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APROXIMACIÓN SIRIA-TURQUÍA, MEDIACIÓN DE RUSIA Y REACCIONES DE ESTADOS UNIDOS

Isabel Stanganelli*

Luego de décadas de tensión entre Turquía y Siria, durante 2022 y con la mediación de Rusia, ambos Estados iniciaron un proceso de aproximación que no fue bien recibido por los Estados Unidos.

Las relaciones entre Siria y los Estados Unidos también han sido tensas las últimas décadas y marcadas por las sanciones impuestas sobre Damasco en relación con los derechos humanos y acusaciones de apoyo a grupos terroristas. Y en cuanto a Turquía, primera aliada estratégica de Washington en la OTAN, las relaciones siempre han requerido extrema cautela.

Antecedentes

Durante al menos el último medio siglo, Siria se ha encontrado en el ojo del huracán internacional. Considerada partícipe de la guerra civil en El Líbano, desde 1979 ya estuvo sujeta a sanciones económicas internacionales.

Con posterioridad se incorporó la etapa de dificultades con Turquía. La población de Siria contaba con un grupo minoritario kurdo al que se asociaba con los intentos separatistas de sus pares en Turquía. Esta situación se agravó cuando Damasco ofreció asilo al fundador y líder del principal grupo disidente, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán —PKK—, Abdullah Öcalan. Éste permaneció en Siria desde 1979 hasta 1998 en una base de operaciones en la región montañosa de Qandil, cerca de la frontera entre Turquía, Irak y Siria. Cuando Siria expulsó a Öcalan y al PKK de su territorio, el líder se trasladó a Italia y en 1999 se dirigió a Kenia donde fue capturado por los servicios de inteligencia turcos —también se mencionó la participación del Mossad— y ha estado encarcelado en Turquía desde entonces. De todos modos el PKK aún se mantiene en el norte de Siria en alianza con grupos kurdos locales donde ha establecido la «Administración Autónoma del Norte y Este de Siria» o «Rojava» que no es reconocida como legítima y conserva el status de terrorista.

Entonces Washington apoyó a Turquía en su lucha contra el PKK proporcionándole asistencia militar y de inteligencia e incluyendo a dicho grupo en la lista de organizaciones terroristas extranjeras del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Las relaciones entre ambos países parecieron mejorar en 1998 cuando firmaron un principio de entendimiento: el Acuerdo de Adana del 20 de octubre, entre los presidentes Süleyman Demirel y Hafez al-Assad, padre del actual presidente sirio. Por el mismo Siria no permitiría que el PKK utilizara su territorio como base de operaciones y admitiría la creación de una zona de seguridad de cinco kilómetros de ancho en la frontera turco-siria, donde se prohibía la presencia del PKK y se permitía a Turquía llevar a cabo operaciones militares contra dicha organización. Este acuerdo no logró resolver el conflicto kurdo en Turquía ni poner fin a las actividades del PKK en la región. Con el paso del tiempo las relaciones entre Turquía y Siria fueron empeorando, el conflicto kurdo se mantuvo en la región y el Acuerdo fue perdiendo vigencia. Sin embargo veremos en qué radica su importancia actual.

Desde el año 2000 el presidente de Siria es Bashar al-Assad, quien sucedió a su padre Hafez al-Assad, presidente del país por más de tres décadas.

En marzo 2011 y como parte de la ola de «Primaveras Árabes», el conflicto tuvo lugar en el norte de África y en el Medio Oriente, incluyendo a Siria. A esta «primavera» se la conoció también como «la revolución secuestrada»… Originada como una manifestación de campesinos reclamando ayuda tras una sequía que asoló al país durante los cinco años previos, pronto fueron desplazados por todos los grupos políticos opositores a al-Assad, incluyendo grupos kurdos y hasta el Estado Islámico. La manifestación se transformó en guerra civil y en ella Washington y sus aliados occidentales tomaron partido contra el gobierno de al-Assad, llegando a favorecer a los kurdos y facciones islamistas para debilitar a al-Assad, decisión que preocupó a Turquía.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presionaba a Turquía para que sostuviera un cambio de régimen en Siria a favor de un islamismo moderado. Ankara se mostraba prudente. El presidente Recep Tayyip Erdogan, buscaba evitar problemas regionales: permaneció en silencio cuando se iniciaron las revueltas en Túnez, solo apoyó la salida de Hosni Mubarak cuando percibió que los Estados Unidos estaban alejándose de Egipto. Pero Siria resultó un verdadero desafío. El director de la CIA, David Petraeus, visitó Turquía en dos ocasiones en 2012 para lograr colaboración y poner fin al gobierno de al-Assad. Pero Erdogan no deseaba ser parte de esta decisión. Posiblemente el juego de fuerzas librado en Siria resultaba más claro para el presidente turco que para Washington.

Desde entonces el gobierno de Bashar al-Assad ha sido acusado por gobiernos occidentales de violaciones a los derechos humanos y se le impusieron nuevas sanciones económicas a partir de 2011. A pesar de esto, el gobierno sirio sigue contando con el apoyo de países como Rusia, China e Irán y ha argumentado que sus acciones son necesarias para combatir el terrorismo y preservar la estabilidad del país en medio de la guerra civil, argumento bastante utilizado a escala planetaria.

En 2013 se produjo un cruento ataque con armas químicas en la ciudad de Ghouta, un suburbio de Damasco. Hubo diferentes versiones sobre el origen de los ataques: que fue represión gubernamental; que había sido un ataque de la oposición o de una facción liderada por el medio hermano de Bashad, Maher al-Assad. Y aunque el gobierno sirio culpó a los grupos rebeldes, la comunidad internacional, encabezada por los Estados Unidos, Reino Unido y Francia, responsabilizó al gobierno. Obama había declarado un año antes que si Siria cruzaba la «delgada línea roja» y utilizaba armas químicas habría «consecuencias graves». En consecuencia el ataque con dichas armas en 2013 elevó el riesgo de una intervención armada. Finalmente Obama optó por no atacar y aceptó que Rusia negociara un acuerdo con Siria para eliminar las armas químicas bajo supervisión internacional. Los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia apoyaron esta decisión, que evitó el accionar de fuerzas militares internacionales. La colaboración entre los Estados Unidos y Rusia en el proceso negociador fue vista como un ejemplo de cómo dos Estados podían trabajar juntos para resolver problemas globales complejos.

Posteriormente se difundió que Rusia no había sido capaz de garantizar la eliminación de todas las armas químicas de Siria. Lo cierto es que como parte de las sanciones a las que fue sometida Rusia por los hechos en Ucrania, se la excluyó del grupo de potencias negociado por Putin, que debía supervisar el retiro de dichas armas.

Para entonces Erdogan ya había percibido que los Estados Unidos preferían actuar encubiertos en Siria y dejar expuesta a Turquía. Un año más tarde anunció que sus relaciones con Obama se habían reducido por la falta de resultados en el conflicto sirio. El Pentágono comenzó a armar a las fuerzas kurdas en Siria y en noviembre de 2015, las fuerzas especiales estadounidenses se desplegaron en ese país. Las relaciones entre Siria y Estados Unidos empeoraron y las sanciones contra Damasco se incrementaron. La intervención de Rusia en este conflicto coincidió con el ingreso de efectivos estadounidenses en Siria.

En 2016 Turquía participó de la operación «Escudo del Éufrates» destinada a expulsar al Estado Islámico y a los kurdos de su frontera. La operación «Ramo de Olivo» de 2018 contra las fuerzas kurdas en el norte de Siria incrementó los conflictos, ahora con los grupos kurdos apoyados por el gobierno de Washington. La situación permaneció volátil y cada vez más compleja. En 2019 las fuerzas estadounidenses se retiraron y fueron sustituidas por fuerzas turcas y Siria denunció esta violación de su soberanía territorial.

Esta situación se mantuvo tensa hasta que se iniciaron reuniones entre Erdogan y Vladimir Putin para comunicarse con al-Assad, llegándose al encuentro del 28 de diciembre de 2022 entre los ministros de defensa y los jefes de inteligencia de Turquía, Siria y Rusia. El presidente turco señaló que su único objetivo era la lucha contra el terrorismo y el respeto a la integridad territorial y la soberanía de todos los vecinos.

La propuesta de Moscú, como el mejor marco conciliador, fue remitirse justamente a lo pactado en el Acuerdo de Adana de 1998. Ankara, Moscú y Damasco comenzaran a trabajar para llevar a cabo misiones conjuntas en Siria. Pero la actividad del ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, encaminada a lograr la reconciliación de Turquía con Siria profundiza también los lazos estratégicos entre Moscú y Ankara.

Para Erdogan, Siria es también parte de su política para mejorar las relaciones regionales y lograr una mejor posición en vistas del nuevo mandato en las elecciones de mayo 2023. Para Siria, la normalización con Turquía es muy importante: la ocupación del territorio sirio y los refugiados sirios en Turquía (que suman 3,6 millones) afectan a su seguridad. Erdogan busca un acuerdo con Damasco que permita devolver a Siria a los refugiados llegados al país en busca de asilo: sería una carta ganadora ante su empobrecido electorado. Al-Assad anunció que postergará cualquier reunión hasta que Turquía se retire completamente del territorio sirio. Por el momento el ejército turco controla varias provincias sirias en el norte del país.

Mientras, en la mencionada reunión tripartita en Moscú de diciembre 2022, Ankara se comprometió a retirar todas sus fuerzas del territorio sirio, algo que conduciría al debilitamiento de las «Unidades de Protección del Pueblo» (YPG), versión siria del PKK, y también a la presencia militar estadounidense.

Conclusiones

El rol de Moscú muestra que la posición de Rusia en Asia occidental no depende del conflicto de Ucrania: ésta influencia en Siria consolida su propia presencia a largo plazo en el Mediterráneo oriental.

Aunque aún no se han citado los presidentes al-Assad y Erdogan, a principios de abril de 2023 se reunieron en Moscú delegaciones de ambos países —encabezadas por sus respectivos viceministros de Relaciones Exteriores— ante los representantes de Rusia e Irán, dos países aliados de al-Assad.

Esta nueva relación Erdogan-al-Assad con la ayuda de Rusia preocupa a los Estados Unidos que podrían renovar su presencia militar o su alianza con grupos kurdos en Siria, como el mencionado YPG.

El Departamento de Estado de Estados Unidos declaró recientemente que no mejorará sus relaciones diplomáticas con el régimen de al-Assad y tampoco apoyará a los países que mejoren sus relaciones con el mismo.

 

* Profesora y Doctora en Geografía/Geopolítica, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Magíster en Relaciones Internacionales, UNLP. Secretaria Académica de la SAEEG.

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LA MÁQUINA “ENIGMA”

Revista GNA*

En todos los conflictos siempre se usaron códigos secretos para cifrar textos, de modo que el adversario no conozca el contenido y algunas guerras se perdieron por ese motivo. Enigma” en la IIGM era el nombre de una máquina que disponía de un mecanismo de cifrado rotatorio, que permitía usarla tanto para cifrar como para descifrar mensajes. En su interior disponía un eje con tres discos de bronce que giraban por medio de un contacto eléctrico ocasionando que las letras cambiaran de manera complicada. Luego el rotor volvía a girar produciendo un texto sin sentido imposible de descifrar.

 

Las fuerzas militares de Alemania las comenzaron a usar desde 1930. Su facilidad de manejo y supuesta inviolabilidad fueron las principales razones para su amplio uso. Los alemanes estaban convencidos de que los mensajes de “Enigma” no se podía descifrar, por lo que la empleaban para todo tipo de comunicaciones militares y en sus servicios secretos. Pero quienes hicieron un mayor empleo fue la marina alemana. El procedimiento era sencillo, cuando un submarino alemán detectaba un convoy aliado, enviaba la información por radio usando la máquina “Enigma” indicando las coordenadas y el rumbo al comando naval alemán, quién por el mismo sistema encriptado ordenaba a otros submarinos para que esperaran al convoy algunas millas adelante. Cuando los barcos se acercaban, ya habían sido rodeados y de manera sorpresiva eran torpedeados hasta su destrucción total. Era sin dudas una excelente máquina al que más tarde le agregaron un cuarto engranaje para dificultar más cualquier intento de ruptura del cifrado. Su sistema fue finalmente descubierto por un par de ingleses y polacos matemáticos y es considerado como la causa de haber concluido la Segunda Guerra Mundial al menos dos años antes. Por su parte los japoneses para esa época tenían un código que los EE.UU. llamaban “purple” (código púrpura). Desde antes del ataque a Pearl Harbor, un ejemplar había sido hallado entre las ropas del cadáver del patrón de un barco pesquero japonés hundido y estaba en poder de la marina norteamericana.

Un “regalo” inesperado

El 9 de mayo de 1941 un golpe de suerte favoreció a los ingleses. El submarino U-110 alemán, comandado por Fritz Julius Lemp, fue descubierto el destructor HMS Aubrietia y las bombas de profundidad que le arrojó, le produjo graves daños y tuvo que emerger. Antes de abandonar la nave se activaron cargas explosivas para que no cayera en manos del enemigo. Pero el destino hizo que no explotaran, el destructor recogió a los tripulantes alemanes y el submarino fue abordado.

Fue en ese momento que los británicos se hicieron con un gran tesoro al capturar libros de códigos, mensajes cifrados y la máquina “Enigma”. Un verdadero banquete informativo de trascendental importancia, que especialistas en inteligencia lograron al descifrar los códigos alemanes.

La información fue mantenida en estricto secreto y sirvió para adelantar el final de la guerra.

* Artículo publicado en la Revista Tiempo GNA 75, diciembre de 2022.

EL SISTEMA INMUNOLÓGICO DE LA NACIÓN EN PELIGRO: SITUACIÓN DE LA INTELIGENCIA DE ESTADO EN LA ARGENTINA

Marcelo Javier de los Reyes*

El sistema de Defensa Nacional, los diversos organismos de Seguridad y el Sistema de Inteligencia Nacional son a la Nación como el sistema inmunológico al cuerpo humano.

El sistema inmunológico es una red compleja de células, tejidos y órganos que ayudan al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades. La función de este sistema es defenderlo de agentes patógenos, es decir, de organismos que causan enfermedades, como por ejemplo los virus y las bacterias.

De manera similar, las Fuerzas Armadas, las Fuerzas de Seguridad y la Inteligencia trabajan con el mismo objetivo aunque cada una de estas instituciones tiene su objetivo.

Este diagnóstico será considerado desde dos puntos:

    • Institucional
    • Profesional

La Inteligencia Nacional es definida por la Ley 25.520 como «la actividad consistente en la obtención, reunión, sistematización y análisis de la información específica referida a los hechos, amenazas, riesgos y conflictos que afecten la seguridad exterior e interior de la Nación». La Ley 27.126, promulgada el 3 de marzo de 2015, considera a la Inteligencia Nacional como «la actividad consistente en la obtención, reunión, sistematización y análisis de la información específica referida a los hechos, riesgos y conflictos que afecten la Defensa Nacional y la seguridad interior de la Nación». Solo un cambio sutil pero importante, pues se han eliminado las «amenazas» respecto de la Ley 25.520. Mientras que la «amenaza» es una probabilidad de ocurrencia de un fenómeno potencialmente dañino en un lapso dado, el «riesgo»  sería la combinación de la probabilidad de que se produzca un evento y sus consecuencias negativas.

La Inteligencia es el conocimiento que favorece al decisor en la toma de decisiones, como así también en la reducción de los riesgos. En síntesis, la importancia es que es una herramienta fundamental para la toma de decisiones.

La Inteligencia es una herramienta fundamental para la toma de decisiones.

La actividad de Inteligencia, más precisamente la Inteligencia Estratégica, le permite al gobierno nacional comprender los conflictos regionales e internacionales con el objetivo anticipar las respuestas adecuadas a los mismos.

Del mismo modo, la Inteligencia le permite al gobierno tomar las medidas adecuadas para favorecer la inserción de nuestro país en el escenario internacional, tanto en el ámbito diplomático como económico.

A partir de esto se puede afirmar que, desde lo institucional, los organismos de Inteligencia deben estar en condiciones de dar respuestas a estas demandas.

La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) es el organismo superior del Sistema de Inteligencia Nacional y, conforme a la ley, debería dirigir el Sistema de Inteligencia Nacional —que incluye a los demás organismos de Inteligencia del Estado que dependen del Ministerio de Defensa y del Ministerio de Seguridad— a los efectos de contribuir a la toma de decisiones en materia de seguridad exterior e interior de la Nación.

En función de ello pueden determinarse las siguientes anomalías que impiden que la Inteligencia Nacional cumpla con sus objetivos:

    • Los diversos gobiernos nacionales de las últimas décadas han transformado la Inteligencia Nacional en una herramienta para amedrentar jueces, políticos opositores y demás denunciantes a partir de lo que se denominan «carpetazos».
    • Como consecuencia de ello, los gobiernos nacionales (fundamentalmente los kirchneristas y el de Cambiemos) han realizado un uso perverso de la inteligencia interior pero desatendieron la Inteligencia Exterior y la Inteligencia Estratégica al punto que se puede afirmar que estas áreas están prácticamente desactivadas y sin rumbo. La Inteligencia Exterior ha perdido, virtualmente, contacto con los servicios de otros países, lo que implica una seria gravedad desde el punto de vista del intercambio de información y de la capacitación. Las delegaciones del exterior de la Secretaría de Inteligencia / AFI carecieron de rotación de sus delegados durante más de una década y su número ha sido seriamente reducido, al punto que fueron cerradas delegaciones en los principales países de Europa. Como los gobiernos actúan en este sentido con reciprocidad, varios servicios no destinan agentes a sus embajadas en la Argentina y algunos los han retirado reasignándolos en países de la región. La situación se ha visto sumamente agravada con las filtraciones a los medios de las Actas durante la gestión de la «fiscal interventora» Cristina Caamaño.
    • Respecto del tema de la capacitación, el sistema ha perdido el rumbo desde el gobierno de la Alianza (1999-2001), gobierno que el 7 de febrero de 2000 realizó una purga de 1.500 agentes, un hito lamentable que cortó la transferencia de conocimientos. La idea fue apelar a la contratación de «consultoras», lo que pone en evidencia la ignorancia de quienes estaban al frente de la Inteligencia Nacional. Los últimos gobiernos, sin excepción, han puesto al frente de la Escuela Nacional de Inteligencia (ENI) a funcionarios inexpertos, al igual que en el resto del organismo, y en la actualidad le ENI tiende más hacia un adoctrinamiento, no hacia una capacitación profesional, impartiendo «cursos de género», «Ley Micaela de Capacitación Obligatoria en Género para todas las personas que integran los Tres Poderes del Estado», etc. En este punto cabe destacar que el máximo responsable de la ENI de la gestión de Cambiemos llegó a manifestar a un medio «vamos a cambiar la cultura del espionaje»: es evidente que desconocía de qué se trata la Inteligencia[1].
    • Cabe recordar que en febrero de 2015 el gobierno de Cristina Kirchner disolvió la Secretaría de Inteligencia y creó una AFI debilitada, otorgándole un rol protagónico a la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar pero llevando a cabo actividades ilegales, toda vez que esa área no debe, por ley, realizar inteligencia interior. Incluso el presupuesto destinado a ese órgano militar era mayor al que recibía la entonces Secretaría de Inteligencia.
    • Contrariamente a lo que especifica la Ley, la AFI, como es de conocimiento público, ha sido prácticamente marginada y no dirige el Sistema Nacional de Inteligencia. Aún peor, el proyecto de Ley de Inteligencia presentada al Congreso por la entonces interventora de la AFI Cristina Caamaño proponía que ese organismo dejara de ser la cabeza del sistema de Inteligencia. Varias delegaciones del interior han sido eliminadas o reducidas en su operatividad. Vale aquí recordar que la mencionada interventora desactivó la base de Trelew y cedió el edificio al Ministerio de Desarrollo Social de Nación, en una región con graves problemas derivados del problema de la nueva etnia autodenominada «mapuche», con tomas de tierras e incendios de propiedades privadas e iglesias.
    • Los organismos de inteligencia no mantienen contactos entre sí y, peligrosamente, se aprecia una competencia entre algunos de esos organismos.

Desde lo profesional, desde que asumió el gobierno del Frente para la Victoria, en la entonces Secretaria de Inteligencia se ha procedido a una «purga» de su personal, reduciéndola a su mínima expresión. Cierto es que hasta la creación de la AFI no ingresaron «militantes» y los cargos políticos fueron muy reducidos. Con sus limitaciones, el organismo continuó funcionando pero la «metodología» que se implementó produjo una fuerte desmotivación del personal, por falta de incentivos, bajos salarios y una persecución hacia algunos agentes que fueron destinados a «áreas de castigo». A ello debe sumarse la pérdida del rumbo del organismo lo que se traduce en un sin sentido de la actividad diaria del agente de inteligencia.

Si, debe reconocerse, que durante la gestión de Oscar Parrilli al frente del organismo se produjo un sustancial aumento de sueldos —el cual finalmente no se completó— pero con ello se favoreció el ingreso de numerosos «militantes» que no calificaban para cumplir con sus funciones.

Se procedió a una reestructuración, con un nuevo organigrama que incrementó notablemente los cargos directivos y eliminó las jefaturas intermedias lo que, al igual que en el ámbito privado, hace inviable cualquier gestión. Aún más grave fue la supresión de un área de «Análisis» cuando ésta es la tarea esencial de un organismo de inteligencia.

La gestión del organismo durante el gobierno del presidente Macri, teniendo la oportunidad de reconstruirlo, siguió la misma línea del gobierno kirchnerista y los cargos directivos fueron ocupados por gente inexperta, entre los cuales se encuentran quienes fueron los máximos responsables del organismo. Además debe mencionarse la incorporación de algunos ex comisarios con antecedentes de sumarios dentro de la propia policía. Es en ese momento que se crearon más delegaciones en el AMBA con una impronta inspirada en una comisaría.

Con respecto al personal, se despidió a los contratados por la gestión de Parrilli y se contrató a un número similar de personal, en su mayoría tampoco calificado para cumplir funciones en un organismo de Inteligencia. Además se contrató más personal con sueldos equivalentes a cargos directivos.

Del mismo modo, debe destacarse que los políticos tienden a confundir Inteligencia con «Seguridad», lo que lleva a una seria distorsión de la actividad.

Asimismo, la gestión del gobierno de Cambiemos continuó marginando al personal de carrera e igualando hacia abajo como lo hizo el gobierno del Frente para la Victoria, el cual desarmó su cuerpo profesional que otrora era considerado «Personal Superior». Desde entonces, numerosos cargos que deberían corresponder a ese cuadro pasó a estar en manos de personal auxiliar, desvirtuando la línea jerárquica y profesional que debe mantener un organismo de estas características. Es como si en las Fuerzas Armadas se colocara a un suboficial por encima de un oficial.

Por otra parte, la gestión política siempre hace uso de la «caja» del organismo con fines políticos, es decir, el uso de sus recursos que no son empleados para mantener la infraestructura y la operatividad del organismo.

En síntesis, hasta la llegada de la Alianza al gobierno, el organismo, a pesar del despido de algunos agentes durante el gobierno de Alfonsín, mantuvo un alto nivel profesional. En la ENI se dictaban cursos tanto destinados a personal de la Argentina como a personal extranjero. El nivel del cuerpo docente y de los cursos aún hoy es reconocido por agentes europeos que asistieron a los mismos en la década de 1990. La formación giraba en torno a inteligencia, al análisis de la información, de los medios de comunicación, a la geopolítica entre otros temas.

Del mismo modo, existía un curso denominado «Curso básico de Inteligencia para funcionarios del Estado» al que asistía personal de diferentes ámbitos, de la Justicia, de lo que hoy es la AFIP, de la Cancillería, de las Fuerzas Armadas, de las Fuerzas de Seguridad, de diversos organismos. Este curso era fundamental para establecer lazos informales en un agradable ambiente de camaradería.

Esto funcionó, por inercia, hasta aproximadamente el año 2002. En la actualidad nos encontramos con un organismo verdaderamente destruido, con personal que no ha recibido una buena capacitación, con una ENI carente de docentes, pero lo más difícil será reconstruir tanto el organismo como el instituto de formación debido a que durante décadas no se ha considerado la importancia que tiene la transferencia de conocimientos en una actividad cuyos conocimientos se adquieren con la práctica dentro de un servicio. Para hacer un paralelismo, un ingeniero se forma en una universidad pero la experiencia la obtiene en la obra, en un astillero, en una fábrica, según sea su especialidad.

Para completar el calamitoso cuadro en que se encuentra el Sistema de Inteligencia Nacional deben mencionarse dos proyectos de ley, uno presentado por la entonces diputada Elisa Carrió —que tenía la intención de cerrar el organismo y crear uno nuevo que coordinara las fuerzas de seguridad y pusiera la mira en el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo— y otro el ya mencionado presentado por la que fuera interventora de la AFI, Cristina Caamaño. Ambos dan claras muestras del desconocimiento de la actividad de inteligencia o de un intento de seguir destruyendo el sistema inmunológico de la Nación y en esto coinciden quienes se definen a uno y otro lado de la grieta.

La propia Elisa Carrió pidió la eliminación de la AFI en diciembre de 2018[2] y Maximiliano Ferraro, también de la Coalición Cívica, propone nuevamente «crear en su lugar un organismo que solo coordine a las fuerzas de seguridad en la prevención y el combate especialmente del narcotráfico, del terrorismo y del crimen organizado en general». En primer lugar, demuestra su desconocimiento del Sistema de Inteligencia Nacional que incluye la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal y, de nuevo, se observa la confusión de Seguridad con Inteligencia. Pero lo paradójico es que su crítica se centró en oportunidad de que saliera a la luz el espionaje llevado a cabo por María Eugenia Vidal cuando era gobernadora, es decir, durante el gobierno de Cambiemos, del cual la Coalición Cívica fue parte. Según la ex interventora de la AFI Cristina Caamaño, durante su gestión halló una fotografía y un informe de seguimiento a Carrió durante un viaje a Paraguay en 2017, es decir, durante el gobierno de Cambiemos[3].

Los del Frente de Todos apuntan al espionaje durante el gobierno de Macri pero olvidan que durante el gobierno de Néstor Kirchner se procedió también a un espionaje de consideración tanto de opositores como de allegados, al punto que se difundió que mandó a pinchar 20.000 teléfonos[4]. También el presidente Menem acostumbraba a espiar hasta a sus propios funcionarios.

Para concluir, tampoco se debe confundir «espionaje» con «inteligencia» y no se debe responsabilizar al organismo ni a sus agentes por el uso que le dan los políticos a esa estructura.

Por otro lado, la Ley 25.520 es una ley que puede ser mantenida en vigencia, más aún cuando lo que han presentado últimamente es verdaderamente un adefesio.

Propuestas en materia de Inteligencia
    • Establecer los Objetivos Nacionales de corto, mediano y largo plazo en materia de Inteligencia, los cuales deberán ser acordes a una agenda de Seguridad Nacional diseñada a los efectos de salvaguardar los intereses de la República
    • La Inteligencia es un atributo de un Estado y no de un gobierno, por lo que debería volverse a recrear la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) con un Secretario con rango de Ministro. Por un lado, se volvería a jerarquizar la actividad de Inteligencia y, por otro, tanto la sociedad como los medios continúan denominando informalmente al organismo como «SIDE».
    • Dejar inmediatamente sin efecto el Decreto 1.311 y restablecer el organigrama existente hasta la modificación implementada por la gestión de Parrilli y «La Cámpora». Eso reduciría considerablemente las direcciones creadas por el kirchnerismo y el macrismo y restablecería las jefaturas de División y Departamento, cuya desaparición ha hecho ingobernable al organismo.
    • Reestructurar nuevamente las diferentes áreas de bajo la conducción de un Subsecretario de Inteligencia Estratégica.
    • Crear, al menos, una delegación en cada Provincia con la finalidad de actuar en coordinación con el Gobierno Provincial, la Policía Provincial y las Fuerzas de Seguridad Federales existentes en cada Provincia, como así también las unidades de las Fuerzas Armadas.
    • Crear delegaciones regionales de Inteligencia Estratégica que actuaran con las autoridades respectivas a los efectos de: a) recurrir a la Inteligencia Competitiva a los fines de analizar el mayor aprovechamiento de los recursos económicos regionales en favor de la producción y del empleo; b) analizar los medios de comunicación para favorecer la explotación económica regional y la integración regional y nacional, lo cual favorecerá, asimismo, a fortalecer la Soberanía Nacional.
    • Otorgarle a la ENI el lugar que le corresponde como máximo instituto de formación de la Inteligencia Nacional, la cual, en coordinación con un equipo idóneo de profesionales deberá reestructurar la forma de reclutamiento del personal, los cursos a dictarse y la carrera profesional, de modo tal que el organismo deje de ser una «agencia de empleo» a disposición del gobierno de turno.
    • La profesionalización del organismo debería evitar la intromisión del oportunismo político. La Inteligencia depende de la Presidencia de la Nación pero no de los antojos del Presidente o de funcionarios políticos designados por la máxima magistratura nacional.
    • Atento a que la intención es dinamizar la inserción de la Argentina en el mundo, el personal de inteligencia exterior deberá gozar de una alta capacitación con el objetivo de que sus miembros puedan ser incorporados circunstancialmente al Servicio Exterior de la Nación para cumplir sus funciones en nuestras representaciones diplomáticas.
    • Deben reconstruirse con urgencia las áreas de Reunión y Análisis, toda vez que la Inteligencia es el resultado del análisis de la información recolectada.
    • Por medidas de contrainteligencia, el organismo debe ser relocalizado en un lugar discreto a determinar y alejado de la zona céntrica. De la misma manera la ENI podrá mantener su sede actual a los efectos protocolares pero sería apropiado que cuente con otra sede donde desarrolle sus actividades con la discreción que amerita la profesión.
    • A los efectos de estimular al personal deberá establecerse una meritocracia que actuará como un filtro natural en la carrera profesional. Se evaluará una recomposición salarial escalonada a los efectos de equiparar al personal con el Servicio Exterior de la Nación o el Poder Judicial y no con el gremio Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) como en la actualidad.
    • Debería considerarse la incorporación de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación dentro del organismo de Inteligencia a los efectos de que la misma se beneficie de la información de inteligencia y evitar la duplicación de las actividades.
    • Finalmente, debería evaluarse la pertinencia de la creación de una Asociación Profesional del Personal Civil de Inteligencia con el propósito de defender los derechos del personal de Inteligencia, promover su jerarquización, su profesionalidad y el federalismo, como base para el desarrollo de una Inteligencia no politizada para la Argentina.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] «Mendocino en la escuela de espías: “Vamos a cambiar la cultura del espionaje”». Sitio Andino, 06/08/2016, https://www.sitioandino.com.ar/n/207008-mendocino-en-la-escuela-de-espias-vamos-a-cambiar-la-cultura-del-espionaje.

[2] «Elisa Carrió pidió eliminar la AFI: “Hay que terminar con el oscuro mundo del espionaje y las operaciones”». La Nación, 28/12/2021, https://www.lanacion.com.ar/politica/elisa-carrio-pidio-eliminar-la-afi-hay-que-terminar-con-el-oscuro-mundo-del-espionaje-y-las-nid28122021/

[3] Luciana Bertoia. «Cómo la AFI de Macri espió a Elisa Carrió en Paraguay cuando se reunía con un carapintada». Página 12, 19/10/2022, https://www.pagina12.com.ar/490763-la-afi-macrista-siguio-a-elisa-carrio-en-paraguay.

[4] “Kirchner mandó a pinchar 20 mil teléfonos. La Política online, https://www.lapoliticaonline.com/nota/nota-55555/

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