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DOCUMENTO INÉDITO: CARTA DE JUAN DOMINGO PERÓN A SU AMIGO, EL PROFESOR GIANCARLO ELIA VALORI

Equipo SAEEG

Días atrás el prestigioso Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori tomó contacto telefónico con el director de la SAEEG, Doctor Marcelo Javier de los Reyes. Ambos hablaron sobre importantes momentos de la historia argentina y el Profesor Valori le informó que le haría llegar un documento que él deseaba que fuera publicado por su institución.

Se trata de una carta de 1971 que el general y tres veces presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón, le escribió desde su exilio en Madrid y en la que le formuló unas interesantes apreciaciones de lo que apreciaba acerca del futuro de la Argentina.

Acerca del destinatario

Giancarlo Elia Valori nació en la provincia de Venecia, pero es romano por adopción. Es Licenciado en Economía y Comercio y en Ciencias Políticas. Con posterioridad realizó cursos de gerenciamiento, pasantías especiales y maestrías económico-financieras en los Estados Unidos.

Fue asistente del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Denver, Colorado.

Llevó a cabo una intensa actividad didáctica en las cátedras de derecho tributario y derecho, respectivamente, en las Universidades de Nápoles y Bolonia, así como en otras importantes universidades de economía y relaciones internacionales, entre ellas: el “Schiller College” —una Universidad Americana en París—, la “Universidad del Salvador” de Buenos Aires y la “Sapienza” de Roma.

Valori con el presidente Francesco Cossiga y D’Alema

El Profesor Valori ha desempeñado una gran actividad en términos de consultoría durante el primer gobierno presidido por Aldo Moro (del 22 de julio de 1964 al 23 de febrero de 1966, en la coalición política DC – PSI – PSDI – PRI); posteriormente, a través de proyectos específicos de planificación económica, con los ministros de presupuesto (Luigi Pieraccini y Giovanni Preti), así como con “La Compagnie Finanziere Conseil” de Edmond Rothschild en París, con el Fondo Monetario Internacional en Washington para estudios específicos sobre el problema del tipo de cambio y sobre la reforma del sistema monetario internacional y con la Secretaría General de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

El encuentro de Emilia y Giancarlo Elia Valori con Deng Xiaoping con motivo de las celebraciones del 30 aniversario de la República

Dada su multifacética actividad como directivo, docente y economista con proyección internacional, ha tenido participación en las privatizaciones de grandes empresas. Ha desarrollado una relevante labor en Grupo Autostrade y PYME-Società Meridionale Finanziaria, considerado la nave insignia del sector agroalimentario italiano.

En abril de 1993 rechazó el nombramiento como Ministro de Agricultura, cuyo cargo le había sido ofrecido por el entonces Primer Ministro, Carlo Azeglio Ciampi habida cuenta de su extensa trayectoria, que abarca tanto la industria agroalimentaria a nivel mundial como en el importante sector europeo de autopistas. A estos efectos es oportuno mencionar que ha desempeñado cargos ejecutivos en las siguientes empresas y entidades: Autostrade Group, Sirti International, Italstrade, SME (Southern Financial Company), GS-Società Generali Supermercati, Italstrade, IGI (Istituto Grandi Infrastructure), Blu (operador de telefonía móvil ), Unione Industriali di Roma, Confindustria Lazio, Torno Internazionale, Autovie Venete, Milano-Mare y Milano Tangenziale, Sviluppo Lazio, La Centrale Finanziaria Generale, AISCAT (Asociación Italiana de Empresas Concesionarias de Autopistas y Túneles), ASECAP (Association europènne des concessionaries d’autoroutes et d’ouvrages à pèage).

Giancarlo Elia Valori y Xi Jinping

Actualmente dirige las empresas: International World Group y La Centrale International, así como la Laboratory Foundation for Public Administration, la Delegación italiana de la Fundación Abertis y Huawei Technologies Italia (el gigante mundial de las telecomunicaciones).

También ocupa el cargo de vicepresidente del prestigioso Instituto Weizmann de París, así como miembro del Consejo Ayan-Holding y del Consejo Asesor School of Business Administration College of Management of Israel, consultor económico de HNA Group (el grupo chino, líder mundial en servicios integrados en turismo, transporte, logística, negocios y finanzas), Comité Asesor de la Revista histórico-técnica “Ciencias de la Conservación en el Patrimonio Cultural”.

Fue profesor de “Ciencias de la Comunicación en las Relaciones Internacionales” en la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad Libre María SS. Assunta en Roma, actualmente trabaja como “profesor extraordinario” de economía y política internacional en la Universidad de Beijing, una de las universidades más antiguas y prestigiosas de China, donde se forman los futuros directivos.

 

Giancarlo Elia Valori – Shimon Peres

Entre los numerosos premios, merece una mención especial el título de Honorable, que se le otorgó el 18 de febrero de 2002 “por su compromiso único e inestimable y por las acciones emprendidas en favor de la Académie des Sciences del Institut de France”. A lo que se sumó, posteriormente, el nombramiento como “Presidente de Honor” de la misma Fundación Internacional.

Es autor de numerosos libros, entre los que puede mencionarse El camino de China – Pasado, presente y futuro de un gigante de la historia (Rizzoli), El futuro ya está aquí: los escenarios que determinarán los eventos de nuestro planeta” (Rizzoli); Mediterráneo entre paz y terrorismo (Rizzoli) —con los prólogos de Shimon Peres, presidente del Estado de Israel, Guido De Marco, presidente emérito de la República de Malta y del editorialista Stefano Folli—; Petróleo, la nueva geopolítica del poder, Geopolítica de los alimentos, Geopolítica del agua, etc.

Su fuerte relación con la Argentina

Leo Valori, el hermano de Giancarlo, trabajó en la Argentina desde 1948, enviado por Enrico Mattei (1906-1962), impulsor de la creación del ENI (Ente Nazionale Idrocarburi), del que luego fuera presidente. Su labor le permitió acceder a referentes políticos importantes de nuestro país, como Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi.

En 1963, cuando Perón se encontraba en el exilio, ya instalado en Madrid, Leo le envió un regalo a través de su hermano, quien asiduamente viajaba a la Argentina.

Frondizi era el padrino de los hijos de Leo Valori, quien falleció joven, y Giancarlo Valori llegó a tener una gran amistad con el ex presidente argentino.

El 13 de marzo de 1972 Arturo Frondizi y Giancarlo Elia Valori —quienes como se ha expresado, se conocían con anterioridad dada la relación familiar— visitaron a Perón en su quinta “17 de Octubre” de Madrid. Estaba en marcha el proceso de retorno de Perón a la Argentina y, como podrá apreciarse, la carta que se presenta debajo, es anterior a este encuentro de Madrid. Giancarlo Elia Valori fue el artífice de ese encuentro y sus gestiones para concretar el regreso del general lo llevó a realizar numerosos viajes entre Madrid, Roma y Buenos Aires.

El regreso del líder justicialista tenía por propósito la pacificación del país, el cual atravesaba una compleja situación política durante el gobierno militar del general Agustín Lanusse.

Perón retornó a la Argentina en un vuelo chárter de la empresa Alitalia y, obviamente, Giancarlo Elia Valori también intervino en esta gestión. El vuelo partió de Roma y el 17 de noviembre de 1972 Perón estaba de regreso en la Argentina tras 17 años de exilio. Valori acompañó a Perón en su viaje a Buenos Aires, de ahí la importancia de la carta que se reproduce debajo.

Carta de Juan Domingo Perón a Giancarlo Elia Valori, 20 de mayo de 1971.

 

MADRID, 20 de mayo de 1971

Señor Don Giancarlo Elía Valori

ROMA.

 

        Mi querido amigo:

        A mi regreso de una corta ausencia de Madrid me he encontrado con su carta del 10 de mayo próximo pasado en la que me adjunta su artículo “Electricidad y desarrollo” que considero excelente. En cuanto a la posibilidad de escribir yo un artículo para el número especial para la Revista “Affari Esteri”, veré la posibilidad de hacerlo, porque en las actuales circunstancias estoy loco de trabajo con todo lo que está pasando en la Argentina, las visitas, consultas, etc.. Precisamente, escapando a todo, es que he realizado un viaje por el interior de España, para darme tiempo y pensar un poco tranquilo. Nuestras cosas están de tal manera graves, que nada se puede improvisar y a todo hay que pensarlo dos veces.

Fragmento de la carta de Perón dirigida a Giancarlo Elia Valori 

        Frente a las insinuaciones —y a veces provocaciones— producidas en los últimos tiempos, he tratado de mantener un silencio prudente, ya que eran tantos los que opinaban sobre lo que yo debería hacer. La dictadura militar, no deja pasar oportunidad de decir por boca de Lanusse o Mor Roig, que yo puedo regresar al país sin inconvenientes, porque ellos pretenden utilizarme para sus fines. Ahora les hago falta, porque se han persuadido que sin mi intervención, no pueden hacer nada de lo que quieren. Pero, como suelen decir los españoles, “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.

        En la situación que está viviendo el país, tres parecen ser los caminos de solución que se intentan:

1.- A largo plazo, por el desarrollo de una “guerra revolucionaria”.

2.- A mediano plazo, por una rebelión militar-popular.

3.- A mediano plazo, por la “Normalización Institucional” a través de elecciones libres, ofrecidas sin limitaciones ni exclusiones.

La primera, si bien puede tener la ventaja de ser definitiva, entraña en cambio una acción larga y penosa, en la que los sacrificios serán cruentos.

La segunda, aunque puede acortar el tiempo de duración, no ofrece al Pueblo Argentino la seguridad indispensable de una solución definitiva, si solo se trata de reemplazar a una dictadura militar por otra aunque nos sea afecta.

La tercera, es indudable que podría ser la mejor si no mediara la mala intención, ya insinuada en lo que va de tiempo de este nuevo “gobierno”: las promesas iniciales de hacerlo en el menor tiempo, que luego se transformaron en tres años; los procedimientos observados en los órganos político-gubernamentales, con sus casuísticas sospechosas y sus infantiles pretextos; los intentos de “reforma constitucional” fuera de las propias prescripciones constitucionales y sus declaraciones ambiguas, que eluden una respuesta franca y sincera sobre el proceso electoral, no pueden ser fuentes de garantía en las que se pueda confiar.

        Si a lo anterior agregamos la experiencia que venimos recibiendo desde hace dieciséis años y pensamos que podemos estar tratando con hombres que antes auspiciaron el fraude a la ciudadanía argentina, apoyando a una dictadura criminal y a “gobiernos de opción” que le sucedieron, tampoco podemos pensar “a priori” que puedan ofrecer garantías. Y si a todo ello sumamos los factores internos y externos que pueden gravitar en el futuro argentino, no es como para confiarse desaprensivamente en un destino que pudiera decidirse en tales manos y quizá en tales intenciones.

        Somos los primeros en anhelar la pacificación del país, pero no ha de ser a base de un nuevo engaño que termine por llevarnos a una guerra civil, ya que nada fundado en la mentira, puede ser definitivo ni permanente.

        Por todo ello y muchas otras circunstancias que todos conocemos, pienso que el Movimiento Nacional Justicialista no debe “bajar la guardia”; será preciso seguir actuando como hasta ahora a través de todos los medios de liberación. La dictadura militar amenazada gravemente como lo está, podría ensayar un intento de hacer cesar la lucha con fines propios e inconfesables, para lo cual ofrecería “el oro y el moro”. En ese caso, ¡pobre de nosotros si, encandilados con los “cantos de sirena” le ofreciéramos una paz que perentoriamente necesita! De ello se infiere que nuestra conducta, frente al “gobierno”, ha de estar regida por el proceder del mismo, en cuanto fehacientemente comprobemos la honestidad de sus propósitos e intenciones.

     Las grandes revoluciones de la Historia, cruentas o incruentas, han tenido casi siempre como objetivo la liberación de los pueblos contra el poder foráneo de los imperialismos o el de la oligarquía coaligada con ellos. De ahí que el fenómeno actual de la América Latina, no sea sino la repetición del mismo hecho histórico que, a lo largo de la evolución de la humanidad, nos ha venido mostrando una realidad insoslayable. En esas “grandes revoluciones” ha vencido siempre el Pueblo.

        Esa es la situación que se está viviendo en el Continente Latinoamericano y, para considerar nuestra revolución, no podemos olvidar esa premisa. Todo cuanto se hiciera fuera de ese molde, sería irremisiblemente frustrado por lo que habría de suceder en el futuro inmediato. Por eso también, cualquier trampa en la solución del actual problema argentino, para evitar los efectos determinantes de una “verdadera revolución”, no podría sino producir una lucha cruenta como consecuencia.

       Es por eso que debemos pensar primordialmente, si intentamos una solución de cualquier tipo, que hay un solo camino para hacerla, fuera del cual no habría más que herejía y eso es, precisamente, lo que me preocupa, pensando en el país, no en los hombres. No se trata de una solución cualquiera, sino que es preciso asegurar que esa solución satisfaga un mandato histórico, que se paga muy caro, cuando se olvida lo que el fatalismo histórico representa para la vida de los pueblos.

        Yo estoy decidido a regresar al país pero, si lo hago, no ha de ser para prestarme inocentemente a un “emparchado” que, a la larga, pueda resultar un remedio peor que la enfermedad. Demasiado grande es la responsabilidad que tenemos frente al Pueblo Argentino, como para que nos encandilemos con una paz que bien puede ser precursora y presagio de una futura guerra civil, si por una tranquilidad ocasional aleatoria o una efímera comodidad personal, sacrificamos una realidad que no ha de perdonarnos.

        Estos son mis pensamientos sobre el momento que nos toca vivir en la Argentina y creo que ellos también interpretan el pensamiento del Pueblo Argentino y su vocación política. Sería muy grave error, si por salir del paso, los que tenemos el “verdadero poder”, consintiéramos en soluciones que no fueran las que realmente anhela el Pueblo a quien servimos y yo no he llegado a esta altura de mi vida, para cometer semejante disparate.

     El estado actual del país —uno de los más ricos y evolucionados del Continente Latinoamericano— es realmente caótico, pero pienso que es preferible llegar hasta el fin en esta ocasión, que persistir en engañarnos una vez más, lo que repercutirá catastróficamente en nuestro destino. Nuestra enfermedad no es de las que se curan con aspirinas ni con tratamientos psicopáticos, es preciso operar y a fondo. Desgraciadamente me temo que, ninguno de los hombres a quienes la casualidad ha puesto en situación de decidir, tengan ni la capacidad ni la honestidad suficientes como para acertar el camino que debe seguirse y ese el “verdadero drama argentino”.

       Yo estoy a la espera: creo que soy el cirujano que un día han de necesitar. Tengo la experiencia suficiente y estoy sobre el bien y sobre el mal. No puedo tener otra ambición que prestar el último servicio que pueda a mi Patria. Por eso sin apuros espero el momento propicio.

     Bueno amigo Valori: creo que le he dado la lata. Según me anuncia, si para fines de mayo viaja a Madrid, tendré un gran gusto de charlar sobre estos y otros temas. Si considera cuanto le refiero sobre el momento que estoy viviendo, comprenderá mis ocupaciones y preocupaciones.

       Le ruego que, junto con mi saludo más afectuoso, acepte mis mejores deseos.

                                               Un gran abrazo. 

                                                       Juan Domingo Perón 

 

Fragmento de la carta con la firma de Perón 

 

La carta enviada por el Profesor Doctor Giancarlo Elía Valori al Doctor Marcelo Javier de los Reyes es publicada en exclusividad por la SAEEG.

©2020-saeeg®

 

ECONOMÍA EN LIBIA

Giancarlo Elia Valori*

 

Parece extraño decirlo pero la economía Libia, que como es bien conocido depende mucho si no exclusivamente de la extracción y venta de petróleo, funcionó muy bien en 2017 incluso en tiempos en que los precios internacionales caían, se ha vuelto más compleja debido a la pandemia de Covid19 que ha llevado a la crisis a numerosos países consumidores.

Cabe recordar que el buen desempeño de 2017 de la economía libia se produjo seis años después de la tonta eliminación del coronel Gaddafi, con un incremento de extracción del 67% en comparación con 2016. En 2018 el aumento se redujo al 17,9%, pero en 2019 el PIB creció un 9,9% y actualmente, a finales de 2020, se espera una caída vertical del PIB del 58,7%.

Obviamente, existe una combinación inextricable de grave inestabilidad política y militar interna, crisis relacionada con la pandemia en los países consumidores, así como una configuración diferente de la lucha por la energía petrolera mundial, especialmente con la llegada del petróleo de esquisto estadounidense.

Básicamente, la extracción y refinación de petróleo en Libia casi se han detenido, excepto en las últimas semanas, cuando se supone que algunos pozos de petróleo (como El Sharara o El Feel, entre los más grandes de Libia) reabrirán “lo antes posible”, como dijo el ministro.

Los dos pozos de petróleo, sin embargo, siguen siendo controlados por las fuerzas de LNA de Khalifa Haftar. Este es el claro vínculo entre la desestabilización político-militar y la crisis económica libia. La producción de petróleo disminuyó en 0,1 millones de barriles por día a partir de abril de 2019, es decir, al comienzo del choque entre el GNA y el LNA, con un déficit público que alcanzó el 28,9% del PIB en 2019, pero con una tasa de inflación del 4,6% solo en 2019, aunque se espera que alcance el 22,3% a finales de 2020.

Se supone que el costo mundial del barril de petróleo seguirá cayendo también en 2021, pero la producción en Libia siguió creciendo, al menos hasta marzo de 2020, que era la fecha de expiración de la moratoria otorgada a Libia por la OPEP. Sin embargo, el nivel específicamente político de las negociaciones entre Libia y la OPEP, que es lo que importa, será mediado principalmente por Arabia Saudí, notoriamente pro-Haftar, y Estados Unidos, a menudo partidario acrítico del régimen de Trípoli. Una mediación compleja. Sin embargo, tanto el LNA del general Haftar como, en muchos sentidos, los diversos katibe vinculados al régimen de Trípoli —a menudo de manera bastante laxa— son grupos empresariales —en su mayoría ilegales— y, como siempre sucede en estos casos, constituyen monopolios ilegales garantizados por el ejercicio monocrático del poder y la fuerza.

Por lo tanto, la “mafia” de la economía es el resultado obvio de un Estado central ausente, sustancialmente ilegal o percibido como tal. El general Haftar ha impuesto su monopolio principalmente a la exportación de chatarra y a la venta de productos petrolíferos refinados. Muchos monopolios, que van desde alimentos hasta la venta de materiales tecnológicos, han sido garantizados más o menos legalmente al LNA de Haftar por la Cámara de Representantes de Tobruk. Las actividades de control y gestión de las rutas de tránsito y envío de migrantes subsaharianos a Italia están conectadas principalmente a las redes paralelas del LNA de Haftar, pero también a las redes de Zawiya de Trípoli y al grupo «Al Nasr Martyrs», que siempre operan en esa ciudad. Pero hay sectores enteros del Ministerio de Defensa, la Guardia Costera libia, la Policía y el Ministerio del Interior que cooperan y contribuyen, directa o indirectamente, al gran sistema bipolar de tráfico ilegal de migrantes y contrabando.

Esta es la segunda fuente de ingresos ilegales, después del contrabando de productos petrolíferos. Esto es lo que sucede cuando se desestabiliza un Estado costero africano, sin ningún otro proyecto que la charla de algún pseudo-intelectual francés sobre los “derechos humanos”. Es la clásica paradoja anti maquiavélica de la política moderna. La heterogénesis de los extremos, como dijo Giovanni Gentile. Pero el LNA de Haftar, en particular, también se financia directamente con los bancos: el Banco Central de Libia en el Este, de hecho, ha respaldado los salarios y el material de las tropas de Haftar durante tres años, con el equivalente local de al menos 6.700 millones de dólares estadounidenses.

Además, con el fin de financiar al Estado y a sus ejércitos, tanto Trípoli como Benghasi utilizaron los créditos concedidos por los bancos comerciales, a menudo manu militari o a través de la corrupción o las conexiones político-militares. Sólo en 2018, el gobierno de Cirenaica recaudó 7.900 millones de dólares estadounidenses en préstamos, mientras que el área de Trípoli alcanzó un presupuesto de más de 8.100 millones de dólares estadounidenses sólo con préstamos de bancos de crédito.

Como se mencionó anteriormente, esta participación incluye el papel de la corrupción, que es enorme e incluso afecta a los funcionarios de la estructura anticorrupción en Trípoli, por un importe de millones de dólares. Obviamente esto se aplica también al Este.

Con unos 70.000 soldados, el LNA de Haftar controla actualmente un territorio más grande que Francia, pero el núcleo de sus operaciones financieras sigue siendo la creación, el 5 de junio de 2017, del “Comité de Inversión Militar y Obras Públicas”, dirigido por el coronel de la Fuerza Aérea al-Madani al-Fakhri, cuyos líderes comenzaron inmediatamente a extorsionar a los empresarios de Cirenaica. En Occidente, los diversos katibe militares de “mártires” compartían el control sobre todas las actividades comerciales y productivas, sector por sector.

Sobre la base de lo que se puede inferir de fuentes locales «abiertas», el GNA ha extorsionado con al menos 5-6 mil millones de dólares a empresarios y comerciantes sólo en 2020.

Aunque la propaganda occidental siempre tiende a ver el LNA de Haftar como la guarida de todos los males, las dos fuerzas son similares en lo que respecta a la economía ilegal. Además, nadie sabe cuántos dinares falsificados se imprimieron en Rusia, posiblemente más de 4.000 millones, con la efigie de Gaddafi, que pasó por Malta, engrasando muchas ruedas. En mayo de 2017, durante el Ramadán, los billetes impresos en Rusia se distribuyeron particularmente a los bancos del Sur y del Este.

La idea, después de todo, no fue mala. Los libios no confían en los bancos, bajo ninguna circunstancia, ni siquiera cuando hacen retiros. Por lo tanto, cuando se trata de pagar salarios y salarios, los gobernantes de Oriente y Occidente se apresuran a imprimir dinero nuevo, que se intercambia fácilmente con los billetes probablemente impresos en Rusia. Tanto es así que si todo el mundo lo acepta a un valor menor que los dinares normales, se convierte sólo en una moneda devaluada, ya no es dinero falso. Esto está bien, incluso mejor que el dinar oficial, para la economía “gris” y “negra”.

Además, el sistema de petróleo financiero no soporta directamente el LNA de Haftar, ni puede hacerlo. Sólo la estatal National Oil Company (NOC), que es en gran parte responsable ante Occidente, tiene la posibilidad de vender petróleo libio y sólo el Banco Central de Trípoli puede aceptar los pagos relacionados. El hecho es que todos los grupos militares que operan en Libia, en el Este y en Occidente, están vinculados a la economía de guerra e inextricablemente vinculados a la economía paralela para o totalmente ilegal.

La crisis económica, relacionada con la inexistencia de un Estado central fuerte y creíble, perpetúa los incentivos positivos para todos aquellos que se aprovechan de las disfunciones del Estado. Las economías disfuncionales y para criminales siempre se basan en tres pilares: contrabando, extorsión, robo de recursos públicos y patrocinio externo. Este último puede ser de un potentado libio o, más a menudo, de un “jugador externo”: Turquía, Egipto, la Federación de Rusia, Francia, Arabia Saudí, Qatar. Obviamente Italia ha desaparecido de Libia, ya que actualmente su política exterior es poco menos que una broma.

Las operaciones de los servicios de inteligencia de todos estos países son recompensadas en gran medida por los negocios de las empresas vinculadas a dichos servicios, si operan en Libia. Las operaciones de las diversas agencias de inteligencia se financian por sí solas en Libia. Me han dicho que, independientemente del actor externo, las operaciones de los diversos servicios de inteligencia generan ganancias del 20-25%, que están garantizadas por la capacidad de extorsión de los diversos katibe locales a los que se refieren los Estados externos. No hay retorno de una economía criminal que genera un estado fallido y, sobre todo, elimina cualquier opción legal alternativa.

En Cirenaica, ahora existe el monopolio del uso ilegal de la fuerza por Haftar y su LNA. Muestra signos de sobredimensionamiento y algunos viejos aliados están mostrando signos de desilusión. Pero los soldados de Darfur, Chad e incluso Mauritania pronto podrían fortalecer a Haftar y permitir una nueva ofensiva hacia Trípoli, considerando también la presencia de yihadistas sirios en el GNA, enviados por el servicio de inteligencia turco.

En Trípoli se asienta el gobierno de Fajez al-Sarraj, a menudo elogiado y cómicamente aclamado por los occidentales.

En este caso, sin embargo, hay otro factor de debilidad estructural que no es el LNA: el faccionalismo de los diversos katibe y su relación a menudo completamente interesada y siempre parcial con el gobierno de Trípoli.

Por lo tanto, la pareja analítica con la que estudiar las conexiones entre Trípoli y Bengasi es faccionalismo/juego de fuerzas. Aquí está la dialéctica fundamental.

Una vez más utilizando términos muy útiles de la jerga mafiosa, las milicias de Trípoli son un “cartel”, mientras que en el Este existe el monopolio de la fuerza ilegal e ilegítima que, sin embargo, lucha por hacerse creíble.

Además, el faccionalismo es inherente al alma árabe y, sobre todo, beduina: “mi hermano y yo contra nuestro primo, mi primo, mi hermano y yo contra el extraño”.

Pensar en Oriente Medio con la idea típicamente occidental y europea del Estado-Nación es un error que nos llevará a desastres mucho mayores que los causados por el acuerdo Sykes-Picot, narrado en un viejo libro con el ahora famoso título, Una paz para poner fin a todas las paces.

Distribución de bandas locales y pozos de petróleo, actualizado a mayo de 2020.

Entonces está el poderoso “invitado de piedra” de la economía libia que nunca debemos descuidar, China.

Cabe recordar que China se abstuvo en el voto del Consejo de Seguridad de la ONU para autorizar una intervención militar en Libia contra Gaddafi y también criticó la decisión de la OTAN de crear una zona de exclusión aérea. Incluso subrayó la ilegalidad de los ataques aéreos contra las fuerzas legítimas del régimen de Gaddafi. China tenía razón.

Incluso cuando Gaddafi estaba en el poder, China era muy activa en la infraestructura libia, ya que Libia pagaba muy bien. En el momento de la caída de Gaddafi, China tenía hasta 75 empresas que operaban en Libia, con una facturación de 18.800 millones de dólares estadounidenses. Los trabajadores afectados eran principalmente 36.000 chinos, pero también unos 28.000 libios o incluso muchos inmigrantes (egipcios, tunecinos y argelinos).

Hasta 2011 había 50 proyectos chinos en Libia y cabe señalar que Libia sólo producía el 3% de todas las importaciones de petróleo chinas, lo que equivale a 150.000 barriles diarios. En el momento de la máxima manipulación de Occidente contra Gaddafi, China siempre trató de mantener todas sus conexiones comerciales, obviamente rechazando la misión militar de la OTAN en su totalidad.

Además, al igual que la Federación de Rusia, China también rechazó la teoría —típicamente al estilo occidental en su ingenuidad y arrogancia— de Responsabilidad de Proteger, es decir, la regla universal, cosas para los boy scouts o socialistas elegantes, por la que los Estados pueden intervenir directa y militarmente en otros Estados cuando se necesita la protección de los “derechos humanos”.

Sin embargo, ¿quién establece y determina la violación de los derechos humanos? ¿Un pseudo filósofo francés, un antiguo seguidor de Pol Pot, dos artículos en el New York Times o posiblemente las declaraciones de una ONG inventadas en este momento (en este sentido, la historia de las ONG que trabajan para los migrantes de Libia a Siria sería muy interesante) o el lamento de algunos “intelectuales” que ni siquiera saben dónde está Trípoli en el mapa?

Obviamente, con el fin de no ser relegada para desempeñar el papel de la única protectora del villano Gaddafi, China finalmente se abstuvo en la votación sobre la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Libia, pero inmediatamente reconoció al Consejo Nacional de Transición (NTC), como la única semblanza de un gobierno unitario libio de izquierda.

ENI también lo reconoció, mucho antes que otros, exactamente dos días después del inicio de la insurgencia contra el coronel, escenificada sólo por el Este y por submarinos franceses.

Ya a principios de junio de 2011, China celebró su primera reunión con Mohammed Jibril, el jefe de la NTC. Unos días más tarde, el Jefe del Departamento de Asuntos de Asia Occidental y Oriente Medio del gobierno chino, Chen Xiaodong, visitó Bengasi con mucho cuidado.

Obviamente, China aplica una política de neutralidad cuidadosa entre las dos facciones, a saber, el GNA y el LNA de Haftar. Oficialmente China apoya al GNA que, en un Memorándum de Entendimiento (MoU) firmado en junio de 2018, incluso aceptó que Libia sería parte de la Iniciativa China de Infraestructura de Transporte, aunque con algunos giros obvios en el mapa. China, sin embargo, también tiene excelentes relaciones con Haftar y, sobre todo, con la Cámara de Representantes de Tobruk.

En cuanto a la pandemia Covid-19, que para quienes saben utilizarla es una oportunidad para la penetración hegemónica en los llamados “terceros” países, China ha incluido rápidamente a Libia en sus programas humanitarios y de ayuda sanitaria, que actualmente están previstos para unos 82 países.

Sin embargo, ¿cuál es la profunda lógica del sistema político y, por lo tanto, económico de Libia? Desafortunadamente, siempre vemos e interpretamos el mundo no occidental a través de los ojos de nuestras ideologías a menudo idiotas y de moda. Es el mayor error que podemos cometer actualmente. Como se ha visto anteriormente, el hecho es que las instituciones libias siempre han sido sectarias y sesgadas en Libia, pero por esta razón no menos poderosas.

La Administración Militar Británica (1942-1951) construyó una gran cantidad de mediaciones políticas y políticas en Libia incluso iguales, si no mayores, que las de Gaddafi. Permanecieron en gran medida en su lugar, incluso después del golpe de 1969 de los “Oficiales Libres”, organizado por los servicios de inteligencia italianos en una reunión en Abano Terme.

Luego está la monarquía Senussi, originaria de una secta esotérica islámica, no de un linaje familiar específico del monarca.

El último rey Idriss fue derrocado por el golpe de Estado de los “Oficiales Libres” socialistas nasseristas y del Tercer Mundo, dirigidos en ese momento por Gaddafi, que había sido seleccionado a tal efecto por los servicios de inteligencia italianos, durante una cómoda reunión —todavía recuerdo— en un excelente hotel en Abano Terme.

La monarquía Senussi se originó a partir de una extraña organización esotérica que partió de una amplia heterodoxia islámica y finalmente se desplazó a una especie de norma cuasi-wahabi coránica, que no es en absoluto contradictoria, como aparecería en las mentes pobres de los occidentales, que sólo ven la adaptación servil al pluralismo occidental o simple “fanatismo”, viejo tema de lo peor y más ingenuo de la Iluminación del siglo XVIII.

Como todos sabemos, el régimen de Gaddafi comenzó en 1969, en medio del contragolpe, los ataques y las operaciones adversas de los servicios de inteligencia británicos, que sólo gracias a Italia fueron destruidos. Los gobiernos revolucionarios, sin embargo, eligen sólo las tribus fieles, que son tales porque se les paga para serlo.

En el caso de los Senussi, las Fuerzas de Defensa Cirenaica —y el rey Idriss se jactó de que nunca había estado en Trípoli— estaban compuestas por agentes y empleados de los servicios de inteligencia británicos. También el Comité Social de Ejecutivos del Pueblo tuvo funciones militares. Gaddafi no tenía piedad, por supuesto.

La tribu Warfalla hizo varios intentos fallidos contra la vida del coronel. Por lo tanto, después del intento de golpe de Estado en 1991 aceptó una negociación con Gaddafi. Sin embargo, fue precisamente por la Jamahiriya de Gaddafi (1973-1979) que las redes económicas libias se volvieron cada vez más informales y a veces tribales, pero paradójicamente cada vez menos controladas por el régimen del coronel.

Exactamente esas redes lo mataron y por lo tanto lo derrocaron del poder, aunque las pobres redes económicas militares informales creían en las promesas occidentales de una economía integrada en el mercado mundial y en una apertura de Libia a la inversión extranjera. Querían la globalización, sin demasiados desastres, pero Occidente les dio un estado fallido inútil, incluso para Italia.

De todos modos, dentro de la Gran Jamahiriya Socialista del Pueblo Árabe Libio todavía había comités populares que se ocupaban de la economía y los negocios, a menudo muy en serio, pero sin ninguna coordinación y control por parte de los líderes de Gaddafi, excepto por el NOC.

Allí estaban GECOL (General Electricity Company of Libya), un comité separado, así como LISCO (Libyan Iron and Steel Company), ESDEF (Fondo de Desarrollo Económico y Social) y ODAC (Oficina de Desarrollo de Complejos Administrativos).

Un gran papel fue desempeñado por la zona franca del puerto de Misrata y por un sinfín de comités autónomos, incluso en los Servicios de Seguridad que, sin embargo, estaban vinculados a la estructura abstracta e incluso apenas “informativa» de Jamahiriya.

En términos generales, la red de Comités de “personas” que gestionaban la economía informó al Congreso Popular General, pero obviamente todo estaba en manos de Gaddafi y de sus ayudantes y colaboradores más confiables, quienes, sin embargo, no lograron recibir las noticias a tiempo o dejaron escapar algunas operaciones, dado el nivel de informalidad de la economía libia, ya patológica en ese momento.

Las dos únicas organizaciones con cierto grado de autonomía fueron el Banco Central de Libia, establecido en 1956, mucho antes del golpe de Estado de Gadafi —que, sin embargo, se originó en una institución establecida por la ONU, a saber, el Comité de Moneda Libia— y, obviamente, la Corporación Nacional del Petróleo (NOC), creada en 1970, inmediatamente después del golpe de Gaddafi. También está el Fondo Libio de Inversiones (LIA), el Fondo Soberano Libio que apoya otros 15 fondos o iniciativas financieras aparentemente autónomas. Fue fundado en 2006. Al principio, en los buenos años de los ingresos petroleros, LIA tenía una dotación de hasta 60 mil millones de dólares estadounidenses.

El hijo de Gaddafi, Saif-al Islam, era en realidad su líder. Pero, después de la “revolución” anti-Gaddafi, entre 2005 y 2010, también llegaron los expertos que parecían capaces de privatizar cualquier cosa. Llamados por Francia, Estados Unidos, la propia élite libia, pero no por Italia, por supuesto.

En esa coyuntura, dada la solidez de las viejas economías informales de Gaddafi y de las que seguían a la destrucción del Estado libio, llegaron las nuevas agencias de los liberales libios. De ahí que se establecieran la Junta de Desarrollo Económico y la Junta de Privatización e Inversiones, además de la Autoridad de Proyectos Públicos.

Privatizas cuando hay capital disponible, de lo contrario ¿a quién vendes en un Estado fallido donde los que tienen dinero ya están fuera de Libia? Ya en la fase en la que empezaba a surgir la guerra entre Libia oriental y occidental, los gobiernos locales tenían que “reclutar” técnicos, expertos, economistas y juristas empresariales para comprender las complejidades de las estructuras económicas post-Gaddafi que, en cualquier caso, se habían desarrollado —en su complejidad barroca y elaborada— desde los últimos años de la vida de Gaddafi. Podríamos definir Libia entre Gaddafi y los dos gobiernos actuales como un solapamiento entre los Estados inquilinos de petróleo, las autocracias socialistas típicas de la Tercera Internacional y los caóticos e incoherentes intentos de liberalización que los estadounidenses hicieron en las viejas economías socialistas del Este después de 1989.

Esto se suma a la falta de preparación y el faccionalismo de las nuevas clases gobernantes económicas y políticas que llegaron al poder después de la eliminación de Gaddafi. La tecnocracia del coronel era a menudo mejor que las actuales.

No se hizo visible ningún criterio unificador económico entre las diversas facciones que lucharon y luego gestionaron la insurgencia de 2011, pero todo esto se mantuvo incluso en los años 2013-2015, cuando los altos precios de los barriles de petróleo dieron esperanza de que el capital fresco corregiría los errores de una planificación autoritaria que se sumaba al faccionalismo de la economía y la ingenuidad miope de la Bolsa de las liberalizaciones postsoviéticas.

Mientras tanto, la masa de salarios y subsidios aumenta cada año independientemente de la cantidad de ingresos petroleros. Por lo tanto, no hay soluciones rápidas ni eficaces para un mecanismo que ahora está tan estructurado. El Banco Mundial predice que las rentas del petróleo serán del 47% del PIB a finales de 2021, pero los salarios aumentarán hasta en un 49%.

Los subsidios públicos para el petróleo o los alimentos serán igualmente elevados, un 10,6% del PIB, pero entonces ¿cómo se refinanciará la deuda?

En Trípoli, si bien la situación en Bengasi parece similar, la solución será el adelanto en efectivo del Banco Central de Libia, además de la venta de bonos del Tesoro, especialmente en Cirenaica.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Nota: traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor.

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