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INTEGRACIÓN Y DESINTEGRACIÓN EN UN CONTEXTO DE RECONFIGURACIÓN MUNDIAL. HISTORIA, PRESENTE Y PERSPECTIVAS.

Marcelo Javier de los Reyes*

Imagen de InstagramFOTOGRAFIN en Pixabay 
Introducción 

La historia reciente de las relaciones internacionales ha estado signada por procesos de integración, algunos de los cuales se han dado a través de la formación de bloques regionales.

Considerar que un bloque regional obedece solo a razones económicas es tener una visión sesgada de lo que lleva a un proceso de integración, pues el mismo no podría darse sino se comparten posiciones políticas similares, valores, rasgos culturales comunes, intereses comunes más allá de los comerciales y económicos. Por tal motivo, la integración lleva consigo necesidades económicas, políticas y de seguridad. Sin embargo, a aquel período que motivó la integración tras la Segunda Guerra Mundial le sigue una más reciente —al que asistimos— de desintegración. Solo basta observar lo que sucede en el mundo: la estrepitosa retirada de Estados Unidos de Afganistán significó un quiebre con sus aliados europeos, los que nuevamente pusieron sobre la mesa la propuesta de crear una fuerza de defensa europea; otro paso en ese sentido fue el tratado entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia (AUKUS) para el área Indo Pacífico. El Brexit ha generado un nuevo capítulo en Europa del que se están viendo las consecuencias, tanto en las islas británicas como en el continente. Países que se integraron más recientemente a la Unión Europea, desafían a Bruselas al no aceptar la supranacionalidad en forma general: Hungría y Polonia son claros ejemplos de ello.

De este modo, fuerzas de desintegración toman vigor y conviven con las de integración, incrementando la incertidumbre global en un mundo que aún no ha superado los efectos de la pandemia de COVID-19.

Por otro lado, la globalización nuevamente es puesta a juicio y parece encontrar nuevos límites, ocasionados también como consecuencia de su propia velocidad.

Hacia la integración

Hablar de integración amerita mencionar la globalización porque podría afirmarse que la globalización ha sido la gran impulsora de los procesos de integración, que es lo que ha llevado a la formación de los bloques regionales. Entonces deberíamos considerar cuál sería el origen de la globalización.

Hace ya varios años, cuando se hablaba del “fin de la Historia”, del “choque de civilizaciones”, del “pensamiento único”, en un artículo que escribí planteaba que “considerar al proceso de globalización como un fenómeno de las últimas décadas del siglo XX es desconocer la esencia del hombre y desinteresarse por la historia”[1].

Sucede que vivimos en una sociedad que maneja una velocidad vertiginosa, en la que los acontecimientos se producen de tal forma que hace que pasemos página rápido de lo que ha sucedido recientemente, porque la intoxicación informacional (“infoxicación”) nos produce un rápido olvido del pasado, un desinterés por la historia y una falta de vivencia del presente. Esto es producto del avance tecnológico, de la revolución de las comunicaciones. Estos elementos son los que han favorecido la interrelación mundial, fundamentalmente la mundialización de la economía que introdujo una sorprendente interdependencia en el mundo.

Entonces consideraba que el hombre ha pasado diferentes procesos de globalización desde que se hizo sedentario, claro que conforme a “la velocidad” de su tiempo. De este modo hubo procesos de globalización y de integración a lo largo de la historia, como por ejemplo el Imperio romano, la expansión del islam, las Cruzadas o el descubrimiento de América por parte de los europeos, hecho hoy bastante cuestionado por diversos sectores.

En función de ello puede afirmarse que la integración puede deberse a cuestiones económicas, más precisamente comerciales, pero también a temas de defensa y de seguridad, aunque no se agotan solo en esto. De tal manera que puede destacarse que hay diversos motivos para integrarse, porque no es lo mismo la OTAN que la Unión Europea, aunque pueda haber intereses comunes o una integración en materia de Inteligencia como Five Eyes.

Ahora bien, podemos definir a un bloque regional como un espacio en el cual las relaciones entre países vecinos alcanzan un grado mayor de integración con respecto a países del resto del mundo y esto puede darse tanto mediante acuerdos de integración económica o no.

Es aquí donde podría decirse que la mención de lo que comúnmente se toma como globalización —un fenómeno que adquirió una gran velocidad a fines del siglo XX— puede ser reconsiderada. Para ello basta con pensar en la Liga Hanseática, una confederación de ciudades comerciales —de suma importancia para su época— que habría tenido su origen hacia el año 1150 pero que se conformó como tal en 1358 y que extendió su influencia durante casi 300 años, integrando en su momento de máximo esplendor a aproximadamente 200 ciudades del norte de Europa, desde el este de Inglaterra a Rusia. Con sede en Lübeck, se trató tanto de una organización comercial y financiera como de defensa ya que la Liga Hanseática favorecía el comercio —de forma monopólica— pero también protegía a los comerciantes y a sus barcos de los piratas que merodeaban en el mar Báltico.

En este sentido, también debe recordarse que en 1362 la Liga le declaró la guerra a Dinamarca debido a la ocupación y saqueo de Visby —uno de los más importantes centros comerciales de la Liga en el Báltico y el más importante antes de su creación, localizado en la isla de Gotland—, lo que llevó a que ese reino fuera forzado a pagar indemnizaciones en 1370, así como a ceder territorios, lo que le otorgó aún más poder a la Liga.

Europa y la Liga Hanseática.

Tenía oficinas (kontore) en diversas ciudades, inclusive en algunas que no pertenecían a la Liga, como Londres, en la actual estación Cannon Street, ciudad que llegó a tener unos 400 comerciantes hanseáticos[2]. También había un kontor en Novgorod[3]. Podría considerarse como un antecedente de lo que hoy es la Unión Europea, salvando las cuestiones que se refieren a las estructuras políticas y económicas pero sí crearon un sistema de normas y regulaciones comunes, además una lista consensuada de pesos y medidas para evitar conflictos[4].

La Liga Hanseática, entonces, puede considerarse un antecedente de lo que hoy que hoy consideramos “integración económica” pero no un bloque regional. Se trataba de una iniciativa privada y los Estados nacionales aún no habían hecho su aparición en la Historia. Otro ejemplo es la Ruta de la Seda, que tiene su origen en torno al siglo I a. C y era la principal conexión entre Oriente y Occidente, comunicando China con Europa. Este término fue acuñado en 1877 por el geógrafo Ferdinand Freiherr von Richthofen (1833 – 1905).

En el siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial, comenzaron los procesos de integración aunque durante el curso de la guerra se dio inicio a una Unión Aduanera. Los gobiernos de Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo en el exilio en Londres firmaron, el 5 de septiembre de 1944, el tratado que constituía esa integración pero que no llegó a concretarse debido al estado de beligerancia. Precisamente el conflicto armado puso en evidencia la necesidad de aunar esfuerzos entre estos países para llevar a cabo sus respectivas reconstrucciones. Esta Unión Aduanera entró en vigor en 1948 y obró de estímulo para iniciar las primeras etapas del proceso de integración europea. En 1958 se profundizó aún más la iniciativa dando lugar al Tratado de Unión Económica del Benelux (acrónimo formado por las primeras sílabas de los países miembros). El 17 de junio de 2008, un nuevo Tratado del Benelux permitió la constitución de la actual Unión Benelux que no es meramente un bloque regional con fines económicos. En su declaración conjunta de abril de 2019 y en la Cumbre del Benelux del 7 de octubre de 2020, los Primeros Ministros recordaron la estrecha cooperación de los tres países en el ámbito de la seguridad a través del Memorando de Senningen, que consta de cuatro partes: policía, gestión de crisis, justicia, asilo y migración. Asimismo, los países miembros han acentuado repetidamente que la aplicación del acervo de Schengen (para un espacio de libertad, seguridad y justicia) debe seguir siendo una prioridad[5]. La Unión del Benelux también está intensificando su cooperación con Renania del Norte-Westfalia sobre la base de las declaraciones conjuntas de abril de 2019 y octubre de 2020[6].

En 1951 se firmó el Tratado de París constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que reunió a 6 países (Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos) “con el fin de organizar la libertad de circulación del carbón y del acero y el libre acceso a las fuentes de producción”[7]. Este Tratado tuvo una característica relevante que fue la creación de una Alta Autoridad común para:

    • supervisar el mercado;
    • vigilar el respeto de las normas de competencia, y
    • velar por la transparencia de los precios.

Firma del Tratado de París, constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Imagen: Parlamento Europeo, https://www.europarl.europa.eu/about-parliament/es/in-the-past/the-parliament-and-the-treaties/treaty-of-paris

El Tratado CECA fue el hito fundacional para que se llevara a cabo la integración europea tal como la conocemos hoy. En su proceso se fueron celebrando varios tratados que llevaron a la adhesión de otros miembros (Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido en 1972, Grecia en 1979, España y Portugal en 1985 y Austria, Finlandia y Suecia en 1994). Cuando expiró el Tratado CECA, las normas relativas a los sectores del carbón y del acero se incorporaron a los tratados constitutivos de la Comunidad Europea, el Tratado de Roma[8].

En función de lo expuesto puede apreciarse que un bloque regional puede ser originado por razones económicas pero siempre estarán presentes las motivaciones políticas ya que la unión de dos o más países otorga a los miembros del mismo un mayor poder de negociación frente a terceros países. Desde un punto de vista económico, también les permite ampliar sus mercados, los que se unifican en un mercado único, lo que les permite desarrollar economías a escala, dividir la producción entre los miembros, incrementar la producción con el objetivo de abastecer el mercado interno y exportar los excedentes.

En los casos mencionados, también deben tenerse presente que las razones de seguridad también se incluyen en estos tratados que se van ampliando conforme a las necesidades de los Estados parte. Es decir, que no se trata de procesos puramente económicos ni puramente políticos.

La defensa también puede ser una razón para que un conjunto de países se aglutinen por medio de un tratado. Ejemplo de ello es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), creada en 1949, y su contraparte, el Pacto de Varsovia, establecido en 1955 y cancelado el 1º de julio de 1991. Ambos casos también podrían considerarse bloques regionales aunque existen numerosos ejemplos de tratados militares que no están integrados por países de una misma región. 

La integración en América 

Como se ha mencionado ut supra, en la década de 1950 se inicia el proceso de integración en Europa pero también por esos años el entonces presidente de la Argentina, general Juan Domingo Perón, también aspiraba a lo mismo en nuestra región. El 11 de noviembre de 1953, en la entonces Escuela Nacional de Guerra —dependiente del Ministerio de Defensa—, el presidente Perón pronunció un discurso que permaneció como “Documento Reservado” (secreto) hasta 1967, año en que fue dado a conocer públicamente, conocido como “Unidos o Dominados”[9].

Discurso pronunciado por el general Juan Domingo Perón en la Escuela Nacional de Guerra, el 11 de noviembre de 1953, conocido como “Unidos o Dominados”.

En esa oportunidad, Perón dijo que “Las organizaciones humanas, a lo largo de todos los tiempos, han ido, indudablemente, creando sucesivos agrupamientos y reagrupamientos” y partiendo “desde la familia troglodita” se explayó hasta medio siglo después al afirmar que “hay quien se aventura ya a decir que para el año 2000 las agrupaciones menores serán los continentes”. Invocando la “superpoblación” y la “superindustrialización”, avizoraba los problemas económicos, políticos y sociológicos que afectarían a la humanidad y que la “lucha fundamental en un mundo superpoblado” sería, en primer lugar, por los alimentos (“la comida”) y, en segundo, por las materias primas, por lo que “la lucha del futuro será cada vez más económica”. Esta perspectiva, aseguraba, que la región tenía una “ventaja inicial” pero, por las mismas circunstancias, divisaba una gran amenaza.

Tras reconocer los errores propios de los primeros gobiernos de la Argentina, aseguró que estaba dispuesto a poner “toda nuestra voluntad real, efectiva, leal y sincera para que esta unión pueda realizarse en el Continente”, habida cuenta que pensaba “que el año 2000 nos va a sorprender o unidos o dominados”. Al promediar su discurso expresó:

La República Argentina sola, no tiene unidad económica; Brasil solo, no tiene tampoco unidad económica; Chile solo, tampoco tiene unidad económica; pero estos tres países unidos conforman quizá en el momento actual la unidad económica más extraordinaria del mundo entero, sobre todo para el futuro, porque toda esa inmensa disponibilidad constituye su reserva. Estos son países reserva del mundo.

De este modo había lanzado su propuesta del “ABC”, la “necesidad de la unión” de Argentina, Brasil y Chile. A ella luego se sumarían los demás países de la región. Esto lo llevó a conversar —tiempo antes— con los presidentes de Brasil (1951-1954, su última presidencia) y de Chile, Getulio Vargas y el general Carlos Ibáñez del Campo (1952–1958, segunda presidencia), respectivamente. Ambos estuvieron absolutamente de acuerdo pero había que vencer “intereses” sectoriales en esos países. Sintetizando la explicación de la negociación que llevó a cabo Perón, logró firmar el tratado en Chile con el general Ibañez pero las presiones internas en Brasil impidieron que el presidente Vargas pudiera llevar adelante su objetivo. El gran enemigo de la Argentina, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, João Neves da Fontoura, reaccionó inmediatamente en contra del tratado firmado por Perón e Ibañez. Vargas tenía a sus enemigos dentro de su propio gabinete.

Juan Domingo Perón con el presidente Carlos Ibáñez del Campo, en oportunidad de su visita a Chile, donde suscribieron el convenio que consagró la unión económica de ambos países y cuyo objetivo era la integración americana. Fue el hito para la creación del ABC (Argentina, Brasil y Chile), el antecedente del actual MERCOSUR.

El presidente Getulio Vargas se suicidó el martes 24 de agosto de 1954 de un disparo en su habitación del Palacio de Catete, en Río de Janeiro. Dejó una carta testamento que cerraba de la siguiente manera: “Serenamente doy el primer paso al camino de la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia”. El “ABC” no se concretó.

La idea del general Perón, también había sido considerada a principios del siglo XX por el Barón de Río Branco (José Maria da Silva Paranhos Junior), en oportunidad de estar al frente de la cancillería de Brasil en el marco de una tensa relación entre la Argentina y Brasil. La propuesta se la formuló al presidente Roque Sáenz Peña.

En 1915, se firmó el Tratado del ABC como un mecanismo destinado a frenar conflictos, pero nunca entró en vigor debido a que la Cámara de Diputados argentina nunca lo aprobó. Sin embargo, en 1914, el ABC ya había sido protagonista a escala continental al mediar en el conflicto internacional que se produjo entre México y los Estados Unidos.

Hacia fines de la década de 1950, se inició una política desarrollista en Brasil y Argentina, países presididos por Juscelino Kubitschek y Arturo Frondizi, respectivamente, quienes iniciaron la “integración sin bloque”[10]. La institucionalización vendría después. Recién el 18 de febrero de 1960 se firmó el Tratado de Montevideo que dio origen a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) zona de libre comercio constituida por once países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) que el 12 de agosto de 1980 se transformaría en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). La ALALC buscaba eliminar gradualmente las barreras comerciales interregionales con miras a acelerar el desarrollo económico de los países de América Latina y que, al mismo tiempo, se les diera un tratamiento especial a aquellos países considerados como de menor desarrollo económico relativo[11].

El objetivo era perfeccionar una Zona de Libre Comercio en un máximo de doce años a partir de la entrada en vigor del Tratado, eliminado progresivamente los gravámenes aduaneros y cualquier otro tipo de restricción al comercio.

Desde entonces el proceso de integración se expandió por todo el continente.

Un paso trascendental fue la “Declaración de Iguazú”, del 30 de noviembre de 1985, documento firmado por los presidentes de la República Argentina, Raúl Ricardo Alfonsín, y de la República Federativa del Brasil, José Sarney, en Foz do Iguaçu, Brasil. Entre los numerosos temas abordados en oportunidad de la inauguración del puente internacional “Tancredo Neves”, que une la ciudad de Puerto Meira en el Brasil con la de Puerto Iguazú en la República Argentina, ambos mandatarios hicieron referencia a “los complejos problemas derivados de la deuda externa, del incremento de las políticas proteccionistas en el comercio internacional, del permanente deterioro de los términos del intercambio, y del drenaje de divisas que sufren las economías de los países en desarrollo”[12], “la urgente necesidad de que América Latina refuerce su poder de negociación con el resto del mundo, ampliando su autonomía de decisión”, “señalaron la especial importancia del Atlántico Sur para los pueblos sudamericanos y africanos y expresaron su firme oposición a cualquier tentativa de transferir a la región, que debe ser preservada como zona de paz y cooperación, tensiones este-oeste, en particular a través de medidas de militarización”, el presidente Sarney reiteró el histórico apoyo del Brasil a los derechos de soberanía argentina sobre las islas Malvinas y expresaron su firme voluntad política de acelerar el proceso de integración bilateral, para lo cual “decidieron la creación de una Comisión Mixta de alto nivel de cooperación e integración económica bilateral, presidida por sus Ministros de relaciones Exteriores”.

Declaración de Iguazú. Los presidentes José Sarney y Raúl Alfonsín.

Este encuentro fue un hito fundamental porque dio inicio a un proceso de integración entre Argentina y Brasil que años después llevaría al establecimiento del MERCOSUR, y a la creación de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur, establecida en 1986 a través de la Resolución 41/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y de la que forman parte 24 países, Argentina, Brasil y Uruguay por el lado americano y 21 países del litoral atlántico africano.

El 26 de marzo de 1991 se firmó el Tratado de Asunción entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en Asunción, la Capital del Paraguay, por lo que lleva su nombre. Conforme a este Tratado, los Estados Partes decidían establecer un Mercado Común a partir del 31 de diciembre de 1994, el que recibiría por nombre “Mercado Común del Sur” (MERCOSUR). El 4 de julio de 2006 Venezuela se incorporó como quinto miembro del MERCOSUR pero fue suspendida en 2017 acorde con lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 5° del Protocolo de Ushuaia. En la actualidad, Bolivia se encuentra en proceso de adhesión. Este Mercado Común implica:

– la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre países, mediante, entre otros, la eliminación de aranceles aduaneros y restricciones no arancelarias a la circulación de bienes y cualquier otra medida de efecto equivalente;

– el establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común en relación con terceros Estados o agrupaciones de Estados y la coordinación de posiciones en foros económico-comerciales regionales e internacionales;

– la coordinación de las políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados parte —comercio exterior, agrícola, industrial, fiscal, monetario, cambiario y de capital, servicios, aduanas, transportes y comunicaciones y otras que se acuerden— a fin de asegurar condiciones adecuadas de competencia entre los Estados parte, y

– el compromiso de los Estados parte de armonizar su legislación, en las áreas pertinentes, para lograr el fortalecimiento del proceso de integración[13].

Datos macroecnómicos del MERCOSUR. Fuente: Expansión, https://datosmacro.expansion.com/paises/grupos/mercosur

A pesar de ciertos desacuerdos políticos entre los miembros del MERCOSUR, se han cumplido treinta años de la firma del Tratado de Asunción y el bloque está entre los más importantes del mundo. No obstante, el bloque parece no haberse adaptado a la evolución internacional y hoy se encontraría sin un rumbo claro.

Precisamente, al conmemorarse el 30º aniversario, las diferencias estuvieron presentes. El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou “reconoció que la actividad y producción del MERCOSUR pesa en el concierto internacional, pero remarcó que ‘no debe ser un lastre’”, “un corsé en el cual Uruguay no se pueda mover”[14]. El presidente uruguayo manifestó su confianza en los países del MERCOSUR en el concierto internacional pero consideró que era “tiempo de avanzar”, que “se debía profundizar la zona de libre comercio, rever el arancel externo común que se ha perforado una y mil veces y la concreción de las hidrovías, entre otros aspectos”[15]. Del mismo modo, “se refirió a la apertura y flexibilización del acuerdo regional”, en el marco las negociaciones con la Unión Europea.

La referencia al lastre generó una fuerte y desafortunada respuesta por parte del presidente argentino, Alberto Fernández, pero el cruce puso en evidencia las diferencias, que no es la primera vez que son manifestadas desde Uruguay.

Además del MERCOSUR, otros procesos de integración se han dado en el continente.

En 1992 Canadá, Estados Unidos y México conformaron una zona de libre comercio, North American Free Trade Agreement (NAFTA) que entró en vigor el 1º de enero de 1994. El NAFTA o TLCAN, por sus siglas en español, eliminó inmediatamente los aranceles sobre la mayoría de los bienes producidos por las naciones signatarias. A partir de ese tratado, Washington procuró crear un espacio continental, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que se inició en 1994 con la participación de treinta y cuatro países. El propósito era lograr la eliminación gradual de los obstáculos al comercio y de la inversión en los países de América, a la vez de frenar los procesos de integración como el MERCOSUR.

Esta iniciativa encontró su freno en la V Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata los días 4 y 5 de noviembre 2005. Los aires habían cambiado en América del Sur y gobiernos con otra orientación política se encontraban al frente de los países. De este modo, los cuatro presidentes de los países del MERCOSUR —Néstor Kirchner (Argentina), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Nicanor Duarte Frutos (Paraguay)— a los que se sumó el de Venezuela, Hugo Chávez, echaron a pique la propuesta del presidente estadounidense George Bush.

4 de noviembre de 2005. V Cumbre de las Américas, Mar del Plata, Argentina. Foto: Presidencia de la Nación Argentina.

Tras criticar el acuerdo que en su momento había firmado el presidente Bill Clinton, Donald Trump renegoció el NAFTA dando lugar a la firma de un nuevo tratado de libre comercio, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá o T-MEC, al que se lo denomina como “TLCAN 2.0” o “NAFTA 2.0” para distinguirlo del acuerdo anterior.

Por su parte, el Caribe ha desarrollado el Mercado Común del Caribe (CARICOM), obviamente de menor escala, el cual fue fundado 4 de julio de 1973, mediante la firma del Tratado de Chaguaramas (Trinidad y Tobago) —revisado en 2002—, al que suscribieron las islas anglófonas —a excepción de Surinam (1983) y Haití (2002) que fueron colonias de los Países Bajos y de Francia, respectivamente, que se sumaron posteriormente— de Antigua y Barbuda, Las Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Montserrat, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, y Trinidad y Tobago. En calidad de miembros asociados integran el CARICOM Anguila (julio de 1999, territorio británico de ultramar), Bermudas (julio de 2003, territorio británico de ultramar), Islas Caimán (mayo de 2002, territorio británico de ultramar), Turcas y Caicos (julio de 1991, territorio británico de ultramar) e Islas Vírgenes Británicas Islas (julio de 1991).

En 1960 se firmó el Tratado General de Integración Económica Centroamericano de 1960 por parte de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, al que luego se añadió Paraguay con la firma de un nuevo tratado, el Protocolo de Tegucigalpa.

El 26 de mayo de 1969 se suscribió el Acuerdo de Cartagena de Indias (Colombia), Tratado Constitutivo que fija los objetivos de la integración andina, define su sistema institucional y establece sus mecanismos y políticas, se puso en marcha el proceso andino de integración, conocido en ese entonces como Pacto Andino, hoy Comunidad Andina[16].

En calidad de países miembros lo integran Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, como países asociados Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y como países observadores España y Marruecos.

En 2012 se dio inicio a la Alianza del Pacífico, un bloque integrado por México, Colombia, Perú y Chile, cuyos objetivos es facilitar el comercio y la cooperación aduanera, la propiedad intelectual, el desarrollo minero, la responsabilidad social, la sustentabilidad y el tráfico migratorio.

En buena medida la Unión Europea ha servido como modelo de integración por los países de la región.

Cuatro años antes de la Alianza del Pacífico, en 2008, se creó la UNASUR en la Reunión Extraordinaria de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, realizada en la ciudad de Brasilia, Brasil. La Unión de Naciones Suramericanas es una organización intergubernamental dotada de personalidad jurídica internacional, integrada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Esta organización pudo haber sido una gran oportunidad para la región pero estuvo fuertemente ideologizada lo que llevó a que, cuando los vientos políticos cambiaron en la región, varios gobiernos decidieran primero suspender su participación en la UNASUR, para luego anunciar su salida definitiva. 

Ventajas y desventajas de los bloques regionales

Anteriormente fueron esbozadas algunas de las ventajas que proporcionan a los países pertenecer a un bloque regional, como por ejemplo, un mayor poder de negociación ante terceros países, a través de una negociación conjunta; acceder a un mayor mercado para ofrecer sus productos; incentivar el desarrollo de una economía de escala; la división de trabajo intrabloque que le permitiría a los países miembros la producción de bienes que de forma aislada no podrían fabricar —se puede mencionar como ejemplo el caso de Airbus en la Unión Europea—; aplicar políticas arancelarias y comerciales beneficiosas para los Estado parte, permitiendo el libre tránsito de mercaderías entre sus fronteras y, por lo tanto, impulsando el consumo; la defensa recíproca en asuntos no rigurosamente económicos; la firma de acuerdos en otras cuestiones de interés mutuo como la seguridad, la justicia, la defensa común, etc.

Con respecto a las desventajas cabe mencionar la obligación de suscribir decisiones económicas, políticas y jurídicas del bloque que podrían ser consideradas en contra de los propios intereses, es decir, resignar parte de su soberanía en beneficio de los mercados; limitaciones para gestionar sus propias políticas comerciales; desigualdades entre los miembros del bloque, tanto por su poder económico como político; pérdida de autonomía que afecta la toma de decisiones en función de sus intereses; la visión dispar de la agenda que debería seguirse; la protección de los productos de un Estado miembro que perjudica la producción o los intercambios de otro u otros miembros, etc.

Es por estas razones que hoy estamos asistiendo a fuerzas que podríamos considerar de desintegración o de desarticulación y reacomodamiento. Por ejemplo, la posición de Polonia en la Unión Europa al considerar que su justicia está por encima de justicia comunitaria, es decir que no acepta las medidas supranacionales en materia de justicia.

En buena medida esto se debe a la emergencia de otro fenómeno que es el retorno del “nacionalismo”, la emergencia de partidos nacionalistas en muchos países. Aquí deseo hacer una salvedad, porque existe una diferencia entre patriotismo y nacionalismo pero a los efectos prácticos prefiero que sean considerados como sinónimos.

En esta misma línea se encuentra la Hungría de Viktor Orban, que comparte la misma posición que Polonia.

Por otro lado están las potencias de primer orden o potencias globales que definen la integración o la desintegración a su gusto, las mismas que crearon y luego destruyeron Estados como Yugoslavia, Irak, Libia, Siria, por mencionar algunos. Me refiero más concretamente a los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. 

El accionar de las potencias globales 

No cabe duda que las grandes potencias marcan el paso que deben seguir el resto de los países de la comunidad internacional y que, llegado el momento, harán un viraje según sus intereses.

La reconfiguración del NAFTA durante la administración Trump es un ejemplo de ello y la salida del Reino Unido de la Unión Europea es otra. En un artículo publicado en noviembre de 2020 aludo a que durante décadas el Reino Unido y los Estados Unidos le pusieron un corsé a Europa que limitó sus movimientos y que sigue limitándolos[17] [18].

En la noche del 15 de febrero de 1898 el acorazado estadounidense Maine, fondeado en La Habana, voló por los aires a causa de una explosión que el gobierno y los medios de Estados Unidos atribuyeron a España. Fue el detonante de la guerra entre Estados Unidos y España que puso fin al Imperio español y a la apropiación de los territorios españoles (Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico) por parte de Estados Unidos. Foto: Granger / Album.

A principios del siglo XX los Estados Unidos se consolidaron como potencia extra europea tras desarticular al Imperio español en la guerra que le impuso en 1898. Su ingreso en 1917 del lado de los países de la Triple Entente en la Primera Guerra Mundial definió el curso de la guerra. Por motivos diferentes, los entonces enemigos, el Imperio alemán y los Estados Unidos, contribuyeron a la Revolución Bolchevique en el Imperio ruso. Los alemanes enviando a Lenin (Vladímir Ilich Uliánov, 1870-1924) en el denominado “tren blindado” o “tren sellado” para que hiciera la revolución y excluyera de la guerra al Imperio ruso.

Por su parte, en los Estados Unidos Lev Davídovich Bronstein (1879-1940), más conocido como Trotsky, procedió a la propaganda a través de periódicos publicados en inglés, yiddish, ruso y alemán, lo que le permitió reunir fondos de la comunidad judía estadounidense y de emigrados de Europa Oriental. Trotsky fue el recaudador del oro capitalista para la creación del Ejército Rojo que enfrentaría y derrotaría a los restos de las fuerzas zaristas que aún se mantenían resistiendo. A finales de marzo de 1917 partió rumbo a Rusia vía Halifax. Fue otro engranaje la revolución.

Del mismo modo, el Imperio ruso siempre fue un motivo de preocupación para la corona británica que, a pesar de estar emparentada con los Romanov, no cejó en su empeño por frenar la expansión rusa. Basta recordar el “Gran Juego” en Afganistán, la Guerra de Crimea, el Congreso de Berlín (1878) para revisar el tratado de San Stefano que había resultado de la guerra ruso-turca de 1877–1878 —de modo tal de recortarle al Imperio ruso los beneficios obtenidos—, el temor a que Rusia se acercara a la India y su colaboración en la construcción del ferrocarril chino (1890) que fue sentido como una amenaza al Lejano Oriente ruso por San Petersburgo, debido a que llegaba a la frontera del imperio. De ahí la construcción del ferrocarril transiberiano (1891-1904).

En este contexto también se daba la puja por el control de los pozos petroleros en Persia, Cáucaso y Medio Oriente, más aún cuando el almirantazgo británico reemplazó el carbón por el petróleo para impulsar sus naves. En este punto encontramos otro argumento para el ingreso del Reino Unido en la Primera Guerra Mundial: el proyecto del ferrocarril Berlín – Bagdad —evitando el Mediterráneo y el canal de Suez, ambos bajo control británico—, lo que significa la expansión germana hacia el este, hacia los pozos petroleros.

En el Reino Unido también tuvo lugar el desarrollo de las ideas de Karl Marx, las que prendieron en los revolucionarios rusos.

De este modo, al fin de la Primera Guerra Mundial, las potencias centrales y Europa en general quedaron geopolíticamente encerradas por la Rusia bolchevique y las potencias atlantistas ocasionando la radicalización ideológica en amplios sectores de Alemania e Italia que también encontraron eco en otros países europeos, como en Bélgica con (Léon Degrelle 1994) y en el Reino Unido con Oswald Mosley (1896-1980).

En la Segunda Guerra Mundial se dio lo que denomino “de salvar a Polonia a entregar a Polonia”, es decir, los británicos y franceses —luego de la política “de apaciguamiento”— se involucraron en la guerra tras la invasión de Alemania a Polonia. Sin embargo, al fin de la guerra, Polonia fue entregada en bandeja a la Unión Soviética, que había llegado con su Ejército Rojo hasta Berlín.

Entonces después de la Segunda Guerra la geografía de la Europa democrática era aún más pequeña que la de la de la primera postguerra.

Luego vino la Guerra Fría y un mundo partido en dos, la creación de la OTAN en 1949 y, de ahí en más, una asfixia a la geopolítica de los países europeos y luego de la Unión Europea. Europa quedó condenada al “atlantismo” y de ahí en más a actuar de comparsa de las políticas y aventuras que se pergeñaban en Londres y Washington, como las aventuras de Afganistán, Irak, Libia y Siria, entre otros escenarios.

1949. Firma del Tratado que dio inicio a la OTAN.

En los últimos años la dirigencia europea está percibiendo las limitaciones que ello le ha ocasionado y ha tomado conciencia que, de continuar por ese camino, sus decisiones permanecerán bajo la subordinación de los Estados Unidos, o en el futuro de Rusia o de China. Angela Merkel y Emmanuel Macron procuran torcer ese destino y nuevamente se ha considerado la creación de una fuerza de defensa exclusivamente europea. Queda por verse si el sucesor de Merkel continuará con esa política.

Con la estrepitosa y repentina salida de Afganistán por parte de Estados Unidos, esta idea de una fuerza propia europea e incluso de una inteligencia propia recobró fuerzas, lo que no significa que sea viable.

Con anterioridad, el Brexit —debe recordarse que de cara al referéndum se llevó a cabo una campaña de manipulación a través de la inteligencia artificial operada por la compañía Cambridge Analytica— puso en riesgo la solidez de la Unión Europea.

El presidente francés Charles De Gaulle tenía en claro lo que significaba el ingreso del Reino Unido a la Comunidad Económica Europea (CEE). En noviembre de 1962, en oportunidad de recibir al primer ministro británico, Harold Macmillan —con la intención de obtener la aprobación de De Gaulle para que su país pudiera ingresar a la CEE—, durante su retiro de verano en el castillo de Rambouillet, a las afueras de París, De Gaulle le expresó que si quería unirse a Europa debía abandonar su “relación especial” con los Estados Unidos. En 1963, el general francés declaró “que Francia abriga dudas sobre la voluntad política del Reino Unido de ingresar en la Comunidad”, con lo cual se suspendieron las negociaciones de adhesión de todos los países candidatos[19] . De Gaulle se manifestó en contra del ingreso británico en una conferencia de prensa celebrada el 14 de enero de 1963. El 27 de noviembre de 1967 volvió a negarse en otra conferencia de prensa.

El general De Gaulle lo había previsto sagazmente: el Reino Unido jugaría para sí y para los Estados Unidos. Tras lograr ingresar a la CEE y continuar dentro de su sucesora, la Unión Europea, gozó de beneficios especiales, como no adherir al Tratado de Schengen (1985) ni adoptar el euro, cuya entrada en vigor fue en 2002. Asimismo se encargó de boicotear algunas iniciativas de la Unión Europea.

Los pasos a seguir luego del Brexit también eran previsibles. El gobierno de Londres consideró que ya no tenía sentido continuar con la farsa de pertenecer a la Unión Europea y ha afianzado su compromiso con los Estados Unidos y la “comunidad anglo”.

Imagen de Pete Linforth en Pixabay

El 15 de septiembre de 2021 Estados Unidos, Reino Unido y Australia anunciaron públicamente la conformación de la AUKUS, una alianza estratégica militar para la región del Indo-Pacífico que trae a la memoria los tratados militares organizados por Estados Unidos durante la Guerra Fría para cercar a la Unión Soviética.

La AUKUS es una actualización de la ANZUS, de la que —quizás casualmente— se cumplieron 70 años de su creación pocos días antes del anuncio de esta nueva alianza. El Tratado de Seguridad ANZUS (Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos) fue creado el 31 de agosto de 1951 y fue recordado por el secretario de Estado Anthony J. Blinken a través de un comunicado de prensa en el que, entre otras cosas, recuerda que fue invocado únicamente el 11 de septiembre de 2001 y el trabajo “codo con codo” de Australia y de Estados Unidos en Afganistán durante veinte años como parte de misiones multinacionales dirigidas por la OTAN[20]. Esta nueva alianza ha incorporado al Reino Unido pero ha dejado de lado a Nueva Zelanda, país que no siempre ha integrado sumisamente este tipo de alianzas.

Otras alianzas fueron la SEATO (Organización del Tratado del Sudeste Asiático), creada en 1954 y vigente hasta 1977 —integrada por Australia, Francia, Nueva Zelanda, Pakistán, Filipinas, Tailandia, Reino Unido y los Estados Unidos, de la que se fueron retirando sus miembros a partir de la década de 1970, Pakistán (1973) y Francia suspendería su participación— y la CENTO (Organización del Tratado Central), tratado también denominado “Pacto de Bagdad”, firmado el 24 de febrero de 1955 por Irán, Iraq, Pakistán, Turquía y Reino Unido y que se disolvió en 1979. El gobierno de Estados Unidos tomó la decisión de no integrar CENTO para evitar una confrontación con los países árabes, uniéndose recién en 1958 al comité militar de la organización.

Entre estos tratados cabe mencionar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), también llamado Tratado de Río, por haber sido firmado en Río de Janeiro el 2 de septiembre de 1947. Es un “pacto de defensa mutua interamericano” en el que, de hecho, los Estados Unidos no cumplieron con sus obligaciones cuando Argentina intentó activarlo ante la guerra del Reino Unido contra Argentina por la soberanía de las islas Malvinas en 1982. Cabe recordar que cuando el canciller argentino Nicolás Costa Méndez lo invocó, Chile, Colombia, y Trinidad y Tobago también se abstuvieron, acompañando la postura del gobierno de Washington. Otros 17 Estados americanos acompañaron la postura de Argentina. En 1982 el Tratado de Río fue herido de muerte por la propia actitud de Washington pero puso en evidencia que los acuerdos entre los países anglófonos tienen preeminencia por sobre otro o, mejor dicho, ningún acuerdo es válido si su invocación lleva a un enfrentamiento entre Estados Unidos y el Reino Unido, o algún otro de los Estados de la “comunidad anglo”, Australia, Canadá y Nueva Zelanda.

La creación de la AUKUS es un claro ejemplo de cómo las potencias globales pueden generar o desestimar los acuerdos conforme a sus intereses. El anuncio público ocasionó no solo molestias en China —contra la que se dirigiría esta alianza aunque no la mencionara— sino en Francia, que retiró inmediatamente a sus embajadores en Australia y Estados Unidos. El nuevo pacto militar significó la cancelación de una multimillonaria compra de submarinos convencionales a Francia por parte de Australia y el anuncio de una compra de submarinos nucleares a Estados Unidos.

El momento en que los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y Australia anunciaron la creación de la AUKUS, una alianza de defensa en los océanos Índico y Pacífico.

La nueva alianza y la actitud cerrada del Reino Unido y de los Estados Unidos tiene lógica teniendo en cuenta el acuerdo secreto de inteligencia que firmaron en 1946 y al que luego se sumaron Australia, Canadá y Nueva Zelanda, el cual tuvo su origen durante la Segunda Guerra Mundial en ocasión de iniciar la colaboración en materia de descifrado de los códigos alemanes, en particular el código Enigma, tarea en la que se encontraba trabajando el científico británico Alan Turing, quien viajó a Estados Unidos en 1942 dando inicio a esa estrecha colaboración que ha derivado en una red de espionaje masivo a escala mundial integrado por esos países y que incluye el uso de satélites espías y bases terrestres que recopilan la información. 

La globalización encuentra obstáculos

Como ya lo expresé antes, la integración ha encontrado sus detractores, lo que ha dado lugar a la aparición de partidos de ultraderecha que cuestionan el sometimiento de sus países a entidades supranacionales. El propio Donald Trump también fue un reaccionario ante estos procesos globalistas cuando ejerció la presidencia de los Estados Unidos.

Los casos de Uruguay en el MERCOSUR o de Polonia y Hungría en la Unión Europea ponen en evidencia que hay gobiernos que comienzan a cuestionar las decisiones que se toman dentro del bloque o la autoridad que ejercen los países que los lideran.

Actualmente la globalización cuenta con un número mayor de detractores porque siente que no ha funcionado, que no ha concretado lo que prometía. Ha sido la causa por la que muchas personas perdieran su empleo o, en el mejor de los casos, que su salario se haya deteriorado. También de que los sindicatos obreros perdieran fuerza ya que las empresas han ido a buscar mano de obra barata a otras regiones.

Del mismo modo ha sido la causa de un descenso de la calidad de la democracia ya que los gobiernos son impotentes ante la dictadura del mercado financiero. También han debilitado las tradiciones y la cultura porque se ha tendido a una homogeinización cultural y a la imposición de leyes y medidas que chocan contra las creencias de millones de personas.

A los malestares que estaba ocasionando la globalización en los últimos años en sectores sociales de varios países, se ha sumado la pandemia de COVID-19 que ha actuado como un quiebre del proceso y que ha mostrado que numerosos países tomaron medidas que la contrarían. Pudo observarse que los países de la Unión Europea asumieron medidas que les parecían más convenientes conforme a la gravedad con que la pandemia se extendía por su territorio. El Estado prevaleció por sobre una Unión Europea que pareció paralizada o ausente ante la expansión de la enfermedad. Esto a pesar de que el bloque cuenta entre sus políticas normativas referidas a la protección de la salud pública con procedimientos coordinados entre los países miembros.

El espacio Schengen —que garantiza la libre circulación— fue suspendido de facto por lo países que cerraron sus fronteras y sus contactos con el exterior. La solidaridad europea no pareció estar presente si se considera la necesidad de material sanitario por parte de los países más necesitados, como fue el caso de Italia, en donde el número de muertes diarias en algunas regiones fue sorprendentemente alto. En este sentido cabe recordar que el 5 de marzo de 2020 Francia confiscó cuatro millones de mascarillas de la multinacional sueca Mölnlycke destinadas a España e Italia, cuando la mercadería transitaba por Marsella y Lyon[21]. Tras quince días de presiones diplomáticas del gobierno sueco, París dejó salir el envío de un millón de unidades a España y otro millón destinado a Italia, pero se quedó con dos millones. El origen de esa confiscación fue un decreto que el presidente francés Emmanuel Macron había firmado dos días antes, por el cual el gobierno podía requisar todo producto necesario en la lucha contra la epidemia.

Este hecho llevó a que la empresa sueca tomara la decisión de evitar que sus mercancías circularan por Francia y que tuvieran como destino a un puerto belga para su distribución desde plataformas logísticas de este país y de la propia Suecia.

Por su parte, al mismo tiempo en que Francia confiscaba las mascarillas, algunos dirigentes franceses revelaron las prácticas de los intermediarios estadounidenses, quienes triplicaban las ofertas de los compradores iniciales en las pistas de despegue de China. De ese modo conseguían que un avión cambiara su destino inicial (Francia, en este caso) y llevase las mascarillas a Estados Unidos[22]. Las transacciones se llevaban a cabo en la misma pista de despegue.

La “guerra de las mascarillas” ha puesto en evidencia que en el contexto de la globalización, y como producto de ella, se han cometido errores de planificación estratégica, pues la portavoz del gobierno francés, Sibeth Ndiaye, explicó que en 2011, después de la gripe H1N1, “se decidió que Francia ya no necesitaba almacenar mascarillas FFP2 porque la producción mundial era suficiente para garantizar el suministro en caso de epidemia”[23]. Francia se encontró sin stock y en la actualidad el principal fabricante de mascarillas mundial es China, país en el que se inició el brote de la pandemia de coronavirus.

Estados Unidos, como puede apreciarse, también dependía de la producción china de mascarillas y eso llevó a que fueran a conseguirlas a las pistas de despegue en China, arrebatando las mercaderías que tenían por destino otros países.

El Brexit también puso en evidencia los trastornos que ocasionó en el Reino Unido: problemas de desabastecimiento, falta de combustible y de alimentos que, se estima, podría agravarse para la Navidad. En un panel del programa “A Fondo” de la Deutsche Welle, el escritor británico Matthew Perret afirmó que el nacionalismo le está pasando factura al Reino Unido, porque ya no es una potencia como se auto percibe. La desconexión puso en evidencia las vulnerabilidades del Reino Unido, ya que un 50% de las verduras frescas y de las frutas procedían del continente, pero también los transportistas porque el desabastecimiento obedeció precisamente a una cuestión logística que puso en evidencia la falta de 100.000 camioneros en las islas británicas. Los choferes que eran de países del continente debieron regresar a la Unión Europea tras el Brexit. Ante esta situación, el gobierno británico ofreció empleo provisorio para aquellos choferes que quisieran ir a trabajar a las islas, algo irreal ya que se trata de una oferta temporaria y quien contara con un trabajo seguro no se sentiría atraído y aún menos por un salario inferior.

El Reino Unido se quedó sin mano de obra barata y tuvieron que sacrificar gran cantidad de cerdos porque no tenían personal para atender a los animales de granjas. Lo propio se observa en el sistema de salud, sector en el que los empresarios se quejan porque ahora deben pagar mayores salarios además de costear cursos de capacitación de personal.

Matthew Perret también hacía referencia al cambio de mentalidad de los británicos que antes hablaban de “europeos” y ahora hablan de “migrantes”. No solo que han emigrado los trabajadores sino también las empresas y en la actualidad no llegan inversiones a las islas británicas.

El Brexit y la pandemia han puesto en evidencia las contrariedades de la globalización, la falta de planificación estratégica de los gobernantes, los trastornos de una división internacional del trabajo o los riesgos de que la producción y los intercambios comerciales hayan caído en manos de corporaciones monopólicas u oligopólicas —por ejemplo, diez empresas controlan el 80% del mercado del comercio marítimo[24]— y una cuestión de velocidades que muestra que la infraestructura planetaria no puede responder a una acelerada digitalización de la economía[25]. El sistema de contenedores ha estandarizado el transporte a escala mundial, por lo que un contenedor puede ser transportado por un buque, un tren o un camión pero cada vez se construyen buques porta contenedores más grandes y eso lleva a que los transportistas decidan cuándo debe partir un buque —el cual debe hacerlo con carga casi completa— y por qué rutas deben navegar[26]. Esto lleva a otros problemas logísticos como disponer de puertos para que puedan atracar estos grandes buques, la necesidad de sacar los contenedores de los puertos, lo que encuentra el obstáculo de que las vías férreas o los carriles de las autopistas no pueden responder a estas necesidades.

Un ejemplo de esta problemática de la logística ha quedado a la vista con lo sucedido en el puerto de Los Ángeles, el mayor puerto de Estados Unidos, donde aproximadamente 200.000 contenedores permanecían paralizados frente a la costa debido a las interrupciones relacionadas con la pandemia que continúan afectando varias cadenas de suministro[27]. Esto ocasionó trastornos a las automotrices y proveedores del Medio Oeste, que precisaban los componentes para poder fabricar sus productos finales. Este atasco llevó a que el presidente Biden ordenara que el puerto trabajara las 24 horas al día, 7 días a la semana, pero esto aún no ha ayudado a descomprimir la situación.

El atasco de los buques esperando a atracar fuera del puerto de Los Ángeles. Imagen: GETTY.

El problema que se presenta en el puerto de Los Ángeles se aprecia en otros puertos, debido a la gran demanda de productos básicos y de bienes tras la pandemia. Esto incrementó los costos a la vez de que hay una escasez de buques y de contenedores disponibles para responder a la demanda[28].

Por su parte, un brote de coronavirus en el sur de China ha sido la causa de una obstrucción de puertos críticos (Yantian, Shekou, Chiwan y Nansha) para el comercio mundial, provocando una acumulación de envíos que podría demorar meses en despejarse y ocasionar escasez durante la temporada de compras navideñas y de fin de año[29].

En los puertos de la costa California que reciben la mercadería de Asia también se encuentran atascados con buques porta contenedores que esperan poder ser descargados. Como resultado de ello, se está produciendo una acumulación de mercancía que ya es preocupante pero a la vez un fuerte incremento de los costos de transporte[30].

Todo esto pone en evidencia la fragilidad de la cadena de suministro global[31]. En la actualidad hay un desabastecimiento aluminio, vidrio y de otros elementos que frenan la cadena productiva. Tampoco están llegando a destino productos textiles, en general de las fábricas de Asia.

La normalización de la economía ha llevado a un repunte de la fabricación y a una demanda adicional de los consumidores que agrava la situación del transporte[32]. A todo esto se suma un envejecimiento de los choferes de camiones en Europa y en el Reino Unido y una falta de renovación de los mismos, a la vez que en Estados Unidos está escaseando la mano de obra en los puertos y existen dificultades de contratación[33].

Las huelgas de trabajadores en Estados Unidos pusieron en evidencia un sistema de explotación y de desigualdades: menos salarios para los trabajadores, más dividendos para los CEOs.

Con respecto al mercado laboral, la pandemia ha cambiado la forma de pensar de numerosos empleados que han decidido cambiar su estilo de vida, dando prioridad a su salud, a una vida más en familia, a evitar el maltrato y la explotación por parte de las empresas. Esto se aprecia fuertemente en Canadá y Estados Unidos, donde se ha dado lo que el profesor de la Universidad Texas A&M Anthony Klotz ha denominado la “Gran Renuncia”, un fenómeno que parece que no está pronto a desaparecer. En abril de 2021, cuatro millones de empleados abandonaron sus trabajos, un 2,7% de la fuerza laboral de Estados Unidos y las vacantes que dejan no están siendo cubiertas. La mayor cantidad de renuncias se ha dado en el sector presencial de servicios, en atención al cliente, en gastronomía y en hotelería. No se debe a cuestiones meramente salariales sino a la opción de otro concepto de vida.

Otra cuestión que afecta la logística del transporte es el gran incremento del comercio electrónico, es decir, las compras individuales que se realizan en todo el mundo, es decir, numerosas compras particulares que deben ser enviadas a diversas direcciones en diferentes ciudades[34].

Como puede apreciarse, la propia globalización está mostrando sus limitaciones, sobre todo cuando es afectada por cuestiones como una pandemia, tanto a escala global, como en un foco de desarrollo que abastece al resto del mundo. Un ejemplo de esto es que un nuevo brote de COVID en Vietnam, gran productor de ropa y de calzado a escala mundial, ha paralizado la producción y mercados como el de Estados Unidos podría ser afectados por un desabastecimiento para las fiestas de fin de año.

Otro sería el caso de los grandes productores de chips y de semiconductores, Taiwán y Corea del Sur, cuya producción no acompaña el ritmo de la demanda, afectando a grandes plantas industriales en diversas partes del mundo.

Estas situaciones muestran los inconvenientes de la globalización y la posibilidad de que en algunos comience a producirse bienes para evitar la dependencia de esos escasos productores. Visto desde otro ángulo, podría ser una oportunidad para que algunos países encuentres nuevos nichos para desarrollar su producción. 

Ocaso y emergencia

Asistimos a una reconfiguración del mundo en el que ciertas potencias globales no se resignan a perder su posición y otras emergen, lo que lleva una mayor inestabilidad en este mundo multipolar. En este punto deben considerarse tanto las cuestiones económicas como las militares.

Es evidente que entre los primeros se encuentran el Reino Unido y los Estados Unidos. Mientras que algunos responsabilizan de la situación en el primero al Brexit, otros consideran que el problema ha sido la gestión del mismo. Lo cierto es que se percibe que la decisión tomada por el gobierno británico no ha sido acompañada por una buena planificación para el período posterior a la salida del bloque. Esto es apreciable a partir de los serios problemas de abastecimiento que se han presentado en el país si bien, como ya fue mencionado, hubo una intencionalidad de ruptura con Europa para procurar un acercamiento a la “comunidad anglo”. En este sentido, el primer ministro Boris Johnson procura estrechar, no con mucho éxito, los lazos en la angloesfera.

Boris Johnson hasta ahora expone los problemas pero no las soluciones, porque en verdad parecería no tenerlas y es así como muchos británicos están tomando conciencia de lo que ha ocasionado el Brexit y de la falta de previsión de la dirigencia para el día después.

El gobierno británico salió a desmentir el rumor que apuntaba a su presunto interés por entrar al T-MEC pero, no obstante, afirmó que busca un acuerdo comercial con México como con Estados Unidos y está haciendo los deberes para incorporarse al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT). Sin embargo, Johnson recibió un balde de agua fría cuando el presidente Biden dijo que no quiere oír hablar por el momento de un futuro acuerdo comercial con el Reino Unido.

Tras dieciséis meses de negociaciones “Boris Johnson ha aclamado un histórico acuerdo comercial posterior al Brexit entre el Reino Unido y Nueva Zelanda que supondrá un descuento de 20 peniques por una botella de vino. Sin embargo, el análisis del gobierno ha sugerido que podría no tener un impacto masivo en el PIB”[35]. El Reino Unido se encuentra navegando por nuevos mares desconocidos, con olas y tempestades que no padecía dentro de la Unión Europea. El gobierno de Boris Johnson está haciendo lo que siempre hicieron en Londres, firmar acuerdos que luego ajustan a su conveniencia o no cumplen mientras la Unión Europea se asombra como si no conociera el paño. Más claramente, ahora deseaban dejar sin efecto el acuerdo firmado por Irlanda del Norte.

En términos políticos, el gobierno de Londres se vio forzado a que el Brexit no se llevara a cabo en Irlanda del Norte a los efectos de no retornar a la conflictiva situación que afectó a esa región y a evitar tener que levantar nuevamente la frontera con la República de Irlanda, la que ya le hizo una advertencia al gobierno británico. Según el acuerdo entre Londres y la Unión Europea, Irlanda del Norte permanece dentro del bloque pero los productos que llegan conforme a las pautas comunitarias no pueden ser llevados al resto del Reino Unido. La situación en Irlanda del Norte sigue siendo de desconfianza entre sus habitantes protestantes y católicos y la desconexión con el bloque europeo podría reavivar nuevamente el conflicto.

Por su parte, Escocia podría de nuevo plantear su independencia, habida cuenta que su posición era mantenerse dentro de la Unión Europea.

Con respecto a Estados Unidos, su situación también es delicada. La retirada de Afganistán, sus serios problemas económicos, su endeudamiento externo y un considerable número de huelgas que no son difundidas por los grandes medios, están poniendo al país en una grave situación. Como se ha mencionado, al igual que Canadá, Estados Unidos también enfrenta un récord histórico de renuncias voluntarias.

En este escenario puede afirmarse que el Reino Unido y Turquía juegan al retorno al gran imperio pero es más probable que el éxito pueda favorecer a Turquía, con un gobierno en manos del “sultán” Erdogan, quien está potenciando su industria de defensa con apoyo financiero de Catar, mientras desafía a la OTAN y adquiere armamento de Rusia.

Turquía está haciendo su juego en el Mediterráneo, Medio Oriente y Asia Central y, vale recordar, en 2023 se cumplen cien años de la fundación de la Turquía moderna por parte de Mustafá Kemal Atatürk.

Tras el Brexit, la Unión Europea también ha quedado debilitada en vísperas de que Angela Merkel deje su liderazgo alemán y europeo. Los “díscolos” de Hungría y Polonia ponen en dudas la solidez del bloque y la tibieza de Bruselas resulta incapaz de definir la expulsión de un miembro. Es que precisamente, una de las características del “gobierno comunitario” ha sido la tibieza y por eso ha sido arrastrada a luchas que solo beneficiaban a la anglosfera. La salida del Reino Unido, la trastada de Afganistán y la creación de la AUKUS le dejan la oportunidad de decidir por sí misma, cosa que seguramente no hará.

China por su parte, si bien está teniendo nuevamente brotes de coronavirus que paralizan regiones del país, no tiene los problemas económicos de Estados Unidos y ha desarrollado una expansión global a través del “poder blando”. La iniciativa “Franja y Ruta”, propuesta por el presidente Xi Jinping en 2013, ha llevado a que 140 países socios hayan firmado con China documentos sobre la cooperación en el marco de “Franja y Ruta”. De esta manera, China está uniendo comercialmente y logísticamente al mundo. 

PROYECCIÓN GEOESTRATÉGICA DE SINGAPUR HACIA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Enna Viant Valdés* – Ruvislei González Saez**

Introducción

Singapur, pequeño Estado del Sudeste Asiático ha devenido en un importante actor que ha desarrollado una política exterior activa desde su independencia y ha logrado posicionarse tanto a nivel regional como global. En la búsqueda de nuevos espacios para la ampliación de sus relaciones político-diplomáticas, económicas y científico-técnicas, ha tenido una proyección estratégica dirigida a profundizar los vínculos con América Latina y el Caribe (ALC). Para ello, aprovecha sus ventajas comparativas y competitividad basado en indicadores económicos-comerciales, tecnología, innovación y finanzas.

Estratégicamente ubicado en el corazón de Asia, Singapur está justo en el centro de los principales flujos comerciales de la región asiática y se consolida aún más su importante posición en el comercio, las finanzas mundiales y la conectividad. La ciudad-Estado posee una estabilidad política y fuerte liderazgo, con el Partido de Acción Popular (PAP) en el poder por más de 40 años desde la independencia, el cual ejerce gran influencia. Ello permite también desplegar una dinámica política exterior, especialmente en su entorno más inmediato en el marco de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y proyectarse hacia otras áreas, particularmente hacia ALC.

El referido actor del Sudeste de Asia, ha sido sede del secretariado del Foro Económico Asia Pacífico (APEC) que involucra a naciones de Asia y las Américas, a la vez forma parte del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), de la Cumbre de Asia Oriental y de la Mancomunidad de Naciones. Su rápido desarrollo le ha llevado a tener una influencia importante en los asuntos internacionales. En ese sentido, políticamente es un actor relevante para el diálogo con terceros, ejemplo de ello han sido las conversaciones entre la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y Estados Unidos (EE.UU.), en el 2018, entre otras.

Singapur, desde muy temprano en los años setenta del siglo pasado aumentó su proyección hacia ALC, particularmente con los países conocidos como América Latina-Bloque de seis estados (Zaini, y Mohad Mahadee, 2016, 832), ha aprovechado sus relaciones, numerosos acuerdos económicos y su posición estratégica clave para servir de puente entre las dos áreas[1]. La nación asiática se ha propuesto ampliar su presencia en el escenario internacional con la función principal de desarrollar la internacionalización de las empresas locales, no sólo desde el punto de vista comercial, sino que también ha promovido la inversión de sus compañías en el extranjero. El sector de los servicios se ha convertido en determinante.

En su interés por la región, la nación asiática ha priorizado los vínculos con Argentina, Brasil, Colombia, México (International Enterprise, 2020) y se propone como puente hacia el Sudeste Asiático, debido a su posición de liderazgo como centro financiero y de negocios, al igual que en el área de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) (Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques, 2017, 11). Entre los primeros mecanismos de acercamiento bilateral y birregional, estuvo el Foro de Cooperación América Latina-Asia del Este (FOCALAE), creado por iniciativa de Chile y Singapur en 1999.

A la vez, Singapur se propuso fortalecer los lazos birregionales a través de la promoción de las relaciones de la ASEAN con el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y con la Alianza del Pacífico (AP); pero de manera bilateral, se planteó tener una relación más estrecha con esta última, por lo que pasó de la posición de Observador en 2014, a Estado Asociado. A la vez, en el propio año, el gobierno singapurense acreditó un representante plenipotenciario ante la Comunidad del Caribe (CARICOM).

La firma de Tratados de Libre Comercio (TLC) con Costa Rica, Panamá, Perú, y la membrecía compartida de este último, junto con Chile y México como socios en el Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífica (CPTPP), perfila un diseño de acciones que sustentan las relaciones económicas, entre otras dimensiones, construidas de forma paulatina. Se aprecia, por otra parte, una extensión de las conexiones en otras áreas, tales como la ciencia, la tecnología y la educación. (Ministerio de Relaciones Exteriores de Singapur MFA, 2013).

Las relaciones políticas y diplomáticas de Singapur con América Latina y el Caribe

La diplomacia, considerada una herramienta de la política exterior singapurense, ha desempeñado un rol relevante para el impulso y ampliación de su reconocimiento internacional, donde se conjugan los intereses políticos y económicos. En esa línea, las relaciones de Singapur con ALC comenzaron gradualmente a ampliarse en un período posterior a los años setenta del siglo XX tras su independencia. Las relaciones diplomáticas de Singapur con América Latina y el Caribe, se podrían ubicar en tres momentos:

  1. El período 1965-1990 donde la mayoría de los países latinoamericanos y nuevos actores caribeños iniciaron sus lazos. Constituyó un reconocimiento a la independencia alcanzada, pero también el deseo de cultivar otro tipo de relaciones. Coincidió con algunos actores regionales que poseen relaciones económicas más activas y determinadas misiones con presencia física en Singapur: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
  2. Entre 1990-2000 donde Paraguay, Surinam, Guatemala, Ecuador, Nicaragua y Cuba, formalizaron los vínculos y se abrió a otros países del Caribe con los casos de Barbados, Belice, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas así como San Cristóbal y Nieves.
  3. A partir del 2000 hasta el presente, donde se establecen vínculos más extensos con el resto del Caribe, en particular con Antigua y Barbuda, Bahamas, Dominica, Guyana, Haití y República Dominicana.

La profundización de los vínculos con los países del área en la década de los años setenta y ochenta del pasado siglo se fue desarrollando mediante el diálogo político y el interés económico, así como, mediante la participación en mecanismos como la Comisión Económica de la Cuenca del Pacífico y posteriormente la APEC. Los tipos de gobiernos en esos años en Sudamérica, alineados con Estados Unidos y con posiciones anticomunistas incidieron en el acercamiento con Singapur, que mantenía similar enfoque en ese entonces.

En la actualidad se encuentran acreditadas en Singapur solo diez embajadas de la región en este país: Argentina, Costa Rica, Cuba, Brasil, Chile, Colombia, México, Panamá, Perú y Venezuela. De igual modo Bahamas, Barbados, Belice, Jamaica, Uruguay y San Vicente y las Granadinas tienen consulados abiertos, los dos últimos con Cónsules Honorarios. Por otra parte, en la mencionada región, Singapur dispone físicamente solo de una misión diplomática en Brasil, al frente de la cual tiene un Encargado de Negocios a.i., mientras en cinco países tiene designados embajadores no residentes, quienes cubren seis naciones (MFA, 2019)[2]. En este aspecto, le aventajan sus socios regionales del Sudeste de Asia tales como Malasia, Tailandia, Indonesia, Filipinas y Vietnam, cuya representación y actividad político-diplomática en países acreditados es más amplia en la región ALC[3].

En el período 2015-2019 la tendencia general en los contactos a nivel de cancillerías, fue más activa con Argentina, Brasil (con cinco delegaciones cada una); en general Cuba con seis, esta última con el nivel más alto de Viceprimer ministro, junto a las de México y Panamá en relación con los mencionados países. Por su parte, se registran relevantes visitas presidenciales y del Primer Ministro de Singapur a México en el año 2016 y 2019 respectivamente, mientras que en el año 2016 lo hizo el Presidente panameño a Singapur. En el caso de la región del Caribe además de Cuba, en el período 2015-2019, quedó registrada la visita del premier de Jamaica en el año 2017 (Ministerio de Relaciones Exteriores de Singapur, 2019).

Al establecer correlaciones entre los vínculos económicos y políticos, son significativas las relaciones diplomáticas establecidas en los años 70 y comienzos de los 80 del pasado siglo con Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, que se mantienen en el núcleo de las relaciones actuales. Vale apuntar que, además de los intercambios referidos, también han adoptado modalidades vinculadas con una proactiva diplomacia multilateral, en la cual se han aprovechado para sostener encuentros al margen de estos y llegar a acuerdos e importantes consensos, de carácter bilateral o con grupos de países en organizaciones o mecanismos establecidos, lo cual dimensiona el valor y proyección de los contactos.

La diplomacia de Singapur ha trabajado intensamente el tema bilateral, no solo para las cuestiones económicas, prioridad de la política exterior, sino también las políticas multilaterales, entre ellos la búsqueda de apoyos para el acceso a candidaturas en organizaciones e instituciones donde se debaten prioridades de su política exterior.

Un aspecto que marca un hito superior en las relaciones político – diplomáticas descansa en los mecanismos establecidos entre los respectivos Ministerios de Relaciones Exteriores. Particularmente México, estableció el Mecanismo de Consultas Políticas en 1997. La Secretaría de Relaciones Exteriores propugnaba en la primera década del 2000, un mayor acercamiento político con los países del Sudeste asiático, debido a su creciente importancia geopolítica en Asia – Pacífico, y al aumento de su relevancia económica a nivel mundial.

Asimismo, se propuso celebrar encuentros de alto nivel en diversos foros multilaterales para encauzar el fortalecimiento de lazos bilaterales y “consolidar el diálogo político con Singapur” (SREM, 2012, págs.10 – 55; SREM, 2018). A tales efectos, el canciller singapurense realizó la primera visita de un titular de este tipo a México en 2014 y desde el 2013 – 2016 tuvieron lugar las reuniones anuales del mecanismo de consultas políticas bilaterales México – Singapur con sede alterna en ambas capitales, eventos que han tenido una progresión notable con las visitas de alto nivel del entonces presidente Tony Tan Keng Yam en el 2016 y el premier Lee Hsien Loong en el 2019 a México, ambas por vez primera. Singapur se identifica como el instrumento efectivo de la estrategia hacia la ASEAN (Granguillhome y col, 2016, 14).

Con Cuba, existe un diálogo político de alto nivel, que ha tenido lugar alternadamente en ambas capitales y manifestado en el intercambio de delegaciones de cancilleres en 2010 y 2015, la celebración de cuatro reuniones, entre las respectivas cancillerías, de ellos el IV Diálogo en el 2017, y la visita del entonces viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda a Singapur en 2019, entre los más sobresalientes, además de intercambios en otros foros. La potenciación de las relaciones de cooperación bilateral ha sido uno de los aspectos que ha estado en el centro de los intercambios, lo cual favorece la apertura oficial de la embajada cubana en Singapur en noviembre de 2016 (Cubaminrex, 2016).

Por su parte, Brasil ha estado muy interesado en la continuación del diálogo político regular de alto nivel con intercambios más frecuentes y activos entre los respectivos ministerios y agencias, para desarrollar aun más las relaciones bilaterales, lo cual quedó plasmado en la declaración conjunta rubricada tras la visita oficial del canciller brasilero Nunes Ferreira a Singapur en mayo de 2018. De hecho, excepto en el 2016, hubo intercambios oficiales de visitas ministeriales en ambos sentidos desde el 2015 – 2019, aunque hubo otros escenarios internacionales donde se han desarrollado los contactos.

En el plano propiamente bilateral, las relaciones de Argentina con Singapur “vencieron la inercia ya entrada la década de 2010”. En agosto de 2011 fue firmado el Memorándum de Entendimiento sobre Consultas Políticas que en marzo del 2014 tuvo en Singapur la primera reunión bilateral, continuada en el 2017. Un avance significativo fue la reapertura de su embajada en Singapur en este último año, lo cual fue estimulado en contactos previos y posteriores entre cancillerías en diferentes escenarios. Las consultas han servido para promover no solo el comercio e inversiones, sino en materia de cooperación técnica, como energías y tecnología, y educativa-cultural, entre otros ámbitos de interés común, incluyendo la coordinación entre ambos países en diversos foros multilaterales.

En este caso, se apuntalan los intereses políticos en función del fortalecimiento bilateral y el afianzamiento de coaliciones económico comerciales, en particular al propiciar un mayor acercamiento entre el MERCOSUR y la ASEAN a través de Singapur, extendida además a otras organizaciones regionales como la Asociación Económica Regional Integral (RCEP), FOCALAE, la AP y en sentido general ampliar la presencia argentina en los países del llamado Indo-Pacífico (Ramoneda, 2019, 25-26).

Proyección geoestratégica bilateral de Singapur hacia América Latina y el Caribe

Aprovechando el adelanto de un grupo de países que fomentaron la apertura, la ciudad-Estado avanzó los vínculos económicos y cooperación tecnológica, para incentivar un acercamiento político con las naciones del área. Pudiera decirse que Singapur intentó favorecer la “geopolítica de la integración” en las naciones de la AP para incidir en su posicionamiento regional, frente a varios de sus vecinos competidores del Sudeste Asiático. Incluso una de las variables utilizadas, ha sido las exportaciones de armamentos.

En la mencionada variable de exportación, Singapur avanza sin preocupación en ALC, aunque muchas veces pasa desapercibido, a partir de los vínculos con Estados Unidos. Sin llegar a ser un aliado de la nación norteamericana, es un socio clave mediante el Acuerdo de Sistema de Seguridad de 2005, expandido mediante el Acuerdo de Cooperación de Defensa Estados Unidos-Singapur de 2015. En este escenario, se ha convertido en el segundo exportador de municiones del Sudeste Asiático después de Filipinas hacia ALC. Los países receptores son principalmente de Centroamérica, como Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Ecuador (Sudamérica). En ese sentido, la ST Land Systems, constituye la empresa singapurense de referencia del sector, incluyendo los temas del ciberespacio (Picard y col, 2019, 55).

Se aprecia la evolución de los pilares de la política exterior singapurense, expresado en el reforzamiento de la defensa de su política de liberalización del comercio y las finanzas y en consecuencia las alianzas bilaterales, así como la profundización de las relaciones en nuevos nichos de mercados, que, si bien han propiciado un crecimiento económico, difieren de la concepción de desarrollo más integral. Ello en parte está relacionado con los problemas estructurales de las economías de ALC, así como a las asimetrías en esas interacciones.

No es casual el interés de Singapur en determinados países de la costa del Pacífico, es decir, México, Chile, Perú y Colombia, aunque también de Brasil y Argentina. El mayor volumen de negocios está en esta parte y los que comparten a su vez, en su gran mayoría una concepción de visión hacia la región asiática. En el marco de la Cuarta Revolución Industrial se abren potencialidades para Singapur como un actor relevante de tecnología y que puede posicionarse a mayor velocidad, antes que varios de sus vecinos Malasia, Tailandia, Indonesia o Vietnam en esta parte del mundo. Mientras por el otro lado, evita generar cualquier choque con grandes actores asiáticos como China, Japón o Corea del Sur.

Al analizar el comercio intrarregional por grandes sectores y los destinos finales del valor agregado, es posible observar que hay una importante proporción del comercio que incluye valor agregado de otras manufacturas (incluye productos de las industrias química y petroquímica, de caucho y plástico, metales y sus productos derivados, maquinarias eléctricas y no eléctricas, vehículos y otros equipos de transporte, entre otros) y de servicios. En cuanto al origen del valor agregado exportado por sector transformador en bienes, se evidencia el predominio de los productos primarios (agricultura, ganadería, caza y pesca, y minerales) por sobre las manufacturas basadas en recursos naturales (metales elaborados, madera y muebles, y textiles y confecciones). La mayor parte de los productos transformados, de tipo primario y de las manufacturas basadas en recursos naturales de ALC tienen como destino principal Asia-Pacífico, región a la que pertenece Singapur. 

Relaciones comerciales Singapur-América Latina y el Caribe

Dentro del Sudeste de Asia, la ciudad-Estado mantiene un liderazgo con tendencia sostenida en el tiempo. En este último caso, al relacionar aspectos de los vínculos bilaterales políticos con los económicos, se aprecia que el núcleo descansa en los países con los que se ha desarrollado una mayor actividad diplomática y estrategias económicas, si se exceptúa las establecidas con México, Panamá, que figuran como las de mayor intensidad en América Central. De igual modo y en particular dentro de Sudamérica, Singapur tiene una gradación en las relaciones políticas y económicas bilaterales, destacándose los casos de Brasil y Argentina, que clasifican además entre los seis países de mayor intercambio total en el 2018 (Gráfico 1).

Gráfico 1: Relaciones comerciales Singapur-ALC en 2018 en miles de dólares.

Fuente: Elaborado por los autores, con datos de la OMC (2019)

Cuando se analizan las relaciones comerciales de Singapur con la región, es importante tener presente, que en primer lugar los lazos con su entorno inmediato resultan los prioritarios. En ese sentido, Asia representó el 67,4% de sus ventas globales, mientras ALC casi el 3% por encima de África y Medio Oriente. En tanto, para las importaciones constituyó ALC el último mercado para adquirir productos, lo que representó solo el 1,5% de las compras totales realizadas (OMC, 2019).

Si se analizan las relaciones por subregiones (América Central, Sudamérica y el Caribe), puede destacarse que para las exportaciones singapurenses, Centroamérica (incluyendo México), constituye su principal mercado. En ese sentido, Panamá constituye el primer comprador de productos singapurenses, constituyendo el 60,1% de las exportaciones a esta región. México se ubica como tercer comprador de la nación asiática en el área y el segundo en Centroamérica, mientras en las exportaciones a Singapur es el primero, el que tan solo representa el 41,7% del total del mercado latinoamericano. Centroamérica no es tan relevante como Sudamérica, a excepción de la nación mencionada anteriormente y en ello reside también la relevancia de la participación de estos dos actores en mecanismos conjuntos, ya sea a través de CPTPP como en el marco de los lazos Singapur-AP.

En cuanto a Sudámerica, Brasil constituye el segundo mercado para las ventas singapurenses en toda ALC al contribuir con el 11,2% del total. Aun cuando tiene TLC con otros países relevantes como Chile y Perú (esta última tiene a Singapur como destino más importante de exportaciones no tradicionales en el Sudeste Asiático), no son tan relevantes para las ventas de la ciudad Estado como los casos de Argentina y Ecuador,  aunque estas exportaciones en general solo representaron el 1,1% y 1,4% de los envíos totales de la nación asiática hacia la región. Sin embargo, esta zona es importante para las importaciones de Singapur luego de México. Brasil constituyó el segundo mercado suministrador a la pequeña nación con el 27,7% del total, seguida por Venezuela con el 13,3% a nivel regional y luego en esta área Argentina con el 1,1%, pero por detrás de Costa Rica. Debe destacarse que, en el caso de Venezuela, está relacionado con la compra de petróleo y otros productos derivados.

Al analizar el comercio con el Caribe, puede decirse que no es una zona representativa, aunque, Bahamas deviene como el principal destino de las exportaciones singapurenses con el 8,8%, mucho más que países con los que tiene acuerdos o participan en procesos como el CPTPP. Es decir, las ventas a esta nación caribeña superan las de Chile, Perú, Ecuador, por solo citar algunos ejemplos. Le siguen en el área Antigua y Barbuda e Islas Caimán con el 1,2% y 1,1% del total de las ventas a ALC. En tanto, para las importaciones, el principal suministrador del área es Trinidad y Tobago, seguido por Bahamas y República Dominicana representando del total el 0,8%, 0,7% y 0,7% respectivamente.

Tal y como demuestran los indicadores entre 2008 y 2018, Singapur se posicionó en el mundo y la región del Sudeste Asiático entre los 10 primeros puestos en cuanto a líder en servicios comerciales con exportación e importación de alrededor de 200 mil millones de dólares (10mo. lugar mundial  en el 2018); exportación de tecnologías de comunicación e información, con 13 mil millones de dólares con un aumento anual del 4% (6to. lugar en el 2018); exportación de bienes manufacturados con 301 mil millones de dólares y un crecimiento del 9% (9no lugar en el 2018), por solo citar algunos significativos.

En el 2019, la clasificación del desempeño de este actor fue como la 14ª economía de exportación más grande del mundo (Singapur Comercio Exterior, 2020). Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Industria y Comercio, a pesar de solo haber crecido la economía 0.7% en ese año (MTI Singapur, 2020), el positivo saldo comercial superó la cifra de 30 mil millones de dólares con también positivo superávit en el saldo de bienes y servicios. De igual modo, la base de datos del Índice Mundial de Innovación, Cornell INSEAD y OMPI de 2019 lo ubican en el cuarto lugar, liderando los índices de innovación, por encima de las expectativas correspondientes al nivel de desarrollo, como país de ingresos altos.

Otro elemento a tener en cuenta es el efecto contraproducente de los TLC establecidos, instrumentos de la política económica y materialización de uno de los pilares de la política exterior singapurense, que si bien estimulan el libre mercado y la liberalización de comercio y las finanzas, en función del desarrollo económico, las relaciones establecidas con las contrapartes, no son abordadas de manera integral, para propiciar un desarrollo social integrador y crecimiento económico sistémico.

La tendencia acusada en las variables de intercambio económico – comercial y financiero entre el 2015 y el 2018, entre Singapur y ALC se mantienen en el 2019 y son nichos importantes aprovechados para reforzar su posicionamiento como ente dinámico en el sistema de Relaciones Económicas Internacionales. En ello pesan varios factores:

  • Por un lado, el largo ciclo de desaceleración del crecimiento económico desde el 2013 generalizado en países y sectores, que en el 2019 es considerado sincrónico, con una coyuntura actual, caracterizada por la baja dinámica del crecimiento del PIB, consumo, inversiones, y balances externos que desfavorecen la salida del estado del ciclo apuntado.
  • Entre otros aspectos el hecho de que esa desaceleración sincronizada afecta a alrededor del 70% de las economías de la región, debido a que la economía latinoamericana y caribeña está acoplada a la economía y el comercio mundial, y tanto uno como otro, han perdido dinamismo (James y col, 2020, 1).
  • Agudización de la crisis derivadas del avance de la pandemia de la Covid-19 y que conduce a afectaciones en las dinámicas comerciales bilaterales.

No podría subestimarse en este análisis, la interrelación de la economía mundial y cada una de las regiones y sus respectivos países que han sufrido en general el impacto de la desaceleración y estancamiento de los procesos de concertación política e integración endógena. En este último caso las relaciones de Singapur con la AP pudieran tener una relativa afectación, pues si bien las relaciones extrarregionales con socios asiáticos ha sido una alternativa de ampliación del mecanismo, en este caso también influye “el impacto de los choques externos, que se incrementan, con la existencia de una disminuida capacidad de resiliencia por parte de la mayoría de las economías” de ALC. De este modo se constata además que “la economía de ALC está inmersa en un largo ciclo de desaceleración del crecimiento económico en los últimos seis años, que en 2019 es considerado sincrónico y generalizado en países y sectores”, tal y cual corroboran expertos del CIEI (James y col, 2020, 1).

Otros indicadores e instituciones como IMD, refuerzan sus altos niveles de competitividad y resiliencia, si se compara con sus similares en Asia Pacífico y el mundo en términos de desempeño económico, eficiencia del gobierno, eficiencia en los negocios e infraestructura. Singapur continuará siendo un socio confiable en sus relaciones con ALC, tal y como lo ratifica la evaluación de riesgo país a corto plazo con perspectiva estable de agencias reconocidas como Standard & Poor´s y Moody´s entre otras, si bien no dejan de señalar las amenazas que representa la creciente confrontación estratégica entre Estados Unidos y China.

La variable de las FinTech para el posicionamiento de Singapur en ALC

El término FinTech alude a la naciente industria en la que las empresas usan la tecnología para brindar servicios financieros de manera eficiente, ágil, cómoda y confiable. La palabra se forma a partir de la contracción de los términos finance y technology. Las empresas FinTech ofrecen diversos tipos de servicios financieros y operan en mercados variados. Asia-Pacífico ha experimentado un mayor incremento de las inversiones en empresas FinTech. Algunos países como Singapur tienen posiciones de avanzada con marcos legales establecidos y mayor influencia que resultan favorables en la promoción de iniciativas para incrementar la eficiencia y competitividad de sus mercados, mejorar la gestión de riesgos y aumentar la oferta de productos y servicios en condiciones más ventajosas. En 2015 se constituyó el Grupo de Innovación en Tecnologías Financieras, órgano integrado a la Autoridad Monetaria de Singapur. Dicho organismo consideró este grupo como factor clave para posicionarse como centro financiero internacional. (Financial Services and Markets Act 2000 Appointed Representatives Regulations 2001/1217).

Desde principios de siglo varias de las empresas singapurenses del sector han mostrado interés en el área. La variable tecnológica ha constituido un fundamento de la proyección singapurense hacia la región por las potencialidades existentes. Ya en el 2004, Crimson Logic comenzó sus incursiones en ALC hasta la actualidad, implementando con éxito un Sistema de Recolección de Datos Avanzado para la Autoridad del Canal de Panamá. Desde entonces ha trabajado con la Autoridad de Aduanas panameña para desarrollar un sistema de documentación electrónica y otro integrado de gestión aduanera para la Administración de la Zona Libre de Colón (Figura 1). En 2010, TTBizLink desarrolló una Ventanilla Única Electrónica al gobierno de Trinidad y Tobago; en el 2012. La compañía ganó un concurso para la creación del Sistema Integrado de Comercio Exterior (SICEX) del gobierno de Chile.

Figura 1: Posicionamiento de la empresa singapurense Crimson Logic en ALC.

Fuente: (Crimson Logic, 2019)

IDA International, una subsidiaria de la Infocomm Development Authority de Singapur, está apoyando al gobierno de Costa Rica a crear una institución nacional de tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) que supervisará la planificación y gestión de todas las iniciativas TIC del sector público. También estudia la viabilidad del transporte de carga entre puertos o ciudades dentro de Brasil, con el fin de recomendar políticas y desarrollar sistemas apropiados para el cabotaje sin documentación, el transporte nacional de mercancías y de pasajeros por una embarcación registrada en otro país.

Lo más interesante es, que la presencia de compañías tecnológicas de Singapur en ALC se han hecho cada vez más necesarias en la zona. En sectores puntuales, la región tiene marcos normativos y regulaciones que datan de hace 30 años y no se adaptan a la nueva realidad económica muy vinculada a la Cuarta Revolución Industrial. En ese sentido, la facilitación comercial sigue siendo un problema, al igual que la poco eficiente distribución modal del transporte, donde el marítimo y ferroviario deberían tomar un mayor protagonismo, en beneficio de la competitividad de los países y su reducción de los costos logísticos.

Además de lo referido anteriormente, se ha iniciado en los organismos económicos de la región, un debate para desarrollar una red de puertos digitales colaborativos en la región. En este proyecto empresas singapurenses están trabajando en la zona. Al ser también justamente de este país que políticamente es muy cercano a Estados Unidos, entonces no generaría ningún tipo de riesgo para compañías estadounidenses y de la región que colaboran. En ese sentido la propia Crimson Logic trabaja en ello.

La consultora Oliver Wyman[4], utilizada a estos fines, sugería a los países de América Latina y el Caribe utilizar la experiencia de los Sandboxes Regulatorios[5] (Bancos de Pruebas Regulatorios) de Singapur punto de partida para propuestas similares en ALC y una oportunidad única de aprovechar las ventajas del uso de las nuevas tecnologías para impulsar el crecimiento económico regional. Su puesta en práctica debería tomar en consideración las particularidades de cada mercado y de las entidades que ofrecen servicios financieros en ellos.

Estas nuevas vías de relacionamiento son más recientes, pero sin dudas constituye una revolución el uso de la tecnología en las finanzas y un potencial de intercambio toda vez que existía un potencial con las fintech latinoamericanas que se encontraban en el proceso de transformación del financiamiento para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, MiPyME (Wyman, 2018). Aunque se ha logrado una penetración limitada hasta la fecha, “este mercado naciente en ALC presenta un enorme potencial para aumentar las ganancias y el valor empresarial a largo plazo con un cambio del enfoque de las instituciones financieras necesarias hacia la innovación, para poder acceder a este potencial». (CEPAL, 2020, 36).

La implicación más relevante de la revolución FinTech en ALC es la transformación del mercado de financiamiento para las MiPyME. Las tendencias de mercado presentadas sin embargo muestran una penetración creciente de las tecnologías digitales, tanto las MiPyME como los consumidores. El hecho de que el mercado aun no esté saturado, constituye una  oportunidad para posicionarse en el mismo y establecer nuevas sinergias en el ámbito de los negocios, que se extienden a otras áreas de la economía y la sociedad, con opciones de financiamiento en un mercado competitivo en el mundo digital. 

Desde el 2013 se vienen dando pasos en algunos países latinoamericanos, que propician la vinculación con el uso de la tecnología en las finanzas. Perú, Paraguay, Uruguay y Colombia han aprobado regulaciones creando un nuevo estatuto legal que permite a empresas no bancarias emitir dinero electrónico. En el caso de Colombia y Perú los requisitos se extienden al capital. De igual modo en Colombia fue regulada la actividad de financiación colaborativa a través de la emisión de valores (Lavalleja, 2020).

Según estudios de la CEPAL, México es el de mayor grado de desarrollo regulatorio y el primero en el abordaje de la regulación de desarrollo de la FinTech. Brasil y Colombia están en las etapas de desarrollo, aprobación y entrada en vigor de nuevas normativas: segmentos de medios de pago y transferencias desde una perspectiva general. (CEPAL, 2018, 19). Esta ley se basa en los principios de inclusión e innovación financiera, fortalecimiento del consumidor, preservación de la estabilidad financiera, prevención de operaciones ilícitas y neutralidad tecnológica. Su objetivo es aumentar la certeza jurídica a través del marco legislativo para regular las plataformas denominadas Instituciones de Tecnología Financiera (ITF).

La experiencia de Singapur y la Autoridad Monetaria (MAS), la Corporation Financiera Internacional, el Grupo del Banco Mundial y la Asociación de banqueros de la ASEAN, dieron un impulso a la extensión de las FinTech en la región, al crear la Red de Innovación Financiera de la ASEAN. Ello lo avala el liderazgo singapurense dentro de Asia Pacífico en materia de la calidad de banda ancha y conectividad a internet, así como en la facilitación del comercio con terceros. (Rovira 2020, 24). Se abre de este modo una dimensión no explotada de los flujos intraregionales además de una potencial extensión a otros mercados.

Una autoridad en el tema empresarial, Benedict Koh[6], reconocía como otro potencial importante, el sector de la banca personal, basándose en el hecho de que “casi la mitad de la población latinoamericana, carecía de relaciones bancarias” y en consecuencia, las empresas singapurenses podían aprovechar el espacio a través del ofrecimiento de servicios de préstamos bancarios a ese segmento poblacional que en Brasil contaba con 60 millones de personas y en México más de la mitad de la población mayor de 15 años (Koh, 2020). En este campo se abrirían nuevas avenidas a Singapur en ALC en tanto entraría a un eventual mercado de consumidores, que permitiría a las personas acceder a créditos y préstamos en la modalidad peer-to-peer (entre particulares).

Similar a lo que sucede en otras regiones, los pagos y envíos de dinero a través de móbiles tienen una demanda creciente, del mismo modo que el aumento de personas con teléfonos móviles, incluso sin poseer cuentas bancarias.  Más allá de lo expuesto, la demanda de fintech puede ser vista a través del financiamiento a los emprendedores y negocios en tecnologías de las finanzas que ya en el 2016 crecieron en un 81%.

Otra área de las FinTech en ALC se programa en la asociación con bancos innovadores que utilizan la tecnología para optimizar y mejorar la eficiencia en sus operaciones, cuyas soluciones especialmente en inteligencia artificial (IA), reducen los procesos bancarios. Las FinTech en general vinculados a los sistemas de IA se proyectan como uno de los sectores que moverán a la economía singapurense con una incidencia en el crecimiento mayor al 30% para el 2035. En las relaciones de Singapur con ALC se considera además de los vínculos tradicionales, la ampliación a sectores donde está bien posicionado, como la industria digital con énfasis en el comercio electrónico para proveer servicios de visual data y big data analytics[7].

Se considera para ello la potencial inserción teniendo en cuenta que el comercio electrónico en ALC (60% del total, ocupado por Brasil y México) es mayor que el del Sudeste de Asia y al predominio del mercado electrónico en el empresariado local, así como en la esfera de la salud considerando las plataformas B2C[8] o B2B2C[9], vinculadas  a paquetes de seguros que ayuden a reducir los costos de salud de potenciales pacientes en la región, dirigido al sector privado.

Brasil ha sido uno de los países interesados en la exploración de oportunidades por parte de Singapur, en sectores tales como data analytics, la  tecnología de las finanzas (fintech), el comercio electrónico y la educación al tiempo que fue reconocida tanto la posicion líder del país sudamericano del eje de innovación en América Latina, como las capacidades de las compañías singapurenses en el área de la tecnología, de modo que coicidieron en el potencial de este sector además de la invitación a las compañías brasileras a establecer sus operaciones en Singapur como puente para ampliar las oportunidades en la región del Sudeste de Asia, además de otros intereses conjuntos en los temas de propiedad intelectual e innovación, investigaciones, ciencia y tecnología. (Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, 2018).

Las FinTech pudieran brindar una plataforma para ampliar y desarrollar  la vitalidad general en los intercambios, con la limitante que resulta de la heterogeneidad de los problemas estructurales sistémicos de ALC; intereses y prioridades de los diversos actores; el  nivel de preparación del capital humano; los recursos económicos y potencial tecnológico dispar de las economías, las brechas en la integralidad del desarrollo que lastran el establecimiento de un nuevo orden  socialmente inclusivo y sostenible, así como un posicionamiento coherente en la región y en el mundo.

Conclusiones

El relacionamiento de Asia con ALC ha sido creciente después de la segunda mitad del siglo XX. Varios actores asiáticos se han destacado en los vínculos con esta región como Japón, China, India, Corea del Sur, sin embargo, poco se hace referencias a naciones del Sudeste Asiático y particularmente a Singapur.

Los fundamentos principales que determinaron la proyección geoestratégica de Singapur hacia ALC han sido en primer lugar, los indicadores económico-tecnológicos, diversificación de mercados, los indicadores y dinámicas del posicionamiento económico-comercial, financiero, tecnológico en Asia e internacionalmente.

Pueden identificarse como los principales indicadores de posicionamiento de Singapur en ALC los flujos económico-comerciales que si bien han tenido ligeros aumentos, estos siguen por debajo de otros países asiáticos con fuerte presencia en la región. Además, se encuentran dentro de las cuestiones financieras las IED, afines con el sector tecnológico y de innovación el cual deviene en la mayor ventaja absoluta en su interacción con esta parte del mundo.

La gradación de los vínculos varía por subregiones, con tendencia al refuerzo de la interacción con América del Sur, sin desconocer el resto, pero con evidente menor dinámica económica y con énfasis multilateral con el Caribe, ponderado en temas de cambio climático, objetivos de desarrollo sostenible y formación de recursos humanos. Aún así la prioridad son los países latinoamericanos con costas al Pacífico.

Singapur deviene como ente activo y articulador de consensos y asociaciones en función de alcanzar intereses prioritarios de su política exterior. Ello le permite convertirse en facilitador y puente entre diferentes actores internacionales incluyendo Estados, organismos internacionales y grupos de influencia, en la diversidad de escenarios existentes en ALC, donde se abordan dinámicas e implementan acciones que han definido y permitido evaluar su proyección geoestratégica.

Las Fintech dentro de la variable tecnológica, constituyen el principal fundamento de la proyección hacia la región, incluyendo las oportunidades existentes en el entorno diverso de las relaciones y procesos económicos en general.

 

* Instituto Superior de Relaciones Internacionales, Cuba.

** Jefe del Equipo de Asia y Oceanía del Centro de Investigaciones de Política Internacional, Cuba. Miembro de SAEEG.

 

Referencias bibliográficas

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Citas y notas

[1] Singapur tiene la economía más avanzada del Sudeste Asiático y la estructura económica y política más estable del área. Es considerado el cuarto centro financiero del mundo.

[2] Los embajadores no residentes son cinco y están acreditados por países en: Argentina, Chile, (Cuba y Panamá son atendidos por el mismo embajador desde Singapur), México y Perú.

[3] El número de embajadas por países del Sudeste de Asia son: Malasia 7 (Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México, Perú, Venezuela); Indonesia 12 (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, Mexico, Panamá,  Perú, Suriname, y Venezuela); Tailandia 5 (Argentina, Brasil, Chile, México y Perú); Filipinas 4 (Argentina, Brasil, Chile, México)  y Vietnam 7 (Argentina, Brasil, Chile, Panamá, Cuba, México,Venezuela).

[4] Oliver Wyman, consultora estratégica de gestión a nivel global con experiencia especializada en estrategia, operaciones, gestión de riesgos, transformación organizativa y desarrollo del liderazgo. http://www.oliverwyman.com/

[5] Los sandboxes regulatorios ofrecen a las instituciones fi­nancieras y compañías no financieras espacios controlados donde pueden testear soluciones Fintech innovadoras con el apoyo de una autoridad durante un periodo limitado de tiempo, permitiendo validar y testear su modelo de negocio en un entorno seguro.

[6] Benedict Koh, Director Regional para América Latina y Caribe de Enterprise Singapore.

[7] Big Data Analítica: Herramienta empleada para medir patrones y tendencias en los datos. cantidades voluminosas de datos estructurados o no es­tructurados que las organizaciones pueden minar y analizar para obtener beneficios empresariales.

[8] Business to Consumer: Transacciones realizadas directamente entre la compañía y los consumidores, los usuarios finales de sus productos o servicios.

[9] B2B2C Business to Business to Consumer: Modelo de comercio electrónico que combina el Busi­ness-to-Business con el Business-to-Consumer, dando lugar a un intercambio o transacción completa. Es un modelo de comercio electrónico que genera un servicio de intercambio simbiótico y una pasarela de entrega de productos.

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EL EJERCICIO DE LA SOBERANÍA PACÍFICA EN EL ATLÁNTICO SUR Y MALVINAS

César Augusto Lerena*

El presidente Alberto Fernández, entonces jefe de Gabinete durante la presidencia de Néstor Kirchner, expresó a la Nación (13/06/2003) que el gobierno tenía como objetivo recuperar las Malvinas. Siete años después en su mensaje en el Congreso de la Nación del 01/03/2020 mostró igual su interés al respecto. A un año y medio de su asunción, por la forma y en los tiempos que el Coordinador del Consejo de Malvinas Daniel Filmus lleva la cuestión, no parece que esto vaya a ocurrir durante su mandato. Aun así, como modesto observador, le prestaría mucha atención a lo que no hacen y a lo que podrían hacer excepcionalmente el trio integrado por el profesor universitario Marcelo Kohen, el embajador en Londres Javier Figueroa y el referido Coordinador. ¿Y los consejeros que son los que tienen que proponer al Presidente la Política de Estado? En lugar de empezar a reunirse a diseñar las estrategias y tácticas destinadas a recuperar Malvinas, parecen haberse quedado atados a los eventuales llamados de un Coordinador que no coordina.

Seguramente a instancias de la Secretaría de Malvinas de la Cancillería y de Pesca del Ministerio de Agricultura, el presidente anunció que enviaría tres proyectos de leyes, que luego serían sancionadas, aunque como veremos resultan absolutamente inofensivas. La primera ley (27.558), de “creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a Malvinas”, Cuerpo se supone, debía proponer la Política de Estado en esta materia y, que hasta la fecha se ha reunido un par de veces vía Zoom, evidentemente, nada importante o confidencial, por el sistema absolutamente vulnerable utilizado y, por suerte, porque varios de los miembros (Marcelo Kohen; Martín Balza; Susana Ruiz Cerutti) designados en el Consejo —por sus antecedentes— no parece que fueran a preocuparse por recuperar la soberanía de Malvinas (ver César Lerena “La Estrategia del Consejo Nacional de MalvinasParte I (09/02/21), Parte II (15/02/2021), Parte III (19/02/21), Parte IV (27/02/2021)  y Final (06/03/2021). En este punto, sería de esperar alguna movida de los Veteranos de Malvinas y, de algún otro miembro que, entiendo, no querrán quedar pegados ante esta falta de acción.
La segunda ley (27.557) “de demarcación del límite exterior de la plataforma continental argentina” es cartón pintado. Las Naciones Unidas no reconoció nada y una Comisión de Límites solo “recomendó” 351.633 km2 (28/03/2016 y el 17/03/2017) del total de 1.782.000 km2 reivindicadas por Argentina y, ni siquiera trató 1.430.367 km2 por entender que se encuentran en disputa con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante el Reino Unido). En lugar de hacer mapas deberíamos ocuparnos, ya que en 1982 teníamos ocupados 11.410 km2 y tres millas alrededor de las islas y hoy tenemos 1.639.900 km2 del mar argentino y su plataforma invadida; gran parte de la plataforma continental más allá de las 200 millas en disputa, al igual que la Antártida Argentina.       
La tercera ley (27.564), de aumento de sanciones, resulta absolutamente inocua. Desde su sanción a la fecha no se ha colocado ninguna multa a buque extranjero en la Zona Económica Exclusiva (en adelante ZEE) Argentina. Por otra parte, no se ha sancionado a ninguno de los buques españoles, coreanos, taiwaneses o británicos que pescan en Malvinas; alguno de los cuales podría estar violando no solo la ley 24.922 sino también la 26.386 que impide a los buques radicados en el continente argentino pescar en Malvinas. De Malvinas —año tras año— se extraen 250.000 toneladas de pescados por valor de mil millones de dólares. Tampoco se ha hecho nada respecto a los buques que en alta mar pescan los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina, que depredan el ecosistema perjudicando económica, social y laboralmente a nuestro país. 

¿Qué se supone que debería hacer la Argentina?

En primer lugar, tomar las medidas necesarias para que las Resoluciones de las Naciones Unidas no sean modificadas por el Reino Unido y mucho menos por la Argentina.

Mantener incólume el alegato del Embajador José María Ruda de «persuadir a la comunidad internacional de que las mencionadas Islas son parte integrante del territorio argentino y que el deber jurídico y moral de Gran Bretaña es devolverlas a su verdadero dueño, afirmándose así el principio de la soberanía y de la integridad territorial de los Estados…» y, del mismo modo, las cinco resoluciones concatenadas de las Naciones Unidas que han fortalecido y fortalecen la posición soberana argentina respecto a Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur (en adelante Malvinas): la Res. 1514 (XV) del 14/12/1960; la Res. 2065 (XX) del 16/12/1965; la Res. la 3160 (XXVIII) de 14/12/1973; la Res. 31/49 del 01/12/1976 y la Res. 41/11 del 27/10/1986, sobre las que no habría que innovar ya que cualquier intento de esta naturaleza podría debilitar la favorable posición actual de argentina, dándole al Reino Unido el mejor escenario para replantear la cuestión de “la autodeterminación”; posición sepultada tras el reconocimiento de los “intereses” y no “deseos” a los isleños que, en todo caso, debería tratarse de un derecho de los argentinos y, también, en el muy importante argumento —a los múltiples agregados por Argentina— de que las Resoluciones de las Naciones Unidas referidas a la Cuestión Malvinas omiten toda referencia a la “autodeterminación de los isleños” ya que en todos los casos, limita las negociaciones a la Argentina y al Reino Unido y en ningún caso a los isleños, entendiendo, obviamente, que estos son parte de la corona británica.

Además de ello, las distintas resoluciones refieren a la “integralidad territorial”, sobre lo que nada nuevo se podría agregar a lo ya sostenido por Ruda —reiterado por Argentina durante todos estos años— confirmado por el ilegal referéndum efectuado en las islas, donde los isleños implantados por el Reino Unido, mayoritariamente británicos, desean seguir perteneciendo a la corona, desmitificando el inconsistente argumento de la autodeterminación e independencia.

Toda idea destinada a ratificar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas de las Resoluciones citadas respecto a la posición argentina o recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) debiera ser descartada de plano, ya que podría debilitar o revertir la posición altamente favorable de Argentina que las referidas resoluciones le otorgan a nuestro país. Por el contrario, habría que hacer pie en estas resoluciones para llevar adelante nuevas políticas activas en el Atlántico Sur y Malvinas, algunas de las cuales se enuncian en este trabajo, aunque previamente y, de modo general, se sintetizan las referidas resoluciones de las Naciones Unidas.

En la Res. 1514 (XV) la Asamblea General «convencida de que todos los pueblos tienen un derecho (…) al ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional», declaró —entre otras cosas— que: «1. La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas (…) deberá respetarse la integridad de su territorio nacional. 6. Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas (NdA: de aplicación al territorio y no a la población). 7. Los Estados no deberán (…) intervenir en los asuntos internos de los demás Estados y respetar los derechos soberanos de todos los pueblos y de su integridad territorial».

La Res. 2065 (XX), que confirmó «la existencia de una disputa entre los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido acerca de la soberanía sobre dichas Islas, dejando en claro la disputa territorial negada sistemáticamente por el Reino Unido e, invitando a ambos gobiernos (no a los isleños, cuestión relevante que da por tierra con los insostenibles argumentos de la autodeterminación) a «proseguir sin demora las negociaciones (…) teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y de la resolución 1514 (XV)…»; Resolución, que fuera adoptada por una gran mayoría de votos, sin ningún voto en contra, incluso del Reino Unido que debió abstenerse, consagrándose un triunfo diplomático argentino que difícilmente pueda mejorarse, porque está atado al rechazo sistemático a reunirse de parte del Reino Unido durante los últimos 56 años y al conjunto de resoluciones de las Naciones Unidas que aquí se detallan.

La Res. 3160 (XXVIII), que señala que la Res. 2065 (XX) indica que «la manera de poner fin a esta situación colonial es la solución pacífica del conflicto de soberanía entre los Gobiernos de la Argentina y el Reino Unido con respecto a dichas Islas y, expresando su reconocimiento por los continuos esfuerzos realizados por el Gobierno de la Argentina…».

La Res. ONU 31/49 que se relaciona con las resoluciones precedentemente citadas y refiere «1. En particular, las conclusiones y recomendaciones del Comité Especial relativas a dicho Territorio (…) 2. Expresa su reconocimiento por los continuos esfuerzos realizados por el Gobierno de la Argentina (…) 3. Pide a los gobiernos que aceleren las negociaciones relativas a la disputa sobre soberanía (…) 4. Insta a las dos partes a que se abstengan de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación mientras las Islas están atravesando por el proceso recomendado en las resoluciones arriba mencionadas». Cuestión esta última que el Reino Unido ha violado en forma continua y creciente, desde 1982 a la fecha, ocupando mayores territorios insulares y marinos de Argentina y explotando los recursos naturales pesqueros, agropecuarios e hidrocarburíferos.

La Res. 41/11 donde la Asamblea General que a instancias de Brasil declara la “Zona de paz y cooperación del Atlántico Sur” (ZPCAS) con el apoyo de todos los Estados ribereños de África Occidental y América Oriental con Mar Territorial y Z.E.E. en el Atlántico Sur (sin participación alguna del Reino Unido, dejando de manifiesto su situación irregular en el mar argentino), consciente la Asamblea de «la determinación de los pueblos de los Estados de la región del Atlántico Sur de preservar su independencia, soberanía e integridad territorial…»; convencida de «la necesidad de mantener la región libre de medidas de militarización (…) la presencia de bases militares extranjeras y, sobre todo, de armas nucleares», exhortando entre otras cosas a «3. (…) la reducción y eventual eliminación de su presencia militar en dicha región, la no introducción de armas nucleares o de otras armas de destrucción masiva y la no extensión a la región de rivalidades y conflictos que le sean ajenos; 4. (…) respeten la unidad nacional, la soberanía, la independencia política y la integridad territorial de todos los Estados de la región, se abstengan de la amenaza o la utilización de la fuerza (…) así como el principio de que es inadmisible la adquisición de territorios por la fuerza». Todas cuestiones que constituyen un llamado de atención y un mensaje a la presencia del Reino Unido ocupando los territorios insulares y marítimos de Argentina en el Atlántico Sur, ya que como nos refieren Juan J. Castelli y Fabian Aouad ello, queda ratificado cuando el Reino Unido le informa al Secretario General de las Naciones Unidas (el 03/07/1997 doc. A/52/462 del 14/10/1997), que «celebra los objetivos de la resolución 51/19 de la Asamblea General de promover la paz y la cooperación en el Atlántico Sur y desea señalar (…) la evolución de las relaciones anglo-argentinas, que ha contribuido a reducir la tensión en el Atlántico Sudoccidental. Prosigue la cooperación en el marco de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (…) y en la Comisión sobre Hidrocarburos del Atlántico Sudoccidental en la cual, en particular, se están desarrollando las disposiciones relativas a la explotación conjunta de los hidrocarburos en la zona especial de cooperación establecida por el Reino Unido y la Argentina en la Declaración Conjunta de 27/09/1995». Los británicos, no dejan pasar una oportunidad para dejar huellas en las cuales ratifican su carácter de ocupante (ilegal) y administrador provisorio (forzoso) y los gobiernos argentinos demuestran a cada paso sus errores diplomáticos.

Es evidente que esta Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS) resulta un ámbito extraordinario para mejorar las políticas argentinas destinadas a profundizar la soberanía en el Atlántico Sur, mediante una relación más activa y estrecha con el resto de los Estados ribereños, procurando una acción común que desaliente la presencia extranjera en estos mares (César Lerena “Atlántico Sur. Una Zona de Paz y Cooperación en conflicto”, 04.11.2020) y, si bien hasta el momento esta Zona no ha tenido el impulso y el poder suficiente, por razones de dominio obvias e ineptitud de los sucesivos gobiernos, declaraciones como las obtenidas en la VII Reunión Ministerial realizada el 15-16/01/2013 en Montevideo deberían mutar en hechos concretos en favor de un mayor control argentino, suramericano y africano del área.

En el complejo escenario en el que se encuentra la Argentina, con las islas y el 52% de su territorio marítimo ocupado por el Reino Unido, sin una estrategia diplomática acorde a la pérdida de soberanía que ello implica, la cuestión, no pasa por buscar nuevos fundamentos jurídicos, históricos o geográficos u obtener nuevos apoyos o declaraciones (que habrá que seguir gestionando año tras año), sino aplicar nuevas herramientas destinadas a debilitar la posición británica en el área de Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur, la Antártida y el Atlántico Sur. Para ello debería considerarse a este último, no como una ribera del continente sino como parte integrante del mismo y, como su primera barrera de defensa y, ello supone tomar algunas medidas que permitan regular, tener bajo control y explotar los espacios aéreos y marítimos argentinos, la plataforma continental, los archipiélagos y las cuestiones pertinentes de la Antártida Argentina. Para ello, se indican algunas cuestiones a tener en cuenta:

1) La Organización Nacional

a) La Creación del Ministerio del Mar

Crear el Ministerio del Mar (del Atlántico Sur, Islas y Antártida Argentina), que entienda sobre toda práctica de extracción, explotación o investigación de los recursos naturales vivos o no vivos en el Atlántico Sudoccidental y la Antártida y aquellos que estén vinculados a éstos territorios, directa o indirectamente con la Plataforma Continental Argentina, la ZEE o la Alta Mar cuando se traten de recursos migratorios y/o asociados y/o que intervengan en la cadena trófica de los recursos vivos de dominio de la Argentina y que, tenga este Ministerio, como primera misión y función, la de promover la legislación aplicable para revalorizar y demostrar la vocación soberana de ocupar, explotar en forma sostenible y cuidar ambientalmente estos espacios argentinos. Francia que tiene una ZEE Continental equivalente al 10% de la Argentina y tiene un Ministerio de este tipo.

b) La regulación de los espacios marítimos

Efectuar las reformas profundas indispensables, modificar o reglamentar algunas leyes argentinas, tales como la de Defensa Nacional (Ley Nº 23.554 y afines); Código Aeronáutico (Ley Nº 17.285 y mod., Nº 23.399); Seguridad Interior (Ley Nº 24.059 y mod.); Espacios marítimos y líneas de base (Ley Nº 23.968); CONVEMAR (Ley Nº 24.543); Pesca (Leyes Nº 24.922 y Nº 26386); Hidrocarburos (Leyes Nros. 17.319, 26.197, 26.659, 27.007 y 27.444); Puertos (Ley Nº 24.093 y provinciales del litoral marítimo); Navegación (Leyes Nros. 20.094, 2.637, 17.371, 21.763, 22.228, 26.354, 26.994, 27.077 y 27.419); Ley de Marina Mercante y Flota Fluvial (Ley Nº 27.419, Art. 10º y 13º); Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo (Ley Nº 20.645); Ambiente (Ley Nº 25.675); Ministerios (Ley Nº 22.520 y mod.) y, toda Ley aplicable al Atlántico Sudoccidental para ajustarla al objeto.

c) La administración del Río Paraná, el Río de la Plata y los puertos

La Argentina debe administrar en forma directa el Río Paraná, donde el dragado, el balizamiento y el mantenimiento son solo herramientas. La Administración supone ayudar a potenciar la región del litoral y las provincias que hacen tráfico fluvial y generar —entre otras cosas— las condiciones adecuadas para reducir los fletes y optimizar el comercio regional, nacional e internacional. Ello incluye la prolongación y profundización del Canal de Magdalena para constituir un eje de autonomía soberana del transporte y comercio nacional entre el Río Paraná, el Río de la Plata, el Atlántico Sur y el Estrecho de Magallanes y los pasos al Pacífico. El día 20 de noviembre se instituyó como el día de la Soberanía Nacional debido a la Batalla de la Vuelta de Obligado, combate, que queda totalmente desdibujado frente a la realidad actual de la explotación de los efluentes troncales fluviales y su comercio, donde empresas extranjeras administran puertos y flotas de banderas extranjeras transportan la carga nacional. Por otra parte, la explotación del Río Paraná, su dragado, mantenimiento y control de las empresas transportadoras está concesionado (privatizado) a empresas extranjeras, a quienes se les otorgó de facto el “poder de policía” con el cobro actualizado en dólares de un peaje relacionado al volumen transportado; con cuya recaudación, la Argentina estaría en condiciones de realizar el dragado en forma directa con dragas nacionales ya disponibles y la eventual construcción de nuevas en astilleros nacionales.

La Argentina debe reformular la política portuaria nacional y su emplazamiento estratégico. Sus puertos, al igual que los canales que fueran necesarios deben estar aptos para realizar las operaciones de buques de gran porte y portacontenedores, de modo de asegurar el traslado marítimo y fluvial de mercaderías en todo el litoral patagónico y bonaerense y el río Paraná y de la Plata.

d) La Reforma de la Ley de Pesca y del Código Penal

Llevar adelante políticas activas en el Atlántico Sudoccidental, declarando a este espacio de interés ambiental, social y de desarrollo económico de la Argentina y Suramérica. Establecer la “Unidad Económica Pesquera” y mejorar la distribución de los recursos; incrementar el valor agregado de los productos; fomentar el consumo interno; eliminar los descartes y aprovecharlos para la generación de proteínas destinadas a la alimentación social, mayor industrialización y empleo; promover y subsidiar la captura nacional en alta mar y buscar acuerdos para la pesca en ésta; dificultar la captura en el área de Malvinas; federalizar la explotación de los recursos y radicar estratégicamente empresas en determinadas regiones del litoral marítimo, etc. Reformar el Art. 186º del Código Penal para combatir el tránsito y la navegación no inocente y la pesca ilegal. Decomisar los buques y las mercaderías.

2) Las Políticas de Estado respecto a Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur, la Antártida y los Espacios marítimos correspondientes

a) Cumplir en forma irrestricta con la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional.

A las medidas indicadas precedentemente se agregan las siguientes, pero, en ningún caso las que pudieran tomarse pueden apartarse de la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional y de las que pudieran resultar de la Constitución de la Provincia de Tierra del Fuego.

b) Modificar la Ley de Creación del Consejo Nacional de Asuntos relativos a Malvinas

Modificar la Ley 27.558 con el objeto de ampliar el número de miembros del Consejo, darle carácter ejecutivo y agregar expertos en diplomacia, estrategia, defensa, petróleo, pesca, comunicación y, otros.

c) La Pesca ilegal, la emergencia pesquera y las áreas marinas protegidas

Resulta indispensable poblar alta mar con más buques pesqueros argentinos. Poner toda la flota pesquera potera y congeladora a pescar en la alta mar. El plan pesquero debe priorizar la captura de la población de calamar que migra a Malvinas y al área adyacente a la ZEE Argentina y deben eliminarse todo tipo de impuestos y derechos (combustible, derechos de captura, derechos de exportación, etc.) a los buques nacionales que pesquen en la alta mar. Al mismo tiempo acordar y controlar todos los buques extranjeros que navegan y pescan ilegalmente en la alta mar los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina y dentro de ésta, en especial aquellos licenciados por el Reino Unido.

Declarar zona de emergencia pesquera y ambiental y Áreas Marinas Protegidas (AMP) dentro de las 200 millas alrededor de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, entendiendo que la explotación en esa área afecta al ecosistema del Atlántico Sur, por cuanto la captura biológicamente sostenible no puede ser controlada ni determinada por la Autoridad de Aplicación Argentina a la par de cumplir con los compromisos argentinos en esta materia.

Penalizar a todos los buques extranjeros que pescan en Malvinas.

Promover internacionalmente una política de preeminencia en favor de los Estados Ribereños respecto a la explotación de los recursos migratorios originarios de la ZEE, tomando las acciones precautorias para evitar la depredación del Atlántico Sur por parte de los Estados de Bandera (buques extranjeros).

d) Reclamo de lucro cesante por la explotación de los recursos en Malvinas

Iniciar una demanda por lucro cesante contra las empresas pesqueras que pescaron en Malvinas entre 1976 a 2021 donde empresas españolas, británicas (o de las islas), coreanas, taiwanesas, chinas, etc. extrajeron anualmente 250.000 toneladas por un valor estimado en los mil millones de dólares; en decir que en estos últimos 45 años han extraído 11.250.000 toneladas por un valor estimado en los 11.250 millones de dólares.

e) Promover el Desarrollo Patagónico. La administración y desarrollo de Malvinas

Favorecer la radicación poblacional e industrial en la Patagonia. Dotar al puerto y a la base aérea de Rio Grande y Ushuaia de las mejores condiciones para operar toda la flota mercante, pesquera y militar y, otorgar cuotas de pesca a las empresas que instalen industrias procesadoras en la Isla de los Estados.

Prohibir en las Provincias del litoral marítimo la instalación de aeropuertos privados con capacidad para operar aviones de gran tamaño o militares y, desactivar los existentes.

El gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego debería dictar los códigos de administración urbana y rurales de las islas, en consonancia con los vigentes, independiente de su ocupación británica, de modo de poner de manifiesto la legitimidad argentina sobre Malvinas. Al mismo tiempo modificar la toponimia en los archipiélagos.

Por su parte, el gobierno nacional debería elaborar un proyecto de desarrollo portuario, vial, industrial, agropecuario, social, turístico y ambiental de Malvinas e incorporarlo al presupuesto nacional, de modo, de resaltar ante la comunidad internacional y los habitantes de las islas, la voluntad argentina, que habrá de trabajar para el desarrollo sostenido de Malvinas al momento de extinguirse la invasión británica en el territorio argentino, asegurándoles a los isleños y a quienes habiten este territorio nacional en el futuro los recursos necesarios para garantizarles el bienestar y el resguardo de los modos de vida.

3) La Defensa Nacional, flota mercante e industria naval

Ejecutar la Ley de Marina Mercante y Fluvial (Nº 27.419) para asegurar que todo el flete en el mar y los ríos se realice mediante buques argentinos y la Ley de Promoción de la Industria Naval Pesquera (Ley 27.418) para garantizar la construcción nacional.

Equipar a la Armada Nacional, la Fuerza Aérea Argentina y a la Prefectura Naval y dotar a estas armas militares y de seguridad de los medios necesarios para patrullar en forma permanente los espacios marítimos y aéreos y, mantener activo un sistema satelital que permita en tiempo real, conocer que pasa en los mares y espacios aéreos argentinos del Atlántico Sudoccidental, los Archipiélagos y la Antártida.

Fortalecer la presencia naval y aérea en el litoral patagónico y en especial Tierra del Fuego.

4) La Política de Acuerdos respecto a Malvinas y el Atlántico Sur

a) Fortalecer la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS)

Promover la relación con todos los Estados ribereños de África Occidental y América Oriental con Z.E.E. en el Atlántico Sur con el objeto de contribuir a la preservación de la independencia, soberanía e integridad territorial y desarrollar relaciones en condiciones de paz y cooperación económica.

b) Desechar los Acuerdos vinculados a Malvinas o al Atlántico Sudoccidental con incidencia en los archipiélagos argentinos y espacios marinos correspondientes ocupados por el Reino Unido

Desechar los Acuerdos Madrid, el Acuerdo de Nueva York, el Convenio del Atún y las negativas Organizaciones regionales de Ordenamiento Pesquero (OROP) que regionalizarían el Atlántico Sur con claros beneficios para los Estados de Bandera (buques extranjeros) y la consolidación del Reino Unido en Malvinas; el Pacto de Foradori-Duncan, cuyos efectos prácticos deberían ser la anulación de la Comisión Conjunta de Pesca del Atlántico Sur; la Comisión sobre Hidrocarburos del Atlántico Sudoccidental; los vuelos a Santiago de Chile y San Pablo desde Malvinas y viceversa y, el establecimiento de una fecha de vencimiento para el tratamiento de la soberanía de Malvinas, entre otras cuestiones, con fundamento en que en todos estos años no han sido ratificados por el Congreso Nacional estos Acuerdos y ser contrarios a los intereses nacionales, en especial por la violación del Reino Unido a la Res. 31/49 de las Naciones Unidas, quien ha invadido en forma creciente nuestros territorios insulares y marítimos y ha explotado los recursos nacionales.

c) La implementación de un Protocolo Adicional del MERCOSUR

Firmar un Protocolo Adicional “Mercado Común Pesquero del Sur (MERCOPES) del MERCOSUR para fortalecer la presencia suramericana en el Atlántico Sur en contraposición a la ocupación del Reino Unido y la extranjerización del Atlántico Sur.

d) La instrumentación del Acuerdo entre el MERCOSUR y la Unión Europea y las certificaciones

En línea con este pre-acuerdo y en función de las nuevas condiciones relativas al Brexit, acordar con la Unión Europea para que todos los productos originarios del Atlántico Sudoccidental (Área FAO 41 y 48) o migratorios o asociados a ésta deban encontrarse certificados por los organismos oficiales de la Argentina, Uruguay o Brasil según corresponda, para su ingreso a la Unión Europea, de modo de reducir la pesca y el comercio ilegal por parte de los Estados de Bandera, inclusive el Reino Unido.

e) La Política Rioplatense

Trabajar para llegar a una política común rioplatense con los acuerdos económicos adecuados con Uruguay para que, en forma inmediata, este país suspenda todo el apoyo logístico que le presta a los buques extranjeros que operan sin permiso en alta mar y Malvinas y, al mismo tiempo, realizar las negociaciones necesarias para facilitar las operaciones de los grandes buques, el comercio, el control aduanero, la reducción de costos, el resguardo del acceso al Río de la Plata y el transporte en el área norte del Atlántico Sudoccidental.

f) Ejecutar el Tratado de Paz y Amistad con Chile

Profundizar las relaciones culturales, comerciales y turísticas con Chile de modo de fortalecer los vínculos con este país. En este sentido, es necesario mejorar la vinculación de Chile respecto a la Antártida; el transporte, la seguridad y en los corredores bioceánicos; acuerdos de libre comercio y coordinar un plan turístico binacional de modo de promover la explotación de ambos mares y sus archipiélagos australes.

g) Promover el interés de Suramérica del Continente Antártico

En atención al Tratado Antártico y, sin menoscabo a los derechos de soberanía territorial, que se dejan en claro en el art. IV inc. 1 y 2 de éste y teniendo en cuenta las superposiciones territoriales reclamadas, el gobierno argentino debería invitar a todos los países de Suramérica a adherir al Tratado, de acuerdo con lo previsto en el art. XIII inciso 1 para acordar con ellos la transformación del Continente Antártico en la “Reserva Ambiental, Científica, Acuífera y Alimentaria de Suramérica” y convenir con estos países, en el marco de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CRVMA) la explotación de los peces, crustáceos y moluscos al sur de la latitud 60ºS.

Nada está hecho, mientras quede algo por hacer (Romain Rolland)

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad. En prensa: “Argentina. La Casa Común. La Encíclica Laudato Si’ El Cuidado de la Casa Común. Comentada”.

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