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EN LA CUESTIÓN MALVINAS EL GOBIERNO VIOLA LA CONSTITUCIÓN

César Augusto Lerena*

Islas Malvinas | Cedoc

Artículo publicado en «Perfil»**.

 

El gobierno del Presidente Milei ha realizado diversas acciones que reiteradamente incumplen la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional; violando el artículo 93° que indica que el Presidente debe “observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina” y, según se trate, podrían también quebrantarse varios incisos del artículo 75° y el 99°.

Por los artículos 2 y 3 de la Ley 24.309 sancionada en 1993 aprobó, que la Convención Constituyente incorpore a la Constitución las disposiciones transitorias que fueran necesarias y ello dio lugar a la Disposición que prescribe: «La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino». Fue el resultado de un consenso multipartidario en Argentina, liderado por el Movimiento Justicialista y la Unión Cívica Radical, atendiendo un sentimiento popular profundamente arraigado y, de carácter transversal sobre los derechos territoriales y marítimos de Malvinas y demás archipiélagos del Atlántico Sur, cuyo objeto fue “constitucionalizar” el reclamo histórico de Malvinas y darle entidad de “política de Estado”.

El aporte de varios juristas destacados, entre ellos el Dr. Alberto García Lema -un abogado cercano al peronismo- y con el aporte -y la presión- de combatientes de Malvinas; permitieron obtener un texto final muy ajustado a la defensa de la soberanía nacional en el marco de la tradición diplomática argentina y el el derecho internacional. la Disposición debe interpretarse como el resultado del consenso y en el contexto post-1982. Fue unánime entre peronistas, radicales y otros partidos respecto a “la recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía”, la “reafirmación legítima; permanente; irrenunciable e imprescriptible de Malvinas”.

Por cierto, al momento de redactarse pareciera que no se ha querido enfrentar al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, ya que entendemos que esta Disposición debería haber contemplado una posición argentina más activa, por ejemplo, estableciendo la prohibición de llevar adelante cualquier acto favorable a los británicos mientras dure la invasión.

Tampoco se establece un mecanismo relativo a las eventuales violaciones del Reino Unido respecto a lo previsto en el inciso 4 de la Res. 31/49 de las Naciones Unidas que «Insta a las dos partes a abstenerse de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación, mientras las Islas están atravesando por el proceso recomendado (de negociación) de las resoluciones de la ONU».

Estaría faltando una Ley del Congreso que precise los alcances de esta Disposición; porque este gobierno (y anteriores) no parece haber entendido que esta Disposición Constitucional, como se dijo, contó con el apoyo de todo el arco político para institucionalizar como “Política de Estado” los derechos inalienables de la Argentina sobre las Malvinas, los archipiélagos del Atlántico Sur y las aguas correspondientes. Motivo suficiente para que ningún Presidente, Ministro, Legislador, etc. realice acciones que -directa o indirectamente- atenten contra recuperación de la soberanía plena argentina sobre los espacios insulares y marítimos usurpados por el Reino Unido de Gran Bretaña.

Son varias las trasgresiones a la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional:

a) Falta de acciones y/o declaraciones oficiales y/o renuncia u omisión del reclamo de soberanía -que es legítima, imprescriptible, irrenunciable y permanente- frente a todos los hechos del Reino Unido que impliquen modificar el estatus de 1976 (Res. 31/49 ONU), entre otras, la invasión de 1.639.900 Km2 de territorios insulares y marítimos argentinos; la militarización de las islas (OTAN); la explotación de los recursos naturales; la violación de los espacios aéreos argentinos; la construcción de puertos, entre otros.

b) Aprobar los Acuerdos de Madrid de 1989/90 que establecieron restricciones a la soberanía nacional y, entre otras cosas, facilitaron la apropiación de los recursos naturales y la depredación del ecosistema.

c) Sancionar la Ley 23.968 que permitió la delimitación británica de las líneas de costa de las islas Malvinas.

d) Sancionar la Ley 24.184 de protección y promoción de las inversiones británicas que otorga privilegios a al Reino Unido a pesar de su invasión territorial y explotación de los recursos argentinos.

e) Aprobar Declaraciones Conjuntas contrarias a la soberanía argentina, tales como el Pacto Di Tella-Rifkind de 1995, permitiendo al Reino Unido la explotación petrolera en áreas en disputa; el Pacto Foradori-Duncan de 2016 que ratificó la cooperación en pesca, la ciencia y petróleo en el Atlántico Sur, y “promoviendo eliminar todos los obstáculos para desarrollo de Malvinas”, en obvia referencia a la Disposición Constitucional. Luego el Pacto Mondino-Lammy en 2025, sobre pesca, vuelos y medio ambiente. Todos ratificatorios de los Acuerdos de Madrid, debilitando la posición argentina. La aprobación de los vuelos entre Malvinas y Punta Arenas y/o con San Pablo -el mayor centro comercial latinoamericano- que sobrevuelan los espacios aéreos argentinos -incluso entre Malvinas y el continente- tiene un evidente beneficio económico y de integración de los isleños, sin reconocimiento de la soberanía plena de argentina.

f) No aplicar sanciones legales –pese a las leyes 24.922; 26.386 y 27.564- a la explotación pesquera por parte de los buques extranjeros en los espacios marítimos argentinos de Malvinas sin licencia argentina.

g) Efectuar declaraciones apartadas de la posición diplomática argentina de sostener la “integridad territorial argentina” de los espacios invadidos por el Reino Unido, como las que manifestó en septiembre de 2023 y junio de 2024 la ex Canciller Mondino y el Presidente Milei el 2 de abril de 2025.

h) Tratar a las autoridades ilegítimas de las Malvinas como un gobierno soberano legítimo como, por ejemplo, cuando en febrero de 2024 el Presidente Milei manifestó que “estando las Islas en manos del Reino Unido” el Canciller británico David Cameron tenía “todo el derecho” de visitar las Islas.

i) Apoyar a Estados -como Israel- cuya empresa Navitas explota los recursos petroleros argentinos en el área de Malvinas o adoptar posiciones contrarias a los países que tradicionalmente apoyan a Argentina en la cuestión Malvinas (caso de Palestina-Israel). Del mismo modo, tener contacto con la Presidente de Kosovo Vjosa Osmani en septiembre de 2025, cuya posición se contrapone a la de Argentina en Malvinas.

j) Falta de acciones activas diplomáticas, culturales o económicas destinadas promover la cuestión Malvinas o no incluirla en la agenda bilateral con el Reino Unido. Tolerar que la Embajada del Reino Unido promueva becas a estudiantes para “conocer a sus vecinos” de las Islas, como si fuese un Estado independiente.

k) Impulsar en el Congreso un Área Marina Protegida «Agujero Azul», a propuesta de la ONG Wildlife Conservation Society (WCS), propietaria de las islas Sebaldinas en Malvinas, estableciendo un área de protección de los intereses pesqueros del Reino Unido en Malvinas, violando la Disposición Constitucional. No hay acciones del P.E.N. contra esta ONG por inmiscuirse en asuntos del Estado Argentino.

l) Admisión y falta de desactivación de la instalación de la antena-radar de la empresa de capitales británicos LeoLabs en la localidad de Tolhuin de Tierra del Fuego con capacidad de rastreo orbital (satélites militares), pese a informes militares argentinos negativos. Decreto del P.E.N. permitiendo en Tierra del Fuego ejercicios militares de tropas estadounidenses -socios de los británicos invasores de Malvinas- y chilenas -país colaborador de los ingleses en 1982- sin autorización del Congreso Nacional (Art. 78° inc. 28 CN), violando la Disposición por su relación con Malvinas, la Antártida y las aguas de soberanía argentina.

m) No declarar en Estado de Sitio en acuerdo con la Provincia de Tierra del Fuego en el territorio invadido por el Reino Unido conforme el Art. 23° de la Constitución Nacional.

n) No ejecutar las acciones necesarias ante la República del Uruguay para concluir el apoyo logístico que ese país le presta en Montevideo a los buques relacionados con las actividades en las Islas Malvinas, entre otras, pesca ilegal, violando las leyes argentinas 24.922, 26.386 y 26.659 y las resoluciones de la ONU, como la 31/49 de 1976, que condena la explotación unilateral del Reino Unido. Además, que aviones militares británicos (RAF) han hecho escalas en Carrasco, contrario a las obligaciones de Uruguay, como las suscriptas en la CELAC de 2011/2014 y la Resolución UNASUR 2012.

o) Endeudarse debilitando la posición negociadora argentina y dificultando seriamente el cumplimiento de la Disposición Constitucional y, limitando severamente las herramientas diplomáticas, jurídicas y las relacionadas con la capacidad militar y defensa de la soberanía.

p) No promover una infraestructura estratégica en la Provincia de Tierra del Fuego (puertos, radares, bases, etc.) para reforzar la presencia argentina en la parte meridional del Atlántico Sur.

Cualquier acto de gobierno que contravenga la Disposición Transitoria Primera podría ser objeto de control de constitucionalidad por parte de la Corte Suprema de Justicia, ya que la disposición tiene rango constitucional y, su incumplimiento directo o indirecto supone una “renuncia de facto” al no cumplir “el objetivo legítimo permanente; irrenunciable e imprescriptible de la soberanía plena de Malvinas”.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado.

** https://www.perfil.com/noticias/columnistas/en-la-cuestion-malvinas-el-gobierno-viola-la-constitucion.phtml

 

LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO EN ARGENTINA Y LA PARODIA DEL TERRORISTA EN NUEVA YORK

Daniel Alberto Symcha*

En la República Argentina, un consenso político que se mantuvo por más de 40 años desde la recuperación de la Democracia como sistema electoral de gobernantes fue la división entre la Seguridad y la Defensa.

Las Leyes de Seguridad Nacional, Defensa Nacional e Inteligencia en Argentina (Ley 24.059, Ley 23.554, y Ley 25.520) establecen los marcos legales para la preparación, ejecución y coordinación de las actividades del Estado para garantizar la seguridad y la defensa del país, así como para la obtención y análisis de información de inteligencia para tal fin.

Esta triada legal durante mucho tiempo colaboró para la construcción y sostenimiento del poder civil sobre las Fuerzas de Seguridad (FFSS) y las Fuerzas Armadas (FFAA) en escenarios políticos y sociales con un alto dinamismo. Nuestro país vivió severas crisis sociales que finalmente se solucionaron por la vía de la institucionalidad democrática.

Los cambios en la hegemonía del poder a nivel mundial, el paso de la bipolaridad a la unipolaridad luego de la caída de la URSS y posteriormente el inicio de la multipolaridad han impactado económica y políticamente, pero la estructura institucional logró mantener su firmeza.

Crisis social y Fuerzas de Seguridad

La crisis social en Argentina detonada en el año 2001 tuvo su correlato en las Fuerzas de Seguridad y las sucesivas purgas en la Policía Bonaerense (la más numerosa del país), la falta de equipamiento, formación y actos de corrupción, sumado a una ausencia de coherencia en la conducción política, llevó a que en el año 2010 se implemente que la Gendarmería, fuerza cuya misión es la protección de fronteras, intervenga en los núcleos urbanos del conurbano bonaerense. Caso similar sucedió con la Prefectura Naval.

El crecimiento de la actividad vinculada al narcotráfico en la ciudad portuaria de Rosario con un notable incremento de la violencia y de la corrupción en las FFSS locales va a llevar a que la Gendarmería y la Prefectura Naval también intervengan en esa región, con mucha actividad pero con pocos resultados estructurales.

Es decir, FFSS militarizadas, preparadas para el control y la defensa de nuestras fronteras fueron destinadas al control y prevención de delitos en el conurbano de las grandes ciudades.

Fuerzas Armadas y lucha contra el narcotráfico

Así como los gobiernos kirchneristas frente a las crisis policiales desplegaron fuerzas de Gendarmería y Prefectura en las urbes, lejos de sus destinos naturales, los gobiernos liberales de Mauricio Macri y de Javier Milei, con Patricia Bullrich como ministra, pugnaron y pugnan por involucrar a las FFAA en la lucha contra el narcotráfico creando marcos legales a tal fin y realizando operaciones psicológicas sobre la población para instalar la necesidad de que, sobre todo el Ejército, intervenga en la lucha contra las drogas.

Las misiones principales de las fuerzas de seguridad son preservar el orden público y la seguridad ciudadana, prevenir y reprimir delitos, garantizar los derechos y bienes de las personas a través de la vigilancia, la investigación, el auxilio a la comunidad y la ejecución de mandatos judiciales[1] y para eso se las entrena a diferencia de las fuerzas militares que tienen por misión repeler ataques externos y son preparadas y entrenadas en la eliminación del enemigo y la destrucción de sus recursos.

La lucha contra el narcotráfico, la trata de personas, el contrabando, los delitos ambientales, los delitos contra la administración pública, los delitos electorales, la falsificación de moneda, el lavado de activos, la delincuencia organizada, el terrorismo y los delitos de lesa humanidad forman parte del campo de acción de las FFSS Federales y para eso son entrenadas[2]. Además de las capacidades propias para llevar adelante una investigación como pueden ser las áreas de inteligencia criminal de las FFSS, la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) tiene potestad para desarrollar actividades en el marco de los delitos enunciados y son áreas de su incumbencia directa dentro del marco legal y normativo imperante.

Ni nuevas amenazas ni nuevas estrategias

El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, en su Concepto Operativo Integrado 2025 dado a conocer en el mes de septiembre del año 2020, cuestiona el enfoque tradicional que se estructuraba para la lucha bélica y el empleo del instrumento militar como parte de la disuasión moderna y plantea un cambio sustancial en la formación de las tropas las cuales deben estar dispuestas y entrenadas para una rápida adaptación a escenarios múltiples y con capacidad de distinguir la importancia y la necesidad de combinar acciones de guerra con operaciones de corte político.

La construcción del poder anglosajón, desarrollado por Gran Bretaña primero y EEUU después, se basa en el engaño, la discordia y las operaciones de conflicto político. Remitámonos, a modo de ejemplo, las acciones del diplomático británico John Brabazon Ponsonby en la guerra Cisplatina de 1825 entre el Río de la Plata y el Imperio de Brasil, donde Argentina pierde los territorios ganados en la guerra e inclusive Uruguay; la primera Guerra del Opio que genera una grave crisis de adicciones y que desencadena una guerra donde China pierde Hong Kong[3]; la Segunda Guerra del opio marcando el inicio de lo que en China se conoce como el «siglo de humillación», debilitando al Imperio Qinglas y dando pie al nacimiento de revoluciones que crearan la República China[4]; las acciones de Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia) en Oriente Medio o la estrategia del Mariscal Gerald Templer con su planteo de «ganar los corazones y las mentes» de la población en la «emergencia malaya» de los años 50. De más estaría citar el caso de las armas de destrucción masiva en Irak.

Pobreza extrema y adicciones, una guerra silenciosa

La pobreza extrema, fruto de políticas económicas falaces, el hambre y las adicciones son un arma de dominio y exterminio, son un método de guerra[5], así como lo es la hambruna creada hoy en Gaza por los bombardeos israelíes sobre población civil[6], o la hambruna de Bengala bajo el dominio británico en 1943 o en Ucrania durante la era soviética en 1931. La pobreza extrema y las adicciones generan una desintegración del corpus básico de una sociedad que la deja expuesta al conflicto permanente, a la destrucción o descomposición de su sistema institucional y por ende queda vulnerable a los intereses extranjeros.

Con la presencia de fuerzas militares estadounidenses formadas en el ideario anglosajón con presencia en Paraguay sobre los puertos del río Pilcomayo y en el Río Paraná con su Cuerpo de Ingenieros, es totalmente entendible la consolidación y el crecimiento exponencial del narcotráfico en Rosario, por ejemplo, ya que los cerca de 30 puertos de la región reciben cargamentos a granel desde el norte donde hay mayor presencia efectiva estadounidense desde 2005[7]. Recordemos que entre 2004 y 2010 comenzaron las primeras disputas a gran escala entre clanes locales por el control de barrios, destacándose la familia Cantero (el clan de «Los Monos»)[8].

Mentime que me gusta, desde lo del Acorazado Maine

Así como instalaron que Ahmed al Sharaa (antes bajo el nombre de Abu Mohammed al Jolani) era un criminal líder terrorista del Frente al Nusra es decir de Al Qaeda en Siria[9] y ahora se reúne en Nueva York con el presidente Francés Macrón y el estadounidense Trump, a quienes sirvió con sus acciones, es una falacia plantear una lucha contra las drogas con fuerzas militares, movilizaciones hacia las fronteras (que sólo ponen en alerta a nuestros vecinos) y una catarata de operaciones psicológicas en redes sociales y medios de comunicación.

El combate al narcotráfico y a la violencia implícita en él, es necesaria combatirla con mejoras en la calidad de vida de nuestra población, educación, férreos controles económicos y financieros y con un Poder Judicial ajustado a Derecho, que responda a los intereses nacionales y no a las presiones de los personajes de turno.

La falta de trabajo y de oportunidades, el bombardeo constante con estímulos y falacias sobre la psiquis de nuestras y nuestros jóvenes desde las unidades políticas sin asiento territorial[10] como son las corporaciones multinacionales, el endeudamiento externo como herramienta generadora de pobreza, de debilitamiento institucional, de alejamiento de los valores institucionales, de ausencia de incitación positiva[11] crean las condiciones para desarrollar acciones tendientes a construir escenarios de vulnerabilidad nacional que sirven para el provecho de intereses vinculados a poderes extranjeros con apetencias sobre nuestro territorio.

 

* Maestrando en Estrategia y Geopolítica por la Escuela Superior de Guerra del Ejército Argentino. Maestrando en Inteligencia Estratégica Nacional por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Diploma Superior en Comunicación y Defensa Nacional y Diploma Superior en Tecnología, Subjetividad y Política por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

 

Referencias

[1] «Fuerzas de Seguridad. Determínanse las misiones, funciones y jurisdiciones correspondientes a Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina y Policía Federal. Ley N° 18.711». Infoleg, 17/06/1970), https://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/45000-49999/47243/texact.htm, [consulta: 15/09/2025].

[2] «Mapa del Estado». Dirección de Mapa del Estado, Dirección Nacional de Diseño Organizacional, https://mapadelestado.jefatura.gob.ar/ministerios/Ministerio-de-Seguridad-Nacional/540/detalle, [consulta: 15/09/2025].

[3] Chavarría, J. A. China y Occidente: de las Guerras del Opio a la Revolución Cultural. Barcelona: Ariel, 2001.

[4] Pérez García, M. «Las guerras del opio y el inicio del siglo de la humillación en China». Revista Universitaria de Historia Militar, Año 2015, vol. 4, número 8, p. 159-178.

[5] Ashour, Y., Abu-Jlambo, A., & Abuzerr, S. « Starvation as a weapon of war in Gaza: violation of international law». The Lancet, 26/05/2025, https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(25)01018-9/fulltext, [consulta: 20/09/2025].

[6] «Gaza: cómo el hambre ha sido usada como arma de guerra en la historia y qué dice el derecho internacional». BBC News Mundo, 22/07/2025, https://www.bbc.com/mundo/articles/c05643p2612o, [consulta: 20/09/2025].

[7] Lemos, Federico. «Paraguay: El Ejército norteamericano se instala en América Latina». Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), 15/08/2005, https://www.uncuyo.edu.ar/prensa/paraguay-el-ejercito-norteamericano-se-instala-en-america-latina, [consulta: 16/09/2025].

[8] «Droga y crímenes mafiosos: La historia de “Los Monos”, la banda que aterroriza a Rosario». Clarín, 23/02/2014, https://www.clarin.com/policiales/historia-monos-banda-aterroriza-rosario_0_B1N4DJow7l.html, [consulta: 20/09/2025].

[9] De la Varga, Pablo. «De Al Qaeda a intervenir en la ONU: la historia del presidente de Siria, por el que EE.UU. ofrecía 10 millones hace menos de un año». ABC Internacional, 25/09/2025, https://www.abc.es/internacional/qaeda-intervenir-onu-historia-presidente-siria-eeuu-20250925193745-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Finternacional%2Fqaeda-intervenir-onu-historia-presidente-siria-eeuu-20250925193745-nt.html, [consulta: 25/09/2025].

[10] Gullo Omodeo, M. Relaciones Internacionales. Una teoría crítica desde la periferia sudamericana. Buenos Aires: Biblos, 2018.

[11] Beaufre, A. La apuesta del desorden. Buenos Aires: Américalee, 1971.

 

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EL ASESINATO DE CHARLIE KIRK EN TIEMPOS DE «TRUMP II»: ¿SE DESLIZA EEUU HACIA UNA DICTADURA «2.0» O HACIA UNA «GUERRA CIVIL» DE BAJA INTENSIDAD?

Roberto Mansilla Blanco*

El asesinato del activista conservador Charlie Kirk el pasado 10 de septiembre en un campus universitario en Utah ha desatado todo tipo de escenarios prospectivos sobre la posibilidad de que EEUU estaría políticamente entrando en una fase de radicalización sociopolítica y de autoritarismo que eventualmente conlleve un espiral de violencia política.

El crimen ocurre en un momento en que la administración de Donald Trump ha entrado en una fase de «securitización» de la política estadounidense, colocando a la seguridad nacional y el control de los organismos de seguridad estatales como una prioridad de su gestión. El despliegue de la Guardia Nacional (GN) y efectivos militares en Los Ángeles y Washington DC, alegando una supuesta ‘crisis delictiva’, ha sido el primer paso de un plan más amplio de militarización que amenaza con extenderse a Chicago, Baltimore, Nueva York y otras ciudades y estados gobernados por el Partido Demócrata.

Pero no es sólo el contexto interno sino también regional el que podría estar aprovechando Trump para afianzar su agenda «securitista». En este sentido también se puede incluir la operación antinarcóticos que Washington lleva a cabo en aguas caribeñas, que ha propiciado una mayor presión hacia el gobierno venezolano incluso con expectativas de derrocamiento y transición del poder en Caracas.

Tomando en cuenta otros precedentes, este episodio de violencia política contra Kirk no es aislado y acontece igualmente en un contexto determinado por la segunda presidencia de Trump, cuyas expectativas se focalizan en consolidar al «trumpismo» como un eje hegemónico del sistema político estadounidense. En esta coyuntura, el debate político en EEUU se ha trasladado claramente a las redes sociales bajo un clima de intensa polarización y radicalización, condicionando en algunos casos la labor que asumen las instituciones estatales en materia de conciliación y de resolución de conflictos.

Las reacciones al asesinato de Kirk por parte de altos cargos del gobierno estadounidense, especialmente del vicepresidente D.J. Vance, intensifican los temores en cuanto a la radicalización política. Vance no dudó en acusar a sectores de extrema izquierda como los presuntos perpetradores de este atentado.

Poco después, las autoridades detuvieron a Tyler Robinson (22 años) acusado de ser el presunto asesino de Kirk. La Fiscalía estadounidense pidió la «pena de muerte» contra Robinson, en clara concordancia con las expectativas del presidente Trump.

La violencia política como espectáculo: Kirk, un mártir para el «trumpismo»

Kirk, de 31 años y cristiano devoto, fue el fundador en 2012 del movimiento activista Turning Point USA, un foro de militancia política a favor del «trumpismo» y del movimiento MAGA (Make America Great Again) Esta iniciativa tiene especial atención en propiciar la militancia hacia las nuevas generaciones. Tras el asesinato, su viuda Erika Kirk (36 años) asumió este rol como CEO de este movimiento social y político estrechamente ligado al «trumpismo».

El movimiento tiene presencia en aproximadamente 3.500 campus de bachillerato y universidades en EEUU, expandiendo una ideología de liberalismo económico, reducción del papel del gobierno y del sector público y una retórica anti-musulmana y sexista, congeniando plenamente con las ideas conservadores que ha monopolizado el «trumpismo». Una encuesta de la Universidad de Harvard asegura que la franja etaria entre 18 y 24 años ha girado sus preferencias políticas hacia la derecha. Por tanto, Charlie Kirk parecía encaminado a dirigir a una nueva generación de jóvenes «trumpistas». Y sus ideas comenzaban a tener impacto en el exterior.

El funeral de Kirk celebrado en Arizona este 21 de septiembre se convirtió en una puesta en escena estratégica en clave política para movilizar socialmente al «trumpismo» en un momento donde se está registrando descontento con la gestión presidencial. Enardeciendo la emotividad como móvil político, el propio Trump catalogó a Kirk como un «mártir» toda vez clamaba que «sin Dios no hay EEUU». El objetivo era claramente «sacralizar» su lucha política en aras de preservar el patriotismo y los valores tradicionales como ejes fundamentales de la sociedad estadounidense.

Observando con detenimiento estas palabras, esta simbiosis entre religión y política así como las constantes referencias a Dios determinan igualmente la voluntad de la Administración Trump por focalizar en la educación para moldear una nueva cultura política entre la opinión pública que contrarreste la ideología progresista y de la denominada «izquierda woke» en las aulas y movimientos sociales. Con ello pretende movilizar al ascendente nacionalismo cristiano afiliado a su idea de MAGA, vital para su apoyo político y electoral, probablemente marcando la agenda de cara a las elecciones legislativas del «mid-term» previstas para noviembre de 2026.

Con ello, el «trumpismo» da el pistoletazo de salida para iniciar lo que las nuevas fuerzas conservadoras, reaccionarias y liberales han denominado como «la batalla cultural» contra las corrientes progresistas, concordando igualmente con los apoyos de grupos religiosos que apoyan a Trump.

Dos datos para tomar en cuenta que explican el porqué de la movilización de las fuerzas «trumpistas» y sus implicaciones dentro del contexto de polarización y radicalización política en EEUU. El primero, el rechazo a la inmigración ilegal, aspecto que fortalece las políticas antiinmigración que impulsa Trump bajo el argumento de que afectan la seguridad y la identidad nacional estadounidenses.

El segundo, la proliferación de armas entre la población civil. Según la organización independiente Small Arms Survey, actualmente existen en EEUU unas 400 millones de armas en manos civiles. La ratio indica que es un arma por cada habitante, lo cual hace de EEUU el país con más armas de fuego per cápita del mundo, con más de 120 armas por cada 100 habitantes. 

Trump resucita el «macartismo» para el asalto al poder total

Si bien estamos aún lejos de observar en EEUU una situación de crisis y disolución que lleve a la quiebra institucional y a la conformación de bandos armados con control territorial que propicien una eventual guerra civil, esta perspectiva no deja de ser mediáticamente atractiva tomando en cuenta el escenario de constante convulsión a nivel mundial que, súbitamente, estaría llegando precisamente hacia la principal potencia del planeta.

Por tanto, el clima derivado en EEUU del asesinato de Kirk merece una reflexión más profunda sin perder de vista si este horizonte de confrontación política radical y eventual guerra civil es posible o no.

La perspectiva de que EEUU podría estar transitando hacia una guerra civil comienza a tener repercusión en el mundo intelectual y editorial. En 2019 los politólogos Steven Levitsky y Daniel Ziblatt explicaron los peligros del populismo «trumpista» y sus tendencias autoritarias en tiempos de crisis política en su clásico How Democracies Die. What History Reveals about Our Future.

Tras este estudio destaca el libro de la académica Bárbara Walter, How Civil War Starts and How to Stop It (2025) Catedrática de Asuntos Internacionales en la Universidad de California, Walter es una de las principales expertas mundiales en guerras civiles, violencia política y terrorismo. Siendo una voz autorizada conviene por tanto reproducir algunas ideas que Walter expone en su libro y que puede ayudar a comprender la dinámica de polarización y radicalización que vive EEUU desde aproximadamente la década de 1990 pero que se ha exacerbado con la llegada de Trump a la presidencia en 2017.

Apoyándose en un informe de la CIA, Walter identifica «la evolución del extremismo en EEUU» cuya fase previa se encamina a la «insurgencia manifiesta». Según Walter, esos pasos «son el señalamiento, por parte de un grupo, de agravios comunes y la construcción de una identidad colectiva, el reclutamiento de miembros, algunos de los cuales reciben entrenamiento militar, el acopio de armas y provisiones, las acciones violentas de baja intensidad». Actualmente, «el país es una anocracia dividida en facciones que se aproxima rápidamente a la fase de insurgencia manifiesta, lo cual significa que está más cerca de la guerra civil de lo que ninguno de sus ciudadanos creería. El asalto al Capitolio ha impedido al Gobierno restar importancia a la amenaza que las organizaciones de ultraderecha suponen para EEUU y su democracia. […] De hecho, el asalto al Capitolio podría ser perfectamente el primero de una serie de atentados organizados en una fase de insurgencia manifiesta: se dirigió contra infraestructuras, había planes de asesinar a ciertos políticos e intentos de coordinar las acciones, y, además, implicó a un gran número de milicianos, algunos de ellos con experiencia en combate».

Por otro lado, un medio de tendencia progresista, Spanish Revolution, identifica una serie de claves que definen la concreción de un régimen autoritario y dictatorial en los EEUU de Trump. Señala aquí la concentración de poder; la ausencia y separación de poderes; las restricciones a derechos y libertades; manipulación electoral; control de medios de comunicación; uso sistemático de la violencia y del miedo; culto a la personalidad («trumpismo»); ausencia de garantías jurídicas; supresión de la sociedad civil; y narrativa única e imposición ideológica. Según esta publicación, de estos diez parámetros, EEUU ya cumple con siete.

La tendencia a propiciar escenarios de espectacularidad política vía puesta en escena como el funeral de Kirk se ha convertido en una estrategia para Trump y un «trumpismo» que está reconstituyéndose en cuanto a piezas políticas e ideológicas. Más allá de la gravedad de la situación determinada por el asesinato de Kirk, este hecho no deja de implicar una situación de oportunismo político para un Trump cada vez más enfocado en otorgarle prioridad a la seguridad pública, con vestigios de dar curso a un escenario de «securitización» e incluso militarización del debate político. Un aspecto importante que se pudo observar en este funeral fue la escenificación de la eventual «reconciliación» entre Trump y el magnate Elon Musk tras meses de desencuentros.

Ya en julio de 2024, con el atentado en su contra en Pennsylvania durante un mitin político, Trump logró vertebrar a su favor este suceso en momentos previos a las elecciones presidenciales de noviembre pasado. No se debe olvidar el asalto al Capitolio en enero de 2021 por parte de simpatizantes trumpistas atendiendo al llamado de su líder días antes de la toma de posesión de Joseph Biden. Toda vez ha enfrentado casos judiciales en este sentido, Trump sigue argumentando sin pruebas concluyentes que las elecciones de 2020 fueron un robo. Mientras tanto, en Brasil, su aliado político Jair Bolsonaro acaba de ser sentenciado a 27 años de prisión por una situación similar ocurrida en enero de 2023. Fiel a su estilo intimidatorio que revela sus intenciones políticas, Trump ha amenazado con sanciones comerciales a Brasil por este juicio contra Bolsonaro.

En el foco de atención está observar cómo Trump rentabilizará políticamente el crimen de Kirk. Recientemente hemos observado su decisión de imponer un mayor control sobre la policía, la Guardia Nacional y otros mecanismos de seguridad. Se especula con que el asesinato de Kirk sirva de excusa para desatar una sutil represión política y de ideas disidentes.

Para ello precisa reconvertir como eje del debate político la tesis de la lucha entre los «patriotas MAGA» contra los «globalistas» y el supuesto «Estado Profundo» apoyado por la «ideología woke» y los «liberal-globalistas» presentes en el establishment de lo que se ha denominado como «el Estado Profundo». Uno de los blancos preferidos de Trump y sus simpatizantes es apuntar contra el magnate George Soros como supuesto mecenas de estas ideologías «antipatriotas». El propio Kirk llegó a acusar a judíos-estadounidenses de presuntamente financiar la izquierda woke y el denominado «marxismo cultural».

Si bien Kirk defendía públicamente a Israel, días previos a su asesinato comenzó también a criticar el genocidio en Gaza. No obstante, fuentes israelíes se concentraron en enfocar su asesinato argumentando una especie de conspiración por parte de la izquierda woke e incluso de elementos yihadistas. No obstante, el propio gobierno de Netanyahu ha intentado disminuir esos argumentos con la intención de evitar cualquier implicación israelí detrás del suceso, alejando las expectativas conspirativas ante el hecho de que Kirk tomara distancia sobre los planes israelíes en Gaza.

Viendo en perspectiva histórica, los EEUU de Trump podrían retrotraer los mecanismos de la cacería macartista de la década de 1950 contra los comunistas, ahora reconvertidos en los «progresistas, globalistas y woke». Las reacciones de Trump tras el asesinato de Kirk podrían arrojar algunas claves sobre esta posible cacería ideológica, especialmente en los medios de comunicación y en un poder judicial donde el «trumpismo» y los sectores ultraconservadores tienen una fuerte presencia.

Trump ha amenazado con retirar las licencias a medios y grandes cadenas informativas que consideran críticos con su gestión. También ha señalado a periodistas y reporteros de ser eco de voces izquierdistas que influyen en la opinión pública. La suspensión por parte de la cadena ABC del programa del comentarista Jimmy Kimmel por un comentario sobre el asesino de Kirk implica observar cómo la polarización en los medios ya acoge medidas punitivas. Son cada vez mayores las denuncias de las intenciones de Trump de amordazar la libertad de expresión y de información silenciando voces críticas.

En un gesto claramente reaccionario e incluso provisto de teatralidad, Trump ordenó vía redes sociales a su fiscal general Pam Bondi que persiga «ya» a «los enemigos del presidente de EE.UU», lo cual confirma un inédito acto de injerencia en las labores del Departamento de Justicia. El 22 de septiembre, Trump declaró como «organización terrorista» al movimiento Antifa, progresista, antifascista y antirracista que tuvo una presencia importante durante las protestas tras el asesinato de Floyd en 2020 y la creación de la protesta «BlackLiveMatters».

Las redes sociales: el campo de batalla de la «guerra civil 2.0»

Volviendo al caso Kirk, en redes sociales, e incluso algunos miembros de la clase política, hubo reacciones de todo tipo. Un comentarista político influyente como el conservador Tucker Carlson (conocido por su mediática entrevista al presidente ruso Vladimir Putin en febrero de 2024) fustigaba contra el odio y reclamaba por la necesidad de «orden en el país», destacando el «carácter cristiano y moralista de Kirk».

Como un émulo del discurso «trumpista», las palabras de Carlson exponen la perspectiva de «necesidad de regeneración espiritual» de los EEUU instigando a dar curso a una agenda ultraconservadora.

Por otro lado, el analista Daniel Estulín, quien ya advirtió hace años sobre la aparente «inevitabilidad de una guerra civil en EEUU», realizó una comparativa del asesinato de Kirk con el realizado contra Daria Dugina, hija del ideólogo eurasianista ruso Aleksander Dugin, en agosto de 2022. Dugin, considerado quizás de manera exagerada como el «ideólogo de Putin», es un conocido simpatizante de Trump, cuyas ideas de «regeneración espiritual» y de «recuperación del papel civilizatorio de Rusia» coinciden con las visiones patrióticas y antiglobalistas de MAGA, teniendo un notable impacto mediático dentro y fuera del país.

Estulín, de origen lituano nacido en la URSS y a quien se le ha tildado de propiciar «teorías conspiratorias», consideró que Kirk fue víctima del denominado «Estado Profundo» y las «fuerzas invisibles» (un objetivo preferido para el «trumpismo» y MAGA) Indicó que Kirk que criticaba constantemente al presidente ucraniano Volodymir Zelenski mientras defendía una política de distensión por parte de EEUU con Rusia. Esto provocó, según Estulín, que diversos ucranianos en redes sociales festejaran el asesinato de Kirk.

Vistas las reacciones en diversos medios, el asesinato de Kirk podría así estar creando un caldo de cultivo para una radicalización política en EEUU. En este apartado se menciona también el papel de la denominada «Generación Z», los nacidos en la década de 1990 imbuidos en la cultura digital cuya capacidad política se ha visto confirmada con los recientes acontecimientos en Nepal, echando violentamente del poder al establishment.

De este modo, el «trumpismo» y sus detractores han convertido las redes sociales en el campo principal del debate político en EEUU, alterando así los canales tradicionales de discusión mientras marca una tendencia cada vez mayor hacia la radicalización como una especie de solución política.

Un análisis del LISA Analysis Unit augura un clima de «guerra política de baja intensidad» en EEUU argumentando que «si bien la probabilidad de una guerra civil clásica es muy baja, el escenario de una ‘guerra política de baja intensidad’ (con violencia localizada, atentados selectivos, crisis de gobernabilidad y periodos de confrontación social intensa) es cada vez más plausible. Este riesgo no es teórico: los datos recientes sobre asesinatos de figuras públicas, amenazas a jueces y funcionarios, protestas masivas y picos de desinformación confirman que la tensión ya se está manifestando».

En un mensaje póstumo, Erika Kirk, viuda de Kirk, se dirigió a «los malhechores» detrás del asesinato de su esposo que «no saben lo que han hecho ni lo que han desatado en todo este país. Mataron a Charlie porque predicaba un mensaje de patriotismo, fe y amor por un Dios misericordioso». Habló de la familia y del «amor de Kirk por Trump». Con un tono calculadamente emotivo enfatizó en el carácter «heroico» de quienes asistieron a su esposo en sus últimos minutos de vida. Insistió en el mensaje de su esposo por «crear familias y tener fe en Dios. Es lo más importante de todo».

Lo que puede ser considerado como una puesta en escena en clave política sobre el futuro no sólo de EEUU sino de sus intereses a nivel mundial puede tener otros mensajes que no se deben pasar por alto. Erika Kirk podría estar lanzando un llamado a la lucha en un momento de crisis, en clave existencial y espiritual. Y Trump, maestro de la escenografía, del show y del espectáculo, lo ha recogido oportunamente en un momento clave, en un «Turning Point» de una presidencia que parece estar convencida de que éste es el momento propicio para instaurar la visión «trumpista» definida en el «ideario MAGA», con todas sus consecuencias.

 

* Analista de Geopolítica y Relaciones Internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) y colaborador en think tanks y medios digitales en España, EEUU e América Latina. Analista Senior de la SAEEG.

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