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INCONGRUENCIAS ENTRE EL RELATO Y LA ACCIÓN ANTIDROGAS EN ARGENTINA

Jorge Javier Cabral*

El problema de las drogas en Argentina ya no admite demoras en las acciones que debe adoptar el Estado para controlar la situación, tampoco tolerancia a ningún tipo de relato ni anuncios propagandísticos políticos que oculte la triste y riesgosa realidad. Desde una mirada retrospectiva es visible que dicha situación se encuentra desbordada a los alcances de los organismos de control y la justicia puesto que lo hecho hasta ahora no ha sido eficaz y la problemática ha ido empeorando.

 

La pospandemia nos sorprendió con un nuevo escenario en el problema de las drogas ya que, al modelo del tráfico y comercialización de drogas tradicionales vigente en el país de los últimos veinte años, se agregó la presencia de nuevos precursores y sustancias químicas que hasta ahora no eran comunes en nuestro país, evidenciando que la producción y comercialización de las temidas drogas sintéticas en Argentina ya es un hecho.

Concordante con este panorama, en febrero de este año se produjo en el conurbano bonaerense la muerte de veinticuatro personas por el consumo de cocaína adulterada presumiblemente con fentanilo y recientemente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se incautaron dosis de feniletilamina psicodélica, también conocida como cocaína rosa o tusi, sustancia muy difundida en algunos países de Europa.

Mientras tanto, la violencia, muertes y la creciente inseguridad como consecuencia de la producción y comercialización de estupefacientes en el país, muy especialmente en Rosario y también en la región AMBA, continúan profundizándose ante la indiferencia y el desinterés de las autoridades.

El escenario rosarino actual y también el bonaerense, aunque éste no sea tan difundido, muestran cuales son las consecuencias cuando el Estado pierde el control del territorio, recuperarlo demanda mucho más esfuerzo que prevenir la ocupación narco y ninguna lucha encarada con las metodologías y medios usados hasta ahora pueden dar esperanzas de mejoras. El accionar narco le lleva mucha ventaja al control estatal y cuentan con los recursos financieros para corromper a quienes le signifiquen un obstáculo o en última instancia para pagar los servicios de sicarios para amedrentar o eliminar al funcionario que los moleste.

Además, el dominio del territorio por parte de los narcos incluye la simpatía de los pobladores de los lugares conquistados, en base a trabajos bien rentados que realizan los vecinos para las organizaciones delictivas y al usufructo de aparatos clientelares que administran los narcos para el suministro de comidas y distribución gratuita de mercaderías comestibles. El conocido puntero político barrial fue desplazado por personajes narcos, que lógicamente también manejan los votos en tiempos electorales.

El ingreso de las drogas tradicionales, como la cocaína, pasta base y marihuana continúan a un ritmo similar al que existía antes del inicio de la pandemia del Covid-19, mediante la utilización de las mismas modalidades y pasos que siempre existieron. La novedad es el incremento del tráfico interno desde los grandes centros urbanos hacia las ciudades vecinas y la circulación de las drogas sintéticas, lo que indica que nuestro país es productor, de tránsito y consumidor de drogas.

En sintonía con este cuadro, observamos cómo la oferta de drogas creció significativamente en el país, basta con ingresar a las redes sociales para encontrar ofertas de drogas ante la pasividad estatal. Esto ya no sorprende luego de conocer las difusiones realizadas desde la Municipalidad de Morón, en la provincia de Buenos Aires, para “orientar hacia el inicio del consumo de drogas” enmarcadas en una supuesta campaña de “reducción de daños”.

Hasta ahora las voces sociales y dirigenciales abogaban por trabajar para establecer el control del negocio del narcotráfico a los fines de brindar seguridad pública y la tranquilidad que se merece toda sociedad organizada. Sin embargo, el panorama actual presenta un silencio gubernamental respecto al diseño de políticas orientadas a la lucha contra el narcotráfico cuya lectura manifiesta que el interés político ya no tiene como eje la acción antidrogas, sino que está virando hacia el nuevo paradigma denominado consumo controlado.

La complejidad del panorama refleja entonces una contradicción entre el reclamo de la sociedad y las decisiones del poder político, pareciera como interlocutores de distintos idiomas. El relato plantea la solución en términos de control de la problemática, pero las acciones van en otra dirección.

Además, el escenario cambió complejizándose con la aparición de las drogas sintéticas que requiere conocer un proceder distinto al aplicado contra las drogas tradicionales. La rentabilidad que deja la comercialización de las drogas sintéticas es superior, se minimizan los problemas logísticos y se facilita los procedimientos de distribución.

Córdoba sigue sigilosamente el sostenido crecimiento del problema de las drogas en el país, aunque en apariencia la situación se presenta a simple vista como “controlada”. No obstante, comienza a ser evidente que la producción y comercialización, tanto de las drogas tradicionales como de las sintéticas, se está incrementando.

Es alarmante la cantidad de barrios de la ciudad donde ya se puede conseguir drogas sin ningún tipo de prevención estatal, lo que claramente significa que se está perdiendo el control del territorio y eso como ya fue dicho resulta muy perjudicial para la vida y tranquilidad de la comunidad.

 

* Comandante General (R), Gendarmería Nacional Argentina, ex Director Antidrogas y ex Comandante del Operativo “Escudo Norte”. 

Artículo publicado en la Revista Tiempo GNA 71, julio de 2022.

 

CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO

Iris Speroni*

Selección femenina de natación Provincia de Buenos Aires Sur.

Cada triunfo del club local es motivo de orgullo para la comunidad.

En la República Argentina existen decenas de miles de clubes, desde Tierra del Fuego a Jujuy y Misiones. Clubes ricos, clubes humildes.

Contamos con cientos de miles de federados en todos los deportes, desde poco menos de un millón en fútbol a cifras más modestas en actividades menos difundidas. Más de setenta mil en rugby, poco menos de cien en hockey sobre césped y cerca de ciento cincuenta mil en básquet, cifras menores en el resto.

Los clubes en apariencia pueden ser distintos entre sí. No en esencia. Hay algunos muy paquetes, con cuotas mensuales carísimas e instalaciones de calidad. Otros cuya infraestructura es poco más de dos canchas sin pasto y una pequeña construcción sin revocar que contiene vestuarios y un buffet. Muchos de ellos (y estos debería ser motivo de orgullo para nuestra Nación) son más que centenarios. Otros nacieron en el 2022 con amor y sacrificio. Todos suman. Todos sirven.

Club Camioneros, equipo infantil de hockey sobre césped.

En los últimos años desde el gobierno insisten en promocionar el fútbol femenino. Es una imposición desde el exterior. No tengo nada contra el fútbol femenino en sí. Me alegra que las muchachas se acerquen a cualquier deporte.

Lo que podemos hallar entre patético y divertido del régimen es cómo ejecutan la mímica pero desconocen la partitura. Les dieron un libreto a repetir. Lo enuncian sin seso y sin alma.

¿Por qué es defectuoso el discurso oficial? Básicamente porque es un fenómeno trasplantado, ajeno a nuestra historia y realidad presente. Existe un largo historial de práctica femenina de deporte, no sólo de élite (Jeanette Campbell, medalla de plata natación 100 m libres JJOO 1936); sino de amateurs con diversos niveles de destreza de ambos sexos. En los canales oficiales de vez en cuando mencionan los logros obtenidos por el seleccionado femenino argentino de hockey sobre césped. Sin embargo, muy pocos argentinos saben que el seleccionado argentino femenino de hockey sobre patines es pentacampeón mundial (*) (1998, 2002, 2004, 2010, 2014). Las jugadoras nunca fueron recibidas en Casa Rosada.

Lo mismo se puede decir de otros deportes (femeninos o masculinos) cuya cobertura por los medios oficiales es casi nula excepto en DxTV.

¿Por qué me disgusta la propaganda del fútbol femenino? Porque pone a la mujer en una posición de víctima, marginada y postergada, que necesita del favor estatal para existir. Nada más lejos de la realidad presente y del pasado de las mujeres argentinas, quienes han practicado deportes desde hace un siglo, que han marcado un nombre en el mundo gracias a su disciplina personal y el soporte de sus familias. Se trata de damas seguras, fuertes, sanas, disciplinadas, con pasión. Nada como el deporte para dar seguridad en sí misma a una persona. No necesitan obesas mórbidas o boludas totales, las cuales jamás pisaron una cancha, para que hablen en nombre de ellas.

Jacinta Martínez, múltiple campeona de natación nos muestra todas sus medallas, con una sonrisa más ancha que el Paraná.

La ayuda estatal nacional se brinda, con restricciones, a los atletas de élite (**). Para llegar hasta ahí, sólo se cuenta con las familias.

Caso diferente es con algunas administraciones provinciales. En este momento se celebra el Sudamericano de Deportes sobre Ruedas en San Juan, que se transmite por DxTV. Excelente infraestructura financiada por la provincia. Es un placer ver tantos atletas, algunos muy jovencitos, lo que constituye una gran promesa a futuro.

Un último comentario antes de dejar de lado el deporte femenino que, después de todo, es sólo la mitad de la película. En la última década hubo un boom del polo femenino a nivel mundial. Gran parte de esas jugadoras son argentinas. Los argentinos juegan en el exterior en forma profesional y amateur en los torneos locales. En la actualidad un interesante número de señoras y señoritas se ganan el sustento con sus destrezas por las canchas de polo del mundo. ¡Mujeres que no requieren permiso de nadie para hacer huella!

Primer campeonato mundial de Polo Femenino, Campeonas.
Los clubes y la familia

Innumerables horas en levantar paredes, aplanar tierra. Cuotas pagadas con mucho esfuerzo. Luego horas enteras en las prácticas en sí. Padres y madres instructores de vóley o de patín artístico o pelota paleta o bochas o remo. Coser lentejuelas y lavar remeras. Horas al borde de la cancha con 2º C al sol. Juntar el dinero para botines, velas, patines, sticks, kayaks, uniformes o bicicletas. Toneladas de milanesas y abrazos a lo largo de los años. Tanto las instalaciones como las actividades de los clubes están cimentadas en dinero, tiempo y amor familiar.

Hockey sobre patines infantil, San Juan.

La inversión familiar es la que produce tantos deportistas exitosos. A pesar de que competimos con países más ricos o más organizados. Con nuestra pobreza y caos a cuestas, igual damos pelea.

Sóftbol infantil, Córdoba.

¿Por qué? ¿Por qué podemos hacerlo?

Mirémoslo en términos económicos. Tenemos más de un siglo en inversiones.

Eso es evidente en casos de clubes grandes como puede ser Racing o River Plate. A la vista están las instalaciones que permiten toda suerte de disciplinas. El dinero para construirlas es una acumulación de décadas. Lo mismo sucede con clubes centenarios estrictamente amateurs.

Sin embargo, un club nuevo también se construye sobre una inversión centenaria. ¿Cuál? El conocimiento acumulado por el pueblo argentino. Sabemos qué hacer (know how). Entendemos lo que significa que cinco padres se junten los fines de semana para levantar un frontón o pedir prestada una máquina a la municipalidad para nivelar un terreno.

¿Por qué los clubes más o menos se salvan de la debacle general? Porque no pagan impuestos. Los políticos (todavía) no aprendieron a esquilmar ahí. Sólo se ocupan del fútbol porque hay dinero en la venta de contratos de jugadores y consiguen trato directo con las barras (llave para otros negocios). Las disciplinas amateurs los dejan fríos (***).

Estar fuera del radar es lo mejor que puede pasar.

Agustina Boyezuk, capitana de la selección nacional de voley femenino.
El rol de la inversión

La inversión es lo único que permite que crezca la producción. Si es en actividades de lucro (una acería o una hilandería) se obtendrá más acero o hilo. Si uno invierte en actividades sin fines de lucro obtendrá jugadores, nadadores, esgrimistas, remeros o, en otro orden, violinistas, pianistas, bandoneonistas. Ni la inversión ni el producido se miden únicamente en dinero.

La inversión es vital para la prosperidad de una Nación. Hace al bienestar material de todos nosotros y de nuestra posteridad. Sobre el particular me explayé en las charlas en el INFIP. http://iris-speroni.blogspot.com/2021/10/enfermedades-y-cura-de-la-economia.html

¿Por qué es vital el deporte para la salud emocional y simbólica de nuestra nación? En primer lugar porque fortalece la amistad y la familia. Cada club es una tribu y como tal un cobijo para cada individuo, que ya no está sólo. Segundo, porque robustece la autoestima de la persona. Tercero: cada triunfo del club local es motivo de orgullo para la comunidad.

Las naciones se construyen sobre lo material, lo simbólico y la pasión. Cuidemos y engrandezcamos nuestros clubes.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas

(*) También somos pentacampeones de hockey sobre patines masculino (1978, 1984, 1995, 1999, 2015). Tampoco fueron invitados a Casa Rosada. No es una cuestión de “género”.

(**) Nunca olvidemos el intento de Macri de vender a “desarrolladores urbanos” el predio del CENARD en Núñez, capital federal. Así ama la burguesía nacional las cosas que son caras al pueblo. Todo es botín de guerra. Como lo fue el Tiro Federal de Buenos Aires.

(***) Excepto el JJOO juvenil en Buenos Aires que fue la oportunidad para dilapidar miles de millones de pesos.

 

Artículo publicado originalmente el 04/06/2022 en Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/06/club-social-y-deportivo.html

LAS INVASIONES

F. Javier Blasco*

Cuando se habla de invasiones, a una gran mayoría se nos viene a la cabeza aquellas llevadas a cabo a lo largo de la historia por pueblos bárbaros nórdicos en búsqueda de mejores tierras y climas cálidos hacia el sur, las famosas invasiones griegas, fenicias o de Roma con idea de ocupar todo el territorio conocido, cercano y no tanto a sus confines originales, las realizadas por los pueblos musulmanes en sus pretensiones de expandirse al norte de África, los muchos imperios en Europa y en Asia que en su afán de expandirse y anexionarse las llamadas colonias, han llegado a dominar el mundo, como el propio imperio español y, algo más recientemente, las hazañas de Napoleón y las dos grandes guerras mundiales.

Pero ya entrados en el siglo XXI, muchos incautos pensábamos que dicho término, idea y estrategia quedaban para la historia y el recuerdo de épocas que ni por asomo, volverían a ocurrir.

Los afanes de anexionismo como tal, con ocupación presencial de terrenos donde poder echar raíces, establecerse, sembrar y edificar una ideología política, religiosa o cultural y procrear nuevas generaciones, al menos en lo que conocemos como el mundo occidental, quedaban muy atrás. La globalización, las nuevas tecnologías o la rápida intercomunicación entre los territorios y las personas hacían inviable pensar que los pueblos de nuestro entorno, por diversas razones o necesidades, se vieran avocados a recurrir o sufrir cualquier tipo cruento o incruento de invasión.

Pensamiento que, a la vista de los acontecimientos actuales, es claramente erróneo y nos da la opción de pararnos un poco y ponernos a pensar. Estamos siendo testigos mudos y casi impávidos de una cruenta y despiadada invasión de un Goliat, aunque un  poco disminuido y falto de fuerzas, sobre un David cada día más crecido, que a cambio de migajas, palmaditas en la espalda, confusas promesas y algo de variopinto armamento se ha convertido en él, de facto, ‘salvador’ de occidente frente a una Rusia alocada en manos de un demente, al parecer bastante enfermo de otros males mayores, que pretende despedirse de este mundo terrenal a lo grande, evocando las glorias y dominios de una Gran Rusia, que no lo volverá a ser jamás.

Vemos que si las invasiones, en su día, cambiaban el mundo geopolítico y los confines de los territorios o dominios de los estados y movían el equilibrio de la balanza o el yugo de un lado a otro en función de los éxitos y logros obtenidos. Hoy en día, la actual invasión de Ucrania —para muchos poco o nada relevante y hasta lejana— se ha convertido en un terremoto para la economía y las relaciones de todo tipo a nivel mundial, por haber incidido directamente sobre el fulcro o punto de apoyo sobre el que descansaba gran parte del equilibrio y satisfacción económica, energética y hasta ser unos de los mayores graneros para alimentar a los países circundantes y hasta los del denominado tercer mundo, que se tambalean por perder su esfera de confort los unos y para los otros, uno de los mayores flujos sobre los que se sustentaba la escuálida y deficiente alimentación y subsistencia de su gran y paupérrima población.

Las consecuencias iniciales de esta, aparentemente poco importante invasión, son cada vez mayores tanto inicialmente como a medio y a largo plazo. Aparte de los millones de refugiados que éste, como todos los conflictos bélicos propician, las economías mundiales, apenas salientes a trancas y barrancas de una gran crisis económica, sanitaria y de identidad política y social, han recibido un mazazo como ese gancho, a veces definitivo, que recibe un boxeador casi noqueado y tambaleante sobre el ring, que le lleva de bruces a la lona, desde donde tardará en levantarse o para ello necesitará bastante tiempo y la ayuda de los demás.

Vemos entonces que una invasión, aunque sea muy regional y focalizada, en los tiempos actuales, en función de sus actores puede traer consigo implicaciones importantes a nivel mundial y que las consecuencias de todo tipo para salir de ellas, por lo general serán muy duras y costosas; e incluso, para algunos de los directamente implicados, las cicatrices dejadas puede que tarden muchos años en sanar.  

Pero, en estos mismos momentos y desde unos cuantos años atrás, el mundo civilizado y próspero y por lo tanto muy acomodado, está sufriendo otro tipo de invasiones, que podríamos calificar como lentas, progresivas, incruentas y silenciosas. Me refiero claro está, a la incorporación a nuestra sociedad de inmigrantes venidos desde todas las latitudes —al margen de los mencionados refugiados que provocan las guerras y las persecuciones en todos los continentes— influidos por diversas y múltiples circunstancias, diferentes clases de efectos de llamada y muchos tipos de necesidad.

Llevamos lustros viendo como las ciudades en Europa, EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y algunos países más se van haciendo mucho más multiculturales. Es cada vez más frecuente ver copados la mayor parte de los puestos de trabajo de cara o en contacto con el público por personas de diferente raza, cultura y origen social.

La falta de personal aborigen y un desorbitado e imprudente cambio cultural, nos está llevando a que nuestra sociedad rechace puestos de trabajo, hasta ahora considerados normales para nosotros, que aspiremos a otros de mayor cualificación y que prefiramos quedarnos en el paro o, emigrar, a su vez, a países cercanos o no tanto en busca de trabajos, aparente o realmente mejor remunerados y no pensemos en volver a nuestro país de origen en un tiempo prudencial.

La mayor parte de la atención al público, salud y el cuidado de nuestros, mayores e hijos está en un alto porcentaje en manos de estas personas que emigran de sus países buscando prosperidad. Vemos que muchos de los que llegan, se ven forzados a renunciar a su preparación universitaria o dedicación profesional para ejercer otro tipo de trabajo o profesión por ser lo único que, inicialmente se les ofrece, si es que quieren trabajar. 

El trasvase de personas de un país a otro, ya no queda relegado a aquellos habitantes de países lejanos, donde su cultura, exceso de población, hambrunas o problemática social, les obliga a emigrar; no, ahora y cada vez más, hay un trasvase de personas, cerebros y profesionales de verdad que, poco a poco, van abandonando sus países de origen para establecerse en otros con lo que cada vez en los países receptores es mayor el mix social, racial, cultural, político, religioso y social.

Hoy nadie se extraña al ver grandes directivos, gobiernos, alcaldes de grandes ciudades, gobernadores y políticos de diferente raza o cultura a la nacional. Es más, debido a la creciente y peligrosa tendencia a disminuir la natalidad y al citado aumento de la emigración; pronto llegará un día, en que los no aborígenes -más tendentes a la procreación- superen con creces a la población de larga tradición y origen nacional.

Debido a todo lo anterior, pienso firmemente que los gobiernos actuales deben tomarse más en serio sus políticas para evitar la emigración masiva de lugareños, lo que evitará la afluencia cada vez mayor de inmigrantes hacia los territorios donde, al quedar vacíos de mano de obra, les es más fácil encontrar un trabajo inicial y un asiento a la lumbre, a cuyo entorno poder reunir a esos familiares, que dejaron atrás, allí desde donde ellos saltaron a la aventura.

Las consecuencias de estas invasiones silenciosas, no sé sí serán buenas, mejores o peores de lo que cabría esperar de seguir con nuestra forma de vida y tradición; pero lo que sí está claro, es que los movimientos migratorios, ya no son de carácter temporal como antaño; son definitivos, se hacen para siempre y la presencia de tanto extraño al lugar, sin suda cambiará las formas, costumbres y normas de vida de la nación y por ello, hasta se puede afirmar, que muchos países están sufriendo una autentica invasión silenciosa y no se dan cuenta de que esto va cada día a más, basta con utilizar el transporte público y darse cuenta de esta realidad.                       

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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