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EL CHOQUE EN EL VALLE DE GALWAN: IMPERATIVOS ESTRATÉGICOS DE INDIA CONTRA CHINA

Siddhant Hira*

A nivel estratégico, la rivalidad sino-india tiene unas pocas décadas de antigüedad. Históricamente —cada vez que la República Popular China (RPC/China) se enfrenta a presiones internas y externas— ha establecido su dominio en la región al mostrar agresión contra la India. Curiosamente, la India en 1962 y la República Popular China en 2020 se equivocaron a la hora de anticiparse a la otra parte: en 1962, la India no creyó que China libraría una guerra y tampoco China pensó que la India respondería en 2020.

Harsh V. Pant escribió que China ha estado persiguiendo activamente “políticas para prevenir la aparición de otros poderes regionales, o por lo menos para limitar su desarrollo relativo a ella”. Y esto es especialmente cierto desde que Xi Jinping se transformó en el presidente chino en 2012: su gobierno ha sido sinónimo de varias agresiones que incluyen la diplomacia lobo-guerrero, la expansión marítima y los conflictos territoriales. Estos temas se han manifestado en su dominio en el Mar del Sur de China, la Iniciativa de la Ruta del Cinturón (BRI) y la política de trampa de la deuda, la interferencia en Sri Lanka, Nepal, Bangladesh y las Maldivas. La China de hoy ha superado su embarazoso siglo, pero no lo ha olvidado. Y ahora, su interés nacional es un deseo de independencia nacional, igualdad y reconocimiento en la escena internacional.

Los cuatro objetivos clave de su política exterior son la seguridad territorial, la estabilidad política, el progreso económico y la identidad nacional. La seguridad territorial es el objetivo más importante para lograr la seguridad nacional, que garantiza un fuerte control sobre el Estado. La presencia de estabilidad política es crucial en la región para el desarrollo pacífico. Y su política económica es asegurar éxitos —dentro de ciertos límites definidos por el Estado— para las empresas o negocios. Al promover su identidad nacional, China pretende proyectar su influencia cultural al mundo como potencia titular de un estatus y un activo buscador de reconocimiento.

El año pasado, el 15 y 16 de junio de 2020, China atacó a las tropas indias en el punto de patrullaje 14 en el valle de Galwan, a lo largo de la Línea de Control Real (LAC). Creyó que esta vez también el ejército indio estaría en desorden como lo estuvo en 1962. Pero en realidad, el ejército indio era similar a 1967 y 1987. La agresión china en la LAC en realidad comprendió tres escaramuzas separadas involucrando 300 tropas en total.

Durante las conversaciones del 5 de junio de 2020 se acordó desmantelar un campamento del Chinese Observation Post (OP) pero fue repuesto unos días después. Para preguntar sobre la re-erección, el Coronel Santosh Babu —al mando de 16 Bihar— dirigió personalmente un equipo a pie para hablar con el CO chino. Todos se sorprendieron cuando no reconocieron a los chinos; después de haberse desplegado en la región el tiempo suficiente, estaban familiarizados con sus oponentes.

Hubo dos razones para el primer enfrentamiento: la beligerancia de la nueva fuerza china sobre el CO indio preguntando sobre el campamento reconstruido, y luego un soldado chino empujando inmediatamente al Coronel Babu mientras también gritaba obscenidades en mandarín. Fue entonces cuando el CO de 16 Bihar entendió que las acciones chinas no eran de naturaleza táctica sino estratégica, viniendo directamente de Pekín. Estas acciones llevaron a los indios a responder ferozmente con sus puños, saliendo victoriosos después de 30 minutos. 16 Bihar incluso aplastó y luego redujo a cenizas al OP chino.

El segundo altercado es el más conocido, lo que resultó en que India y China perdieran hombres en las gélidas aguas del río Galwan. El Coronel Babu murió en las aguas después de ser golpeado en la cabeza por una piedra grande y cayó al río. Las emociones y la conmoción obviamente eran intensas, pero los indios mantuvieron la calma.

El detonante del tercer y último cuerpo a cuerpo fue cuando 16 Bihar escuchó un dron que estaba monitoreando el área para proporcionar inteligencia de imágenes (IMINT) para un nuevo asalto. India reforzó sus fuerzas con pelotones Ghatak —unidades de infantería de élite que lideran ataques, actuando como “tropas de choque”— del 16 Bihar y el Regimiento 3 de Punjab. Esta fase, de nuevo por encima y a lo largo del río Galwan, implicó el número máximo de ambos lados. También se intercambiaron heridos y bajas. Pero todo el personal tardó tres días más en llegar a sus lados respectivos.

Un año después de la escaramuza del valle de Galwan, tanto la India como China han mejorado su presencia militar, desplegado armas, logística e infraestructura fronteriza. Recientemente, China ha reemplazado dos divisiones en la LAC, ambas incluyendo dos regimientos móviles y un regimiento blindado, de artillería y de defensa aérea cada uno. También están mejorando la construcción detrás de los puntos de fricción en Aksai Chin. Los chinos comenzaron a establecer refugios reforzados para sus tropas, lo que significó el despliegue de tropas durante el invierno. Solo entonces India hizo lo mismo.

La India está bien preparada para contrarrestar estos movimientos a lo largo de la frontera indo-china y —después de Galwan— ha completado proyectos en un año que normalmente habría tomado cinco años. La República Popular China tal vez se sorprendió más por la rápida velocidad de la India en el desarrollo de la infraestructura fronteriza, que es quizás la más frecuente “causa raíz de las tensiones” entre los países: la velocidad de respuesta de la India y la acumulación de tropas se ha visto estimulada por las acciones de China, pero China parece estar viéndolo como una provocación en sí misma. A partir del 10 de marzo de 2021, la India ha construido 57 carreteras, construido y renovado 32 helipuertos, desarrollado 47 puestos avanzados y 12 campamentos de preparación para la Policía fronteriza indo-tibetana. En el ejercicio 2020-2021, la construcción de la frontera india fue de 1.200 kms con más de 1.000 kms a lo largo de ALC.

La nueva política de la India en la frontera sino-india es “defensa ofensiva”: aviones de combate y helicópteros de primera línea se han desplegado como disuasión estratégica, el 1er Cuerpo mecanizado se ha reorientado desde la frontera con Pakistán para manejar el ALC y, si es necesario, golpes relámpagos en el Tíbet. En términos de mano de obra, una formación de 10.000 soldados se ha unido al 17 Cuerpo de Ataque de Montaña, la única fuerza ofensiva de la India contra China especializada en la guerra de montaña. Y 50.000 soldados más acaban de ser estacionados, lo que eleva el total a 200.000 la Fuerzas de Operaciones Especiales de los tres comandos —Paracaidistas del Ejército (Fuerzas Especiales), comúnmente conocido como PARA (SF); los Comandos de Infantería de Marina de la Armada (MARCOS) y los Comandos Garud de la Fuerza Aérea (Garuds)— todos han sido incorporados a posiciones de avance en el este de Ladakh. En noviembre de 2020 MARCOS también se desplegó en el lago Pangong y la adquisición por parte del Ejército de 17 botes de fondo plano para el despliegue rápido de tropas debido a contingencias da crédito a la teoría de que ahora tiene una presencia permanente allí.

Aparte de la posible razón clave explicada anteriormente, hay varios otros factores detrás del ataque de China a ALC. Estos incluyen el amplio poder nacional de China (CNP) y la orden de seguridad asiática, el desapego de la India del Quadrilateral Security Dialogue (QSD, también conocido como Quad), el deseo de participación india en la BRI, el control sobre las líneas marítimas de comunicación (SLOCs), la re-separación de la cuestión indo-paquistaní y el estatus de Ladakh como territorio de la Unión.

En términos del CNP de China y el orden de seguridad asiático, los expertos en relaciones internacionales han declarado este siglo como el “siglo asiático”, pero creo que la presunción del Estado en el valle de Galwan fue un intento de iniciar un “siglo chino”. Antes, el gran plan nacionalista de la RPC era recuperar su gloria perdida durante el “Siglo de la Humillación”, pero ahora ha evolucionado de uno de interés propio a la dominación global. El motivo oculto de China es ser el líder mundial en todos los campos, utilizando métodos cuestionables para una gran mayoría del orden internacional.

Pekín quiere que la India se desprenda del Quad por dos razones principales: la revitalización del Quad limita sus propios objetivos expansionistas y su conciencia de las crecientes ambiciones globales de la India, y cualquier noción que tuviera en sentido contrario fue refutada por la postura militar de Nueva Delhi después de Galwan. La República Popular China ve a la India como su competidor directo en Asia y, para mantenerla bajo control, el presidente Xi Jimping quiere mantener al país fuera de la órbita de los Estados Unidos. China quiere que la India permanezca restringida al sur de Asia, mientras que unos lazos más estrechos con Washington permitirán a Nueva Delhi proyectar poder más allá de su vecindad inmediata.

En cuanto a la cuestión indo-pakistaní, las dos potencias —junto con China— tienen políticas independientes al respecto que se aplican simultáneamente y, por lo tanto, siempre están enfrentadas. Pakistán siempre ha mantenido la cuestión indo-paquistaní dividida con su antigua política de “desangrar a la India a través de mil recortes”, mientras que la India ha hecho continuos intentos de separarla. Y como China considera a la India su rival asiático más poderoso, ha comenzado a volver a separar la cuestión indo-pakistaní. Shivshankar Menon escribe en su libro India and Asian Geopolitics: The Past, Present que “la presencia a largo plazo de China en POK como parte del CPEC es una apuesta china por el continuo control de Pakistán en territorio indio, y ha profundizado el interés chino en la longevidad de un Pakistán dominado por su ejército”. Se ha asegurado de que en la eventualidad de hostilidades más allá del nivel en el valle de Galwan, la India se distraerá y se verá obligada a dividir sus recursos a través de las fronteras pakistaníes y chinas en una guerra de dos frentes.

Incluso cuando Xi Jinping inauguró el BRI en mayo de 2017, el PRC ha estado presionando a la India para participar. Nueva Delhi no concederá a Pekín este deseo, ya que cree que el proyecto es puramente para beneficios estratégicos chinos en lugar de un equilibrio con el de la nación anfitriona, así como el paso de la BRI a través del territorio en disputa —Cachemira ocupada por Pakistán (PoK)— que la India considera firmemente propio.

Bajo el disfraz de su diplomacia de deuda-trampa y la estrategia mayor del “collar de perlas” a través de la BRI, la RPC ha estado desarrollando puertos con fines comerciales para monitorear y, en última instancia, controlar los SLOCs en el mar Arábigo y en el océano Índico. Estos proyectos de desarrollo están a tasas de interés tan altas que la única opción viable para la nación anfitriona es arrendarlos de nuevo a China: Hambantota en Sri Lanka en 2017 por 99 años y Gwadar en Pakistán en 2015 por 40 años son solo dos casos bien conocidos. Los precedentes anteriores han demostrado que las instalaciones de doble uso como base naval nunca pueden descartarse.

El 12 de octubre de 2020, justo un día después de la séptima ronda de conversaciones a nivel de comandantes, China reiteró por segunda vez que “no reconoce el territorio de la Ladakh Union establecido ilegalmente por la parte India”. Cree que una porción de Ladakh es su parte de su territorio y tiene la costumbre demostrada de hacer reclamos geopolíticos históricos unilaterales cuando se trata de la frontera con la India y el territorio en disputa, así como reclamos sobre el estado indio de Arunachal Pradesh. La mayoría de las veces, estas afirmaciones son falsas. Haciéndose eco de Vikram Sood en su book The Ultimate Goal, un adagio explica el quid de la cuestión: di una mentira una vez, es falsa –pero dila innumerables veces– y se convierte en la verdad del Evangelio. O, al menos, se ha difundido lo suficiente como para que tales falsedades solo puedan remediarse mediante una estrategia a largo plazo.

Teniendo en cuenta la agresión china a lo largo de ALC, la India tiene que tomar una decisión difícil: ¿seguir siendo un cuidador de cercas y equilibrar sus lealtades entre Estados Unidos y Rusia, o elegir un lado y mantenerse firme en su decisión? ¿Qué tanto se involucra con Quad? El crecimiento económico y el desarrollo sin duda ayudarán a tomar esta decisión, así como desempeñar un papel crucial en la lucha contra la RPC. Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta clara y definitiva, ya que China siempre ofusca su razonamiento estratégico, sus decisiones y sus acciones.

Dado que ni las conversaciones diplomáticas (Mecanismo de Trabajo para la Consulta y Coordinación) ni las conversaciones militares (nivel de Comandante de Cuerpo) con China están logrando ningún avance concreto todavía, creo que el único método para que la India aborde el Estado es una combinación de comprensión de la historia, el idioma y la cultura chinos, el establecimiento de una política estratégica práctica que no sea de naturaleza reaccionaria ni receptiva y una red de inteligencia desarrollada, la casi paridad económica y el desarrollo de habilidades que surgen de los juegos de guerra en varios escenarios en todos los campos. China siempre ha jugado a largo plazo, y ahora es el momento de que India derrote a la oposición..

 

* Graduado de Relaciones Internacionales y cursante de la Maestría en Estudios de Seguridad Nacional en el King’s College de Londres. Investiga acerca de la intersección de las Fuerzas de Operaciones Especiales, Inteligencia, Seguridad Internacional y Política Exterior —especialmente en el contexto indio— y en las relaciones sino-indias.

 

Artículo publicado originalmente el 05/07/2021 en OFCS.Report – Osservatorio – Focus per la Cultura della Sicurezza, Roma, Italia, https://www.ofcs.it/internazionale/galwan-valley-clash-strategic-imperatives-for-india-against-china/#gsc.tab=0

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor.

 

 

EUROPA: ENTRE UN MUNDO QUE NO ES Y EL REAPRENDIZAJE DE LA GEOPOLÍTICA

Alberto Hutschenreuter*

Imagen: telam.com.ar

Después de la Segunda Guerra Mundial, los países de Europa decidieron que para no repetir el pasado había que “sujetar” a Alemania, el “perturbador”, a un emprendimiento interestatal colectivo mayor. En otros términos, debilitar la posibilidad relativa con que Alemania dispusiera de sus recursos y emprendiera (eventualmente) un nuevo desafío geopolítico en la Europa central. De allí, la Comunidad Económica del Carbón y el Acero, el cimiento de la Comunidad Económica Europea y la Unión Europea.

El pasado no solo debía ser olvidado, sino enterrado. Y así Europa se fue convirtiendo en un territorio de complementación cada vez mayor, hasta lograr configurar lo que el británico Robert Cooper denominó el “Estado pos-moderno”, es decir, un territorio donde pervivían las patrias, pero se descentralizaban las soberanías. Efectivamente, Europa ingresó en una era pos-westfaliana que implicó un cambio de escala en su basculante y largo pasado de guerras y pactos.

Pero si bien es cierto que en 1945 la derrota militar la sufrió Alemania, la victoria de las potencias europeas (Francia y Reino Unido) fue parcial, en tanto el poder finalmente se fue de Europa hacia los grandes centros que definieron la contienda total e iniciaron un nuevo orden entre Estados. El general Charles de Gaulle fue acaso quien mejor comprendió esa nueva realidad.

Dicha combinación de victoria y derrota europea quedó evidenciada en la colosal asistencia económica de Estados Unidos al continente y en la condición de protectorado estratégico-militar en la que quedó Europa Occidental. Fue el primer secretario general de la OTAN, Lord Hastings Ismay, quien como nadie expresó con precisión la nueva ecuación en el continente: “Estados Unidos adentro, la Unión Soviética fuera y Alemania debajo” (en rigor, Europa).

Así, Europa se reconstruyó, se amplió y alcanzó un grado de integración prácticamente excepcional, si bien nunca logró que una de las partes más vitales, Reino Unido (que se sumó a la CEE en los años setenta), se comprometiera más allá de la zona de libre comercio. Y en esa condición estratégico-militar, Europa “ganó” la Guerra Fría. Pero todos sabemos quién fue el verdadero ganador. En todo caso, Europa, una vez más, se encontró “en el bando ganador”

Pero si consideramos que cuando terminó la contienda bipolar debió comenzar a pensar per sé en términos geopolíticos, y no quiso, no pudo o no supo hacerlo, acaso Europa se encontró en el lado ganador en una condición sub-estratégica. Simplemente fue partícipe de un gran hecho histórico, pero no asumió (con el tiempo) el reto que los tiempos exigían.

Dicho reto era la aplicación de una estrategia cuyo objetivo fuera lograr una “Europa arriba”, es decir, abandonar la comodidad que implicaba la aceptación de un “tutor externo” o “primus Inter pares”, y asumir el papel de un jugador estratégico. Este era el desafío para Europa por aquellos años estratégicos de 1989-1991, cuando casi vertiginosamente se abrían diferentes “imágenes” (esperanzadoras algunas) sobre el advenimiento de una nueva situación internacional. Tras décadas de poder duro o “filoso”, el surgimiento del “poder blando”, esto es, interdependencia, comercio creciente, redes tecnológicas, negocios, instituciones, etc., colocaban a Europa en valor mayor.

Europa continuó el camino de la unidad sin reformular su condición estratégica, incluso cuando todavía se encontraban activos algunos de los hombres con memoria de guerra y, por supuesto, de rivalidad bipolar. Este dato no es menor, pues treinta años después aquella vieja ecuación estratégica y jerárquica de tres términos advertida por Lord Ismay continúa vigente, pero lo novedoso radica en que la nueva generación de líderes europeos no solo no tiene aquel registro histórico, sino que ha crecido en una Europa donde predominan las instituciones, el derecho y la cultura de paz. Sin duda que muchos de ellos han estudiado el pasado, pero consideran que, en buena medida, ese pasado ha sido superado.

Pero esas condiciones (que han reducido la anarquía entre Estados) reinan solo allí. Porque más allá de la Unión Europea el mundo continúa basándose en las situaciones habituales casi protohistóricas: anarquía, competencia, suspicacia, capacidades, tensiones, no guerra, etc. En ninguna parte se reprodujo el modelo de convivencia interestatal europeo; a lo más, los emprendimientos geoeconómicos, particularmente en América, nunca fueron más allá del área de libre comercio y el arancel externo común, y algunos de ellos han desaparecido mientras que otros se encuentran atravesados por conflictos que comprometen seriamente las posibilidades de retorno.

El hecho de renunciar a la soberanía estratégica implicó que la UE siguiera mandatos estratégicos del centro no europeo. Fue así que Europa se embarcó en aquellas decisiones relativas con la rentabilización de la victoria de Estados Unidos en la Guerra Fría, siendo la principal la ampliación de la OTAN más allá de los territorios de Europa central. Asimismo, el despliegue global de fuerzas estadounidenses para combatir al terrorismo transnacional también fue acompañado por países de la UE.

Posteriormente, tras el impasse que implicó la reacción de Rusia en Georgia, la OTAN se aproximó a la zona geopolítica roja mayor rusa, Ucrania, situación que derivó en la amputación territorial de este país clave de Europa del este. A partir de entonces, la relación entre Occidente y Rusia se fue deteriorando más, hasta que los sucesos relativos con el líder opositor Alexéi Navalny prácticamente pusieron fin a cualquier posibilidad de mejora entre las dos partes, particularmente entre la UE y Rusia.

Es decir, la UE, que hasta 2014 consideraba muy baja la posibilidad de tensiones entre Estados en el continente, acabó sumida en un conflicto interestatal nada más y nada menos que ante Rusia, la gran potencia terrestre del mundo. Entonces, se hizo cada vez más evidente (para la UE) que no bastaba con olvidar, ignorar, transformar o relativizar la geopolítica, una disciplina que a menudo allí se superpone o confunde con política exterior.

Pero la UE no solo se encontró con una situación de discordia creciente frente a Rusia, sino que se halló rodeada de hechos de cuño marcadamente geopolítico: Libia, Turquía, Bielorrusia, Moldavia, el Ártico, el Cáucaso, la iniciativa china del “cinturón”, etc. Sin duda, fue esta abrumadora situación de hechos, en los que intereses políticos se volcaban sobre territorios con fines relativos con ganancias de poder, la que hizo ver a la UE que su “concepción blanda” o “híbrida” de la geopolítica, esto es, el rechazo a toda concepción político-territorial que no se fundara en los valores de la UE, correspondía a la de “un mundo que no es”.

En otros términos, la geopolítica que la UE debía recentrar era la habitual, no la de un modelo basado en normas y valores que, exportados (según su concepción), neutralizarían la geopolítica en clave clásica, como bien han sostenido Cristian Nitoiu y Monika Sus en un trabajo de 2019 sobre el ascenso de la geopolítica en la UE.

En 2020, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se refirió a la necesidad de establecer una “Comisión Geopolítica”, cuyo fin debía ser trabajar para reaprender la disciplina desde sus cimientos, es decir, reaprender a usar el lenguaje de los intereses y el poder, puesto que, como bien advierte Kissinger, “la geopolítica trata de los intereses de los Estados, no de las buenas intenciones de los Estados”.

Aunque muy tardíamente, se trata de un buen comienzo. Pero si ese reaprendizaje no va acompañado del abandono del “confort estratégico europeo”, difícilmente la UE pasará al mundo de la geopolítica real y vital, cuya primera exigencia es la defensa y promoción de los intereses propios. El abandono no implica ruptura; supone complementación con base en la igualdad estratégica, no complementación con base en una relación de nivel estratégico/sub-estratégico como la que existe entre Estados Unidos y Europa desde 1945.

La reciente visita a Europa del presidente estadounidense Joseph Biden ha dejado en claro que el propósito de Washington es mantener la situación. En este sentido, el retiro de la presión del gobierno demócrata a Alemania en relación con el gasoducto ruso-germano “Nord Stream 2” no ha sido un mensaje de buena voluntad a Rusia, como se dijo, sino una concesión a Alemania y a los demás actores de la UE.

Porque para Estados Unidos, un actor de dimensión geopolítica integral, Rusia y China son rivales frente a los cuales las alianzas son centrales. Y hasta ahora ha sido funcional para sus intereses que prácticamente se haya quebrado la posibilidad de que la UE y Rusia recuperaran terreno en relación con idea de comunidad ruso-europea que existió durante las dos décadas que siguieron al fin de la Guerra Fría.

El reto ahora para Estados Unidos es que la iniciativa geoeconómica y geopolítica de China no empuje a la UE (que tiene un enorme intercambio comercio-tecnológico con Pekín) a redefinir intereses, es decir, que comience a ejercer la geopolítica pensando en sí misma.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL) y profesor en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) y en la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Es autor de numerosos libros sobre geopolítica y sobre Rusia, entre los que se destacan “El roble y la estepa. Alemania y Rusia desde el siglo XIX hasta hoy”, “La gran perturbación. Política entre Estados en el siglo XXI” y “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”. Miembro de la SAEEG.

 

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VENEZUELA, LA GUAYANA ESEQUIBA Y EL PETRÓLEO: RESABIOS DEL COLONIALISMO

Marcelo Javier de los Reyes*

Intrigas británicas

En un artículo publicado por la periodista Molly Antigone Hall en Declassified UK revela que el Reino Unido ha intentado destituir al presidente de Venezuela Nicolás Maduro debido a los intereses petroleros de las empresas británicas en la Guayana Esequiba, territorio reclamado por la República Bolivariana de Venezuela que, actualmente, forma parte de la República Cooperativa de Guyana, una ex colonia británica que se independizó de Londres en 1966[1].

El litigio ha cobrado vigencia como consecuencia del descubrimiento de petróleo en alta mar, frente a la Guayana Esequiba. La región es rica en recursos naturales, pues además de petróleo cuenta con oro, bauxita y azúcar.

La República Cooperativa de Guyana recibe el apoyo de los gobiernos occidentales, habida cuenta que sus empresas transnacionales están interesadas en ese recurso y muchas de ellas ya están operando en la región. De ahí el interés en escindir definitivamente ese territorio de Venezuela, para lo cual operan tanto sobre la oposición venezolana como a través de los propios sectores económicos interesados.

La historia del conflicto

El proceso de despojo del territorio de la Guayana Esequiba es gradual y aún continúa. Forma parte de la política que el Imperio británico mantuvo en América en su avance para, primero despojar al Imperio español de sus territorios —con el cual también mantenía una especial animadversión por ser una gran defensora del catolicismo— y luego, tras colaborar en la independencia de las provincias españolas de América, emprender la tarea de avanzar sobre los territorios de los nuevos países. Si se omite algunos de los casos anteriores a la independencia, como el de Jamaica o el de Honduras Británica, tras el proceso independentista, el Reino Unido avanzó sobre los territorios de las nuevas repúblicas americanas.

A pesar de que Venezuela, como heredera de las posesiones españolas de la Capitanía General de Venezuela según el principio del Utis Possidetis Juris —adoptado por las repúblicas de América del Sur, le informó en reiteradas oportunidades al gobierno británico que su frontera oriental llegaba al río Esequibo, al este del cual se encontraba la colonia británica. Para ello el gobierno de Venezuela hizo uso de los canales diplomáticos: en 1821 a través del Ministro Plenipotenciario en Londres, Francisco Antonio Zea; posteriormente, en 1824, la declaración fue reiterada por el también Ministro Plenipotenciario ante el gobierno británico, José Manuel Hurtado, y en 1825 por el propio Ministro de Relaciones Exteriores de la República, Don Pedro Gual. El Reino Unido nunca objetó esta reiterada y precisa definición de la frontera oriental de Venezuela[2].

Lo mismo ocurrió cuando las Provincias Unidas del Río de la Plata, enviaron al marino y corsario estadounidense David Jewett a tomar posesión de las islas Malvinas al mando de la fragata Heroína. El 6 de noviembre de 1820 procedió al izamiento de la Bandera Argentina, acto al que asistieron ciudadanos estadounidenses y súbditos británicos que formaban parte de las tripulaciones de buques que se encontraban en las islas. El 2 de febrero de 1825 se firmó un tratado de amistad, comercio y libre navegación entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Reino Unido, en el marco de cuyo tratado el gobierno de Londres reconoció a las Provincias Unidas como Nación independiente del Reino de España. Esto no fue impedimento para que los británicos usurparan las islas Malvinas el 3 de enero de 1833.

Con respecto a Venezuela, cabe mencionar que, en el marco del conflicto europeo ante el avance de Napoleón, y como resultado de la alianza de España con Francia (tratado de San Ildefonso de 1796), la isla de Trinidad fue arrebatada a España por los británicos, mientras que el intento de invasión de Puerto Rico, en abril de 1797, fue repelido por las fuerzas españolas. La isla de Trinidad fue cedida al Reino Unido mediante el Tratado de Amiens de 1802.

Una vez en posesión de la isla de Trinidad, los británicos se lanzaron a conquistar el norte de América del Sur, ocupando definitivamente las colonias holandesas de Berbice, Demerara y Esequibo (1796), las que fueron cedidas oficialmente por Países Bajos a través del Tratado de Londres (1814), conformando una sola colonia en 1831, la denominada Guayana Británica[3]. A partir de ese momento, los británicos iniciaron una campaña expansionista de colonización de la región al occidente del río Esequibo, con el objetivo de controlar las bocas del río Orinoco, “manteniendo y extendiendo sus pretensiones territoriales, que en el año 1835 eran solo de unos pocos kilómetros cuadrados, hasta transformarse en más de doscientos mil kilómetros cuadrados, en el año 1890, al oeste del río Esequibo, contra lo que Venezuela protestó de inmediato […]”[4]. De ese modo, el Reino Unido se apropió de la cuenca del Orinoco.

Hacia 1835, el Imperio británico usurpó 4.290 kilómetros de territorio de Venezuela mediante la Línea Schomburgk; llamada así por el prusiano, Robert Hermnan Shomburgk, a quien la Colonial Office y la Sociedad Geográfica de Londres le encargaron  la exploración del interior de la colonia británica.

En 1840 el avance británico continuó y le usurpó a Venezuela 141.930 kilómetros de territorio, que en 1877 se ampliaría mediante la tercera línea Shomburgk.

En Washington, el 2 de febrero de 1897, Venezuela y el Reino Unido firmaron el tratado mediante el cual se establecería un tribunal de arbitraje en el que se debía determinar, en primer término, la extensión original de los territorios que fueron de los Países Bajos y de España y que, hasta ese momento, eran reclamados respectivamente por ambas partes.

A pesar de lo títulos irrefutables que posee Venezuela sobre el Esequibo, y de la falta de instrumentos legales por parte de la corona británica, el 3 de octubre de 1899, en un Laudo Arbitral que tuvo lugar en París sin representación de Venezuela, el país fue despojado de su territorio 159.500 kilómetros cuadrados de territorio que fueron traspasados al Reino Unido. Ese laudo determinó que la línea de demarcación entre Venezuela y el Reino Unido seguía una línea equivalente a los actuales límites del territorio en reclamación[5].

El 17 de febrero de 1966 se firmó entre Venezuela y el Reino Unido el Acuerdo de Ginebra, en el cual el gobierno de Londres reconocía la reclamación venezolana sobre el Territorio Esequibo, (159.500 kilómetros cuadrados) arrebatados por el mencionado Laudo Arbitral de París. Este acuerdo fue previo a la fecha de concesión de la independencia, la cual fue el 26 de mayo del mismo año. En esa misma fecha el gobierno de Venezuela reconoció a la nueva República, haciendo una reserva de su reclamo de la Guayana Esequiba. No obstante, luego fracasaron las negociaciones entre Venezuela y la República Cooperativa de Guayana.

Actualmente, el litigio se encuentra en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a instancias de República Cooperativa de Guayana.

Los intereses británicos actuales

La periodista Molly Antigone Hall pone en evidencia que los descubrimientos de petróleo en alta mar de Esequibo son cada vez más atractivos para las empresas británicas y estadounidenses, el respaldo que los gobiernos occidentales respaldan a la República Cooperativa de Guyana y que le habrían instruido a la oposición venezolana con el objetivo de que abandone el reclamo sobre el territorio. Del mismo modo, el multimillonario británico Barnaby Swire, cuya compañía, Swire Energy Service, ganó un contrato para beneficiarse del petróleo en alta mar de Guyana, ha donado miles de libras al Partido Conservador.

Tullow Oil, una empresa petrolera fundada en 1985 y que se caracteriza a si misma como “Una empresa independiente de petróleo y gas centrada en África y América del Sur”[6], también tiene intereses en Guyana, así como en Kenia, Ghana y Uganda. Se trata de la mayor empresa independiente británica, cuya presidente ejecutiva Dorothy Thompson, también integra la junta directiva del Banco de Inglaterra, en la que preside el comité de auditoría y riesgos[7]. En su artículo, Molly Antigone Hall revela que este banco ha retenido reservas del gobierno de Nicolás Maduro. Efectivamente, la cuestión pasa por quién controla US$ 1.000 millones de dólares (£ 773 millones) de oro almacenado en el Banco de Inglaterra[8]. El Reino Unido había reconocido a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y el Tribunal Superior falló a favor de Guaidó por el control de esos valores. Esto llevó a una apelación por parte de Nicolás Maduro ante los tribunales británicos, argumentando que quería el oro para financiar su lucha contra la pandemia de coronavirus.

Los abogados del gobierno de Maduro ganaron la apelación. El fallo del tribunal de apelación solicitó al Tribunal Superior que determine si “el gobierno del Reino Unido reconoce al señor Guaidó como presidente de Venezuela a todos los efectos y, por lo tanto, no reconoce al señor Maduro como presidente para ningún propósito”, o si el gobierno británico “reconoce al Sr. Guaidó con derecho a ser el presidente de Venezuela y, por lo tanto, a ejercer todos los poderes del presidente, pero también reconoce al Sr. Maduro como la persona que de hecho ejerce algunos o todos los poderes del presidente de Venezuela”[9].

De tal manera que la periodista demuestra que el Reino Unido tiene intereses creados en cómo se desarrolla la disputa y estaría influyendo para garantizar que Guyana conserve la jurisdicción sobre el área que reclama, con toda justicia, Venezuela. Agrega que el principal activo de Guyana reside en sus aguas marinas, donde la empresa estadounidense Exxon Mobil realizó un importante descubrimiento de petróleo en su bloque Stabroek, en 2015, a 190 kilómetros (120 millas) de la costa de Guyana[10].

En 2017 el gobierno guyanés otorgó una licencia a la petrolera estadounidense para perforar en el área —a pesar de las protestas del gobierno de Venezuela— y ahora ha descubierto más de 8.000 millones de barriles de petróleo[11]. En diciembre del mismo año Exxon Mobil informó que asistirá a Guyana en los gastos judiciales resultantes de una eventual controversia con Venezuela por el bloque Stabroek —localizado en la cuenca entre Guyana y Surinam y que ocupa una extensión de 26.800 kilómetros cuadrados—, considerado la segunda mayor reserva del mundo sin explotar, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. La empresa agregó que ha reservado alrededor de US$ 20 millones de dólares para asistir a Guyana, una vez que active el acuerdo judicial[12].

Esto ha llevado a incrementar el interés de las empresas estadounidenses y británicas por hacer acuerdos con el gobierno de Guyana para explotar el petróleo en esa cuenca marina. La periodista Molly Antigone Hall señala que en 2017 el Alto Comisionado británico en el país, Greg Quinn, manifestó que el interés de las empresas británicas por invertir en Guyana se había “disparado” después de estos descubrimientos petroleros en alta mar[13]. Añade que en 2018 Quinn viajó al Reino Unido, pasó una semana en la ciudad petrolera escocesa de Aberdeen, donde se reunió “con el embajador de Guyana en el Reino Unido, Frederick Hamley Case, quien dirigía una misión comercial destinada a ‘construir relaciones para apoyar al incipiente sector de petróleo y gas del país’”[14]. Además de realizar una gira por empresas de energía de Escocia, también visitaron universidades locales.

Quinn reconoció que gran parte de su trabajo consiste en apoyar a las empresas británicas que buscan operar en Guyana y afirmó que el Ministerio de Relaciones Exteriores facilitaría la inversión del Reino Unido en Guyana. Pero no sólo las empresas están interesadas, sino también las Fuerzas Armadas británicas. En julio de 2016 la Marina Real impartió un curso intensivo de una semana sobre cómo proteger su Zona Económica Exclusiva a cuatro miembros del personal de Guyana, es decir, proteger las 200 millas náuticas de la costa de Guyana en donde se encuentran los campos petrolíferos.

El político conservador Hugo George William Swire —casado con Alexandra (Sasha) Nott, la hija de John Nott, quien fuera secretario de Estado de Defensa conservador durante el Conflicto del Atlántico Sur—, quien se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores de 2012 a 2016, se reunió en 2015 con su homólogo de Guyana, Carl Greenidge, para discutir “una serie de cuestiones de interés común”, revela Molly Antigone Hall basándose en medios de comunicación guyaneses. Agrega que en un tuit, Swire manifestó que el Reino Unido y la Commonwealth “apoyan inequívocamente la soberanía de Guyana”. Los lazos familiares también están presentes, ya que un pariente lejano suyo, el multimillonario Barnaby Swire, es propietario Swire Energy Services, beneficiaria de los negocios petroleros con Guyana a través de su asociación con la multinacional estadounidense, Global Oilfield Services, para apoyar la “perforación en Guyana” mediante el suministro de contenedores y equipos para yacimientos petrolíferos[15].

En 2019 el empresario donó £ 4,999 al Partido Conservador, sumándose a su financiación anterior por valor de £ 5,000 en 2017, £ 2,000 en 2015 y una donación personal de £ 2,000 al diputado conservador Julian Brazier en 2015. La madre de Swire, Lady Moira Swire, donó £ 3,000 a la fiesta en 2017. Todas estas donaciones son demostradas por la periodista con las correspondientes citas al sitio de The Electoral Commission.

Del mismo modo, cita a otros donantes al Partido Conservador como el tío de Barnaby, Sir Adrian Swire, ex presidente de Swire Group, al primo de Sir Adrian, “Rhoddy” Swire, y a la esposa de éste, Georgina Swire. La suma de donaciones al Partido Conservador y a sus miembros, por parte de la familia, alcanza las £ 70.000.

Como se ha mencionado ut supra, el gobierno británico ha sido uno de los sesenta que ha reconocido a Juan Guaidó como líder constitucional de Venezuela, y el propio gobierno de Boris Johnson también ha manifestado su respaldo al recibirlo en enero de 2020 en un encuentro privado[16]. Por su parte, el ministro de Exteriores del Reino Unido, Dominic Raab, después de su encuentro con Guaidó expresó:

El pueblo de Venezuela ya ha sufrido bastante. Merece un futuro mejor. (…) Apoyamos los esfuerzos de Juan Guaidó hacia una solución pacífica y democrática. En nuestro encuentro le he ofrecido nuestro apoyo sin fisuras para trabajar con nuestros socios internacionales y traer una solución a esta terrible crisis.[17]

De este modo, el gobierno británico actuó en consonancia con su par de Estados Unidos —como es habitual— y con el Grupo Internacional de Contacto impulsado por la Unión Europea. Según una grabación de una llamada telefónica, la entonces “embajadora” de Guaidó ante el gobierno de Londres, Vanessa Neumann, se reunió con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores en enero de 2019 mientras procuraba crear una “coalición de apoyo”, oportunidad en la que se discutió el tema de Esequibo. En esa conversación entre Vanesa Neumann y Manuel Avendaño, asesor externo de Juan Guaidó, se escucha: “El tema número uno identificado por la Cancillería y el Commonwealth es que no nos apoyarán mientras continuemos con la línea oficial, que queremos recuperar el Esequibo de Guyana”[18].

El 26 de abril de 2019, el canciller Alan Duncan se reunió con Vanessa Neumann para aceptarla como representante oficial del opositor venezolano Juan Guaidó, a quien Gran Bretaña reconoce como presidente del país (Foto: Vanessa Neumann / Twitter). Fuente: Declassified UK.

La ya mencionada Dorothy Thompson, quien es funcionaria del Banco de Inglaterra y presidente ejecutiva de la petrolera Tullow Oil, reemplazó en la empresa a su fundador, Aidan Heavey, quien se retiró como presidente de la compañía en 2018, y quién donó más de £ 80.000 al Partido Conservador entre 2007 y 2015.

Según revela la autora en su artículo, varias otras empresas que se benefician del petróleo en el exterior de Guyana tienen un historial de financiación de políticos británicos, entre ellas Royal Dutch Shell, que ha donado más de £ 25.000 a los políticos del Partido Laborista entre 2005 y 2012. La francesa Total Oil & Gas ha donado más de £ 11.000 a varios políticos británicos durante la última década. Ambas empresas se han beneficiado de licencias para explotar petróleo en alta mar.

El encuentro privado entre Juan Guaidó y Boris Johnson en Downing Street
El apoyo a Guyana

Ha quedado claro que más allá del acuerdo que el Reino Unido firmó con Guyana antes de concederle la independencia, respalda a su ex colonia en el litigio por el Esequibo, con lo cual se puede afirmar que cuenta también con el respaldo de la Commonwealth[19]. En 2018 los 15 países que conforman la Comunidad del Caribe (Caricom), reafirmaron su apoyo a Guyana. Se debe destacar aquí que los Estados miembros de la Caricom son los mismos que en diferentes oportunidades han votado a favor del régimen de Nicolás Maduro en instancias internacionales, recibiendo a cambio acuerdos petroleros[20].

Por su parte, el gobierno de Estados Unidos también apoya a Guyana en el litigio del Esequibo y manifestó que enviaría naves a patrullar la zona. Cabe destacar que en diciembre de 2020 el gobierno de Estados Unidos envió un buque de la Guardia Costera a patrullar el Atlántico Sur “para contrarrestar la pesca ilegal” que contó con el apoyo de otros Estados como Guyana, Brasil y Uruguay[21]. El buque en cuestión, el USCGC Stone, el 14 de enero de 2021 participó de un operativo con patrullas de Guyana en la que se interceptó una embarcación que transportaba drogas[22]. Estos operativos son el resultado de la visita que el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, realizó el 18 de septiembre de 2020, a Guyana[23]. En esa oportunidad, Pompeo señaló que su gobierno buscaba apuntalar el apoyo a los esfuerzos de la administración Trump para derrocar al presidente venezolano Nicolás Maduro y construir lazos con el pujante productor de petróleo. Pompeo y el presidente Irfaan Ali firmaron acuerdos para fortalecer la inversión y la cooperación de Estados Unidos en energía e infraestructura, al tiempo que prometieron profundizar la cooperación en materia de seguridad marítima y la interdicción del tráfico de drogas.

A modo de conclusión

Como es conocido en el ámbito de las relaciones internacionales, los países se mueven impulsados por intereses, lo cual puede llevar a dejar de lado el derecho internacional y los títulos que un Estado pueda tener sobre determinado territorio.

El caso del litigio sobre el Esequibo es una de las serias controversias que ha dejado el colonialismo británico, que lejos de haber quedado en el pasado se mantiene vigente en pleno siglo XXI, tanto en forma directa como lo hace con las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur —reclamadas por la Argentina con toda justicia— o en forma indirecta, a través de sus peones, ex colonias que conforman la Commonwealth. En este caso puntual, pueden verse claramente los intereses de las multinacionales petroleras pero también de los propios políticos británicos, quienes reciben donaciones de los empresarios que forman parte del ejecutivo de esas corporaciones.

El caso del Esequibo es también otra muestra de cómo los intereses británicos y estadounidenses confluyen en desmedro de otros Estados, más débiles en términos de fuerza, sin posibilidad de veto en el Consejo de Seguridad, pero que aunque cuenten con apoyo mayoritario en las Naciones Unidas, se hallan incapaces de llevar adelante sus derechos.

La gravedad del litigio del Esequibo reside en que se mezclan esos intereses económicos con la necesidad abierta de derrocar al gobierno de Venezuela, encabezado por Nicolás Maduro. Esto no implica necesariamente una defensa del gobernante venezolano, sino que intenta mostrar objetivamente cómo opera el poder mundial —países como Estados Unidos, Reino Unido, los de la Unión Europea, más los intereses económicos corporativos— a través de la “compra” de políticos nativos para llevar adelante sus objetivos mundiales. Es indudable que existe una conjunción de elementos en juego —el apoyo a Guaidó, el respaldo a la República Cooperativa de Guyana, la necesidad de derrocar a Maduro, los intereses petroleros, donaciones a los partidos británicos— que persiguen el objetivo de despojar definitivamente a Venezuela de sus derechos sobre el Esequibo para que las multinacionales puedan obtener sus beneficios, los cuales luego “derraman” en los partidos políticos del Reino Unido y de Estados Unidos, lo que pone en evidencia que la corrupción no es algo exclusivo de los países americanos o africanos.

Lo grave de esta situación, que está tomando una preocupante carrera en la que Guyana le ha dado intervención a la Corte Internacional de Justicia, es el riesgo de encontrarnos ante una nueva guerra por el petróleo, como la que en la década de 1930 enfrentaron a las hermanas repúblicas de Bolivia y Paraguay en la guerra del Chaco Boreal, o las más recientes, encubiertas en cuestiones humanitarias. Más allá de ello, lo que queda en claro es que siempre son los mismos actores internacionales los que encienden las mechas de los conflictos.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] Molly Antigone Hall. “Conservative Party donors and the battle for offshore oil claimed by Venezuela”. Declassified UK, 08/12/2020, <https://www.dailymaverick.co.za/article/2020-12-08-guyana-conservative-party-donors-and-the-battle-for-offshore-oil-claimed-by-venezuela/>, [consulta: 12/12/2020].

[2] Briceño Monzón, Claudio Alberto. “La cuestión fronteriza en la conformación de la política internacional en Argentina y Venezuela: Siglos XIX-XX”. Tesis presentada para la obtención del grado de Doctor en Historia, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata, 2014, p. 248, <http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1067/te.1067.pdf>, [consulta: 23/11/2020].

[3] Ibíd., p. 239.

[4] Ibíd., p. 239-240.

[5] Con respecto a los reclamos de Venezuela sobre la Guayana Esequiba, ver los artículos publicados por el Dr. Abraham Gómez R. en el sitio de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG) <https://saeeg.org/>.

[6] Sitio oficial de la empresa Tullow Oil, <https://www.tullowoil.com/about-us/>.

[7] “Bank of England under pressure over board member’s oil links”. The Guardian, 23/02/2020, <https://www.theguardian.com/business/2020/feb/23/bank-of-england-under-pressure-over-board-members-oil-links>, [consulta: 24/11/2020].

[8] “Venezuela gold: Maduro government wins in UK appeals court”. BBC News Services, 05/10/2020, <https://www.bbc.com/news/world-latin-america-54418537>, [consulta: 15/10/2020].

[9] Ídem.

[10] Molly Antigone Hall. Op. cit.

[11] ídem.

[12] “Exxon Mobil ayudará a Guyana en una disputa con Venezuela por el bloque Stabroek”. EFE, 03/12/2017, <https://www.efe.com/efe/america/economia/exxon-mobil-ayudara-a-guyana-en-una-disputa-con-venezuela-por-el-bloque-stabroek/20000011-3457062>, [consulta: 15/10/2020].

[13] Molly Antigone Hall. Op. cit.

[14] Ídem.

[15] Ídem.

[16] Rafa De Miguel. “El Gobierno británico muestra su respaldo a Guaidó y Johnson le recibe en privado”. El País (España), 21/01/2020, <https://elpais.com/internacional/2020/01/21/actualidad/1579634006_816791.html>, [consulta: 23/01/2020].

[17] Ídem.

[18] Molly Antigone Hall cita la revelación de esta llamada por parte de la vicepresidenta de Venezuela: “Guayana Esequiba iba a ser entregada por Juan Guaidó para tener más apoyo, denuncia Delcy Rodríguez”. Youtube, <https://www.youtube.com/watch?v=BUs2mSSn_ME>.

[19] Sabrina Martín. “Guyana gana apoyo de Caricom en disputa con Venezuela por El Esequibo”. Panampost, 09/07/2018, <https://panampost.com/sabrina-martin/2018/07/09/guyana-gana-apoyo-de-caricom-en-disputa-con-venezuela-por-el-esequibo/>, [consulta: 15/02/2020].

[20] Ídem.

[21] “Estados Unidos envió un buque de la Guardia Costera a patrullar el Atlántico Sur  ‘para contrarrestar la pesca ilegal’”. Infobae, 29/12/2020, <https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/12/29/estados-unidos-envio-un-buque-de-la-guardia-costera-a-patrullar-el-atlantico-sur-para-contrarrestar-la-pesca-ilegal/>, [consulta: 29/12/2020].

[22] “Patrullas de Guyana y EE.UU. interceptan embarcación con drogas, tras acuerdo”. Swissinfo, 14/01/2021, <https://www.swissinfo.ch/spa/guyana-eeuu_patrullas-de-guyana-y-ee-uu–interceptan-embarcación-con-drogas–tras-acuerdo/46287974>, [consulta: 16/01/2021].

[23] Bert Wilkinson. “Pompeo visits Guyana hoping to shore up support on Venezuela”. The Washington Post, 18/09/2020, <https://www.washingtonpost.com/world/the_americas/in-guyana-pompeo-again-calls-for-venezuelas-maduro-to-go/2020/09/18/021af3da-f9de-11ea-85f7-5941188a98cd_story.html>, [consulta: 22/09/2021].

 

Artículo publicado en el Anuario del CEID 2020, el cual puede ser descargado gratuitamente desde la página https://saeeg.org/wp-content/uploads/2021/05/ceid_anuario_2020.pdf

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