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UNIDAD DE CUENTA

Iris Speroni*

Impuesto a las ganancias cuarta categoría: no debe existir porque el salario no es ganancia.

 

En cualquier libro de Economía I explican que el dinero tiene tres funciones:

    • Transaccional. Para comprar y vender cosas.
    • Reserva de valor. Esto es, para ahorrar. Para guardar para después.
    • Unidad de cuenta. Es lo que permite darle un valor a las cosas y sumar peras y manzanas. Nos permite hacer inventarios y balances.

El dinero argentino actual, como ya sucedió numerosas veces en nuestra historia, no cumple dos de las tres funciones. Sólo nos sirve para afrontar obligaciones y no todas. Se pagan sueldos, se compran algunas cosas —nafta, por ejemplo—, se cancelan las facturas de luz y gas. Nadie ahorra en pesos y si bien se usa como unidad de cuenta, al ser nuestra moneda un flan, genera enormes distorsiones.

Los impuestos

Algunos impuestos se determinan en base a marcas fijadas en pesos, al menos en una de sus puntas. Ejemplos: impuesto a las ganancias para asalariados, bienes personales, autos (ex) de lujo, contribuciones de autónomos. Bajo cierto valor determinado en pesos, no deberían abonarse. Hay otros casos no impositivos que también afectan a los trabajadores. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, el presidente, con la anuencia de Hugo Moyano, dejó sin efecto el pago del salario familiar a partir de remuneraciones superiores a una cota que determinaron en su momento. 

En contextos inflacionarios, si esos parámetros no se ajustan, pasan a pagar personas distintas a la población objetivo del impuesto al momento de ser sancionado. Dicho de otra manera, se respeta la ley impositiva en la letra pero no en espíritu. Se traiciona la voluntad del legislador. Es un ardid que usan los políticos, un fraude, por el cual le cobran impuestos a quien los legisladores no pretendían gravar.

No es desidia, toda vez que los políticos son rápidos para ajustar por inflación sus sueldos, viáticos, dietas que reciben y el cobro de tasas, patentes, permisos, etc.

Esta incorporación de cientos de miles de familias a las bases impositivas luego repercute en el poder de compra de los asalariados. Los mismos que dejan inmutables (laissez-faire, laissez-passer) los mínimos no imponibles, son los que lloriquean en televisión por la caída del consumo doméstico.

Es un problema de fácil resolución. No hay, obviamente, voluntad. 

Impuesto a las ganancias cuarta categoría

Mi posición respecto a ese impuesto es que no debe existir porque el salario no es ganancia. No es cuestión de a partir de qué nivel hay que pagarlo o no. No corresponde y punto.

Hay economistas que sostienen que otros países también lo cobran. Puede ser. Pero en Europa tienen IVA, con alícuota nula o muy baja para alimentos, no hay impuestos a los ingresos brutos o a las ventas; a lo que hay que agregar que pagan a partir de sueldos que aquí serían soñados. En EEUU pagan ganancias sobre sueldos a partir de determinado nivel (altísimo para los estándares locales), no existe el IVA y los impuestos a las ventas son nulos o mínimos para alimentos y combustibles.

En Argentina la principal fuente de recaudación es por IVA, que sólo pagan las familias. Todas las empresas argentinas no pagan en ganancias lo que pagan las familias en un único impuesto. Las familias además de IVA pagan impuesto a las ganancias por sueldos, bienes personales, impuestos internos al tabaco, combustibles, alcohol y gaseosas (las empresas no fuman ni beben alcohol ni gaseosas), y, por supuesto, los impuestos al salario (retenciones salariales).

Cobrarle impuesto a las ganancias a un trabajador que al comprar una Coca-Cola paga 21% de IVA, 5% de IIBB y además impuesto a las gaseosas (Macri-Dujovne) es, decididamente, una canallada.

Sobre los mínimos no imponibles

Esta semana el gobierno anunció la actualización de uno de los parámetros de uno de los impuestos.

Debería ser un ajuste automático.

Lo correcto sería retrotraerse al momento de sanción de la ley (To).  Ese monto actualizarlo a hoy por inflación acumulada (desde To a Thoy) o convertirlo en dólares To y pasarlo a pesos con cambio de hoy. De esa manera se respetaría la voluntad del legislador.

A partir de esa nueva determinación, aplicar una fórmula automática mensual. Puede ser por inflación, como el ABL de la Ciudad de Buenos Aires, o con la actualización de los salarios y viáticos de los legisladores o el poder judicial.

Serviría también para bienes personales, el impuesto a los autos ex lujosos, salario familiar.

Otra propuesta para ganancias. Los magistrados no pagan impuesto a las ganancias. Ahora bien, todos somos iguales ante la ley. Si no corre para ellos no debería aplicarse a nadie. Entonces los sindicalistas deberían reclamar que un trabajador asalariado pague ganancias si y sólo si supera en ingresos al magistrado mejor remunerado de todo el país. La ANSES debería publicar mensualmente cuál es el nuevo mínimo de acuerdo con este criterio.

Los crotos

Gracias a la inflación el peso falla en dos de sus tres funciones, como dije al principio del artículo.

Al releer la Constitución Nacional se verifica que la única mención de dinero es la del peso fuerte, mediante el cual se establece un requisito mínimo de ingresos anuales para senadores, presidente y vicepresidente. (Arts. 55 y 89). 

Artículo 55.- Son requisitos para ser elegido senador: tener la edad de treinta años, haber sido seis años ciudadano de la Nación, disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes o de una entrada equivalente, y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella.

Por lo cual, ya la Constitución establece un parámetro fijo y permite las equivalencias. ¡Aleluya! Tenemos unidad de cuenta.

Habría que ver cuántas de esas personas (74 en total) cubrieron los requisitos. Fallaron las autoridades de la Justicia Electoral y los apoderados de los partidos si no los impugnaron al presentar las listas.

Tal vez no podamos destituir a los crotos que ya hayan asumido, pero resultará efectivo para limpiar las listas del 2023.

Unidad de Cuenta

¿Qué es un peso fuerte? Es una moneda de plata 875 de 27,0643 g (una onza española) vigente al momento de sancionarse la Constitución en 1853. ¿Lo más interesante? No fue modificado en 1994.

El peso fuerte circuló entre 1826 y 1881 [1]. Según la conversión plata/oro de esa fecha, con 17 pesos plata se compraba una onza de oro. Este cociente ha cambiado mucho con el tiempo.

Lo podemos traer a valores actuales ya sea como una onza de plata 875 o como 1/17 de onza de oro. 

Propuesta de implementación inmediata

Frente a la amenaza de algunos legisladores de prohibir la oferta de bienes y servicios en dólares, podemos, fácilmente, hacerlo en la única moneda mencionada en la Constitución: el peso fuerte.

Es más, ante la inflación que no cesa —y no lo va a hacer ya que constituye un gran negocio para los políticos— los precios podrían fijarse (al igual que el ingreso mínimo para senadores) en pesos fuertes. Para hacer balances que no dejan ajustar por inflación, determinar mínimos no imponibles y cualquier otra relación entre los ciudadanos y el estado.

Usemos el peso fuerte como unidad de cuenta.

Lo que es bueno para algunos debería serlo para todos.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Nota

[1] Como dato de color, en 1881 se emitió el peso oro (oro 900; 8,064 g), el cual duró hasta 1896. No es el mencionado en la Constitución.

Peso oro 1884.

[2] Algunas muestras de billetes nominados en pesos fuertes: https://www.billetesargentinos.com.ar/billetes/peso_fuerte.htm

 

Artículo publicado originalmente el 28/05/2022 en Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/05/unidad-de-cuenta.html

Los impuestos, el lastre que frena la iniciativa exportadora

Iris Speroni*

La alta carga tributaria representa un obstáculo difícil de salvar a la hora de venderle al mundo. La Argentina exporta dos tercios de su producción de aluminio. El tercio restante se utiliza para la producción de bienes intermedios. Se exportan productos semielaborados pero en menor proporción que materia prima.

Argentina es exportador de aluminio para la industria, pero el alto nivel de impuestos hace poco probable la venta de productos finales.

Hace ocho años que el país no crece y cuatro que decrece. Los motivos son una asfixiante carga impositiva que quiebra familias y empresas y un tipo de cambio retrasado artificialmente que impide la exportación.

En estos últimos años creció la exportación de servicios informáticos, fruto de una inversión de décadas en la formación de recursos humanos a costa de los contribuyentes. Rápidamente el gobierno les puso aranceles a la exportación del 10%. Nadie debe prosperar excepto los políticos y sus protegidos. Toda actividad económica lícita por fuera del grupo selecto será aniquilada. Resistirse es fútil.

ALUMINIO

La Argentina exporta dos tercios de su producción de aluminio. El tercio restante se utiliza para la producción de bienes intermedios (perfiles, cables de electricidad, tubos, laminados), con los cuales, a su vez, se elaboran productos finales. Tanto la materia prima como los productos intermedios tienen competencia de productos importados, desde 5% a 50%, según el segmento.

Se exportan productos semielaborados pero en menor proporción que materia prima. Resulta irónico. Nuestro país invirtió fuertemente para que existiera producción de aluminio argentino (una inversión privada con soporte estatal en infraestructura y créditos) con el objetivo estratégico de ser autosuficientes y abastecer a la Fábrica Militar de Aviones.

Con la intervención socialdemócrata desde Alfonsín a la fecha, FMA se cerró, nuestro aluminio sirvió para que Embraer hiciera aviones (con subsidio y crédito estatal brasileño) y para abastecer a la atrasada industria automotriz brasileña que nos venden su caros y malos autos.

El Banco Mundial dio créditos para que la Argentina instalara generadores eólicos. Con ese dinero se compran aspas a Brasil. La Argentina poseía tecnología para generadores eólicos en la década del «70. Ahora importamos aspas.

La Argentina exporta lana de vicuña a Canadá que la convierte en abrigos de u$s 5.000 la prenda. El 50% de las exportaciones a la Unión Europea están compuestas por harina y pellets de soja y pesca.
¿Por qué se exporta aluminio y no aberturas de aluminio? ¿Por qué se exportan pellets de soja y no carne de chancho? ¿Por qué se exporta madera y no aberturas o muebles o instrumentos musicales?

¿Por qué se exporta lana sucia y no tela de casimir o sweters? No es por salarios altos porque exportamos productos sin elaborar a países desarrollados con salarios el doble de los nuestros. No es por falta de capital. Los Argentinos tienen ahorros en el exterior equivalentes a un PBI.

RAZONES

Entonces ¿por qué no podemos convertir acero en una sembradora y exportarla a Hungría? ¿Por qué no podemos vender aberturas de aluminio a Estados Unidos? ¿Por qué no podemos exporta casimir 50% mohair y 50% merino a Italia? La diferencia entre exportar y vender al mercado interno es la carga impositiva. No tanto el monto sino el momento en que deben abonarse.

Si Aluar exporta un producto que vale 100, cobra ese dinero menos los derechos de exportación (ahora en 10%) y mal y tarde cobrará algún reintegro de IVA por sus insumos.

Si vende localmente agrega impuesto a los ingresos brutos, IVA e impuesto al cheque. Pagaderos inmediatamente, aunque cobre después. Con una tasa de interés del 80% anual, el costo financiero del IVA es de 4% de la venta si cobra a 90 días. Sumemos: 5% de IIBB y 4% costo financiero de IVA y 0,6% de impuesto al cheque.

El comprador, supongamos que esté en el Gran Buenos Aires, tiene 1.300 kilómetros en camión por la Ruta Nacional 3. Podría ir en barco desde Puerto Madryn a Bahía Blanca y ahí por el Ferrocarril Roca, o en barco hasta Ensenada, pero sólo el 10% de la carga se mueve por tren. El flete sale el doble por el costo impositivo. El camión y las cubiertas tienen un 100% de sobrecosto impositivo (50% camión, 50% impuestos). Peaje, tributo al Club de la Obra Pública, club del cual el presidente es socio.

El fabricante de perfiles tiene entonces: 5% de IIBB en el precio del aluminio, 21% de IVA, 4% de costo financiero sobre IVA, 1,2% de impuesto a las transacciones financieras más flete. Ya pagó más que quien importó el aluminio de Aluar (además el flete marítimo es más barato que el terrestre).

Nuestro fabricante efectúa la conversión de aluminio en perfiles. Requiere electricidad (con IIBB, IVA y 20,5% de recargo impositivo), mano de obra (con 30% de cargas sociales), maquinaria con aranceles de importación, tanto la máquina como los repuestos y el IVA de la máquina pagado por adelantado. Todo eso lo tiene que recargar a su producto. Luego le vende perfiles a un fabricante de aberturas.

Este tiene acumulado: 2 capas de IIBB, 2 capas de impuesto al cheque, el costo financiero del adelanto impositivo en ambos casos, el costo impositivo del flete de ambos tramos, más los impuestos sobre la electricidad y contratación de personal.

Cuando venda sus aberturas deberá abonar ingresos brutos, impuesto al cheque y pagar el IVA meses antes de cobrar su producto. Ya tiene acumulado 15% de IIBB, 3,6% de Impuesto al cheque, 21% de IVA, impuestos sobre los tres tramos de flete, impuestos del 20,5% sobre la electricidad, impuestos sobre el empleo de personal y el costo financiero de adelantar impuestos (paga IIBB e IVA al momento de emitir la factura, no al momento de cobrar), y además ya pagó el costo financiero de Aluar, de la fábrica de perfiles, más el propio (12%).

Aunque fueran eficientes, profesionales, con buen diseño y calidad, ¿a quién le podrán exportar un producto cuya composición es 50% de impuestos? Es por esto que podemos exportar aluminio puro y no perfiles de aluminio.

Consecuencias adicionales: por la carga impositiva, las empresas abaratan costos. Reducen la calidad. Retrasan la renovación de maquinaria. La consecuencia es ocho años de estancamiento del PBI, decrecimiento en los últimos cuatro.

ESTRATOS

Hay una capa de impuestos por cada paso en el proceso de elaboración: 1) aluminio, 2) perfiles, 3) aberturas. Para poder exportar productos terminados (desde queso parmesano a aberturas de madera o helicópteros) se necesita cambiar el sistema impositivo. No sólo las alícuotas, sino pagar el impuesto luego de la cobranza de la venta y no al momento de comprar los insumos.

Actualmente se han pagado fortunas antes de vender el primer fumigador, el primer cinturón, el primer simulador de vuelo. Si los impuestos se gravan sobre la venta final y sobre las ganancias cobradas entonces podemos aspirar a exportar productos elaborados.

Ahora sólo se puede exportar aluminio y calamar y no carteras o casimir de mohair/merino. Porque el porcentaje de impuestos de los primeros dos productos es infinitamente inferior al de los dos últimos. La primarización de las exportaciones argentinas es la consecuencia del sistema impositivo armado por la casta política argentina. El diseño impositivo y la determinación del tipo de cambio son responsabilidad del Congreso de la Nación.

La Argentina necesita que el país tenga pleno empleo. Exportar productos elaborados aumenta la necesidad de mano de obra. El pleno empleo sube el valor del salario.

PROPUESTAS

1- Eliminar los impuestos a los ingresos brutos, a los sellos, a las transferencias bancarias, y todo impuesto de cualquier clase sobre combustibles, energía eléctrica y gas.

2- Eliminar todo impuesto sobre forrajes y alimentos.

3- Bajar el IVA al 10% que se cobrará sobre todos los productos excepto alimentos, forrajes, combustibles, gas y electricidad que pagarán 0%.

4- Eliminar IVA a la maquinaria y a los barcos.

5- Eliminar los derechos de exportación.

6- Eliminar todo adelanto impositivo, percepción, retención, ganancia mínima presunta.

7- Irse del Mercosur.

8- Eliminar peajes.

9- Mejorar los Ferrocarriles y tener flota fluvial y marítima.

10- Mejorar los puertos.

11- Convivir con un tipo de cambio alto sostenido.

12- Eliminar los impuestos al trabajo.

Los primeros seis puntos son de resolución inmediata. Un crecimiento de exportaciones de productos semielaborados y terminados implica más trabajo y prosperidad.

* Licenciada de Economía UBA, Master en Finanzas, Ucema. Posgrado Agronegocios, Agronomía UBA.
** Tomado de La Prensa, Argentina, http://www.laprensa.com.ar/478075-Los-impuestos-el-lastre-que-frena-la-iniciativa-exportadora.note.aspx