¿QUIÉN EJERCE EL PODER EN EL ATLÁNTICO SUR? (4ta. Parte) LA EXTRANJERIZACIÓN DE LA POLÍTICA PESQUERA Y LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL MAR ARGENTINO

César Augusto Lerena*

Persecución la Prefectura Naval Argentina a un pesquero español en aguas argentinas. Foto: Prensa Ministerio de Seguridad

Como hemos podido leer en artículos anteriores, la ONG OPRAS, conformada por directivos mayoritariamente de empresas extranjeras agrupadas en las Cámaras sectoriales CAPECA y CAPA firmaron días pasados con la Cámara Española ANAMER y la Confederación Española CEPESCA un acuerdo de conservación y explotación de los recursos pesqueros del Atlántico Sur. Acuerdo que ya fue puesto en conocimiento de funcionarios de la Cancillería y del Subsecretario de Pesca.

El lector se preguntará, ¿por qué CEPESCA se interesa en la pesca ilegal (INDNR) en el Atlántico Sur? En principio, porque los buques españoles explotan licencias ilegales en la Zona Económica Exclusiva de Argentina en Malvinas y, además, capturan nuestras especies migratorias dentro o fuera de ella y efectúan logística en Uruguay. Pero no, no es solo por eso.

Si bien me referiré a las cuestiones relativas a la conservación y explotación pesquera, no quiero pecar de ingenuo y dejar de mencionar, aunque sea sucintamente, a la histórica sociedad británica-española, donde esta última acompaña el eje anglo-americano (blandiendo el peligro del cuco chino para sus fines) y sabe que en el marco del incremento del nacionalismo territorialista (en contraposición al globalismo) la disputa se dará en los mares, fortaleciéndose —Brexit mediante— el Commonwealth y los territorios insulares, en especial el Atlántico Sur y Malvinas, como producto del aumento de carga de 100 a 400 mil toneladas de los super-contenedores y su tránsito obligado al pacífico por el Pasaje de Drake, ante la imposibilidad de usar el canal de Panamá. Por supuesto, no es menor en esa relación el realineamiento de Brasil y los vuelos de Malvinas a San Pablo. España necesita del Reino Unido y éste de España, para internacionalizar aún más el mar argentino, dejando a la Argentina bolivianizada y, por ahora, acorralada al continente (habrá un próximo artículo).

Ya vimos la parte empresaria argentina, en la firma del Acuerdo de OPRAS, veamos ahora, algo de la española. El andaluz Javier “Paz y Bien” Garat Pérez, nacido en Sanlúcar, emula al portugués Fernando de Magallanes, quien salió precisamente de su pueblo, a realizar el primer viaje alrededor del mundo a fin de colonizar, comercializar y evangelizar América, pasando por el Atlántico Sur hasta el Pacífico y … Don Javier, parece tener similares pretensiones.

Nada puede decirse de su ganado prestigio en el mar de la pesca española. Es además de Marista, un universitario bien formado y, se desempeña como Secretario General de CEPESCA (36 asociaciones de armadores, 725 pesqueras y 781 buques), eterno presidente de la Coalición Internacional de Asociaciones Pesqueras (ICFA) y de la Organización Europêche y miembro para Pesca de la Real Academia del Mar. Con estos títulos y su conocimiento en la gastronomía pesquera, a los españoles los tiene domesticados; mérito no menor, a la hora de tratarse, además, de pescadores. Pero, se ve que le quedó chica la península a Don Javier y quiere emular a Don Fernando a la hora de evangelizar a los indígenas americanos —precisamente 500 años después— con un interés creciente en los recursos pesqueros del Atlántico Sur.

¡Que buen tipo es Don Javier! Se ve, que los pescadores argentinos desmemoriados no le recordaron a este amigo español que en 1816 nos independizamos y que, a pesar de recibir entre 1860 y 1959 más de dos millones de exiliados españoles (incluso catalanes y vascos) y tener un 50% de sangre gallega y de otras colectividades, también llegaron algunos andaluces con fama bien ganada. Tampoco le hicieron saber, que los españoles depredan los recursos migratorios argentinos en el Atlántico Sur y también lo hacen en la Zona Económica Exclusiva Argentina en Malvinas con licencias ilegales británicas. Además, de que, en oportunidad de aprobarse la Constitución de la Unión Europea, nuestra “Madre España” votó a favor de incorporar como Territorio de Ultramar del Reino Unido a las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y la Antártida Argentina.

Con estos hechos propios y de su comunidad, se empieza a desdibujar la imagen del Adalid de la Pesca Sostenible y al temible luchador incansable contra la pesca ilegal del Bueno de Don Javier; aun —muy probablemente— invocándose a la virgen de Nuestra Señora de la Caridad.

Si le hubiesen traído a la memoria a Don Javier la sociedad histórica con el Reino Unido (ver artículo del autor “España ¿La Madre Patria?” https://saeeg.org/index.php/2020/05/22/espana-la-madre-patria-200-anos-llevandose-los-recursos/ ), tal vez, hubiese sacado con un poco más de pudor los espejitos de colores, pero bueno, no le fue tan mal, firmó un Acuerdo con la ignota OPRAS, una ONG integrada por un 80% de extranjeros y realizó visitas protocolares a casi todas las Cámaras Empresarias Pesqueras, en su mayoría extranjeras y a los funcionarios competentes del país.

A Don Javier, veamos, solo le falta la FIFA para tener inmunidad diplomática. Pero, como al rengo se lo conoce andando, veamos que piensa y que viene a vendernos a los suramericanos:

Don Javier está a favor de las Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero (OROP). En Roma (11/09/2019), junto a la ICFA abordó la gestión de las Áreas Marinas Protegidas, la Pesca ilegal (INDNR) y las negociaciones de la BBNJ (Biodiversity Beoyond National Jurisdiction) y subrayó la importancia de garantizar que este proceso no anule los esfuerzos de las Organizaciones Regionales de Pesca (OROP)” y, “…como ya lo defendió en reiteradas ocasiones, son los instrumentos más adecuados para gestionar las poblaciones de peces transzonales y altamente migratorias, así como las de otras especies asociadas”. Hablando en criollo, Don Javier está a favor de una organización donde los Estados de Bandera (entre ellos el español en el Atlántico Sur) contarían con mayoría de votos por sobre los Estados Ribereños (Argentina y Uruguay). Además, de facilitar el intento del Reino Unido para ingresar a esa Organización por su ocupación ilegal en Malvinas. No me imagino a España oponiéndose a esta pretensión y, mucho menos a Don Javier, oponiéndose a los intereses de sus poderdantes. Lo ayudan las declaraciones del Director Ejecutivo de OPRAS Eduardo Pucci de que: “el área de Pesca Regulada que propone OPRAS está en aguas internacionales fuera de la Zona Económica Exclusiva de nuestro país, y tanto continental como insular, de modo tal que no colisiona con las reivindicaciones soberanas ni incide en el diferendo con Gran Bretaña”. El ex Subsecretario de Pesca de la Nación Argentina (¡!) nos dice la barbaridad de que Malvinas está fuera de la ZEE Argentina y, que este Acuerdo, no molestará a los británicos, poniendo, además, en duda lo dispuesto en la Constitución Nacional, frente a una supuesta disyuntiva ambiental. ¡Por Dios Bernardo! hubiese dicho el innombrable. Con razón los pescadores argentinos se comen cualquier amague y cada día los buques extranjeros nos invaden.

Don Javier cree que los productos elaborados en terceros países no reúnen el estándar de calidad de los españoles. Entiende que la estrategia de la Comisión Europea “reducirá drásticamente la productividad de la industria pesquera del viejo continente y condenaría a Europa a incrementar notablemente las importaciones de productos de terceros países, alejados de los estándares ambientales, sociales y de seguridad europeos, para alimentar a los ciudadanos de la Unión Europea”. Sinceramente, Don Javier, Ud. debería disculparse con la industria pesquera argentina y los españoles radicados en el país por estas declaraciones y desmentir ante los españoles este exabrupto especulativo. España es el primer comprador de productos pesqueros argentinos con 90 mil toneladas anuales por 500 millones de dólares (2018), con los mejores estándares de calidad del mundo (certificados por la UE, la FDA y USDA de Estados Unidos y el más exigente mercado de Japón y otros 50 países. Sin contar que el mar argentino es ambiental y sanitariamente más apto que las aguas europeas donde los españoles realizan parte de sus capturas. Es muy probable que sea argentino el calamar de la Plaza Mayor de Madrid, la merluza a la bilbaína o los langostinos de cuanta paella no valenciana se consume en España. Recordemos, que España es un gran comprador de langostino, calamar, merluza, etc. enteros, de modo, que la Argentina le está regalando mucha mano de obra a los españoles; ello, sin contar, con las extracciones ilegales ya citadas.

La producción subsidiada de los españoles y el plan de consuma pescado español. A lo dicho habría que agregar que la pesca española está subsidiada, contrariamente a las recomendaciones de la OMC. Frente a la pandemia, Don Javier, suplicante, salió corriendo a pedir nuevas ayudas: “el sector pesquero europeo agrupado en la organización Europêche, de la que forma parte CEPESCA, ha solicitado al comisario de MAOyP de la UE, Virginijus Sinkevicius, la adopción de medidas urgentes y extraordinarias para afrontar el impacto socioeconómico causado por el COVID-19” y preguntado, si estas fueron suficientes, contestó: “las ayudas del Fondo Europeo son importantes para financiar el trabajo, afrontar la falta de ventas y el almacenamiento, aunque sería necesaria más ayuda para fomentar el consumo del pescado español, como ha hecho Francia”. Resulta evidente que la política del secretario de CEPESCA de “consuma pescado español” es absolutamente proteccionista y nacionalista, por lo que no se entiende que un Acuerdo de CEPESCA y ANAMER con OPRAS y las Cámaras Argentinas pueda ser beneficioso para el país.

Las prácticas de sostenibilidad del recurso pesquero y la reducción de la pesca ilegal. A pesar de contar con el Fondo Europeo de Pesca y la Fundación Biodiversidad y pese a que más de 50 científicos acreditados del mar le pidieron a la UE que actúe para poner fin a la sobrepesca, Don Javier se manifestó contrario al proyecto de reducir las capturas en la UE, eliminar en forma progresiva las redes de arrastre e ir hacia la pesca selectiva y dijo: “el sector rechaza la propuesta de la CE de Biodiversidad de eliminar gradualmente la pesca de arrastre de fondo”, lo que remató la Consejera del Mar Rosa Quintana: “(los españoles) solo destinan el 3% de sus buques arrastreros a pescar en aguas comunitarias y el 97% restante los destinan a caladeros externos (entre ellos el Atlántico Sur), donde 193 buques de gran porte efectúan el 58% de las capturas”. Es decir, el preocupado por cuidar el recurso Don Javier, enviará al Atlántico Sur lo que la UE rechaza, degradando, depredando y dificultando las operaciones de los poteros argentinos. Por cierto, también se opone a las Áreas Marítimas Protegidas (AMP) diciendo: “cerrar el océano a la pesca entra en conflicto con objetivos fundamentales del desarrollo sostenible, tales como aumentar la seguridad alimentaria y reducir la pobreza”. Lo que propone el amigo Don Javier se llama sostenibilidad débil. Debería saber que la sostenibilidad no solo es económica y social, sino también biológica, ambiental y cultural, por lo cual, bajo justificación de reducir el hambre o la pobreza no se puede agotar un recurso de tercera generación, ya que “la generación actual toma prestados los recursos a las generaciones venideras” (Brundtland, ONU, 1987). Garmendia y colaboradores (2010) considera a “la sostenibilidad fuerte, a la que se preocupa por la salud del ecosistema, la que asegura la sostenibilidad de los recursos, del ambiente y los asentamientos humanos a perpetuidad”. También debiera conocer Don Javier que las AMP tienen distinto tipo de reservas y entender que un Estado ribereño, para el caso, tiene facultades para imponer reservas, restricciones y vedas para asegurar la reproducción, el desove y el desarrollo adecuado de sus especies migratorias y los empresarios -por lo menos en la Argentina— son meros concesionarios de un recurso de domino del Estado Nacional o Provincial.

La política de la sostenibilidad de la UE “…llevará a España a la gestión de licencias extranjeras” manifiesta Don Javier. Suena a pesca en la ZEEA de Malvinas y en el Atlántico Sur.

Los buques españoles en el Atlántico Sur operan en forma ilegal y ello queda de manifiesto por diversas cuestiones formales (de origen, etc.), pero se manifiesta con toda intensidad cuando se capturan recursos migratorios de un Estado ribereño en situación de desarrollo sin acordar con éste, como indica el preámbulo y varios artículos de la CONVEMAR, la Ley 24.922 de Argentina y, por supuesto, cuando son licenciatarios ilegales en la ZEE Argentina de Malvinas, incumpliendo con lo previsto en la Resolución ONU 31/49 y las normas vigentes de la República Argentina. Muy feo Javier.

El comercio español frente al Brexit. Aquí una nueva prueba de como Javier cuida el interés de sus socios británicos. El 22 de enero se reunió en Madrid con la Secretaria de Pesca del Ministerio de APyA Alicia Villauriz, a la cual —alineado con la European Fisheries Alliance (EUFA)— le manifestó que su interés es mantener: “…el acuerdo de libre comercio; el reparto de la pesca entre el RU y UE.; el mutuo acceso a las aguas y la continuación de la gestión en los stocks compartidos…”. El Brexit los tiene muy inquietos y con razón: se juegan el caladero Atlántico Nordeste donde “España captura unas 9.000 toneladas de pescado; unos 80 buques pescan en el Reino Unido y proceden de allí productos congelados de la pesca por valor de 246 millones de euros/año. Por su parte España exporta al Reino Unido unos 75 millones de euros… y faena en este con unos 55 barcos españoles de la EU27 (Francia, Irlanda, Bélgica y Alemania) y, además, unos 28 barcos españoles y 28 barcos de capital español con bandera del Reino Unido deberán salir de la Unión Europea”. ¿Adónde irán estos barcos? ¿Alguien imagina a una España aliada con Argentina? Don Javier está en las antípodas de Argentina, a quien el Brexit le debiera servir para que las condiciones arancelarias de los pescados de Malvinas (captura española) sean las mismas que para los productos argentinos.

Don Javier y su adlátere argentino Eduardo Rachid…casi me convencen. (ampliaremos).

Reitero: ¿Los españoles nos cuidarán los recursos? Y ¿quién ejercerá el poder administrador y soberano argentino en el Atlántico Sur? 

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

Copyright ©2020

ADIÓS LIBERTAD, ADIÓS

F. Javier Blasco*

Siempre se ha dicho que el que algo quiere, algo le cuesta, que viene a ser más o menos, que nada es gratis, todo tiene un precio, o al menos un peaje o canon que pagar por muy pequeño que este sea. Razonamiento simple y basado en la observación de los hechos que suceden con determinada frecuencia aunque, en los últimos tiempos, dichos peajes vienen siendo más graves, más personales, nos afectan a todos y a la mayor parte nuestras relaciones individuales y colectivas.

Peajes, que muchas veces se traducen en reales restricciones; que pueden venir impuestos por las autoridades, la aplicación de la Ley, la sociedad, el ambiente en el que nos movemos y hasta a veces, las imponemos nosotros mismos como corrección de lo ocurrido o en previsión de que lo acontecido no vuelva a ocurrir, o al menos que de suceder lo haga, con menor intensidad y gravedad que recientemente.

Solemos pensar que a medida que la sociedad crece en conocimiento, desarrollo y tecnología nos volvemos más libres, tenemos más tiempo para dedicarnos a nosotros, a la familia y amigos, a nuestras preferencias y hobbies, pero siento decepcionarle porque, si se analiza críticamente, eso no es verdad.

Muchas veces esas “libertades” personales, sociales y políticas que pretenden vendernos se pueden llegar a convertir en yugos que no solo arrastramos para siempre o durante un largo periodo; incluso en la mayor parte de los casos, hasta pueden cambiar los modos y formas para el desarrollo y el desenlace de nuestra vida cotidiana o habitual.

El legislador, que es quien realmente sostiene la sartén por el mango, tiene por misión fundamental buscar nuestro bienestar, o al menos tratar de conseguirlo. Esa es la teoría, que como principio no está nada mal; pero resulta que en el ejercicio de dicho liderazgo y de tal autoridad, a veces se confunde o se transforma en otra cosa que puede fácilmente definirse como el abuso de autoridad.

Ocultándose o amparándose tras ese aparente papel de protector de la sociedad y, hasta algunas veces, envuelto o con el apoyo de una aureola más grande con el sello de asociación de estados de carácter internacional, los que mandan y rigen los designios de las localidades, las regiones, los estados o de la vida universal legislan o acuerdan hacer algo que, por aquello de estar pensado y presentado, como algo de interés general, por nuestro bien y el de todos los demás, no podemos resistirnos o negarnos a acatar. Acatamiento que puede ser de forma voluntaria o por el temor de ser merecedor de una multa o punición de carácter personal o general.

Ejemplos hay muchos en la vida; lejanos, intermedios o más cercanos y de procedencia muy variada, como aquellos debidos a los cambios o imposiciones en las costumbres sociales; los derivados de la interpretación, desarrollo o aplicación de la religión; las apariciones y puesta en práctica de nuevas tendencias o ideas políticas; las invasiones y las guerras entre los pueblos; las revoluciones; las propagaciones de las enfermedades; el descubrimiento de nuevas partes del mundo, las mejoras en las tecnologías, los modos y medios de viaje; las comunicaciones y en definitiva, todo tipo de desarrollos que aunque nacieron y fueron presentados y hasta aceptados como consistentes mejoras para nuestras vidas; en cierto modo, han venido cambiando o imponiendo nuevas normas de comportamiento u obligaciones, que llegan para quedarse para siempre entre nosotros e imprimen su sello bien diferenciado y peculiar.

De todos los casos posibles, solo quisiera resaltar tres de ellos y no porque sean los más importantes, sino porque crearon cierto tipo de consecuencias o imprimieron un sello muy significativo aunque cada uno con diversa aplicación e intensidad. Para empezar, conviene hablar de la famosa “Ley Seca” en los Estados Unidos de América del año 1920 traída por Andrew J. Volstead, senador republicano por Minnesota, quien promovió la conocida como Acta de Prohibición, una ley que implementó la 18ª enmienda a la Constitución norteamericana. La prohibición, supuso la imposibilidad de vender, producir, importar o incluso transportar alcohol en el país; en definitiva, la abolición radical de todo tipo de alcohol (cerveza, vino, destilados de alta graduación), con ciertas excepciones, como el vino empleado para fines litúrgicos.

El movimiento vino arrastrado por una serie de iniciativas de carácter religioso y social tanto en Canadá como en EEUU durante el último cuarto del siglo XIX entre los protestantes y ciertos movimientos feministas (las propias mujeres), que reclamaban sus derechos para lograr la mejora del comportamiento personal o conyugal de los hombres, usualmente grandes bebedores en aquella época.

Tras años de tensiones, a favor y en contra; finalmente se alcanzó dicha iniciativa que, como ya se ha mencionado, se presentó como algo muy saludable y un paso adelante para la mejora de los comportamientos sociales y los derechos de la mujer. Tanto es así que se llegó a afirmar que “todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno». Frase con la se dirigió el 16 de enero de 1920 el reverendo Billy Sunday a una multitud de unas 10.000 personas que celebraban con él el funeral de John Barleycorn (nombre que se le daba al whisky en el argot norteamericano).

La realidad fue bien diferente y tal prohibición dio origen y pábulo a que rápidamente se produjeran efectos totalmente adversos como enriquecerse ilegal y rápidamente determinados sectores de la sociedad y la economía, al contrabando de whisky con todas sus connotaciones, la expansión y desarrollo del crimen, las mafias y el inicio del negocio de la droga. Miles de familias rotas, negocios por los suelos y toda una serie de grandes conflictos legales.

18 de junio de 1931. En las afueras de Nueva York,  agentes del gobierno destruyen barriles de cerveza clandestina durante la época de la ley seca.

Las reales consecuencias de aquella “noble y sana” iniciativa que afectó a una nación fueron bastante nefastas; las bandas criminales, casi de inmediato, surgieron o se multiplicaron para tomar el control de la industria del alcohol y de otros muchos legales o ilegales negocios más. Brotaron bares clandestinos en todo el país para vender licor ilegal, aumentó la prostitución, el crimen organizado y la extorsión; decenas de millones de personas desobedecieron la legislación y nunca se lograron los objetivos pretendidos con tamaña iniciativa. En 1933, tras el fracaso de la ley, fue derogada, siendo la única vez que una enmienda constitucional ha sido anulada en dicho país.

Otro ejemplo de carácter mucho más general y global, impulsado por las consecuencias de un terrible atentado terrorista, son las restricciones a los vuelos tras el tristemente famoso “11- S del año 2001” sobre EEUU. Atentado, perfectamente calculado y preparado por Al Qaeda que provocó unas cifras de unos 3.000 muertos y más 6.000 heridos.

En concreto, los terroristas secuestraron cuatro aviones de pasajeros en los que previamente, introdujeron personal yihadista, medio entrenado civilmente en el propio EEUU para que finamente, dos de ellos embistieran en los rascacielos conocidos como las Torres Gemelas. A consecuencia del impacto, algo más tarde y sin dar tiempo a su evacuación, cayeron envueltos en sendas nubes de humo y escombros. Otro de los aviones impactó en el Pentágono y el cuarto, que no llegó a alcanzar su objetivo, se estrelló en un campo a las afueras de Shanksville, en Pensilvania.

11-S. Atentado al World Trade Center

Como consecuencia de este terrible atentado, retransmitido en directo por todas las televisiones del mundo, cambió los modos y las formas de viajar, la seguridad y el control en los aeropuertos; el manejo, tipo y capacidad de los equipajes de mano; los pocos elementos líquidos y sólidos a transportar; los utensilios a manejar para las comidas a bordo y toda una serie de medidas de control directas e indirectas sobre el personal y el material a embarcar o durante el vuelo, han cambiado totalmente y con ello nuestra forma de viajar. Lo peor de todo aquello, es que todos estos inconvenientes y quizás alguno más, se han quedado con nosotros para la eternidad y todos los aceptamos sin rechistar como un canon en favor o beneficio de nuestra seguridad personal.

Sin embargo, otros atentados como el que sufrimos en Madrid el 11-M de 2004, terrible aunque de menor entidad que el 11-S, no han sido objeto de grandes cambios en la medidas especiales de seguridad en los transportes púbicos de las grandes ciudades tanto en España, como en el resto del mundo. Hecho extraño este, que pocos se paran a analizar; quizás sea, porque no quedó muy clara su autoría, porque a consecuencia de aquello hubo un gran cambio electoral y puede que al partido beneficiado, el hecho y su razón de ser real no le interesaba mucho airear o porque tras el juicio a los presuntos autores, por mucho que el propio juez quiso alardear y hasta obtuvo ciertos réditos personales, la verdad, es que no se pudo sacar casi nada y quedó mucho por aclarar. La cuestión es que se pasó pronto página y no se apreció entonces, ni se aprecia hoy, algún tipo de cambio en el comportamiento, seguridad ni en la forma de viajar en aquellos medios que se usaron para matar.

11 de marzo de 2004. Atentados en Madrid.

Dicho esto, llegamos al último y más reciente evento que ha servido de alarma, presión y cambio de rumbo en el aspecto social, económico, sanitario y de relación en todo el mundo y del que aún estamos en fases lejanas de poder afirmar que se ha superado ya con lo que las consecuencias y acciones se pueden agrandar; me  refiero claro está a la pandemia provocada por un virus bautizado como COVID-19.

Una pandemia, que por presiones políticas, económicas o espurios intereses políticos o personales se ha tardado en identificar públicamente, a pesar de contar con los medios y organismos bien capaces para su detección y alarma precoz. Fatalmente, cuando ya no había más remedio, se intentó ocultar a varios niveles, pero sobre todo, por países gobernados o en manos de estrafalarios, incompetentes y falsarios gobernantes como en España, Reino Unido, EEUU, Irán y Brasil principalmente.

Imagen de Tumisu en Pixabay

Gobiernos que han tratado de menospreciar y ridiculizar la profundidad de la pandemia; mirar para otro lado; no seguir las recomendaciones internacionales sobre el aislamiento; retrasaron evitar las ocasiones de transmisión o de contagio masivo; aplicaron tarde el necesario control de las fronteras, la preparación y el adiestramiento del personal sanitario, la acumulación de material y la habilitación de suficientes lugares seguros y bien equipados para la lucha contra la más que previsible y grave infección mortal de los últimos tiempos.

Finalmente, a pesar de tanto descubrimiento, adelanto y nuevas tecnologías, hemos tenido que combatir la infección con similares armas que hace siglos, el aislamiento en los hogares y el abandono de nuestros allegados, mayores y enfermos en manos de personal sanitario —más o menos cualificado— o a su libre albedrío, suerte y buena voluntad.

Se nos ha prohibido durante semanas visitar a los seres queridos, sacarles de los focos de muerte, acompañarlos mínimamente en lechos de dolor, velarlos cuando ya han fallecido y enterrarlos con la más mínima dignidad e intimidad familiar.

Con la excusa de evitar mayores calamidades y otro tipo de contagios, todo se ha justificado y hasta permitido sin casi rechistar. Ahora, al llegar el momento de empezar a pedir responsabilidades, nadie quiere hacerse cargo de la suya aunque sea parcial o en su totalidad.

No hay sinceridad, todos sabemos que en mucho países, las cosas no se han podido hacer peor, y encima de llegar siempre tarde y mal, los dirigentes políticos aunque sigan desorientando y toreando a la población con bombardeos de datos falsos y ocultándoles situaciones inverosímiles de alcanzar, aparecen ante los medios con proclamas mesiánicas, empalagosas y falsas palabras auto evaluando de notable la gestión de este mal.

Los graves y duraderos rescoldos de esta larga agonía, no se centran solo en las muchas decenas de miles de muertos que quedan atrás; hay que tener presente las ocasiones laborales truncadas por una mala previsión política, por reaccionar tarde y/o exageradamente para evitar volver a caer en situaciones extremas. En los miles de empresas cerradas o quebradas para siempre, los millones de parados, los obligados cambios en las forma de trabajo. Las limitaciones durante meses o años para disfrutar del solaz o el ocio, de las vacaciones en el mar, los viajes tranquilos o en grupo allende fronteras y sin limitar, las celebraciones multitudinarias, los besos y abrazos y el no podernos quitar esa sensación de pánico que para siempre nos acompañará con un temor desorbitado hacia aquel vecino o amigo al que ya no nos gusta saludar y con el que mantenemos una distancia prudencial o hasta mucho más.

Las medidas de control de la población a base de geolocalización y otros medios más sofisticados, los seguimientos y test varios en busca del menor síntoma o cuando una recaída vuelva aunque sea mínimamente a amenazar, las dificultades de paso para el embarque y desembarque en los aeropuertos y puertos, las nuevas incomodidades de los viajes placenteros en pequeñas embarcaciones, en tren o autobús, los cierres temporales de fronteras, las forzadas cuarentenas y la obligación de tener que pagar con el móvil o la tarjeta, aunque sea una mínima cantidad o que por la edad, no lo sepamos o no la queramos usar.

Esa distancia social y el uso del teletrabajo para muchos actos de la vida que de siempre han sido presenciales, cálidos y amables, nos llevarán a ser atendidos por Internet o atados obligatoriamente a maquinas con cintas grabadas que te contestan lo que quieren, te ofrecen de todo menos de lo que necesitas y acabas abjurando de ellas tras media hora de intentar e intentar.

Los miedos a los hospitales o a ser intervenidos por aquello de lo que te pueden contagiar, el uso obligado de la mascarilla para muchos actos de la vida, el implementado distanciamiento social, el cada vez menos uso del dinero y de nada que se pueda tocar, nos llevará sin lugar a dudas a una situación de histeria, de separación entre amigos, vecinos y hasta familiar y, sin duda, a una sospecha y denuncia de todo y todos que ya veremos cómo podrá acabar.

Para colmo de males, y como quien no quiere la cosa, muchos gobiernos y hasta organizaciones internacionales, aprovechan y aprovecharán esta situación de caos y pánico generalizado para legislar a su imagen y semejanza, bajo o por la excusa de nuestra protección colectiva y personal y acabaremos mucho más controlados en todos los actos y hasta en lo que antaño fue nuestra intimidad. Ya hay gobiernos como el británico, que aconseja o prohíbe las relaciones sexuales de parejas que no convivan en el mismo hogar.

Veremos, si finalmente los gobiernos y la sociedad en general, se deciden a aplicar el necesario remedio a la mayor lección aprendida de todo este desastre y maldad; cambiar las normas de juego y de atención a nuestros ancianos, que lo han dado todo y, sin embargo en la mayor parte del mundo, por vivir en residencias o en su casa en soledad, han sido clasificados como material desechable y los primeros a no cuidar.

Esperemos y deseemos que esto no vuelva a ocurrir, porque la vida es muy corta, dura y tenaz; por lo que todo aquello que ahora nos parece necesario, conveniente y hasta lejano, en unos pocos años se le podrá también aplicar a los que hoy defienden —aunque sea de hurtadillas— su necesidad; y entonces, será el momento para aquellos de pensar, que si lo hubieran hecho como debió ser, jamás le tendría que pasar.

* Coronel de Ejército de Tierra (Reserva) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas.

Miembro de la SAEEG.

©2020-saeeg®

 

LA ESTRATEGIA Y SU COMPLEJIDAD

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay

La estrategia es complicada, aunque muchos repiten la palabra y el concepto se ha popularizado. Vale la pena recordar una vez más que como término derivado de la palabra griega estrategos (general), el término estrategia, cuando se popularizó su uso fue visto en su sentido estricto y al principio como el “arte de lo generales”. Con el tiempo el concepto se amplió considerablemente. Hoy hay estrategia y estrategias en ámbitos políticos, empresariales, comerciales, etc. Hasta se puede afirmar la existencia de una “estrategia personal” de cada cual que le sirve para guiar su vida.

En definitiva, la estrategia consiste en usar de la mejor manera los medios disponibles con el fin de alcanzar un “x” objetivo. La “Gran Estrategia” contiene el objetivo supremo y a ella deben ceñirse las estrategias menores. Las secuencias cortas de la estrategia son sus partes tácticas. La táctica es al albañil lo que la estrategia es al arquitecto.

Desde el siglo XIX se generaron mayores complejidades. El concepto estratégico se amplió pero siempre dependiendo de la gran estrategia. Si Karl von Clausewitz definió a la guerra como la continuación de la política por otros medios, era obvio entonces y ahora que todo está (estaba) supeditado al objetivo político. En un enfrentamiento, en una elección o en esquemas de marketing, las victorias no tendrán valor salvo que contribuyan para llegar al objetivo máximo, o permitan alcanzar objetivos intermedios de naturaleza aceptable.

Ya en 1979 difundí las cuatro dimensiones de la estrategia: operacional, social, tecnológica y logística. Cada una adquiere mayor o menor relevancia según el contexto en que deba aplicarse. Deben agregarse las “3C”: comando, control y comunicaciones. Las interacciones posibles de las tres C son vitales y se acomodarán a cada plan estratégico. La logística es de vida o muerte y la tecnología igual. Ni Alejandro el Magno ni Napoleón hubieran obtenido triunfos sin comida para la tropa o sin vituallas y equipos. Isabel la Católica fue una gran logística; por eso se aceleró la reconquista de la península ibérica en 1492 tras 700 años en manos sarracenas. Napoleón pudo ganar en Waterloo de contar con el globo aerostático para observar de lo alto el movimiento de tropas. Un factor tecnológico disponible y voluntariamente no usado precipitó su mayor derrota. Poco antes, el emperador había disuelto (por “inútil”) el cuerpo de globos de los hermanos Montgolfier…

Exagerar una de las dimensiones puede confundir. En la guerra de secesión estadounidense la dimensión operacional sureña era óptima pero el potencial industrial del norte prevaleció. Robert Lee fue mejor general que Ulises Grant pero éste tenía mayores recursos. Por último, recuérdese que en el más alto nivel política y estrategia son una sola cosa.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

 

©2020-saeeg®

 

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

This site is protected by wp-copyrightpro.com