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LA SITUACIÓN ACTUAL EN SIRIA

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de MichaelGaida en Pixabay

Las perspectivas actuales de Siria ya no son un retorno, aunque laborioso, a un antiguo Estado unitario anterior a 2015, sino la persistencia de un territorio muy fragmentado. Esto, sin embargo, responde a una lógica de la participación futura de varios países en el gran negocio de reconstrucción.

Las operaciones de guerra en el territorio sirio son actualmente requisitos previos para la futura presencia de los diversos actores estratégicos para la reconstrucción. No sólo son meras acciones de guerra para reconquistar un territorio específico, sino también acciones para lograr una hegemonía “postnacional”.

En este sentido, ya en 2005, en su artículo titulado Guerra es paz: en la posguerra nacional, Ulrich Beck habló sobre la relación entre la responsabilidad postnacional y cosmopolita, actualmente típica de Occidente, cuando la guerra se decide en un lugar específico de cosmópolis.

Se libra una guerra, a menudo una guerra sin fin como Estados Unidos está haciendo, pero luego se libra una nueva guerra para aislar el conflicto tipo 1 del resto del sistema global.

Ciertamente, como bien sabemos, las motivaciones de los diversos jugadores que iniciaron la guerra en Siria fueron mucho más inmediatas y terrenales. Sin embargo, si Occidente decide una guerra en su periferia, siempre debe justificarla globalmente, porque ese es ahora su código de acción y la justificación que debe “vender” a su público.

De hecho, cada vez más laboriosamente.

El Este no debe justificar sus guerras. Sólo las paga. China y Rusia, sin embargo, son muy cuidadosas de no difundir los efectos de un conflicto regional al resto del sistema internacional de equilibrios como un incendio forestal.

Israel continúa sus ataques aéreos en Siria, especialmente para evitar fricciones entre Hezbolá, Irán, algunas unidades sirias y sus posiciones clave en los Altos del Golán.

El 11 de septiembre, la Fuerza Aérea israelí y misiles atacaron las estaciones de construcción de misiles en al-Safirah, cerca de Alepo, probablemente en manos de Hezbolá.

En ese caso, fuentes del régimen sirio declararon que la mayoría de los misiles israelíes fueron derribados por las fuerzas antiaéreas sirias.

La Fuerza Aérea israelí también atacó la base T-4, en la provincia de Homs, con una probable salida de aviones israelíes de la base estadounidense de Al-Tanf en la frontera entre Iraq y Jordania.

Además, algunos analistas logísticos militares afirman que los ataques de Israel dirigidos contra las estaciones de misiles de Hezbolá en Siria y en los Altos del Golán han impedido completamente que Irán transporte armas, tanto dentro de la línea Teherán-Beirut como desde esa línea hasta los Altos del Golán.

Se han registrado otros ataques israelíes en Al-Mayadin y Abu Kamal, pero en total ha habido seis ataques israelíes, al menos desde principios de septiembre de 2020.

También había un depósito de municiones en Abu Kamal.

A la espera de los ataques, pero también de la reconstrucción actual del “Califato”, todo esto queda igualado por la solicitud de Bashar el Assad de estrechar las relaciones con Rusia, en una reunión celebrada el 7 de septiembre pasado entre Bashar el Assad, el viceprimer ministro ruso Yuri Borisov y el ministro ruso de Relaciones Exteriores Lavrov, donde los dos países reafirmaron su lucha común contra el «terrorismo», pero subrayaron sus esfuerzos para la reconstrucción de Siria.

Rusia está más interesada en lograr la hegemonía y beneficiarse del negocio de la reconstrucción que en apoyar militarmente a Assad para que reconquiste plenamente todo el territorio sirio tanto contra la yihad como contra las diversas fuerzas, siempre vinculadas a actores externos. Una operación que es poco probable y de todos modos a futuro y muy cara.

El “Califato” está presente actualmente en varias partes del desierto central sirio.

Ya hubo algunos ataques suicidas de ISIS para recuperar algunos territorios después de la “Batalla de Baghouz” de marzo de 2019, que también puso fin al control del califato sobre Irak. ¿Por qué? Gran parte del dinero que había en Raqqah, la capital del mencionado ISIS, aún está en manos de los diversos líderes regionales que, sin embargo, todavía tienen un vínculo militar y político oscuro, pero probablemente fuerte, entre ellos.

Inicialmente el flujo de dinero fue sobre todo de Raqqah a Abu Kamal, el último puesto avanzado de ISIS antes de la derrota suprema, pero no final. Actualmente, sin embargo, el “Califato” está atacando a Deir-ez-Zor, Raqqah, Homs y Shaddadi, al sur de Hasakah, golpeando tanto al ejército de Bashar el Assad como a las Fuerzas Democráticas Sirias. Hace sólo unos días las fuerzas rusas reconquistaron los depósitos de gas y pozos de Doubayat, al sur de Sukhnah, en la provincia de Homs.

También hubo otros ataques de ISIS contra las milicias chiítas al oeste del Éufrates.

Sin embargo, el más importante fue el ataque de varias tribus (sunni), reunidas por los líderes de la tribu Aqidat, contra las tropas kurdas y especialmente contra las Fuerzas Democráticas Sirias.

Esto ocurrió después de los enfrentamientos en Jajsh Aqidat, pero también hubo una amenaza, ni siquiera demasiado velada, desde la Coordinación Baghouz hasta las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), a fin de obligarlos a disculparse por su comportamiento en la región, especialmente con respecto a los muchos ciudadanos de Baghouz actualmente internados en los campamentos organizados por el FDS liderado por los kurdos. Las tribus realmente cuentan, los ejércitos “extranjeros” menos. Es la lógica del viejo proverbio beduino: “Yo contra mi hermano. Yo y mi hermano contra mi primo. Yo, mi hermano y mi primo contra el extraño”.

Mientras tanto, las Fuerzas iraníes Al Qods apoyan, incluso materialmente, las deserciones chiítas o no chiítas de elementos que ya pertenecen a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), sin que ningún partidario occidental de las FDS acuse el problema.

Las principales tribus kurdas son actualmente siete, con afiliaciones religiosas de diversos orígenes, incluyendo yazidí, yarsanis (la religión kurda más antigua), alevis y obviamente sunitas. En la tradición kurda, sin embargo, también hay una considerable minoría chiíta, los kurdos de Faili, unos 1,5 millones de personas, que se encuentran entre las montañas Zagros y las dos fronteras siria e iraquí, pero ahora también viven en Bagdad, Diyala, Wasit, Missan y Basora.

Siempre han tenido poca afinidad con el Partido Baaz.

A menudo son ricos y ocupan posiciones importantes en las comunidades comerciales de las ciudades donde viven, pero han desempeñado un papel importante en la creación del nacionalismo kurdo.

También están los Shabak, principalmente kurdos iraquíes, que hablan un dialecto iraní y viven en comunidades religiosas (ta’ifa) en el área de Nínive.

Los ancestros de los kurdos Shabak eran casi todos seguidores del místico kurdo Saif-ad-Din Ardabili. Como un hombre vinculado a la orden sufí de Zahed Gilani, la zahedieh, Ardabili creó una tradición mística en gran medida vinculada a la identidad kurda, aunque ninguna orden sufí realmente se unía a estas “apariencias”.

Si no estudiamos las líneas de desarrollo del misticismo islámico, del alauita (que es una expansión moderna del sufismo chiíta) y el misticismo cristiano, no entendemos nada sobre el faccionalismo árabe de Medio Oriente y la verdadera “ruta del incienso” que actualmente separa los diversos territorios del Gran Medio Oriente y no sólo ellos.

Los sufíes, sunitas y chiítas Tariqat conectan áreas muy distantes entre sí: el Cuerno de África se conecta con Irán, desde Sudán hasta el Amazigh del desierto del Magreb, desde la India hasta Egipto.

Cabe recordar que en Turquía las órdenes sufíes fueron prohibidas por Ataturk en 1925, pero siguieron adelante con pocos problemas legales.

Los albaneses y bekhtashi  fueron tolerados y, de hecho, se volvieron poderosos incluso bajo el régimen de Enver Hoxha.

Actualmente la mayor orden sufí es la Qadiriyyah, vinculada a la tradición del primer sufí reconocido por la tradición islámica, Abd Al Qadir al Jilani, que probablemente era kurdo. Era nuestro año 1000 en Bagdad. Es una orden muy rica, gracias a los canales de finanzas informales árabes, y opera en todas partes.

En Sudán también está el Khatimiyyah, o sea el Mirganiyah, por no hablar de la secta mahdi.

También Omar al Mukhtar, bien conocido por las fuerzas de ocupación italianas en Libia, fue un Qadiriyyah, una orden sufí de la que se originó y desarrolló la sociedad secreta de Tijanijah. Se expandió especialmente entre los Amazigh, en nuestro siglo XVIII, y tenía muchos rasgos sufíes.

Incluso están los Fulani, que también festejan mucho la yihad, pero de una manera diferente de Al Qai’da al-Sulbah y otras organizaciones similares muy recientes.

Si en lugar de estudiar cómo engordar al ganso islámico para hacerlo adicto al ritual occidental místico de la papeleta en una urna, hubiéramos estudiado el esoterismo -incluso el político- de los siete sufíes y las diversas cofradías y hermandades, habríamos tenido muchos menos terroristas y problemas políticos.

Como me dijo un viejo “maestro” sufí afgano, “no nos envíe teléfonos móviles y computadoras. Ya los tenemos y sabemos cómo usarlos mejor que tú. Sólo envíanos a un hombre santo y lo escucharemos con respeto”.

El laicismo materialista destruye, sobre todo, a sus fieles. Pero volvamos a Siria.

En Siria, ISIS continúa sus asesinatos contra los soldados de Assad y las Fuerzas Democráticas Sirias. El general Talal Qassem, un oficial vinculado a Assad, fue asesinado, así como dos oficiales de la 4ª División, apoyados y armados por Irán y Muhammad Jamal al-Jamal, muy cercano a Rusia y líder del Comité Deraa. Los yihadistas también mataron a Muhammad Qasim al-Yunis, reclutador de las fuerzas iraníes y de los Quds en Deraa.

De ahí un nivel significativo de la inteligencia territorial del califato, lo que nos hace suponer que se realizarán operaciones mucho más relevantes en el futuro.

Desde 2019 el “Califato” se ha ido reorganizando, desde al-Sukhna en la provincia de Homs, al-Mayadin, en la zona de Deir-ez-Zor, hasta Ma’adan cerca de Raqqa, hacia el desierto de Al-Suwaida, el de Al-Buqamal, de Al-Mayadin, al-Salamiya y al-Zakf, en la zona occidental del desierto de Anbar.

El triángulo primario del califato es actualmente el que existe entre Al-Sukhna, al-Mayadin y Ma’adan que se supone que cuenta aproximadamente con 45.000 militantes. Hablando de nuevo sobre los generales ba’atistas, Firas Al-Nasaan, ejecutivo del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea Siria, el verdadero núcleo de la inteligencia siria y otros líderes del Servicio de Inteligencia de Assad, también fueron asesinados.

Esto implica una peligrosa penetración de las estructuras sirias por la yihad, que ni siquiera Rusia ha sido capaz de evitar.

Hubo enfrentamientos, políticamente muy peligrosos, entre la 8ª Brigada de Assad, en manos de las fuerzas rusas (como todos los cuerpos operativos del ejército sirio) y algunas tribus beduinas en la provincia de Deraa.

Es evidente que esta provincia ya es un área de profunda penetración del califato, pero también de sus redes financieras, políticas y religiosas que, al parecer, actualmente no son una parte evidente de ISIS.

Por lo tanto, esta inteligencia y porosidad militar del régimen de Assad es extremadamente peligrosa y podría frustrar la pax russica y, sobre todo, los proyectos ya definidos de inversión en la “Nueva Siria”, principalmente por China. Por lo tanto, está claro entender quién está detrás de ella, si hay alguien.

Mientras tanto, Estados Unidos está enviando principalmente drones, que mataron a dos comandantes de “Hurras al-Din”, también conocidos como guardianes de la religión, una organización afiliada a Al Qa’eda, pero también se opusieron a las otras filiales tradicionales de la red de Bin Laden en Siria. Los dos comandantes fueron Sayyaf al-Tunisi y Abu Hamza Al-Yamani.

Guerra con control remoto, es decir, zapping estratégico. No será suficiente.

Las dos operaciones estadounidenses fueron registradas por Rusia en el área de Idlib, pero es probable que el contraste entre esta organización Qaedista y las otras tradicionales no favorezca a Haya’t Tahrir Al-Sham y las redes posteriores de Bin Laden.

Sin embargo, se sabe que la red Hurras al-Din, tiene relaciones estables con los servicios de inteligencia turcos. En 2018 operó para mediar entre el Ejército de Liberación Sirio, en el área de Alepo y Ayat Tahrir al-Sham.

El mencionado grupo pro-turco ha operado recientemente en la zona de Hama y, a veces, en Idlib. La Federación de Rusia ha operado con éxito en Siria, pero, principalmente e indirectamente, organizando las estructuras del Ejército de Bashar el Assad, controlándolo de cerca. El faccionalismo del ejército baazista sirio es bien conocido.

En 2018-2019, el Jefe del Estado Mayor de Bashar el Assad controlaba directamente sólo entre 25.000 y 30.000 soldados y oficiales de un total de más de 200.000.

De ahí la utilidad de las milicias chiítas no sirias, como la libanesa Hezbolá; la iraquí y pakistaní Ali Zulfikar, que se originan directamente de los esfuerzos islamistas de la familia Bhutto; la Brigada Abu Fadl al Abbas, nacida en Siria principalmente para prevenir las actividades yihadistas de profanación de mezquitas chiítas (e iglesias cristianas), así como, obviamente, la Brigada Al Quds del Pasdaran iraní, y finalmente la chiíta afgana Fatimiyoun y los miembros de la Brigada pakistaní Zeinabiyoun.

Rusia necesita firmemente que Irán esté presente en Siria, pero ciertamente no quiere dejar el futuro sirio en manos de Irán.

Todo lo contrario. Muchas señales de inteligencia nos dicen que Rusia sabía algunas operaciones de otros actores regionales contra el Pasdaran y las otras fuerzas lideradas por Irán, pero no levantó un dedo.

Por lo tanto, el plan ruso es tener una fuerza baazista móvil y muy centralizada, con una parte significativa del Cuerpo Especial y una autonomía relativa de Rusia, especialmente en el territorio del sur y del este de Siria, con referencia a las operaciones yihadistas de fuerzas más o menos regulares dirigidas por actores regionales o globales.

Ya en 2015 Rusia había creado el 4º Cuerpo Sirio, con un núcleo del antiguo ejército de Bashar el Assad y una unidad de las Fuerzas de Defensa Nacional dirigidas por Irán, así como algunas brigadas del Partido Baaz.

Por lo tanto, es obvio que, en Siria, el segundo oponente de Rusia es un aliado, a saber, Irán.

Por lo tanto, Putin ha calculado correctamente su ecuación estratégica: Occidente no podía oponerse materialmente a su intervención en Siria.

Parte de su intervención en ese país tenía como objetivo desafiar a Occidente. Por lo tanto, muchas operaciones de la zona antiaérea (A2AD) y el control total del espacio aéreo, así como, particularmente hoy en día, el uso continuo de las empresas militares privadas (PMC) por parte de Rusia, le permiten una mayor flexibilidad en el uso de la fuerza y también para “hacer política” en el territorio.

También está el problema del petróleo, que nunca se puede descuidar. A finales de junio de 2020, la compañía estadounidense Delta Crescent Energy firmó un contrato con las Fuerzas Democráticas Sirias dirigidas por los kurdos, pero también con la garantía de los dirigentes kurdos de que Rusia podría beneficiarse del acuerdo y con posibles oportunidades futuras para que Rusia explorara y extrajera petróleo local.

Erdogan también ofreció a Rusia la oportunidad de modernizar los yacimientos petrolíferos de Deir-ez-Zor, para revitalizar la economía siria.

La compañía Mercury, propiedad de Yevgheni Prigozhin, un empresario amigo personal de Putin, ya opera en el este de Siria, pero, mientras tanto, los agentes de Rusia están permanentemente tratando con el Consejo Tribal Sirio, así como con las tribus pro-iraníes Nawaf al-Bashir.

A diferencia de otros países, Rusia sabe que los Estados de Medio Oriente son composiciones móviles de tribus que son la verdadera entidad política básica.

Esto sucede mientras Estados Unidos sale de la zona de amortiguación siria, es decir, el Corredor de la Paz, o el Mecanismo de Seguridad colocado en el lado sirio de la frontera sirio-turca, y por lo tanto China está entrando en escena.

La ayuda humanitaria de China a Bashar el Assad comenzó en agosto de 2016, pero obviamente China siempre subraya el principio de no injerencia en los conflictos y en los asuntos internos de otros Estados.

Sin embargo, también hay que recordar que China ha mostrado una actitud fría también hacia las operaciones aéreas y de misiles de Rusia en Siria, aunque es un aliado abierto y amigo del régimen de Bashar el Assad.

Irán ha buscado a menudo el apoyo chino para su participación en Siria y también está tratando de entrar en el sistema de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO).

Este apoyo chino continuará también durante la probable futura ofensiva de las fuerzas de Assad en Idlib.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo publicado en inglés el 24/09/2020 y exclusivo para SAEEG. Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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LAS RAZONES BIOLÓGICAS Y RELATIVAS A LOS RECURSOS NATURALES QUE DAN SUSTENTO A LA DENUNCIA DE TODOS LOS ACUERDOS MARÍTIMOS Y PESQUEROS

César Augusto Lerena*

La armada anglo-francesa fuerza su paso a través de la Vuelta de Obligado
De Manuel Larravide (1871-1910), Enciclopedia Historia Argentina.

Por medio de la Ley 20.770, se instauró el 20 de noviembre como Día de la Soberanía, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado ocurrida en 1845. Si la Argentina pretende pasar de los dichos a los hechos e iniciar el camino de recuperación de la soberanía, cumpliendo con la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional: Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional (…) constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”, debiera derogar, rechazar o declarar finalizados los Tratados, Acuerdos, Convenios, Pactos u Hojas de Ruta —todos indecoroso/as— que se oponen a ello. Incluyo dentro de éstos los Acuerdos de Madrid (1989/90), el Convenio suscripto en Londres en 1990 con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte para “La Promoción y la Protección de Inversiones en la Argentina” sancionado por Ley 24.184 (1992); el Acuerdo de Nueva York sancionado por la Ley 25.290 (1995); el Pacto de Foradori-Duncan (el martes 13 de septiembre de 2016); el Convenio propiciado por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) y el Acuerdo sobre medidas del Estado Rector del Puerto (2009).

A todos los argumentos políticos, jurídicos, económicos y militares que justifican plenamente la derogación de los Acuerdos y Convenios citados precedentemente, debemos agregar como central la 50ª sesión plenaria de la Asamblea General de las Naciones en la que se dictó la Res. 41/11 el 27 de octubre de 1986 donde se declaró al Océano Atlántico, en la región entre África y América del Sur, como Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” (ZPCAS) y se exhortó a todos los Estados de esta área a promover una mayor cooperación regional, entre otras, para el desarrollo económico y social; la protección del medio ambiente; la conservación de los recursos vivos y, la paz y seguridad de toda la región” a la par de impulsar la desmilitarización del Atlántico Sur y la eliminación de las armas atómicas.

Entiendo que resultan fundamentales para promover esas denuncias, tener muy presentes las cuestiones relativas al cuidado del ambiente marino, el ecosistema, el transporte y la explotación de los recursos migratorios originarios en la Zona Económica Exclusiva (en adelante ZEE) Argentina en el área de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur (en adelante Malvinas) y más allá de las 200 millas en la alta mar que se ven afectados por los Acuerdos etc. que se propicia derogar.

Sobre la denuncia de los Acuerdos de Madrid y del Convenio de protección de las inversiones británicas en la Argentina ya me he referido en extenso (Lerena, César “El Pre-acuerdo de la Canciller Malcorra y los Acuerdos de Madrid de Cavallo”, 16/9/1916; “El oscuro Tratado de Madrid”, 2/4/2019; “El gobierno debe ‘declarar finalizadas’ las Declaraciones Conjuntas de Madrid”, 25/6/2020; “Las Innombrables Declaraciones de Madrid, 8/9/2020; “La Denuncia del Convenio de Promoción y Protección de las Inversiones del Reino Unido de Gran Bretaña en la Argentina, 7/10/2020).

Para ello, deberíamos tener en cuenta, en primer lugar, que las capturas con licencias ilegales británicas en las aguas del área de Malvinas o, fuera de éstas, afectan al Ecosistema, que debe ser considerado integralmente como indica la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (en adelante CONVEMAR), por lo tanto, atentan contra el “Rendimiento Máximo Sostenible” establecido en forma anual por el INIDEP para la explotación y preservación de la economía trófica de los recursos pesqueros en la ZEE Argentina.

Los buques extranjeros que capturan sin control en la alta mar rompen el ciclo biológico, ya que —ecológicamente— es necesario asegurar el regreso del recurso a la ZEE donde realiza su etapa biológica más importante y, como bien refiere el Código de Conducta para la Pesca Responsable (Art. 6º inc. 6.5, 6.8, 6.9 y 6.18), respecto a la Ordenación Pesquera, los Estados deben aplicar el Criterio de Precaución en la conservación y la explotación de los recursos, teniendo en cuenta, el hábitat crítico, las zonas de cría y desove. El caso del calamar patagónico (Illex argentinus) es un ejemplo típico, ya que inicia su ciclo de vida anual en el área continental de la ZEE Argentina, migra al área de Malvinas y de alta mar y regresa al área original del ciclo, por lo cual, su captura sin control en Malvinas y en alta mar no solo dificulta su sostenibilidad sino que —vinculada su ecología trófica a otras especies y actuando como depredador o presa— afecta al total de las especies con las que interactúa en el ecosistema y, en la Argentina, muy especialmente a la merluza, especie central en la generación de industrias y empleo. Ello se ratifica en los propios considerandos del Acuerdo de Nueva York donde destaca que la depredación se produce por la pesca de alta Mar: “…algunos recursos se están explotando en exceso…”.

Se debe tener en cuenta, en segundo lugar, que las Organizaciones Regionales o subregionales de Ordenamiento Pesquero (en adelante OROP) y su integración por parte de Estados de Bandera supone la resignación de Argentina a la administración de los recursos pesqueros en todo el Atlántico Sudoccidental (por la composición mayoritaria en las OROP de Estados de Bandera sobre los ribereños), no solo en la alta mar sobre sus recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina, sino también dentro de ésta, conforme las normas de la CONVEMAR y las correspondientes al denominado Acuerdo de Nueva York (“las Poblaciones de Peces transzonales y altamente migratorios dentro y fuera de las Zonas Económicas Exclusivas”).

El Acuerdo de Nueva York es un engendro técnico que intenta hacerse de la administración del mar por parte de Estados de Bandera (contrario a la “Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” que promueve la explotación del Atlántico Sur por parte de los países con ZEE en éste) y quitar o limitar las facultades soberanas de los Estados ribereños sobre la regulación de sus recursos pesqueros. Crea las OROP, organizaciones mayoritariamente integradas por Estados Banderas, que se constituyen en administradores que minimizan y dificultan las negociaciones directas entre Estados o empresas. Todo ello agravado, porque muchos de los principales Estados de Bandera (China, España, Corea del Sur, Taiwán, Japón, Reino Unido, etc.) que pescan en alta mar en el Atlántico Sur, subsidian con 35.000 millones de dólares (2019) las operaciones de captura; una cifra que representa el 35% del monto total mundial producido, lo que demuestra la vocación de estos países de hacerse de los recursos pesqueros, incluso a pérdida, contrario a todas las políticas de comercio de la OMC.

Por las reglas de la CONVEMAR y muy especialmente por la forma en que se pretende regular la pesca de la alta mar en el Acuerdo de Nueva York, se deja de manifiesto la clara intención de los Estados de Bandera (en su mayoría países desarrollados que pescan a distancia) de quedarse con los recursos de los Estados ribereños, de otro modo no podría entenderse que aquellos recursos que son de dominio de éstos en la ZEE, por el solo hecho de pasar la línea imaginaria de las 200 millas, puedan pescarlos terceros países y, aún peor, que los Estados de Bandera incidan sobre la administración de los recursos en la ZEE. Este criterio rompe con el más elemental modelo biológico y de sostenibilidad de las especies.

La Argentina en 1995 al ratificar la CONVEMAR efectuó algunas declaraciones al respecto (Ley 24.543 art. 2º inc. c): “…El gobierno argentino, teniendo presente su interés prioritario en la conservación de los recursos que se encuentran en su ZEE y en el área de Alta Mar adyacente a ella, considera que de acuerdo con las disposiciones de la Convención cuando la misma población o poblaciones de especies asociadas se encuentren en la ZEE y en el área de la Alta Mar adyacente a ella, la Argentina, como Estado ribereño, y los Estados que pesquen esas poblaciones en el área adyacente a su ZEE deben acordar las medidas necesarias para la conservación de esas poblaciones o especies asociadas en la alta mar. Independientemente de ello, el gobierno argentino interpreta que, para cumplir con la obligación que establece la Convención sobre preservación de los recursos vivos en su ZEE y en el área adyacente a ella, está facultado para adoptar, de conformidad con el derecho internacional, todas las medidas que considere necesarias a tal fin”, con lo cual la Argentina ha dejado clara su vocación de acordar las capturas en forma directa cuando existan poblaciones excedentarias.

Monumento a la Batalla de la Vuelta de Obligado, San Pedro, Provincia de Buenos Aires.

En tercer lugar, del total de 3.146.345 km2 de la ZEE Argentina el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante el Reino Unido) ocupa un territorio marítimo argentino aproximado a los 1.639.900 km2 alrededor de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, según los espacios unilateral y arbitrariamente establecidos por el Reino Unido como “Zona de Administración y Conservación interina Pesquera” (FICZ para los británicos); “Zona Exterior de Conservación Pesquera” (FOCZ para los británicos) ambas alrededor de Malvinas; el Área de reserva ecológica alrededor de las Georgias del Sur y Sándwich del Sur y el GAP, de 1.900 km2 en el área nordeste de Malvinas. Es decir que a pesar de la Res. 31/49 de las Naciones Unidas y de los Acuerdos que se solicita denunciar, el Reino Unido ha ocupado en forma creciente y sostenida territorio nacional de los espacios originales ocupados en 1982, a saber: archipiélagos Malvinas (11.410 km2), Georgias del Sur (3.850km2), Sándwich del Sur (310 km2) y un territorio marítimo de tres millas alrededor de estos territorios insulares, por lo cual en la actualidad el Reino Unido ocupa un 52% de nuestro territorio marítimo e insular. Ello, sin computar los más de 1.400.000 km2 de la Plataforma Continental Argentina que los británicos han reclamado a la Comisión de Límites de las Naciones Unidas y la disputa pertinente por la Antártida Argentina (965.597 km2) y los territorios marítimos correspondientes. Todo esto le ha permitido al Reino Unido extraer ilegalmente (a través del otorgamiento de licencias) recursos pesqueros argentinos por un volumen anual promedio de 250.000 toneladas desde 1982 a la fecha de un valor anual estimado en los 650 millones de dólares y efectuar exploraciones de hidrocarburíferos.

Solo de la explotación pesquera ilegal del gobierno ilegal de Malvinas, la Provincia del Tierra del Fuego ha perdido desde 1982 a la fecha la suma 16.787,9 mil millones de dólares, por la captura ilegal (INDNR) de la especie calamar loligo (Doryteuthis gahi, Orbigny, 1835), más los daños por pérdida de chance y los valores relativos al otorgamiento de licencias ilegales de U$S 224.720.874.

El Acuerdo de Nueva York se excede a las Disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (en adelante CONVEMAR) y, ello, no solo es contrario al propio Acuerdo que en su art. 4º indica que “Ninguna disposición en el presente Acuerdo se entenderá en perjuicio de los derechos, la jurisdicción y las obligaciones de los Estados con arreglo a la Convención…”, sino que, además, es absolutamente improcedente que un texto, que es parte de la CONVEMAR pueda modificarla, ya que para tal caso, requeriría de las Enmiendas previstas en ella y no abrir la puerta a que —en un futuro—- las OROP puedan modificar la letra y el alcance establecido por el conjunto de las Naciones e, incluso, generar discriminaciones entre los Estados según integren o no estas OROP como bien se ha fundamentado en el proyecto.

Respecto a las especies “altamente migratorias” el Acuerdo de Nueva York no podría ser aplicado jamás en las especies de la ZEE Argentina o su área adyacente, porque la CONVEMAR en su Anexo I, remite a en forma taxativa a determinadas especies que no incluyen a peces, crustáceos o moluscos del Mar Territorial o la ZEE Argentina. En cualquier caso, la falta definición de los términos “transzonal”, “altamente migratoria” o “migratoria”, mientras no se precisen los adjetivos especificativos y aprueben científicamente —dentro del Acuerdo— invalida toda pretensión de éste de reglamentar las prescripciones de la CONVEMAR.

La Argentina en los art. 4º, 5º y 22º de la Ley 24.922 reivindicó sus derechos sobre los recursos transzonales y altamente migratorios, por cuanto su biomasa global se encuentra en la ZEE Argentina, donde estas especies realizan gran parte de sus principales etapas del ciclo biológico, para luego migrar a la Alta Mar, donde son capturadas por los buques extranjeros, para, finalmente —los que logran evadir estas capturas— regresar a la jurisdicción de Argentina. Y esta última es la condición principal para considerar “migratorio” a un recurso, como lo indican los científicos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) Ana Roux, Juan de la Garza, Rubén Piñero y Daniel Bertuche en su trabajo “La ruta de migración del langostino patagónico” (INIDEP. Inf. Téc. Of. 7/12 del 3/4/12), donde se define: “El término migración, en el sentido biológico, se refiere a los movimientos periódicos que algunas especies de animales realizan desde una región geográfica, y su subsecuente regreso…”.

En cuarto lugar, accesoriamente a lo expuesto, pero muy importante, debería rechazarse igualmente, la pretensión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) de aprobar en la Argentina un Convenio (ya aprobado por el Reino Unido) que carece de todo sustento, por cuanto esta especie no está presente en la ZEE ni el Alta Mar aledaño (Cousseau-Perrotta, INIDEP, 2000), pero que —aun tratándose de un Convenio respecto a las especies de Atún— da lugar al acceso a otras especies agregadas a éste.

La preeminencia en la Administración del ecosistema en el Atlántico Sudoccidental (ZEE y Alta Mar) la deben tener los Estados ribereños de Argentina y Uruguay y ello debe ser así porque nuestros países son los que realizan los estudios que determinan las Capturas Biológicamente Aceptables (CBA) o los Rendimientos Máximo Sostenibles (RMS) y se funda en que hay una prueba biológica irrefutable que avala esta posición: si nuestros países agotasen el recurso en la ZEE Argentina o Uruguaya se agotarían los recursos del área de Malvinas y en la alta mar. Ratificar el Acuerdo de Nueva York y propiciar el Convenio del Atún sería contrario al interés nacional y violatorio de toda la legislación Nacional y de la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional.

En quinto lugar, se entiende como necesario, mientras esté en debate el Pacto Foradori-Duncan y se procede a su denuncia, debieran suspenderse los vuelos autorizados a la República de Chile y Brasil. Respecto a este último vuelo autorizado a partir del referido pacto debería tenerse muy presente que la ciudad de San Pablo y Gran San Pablo con una población AB1 de 30 millones de personas puede absorber todas las extracciones pesqueras del área de Malvinas y es una puerta a exportaciones al mundo y el intercambio comercial necesario con las islas, además de servir para el recambio de tripulaciones, reposición de insumos, alimentos, etc. lo cual se agrava con la salida del Brexit que podría, a partir de enero de 2021, significar el retiro de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur como territorios británicos (ilegales) de Ultramar en la Unión Europea y la consecuente aplicación de aranceles a los productos originados en Malvinas.

Argentinos, si vamos a conmemorar el día de la Soberanía Nacional, que sea con hechos que estén a la altura de nuestros héroes nacionales, los de 1845 y los de 1982.

 

 * Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad. 

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LA GLOBALIZACIÓN, CONCEPTUALIZACIÓN DEL FENÓMENO Y SUS EFECTOS EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES

Héctor Martínez*

Imagen de Pete Linforth en Pixabay 
Introducción

La “globalización” concepto que está en boca de todos desde hace dos décadas, es interpretado por algunos como un fetiche mágico que da solución a todos los problemas, indispensable para la felicidad presente y futura, y para otros la causa de la infelicidad que padecen. Es evidente que este fenómeno, que sí tiene una característica compartida por casi todos, su irreversibilidad, posee una profundidad que no se visualiza a simple vista.

La globalización, divide en la misma medida que une, según Zygmunt Bauman[1]. En su estudio de las consecuencias humanas de la globalización, sostiene que ésta pone en marcha un proceso “localizador” de fijación de espacios. Esos procesos, sostiene, producen una tajante línea divisoria, entre las condiciones existentes de poblaciones enteras, por un lado y diversos segmentos de cada una de ellas por otro. Para unos aparece como globalización, para otros como localización. Para unos una nueva libertad, para otros un destino cruel e inesperado. Algunos son “globales”, otros quedan detenidos en su “localidad”, una situación poco agradable, donde los “globales” imponen las reglas. Ser “local” es un signo de penuria y degradación social.

En este proceso de globalización, los centros de producción de “significados y valores”, son extraterritoriales, están emancipados de las restricciones locales. Son muchas las dimensiones que este nuevo orden abarca y las polaridades que aborda: ricos y pobres; nómades y sedentarios; lo normal y lo anormal; lo que está fuera o dentro de la ley, constituyen estas nuevas dimensiones de la polaridad, siendo éste, otro de los factores que afecta la globalización.

Es evidente que en las últimas décadas, las transformaciones globalizadoras se puede enfocar con la siguiente dualidad: para bien, cuando se enfoca desde la integración del mundo en algunos campos, sobre todo en el comunicacional, para mal, si se enfoca en el ahondamiento de las desigualdades e inseguridades y la fragmentación.

La globalización y la revolución informática también pasó a ser la palabra de moda, la idea símbolo para explicar muchas políticas impopulares de los gobiernos, la articulación de protestas por motivo de nacionalismos, disputas sociales, étnicas o religiosas.

Este fenómeno, la globalización, o la nueva globalización, para los que creen que existe desde hace mucho tiempo, ha tomado más protagonismo en las últimas décadas del siglo XX, en el contexto de los grandes cambios producidos a partir de la crisis capitalista de los años 70, el derrumbe del socialismo estatista, la emergencia ecológica mundial y el enorme desorden mundial que siguió al orden bipolar y por último, la Guerra del Golfo, el atentado a las torres gemelas y las operaciones iniciadas por EEUU y algunos de sus aliados en el marco de la guerra contra el terrorismo. Fueron los hechos que marcaron el avance y la consolidación de esta nueva globalización, con nuevas características que se introdujeron a la sociedad mundial, donde además de la consolidación del capitalismo, ha creado un nuevo antagonismo dentro de ese bloque, han florecido muchas tensiones que estaban controladas durante la guerra fría.

La globalización, como fenómeno central de esta época, se puede definir como el menos complejo y delimitado de los temas actuales. Para algunos autores la globalización es una tendencia actual, un fenómeno futuro, un proyecto hegemónico, un mito, una etapa histórica concreta, varias cosas juntas. Para las ciencias sociales, globalización es más una noción (conocimiento elemental) que un concepto (científico), cuya consecuencia es la novedad y la complejidad del fenómeno.

Esta dificultad para conceptualizar el fenómeno, ha hecho que la interpretación de distintos autores, si es un fenómeno nuevo o viejo o las características sobre el alcance y efectos del fenómeno, sea muy diverso y contradictorio, más aún cuando el mismo no está cerrado, tiene todavía un final abierto.

Existe un lenguaje metafórico para denominar este fenómeno: aldea global, sociedad amébica (en continuo movimiento), tercera ola, nuevo Babel, shopping center global, nuevo imperio, etc.

El objetivo de este trabajo es tratar de indagar los enfoques que distintos autores dan sobre el fenómeno de la globalización en desarrollo, los efectos del mismo y los impactos, y tratar de ver similitudes y diferencias con los sistemas de dominación que se conocieron históricamente, como el imperio, el imperialismo y el neocolonialismo.

Precondiciones históricas de la globalización

Para analizar este tema, partiré de la idea que la globalización más allá de ser un fenómeno nuevo o viejo, en las últimas décadas del siglo XX y en lo que hemos transitado del XXI, ha adquirido características particulares que lo hacen diferente y a esto podría denominarse nueva globalización.

La crisis del capitalismo en la década del 70, la caída del muro de Berlín, el derrumbe de los socialismos, la crisis ecológica mundial, el fin del orden bipolar, fueron los hechos que marcaron los cambios y dieron inicio a las crisis que se enmarcan en este nuevo fenómeno. En estas décadas se ve con mayor nitidez como confluyen procesos viejos y nuevos. Alejandro Dabat[2] señala que los procesos viejos son el desarrollo de la tecnología electrónica de comunicaciones que Dabat relaciona al progreso en la microelectrónica (fenómeno tecnológico) enmarcado en una nueva revolución productiva[3]. Esta transformación se dio luego del agotamiento del patrón fordista – keynesiano de acumulación, dando vía libre a la automatización flexible de los procesos productivos, con la introducción de las computadoras y de las redes, la revolución de las comunicaciones y la llamada economía del conocimiento, que no es otra cosa que la aplicación de la informática tanto a la producción como a las comunicaciones.

El impacto de la informatización y la revolución de las comunicaciones impactaron más allá de la esfera de lo económico, impacto sobre las relaciones sociales y sobre los patrones culturales.

Esta situación produjo cambios en dos dimensiones, uno de tipo cuantitativo, el referido a la extensión mundial del capitalismo, el cual  penetró con fuerza en lo que se denominaba 2º y 3º Mundo. Otro podría considerarse la expansión de las redes de comunicación y transporte. La unificación tecno-económica tiende a la unificación política y ejerce fuerzas tendientes a la homogenización social cultural, con sus consecuencias contradictorias y de profunda desigualdad. El otro es el aspecto cualitativo que da lugar a tres grandes procesos de transformación: revolución informática de las comunicaciones, avances tecnológicos que fueron puntos de inflexión que transformaron fuerzas productivas y modos de vida, como patrones de consumo o aspectos económicos, modificación de lógicas de acumulación. También produjo alteraciones sociales culturales y geopolíticas, como la descomposición de la ex URSS con sus conocidas consecuencias, la ampliación de la brecha tecnológica o la precarización del trabajo etc.

Otro proceso, fue lo que se dio a llamar reestructuración posfordista y de mercado del capitalismo. En lo que hace a la primera, debemos recordar que la misma se basaba en una automatización rígida, en una especialización del trabajo en torno a la cadena de montaje, con un control burocrático. Los cambios se dan por una automatización más flexible y de gestión computarizada, la nueva organización del trabajo se da a partir de círculos de autocontrol de calidad y el fraccionamiento de los procesos productivos que posibilita la relocalización parcial de parte de los mismos. Se producen aceleraciones en el flujo de información que permiten un control a distancia, se sustituyen grandes series estandarizadas por pequeñas series reprogramables que facilitan la descentralización.

La empresa capitalista, con las nuevas condiciones de la competencia global, el nuevo sistema financiero y la nueva división internacional del trabajo, ha cambiado en su organización y funcionamiento. De la corporación multinacional verticalmente integrada, se ha pasado a la empresa trasnacional versátil y mundialmente omnipresente (empresa red de alcance global) instalada con distintos segmentos productivos donde cuente con mejores ventajas competitivas. Se extienden mundialmente con una red de filiales, empresas asociadas, contratistas, distribuidores o franquiciatarios, distintas alianzas estratégicas temporales con empresas competidoras, todo esto afectando a la pequeña y mediana empresa que quedará cada vez mas incluida en esas redes ínter empresariales de carácter mundial.

En lo que se refiere a la segunda, es decir la reestructuración del mercado de capitalismo, una de las características del cambio efectuado es el pasaje del crédito bancario a la emisión de bonos y acciones, a la informatización de las operaciones, la creación de nuevos instrumentos para la intermediación como son los fondos mutuales y de protección, sociedades y bancas de inversión, fondos de pensión, compañías de seguros, etc. Todo esto con la consiguiente laxidad de los controles por parte de los organismos del Estado, la desregulación, parte integrante de lo que se dio en llamar “Globalización financiera”. Este sistema se impuso sobre el anterior que consistía en créditos bancarios fuertemente regulados por la banca central, con bajo costo financiero y agilidad operativa, dando lugar a éste nuevo, altamente volátil y relativamente desvinculado de la esfera productiva.

Todos estos aspectos dieron lugar a la conformación de un nuevo patrón de acumulación, basado en la producción de bienes y servicios intensivos en conocimientos, liderados por el sector electrónico informático y el sector científico educativo; paralelamente se desarrolló una esfera crediticia transformada por la tecnología informática. Pero estos cambios requerirán siempre de marcos regulatorios y pactos sociales que den sustentabilidad política y social al sistema. Este es el principal problema que no ha sido resuelto en su totalidad, creando las divergencias y antagonismos que conocemos.

Estas transformaciones que he descrito y las consecuencias que las mismas han incorporado a la situación política y social del mundo, son variadas y se producen en distintos campos, siendo en el campo del desarrollo donde más se notan las características excluyentes, en los países preindustriales, también vemos exclusión en territorios subnacionales y a diario una fragmentación hasta en las propias ciudades, creando el concepto de ciudades duales[4]. Estas reflexiones nos llevan a plantear la importancia que en este mundo globalizado adquiere el territorio, aquel que muchos autores se apresuraron en declararle su muerte. Sergio Boisier[5] lo describe en uno de sus escritos y además afirma que con la globalización el concepto de territorio se revaloriza. Señala que el hombre es ante todo un “animal territorial” y luego es un “animal político” y agrega que “la globalización lleva la amenaza de romper los lazos de identidad territorial, pasando a un mundo corporativo funcional, donde sería más importante ser ciudadano de la Coca Cola, que chileno o argentino, no obstante esto jamás ocurrirá. La globalización genera una dialéctica de identidad, cuando mayor es el peligro de alineación, mayor es la tendencia de las personas a reforzar la dimensión territorial”.

Hasta aquí algunas precisiones y conceptos sobre las precondiciones e impactos de la globalización en el período actual, como vemos la misma influye sobre todos los campos de la interacción de los países, regiones y hasta en el desarrollo de cada individuo, esto hace que la visión sobre este fenómeno sea disímil, entre distintos pensadores e investigadores, trataremos a continuación de analizar someramente las principales posturas.

Diferentes interpretaciones sobre la globalización

Para iniciar este tema, lo haré analizando los principales conceptos vistos en la cátedra, es decir sobre la base de las opiniones de Michael Hardt y Antonio Negri, en su obra “Imperio”[6].

Estos autores desarrollan la hipótesis que la globalización ha transformado la soberanía en algo nuevo, dominada por organismos nacionales y supra nacionales unidos por una lógica de dominio, a esta nueva forma global de soberanía le llaman “imperio”. Consideran a este imperio como un nuevo sujeto político que regula los intercambios globales, son el nuevo poder que gobierna el mundo. Esto trae como consecuencia la decadencia de la soberanía política y una mayor autonomía del mercado, también se produce un cierre de canales para la participación de ciudadanos y trabajadores.

Sostienen en principio que lo que hoy entendemos por imperio es algo diferente al imperialismo. En la era moderna, en Europa, la soberanía de los Estado Nación fueron la piedra angular de los imperialismos, estos fueron una extensión de esa soberanía más allá de sus propias fronteras.

La declinación de la soberanía de los Estados Nación y su incapacidad para regular los intercambios económicos y culturales, muestran, según señalan los autores, uno de los síntomas de ese “imperio” que comienza a emerger. El imperio comienza a florecer a partir del ocaso de la soberanía moderna. Los autores entienden por soberanía moderna a la soberanía capitalista, una forma de mandato que sobredetermina la relación entre la individualidad y la universalidad como una función del desarrollo del capital. En virtud de las labores de la maquinaria de la soberanía, la multitud[7], nuevo sujeto de la política, se convierte permanentemente en una totalidad ordenada. También señalan que la soberanía es un poder de policía, un poder que debe tender permanentemente a incluir las singularidades en la totalidad, es decir tender a la homogeneidad.

Haciendo un análisis de la dislocación de la dinámica organizacional del Estado, del pasaje de la jerarquía medieval al de la disciplina moderna y de la transformación del paradigma de la soberanía, basado inicialmente en la trascendencia del punto único de mando situado por encima del campo social, Negri y Hardt conciben el cambio como un tránsito dentro de la noción de soberanía. Afirman también que esta soberanía moderna da nacimiento al biopoder[8].

A medida que la modernidad declina, aparece una nueva etapa, donde se ve nuevamente la dramática antítesis que ya estaba en la base de la modernidad. La síntesis entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de dominación, que tan bien había teorizado Weber, aparece con una relación precaria e improbable. Los deseos de las multitudes y su antagonismo respecto de toda forma de dominación las llevan a desligarse una vez más de los procesos de legitimación que respaldan al poder soberano.

Desarrollados los principales conceptos, sobre la globalización, enfocada como un nuevo poder del imperio, los autores penetran en la articulación de la naturaleza de la soberanía imperial. Lo hacen analizando el impacto que la revolución estadounidense y la aparición de una nueva “ciencia política”, proclamadas por los autores de “The Federalist”, aplicaron sobre la tradición existente en la soberanía moderna. Mientras antes el trascendentalismo de la soberanía era presentado con las formas enunciadas en las teorías de Hobbes o Rousseau, lo que surge en EEUU la transforma en una nueva soberanía, que surge de la formación constitucional, donde fijan límites y contrapesos, frenos y equilibrios que, además de constituir el poder central, contiene el poder de las multitudes, se da una suerte de interacción democrática de las fuerzas, vinculadas entre sí en redes.

Sostienen estos autores que después de la guerra fría y del debilitamiento y decadencia de las viejas potencias, surgió la iniciativa estadounidense de constituir un orden imperial. Este proyecto imperial, hegemónico, es un proyecto de poder en red, que define una nueva fase de la historia constitucional de EEUU. De ella surge la responsabilidad de ejercer un poder de policía internacional que recayó en este Estado y que se vio en la “Guerra del Golfo” inicialmente y luego en Irak. En ella se vio claramente cómo se presentó a EEUU como la única potencia capaz de aplicar la justicia internacional en nombre del derecho global. La fuerza policíaca mundial de los EEUU obra, no con un interés imperialista, sino con un interés imperial.

No obstante, la legitimación del orden imperial no puede basarse solamente en la mera efectividad de la sanción legal ni en el poderío militar. Debe apoyarse además en normas legales internacionales. Para esto se crearon una serie de organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas (ONU), que constituyeron una autoridad central, un motor supranacional legítimo de acción jurídica. Terminada la Guerra Fría, EEUU fue llamado a ser el garante de todo este derecho supranacional. Los autores equiparan esto a lo ocurrido en el siglo I de la era cristiana cuando, por el bien público, los senadores romanos le pidieron al emperador Augusto que asumiera los poderes imperiales de la administración.

Esta obligatoriedad en responder a las demandas de paz y de orden, quizás sea una de las características esenciales del imperio, su desarrollo se basa en un contexto mundial que permanentemente reclama su existencia.

Otro aspecto que analizan los autores, es el relativo a la Constitución de Estados Unidos, a la misma la tipifican como imperial y no como imperialista. “Esta Constitución se construyó sobre el modelo que procura rearticular un espacio abierto y reinventar incesantemente relaciones diversas y singulares en red a lo largo y a lo ancho de un territorio sin fronteras”. Este proyecto constitucional y la expansión global del mismo dan forma a la idea contemporánea de imperio. Señalan: “Estamos viviendo una primera etapa de la transformación de la frontera global en un espacio abierto de soberanía imperial”.

Finalmente podemos resumir que estos autores interpretan la globalización como el fin del imperialismo, la crisis de soberanía del Estado Nación, la consolidación globalizada del trabajo inmaterial, el ocaso de la dialéctica, el surgimiento de un imperio sin territorio y sin centro pero que está en todas partes, la aparición del biopoder y el surgimiento de la multitud como sujeto político que enfrentará al imperio.

Otro autor que analiza el fenómeno de la globalización es Aldo Ferrer, quien lo hace en varias de sus obras[9]. No considera este fenómeno como algo nuevo aunque lo divide en varias etapas de lo que llama el orden mundial. Describe la primera etapa a partir del siglo XV, con el descubrimiento de América, etapa que la viabiliza con la superioridad naval de las potencias atlánticas, que posibilita ampliar el comercio por todo el mundo. Esta etapa es legitimada en lo material por un acendrado mercantilismo y en lo espiritual por una fuerte acción del catolicismo.

La segunda etapa la ubica entre el 1800 hasta 1914, es coincidente con la revolución industrial y la consolidación de los imperialismos, especialmente el inglés, que fue la potencia que más desarrolló este tipo de dominación. Los avances tecnológicos contribuyeron a consolidar esta etapa que se caracterizó por la necesidad de materias primas para satisfacer las demandas de los países industrializados, el libre comercio fue el paradigma económico de esta etapa.

Durante los años de 1920 a 1935, se dio una especie de desglobalización, como consecuencia de las crisis financiera mundial y la II Guerra Mundial.

Luego de esta conflagración, surgió nuevamente otra etapa de la globalización, un nuevo orden mundial, caracterizado por la nueva relación de fuerzas y el bipolarismo, la aparición de nuevas tecnologías que acortaron los espacios y transformaron el comercio y las finanzas, en los últimos años la informatización aceleró estos procesos.

Dice Ferrer que la globalización plantea interrogantes fundamentales de cuya resolución depende el desarrollo e integración de Latinoamérica. Hay buenas respuestas como podría ser la conformación de bloques, que dan más fuerza a los países que lo integran, o respuestas malas que solo traen desintegración y miseria a las regiones. También expresa que hay que distinguir entre hechos reales y ficciones de la globalización.

El ya mencionado Alejandro Dabat[10] sostiene que la globalización no es más que una nueva configuración espacial de la economía y sociedad mundial, bajo las condiciones del nuevo capitalismo informático global. Este autor analiza la nueva configuración espacial del mundo globalizado desde varios planos. El primero es el alcance territorial (extensión) del sistema capitalista en relación a otros; sostiene que el capitalismo transitó varias etapas, el capitalismo liberal del siglo XIX, el capitalismo monopolista – financiero de las últimas décadas del siglo XIX, el capitalismo fordista mixto, hasta llegar actualmente al capitalismo informático global. Es en esta etapa donde adquiere su carácter mundial en relación con su extensión territorial, con características como su movilidad, su papel integrador de los segmentos más avanzados de la producción, su papel trascendente en la toma de decisiones y regulador de las transacciones en el mercado. El segundo plano es el de los niveles de articulación tecnológicos, tecno-económico, socio económico, social, cultural o demográfico. El tercer plano es el de los niveles de integración territorial, comprenden las instituciones propiamente espaciales del capitalismo, ciudad, región, Estado nacional, orden mundial. Por último las articulaciones en torno a la síntesis histórica sistémica.

Es interesante para interpretar la hipótesis que sostiene este autor, ver la conceptualización que hace de varios términos, como por ejemplo: Internacionalización, como una extensión absoluta y relativa de las relaciones entre el Estado, entidades e individuos de distintas naciones. Transnacionalización, o extensión a través de las naciones de actividades funcionalmente integradas, no necesariamente dependientes de alguna nación particular. Se incluirían en esto, redes de comunicación, nuevo tipo de empresas transnacionales, etc. Mundialización, alcance mundial de las relaciones internacionales, transnacionales o supranacionales. Supranacionalización, creación y extensión de instituciones multinacionales o mundiales que implican, cesión formal de soberanía de los Estados, participantes de una entidad superior, por ejemplo Unión Europea.

Por último, este autor que interpreta la globalización con un enfoque espacial, comparte con otros como Sergio Boisier[11], que este fenómeno ha llevado a la conformación simultánea de un espacio único y múltiples territorios. Ellos diferencian espacio de territorio en que en el primero, más ligado a la globalidad, se tiende a una homogeneidad, mientras que en el segundo se dirige a la heterogeneidad, es un lugar con significado, valores e historia.

Con un criterio diferente analiza la globalización Octavio Ianni[12]. Para él este fenómeno no fortifica las particularidades del territorio. En la “Sociedad Global”, donde prioriza una sociedad supranacional, consecuencia de que las naciones se vieron demasiadas pequeñas como unidades de comercio y demasiado grandes como unidades de administración. Ianni no desestima el Estado Nación pero afirma que cualquier proyecto nacional será factible si se adecua o está en consonancia con la plataforma de los movimientos que hegemonizan la sociedad global. Por otra parte esa sociedad global, influye en las condiciones de vida, trabajo, sentir, etc. de individuos, grupos, minorías, clases sociales y continentes. Este autor muestra a la sociedad global como una verdadera estructura de enajenación. Por último podemos decir que interpreta a lo nacional como un eslabón para la cadena global y al Estado Nación como una institución que debe, en todas las dimensiones, compartir y tensionar sus políticas con otros actores.

También con criterio diferente ha analizado la globalización Ohmae Kenichi[13], que fue más allá de lo analizado por Ianni, y pronosticó la desaparición del Estado Nación. En su análisis sostiene que la función de intermediación del Estado Nación ha cesado y los mercados mundiales funcionan por su cuenta. Que aquellos en la actualidad solo estorban el funcionamiento de la economía global y propone la conformación de “Estados Región”, los cuales desconocerían las fronteras, las soberanías nacionales, constituyendo verdaderas unidades operativas de las economías mundiales. En definitiva, su teoría sostiene que el Estado Nación, obstruye la uniformidad que requiere la actual globalización y por lo tanto hay que eliminarlo.

Con respecto a su propuesta de Estados región, define a éstos como verdaderas unidades operativas en la economía mundial actual. No los define la ubicación de sus fronteras políticas sino su tamaño y la escala adecuada. En este mundo sin fronteras que menciona el autor, serían Estados región, las unidades geográficas como el norte de Italia; el alto Rin (Baden-Wütemberg); Gales, Hong Kong en China meridional; Silicon Valley en San Francisco California; la región Ródano-Alpes de Francia centrada en Lyon, con estrechos lazos mercantiles y culturales con Italia; la región de Languedoc- Rosellón centrada en Toulouse, que tiene estrechos vínculos con Cataluña; el nuevo “Gran Triangulo del Crecimiento”, presentado en 1992, en el estrecho de Malaca, que conecta Penang, Medan (ciudad indonesia de Sumatra) y Phuket en Tailandia. Estas unidades operativas que constituyen Estados región como vemos, pueden o no encontrarse dentro de una nación determinada, dice Ohmae. En términos prácticos no tiene ninguna importancia. Lo importante es que tengan capacidad autónoma para aprovechar las cuatro “íes” de la economía mundial: la capacidad de inversión, no sometida a limitaciones geográficas o políticas; la industria sería la segunda “i”, no condicionada por razones de Estado, sino por la necesidad de atender mercados atractivos allá donde se encuentren; la tercera “i” es la tecnología de la información, que permite que las alianzas estratégicas transfronterizas se hayan reducido; ya no es necesario trasladar a un ejército de expertos ni un ejército de trabajadores, la capacidad está en la red y puede estar a disposición en cualquier lugar y cuando haga falta y la última “i” son los individuos consumidores. Finalmente, los Estados región serían puntos de entrada eficaces para la economía mundial, porque las características que los define están conformadas por las exigencias de esa economía.

Comparaciones de las distintas interpretaciones sobre el fenómeno de globalización y conclusiones finales.

Hemos visto hasta ahora varias interpretaciones del fenómeno de globalización, que se podrían agrupar en aquellas que analizan al mismo con mayor énfasis en lo político, sin descartar otras esferas; las que enfatizan en lo espacial y las que lo enfocan desde el punto de vista del mercado exclusivamente. Desde ya, estos enfoques al dar prioridad a un componente, no descartan ni dejan de analizar los otros, es así que el que enfoca el fenómeno, desde el punto de vista político, poniendo el énfasis en las relaciones de poder, como lo hace la obra de Hardt y de Negri, quienes también consideran los aspectos económicos y espaciales del fenómeno. El análisis de Ferrer, además de lo político y económico le agrega su interpretación de globalización como un viejo fenómeno que se adecuó en etapas a la realidad de la época. El enfoque espacial visto en este trabajo, en la postura de Dabat y Boisier tampoco deja de considerar que la nueva configuración espacial abarca lo económico y social y por lo tanto analiza las incidencias que esta nueva configuración espacial ejerce sobre las esferas política, social y económica. El último enfoque que analizamos, el que se centra en aspectos del mercado —como el de Ianni y Ohmae—,en su visión economicista de la globalización no dejan de subordinar aspectos políticos y sociales a los objetivos del mercado.

A estos diferentes conceptos de la globalización, sus autores también proponen ideas de cómo contrarrestarlos o apoyarlos. En el caso de Hardt y Negri, que consideran a la globalización como el nuevo proyecto de dominación del imperio, proponen un fuerte accionar desde lo que ellos llaman “multitud”, nuevo sujeto político, que intentará separarse del axioma de orden que impone la soberanía moderna y tratará de crear un contra imperio con una nueva democracia, donde se elimine el concepto de soberanía.

No son pocos los que criticaron la teoría sustentada en “Imperio” y luego en “Multitud”; uno fue el politólogo Atilio Borón[14], quien comienza marcando el desacuerdo en el tema. Lo que critica Borón es que Negri trate a los que se inclinan por la opción nacional, como reaccionarios. Según Borón esta lucha se debe dar combinando ambas opciones. Tampoco concuerda con el “globalismo abstracto” que plantean los autores de “Imperio”. Otro punto de crítica es el tema de la defunción del Estado Nación que plantean los autores y la escasa importancia que le asignan a cualquier lucha planteada y resuelta a través de la toma del poder en ese ámbito.

Otro de los críticos a las teorías de Hardt y Negri es James Petras[15], que los acusa de no entender la historia de los EEUU y anunciar el epitafio del imperialismo mientras este país libra varias guerras coloniales: EEUU es un imperio que se basa en el imperialismo. Por otra parte también critica el intento de disolver la estructura y los movimientos de clase en una “multitud” amorfa, mientras en varios lugares del mundo y en especial en Latinoamérica se producen levantamientos de clase.

También afirma que casi el 75% de las quinientas empresas multinacionales más grandes son de propiedad y tienen sede en EEUU y Europa, donde el Estado lucha para abrir mercados e impone condiciones favorables para la inversión y toma las decisiones estratégicas sobre ubicación, tecnología e investigación. Es por eso que no comparte la idea de un mundo de empresas multinacionales sin Estado. Además por medio de la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial, el FMI, etc. los gobiernos estadounidense y europeos formulan todas las formas posibles, las reglas y las estructuras que favorecen la posición de sus multinacionales.

Con respecto a la postura de la nueva configuración espacial de la globalización, sostenida por Boisier y Dabat, la misma se basa en los conceptos de espacio y territorio, homogeneidad y heterogeneidad, entre otros. No desecha el Estado Nación, solamente sostiene que el nuevo Estado sufre una serie de cambios que lo adaptan a la nueva realidad, alejada del concepto estadocéntrico que imperaba en épocas pasadas, para pasar a interactuar con organizaciones supranacionales y subnacionales, hablan de un Estado que debe compartir poder, sin perder su rol de coordinador principal de todos los intereses en juego y defensor de los intereses generales de sus representados.

Con respecto a la homogeneidad, es decir la uniformidad, principio que sostienen Ianni y Ohmae, el primero cuando dice que la uniformidad lleva a la desterritorialización, y el segundo cuando manifiesta que el Estado obstruye la uniformidad y por lo tanto hay que destruirlo. Otro que también parte de la uniformidad que impone el imperio es Negri. Hay otros como Dabat y Boisier, que rescatan la heterogeneidad que surge a partir de la revalorización del territorio y la proyectan hacia un aprovechamiento positivo del fenómeno de globalización. Ellos hablan de espacio único y múltiples territorios. También desechan la idea de la desaparición del Estado Nación pero, por el contrario, sostienen que el Estado se revaloriza con otras características diferentes a las que conocíamos hasta la aceleración de este nuevo fenómeno de globalización, es decir un Estado que debe ampliar el alcance de la política ya que ésta no es patrimonio exclusivo del Estado Nación. Sostienen que nosotros no solo somos ciudadanos de un Estado nación, sino que fundamentalmente somos ciudadanos de una ciudad, de una región, etc. por lo tanto no hay desarrollo nacional sin desarrollo subnacional y supranacional.

Por último, mi conclusión personal sobre el fenómeno y la interpretación que los diferentes autores tratados hacen sobre el tema es que, este fenómeno que vivimos en la actualidad y que hasta el presente tiene un final abierto, posee aspectos importantes de los enfoques tratados, los enfoques político, espacial y económico. Como todos los fenómenos anteriores, el imperio, el imperialismo o el neocolonialismo, el actual, la globalización es un nuevo intento de dominación de los más poderosos hacia los más débiles.

Si bien es cierto que tiene algunas semejanzas con el concepto de Imperio, que en la actualidad se podría comparar a los conceptos que se tratan de imponer con el “eje del mal” o las “guerras preventivas” inscriptas en la estrategia norteamericana. Pero también visualizo una falta de homogeneidad que profundiza la brecha en Occidente, brecha que amenaza la unidad del mundo occidental.

Pienso que el fin de la guerra fría, profundizó las diferencias entre EEUU y Europa. Por un lado el primero abandonó su estrategia de contención y el segundo dejó de depender de la protección del “paraguas atómico” norteamericano. Pero además la diferencia que se profundiza es la de valores. Hay dos visiones diferentes de Estado, sociedad y del mundo. En el mundo bipolar de la guerra fría, nunca el mundo occidental cuestionó las acciones e intervenciones directas o indirectas de EEUU, los miembros de la Alianza Atlántica nunca cuestionaron la legitimidad de esa hegemonía norteamericana dentro de Occidente que derivaba de la estructura bipolar del mundo. Actualmente Europa y en particular Francia y Alemania cuestionan la política internacional de EEUU[16]. Estos Estados de la Unión Europea, se opusieron a la invasión a Irak y son principales referentes de esa Unión. En definitiva parecería que el escenario que actualmente presenta la globalización está alejándose de la hegemonía de un poder único; visualizo una fuerte lucha por quebrar esa hegemonía americana, no solo por parte de Europa, sino también por algunas potencias asiáticas.

Con respecto a cómo enfrentar este fenómeno, posiblemente las grandes potencias lo harán con estrategias proactivas y los más débiles con estrategias reactivas. Creo que lo interesante es determinar si la globalización es impuesta desde afuera o es aceptada y aprovechada con decisión propia. Con este último criterio me inclino por la postura sostenida por los autores que interpretan el fenómeno desde la nueva configuración espacial, especialmente cuando revalorizan el territorio como un elemento diferenciador de la homogeneización que impone la globalización.

También rescato la fortificación y adaptación del Estado Nación, como elemento esencial del territorio en este nuevo mundo globalizado.

* Profesor de Grado Universitario y Licenciado en Ciencia Política graduado en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Coronel (R) del Ejército Argentino.

 

Citas bibliográficas y notas

[1] Zygmunt Bauman. La globalización: consecuencias humanas. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1999.

[2] Dabat, A. Globalización: Capitalismo Informático- Global y Nueva Configuración espacial del mundo. Mimeo 2000, Universidad Nacional Autónoma de México.

[3] El autor utiliza el concepto de Revolución Productiva, en el sentido de revolución “industrial” de Marx, diferente al concepto de revolución tecnológica, ya que involucra la transformación de la producción y la vida social.

[4] Jordi, Borja y Manuel Castells. Lo Local y Global. La Gestión de Las Ciudades en la Era de la Informatización. México: Taurus, 1997, p. 59. “El aspecto relativamente nuevo es que los procesos de exclusión social más profundos se manifiestan en una dualidad intrametropolitana, particularmente en las grandes ciudades de casi todos los países, siendo así que en distintos espacios del mismo sistema metropolitano existen sin articularse y a veces sin verse, las funciones más valorizadas y las más degradadas, los grupos sociales productores de información y detentadores  de riqueza en contraste con los grupos sociales excluidos y las personas en condiciones de marginación”.

[5] Boisier, Sergio. “Globalización, Geografía Política y Fronteras”, Documento Preparado para el Congreso Nacional de Ciencia Política (“Entre la Soberanía y la Globalización: La Ciencia Política Frente al Milenio”), Santiago de Chile, mayo del 2002.

[6] Hardt Michael, Negri Antonio. Imperio. Buenos Aires: Paidós, 2002.

[7] Hardt, Michael y Negri, T.- Multitud, Guerra y Democracia en la Era del Imperio, Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2004. Los autores piensan la “Multitud” como un lugar donde conviven armoniosamente todas las diferencias, ellos hablan de hacer multitud, es decir construir un momento, un dispositivo, un proyecto que comprenda todos los aspectos, minorías del mundo y singularidades.

[8] Estos autores en su libro “Multitud, Guerra y Democracia en la Era del Imperio” definen el biopoder como un poder casi absoluto, que amenaza no solo a un Estado, sino a la humanidad misma,  como consecuencia de las armas de destrucción masiva. Señalan que este tipo de armas, rompió con la lógica que la guerra tenía durante la modernidad. Esta era tomada como una dialéctica, donde existía un momento negativo y un momento positivo, que era la reconstrucción y modificación de la sociedad afectada por el hecho bélico.

La aparición de las armas de destrucción masiva, corto con esta lógica, con esta dialéctica que persistió durante tanto tiempo y aparece el tema del biopoder, es decir el poder que da la posibilidad de acabar con la raza humana.

[9] Ferrer, Aldo. Historia de la Globalización. Tomo 1 y2. México: Fondo de Cultura Económica, 1996 y 2000.

[10] Dabat, Alejandro. Op. cit.

[11] Boisier, Sergio. La globalización: una emergencia sistémica. Santiago de Chile: Universidad Complutense, 1996.

[12] Ianni, Octavio. La Sociedad Global. Buenos Aires: Siglo XXI, 1998.

[13] Ohmae, Kenichi. El Despliegue de las Economías Regionales. Bilbao: Ed. Deusto, 1995.

[14] Borón, Atilio. Imperio & Imperialismo. Una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri. Buenos Aires: CLACSO, 2000.

[15] James Petras, Sociólogo Doctorado en la Universidad de California Berkeley, ex asesor de S. Allende, el MST Brasilero, columnista de la “La Jornada” México. Autor de El nuevo Orden criminal.

[16] Juan Archivaldo, en un artículo del diario La Nación de fecha 27/4/2005, expresa: “Lo que los europeos temen, no es que los EEUU, quieran controlarlos, sino que han perdido el control de los EEUU y en consecuencia la dirección de los asuntos mundiales. Europa en definitiva vive un sistema que rechaza la fuerza. La regla de derecho reemplaza el juego de poder y la moral sostenida por EEUU. Europa es laica, la visión del presidente Busch es religiosa.”

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