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BARRIO CHINO, ¿QUÉ ES?

Laura Brovedani*

Intersección de Arribeños y Mendoza, Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina

En el siglo XIX una fuerte inmigración de ciudadanos chinos llegó a Estados Unidos por la llamada fiebre del oro para trabajar en las minas y también para trabajar en la construcción del ferrocarril transcontinental.

Según algunas estadísticas se dice que llegaron entre los años 1852 y 1880 aproximadamente 130.000 ciudadanos chinos a San Francisco, Estados Unidos, quienes fundaron y se asentaron en sus propios poblados en los que mantuvieron sus propios hábitos, costumbres y cultura.

Hubo varios asentamientos de este tipo en Estados Unidos a los que se les llamó Chinatown.

Estos Chinatown aunque evolucionaron y se modernizaron, aún hoy sus habitantes, continúan con las costumbres, prácticas y ceremonias de su cultura constituyéndose en un centro de atracción turística por excelencia.

En la Ciudad de Buenos Aires se le llama Barrio Chino a un pequeño centro comercial mixto que se extiende por la calle Arribeños entre las calles Juramento y Mendoza. Pero ¿es así? ¿Es un barrio chino? ¿Un Chinatown? ¿O es una imaginaria y fantasiosa quimera del alquimista de la tierra nacional?

Inicio y desarrollo del cuento chino

En noviembre del 2001, la República Popular China se incorporó como el país/miembro 143° en la Organización Mundial del Comercio, lo que le permitió competir abiertamente con sus iguales en Occidente.

Durante la gestión de Néstor Kirchner, en el año 2004, se refrescó el vínculo argentino con la República Popular China afianzándose con la firma de convenios binacionales que incluían según el discurso de Néstor Kirchner:

…nos interesa la participación o colaboración en la construcción de centrales de potencia y reactores de investigación, junto con la provisión de combustibles de mayor densidad para reactores de investigación y centros de medicina nuclear, así como el desarrollo de un reactor innovativo conjunto.

En el área de transporte, con un acuerdo de servicios aéreos, se facilitará el establecimiento de los vínculos entre ambos países, y debemos trabajar activamente en el campo del transporte y mejora del parque ferroviario, con la finalidad de impulsar el desarrollo del sector y coordinar acciones para la reactivación de talleres ferroviarios.

En el año 2005, en la Ciudad de Buenos Aires, durante la gestión Ibarra/Telerman, el Frente Popular para la Victoria y el Frente Compromiso para el Cambio representados por los entonces Diputados Claudio Ferreño y Marcelo Godoy respectivamente, presentaron tres proyectos de Ley en la Legislatura Porteña para la creación del Barrio Chino.

Proyecto 402/2005. “Denomínase a los fines turísticos y promocionales Barrio Chino” al perímetro comprendido entre Av. Juramento, Arribeños, Av. Monroe y Montañeses.”

Proyecto 403/2005. “Denomínase ‘Paseo del Pueblo Chino’ a la calle Arribeños en el tramo comprendido entre Av. Juramento y Av. Monroe”

Proyecto 404/2005. “Declárase Vía Pública para uso exclusivo peatonal durante los días sábados y domingo de 11 hs. a 20 hs. y festividades del Año Nuevo Chino a la calle Arribeños en el tramo comprendido entre Av. Juramento y Blanco Encalada.

La diferencia entre los tres proyecto no era sólo el nombre sino también el perímetro o superficie que abarcaba cada uno. Las calles Juramento y Arribeños figuraban en los tres proyectos y en esa intersección de calles se encuentra la Estación de Ferrocarril denominada Belgrano C.

Los tres fueron rechazados.

En el año 2006 “un grupo de comerciantes orientales con actividades en la calle Arribeños y Juramento del Barrio de Belgrano”, al menos así se presentaron, hicieron una nueva solicitud para la creación del Barrio Chino.

Esta solicitud fue desestimada por la Secretaría de Planeamiento, la que además rechazó considerar al sector como barrio chino porque, “… no correspondía a la verdadera estructura poblacional del barrio el que está compuesto en su inmensa mayoría por habitantes que nada tienen que ver con el supuesto origen oriental. Definió a este lugar como un lugar comercial de productos orientales desarrollado en dos cuadras y asimilable a otras zonas comerciales de la Ciudad” (Informe 0983/DGIUR/2006).

Cabe destacar que según el INDEC, en el censo del 2001, en Argentina había únicamente 4.184 ciudadanos chinos y 3.511 ciudadanos de Taiwán distribuidos en el territorio nacional.

Tampoco tuvieron éxito las gestiones realizadas desde Sede de la Comuna 13, para convertir en peatonal la calle Arribeños entre Juramento y Mendoza, dado que la Dirección de Tránsito lo consideraba inviable por el caos de tránsito que ocasionaría.

En el año 2006 ante una nueva solicitud de instalar un Arco Chino en Belgrano C el Departamento de Urbanismo lo rechaza haciendo referencia al informe de la DGIUR antes descripto. La noticia de esta instalación provocó un fuerte rechazo de los vecinos de Belgrano C que entendieron que se estaba transfigurando su centenario Barrio por una suerte de incompresibles manejos.

En 2007 la instalación del arco fue nuevamente rechazada por la Comisión de aceptación de Donaciones de Monumentos de la Legislatura Porteña.

En el 2008, una aún inexplicable y/o inexistente ONG denominada “Federación de Reunificación Pacífica de China en Argentina”, la cual no estaba siquiera inscripta como tal en la Inspección General de Justicia (IGJ), presenta una solicitud al Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, invocando actuar en representación de la “Comunidad China en la Argentina” diciendo que se haría cargo de la provisión y ejecución de la instalación de la (ahora) “Arcada” en el barrio chino, y que también se ocuparía de su mantenimiento.

Cabe destacar que en el Expediente 49.736/2008 se habla de “Arcada” y no de Arco Chino, el cual —como ya fue mencionado— fue varias veces rechazado.

Este documento fue firmado por Yuan Jian Ping quien luego fuera diputado por el Pro durante el período 2015/2019.

Esta solicitud ratifica que la “importación” del controvertido y conflictivo Arco Chino, ahora “Arcada”, no se hizo por vía diplomática como dijeran algunos medios, y pone en duda si fue o es un regalo de la República China a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) como se dijo en el discurso de su primera inauguración.

En este mismo período, el Defensor del Pueblo Alejandro Amor, presenta en la Legislatura Porteña un proyecto de Ley para el cambio del nombre de la calle Munich por el de China, desatendiendo los numerosos reclamos vecinales y de ONG’s al respecto a los que nunca les dio respuesta, agravando aún más el conflicto entre vecinos, ONG’s y Asociaciones Civiles versus el Ejecutivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Y así fue que, los vecinos encolumnados en las ONG’s y Asociaciones Civiles extrapartidarias, concurrieron a las audiencias públicas de la Legislatura Porteña, rechazando el cambio de nombre de la calle Munich. Al final la Legislatura porteña rechazó el proyecto presentado por del Defensor del Pueblo.

En ésa misma época y sin dar descanso a los ciudadanos argentinos, se presentaron proyectos en la Legislatura para cambiar el centenario nombre de la Estación Belgrano C por Estación Barrio Chino o Estación Shanghai. Aunque quedó el cartel Estación Belgrano C, lo que antes era Barrancas de Belgrano ahora pasó a ser “Paseo Beijing”.

Los vecinos de Belgrano C, estaban desolados al ver lo que estaba pasando en su barrio que, además, durante la reconstrucción de la Estación de Tren Belgrano C, ésta fue despojada de toda su centenaria historia, patrimonio histórico, placas conmemorativas y recordatorias colocadas amorosamente por belgranenses y asociaciones civiles.

Placas y patrimonio histórico que nos contaban de las personas que allí trabajaron, que participaron del Barrio de Belgrano C y de la Estación de Tren; hablaban de inauguraciones, fechas patrias y hasta de actos heroicos como la placa conmemorativa que colocó el Centro Católico de Belgrano en el año 1929 en memoria del acto heroico de José Nicodemo Daniel Cenderezza, guardabarrera que salvó la vida de varios niños. Le quitaron a su estación de Belgrano C toda su identidad argentina-belgranense.

En el año 2008, Cristina Fernández de Kirchner conforma el Plan Estratégico Territorial (P.E.T.), concebido como el instrumento de planificación para guiar el despliegue de la inversión pública y privada y ordenar el territorio, en el cual queda reflejada la importancia estratégica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

Ese mismo año se sancionó la Ley 26,352/2008 mediante la cual se crearon las sociedades Administración de Infraestructura Ferroviaria Sociedad del Estado (ADIF SE) y la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOF SE).

Asimismo, Cristina Fernández de Kirchner propuso en uno de sus discursos la adopción del Plan de Acción Conjunta con la República Popular China y, cito textual, “… que esta asociación integral pasa a conformar la relación entre China y Argentina en una verdadera política de Estado”.

En 2009 Cristina Fernández de Kirchner firmó un acuerdo confidencial y secreto con la República Popular China mediante el cual hace entrega a China de la suma de 10.200 millones de dólares a cambio de 70.000 millones de Yuanes “y que sólo se dará a conocer su destino cuando se los utilice”.

Ese mismo año 2009, tuvo lugar la primera inauguración del controvertido Arco Chino / Arcada, con entrada por la calle Arribeños, y que según se dijo de manera confusa a través de medios de comunicación y algunos funcionarios, había sido traído desde China con el aporte y apoyo de la asociación de comerciantes del denominado “barrio chino”.

Esta primera inauguración se realizó con autoridades y funcionarios de ambos países, quienes ignoraron el conflicto existente para su instalación con las normativas argentinas y con las de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En el año 2012, por Ley 1,382/12, se creó la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), con poder de Administración y Disposición de los Bienes del Estado.

En 2016, el Jefe de Gobierno de la CABA Horacio Rodríguez Larreta, hizo una segunda inauguración en la intersección de las calles Arribeños y Juramento y, para eludir cualquier incidente respecto a si es Arco o Arcada y por supuesto para no aludir al inexistente Barrio Chino, Rodriguez Larreta, “ el Alquimista”, inauguró “El entorno del barrio chino”.

En esta segunda inauguración participaron además del Jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Vicejefe Diego Santilli y el embajador de la República Popular de China, Yang Wanming.

En su discurso, Horacio Rodriguez Larreta, trató a este inexistente barrio chino, como un símbolo para la comunidad china y para que podamos disfrutar de su cultura”, frases que comenzaron a repetirse incluso en la licitación del Viaducto Mitre.

Con respecto a la comunidad china, así como en el censo del 2001 había 4.000 inmigrantes chinos, el censo del 2010, mostró que repartidos en el territorio Nacional había 8.929 inmigrantes chinos y 2.875 de Taiwán, lo que suma 11.804 originarios del país asiático.

La Ley Argentina respecto a la nacionalidad es Ius Solis, por lo que todos los hijos de inmigrantes nacidos en Argentina son ciudadanos argentinos.

La República Popular China considera que todo hijo de emigrante chino nacido en países con ley Ius Solis, son de  nacionalidad del país en el cual nació. Significa que China reconoce como argentinos a los hijos de chinos nacidos en nuestra tierra.

Ahora bien, ¿cómo es que se llega a los 120.000 integrantes de la comunidad china que dice el gobierno argentino o a los 180.000 integrantes que dicen en la embajada china?

Esta investigación no ha encontrado registros oficiales que avalen esta cifra, como tampoco algún registro que avale el aumento exponencial de la tasa de natalidad de la comunidad china-argentina.

Estas demostraciones hacia la R. P. China comenzaron a cristalizarse en forma contundente cuando se aprueba el nuevo Código Urbanístico para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

El Jefe de gobierno de la CABA junto con su Vicejefe Diego Santilli, desde los comienzos de su primera gestión, inició una carrera contra el tiempo para modificar el Código de Planeamiento Urbano Ley 449/2000, invocando la necesidad de unificar en un sólo código las modificaciones que se habían efectuado a lo largo de su vigencia. Modificaciones muchas efectuadas como “excepciones” por la DGIUR de manera discrecional, ya que no habían pasado por la Legislatura porteña.

Horacio Rodriguez Larreta, “el Alquimista”, estaba urgido por sancionar el nuevo código urbanístico por los convenios que ya había firmado con anterioridad a la sanción de esta ley y en los cuales se comprometía al redestino comercial de los viaductos.

(Expediente 2.892-J-2018: APRUÉBASE EL CONVENIO SUSCRIPTO ENTRE EL G.C.A.B.A Y LA AGENCIA DE ADMINISTRACIÓN DE BIENES DELESTADO PARA EL DESARROLLO DE LOS NUEVOS BAJO VIADUCTOS FERROVIARIOS.)

Y fue así que el Jefe de Gobierno junto al Vicejefe, convocaron a reuniones participativas con los vecinos de la CABA, con la excusa de conocer sus necesidades, preocupaciones y propuestas para la modificación del Código de Planeamiento Urbano

En noviembre de 2018, la Legislatura porteña sancionó un incomprensible Código Urbanístico bajo la Ley 6.099/18.

Los vecinos de la CABA que asistieron a las reuniones convocadas por H. R. Larreta y Diego Santilli, se vieron defraudados al no ver reflejadas en el código sus propuestas e inquietudes, y entendieron que la campaña de cambio de código fue únicamente para crear un nuevo Código Urbanístico con un apartado que antes no existía.

El nuevo Código Urbanístico crea un apartado bajo el número 3.17.2 denominado Bajo Viaductos Ferroviarios e incorpora a los Bajo Viaductos FFCC Mitre, FFCC San Martín y FFCC Belgrano S como un elemento urbanístico nuevo en la CABA.

En el 2019 la AABE licita los Bajo Viaductos mediante la cual, entre otras cosas, se concede en licitación por 30 años y con 5 años de gracia, los terrenos bajo viaductos a $ $ 60.- (sesenta pesos ) el m2. Y no es casualidad, desde el discurso de Néstor Kirchner, era la primera vez que se daba la “conjunción partidaria” de que Nación y Ciudad pertenecieran a la misma extracción partidaria.

La concesión fue otorgada al monotribustista Sang Hak Choe quien acreditaba tener ingresos de $ 30.000 (treinta mil pesos) mensuales y por no tener otro tipo de credenciales y/o acreditaciones comerciales, depositó en alguna repartición la suma US$ 200.000.- como garantía del cumplimiento.

Así fue que a través de la AABE, con ADIF SE y SOFSE, la Nación Argentina concedió las tierras de los Viaductos para su uso a $ 60.- el m2 para el destino que Sang Hak Choe logre habilitar ante la CABA.

Tanto Sang Hak Choe, como el que obtuvo el 2° puesto, presentaron proyectos que involucraban intereses chinos

Sang Hak Choe propone un “Centro de Exposición Permanente de la Industria de China” y el segundo proponía además un Centro Cultural Chino.

Lo cierto es que se gestionó desde la CABA y con la Legislatura porteña un “mega shopping” o un mega centro de exposición industrial, cultural y/o de operaciones administrativas comerciales permanente del país asiático de 4 km de extensión que atraviesa la Ciudad de Buenos Aires.

Dada la gravedad de semejante propuesta que destruiría totalmente al medio ambiente, parques, clubes y plazas, reduciría dramáticamente los espacios verdes y generaría un impacto ambiental tremendo por la circulación y estacionamiento de autos, camiones de abastecimiento, ruidos, aumento exponencial de actividades y presión demográfica, afectando el área en no menos de un radio inferior a 5 km; ese mismo año 2019, la Asociación Civil Patrimonio de Belgrano, presentó un Recurso de Amparo ante la Justicia (Expte. N° 69.260/2019) al que se adhirieron ONG´s, vecinos y asociaciones civiles.

Actualmente sigue radicado en la Suprema Corte de Justicia a la espera del dictamen judicial.

Es importante destacar que hay una situación poco clara aún en la propia concesión y que no se sabe siquiera la verdadera magnitud de las tierras concedidas ya que los pliegos de la concesión se realizaron con trazados de líneas rojas sobre fotografías aéreas, sin mensura ni denominación catastral. Y es por eso que las superficies en cuestión varían a lo largo del pliego.

La concesión efectuada por la Agencia de Administración de los Bienes del Estado (AABE) en sintonía con ADIFSE y SOFSE, no cumple con ningún requisito de planimetría, cartografía, arquitectura, catastro ni mensura. Es más, la AABE hace mención a la palabra “croquis”.

Por ejemplo en este croquis de la concesión, pareciera que también licitaron parte de las canchas de tenis.

«Barrio Chino»
¿Chinatown? o ¿City China?

El monotributista Sang Hak Choe ganador de la licitación del Viaducto Mitre, no propone ni menciona un “Barrio Chino” como centro turístico cultural; Sang Hak Choe propone un “Centro de exposición permanente de la industria y tecnología China” y que incluye a la Estación de Belgrano C, y al sector mal denominado Barrio Chino.

Esta nueva versión de transfigurar a Belgrano C y a los 4 km del Viaducto Mitre en un centro de exposición permanente de la industria y tecnología china, pone en agenda quién/quiénes son los verdaderos beneficiados de este absurdo y lo que realmente implica.

Un Centro de Exposiciones y/o de Operaciones comerciales administrativas para un actor que tiene inversiones en Argentina en FFCC, hidrovía, minería, petróleo, gas, exploración espacial, energía nuclear, construcciones de presas hidroeléctricas, granos, alimentación, etc., y con quien además estamos endeudados, sería un muy buen gesto concederle una de las mejores tierras de la Ciudad de Buenos Aires incluyendo a uno de los históricos y más tradicionales barrios de la Ciudad de Buenos Aires y por qué no de la Argentina, como lo es el Barrio de Belgrano, con una población de clase media y clase media alta, con muy bajo índice de delito, perfectamente comunicado con los centros de poder, del Gobierno Nacional y de la CABA.

En vista al año 2023, que se vislumbra nuevamente la “conjunción partidaria” Nación-CABA, “El Alquimista”, Horacio Rodriguez Larreta, con la Jefe de la Comuna 13 Florencia Scavino en sintonía con el Comunero de la Comuna 13 Yuan Chi Cheng, han redoblado sus esfuerzos y han extendido toda suerte de cartelería, publicidad y simbología china hasta el corazón del histórico Barrio de Belgrano en la zona de la Iglesia la Redonda, Plaza Manuel Belgrano y ha incorporado en el vallado del Viaducto Mitre, carteles de 6 x 3 de color rojo con la leyenda Barrio Chino a lo largo de la Avda. Libertador hasta casi Olleros.

En los mapas de Google ya figura el Barrio de Belgrano como Barrio Chino, y parece no importarle ni a la Jefa de la Comuna 13 como así tampoco al Jefe de Gobierno, Defensorías varias, etc.

Pareciera que “El Alquimista”, al no poder concretar su imaginario barrio chino como barrio oficial de la CABA, ha decidido ir por más y ha redireccionado  sus políticas, ya no más hacia un imposible Chinatown, sino directamente hacia un barrio para intereses de un país extranjero: China.

 

* Licenciada en Geografía graduada en la Universidad Nacional de Cuyo. Presidente de la Asociación Civil Patrimonio de Belgrano. Especialista en Medio Ambiente y Urbanismo.

©2021-saeeg®

 

LOS MITOS, EL LOGOS Y LA CORRECCIÓN POLÍTICA

Marcos Kowalski*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Una de las cosas más dolorosas de nuestro tiempo es que esos que tienen una certeza absoluta son estúpidos y en cambio los que tienen imaginación y capacidad de comprender están llenos de duda e indecisión.

Bertrand Russell

 

Un mito (del griego μῦθος, mythos, “relato”, “cuento”) es un relato que se refiere a unos acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, que buscan dar una explicación a un hecho o un fenómeno. El mito es una historia fabulosa de tradición oral que, mediante los personajes sus acciones o sucesos, explican cosas y aspectos irreales de la vida.

Los mitos son relatos fabulosos que pretenden dar modelos de actuación. Se tratan de imponer como relatos llenos de autoridad pero sin justificación. Apelan emotivamente a las cosas como si siempre hubieran sido así; son relatos que explican o dan respuesta a interrogantes o cuestiones importantes para los humanos y, al mismo tiempo, las actuaciones extraordinarias de los personajes míticos son un ejemplo o pauta a seguir.

Como sabemos, y venimos repitiendo en diferentes notas y artículos nuestros, ya los griegos disponían de un gran número de mitos. Los mitos constituyen el principio del proceso intelectual del hombre. En el mito el saber es infundado, pero es el primer paso hacia un tipo de pensamiento que se dio desde los comienzos de la historia y que tuvo lugar en la Grecia antigua. Mientras que el mito intenta explicar la realidad mediante cuentos o historias, aparece en los pensadores griegos el logos (en griego λόγος, “palabra”, “dicho”) que trata de explicar lo real mediante bases en el razonamiento humano.

El pensar y el amor al conocimiento, en definitiva la “Filosofía”, surgió, según indican todos los manuales al uso, a partir del momento en que salimos de la primitiva oscuridad en la que los seres humanos acudíamos a los mitos para explicar los sucesos del universo y comenzamos a hacer uso de la Razón para dar respuesta tanto a esas antiguas preguntas como a otras de nuevo cuño. Se trata del denominado, en filosofía, “paso del mito al logos”

El termino logos, procedente también del griego, como ya fue mencionado, fue utilizado con múltiples significados, siendo los fundamentales los de “cálculo” y “discurso”, y que en filosofía se suele traducir, en la mayoría de las ocasiones, por “razón” o “pensamiento”. En Platón el “Logos” es el discurso articulado que permite dar razón de una cosa. En Aristóteles, al entender que la lógica se ocupa del discurso declarativo (del discurso que afirma o niega) éste pasa a constituirse en el objeto de la lógica como “logos apophantikós” (“discurso declarativo”).

En la primera mitad del siglo VI antes de la era cristiana comenzó a desarrollarse por parte de los pensadores de Mileto, llamados presocráticos, entre ellos, Tales, explicaciones racionales de lo que acontecía en la realidad, diferenciándolas de las mitológicas que son de tipo mágicas. Estas dos explicaciones, las basadas en el logos o razón, y en el mito, coexistieron durante mucho tiempo.

Heráclito considera al “logos” como el ser unificador, identificado con la inteligencia, que a la manera de una ley, ordena el continuo fluir evolutivo existencial. El “logos” es aquello que es común, eterno. Es la inteligencia que, a pesar de ser común a todos, cada uno la vivencia como algo personal y que se expresa a través de la palabra. En el Cristianismo, específicamente en el Evangelio de San Juan, el “logos” se halla identificado con Dios.

Como curiosidad, pero también con relación al tema, recordemos que, en Matemática, el escocés John Napier (1550-1617) unió la palabra “logos” con “arithmós” (“número”), ambas de origen griego, para acuñar el término “logaritmo” que designa el exponente al que elevarse un número para obtener el que se necesita.

Como hemos dicho, desde el logos nace la filosofía alrededor del siglo VI a. de C. en el momento en que es planteado el que se considera el primer problema filosófico expresado en la pregunta por el “arché de la physis”, que significaba el cuestionarse por el comienzo del universo o el primer elemento de todas las cosas.

Una pregunta que implicaría asimismo una nueva estrategia de respuesta basada en principios racionales que explicarían la “naturaleza” última de lo real (el agua para, por ejemplo, Tales de Mileto, considerado el primer filósofo). La identificación de tal principio supondría la existencia de un orden racional en el universo que el ser humano es capaz de conocer a través de su propia racionalidad y del análisis crítico.

El universo deja así de ser un “caos” y pasa a convertirse en un “cosmos” ordenado según las leyes de la Naturaleza. La humanidad, gracias a la Filosofía, dejaba atrás el oscurantismo mitológico para descubrir la Razón y, consecuentemente, la Filosofía y la Ciencia. Todo desarrollo posterior del pensamiento racional partiría de ese descubrimiento griego.

En nuestros tiempos y en las comunidades nacionales donde la razón desplaza a los mitos, como consecuencia del proceso de análisis y reflexión a los que se somete la articulación de la realidad ciudadana, las distintas ideas que genera la convivencia no se arraigan en mitos, sino en instituciones que receptan la pluralidad, asegurando a través de procedimientos previamente acordados, encauzar en armonía las iniciativas personales y colectivas.

En una sociedad como la actual, que se caracteriza por la heterogeneidad, son las instituciones y no los mitos las que hacen posible articular las diferencias que surgen entre los diferentes sectores en favor de una convivencia pacífica como Nación. Pero hay sociedades en las que la vigencia de los mitos penetra toda la realidad, consagrando prescripciones prodigiosas para reducir la complejidad social a un patrón homogéneo, con la limitación a la libertad colectiva y personal que ello supone. Nosotros hoy, también, disponemos de mitos que cumplen tanto la función explicativa como la función ejemplificadora.

Y el mito de los mitos, el más actual, el más vigente y que pretende no serlo es, sin dudas el de “la corrección política”, y es un mito de mitos porque pretende surgir de la razón; en general, se puede decir que ser políticamente correcto es usar expresiones y llevar a cabo acciones cuyo fin sea evitar las agresiones, el conflicto u ofender a grupos de personas particulares, lo cual es aparentemente razonable.

Su uso comenzó en la segunda década del siglo XX y lo utilizaba gente cercana a las ideologías marxistas y leninistas para referirse a quienes seguían al pie de la letra las directrices de sus partidos en tono de burla. Pero rápidamente “entró” en las socialdemocracias europeas y en las décadas de 1980 y 1990 pasó a un escenario distinto. Se encendió un debate en universidades y medios de comunicación sobre los alcances de la corrección política, que ya venía usándose como forma de protección de minorías. Y es que en la discusión afloraron posiciones de todo tipo, desde aquellos que la defendían para proteger a sus comunidades de agresiones e insultos, hasta quienes argumentaban que sus ideas democráticas de igualdad eran “en realidad autoritarias, ortodoxas y de influencia comunista, cuando se oponen al derecho de las personas a ser racistas, sexistas y homofóbicas”, como lo detalló Herbert Kohl.

Entonces aparece una característica, “lo políticamente correcto” (PC) no es más de derecha, izquierda o de centro, es “progresista” y todos los países que se jactan de su socialdemocracia la adoptan como regla; está donde se encuentre algún tipo de poder “progresista”. Se impulsa el mito a través de la excusa de defender las minorías de una censura disparatada.

No hay alguien que defina exactamente qué cosas son políticamente correctas. Dependen de un contexto y un momento particular. No está escrito y les resulta importante a los impulsores de la “corrección política” que permanezca así, porque hace creer que se actúa libremente, inclusive, diría que lo “políticamente correcto” no es decir lo que pienso, sino lo que considero conveniente sobre tal tema. Es la vía para ser aceptados socialmente, una manera correcta de encajar.

La mítica aberración de esta “corrección política” llega ya a extremos inverosímiles. Cuartos de baños neutrales para no ofender a la minoría “transgénero”. En este sentido podemos mencionar el denominado “lenguaje inclusivo”.

Palabras vetadas, como “maternidad” o “paternidad”, rechazadas porque “marcan género”. Obras de teatro donde Hamlet, un príncipe danés de la Edad Media, es encarnado de manera inverosímil por un actor de raza negra en nombre de la correcta integración. Y una larga relación de “abusos” contra los que hay que luchar de manera activa, como “los privilegios de los blancos”, la opresión patriarcal, la islamofobia, los derechos de género y un largo etc.

La meta es blindar la peculiaridad del gran yo. Los críticos más duros del fenómeno llegan a hablar de “un McCarthysmo cultural de izquierdas”. El nuevo credo cuenta con potentes aliados. Los gigantes tecnológicos de Silicón Valley, Hollywood, o medios tan influyentes como The New York Times o la revista The Atlantic en Estados Unidos o la casi totalidad de los medios con el grupo Clarín a la cabeza en Argentina son paladines de la contra cultura y mito de la corrección política.

Se estableció así, mediante el flujo de importantes fondos aportados por grupos económicos con un aparente papel filantrópico y desde poderosas organizaciones no gubernamentales, una nueva forma de censura. Una censura perversa para la que no estábamos preparados, pues no la ejerce el Estado, el gobierno, el partido o la Iglesia, sino fragmentos difusos de lo que llamamos partes minoritarias de la sociedad civil.

Se logra en muchos casos con la introducción del temor a caer en lo “incorrecto” y aun en contra del propio raciocinio de las personas a fomentar la autocensura, que puede ser la peor forma de coartar la creatividad y la libre expresión, porque pretende cercar el discurso libre, el debate abierto y el intercambio de ideas.

Este mito no se sostiene porque no existe una razón natural para que perdure. Tomemos por ejemplo el famoso lenguaje inclusivo, la idea de los sostenedores de lo PC creen que el lenguaje es directamente responsable de la discriminación, una idea muy extendida que, sin embargo, es esencialmente falsa. Que es el lenguaje el que crea el estereotipo o el sexismo. Imaginemos que, como piden, que se quitara del diccionario la palabra negro, porque puede usarse en tono racista. Tendríamos que buscar otra palabra para referirnos a todo lo que tiene ese color y al negro terminaríamos diciéndole “no blanco”.

Hace relativamente poco, el autor de este articulo escuchó en la calle a unos estudiantes referirse a otro como ese gay de m….., con lo cual no le decían “puto” pero lo de ser de m….. no se lo quitaban. Las intervenciones externas sobre el lenguaje rara vez son duraderas y solo en circunstancias muy especiales.

Como se verá, cuando alguna propuesta humana se despega de la realidad y promueve soluciones, para la generalidad o las minorías que no son racionalmente naturales, inexorablemente no pueden perdurar en el tiempo, son mitos y no provienen del logos, ese razonamiento que nos diferencia de los animales y que nos dimensiona y nos da la trascendencia que Dios nos ha destinado.

Por eso creemos firmemente que el mito de la “corrección política” no perdurará. No importa cuanto lo promocionen y propicien sus poderosos auspiciantes, los sexos seguirán siendo dos y complementarios, los padres lo seguirán siendo y el lenguaje volverá a proporcionar las diferencias que Dios y la naturaleza ha impuesto en este mundo.

 

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos.

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SIGNIFICADO DE LA COOPERACIÓN BILATERAL CON HAITÍ

Pedro von Eyken*

 

Un artículo sumamente motivador de Omar Martín Tejada Pérez, integrante de la SAEEG y oficial retirado de la armada peruana, me llevó a enviarle este modesto aporte a Marcelo Javier de los Reyes. Respondo también a la propia invitación de este último para escribir sobre Haití[1].

Primero me interesa recordar, como siempre que hablo de Haití, que fue el primer país del mundo que reconoció nuestra independencia. Sucedió en 1817, cuando el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón, envió un agente a dialogar con el presidente de Haití, Alexandre Pétion. El mandatario haitiano estaba interesado en cooperar con la emancipación de los países americanos y era conocida, en ese sentido, su relación con Simón Bolívar, a quien ofreció armas, barcos y soldados para su lucha emancipadora.

Haití fue la primera república negra del mundo y la primera en abolir la esclavitud. Esta liberación impulsó su independencia y en ello Haití sentó un precedente mundial. En el hemisferio occidental, Haití fue la segunda nación en obtener su independencia en enero de 1804, luego de Estados Unidos (1776) y 150 años antes que la mayoría de las naciones africanas. La esclavitud fue abolida en Haití siete décadas antes que en EE.UU. y 90 años antes que en Brasil. Por esos hechos históricos Haití debió pagar un alto precio pecuniario frente a su antigua metrópoli, Francia, y otro político frente a Estados Unidos, que ocupó militarmente el país caribeño de 1915 a 1934. A esos orígenes difíciles como nación independiente en época tan temprana le debe el digno pueblo de Haití buena parte de sus infortunios actuales.

Si seguimos por el título del artículo de Tejada Pérez, también he visitado un orfanato en Haití, sostenido por la generosidad de seres humanos sensibles que, desde el extranjero, comprenden las necesidades materiales y de afecto de miles de niños haitianos. Las familias extranjeras les cambian totalmente la vida a estos chicos en el más amplio sentido de la palabra cambio.

Seguidamente me extenderé en una digresión sobre el rol desempeñado por la Argentina en la Fuerza de Estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH), antes de pasar al punto focal de mi artículo, la cooperación bilateral.

Tomé contacto con la MINUSTAH cuando llegué a Haití, justo cuando esa Misión se estaba retirando. La Argentina tenía el segundo contingente de fuerzas desplegadas en ese país y un general del Ejército Argentino, Gabriel Guerrero, se desempeñó como Segundo Comandante de la Fuerza Militar (Deputy Force Commander) entre 2012 y 2013.

Con el presidente de Haití, Jovenel Moïse.

Nuestro país aportó tropas de paz durante 13 años (2004-2017), donde quedaron de manifiesto la eficiencia y el profesionalismo con que nuestras Fuerzas Armadas llevaron adelante una política de Estado, las misiones de paz en el orden internacional. Argentina desplegó, en esos años, 12.800 cascos azules, hombres y mujeres, que cumplieron su labor en un país muy vulnerable, devastado en enero de 2010 por un terremoto que se cobró más de 300.000 vidas y dejó sin techo a un millón y medio de personas. Entre otros problemas estructurales que conviven con sus encantos, Haití posee montañas deforestadas, altas tasas de desocupación y analfabetismo, enfermedades endémicas como malaria, dengue y tifus y un enfrentamiento político y social que se acentuó a partir de julio de 2018 y aún continúa. En ese contexto complicado, la pandemia de COVID-19 abre un interrogante preocupante, cuando se escriben estas líneas, debido a la elevada vulnerabilidad sanitaria y hospitalaria del país.

Seis años después del terremoto provocó desolación el huracán Matthew, que atacó con virulencia el sur del país en septiembre de 2016, dejando un saldo de más de 800 muertos y miles de desplazados.

Un párrafo destacado, en el ámbito de la MINUSTAH, merece la actuación del Hospital Militar Reubicable Argentino a cargo de nuestra Fuerza Aérea, que culminó en forma exitosa en septiembre de 2017. En esos días recorrí el hospital y escuché numerosas alabanzas. El hospital asistió al personal de la fuerza de paz pero también dio apoyo sanitario a la población local en emergencias y catástrofes. Llevó a cabo más de 200 mil atenciones médicas.

De 2017 a 2019, la MINUSTAH dio lugar a la Misión de Apoyo a la Justicia de la ONU (MINUSJUSTH), con la que coincidí. En ella deseo subrayar el destacado papel que tuvieron los efectivos de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA). Cumplieron un rol destacado y reconocido en ambas Misiones de la ONU. En el caso de la MINUSJUSTH, la satisfacción por el desempeño de los oficiales y suboficiales de nuestra GNA me fue expresamente señalada por un general de la gendarmería francesa y otro de la policía canadiense, que dirigieron sucesivamente el componente policial. Fuerzas de nuestra Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) también participaron.

Idéntico profesionalismo, eficiencia y lealtad debo reconocerle a los efectivos de la GNA que integraron el Elemento de Seguridad (custodia) de nuestra Embajada en Haití. Fueron tres grupos, de 12 a 14 oficiales y suboficiales cada uno, hombres y mujeres que protegieron con celo las vidas de mi esposa, de otros funcionarios y empleados de la embajada y la mía propia. Deben desplazarse a Haití solos, sin sus familias, durante un año. Mi gratitud es para siempre.

Hecha esa importante digresión, deseo abordar el punto focal de este aporte, la cooperación bilateral y comienzo con una frase frontal: la relación bilateral con Haití sin cooperación técnica (a veces también humanitaria) vacía de contenido la relación bilateral. La relación política es muy buena; por ejemplo, el apoyo de Haití a nuestro reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas ha sido claro y permanente. La relación comercial, en especial de las exportaciones argentinas, se ve limitada por el tamaño relativamente pequeño del mercado haitiano. Y la relación cultural, con sus eventos de difusión, depende de la seguridad del país caribeño. Pero si no se impulsa la cooperación técnica, una embajada en ese país carece de sentido.

Entre 2005 y 2016 se desarrolló en Haití, primero en el norte y luego extendido a otras regiones, un proyecto de cooperación bilateral emblemático, ProHuerta, dedicado a mejorar la horticultura familiar y la seguridad alimentaria. El programa, coordinado por el área de cooperación internacional de la Cancillería Argentina y en el que intervenían el Ministerio de Desarrollo Social y el INTA, con ingenieros agrónomos y promotores haitianos, mejoró de forma tangible esa situación en un país esencialmente agrícola. También participaron agencias de cooperación extranjeras. ProHuerta sirvió, además, para mejorar una deficiencia estructural en Haití como la irrigación de agua. Según una encuesta del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria (CNSA) de ese país, publicado en 2015, el 93 por ciento de las familias involucradas en el ProHuerta mejoraron su situación alimentaria. El programa, que cumplía 25 años en Argentina, se desarrolló durante una década en Haití, donde llegó a contar con más de 21.000 huertas, 5.200 granjas, 1.500 promotores y beneficiar a más de 140 mil huerteros familiares.

Lamentablemente, el programa se discontinuó en 2016. En 2018 se intentó relanzarlo con un alcance más modesto y una misión de funcionarios de nuestro Ministerio de Desarrollo Social y dos ingenieros agrónomos del INTA se desplazó a Puerto Príncipe. Mantuvimos reuniones con diferentes agencias gubernamentales y extranjeras, como la española y el Programa Mundial de Alimentos. Se avanzó en un alcance acotado a la seguridad alimentaria de la primera infancia, de interés especial de la Primera Dama de Haití. Pero finalmente no llegó a concretarse nada hasta mi traslado a Buenos Aires, en septiembre de 2019.

La cooperación técnica bilateral, a partir de 2017, se limitó a un programa de Apoyo a los Derechos Humanos coordinado por el área de cooperación internacional de la Cancillería, que preveía una semana de actividades en Puerto Príncipe y otra en Buenos Aires, con asistencia de especialistas de ambos países y de las Naciones Unidas. Desconozco si existen planes para reactivar Pro Huerta, aunque lo deseo fervientemente. Todos los países con embajada en Haití (son 20 más la Nunciatura Apostólica) mantienen proyectos de cooperación. Hasta Panamá, el más pequeño de los siete países latinoamericanos con representación en Puerto Príncipe, tiene esos programas. En los gobiernos de Brasil y Chile, en los últimos años, se produjeron fuertes cambios de orientación política, de la centro-izquierda a la derecha, pero se mantuvo la cooperación técnica con Haití. También cooperan Cuba, México y Venezuela.

Como no me resigné fácilmente a abandonar la razón de ser primordial de nuestra relación con Haití, en 2019 intenté modestas formas de cooperación puntuales en lugares distantes uno de otro y de la capital. En marzo visité una escuela rural modestísima, llamada Don Diego de Villaguay, de 150 chicos muy humildes, cercana a la frontera con la República Dominicana. La escuelita surgió hace algunos años por iniciativa del Suboficial David Garcés del Ejército Argentino, un hombre con profundo sentido humanitario que prestó servicios en la MINUSTAH y pertenece a la comunidad adventista. No tienen casi nada, falta de todo. Pero entre la ciudad entrerriana de Villaguay —el pueblo y la intendencia municipal— y la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Haití, sostienen como pueden esa escuela que necesita hace tiempo, entre tantas cosas, un equipo electrógeno y algunas computadoras. Pasamos un par de horas inolvidables con mi mujer y los efectivos de GNA que nos llevaron. Dejamos alimentos para varios días. Los pocos maestros que enseñan en todos los grados, cobran un “sueldo” sólo cuando la comunidad de Villaguay envía dinero que se recauda en alcancías distribuidas en la ciudad entrerriana. Sino, enseñan igual. Los conocí. Me comprometí a conseguir algo de lo que pedían, mantuve reuniones semanas después, durante mis vacaciones en Buenos Aires, pero me fui de Haití sin poder regresar con alguna mejora. La comunidad de Villaguay sigue ayudando como puede y ya piensa en recibir algunos chicos, cuando terminen en esa escuelita, para aprender oficios y el idioma castellano con mate entrerriano. Apenas regresé trasladado a la Argentina, visité en esa ciudad a la Intendenta y a algunos medios de prensa.

En abril del año pasado, al regresar a Haití de mis vacaciones, visité la localidad de Corail, ubicada en el extremo sudoeste de Haití. En esa zona con malaria, a siete horas de camino tortuoso, se encuentra un hospital reequipado por la Argentina a través de la UNASUR. En 2013, fue rebautizado “Presidente Néstor Carlos Kirchner” por ese aporte. La entonces presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, mantuvo una teleconferencia con el anterior presidente de Haití, Michel Martelly, para referirse al acto. Si las dos banderas nacionales se encuentran en ese Hospital, atendido por médicos cubanos y haitianos, el embajador argentino debía conocerlo. Un diputado haitiano, perteneciente a la circunscripción de Corail, nos invitó a almorzar junto al director del hospital. Nos pidieron un equipo de odontología y paneles solares para la deficiente energía eléctrica. También me comprometí a hacer lo posible por conseguirlo. Pero me tuve que ir del país cinco meses después.

En la foto siguiente aparecemos mi mujer y yo en el hospital, junto a médicos cubanos y haitianos, alrededor del monolito con las dos banderas y el nombre del ex presidente argentino de 2003 a 2007.

Podría hablar de otros proyectos que suponen mejoras para un país tan vulnerable. Hasta el presidente de Haití, Jovenel Moïse, al despedirse de mí en el Palacio Nacional dos días antes de irme, me preguntó si sería posible conseguir asesoramiento para introducir vacas lecheras por inseminación artificial, a fin de iniciar una industria láctea que Haití no tiene y para que los niños más humildes tengan una copa de leche en las escuelas. Hoy no la tienen.

Si todo lo antedicho no puede conseguirse por la cooperación estatal, como se vio que no pudo ser, estoy seguro que hay instituciones argentinas que podrían colaborar.

La caridad bien entendida empieza por casa, dice un refrán. Nuestro país también tiene necesidades. Pero si nos quedáramos con el refrán, no existiría la cooperación Sur Sur.

No me faltaron ganas sino tiempo. Ojalá otros puedan conseguir lo que yo no pude. Pertenezco al Servicio Exterior y servir también es eso, en ese país entrañable. Algún día volveré a Haití.

 

* Diplomático de carrera, ex embajador argentino en Haití (2017-2019), licenciado y doctorando en ciencias políticas por la Universidad Católica Argentina.

 

Referencia

[1] TEJADA PÉREZ, Omar Martín. «Haití. Una gota de esperanza en medio del desastre, la adversidad y la burocracia. La historia de la reconstrucción de un orfanato», SAAEG, 16 de mayo de 2020, https://saeeg.org/index.php/2020/05/16/haiti-una-gota-de-esperanza-en-medio-del-desastre-la-adversidad-la-burocracia-la-historia-de-la-reconstruccion-de-orfanato/