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A 61 AÑOS DE LAS RELACIONES CUBA-INDIA: NECESIDAD DE ABRIR UNA NUEVA ERA.

Ruvislei González Saez*

Antecedentes

Los históricos vínculos de la India y Cuba aunque oficialmente cumplieron 61 años de relaciones este enero de 2021 van más allá y se remontan a la llegada de los primeros migrantes indios a la nación caribeña en el siglo XIX. Sin embargo, las fuentes oficiales declaran que alrededor de 1905-1906 llegaron procedentes de Jamaica unos 200 indios. En 1914 arribaron más de 2.000 indios nacidos en la propia India y unos doscientos de Jamaica, habiendo entrado los últimos con sus documentos oficiales. Muchos de ellos se dedicaron a trabajar en centrales azucareros en el oriente del país. La inmigración directa de la India cesó en 1916, no así la que estaba localizada en varias Antillas caribeñas (López, 1977).

Las relaciones oficiales entre los gobiernos de Cuba y la India se forjaron desde los inicios del triunfo de la Revolución Cubana, constituyendo la segunda nación asiática, después de Sri Lanka, con la que La Habana estableció relaciones diplomáticas el 12 de enero de 1960. Los vínculos estuvieron precedidos por la visita realizada en 1959 por el Comandante Ernesto Guevara (Che) las que motivaron a la concreción de los lazos diplomáticos un año después.

El primer país asiático visitado por el Che en 1959 fue la India. Luego de una escala en Bombay, llegó a Nueva Delhi el 30 de junio. Al siguiente día tuvo su encuentro con el primer ministro Pt. Jawaharlal Nehru, con quien además de intercambiar temas políticos de interés, compartió un almuerzo en su casa y realizó un homenaje a Gandhi. También visitó Bhakra, el Taj Mahal, Lucknow y Calcuta (Romero, 2019).

En las relaciones bilaterales se destacaron los encuentros y visitas en ambas direcciones al más alto nivel. En el propio 1959 hubo dos grandes reuniones con el gran líder Nehru; la mencionada anteriormente del Che y la de Fidel Castro en Nueva York. Este último en ese momento en calidad de primer ministro y Jefe de la Revolución. Posteriormente, en 1973, Fidel visitó la India y fue recibido por la primera ministra, Indira Gandhi al arribar al aeropuerto internacional de Palam, en Nueva Delhi. La otra visita muy importante de Fidel fue en 1983, donde el histórico abrazo público a Indira Gandhi, quedó grabado para la historia en los ciudadanos del país por su carácter amistoso y la espontaneidad al hacer entrega de la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) a la dirigente india, en la capital de la nación asiática.

Otras visitas de la parte cubana a la India fueron las de los entonces cancilleres Roberto Robaina en 1994 y 1997, así como Felipe Pérez Roque en 2007. En 1996 el presidente de la Asamblea Nacional en ese entonces, Ricardo Alarcón realizó una visita oficial a Nueva Delhi.

Ya en el período más reciente, se efectuó la gira del ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla (actualmente también viceprimer ministro), en mayo de 2013 y posteriormente la del entonces primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en marzo de 2015 (actualmente presidente de la República).

Mientras por la parte india, se destacaron las del primer ministro Rajiv Gandhi en 1985, la primera visita oficial de Estado de índole bilateral que tenía lugar entre los dos países. Le siguió en 2006 el premier Manmohan Singh para la cumbre del MNOAL; en 2012, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Shri S. M. Krishna, visitó La Habana y un año después, lo hizo el vicepresidente Shri Hamid Ansari, acompañado por una delegación de alto nivel.

En 2016, el ministro del Interior, Raj Nath Singh, segundo en jerarquía en el gabinete, representando al primer ministro Narendra Modi, quien a su vez miembro del Ejecutivo Nacional del gobernante Barathiya Janata Party (BJP), viajó a La Habana para participar en las honras fúnebres del líder cubano Fidel Castro. La última visita de alto nivel a Cuba, fue la del presidente Ram Nath Kovind en 2018 las que abrió una nueva etapa en las relaciones bilaterales.

Los históricos vínculos de Cuba con la India han sido tan importantes que fueron recogidos en el Tercer Congreso Nacional del Partido Comunista de Cuba en 1985 donde se plasmó que “la Amistad y el estrecho trabajo conjunto en el MNOAL caracterizan las relaciones con la India”. Por otro lado, en los momentos más difíciles de Cuba en su etapa de “Período Especial” constituyó un hecho trascendente la donación de 20.000 toneladas de arroz y trigo realizadas por la India a Cuba en 1993. La donación fue bautizada por el Líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro al momento de la recepción del cargamento como “El pan de la India”.

Posteriormente sucedieron nuevas acciones de solidaridad de la nación india. En el 2008, el Gobierno de Nueva Delhi canceló la principal deuda y los intereses de 62 millones de dólares, lo que equivalía a 1,28 mil millones de dólares de deuda contraída con la India. India también proporcionó una asistencia de dos millones de dólares en efectivo como socorro ante las devastaciones causadas por los huracanes Gustav, Ike y Paloma en agosto y septiembre del propio año. También sobresalió una donación de buena voluntad en el transcurso del 2017 en medicamentos y equipos médicos, así como tractores e implementos agrícolas. 

Relaciones político-diplomáticas

Las relaciones político-diplomáticas Cuba-India tanto en el ámbito bilateral como multilateral han mostrado gran coincidencia en sus 60 años de lazos oficiales. La India fue uno de los primeros países en reconocer a Cuba después del triunfo de la Revolución de 1959. A tan solo un año después en la que el primer ministro Narendra Modi ganara las elecciones, el entonces primer vicepresidente cubano (actual presidente), Miguel Díaz-Canel Bermúdez realizó una gira por la nación asiática en 2015, justo en momentos en que ambas naciones celebraron el 55º aniversario de las relaciones bilaterales. Fue la visita de más alto nivel efectuada entre ambas partes desde el 2013 en que el vicepresidente indio Hamid Ansari visitó La Habana y fue recibido por el primer secretario del Partido Comunista de Cuba y entonces presidente Raúl Castro y el Líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. También se reunió con Díaz-Canel en el que también volvió a tener un encuentro en la visita de 2015.

En el 2018, en respuesta a la invitación realizada por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez a su homólogo indio Ram Nath Kovind, se produjo la visita oficial del mandatario indio a Cuba. Como parte de su estancia de dos días fueron rubricados tres instrumentos jurídicos para ampliar la cooperación en los sectores de la medicina tradicional y la biotecnología. El mandatario indio mostró especial interés en este último con la visita efectuada al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). La concepción lanzada en su visita en la Universidad de La Habana del “Sur Global” reflejó puntos coincidentes en la proyección india y cubana, las que pueden devenir en una mayor concertación bilateral, pero también mediante cooperación en terceros países, especialmente de África e incluso en el Caribe.

Ambos países mantienen los mecanismos Diálogo Inter-cancillerías, así como también una Comisión Mixta Bilateral que permite analizar el estado de las relaciones bilateral e impulsar no solo el diálogo político diplomático, sino también otros asuntos de la agenda entre ambas naciones.

En el ámbito multilateral, se ha destacado el histórico apoyo de la India frente al bloqueo económico y financiero impuesto por Estados Unidos sobre Cuba. Ambos países han mantenido estrechos contactos entre sí en diversos foros internacionales, como la Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización Mundial del Comercio (OMC), etc. Cuba coincide con las opiniones de la India en la democratización de la ONU y la ampliación de su Consejo de Seguridad. Ambas partes comparten la posición de este último es central en el proceso de reforma en general y La Habana apoya la inclusión de la India como miembro permanente en el Consejo de Seguridad reestructurado. Cuba ha manifestado su apoyo público en varias ocasiones.

Cuba e India han sido pilares fundamentales del MNOAL a lo largo de la historia de este organismo y han compartido posiciones comunes con respecto a la mayoría de los asuntos en él tratados. Asimismo, promueven la cooperación Sur-Sur, y comparten el nuevo enfoque indio del Sur Global el que puede devenir en una mayor cooperación.

Cooperación bilateral

India y Cuba han firmado acuerdos en los sectores de biotecnología, ciencia y tecnología, comercio, cultura, medicina tradicional, normalización, deportes, energías renovables, de protección al consumidor y un programa de intercambio cultural. En 2013 se firmó el Acuerdo de Programa de Intercambio Cultural y un Memorándum de Entendimiento (MOU) sobre Cooperación en Materia de Difusión entre Prasar Bharati y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). También se concretó un MOU sobre cooperación en el campo de Biotecnología entre el Departamento de Biotecnología del Ministerio de Ciencia y Tecnología y BioCubaFarma de Cuba.

Además, Cuba se ha beneficiado del Programa Indio de Cooperación Técnica-Económica (ITEC en inglés), con más de 50 años de implementación. Desde 1989 hasta 2020, alrededor de 800 profesionales cubanos de diferentes especialidades se han beneficiado de becas en la India en diversos sectores como idioma, informática, economía, agricultura, etc. Dentro del propio programa, en 1995, fue donada a Cuba una planta de energía solar de 5Kw. Fue seguida por la puesta en marcha de repuestos de apoyo, así como se han desarrollado otros proyectos de capacitación.

La ciencia y la tecnología ha sido un área importante para la cooperación bilateral. Las principales áreas de interacción han sido la biotecnología y el software. Ha habido una cooperación activa entre la empresa india BIOCON y CIMAB de Cuba en anticuerpos monoclonales para el tratamiento del cáncer.

La cooperación india en Cuba ha sido relevante y ambas partes deberían potenciar los vínculos en ambas direcciones sobre la base del beneficio mutuo y las obtención de ventajas compartidas. El apoyo de la nación asiática en el desarrollo de la Fábrica de Fertilizantes Nitrogenados (NPK) en la provincia de Cienfuegos contribuyó a garantizar el 70% de los fertilizantes y abonos necesarios para la campaña agrícola de frío de Cuba en el 2019. La industria con capacidad 300.000 toneladas al año con capacidad de producción de 55 toneladas de fertilizantes por hora. La producción de la NPK rebajará cerca del 25% de costos de importación de sustancias como el sulfato de amonio, el fosfato diamónico, el fósforo y el cloruro de potasio. La industria nacional aporta la zeolita (Granma, 2018).

La edificación de la planta perteneciente a la empresa química EQUIFA del Ministerio de Industrias se ejecutó con el apoyo de la compañía de ingeniería AAR ESS EXIM de la India. La inversión comenzó a principios de 2017 y avanza en su segunda atapa hasta el actual 2020 y que incluye tres grandes almacenes para las materias primas, viales y sistemas de protección de la fábrica. El costo total de 41 millones de dólares, que incluye alrededor de cuatro millones de dólares aportado por un crédito indio para la financiación en equipos y tecnologías. La india también participa en el proyecto mediante asesoría y capacitación (Granma, 2018).

Relaciones económico-financieras

El comercio bilateral entre Cuba y la India tuvo su máxima expresión con valores alrededor de 300 millones de dólares en el año en 1980. Tras la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los cambios en las políticas económicas de la India en 1990 el intercambio mercantil tuvo una severa caída.

Las relaciones comerciales bilaterales no se han explotado en todas sus potencialidades. La India constituye el cuarto socio comercial de Cuba en Asia después de China, Vietnam y República de Corea. Aun así, en el período abril-septiembre de 2020 se destacaron las exportaciones cubanas a la India en relación a otros períodos anteriores (ver gráfico 1). Ambas naciones no han logrado arribar a un comercio bilateral de 100 millones de dólares en el tiempo reciente (aunque se han acercado), por lo que debería ser una propuesta a alcanzar entre ambas naciones con el propósito de fortalecer los lazos para el período 2022-2025. 

Gráfico 1: Relaciones comerciales Cuba-India (2013-septiembre 2020) en millones de dólares.

Nota: 2020* es el comercio entre el período abril-septiembre[1].
Fuente: Elaboración del autor con datos de ONEI (2019) y MCI (2020).

Los principales envíos que Cuba realizó a la India en los últimos años fueron productos farmacéuticos. Sin embargo, en 2020, en medio de la Covid-19 en el período abril-septiembre se destacó el mayor crecimiento comercial de los últimos años según el Ministerio de Comercio e Industria (MCI) de la India. En esta etapa, si bien hubo un ligero aumento de las exportaciones de productos farmacéuticos de 0,27% en relación con similar etapa anterior (seis primeros meses del período fiscal en curso). Sin embargo, hubo un gran crecimiento de las ventas cubanas a la nación asiática de la partida: combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación, sustancias bituminosas, cera mineral por valor de 66,8 millones de dólares (MCI, 2020).

Los principales productos de exportación de la India a Cuba son farmacéuticos, químicos orgánicos, plásticos y artículos de caucho, maquinaria y aparatos mecánicos, etc. Mientras que los principales productos de importación desde Cuba son productos farmacéuticos, artículos de tabaco, cueros y pieles sin curtir, etc.

En tanto, en las inversiones, la India es una de las grandes economías asiáticas que no posee inversiones en Cuba. Su experiencia global en el sector de la energía renovable abre oportunidades para que en el futuro aumenten las inversiones en Cuba dadas las condiciones naturales tanto de energía eólica en determinados lugares como de energía solar. En tanto, Cuba posee desde el 2006 una planta para la producción de anticuerpos monoclonales humanizados h-R3 construida en la localidad india de Bangalore[1]. La producción de esta planta se destina al tratamiento de pacientes que sufren de cáncer de cabeza y cuello es el resultado de la creación de la empresa mixta cubano-india Biocon Biopharmaceutical Ltd.

Relaciones culturales y deportivas

La cultura india tradicionalmente ha sido de gran aceptación por la sociedad cubana. El yoga y la meditación Vipassana se practican y las anteriores forman del programa de salud del Gobierno, a la vez que se celebran con gran promoción el Día Internacional del Yoga. El interés en el Ayurveda y la Naturopatía de la India está aumentando. El aniversario de los nacimientos nacimiento de Tagore y Gandhi se celebran cada año. El siete de mayo de 2007, un busto de Tagore fue inaugurado en La Habana Vieja. Un baile dramático se dedicó por los 150 años del nacimiento de Gurudev Tagore en mayo de 2011.

Entre las obras monumentales se destacan además un busto de Mahatma Gandhi y una estatua de la Madre Teresa en La Habana. Mahatma Gandhi, Nehru y Tagore ocupan un lugar especial en Cuba. La profundidad y la variedad de danzas de la India, la música y el cine son conocidos y de amplia difusión en Cuba. La Casa de Asia radicada en La Habana organiza eventos culturales: exposiciones, proyecciones de películas, charlas, en la India. La biblioteca en la Casa de Asia lleva el nombre de Rabindranath Tagore.

La India fue el “País Invitado de Honor” de la prestigiosa Feria Internacional del Libro de La Habana del 12 al 22 de febrero de 2015. La India fue el primer país asiático al que se le concedió este honor. Mientras, del primero de julio al 26 de septiembre de 2016, Cuba fue el país invitado del 7mo Festival de Cine Jagram, el mayor festival de Cine Itinerante del Mundo, ocasión en la que se exhibieron en 16 Estados del país un total de ocho películas cubanas y el documental “Mi hermano Fidel”, del destacado cineasta Santiago Álvarez.

En el ámbito deportivo, durante la visita del entonces ministro de Deportes Mani Shankar Aiyer en 2007, se firmó un acuerdo de cooperación deportiva. La Federación de Boxeo Amateur de la India y el Instituto de Deportes del Ejército, Pune, han estado contratando entrenadores cubanos en boxeo, atletismo, voleibol, lucha, judo y buceo de forma regular. El coaching por parte de especialistas cubanos ha ayudado a la India a ganar medallas en varias competiciones, incluyendo los Juegos Olímpicos. India envió 32 entrenadores comunitarios en diferentes deportes a Cuba para una formación en 2013. En el período 1999-2015, Cuba formó 10 estudiantes de la India en la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes (Morales, 2017).

Oportunidades y límites de las relaciones

Ambas partes tienen grandes potencialidades de incrementar el diálogo político y estratégico en vista a fortalecer diversos marcos de cooperación. Existen oportunidades para incrementar la confianza mutua bilateral. Puntualmente en los sectores económicos y científico-técnico hay grandes espacios no desarrollados en profundidad aun, particularmente en la biotecnología, la nanotecnología, informática, agricultura, industria, turismo.

La participación de Cuba en la Alianza Solar Internacional impulsada por la India es un buen espacio para profundizar la cooperación en el marco de la proyección india del Sur Global. Es decir, ambas partes tienen experiencias en el impulso y tratamiento de las energías renovables, como también existen excelentes condiciones en ambas naciones para fortalecer proyectos conjuntos no solo en Cuba, sino también en otras naciones caribeñas, algunas de las cuales tienen un gran vínculo histórico, cultural e identitario con la India.

Actualmente las relaciones comerciales e inversionistas son muy bajas, con amplias posibilidades. El desconocimiento de ambos mercados y de las transformaciones más recientes que está viviendo Cuba impide que se abran más espacios para una mayor presencia india en la isla, como también cubana en la nación asiática. Existe mucho potencial en sectores que ambos tiene fortalezas, pero que lejos de ser competitivos pueden ser complementarios en terceros mercados, como son los casos particulares de la biotecnología y la farmacéutica.

A la hora de enfocarse el empresariado cubano hacia la India no puede proyectarse como la habitual forma hacia otras naciones más pequeñas. India es un país complejo no solo por su extensión, sino por la diversidad existente en su estructura estatal. Cada Estado tiene potencialidades diferentes que implica proyectarse hacia los Estados particulares y no hacia el país de forma general. Incluso cada uno de los territorios estatales con sus poblaciones se pueden comparar con países como Canadá, Reino Unido, etc.

Hoy pueden destacarse como límites en las relaciones, la falta de conocimiento de las oportunidades de negocios en cada uno de los Estados indios de manera independiente. Por lo que hacer un estudio de mercado, no puede analizarse solamente a la India, sino a Estados particulares y potenciales. Por otro lado, se necesita promocionar a Cuba más dentro del territorio indio y eso es complejo por la extensa geografía, por lo que se necesita más que una oficina económico-comercial en Nueva Delhi, sino también aprovechar la presencia e incluso cooperación india. Ello implica una estrategia integral de la cual puede ser nutrida por el conocimiento no solo de la comunidad empresarial, sino también académica.

La India ha tenido una histórica presencia en la región, no en la misma medida que otras naciones como Japón o China, pero tiene grandes capacidades especialmente en el Gran Caribe por el asentamiento de poblaciones de origen indio que culturalmente le genera fortalezas. Centrar atención de la India en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y administrar un Parque Industrial no solo contribuirá al desarrollo del mercado cubano en productos importantes, sino también para proyectarse al mercado subregional. India tiene una gran experiencia en los sectores de la biotecnología, farmacéutica, manufactura, industria química, sistemas electrónicos, calzado, minería y metales, refinería, energía renovable, así como dispositivos médicos, etc (Investindia, 2020).

Particularmente en el enfrentamiento a la Covid-19 puede destacarse el apoyo de la India a Cuba en el 2020 en el que realizó una donación de medicamentos e insumos médicos para apoyar la Covid-19. La nación asiática ofreció 17 tipos de medicamentos y un grupo de insumos y medios de protección necesarios para hacerle frente a la pandemia (Martínez, 2020). Cuba por su parte con el avance de sus tres candidatos vacunales y dos vacunas, en estos momentos Abdala y Soberana 02, contra la Covid-19 más allá de la competencia abre el potencial de colaboración en el futuro.

Conclusiones

Este 2021 marca el 61º aniversario de las relaciones entre dos países distantes geográficamente, pero sin embargo, existen puntos de coincidencia en lo político y culturalmente. En el ámbito económico no se han explotado todas las oportunidades la que puede abrir un camino para que ambas naciones se propongan al menos llegar al corto plazo para 2022 más tardar 2025 a los 100 millones de dólares de intercambio.

Por otro lado, es importante expresar la necesidad de fortalecer la cooperación económica y la presencia de una inversión india que constituya una referencia para otras empresas de la nación asiática. Si bien el bloqueo económico y financiero de Estados Unidos ofrece límites y preocupaciones, también debe seguir observándose los cambios que se desarrollan en Cuba que podría potenciar una mayor presencia india. El mercado cubano tiene amplias potencialidades no explotadas en su totalidad.

Existen elementos negativos como el llamado “riesgo país”, el impacto del bloqueo económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba, también de la Covid-19 y la necesidad de seguir trabajando en el mejoramiento del ambiente de negocios en el marco del proceso de reordenamiento monetario-financiero del país. Este último se encuentra en proceso de transformaciones que visualizan una nueva etapa para Cuba que se refuerza con la aprobación de un conjunto de nuevas leyes y modificaciones de otras derivadas de la aprobación de la nueva Constitución en 2019.

La cooperación ha sido una base importante para consolidar las relaciones y particularmente ITEC ha sido relevante en la preparación de profesionales cubanos. La cultura y el deporte siguen siendo conectores directos de ambos países por lo que deben aprovecharse estas fortalezas para impulsar los lazos y poder arribar al 65 aniversario de las relaciones en 2025 en un estadío superior donde defina las relaciones Cuba-India como ejemplo para la mayor presencia de la India en el Gran Caribe.

* Doctor en Ciencias Económicas (2015). Profesor e Investigador Auxiliar. Jefe del Equipo de Asia y Oceanía y miembro del Consejo Científico del CIPI. Miembro de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos (SAEEG).

 

Referencias bibliográficas

Embajada de la India en La Habana. General Information about bilateral relations. 2020. <http://eoi.gov.in/havana>.

Granma. Concluye en Cienfuegos montaje estructural de mayor fábrica cubana de fertilizantes. Órgano Oficial del Comité Central del partido Comunista de Cuba. 2018. <http://www.granma.cu/cuba/2018-10-27/concluyo-en-cienfuegos-montaje-estructural-de-mayor-fábrica-cubana-del-pais-27-10-2018-11-10-38>.

Investindia. Sectors. 2020. <https://www.investindia.gov.in/sectors>.

Martínez Rodríguez, Maby. Gesto de la India y Turquía hacia Cuba en la lucha contra la Covid-19. 2020. <http://www.granma.cu/mundo/2020-11-12/gesto-de-la-india-y-turquía-hacia-cuba-en-la-lucha-contra-la-covid-19-12-11-2020-22-11-04>. 

MCI. Bilateral trade India-Cuba. 2020. <https://tradestat.commerce.gov.in/eidb/ecntcom.asp>.

Morales, Henry. Ayuda Oficial al Desarrollo de Cuba al Mundo. Guatemala. ISBN: 979-9929-754-08-8. 2017.

López Valdés, Rafael. La inmigración indostana a Cuba y sus antecedentes en las Antillas (Parte I). Revista de la Universidad de Oriente. Santiago de Cuba. No.25, pp. 161-192. 1977.

Romero, Reyes, Rodolfo. Los periplos del Che después del 59. 2019. <http://www.contextolatinoamericano.com/site/article/los-periplos-del-che-despues-de-1959>.

 

Citas

[1] El período fiscal de la India comienza en primero de abril y concluya el 30 de marzo del año siguiente, diferente a Cuba que coincide con año natural.

[2] Ciudad conocida por su desarrollo en la biotecnología de la India, es la capital del Estado de Karnataka.

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ESTADOS UNIDOS, RUSIA Y CHINA. LA NUEVA ESTRATEGIA DE TENSIÓN.

Giancarlo Elia Valori*

En la noche del 17 de marzo, la diplomacia occidental y analistas políticos de todo el mundo seguían cuestionando las verdaderas razones del brutal ataque verbal del presidente Joe Biden contra su homólogo ruso Vladimir Putin (“un asesino…”), cuando en Anchorage, Alaska, la diplomacia estadounidense arremetió frontalmente contra una delegación china de alto nivel durante lo que se suponía que sería la primera gran cumbre entre Estados Unidos y China desde que la nueva administración asumió el cargo en Washington. presidencial.

Aquellos que habían imaginado que con el fin de la era Trump, las relaciones internacionales de Estados Unidos volverían a las fronteras elegantes de la diplomacia y el “multilateralismo” rápidamente tuvieron que ser informados.

Joe Biden hizo su debut internacional ordenando el bombardeo de una aldea iraquí que albergaría a milicianos chiítas respaldados por Irán.

Entre 22 y 27 personas han muerto como resultado de la acción, no se sabe si fueron guerrilleros o víctimas colaterales. El hecho es que un presidente que ha ordenado fríamente una acción de guerra necesariamente sangrienta, llevada a cabo en el territorio de un Estado soberano, llama a su colega ruso “un asesino” y al mismo tiempo declara que China es un “enemigo estratégico” de los Estados Unidos.

Esta nueva línea de agresión insospechada del nuevo inquilino de la Casa Blanca fue de hecho fuertemente compartida por el nuevo secretario de Estado, Antony Blinken (que era el número 2 de Hillary Clinton cuando se concibió la deshonrada operación de “acercamiento” a las milicias libias, que costó, en 2012, la vida del embajador Chris Stevens), quien en la noche del 17 de marzo abrió la cumbre con los chinos, acusando a Beijing en términos inequívocos de reprimir a la minoría musulmana uigur en Xinjiang, de acciones antidemocráticas en Hong Kong y de “ataques cibernéticos contra Estados Unidos”.

La respuesta de Jang Jei Chi, jefe de relaciones exteriores del Partido Comunista Chino, a su vez se salió de los rieles de la cortesía diplomática: “Estados Unidos —respondió el diplomático chino— utilizó su fuerza militar y hegemonía financiera para aplastar a otros países… abusan de la llamada doctrina de seguridad nacional para obstaculizar el comercio e incitar a otros estados a atacar a China… Tienen que abandonar esta mentalidad de la Guerra Fría. Esta no es la manera de tratar con nuestro país, la cooperación puede beneficiar a ambas partes, pero debemos seguir el protocolo diplomático”.

La cumbre terminó con un vago acuerdo preliminar sobre la lucha contra el cambio climático, no sin otra “desviación” de los cánones de la diplomacia, cuando Blinken canceló abruptamente la cena con la delegación china en un gesto que los invitados encontraron innecesariamente grosero e irrepetible.

La cumbre de Anchorage, sin sentido, también afectará negativamente el problema de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte.

La red tejida por Donald Trump para convencer a los líderes norcoreanos de iniciar un proceso de desnuclearización real del país se ha vuelto cada vez más evanescente desde que el presidente estadounidense, a mitad de su mandato, demostró que estaba más interesado en su reelección que en las relaciones internacionales, hasta el punto de que su secretario de Estado, Mike Pompeo, regresó de un papelón en Roma donde no había sido recibido por el Papa Francisco, evidentemente irritado por la injerencia estadounidense en las relaciones entre el Vaticano y China, también hizo una innecesaria antesala en Pyongyang, cuando el líder norcoreano Kim Jong Un se negó a recibirlo.

Aquellos que esperaban un cambio de música con la nueva administración presidencial, tuvieron que cambiar de opinión.

Si el problema de una Corea del Norte equipada con armas nucleares y portaaviones modernos se considera un problema real, entonces Foggy Bottom debe reconocer que su solución pasa por Beijing, porque sin sólidas garantías chinas, Kim Jong Un difícilmente abandonará su estrategia de autodefensa atómica.

Por tanto, parece muy difícil para el nuevo Secretario de Estado reabrir el canal de diálogo con Corea del Norte, insultando duramente a un invitado de la delegación china en territorio estadounidense, mientras Estados Unidos —en el silencio de la nueva administración— es atravesado por una ola de protestas por la violencia que sufren los estadounidenses de origen asiático.

Incluso los rusos, tras el frío ataque lanzado por televisión por Biden contra Putin, reaccionaron con una firmeza indiferente: el embajador en Washington fue llamado a Moscú —una medida apenas menos grave que la ruptura de las relaciones diplomáticas— y Putin se contentó con ironizar sobre la salud y estado mental de su colega estadounidense, mientras que su canciller, Sergey Lavrov, absteniéndose de comentar las acusaciones del presidente estadounidense, prefirió ir a Beijing el 21 de marzo para consultas con el presidente Xi Jinping.

En resumen, frente a una administración estadounidense que quiere parecer decididamente más agresiva que la de Trump, que al final de su mandato ha logrado actuar como catalizador de las nuevas relaciones entre Israel y el mundo árabe, Rusia y China están fortaleciendo los lazos y la cooperación, con la creación de un eje que pueda trasladar al este el verdadero centro de gravedad de las relaciones internacionales, sin descuidar la atención geoestratégica que tanto Moscú como Beijing dedican al Mediterráneo.

Mientras que los rusos, de hecho, están firmemente presentes en Siria, donde tienen su sede en el puerto de Latakia y son los principales socios de Damasco en la reconstrucción del país de las ruinas de la guerra civil, los chinos, que tienen la flota comercial más grande del mundo, después de haber dedicado energía e inversiones al teatro africano, han pasado por el Mediterráneo realizando fuertes inversiones en Grecia (se dice que después de haber “conquistado” El Pireo miran cuidadosamente a Palermo y Trieste) y un sólido inicio de contactos con Israel para el uso del puerto de Haifa.

China, como Israel, de hecho ha salido de la crisis pandémica del Covid 19 y parece inteligentemente orientada a favorecer el renacimiento de la economía internacional después del colapso posterior a la emergencia sanitaria.

En esta situación, en la que los países más avanzados del mundo deberían tratar de implementar esfuerzos conjuntos y sinérgicos para reactivar la economía a nivel mundial, superando viejas y obsoletas vallas ideológicas, Estados Unidos incluso piensa en trasladar la atención de la OTAN hacia el Este, con miras a la confrontación con Rusia y China que parece querer revivir el clima más sombrío y fatal de la Guerra Fría.

Una estrategia de tensión, la inaugurada por el presidente Biden y su secretario de Estado Blinken, a la que Europa mira con evidente vergüenza, a sabiendas de que sólo un enfoque innovador de las relaciones comerciales, financieras y políticas a nivel mundial será capaz de sacar a nuestro mundo de la crisis más grave del siglo.

Una estrategia de tensión que parece miope e injustificada y que no tiene en cuenta el antiguo dicho de que “donde pasan los bienes, los soldados no pasan”.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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BIDEN SE CALZA EL TRAJE DE WILSON Y DE REAGAN FRENTE A RUSIA (Y EL MUNDO)

Alberto Hutschenreuter*

David Lienemann / Casa Blanca Oficial

Para aquellos que seguían los escritos del Joseph Biden desde bastante antes de que llegara a la presidencia de Estados Unidos, en modo alguno fueron sorprendidos cuando hace pocos días, ante la pregunta que le hizo su entrevistador de la cadena ABC en relación con si consideraba que el presidente Putin era un asesino, respondió afirmativamente; asimismo, agregó que “pagará las consecuencias” por interferir en las elecciones de 2020.

Aunque fue la primera vez que como mandatario realizó una afirmación tan extrema y categórica sobre su par ruso, efectivamente, en textos escritos en años anteriores se refirió a Rusia y a su régimen en términos muy críticos, llegando a calificar al sistema encabezado por Putin como cleptocrático con fines asociados con socavar a las democracias occidentales; por tanto (siempre en sus palabras), había que “erradicar las redes a través de las cuales se extendía la influencia maligna del Kremlin”.

Más allá del calificativo del que difícilmente podrá volver el presidente estadounidense, el dato que hay que tener presente es la visión centrada no solo en dividir en “buenos” y “malos” a los regímenes políticos, sino la absoluta convicción de que la calificación se realiza desde el lugar o territorio del “bien” o, para ser un poco menos tajante, desde un sistema de valores mayores o superiores a cualquier otro en la tierra. En estos términos, no podemos dejar de pensar en el gran jurista Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos entre 1913 y 1921 y creador de la Sociedad de las Naciones.

Existe sobre este mandatario demócrata una concepción tal vez algo simplificada en relación con sus ideas. Casi automáticamente se lo asocia con el idealismo en las relaciones internacionales, lo cual no deja de ser cierto. Básicamente, la corriente idealista o wilsonianismo plantea la primacía de la diplomacia y la seguridad colectiva como herramientas mayores frente a las rivalidades y disensos entre los Estados, a diferencia del realismo que, en un contexto de anarquía entre los Estados, antepone la primacía de los intereses, la seguridad y la capacidad de los mismos, por tanto, no queda excluida la guerra, el fenómeno social regular (no excepcional) en la historia, como sentenciaba Emery Reves.

Pero Wilson no hablaba desde una comunidad de valores internacionales: lo hacía desde los valores y normas estadounidenses. Es decir, si era posible un orden internacional, dicho orden debería reflejar y estar inextricablemente ligado a la urdimbre institucional-jurídica de génesis y desarrollo estadounidense. Para Wilson, sencillamente no existía otra opción. Y acaso lo más importante: su concepción implicaba una estrategia de coerción moral y jurídica, es decir, como lo advirtió Carl Schmitt, una situación prácticamente de hegemonía ideológica. Y cuando hablamos de hegemonía (o incluso de “imperialismo moral”) nos alejamos del idealismo, o bien tenemos que relativizarlo, pues tal condición implica disposición de ir a la guerra para preservarla.

De modo que Wilson, que en su formación había estudiado con atención las apreciaciones histórico-geopolíticas de Frederick Jackson Turner, identificaba la sustancia del orden entre Estados con el orden jurídico imperante en el territorio estadounidense. Dicho bien público internacional solo era posible desde una construcción institucional-jurídica concebida en ese país, un territorio inmunizado contra la guerra; por tanto, un territorio del “bien”, situándose el “mal” (es decir, las confrontaciones armadas casi permanentes) en el resto de la tierra.

Por otra parte, en ese orden basado en “la diplomacia primero” no podía haber lugar para otras propuestas igualmente de cuño universal, aunque totalmente diferentes al orden que propugnaba Wilson.

En este sentido, la revolución bolchevique implicó el despliegue de una diplomacia de nuevo cuño, donde la clásica relación Estado-Estado fue suplida por la relación Estado-clases trabajadoras con el fin de minar gobiernos burgueses y reemplazarlos por gobiernos de trabajadores. Había nacido un régimen basado en la subversión internacional, hecho que fue determinante para que Rusia, derrotada por el derrotado, Alemania, y en estado de guerra civil, no fuera invitada a la Conferencia de Paz.

Salvando diferencias, cuando Biden realiza consideraciones sobre el régimen de Rusia y sobre su mandatario, y no solo sobre el régimen de este país, lo está haciendo desde esa condición de excepcionalidad que supone Estados Unidos en el mundo. No se trata solamente del único país grande, rico y estratégico, sino del único dotado de valores políticos, jurídicos, institucionales, morales, etc., como para ser el “inmejorable” capaz de proporcionar al “resto del mundo” aquellos bienes públicos que supongan un orden internacional. En pocas palabras, una nación mundialmente redentora.

En este marco, desde la visión del mandatario demócrata, Rusia, más allá del régimen, continúa siendo un actor carente de modernización, es decir, no de modernización económica, sino de aquella modernidad político-institucional que la “habilite” para ser “reconocida” por los demás poderes (de Occidente, claro) como un actor confiable. En estos términos, una Rusia “homologada” por Occidente haría innecesario continuar exigiendo “pluralismo geopolítico” sobre este país, es decir, que sea un actor que respete la soberanía de los países vecinos y abjure de todo revisionismo geopolítico, que para Occidente pareciera se trata (este último) de una “regularidad” que trasciende a cualquier régimen, salvo aquel que suponga el menor riesgo para Occidente y sea el más dócil, por ejemplo, el encabezado por Yeltsin a principios de los años noventa.

Asimismo, como sucedió tras la toma del poder por los bolcheviques, cuando acaso se inició la misma Guerra Fría pues el “patrón bolchevique” implicó un reto ideológico en las relaciones internacionales, la Rusia bajo el mando de Putin supone, desde la visión occidental, un riesgo para las relaciones internacionales en el siglo XXI, aunque la misma no sea portadora de ideología o alternativa sociopolítica alguna, a menos que se considere que una autocracia basada en el capitalismo de Estado lo sea.

Por tanto, no solo es preciso defender a Occidente de la subversión rusa y erradicar la extensión de su influencia maligna (para expresarlo en las mismas palabras de Biden), sino debilitar a Rusia hasta el punto de reducir al mínimo su condición de gran poder, no superpotencia, porque Rusia es grande, rica pero no cabalmente estratégica.

El envenenamiento del líder opositor Alekséi Navalny, en agosto de 2020, fungió como el hecho que precipitó ese objetivo, si bien el origen de dicho propósito hay que rastrearlo tras el mismo final de la contienda bipolar, cuando Estados Unidos mantuvo, frente a una extraña y complaciente Rusia, un enfoque y manejo dirigido a erosionar las posibilidades de recuperación de Rusia, siendo sin duda la expansión de la OTAN la principal estrategia para contener y vigilar a este país, e incluso afectar el activo geopolítico ruso basado en la profundidad territorial. En otros términos, ir más allá de la victoria en la Guerra Fría, algo que Clausewitz nunca habría recomendado tras un triunfo militar.

Con Biden desde la presidencia, muy difícilmente se alcancen acuerdos con Rusia en relación con la situación de “ni guerra ni paz” que existe entre ambos países, no solo ya por la OTAN “ad portas” de Rusia, sino por otros múltiples temas que van desde el suministro de gas ruso a Europa hasta las armas estratégicas, todo en un contexto de crecientes sanciones por parte de Occidente.

Desde estos términos, hay cierto paralelo de los Estados Unidos de hoy con aquel de los años ochenta, cuando el presidente republicano Ronald Reagan amplificó la estrategia iniciada por el demócrata James Carter hacia fines de los ochenta, logrando ventajas estratégicas decisivas frente a la entonces Unión Soviética.

Sabemos qué sucedió después: el derrumbe se produjo principalmente por cuestiones económicas que el país arrastraba desde los años cincuenta, sobre todo en materia de baja productividad; pero la presión externa desempeñó un importante papel.

En breve, no sorprenden las recientes consideraciones de Joseph Biden en relación con Putin y su régimen. Se enmarcan en el sentido de excepcionalidad y misión redentora de los Estados Unidos. La cuestión es si en el siglo XXI, cuando ya se agotó el orden internacional liberal que nació en 1945, es posible sostener tales convicciones sin padecer consecuencias, aun siendo el único actor grande, rico y estratégico del mundo.

 

* Alberto Hutschenreuter es doctor en Relaciones Internacionales. Su último libro, publicado por Editorial Almaluz en 2021, se titula «Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante».

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