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BATALLA DE PIDNA (168 A.C.)

Marcos Kowalski*

Tuvo lugar el 22 de junio de 168 AC, en el noreste de Grecia cerca de la localidad de Pidna, en el golfo de Tesalónica. Se enfrentaron el ejército romano bajo el mando del cónsul Lucio Emilio Paulo Macedónico y el de Macedonia dirigido por su rey Perseo. Esta batalla puso de manifiesto la supremacía de la legión romana sobre la rígida falange macedonia.

 

Al analizar esta batalla, donde las legiones romanas comandadas por Emilio Paulo, vencieron —en aproximadamente una hora— al ejército de Perseo, se observa que el tiempo de las falanges herederas de Alejandro Magno había llegado a su fin, haciendo que el Reino de Macedonia dejara de existir ese mismo año. Veremos como combatían ambos oponentes en la época —la falange macedonia y la legión romana— y a qué tipo de evolución habían llegado los ejércitos.

La falange griega proviene al parecer de la Ciudad Estado de Tebas de Beocia, cuya hegemonía tuvo lugar unos años antes que la de Macedonia y se atribuye su creación a dos generales, Pelópidas y Epaminondas, mientras que su perfeccionamiento se debió a Filipo de Macedonia.

Según Polibio, quien dejó una descripción de su funcionamiento, cada soldado, con sus armas, ocupaba un espacio de tres pies en posición de combate, mientras que la longitud de la lanza larga que llevaba o sarisa era de 16 codos. Esta circunstancia despejaba una distancia de 10 codos por delante de cada hoplita, cuando cargaba sujetando la lanza con ambas manos. La longitud de las lanzas permitía que el combatiente de la primera fila quedara protegido por las que sobresalían procedentes de la 2ª, 3ª, 4ª y 5ª fila. Dado que la falange contaba con 16 filas de profundidad, de las que sólo atacaban las cinco primeras, las otras 11 se limitaban a levantar las sarisas por encima del hombro de los que les precedían protegiéndolos y, en su caso, relevándolos.

Esta unidad, que requería de mucha coordinación y disciplina en los hombres que la componían, resultaba invencible en la medida que destrozaba el orden de batalla del enemigo, por regla general, incapaz de acabar con aquel erizo de lanzas largas.

Pero había dos puntos débiles. El primero era la necesidad de contar con un terreno llano y sin obstáculos. El segundo, que carecía de capacidad de maniobra frente a un ataque envolvente. El tercero, que solo valía para el conjunto. Si el enemigo lograba romper la formación, cualquier miembro de la falange aislado no podía recibir ayuda de sus compañeros y estaba condenado a muerte, ya que no podía defenderse a sí mismo.

La legión romana (del latín legio, derivado de legere, recoger, juntar, seleccionar) era la unidad militar de infantería básica del ejército romano. Consistía en un cuerpo de infantería pesada inicialmente de unos 4.200 hombres, según el historiador antiguo Polibio, que más tarde alcanzaría entre los 5.200 y 6.000 soldados de infantería y 300 jinetes para completar un total de entre 6.000 y 6.300 efectivos, según nos cuenta Tito Livio.

Fue durante las guerras samnitas (guerras intermitentes entre el 343 y el 290 a C.) cuando las legiones se organizaron de un modo más formal, ya que se vieron obligadas a luchar en un terreno montañoso no apto para la falange. Debido a esto se pasó del sistema de falange al sistema de manípulos y centurias, más flexible y apto para el terreno montañoso. Más tarde, tras la reforma de Cayo Mario, se adoptó el sistema de cohortes.

Mario impulsó una reforma militar en el 107 a.C. que marcó el inicio de la profesionalización del ejército romano implantando medidas e invitando a participar del ejército a cualquier ciudadano romano, rico o pobre, en las campañas militares de Roma, en el que el Estado proporcionaba el equipamiento necesario para poder combatir. Esta última medida es quizás la más importante ya que se estandariza el equipamiento para todos los legionarios, a la par que, por tanto, todos deberían recibir el mismo entrenamiento. La legión se convirtió en casi invencible para cualquier otro pueblo.

A partir de ese momento, el legionario es un soldado profesional, que recibe una paga por su servicio y la promesa de mejoras económicas una vez concluido. Los miembros del censo por cabezas que terminaban el servicio recibían una pensión de su general y una finca en alguna zona conquistada a la que podían retirarse.

En cuanto a la organización táctica la estructuración del ejercito romano, empleaba como unidad táctica el manipulo (formado por dos cuadros de 12 soldados de frente por 5 de fondo —60 hombres—, con excepción de los últimos o triarios que eran de 10 x 3 —30 hombres—) compuestos de soldados de la misma clase, denominados velites, hastati, prínceps y triari. Cada manipulo estaba mandado por un centurión, ayudado por un ayudante denominado optio.

Se asignó un emblema o enseña a cada legión, el Aquila de plata El águila supone la conversión de la legión en un cuerpo, con un espíritu colectivo y una continuidad de tradición. La pérdida de las águilas, como les sucedió a Craso o Marco Antonio en Oriente o a Varo entre los germanos, es el mayor deshonor que puede sufrir un cuerpo legionario. El suboficial a cargo del águila era el aquilifer.

Las legiones tenían un entrenamiento en diversas formaciones de combate perfectamente sincronizadas, siendo su armamento estándar, La llamada gladius o espada corta, de medidas aproximadas de 60-85 cm, de hoja recta y ancha de doble filo, el pilum un arma arrojadiza pesada, diseñada para ser lanzada con la mano a corta distancia, justo antes del combate cuerpo a cuerpo, el soliferreum, una jabalina pesada de 2 metros de largo, toda ella forjada en una sola varilla de hierro y terminada en una punta corta, a veces con aletas barbadas, y la falárica que era un arma casi idéntica al pilum, y que podía además ser empleada como arma incendiaria, mientras que se cubrían con el famoso scutum que era el término en latín para referirse al escudo.

Veamos cómo se planteó entonces la batalla de Pidna y quienes la condujeron; el romano Lucio Emilio Paulo, era para entonces un militar curtido, sin grandes apoyos políticos y que se manejaría con los principios que enunciaba en sus propias palabras: “un soldado debería preocuparse por su cuerpo, para mantenerlo tan fuerte y tan ágil como fuera posible; el buen estado de su armamento, y tener siempre dispuestas las provisiones de alimentos para hacer frente a cualquier orden inesperada”. Impuso una disciplina férrea entre las tropas que, tras una breve etapa de preparación, se pusieron en marcha y estudiaron la forma de colarse entre la red de fortificaciones macedonias.

En el otro bando estaba Perseo rey de Macedonia quien, tras la muerte de Filipo, se había empeñado en la tarea de levantar Macedonia como potencia mundial. Se alió con la belicosa tribu germana de los bastarnos y apoyó a las facciones democráticas de las ciudades de Grecia, de modo que se colocó en el bando contrario a Roma.

En el año 172 a. C. Roma declaró la guerra a Perseo. Los primeros ejércitos enviados por la República estuvieron a cargo de Publio Licinio Craso y de Aulo Hostilio Mancino, quienes fueron incapaces de ganar terreno al macedonio, vencedor de varias escaramuzas.

El siguiente general romano destinado allí, Quinto Marcio Filipo, “un hombre mayor de sesenta años y con un enorme sobrepeso”, según Livio, no consiguió forzar una batalla decisiva en su año como cónsul contra los macedonios; a su regreso a Roma fue relevado por Lucio Emilio Paulo.

Perseo estaba muy atento a las tropas de Paulo, esperando enfrentarlo junto a su frontera, sin percatarse de que los romanos habían logrado, mientras los macedonios permanecían inactivos, en una maniobra de rodeo, traspasar su retaguardia a través de complicados pasos montañosos.

Al advertir la maniobra y la presencia de romanos en su tierra, Perseo decidió abandonar la línea defensiva en Elpeüs con dirección a Pidna. El 21 de junio de ese año, el monarca macedonio desplegó su ejército, 44.000 efectivos, en las afueras de Pidna, un territorio abierto y adecuado para las prestaciones de su infantería. Mientras la falange permaneciera en buen orden era muy difícil que cualquier enemigo, desde el frente, pudiera sobrepasar esa barrera de puntas de lanzas.

Sin embargo, la ventaja de los legionarios estaba en su movilidad táctica y su mayor velocidad de maniobras y cambio de dispositivo frente a los lanceros macedonios, dado que la sarisa era un arma de difícil manejo. Además, los legionarios contaban con años de experiencia a sus espaldas tras la lucha contra Cartago y habían incluido elefantes en sus filas. Durante esta Tercera Guerra Macedonia, Perseo no pudo hacerse con ninguno de estos animales, mientras que la fuerza romana sumaba una veintena de estas bestias, que habían logrado a través de sus aliados númidas.

El cónsul romano ordenó formar a sus legiones, unos 30.000 hombres, en triplex acies. Esto significaba colocar en primera línea a los velites (tropa ligera), en segunda línea a los hastati (infantería pesada), luego a los princeps (veteranos a punto de completar su contrato militar) y, finalmente, a los triarii (las tropas de élite). Ordenó a sus hombres que se mantuvieran en alerta, pero no dio el grito de avanzar. Paulo sabía de lo poco propicio de aceptar la batalla si es el enemigo el que la propone. Sus tropas estaban cansadas tras la preparación  y marcha y la formación se había reunido a toda prisa. Los romanos terminaron el día retirándose en orden hacia su campamento, frente a lo cual Perseo no pudo o no quiso forzar el combate.

Al día siguiente, ninguno de los comandantes pareció tampoco con voluntad de combatir. Cuando ya anochecía, sin embargo, algunos esclavos perdieron el control de una mula y entraron en disputa con tropas tracias. Según Plutarco, un grupo de auxiliares ligeros alcanzó la posición al oír el escándalo, lo que a su vez sumó otros refuerzos.

Aquel incidente derivó en una batalla campal, con las tropas saliendo a la carrera y en desorden de los respectivos campamentos. Un obseso del orden como era Paulo debió quedar horrorizado ante aquel inicio de la batalla, si bien no había ya más remedio que improvisar. Años después admitiría que la visión de la falange, con aquellas líneas cerradas de lanzas, era lo más terrorífico que había visto en su vida.

Lucio Emilio Paulo dirigió en persona a la Primera Legión hasta situarla en el centro exacto de la batalla. En torno a ese punto se organizaron el resto de tropas. Los primeros encuentros entre legionarios y soldados de la falange se toparon con el inexpugnable orden macedonio.

Los romanos carecían de hombres suficientes para flanquear a la falange, de modo que todos sus ataques frontales no sirvieron para nada. En un intento por romper las tablas, el comandante de cohorte Salvio arrojó el estandarte de su unidad sobre las filas enemigas. A continuación, los romanos se lanzaron a recuperar su símbolo a la desesperada. Algunos trataron de cortar las sarisas, otros de desviarlas, pero ningún esfuerzo logró romper la integridad de la unidad de la falange macedonia.

Al derrumbe de las tropas romanas en esta posición, la Primera Legión se adelantó para detener el avance macedonio. La Segunda Legión también dio un paso al frente, mientras por el flanco derecho los elefantes causaban un gran desorden. Los intentos de Perseo por adiestrar tropas anti elefantes se revelaron al momento un fracaso. El desorden en los flancos provocó que, por primera vez aquel día, la falange se disgregara en varias unidades menores, un defecto habitual de esta formación incluso en tiempos de Alejandro. En cuanto los bloques de lanceros se movían, acababan dispersos.

La irregularidad del terreno hacia el campamento romano y la falta de tiempo para organizar las falanges contribuyeron a la disgregación. Poco a poco, los centuriones lograron ocupar los espacios abiertos por las falanges, hasta el punto de infiltrarse entre los macedonios. Expertos en el cuerpo a cuerpo, los legionarios hicieron las delicias de su oficio gracias a sus gladius hispaniensis, un arma idónea para combatir contra los lentos macedonios, incapaces de maniobrar con sus enormes lanzas.

En cuanto la falange se hundió, la caballería macedonia abandonó el campo de batalla. Solo el caos inicial salvó a algunas unidades, que ni siquiera se habían desplegado. Al finalizar el día, murieron unos 20.000 macedonios y 6.000 quedaron prisioneros. Solo 100 romanos perecieron.

La batalla había durado únicamente una hora. Tiempo suficiente para escribir el epitafio de la falange macedonia. La falta de maniobrabilidad y de improvisación de los herederos de Ares evidenció la superioridad del sistema táctico romano.

 

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos. 

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ATLÁNTICO SUR: UN NUEVO ANIVERSARIO DE LA USURPACIÓN BRITÁNICA Y EL ENVÍO DE UN GUARDACOSTAS ESTADOUNIDENSE

Marcelo Javier de los Reyes*

Guardacostas USCGC Stone

El pasado 29 de diciembre, el diario Infobae publicó una nota en la que informaba que Estados Unidos, en el marco de la “Operación Cruz del Sur”, envió un buque de la Guardia Costera a patrullar el Atlántico Sur “para contrarrestar la pesca ilegal”. Según la información, el USCGC Stone tiene por misión “garantizar que el hemisferio occidental sea seguro, libre y próspero” ante las crecientes actividades ilícitas de numerosas países, entre ellos China[1].

Según informaron autoridades de Estados Unidos, indica la noticia, el buque inició su despliegue en el Atlántico Sur el día 28 en el marco de una operación para “contrarrestar la pesca ilegal, no regulada y no declarada”

“El despliegue de varios meses marca la primera patrulla del Servicio de Guardacostas a América del Sur de la que se tenga memoria recientemente y contará con asociados en Guyana, Brasil, Uruguay, Argentina y Portugal. El guardacostas también embarcó a un observador de la marina portuguesa”, destaca Infobae, citando al sitio gCaptain[2].

En este sentido cabe mencionar que en 2017, el entonces ministro de Defensa de Portugal, Azeredo Lopes, propuso a James Mattis, entonces Secretario de Defensa de los Estados Unidos, la creación de un Centro de Seguridad Atlántica en la Base de Lajes, en las Azores. Portugal considera que llegó el momento de presentar nuevas ideas para valorizar aquello que es, de hecho, un enorme activo para la seguridad atlántica. Este centro de seguridad en las Azores con proyección sobre el Atlántico, incluye el control de la piratería en el golfo de Guinea.

El propósito del centro sería formar a oficiales portugueses y de otros países interesados en la seguridad del Atlántico, “un centro de excelencia para la formación y entrenamiento de esos países, refiriéndose a países como São Tomé e Príncipe y Cabo Verde”. El centro incluiría a los Estados Unidos, al Reino Unido y a la OTAN, a la vez que Portugal aspira a que en el futuro podría ser reconocido como un centro de excelencia de la Alianza Atlántica.

Las Azores cuentan con una relevante posición geopolítica en el Atlántico que se sumarían al que he denominado “collar de perlas británico” esparcido por este océano[3].

El guardacostas estadounidense apoyará los objetivos de seguridad nacional en todo el Atlántico, en el marco de la llamada “Operación Cruz del Sur”, que se llevará a cabo conjuntamente con el Comando Sur de Estados Unidos.

El mencionado portal gCaptain, señala que en 2018 el valor de la producción pesquera mundial fue de US$ 401.000 millones y se estima que se pierden decenas de miles de millones de dólares cada año como consecuencia de la pesca ilegal. Agrega que en septiembre de 2020, el Servicio de Guardacostas publicó la Perspectiva Estratégica sobre la Pesca Ilegal, No Reglamentada y No Declarada (INDNR)[4], en la que se reafirmó el compromiso de la Guardia Costera “con la seguridad marítima mundial, la estabilidad regional y la prosperidad económica”.

La presencia de las flotas pesqueras chinas en el Atlántico Sur está despertando la preocupación de los países de la región. Sin embargo, a los pesqueros chinos deben sumarse los de España, Corea y Taiwán, los cuales también contribuyen a la depredación de la riqueza ictícola en el Atlántico Sur y en la Zona Económica Exclusiva de la Argentina.

Por su parte, la agencia oficial argentina Telam, proporciona una versión diferente a la de Infobae bajo el título “Aclaración de Cancillería”. Señala, aludiendo a fuentes de la Cancillería argentina, que la llegada del buque “tendrá el marco de una visita a puerto por razones de ceremonial en ocasión de la conclusión del viaje inaugural de la embarcación”[5]. La nota destaca que “desde el Palacio San Martín también informaron que tanto la Cancillería como el Ministerio de Seguridad mantuvieron conversaciones con las autoridades de los EEUU sobre la llegada del barco en cuestión, el buque patrulla USCGC (United States Coast Guard Cutter) Stone, y sobre la posibilidad de que a través de la Prefectura Naval Argentina se pueda ofrecer una ceremonia de bienvenida a dicha embarcación, en ocasión de la conclusión del viaje inaugural”.

Dado que varios medios hicieron mención a que el buque estadounidense tiene por misión operar contra la pesca ilegal, la nota de Telam cierra diciendo que el ministerio de Relaciones Exteriores informó a esa agencia oficial de noticias “sobre las gestiones y contactos con las autoridades de EEUU justamente para ‘evitar la posible distorsión de la naturaleza de la llegada del barco’ a territorio argentino”.

Un poco de historia

El 6 de noviembre de 2020 se conmemoran doscientos años del izamiento, por primera vez, del pabellón nacional en las islas Malvinas[6].

Ese día, el marino y corsario estadounidense David Jewett, al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, tomó posesión de las islas Malvinas al mando de la fragata Heroína echó anclas en proximidades de Puerto Soledad el 27 de octubre de 1820[7].

Ya en el lugar constató la presencia de 50 buques dedicados a la pesca y la caza de la fauna marina.

El 2 de noviembre Jewett envió una circular que fue transcripta por el capitán James Wedell, al mando del buque Jane. En ella informa que toma posesión de las islas en nombre del Superior Gobierno de las Provincias de América del Sud, al que pertenecen “por ley natural”[8].

En la transcripción hecha por el capitán Wedell puede leerse:

Al desempeñar esta misión deseo proceder con la mayor corrección y cortesía para con todas las naciones amigas.

Uno de los objetos principales de mi cometido es evitar la destrucción de las fuentes de recursos necesarios para los buques que de paso o recalada forzada arriban a las islas, y hacer de modo que puedan aprovisionarse con el mínimo de gastos y molestias. Dado que los propósitos de Ud. no están ni en competencia con estas instrucciones, y en la creencia de que una entrevista personal resultará de provecho para entrambos, invito a Ud. a visitarme a bordo de mi barco, donde me será grato brindarle acomodo mientras le plazca.

He de agradecerle asimismo tenga a bien, en lo que esté a su alcance, hacer extensiva esta invitación a cualesquiera otros súbditos británicos que se hallaran en esas inmediaciones.[9]

Cabe señalar que la toma de posesión de las islas fue difundida por la prensa española y la prensa estadounidense y que el Reino Unido no formuló ningún reclamo. Aún más, en 1825 el gobierno de Londres firmó el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con las Provincias Unidas y a la vez reconoció su independencia.

En 1821, en el marco de sus funciones como custodio de la Soberanía Nacional en el Atlántico Sur, Jewett detuvo y remitió a Buenos Aires a la goleta estadounidense Rampart, a bordo de la cual iba Cristóbal Carnelia, teniente de presa, portador del pedido de relevo del capitán Jewett[10]. La Rampart, que había sido capturada a la altura de las Malvinas, arribó a Buenos Aires el 17 de febrero. Este hecho ocasionó un incidente diplomático con los Estados Unidos.

El 10 de junio de 1829, Luis Vernet fue nombrado con el cargo de Primer Comandante Político y Militar de las islas, a las que se trasladó junto a su esposa, la uruguaya María Sáez. El 5 de febrero de 1830, en Puerto Soledad, islas Malvinas) nació Matilde Vernet y Sáez —quien falleció en San Isidro el 24 de septiembre de 1924—, una de las hijas del comandante. Por su lugar de nacimiento fue apodada Malvina y fue la primera persona de la que se tenga registro oficial en nacer en nuestras islas y es la primera descendiente de argentinos antes de la ocupación británica del territorio en 1833.

Las Provincias Unidas fundamentaron sus derechos soberanos en las islas como heredera de la corona española, la cual las había poseído previamente, lo cual había sido reconocido por otras potencias marítimas, a lo que se agrega la proximidad al territorio del antiguo virreinato del Río de la Plata.

La corona británica reaccionó ante el nombramiento de Vernet y formuló una protesta formal a través de su cónsul general ante el gobierno de las Provincias Unidas, Woodbine Parish, quien la presentó el 19 de noviembre de 1831.

A Vernet se le había otorgado el derecho exclusivo de la caza de focas y en ocasión de la protesta británica, la caza de focas había alcanzado un alto grado de depredación por lo que el comandante de las Provincias Unidas, el 30 de agosto de 1829, emitió una circular dirigida a los capitanes de los buques pesqueros. A pesar de la amenaza de ser enviados a Buenos Aires para ser sometidos a juicio, los depredadores hicieron caso omiso de la circular, por lo que fueron capturados tres  pesqueros estadounidenses, el Harriet —el único que fue enviado a Buenos Aires, a bordo del cual iba Vernet y su familia—, el Superior y el Breakwater.

Al arribo del Harriet a la capital de las Provincias Unidas, el cónsul de los Estados Unidos, George W. Slacum —el embajador estadounidense en Buenos Aires, John Forbes, acababa de fallecer—, presentó una protesta desconociendo la autoridad de Vernet y calificando sus acciones de piratería y reivindicaron la actividad pesquera en el Atlántico Sur. Slacum, considerado un funcionario “falto de tacto”, tomó contacto con el capitán de la corbeta de guerra USS Lexington, Silas Duncan, estacionada en el puerto de Buenos Aires. La escalada diplomática derivó en la decisión del presidente estadounidense Andrew Jackson de enviar una flota naval al Atlántico Sur para “proteger los derechos de los norteamericanos que pesquen y comercien”.

En la medianoche del 27 de diciembre de 1831 la USS Lexington arribó a la bahía de la Anunciación y enarbolando bandera francesa, al día siguiente llegó a Puerto Luis, donde procedió a la destrucción de las instalaciones, al saqueo y a la detención de la población, incluido a quien Vernet había dejado a cargo de la comandancia, Mattew Brisbane, quien había abordado la corbeta en visita de cortesía oficial.

El 21 de enero de 1832 Duncan abandonó las islas a las que consideró “libres de todo Gobierno”, pero la acción de Estados Unidos, en un implícito entendimiento diplomático entre los gobiernos de Washington y Londres, fue la que abrió la oportunidad para que el 3 de enero de 1833 la corbeta HMS Clio de la Marina Real británica, al mando del comandante Onslow, con apoyo de otro buque de guerra, mediante el uso de la fuerza y dada su superioridad numérica, exigió la rendición y procedió a la expulsión de las autoridades argentinas.

La ocupación británica se produjo diez años después de que se emitiera la “Doctrina Monroe”, la que no aplicaron en oportunidad de la usurpación británica cuando Argentina la invocó, encontrando como respuesta del gobierno estadounidense que esa doctrina no tenía efectos retroactivos[11], ni ante el “bloqueo anglo-francés en el Río de la Plata, en 1845 (cuarta invasión inglesa a Argentina); ni en el mismo año, cuando Inglaterra tomó posesión de Belice; ni en 1838, cuando Francia bloqueó puertos argentinos; ni en 1844, al bloquear el Reino Unido el puerto de San Juan, de Nicaragua; ni en 1863, cuando apresó navíos brasileños; ni cuando, en 1864, Napoleón fundó en México el imperio de Maximiliano de Austria[12].

Fue por esa declaración del comandante Duncan de la USS Lexington acerca de que el territorio de las Malvinas era res nullius que la Argentina hoy tiene su principal conflicto, al que las autoridades nacionales no toman en su verdadera dimensión.

Algunas reflexiones finales

Una vez más se demuestra cómo la dirigencia argentina desconoce la historia nacional y el entramado complejo de las relaciones internacionales. La propia Cancillería Argentina, una vez más, minimiza la cuestión, la omite u obra en contra de los Intereses Nacionales.

Resulta inconcebible que no se perciban los pasos que se vienen dando en el escenario internacional y en lo que, específicamente, al Atlántico Sur se refiere.

El restablecimiento de la Cuarta Flota de los Estados Unidos en 2008, el fortalecimiento militar británico en el Atlántico Sur, las declaraciones del comandante del Comando Sur, Craig S. Faller, en marzo de 2020 de que habría un incremento de la presencia militar de Estados Unidos en el hemisferio hacia finales de año —lo que incluiría mayor presencia de buques, aviones y fuerzas de seguridad “para tranquilizar a nuestros socios y contrarrestar una serie de amenazas que incluyen al narcoterrorismo” y la “amenaza china al continente americano”[13]—, la creación del Centro de Seguridad Atlántica en la Base de Lajes, en las Azores, pone en evidencia la reconfiguración del “atlantismo” y su peligrosa proyección sobre el hemisferio sur, lo que debe impulsar a los países del litoral americano y africano del Atlántico Sur a tomar las acciones pertinentes para garantizar la seguridad en la región sin interferencias externas.

Para ello debería revalorizarse la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS), creada por Resolución A/RES/41/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas bajo el título de “Declaración de una zona de paz y cooperación en el Atlántico Sur”[14]. En 1998 fui miembro de la delegación argentina ante la V Reunión Ministerial de la ZPCAS, llevada a cabo en el Palacio San Martín (Buenos Aires, 21 y 22 de octubre de 1998) y pude observar las posibilidades que ella nos ofrecía no sólo para defender nuestros derechos soberanos sino también el interés que por entonces mostraban algunos países africanos hacia la Argentina. Sin embargo los diversos gobiernos argentinos casi nunca tomaron en cuenta la relevancia de África en nuestra política exterior así como en la cuenca atlántica. En este sentido, la Argentina podría proponer la institucionalización de la ZPCAS y ofrecer una sede para crear una Secretaría General que robustezca esa herramienta imprescindible para mantener el Atlántico Sur al margen de los conflictos extraterritoriales.

Como escribiera oportunamente,

El despliegue de posesiones y bases militares británicas en el Atlántico Sur, con sus vinculaciones con la parte septentrional del mismo océano, obedece a la relevancia geopolítica que tanto el Reino Unido como la OTAN le otorgan a este espacio. A través del “collar de perlas británico” se ejerce una estricta vigilancia económica y militar no sólo sobre el espacio marítimo sino también sobre la parte continental del hemisferio sur, habida cuenta del control que desde estos territorios de ultramar se ejerce sobre las comunicaciones de nuestros países.[15]

Si se tienen en cuenta las declaraciones del jefe del Comando Sur, así como el envío de este buque guardacostas estadounidense, y atento a los antecedentes históricos que llevaron al inicio de conflictos armados (guerra hispano-norteamericana de 1898 con la explosión del USS Maine; guerra de Vietnam con el “incidente del golfo de Tonkín” y la propia escalada que desembocó en el Conflicto del Atlántico Sur en 1982, entre tantos otros casos históricos), los países de la cuenca atlántica se encuentran amenazados ante un potencial conflicto armado entre Estados Unidos y China que podría tener como escenario nuestra región.

Sería deseable que el gobierno argentino le proporcione a las Fuerzas Armadas material moderno y apropiado para la ejercer su misión de defender la Soberanía Nacional, así como desarrollar nuevamente la industria de la defensa, la cual puede ser llevada a cabo con la concurrencia de países de la región en un emprendimiento multinacional.

Del mismo modo, los países de la región deberían deponer sus rencores y percibir seriamente dónde se encuentra el enemigo, el que primero conspiró contra la corona española y luego contra la integración de América o, más precisamente, de los países de la región. A estos efectos debe apelarse a la creatividad para poner en marcha instituciones y alianzas estratégicas a los efectos de salvaguardar la región en un mundo caracterizado por la incertidumbre y la volatilidad.

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] “Estados Unidos envió un buque de la Guardia Costera a patrullar el Atlántico Sur ‘para contrarrestar la pesca ilegal’”. Infobae, 29/12/2020, https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/12/29/estados-unidos-envio-un-buque-de-la-guardia-costera-a-patrullar-el-atlantico-sur-para-contrarrestar-la-pesca-ilegal/

[2] Mike Schuler. “U.S. Coast Guard’s New National Security Cutter to Patrol South Atlantic for Illegal Fishing”. gCaptain, 28/12/2020, https://gcaptain.com/u-s-coast-guards-new-national-security-cutter-to-patrol-south-atlantic-for-illegal-fishing/?subscriber=true&goal=0_f50174ef03-6dcde27ad0-139881493&mc_cid=6dcde27ad0&mc_eid=6be13e2917

[3] Marcelo Javier de los Reyes. “El collar de perlas británico en el Atlántico Sur. Una amenaza a la seguridad regional”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG), 16/04/2016, https://saeeg.org/index.php/2016/04/16/el-collar-de-perlas-britanico-en-el-atlantico-sur-una-amenaza-la-seguridad-regional/

[4] “Illegal, Unreported, and Unregulated Fishing Strategic Outlook”. United States Coast Guard /US Department of Homeland Security, https://www.uscg.mil/iuufishing/

[5] “Aclaración De Cancillería. Por qué viene al país un buque patrulla estadounidense”. Telam, 31/12/2020, https://www.telam.com.ar/notas/202012/540188-cancilleria-buque-patrulla-estadounidense.html

[6] Al respecto, ver: Marcelo Javier de los Reyes. “A doscientos años de la toma de posesión de las Malvinas por las Provincias Unidas. Ayer y hoy”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG), 04/04/2020, https://saeeg.org/index.php/2020/04/04/doscientos-anos-de-la-toma-de-posesion-de-las-malvinas-por-las-provincias-unidas-ayer-hoy/

[7] Sergio Esteban Caviglia. Malvinas: Soberanía, Memoria y Justicia: 10 de Junio de 1829. Rawson: Ministerio de Educación de la Provincia de Chubut, 2012 (1ª ed.), p. 166.

[8] Ibíd., p. 167.

[9] Ídem.

[10] Ibíd., p. 139.

[11] José María Otero. “Reino Unido-EE UU, una vieja alianza”. El País (España), 31/05/1982, https://elpais.com/diario/1982/06/01/internacional/391730404_850215.html

[12] Ídem.

[13] “El Comando Sur de EEUU incrementará su presencia militar en América Latina”. Infodefensa, 15/03/2020, https://www.infodefensa.com/latam/2020/03/15/noticia-comando-incrementara-presencia-militar-hemisferio.html

[14] Integrada por Argentina, Brasil, Uruguay, Angola, Benín, Cabo Verde, Camerún, Congo, Costa de Marfil, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial, Liberia, Namibia, Nigeria, República Democrática del Congo, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica y Togo.

[15] Marcelo Javier de los Reyes. “El collar de perlas británico en el Atlántico Sur. Una amenaza a la seguridad regional”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG), 16/04/2016, https://saeeg.org/index.php/2016/04/16/el-collar-de-perlas-britanico-en-el-atlantico-sur-una-amenaza-la-seguridad-regional/

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GENGIS KHAN Y LOS PRIMEROS MISILES DE LA HISTORIA

Agustín Saavedra Weise*

Mongolia es un país de Asia Central, independiente desde 1921 del dominio chino. Este estado mediterráneo se encuentra estratégicamente ubicado entre la frontera sino-rusa; tiene 1.564.000 kilómetros cuadrados de superficie, con poco más de tres millones de habitantes. La Mongolia relativamente atrasada de hoy poco tiene que ver con la del lejano pasado, cuando sus jinetes —liderados al inicio de su epopeya por el legendario Gengis Khan (1162-1226)— llegaron a formar el mayor imperio terrestre de la historia, ocupando luego Rusia y Ucrania por trescientos años, además de dominar en China, Persia y otras regiones euroasiáticas. Los mongoles llegaron inclusive hasta las puertas de Europa occidental en sus feroces arremetidas.

Nómadas y con la infinita estepa por delante, los mongoles aprendieron a utilizar el caballo no solamente como medio de transporte sino como formidable elemento bélico. Perfeccionaron el estribo para poder sostenerse firmemente en el corcel y desde sus monturas apuntaban letalmente al enemigo con sus arcos y flechas. Para la época, era una combinación mortal; asimismo, un desarrollo tecnológico sorprendente e imparable.

El nombre auténtico de Gengis Khan era Temudjin (“el acero más fino”). Sus victorias lograron que le otorguen el título principesco de Gengis Khan, algo así como “el emperador de todos los hombres”. Con este apelativo pasó a la historia. Gengis Khan era extremadamente despiadado, aunque algunos historiadores afirman que luego de vencer a sus enemigos ocasionalmente tenía un poco de tolerancia hacia los sobrevivientes.

Según fuentes históricas confiables Gengis Khan inventó la base de lo que hoy son los modernos misiles, es decir, proyectiles autopropulsados y dirigidos hacia blancos determinados. Se cuenta que cuando el guerrero mongol inició la invasión del imperio chino (1211) debió tomar previamente varias ciudades amuralladas para proseguir su marcha. En una de esas localidades —que ya venía soportando por largo tiempo el asedio— Gengis prometió levantar el sitio si le entregaban 1.000 gatos y 10.000 golondrinas. Ante la posibilidad de lograr clemencia y salvar vidas, las autoridades le brindaron lo que pedía. Pues bien, una vez en poder de lo solicitado, el Khan ordenó que se aten antorchas encendidas en las colas de gatos y golondrinas, soltándolos luego de tan malvada acción. Los pobres animalitos, despavoridos, doloridos e incendiados, salieron disparados (literalmente) como cohetes y retornaron por instinto a su lugar de origen: los gatos corriendo, las golondrinas volando. Los desventurados animales llevaron fuego por tierra y aire al pueblo sitiado; lo destruyeron casi por completo. Luego entró el ejército de Gengis Khan para completar la tarea, matando a los escasos sobrevivientes. Con tal lección de terror y crueldad suprema, el camino hacia la conquista total de China quedó expedito.

El ejemplo de estos primeros misiles vivos no fue desaprovechado en la historia de los conflictos. Desde entonces hasta nuestros días se han ido perfeccionando mecanismos de bombardeo a distancia por tierra y por aire, culminando en nuestros días con sofisticados sistemas electrónicos de guía para ser usados por misiles de diversa naturaleza.

Gengis Khan es hasta ahora una de las figuras militares más importantes de la historia, pero el imperio que creó apenas le sobrevivió, unido, por unos cuantos años. Aunque ya divididos, los mongoles aún siguieron por un tiempo con sus conquistas. A partir del siglo XIV, al no haber sido capaces de crear una estructura política sólida, el dominio mongol colapsó progresivamente. Y así, durante varios siglos posteriores, los conquistadores de otrora pasaron a ser los conquistados.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Debe, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/gengis-khan-y-los-primeros-misiles-de-la-historia_213566