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ESTA SINDEMIA QUE NOS EXTINGUE

Abraham Gómez R.*

Dr. Abraham Gómez R.

Por supuesto que hay ilimitada preocupación por todos los acaecimientos pandémicos de los últimos meses; reflejados en los ya consuetudinarios boletines emanados desde la Organización Mundial de la Salud y por los propios países afectados seriamente.

En honor a la verdad, antes de que se expandiera el virus —de procedencia china, según la opinión generalizada— ya muchas naciones habían visto resquebrajadas sus respectivas economías, con las caóticas consecuencias que tales hechos conllevan.

En el primer trimestre de este año, la OMS declaró (con bastante perplejidad para muchos) a la COVID-19 como pandemia. No obstante, ha venido cobrando énfasis un neologismo como categoría científica que se construye para designar, con mayor exactitud, el mal que aqueja a la humanidad en los últimos meses.

Resulta asombrosa la coincidencia de los investigadores al calificar que se trata más acertadamente de una sindemia.

Antes de entrar en mayores profundidades atendamos primero a conocer de qué estamos hablando cuando decimos que una sindemia configura bastante más gravedad para la población mundial.

No es nada provechoso, si utilizamos una óptica cerrada y poco abarcativa; si insistimos en señalar que nos golpea una pandemia; porque esa mirada se encauza en una única perspectiva: una enfermedad, con su etiología y todos los demás elementos patológicos concurrentes; tal vez curable con una vacuna, como, en efecto, se ha venido avanzando en varios laboratorios.

De lo que se trata es de algo mucho más que una patología con carácter epidémico o pandémico

Visualizar al COVID-19 como una sindemia invitará a una concienciación más amplia, que implica: los problemas causados en la escolarización y la educación, los estragos en los procesos productivos, en el empleo; la precarización de la vivienda, la miserableza en la alimentación, la destrucción —en muchos aspectos— del medio ambiente y de la calidad vida. Por lo que, si apreciamos el COVID-19 única y exclusivamente como una pandemia caemos en absurda posición reduccionista. Estamos encarando una sindemia.

Con decir que padecemos una pandemia, dejamos a un costado un espectro amplísimo victimizado por el virus; que también requiere un absoluto análisis y determinante incorporación para su regulación y aporte de soluciones.

El vocablo sindemia es de reciente creación. Su acuñamiento lingüístico se le debe a la médico y antropóloga estadounidense Merrill Singer, quien teorizó la manera cómo una o más epidemias interactúan con problemas socioeconómicos para hacerse más dañinas en la población afectada.

La palabra sindemia proviene del inglés, syndemic, y puede entenderse como un acrónimo entre synergy y epidemic (sinergia y epidemia).

Lo conceptuamos como una sinergia de epidemias que coexisten, en tiempo y lugar; que interactúan para asolar y extinguir todos los soportes vitales de la sociedad humana.

La retroalimentación e imbricación de las epidemias causan secuelas complejas, que una vacuna no cura.

La sindemia del COVID nos está demostrando que no se trata solo de un agente infeccioso que afecta al cuerpo humano.

Esta lamentable sindemia provoca un desequilibrio y alteración del orden social, ambiental, psíquico, ético, político y económico. Todo queda desestructurado.

Las manifestaciones sindémicas del COVID generan y fortalecen patrones de desigualdades (que ya estaban) profundamente arraigados en nuestras sociedades; lo que exacerba disparidad social y económica; por lo tanto, potencia los efectos nocivos.

Dicho una vez más, el Coronavirus interactúa con una variedad de condiciones preexistentes.

El Coronavirus, estudiado en su condición sindémica, devela, también, las inocultables inequidades sociales; con lo cual se registra un índice desproporcionado de resultados adversos en comunidades empobrecidas, de bajos ingresos y minorías étnicas. Aunque hemos apreciado que algunos países, tenidos por desarrollados y con sistemas de salud a toda prueba han sufrido serios embates frente a esta enfermedad, por su alta letalidad, que no hace diferenciaciones de ningún tipo.

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Correo electrónico: abrahamgom@gmail.com

 

Artículo publicado originalmente el 13/10/2020, en Costa del Sol 93.1 FM – Güiria, Venezuela, https://www.costadelsolfm.org/2020/10/13/abraham-gomez-r-esta-sindemia-que-nos-extingue/

DESTRUCCIÓN CREATIVA Y DESTRUCCIÓN PROVOCADA

Agustín Saavedra Weise*

Joseph Alois Schumpeter (1883-1950)

El austriaco Joseph Alois Schumpeter (1883-1950) ha sido uno de los grandes economistas que tuvo el pasado siglo XX en su primera mitad. Fue un estudioso del desarrollo y agudo observador, además de ser autor de varias obras de innegable vigencia. Uno de los conceptos que lo hizo famoso es el de la innovación. Schumpeter afirmaba que la permanente introducción de nuevas técnicas contribuía decisivamente al desarrollo económico, brindándole un decisivo impulso.

La teoría de la innovación de Don Joseph tenía su centro alrededor del empresario dinámico, un ser con poder creativo y capacidad de riesgo que era (es) la fuerza básica del proceso de innovación como factor del cambio cualitativo. La concepción schumpeteriana de la innovación es muy amplia y sigue siendo absolutamente válida hasta hoy. Es más, vivimos en el presente en medio de una era de innovaciones permanentes, hasta diarias y a veces, inclusive en cuestión de horas se dan procesos de innovación, ya sea alrededor de un solo producto o con el ingreso de nuevos bienes al mercado. Por ejemplo, el televisor tiene décadas desde su invención pero ha sido permanente foco de innovaciones hasta llegar a los ultramodernos televisores de alta definición del presente. El mismo concepto básico (la TV) ha ido siendo reformulado progresivamente. Algo parecido se da con otros productos y al unísono, están los que desaparecen como consecuencia de nuevas invenciones. El ejemplo clásico que siempre doy es el del automóvil, innovación que rápidamente desplazó para siempre al tradicional carruaje de caballos.

La innovación también puede comprender la apertura de nuevos mercados con posibilidades comerciales e industriales, más otros potenciales rubros que se van creando y generan progresivamente diversas nuevas situaciones u oportunidades. Vale reiterar que cada innovación ingresada al mercado arrastra consigo un proceso paralelo de destrucción creativa, fenómeno que elimina viejos componentes al crearse algo nuevo que reemplaza a lo antiguo. Estos procesos innovativos generan costos sociales y perjuicios para algunos sectores; es una parte triste, pero inevitable, del proceso de innovación como factor básico del desarrollo.

Frente a este claro panorama ha surgido algo que viene de tiempo atrás y se ha ido acelerando en los últimos tiempos: es la obsolescencia creada o la destrucción seudocreativa de diversos productos con el afán de vender lo “nuevo” y desplazar lo más pronto posible a lo “antiguo”. Lo vemos palpablemente en el caso de los teléfonos celulares, donde los propios fabricantes provocan desvergonzadamente un proceso de obsolescencia creada e impulsan la ambición del comprador de adquirir “lo más nuevo”, aunque el celular reemplazado no sea tan distinto del anterior. Lo mismo sucede en otras industrias y es algo que en su momento deberá controlarse, ya que desvirtúa el sano concepto de la innovación y de su eterna compañera: la auténtica destrucción creativa, no la “destrucción” acelerada que los fabricantes —en su empeño por meternos nuevos productos— nos quieren encajar hoy en día con sus gigantescos programas de marketing y sus presuntas innovaciones, que muchas veces no son tales.

El sociólogo Vance Packard no se equivocó al pronosticar en los años 60 del pasado siglo XX el inusitado auge de la obsolescencia creada, factor hábilmente preparado para confundir al consumidor y desplazar un producto aún útil por uno presuntamente nuevo. Una pena todo esto, pues termina desvirtuando el auténtico proceso de innovación como factor clave del desarrollo, algo que el gran Schumpeter con tanto cuidado elaboró y reiteró.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

 

Nota original publicada en El Debe, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/destruccion-creativa-y-destruccion-provocada_205983

 

LA ASEAN BAJO LA PRESIDENCIA DE VIETNAM Y LA RELEVANCIA DEL TRATADO DE AMISTAD Y COOPERACIÓN

Ruvislei González Saez*

Introducción

El Sudeste Asiático puede catalogarse como una de las regiones más diversas tanto política como culturalmente. En esta área avanza en medio de la diversidad, el mecanismo de integración Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Está integrada por países cuyos gobiernos varían desde sistemas de monarquías absolutas como es el caso de Brunei, pasando por monarquías parlamentarias como Malasia, Tailandia y Cambodia, repúblicas parlamentarias como Filipinas, Myanmar y Singapur, presidencialista como Indonesia y socialistas como Laos y Vietnam. Además, existe una heterogeneidad lingüística, religiosa y en sentido general cultural, que puede manifestarse incluso dentro de un solo país.

Desde su fundación en 1967, la ASEAN ha venido consolidándose como un actor regional, logrando aplicar instrumentos relevantes para la resolución de sus problemas internos. A su vez, ha puesto en primer lugar los intereses como comunidad y ha sabido posicionarse como uno de los esquemas de integración más exitosos del mundo y el mecanismo en torno al cual gira la integración en Asia, mediante las plataformas ASEAN+ y la Cumbre de Asia Oriental.

Como actor unificado, la ASEAN posee la tercera posición en número de habitantes en Asia (después de China e India) con 630 millones de personas. De estos, la mitad se encuentra por debajo de los 30 años. Pretende convertirse para 2025 en la cuarta economía mundial y actualmente constituye la quinta (ver gráfico 1). Desde 2015, luego de haber concretado una zona de libre comercio, se propuso establecer como mercado común la Comunidad ASEAN con sus tres niveles de integración, Político-de Seguridad, Económico y Sociocultural (Congressional Reasearch Service, 2019).

Gráfico 1: 10 mayores economías del mundo en billones de dólares.

Fuente: ASEAN, 2019: 29

Si bien los inicios de la ASEAN fueron turbulentos debido a la alta conflictividad de la subregión. Aún persisten una serie de conflictos internos latentes, independientemente que es una zona de competencia estratégica y económica entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y China. La más compleja de las preocupaciones reside en la no resolución de uno de los conflictos de la zona, el del mar del Sur de China.

Teniendo en cuenta el entorno complicado, especialmente en el que estaba desenvolviéndose la zona en 1971[1] (aún no había concluido la guerra de Vietnam que involucró a toda la península indochina) se firmó la declaración de Kuala Lumpur (Malasia), que consideró la organización como Zona de Paz, Libertad y Neutralidad, independiente de fuerzas extranjeras y con una mayor cooperación a nivel interno. Fueron los Acuerdos de Bali de 1976, sin embargo, los que marcaron un cambio en la ASEAN. Finalizada la guerra de Vietnam, estos acuerdos significaron un paso decisivo en el camino a una mayor integración con la firma del Tratado de Amistad y Cooperación (TAC), la Declaración del Acuerdo de ASEAN y la creación de su Secretariado.

En la IX Cumbre de la ASEAN en 2003, los líderes emprendieron un camino hacia la creación de una Comunidad como un paso mayor de integración. En la XII Cumbre de la ASEAN en enero de 2007, los líderes reafirmaron el fuerte compromiso para acelerar dicha comunidad y se firmó la Declaración de Cebú sobre la aceleración de la creación de la Comunidad de la ASEAN para el año 2015.

La Comunidad de la ASEAN establecida en diciembre de 2015 se compone de tres pilares, a saber, la Comunidad Política-Seguridad, la Económica y la Sociocultural. Cada pilar ha desarrollado su propio plan y, junto con la Iniciativa para la Integración de la ASEAN (IAI) el Marco Estratégico y Plan de Trabajo del IAI Fase II (2009-2015), que formaron el Plan de trabajo para la ASEAN y la Comunidad 2009-2015 y posteriormente en el Plan Conectividad de la ASEAN 2025, el cual es la prioridad actual.

Uno de los procesos más importantes fue el establecimiento de la Carta de la ASEAN, la cual, sirve como una base firme en la consecución de la Comunidad ASEAN, proporcionando estatuto jurídico y el marco institucional al bloque. Asimismo, codifica las normas de la ASEAN y valores, establece metas claras para el mecanismo, así como presenta la rendición de cuentas y su cumplimiento. La Carta de la ASEAN entró en vigor el 15 de diciembre de 2008 y a partir de ahí comenzó a operar bajo un nuevo marco jurídico y establecer una serie de nuevos órganos para impulsar su proceso de construcción de la comunidad. En efecto, la Carta de la ASEAN se ha convertido en un acuerdo legalmente vinculante entre los 10 Estados miembros de la ASEAN (Corona & González, 2010).

En el actual 2020, existen varias preocupaciones de los Estados miembros derivadas de las afectaciones del avance de la pandemia de la Covid-19 en el Sudeste Asiático. Inquietudes que ya existían, pero que se han profundizado, como son: inestabilidad política doméstica (70,5%), empeoramiento de la situación económica (68,5%), cambio climático (66,8%), incremento de las tensiones militares (49,6%) y el terrorismo (44,6%). Particularmente con respecto a la ASEAN, persiste la preocupación de que los beneficios tangibles del bloque no sean percibidos por el pueblo (74,9%), que la ASEAN se convierta en arena de competencia de los mayores poderes (73,2%), que el mecanismo sea incapaz de resistir con desarrollos económicos y políticos inestables (68,6%), que se transforme en un proyecto cada vez más desunido (46,5%) y que sea elitista y desconectado del pueblo (36,8%) (ISEAS-Yusof Ishak Institute, 2020: 5).

El Tratado de Amistad y Cooperación (TAC)

La aprobación del TAC en el año 1976 fue hecha por los entonces integrantes iniciales de la ASEAN, Filipinas, Indonesia, Malasia, Tailandia y Singapur y quedó abierto para otros países del Sudeste Asiático con la ratificación de los cinco miembros originales. Posteriormente se le realizaron tres enmiendas, una en 1987, otra en 1998 y una última en el 2010 bajo la presidencia pro tempore de Vietnam.

  • Primera Enmienda de 1987: abrió paso para que Estados fuera del Sudeste Asiático se incorporaran al TAC con la aprobación de los fundadores de la ASEAN más Brunei.
  • Segunda Enmienda de 1998: permitió que Estados fuera del Sudeste Asiático se integraran al TAC con la aprobación de los 10 países del Sudeste Asiático (no contempla a Timor Leste).
  • Tercera Enmienda de 2010: permitió no solo el ingreso de países al TAC, sino también organizaciones regionales con la aprobación de los 10 miembros de la ASEAN.

Entre los elementos más importantes que contempla el TAC se encuentran el aumento de la paz, la amistad y la cooperación mutua sobre temas que afecten al Sudeste Asiático consistente en el espíritu y principio de la Carta de las Naciones Unidas (ONU), los diez principios adoptados por la Conferencia de Bandung en abril de 1955, la Declaración de la ASEAN de 1967 y la Declaración de Kuala Lumpur de 1971. El propósito del tratado es promover la paz perpetua, amistad eterna y la cooperación entre sus pueblos que contribuya a su solidez, solidaridad y relación cerrada.

Otro de los elementos a tener en cuenta para el ingreso al TAC, es la no interferencia en los asuntos internos de la otra parte, resolver las diferencias o disputas mediantes resoluciones pacíficas; una de las razones por la que en el actual contexto se esté negociando el Código de Conducta (COC) entre las partes que involucra a algunos Estados del Sudeste Asiático y China y que se negocia como bloque entre la ASEAN y Beijing. Mediante la incorporación al TAC las partes deben promover una activa cooperación en beneficio de estas en los sectores económico, social, técnico, científico y administrativo, así como en materia de ideales comunes y aspiraciones de estabilidad y paz internacional en la región. No es casual la incorporación de un grupo importante de actores al TAC, algunos de los cuales se convirtieron con el tiempo en socios de diálogo como China, India, Japón, República de Corea, Australia y Nueva Zelanda.

Particularmente la motivación de Estados Unidos en el TAC se dio con la administración de Barack Obama con el propósito de enviar señales de una mayor presencia de Washington en el Sudeste Asiático. El principal problema en el 2009 para su incorporación era el de Myanmar, de ahí que hubo un viraje en el que el gobierno de Obama fue el primero[2] en reconocer el nombre oficial del país y no como lo había nombrado históricamente, como Birmania. A la vez que comenzó a eliminar las sanciones económicas en la misma medida que también hubo cambios en dicha nación asiática. Igual sucedió con la Unión Europea que se incorporó en el 2012. Teniendo en cuenta que los artículos del TAC dejaron establecido claramente el respeto mutuo por la independencia, soberanía, igualdad, integridad territorial e identidad nacional de todas las naciones. A su vez, se reconoce en el tratado el derecho de cada Estado a conducir su existencia nacional libre de interferencia extranjera, subversión o coerción.

La ASEAN es un mecanismo que logra sentar a las principales potencias en una misma mesa, mediante la cumbre de Asia Oriental y discutir temas de resolución de conflictos de gran relevancia regional y global. En ese sentido, la incorporación de muchos de los países involucrados en estos al TAC permite modelar la situación en un ambiente de paz. Es ahí donde se discuten temas como el conflicto del Mar del Sur de China y el de la península coreana por poner solo dos ejemplos, aun cuando ninguno de los dos tenga una solución definitiva al corto plazo.

El TAC y la ASEAN como bloque, ofrecen lecciones importantes a América Latina y el Caribe. La región latinoamericana y caribeña es mucho más homogénea en su diversidad que el Sudeste Asiático. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) estaba surgiendo como el germen de una integración relevante de esta parte del mundo. La declaración de La Habana de 2014 como zona de paz sin armas nucleares, se corresponde con los principios del TAC. Sin embargo, hay dos elementos relevantes en esta área que lo impiden: el primero, es el no respeto a la diversidad de tipos de gobierno (izquierda o derecha) y enrumbarse en un proyecto regional común pese a las diferencias y el segundo es la constante intromisión en los asuntos internos no solo de la región, sino también de potencias globales, especialmente Estados Unidos.

Aun así, es interesante la inserción de un grupo de países latinoamericanos al TAC como Argentina, Brasil, Chile, Perú, Colombia y Cuba (ver figura 1). Seis países muy heterogéneos dispuestos a respetar los principios del TAC en el Sudeste Asiático y sin embargo, algunos de ellos no son capaces de cumplirlo en su propia región. Es una contradicción no antagónica que puede resolverse a partir de la voluntad política de sus gobiernos y la autonomía de sus políticas exteriores. El ingreso de las dos últimas naciones se da en el contexto de la presidencia pro-tempore nuevamente de Vietnam en el 2020. Dos Estados latinoamericanos y caribeños con excelentes relaciones con Hanoi y los demás Estados del Sudeste Asiático. De aprovecharse conjuntamente se pueden dar nuevos pasos en el mejoramiento de los lazos, más allá de ideología y proyectarse entonces en proyectos de cooperación conjuntos, especialmente en el actual contexto de Covid-19.

Figura 1: Países miembros del TAC por regiones

Fuente: ASEAN, 2020

La presidencia de Vietnam en la ASEAN en 2020

La adhesión de Vietnam a la ASEAN hace exactamente 25 años, ha sido estratégica no solo para la nación indochina, sino también para la integración total del Sudeste Asiático. Aun cuando es percibido como un pequeño Estado, con un nivel de desarrollo menos avanzado que los miembros fundadores, no puede obviarse el rápido proceso de crecimiento y desarrollo, considerada entre las 15 economías más dinámicas del mundo y en medio de la Covid-19 una de las pocas que cerrará con crecimiento en el PIB a finales de 2020. A la vez, ha despuntado con una activa política exterior sobre los principios de ser amigo de todo el mundo.

La integración vietnamita al bloque del Sudeste Asiático, impulsó el ingreso de Laos, Myanmar y Cambodia. Su primera presidencia pro tempore en el bloque, tan solo con poco más de dos años de experiencia en el año 1998, resultó un gran desafío luego de la crisis del Sudeste Asiático de 1997. Vietnam en el marco de la Sexta Cumbre de la ASEAN, presentó el Programa de Acción de Hanoi para enfrentar la crisis económica y financiera.

Doce años después le correspondió en 2010 ser por segunda vez, presidente rotatorio del proceso integracionista. En ese año, fue sede de las XVI y XVII cumbres de la ASEAN en abril y octubre respectivamente. En esta última, se declaró el propósito de agilizar el establecimiento de una Comunidad regional en 2015 y la materialización de la Carta del bloque aprobada en 2008. A su vez, en 2010 se dieron pasos concretos en los programas cooperativos claves como la Ventanilla Única en la aduana y la facilitación comercial y algo más importante, la presentación del Plan Maestro de Conectividad ASEAN, que hoy se trabaja en ello con la visión 2025.

En el actual 2020, Vietnam ostenta la presidencia pro-tempore de la ASEAN por tercera vez. Sin embargo, le ha tocado nuevamente a Hanoi enfrentarse a un gran desafío y de impulsar al resto de los miembros. Si en 1998, le correspondió medidas para enfrentar la crisis del 97, en 2010, avanzar con propuestas luego de la crisis 2008-2009, esta vez, es mucho más seria, es la crisis económica y sanitaria derivada de la Covid-19. En el primer semestre del año, la nación asiática demostró su fortaleza al organizar inmediatamente acciones de respuestas, en la que la ASEAN actuó como uno de los primeros mecanismos frente al coronavirus, incluso, mucho antes que la Unión Europea (UE) ante el agravamiento de la situación en Italia.

Tradicionalmente las primeras reuniones de alto nivel del año del bloque comunitario se hacen entre los meses de abril y mayo, pero dada la compleja situación actual debió retrasarse para el 26 de junio. La celebración de la XXXVI Cumbre de la ASEAN rompió con la tradición e inauguró una nueva era. Es la primera vez que se realiza un encuentro de este tipo de manera virtual. A la cita asistieron los presidentes de Indonesia y Filipinas, el Sultán de Brunei, la Consejera de Estado de Myanmar, los primeros ministros de Cambodia, Laos, Malasia, Tailandia, Singapur y de Vietnam (este último como anfitrión), así como el secretario general de la ASEAN.

La XXXVI cumbre de la ASEAN reflejó la receptividad del bloque ante los cambios en la forma de trabajar en el momento actual, no solo por el desafío sin precedentes del coronavirus, sino también por el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Este momento, impulsa los procesos vinculados a la Cuarta Revolución Industrial, entre ellos el de los gobiernos digitales y la inteligencia artificial. Ello coincide con la estrategia del Plan Conectividad ASEAN para 2025.

Bajo la conducción de Vietnam, se estableció el Grupo de Trabajo del Consejo Coordinador ASEAN sobre Emergencias de Salud Pública y se convocó a una cumbre especial del bloque y también del mecanismo de ASEAN+3, junto a China, Japón y la República de Corea sobre Covid-19 en abril de 2020 mediante videoconferencia. El bloque ha venido trabajando intensamente a partir de los compromisos generados en las diversas reuniones efectuadas desde enero que ha involucrado a los ministros de Exteriores, Defensa, Economía, Salud, Turismo, Trabajo. Debe resaltarse que ante esta situación la cooperación ha ido más allá del Sudeste Asiático y ha involucrado a los socios de diálogo miembros de ASEAN+3.

Específicamente, la XXXVI cumbre de la ASEAN se centró en discutir el:

  • Plan General de Recuperación Post-pandémico de la ASEAN,
  • Creación del Fondo Regional en respuesta a la Covid-19,
  • La construcción del almacén de insumos médicos de la ASEAN,
  • Establecimiento de un esquema estándar contra epidemias en situaciones de emergencia de salud.

Aun cuando el centro de la atención ha sido el combate a la pandemia, la ASEAN no ha dejado de avanzar en sus estrategias. Promovió el interés por concluir en el presente año la Asociación Económica Regional Integral (RCEP en inglés), el cual se convertiría en la zona de libre comercio más grande del planeta hasta el momento con la participación de los 10 miembros del bloque, China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda[3]. A su vez, analizó temas vinculados a las relaciones entre los Estados de la región según el TAC y la Declaración de Conducta de las Partes en relación al conflicto del Mar del Sur de China.

Los líderes de la ASEAN aprobaron la Declaración de la Visión de la ASEAN cohesiva y adaptativa, la Declaración sobre el desarrollo de recursos humanos en un mundo cambiante y la Declaración del Presiente sobre los resultados de la XXXVI Cumbre de la ASEAN. En la declaración final se hizo referencia a las reuniones virtuales de ASEAN con los socios de diálogo China, Australia, UE, Rusia y Estados Unidos.

Los países miembros del mecanismo regional, persistieron en la necesidad de mantener y promover la paz, la seguridad y la estabilidad regional en la resolución de los conflictos. Tales pronunciamientos se refieren a la necesidad de no incrementar las tensiones en el conflicto del Mar del Sur de China y a evitar acciones unilaterales las cuales han persistido en el presente año.

La ASEAN en el contexto actual, ha insistido en el avance de varios mecanismos, especialmente la Iniciativa de Integración ASEAN (IIA) y su Plan de Trabajo III, así como la Iniciativa de Chiang Mai Multilateralizada (ICMM) con el propósito de fortalecer las capacidades del manejo de las crisis financieras, el desarrollo de un mercado de bonos regional, ponerse de acuerdo en los tipos de cambio, así como avanzar a una integración financiera, hasta ahora no monetaria.

En este período se desarrolló la X Reunión sobre RCEP, presidido por el ministro de Industria y Comercio de Vietnam. Los miembros integrados por los 10 Estados de la ASEAN, más Australia, China, Japón, Nueva Zelanda y República de Corea, luego del retiro de la India el pasado año, crearán la mayor zona de libre comercio de mundo, con compromisos de apertura de mercados en los campos de bienes, servicios e inversión, simplificando trámites aduaneros y reglas de origen. El avance de este proyecto demuestra que mientras algunas potencias occidentales recurren al proteccionismo y ciertos analistas plantean que el mundo va hacia la desglobalización, lo cierto es que la región asiática persiste en la idea de la apertura, la interconexión y la promoción de la integración de las economías, especialmente en los momentos actuales hacia una economía digital.

De concretarse este año 2020, RCEP contribuirá al establecimiento de una nueva estructura comercial, independientemente que debía haberse concluido en 2016. Los miembros persisten en la voluntad de integrar nuevamente a la India, la que ha estado preocupada por la apertura de su economía y las afectaciones de varios sectores, especialmente el de agricultura y propiedad intelectual. De lograrse firmar RCEP en la XXXVII Cumbre de la ASEAN, será un gran éxito para Vietnam, para el bloque del Sudeste Asiático, pero también para China.

Varios países de la ASEAN han comenzado a trabajar en los detalles de un plan para abrir un pasaje que permita un viaje seguro durante la pandemia. Los planes propuestos incluyeron acuerdos de vía rápida de Singapur con China, Malasia con Singapur y Brunei, Indonesia con China. Sin embargo, el primer ministro de Vietnam, Nguyen Xuan Phuc, presidente rotatorio de la ASEAN ha sido cauteloso, al advertir que la pandemia podría causar una calamidad económica, ya que ha arrasado con años de ganancias económicas de la región. El hecho de que sea el Sudeste Asiático una región con mejores condiciones económicas para enfrentar la situación, sin dudas, el impacto está siendo y a su vez será muy severo. Todavía existen países con altos números de contagiados, a la vez que el riesgo de rebrote persiste como ya sucedió en varias naciones asiáticas

La respuesta a la Covid-19 en el Sudeste Asiático no ha sido uniforme, es decir, no todos han tenido el mismo nivel de éxito. Países como Vietnam, Brunei, Laos y Cambodia, han presentado mejor respuesta, mientras Indonesia tiene el mayor número acumulado de casos confirmados y se continúan detectando nuevos enfermos, al igual que Singapur, Filipinas, Malasia y Tailandia.

A pesar de que no se ha logrado eliminar la pandemia, ni a nivel regional ni global, Vietnam ya trabaja para celebrar la XXXVII Cumbre de la ASEAN en los últimos meses del año. Lo más probable, de no mejorar la situación se realice también de manera virtual. El activismo internacional vietnamita, reflejado en los últimos años y especialmente en este 2020, en el que también se desempeña como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, le confiere mayor confianza como interlocutor regional. La nación indochina ha logrado establecer altos niveles de relacionamiento al desarrollar Asociación Estratégica Integral con China, Rusia e India, Asociaciones Estratégicas con Japón, República de Corea, países del Sudeste Asiático, Australia, países europeos e incluso ha desarrollado una Asociación Integral con Estados Unidos.

Vietnam ha promovido en el marco de la ASEAN el desarrollo de un tratado en el Sudeste Asiático sin armas nucleares, la ampliación de la Cumbre de Asia Oriental. Su política exterior constituye un referente en el Sudeste Asiático, pese a no estar entre las economías más avanzadas económicamente del bloque. Su política de los tres no, propicia una mayor confiabilidad, al mostrar que Vietnam no se unirá a ninguna alianza militar, no se asociará con una de las partes para oponerse a otra y no permitirá que ningún país extranjero establezca una base militar en el país.

Particularmente en la confrontación sino-estadounidense cuando existen socios relevantes de Estados Unidos en la región como Filipinas, Tailandia, Singapur, etc, y pretende utilizar a Hanoi como socio, esta nación logra mantener el equilibrio entre Washington y Beijing. Sin embargo, es importante precisar que es falso cuando muchos plantean que Hanoi incrementa su alianza con Washington para contener a Beijing con el contencioso del mar del Sur de China. Es un tema delicado que puede malinterpretarse, a partir de fuertes campañas mediáticas que dan a entender ello desde los medios occidentales.

El 2020 es un año de profundos desafíos, pero bajo la conducción de Vietnam en la ASEAN puede preverse un período exitoso, pese a las complejidades que ha enmarcado la Covid-19. Por otro lado, Vietnam como presidente rotatorio ha impulsado el diálogo con los socios de la ASEAN para fomentar la cooperación especialmente con Australia, China, India, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Rusia, Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y la Organización de Naciones Unidas.

No debe obviarse el ejemplo de Vietnam en el combate a la Covid-19. Su diplomacia cooperativa en tiempos de coronavirus, independientemente de sus responsabilidades como presidente de la ASEAN en 2020, le confieren un ascenso como actor regional, al ser uno de los Estados asiáticos, junto a China, Corea del Sur, entre otros, en realizar donaciones a Europa, Estados Unidos, y un grupo de países en el mundo afectados por la pandemia.

Conclusiones

La ASEAN ha sabido crecer en los últimos años y se transforma en un mecanismo estratégico para el diálogo y la creación de proyectos regionales. El bloque ha devenido en plataforma de discusión para el logro no solo de la estabilidad regional, sino también global. A su vez, es terreno de confrontación estratégica de las principales potencias globales. En términos económicos y financieros, se profundiza como un mercado relevante y estable, así como en un puente para entrar a otros mercados asiáticos. La Covid-19 profundizó la cooperación entre sus miembros y demostró la efectividad de la integración en momentos de crisis, ofreciendo lecciones a otros proyectos en el mundo.

El TAC, ha devenido como un tratado de gran importancia que ha contribuido a reducir las diferencias históricas entre sus miembros y avanzar en el diálogo y el entendimiento. A la vez, demuestra que es posible resolver los conflictos mediante las negociaciones. Sin embargo, no ha sido capaz de impedir acciones unilaterales de algunos de sus firmantes que afectan la estabilidad regional. El mayor interés de países extrarregionales por la incorporación al TAC demuestra su importancia, así como también a otras regiones, particularmente América Latina y el Caribe, que puede existir paz, negociación y cooperación en subregiones y regiones muy heterogéneas política y culturalmente.

Los desafíos actuales de la crisis profundizada por el coronavirus han permitido mostrar las capacidades de Vietnam en la conducción de un bloque regional como la ASEAN, su activismo diplomático y sus resistencia económica, aun cuando el impacto afecte años de esfuerzo nacional. Su conducción en los diferentes foros intra-ASEAN y su liderazgo en los diálogos con los socios externos ha devenido en un fortalecimiento de la imagen de Vietnam en Asia y fuera de la región. Si logra concretar en el actual año RCEP, algo que no se pudo hacer bajo la presidencia de Tailandia, significará un éxito rotundo de su presidencia, dejando un legado importante. No obstante, el mayor desafío aún está, en lograr concluir las negociaciones del COC. Puede definirse la implementación por parte de Vietnam bajo la presidencia pro tempore de la ASEAN de una diplomacia amistosa, integral y cooperativa de mutuo beneficio.

 

* Centro de Investigaciones de Política Internacional, Cuba. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG), Argentina.

 

Referencias

[1] En ese entonces Brunei, Cambodia, Laos, Myanmar y Vietnam no era miembros de la ASEAN.

[2] Primer presidente estadounidense en reconocer oficialmente el nombre de Myanmar.

[3] India se retiró de las negociaciones el pasado año.

 

Referencias bibliográficas

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