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OTRA DE LAS INNUMERABLES GUERRAS OLVIDADAS: MYANMAR.

Isabel Stanganelli*

Imagen de Gordon Johnson en Pixabay

Se independizó como Birmania en 1948 junto con todos los nuevos países que sucedieron a la “India británica”. A diferencia de Pakistán, todos los restantes lo lograron pacíficamente. Lamentablemente ni Birmania ni Sri Lanka pudieron evitar posteriores guerras civiles. Luego de varios años y diversas intervenciones Sri Lanka logró alguna estabilidad, pero el destino de Myanmar continúa incierto.

Con excepciones, los Estados que cuentan con numerosos grupos étnicos suelen forjar alianzas y éstas rivalizan con otras. Max Weber ha analizado lo suficiente la índole de las relaciones familia-clan-tribu y este país no resulta excepción para sus conclusiones.

Algo menos del 90% de sus habitantes son budistas, 8% católicos —porcentaje menor pero tan destacado por su nivel educativo que sin importar la religión de los estudiantes, prefieren instituciones católicas para obtener sus títulos—.

Debo confesar que he estado en Myanmar. Que me enamoré de Myanmar. Sus paisajes, su gente, su cultura, los momentos compartidos con algunas comunidades.

Llegué en vuelo desde Tailandia. Era imposible —y sigue siéndolo— conseguir visa para visitar este Estado, “el país ermitaño” en Occidente, sin embajadas en el continente americano y bajo sanciones; solo pude obtener el permiso desde Bangkok. De hecho Myanmar cuenta actualmente con 20 embajadas en Asia, nueve en Europa y una en Oceanía (en Australia)… Fin del inventario.

Durante el breve vuelo me sorprendió la cantidad de fotógrafos entre el pasaje: resulta que en otro vuelo —privado— viajaba de visita el rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej (Rama IX), y la prensa lo acompañaba en el mío.

Nueva sorpresa al arribar al hotel: una alfombra roja cubría la entrada y a cada lado de la escalera había efectivos militares vestidos con los trajes características de los principales grupos nacionales. El rey de Tailandia se hospedaba en el mismo hotel y estaba por llegar.

Respecto de los birmanos, 80% de la población, la junta militar que gobernaba desde 1988 el país había decidido cambiar el nombre de Birmania por Myanmar por una cuestión de respeto a las restantes minorías. Hoy esa decisión está en entredicho (es posible que la queja provenga justamente de la mayoría birmana).

Por razones obvias no estaban en esa escalera las “mujeres jirafa”, a las que desde niñas se les incorpora un anillo de oro en el cuello a los que se agrega uno cada año. ¿El objetivo? Siendo un lugar tan vulnerable, protegen el cuello de las niñas-mujeres de los zarpazos de los grandes felinos del país.

Pero es la ultraminoría musulmana la perseguida al punto de señalarse los ataques contra ella como genocidas o referirse a ellos como limpieza étnica: son los rohingya, con los que estamos familiarizados en Occidente gracias a la serie de Netflix Pine Gap. El tratamiento de esta cuestión, como veremos, ha dañado la reputación de la máxima figura actual y premio Nobel Aung San Suu Kyi…

Destaquemos que más del 65% de la población nacional es rural, que el país situado entre el trópico de Cáncer y el Ecuador es mayormente selvático, la base de la alimentación es el arroz y, como detalle, el animal de tiro es el elefante.

Las sanciones y las turbulencias del gobierno hicieron de Myanmar, uno de los países más pobres de la región. Sobreviven modos tradicionales de subsistencia.

Cuando visité Myanmar, la activista Aung San Suu Kyi se encontraba bajo arresto domiciliario. Hija del general Aung San, asesinado por otros militares de diferente signo político, quien era reconocido como uno de los padres de la Patria e incluso billetes de la moneda local llevaban su retrato. Su hija había ganado las elecciones en 1990 pero la junta militar desconoció los resultados. Un año después sus hijos recibieron en su nombre la distinción en Estocolmo. Aung San Suu Kyi tenía amplia experiencia en Occidente y había trabajado para numerosas instituciones incluyendo la ONU hasta contraer matrimonio con un británico, elemento utilizado por la junta para negarle el cargo ganado en los comicios: estaba casada con un extranjero… Con el tiempo el motivo fue ser la viuda de un extranjero y luego haber estado en prisión…

Conocida como “The Lady” —“La Dama”—, siempre tuvo posibilidades de abandonar su país, pero jamás tuvo garantías de la junta en poder volver a ingresar. Su actividad de oposición política y su modalidad al estilo Gandhi la hicieron merecedora de otros importantes premios relacionados con la democracia y la paz mundial.

Mientras alternaba prisión domiciliaria, prisión en la nueva capital —en una ocasión no se le permitió descender del taxi frente a su casa por una semana— o en hospitales, Aung San Suu Kyi fue objeto de las situaciones más insólitas. Una de ella fue la aparición en su casa de un periodista que había nadado un ancho lago para llegar, permaneció tres días en su domicilio para restablecerse y de paso entrevistarla y retornó nadando… Fue descubierto y no resultó fácil eximir de responsabilidad a La Dama. Entre tanto ocurrieron las protestas de 2007, levantamientos budistas y el devastador paso del ciclón Nargis entre otros eventos.

El mundo siguió sancionando al país. Posiblemente haya colaborado en ello que tenía buenas relaciones con China y naturalmente facilitaba el acceso de ese país al océano Índico donde cuenta con una base en las islas Cocos para observar los movimientos de India o incluso integrar el conocido “collar de perlas” en dicho océano.

Incluso hubo presión occidental para que fuera expulsada de la ASEAN, pero los miembros de esta organización respondieron que no tenía sentido aislar al país puesto que ya había elegido estar aislado. También tiene status de observador oficial en la Organización de Cooperación de Shanghai.

Durante la vigencia de la junta hubo cierres de universidades. Los estudiantes, sin importar que tan avanzados estaban en sus carreras debieron recurrir al campo para encontrar trabajo.

Uno de los elementos que reducía las protestas era la gran cantidad del presupuesto nacional asignada a los templos budistas, así como los obsequios y ornamentos de oro que la junta les asignaba.

La magnificencia de los templos del complejo Shwedagon en la anterior capital, Yangón, supera todo lo imaginable. Solamente la pagoda Shwedagon, de 110 m. de altura, está cubierta por planchas de toneladas de oro y en su parte superior cuenta con casi 5.500 diamantes y más de 2.300 rubíes. Todo el complejo abarca 46 hectáreas —la superficie del Vaticano es de 44 hectáreas— donde cuenta con docenas de otros templos, santuarios, más de 60 stupas (un tipo de arquitectura budista hecha para contener reliquias, que deriva probablemente de los antiguos túmulos funerarios) y pequeños altares como los que representan los ocho días de la semana budista.

Pero todo el país cuenta con templos. Solamente la ciudad de Bagan supera los 4.000 y ya forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad (UNESCO).

Toda esta información y la óptica de la filosofía oriental pueden ayudarnos a comprender la estrategia de las sucesivas juntas militares de guarecerse detrás del Buda a través del visible mantenimiento de los templos donde se lo venera: una vez más la religión como instrumento de dominio.

Pero la historia de Myanmar también nos muestra a monjes budistas inmolándose. Y justamente en 2007 la junta debió sofocar una revuelta budista.

Hubo elecciones en 2010 pero fueron consideradas fraudulentas y siguió la guerra civil, con los budistas contra la junta militar pero también contra los rohingya.

Finalmente en las elecciones de noviembre 2020 el partido de Aung San Suu Kyi resultó ganador con ella como Consejera de Estado.

El golpe de Estado no se hizo esperar. El 1º de febrero de 2021 el flamante gobierno fue destituido y La Dama, de 77 años, acaba de ser condenada a 33 años de prisión por diversos delitos cuya comisión no puede ser verificada.

De todos modos su nombre ha estado perdiendo brillo durante la última década por el no reconocimiento del genocidio contra los rohingya, grupo al que ni siquiera reconoce derecho a estar en el país. Ya se le han retirado varias distinciones otorgadas por su lucha por la paz, la libertad y la democracia.

La situación en Myanmar es desesperante: en los dos años transcurridos se evalúa que cerca de 3.000 civiles han perdido la vida y la población se cuestiona por que no recibe ayuda de la comunidad internacional, que observan que si se ocupan de la situación de Ucrania.

Independientemente de que un argumento es que ésta es una cuestión interna, nos sobran ejemplos de situaciones internas que han merecido la intervención de la comunidad internacional. Posiblemente Myanmar es otra víctima del trastorno por déficit de atención de la comunidad internacional. Con ello colabora que el país es poco conocido porque justamente sus sucesivos gobiernos no han favorecido las visitas, el turismo ni el ingreso de los medios.

Y aunque es cierto que una fracción de la ayuda destinada al conflicto en Europa podría alcanzar para pacificar Myanmar, el argumento de que lo de Europa podría terminar en una nueva guerra mundial podría encubrir el sentimiento de que existen Estados que son centrales y otros menos importantes (¿una forma de “racismo”?).

El hecho de que la junta ahora no tenga serios rivales y de que lo que ocurre ahí no haya producido la devaluación de ninguna moneda, no ha impedido que la Unión Europea impusiera una quinta ronda de sanciones en noviembre o que la ONU advirtiera con adopción de medidas… las aplicadas durante décadas no impidieron el descenso al horror de la población de Myanmar.

 

* Profesora y Doctora en Geografía/Geopolítica, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Magíster en Relaciones Internacionales, UNLP. Secretaria Académica de la SAEEG.

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LA ESPINOSA CUESTIÓN DEL MAR DEL SUR DE CHINA ENTRE JAPÓN, CHINA Y VIETNAM

Giancarlo Elia Valori*

Japón es un país insular largo y estrecho de norte a sur y más estrecho de este a oeste. Su superficie terrestre (377.975 kilómetros cuadrados) es poco mayor que la de Italia. Limita con el océano Pacífico hacia el este y mira a través del océano a los Estados Unidos de América hacia el este; al oeste se enfrenta a China, la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) y la República de Corea (Corea del Sur), así como a la Federación de Rusia por mar pero sin profundidad estratégica.

El surgimiento del Japón moderno durante la Restauración Meiji lo elevó en ese momento al rango de “fundación de todas las naciones asiáticas”. Abrió miles de múltiples medios político-militares y extendió el prestigio del país en todas las direcciones. Al hacerlo, mostró la intención de Japón de ir más allá de su archipiélago japonés y extenderse en el extranjero.

Esto fue confirmado, de hecho, por las formas de política continental, proponiendo una línea de soberanía de defensa y la teoría de la Esfera de Co-Prosperidad del Gran Asia Oriental o Esfera de Prosperidad Colectiva del Gran Asia Oriental, mostrada en la década de 1940.

En respuesta a la situación en el Lejano Oriente después de la Primera Guerra Mundial, Japón implementó una estrategia de moverse de Norte a Sur y en la Segunda Guerra Mundial se fijó el objetivo de trasladar sus intereses a la República de China. Cuando las fuerzas armadas invadieron una China dividida internamente, debido a la falta de recursos internos de Japón, la situación económica de autosuficiencia se vio seriamente cuestionada, con los resultados que todos conocemos.

La República Socialista de Vietnam se encuentra en la parte oriental de la península de Indochina, limitando con China al norte, Laos y Camboya al oeste y el mar de la China Meridional al este y el sur. Cubre un área de 331.212 kilómetros cuadrados (también un poco más que la de Italia). Su costa tiene una longitud de 3.260 km (excluidas las islas), y el país se extiende 1.600 kilómetros de norte a sur: su punto más estrecho es de 50 kilómetros.

Las montañas son altas en el oeste y bajas en el este. Tres cuartas partes del territorio es montañoso. A mediados del siglo XIX, Vietnam no tenía ningún concepto de economía marina o comercio. Sin embargo, con la ocupación de algunas áreas e islas ricas en petróleo y gas en el mar del Sur de China, así como a través del desarrollo privado, Vietnam obtuvo enormes beneficios económicos, y ha formulado una serie de políticas marinas desde la década de 1960.

En 2007 aprobó un proyecto de desarrollo marino con 2020 como objetivo. Con la planificación estratégica persiguió incansablemente los objetivos de una “potencia marítima” y adoptó una política para desarrollar firmemente la economía marina, combinando la economía marina y marítima con la defensa y la seguridad nacionales. Vietnam no se rindió y luchó por cada centímetro cuadrado de tierra insular, con el objetivo de obtener una posición estratégica favorable y ventajas prácticas.

A medida que crecía la conciencia de la soberanía marítima, en medio de feroces conflictos de intereses nacionales y cambios drásticos en las relaciones geopolíticas internacionales y regionales, Japón y Vietnam se encontraron en el Senkaku (chino: Diaoyu), Paracel (chino: Xisha Quan; Vietnamita: Hoàng Sa) y Spratly (chino: Nansha; Vietnamita: Islas de Truong Sa).

Ha habido un debate abierto sobre la cuestión de la soberanía. Hasta ahora, las disputas entre China y Japón sobre la propiedad de las islas del mar del Sur de China no se han resuelto adecuadamente. La soberanía de las islas del mar del Sur de China se ha convertido en un grave problema que desafía las relaciones bilaterales entre China y Japón, así como las relaciones bilaterales entre China y Vietnam.

De hecho, uno de los objetivos importantes para fortalecer las estrategias marítimas de Japón y Vietnam es el uso de los recursos de petróleo y gas, pero la disputa sobre la soberanía de las aguas territoriales y las zonas económicas exclusivas conexas es la cuestión más importante.

Con el desarrollo tecnológico, los recursos de la tierra se reducirán gradualmente y se agotarán. Los abundantes recursos del océano se convertirán en el último pedazo de territorio que puede ofrecer recursos a los países de la tierra. Es evidente que la división de las fronteras marítimas y la soberanía insular entre Japón y Vietnam implican los intereses fundamentales de las soberanías territoriales nacionales, y las diversas medidas y políticas marítimas adoptadas por estos dos países en el sector marítimo tendrán un enorme impacto en el mar del Sur de China. Este impacto es también la razón principal de la estabilidad del mar del Sur de China en el futuro.

Como se ha visto anteriormente, las cuestiones relativas al mar del Sur de China son complejas y el otro actor importante, a saber, los Estados Unidos de América, debe actuar con cautela y tomar precauciones al abordar la cuestión de estas costas. Además, la eficacia de su política en el mar del Sur de China también debe medirse por si favorece el logro de los objetivos estratégicos de los Estados Unidos sin entrar en conflicto con la República Popular China, sobre todo debido a la presencia de bases militares estadounidenses en la zona.

Ciertamente, los Estados Unidos utilizarán la llamada cuestión de soberanía del mar del Sur de China en la región de Asia y el Pacífico para incitar a los vecinos de China a corto plazo, pero hay que decir que a largo plazo la influencia de los Estados Unidos disminuirá gradualmente debido a cuestiones de mayor lejanía. El dominio está disminuyendo, y el curso de las relaciones internacionales está cambiando y rompiendo las hegemonías tradicionales.

Esta es la ley de hierro del desarrollo histórico. Por lo tanto, el ascenso de China debe garantizar la seguridad internacional y la fluidez del Mar del Sur de China. Japón y Vietnam son las principales razones que influirán en la estabilidad del Mar del Sur de China en el futuro.

Como resultado, China está intensificando la definición y aplicación de la estrategia económica militar y marítima del mar del Sur de China. Tener una fuerte capacidad oceánica es la expresión del valor integral y global de un país en política, economía y negocios, defensa nacional, ciencia y tecnología.

Con el rápido desarrollo de la modernización industrial mundial, China es un país económica y demográficamente rico. En el futuro, el mar del Sur de China será un canal importante que unirá a China con el resto del mundo. El mar del Sur de China y sus zonas costeras serán regiones estratégicas clave y cruzarán la construcción económica y la seguridad de la defensa nacional de todos los países que lo bordean.

La fluidez y la prosperidad son también el objetivo final del ascenso de China. Por el contrario, una vez que se produzcan guerras y conflictos en estas zonas, afectarán y advertirán a la economía y la seguridad de la defensa nacional de China. Por lo tanto, la estrategia militar en el Mar del Sur de China supera el valor económico, si este último no está adecuadamente protegido.

La confrontación por el mar del Sur de China no se limita a una estrategia específica en el ámbito de la economía marítima, sino a una estrategia de desarrollo mutuo que encarna la voluntad de los países costeros que, frente al océano, se enfrentan a su propio futuro.

En la actualidad, la propia China está aplicando activamente su estrategia marítima, empezando por mantener y reclamar la soberanía sobre los territorios que tradicionalmente pertenecen a la Patria, mediante una presencia militar más avanzada. También se está uniendo a otros países en la exploración de petróleo y gas, así como en la minería, mediante el fortalecimiento de la investigación y el intercambio basado en principios históricos y legales.

El fortalecimiento de su presencia, también a través de la construcción de zonas costeras, costeras e insulares, es una marcha gradual hacia mares profundos y distantes, en línea con los intereses de desarrollo del mar del Sur de China.

Las provincias y ciudades de los países ribereños del mar del Sur de China también están considerando el desarrollo de la economía marina como un objetivo importante, porque el océano es un recurso estratégico para el desarrollo sostenible de la humanidad y pertenece a todos.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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EL CHOQUE EN EL VALLE DE GALWAN: IMPERATIVOS ESTRATÉGICOS DE INDIA CONTRA CHINA

Siddhant Hira*

A nivel estratégico, la rivalidad sino-india tiene unas pocas décadas de antigüedad. Históricamente —cada vez que la República Popular China (RPC/China) se enfrenta a presiones internas y externas— ha establecido su dominio en la región al mostrar agresión contra la India. Curiosamente, la India en 1962 y la República Popular China en 2020 se equivocaron a la hora de anticiparse a la otra parte: en 1962, la India no creyó que China libraría una guerra y tampoco China pensó que la India respondería en 2020.

Harsh V. Pant escribió que China ha estado persiguiendo activamente “políticas para prevenir la aparición de otros poderes regionales, o por lo menos para limitar su desarrollo relativo a ella”. Y esto es especialmente cierto desde que Xi Jinping se transformó en el presidente chino en 2012: su gobierno ha sido sinónimo de varias agresiones que incluyen la diplomacia lobo-guerrero, la expansión marítima y los conflictos territoriales. Estos temas se han manifestado en su dominio en el Mar del Sur de China, la Iniciativa de la Ruta del Cinturón (BRI) y la política de trampa de la deuda, la interferencia en Sri Lanka, Nepal, Bangladesh y las Maldivas. La China de hoy ha superado su embarazoso siglo, pero no lo ha olvidado. Y ahora, su interés nacional es un deseo de independencia nacional, igualdad y reconocimiento en la escena internacional.

Los cuatro objetivos clave de su política exterior son la seguridad territorial, la estabilidad política, el progreso económico y la identidad nacional. La seguridad territorial es el objetivo más importante para lograr la seguridad nacional, que garantiza un fuerte control sobre el Estado. La presencia de estabilidad política es crucial en la región para el desarrollo pacífico. Y su política económica es asegurar éxitos —dentro de ciertos límites definidos por el Estado— para las empresas o negocios. Al promover su identidad nacional, China pretende proyectar su influencia cultural al mundo como potencia titular de un estatus y un activo buscador de reconocimiento.

El año pasado, el 15 y 16 de junio de 2020, China atacó a las tropas indias en el punto de patrullaje 14 en el valle de Galwan, a lo largo de la Línea de Control Real (LAC). Creyó que esta vez también el ejército indio estaría en desorden como lo estuvo en 1962. Pero en realidad, el ejército indio era similar a 1967 y 1987. La agresión china en la LAC en realidad comprendió tres escaramuzas separadas involucrando 300 tropas en total.

Durante las conversaciones del 5 de junio de 2020 se acordó desmantelar un campamento del Chinese Observation Post (OP) pero fue repuesto unos días después. Para preguntar sobre la re-erección, el Coronel Santosh Babu —al mando de 16 Bihar— dirigió personalmente un equipo a pie para hablar con el CO chino. Todos se sorprendieron cuando no reconocieron a los chinos; después de haberse desplegado en la región el tiempo suficiente, estaban familiarizados con sus oponentes.

Hubo dos razones para el primer enfrentamiento: la beligerancia de la nueva fuerza china sobre el CO indio preguntando sobre el campamento reconstruido, y luego un soldado chino empujando inmediatamente al Coronel Babu mientras también gritaba obscenidades en mandarín. Fue entonces cuando el CO de 16 Bihar entendió que las acciones chinas no eran de naturaleza táctica sino estratégica, viniendo directamente de Pekín. Estas acciones llevaron a los indios a responder ferozmente con sus puños, saliendo victoriosos después de 30 minutos. 16 Bihar incluso aplastó y luego redujo a cenizas al OP chino.

El segundo altercado es el más conocido, lo que resultó en que India y China perdieran hombres en las gélidas aguas del río Galwan. El Coronel Babu murió en las aguas después de ser golpeado en la cabeza por una piedra grande y cayó al río. Las emociones y la conmoción obviamente eran intensas, pero los indios mantuvieron la calma.

El detonante del tercer y último cuerpo a cuerpo fue cuando 16 Bihar escuchó un dron que estaba monitoreando el área para proporcionar inteligencia de imágenes (IMINT) para un nuevo asalto. India reforzó sus fuerzas con pelotones Ghatak —unidades de infantería de élite que lideran ataques, actuando como “tropas de choque”— del 16 Bihar y el Regimiento 3 de Punjab. Esta fase, de nuevo por encima y a lo largo del río Galwan, implicó el número máximo de ambos lados. También se intercambiaron heridos y bajas. Pero todo el personal tardó tres días más en llegar a sus lados respectivos.

Un año después de la escaramuza del valle de Galwan, tanto la India como China han mejorado su presencia militar, desplegado armas, logística e infraestructura fronteriza. Recientemente, China ha reemplazado dos divisiones en la LAC, ambas incluyendo dos regimientos móviles y un regimiento blindado, de artillería y de defensa aérea cada uno. También están mejorando la construcción detrás de los puntos de fricción en Aksai Chin. Los chinos comenzaron a establecer refugios reforzados para sus tropas, lo que significó el despliegue de tropas durante el invierno. Solo entonces India hizo lo mismo.

La India está bien preparada para contrarrestar estos movimientos a lo largo de la frontera indo-china y —después de Galwan— ha completado proyectos en un año que normalmente habría tomado cinco años. La República Popular China tal vez se sorprendió más por la rápida velocidad de la India en el desarrollo de la infraestructura fronteriza, que es quizás la más frecuente “causa raíz de las tensiones” entre los países: la velocidad de respuesta de la India y la acumulación de tropas se ha visto estimulada por las acciones de China, pero China parece estar viéndolo como una provocación en sí misma. A partir del 10 de marzo de 2021, la India ha construido 57 carreteras, construido y renovado 32 helipuertos, desarrollado 47 puestos avanzados y 12 campamentos de preparación para la Policía fronteriza indo-tibetana. En el ejercicio 2020-2021, la construcción de la frontera india fue de 1.200 kms con más de 1.000 kms a lo largo de ALC.

La nueva política de la India en la frontera sino-india es “defensa ofensiva”: aviones de combate y helicópteros de primera línea se han desplegado como disuasión estratégica, el 1er Cuerpo mecanizado se ha reorientado desde la frontera con Pakistán para manejar el ALC y, si es necesario, golpes relámpagos en el Tíbet. En términos de mano de obra, una formación de 10.000 soldados se ha unido al 17 Cuerpo de Ataque de Montaña, la única fuerza ofensiva de la India contra China especializada en la guerra de montaña. Y 50.000 soldados más acaban de ser estacionados, lo que eleva el total a 200.000 la Fuerzas de Operaciones Especiales de los tres comandos —Paracaidistas del Ejército (Fuerzas Especiales), comúnmente conocido como PARA (SF); los Comandos de Infantería de Marina de la Armada (MARCOS) y los Comandos Garud de la Fuerza Aérea (Garuds)— todos han sido incorporados a posiciones de avance en el este de Ladakh. En noviembre de 2020 MARCOS también se desplegó en el lago Pangong y la adquisición por parte del Ejército de 17 botes de fondo plano para el despliegue rápido de tropas debido a contingencias da crédito a la teoría de que ahora tiene una presencia permanente allí.

Aparte de la posible razón clave explicada anteriormente, hay varios otros factores detrás del ataque de China a ALC. Estos incluyen el amplio poder nacional de China (CNP) y la orden de seguridad asiática, el desapego de la India del Quadrilateral Security Dialogue (QSD, también conocido como Quad), el deseo de participación india en la BRI, el control sobre las líneas marítimas de comunicación (SLOCs), la re-separación de la cuestión indo-paquistaní y el estatus de Ladakh como territorio de la Unión.

En términos del CNP de China y el orden de seguridad asiático, los expertos en relaciones internacionales han declarado este siglo como el “siglo asiático”, pero creo que la presunción del Estado en el valle de Galwan fue un intento de iniciar un “siglo chino”. Antes, el gran plan nacionalista de la RPC era recuperar su gloria perdida durante el “Siglo de la Humillación”, pero ahora ha evolucionado de uno de interés propio a la dominación global. El motivo oculto de China es ser el líder mundial en todos los campos, utilizando métodos cuestionables para una gran mayoría del orden internacional.

Pekín quiere que la India se desprenda del Quad por dos razones principales: la revitalización del Quad limita sus propios objetivos expansionistas y su conciencia de las crecientes ambiciones globales de la India, y cualquier noción que tuviera en sentido contrario fue refutada por la postura militar de Nueva Delhi después de Galwan. La República Popular China ve a la India como su competidor directo en Asia y, para mantenerla bajo control, el presidente Xi Jimping quiere mantener al país fuera de la órbita de los Estados Unidos. China quiere que la India permanezca restringida al sur de Asia, mientras que unos lazos más estrechos con Washington permitirán a Nueva Delhi proyectar poder más allá de su vecindad inmediata.

En cuanto a la cuestión indo-pakistaní, las dos potencias —junto con China— tienen políticas independientes al respecto que se aplican simultáneamente y, por lo tanto, siempre están enfrentadas. Pakistán siempre ha mantenido la cuestión indo-paquistaní dividida con su antigua política de “desangrar a la India a través de mil recortes”, mientras que la India ha hecho continuos intentos de separarla. Y como China considera a la India su rival asiático más poderoso, ha comenzado a volver a separar la cuestión indo-pakistaní. Shivshankar Menon escribe en su libro India and Asian Geopolitics: The Past, Present que “la presencia a largo plazo de China en POK como parte del CPEC es una apuesta china por el continuo control de Pakistán en territorio indio, y ha profundizado el interés chino en la longevidad de un Pakistán dominado por su ejército”. Se ha asegurado de que en la eventualidad de hostilidades más allá del nivel en el valle de Galwan, la India se distraerá y se verá obligada a dividir sus recursos a través de las fronteras pakistaníes y chinas en una guerra de dos frentes.

Incluso cuando Xi Jinping inauguró el BRI en mayo de 2017, el PRC ha estado presionando a la India para participar. Nueva Delhi no concederá a Pekín este deseo, ya que cree que el proyecto es puramente para beneficios estratégicos chinos en lugar de un equilibrio con el de la nación anfitriona, así como el paso de la BRI a través del territorio en disputa —Cachemira ocupada por Pakistán (PoK)— que la India considera firmemente propio.

Bajo el disfraz de su diplomacia de deuda-trampa y la estrategia mayor del “collar de perlas” a través de la BRI, la RPC ha estado desarrollando puertos con fines comerciales para monitorear y, en última instancia, controlar los SLOCs en el mar Arábigo y en el océano Índico. Estos proyectos de desarrollo están a tasas de interés tan altas que la única opción viable para la nación anfitriona es arrendarlos de nuevo a China: Hambantota en Sri Lanka en 2017 por 99 años y Gwadar en Pakistán en 2015 por 40 años son solo dos casos bien conocidos. Los precedentes anteriores han demostrado que las instalaciones de doble uso como base naval nunca pueden descartarse.

El 12 de octubre de 2020, justo un día después de la séptima ronda de conversaciones a nivel de comandantes, China reiteró por segunda vez que “no reconoce el territorio de la Ladakh Union establecido ilegalmente por la parte India”. Cree que una porción de Ladakh es su parte de su territorio y tiene la costumbre demostrada de hacer reclamos geopolíticos históricos unilaterales cuando se trata de la frontera con la India y el territorio en disputa, así como reclamos sobre el estado indio de Arunachal Pradesh. La mayoría de las veces, estas afirmaciones son falsas. Haciéndose eco de Vikram Sood en su book The Ultimate Goal, un adagio explica el quid de la cuestión: di una mentira una vez, es falsa –pero dila innumerables veces– y se convierte en la verdad del Evangelio. O, al menos, se ha difundido lo suficiente como para que tales falsedades solo puedan remediarse mediante una estrategia a largo plazo.

Teniendo en cuenta la agresión china a lo largo de ALC, la India tiene que tomar una decisión difícil: ¿seguir siendo un cuidador de cercas y equilibrar sus lealtades entre Estados Unidos y Rusia, o elegir un lado y mantenerse firme en su decisión? ¿Qué tanto se involucra con Quad? El crecimiento económico y el desarrollo sin duda ayudarán a tomar esta decisión, así como desempeñar un papel crucial en la lucha contra la RPC. Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta clara y definitiva, ya que China siempre ofusca su razonamiento estratégico, sus decisiones y sus acciones.

Dado que ni las conversaciones diplomáticas (Mecanismo de Trabajo para la Consulta y Coordinación) ni las conversaciones militares (nivel de Comandante de Cuerpo) con China están logrando ningún avance concreto todavía, creo que el único método para que la India aborde el Estado es una combinación de comprensión de la historia, el idioma y la cultura chinos, el establecimiento de una política estratégica práctica que no sea de naturaleza reaccionaria ni receptiva y una red de inteligencia desarrollada, la casi paridad económica y el desarrollo de habilidades que surgen de los juegos de guerra en varios escenarios en todos los campos. China siempre ha jugado a largo plazo, y ahora es el momento de que India derrote a la oposición..

 

* Graduado de Relaciones Internacionales y cursante de la Maestría en Estudios de Seguridad Nacional en el King’s College de Londres. Investiga acerca de la intersección de las Fuerzas de Operaciones Especiales, Inteligencia, Seguridad Internacional y Política Exterior —especialmente en el contexto indio— y en las relaciones sino-indias.

 

Artículo publicado originalmente el 05/07/2021 en OFCS.Report – Osservatorio – Focus per la Cultura della Sicurezza, Roma, Italia, https://www.ofcs.it/internazionale/galwan-valley-clash-strategic-imperatives-for-india-against-china/#gsc.tab=0

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor.