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JOVAN DIVJAK. SU LEGADO.

Cristian Beltran*

Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, abril de 2008, desde el “Bascarsija”, el barrio tradicional de artesanos y comerciantes me dirigí en auto, atravesando el puente que cruza el río Miljaka, hacia “Grbavica” para encontrarme con uno de los hombres más controvertidos y fascinantes de la historia de la ciudad en los últimos 20 años, el General Jovan Divjak. A través de un laberinto de calles y edificios de apartamentos en plena reconstrucción, la historia reciente de la ciudad se iba desgranando a cada paso. Las huellas dejadas por los bombardeos y la metralla que disparaban los serbo-bosnios desde los montes que rodean la ciudad aún se percibían en las fachadas de las casas. Cerca de las 10 de la mañana arribe a una casona de dos pisos, donde me recibió una joven —había arreglado previamente una cita con el General ya retirado— y mientras intercambiaba unas palabras con la que parecía ser su asistente, se abrió una puerta y Jovan Divjak me invitó a pasar, sin ningún protocolo por parte de alguien tan importante como él, y me estrechó la mano. Nos sentamos alrededor de una mesa, junto con Zlatan, mi traductor, ya que el general no habla inglés, si francés; me contó acerca de las fotos que cuelgan sobre las paredes, muchas ellas alusivas a la guerra de los años ‘90, pero también otras que hablan de la importancia de este hombre en la historia de la ciudad, cientos de condecoraciones y premios de distintos gobiernos de Europa y de otras partes del mundo, pero ¿cómo entender esto?

Para esclarecer la influencia de su legado debemos remontarnos a la historia reciente de Bosnia-Herzegovina y en especial de su ciudad capital, Sarajevo, la llamada “Jerusalem de Europa”[1]. En abril de 1992, el parlamento bosnio, que debía decidir el futuro de un territorio multiétnico, un verdadero polvorín en las entrañas de los Balcanes, declaró la independencia del país; eso significaba salirse de un Estado ya en agonía, Yugoeslavia[2]. El “sí” lo dieron los bosnios-musulmanes (bosníacos), mayoría en Bosnia, con la oposición de los serbo-bosnios y las reticencias de los bosnio-croatas. No pasaron muchos días para que comienzara la guerra y el asedio a Sarajevo, los serbo-bosnios, con apoyo militar yugoeslavo atacaron la ciudad[3].

Durante los oscuros días de la guerra en donde la ciudad se convirtió en una “ratonera”, Divjak se convirtió en un símbolo de la resistencia y de la convivencia multiétnica de la ciudad. Nacido en Belgrado, capital de Serbia, en una familia de religión ortodoxa, la guerra lo encontró prestando servicios en Sarajevo, hasta entonces enrolado en el ejército yugoeslavo y como jefe de las fuerzas de Defensa Territorial. En los días previos a la guerra, Divjak robó armas y municiones de un depósito de armas yugoeslavo, por lo que fue encarcelado y posteriormente liberado; la acción tenía como objetivo armar al nuevo ejército bosnio. Dada su condición de nacido en Serbia el nuevo gobierno bosnio de mayoría musulmana desconfiaba de él, quitándole las principales responsabilidades en la conducción de la defensa. El General Divjak, como me comentaría en la charla, sabía el trasfondo político del asedio, la extinción de los musulmanes o su sometimiento y la creación de la “Gran Serbia”. En 1994, el asedio a Sarajevo produjo miles de víctimas, muchos niños y niñas entre ellos. En medio del fragor de la guerra, Divjak decidió fundar una ONG, “La Educación Construye Bosnia”, destinada a romper las barreras étnicas y el odio y dar refugio a los huérfanos que estaba dejando el conflicto. A través de su organización, que contaría con el apoyo de instituciones extranjeras y muchos gobiernos, el General Divjak se estaría convirtiendo en un hombre popular en la ciudad; mientras tanto, el ejército bosnio, compuesto en un setenta por ciento por musulmanes, seguía defendiendo la ciudad. En 1995 se firmaron los acuerdos de Dayton que establecieron la formación de un Estado bosnio con dos entidades, la República Serbia de Bosnia y la Federación bosnio-croata.

Después de tomar un café turco, Divjak me llevó hacia los montes que rodean la ciudad, avanzamos a través de un camino serpenteante, en los suburbios de Sarajevo; la nieve se acumula en las orillas de la estrecha ruta. Conversamos acerca de la estrategia de defensa, la presencia de mercenarios islámicos venidos de Medio Oriente y de la participación de los civiles en la defensa. Desde lo alto del monte, pude observar Sarajevo, mientras Divjak me conducía hacia una de las tantas trincheras, ya deterioradas por el tiempo, cavadas por el ejército bosnio; a pocos metros un bunker de cemento muestra los rastros de las metrallas, en lo que supo ser un bosque de pinos y coníferas, en el que hoy quedan unos pocos árboles, “el resto fue cortado para calentar los hogares en invierno” me dijo Divjak.

En mayo de 2011, regresé a Sarajevo, pero Divjak no estaba, desde marzo permanecía en Austria detenido y acusado de crímenes de guerra por un tribunal serbio. El cargo principal era la muerte de 42 soldados en 1992, durante las negociaciones de un cese al fuego en la capital bosnia. Después de unos meses y ante la presión internacional y la falta de pruebas, el General Divjak fue sobreseído y regresó triunfante Sarajevo en donde una multitud lo esperaba ansiosa.

Lamentablemente, en abril de 2021, el General Jovan Divjak, aquél que había decidido luchar por la civilización contra el genocidio hacia los musulmanes, el que se había ganado el respeto del pueblo bosnio y la confianza de los musulmanes a pesar de ser ortodoxo, fallecía en su Sarajevo querida. Divjak fue enterrado con honores, su féretro fue acompañado por una multitud, entre la que se encontraba una gran cantidad de ex combatientes y compañeros de armas. En mi memoria queda esa conversación que tuve con este hombre tan respetable, su sentido de humanidad y su lucha por una Bosnia-Herzegovina sin odios, sin rencores y en donde todas las etnias puedan convivir en paz.

 

* Licenciado en Historia por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Investigador free lance sobre asuntos balcánicos y del Cáucaso. Adscrito a la Cátedra de Historia Contemporánea (2011-2012) en la Escuela de Historia de la misma facultad. Docente dependiente del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Miembro de la SAEEG.

 

Referencias

[1] Sarajevo ha sido desde hace siglo una ciudad multiétnica en la que conviven musulmanes de origen eslavo (convertidos al Islam a partir de la llegada del Imperio Otomano), ortodoxos, católicos y judíos.

[2] Hasta 1991, Yugoeslavia comprendía Croacia, Serbia, Eslovenia, Bosnia, Macedonia y Montenegro. Croatas y eslovenos fueron los primeros en abandonar la federación yugoeslava.

[3] El asedio a Sarajevo fue el más largo desde la Segunda Guerra Mundial. El cerco se levantaría recién durante los primeros días de 1996, una vez firmada la paz. 11 mil personas entre civiles y soldados perecieron durante la guerra, solo en Sarajevo.

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EL TERROR EN EUROPA: LA VÍA BALCÁNICA. LA MIGRACIÓN Y LA DELINCUENCIA EN LA SOCIEDAD GLOBALIZADA

Giovanni Ramunno*

La iniciativa de la Ministra del Interior, Luciana Lamorgese, de reanudar las patrullas policiales conjuntas en la frontera entre Italia y Eslovenia con el fin de combatir la inmigración ilegal y erradicar la trata de seres humanos a través de los Balcanes ha sido retomada positivamente por su homólogo del gobierno esloveno, Aleš Hojs. La intensificación de las actividades transfronterizas podría interpretarse como la parte visible de un trabajo mucho más complejo y exigente, con la implicación de diferentes realidades.

La frontera noreste es conocida por ser una zona de tránsito para redes criminales, así como para migrantes de Asia y del norte de África. Además, en el último período, el caudal desde la Ruta de los Balcanes se ha acelerado, también debido a condiciones meteorológicas más favorables. En el último mes de mayo, la intervención de las fuerzas del orden para frenar el fenómeno en Eslovenia ha rastreado a 15 migrantes. Ocho afganos fueron detenidos en Kačiče (en la zona entre Lokev y las cuevas de San Canziano ndr), mientras que dos ciudadanos iraníes fueron detenidos en Starod (cerca de la puerta del monte Sneznik ed) y una persona de origen marroquí en Rakitovec, en la Ciceria eslovena. También el 13 de mayo, agentes del Departamento de Policía de Koper arrestaron a un traficante esloveno de 20 años por ayudar a la inmigración ilegal. El mismo día otros seis migrantes se detuvieron en diferentes zonas de los confines entre Croacia e Italia.

La magnitud del fenómeno indica cuán lucrativa es la trata de personas al confirmar las afirmaciones interceptadas, como parte de la investigación sobre la “capital de la mafia”, por Salvatore Buzzi, la mano derecha de Massimo Carminati. Esto también lo confirma “Elham Nur”, un traficante de personas entrevistado por la BBC y que afirma enviar personas a Italia, Francia y el Reino Unido con gran éxito, gracias a las buenas conexiones con otros criminales y ganando 3.500 dólares por cada migrante que trae a Italia (En particular, el traficante afirma que “nuestro precio es de 1.000 dólares de Afganistán a Turquía”, “de Turquía a Serbia son 4.000 dólares; desde allí en Italia cobramos otros 3.500 dólares. Esto es un total de $8.500”.

Su red utiliza casas de seguridad en el camino, en ciudades como Teherán, Van (en Turquía) y Estambul, y continúa, en la misma entrevista, especificando que “no asumen ninguna responsabilidad por ellos si son capturados por la policía, pero si son secuestrados por militantes o grupos armados, pagamos un rescate para liberarlos”. Los traficantes de personas dependen de las mismas redes criminales que trafican drogas y armas o blanquean dinero; se sienten atraídos por los Balcanes debido a los bajos riesgos de cruzar fronteras o utilizar empresas y sistemas bancarios. Muchos de los puntos calientes identificados en el informe de la Iniciativa Global se encuentran principalmente en las zonas fronterizas, pero el informe también examina áreas clave donde los delincuentes blanquean las ganancias generadas por el tráfico ilícito: sumas relativamente pequeñas de dinero se blanquean en restaurantes, panaderías, empresas de catering y más. Sumas mayores, por otro lado, fluyen hacia la venta de bienes raíces, juegos de azar y turismo.

Valichi (Fonte:https://www.policija.si/index.php/component/content/article/119/526)

Los acuerdos para los “viajes de esperanza” a menudo se concluyen en Grecia o Turquía. Más específicamente, los traficantes utilizan contactos en campos de refugiados o ciudades (a menudo alrededor de puertos) donde se reúnen solicitantes de asilo y migrantes o los migrantes llegan a ellos (por ejemplo, alrededor de una estación de tren y autobús o puerto). Un informe del Ministerio del Interior albanés, informa la BBC, señala que “las redes organizadas de traficantes, compuestas por ciudadanos griegos y albaneses, a menudo participan en la organización de su paso en Italia o en la frontera con Albania, para obtener una compensación”.

Para la realidad nacional del noreste, los cruces tienen lugar principalmente desde Croacia, cerca de Dragonia, Jelsane, Babno Polje y Metlika y luego cruzan Eslovenia y llegan a las provincias de Gorizia y Trieste. Concretamente, en el cantón de Una-Sana, en Bosnia y Herzegovina, los traficantes se cuelan en los campamentos de refugiados y negocian los detalles del intento de tráfico ilícito, los “reparadores” conectan a los migrantes con los conductores de diversos vehículos que los llevan de las aldeas a las grandes ciudades, de los pueblos a los asentamientos cercanos a las fronteras o los recogen en las fronteras y proporcionan documentos falsos.

Después los guardianes actúan como guías, acompañando a pequeños grupos de unos cinco migrantes a caminar por el bosque hasta Croacia.

Los guardias a las puertas también organizan el transporte en transbordadores y balsas a través de las fronteras azules, como es el caso de cruzar el Sava o el paso a través de los túneles que la policía ha descubierto (3-7 metros de profundidad y 15-30 metros de largo) bajo una cerca de alambre de púas a lo largo de la frontera serbio-húngara cerca de Szeged, Asotalom y Kelebija. Algunos acercamientos se realizan a pie por la noche a través de contactos locales o por teléfono o a través de las redes sociales. Además, los letreros están dispuestos en la calle (como latas de hojalata que cuelgan de los árboles, grafitis en los edificios). Algunos también utilizan servicios regulares de autobús o tren, como de Sarajevo a Bihac en Bosnia y Herzegovina, alojándose en hoteles.

Cantón de Una-Suna y directrices de inmigración ilegal

Testimonios e investigaciones citan a algunos migrantes que afirman que algunos policías y guardias fronterizos participan en actividades delictivas, en el papel de fijadores. La policía y los funcionarios fronterizos corruptos han sido detenidos en varios lugares. En noviembre de 2020, el jefe de la estación fronteriza en Zvornik, Bosnia y Herzegovina, fue arrestado por tráfico de migrantes. En agosto de 2020, un policía de Tirana fue detenido en Pogradec, cerca de la frontera con el norte de Macedonia, mientras transportaba a dos ciudadanos sirios con su coche por 70 euros cada uno.

La mayoría de los migrantes y solicitantes de asilo entran en los Balcanes Occidentales desde Grecia o alrededor de Gevgelija en el norte de Macedonia o cerca de Kakavia y Kapstica en Albania. Una estimación aproximada del mercado del tráfico ilícito de migrantes en la frontera sur de los Balcanes Occidentales oscila entre 11,8 millones de euros y 17,7 millones de euros en la frontera entre Grecia y Macedonia septentrional y entre 7,5 millones y 11,5 millones de euros entre Grecia y Albania. En total, en 2020, la actividad de tráfico de migrantes a los principales puntos de entrada de los Balcanes Occidentales en la frontera entre Grecia y la vecina Macedonia del Norte y Albania se puede estimar entre 19,5 y 29 millones de euros.

Uno de los mayores puntos calientes es la frontera entre Bosnia y Herzegovina y Croacia, especialmente alrededor de la ciudad de Bihać en el cantón de Una-Sana. En este ámbito, se ha tenido en cuenta el hecho de que en el cantón de Una-Sana también se está acordando el tráfico de migrantes a través de Croacia hacia Eslovenia e Italia.

La carretera menos transitada conduce al norte, principalmente a través del río Gradiška al noreste de Banja Luka, luego alrededor del distrito de Brčko y a través de la frontera con Croacia. El profesor Eldan Mujanovic, de la Facultad de Criminología y Estudios de Seguridad de la Universidad de Sarajevo, comentó la gestión de la crisis de los migrantes afirmando que “los campamentos de migrantes no deberían estar donde están hoy, es decir, en la parte occidental de Bosnia y Herzegovina, cerca de la frontera con la Unión Europea” [n.d.r. en la zona de Bihac]

Estos son los puntos de salida clave para los migrantes que pasan por los Balcanes Occidentales y los esfuerzos por entrar en la UE. Como resultado, el número total de personas, costos y riesgos es relativamente alto. Se estima que el mercado en este ámbito estaba valorado entre siete y 10,5 millones de euros en 2020.

Muchos de los puntos críticos conocidos desde hace mucho tiempo, que se encuentran con mayor frecuencia en las zonas fronterizas, se caracterizan por ser centros delictivos: al mismo tiempo están presentes varias actividades delictivas, como el tráfico ilícito de drogas y el blanqueo de dinero, junto con el tráfico de migrantes. En cuanto al fondo, una cantidad relativamente pequeña de dinero se blanquea en actividades de generación de efectivo, como restaurantes, panaderías, gasolineras y compañías de taxis, y, por otra parte, grandes sumas de dinero fluyen hacia los sectores de la construcción y el sector inmobiliario, el juego y el turismo.

Es sorprendente lo poco que las instituciones regionales competentes quieren influir en este fenómeno; de hecho, aunque estos lugares son bien conocidos, las incautaciones de drogas y armas son pequeñas —con la excepción del cannabis— y las detenciones de grandes delincuentes son raras, lo que sugiere que existe una red de connivencia. Aún más sorprendente es saber que en el pueblo de Stijena, vecino de Cazin, la construcción de casas erigidas por miembros de la comunidad salafista local es cada vez más frecuente y los habitantes temen que un nuevo Maoča brote en este parajamat [“grupos no registrados liderados por salafistas que actúan por fuera de la jurisdicción de la comunidad islámica oficial”, nota del traductor], escribe “Dnevni Avaz”.

El mismo personal de redacción se puso en contacto con los organismos de seguridad y consultó la documentación confidencial de Bosnia y Herzegovina e informa de que “en Podgredina, la capacitación se celebra todos los fines de semana, es decir, conferencias para miembros del movimiento wahabí. En ese lugar se construyó una estructura más grande y otra más pequeña para la sala de estar. Un mayor número de miembros de ese movimiento pueden venir al centro al mismo tiempo”, dicen los periódicos. Se afirma que el centro está rodeado de casas wahabíes, y que uno de los líderes es un wahabí que trabaja en la capital austriaca Viena.

Entonces, mientras Podgredina se está estableciendo como una nueva comunidad wahabí, Gornja Maoča no abandona sus hábitos anteriores y los wahabíes de esa aldea dijeron que pedirían a Dragan Mektić, el ministro de seguridad de Bosnia y Herzegovina, y a las autoridades que explicaran, en nombre de la libertad religiosa, “porque son radicales y extremos” y les ofrecieran pruebas de estas acusaciones.

Bosnia: Imán salafista Hussein Bosnic

Los expertos en seguridad estiman que hay 20.000 salafistas en Bosnia y Herzegovina; los propios salafistas dicen que hay 50.000. “La presión diplomática sobre Arabia Saudí es urgente para detener el trabajo misionero de las organizaciones religiosas saudíes”, dijo el portavoz de la Comunidad Islámica, Jusic.

A principios de 2019, el Servicio de Extranjeros (SPS) en Sarajevo y Bihać puso bajo vigilancia a seis “migrantes” de Afganistán que “representan una amenaza para el orden público y la seguridad en Bosnia y Herzegovina”. Cinco están vinculados al terrorismo internacional y uno es sospechoso de trata de seres humanos y delincuencia organizada. Los inspectores de MSF localizaron a las personas mencionadas sobre la base de medidas de control mejoradas y de la cooperación y el intercambio de información con organismos nacionales e internacionales, principalmente mediante el intercambio de datos biométricos. “Con respecto a las personas mencionadas, el SPS, en cooperación con los organismos asociados, está llevando a cabo el procedimiento de confirmación de identidad y estableciendo otros hechos necesarios para su expulsión del territorio de Bosnia y Herzegovina, sobre la base de medidas de expulsión dictadas anteriormente. Ahora estamos llevando a cabo acciones operativas para determinar las rutas de movimiento de las personas que hemos colocado bajo vigilancia, la fecha de su ingreso en Bosnia-Erzegovina y su punto de contacto en este país”, ha afirmado el director del SPS Slobodan Ujić.

Así, mientras las autoridades bosnias se enfrentan a la amenaza del extremismo islámico, el 8 de mayo de 2021 la policía croata persiguió una furgoneta blanca con matrículas extranjeras sospechosa de transportar migrantes. El conductor perseguido por siete vehículos policiales chocó contra un vehículo oficial y luego se detuvo entre Normanci y Koška. Había diez hombres y un niño a bordo del vehículo. Si el Consejero Regional de Seguridad de la región de Friuli Venezia Giulia, Pierpaolo Roberti, tiene elementos válidos de análisis para afirmar que “… la existencia de vínculos entre los traficantes de seres humanos y los terroristas ya está establecida”, se requiere un enfoque más proactivo y sistemático de las actividades de investigación e investigación e inteligencia para mitigar las operaciones delictivas que están cada vez más globalizadas, lo que representa una amenaza muy grave para las instituciones europeas y las comunidades nacionales.

 

* Periodista y responsable de prensa, ocupó el cargo específico en los principales teatros operativos, incluidos la ex Yugoslavia, Kosovo, Irak y ElLíbano. Fue jefe de la oficina de prensa de la operación europea “Althea” en Bosnia y asesor de comunicaciones del presidente del comité militar de la Unión Europea. Como piloto de helicóptero, trabajó con las Naciones Unidas en El Líbano como jefe de las actividades aéreas de la misión de la FPNUL y dirigió el grupo de vuelo en Kosovo; fue observador en la Misión de Observadores de la Comunidad Europea en Serbia, Montenegro, Croacia y Bosnia y en la Misión de Observadores Diplomáticos de Kosovo en Kosovo y Macedonia. Ha publicado “Magreb o un espacio de cooperación y desarrollo”, “Irán desde la primera posguerra hasta el acuerdo de Argel” y “La dama de los cristales: el desafío de la vida”. Colabora con revistas y sitios sobre los principales problemas de seguridad.

 

Artículo traducido por la SAEEG con expresa autorización de su autor. Publicado originalmente el 10/06/2021 en OFCS.Report – Osservatorio – Focus per la Cultura della Sicurezza, Roma, Italia, https://www.ofcs.it/internazionale/difesa-e-sicurezza-nazionale/terrore-in-europa-la-pista-balcanica/#gsc.tab=0

Prohibida su reproducción.

VISIONES GEOPOLÍTICAS CONTRAPUESTAS. UN SIGLO DE PÉRDIDA DE INICIATIVA EUROPEA. (PRIMERA PARTE)

Marcelo Javier de los Reyes*

«Britons wants you». Afiche con la imagen de Horacio Kitchener: “¡Únete al ejército de tu país! Dios salve al rey”, 1914.
Introducción

Los países de Europa dominaron buena parte del mundo hasta comienzos del siglo XX. Se utiliza el concepto de “la paz armada” para denominar la carrera armamentística y el desarrollo de la industria militar —por parte de las potencias europeas— que se llevó a cabo entre el fin de la guerra franco-prusiana (1871) hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914). A comienzos del siglo, la competencia entre las potencias por los espacios desencadenó cuatro crisis internacionales que obraron como precedentes de la guerra que se iniciaría en 1914: la primera crisis marroquí, 1905-1906, que involucró a Francia, España y Alemania; la anexión austríaca de Bosnia-Herzegovina, 1908; el incidente de Agadir en Marruecos, 1911, que también tuvo como escenarios Marruecos y como protagonistas a Alemania y a Francia; y las guerras balcánicas, 1912-1913.

Estas guerras provocaron los siguientes cambios en la región:

    • el imperio turco quedó reducido en los Balcanes a la región en torno a Estambul,
    • Serbia, aliada de Rusia y protectora de los derechos de los ciudadanos eslavos en el seno de Austria-Hungría, se consolidó como el principal Estado de la región;
    • el imperio austrohúngaro, alarmado por el poder que adquiría Serbia, contempló la necesidad de emprender una guerra preventiva como forma de impedir que Serbia provocara un levantamiento general de los eslavos en sus dominios. Para los Habsburgo estaba claro que si ello ocurría, Serbia contaba con el apoyo de Rusia.
    • Alemania estaba dispuesta a acudir en respaldo de Austria-Hungría.
    • lo propio haría Rusia a favor de Serbia y, a su vez, Francia respaldaría a Rusia.

De este modo, estas cuatro crisis permitían comprender como se alinearían las fuerzas de cara a un conflicto y cómo se tensaban las relaciones entre las potencias haciendo casi imposible que la guerra pudiera evitarse.

La emergencia de nuevos actores, como Estados Unidos y Japón, comenzó a revelar que el poderío europeo tenía sus limitaciones. En el caso del Japón, el hecho palpable se aprecia en la guerra con Rusia (1904-1905), a la cual derrotó. Su poder se mantuvo durante la década del 30 y hasta la mitad del 40, y ello se constata en la invasión a las colonias europeas en Asia cuando se produjo la expansión japonesa.

Con respecto a Estados Unidos, su peso y presión sobre la política exterior y sobre la defensa europea se aprecian ya desde el curso de la Primera Guerra Mundial y se mantiene hasta el presente, asfixiando la geopolítica de los países de la Unión Europea y de la de cada uno de los países europeos, aun los que no integran ese bloque.

En los últimos años la dirigencia europea está percibiendo las limitaciones que ello le ha ocasionado y ha tomado conciencia que, de continuar por ese camino, sus decisiones permanecerán bajo la subordinación de los Estados Unidos, o en el futuro de Rusia o de China. Angela Merkel y Emmanuel Macron procuran torcer ese destino.

Mar y Tierra. La mirada puesta en el este.

Carl Schmitt en su libro Mar y Tierra[1], obra editada en 1942, se refiere a las dos bestias de la Biblia, a Leviatán y a Behemot —la del mar y la de la tierra—, para ejemplificar la puja entre el poder naval y el poder terrestre. El dominio de los mares se encontraba hacia fines del siglo XIX en poder del Reino Unido pero la guerra que los Estados Unidos le impusieron a España en 1898, mediante la cual no sólo perdió sus colonias de Filipinas, Guam, Cuba y Puerto Rico sino también su flota de guerra, posicionó a la potencia americana como un nuevo poder naval. Esta conquista coincidía con la geopolítica diseñada por el almirante Alfred Thayer Mahan (1840-1914) en la última década del siglo XIX, quien ponderó el poder naval. Cabe destacar que por esa época el poder naval requería del apoyo de bases estratégicas en tierra como puntos de apoyo para que los buques pudieran abastecerse así como realizar sus actividades específicas, fueran estas militares o comerciales. Estos puntos de apoyo eran cruciales más aun teniendo en cuenta que el combustible utilizado era el carbón. De este modo, se ponía fin al mayor imperio que existió en la historia y los Estados Unidos pasaban a ser una potencia global. Sin embargo, a pesar de que algunos se refieren al “aislacionismo estadounidense” —tema quizás para otro trabajo— debe recordarse la batalla de Derma (1805), en Trípoli, actual Libia, de la que participaron sus marines.

Por esos años el poder naval británico comenzaba a tener un competidor emergente, Alemania, cuya política exterior había cambiado a partir del káiser Guillermo II, imponiendo la Weltpolitik en reemplazo de la Realpolitik desarrollada hasta ese momento por el Canciller Otto von Bismarck con su antecesor, Guillermo I.

Un dato no menor es que tanto el Reino Unido como Alemania tenían grandes reservas de carbón, aunque la segunda no contaba con las mismas bases de apoyo que los británicos supieron conquistar expandiendo su imperio a escala global.

En cuanto a Rusia, su política de expansión hacia el este se inició con la asunción al trono de Pedro el Grande (1672-1725) en 1689[2]. El zar le arrebató a los turcos la zona del mar de Azov, en la desembocadura del río Don, y estableció alianzas con los estados europeos para, precisamente, contrarrestar el poder de los turcos. Del mismo modo, esclareció los límites con Suecia y Polonia en el oeste, lo propio hizo en el sur de sus dominios sobre el río Dnieper y hacia el sudeste, en el Cáucaso, sobre el río Ural, la desembocadura del Volga en Astrakhan y el río Terek[3]. Hacia el este expandió sus dominios sobre Siberia hasta llegar a la península de Kamchatka en 1697. En el plano militar Pedro es considerado el responsable de la modernización del ejército y de la marina de Rusia. Para su organización siguió el modelo europeo y mandó construir una pequeña armada que luego enfrentó a los suecos en el Báltico y a los turcos en el mar Negro en 1696.

La expansión del Imperio ruso también tuvo como protagonista a Catalina la Grande, cuyo gobierno se extendió de 1762 a 1796. La zarina llevó a cabo campañas militares que se dirigieron contra el Imperio otomano, con el objetivo de apropiarse de los puertos cálidos del mar Negro, indispensables para la actividad comercial rusa. En la Guerra Turco-rusa de 1768 a 1774, Rusia conquistó Crimea, anexionada al imperio en 1783. Entre 1787 y 1792 se hizo con todos los territorios ubicados al oeste del río Dniéster, incluido el puerto Ochakov, sobre el mar Negro.

La política imperial de expansión continuó con los sucesores de Catalina la Grande. Hacia Occidente, gracias a las tres particiones de Polonia de 1772, 1793 y 1795, el Imperio ruso obtuvo 468.000 km2 de tierra e incorporó 6 millones de habitantes. Rusia le arrebató a Suecia las islas Åland y toda Finlandia (guerra de 1808 y 1809), a Turquía le ocupó Besarabia (guerra de 1806 a 1812) y en Asia se anexionó Georgia en 1801 y en 1813 ocupó Daguestán y otras áreas. La alianza que las potencias conservadoras realizaron en Europa le permitió a Rusia su expansión hacia en tres direcciones: al suroeste, hacia el Mediterráneo, interfiriendo en las provincias balcánicas de Turquía; al sur, hacia el Cáucaso y Asia central, y al este hacia el Pacífico. La expansión no iría por entonces más allá de las costas del Pacífico y de Alaska, la cual fue vendida a los Estados Unidos en 1867, principalmente debido a las dificultades que implicaban la administración y el aprovisionamiento.

El zar Nicolás I instaló sus tropas en Dardanelos, lo que llevó a las otras potencias europeas a percibir la amenaza de Rusia en Oriente Próximo y en los Balcanes. En 1853, tras la invasión rusa de los principados del Danubio —Moldavia y Valaquia—, Turquía le declaró la guerra a Rusia. En la guerra de Crimea (1853-1856), Rusia se enfrentó a una coalición formada por Turquía, el Reino Unido, Piamonte y Francia, sufriendo un duro revés.

A pesar de que el zar Alejandro II debió firmar la paz de París en 1856 —por lo que Rusia fue obligada a abandonar Kars y parte de Besarabia y su posición en el mar Negro quedó neutralizada y el protectorado ruso sobre los principados del Danubio fue suprimido—, Rusia mantuvo el avance en el Pacífico y en el golfo Pérsico. En 1850 se estableció un asentamiento ruso en el estuario del río Amur y la mitad norte de la isla de Sajalín fue ocupada en 1855. Tres años más tarde, toda la región del Amur y el área meridional (donde se fundó en 1860 la ciudad de Vladivostok) quedaron totalmente anexionadas. En la región de Asia central, Rusia extendió sus dominios hasta alcanzar prácticamente la frontera con la India británica, con la anexión de Tashkent (1865), Bujara (1866), Samarcanda (1868), Jiva (1873) y Jojand (1876); Merv fue anexionada en 1884, tres años después de la muerte de Alejandro.

Su política paneslavista la llevó a involucrarse en los problemas internos del Imperio otomano pero las potencias europeas, principalmente el Reino Unido, siempre temerosas de la dominación rusa de los Dardanelos, convocaron al Congreso de Berlín (1878) para revisar el tratado de San Stefano que había resultado de la guerra ruso-turca de 1877–1878. El equilibrio de poder entre las potencias estaba vigente pero la puja por el poder en Medio Oriente, el Cáucaso y Asia Central estaba tomando fuerza.

Años más tarde, en julio de 1890, el gobierno ruso recibió una alarmante noticia: China había comenzado a construir un ferrocarril hasta la periferia del Extremo Oriente ruso con la ayuda de ingenieros británicos[4]. Hasta ese momento el ferrocarril ruso acababa en los Urales, desde donde se podía continuar a través de un camino de postas que se extendía a lo largo de Siberia[5]. Desde el lago Baikal se podía llegar a Vladivostok en barco a través de los ríos Shilka y Amur, pero dependiendo de las estaciones del año, la comunicación regular podía interrumpirse. Este viaje podía demandar al menos 11 meses[6]. La alternativa era por mar, rodeando India, China, Corea y Japón —unos seis meses de travesía— pero cualquier posible conflicto entre Rusia y el Reino Unido, China o Japón dejaría incomunicado el Extremo Oriente con la Rusia Europea[7].

En agosto de 1890, Nikolái Girs, ministro de Asuntos Exteriores del Imperio ruso, declaró que la construcción del ferrocarril Transiberiano era algo “de vital importancia”[8]. La geopolítica se imponía. La construcción de la “Gran Ruta Siberiana”, como fuera denominado oportunamente el Transiberiano, comenzó el 31 de mayo de 1891 y se inauguró en 1904, lo que permitió conectar Moscú con Vladivostok (9.288 kilómetros) e impulsó un gran desarrollo económico y militar durante el imperio y durante el régimen soviético.

La inauguración del Transiberiano causó alarma en otra potencia: el Reino Unido. Cabe aquí recordar el denominado “Gran Juego”, que durante el siglo XIX enfrentó al Reino Unido y al Imperio ruso por el control de Asia Central, el cual estuvo a punto de derivar en un conflicto armado.

Tras el Congreso de Berlín, Chipre pasó a ser colonia del Imperio británico, el cual controlaba las entradas al Mediterráneo, Gibraltar, y el canal de Suez, inaugurado en 1869, además de la isla Malta.

En 1870 el gobierno persa firmó un acuerdo con el barón Julius de Reuter (1816-1899) —nacido en Kassel, Alemania con el nombre de Israel Beer Josaphat, cambiándolo cuando se estableció en Londres en 1845—, fundador de la agencia de noticias Reuter—, por el que le concedía la explotación de las minas petroleras del país durante setenta años. En 1902, otro acuerdo fue suscrito por el entonces gobierno persa con el británico William Knox D’Arcy, al que le otorgó por sesenta años la concesión, explotación y comercialización del petróleo iraní en todo el país, excepto en cinco partes del norte[9].

El descubrimiento de petróleo en Persia en 1908, de la mano de los intereses y del gobierno británico, dio origen a la inmediata fundación de la Anglo-Persian Oil, que en 1954 pasaría a llamarse British Petroleum, y de la cual un gran porcentaje era de la corona británica.

El mencionado incidente de Agadir de 1911 llevó a que Winston Churchill comprendiera que el Imperio alemán estaba dispuesto a disputar la hegemonía en los mares. Poco después fue nombrado primer lord del Almirantazgo, cargo desde el que llevó adelante una audaz transformación de la armada británica: decidió reemplazar el carbón por el petróleo para propulsar los buques, lo cual les proporcionaba una mayor energía y se liberaban de la función de los fogoneros[10].

Pocos días antes del inicio de la Primera Guerra Mundial, el gobierno británico había otorgado a la Anglo-Persian Oil Company el contrato de suministro de petróleo para la Royal Navy.

Otra decisión del Imperio alemán hubo de encender las alarmas en el gobierno británico y, sin duda, fue otro de los verdaderos detonantes de la declaración de guerra del Reino Unido: el proyecto del ferrocarril Berlín – Bagdad. Nuevamente la expansión hacia el este y la competencia entre una talasocracia y una telurocracia, Leviatán y Behemot.

Algunas fuentes consideran que la construcción del ferrocarril habría sido el principal motivo del inicio de la guerra. Bagdad, por entonces, era parte del Imperio otomano. El ferrocarril conectaría Alemania con Medio Oriente, evitando el Mediterráneo y el canal de Suez, ambos bajo control británico. La línea férrea debía extenderse a Basora —hoy la segunda ciudad en importancia de Iraq— lo cual permitiría el acceso de Alemania al golfo Pérsico pero su trazado significaría una amenaza comercial para el Cáucaso, controlado por Rusia, y una amenaza militar para la India, la joya del Imperio británico. Del mismo modo, el ferrocarril permitiría el transporte del crudo hacia Alemania, con lo cual podía obtener combustible para su esfuerzo bélico.

Demoras por cuestiones técnicas y diplomáticas llevaron a que en 1915 el ferrocarril se encontrara a 480 km de su finalización.

Durante la guerra los británicos ocuparon Bagdad y las guerrillas del militar británico Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, atacaron la línea ferroviaria del Hiyaz que entre 1908 y 1916 unió las ciudades de Damasco y Medina, a través de la región del Hiyaz, en Arabia Saudí, con un ramal hacia Haifa, en las costas del mar Mediterráneo. El proyecto original contemplaba conectar Kadıköy con La Meca pero la revuelta árabe, impulsada por los británicos no logró que fuera más allá de Medina.

Dos hechos que contribuyeron con la Revolución Bolchevique

Durante el año de 1917 dos hechos promovidos desde dos diferentes actores estatales contribuyeron al desenlace del conflicto social que afectaba a Rusia desde fines del siglo XIX y que había derivado en acciones terroristas, como la que ocasionó la muerte del zar Alejandro II, el 13 de marzo de 1881, por parte del grupo terrorista Naródnaya Volia (Наро́дная во́ля “Voluntad del Pueblo”).

La ideología marxista acechaba tanto al Imperio alemán como al ruso desde antes del inicio de la guerra. Cabe recordar que el primer intento revolucionario en Rusia tuvo lugar en 1905.

En 1917, dos de los líderes marxistas rusos se encontraban fuera del país. Lev Davídovich Bronstein (1879-1940), más conocido como Trotsky, distanciado ideológica y personalmente de Vladímir Ilich Uliánov (1870-1924), Lenin, se estableció en Nueva York entre enero y marzo de ese año. El propio Trotsky comentaba acerca de su estadía en esa ciudad:

Mi única profesión en Nueva York fue la de socialista revolucionario. Fue antes de la guerra por la “libertad” y la “democracia”, y en aquellos días, la mía era una profesión tan deplorable como la de un contrabandista. Escribí artículos, edité un periódico e hice discursos en reuniones de trabajadores. Estuve hasta el cuello en el trabajo, y por lo tanto en ningún momento me sentí extranjero”.[11]

Deportado de Francia y de España por sus escritos y actividades contra la guerra, llegó a Estados Unidos como exilado político. Trotsky era conocido como un líder carismático y popular durante la revolución de 1905 y por su oposición a la “guerra imperialista”. Fue recibido por una multitud conformada mayoritariamente por exiliados revolucionarios rusos, inmigrantes judíos, rusos, alemanes y polacos, y la información acerca de su arribo fue publicada en los principales periódicos en inglés, ruso, yiddish y alemán[12].

Una edición de Forward con Trotsky. Cortesía del autor. Fuente: “Trotsky’s New York”. An Interview With Kenneth D. Ackerman, Jacobin, https://www.jacobinmag.com/2016/10/trotsky-new-york-socialist-party-debs-revolution/

Trotsky estaba preocupado por “la actitud del movimiento socialista hacia la guerra y la participación en ésta de Estados Unidos”. El presidente Woodrow Wilson había ganado la elección presidencial de 1916 por haber mantenido a su país fuera de la guerra pero esa habría sido una táctica para la reelección y una conveniencia económica ya que los Estados Unidos estaban involucrados en la guerra abasteciendo a los aliados y obteniendo enormes ganancias. Trotsky escribe en Mi Vida:

[…] las cifras del crecimiento de las exportaciones estadounidenses durante la guerra me asombraron; eran, de hecho, una completa revelación. Y fueron esas mismas cifras las que no sólo predeterminaban la intervención de Estados Unidos en la guerra, sino también el rol decisivo que Estados Unidos jugaría en el mundo después de la guerra.[13]

El 3 de febrero de 1917 el presidente Wilson rompía relaciones diplomáticas con Alemania y Trotsky mantenía su posición contraria a que los Estados Unidos ingresaran a la guerra.

La estadía de Trotsky fue exitosa a pesar de las discrepancias que mantuvo con algunos sectores socialistas. Al tomar conocimiento de la revolución de febrero decidió retornar a Rusia. A finales de marzo partió rumbo a Rusia vía Halifax y la noche anterior fue despedido por unos 800 simpatizantes. Sin embargo, en su regreso fue detenido por los británicos e internado durante un mes en un campo de concentración en Canadá.

Sin embargo, Trotsky no sólo vivió de las conferencias que brindaba en Nueva York sino que fue el recaudador del oro capitalista —aportado por Jacob Schiff (titular de la firma Kuhn, Loeb and Company, quien financió al Japón en su guerra contra Rusia de 1904-1905 porque estaba “enfurecido con los pogromos y políticas antisemitas del zar”[14]) y Felix Warburg (figura clave en la élite judía alemana y de la comunidad judía estadounidense de principios del siglo XX, quien participó en organizaciones como la Agencia Judía, el Comité de Distribución Conjunta Judía Estadounidense y el Comité Judío Estadounidense[15]), entre otros— que permitiría llevar a cabo la revolución.

Trotsky obtuvo en un país capitalista los recursos necesarios para la creación del Ejército Rojo que enfrentaría y derrotaría a los restos de las fuerzas zaristas que aún se mantenían resistiendo.

Poco después de su partida, el 6 de abril, el Congreso de Estados Unidos dio su aprobación para entrar en la guerra.

La mencionada revolución de febrero dejó al imperio en manos de un gobierno provisional integrado por liberales y socialistas con el consentimiento de los bolcheviques. El 15 de marzo el zar Nicolás II debió abdicar. No obstante y a pesar que las tropas alemanas habían tomado buena parte de la Rusia europea, el nuevo gobierno continuaba la guerra. Era imprescindible que Lenin volviera a Rusia.

Desde su exilio en Suiza seguía los acontecimientos de su país y su retorno fue una operación alemana en su búsqueda de forzar la salida de la guerra de Rusia. Sin embargo, el plan fue ideado por el socialista revolucionario ruso Alexander Israel Lazarevich Gelfand (o Helphand; en ruso, Израиль Лазаревич Гельфанд, nacido en Bielorrusia en 1867 fallecido en 1924), más conocido por su seudónimo Alexander Parvus, o simplemente Parvus[16].

La operación se llevó a cabo en lo que se denominó el “tren blindado” o “tren sellado”.

Itinerario del viaje de Lenin en el “tren sellado”. Foto: Michael Pearson, Lenin’s mistress.

El 9 de abril de 1917 Lenin y otros 31 revolucionarios partieron en tren desde la estación de Zúrich en dirección a la frontera alemana. El destino era San Petersburgo, adonde llegó el 16 de abril tras atravesar Alemania, Suecia y Finlandia. No bien llegó a destino, Lenin llamó a la revolución mundial: “Esta guerra entre piratas imperialistas es el comienzo de una guerra civil en toda Europa”[17].

Como puede apreciarse, los “piratas imperialistas” —o capitalistas— desde Estados Unidos y desde otros países como Alemania financiaron la revolución en Rusia.

La cuña en Medio Oriente

Durante el transcurso de la guerra, hubo un acuerdo secreto y una declaración que no solo fijaban las condiciones que habrían de imperar durante la postguerra: sellaron la situación de Medio Oriente desde ese momento. Uno fue el Tratado secreto de Londres, en 1915, mediante el cual Italia ingresó al conflicto del lado de los aliados luego de que le fueran prometidos por Francia y el Reino Unido los siguientes territorios: Trentino, Alto Adigio, Istria, gran parte de Dalmacia, Libia, Eritrea, Somalia y concesiones en Asia Menor (Anatolia turca). Otro fue el Acuerdo Sykes-Picot, en 1916, por el cual y en base al Tratado de Londres, las potencias hicieron sus proyecciones con respecto al reparto de territorios al finalizar el conflicto. Francia y el Reino Unido acordaron el reparto de los territorios del denominado “enfermo de Europa”, el Imperio Otomano, el cual quedaría reducido prácticamente a la región de Anatolia. Finalmente se produjo la Declaración Balfour, en 1917, por la cual el Reino Unido le prometió a las organizaciones sionistas la cesión de parte de Palestina. Este acuerdo no solo fue una traición al esfuerzo de guerra y a la promesa que el gobierno británico les hizo a los árabes que luchaban codo a codo con Thomas Edward Lawrence (1888-1935), “Lawrence de Arabia” sino que también constituye el eje de los actuales conflictos que enfrentan a árabes y palestinos con israelíes.

El plan para el reparto de Medio Oriente entre británicos y franceses tras la derrota del Imperio otomano, según el Acuerdo Sykes-Picot. Fuente: https://recortesdeorientemedio.com/the-sykes-picot-agreement-1916-2/
La postguerra y el período de entreguerras

Francia se impuso con su posición más dura en la mesa de negociaciones, lo que tuvo serias consecuencias en la postguerra y produjo un fuerte resentimiento en los vencidos, fundamentalmente en Alemania. Una vez finalizadas las negociaciones en la conferencia se le presentaron los acuerdos como un hecho consumado a los vencidos. Los alemanes, quienes representaron a la recién fundada República de Weimar, firmaron el 28 de junio de 1919 luego de ser amenazados con una invasión total de su país.

La reconfiguración territorial en Europa, Medio Oriente y Asia Central fue el punto de partida para futuros conflictos. Con el fin de la guerra desaparecieron los imperios austro-húngaro, otomano y alemán, los que se sumaron al ya desaparecido Imperio ruso.

El marxismo no solo avanzaba por Rusia sino también por Europa, particularmente en Alemania. El 9 de noviembre de 1918, tras difundirse que el emperador Guillermo II de Prusia había dimitido —sin que el propio káiser fuera consultado— los comunistas proclamarían la república. Ante este rumor, ese mismo día, el diputado socialdemócrata Philipp Scheidemann se adelantó al Partido Comunista alemán (KPD) y desde el balcón del Reichstag, en Berlín, proclamó la república. Aun sin contar con el apoyo pleno del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), pues varios miembros no estaban de su lado. En la tarde, una gran multitud se reunió ante el Palacio Imperial de Berlín y el líder de la Liga Espartaquista, Karl Liebknecht también proclamó la república y llamó a la creación de una “República libre y socialista de Alemania” y a partir de entonces ondearía “la bandera roja de la República libre de Alemania”[18].

La sociedad alemana se polarizó de manera irreconciliable e izquierda y derecha formaron grupos armados que se enfrentaban en las calles. La extrema derecha sumó a muchos soldados que retornaban del frente de batalla.

El levantamiento espartaquista estuvo al borde de provocar la guerra civil y entre el 8 y el 10 de enero de 1919 se produjo en Berlín una tentativa de insurrección. El levantamiento fue sofocado y “los grupos paramilitares ‘limpiaron’ la ciudad, asesinando a cientos de revolucionarios, entre ellos a los dos íconos del Partido Comunista Alemán, Rosa Luxemburgo (1871-1919) y Karl Liebknecht, arrojando sus cuerpos al canal de Landwehr”[19].

La humillación que sufrió Alemania con su derrota llevó a Karl Haushofer (1869-1946) a desarrollar su teoría del Lebensraum o del “espacio vital” para albergar y alimentar a la —entonces— creciente población alemana. Se trataba de una concepción imperialista que ponía fin a la idea de las fronteras como líneas rígidas para concebirlas como “organismos vivos que se extienden y se contraen, del mismo modo que la piel y otros órganos protectores del cuerpo humano”[20].

Cabe mencionar que Rudolf Hess y Adolf Hitler fueron encarcelados en la Fortaleza de Landsberg durante un año y medio por su participación en el putsch de la cervecería del 8 de noviembre de 1923, a donde Haushofer los visitó en varias oportunidades. Durante el período de entreguerras se fue gestando una amistad entre Rudolf Hess, Adolf Hitler y Karl Haushofer —quien fue oficial del Estado Mayor—, un “extraño triunvirato” como lo denomina el escritor británico Martin Allen, quien se refiere a esta relación en una de sus obras[21]. A principios de la década de 1930, el Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei (NSDAP) creó el Arbeitsgemeinschaft für Geopolitik con sede en Heidelberg, “con la finalidad de desarrollar las ideas geopolíticas haushoferianas y asesorar al partido nazi en la toma de decisiones políticas”[22]. Antes de ascender al poder, Adolf Hitler recurrió varias veces al concepto de Lebensraum y ya en el gobierno se constituyó en uno de los pilares de la política del III Reich pero le dio un sesgo ideológico y racial a la definición de la Geopolítica[23].

Mientras las potencias centrales y Europa en general quedaban geopolíticamente encerradas por la Rusia bolchevique y las potencias atlantistas, las corrientes ideológicas se radicalizaron. El comunismo se expandía por Europa a la vez que surgía el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en la República de Weimar —en una Alemania que no había perdido la guerra— y en España emergió el falangismo. Estas ideologías llevaron a la guerra civil española entre 1936 y 1939, en la que se enfrentaron y de la que participaron varios países europeos.

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Citas bibliográficas y notas

[1] Carl Schmitt. Tierra y mar. Una reflexión sobre la historia universal. Madrid: Trotta, 2007, 112 p.

[2] En realidad Pedro el Grande, quien nació en 1672, había asumido el trono a la edad de diez años compartiéndolo con su hermanastro Iván V y bajo la regencia de su hermana Sofía (de 1682 a 1689). Iván padecía de una discapacidad mental y Pedro, a los diecisiete años, junto a un grupo de conspiradores, se hicieron con el gobierno y encerraron a Sofía en un convento, la única que podía disputarle el reinado. Por tal motivo, se toma formalmente el año 1689 como la asunción al trono por parte de Pedro. Iván murió en 1696 y hasta ese año fue co-zar de Pedro.

[3] Eduardo A. Zalduendo. Las seis Rusias. Sociedad, política y economía. Buenos Aires: Editorial de la Universidad Católica Argentina, 2000, p. 159-160.

[4] Alexéi Volynets. “Por qué Rusia construyó el ferrocarril Transiberiano”. Russia Beyond, 21/01/2017, <https://es.rbth.com/cultura/historia/2017/01/21/por-que-rusia-construyo-el-ferrocarril-transiberiano_685766>, [consulta: 28/10/2020].

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] Ídem.

[8] Ídem.

[9] “Especial ‘29 de Estand’, día de la nacionalización de la industria petrolera”. Pars Today (Irán), 19/03/2020, <https://parstoday.com/es/radio/iran-i63167-especial_29_de_estand_día_de_la_nacionalización_de_la_industria_petrolera>, [consulta: 28/10/2020].

[10] Diego Durán y Joaquín Armada. “La Gran Guerra y el petróleo”. En: Historia y Vida, 02/12/2013.

[11] Linda Tenenbaum. “Trotsky en Nueva York, 1917: Un radical en la víspera de la Revolución, por Kenneth D. Ackerman”. World Socialist Web Site, 17/10/2016, [consulta: 20/10/2016].

[12] Ídem.

[13] Ídem.

[14] “Jacob Henry Schiff”. Jewish Virtual Library, <https://www.jewishvirtuallibrary.org/jacob-henry-schiff>, [consulta: 12/10/2020].

[15] “Felix M. Warburg Papers”. Jacob Rader Marcus Center of the American Jewish Archives, <http://collections.americanjewisharchives.org/ms/ms0457/ms0457.html>, [consulta: 12/10/2020].

[16] “Alexander Parvus (1867 – 1924)”. Marxists Internet Archive, <https://www.marxists.org/espanol/parvus/index.htm>, [consulta: 15/10/2020]

[17] Joaquín Armada. “El tren de la revolución”. En: Historia y Vida, nº 588, 2017.

[18] Matthias von Hellfeld. “¡Que viva la República!”. Deutsche Welle, 02/06/2009, <http://www.dw-3d.de/dw/article/0,,4280165,00.html>, [consulta 10/06/2009].

[19] Ídem.

[20] Ratzel, Kjellen, Mackinder, Haushofer, Hillon, Weigert, Spykman. Antología geopolítica. Buenos Aires: Pleamar, 1975, p. 92.

[21] Martín Allen El enigma Hess. El último secreto de la segunda guerra mundial al descubierto. Barcelona: Planeta, 2005, 397 p.

[22] Rubén Cuéllar Laureano. “Geopolítica. Origen del concepto y su evolución”. Revista de Relaciones Internacionales de la UNAM, nº 113, mayo-agosto de 2012, p. 65-66.

[23] Ídem.

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