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EL DESORDEN INTERNACIONAL CONFRONTATIVO

Alberto Hutschenreuter*

El actual estado de las relaciones internacionales es sumamente inquietante, pues no sólo no existe una configuración que proporcione una relativa estabilidad, sino que el grado de discordia entre los centros preeminentes nos deja ante escenarios que no excluyen un deterior mayor, frente al que prácticamente nada podrá hacer el multilateralismo, que atraviesa su más profunda irrelevancia desde la década de los noventa, o si se quiere, para no irnos tan lejos, abril de 2009, cuando, tras la crisis financiera de 2008, los líderes de los poderes económicos preeminentes adoptaron en la cumbre del G-20 en Londres medidas para evitar una depresión mayor (según el ex diplomático indio Shivshankar Menon, fue “la última respuesta coherente del sistema internacional a un desafío transnacional”).

Hoy existe un estado de “no guerra” entre Occidente y Rusia, es decir, hay una confrontación abierta entre Rusia y Ucrania, pero también existe, en el nivel superior o estratégico de esa guerra, una confrontación indirecta entre Rusia y la OTAN. Y quizá estamos siendo cautelosos en decir indirecta, pues cuando se lee la reciente concepción estratégica de la Alianza aprobada en Madrid y la más reciente concepción naval rusa, ambas muestran a esos actores en situación de «gladiadores» a punto de enfrentarse (como concebía Thomas Hobbes a la predisposición natural de los estados entre sí).

Guerra, estados y discordia componen los principales elementos de la ecuación de las relaciones internacionales. Y es pertinente recordarlo, porque hasta antes de la pandemia predominaban, a pesar del ya enrarecido clima internacional que existía como consecuencia de la guerra interna e internacional en Siria desde 2011 y de los acontecimientos de Ucrania-Crimea en 2013-2014, enfoques que marcaban la disminución de la violencia humana e incluso la depreciación de la guerra entre centros preeminentes.

Algunos reputados informes son categóricos en relación con la impugnación de estos enfoques. Por un lado, el gasto militar: según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2021 el gasto militar mundial superó por primera vez los dos billones de dólares, alcanzando la impresionante suma de 2.113.000 millones de dólares, un 0,7 por ciento superior al de 2020 y un 12 por ciento superior al de hace una década.

Por otro lado, de acuerdo al Índice Global de la Paz 2022, un informe preparado anualmente publicado por el Instituto para la Economía y la Paz, el escenario internacional e intranacional es sombrío e inquietante debido a los múltiples conflictos abiertos: el mundo hoy es mucho más inestable y violento que hace tres lustros. El IPG utiliza 23 indicadores y tres ejes para medir el nivel de paz de los estados: el nivel de seguridad de la sociedad, el alcance de los conflictos nacionales e internacionales en curso y la militarización de los estados. De acuerdo con este estudio, en 2021 los mayores deterioros se produjeron en las relaciones entre países vecinos, la intensidad de los conflictos internos, la cantidad de población desplazada, la escala de terror político y la inestabilidad política

Asimismo, durante las últimas décadas se fue extendiendo la visión que «relativizaba» la anarquía como principal rasgo de las relaciones interestatales. Desde lugares que afirmaban el curso casi invariable del mundo hacia una gobernanza centrada en la galaxia de movimientos sociales y el despertar de una nueva conciencia global impulsada por temáticas que desbarataban la acción individual y afianzaban el esfuerzo mancomunado, la anarquía no sólo era algo perimido, sino que reflejaba un situación “patológica”  (y por tanto “eternizante” del sentido “trágico” que ello supone para la reflexión teórica y el desempeño de la política internacional) recalcar la ausencia de una autoridad central entre los estados.

Pues bien, los casos de Ucrania y Taiwán-China (más los muchos otros que han tenido lugar durante 2020 y 2021, los “años pandémicos”) nos dicen que la anarquía, la guerra (su más riesgosa consecuencia y la rivalidad se mantienen vigentes, y que, además, no se aprecian razones para sostener que la situación, más allá de la relevancia que suponen temáticas como el medio ambiente o las tecnologías avanzadas, vaya a sufrir un cambio de escala. A ello debemos agregar que la pandemia, que no implicó ninguna amenaza de una nación a otra, no impulsó, más allá de las declamaciones, ningún nuevo sistema de valores de cooperación o nueva gobernanza basados en «la humanidad primero».

Prevalece, por tanto, un desorden internacional, una situación que, aunque resulta desfavorable para la seguridad y la estabilidad entre los estados, no deja de ser una “regularidad” en las relaciones internacionales. Pero lo inquietante es el nivel de confrontación y rivalidad entre los actores. Hace mucho tiempo que no se daba tal situación, pues tras la “larga paz” que supuso el régimen de Guerra Fría (1945-1991), luego el “régimen de la globalización” (1992-1998) y más tarde la hegemonía estadounidense (2001-2008), las relaciones internacionales, particularmente tras los sucesos de Ucrania-Crimea (2013-2014), fueron cayendo en un estado cada vez más hostil, sin que ninguno de sus poderes preeminentes se esforzara por plantear esquemas o técnicas que proporcionaran nuevos bienes públicos para el funcionamiento menos inseguro de dichas relaciones.

El punto es que la hostilidad y discordia no suponen ningún equilibrio o moderación incluso en el desorden. Aquí, volvemos al citado Shivshankar Menon, quien acaba de advertir que todos los actores preeminentes, incluso aquellos ubicados en las capas medias y también aquellos institucionalistas (como Alemania), exhiben lo que podría denominarse un “comportamiento revisionista”; es decir, cada uno persigue sus propios fines en detrimento del “orden” internacional e intentan cambiar la situación. En sus propias palabras: “Muchos países no están contentos con el mundo tal como lo ven y buscan cambiarlo para su propio beneficio. Esta tendencia podría conducir a una geopolítica más mezquina y polémica y a unas perspectivas económicas mundiales más pobres. Hacer frente a un mundo de poderes revisionistas podría ser el desafío definitivo de los próximos años”.

Además, ya la falta de un orden supone la falta de lo que se denominan “amortiguadores de conflictos”, es decir, lógicas de influencia por parte de los poderes que pueden llegar a impedir que se disparen confrontaciones entre poderes menores; una situación de desorden confrontativo no solo implica esa falta estratégica, sino que podría disparar peligrosos conflictos inactivos o latentes que existen en varias partes del mundo, más allá de los que existen en las sensibles “placas geopolíticas”.

En breve, las relaciones internacionales se han ido deteriorando durante los últimos casi 10 años. La pandemia no creó ninguna forma de cooperación mayor entre los estados (por el contrario, fungió como un hecho que elevó desconfianzas). China ingresó con Xi en un ciclo de mayor autoafirmación nacional, al tiempo que fijó propósitos para ser un poder completo entre 2035 y 2050. Estados Unidos se muestra dispuesto a jugar un papel basado en una nueva primacía o patrón exterior ofensivo. Rusia fue a la guerra para evitar que Occidente, a través de la OTAN, consumara ante ella una victoria final o “paz cartaginesa”. La Unión Europea posiblemente haya caído en la cuenta de que ser una potencia institucional no es suficiente (Alemania ha modificado la línea clásica de su política de defensa orientada hacia el exterior). En la zona del Índico-Pacífico parece tomar forma una nueva dinámica de bloques geoestratégicos y geoeconómicos. Japón ha incrementado sensiblemente sus gastos militares, al tiempo que ha retomado los arrestos de reafirmación nacional impulsados en su momento por el recientemente asesinado Shinzó Abe.

Por si ello no fuera preocupante, los actores con armas nucleares no realizan esfuerzos relativos con avanzar hacia acuerdos que regulen ese segmento; por el contrario, casi no quedan ámbitos que extiendan (o, mejor dicho, restituyan) el equilibrio, al tiempo que prácticamente todos se hallan mejorando capacidades.

En este marco, será muy difícil que, salvo casos muy específicos, la lógica multilateral tenga oportunidades. Por tanto, si antes los dos poderes mayores, China y Estados Unidos, no llegan a una confrontación o querella mayor como consecuencia de un incidente o por una provocación estadounidense (potencia que se decida por una orientación exterior basada en “la tentación de la primacía”, como la denomina y promueve Robert Kagan), quizá el curso del mundo hacia un bipolarismo chino-estadounidense pueda dar forma a un esbozo de orden internacional, precario, pero orden al fin. Un “G-2” competitivo y confrontativo, sin duda, pero también con mínimos de cooperación. La experiencia dice que los sistemas bipolares tienden a ser más estables que los multipolares.

Una aceleración de la desglobalización económica y la deslocalización tecnológica-industrial también podría tentar, particularmente a Estados Unidos, a la provocación. Pero tampoco la interdependencia económica garantiza la inhibición del conflicto.

Por ello, ese eventual régimen con base en dos es una posibilidad solo como conjetura, nada más. Lo inquietante es que más allá de esta conjetura no se vislumbra otra cosa, al menos por ahora.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL). Ha sido profesor en la UBA, en la Escuela Superior de Guerra Aérea y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Miembro e investigador de la SAEEG. Su último libro, publicado por Almaluz en 2021, se titula “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”.

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LA OCUPACIÓN EXTRANJERA DEL ATLÁNTICO SUR Y LA PESCA ILEGAL, SOSTEN DE LOS BRITÁNICOS EN MALVINAS

César Augusto Lerena*

El 16 y 17 de agosto de 1989 “se reunieron a solas” en New York el embajador inglés Crispín Tickell y Lucio García del Solar para retomar las conversaciones sobre los Acuerdos de Madrid que había iniciado Caputo. Nuestro representante era un acreditado diplomático argentino que tuvo una destacada participación al momento de dictarse la Res. 2065 de las Naciones Unidas, uno de los instrumentos en los que basa su eterno reclamo a invitar a dialogar al Reino Unido la Cancillería Argentina.

El ex embajador Horacio Solari, uno de los principales gestores del trabajo sobre la reivindicación de la Plataforma Continental extendida, al respecto de estas reuniones a solas, decía: “La confidencialidad y ritualidad excesivas facilitan, frecuentemente, prácticas reñidas con el bien común o el interés general” (“Malvinas. La cuestión pendiente de los territorios marítimos y sus efectos patrimoniales”, BA, 29/01/2004).

Pero la reunión no fue “técnicamente a solas”, ya que el diálogo estaba siendo grabado por la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) argentina (Oscar Raúl Cardozo, Clarín, pág. 3:4, 17/08/89 y pág. 10, 29/03/92) y seguramente la británica. El ex embajador retirado de origen radical García del Solar, convocado por Menem al efecto, ese día cometió uno de los más grandes errores de la diplomacia argentina al no tener en cuenta “la pesca” en las negociaciones; luego, Cavallo llevó a las primeras negociaciones como experto (¿?) en pesca a su amigo Aldo Dadone. Este error se volvió a cometer al ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1995, aunque se trató de salvar con el artículo 2º inc. c de la Ley 24.543, que como sabemos tiene un valor relativo. Este error se reitera sin solución de continuidad desde hace 40 años y, en nuestros días, el Secretario de Malvinas Guillermo Carmona y el Subsecretario de Pesca Carlos Liberman, persisten en él.

El embajador inglés le dijo en aquel día de 1989 al argentino: «le pedimos que la Argentina reconozca que, en el presente, existe en la práctica una FICZ (NdA: una zona de conservación o exclusión para los argentinos de pescar dentro de las 150 millas marinas alrededor de Malvinas). No le pedimos al gobierno argentino diga nada en público. Simplemente le pedimos que deje que sigan las cosas». A lo que García del Solar respondió: «El levantamiento de la zona de protección militar es esencial. La Argentina no está pidiendo el levantamiento de la FICZ; la zona de protección militar es anacrónica».

El Canciller Domingo Cavallo vendió en Buenos Aires la reunión como extremadamente positiva y, al respecto, diría: «Nadie puede venir otro día y decir que esta reunión representó alguna clase de concesión», pero la desgravación de la SIDE puso de manifiesto, que si la hubo.

El planteo de mínima del habilidoso Tickell fue ganador y se terminó llevando todo. Era absolutamente improbable que la Argentina aceptara la ocupación de un amplio territorio marítimo de “Conservación y Administración de Pesquerías” (FICZ), que era la posición de “máxima”; pero García del Solar, ansioso, que creía que «la reanudación de las relaciones diplomáticas no debería demorarse mucho más allá del primer encuentro» le sirvió en bandeja la de “máxima” cuando manifestó que la Argentina no solicitaría el levantamiento de la FICZ, pero que tampoco “se aceptaría la existencia de esa zona”: el que calla otorga, el Reino Unido siguió pescando e impidiendo la pesca argentina en el área. Leído el informe de la SIDE, García del Solar “tomó nota” y, jugó como si en el “truco” tuviese un par de cuatros y de pie (eran las pocas cartas que tenía) y, no disimuló lo suficiente y, el británico Tickell rápidamente se dio cuenta de ello.

Nos preguntamos ¿qué hubiera pasado, si los Generales San Martín, Belgrano, Güemes, Artigas, Arenales, O’Higgins y tantos otros, se hubieran limitado a “tomar nota” frente al avance de los realistas? Nosotros ya en esos años nos opusimos a ese ruinoso acuerdo y tuvimos fuertes enfrentamientos con Cavallo, que jugaba de campeón en la clase política argentina (Véase Carta Abierta publicada en el Diario La Capital de Mar del Plata, 20/02/1991 y César Lerena: “Malvinas. Biografía de la Entrega. Pesca la moneda de cambio”, pág. 278:279, 2009).

Para confirmar el grave error de Lucio García del Solar, continuado, agravado y ampliado en la actualidad por los citados Carmona y Liberman y, por supuesto, por la Cancillería —que incluso tiene un delegado en el Consejo Federal Pesquero— bastaría tener en cuenta la afirmación del propio británico responsable del área pesquera de los isleños en Malvinas: «Sin la pesca no hubiéramos sobrevivido en Malvinas(John Barton, Penguin News, 2012).

Pero hoy es posible mostrar un escenario peor. Recordemos.

En 1982 teníamos ocupados 11.410 km2 y tres millas marinas alrededor de Malvinas, hoy tenemos explotados, ocupados o en disputa con el Reino Unido 5.497.178 Km2; a saber: 1.639.900 km2 del territorio marítimo e insular argentino; 1.430.367 km2 de plataforma continental extendida y 2.426.911 km2 de la Antártida y su mar.

En el Atlántico Sur potencias extranjeras se llevan o descartan 1.405.000 toneladas anuales, de las cuales 325.000 toneladas se extraen del área de Malvinas con buques españoles o de esta nacionalidad asociados con británicos y buques coreanos, taiwaneses y de otras nacionalidades. Ello significa en un cálculo optimista (al valor FOB) que la Argentina ha perdido en estos 40 años la suma de 151.200 millones de dólares, de los cuales 35.000 millones de dólares se han extraído de Malvinas. Esto último sólo significó la pérdida laboral para la Argentina de 10 mil empleos y que 3 millones de niños y adolescentes no recibieran una ración diaria de proteína de la mejor calidad todos los días durante todo el año todos los años hasta hoy. Mientras el PB de los isleños ronda en los 97.893 US$/per cápita/año, el de Argentina 8.579 US$ (2020) y el de La Quiaca, que está a la misma distancia de Buenos Aires que las Malvinas, no supera los 2.500 US$ (2020).

500 buques extranjeros chinos, españoles, coreanos, taiwaneses, etc. invaden el Atlántico Sur y se apropian de los recursos migratorios originarios de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Argentina, ante la más absoluta pasividad diplomática y de la autoridad de aplicación argentina. No es solo una cuestión biológica que depreda el ecosistema que debe ser tratado en forma integral y en conjunto (Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar), sino de soberanía política, económica, alimentaria, ambiental y social que se está violando, ante la pasividad de los funcionarios.

España “la llamada madre patria” que reconoce los derechos soberanos en Malvinas, es el principal socio de los británicos en Malvinas; el que canaliza el comercio en la Unión Europea para que los productos de este origen no paguen aranceles de importación, mientras que a las empresas argentinas se les aplica barreras paraarancelarias de los productos con valor agregado.

Mientras esto ocurre, nos anoticiamos del otorgamiento de licencias otorgadas para la pesca de merluza negra (24.000 US$/tonelada, FOB, 2028) por el Reino Unido en el área meridional del Atlántico Sur argentino y en el área Antártida, para contraponerse a una supuesta pesca rusa, en una actitud reiterada de los británicos de violar los espacios marítimos argentinos y los espacios sujetos a la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CRVMA) y las normas de la Comisión para la Conservación de esos recursos (CCAMLR), que genera una gran tensión internacional en la región y la propia intervención de Estados Unidos en el tema (Perfil, 23/06/2002).

La falta de atención de la Cancillería Argentina a la “Zona de Paz y Cooperación” acordada por todos los países de África occidental y América oriental del Atlántico Sur, es tal, que Togo y Gabón, ambas ex colonias francesas acaban de ingresar al Commonwealth (SAEEG, 25/06/20229).

Se agrega a ello nuestra relación en el MERCOSUR. Los periódicos aterrizajes en Brasil haciendo escala en vuelo desde y hacia Malvinas de aviones de la fuerza área británica; al igual que en Chile y Uruguay y el sostenido apoyo que le da el puerto de Montevideo a los buques procedentes de alta mar y Malvinas donde realizan PESCA ILEGAL, facilitando su armado, logística, transbordos, cambios de tripulación, comercio de mercaderías, etc. ante la pasividad de los funcionarios que se limitan a reclamar. ¿Se tratará de que la empresa concesionada MONTECON es de capitales chilenos y canadienses? o de que la Secretaría de Malvinas no ha buscado los acuerdos necesarios con la República hermana de Uruguay para terminar con el incumplimiento de los “apoyos teóricos” que éste y otros países de Suramérica declaran.

Desde 1998 cuando se dictó la Ley Federal de Pesca Nº 24.922 y a partir de la actualización de las sanciones a la PESCA ILEGAL de la Ley 26.386 (2008) y la Ley 27.564 (a pocos días de cumplirse dos años) NUNCA SE APLICÓ UNA SANCIÓN A LOS BUQUES PESQUEROS EXTRANJEROS QUE PESCAN EN MALVINAS SIN HABILITACIÓN ARGENTINA.

Y por supuesto que se podría hacerse mucho más que pasarse dando la Secretaría de Malvinas “Conferencias, Reclamos, Agradecimientos y Declamaciones” (CRAD), y la desatención de la Subsecretaría de Pesca en estos temas.

Por ejemplo, derogar los Acuerdos de Madrid, el Pacto de Foradori-Duncan y llevar varias acciones adelante referidas a la emergencia pesquera y a la protección de los recursos naturales en Malvinas. La Argentina no puede convalidar estos Acuerdos, que estarían demostrando un aparente diálogo entre las partes.

Elaborar una estrategia que se supone debería estar en manos del Consejo Nacional de Malvinas que coordina Carmona, que no ha hecho otra cosa, que proponer vuelos humanitarios (rechazados por el Reino Unido); propiciar al autoconvocado Marcelo Kohen a la Corte Internacional de Justicia, precisamente a quién propuso en 2018 un referéndum a los británicos para determinar su nacionalidad (etc.) y poner recientemente en ridículo al Presidente Fernández, ante la pretensión de condicionar al primer ministro inglés, en una situación de extrema debilidad y sin una demostración cierta de la posición dice sostener, mientras mantiene vigente la Ley 24.184 de “Protección y Promoción de la inversiones británicas en Argentina”. Para llegar a esto, la Secretaría de Malvinas, debió hacer muchos deberes previos.

Combatir la PESCA ILEGAL en Malvinas (que le asegura la sustentabilidad económica) y, para ello, entre otras medidas, cumplir con el Artículo 47º de la Ley 24.922 que establece: «La carga de productos pesqueros que se halle a bordo de un buque pesquero de pabellón extranjero que se encuentre en los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina o en aguas en las que la República Argentina tenga derechos de soberanía sobre los recursos vivos marinos, sin contar con permiso o autorización expresa expedido por la Autoridad de Aplicación, se presume que han sido capturadas en dichos espacios», que los podría dejar incurso a ambos funcionarios en incumplimiento de sus deberes, al igual que al no sancionar a los buques que pescan en Malvinas.

Iniciar las políticas diplomáticas a nivel de Latinoamérica respecto a la protección de los recursos pesqueros migratorios originarios de la ZEE de los Estados ribereños, que son motivo de depredación del ecosistema y competencia desleal en el mercado internacional a la par de permitirle al Reino Unido consolidarse en Malvinas.

También, unificar una política en el Atlántico Sur mercante, portuaria, naval, de investigación y desarrollo y propiciar e incentivar la pesca en alta mar por parte de buques nacionales e impedir el acceso de calamar a Malvinas y, por supuesto, coordinar con el Ministerio de Defensa la dotación de una fuerza disuasiva y de control en el área austral argentina.

Y otra decena de importantes acciones que por razones de espacio omito, pero sobre las que me he referido en decena de artículos anteriores.

Reitero: cuando se trata de cuestiones que afectan la soberanía nacional y el bienestar del conjunto de los argentinos, no interesan las cuestiones partidarias o sectoriales: “a los amigos se los acompaña hasta el cementerio, no se entierra uno con ellos”. En frente, están las grandes potencias que vienen por nuestras proteínas y nuestros espacios marinos e insulares desatendidos.

 

* Presidente de la Fundación Agustina Lerena (fundada 21/10/2002). Presidente Centro de Estudios para la Pesca de Latinoamérica, CESPEL (fundado el 02/04/1989). Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Ex asesor en el Senado de la Nación y en el Honorable Cámara de Diputados. Autor de: “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega. Pesca la moneda de cambio (2021)”.

 

LOS OTROS PARTIDOS POLÍTICOS EN LA REPÚBLICA POPULAR CHINA. PRIMERA PARTE: HISTORIA Y PRESENCIA

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Pete Linforth en Pixabay 

El tema que analizaré en esta contribución es la presencia de otros partidos políticos en la República Popular China y el papel que desempeñaron en la lucha por la liberación de Japón y contra la dictadura del Kuomintang (KMT).

La Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) es un órgano del Departamento Central del Frente Unido. Sigue siendo una organización clave en el desarrollo de la cooperación multipartidista a través del liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh) y un importante foro de discusión pública para promover la democracia de acuerdo con las características chinas.

En la víspera del 1° de mayo de 1948, el Comité Central del PCCh hizo un llamado a convocar otra Conferencia después del fracaso de la anterior. De hecho, el 10 de octubre de 1945, tras la derrota de Japón, Mao Zedong (1893-1976) y Jiang Jieshi (Chiang Kai-shek, 1887-1975) habían acordado la reconstrucción del país y la convocatoria de una Conferencia política consultiva. Se inauguró el 10 de enero de 1946 con la participación de siete delegados del PCCh, nueve del Kuomintang, nueve de la Liga Democrática, cinco del Partido de la Juventud china y nueve independientes. Después de llegar a un acuerdo del 25 de febrero de 1946, la Conferencia se estancó en julio cuando Jiang Jieshi lanzó una ofensiva a gran escala contra los territorios comunistas con 218 brigadas: el verdadero comienzo de la guerra civil. En diciembre de 1947, sin embargo, Mao anunció que 640.000 soldados nacionalistas habían sido asesinados o heridos y más de un millón habían depuesto las armas.

El llamado del 30 de abril de 1948 fue apreciado e inmediatamente repetido por los partidos democráticos, las organizaciones populares, las personalidades sin movimiento y los chinos en el extranjero. El 5 de mayo, los líderes de los diversos partidos democráticos (incluidos Li Jishen (1885-1959) y He Xiangning (1879-1972) del Comité Revolucionario del KMT (el primero era su presidente); Shen Junru (1875-1963) y Zhang Bojun (1895-1969) de la dirección de la Liga Democrática; Ma Xulun (1885-1970) y Wang Shao’ao (1888-1970) de la Asociación China para la Promoción de la Democracia; Chen Qiyou (1892-1970) del Partido de la Justicia de China; Peng Zemin (1877-1956) del Partido Democrático de Campesinos y Trabajadores de China; Li Zhangda (1890-1953) de la Asociación de Salvación Nacional; Cai Tingkai (1892-1968) del Comité para la Promoción de la Democracia del KMT; y Tan Pingshan (1886-1956) de la Federación de Camaradas Sanminzhuyi (los Tres Principios del Pueblo); así como Guo Moruo (1892-1978), una persona sin afiliación partidista) envió un telegrama conjunto desde Hong Kong al CPCCC, a Mao Zedong y a toda la nación apoyando el llamado de los comunistas. Mientras tanto, la Asociación para la Promoción de la Democracia y la Sociedad Jiu San (3 de septiembre), que habían establecido su sede en áreas bajo el gobierno del Kuomintang, celebraron reuniones secretas de sus Comités Centrales para dar la bienvenida al documento del PCCh. Mao Dun (1896-1981), Hu Yuzhi (1896-1986), Liu Yazi (1887-1958), Zhu Yunshan (1887-1981) y 120 demócratas emitieron un comunicado conjunto expresando su comprensión de la posición del PCCh.

Además, 55 líderes de partidos democráticos y personajes sin afiliaciones partidistas emitieron comentarios conjuntos sobre la situación política en China, declarando: “Durante la Guerra Popular de Liberación, estamos dispuestos a contribuir y cooperar en la planificación de programas bajo el liderazgo del PCCh, con la esperanza de promover el rápido éxito de la Revolución Democrática Popular China para el próximo establecimiento de un Nueva China libre, pacífica y feliz”.

La Conferencia celebró su primera sesión plenaria en Beijing del 21 al 30 de septiembre de 1949, con un total de 622 representantes enviados por el PCCh; partidos democráticos; personalidades independientes; organizaciones de masas y regionales; el Ejército Popular de Liberación; minorías étnicas; chinos en el extranjero; demócratas patriotas; y grupos religiosos. La primera sesión ejerció las funciones de una Asamblea parlamentaria, legislativa y constitucional de pleno derecho del naciente Estado hasta 1954, cuando se eligió la primera Asamblea Popular Nacional.

El CPCCC aprobó la Constitución Provisional (Programa Común del CPCCC), la Ley Orgánica del CPCCC y la Ley Orgánica del Gobierno Popular Central. Eligió Beijing como la capital del país; adoptó la bandera roja de cinco estrellas (Wu Xing Hong Qi) como bandera nacional y la Marcha de los Voluntarios (Yiyongjun Jinxingqu) como himno nacional; y optó por el calendario gregoriano. En la sesión se eligió al Comité Nacional (CN) del CPCCC y al Consejo Central del Gobierno Popular. El 1° de octubre, por boca de Mao, presidente de la NC, proclamó la República Popular.

Vale la pena señalar que los tres vicepresidentes de NC no eran del PCCh: Song Qingling (1893-1981), viuda del Padre de la República, Sun Zhongshan (Sun Yat-sen, 1866-1925), y presidenta honoraria del Comité Revolucionario del KMT; Li Jishen y Zhang Lan (1872-1955), presidente de la Liga Democrática. Los diputados del PCCh fueron Zhu De (1886-1976), Liu Shaoqi (1898-1969) y Gao Gang (1905-54). Además de dichas personalidades, muchos ministerios y oficinas fueron confiados a miembros de otros partidos e independientes. No se trataba simplemente de actos formales o simbólicos, ya que el gobierno de la Nueva China necesitaba expertos, hombres y mujeres que también hubieran luchado contra Japón y la dictadura del Kuomintang. Incluyeron un gran número de los principales académicos y expertos técnicos de China. Shen Junru, un jurista de renombre internacional, fue elegido para la Presidencia del Tribunal Popular Supremo, la institución legal más alta de la República Popular China. Muchos científicos que habían obtenido sus títulos en Europa y los Estados Unidos de América, y vivían en el extranjero, fueron invitados a regresar para reconstruir el país.

Poco después de su fundación, los partidos democráticos desarrollaron relaciones de cooperación con el PCCh en diferentes niveles, y tales relaciones avanzaron continuamente en su lucha conjunta contra la agresión imperialista. Después del incidente del 18 de septiembre de 1931, las tropas japonesas ocuparon todo el noreste de China, provocando una crisis nacional sin precedentes. El PCCh presentó rápidamente la propuesta de crear el Frente Unido Nacional Antijaponés, que fue acompañada por respuestas entusiastas de los partidos democráticos existentes y varios grupos sociales. El PCCh y los partidos independientes trabajaron en estrecha colaboración en la resistencia contra la agresión japonesa y por la unidad y el progreso del país. El 7 de julio de 1937, las tropas japonesas atacaron el puente Lugou (puente de Marco Polo) en las afueras de Beijing, y los defensores chinos se defendieron rápidamente. El incidente de Lugou marcó el comienzo de la agresión total de Japón contra China, y de la Guerra China de Resistencia contra ese país.

Durante la guerra, los partidos democráticos y personas de todos los ámbitos de la sociedad apoyaron la posición del PCCh de «Sí a la resistencia, No a la rendición; Sí a la unidad, No a la separación; Sí a la democracia, No al gobierno autocrático”, instando al Kuomintang a implementar reformas políticas, a establecer un gobierno de coalición, a garantizar los derechos de los ciudadanos y a mejorar las condiciones de vida de las personas.

Después de la victoria sobre Japón en 1945, el PCCh propuso la paz, la democracia y la unidad como los tres principios generales para la reconstrucción nacional. Esos principios reflejan los deseos comunes de los partidos democráticos y los independientes de diversos ámbitos de la sociedad en el país. Durante la segunda guerra civil, los partidos democráticos se pusieron públicamente del lado del PCCh y rompieron con el Kuomintang.

Después de la fundación de la República Popular China, el PCCh continuó adhiriéndose a la política de “coexistencia a largo plazo, supervisión mutua, trato sincero entre sí y compartir el bienestar y la aflicción” con los partidos democráticos. Gozan y siguen gozando de plenos derechos y libertad de actividad reconocidos por la Constitución. Desde 1950, los partidos democráticos han participado concienzudamente en consultas sobre cuestiones importantes relativas al país y a la gestión de los asuntos del Estado. Han alentado a sus miembros y personas asociadas a participar en todos los campos de trabajo; y han aportado importantes contribuciones al socialismo con características chinas. Muchos de los principales representantes de los partidos democráticos han sido elegidos diputados a la Asamblea Popular Nacional (APN) y son miembros del CPCCC en todos los niveles. Además, muchos de ellos ocupan puestos de liderazgo en comités permanentes de la APN, comisiones de la CPCCC, gobiernos regionales y económicos, culturales, comisiones de la CPCCC, gobiernos regionales y ministerios económicos, culturales, de educación, ciencia y tecnología a todos los niveles. Los partidos democráticos han crecido en número de miembros, a través de organizaciones principales y locales establecidas en la mayoría de las provincias del país, en municipios directamente bajo el gobierno central, en regiones autónomas y en diferentes áreas urbanas grandes y medianas.

Los partidos democráticos cooperan con el PCCh en la gestión política y administrativa del Estado, tal como lo hizo en Italia la antigua coalición de cuatro o cinco partidos alineada bajo el “liderazgo correcto” de los demócratas cristianos. En el momento en que los gobiernos unipartidistas del Partido Demócrata Cristiano nombraron a todos los ministros del mismo partido, los gobiernos nacionales de la República Popular China confiaron responsabilidades a algunos ministros de grupos políticos distintos del PCCh. Después de todo, el componente de clase de los partidos democráticos chinos reflejaba y sigue reflejando el de los partidos socialdemócratas, socialistas, republicanos y liberales italianos: clase media alta nacional, pequeña burguesía en ciudades grandes y medianas, intelectuales y otros tipos de ciudadanos (patriotas en China y buscadores de oportunidades en Italia).

Los ocho partidos democráticos reconocidos en China son los siguientes:

Comité Revolucionario del Kuomintang chino (Zhongguo Guomindang Gemingweiyuanhui)

Después del inicio de la Guerra de Resistencia contra Japón en 1937, los miembros democráticos del Kuomintang apoyaron al Frente Unido Nacional Antijaponés promovido por el PCCh y participaron en actividades patrióticas. A partir de 1943, dos facciones del Kuomintang planearon crear la Federación de Camaradas Sanminzhuyi (los Tres Principios del Pueblo) y la Asociación KMT para la Promoción de la Democracia (APD), respectivamente, para llevar a cabo mejor las acciones contra los japoneses. El Sanminzhuyi celebró su primer Congreso Nacional en Chongqing en el otoño de 1945, y el Kuomintang APD en Guangzhou en la primavera de 1946. Cada uno de ellos redactó sus propios programas políticos, estatutos y constituciones, y declaró formalmente su propio establecimiento. A fines de 1947, las dos organizaciones se unieron con otros elementos democráticos del Kuomintang y celebraron la primera Conferencia en Xianggang, que declaró formalmente el establecimiento del Comité Revolucionario del Kuomintang Chino (RCCK) el 1° de enero de 1948. En la segunda Conferencia en noviembre de 1949, a la que asistieron personalidades independientes, el movimiento operó como un solo partido político. El RCCK está compuesto principalmente por antiguos miembros del KMT y por aquellos que tenían vínculos históricos con el propio KMT, incluido un grupo de empleados que trabajan en organizaciones gubernamentales, así como intelectuales en los campos de la ciencia, la tecnología, la cultura, la educación y la medicina (tiene 101.865 miembros).

Liga Democrática de China (Zhongguo Minzhu Tongmeng)

El predecesor de la Liga Democrática de China (CDL) fue la Liga China de Organizaciones Políticas Democráticas (CLDPO), fundada el 19 de marzo de 1941 y que consiste en el Partido de la Juventud de China, el Partido Nacionalsocialista, el Comité de Acción Chino para la Liberación Nacional (más tarde renombrado Partido Democrático de Campesinos y Trabajadores Chinos), la Comunidad Educativa Profesional China, la Asociación de Construcción Rural y algunos independientes. El CLDPO celebró un Congreso nacional en Chongqing en septiembre de 1944 y decidió convertirse en un partido, reemplazando la membresía del grupo con la membresía personal y cambiando su nombre a Liga Democrática de China (CDL). Después de la Guerra de Resistencia contra Japón, el CDL insistió en oponerse al gobierno autocrático del Kuomintang y exigir democracia. En octubre de 1947, la administración del Kuomintang declaró que la CDL era una “organización ilegal” y la obligó a disolverse. En enero de 1948, la CDL celebró la tercera sesión plenaria del primer CC en Hong Kong, y establecer una sede nacional provisional. La reunión declaró que el CDL cooperaría con el PCCh para luchar por el pleno logro de una sociedad democrática, pacífica e independiente y una Nueva China unida (tiene aproximadamente 230.000 miembros).

Asociación Nacional Democrática de Construcción de China (Zhongguo Minzhu Jianguo Hui)

La Asociación fue fundada el 16 de diciembre de 1945 por varios industriales y empresarios pertenecientes a la burguesía nacional, así como por algunos intelectuales que estuvieron estrechamente involucrados en la fabricación y el comercio durante la guerra de resistencia contra Japón. En ese momento, se reunieron y sostuvieron conversaciones informales sobre temas de actualidad. En diciembre de 1945, la Asociación fue fundada en Chongqing. Está compuesto principalmente por industriales y empresarios nacionales, así como expertos en la materia (aproximadamente 100.000 miembros).

Asociación China para la Promoción de la Democracia (Zhongguo Minzhu Cujinhui)

Fundada en Shanghai el 12 de diciembre de 1945, sus miembros originales eran principalmente intelectuales en los campos de la cultura, la educación, la edición y la ciencia (como todavía lo son hoy en día). Vivieron en la ciudad antes mencionada durante el período de la Guerra de Resistencia. El objetivo de la Asociación es “llevar a cabo el espíritu democrático e impulsar la realización de la política democrática en China” (tiene aproximadamente 100.000 miembros).

Partido Democrático de Campesinos y Trabajadores Chinos (Zhongguo Nonggong Minzhudang)

El predecesor del Partido Democrático de Campesinos y Trabajadores Chinos fue el Comité de Acción Provisional del Kuomintang o “Tercer Partido”, fundado en noviembre de 1927 en Shanghai por Deng Yanda (1895-1931), un conocido líder izquierdista del Kuomintang, y por otros camaradas (Deng fue fusilado por Jiang Jieshi en 1931). En 1933 el Comité de Acción Provisional del Kuomintang fue uno de los protagonistas de la rebelión de Fujian. En noviembre de 1935, el Comité cambió su nombre a Comité de Acción Chino para la Liberación Nacional. Como se vio anteriormente, participó en el establecimiento de la Liga China de Organizaciones Políticas Democráticas en 1941. En febrero de 1947, pasó a llamarse Partido Democrático De los Campesinos y Trabajadores Chinos. La mayoría de sus miembros son intelectuales en los campos de la medicina, la ciencia, la tecnología, la cultura y la educación (aproximadamente 90.000 miembros).

Partido de la Justicia de China (Zhongguo Zhigongdang)

El Partido de la Justicia de China (CJP) deriva de la fraternidad Hung Society Zhigong Hall, con sede en San Francisco y compuesta por chinos en el extranjero. Dicha organización fue uno de los partidarios decisivos de los esfuerzos revolucionarios de Sun Zhongshan para derrocar a la dinastía Qing [Ch’ing] de Manchuria.

El partido fue fundado en octubre de 1925 en la ciudad estadounidense antes mencionada y dirigido por Chen Jiongming (1878-1933) y Tang Jiyao (1833-1927), dos antiguos señores de la guerra del Kuomintang que se habían pasado a la oposición. Su primer programa fue el federalismo y la democracia pluralista. El CJP trasladó su sede a Hong Kong en 1931 durante los trabajos del Segundo Congreso. Después de la invasión coetánea de Manchuria por parte de Japón, comenzó a participar en propaganda antijaponesa y boicots y se dedicó a movilizar a las grandes multitudes de expatriados chinos para apoyar activamente la causa china. El CJP fue casi aniquilado durante la ocupación japonesa de Hong Kong. El CJP se desplazó hacia la izquierda en su tercer Congreso en mayo de 1947: condenó al Kuomintang por fomentar la guerra civil y perpetuar el gobierno autocrático. La sede se trasladó de Hong Kong a Guangzhou en 1950, y luego a Beijing en 1953.

Sus miembros son principalmente chinos devueltos al extranjero y sus familiares, así como expertos, académicos y figuras prominentes con vínculos y relaciones en el extranjero (aproximadamente 20,000 miembros).

Sociedad “3 de septiembre” (Jiusan Xueshe)

Continuando con el espíritu del Movimiento del 4 de mayo de “democracia y ciencia” y adhiriéndose a los objetivos de unirse para resistir la agresión japonesa y luchar por la democracia, un grupo de intelectuales progresistas organizó el “Foro sobre Democracia y Ciencia” en Chongqing a fines de 1944. Más tarde, en conmemoración de la victoria de la Guerra de Resistencia contra Japón y las potencias del Eje el 3 de septiembre de 1945, adoptó el nombre de Sociedad Jiu San (Jiusan significa exactamente “3 de septiembre”).

El 4 de mayo de 1946, la Sociedad “3 de Septiembre” se estableció oficialmente. Sus miembros son principalmente intelectuales en los campos de la ciencia, la tecnología, la educación, la cultura y la medicina (aproximadamente 100.000 miembros).

Liga de Autogobierno Democrático de Taiwán (Taiwan Minzhu Zizhi Tongmeng)

La Liga de Autogobierno Democrático de Taiwán fue establecida en Hong Kong en noviembre de 1947 por Xie Xuehong. Ella había sido una de las organizadoras del levantamiento en febrero de 1947 contra la presencia del ejército del Kuomintang en la isla, que fue reprimida con una masacre de la población nativa que resultó en 30.000 muertes. De hecho, la mayoría de sus fundadores son demócratas patrióticos originarios de Taiwán. Su objetivo es luchar contra la agresión imperialista y todos los regímenes que apoyan la separación de Taiwán del continente; oponerse al gobierno reaccionario del Kuomintang y promover el establecimiento de una dictadura democrática popular.

Sus miembros son personas que son de, o tienen raíces familiares, en Taiwán, pero actualmente viven en el continente de China (aproximadamente 2.100 miembros).

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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