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¡YO ME LLAMO PERÚ! 200 AÑOS DE UN PAÍS RICO, DIVERSO Y COMPLEJO.

Omar Tejada Pérez*

Ayer recibí con alegría la invitación para escribir algo sobre los 200 años de la independencia de mi país. Yo no soy historiador sino simplemente un ciudadano que ha tenido la suerte de caminar mucho y de conocer algunos lugares. Así que, sentado frente a mi ordenador desde las faldas del nevado Huascarán, déjenme contarles un poco lo que está en mi mente…y en mi corazón.

Yo nací en Lima hace 46 años y, a los pocos meses, mis padres me llevaron a vivir a Huancayo, a unas 6 horas de viaje en auto hacia el este de la ciudad capital en el departamento de Junín. En mi mente guardo recuerdos de los años que viví en esta linda ciudad. Recuerdo como corría los domingos en la feria callejera donde siempre se realizaba un pasacalle de danzantes de la Chonguinada[1] que me dejaban siempre atónito con los colores de sus trajes y sus elegantes movimientos sin yo siquiera imaginarme la riqueza cultural e histórica de dicho baile. También recuerdo como, fuera donde fuera, podía ver el nevado Huaytapallana el cual, con su imponente pico de nieve a más de 5.500 msnm, dominaba el valle del rio Mantaro con una majestuosidad tal que, en mi mente inocente de niño, se comparaba a una coliflor arrebozada, convirtiéndose este en uno de los platos favoritos que me ha acompañado toda mi vida y al cual le sigo llamando con el nombre del nevado… Huaytapallana.

Huancayo marcó mucho mi vida, y viví allí hasta los 6 años de edad cuando regresamos a Lima y yo recién empecé a conocer la ciudad que me vio nacer y en la que he vivido la mayor cantidad de tiempo. Lima es inmensa, llena de gente que ha venido de muchos sitios. Como muchas de las capitales del mundo es muy diversa y cosmopolita y alberga a un tercio de toda la población peruana. Es un lugar impresionante, es un desierto bañado por las aguas del océano Pacifico y flanqueado por las alturas de la cordillera de los andes. Tiene unas playas muy lindas y unos barrios donde se confunde la arquitectura colonial con la modernidad de una gran ciudad.

Luego de terminar mis estudios escolares en Lima, ingresé a la Escuela Naval y a un mundo de viajes que me llevarían a conocer muchos de los puertos principales de la costa peruana. Chimbote, siempre fue un lugar donde podía caminar y disfrutar del aroma del pescado y mariscos frescos que este puerto me ofrecía. Salaverry significa inolvidables momentos en Huanchaco, una de las playas más famosas de la costa norte donde se puede apreciar a los Caballitos de Totora surcando las olas como precursores del surf, y la belleza de la ciudad de Trujillo donde solía disfrutar del mejor seco de cordero que haya probado en mi vida. Paita, pequeña ciudad de pescadores artesanales donde en 1834 nació uno de los héroes más grande del país, el Almirante Miguel Grau Seminario, notable marino de clase mundial y precursor del Derecho Internacional Humanitario. Talara, puerto con una larga historia relacionada al petróleo y rodeado de muchas de las más famosas playas del país donde se puede disfrutar de un calor tropical todo el año. Matarani, el principal puerto del departamento de Arequipa donde, luego de un corto viaje por tierra, podemos disfrutar de un riquísimo rocoto relleno mientras visitamos el Cañón del Colca, uno de los más profundos del mundo, y vemos como el majestuoso cóndor andino despliega sus alas para surcar sus aires.

Además de conocer la costa, la vida me ha llevado a sitios como Huaraz, desde donde les escribo hoy, y donde todos los días me levanto con la vista de la cordillera blanca, un conjunto de nevados, lagunas y paisajes de ensueño. Hace 20 años, pude recorrer gran parte de este paradisiaco lugar caminando durante 12 días por diversos sitios. Conocí la laguna de Llanganuco[2], pude hacer cumbre en el nevado de Vallunarraju[3] e hice rafting en el Rio Santa. Definitivamente una experiencia inolvidable.

Por si fuera poco, en todo este andar, no puedo dejar de mencionar los 4 años que he caminado por la selva amazónica, un lugar rico e infinitamente diverso en flora y fauna. Iquitos, la ciudad más grande a orillas del rio Amazonas, me dio muchos amigos y me hizo conectarme con la naturaleza de una forma que nunca imaginé. Convivir en medio de esta biodiversidad y sentirme parte de ella, hizo que entendiera mejor muchas cosas en la vida. Pucallpa, en la selva alta, me confirmó que aún no conocía nada y que faltaba mucho por caminar. Aquí encontré más personas auténticas que te entregaban todo sin pedir nada a cambio, regalándome momentos llenos de alegría y conexión con otro tipo de geografía, de cultura y de costumbres. Y si hablamos de comida, en la selva encontré unos manjares que jamás pensé probar en mi vida: chicharrón de lagarto, piraña a la parrilla, estofado de majas, mono asado, suri frito (y no frito también), etcétera.

Definitivamente necesitaría más de cien hojas para contarles mis caminatas por Macchu Picchu, la montaña de 7 colores[4], las Chulpas de Sillustani[5], el Lago Titicaca, los manglares de Tumbes, Jauja, y ni qué decir del Museo Larco Herrera, de la ciudadela de Chan Chan, del Museo de sitio de Pachacamac, del Puerto de Chicama, de mis navegaciones por el Amazonas, de Chincha, de la ciudad de Pisco, del Cusco, de playa Paraíso, del inshicapi, de los chifas, de la humisha, de la yunza, del cuy, del masato, del ceviche, del ají de gallina, del Pisco Sour, del lomo saltado, del pulpo a la parrilla, del Chilcano, y muchas cosas más.

Y es que el Perú es un país tan diverso que uno puede encontrar 47 lenguas[6], 38 tipos de climas[7], más de 50 variedades de maíz[8], más de 3.500 tipos de papas[9], más de 1.800 especies de aves[10]… y así un sinnúmero de cosas que podrían describir a este país como un verdadero “Catálogo del Mundo”[11].

Pero todas estas riquezas culturales, naturales, gastronómicas y turísticas no representarían nada si no fuera por la pujanza y el trabajo de los pobladores de este país; muchos originarios del lugar y otros migrantes que echaron raíces en esta tierra y la aprendieron a amar. Hoy, el Perú cumple 200 años de independencia, pero muchos más de nacimiento a través de los cuales ha sabido cohesionar toda esa diversidad para formar un país lleno de misterios, de secretos y también de esperanzas. Hoy podemos decir que el Perú es un país libre hace 200 años, pero un país grande hace muchos más. Hoy, al escribir estas líneas, puedo decir que yo… ¡me llamo Perú!

 

*Oficial de la Marina de Guerra del Perú en situación de retiro. Magister en Estudios de Seguridad Internacional por la Universidad de Leicester en el Reino Unido.

Referencias

[1] https://rpp.pe/peru/actualidad/chonguinada-la-danza-que-nacio-como-burla-noticia-602246

[2] https://www.peru.travel/es/atractivos/laguna-chinancocha-llanganuco

[3] https://andeanrajuexpeditions.com/escalada/ascenso-al-nevado-vallunaraju/

[4] https://www.bbc.com/mundo/noticias-44217233

[5] https://www.perurail.com/es/blog/chullpas-de-sillustani-el-misterioso-cementerio-de-puno/

[6] http://www.minedu.gob.pe/n/noticia.php?id=42914

[7] https://www.gob.pe/institucion/senamhi/noticias/326083-un-total-de-38-tipos-de-clima-hay-actualmente-en-el-pais

[8] https://agraria.pe/noticias/peru-posee–mas-de-50-variedades-de-maiz-1589

[9] https://andina.pe/agencia/noticia-dia-nacional-de-papa-peru-tiene-mas-3500-variedades-este-cultivo-andino-753865.aspx

[10] https://www.go2peru.com/spa/observacion_aves.htm

[11] https://www.youtube.com/watch?v=NKEKszshzpc

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“LA SEGURIDAD ESTRATÉGICA DE LA REGIÓN EN EL NUEVO ESCENARIO INTERNACIONAL” (CONFERENCIA EN FEDEPAC, ENERO DE 2002)

Grl Heriberto Justo Auel*

Señor Presidente de FEDEPAC, Señoras, Señores:

Nuestro agradecimiento a FEDEPAC por la invitación que nos ha cursado al IEEBA para exponer acerca de un tema central en los días que vivimos. Dividiremos nuestra conferencia en dos partes. En la primera, conceptualizaremos la evolución estratégica internacional posguerra fría y en la segunda lo haremos apuntando —brevemente— a la región iberoamericana y a la de nuestra Patria.

El 11 de septiembre del año 2001 terminó —inesperadamente— la posguerra fría. Esta posguerra fue un interregno de diez años —entre dos guerras mundiales—, caracterizado por la confusión de los dirigentes, la perplejidad de los intelectuales y la desorientación de los políticos ideologizados.

Ese lapso transicional —que aun percibimos— separó a las dos primeras guerras mundiales —en la historia universal— que se desarrollan en ambiente QBN: la “guerra fría” y la que acaba de iniciarse, la “guerra antiterrorista global”.

Ello las hace “diferentes”. Tan diferentes que algunos de nuestros dirigentes aun no las han descubierto. Por ello las niegan como hechos políticos, las reemplazan con “doctrinas” y “planes” y las hacen judiciables, si bien las pruebas nunca aparecen en el momento de su presentación. Indudablemente, desde el 11S01 hay un nuevo escenario internacional, un sorpresivo escenario que nos llega cuando somatizamos —como comunidad— la larga crisis estructural del Estado y la larga decadencia de la Nación Argentina.

Intentaremos interrelacionar a esta nueva situación internacional marco, con la grave situación estratégica regional actual, indudablemente afectada por los acontecimientos internacionales, cosa que seguirá ocurriendo en los próximos años. Para ello es necesario —a priori— establecer que en nuestro entender la etiología, el origen, el germen de nuestra crisis estructural histórica y de arrastre, es cultural y política.

Si nos dejamos llevar por el metraje de la prensa o por las horas televisivas dedicadas a ella, el tratamiento que observamos es, además de superficial, exclusivamente económico, financiero y fiscal. Y, nos equivocamos. Nuestra decadencia tiene su origen en causas mucho más profundas. Si atendemos a los efectos y no a sus causas, no vamos a erradicar nuestra calamitosa situación.

Hace muy pocos días —en un matutino porteño— el profesor Giovanni Sartori publicó un artículo titulado: “Una guerra inédita, pero que debe ser llamada por su nombre”. Me pareció importantísimo para los argentinos este título, porque nosotros nos hemos negado entender lo que es la guerra. Es más, somos un país en triple posguerra que no ha asimilado, digerido ni reaccionado ante ninguna de ellas. Como ya lo señalamos, las hemos negado obstinadamente y su consecuencia está a la vista: éste nuevo cuadro situacional externo nos sorprende en pleno estado de debilidad e indefensión estratégica, real y perceptual.

Probablemente la profundidad del colapso a que nos llevaron los simpatizantes del terrorismo ideológico vernáculo, triunfantes en las posguerras a través de la explotación política de su victoria estratégica, permita que la voz de la cordura vuelva a escucharse, por sobre la gritería anárquica del democratismo revolucionario.

Decía el profesor Sartori: “¿Estamos en guerra, está sucediendo una guerra? Muchos piensan que la palabra no tiene importancia y, por lo tanto, que cada uno puede llamar al evento que estamos viviendo como quiera, sin embargo la elección de la palabra tiene importancia, las palabras son nuestras lentes y hasta cierto punto nuestros ojos. Equivocar la palabra es equivocar la visión de la cosa”. Y.… así es.

Pero vayamos más allá. Las palabras son expresiones de ideas y cuando transmitimos mal una idea porque “equivocamos” la palabra, estamos confundiendo a los ciudadanos. Ello es grave si se lo hace desde una posición dirigencial. Si la comunicación social confunde, si el intelectual esta perplejo, se produce un efecto demoledor en la sociedad.

“La defensa de la ciudad no está en las piedras de las murallas, sino en los hombres que viven dentro de las murallas”.

Una dirigencia que niega la realidad que la circunda, que niega la existencia de los conflictos aun en el nivel de hipótesis, que no tiene conceptos claros, que conduce sin rumbo, extraviada por intereses personales y crematísticos, que ha olvidado la ética heredada; nos lleva inexorablemente a la disolución.

Así, por esta vía, hemos alcanzado la imagen que se ha difundido en los días que corren: sentada sobre las enormes riquezas de su heredad, la Joven Nación Argentina se ve obligada a pedir limosna …”

El último párrafo del artículo de Sartori dice: “La guerra que viene, que ya está presente, se gana o se pierde en casa. Se ganará si sabemos reaccionar a la chatura intelectual y moral en la que navegamos actualmente”…“y que hoy lleva a que un italiano sobre cuatro justifique a Ben Laden. Y se perderá si dudamos de nuestros valores y de la civilización que nos encarna”.

Sartori pide a los italianos “reaccionar” ante la “chatura intelectual y moral” que los ha llevado a que uno de cada cuatro italianos justifique a Ben Laden. Sepamos los argentinos que, de acuerdo con una reciente encuesta Gallup “tres de cada cuatro argentinos se han alineado a Ben Laden”. ¿Qué reacción debiéramos de tener ante esta escandalosa comprobación, si deseáramos guardar equivalencia con la de Sartori?

Como mínimo estos hechos deben de ser motivo de nuestra profunda reflexión… de una introspección que nos lleve a reencontrar nuestras raíces.  Nuestra cultura original, nuestra cultura fundacional. La cultura sanmartiniana expresaba que “debíamos ser lo que somos, o bien no seríamos nada”. ¿Y qué éramos? …, ¿qué somos?: somos hispanos-criollos-católicos, TODOS. Yo, nieto de alemanes e italianos, soy hispano-criollo-católico.

Tenemos una cultura/ética heredada que nos identifica. Allí reside la soberanía de la Nación. Es lo que hemos recibido de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestra Patria… Una ética, un conjunto de valores, principios y creencias que es lo que señala Sartori con todo acierto. Es nuestra identidad. Es una personalidad nacional que, frente al “otro” o “los otros”, en el medio internacional interdependiente y globalizado, nos diferencia…, nos permite saber quiénes somos y qué somos y, a partir de allí qué queremos, adonde vamos, cuál es nuestro destino, cuál es el escenario común del conjunto social de pertenencia que transforma a la sociedad en comunidad de ideales y de intereses. He allí la unidad nacional, hoy ausente.

Aquella cultura original, sanmartiniana, era expansiva, generosa, fuerte. Pedía DEBERES, no derechos. Salía a dar, no a pedir. Y no a dar dinero. A dar libertad, a dar independencia, a dar la posibilidad de ser libres e independientes aun al costo de nuestra sangre, cuando aún no teníamos ni Estado ni riquezas. Teníamos por cierto la seguridad de los que éramos y… lo teníamos a San Martín.

Con el tiempo hemos trasegado a una cultura contractiva, egoísta, débil. De una actitud centrifuga ingresamos progresivamente a una centrípeta: a pedir y no a dar. Figuras menores pretenden cambiar nuestra identidad, nuestra ética; lo que no podemos ni debemos cambiar: la cultura y, cobardemente rechazan nuestro decidido ingreso a la civilización del conocimiento que nos obliga a cambiar lo instrumental, para ingresar al mundo con competitividad; a ser, en nuestro tiempo.

¿Y.…qué es lo que hemos escuchado desde esta débil actitud cultural en estos dramáticos días, ante la caída de las Torres Gemelas?: “!Yo…, argentino!”. “Yo no tengo nada que ver”, “¿Por qué comprometernos nosotros?, Es un problema de ellos, no es nuestro”. “¡Seguramente se lo buscaron!!”. Y.… en verdad, el problema que tenemos por delante es de todos, es del planeta. Estamos en presencia de una guerra mundial. Que no nos queden dudas: esta guerra nos abarca. Hay un frente de combate en Afganistán en este momento, en ese espacio estratégico llave, al norte del Índico. Luego habrá otros, incluso en Iberoamérica.

La retaguardia de esos combates es el resto del planeta. No olvidemos que la retaguardia es el espacio débil del teatro de la guerra. Lo ha expresado de un modo tangencial el canciller saudita —que vive muy de cerca del conflicto—: “Ben Laden no atacó a Estados Unidos, atacó al mundo” y podríamos agregar que despertó una nueva e inédita etapa en la vida de la comunidad internacional.

En los últimos cinco siglos ha habido diez guerras mundiales Estamos entrando a la décimo primera. Acabamos de terminar la última, en 1991. Todavía hay quienes —entre nosotros— creen que la última guerra mundial fue la Segunda Guerra Mundial —que terminó en el ’45— a pesar de que vivimos muy intensamente a esa última guerra mundial, la llamada guerra fría. Allí está la génesis del drama que nos envuelve al comenzar el Siglo XXI.  Ya señalamos que fue “diferente” y que por ello hay quienes —aun hoy— no la ven. Como dice Sartori, “la niegan con eufemismos”.

En el Hemisferio Norte esa guerra fue fría, pero en el Hemisferio Sur, no fue fría. Digamos que fue tibia y sorpresiva. Peleamos una guerra fuera de la Convención de Ginebra —por ello no convencional— que agredía a los débiles “Estados Sur” no consolidados, con sus instituciones malversadas. Entre nosotros las Fuerzas Armadas fueron empleadas para gobernar, la institución judicial para hacer negocios, la institución legislativa para distribuir canonjías y, en resumen, el Estado para distribuir prebendas…. Se le llamó el “Estado Prebendario”. ¿Quién lo ignora?

Esa guerra fue el catalizador de nuestra crisis cultural —estructural-histórica— y llegamos adonde hoy estamos. Cuando una cultura es contractiva y débil busca permanentemente la evasión. La evasión frente a la realidad que no se asume ni enfrenta. La evasión construye falsedades en reemplazo de la realidad y esa falsedad es la falacia política —el “relato” o “narrativa”—. No hay responsabilidad en el “progre relativizado”: la culpa siempre es del otro.

Para operar sobre las falacias, deben crearse necesariamente los mitos. Allí surgen esas palabras que encubren la realidad y así alcanzamos una sociedad mitómana, donde las cosas no son llamadas por su nombre…, hemos encontrado palabras para evadir la verdad con la utopía y el mito, como lo plantea Sartori.

La Política es un arte que opera sobre realidades. La Estrategia sirve a la Política. La acompaña: es la teoría de la acción política y no se hace Estrategia si no se opera sobre la realidad que nos circunda… Si fabrico a la realidad, no opero con la verdad, opero sobre la irrealidad y los mitos chocan con esa verdad, llevando al espíritu débil a crear otra falacia y otro mito, para volver a evadir la real situación que está presente y que se proyecta hacia el futuro como tabú, como una dualidad difícil de penetrar pero que deberemos enfrentar, tarde o temprano, dominando a la circunstancia o, tardíamente, dominados por las circunstancias.

La Escuela Unicista, es argentina. Ha encontrado la estructura del concepto y con ello una tecnología para entrar en las tinieblas del futuro, donde opera el arte político y el arte estratégico. Ello ayuda al natural coraje necesario para enfrentar a esa oscuridad, al tabú. Sin embargo, no la estamos utilizando.

San Martín no sabía adónde estaba el grueso del enemigo, al otro lado de los Andes. Pero tenía la sagacidad, el coraje y la audacia que exige el desafío estratégico y logró superar en la confrontación de voluntades inteligentes al enemigo, con un plan continental. No huyó por la tangente. Dominó a su circunstancia.

Hemos renunciado —después de tremendas y dramáticas experiencias nacionales— a la seguridad estratégica como responsabilidad exclusiva y excluyente del Estado Nación. El Estado argentino tiene prohibida por Ley la posibilidad del desarrollo del planeamiento estratégico —atendiendo al riesgo y a la amenaza ya presentes—. Paradójicamente, por la Ley de Defensa Nacional. Las Leyes de Seguridad Nacional vigentes prohíben taxativamente a las FF.AA. entender —lo que la Constitución les impone— sobre la compleja situación estratégica existente desde hace años en el Continente.

Un Secretario de Estado —responsable legal de esa área— pidió públicamente la disolución de las FF.AA. en medio del caos social y, días después, el Cte. J. “Provisorio” de las FF.AA. manifestó que “no sabe para qué existen” (La Nación – 13 Ene 02).

Las Fuerzas Armadas argentinas pueden ser policía militar en el interior de cualquier país del mundo, pero cuando explotó el edificio de la calle Pasteur, constituyendo un indudable hecho terrorista de carácter estratégico, hubo un General israelí con tropas y bandera israelíes, en ese lugar. No estaba legalmente autorizado ningún General argentino para operar en ese lugar público. Se lo impedía la Ley de Defensa Nacional. Pero eso no es lo más grave. Esa es una anécdota demostrativa de lo que afirmamos. Lo más grave es que, al carecer de planeamiento estratégico, nuestro país no tiene previsiones de ningún tipo frente a la acelerada y difícil situación en desarrollo.

POR ESO LA ARGENTINA NO ES CONFIABLE. Ello va mucho más allá de lo que significa un plan económico “sustentable”, que tampoco tenemos. La Defensa Nacional es un Bien Público, un concepto que hay que abarcar y entender: es la posibilidad de evitar la guerra o de ganarla, si nos es impuesta. Ello nos está vedado por ley.

La violencia es connatural en el hombre. Si hay vida hay conflicto. La paz, la paz perfecta, está en los cementerios. Si los hombres son inteligentes, si desarrollan sus instituciones, si tienen mecanismos creíbles y firmes, si son sanos y expansivos, es indudable que van a lograr un estadio de paz y progreso. Habrán ganado el estadio de la paz posible.

Luego de cada una de las guerras mundiales ha habido y hay una etapa singular, a ser entendida: la etapa de posguerra. En ella, quien ganó la última guerra mundial moderará la PAX. Recordemos a las que ya fueron: la Pax Británica, la Pax Española, la Pax Americano-Soviética y llegamos a la presente, la “Pax Global”. En esas “posguerras” quien ganó la última guerra mundial asume, quiéralo o no, el rol de moderador de un nuevo statu-quo: un proceso de transculturación en el que los valores del victorioso en la guerra son transferidos a quienes han participado y no han participado en la guerra.

La última guerra mundial —la guerra fría 1947/1989-91— terminó con dos pasos sucesivos: en el ’89 la caída del muro y en el ’91 la implosión soviética. La ganó Occidente: la libertad, la economía de mercado y los derechos humanos. Se iniciaron así diez años de “Pax Global” y de una enorme confusión… Había sido tan sencilla la lógica bipolar de la guerra fría que, cuando finalizó, apareció una verdadera perplejidad entre los intelectuales y la citada confusión en la opinión pública.

Fueron numerosos los analistas que plantearon sus tesis sobre el inmediato futuro: los Fukuyama, los Toffler, los Huntington, los Kaplan, los Hoffmann y todos aquellos que desde su óptica específica empezaron a predecir qué era lo que sobrevenía; cómo iba a ser el mundo, el “nuevo orden”, el reacomodamiento, el realineamiento. Había implosionado un imperio —sin sangre— a través de una maniobra estratégica de aproximación indirecta iniciada con el solo anuncio del establecimiento —fuera de la atmósfera— de un escudo contra misiles, desarrollado a nivel de prefactibilidad: la “Iniciativa de Defensa Estratégica”, en reemplazo de la “Mutua Destrucción Asegurada”.

Era el pasaje de una actitud estratégica ofensiva a una actitud estratégica defensiva, que ponía fin al período de “Pax Nuclear” o “Pax del Terror Nuclear” al anular al arsenal nuclear enemigo, en sus posiciones de lanzamiento.

Aquella situación disuasiva-nuclear era percibida en nuestros viajes por Europa en los ‘70. Europa suponía que era el espacio probable de la guerra nuclear en ciernes. Pero la disuasión nuclear funcionó, era creíble en el Este y en el Oeste.… Los arsenales nucleares crecieron hasta alcanzar unas treinta mil ojivas de cada lado y se perfeccionaron intensamente los sistemas de lanzamiento, ya sea desde el fondo de los océanos, desde los bombarderos en vuelo o desde los silos, en zonas desérticas. Todo ello fue anulado por las bases laséricas espaciales de la “Iniciativa de Defensa Estratégica”.

Sin embargo la disuasión estratégica nuclear siguió vigente durante los diez años de posguerra fría, entre los poseedores de los arsenales nucleares. Mientras tanto, entre los “no poseedores” se cernían las Guerras de la Tercera Especie, una reiteración de las ya vividas, pero desde situaciones nacionales extremadamente críticas.

A partir del 11S01 la paz sustentada en el sistema de disuasión nuclear ha dejado de funcionar en el Hemisferio Norte. En la presente guerra mundial “contraterrorista global”, la novedad es que la disuasión, convencional o nuclear, no funciona y que las “guerras de la Tercera Especie” o de “Tercera Generación” se han catalizado.

Ahora el Norte desarrollado va a entender mejor porqué el Sur no tuvo paz de ningún tipo, durante la guerra fría. Ahora el mundo entenderá al terrorismo —a pesar de las dudas de Sampson en La Nación del 24/02/2002—, al actual macro terrorismo o al de la guerrilla revolucionaria-terrorista que administraba la violencia con gotero sobre sociedades sin un Estado Institucional consolidado, sin planeamiento estratégico y que, consecuentemente, no presentó batalla.

La batalla no se ve con los ojos del cuerpo, se conceptualiza. Es el encuentro de las maniobras estratégicas. Es una estratagema. Es la que dirige a los combates. Sin ella, la victoria en el combate táctico no se transfiere a la explotación estratégica del éxito, en el plano político; es decir, en el plano de la guerra.

Los conceptos se desarrollan y perciben si hay un alto nivel de abstracción. Las batallas son los encuentros de las maniobras. Nuestro enemigo terrorista-revolucionario, que maniobró frente a nosotros, tenía dirección estratégica externa. Se inspiraba en Sun Tsu. No en Clausewitz.

Clausewitz representa el pensamiento lineal de los occidentales. Sun Tsu, el estratega chino que vivió cinco siglos antes de Cristo, orientó las doctrinas revolucionarias durante la guerra fría —a través de la interpretación de Mao— e indudablemente orienta hoy las estrategias del macro terrorismo global del acto.

La afiatada operación del 11S01 tiene el sello del estratega chino. Muestra una acción planificada detalladamente, de altísimo contenido psicológico y de una refinada perfección en el uso de los medios, en el manejo de los tiempos y en lo simbólico en la elección de los blancos.

El mensaje al mundo fue contundente: “a partir de hoy —11 de septiembre— la libertad quedó aplastada por un nivel de permanente inseguridad”. El aviso dice con claridad: “YA NO HABRÁ DISUASIÓN”. El empleo químico, biológico o nuclear (QBN) es hoy posible y probable. Y como la libertad y la seguridad son funciones de una misma ecuación, hagámonos cargo que estamos afectados por esas funciones y, además, dentro de esa ecuación.

Hay un conjunto de razones por las que esta agresión de un enemigo “privado” —dilecto hijo del capitalismo y de la globalización— contra los Estados Seculares, eligió como blanco a EE.UU., cabeza del Imperio Global y paradigma cultural-político —en la posguerra fría— de la civilización del conocimiento, frente a las fuerzas “antisistema” que resisten a ambas.

Se ha plantado la falacia justificativa en la situación del Gran Medio Oriente. Este conflicto —israelí/palestino— lleva más de medio siglo. Puede ser el termómetro de la nueva guerra. El termómetro, pero no la causa. Nada tienen que ver las religiones. Sí tienen que ver los fanáticos-fundamentalistas y sectarios que ocupan ciertos espacios en las religiones y que se han asociado con el Crimen Organizado Internacional. Hay religiones que no han podido separar la jurisdicción teológica de la política. Los cristianos lo hemos hecho: “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.

Que lo hayamos resuelto no quiere decir que no tengamos algún sectario fundamentalista entre los cristianos. Cuando estos fundamentalistas van en contra de la secularización del Estado, pasan a ser una quinta columna en su propio Estado. No pueden compartir un mundo que se estrecha, no pueden relacionarse ni negociar nada porque el dogma es innegociable, inflexible. Por ello tienen en la violencia la única alternativa. Nos plantean: “o nosotros o ellos”.

Nuestra cultura y su correspondiente ética política tienen un sostén, que es la religión. Nuestra religión ha resuelto el problema de las relaciones sociales y políticas. Al hombre que va al templo se le dice: “cuando salgas del templo, compórtate en función de estos valores y de estos principios” y ello otorga un buen margen de convivencia de la diversidad, en libertad. Por supuesto que también hay muchos confundidos, que creen que los valores y principios son las modas y, consecuentemente, los cambian o relativizan como si fuesen sombreros. Estos equívocos se pagan muy caros.

Si en una cultura y en su respectiva ética está la identidad, un cambio en los valores significa una pérdida de soberanía. En las últimas décadas la relativización de nuestros valores,  principios, tradiciones y arraigo, en la confusión intelectual provocada por cierta modernidad o moda, trajo el malentendido entre “la continuidad y el cambio”, que están postergando nuestra capacidad de recuperación. Lo que debe continuar es la cultura y lo que debe cambiar es la dinámica civilización.

Vivimos una etapa de altísima dinámica de mutación civilizatoria y debemos impulsar a nuestra gente para que ingrese a ese cambio, para ingresar cuanto antes a la etapa “de la civilización del conocimiento”. No hemos podido desarrollar integralmente “la etapa de la civilización industrial”. Hoy, cuando el mundo desarrollado transita la etapa posindustrial, debemos recuperar el tiempo de las décadas perdidas. Pero, para ello hay una condición inexorable: recuperar nuestra identidad cultural.

Delineada y conceptualizada genéricamente la evolución situacional del marco estratégico externo, vayamos ahora a la segunda parte: la situación regional y la propia.

Iberoamérica tiene una situación estratégica muy compleja y de difícil resolución.

Tan difícil es que, por primera vez en la historia panamericana, en los últimos años se han producido tres reuniones de los Ministros de Defensa del continente. Tres, y las tres fracasaron. Fueron diálogos de sordos. No hubo una comprensión abarcadora de la grave e inédita situación que está delante de nuestros ojos. Cada actor tuvo su cosmogonía. Existen visiones parcializadas, limitadas, que no dimensionan los cambios cualitativos. No fue posible un entendimiento común, frente a un problema que nos es común.

El “narcoterrorismo” tiene su origen en América y afecta —de diversos modos— a todos los actores del continente. Es el nombre del crimen organizado internacional en las Américas. Ahora, iniciada la “Guerra Mundial Contraterrorista Global” el Continente la enfrentará sin los necesarios Acuerdos de Seguridad Colectiva y Defensa Común. Sin Políticas de Defensa Combinadas.

El macro-terrorismo ha declarado a Occidente —el 11S01— una “guerra asimétrica” conducida por un enemigo no estatal, complejo, conformado por el “crimen organizado internacional” —que tiene siglos de existencia sigilosa y que ahora ha salido a superficie— desafiando abiertamente a los Estados Seculares a punto tal que estos —espontáneamente— están votando en el Consejo de Seguridad por unanimidad, para castigar al flagelo. No hay un solo Estado que haya querido quedar afuera. Los que van a quedar afuera —como lo dice Sartori— son los actores que no tienen la cultura suficiente para entender el fenómeno y que serán barridos por ambos contendores.

Al “crimen organizado” —normalmente centenario— se han sumado los fundamentalismos religiosos y las organizaciones revolucionarias neo-marxistas —mayoritariamente iberoamericanas—, a la cabeza las FARC y el ELN colombianos que se mantienen activos.

Las operaciones estratégicas en curso en Asia llegarán pronto a nuestras costas. La “Alianza Desarrollada Norte” ya ha desplegado su infraestructura electrónica, el dispositivo de las Bases de Apoyo, el marco legal, la inteligencia y tiene determinados a sus blancos. El narcoterrorismo también ha reaccionado y eleva el ritmo de sus acciones en el continente. Por primera vez el Foro de San Pablo se ha reunido, hace unos días, en su núcleo: en La Habana. Los “encuentros” bianuales, ahora son anuales.

Estamos en las preliminares de una prolongada batalla continental, en el marco de la nueva guerra mundial. Al finalizar su gestión —recientemente— el Grl Barry Mc. Caffrey —Director del Departamento de Políticas para el Control de Drogas de los EE.UU.— expresó en una conferencia en la Escuela Superior de Guerra de Colombia:

“…Washington ve con preocupación que cada vez que se golpea a los carteles colombianos, peruanos y bolivianos, el narcotráfico tiende a extenderse hacia Venezuela, Brasil y Argentina….El gobierno colombiano ha perdido el control del 40% de su territorio a manos de los narcotraficantes… Colombia no solo sangra por las drogas, sino también por los 15.000 narcoguerrilleros que ya no reciben ayuda de Rusia, China o Cuba. Este dinero viene de los delitos que cometen contra el pueblo colombiano: secuestros, robos de bancos, extorsión y drogas… La Argentina es un país rico y sólido, pero otros países más pequeños podrían convertirse literalmente en Estados Bandidos, si no existe una sociedad hemisférica. El narcotráfico amenaza a la libertad y yo sostengo que los carteles son una amenaza aun mayor que la del nazismo…”.

Pocos meses después ya no se podría repetir lo mismo. En enero del 2002 la Argentina está en condiciones de alcanzar la condición de “estado bandido” o “estado fallido”, inmersa en una profunda crisis generalizada, en total incertidumbre…y.…formalmente, la “sociedad hemisférica” no se ha constituido.

Desde una extrema debilidad estructural e institucional enfrentamos una difícil, compleja e inédita situación estratégica mundial y regional, sin defensas organizadas en oportunidad y la Argentina la enfrentará en un total estado de indefensión nacional. No es difícil establecer el porqué.

Para finalizar, citaremos a continuación una homología —que hemos tomado de la filosofía china— que hace referencia a la insoslayable comprensión de nuestra coyuntura:

“la diferencia entre una piedra y un junco”.

La piedra está sobre la tierra, no tiene raíz dentro del suelo. No toma la savia de él, para dar flor y frutos. La piedra no asume las variables de su circunstancia, la amplitud térmica diaria la fisura, el agua que penetra en sus ranuras la quiebra, termina siendo arena y nunca estará en un lugar elegido por ella. Los vientos la llevarán de un lugar a otro.

Mientras tanto el junco está allí, en su espacio, con una profunda raíz en el suelo y su elegante figura se adapta al medio: cuando hace calor abre sus poros, cuando hace frío los cierra, cuando hay viento se recuesta sobre el suelo y al día siguiente está inhiesto. Cuando lo quieren romper, tiene en la fibra que alimenta su savia, sus defensas.

Creo que está entendida cuál es la diferencia entre una piedra y un junco. Este tiene las raíces en su suelo, se alimenta e identifica con él y tiene la capacidad de adaptarse a las circunstancias que lo rodean, que están cambiando permanentemente, mientras que la piedra sin raíces y sin sensibilidad ha desaparecido transformada en arena y arrastrada por los vientos.

Recuperemos pues, nuestro arraigo cultural y adaptémonos a nuestro tiempo civilizatorio: seamos juncos.

Sepamos retener nuestra pertenencia identificatoria, nuestra cultura, nuestra ética. Allí está la energía de la fibra que resistirá a la agresión del medio ambiente y tengamos la flexibilidad de alinear las velas con los vientos que soplan…al comenzar un nuevo siglo, una nueva etapa de la civilización y una enorme oportunidad para iniciar el camino de una Segunda Argentina. Allí está la posibilidad del postergado progreso de nuestra joven Nación.

Las crisis son oportunidades. La corrupción pública y privada nos hace parias en la aldea global.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez.

Se ha desempeñado como Profesor Titular de Polemología, Estrategia Contemporánea y Geopolítica, en Institutos Militares Superiores y en Universidades Públicas y Privadas. Ha sido conferencista invitado en el país y en el exterior. Ha publicado numerosos artículos sobre su especialidad y cinco libros acerca de la evolución de la situación internacional en la posguerra fría. Actualmente se desempeña como: Presidente del “Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires” (IEEBA), Presidente de la “Academia Argentina de Asuntos Internacionales” (AAAI) y Director del “Instituto de Polemología y Estrategia Contemporánea” (IPEC), de la Universidad Católica de la Plata (UCALP). Es miembro activo de la Asociación Argentina de Derecho Internacional y miembro Honorario del Instituto de Teoría del Estado.

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ENERGÍA DEL HIDRÓGENO: ENTRE EEUU Y CHINA

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de akitada31 en Pixabay

El uso de la energía del hidrógeno se refiere a la transformación del hidrógeno en electricidad, energía térmica, etc. El hidrógeno es una energía obtenida a través del gas natural, la electrólisis del agua, la fotosíntesis solar y otras formas, a diferencia del carbón, el petróleo y el gas natural que sólo pueden extraerse del suelo.

El descubrimiento del hidrógeno se atribuye al químico y físico británico Henry Cavendish (1731-1810). Pero ya en el siglo XVI, el conocido Paracelso (1493-1541) declaró que se produce un gas cuando la limadura de hierro y el ácido entran en contacto; en el siglo XVII, el químico y médico flamenco Jean Baptiste van Helmont (1579-1644) accidentalmente permaneció expuesto a este gas, pero no lo aisló ni siquiera lo recogió. El irlandés Robert Boyle (1627-91) recogió este gas por accidente, pero no llevó a cabo ninguna investigación.

Todo lo que sabíamos es que era combustible y nada más. En 1700 el farmacéutico francés Nicolas Lémery (1645-1715) lo mencionó en el Informe a la Academia de Ciencias de París.

Cavendish fue el primero en recolectar y estudiar el hidrógeno, pero su comprensión del mismo era incorrecta: creía que el agua era un elemento y el hidrógeno era agua con demasiado “flogisto” (un nombre dado por los químicos del siglo XVIII a una sustancia hipotética que se desharía de los compuestos por combustión o calcinación, de los cuales constituiría el principio de inflamabilidad).

Sólo en 1782, Antoine-Laurent de Lavoisier (1743-94) dejó claro que el agua no era un elemento sino un compuesto. En 1787 llamó a ese gas inflamable hidrógeno, que significa “productor de agua”, y confirmó que era un elemento.

Como combustible para motores de combustión interna, el hidrógeno es una aplicación reciente. El uso del hidrógeno en motores de combustión interna tiene una larga historia.

El primer motor de combustión de hidrógeno interno en la historia de la humanidad se remonta a 1807, cuando el político e inventor naturalizado suizo Francés François Isaac de Rivaz (1752-1828) hizo un motor de hidrógeno de combustión interna de un solo cilindro.

Sin embargo, debido a la limitación del nivel tecnológico de la época, la producción y el uso del hidrógeno eran mucho más complicados que el uso de recursos como el vapor y la gasolina. Por lo tanto, los motores de combustión interna de hidrógeno se vieron abrumados por los motores de vapor, diesel, gasolina, etc.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el hidrógeno fue utilizado para alimentar el cohete V2. En 1960, el hidrógeno líquido se utilizó por primera vez como combustible para la energía espacial. En 1970, la malograda nave espacial Apolo 13 lanzada por Estados Unidos utilizó hidrógeno líquido para su cohete de despegue. El hidrógeno se ha convertido en un combustible común en la industria de los misiles. Y todo ello, a partir del V2, gracias al científico alemán Werner von Braun (1912-1977).

Para los transbordadores espaciales modernos, es más importante reducir el peso del combustible y aumentar la carga útil. La densidad energética del hidrógeno es muy alta, es decir, tres veces mayor que la de la gasolina normal, esto significa que el space shuttle [transbordador espacial] utiliza hidrógeno como combustible y su peso se puede reducir en 2/3 en comparación con un “lleno” de combustible tradicional, lo que sin duda es extremadamente beneficioso para las naves espaciales.

Los científicos están estudiando una nave espacial con “hidrógeno sólido”. El hidrógeno sólido se utiliza como material estructural y como combustible energético de la nave espacial.

A finales de la década de 1980 se demostró públicamente una variedad de vehículos de pila de combustible y la posibilidad de reemplazar las baterías por celdas de combustible pequeñas a finales de la década de 1990.

En la década de 1910, frente a la contaminación ambiental y otras crisis, las pilas de combustible de hidrógeno se están desarrollando rápidamente y cada vez más vehículos de hidrógeno están comenzando a entrar en el mercado.

La energía del hidrógeno se ha convertido en objeto de intensas investigaciones en varios países: y las nuevas energías se enfrentan obstinadamente a la difícil situación actual en la que se encuentra el planeta. Según una encuesta del Departamento de Energía de Estados Unidos, en los últimos años, los países industrializados de todo el mundo han invertido en el desarrollo de la energía del hidrógeno, con un aumento anual del 20,5% en la inversión. Los Estados Unidos siempre han dado importancia a la energía del hidrógeno. En 2003, la administración Bush II invirtió US$ 1.7 mil millones para lanzar el plan de desarrollo de combustible de hidrógeno y presentó proyectos de desarrollo clave como la tecnología de producción de energía de hidrógeno industrial, la tecnología de almacenamiento y la aplicación directa de la energía de hidrógeno. En febrero de 2004, el Departamento de Energía de los Estados Unidos anunció el “Plan de acción para la investigación, el desarrollo y la demostración de tecnologías de energía del hidrógeno”.

El desarrollo económico del hidrógeno en los Estados Unidos ha pasado de la fase de aplicación sistemática a la fase de evaluación y formulación de políticas. La primera central de hidrógeno se estableció en los Estados Unidos en mayo de 2004: una central eléctrica doméstica de tercera generación, un dispositivo fijo de producción de hidrógeno en California, comenzó su experimentación.

En julio de 2005, la alemana Daimler Chrysler (1998-2007), uno de los principales fabricantes mundiales de pilas de combustible de hidrógeno, desarrolló con éxito el “vehículo batería de quinta generación” en los Estados Unidos, estableciendo un registrador de datos de viaje para vehículos de pila de combustible en automóviles: una distancia de viaje completa de 5.245 km, a una velocidad máxima de 145 km/h.

En cambio, en China, la estrategia de desarrollo energético se centra en el desarrollo estratégico de la economía nacional, ya que la energía fósil de China ha demostrado que todavía tiene pocas reservas recuperables: el carbón asciende a 114,5 mil millones de toneladas, la cantidad de petróleo a 3,8 mil millones de toneladas, las reservas de gas natural de 1,37 billones de metros cúbicos, que representan el 11,6%, el 2,6% y el 0,9% de las reservas mundiales, respectivamente.

China tiene una gran población y recursos per cápita insuficientes. Las reservas recuperables de carbón per cápita son sólo la mitad de la media mundial y el petróleo es sólo de 1/10. El consumo de energía per cápita está obviamente rezagado, al igual que la recuperación energética del transporte.

Al mismo tiempo, los gases de escape de los automóviles se han convertido en el factor más importante de la contaminación atmosférica, en particular la contaminación urbana. De esta manera, la búsqueda de nuevas energías limpias es de particular importancia para el desarrollo sostenible de China.

Durante los recientes planes quinquenales, el Ministerio de Ciencia y Tecnología ha incluido la investigación y el desarrollo de vehículos de pila de combustible y tecnologías conexas en el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología de la Construcción. En enero de 2002, la Academia China de Ciencias puso en marcha un importante proyecto del Plan de Acción Estratégico para la Innovación Científica y Tecnológica. La atención se centra en el motor de pila de combustible con membrana de intercambio de protones de alta potencia y tecnología de energía de hidrógeno.

El Instituto de Física Química y la Academia China de Ciencias se basan principalmente en el Plan Estatal de Desarrollo de Alta Tecnología (Programa 863) —Gran Proyecto para Vehículos Eléctricos— del Ministerio de Ciencia y Tecnología. La investigación y el desarrollo de motores de pila de combustible de 75KW y 150 KW. La investigación y el desarrollo de motores de celda de combustible de 75KW y 150KW y de energía de hidrógeno está avanzando en el campo de la tecnología con derechos de propiedad intelectual independientes.

Esta tecnología líder en el mundo ayudará a China a entrar en la era de la energía del hidrógeno lo antes posible. Además de los automóviles y autobuses de pila de combustible, China ha desarrollado con éxito un total de más de 2.000 km en operaciones experimentales. Esto indica que China tiene la capacidad de desarrollar motores de pila de combustible impulsados por hidrógeno. Cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y la Exposición Universal de Shanghái 2010, se probaron con éxito los primeros coches de pila de combustible.

 

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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