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“ENFOQUE DE OPINIÓN” DE EDGAR RIVERO ZABALA

Agustín Saavedra Weise*

Mi buen amigo, el jurista e intelectual Dr. Edgar Rivero Zabala, decidió que sus artículos publicados entre 2010 y 2019 se consoliden en un solo libro titulado “Enfoque de Opinión”, obra editada con el aval del Ilustre Decano de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la UAGRM Dr. Manfredo Menacho Aguilar, distinguido profesional y sobre cuya tarea en sus altas funciones nos explayaremos próximamente. Loable la decisión del autor, loable también el gesto del Dr. Menacho, al patrocinar esta recopilación que será de obligada consulta.

El volumen objeto de nuestro comentario fue presentado al público el pasado jueves 17 de octubre en el salón de actos del Decanato nombrado, ante una importante y selecta concurrencia. 

En nuestro país las ideas, los propósitos del hombre intelectual de nuestros días, se vierten principalmente en forma de artículos destinados a esas pulsaciones del vivir colectivo que son los diarios.

La huella de cada autor queda en páginas que recogen comentarios, sugerencias, observaciones y propuestas alusivas a una necesidad pública o privada.

El artículo no puede ser ni extenso ni difuso; debe ir a lo concreto, ceñirse a un tema. De ahí que todo articulista que acostumbra entregar con frecuencia sus crónicas, debe escoger como materia para cada columna un asunto preciso.

Así, paulatinamente, irá entregando y compartiendo un jirón de sus ideas y experiencias; incluso impulsará innovaciones y hasta actividades concretas de quienes lo leen. Digno profesional, dotado de sólida formación intelectual, el Dr. Rivero nos brinda en forma didáctica una amplia perspectiva sobre diversos temas de actualidad de carácter local, nacional e internacional.

La lectura de la medular serie de trabajos que componen este libro permite apreciar la continuidad del itinerario seguido por el autor, siempre con un criterio ordenador y acorde con las realidades palpitantes de la época que vivimos.

El rasgo sobresaliente del buen analista es la amplitud de visión, esa que abarca el panorama global de la realidad humana. La actividad como columnista de prensa del doctor Rivero entre 2010 y 2019 se inscribe en ese contexto y ha prestado un notable servicio público. Sus notas tienen valor permanente, permitiéndole al lector de hoy remontarse al origen de muchas de las corrientes y desenlaces políticos del tercer milenio que hoy nos toca vivir.

Esta colección, pulcramente ordenada por el autor, refleja temas que aquejan o preocupan a la sociedad. Sea en defensa del estado de Derecho, de la Democracia y de los intereses legítimos del Oriente boliviano, como, asimismo, en las trayectorias testimoniales de algunas personalidades nacionales o en las inquietudes propias del autor acerca de cuestiones vitales de una era dinámica que nos brinda singulares acontecimientos, la ágil prosa del Dr. Rivero nos presenta con claridad diversos trabajos de gran interés.

Ese conjunto medular, ahora felizmente se encuentra en un solo volumen, cuya lectura recomiendo calurosamente.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia,https://www.eldeber.com.bo/155391_enfoque-de-opinion-de-edgar-rivero-zabala

EL CLIVAJE EN LAS TENDENCIAS DE LOS VOTANTES

Héctor Melitón Martínez*

Imagen de Augusto Ordonez en Pixabay

Primero aclaremos que clivaje proviene del inglés “cleavaje” y es un concepto utilizado en ciencia política para analizar las tendencias del voto, es decir que se refiere a las preferencias y a las divisiones de los votantes.

Los votantes no se dividen en forma predefinida en grupos a favor o en contra de un determinado tema. Los votantes toman posición en relación con una o a varias cuestiones que lo afectan, eligiendo la opción que más se acerca a su postura.

En síntesis, si imaginamos las diferentes posiciones políticas ante una cuestión como una línea horizontal, el clivaje sería la línea vertical que divide a los diferentes partidos políticos, entre defensores y opositores de esa cuestión.

Bien, esto desde la óptica de un sistema político tradicional —basado en partidos políticos, valores rectores partidarios, plataformas, candidatos surgidos como los más aptos para concretar una plataforma y seleccionados democráticamente dentro del partido— sería algo predecible y hasta mensurable. Pero asistimos a una debilidad del sistema político, donde los partidos políticos no existen como tales, a pesar de que la Constitución los incluye como instituciones fundamentales para la democracia (Art.38.), pues solo tenemos frentes, alianzas, espacios políticos, etc., totalmente heterogéneos en su composición, desde lo ideológico, en su racionalidad instrumental y valores. Tampoco existen plataformas, solo transmiten deseos de alcanzar objetivos, pero no desarrollan el cómo; los candidatos no surgen de la preparación de cuadros que los partidos formaron, sino que son personajes que tienen ya creada una popularidad en muchos casos en actividades no relacionadas con la política partidaria y, en muchos otros casos, promovidos por intereses poco claros tanto internos como internacionales.

Se estila no hablar ni definir posiciones; estas hay que deducirlas de las expresiones de terceros que suponemos que son aliados o seguidores de tal o cual candidato. La idea del candidato es impuesta a la ciudadanía por medio de redes sociales y otros medios de difusión mostrando imágenes aceptables y dos o tres eslóganes que no podrían ser rechazados.

Ante este panorama recuerdo algo que decía un gran estadista del siglo pasado, “la visera más sensible para el hombre es el bolsillo”, por lo tanto existiría un segmento importante que solo inclina sus preferencias por como lo afectan temas como el retroceso económico, ya sea por falta de trabajo, por no alcanzarle el salario, porque no puede sostener cierto nivel de vida o porque su PYME quiebra, por falta de ventas o por ser intolerable la presión fiscal.

Otros quizás se inclinan por la idea de que es necesario hacer cambios estructurales para poder encarar esa modernización que nos permita un desarrollo sostenido y alcanzar instituciones republicanas sólidas y transparentes.

El oficialismo es el menos beneficiado por el desgaste de su gestión, por la crisis que debe enfrentar, muchos dirán por su ineptitud, otros dirán que es por culpa de lo heredado. Siempre en estos casos la más beneficiada es la oposición y más si en su debido momento el oficialismo no alertó sobre lo que había recibido.

La cultura de los políticos populistas es de alta aceptación en un sector importante de la sociedad y en los distintos estamentos sociales. Un cuarto de la población está por debajo de la línea de pobreza y no es una situación transitoria, es algo que padecemos desde hace años, donde son varias generaciones que han visto a sus abuelos, sus padres y ahora ellos vivir del subsidio del Estado, con todos los males que esto acarrea desde lo cultural e identitario, y con la utilización política de este déficit social, que ya no es una red de contención ante una emergencia, y se ha convertido en un estilo de vida para muchos y una forma de hacer política para otros.

Es probable que esta sea una de las aristas más notorias de ese clivaje, que se ve potenciada por la falta de educación tanto ética como cívica e histórica y por la nula capacidad de análisis crítico que ejercita un alto grado de la ciudadanía.

Pero existen otras aristas que también tienen incidencia a veces aisladas y otras formando parte de lo hablado anteriormente, me refiero a lo ideológico. En este sentido existe una parte importante de los votantes que practican un viejo reduccionismo político que es culpar de todo los males a los peronistas. En este sentido, me gustaría saber ¿qué es ahora el peronismo? ¿Son los únicos culpables de todo lo que pasa en Argentina? ¿Acaso los que reivindican esta postura no están en todos los espacios, tanto oficialistas como opositores? ¿No creen que hay muchos que son anti peronistas pero se cubren con ese ropaje para poder utilizar lo simbólico que representa esa vieja y desarticulada tradición? Bueno, para adoptar esta arista o faceta en la selección del clivaje tendríamos que analizar los interrogantes mencionados, de lo contrario sería un reduccionismo poco eficaz, casi un maniqueísmo que nos haría equivocar en visualizar al oponente. En esta postura se observa un amplio sector del oficialismo que, inclusive, cuestiona hasta decisiones de selección de precandidatos por provenir de esa tendencia.

Otro sector es el de los que sueñan con la revolución, el socialismo del siglo XXI, que no es igual a la del siglo anterior, la tecnología y la globalización y la ausencia de una bipolaridad mundial le han dado otras características. Estos sectores, ante la bipolaridad en lo electoral, es probable que adopten un apoyo crítico hacia la oposición.

Por último trataré un sector, que es el más ignorado, que son los integrantes de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas de Seguridad. Si bien es un sector chico, tenemos que sumarle sus amigos, familiares, etc., los cuales sumados son un número importante que ningún candidato se atreve a despreciar. Estos desde hace más de 30 años han sido olvidados, eliminados de la esfera del Estado, bastardeados y denigrados, rescatando y ennobleciendo a quienes fueron en los 70 los que a sangre y fuego intentaban tomar el poder.

Comparto la carta que el Foro de Generales, difundiera recientemente (septiembre 2019) bajo el título “Ante el presente proceso electoral en desarrollo”, donde se exige que los partidos políticos habilitados para participar den a conocer sus plataformas y en especial para este sector:

– Políticas de defensa y seguridad.

– Políticas con respecto a las víctimas del terrorismo.

– Políticas sobre los presos políticos, los cuales superan en promedio los 70 años y de los cuales ya han fallecido más de 500.

Estos temas son las aristas del clivaje de un sector considerable de los votantes que hasta el presente no han sido abordados por ninguno de los postulantes a la elección. Son además temas que hacen a la tan mentada unidad nacional, siempre tan proclamada y nunca efectivizada. Estos sectores se ven como en un “col de sac” (un camino sin salida) y ya ven como muy evidente la discriminación y falta de equidad hacia ellos de ambas partes.

Estos serían a mí entender algunas de las facetas que incidirían en la toma de decisiones ante la futura elección. Seguramente habrá muchas más pero, como dije al principio, el clivaje se dará en base a las distintas necesidades del votante que pueden ser una o varias.

* Licenciado en Ciencia Política, egresado de la Universidad Nacional de Rosario. Miembro de la SAEEG.

Presión externa sobre el Gobierno

Editorial de El Deber de Bolivia

Aunque por uno de sus tantos viajes no estuvo presente Evo Morales, el pasado enero tuvo lugar el tradicional saludo del cuerpo diplomático acreditado en el país al titular del Ejecutivo. El vicepresidente presidió el acto, acompañado del canciller Diego Pary. En esa oportunidad, Álvaro García Linera expresó: “Lo único que pedimos es el respeto, nadie tiene el derecho a enseñarnos nada como tampoco nosotros tenemos el derecho a enseñarles a ustedes nada”. Agregó: “respeten nuestra forma de ser, respeten nuestra democracia, respeten nuestra cultura, como nosotros respetamos absolutamente a todos”.

Hablando de respetos, poco tiempo después tres senadores estadounidenses enviaron un mensaje solicitando se respete la voluntad popular expresada en el referendo del 21 de febrero de 2016. De la misma manera, diversos representantes -tanto a nivel individual como colectivo- de las principales naciones del mundo se han referido a la necesidad de realizar un análisis permanente de la situación en Bolivia y que se hará un “seguimiento” de lo que suceda en nuestro país hasta las elecciones de octubre 2019, las que también serán “monitoreadas” minuciosamente.

Frente a esta verdadera ola de interrogantes y cuestionamientos del exterior no es válido fingir enojos o presentar posturas altisonantes. Bolivia, más allá de los discutibles avances de los que hace gala la actual administración, sigue siendo un país estructuralmente débil, sometido a vaivenes propios de una nación emergente y dependiente. Por tanto, no cabe la petulancia en nuestros contactos externos. Hay que defender la soberanía y la autodeterminación sí, pero tómese en cuenta que a su vez esos principios son puestos en duda por el mundo cuando en lo interno algunas pautas elementales de la institucionalidad no se cumplen. Es lamentable el hecho de haber negado la manifestación mayoritaria del pueblo contra una cuarta elección consecutiva. Se lo hizo mediante el fallo de un tribunal interno complaciente que reiteró el “derecho humano” a ser reelegido, triquiñuela ya utilizada antes por otros tribunales sumisos del hemisferio y frente al desvergonzado silencio de un ineficaz sistema interamericano.

El Gobierno tendría que escuchar atentamente los sanos consejos que le llegan desde el exterior en lugar de seguir rasgándose las vestiduras. Las autoridades de la hora deben encarrilar sus acciones por el camino correcto del respeto a la soberanía popular, expresión máxima de la democracia. No queremos en Bolivia una segunda Venezuela.

https://www.eldeber.com.bo/opinion/Presion-externa-sobre-el-Gobierno-20190209-0031.html