1968 fue un año clave en ese sentido pues, mientras en los propios Estados Unidos había protestas, en Japón —en la década del 60— también se manifestaban en contra del Tratado de Seguridad entre Japón y Estados Unidos [Nichibei Anzen Hoshô Jôyaku], o Ampo y contra el apoyo pasivo que el gobierno japonés brindaba a los estadounidenses en Vietnam. En 1967 Japón les había permitido a los submarinos nucleares estadounidenses que operaban en Vietnam atracar en el puerto Sasebo, lo que también fue causal de protestas. En 1964 ya había habido otro antecedente cuando unos pocos cientos de estudiantes protestaron contra la entrada de un submarino nuclear estadounidense al puerto Yokosuka. El levantamiento estudiantil de Japón también se produjo como una respuesta al crecimiento económico mismo y a la sociedad de consumo masivo que de repente surgió como resultado, es decir, que la rebelión estudiantil también puede verse como un tipo de reacción de masas al rápido crecimiento económico[2].

Los movimientos estudiantiles brotaban por todos los países, Alemania, México, Estados Unidos, Brasil y principalmente el “Mayo francés” con su “prohibido prohibir”. Para muchos de esos manifestantes de origen obrero o estudiantil, los líderes de esas revueltas eran Lenin, Mao Zedong, Ho Chi Minh, Fidel Castro y el “Che” Guevara. Otras revueltas pugnaban por una tercera posición frente a las lideradas por las superpotencias, pues rechazaban la dinámica surgida tras la Segunda Guerra Mundial. Algunos admiraban esa vía y consideraban a Cuba como esa opción.

Desde otra perspectiva, en el bloque comunista, el levantamiento de Praga, también en 1968, conmocionó al mundo y fue aplastado por la intervención de los tanques soviéticos, hecho que se sumó a la represión del levantamiento de Hungría en 1956, así como la opresión de los derechos humanos en la propia Unión Soviética. Estos casos causaron una decepción en varios partidarios que veían en el marxismo una vía para enfrentar al capitalismo y más específicamente a los Estados Unidos.

En Alemania Occidental, el 2 de junio de 1967, el estudiante Benno Ohnesorg fue asesinado por un policía durante una manifestación en contra de la visita de Estado del Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, a Berlín Occidental. El policía resultó absuelto y el asesinato de Ohnesorg generó una ola de indignación y protestas en la República Federal Alemana. A ello se sumó que el 11 de abril de 1968 se llevó a cabo otro ataque contra el estudiante Rudi Dutschke por parte del joven obrero ultraderechista Josef Bachmann, quien se le acercó a Dutschke cuando éste iba a una farmacia y le dijo “Du dreckiges Kommunistenschwein!” (¡Sucio cerdo comunista!) para luego dispararle tres veces, provocándole serias heridas cerebrales que finalmente fueron causal de su muerte en 1979[3]. Dutschke era un estudiante de izquierda, socialista, pero también un admirador de Jesús, a quien tomó como modelo revolucionario, por haber integrado la Luckenwalder Junge Gemeinde (Comunidad de Jóvenes de Luckenwalde), una comunidad evangélica de esa ciudad. El levantamiento de Hungría de 1956 lo llevaron a integrar la Freie Deutsche Jugend, FDJ (Juventud Libre Alemana), distanciándose así tanto de los Estados Unidos como de la Unión Soviética y abogando por un socialismo democrático. Ese atentado derivó en las grandes protestas que dieron origen a lo que se denominó el “Mayo Alemán”.

Rudi Dutschke (Foto: Der Spiegel)

La vida de Dutschke como la de los teólogos Dorothee Sölle y Helmut Gollwitzer inspiró al director Dorian Raßloff para filmar la película documental “Mit Jesus auf die Barrikaden – Christ*innen in der 68er-Revolte” (“Con Jesús en las barricadas – Cristianos en la revuelta de 1968”), en la que intenta responder a la pregunta “¿pueden Jesús y los 68 hoy en día inspirar a las personas a defender un mundo mejor?”[4].

Vale aquí recordar lo que expresó Martin Luther King en su último discurso, antes de ser asesinado el 4 de abril:

Algo está pasando en nuestro mundo. Las masas de gentes se están levantando. Y donde quiera que hoy estén reunidos, ya sea que estén en Johannesburg, en Sudáfrica; Nairobi, Kenia; Accra, en Ghana; la ciudad de Nueva York, Atlanta, Georgia; Jackson, en Missisipi; o en Memphis, Tennessee, el grito es siempre el mismo: “Queremos ser libres.”

Martin Luther King levantaba la bandera de los derechos civiles en momentos en que los negros eran discriminados en la que se consideraba la principal democracia pero que, junto a los “hispanos”, constituían buena parte de las tropas enviadas a combatir a Vietnam. En ese marco, cuando los trabajadores negros de saneamiento en Memphis se dieron cuenta que cobraban menos que sus compañeros blancos, salieron a la calle portando carteles con la inscripción I am a man.

La “Primavera de Praga” y el “Mayo Francés”, más todas las revueltas de 1968 constituyeron una serie de “movimientos románticos” que finalmente no modificaron las estructuras de poder a escala mundial, ni introdujeron modificaciones en la propiedad ni en las relaciones laborales. Los asesinatos de Martin Luther King —acaecido el 4 de abril de 1968 en Memphis, Tennessee— y el de Robert Kennedy —cuyo atentado ocurrió en el 5 de junio en la cocina del hotel Ambassador, falleciendo más tarde, el 6 de junio de 1968 en el Good Samaritan Hospital de Los Ángeles, California— impactaron a la sociedad mundial, pues significaron el fin del sueño de un nuevo mundo. Ni el mundo capitalista ni el mundo socialista cambiaron.

La Primavera de Praga

Luego del “Mayo Francés”, el 30 de junio del 68, De Gaulle ganó las elecciones legislativas por una mayoría arrolladora y a fines de ese año Richard Nixon ganó las elecciones prometiendo sacar a Estados Unidos de la guerra de Vietnam, lo que recién se produjo el 29 de marzo de 1973 con una humillante retirada de las fuerzas estadounidenses. La Unión Soviética comenzó a quebrarse manifiestamente en 1989 y el Partido Comunista aún lidera la potencia capitalista de la República Popular China

1968 fue un año relevante e intenso, quizás el más intenso de la segunda mitad del siglo XX, en el que las diversas sociedades del mundo vibraron y se movilizaron con estudiantes, trabajadores, religiosos y gente común esperanzada en dar origen a un mundo mejor, más equitativo, más justo. Sin embargo, todo eso no fue más que una ilusión de cambios que no se concretaron.

* Licenciado en Historia, graduado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Tema de tesis: “Intelligence and International Relations: an old relationship and its current revaluation for decision-making”. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG).

 

Referencias

[1] Erwin Knoll & Judith Nies. War crimes and the American conscience. New York: Holt, Rinehart, & Winston, 1970.

[2] Acerca de la complejidad de las revueltas estudiantiles en Japón, ver: Oguma Eiji. “Japan’s 1968: A Collective Reaction to Rapid Economic Growth in an Age of Turmoil” (日本の1968 混乱期の高度成長への共同体的反応). The Asia-Pacific Journal (Japan Focus), volume 13, issue 12, number 1, Mar 23, 2015 (translation by Nick Kapur with Samuel Malissa and Stephen Poland), 27 p., <https://apjjf.org/-Oguma-Eiji/4300/article.pdf>, [consulta: 21/05/2018].

[3] “El muerto caminante y el asesino fallido”. Flor, ave, viento, luna, 31/12/2013, <https://floravevientoluna.wordpress.com/tag/rudi-dutschke/>, [consulta: 26/09/2018].

[4] “Film «Mit Jesus auf die Barrikaden”. Evangelische Kirchengemeinde Luckenwalde, <https://evkirche-luckenwalde.de/rueckschau.php>, [consulta: 20/12/2018].

 

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LAS “EMPRESAS SOCIALES”, UNA PROPUESTA DE MUHAMMAD YUNUS. UNA ALTERNATIVA FRENTE A LA CARIDAD Y A LOS PLANES SOCIALES

Marcelo Javier de los Reyes*

Muhammad Yunus

Introducción

En su libro Las empresas sociales. Una nueva dimensión del capitalismo para atender las necesidades más acuciantes de la humanidad 1, Muhammad Yunus propone de un tipo de empresa que tiene objetivos absolutamente diferentes al de las empresas tradicionales que persiguen exclusivamente el beneficio económico.

Las empresas sociales de Yunus ponen en el centro al hombre, pues procuran resolver problemas sociales, económicos, sanitarios así como medioambientales que afectan de manera grave a la humanidad pero no funcionan fuera del mercado sino que están inmersas en él.

De alguna manera Yunus continúa en la misma línea de pensamiento que había presentado en una obra anterior, Un mundo sin pobreza. Las empresas sociales y el futuro del capitalismo 2. Para el autor las empresas sociales constituyen una alternativa viable dentro del propio mercado.

En este trabajo Yunus propone las empresas sociales y, de algún modo, cuestiona la caridad, por lo que ha de considerarse a las mismas como una alternativa superadora frente a la caridad y a los planes sociales, actualmente vigentes en varios países, entre ellos la Argentina.

¿Quién es Muhammad Yunus?

En una entrevista que le realizaron, Muhammad Yunus dijo que cuando lo presentan en conferencias u otras actividades como “el banquero de los pobres” él pregunta: “si hay otro tipo de banquero, ¿cómo lo presentan?” 3. Agrega que las instituciones financieras existen para prestar dinero a gente rica y, por esa razón, cuanto más dinero tenga una persona más dinero le prestarán. De ahí que creó una entidad que no está destinada a obtener ganancias sino a resolver problemas y con ese objetivo creó su institución.

Muhammad Yunus nació en lo que actualmente es Bangladesh, en 1940, entonces parte el Imperio británico. De confesión islámica pero no practicante, estudió en Nueva Delhi la carrera de Ciencias Económicas y posteriormente, en 1966, se dirigió a los Estados Unidos, donde avanzó en sus estudios gracias a las becas que le proporcionaron instituciones como Fullbright y Eisenhower de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville (Tennessee), en la que obtuvo su doctorado en Economía 4.

En 1972 regresó a su país para dirigir el departamento de Economía de la Universidad de Chittagong, la segunda mayor ciudad de Bangladesh, situada en la parte oriental del país, adyacente a la frontera con Myanmar, poco después de que Bangladesh obtuviese la independencia, tras la guerra que enfrentó a Pakistán Occidental —actualmente Pakistán— con Pakistán Oriental —actualmente Bangladesh—, que tuvo lugar entre el 26 de marzo y el 17 de diciembre de 1971. Cabe agregar que Bangladesh contó con el apoyo militar de la India en esa guerra.

A su regreso, además de su actividad académica, Yunus participó en la Comisión de Planeación del nuevo gobierno bangladeshí. Dirigió el Programa de Economía Rural de la universidad mientras su país afrontaba “una terrible hambruna (entre 1973 y 1975), donde la mayoría de la población estaba desnutrida y desempleada, y que sufriría una serie de golpes de Estado (unos sangrientos, otros pacíficos) que marcarían la vida política del país hasta 1991” 5.

En ese contexto decidió pasar de la teoría a la práctica y fue así como puso en marcha los microcréditos destinados a favorecer a los más necesitados, lo que le valió, junto a la entidad que él fundó, el Banco Grameen, el Premio Nobel de la Paz en 2006.

Más de diez universidades de todo el mundo le otorgaron el título de doctor honoris causa y recibió más de veinte premios internacionales, entre ellos el Ramón Masagay (Filipinas), Aga Khan de Arquitectura (Suiza), Pfeffer de la Paz, Fundación Mundial para la Alimentación y Fundación Gleitsman, todos estos en Estados Unidos. En 1997 recibió en París el premio Internacional UNESCO – Simón Bolívar 1996, por su contribución a la libertad, a la independencia y a la dignidad del pueblo de Bangladesh. En 1998 recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, que compartió con el ex jesuita Vicente Ferrer, el médico Joaquín Sanz Gadea y el misionero Nicolás Castellanos. Cabe mencionar que el español Vicente Ferrer (1920-2009) también dedicó su vida a luchar contra la pobreza pero en la India. Ferrer expresó que “la pobreza no está sólo para entenderla, sino también para solucionarla”.

El origen de su propuesta

En la región bangladeshí de Jobra observó que los pobres no podían acceder a créditos ya que los bancos no se los concedían a quienes no

pudiesen ofrecer garantías lo que, en definitiva, generaba un círculo vicioso de pobreza.

Una tarde se encontró con una mujer que luchaba por ganarse la vida construyendo tarimas de bambú pero que no tenía dinero para comprar la materia prima, por lo que apenas ganaba lo suficiente para sobrevivir 6.

Yunus recuerda:

Tras muchos intentos fallidos, donde mi arrogancia académica se desvaneció ante la realidad, me di cuenta que la gente sufre por un poco de dinero y que en innumerables casos son víctimas de los usureros. Así que, con la ayuda de un alumno, decidí confeccionar una lista con el monto que requería cada persona en una aldea. Para mi sorpresa, la suma fue de US$ 27. No lo podía creer. 7

Fue entonces que creó el concepto del microcrédito para ayudar a unos cuantos campesinos que vivían en proximidades de la Universidad de Chittagong. Yunus elaboró una lista de 42 personas gravemente endeudadas que, en total, debían menos de US$ 27, quienes recibieron esa suma en forma individual sin otra condición que la de concentrarse en su trabajo y la de devolver ese dinero cuando pudiera.

Este es el origen del Banco Grameen 8, fundado en 1976, cuya misión desde su origen fue prestar dinero a aquellas personas que, al no poder ofrecer garantías, no tenían acceso a los créditos bancarios tradicionales. Los beneficiarios de esos microcréditos se convirtieron en accionistas del banco. Más del 90% de quienes reciben esa ayuda son mujeres y la tasa de devolución de los microcréditos es del 97%.

El doctor Yunus considera que el crédito es un derecho humano y que debe ser tratado como tal. “Si el crédito puede aceptarse como un derecho humano, el resto de los derechos humanos serán más fáciles de establecer”, afirma 9. Este tipo de créditos no debe ser considerado asistencialismo. Para él, “lo único que se le ocurre al gobierno y a la gente es darle caridad a los pobres. La gente pobre recibe ayudas del Estado. Pero esa no es la solución a la pobreza” 10.

En sus orígenes el banco consideraba otorgar los microcréditos sin distinción de sexo pero luego decidió favorecer casi exclusivamente a mujeres debido a que “las mujeres tienen planes para ellas mismas, para sus hijos, para su hogar, sus comidas. Tienen una visión. Un hombre quiere pasarla bien” 11. De ese modo contribuyó en la liberalización de la mujer aunque debió enfrentar el resentimiento de sus maridos y de los mullahs, quienes sostenían que aceptar dinero del Banco Grameen iba en contra de la religión.

Su experiencia lo llevó a afirmar:

Nuestro trabajo en Grameen Bank nos mostró que la gente pobre tiene habilidades que permanecen inutilizadas, y que son capaces de cambiar su propio destino si se le dan las oportunidades correctas.

Acerca de las empresas sociales

Como ya se dijo ut supra, en su libro Las empresas sociales, Yunus define a las mismas como un tipo de empresa dedicada a resolver problemas socioeconómicos, sanitarios y medioambientales que afectan gravemente a la humanidad. La empresa social no busca el lucro, sino el bienestar general poniendo a la persona como agente de su propio destino, que no es otra cosa que obtener su bienestar para ser feliz.

En la actualidad la humanidad asiste a numerosas crisis, entre las que se pueden mencionar las financieras —baste recordar la crisis de las hipotecas subprime o “hipotecas basura”, que se desató debido al colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y que derivó en 2008 en una crisis financiera global afectando seriamente a numerosos países, como España—, las alimentarias, las medioambientales, las sociales y aquellas que ocasionan la propagación de enfermedades en países pobres o empobrecidos —como ocurre en Venezuela—, y el capitalismo se muestra como incapaz de dar respuesta a muchas de ellas.

Yunus ha expresado:

La pobreza no la crea la gente pobre. Ésta es producto de un sistema que hemos creado, por ende hay que cambiar los modelos y conceptos rígidos de nuestra sociedad. 12

Para el denominado “banquero de los pobres”, el capitalismo “es una falsa representación de la naturaleza humana” y considera que es un sistema que percibe a los seres humanos como unidimensionales, es decir, “una distorsión en la forma de representación de los intereses humanos”. En el capitalismo la felicidad se obtiene a través de lo que lo que el dinero puede proporcionar, constituyéndose los bienes, lo material y el consumo en símbolos del mismo.

Deja en claro que la empresa social no es una iniciativa social, ni un emprendimiento, ni una cooperativa. Tampoco es una empresa socialmente responsable ni una organización no gubernamental.

Este tipo de empresas no persigue el lucro sino que tiene la misión social como su motor, condicionando la percepción y la valoración de lo que es una oportunidad de negocio.

Yunus distingue dos tipos de empresas sociales, la empresa “tipo I” y la empresa “tipo II”. La “tipo I” suministra bienes o servicios con un propósito social y cuya propiedad no es de personas pobres o desfavorecidas. El objetivo de esta empresa no es generar utilidades o dividendos para sus propietarios sino que esas utilidades son destinadas a la reinversión que permita la expansión de la empresa de modo tal de incrementar el beneficio social. La empresa de “tipo II” es aquella que es propiedad de personas pobres y que les permite generar ingresos para sí con la intención de mejorar su condición y la de su comunidad.

Establece siete principios básicos que caracterizan a la empresa social, a saber:

  1. El objetivo de la empresa es superar la pobreza o resolver uno o más problemas sociales, no el de maximizar las ganancias;
  2. La empresa debe ser sostenible financiera y económicamente;
  3. Los inversionistas recuperan solo la inversión inicial;
  4. Cuando se devuelve la inversión, las ganancias se reinvierten en la empresa para ampliación y mejoras; es decir, no hay dividendos;
  5. La compañía será ecológicamente responsable;
  6. Los empleados de la empresa tienen un salario y condiciones de trabajo iguales o mejores que el estándar local y
  7. Este trabajo se hace con alegría.

Yunus brinda tres argumentos importantes en favor de las empresas sociales:

  • El argumento moral: es inmoral hacer dinero a costas de las personas pobres;
  • El argumento pragmático: en tiempos difíciles la utilidad perjudica cualquier otro balance que se haga;
  • El argumento sistémico: su creación debe estar separado del mundo de los negocios y de la caridad.

El pragmatismo, la apertura y la experimentación deben constituirse como los elementos básicos de una empresa social.

En síntesis, Yunus considera que se adaptan a las necesidades de los pobres y no a la inversa pues, precisamente, el objetivo de las empresas sociales es contribuir a que las personas puedan revertir su situación de pobreza. Su intención es que en algún momento exista un “museo de la pobreza”, idea con la cual manifiesta su deseo de que la misma sea superada en algún momento.

A su criterio, “existe tierra fértil para semillas de cambio”.

La caridad

En numerosos pasajes de La Biblia se hace referencia a la caridad, tanto de Dios hacia los hombres —como se puede apreciar en Génesis 12:3, o en el libro de la Sabiduría 11:24-25, por ejemplo— o del hombre hacia su prójimo, como expresa en Éxodo 23:4-5 cuando dice:

Si encuentras el buey de tu enemigo o su burro perdido, llévaselo. Si ves caído bajo el peso de su carga el burro del que te odia, no te desentiendas de él, ayúdalo a levantarlo.

En el Nuevo Testamento puede leerse que la caridad ha de practicarse con obras —Mateo 25:34-36, Juan 14:23-24 o en la Primera Carta de Juan, 1Juan 2:5-15— y es inculcada por los propios apóstoles, como puede apreciarse en, v. gr., Romanos 12:10, Romanos 14:15, en la Primera Carta a los Corintios, 1Corintios 10:14 o en la Segunda Carta a los Corintios, 2Corintios 8:24.

En el cristianismo la caridad es la tercera virtud teologal 13, “reina de las demás virtudes” 14, y no debe confundirse con la limosna, sino que es el amor cristiano, en un don que Dios nos dio a la vez de “la capacidad de amar y de amarlo sobre todas las cosas” 15. En este sentido, la caridad es el amor al prójimo de forma desinteresada y debe practicarse aún con aquellos que nos odian. Mediante esta virtud, como expresa el Diccionarios de la Real Academia Española, es un “sentimiento o actitud que impulsa a interesarse por las demás personas y a querer ayudarlas, especialmente a las más necesitadas” 16.

Los planes sociales sometidos a debate

En diversos países, incluso desarrollados, a las personas sin trabajo o necesitadas se les otorgan planes sociales o, como se denomina en alguno de ellos “ingreso básico universal”. Mientras que en unos países se otorgan con una verdadera intención social, en otros se conceden en el marco de un sistema político clientelar, es decir, como parte de la implementación del populismo. Con este sentido fue aplicado en la Argentina y hoy está siendo sometido a fuertes críticas por parte de amplios sectores de la sociedad.

Del mismo modo, en 2018, en Finlandia se procedió a la eliminación del “ingreso básico universal”, el cual tenía por finalidad “restaurar la seguridad económica en una época de preocupación por la desigualdad y la automatización” 17. Sin embargo, en el país nórdico se produjo un incremento del descontento público debido a que los beneficiarios de esta asistencia social reciben recursos gubernamentales sin el requisito de buscar trabajo.

El gobierno finlandés mantendrá el ingreso básico universal durante 2018 pero su remoción obedece a que muchas personas “les fastidia la idea de regalar dinero sin pedir que la gente trabaje”. Estos subsidios se otorgan a través de la agencia del gobierno Kela (Instituto de Seguro Social de Finlandia), la que administra estos programas de asistencia 18. No obstante, estos planes se llevan a adelante en el área de la bahía de San Francisco, la provincia canadiense de Ontario, en los Países Bajos y Kenia —entre otros— pero también en varios países más ya que se considera “un mecanismo que sirve para repartir la recompensa del capitalismo global de una forma más justa al mismo tiempo que tranquiliza a los trabajadores respecto de la amenaza de que los robots y la inteligencia artificial ocupen sus trabajos” 19. Heikki Hiilamo, profesor de política social de la Universidad de Helsinki, expresó que “es problemático que los jóvenes no tengan educación secundaria y que los informes demuestren que ellos no buscan trabajo” y agregó que “se teme que el ingreso básico provoque que se queden en casa jugando en la computadora” 20.

Las razones que han provocado el fastidio en buena parte de la sociedad finlandesa son las mismas que pueden encontrarse en otras sociedades de otros países, como por ejemplo la Argentina. Muchas personas consideran que “regalar dinero” a cambio de no imponer requisitos sólo fomenta la holgazanería y le quita recursos a otros sectores fundamentales de la economía nacional. En este sentido, es oportuno recordar lo expresado por la filósofa y escritora ruso-estadounidense Alisa Zinovyevna Rosenbaum, más conocida por su seudónimo, Ayn Rand (1905-1982) —quien desarrolló un sistema filosófico al que denominó objetivismo, aunque para sus críticos no es más que una pseudofilosofía—:

Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado, otra persona trabajó por ello, pero sin recibirlo. El gobierno no puede entregar nada a nadie, si antes no se lo ha quitado a otra persona. Cuando el 50% de las personas llega a la conclusión de que no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando la otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, ese…es el fin de cualquier Nación.

Inspiradora de personalidades como Donald Trump y Milton Friedman, la autora de El manantial y La rebelión de Atlas, Ayn Rand, expresa su filosofía absolutamente contraria a la caridad cristiana y al altruismo.

Claramente es cierto que “el capitalismo tiene un problema”, como expresa en su nota Peter S. Goodman 21, como consecuencia de “la escasez de empleos con sueldos que permitan aspirar a una vida de clase media”, la precarización del empleo o el reemplazo de millones de trabajadores por robots. Sin embargo, la entrega de subsidios ¿es la opción más conveniente para quien lo recibe y para la sociedad que debe ceder sus recursos?

El Padre Pedro Opeka, nacido en Argentina pero radicado en Madagascar, llegó a África cuando tenía veinte años y volvió a su país para ordenarse sacerdote en la basílica de Luján 22. Una vez ordenado se dirigió a Madagascar donde ha rescatado a 500.000 personas de la pobreza extrema 23, creando pueblos y escuelas que substituyeron los basureros en los que vivían los pobres.

El padre Pedro Opeka en Madagascar

Lo logró fundando en 1989 una organización sin fines de lucro, la Asociación humanitaria de Akamasoa, cuyo objetivo era ayudar a las personas pobres de Antananarivo, las que vivían en el vertedero de Andralanita y en las calles de la capital de Madagascar proporcionándoles trabajo. Su objetivo inicial fue sacar a las personas de los lugares inhumanos donde vivían, para proporcionarles una vida digna. Quienes participaron de esa obra tienen en claro “que la dignidad era inseparable de tres cosas: una casa, un trabajo y una educación” 24. De ahí que el Padre Opeka, propuesto para el Premio Nobel de la Paz, afirma que “los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre”. El asistencialismo debe existir siempre con trabajo. El que no trabaja que no coma” 25.

La obra del padre Opeka con su Asociación humanitaria de Akamasoa

A modo de conclusión

La propuesta de la creación de empresas sociales es una respuesta proactiva ante un capitalismo que se manifiesta incapaz de dar respuesta a la mayor parte de la humanidad, la que se encuentra sumergida en la pobreza. La maximización del beneficio —que es el objetivo de las empresas tradicionales— no contribuye en absoluto a revertir esta situación.

Las empresas sociales, al no perseguir un beneficio meramente económico sino social al procurar que las personas puedan superar la pobreza puede considerarse como una alternativa superadora a la caridad y a los planes sociales.

La caridad es una virtud loable, una vocación a ayudar al prójimo pero que, en definitiva, no contribuye a que el pobre pueda superar su situación. Es un paliativo para quien se encuentra atravesando una situación angustiante.

Por su parte, los planes sociales también obran a modo de paliativo pero no favorecen al beneficiario del subsidio en tanto no se le impulse a procurarse un trabajo que le permita prescindir de esa ayuda, mientras que —probablemente— lo coloque en una situación de “comodidad” que lo lleve a depender de ese ingreso básico universal sin ninguna otra motivación. En este sentido, como bien expresa el Padre Opeka “los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre”.

El hecho de involucrarlo en una empresa social apunta a que la persona pueda superar dignamente su situación de pobreza, constituyéndose en protagonista de la construcción de su futuro liberándose de la caridad y de los planes sociales.

Quizás la propuesta de Muhammad Yunus pudo parecer una utopía pero su aplicación ha demostrado que es una estrategia factible para erradicar la pobreza. Por su parte, la iniciativa del Padre Opeka en Madagascar, aunque sin respaldo bancario pero sí con la cooperación de organizaciones europeas, también descansa en la premisa de acompañar a los más pobres en el proceso de integrarse socialmente.

* Licenciado en Historia, graduado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

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BIBLIOGRAFÍA

DÍAZ, Fray Alejandro F., OFM. Las virtudes teologales. Llave del Paraíso. Buenos Aires: Editorial Santa María, 2009 (1ª ed., 1ª reimp.), 128 p.

La Biblia Católica para Jóvenes, Jongbloed (Países Bajos): Instituto Fe y Vida (Estados Unidos) y Editorial Verbo Divino, marzo 2009 (4ª ed.).

YUNUS, Muhammad. Las empresas sociales. Una nueva dimensión del capitalismo para atender las necesidades más acuciantes de la humanidad. Barelona: Paidós, 2011.

YUNUS, Muhammad. Un mundo sin pobreza. Las empresas sociales y el futuro del capitalismo. Barcelona, Paidós, 2008.

Revistas

ORIHUELA, Gabriel. “Yunus: reinventando el mundo a través de la banca”. En: Magis, abril-mayo 2014/439, ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, p. 26-35.

Sitios en Internet

GOODMAN, Peter S. “El capitalismo tiene un problema… ¿se puede solucionar regalando dinero?” The New York Times (en español), 22/11/2017, <https://www.nytimes.com/es/2017/11/22/ingreso-basico-universal-capitalismo-riqueza/>, [consulta: 01/05/2018].

GOODMAN, Peter S. “Finlandia termina con el ingreso básico universal”. The New York Times (en español), 30/04/2018, <https://www.nytimes.com/es/2018/04/30/finlandia-ingreso-basico-universal-desempleo/>, [consulta: 01/05/2018].

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<https://www.amexcorporate.com.ar/multitaskers/nota.php?id=219&cat=6>, [consulta: 10/05/2018].

“Muhammad Yunus: Soñar un mundo sin pobreza”. Universia Chile, 27/04/2005, <http://noticias.universia.cl/vida-universitaria/noticia/2005/04/27/475727/muhammad-yunus-sonar-mundo-pobreza.html>, [consulta: 02/05/2018].


Notas:

  1. Muhammad Yunus. Las empresas sociales. Una nueva dimensión del capitalismo para atender las necesidades más acuciantes de la humanidad. Barcelona: Paidós, 2011.
  2. Muhammad Yunus. Un mundo sin pobreza. Las empresas sociales y el futuro del capitalismo. Barcelona: Paidós, 2008.
  3. Yanancy Noguera. “Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus: ‘La caridad no resuelve el problema de la pobreza’”. En: La Nación (Costa Rica), 25/11/ 2013, <https://www.nacion.com/economia/politica-economica/premio-nobel-de-la-paz-muhammad-yunus-la-caridad-no-resuelve-el-problema-de-la-pobreza/VCXZEFGQCZH3ZCOGIOJJISXYCI/story/>, [consulta: 10/05/2018].
  4. Gabriel Orihuela. “Yunus: reinventando el mundo a través de la banca”. En: Magis, abril-mayo 2014/439, ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, p. 26.
  5. Ibíd., p. 29.
  6. Idem.
  7. “Muhammad Yunus: Soñar un mundo sin pobreza”. Universia Chile, 27/04/2005, <http://noticias.universia.cl/vida-universitaria/noticia/2005/04/27/475727/muhammad-yunus-sonar-mundo-pobreza.html>, [consulta: 02/05/2018].
  8. Grameen significa “rural” en lengua bengalí.
  9. Gabriel Orihuela. Op. cit., p. 30.
  10. Ídem.
  11. Ídem.
  12. “Muhammad Yunus, el banquero de los pobres que desafió a la economía”. American Express, <https://www.amexcorporate.com.ar/multitaskers/nota.php?id=219&cat=6>, [consulta: 10/05/2018].
  13. En el cristianismo las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad.
  14. Fray Alejandro F. Díaz, OFM. Las virtudes teologales. Llave del Paraíso. Buenos Aires: Editorial Santa María, 2009 (1ª ed., 1ª reimp.), p.63.
  15. Ídem.
  16. Diccionario de la Real Academia Española, <http://www.rae.es/>.
  17. Peter S. Goodman. “Finlandia termina con el ingreso básico universal”. The New York Times (en español), 30/04/2018, <https://www.nytimes.com/es/2018/04/30/finlandia-ingreso-basico-universal-desempleo/>, [consulta: 01/05/2018].
  18. Ídem.
  19. Ídem.
  20. Ídem.
  21. Peter S. Goodman. “El capitalismo tiene un problema… ¿se puede solucionar regalando dinero?”. The New York Times (en español), 22/11/2017, <https://www.nytimes.com/es/2017/11/22/ingreso-basico-universal-capitalismo-riqueza/>, [consulta: 01/05/2018].
  22. “Los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre”. Clarín (Buenos Aires), 02/07/2015, <https://www.clarin.com/sociedad/padre-opeka_0_r1FoaLKwmx.html>, [consulta: 11/07/2017].
  23. Ídem.
  24. Madagascar Foundation, <http://www.madagascar-foundation.org/es/>, [consulta: 11/07/2017].
  25. Ídem.

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