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LA SUBSECRETARÍA DE PESCA. UN MODELO DEL FRACASO NACIONAL.

César Augusto Lerena*

Juan Bosch, Subsecretario de Pesca y Acuicultura, en las jornadas para fortalecer las medidas de reducción de la captura incidental en las pesquerías. Foto: Subsecretario de Pesca y Acuicultura.

Cuando en las recientes Jornadas sobre “selectividad y reducción de pesca incidental” realizadas en el INIDEP escuchamos decir que es un escándalo que tiremos comida al agua que nos deja mal parados ante el mundo” (Revista PescaPuerto.com.ar, 20/9/19), pensamos que se trataba del representante de la ONG —“Ni un solo niño con hambre”— o de otra preocupada por el medio ambiente o, tal vez de un militante opositor del gobierno, pero no, era el mismísimo Subsecretario de Pesca Juan Bosch quien formulaba estos dichos, como si no hubiese sido el más alto funcionario del sector que, después de casi cuatro años y a pocos días de finalizar su mandato, se daba cuenta que era un escándalo que se descarten cientos de miles de toneladas de proteínas al mar, que podrían alimentar a tres millones de niños y adolescentes diarios y que, desvergonzadamente, admitía ser, junto al Consejo Federal Pesquero, el principal responsable de este escándalo.

Empecemos por decir que, es muy probable, a la mayoría de estos funcionarios les alcancen las prohibiciones de la Ley 25.188 de Ética Pública (sus art. 13º y 15º), ya que han mantenido (¿o mantendrían?) vínculos directos con empresas o cámaras empresarias hasta el mismo momento de su asunción y, desempeñándose “ad honorem”, no se sabe cómo se mantienen (salvo los funcionarios en provincias). Tal es el caso del citado Juan Bosch, que hasta su asunción fue abogado de la empresa Vieyra; el técnico químico Oscar Fortunato, quien a pocos días de representar al Poder Ejecutivo Nacional era presidente del Consejo de Empresas de Pesca, entidad que agrupa a cuatro empresas que se disputan las primeras posiciones en las exportaciones pesqueras. También el recurrente Lisandro Belarmini, pariente y empleado de Moscuzza y, otros, como el representante de Santa Cruz, Carlos Liberman, quien ha votado reiteradamente decisiones que perjudican el interés pesquero en general y muy especialmente los de su provincia, como surge de las actas del CFP y del escaso desarrollo pesquero de esa provincia en los últimos quince años, sino fuese por la presencia del imprevisible langostino. Además, algunos de los miembros de esta provincia representarían el interés de ”empresas con vínculos en Malvinas, tal es el caso de Ricardo Patterson, Leonardo Álvarez y Alexis Quintana (La Tecla, Mar del Plata, 21/09/2019).

A la asunción de los nuevos funcionarios el 10 de diciembre, le cabrá a un juez determinar si a esos agentes públicos les cabe alguna sanción y, si sus resoluciones carecerían de valor.

Mientras tanto, la incapacidad es alarmante por parte de quien preside el CFP (el Subsecretario Bosch) o representa al Ejecutivo Nacional en este cuerpo (Fortunato), ya que han incumplido, en primer lugar, con las previsiones previstas en la Ley de Pesca 24.922 y con el mensaje político de su propio mandante, el presidente Macri, quien al iniciar su mandato expresó: ”para que haya en realidad pobreza cero necesitamos generar trabajo, ampliar la economía, aprovechar los enormes recursos naturales y humanos que tiene la Argentina. Vamos a cuidar los trabajos que hoy existen, pero sobre todo a producir una transformación para que se multipliquen las fuentes de trabajo porque esa es la única forma de que haya prosperidad donde hoy hay una pobreza inaceptable. Los bienes públicos pertenecen al conjunto de los ciudadanos y es inaceptable que un funcionario se apropie de ellos en beneficio propio”.

A nuestro entender, estos funcionarios, en los últimos cuatro años, han tenido al menos veinticinco desvíos e incumplimientos de sus deberes:

 

Asuntos Nacionales

1) No se eliminó o redujo el descarte y la pesca incidental impidiendo la generación de nuevas fuentes de trabajo y contribuir a reducir el hambre cubriendo las necesidades proteicas diarias de tres millones de niños y adolescentes todo el año, con motivo del desembarco, proceso industrial y aprovechamiento de las 300 mil toneladas que se descartan por año, ajustándose a las exigencias de descarte cero que la Unión Europea aplica desde 2014 y que la Ley 24.922 exige desde 1998. Se suspendió la utilización de artes de pesca selectivas para facilitar el escape de juveniles, etc.

2) No se evitó la sustitución de las especies desembarcadas, favoreciendo la distorsión de las cuotas asignadas a las empresas y provocando depredación e inequidad en la distribución de las cuotas.

3) Como consecuencia de los descartes, depredación y sustitución no se garantizó la sustentabilidad del mar argentino para las actividades actuales y las generaciones venideras.

4) No se eliminó el trabajo en negro en la actividad industrial por la falta de utilización de sistemas que obliguen a la registración del trabajo.

5) No se aplicó un modelo de administración industrial del recurso para asegurar el trabajo y evitar la caída del empleo actual, con motivo —entre otros— del modelo extractivo y la transferencia del esfuerzo pesquero a la captura del langostino, desatendiendo la pesca de peces.

6) No se aumentó el valor agregado de las exportaciones en los últimos cuatro años, ni se evitó la cesión del empleo de mano de obra argentina en el procesamiento del langostino, derivando estos a terceros países consumidores finales o a los que transforman los recursos para éstos. El 65% de las exportaciones son commodities o de bajísimo valor agregado.

7) No se efectuó un control adecuado de las cuotas y se admitió la venta entre privados de las habilitaciones concesionadas por el Estado, que se limitó al mero registro. Se aumentó el esfuerzo pesquero con motivo de las reformulaciones de permisos de pesca desde embarcaciones de baja capacidad y bodega a buques de mayor eslora y capacidad pesquera.

8) No se aumentó el consumo nacional de pescado que está entre los más bajos del mundo y, por tal motivo, no se generó mayor valor agregado, empleo y mejora de la dieta de los argentinos.

9) Se promovió la concentración pesquera y en la actualidad unos diez grupos empresarios concentran el 50% del total de las exportaciones y unas cuatro empresas el 40% de las cuotas de merluza.

10) No se aseguró la diversidad de la explotación y en el año 2018 se capturaron 50 mil toneladas menos de pescados que en 2015 y 130 mil toneladas menos que en 2008. Si a eso le agregamos que el 60% del valor de las exportaciones tienen origen en el langostino, una eventual caída de precio o de la captura de esta especie llevaría al sector a una crisis sin precedentes.

11) No se implementó una política que asegure a las pequeñas y medianas embarcaciones una Unidad Económica Pesquera para garantizar su sustentabilidad económica y social.

12) No se facilitó la exportación y el comercio interno de las pequeñas y medianas empresas para mejorar su sustentabilidad económica y generar mayor valor agregado y empleo.

13) Se mantiene una política sin federalizar sobre la explotación de los recursos originarios, desindustrializando a las provincias del litoral marítimo.

14) No se llevó una política de renovación sostenida y de seguridad de los buques, operando en la actualidad 240 que están obsoletos y, a consecuencia de ello, se produjeron naufragios con la muerte de sus tripulantes. Se promovió la construcción de embarcaciones pesqueras, de investigación, petroleros, etc., fuera del país en lugar de propiciar la construcción en astilleros nacionales.

15) No se actuó sobre las empresas que abandonaron los buques pesqueros en los puertos dificultando la operatividad en los mismos, tal es el caso del puerto de Mar del Plata, donde se encuentran 53 buques abandonados.

16) No se promovió la construcción y/o ampliación y/o mejora de los puertos para facilitar la operación de los buques pesqueros.

17) No se le dio autonomía a la investigación pesquera y por el contrario se intervino el INIDEP.

18) No se efectuó un seguimiento en forma continua de todos los proyectos de inversión, radicación industrial, agregado de valor y ocupación de mano de obra etc. a las empresas concesionarias de cuotas y autorizaciones de captura.

 

Asuntos Internacionales

19) No se impidió la captura ni se efectuaron los correspondientes acuerdos para evitar la pesca de más de 350 buques extranjeros ilegales en el mar argentino y adyacente que priva a la Argentina de un millón de toneladas anuales de pescados y calamares que le permitirían a nuestro país duplicar las exportaciones y triplicar la mano de obra.

20) No se llevó adelante una política de explotación nacional del calamar destinada a mejorar las condiciones de explotación selectiva de esta especie por parte de los buques nacionales y reducir su extracción con buques de arrastre y con embarcaciones licenciadas por el gobierno ilegal británico.

21) Se transfirió conocimiento a los británicos en el área austral del Atlántico Sur y dentro de la zona de exclusión de Malvinas.

22) No se hizo valer en el concierto internacional el ejercicio de los derechos soberanos de Argentina en su carácter de carácter de país ribereño, ni se sancionó a todos los buques extranjeros que con o sin licencia ilegal británica pescan los recursos argentinos en el Atlántico Sur.

23) No se concretaron nuevos acuerdos con Uruguay que dificulten las operaciones de buques extranjeros en el Atlántico Sur y posibiliten una integración rioplatense para defensa del Atlántico Sur y, por el contrario, se ignoró la utilización de los puertos uruguayos por parte de buques extranjeros ilegales.

24) Se promovió el Acuerdo de Nueva York y del Atún originando la regionalización del Atlántico Sur y nuestro debilitamiento como país ribereño ante los buques de bandera y el Reino Unido en Malvinas.

25) No se generó la necesaria confianza internacional en los organismos nacionales de control y certificación para asegurar la colocación de los productos pesqueros en el mundo y certificaciones de otros países descalificaron a productos argentinos, como el langostino.
La inacción muestra la incapacidad de la Subsecretaría de Pesca y del Consejo Federal Pesquero y el grave desorden de la administración de la pesquería que deja este gobierno nacional y los próximos 365 días posteriores a la asunción de las nuevas autoridades serán vitales para revertir esta situación y contribuir al desarrollo nacional desde esta actividad a la generación de divisas, valor agregado, empleo y radicación industrial.

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

 

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LAS INVERSIONES PESQUERAS GALLEGAS EN LA ARGENTINA

César Augusto Lerena*

 Fotografía cedida por la Presidencia de Argentina que muestra al presidente Mauricio Macri mientras se reúne con el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, este miércoles en Buenos Aires (Argentina). EFE. 

 

Bienvenidas las inversiones españolas en la Argentina que generen divisas, valor agregado y empleo en las ciudades y pueblos del litoral marítimo. Todo lo contrario a lo que el Presidente Macri, el Ministro Etchevehere y su Subsecretario Bosh acordaron el 19 de septiembre con el Presidente de la Xunta de Galicia Alberto Nuñez Feijóo.

Por suerte, el tráfico de esclavos se abolió en la Argentina en 1853 y en España en 1886. Hasta entonces, el comercio gallego de esclavos estuvo en manos de reputados comerciantes, familias de abolengo y del propio Estado, donde “el encubrimiento social de los descendientes de los negreros se fundó en ocultar el origen de sus fortunas”.

En 1770 el único puerto terminal para los intercambios entre el Río de la Plata y La Coruña era Montevideo y los traficantes de negros efectuaban un comercio redondo porque triangulaban: en Europa, cargaban tabaco, bebidas, utensilios, pólvora y armas de fuego; los cambiaban por esclavos y marfil de África; vendían los esclavos en América y, desde esta, llevaban carnes saladas, cueros, algodón, lanas burdas, azúcar y otros a Europa. La política mercantil española era exportar el excedente de sus productos elaborados e importar materias primas de bajo valor, necesarias para su alimentación e industria, junto a ello, el tráfico ilegal de géneros, alcoholes y esclavos; incluso, uno de nuestros prohombres entendía que América debe entregarle a España las materias primas, y esta devolvérselas prontas manufacturadas”. Nada más parecido a esta firma de Macri-Nuñez Feijóo, solo que 250 años atrás.

Reitero, para que no se confunda un rápido lector, la Argentina necesita de las empresas nacionales y españolas radicadas en el país y que éstas generen divisas, valor agregado y empleo. Ahora, bajar los aranceles importación de barcos más de 30 metros de eslora del 14% al 7% para que “casi la mitad de los buques que operan en aguas argentinas” (sic), es decir unos 250 de ellos, se construyan en los astilleros gallegos, sin ninguna contraparte a favor de la Argentina, es un verdadero despropósito.

Hubiese sido una interesante oportunidad para que Nuñez Feijóo nos diga qué posición tiene España respecto al futuro de Malvinas y la Antártida a partir del Brexit, en razón de que el Reino de España no puso objeciones a su incorporación como Territorio del Ultramar al votar la aprobación de la Constitución de la Unión Europea (UE).

Por otro lado, los buques españoles y en especial los gallegos, como contrapartida, deberían dejar de capturar nuestros recursos pesqueros con licencias ilegales británicas en Malvinas, al igual que las capturas ilegales de nuestros recursos migratorios en la Z.E.E. argentina o adyacente, ya que gran parte de esas materias primas de origen argentino terminan en las mesas de los españoles, compitiendo con los productos industrializados en Argentina, incluso, de aquellas empresas españolas que están radicadas en nuestro país. Al respecto el Reino de España no debiera desconocer que la Unión Europea, el 29 de septiembre de 2008, dictó el Reglamento (CE) Nº 1005/2008 del Consejo, que establece la Pesca INDNR (Ilegal, no declarada, no registrada), y su país, es parte contratante de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que ha ratificado los Acuerdos relativos a la conservación y la ordenación de las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios del 4 de agosto de 1995 y ha suscrito el Acuerdo del 24 de noviembre de 1993 para promover el cumplimiento de las medidas internacionales de conservación y ordenación por los buques pesqueros que pescan en alta mar de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. El principio esencial establecido en esas disposiciones es que todos los Estados tienen el deber de adoptar medidas adecuadas para asegurar la gestión sostenible de los recursos marinos y de cooperar unos con otros para ese fin y que, “la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) es una de las mayores amenazas para la explotación sostenible de los recursos acuáticos vivos y socava los cimientos mismos de la política pesquera común y los esfuerzos internacionales por lograr un mejor gobierno de los mares. Además, es una gran amenaza para la biodiversidad marina, a la que debe hacerse frente conforme a los objetivos fijados en la comunicación de la Comisión titulada “Detener la pérdida de biodiversidad para 2010”, y más adelante. En síntesis, todos los españoles invirtiendo en el continente argentino, con las reglas de Argentina y ningún barco gallego pescando en forma ilegal en el Atlántico Sur.

Al mismo tiempo, desalentar toda sociedad gallega en Malvinas, el desarrollo portuario en ese archipiélago, eliminar toda política de subsidio a las capturas a distancia y la aplicación de aranceles a la importación de productos elaborados en la Argentina.

Los acuerdos de cooperación son fundamentales cuando son de mutuo interés y beneficio. No cuando nos retrotraen a las políticas del Reino de España y el Virreinato de 1770.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

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EL REPARTO DE LOS PECES. ES UNA CUESTIÓN DE FE. NO ES UN BIEN NEGOCIABLE

César Augusto Lerena*

Imagen de AnnRos en Pixabay 

Se largó la campaña electoral y las PASO demostraron en detalle, el humor y las necesidades de la gente. El gobierno después de casi cuatro años de decirnos que ”este es el camino” llevó a los argentinos al barranco que, era lógico imaginar (a pesar de las encuestas) con un 35% de pobreza, 7% de indigencia, 10,1% de desempleo y una inflación anual del 54% y acumulada en 2019 del 25% que empobrece a la cada vez más angustiada clase media.

La fe mueve montañas (Mateo 17:20) y, es lo que han tenido los argentinos estos años, ante la promesa del presidente de reducir a cero el hambre y la inflación con “el mejor equipo en cincuenta años”. Pidió que se lo juzgue y las PASO dictaron su veredicto, democrático y final.

Ante tal incomprensión (¿?), los gobernantes, declarando que habían escuchado el mensaje, salieron en desordenada carrera a tratar de revertir el resultado electoral (El síntoma), no a darle bienestar a la gente (Curar la enfermedad) y, es ahí, donde quedó al desnudo la verdad: no había equipo, no era el mejor, no había plan ni senda que transitar.

Y, en las oscuras sombras de esa derrota —como suele ocurrir— los que se abrazaron y se sacaron fotos con cuanto funcionario de gobierno hubiese; los que se reunían en amplias mesas de directorio para mostrar una imagen de consenso; los que acompañaron normas antidemocráticas para mezquinos fines personales y, hasta los que pusieron a disposición de los spots publicitarios de campaña un inexistente desarrollo nacional; los mismos, dotados de garrochas inconmensurables saltaron a abrazarse presurosos a las muy probables nuevas autoridades nacionales, provinciales y barriales. Y hubo fotos, como es lógico.

El sector pesquero no es la excepción. Y, empezó la promoción del futuro subsecretario de pesca, como si se tratase de un método mercantil de ir con plata y comprar un sillón. El gobierno se dio cuenta, tarde y mal, pero se apioló, pero, estos promotores, todavía no han caído, de que no se trata de imponer un señor que los represente y resuelva según sus intereses, sino que la hora dramática exige, poner al sector a contribuir con su cuota parte, a paliar esta gran crisis nacional, a través de agregar valor a las materias primas, generar empleo registrado, contribuir a disminuir el hambre de los argentinos y dar sustentabilidad económica, biológica y social a la actividad.

El próximo gobierno no solo quiere transitar ese camino, sino que es el único camino posible para sacar a la Argentina de la pobreza, la desocupación y el desencanto.

El sector pesquero no necesita un apoderado en la Subsecretaría de Pesca, sino un proyecto sustentable; dicho con énfasis: económico, social y biológico, que, han sido incapaces de diseñar y encarnar los que han formado parte del Consejo Federal Pesquero durante años. Si no fuese así, no tendríamos un bajísimo valor agregado en las exportaciones, una disminución sostenida del empleo, depredación y el descarte de ingentes toneladas de proteínas, la extracción de millones de toneladas por parte de buques extranjeros, la expropiación de los recursos provinciales y la aplicación de reglas que perjudican seriamente a las empresas nacionales y extranjeras radicadas en el país.

La Nación no necesita un Subsecretario de Pesca que represente la voluntad y los negocios de un mandante, necesita de Secretarios de Pesca provinciales fuertes que administren sus recursos provinciales y un Subsecretario Nacional que coordine las acciones y fije las políticas nacionales para dar previsibilidad a la explotación, la industria y el comercio, interviniendo en aquellas cuestiones donde la pesca ocupa un rol protagónico en la Soberanía Nacional en el Atlántico Sur.

Este funcionario y el Consejo Federal Pesquero que preside, deberían:

Cuidar el medio ambiente marino y la biomasa del Atlántico Sur, que además de demostrar a los Estados de Bandera (extranjeros) la vocación nacional de combatir la depredación y contaminación.

Procurar también una explotación sustentable de hidrocarburos, de modo de asegurar un ambiente marino sustentable compatible con la pesca.

Asegurar a las pequeñas empresas la Unidad Económica Pesquera y su Función Social para garantizar la permanencia y desarrollo de las empresas familiares.

Duplicar las exportaciones pesqueras anuales, como resultado de agregar valor a la merluza y al langostino; aumentar las capturas de calamar y agregarle valor, acordar la captura extranjera de 750 mil toneladas sin control argentino en la zona adyacente a la ZEE.

Triplicar la mano de obra directa en la actividad pesquera hoy estimada en 25.000 personas (en blanco) como consecuencia de las mayores exportaciones, el incremento de consumo interno (hoy está en 6kg/año y el promedio mundial es de 19kg/año), el cambio del modelo extractivo por el industrial, agregando mayor valor a los productos, prohibiendo el descarte y su aprovechamiento industrial.

Contribuir a la reducir del hambre de la niñez y adolescencia cubriendo las necesidades proteicas diarias de tres millones de niños y adolescentes diarios todo el año, con motivo del desembarco, proceso industrial y aprovechamiento de las 300 mil toneladas que se descartan por año, ajustándose a las exigencias de descarte cero que la Unión Europea aplica desde 2014 y la Ley 24.922 exige desde 1998.

Definir los ámbitos de aplicación de la legislación nacional y federalizar los recursos pesqueros para devolverle los recursos originarios a las provincias, generando una mayor radicación poblacional e industrial, con la consiguiente generación de empleo y riqueza.

Aumentar la ocupación del Atlántico Sur con barcos nacionales en la Alta Mar, con motivo de los incentivos a la flota argentina para pescar en esta área.

Reducir todos los derechos e incentivar la captura del calamar para darle competitividad a esta flota frente a los subsidios que recibe la flota extranjera y, al mismo tiempo, provocar una menor captura de esta especie por parte de los buques extranjeros licenciados por el gobierno ilegal de Malvinas.

Ampliar el interés de los argentinos en la problemática marítima y pesquera derivada de un mayor consumo de esta especie, de la mayor afectación de fondos para la capacitación de los consumidores y difusión de las bondades del pescado en la salud.

Mejorar la calificación del personal y consecuente eficiencia en el trabajo y calidad de los productos como consecuencia de afectación de más fondos a la capacitación de operarios y técnicos.

Desalentar la presencia de buques extranjeros en el Atlántico Sur como consecuencia de una mayor presencia de fuerzas armadas y de seguridad en el mar, otorgándoles una mayor cantidad de fondos y, de promover acuerdos con empresas nacionales que les permitan menores costos operativos, disminuyendo el interés en las licencias ilegales británicas por parte de buques extranjeros con motivo de mejores condiciones económicas y operativas para las capturas asociados a empresas nacionales.

Ampliar la distribución de los recursos pesqueros de dominio del Estado para generar un mayor desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.

Renovar la flota pesquera obsoleta, en especial los 240 buques que a 2019 se consideran que han cumplido la vida útil, como consecuencia de la afectación de mayores fondos para construcción nacional y la disposición de medios financieros y otras facilidades previstas en la Ley de Renovación Solanas-Luenzo que se trata en el Congreso de la Nación y, con tal motivo reducir la siniestralidad y los naufragios con pérdidas de tripulantes. Establecer una tabla de vida útil de los buques pesqueros, para sacar los buques de la operatividad en término y evitar naufragios con pérdidas humanas.

Disponer de una Ley Federal y Social de Pesca que promueva el desarrollo pesquero y la sustentabilidad del recurso y, el amparo a todas las reformas que se propician promover una previsión cierta a las inversiones nacionales y extranjeras en la actividad, un desarrollo integral de todos los territorios de la Nación y cumplir con la función social de la explotación de este recurso del Estado.

Mejorar las condiciones de negociación en las empresas nacionales con los buques extranjeros que pescan las especies migratorias argentinas y asociadas en la Alta Mar, a través de facilitar los acuerdos con las empresas locales, al reafirmar la titularidad de Argentina de esos recursos en su condición de país ribereño y titular de sus especies originarias.

Jerarquizar y ampliar el alcance de la misión y funciones de la Subsecretaría para demostrar a los actores de la actividad la vocación del Estado de darle mayor importancia y atención a los asuntos productivos relativos al Atlántico Sur y facilitar al funcionario las negociaciones de acuerdos y la ejecución de los programas de inversión y desarrollo.

Reducir los costos operativos, dándole mayor participación a las Provincias, al sector empresario y gremial en el Consejo Federal Pesquero.

Independizar del poder político la investigación del INIDEP dándole autonomía en las decisiones para asegurar la tarea científica, garantizar los informes sobre el stock biológico y la Captura Máxima Sostenible y, en base a ello, siendo necesario y vinculante, su dictamen previo para el otorgamiento de Cuotas y Autorizaciones de Captura por parte del Consejo Federal Pesquero.

Efectuar un seguimiento en forma continua de todos los proyectos de inversión, radicación industrial, agregado de valor y ocupación de mano de obra etc. a las empresas concesionarias de cuotas y autorizaciones de captura.

Disponer, que si bien las transferencias de los buques, en determinadas condiciones serán posibles, el Estado cobrará todos los derechos relativos a los permisos, cuotas y autorizaciones de captura, evitando la venta entre privados de estas habilitaciones.

Procurar que la Argentina, en su carácter de carácter ribereño, pueda ejercer un mayor control de sus recursos pesqueros en el Atlántico Sur.

Procurar, a través de las acciones y negociaciones pertinentes, que todos los buques que pesquen en la Zona Económica Exclusiva o más allá de esta, sobre los recursos migratorios originarios en la Z.E.E. deberán encontrarse habilitaciones y abonar los correspondientes derechos.

Sancionar a todos los buques que con o sin licencia ilegal inglesa pesquen en el área de exclusión ilegal británica de Malvinas, por cuanto transgreden las normas argentinas y las Resoluciones de las Naciones Unidas y la CONVEMAR.

Declarar la emergencia pesquera y contra la contaminación marina en el Atlántico Sur para favorecer el control de la pesca ilegal en el Atlántico Sur y, para favorecer las negociaciones entre empresas y llegar a acuerdos de explotación de los recursos.

Concretar nuevos Acuerdos con Uruguay que dificulten las operaciones de buques extranjeros en el Atlántico Sur y posibiliten una integración rioplatense para defensa del Atlántico Sur y, con la República de Chile de modo de favorecer la realización de actividades económicas en el área austral bioceánica.

Procurar la adhesión de todos los países de América del Sur al Tratado Antártico y la firma de un acuerdo de transformación del Continente Antártico en la “Reserva Ambiental, Científica, Acuífera y Alimentaria de Latinoamérica” puede visibilizar las acciones de Argentina sobre la Antártida y el Océano Austral.

No se necesita promover con cualquier subterfugio, al futuro Subsecretario de Pesca, se necesita un plan que cambie definitivamente el rumbo y contribuya a la grandeza de la Nación y al Bienestar de su pueblo. Y, mientras tanto, por favor, no más medidas que hagan más insustentable la actividad.

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

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