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DILEMAS DEL CAPITAL DEL CONOCIMIENTO EN EL MUNDO ÁRABE. PROBLEMÁTICA POLÍTICA.

Salam Al Rabadi*

Imagen: Anthony Beck en Pexels.

 

Todos los países del mundo árabe se enfrentan a dilemas cognitivos complejos en el nivel de formación de capital de conocimientos. A pesar de los notables avances logrados en términos de indicadores de difusión de conocimientos en las sociedades árabes, no se deben ignorar muchos hechos que requieren una lectura cuidadosa y reflexiva de sus implicaciones.

Según el Informe Económico Árabe, publicado por el Fondo Monetario Árabe en 2022, la tasa de analfabetismo en el mundo árabe es de alrededor del 25%, lo que se considera la más alta del mundo (con la excepción de África subsahariana, que ronda el 34%), ya que hay aproximadamente 70 millones de árabes analfabetos y hay aproximadamente 15 millones de niños fuera de cualquier sistema educativo.

Si queremos definir con mayor precisión la realidad del capital intelectual árabe y no conformarnos sólo con indicadores cuantitativos, debemos llamar aquí la atención sobre los dilemas asociados a cada uno de los siguientes aspectos:

    • La abundancia de especializaciones versus la escasez de otras especializaciones (especialmente las científicas).
    • La viabilidad real del fenómeno de la difusión de la existencia de universidades como sucursales de instituciones educativas extranjeras.

En consecuencia, podemos plantear las problematicas relacionadas con las estrategias educativas capaces de seguir el ritmo de las exigencias de la economía y la sociedad del conocimiento, de acuerdo con el siguiente dilema:

¿Son las políticas y la metodología educativas en el mundo árabe capaces de crear una masa crítica de capital de conocimiento que pueda satisfacer las necesidades intelectuales y culturales de la sociedad o las necesidades económicas de los mercados laborales?

A pesar de todos los esfuerzos realizados para avanzar en este camino, en lugar de limitarse a mejorar los indicadores cuantitativos, parece que aún estamos lejos de alcanzar los estándares globales para formar una masa crítica de capital de conocimiento cualitativo. Actualmente existen profundas dudas sobre la capacidad de crear espacios dinámicos, innovadores y críticos a través de los cuales podamos formar esa masa crítica para enfrentar los dilemas económicos y sociales acumulados, incluidas las insolubles crisis políticas e intelectuales en el mundo árabe.

Por lo tanto, en principio, hay que reconocer que no es posible formar un capital de conocimiento sólido sin una visión clara de la identidad del ciudadano árabe cuyo conocimiento se pretende formar. Aquí surge la importancia del papel decisivo de los líderes políticos y de las élites intelectuales que podrían desempeñar en la reestructuración de todos los conceptos, estrategias y prácticas relacionadas con el proceso de producción y formación de la masa crítica de capital de conocimiento.

En este contexto, para demostrar la fragilidad de las estrategias árabes de conocimiento y la falta de visión a nivel político en relación con el desempeño del conocimiento, sólo tenemos que plantear los siguientes dilemas:

    • El reducido gasto público árabe en investigación científica, que se ha convertido en una parte esencial del poder blando de los países: según informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el gasto total en investigación científica en el mundo árabe no supera el 0,59% del producto interior bruto, frente a la media mundial de aproximadamente el 2,3%.
    • La escasez de apoyo a la producción o la lectura de libros: el mundo árabe produce menos del 1% de la producción mundial de libros (aunque el porcentaje de la población árabe es de aproximadamente el 5,5% de la población mundial).
    • La mala calidad de los libros publicados y la limitada base de lectores reales en lengua árabe: por desgracia, el ciudadano árabe sólo lee una media de 6 minutos al año, frente a las 200 horas anuales del ciudadano europeo.
    • El mundo árabe tiene las tasas más altas de fuga de cerebros y migración de habilidades del mundo: como resultado de un entorno político e intelectual incapaz de retener o atraer talento e innovadores; la mayoría de los estudiantes árabes que estudian en el extranjero no regresan a sus países de origen (especialmente aquellos con doctorados).

En conclusión, estos dilemas confirman inevitablemente la urgente necesidad de aumentar la inversión en capital de conocimiento relacionado con la investigación científica. Aquí también debemos darnos cuenta del peligro de convencernos de la viabilidad de políticas públicas relacionadas con la importación de conocimiento y tecnología con dinero, sin la existencia de un entorno político favorable basado fundamentalmente en:

    • Localizar el pensamiento racional y crítico.
    • Factores que generen creatividad e innovación.

En consecuencia, las visiones políticas seguirán siendo fundamentalmente capaces de crear un entorno propicio para la formación y consolidación de una masa crítica cualitativa de capital de conocimiento real, que en principio debe basarse en:

    1. La filosofía de la ciencia y el contrato social que sustente el Estado de derecho y el respeto a la diversidad.
    2. La modernización política, cultural y económica.

A la luz de lo anterior, y lejos de la afición de los vencidos a imitar al vencedor, es necesario destacar que no podemos lograr ningún avance cualitativo a nivel de cómo formar esa masa crítica sin una estrategia política seria que nos permita involucrarnos e invertir en ese sistema de capital de conocimiento que sea capaz de absorber nuestro presente y futuro con una comprensión racional y crítica, a través de la cual podamos superar la dependencia cognitiva, ya sea tecnológica, económica, política, cultural o incluso recreativa y deportiva.

 

* Doctor en Filosofía en Ciencia Política y en Relaciones Internacionales. Actualmente preparando una segunda tesis doctoral: The Future of Europe and the Challenges of Demography and Migration, Universidad de Santiago de Compostela, España.

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CREACIÓN DE UNA UNIVERSIDAD PARA ESTUDIAR LOS ASUNTOS FRONTERIZOS

Abraham Gómez R.*

La geografía humana, en su más amplia composición, que habita en los espacios correspondientes a nuestra poligonal fronteriza ―en sus cuatro fachadas― debe despertar el interés y fijar la preocupación de quienes ejecutan Políticas Públicas, por parte del Estado venezolano con la finalidad de corresponderles debidamente y como se merecen, en todas las áreas dispuestas para su subsistencia.

Estamos obligados a estudiar académicamente y adentrarnos en sus propios sitios de convivencias, para afinar mínimos detalles; para percibir de mejor manera la cultura, la comunicación lingüística, los valores, la etnicidad, estética, la identidad, los diferentes sistemas de producción según los rubros que son propios del específico lugar, la problematización que atraviesan, la distribución geoespacial e interrelación con el resto del país de los aludidos compatriotas quienes ocupan ciudades, pueblos y caseríos, con sus concretas y muy diversas manifestaciones y desempeños, que viven en esos inmensos espacios de nuestra extensión territorial.

Así también, resultará interesante conocer ―directamente― el modo específico (y en sus distintas variantes) cómo estos compatriotas interactúan con su medio ambiente; además, percatarnos «allí mismo» la manera en que organizan sus sistemas políticos, económicos y sociales como expresión natural y legítima de su ubicación geográfica.

Todo un complejo e inevadible desafío para aprehender en esas comunidades la calificación pertinente por lo que estamos haciendo y lo que ellos hacen, al tiempo que le damos sentido de pertenencia al lograr imbricarlos con el resto de la población nacional, con pleno respeto a sus modos, cosmogonía y costumbres.

Nuestro compromiso para estudiar los espacios fronterizos venezolanos, en la UNAFRONT, constituirá un eficiente reforzador de lo anteriormente citado.

Conocer integralmente lo que es nuestro en los ambientes colindantes con otros Estados es la mejor estrategia para defender tales zonas y a su gente frente a cualquier circunstancia o contingencia.

Han sido reiteradas las conversaciones que he sostenido con los directivos de las Academias y otras entidades, cuyo eje temático siempre ha sido las fronteras venezolanas, en toda su consideración y magnitud.

Lo hemos estado explicando en las universidades con el siguiente tono e intención. Cuando se trate de discernir sobre las zonas o áreas fronterizas, tenemos que asumir idénticos propósitos de venezolanidad, por cuanto constituye un asunto de Estado el cual desborda cualquier parcela individualista. Dicho de otra forma, la línea opinática debe dimensionarse por encima de diferenciaciones ideológicas o partidistas.

El asunto fronterizo trasciende a los gobiernos.o hemos reiterado en todas nuestras conferencias por Venezuela: se hace obligante concitar una verdadera unidad nacional.

Visto y analizado el párrafo anterior, nos hemos propuesto proyectar una Universidad Nacional cuya malla curricular se constituya únicamente de Asuntos Fronterizos (la UNAFRONT, como ya se le comienza a denominar en todo el país).

Al revisar por muchas vías, no hemos conseguido ninguna entidad educativa similar en otro país, ni siquiera en naciones que han tenido pleitos y serias controversias limítrofes por años.

En esta oportunidad, nos encontramos afinando el estudio de factibilidad que consignaremos por ante la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) para la creación de la precitada Universidad, cuyos componentes curriculares ―como se ha dicho― exclusivamente estriben en los Asuntos Fronterizos de nuestra nación y de otros países del mundo, aparejado a las Relaciones Internacionales.

Aspiramos que a través de innovadoras estrategias metodológicas, apoyadas en seminarios, foros, proyectos, investigaciones cualicuantitativas, estudios etnográficos, entre otras se haga posible desarrollar y analizar discernimientos, oportunas conferencias magistrales; visitas a los sitios de estudios, exposiciones e indagaciones documentales de delimitaciones y demarcaciones nacionales.

Particular interés y énfasis, por supuesto, lo tendremos en nuestros espacios fronterizos, en todas sus consideraciones e implicaciones. Valga decir, la conformación y nuestra herencia histórica, pactos suscritos. Los elementos jurídicos que asisten a Venezuela. Nuestros estudios y registros cartográficos. Las diversas reclamaciones y confrontaciones que hemos tenido. La dimensión étnica y demográfica en general que habita nuestra poligonal fronteriza. Los procesos productivos agroindustriales y energéticos factibles en esas franjas colindantes. Los despojos territoriales que nos han perpetrado. Nuestra proyección caribeña y atlántica. Los costados amazónico, andino y guayanés.

Son bastantes aristas a estudiar y problematizar, en su justa medida, en cuatro años aproximadamente.

Por lo pronto, el equipo ha analizado la probabilidad de ofertar tres carreras en la UNAFRONT, las cuales serían: 1) Asuntos Fronterizos, 2) Relaciones Internacionales y 3) Etnodemografía.

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba. Presidente del Observatorio Regional de Educación Universitaria (OBREU). Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela.

 

LA ENSEÑANZA DE LA GEOPOLÍTICA DESDE LA ECONOMÍA Y EL ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Diego Sande Veiga*

Imagen: daniel_diaz_bardillo en Pixabay.

 

Introducción

La Geopolítica, entendida como la disciplina que estudia la disposición del espacio y su impacto político[1], evolucionó desde su enfoque tradicional hasta convertirse en un campo multidisciplinar que incluye la interrelación entre políticas públicas, economía y dinámicas globales[2]. Esta transformación refleja la creciente complejidad de las relaciones internacionales y la interdependencia de los Estados en un contexto globalizado. Además de analizar factores geográficos y militares, la geopolítica moderna examina las implicaciones económicas de los conflictos internacionales, las políticas comerciales y las tensiones entre potencias emergentes y tradicionales.

En este contexto, la educación desempeña un papel estratégico al capacitar las nuevas generaciones para comprender las complejidades geopolíticas y económicas. Este artículo explora la relevancia de integrar la geopolítica en los sistemas educativos como herramienta para empoderar ciudadanos globales, mejorar la toma de decisiones informadas y fortalecer la cohesión social y económica. Para ello, se ha seguido la línea de los estudios previos de Sande[3], y se ha estructurado el artículo en cinco apartados: la relación entre geopolítica y economía; la inclusión de la geopolítica en los currículos educativos; su relevancia para la formación de los estudiantes; ejemplos exitosos y retos principales en su implementación; y recomendaciones para el futuro.

  1. Geopolítica y economía: una relación interdependiente

La relación entre poder político y control de recursos es central en la geopolítica. Autores como Gilpin[4] destacan como los Estados buscan maximizar su poder económico a través de las relaciones internacionales. Este enfoque ayuda a comprender la interconexión entre las decisiones geopolíticas y las consecuencias económicas.

Históricamente, potencias mundiales como Gran Bretaña en el siglo XIX o los Estados Unidos en el XX emplearon su influencia política para garantizar el acceso a los recursos y a los comprados estratégicos. En la actualidad, fenómenos como la globalización intensificaron estas interdependencias, promoviendo la integración económica y la cooperación internacional. Sin embargo, las tensiones geopolíticas contemporáneas, como las sanciones económicas impuestas a países como Rusia o Irán, evidencian como estas decisiones afectan directamente las economías nacionales, el bienestar ciudadano y la estabilidad global. El papel de países como los BRICS en el juego de la economía mundial debe ser también fruto de análisis, con especial relevancia del caso de China y su modelo de industrialización, que ha llevado al país asiático a ganar peso en economías como la española[5], las europeas y de otros países desarrollados o en vías de desarrollo, como está sucediendo en el continente africano. Además, las crisis sanitarias (como la del Sars-Covid19) y las crisis energéticas como la generada por la guerra en Ucrania subrayan la vulnerabilidad de las economías frente a las dinámicas globales.

Esta situación hace evidente la necesidad de un análisis crítico e informado sobre las implicaciones de las políticas internacionales en el desarrollo económico local y global. Por eso, la educación en geopolítica debe ofrecer a los estudiantes herramientas para comprender estas complejidades y promover soluciones innovadoras que equilibren intereses locales y globales. 

  1. La importancia de incluir la geopolítica en los currículos educativos

Integrar la geopolítica en los planes de estudio es esencial para preparar a los ciudadanos para enfrentar un mundo cada vez más interdependiente. Según Nye[6], el poder blando, como la educación, permite a los Estados proyectar valores e influir internacionalmente. En este sentido, la educación actúa como un instrumento geopolítico, moldeando las perspectivas y habilidades de los futuros ciudadanos.

En los currículos educativos, la geopolítica puede abordarse desde diversas perspectivas: como parte de la historia, la geografía, la economía o mismo las ciencias sociales. Su estudio permite a los estudiantes analizar cuestiones como los conflictos territoriales, las alianzas internacionales y los impactos del comercio o las inversiones a nivel global.

Por otra parte, la movilidad estudiantil y la colaboración internacional entre instituciones educativas son ejemplos prácticos de como la educación puede ser una herramienta para fortalecer la cooperación global. Factores geopolíticos, como el Brexit, también impactan en las oportunidades de intercambio académico, afectando tanto a las instituciones como a los estudiantes. Promover una educación que incluya la geopolítica contribuiría a enfrentar retos como los cambios globales, las crisis económicas y los conflictos internacionales desde una perspectiva integradora y colaborativa.

  1. La relevancia de la geopolítica para la formación de los estudiantes

La inclusión de la geopolítica en la enseñanza no solo contribuye a la comprensión del mundo globalizado, sino que también fomenta competencias clave como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la inteligencia emocional. Estas habilidades son fundamentales para abordar situaciones complejas y adaptarse a los constantes cambios del contexto internacional.

Por ejemplo, un estudiante formado en geopolítica puede analizar las causas y consecuencias de un conflicto internacional, evaluar sus impactos económicos y sociales y proponer soluciones basadas en el diálogo y la cooperación. Además, esta formación fomenta el respeto por la diversidad cultural y la capacidad de comprender diferentes perspectivas, facilitando así el trabajo en contextos multiculturales y promoviendo una ciudadanía global más consciente y comprometida.

En definitiva, la educación en geopolítica no solo prepara a los estudiantes para carreras profesionales en un mundo interconectado, sino que también los dota de las herramientas necesarias para ser agentes de cambio positivo en sus comunidades y a nivel global.

  1. Ejemplos exitosos y retos en la implementación

Casos de éxito como la integración de la educación geopolítica en los sistemas educativos nórdicos destacan por su capacidad para fomentar la colaboración internacional y la adaptación a los cambios globales. Estos países implementaron programas que combinan el análisis crítico de temas globales con la participación en proyectos internacionales, promoviendo una formación más práctica y comprometida.

Otros ejemplos incluyen iniciativas en países como Canadá y Alemania, donde las políticas educativas se centran en la inclusión de temas como el desarrollo sostenible, los derechos humanos y los conflictos internacionales, integrando así la geopolítica como una disciplina transversal.

A pesar de casos exitosos como los anteriores, la integración de la geopolítica (y de la geoeconomía) en los sistemas educativos se enfrenta a retos significativos. Entre ellos destacan la falta de recursos en las escuelas, la resistencia ideológica -que puede limitar el enfoque crítico o globalizador-, y las diferencias estructurales entre sistemas educativos ―que dificultan la homogeneidad en su aplicación―. Superar estos retos requiere un enfoque colaborativo, en el que se promuevan aspectos como la cooperación internacional, la inversión en la formación docente y la adaptación de los contenidos a las necesidades locales. Todo ello sin perder de vista a perspectiva global. Una tarea no exenta de dificultad. 

  1. Conclusiones y recomendaciones

En un mundo marcado por fenómenos como la multilateralidad, el friendshoring o el nearshoring, la integración de la geopolítica en los sistemas educativos representa una oportunidad para preparar a los estudiantes frente a los retos de un mundo interconectado.  Siendo esta tarea relevante, se establecen una serie de recomendaciones general para abordarla con mayores posibilidades de éxito, entre ellas:

    • Fomentar una educación integral, que combine teoría y práctica, desarrollando habilidades transversales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la capacidad de análisis contextual.
    • Impulsar la educación intercultural, promoviendo el respeto por la diversidad y la comprensión global mediante lo estudio de casos reales y el intercambio de experiencias.
    • Fortalecer la cooperación internacional, mediante el intercambio de buenas prácticas, la movilidad estudiantil y la colaboración en investigación, fomentando así una perspectiva global compartida.
    • Promover la educación digital, proporcionando herramientas y recursos que favorezcan el acceso a la información global, el aprendizaje autónomo y la colaboración en línea.
    • Fomentar procesos de evaluación de la política internacional y de sus repercusiones a nivel de los países y a nivel regional, internacional y global. Para ello, poner el foco de los análisis en aspectos como la política exterior, la cooperación internacional, los sistemas financieros o la integración de las cadenas de valor se antojan como algunos de los aspectos clave de interés.

Finalmente, integrar la geopolítica en la enseñanza no solo reforzará la comprensión del mundo contemporáneo, sino que también contribuirá a formar ciudadanos más conscientes y comprometidos con el desarrollo sostenible y la paz global. Objetivos sin duda deseables para todos.

 

* Diego Sande Veiga es doctor en Economía y Empresa y profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Santiago de Compostela. Colabora con el Grupo de Investigación ICEDE, con el IDEGA y es coordinador de la Línea de investigación en Economía del IGADI. Es funcionario de la Consellería de Cultura, Educación y Universidad de la Xunta de Galicia.

 

Referencias

[1] Martín, Carmen. «¿Qué es la geopolítica?»  El Orden Mundial, 10/02/2023 (Publicado originalmente: 24/03/2020, https://elordenmundial.com/que-es-geopolitica/.

[2] Valton Legrá, Elaine. «Geopolítica y Geoconomía, una visión sistémica». Política Internacional, vol. 3, núm. 4, 2021, Internacionales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales «Raúl Roa García», La Habana, Cuba, https://portal.amelica.org/ameli/journal/332/3322884011/html/.

[3] Sande, Diego. «La Geopolítica y el sector educativo: una perspectiva desde la Economía y las políticas públicas» (Capítulo 7). En: Lois, R.C. & Martins, B., Geopolítica desde la base. Tendencias internacionales, participación social y sector educativo, Universidade de Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, 2025.

[4] Gilpin, Robert. Global political economy: Understanding the international economic order. New Jersey: Princeton University Press, 2001, 423 p.

[5] Sande, Diego. «El intercambio tecnológico en la relación bilateral España-China» (Capítulo 8). En: Ríos, X. ¿China? La Asociación Estratégica Integral España-China XX aniversario (2005-2025).

[6] Nye, Jospeh S. «Soft power and American Foreign Policy». Political science quarterly, vol. 119, n°. 2 (Summer, 2004), p. 255-270.

 

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