DESDE LA REVOLUCIÓN CHINA DE 1911 HASTA LA EXCLUSIÓN DE LA ONU (1949-1971)

Giancarlo Elia Valori*

1949. Mao Zedong proclamando la República Popular.

El despertar chino fue uno de los eventos centrales en la historia de la historia del siglo XX. En la penúltima década del siglo XIX, el capitalismo occidental penetró en China: los productos industriales baratos dañaron las artesanías e industrias locales. La decadencia social y el aumento de la pobreza se vieron agravados por la hambruna y las inundaciones en las zonas rurales muy pobladas. En las ciudades portuarias en expansión, se formaron un proletariado revolucionario y una inteligencia. El trabajo de traductores como Yan Fu (1854-1921) puso en contacto a los intelectuales chinos con el pensamiento occidental moderno y contemporáneo.

Estadistas como Kang Youwei (1858-1927) y Liang Qichao (1873-1929) influyeron en el emperador Guangxu (emperador de 1875 a 1908). Sus reformas fueron contrarrestadas por un golpe de estado reaccionario el 21 de septiembre de 1898 por la emperatriz viuda Cixi (regente de 1861 a 1908), tía del emperador, que puso fin a la Reforma de los Cien Días. El emperador fue puesto bajo arresto domiciliario; los reformadores fueron ejecutados y el movimiento xenófobo Bóxer fue alentado.

La presión extranjera y la impotencia política interna condujeron en 1905 a la abolición del antiguo sistema basado en los exámenes estatales para la admisión al Servicio Civil y a la renovación y modernización de la defensa dirigida por el general Yuan Shikai (1859-1916). Las potencias occidentales, incluida Italia, intervinieron en los asuntos internos chinos.

El 20 de agosto de 1905, el doctor Sun Zhongshan (Sun Yat-sen, 1866-1925) fundó —en Tokio— la Alianza Revolucionaria China (Tongmenghui), un movimiento que en su programa preveía los tres principios del pueblo: unidad del pueblo (nacionalismo); los derechos del pueblo (democracia); bienestar del pueblo (socialismo). Fue difundido por los chinos de ultramar, por estudiantes y escuelas misioneras, y se extendió por toda la patria. El 10 de octubre de 1911, el conjunto correcto de condiciones convirtió una revuelta en Wuchang en la Revolución China. Para compensar las pérdidas, la corte Qing respondió positivamente a una serie de demandas para convertir el gobierno imperial autoritario en una monarquía constitucional. Yuan Shikai fue nombrado como el nuevo Primer Ministro, pero antes de que pudiera recuperar las áreas conquistadas por los revolucionarios, las provincias comenzaron a declarar su lealtad a la ARC. En el momento del levantamiento, Sun Zhongshan estaba en los Estados en un viaje de recaudación de fondos. Fue primero a Londres y luego a París para asegurarse que ningún país financiara o sostuviera militarmente al gobierno manchuriano de la dinastía Qing (1644-1912). Sun Zhongshan retornó a China shortly poco después. Mientras los revolucionarios conquistaron Nanking, la antigua capital de la dinastía china Ming (1368-1644).

Delegados de diecisiete provincias llegaron para la primera Asamblea Nacional, que eligió a Sun Zhongshan como presidente provisional el 29 de noviembre de 1911. El 1º de enero de 1912 proclamó la República de China. El cielo había retirado el mandato de los Qing.

La reacción internacional a la revolución fue cautelosa. Durante el levantamiento, los países con inversiones en China se mantuvieron neutrales, aunque ansiosos por proteger los derechos de los tratados injustos logrados con los Qing a través de la Primera y Segunda Guerra del Opio. Los Estados Unidos, sin embargo, apoyaron en gran medida el proyecto republicano, y en 1913 Washington fue una de las primeras capitales en establecer relaciones diplomáticas plenas con la nueva República. El Reino Unido, los imperios japonés y ruso, etc. siguieron su ejemplo.

Sun telegrafió a Yuan Shikai, prometiendo que si aceptaba el establecimiento de la República, sería nombrado Presidente. Esto se hizo para ganar el apoyo de los militares para la causa de la unidad nacional. Yuan Shikai aceptó, lo que obligó a la corte a darle la autoridad para formar un gobierno republicano. El 12 de febrero de 1912 reconoció la abdicación del emperador de seis años Pu Yi (más tarde emperador del estado títere projaponés de Manchukuo de 1934 a 1945). Veremos más adelante por qué Yuan necesitaba el llamado “permiso continuo”.

Mientras tanto, Mongolia Exterior (el Estado actual) había declarado su independencia (julio de 1911) —y también el Tíbet (1912)— reconocido a través de la inicua Convención de Simla (3 de julio de 1914). Aunque el nuevo gobierno creó la República, no unificó el país bajo su control. La retirada de los Qing llevó a un vacío de poder en algunas regiones. El 25 de agosto de 1912 Sun Zhongshan y Song Jiaoren (nacidos en 1882) fundaron el Guomindang (GMD), el Partido Nacionalista Chino derivado de la ARC. En las elecciones de diciembre de 1912-enero de 1913 (en las que votó el 5% de la población china) el GMD ganó el 45,06% de los escaños en la Asamblea Nacional.

Yuan Shikai probablemente hizo asesinar a Song Jiaoren el 22 de marzo de 1913. Más tarde, confiando en 223 miembros de la AN de 870 (que habían creado el Partido Progresista, Jinbudang), despidió a los gobernadores provinciales de GMD o los obligó a jurar lealtad. Esto fue seguido por la Segunda Revolución (julio-septiembre de 1913), que fue suprimida por el gobierno.

El 20 de noviembre de 1915 se declaró el fin de la República de China y el regreso del Imperio. El 12 de diciembre de 1915, Yuan se proclamó emperador con el nombre de Hongxian. Ya el 25 de diciembre de 1915, se expresó la desaprobación pública y la aversión de la gente a la monarquía. Japón retiró su apoyo al príncipe Yuan. Algunas provincias, bajo el liderazgo del gobernador de Yunnan, Cai E (1882-1916), se rebelaron contra el nuevo emperador, que renunció a la ceremonia de juramentación y renunció a su título el 22 de marzo de 1916. Murió el 6 de junio de 1916.

China entró en la Primera Guerra Mundial el 14 de agosto de 1917, declarando la guerra a Alemania, e inmediatamente ocupó Qingdao, la mayor base naval alemana en el extranjero, ubicada en la península de Shandong. La muerte de Yuan Shikai empeoró la crisis china, continuando el proceso de fragmentación territorial. La cuestión de que los gobernadores provinciales fueran militares y controlaran directamente sus propios ejércitos sentó las bases para el período de los señores de la guerra. Tales “señores feudales” a menudo administraban sus territorios sin reconocer al gobierno en funciones. Los numerosos generales del ejército del norte trataron de poner al gobierno de Beijing bajo su égida. Por otro lado, la injerencia de los Estados —que tenían las finanzas del gobierno en sus propias manos, recaudando directamente los derechos de aduana y otorgándolos gradualmente al gobierno “legítimo” reconocido después de deducir las asignaciones y los intereses— empeoró los sangrientos conflictos internos. Cada potencia deseaba imponer su autoridad a China en detrimento de otros extranjeros y por esa razón sostenían a uno u otro de los diferentes señores de la Guerra.

Cuando la Conferencia de Versalles (18 de enero de 1919 – 21 de enero de 1920) asignó las bases alemanas de Shandong a Japón, con el aval del gobierno de Beijing, las corrientes intelectuales, literarias y políticas del 4 de mayo de 1919 lanzaron una serie de protestas, a los que también se sumaron propietarios de pequeñas y medianas empresas, así como trabajadores. Los organizadores se refirieron al Movimiento de la Nueva Cultura, que se había originado en 1915 y se había desarrollado en la Universidad de Beijing, donde se ensalzaba la importancia de la ciencia y la democracia, rechazando así la cultura tradicional de China. Según la historiografía china, el Movimiento del Cuatro de Mayo marcó el comienzo de la historia contemporánea. Los acontecimientos se sucedieron rápidamente. Sun Zhongshan estableció el gobierno militar en Guangzhou (Cantón, 1921-25). Después de su muerte, el gobierno nacional se trasladó más tarde a Wuhan (1925-27), bajo el liderazgo de la estrella en ascenso Jiang Jieshi (Chiang Kai-shek, 1887-1975).

El Partido Comunista de China (PCCh) fue fundado el 1º de julio de 1921. En 1924 las buenas relaciones entre la Unión Soviética y el GMD llevaron al PCCh a crear un frente unido con el GMD. En 1926 Jiang Jieshi lanzó una exitosa expedición contra los señores de la guerra del norte. En 1927 trasladó su gobierno a Nanking, rompió la alianza con el PCCh y reprimió sangrientamente a los comunistas con la masacre de Shanghai y las revueltas campesinas de Guangzhou. En 1928 reunificó la mayor parte del país. Jiang Jieshi centralizó los cinco poderes (ejecutivo, legislativo, judicial, de investigación y control) en un Consejo de Estado bajo su liderazgo. El 1º de agosto de 1927, el PCCh fundó el Ejército Rojo como una forma de defensa contra los ataques del GMD.

En 1931 se produjo el período del llamado “gobierno formativo”: con el apoyo anglo-estadounidense, se recuperaron las concesiones extranjeras; se abolieron los privilegios de extraterritorialidad y se eliminaron las tareas domésticas; se mantuvieron las concesiones extranjeras en Shanghai y el control extranjero de los derechos portuarios. El gobierno se convirtió en una dictadura militar.

El 19 de septiembre de 1931 Japón atacó Manchuria. El 7 de noviembre del mismo año el PCCh estableció la República Soviética China en Jiangxi, con Mao Zedong (1893-1976) como Primer Ministro. En diciembre de 1930 la guerra civil había comenzado. Cinco campañas de aniquilación contra los comunistas bajo Jiang Jieshi terminaron en octubre de 1933 con los rojos siendo aplastados. Desde octubre de 1934 hasta el mismo mes del año siguiente, los Rojos lanzaron la legendaria Larga Marcha de los Diez Mil Li (Changzheng) para pasar del entonces indefendible Jiangxi a Shaanxi. Doce mil kilómetros impermeables cubiertos por el Ejército Rojo (más tarde el Ejército Popular de Liberación). Cien mil se fueron contra 400.000 y solo 20.000 llegaron a su destino.

En 1936 Jiang Jieshi alcanzó la cima de su poder, controlando 11 de las 18 provincias de China. Pero el 7 de julio los japoneses atacaron China. En 1937 hubo un nuevo acuerdo entre comunistas y nacionalistas para combatir a Japón, el Sol Naciente. El gobierno de GMD se mudó de Nanking a Chongqing. Más tarde, una vez que había caído en manos de los japoneses, el gobierno colaboracionista de Wang Jingwei (1883-1944), un ex miembro de GMD, cobró vida allí. En 1941, Jiang Jieshi, seguro de la derrota de Japón debido a la entrada de sus aliados estadounidenses en la guerra, una vez más rompió el acuerdo con los comunistas. En China hubo tres guerras al mismo tiempo: el GMD contra el PCCh, y ambos por separado contra los ocupantes y el gobierno títere. Japón se rindió y capituló el 9 de septiembre de 1945.

Después del final de la ocupación japonesa, la economía china estaba en muy mal estado. Con el apoyo de Estados Unidos, las tropas del GMD ocuparon las grandes ciudades, pero no pudieron mantener el orden. El 14 de agosto de 1945 se firmó un tratado de amistad y alianza con la Unión Soviética, que retuvo, entre otros, Lushunko (Port Arthur, que estuvo bajo administración soviético-japonesa hasta 1953 y más tarde regresó a la República Popular de China). Las negociaciones entre nacionalistas y comunistas para un gobierno de coalición fracasaron. Hubo una lucha renovada entre las dos facciones. En 1947 la guerra civil se intensificó. Con la ayuda de Estados Unidos, los nacionalistas mantuvieron el poder en vastos territorios, pero las tropas comunistas lograron nuevos éxitos.

En la víspera del 1º de mayo de 1948, el Comité Central del PCCh hizo un llamamiento para convocar una nueva conferencia después del fracaso de la anterior. De hecho, el 10 de octubre de 1945, después de la derrota de Japón, Mao Zedong y Jiang Jieshi se reunieron y acordaron la reconstrucción del país y la convocatoria de una conferencia política consultiva. Se inauguró el 10 de enero de 1946 y contó con la participación de siete delegados del PCCh, nueve del GMD, nueve de la Liga Democrática, cinco del Partido de la Juventud y nueve independientes.

Después de alcanzar el acuerdo del 25 de febrero de 1946, la Conferencia se estancó en julio cuando Jiang Jieshi lanzó una ofensiva a gran escala contra los territorios comunistas con 218 brigadas: el verdadero comienzo de una nueva guerra civil. En diciembre de 1947, sin embargo, Mao anunció que 640.000 soldados nacionalistas habían sido asesinados o heridos y más de un millón habían depuesto las armas.

El llamamiento del 30 de abril de 1948 fue apreciado e inmediatamente repetido por los partidos democráticos, las organizaciones populares, las personalidades no pertenecientes al movimiento y los chinos de ultramar.

El 5 de mayo, hubo saludos de líderes de varios partidos democráticos, incluidos Li Jishen (1885-1959) y He Xiangning (1879-1972) del Comité Revolucionario del GMD, un movimiento distinto del GMD como tal (el primero era su Presidente). Luego Shen Junru (1875-1963) y Zhang Bojun (1895-1969) de la dirección de la Liga Democrática; Ma Xulun (1885-1970) y Wang Shaoao (1888-1970) de la Asociación China para la Promoción de la Democracia; Chen Qiyou (1892-1970) del Partido de la Justicia; Peng Zemin (1877-1956) del Partido Democrático De Campesinos y Trabajadores de China; Li Zhangda (1890-1953) de la Asociación de Salvación Nacional; Cai Tingkai (1892-1968) del Comité de Promoción de la Democracia del GMD, y Tan Pingshan (1886-1956) de la Federación de Camaradas de Sanminzhuyi (los Tres Principios del Pueblo).

También Guo Moruo (1892-1978), una persona sin afiliación partidista, envió un telegrama conjunto desde Xianggang (Hong Kong) al Comité Central del PCCh, Mao Zedong y toda la nación apoyando el llamado de los comunistas.

Mientras tanto, la Asociación para la Promoción de la Democracia y la Sociedad Jiu San (3 de septiembre), que habían establecido su sede en áreas bajo la regla GMD, celebraron reuniones secretas de sus comités centrales para dar la bienvenida al documento del PCCh.

Mao Dun (1896-1981), Hu Yuzhi (1896-1986), Liu Yazi (1887-1958), Zhu Yunshan (1887-1981) y 120 demócratas emitieron un comunicado conjunto expresando su acuerdo con la posición del PCCh.

Además, 55 líderes de los partidos democráticos y personas de fuera del partido emitieron comentarios conjuntos sobre la situación política de China, declarando: “[…] durante la Guerra Popular de Liberación, estamos dispuestos a contribuir y cooperar en el diseño de programas bajo el liderazgo del PCCh, esperando promover el rápido éxito de la Revolución Democrática Popular China para la próxima fundación de una Nueva China independiente, libre, pacífica y feliz”.

La Conferencia celebró su primera sesión plenaria en Beijing del 21 al 30 de septiembre de 1949. Asistieron un total de 622 representantes. Fueron enviados por el PCCh, por partidos democráticos, personalidades independientes; organizaciones de masas y regionales, el Ejército Popular de Liberación, minorías étnicas, chinos de ultramar, demócratas patrióticos y grupos religiosos.

La primera sesión ejerció las funciones de una Asamblea parlamentaria, legislativa y constitucional de pleno derecho del naciente Estado hasta 1954, cuando se eligió la primera Asamblea Popular Nacional. El Comité Central del PCCh aprobó la Constitución Provisional (programa común del CCPCC), la Ley Orgánica del CCPCC y la Ley Orgánica del Gobierno Popular Central. Eligió Beijing como la capital del país. Estableció la bandera roja de cinco estrellas (Wu Xing Hong Qi) como la bandera nacional: el rojo representaba la revolución; la gran estrella representaba al PCCh; las otras estrellas representaban a las clases sociales: obreros, campesinos, clase media baja y capitalistas (clase media nacional). Adoptó la Marcha de los Voluntarios (Yiyongjun Jinxingqu) como himno nacional y optó por el calendario gregoriano. En la sesión se eligió al Comité Nacional del CCPCC y al Consejo Central de Gobierno Popular del Estado. El 1º de octubre, a través de Mao, el presidente de NC, proclamó la República Popular de China.

El gobierno y el ejército de GMD huyeron a Taiwán. Jiang Jieshi fue derrotado precisamente porque no pudo ofrecer a su país un futuro de independencia de las potencias imperialistas a las que estaba vinculado, comenzando por los Estados Unidos.

Cuando el Cielo retiró el mandato también de la República burguesa, fue un cambio cíclico en la historia universal, comparable sólo a 1789 y 1917. Las maniobras de los enemigos de la República Popular excluyeron más tarde a ochocientos cuarenta y un millón de chinos de las Naciones Unidas hasta 1971.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

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DE DOCENTE DE INTRAMUROS A GESTOR DE LOS DESEOS DE LOS ISLEÑOS EN MALVINAS

César Augusto Lerena*

20 de marzo de 2018. “Ideas para avanzar en la solución de la disputa por las Islas Malvinas”. Sesión académica a cargo de Marcelo Kohen, Profesor del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, Suiza. CARI.

Marcelo Gustavo Kohen es un teórico de intramuros que se costeó un viaje desde Ginebra a Malvinas; alquiló un local en la Cámara de Comercio en Puerto Argentino (Port Stanley para los ocupantes británicos) y en 2018 les explicó a los isleños el plan que diseñó, que incluía, entre otras cosas, que éstos determinarían quién podría radicarse en las islas y, a los treinta años, tener un referéndum donde votarían si deseaban la soberanía británica o la argentina. Un plan que pone en manos de los isleños la posibilidad de determinar la soberanía de Malvinas.

Es llamativo que quien propuso este plan sea uno de los encargados de elaborar la Política de Estado y asesore al presidente de la Nación en el Consejo Nacional de Malvinas.

El 22 de marzo de 2018 Infobae publicó una entrevista a Marcelo Kohen, donde éste explicaba en qué consistía el plan que propiciaba; plan, que luego fue ratificado, en una conferencia que realizó ante una calificada audiencia del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Exteriores). No se conoce quién financió su viaje a Malvinas y, a título de qué, promovió ante los isleños este proyecto, que viola la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional.

Kohen es Profesor del “Instituto de Altos Estudios Internacionales” de la Universidad de Ginebra, cuyo Ranking Mundial en la Web de Universidades se encuentra en el puesto 1.913; 726 en Europa y, en materia de excelencia ocupa la posición 2.940; es decir muy por debajo de la calidad que el mismo ranking indica para la Universidad de Ginebra que está a nivel mundial en el puesto 143; en Europa 38 y en excelencia 205. Su condición de docente en este Instituto le permitiría ser un libre pensador frente a una cátedra pero, Kohen no ha entendido, que ello ha cambiado desde su designación en el Consejo Nacional de Malvinas donde se planifica la estrategia argentina respecto a la Cuestión Malvinas, motivo por el cual, ya no puede tratar en ese claustro —ni en ningún otro— temas de esta naturaleza que pueden poner en evidencia la posición de la Argentina con el consiguiente riesgo a la seguridad nacional; del mismo modo, que tampoco puede difundir sus ideas sobre esta materia en medios televisivos o gráficos. Violación que ha quedado de manifiesto, al menos en una publicación posterior a la del diario Perfil. El gobierno debería investigar solicitando las grabaciones de las clases, disertaciones, conferencias impartidas por este docente desde su designación en el Consejo.

Ya lo hemos dicho, hay docentes teóricos de “intramuros” que no suelen ser los más habilidosos a la hora de formular propuestas prácticas, por cuanto carecen de conocimientos políticos, diplomáticos y relativos a la negociación y planificación. Del contenido de la propuesta los isleños, de su exposición en el CARI y de la posterior publicación de Perfil, ello queda claro.

6 de abril de 2015. Sesión académica a cargo de Marcelo Kohen, Profesor del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra, Suiza. “La cuestión Malvinas y el Principio de Libre Determinación de los Pueblos”. CARI.

Es difícil, por otra parte, llegar a un tratamiento adecuado, si no se tiene un diagnóstico adecuado y es de lo que parece adolecer el docente Marcelo Gustavo, tanto cuando formula su plan a los isleños británicos, como cuando manifiesta que la Argentina debe tener una Política de Estado. El Plan parece desconocer la Disposición Transitoria Primera (DTP) de la Constitución Nacional, cuestión que se ratifica con su afirmación, ya que la citada DTP es, en sí misma, la Política de Estado adoptada por unanimidad por los constituyentes firmantes de la Carta Magna en 1994.

Es obvio, que la Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional (…) y que conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino es absolutamente incompatible con proponer un referéndum a treinta años en favor de los isleños británicos, quienes, en la opinión de Kohen, deberían optar entre la soberanía británica y la argentina. Un disparate si viniese de un doctor en ciencias veterinarias, como es mi caso pero, mucho peor, si la idea la formula quien se presenta como abogado en derecho internacional público y asesora al presidente de la Nación y desconoce (o se va por la tangente) que la decisión política ya fue elaborada por el pueblo argentino al aprobarse en 1994 la Constitución Nacional.

La pregunta que se hace Kohen de: ¿qué pasaría si mañana el Reino Unido accediera al pedido argentino de “negociar” que se repite desde hace 36 años? parece extemporánea ya que, para formularla, el gobierno argentino debiera transitar previamente varias cuestiones de modo de no llegar a ese momento en la situación de extrema y creciente debilidad en la que nos encontramos, producto de políticas que van en contra del interés nacional.

Dice Kohen que «La carencia argentina de una propuesta concreta hace que el vacío se llene con las ideas más recalcitrantes»; aunque mostrarles a los isleños británicos una posición absolutamente concedente (como las de Kohen), me permite pensar que las eventuales contraofertas significarían una cesión aún mayor, a las que ya propicia este docente. Cualquier negociante —e incluso mediador— con algo de experiencia en el campo de los negocios, sabe que no es lo mismo ser un litigante en Tribunales que buscar un acuerdo y también que no es cuestión de presentar “propuestas concretas”, sino de hacer una propuesta en el tiempo adecuado, que esté en condiciones de ser ajustada sin perder el objetivo buscado y aprovechar la sinergia de la contraparte. Nada de lo que parece haber tenido en cuenta el docente aludido, salvo el sentido de la rara oportunidad al presentar la propuesta, ya que no deja de llamar la atención que la haya formulado en pleno gobierno de Macri, en el marco del Pacto de Foradori-Duncan, que acordó «…adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos…». La misma política de cooperación unilateral de Lanusse en 1971.

La discusión jurídica en una negociación no es central sino respaldatoria, salvo que la cuestión se pretenda llevarla a los tribunales. Y está claro que este docente no maneja los aspectos políticos y no tiene por qué hacerlo, ya que nunca ha ocupado una función política relevante. De otro modo, a nadie se le ocurriría pretender escindir las Malvinas de Tierra del Fuego —salvo a Kohen— sin el acuerdo del gobierno y el pueblo de esa Provincia. La restitución o no de Malvinas será un hecho político, no jurídico, aunque éste sirva para dar sustento a la política. Los docentes como Kohen, su colaborador Rodriguez y otros tantos, adhieren en su reducido mundo de intramuros, a la creencia de que temas políticos y de geopolítica pueden manejarse jurídicamente. Parafraseando a Bill Clinton (1992) respecto a George Bush (p) diría: “It’s politics stupid”.

Por lo tanto, tratar de sostener jurídicamente la escisión de Malvinas en lo dispuesto en el art. 2º de la Ley 23.775 (provincialización del 26/04/1990) además de ser incompatible con lo prescripto en el art. 6º y 13º de la Constitución Nacional y los art. 1º, 2º, 81º y 87º de la Constitución Provincial de Tierra del Fuego y su Disposición Transitoria Décimo Segunda («La Provincia reivindica la plenitud de sus derechos jurisdiccionales, económicos, políticos y sociales y denunciará los pactos, tratados, contratos y convenios firmados con anterioridad a la asunción de las primeras autoridades provinciales constitucionales, en tanto no se ajusten a los principios de esta Constitución o afecten sus intereses») y, el art. 14º de la propia Ley 23.775 («Las normas del territorio nacional de la Tierra del Fuego vigentes a la fecha de promulgación de la presente ley, mantendrán su validez en el nuevo estado, mientras no fueren derogadas o modificadas por la Constitución de la nueva provincia, la presente ley, o la Legislatura provincial, en cuanto sean compatibles con su autonomía») es tener escasa o nula habilidad política, en particular, cuando se trata de la defensa de las autonomías provinciales.

El hombre es el único animal que comete dos veces el mismo error y la propuesta de escisión de Malvinas no es novedosa ya que el 24/08/2017 por Resolución 250/17 la Legislatura de la Provincia de Tierra del Fuego precedió a «rechazar (Art.1º) categóricamente el proyecto «Provincia de Malvinas, Provincia 24» presentado por un grupo de periodistas encabezados por el Lic. Marcelo Constanzo y el Prof. Santiago Albarracín ganadores del concurso nacional «Malvinas en la Universidad» organizado por el Ministerio de Educación de la Nación junto con la Secretaria de Asuntos Relativos a Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación en 2015, en el que se promovía que las Islas Malvinas se constituyan en una nueva Provincia, resultando contrario al principio de integridad de nuestro Territorio provincial».

Cómo habrá sido el rechazo que fue acompañado por todos los partidos políticos de Tierra de Fuego y entre ellos el FPV y PJ y, notablemente, —como refiere la Resolución— este proyecto fue premiado por la Secretaría de Malvinas que ocupaba quien hasta hace pocos meses era su secretario, Daniel Filmus, quien había recibido el sillón del actual embajador en el Reino Unido Javier Figueroa y donde se promovía la desintegración de la Provincia, contrario a la posición nacional de la integralidad territorial y toda la legislación vigente.

Escindir la Provincia es el inicio de una serie de ideas desatinadas (¿?) expresadas a los isleños británicos ocupantes de Malvinas por parte de Kohen, quien ya con anterioridad había integrado los equipos de asesoramiento del gobierno argentino en casos de la Fragata Libertad y Pasteras de Uruguay (de los que nos referiremos en un próximo artículo). Es decir, no era un simple componedor y el plan que propuso se centró en reservar para los isleños el derecho de aceptar o no la radicación en Malvinas (contrario al Preámbulo y los artículos 14º, 20º, 22º y 25º de la Constitución Nacional) y promover la idea que transcurridos treinta años organizar un referéndum para decidir si estos ocupas aprueban la soberanía británica o la argentina e incluso, agrega Kohen en una entrevista en la TV Pública, “la fórmula más negativa de la libre determinación” (¿elegir entre una u otra soberanía no es ya tener la libre determinación para estos británicos?). Es obvio esperar, en el escenario que plantea Kohen, que la absoluta mayoría de los británicos opten por seguir siendo británicos. Su propuesta es lisa y llanamente la entrega de las islas a los británicos, ya que en el referéndum ilegal de 2013, en idéntica situación a la que propicia Kohen, de los 1.517 isleños que votaron un 99,83% lo hicieron a favor de continuar bajo la administración británica. ¡Un salto al vacío!

No seré hipócrita, a esta altura no sé si Marcelo Kohen carece de idoneidad o es un simpatizante de la potencia británica pero, en cualquier caso, entiendo, que su propuesta, favorece los intereses y deseos de los isleños británicos y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

«Respetar el modo de vida de sus habitantes» no puede implicar ceder o impedir los derechos de los argentinos a residir, transitar, invertir, etc. en Malvinas, como propicia Kohen al poner en manos de los isleños la radicación de los argentinos en Malvinas y, además, es absolutamente contrario a lo previsto en el Preámbulo de la Constitución Nacional que reza: «…y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino…». Así son parte de nuestro pueblo descendientes de galeses, irlandeses, ingleses y de otras colectividades. Por naturaleza las personas suelen adaptarse a las comunidades en las que se radican y ello puede observarse perfectamente en los pueblos del interior respecto a los grandes conglomerados urbanos. Respecto a la cultura, Malvinas está en la cultura de los argentinos. Los británicos han ocupado nuestro territorio, pero no han sacado a Malvinas de nuestra cultura.

En este plan le agrega Kohen sancionar una Constitución; aprobar y/o ratificar las leyes existentes y designar o dar continuidad a los jueces naturales y también prever «un mecanismo de solución de controversias, en caso de conflictos sobre la interpretación del acuerdo, que prevea la participación de los países garantes y la Corte Internacional de Justicia como tribunal de alzada», lo que dejaría al hipotético acuerdo en una situación de permanente revisión extraña. ¿Qué clase de soberanía propicia? Como dice Hernán Salinas Burgos, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad Nacional de Chile: “La jurisdicción es una manifestación de la soberanía del Estado”.

Y, ¿en qué estado quedarían las Georgias del Sur y Sándwich del Sur en este Proyecto de Kohen? No parece prestarles atención en su plan, acompañando la estrategia del Reino Unido, que tiene una administración independiente en esas islas respecto a Malvinas.

Ahora, rara decisión (¿o no?) de Filmus de convocar a Marcelo Kohen al «Consejo Nacional de Malvinas…» y, de Guillermo Carmona de mantenerlo, a sabiendas de las ideas que promovía y el rechazo que habían causado en los fueguinos y en muchos argentinos que buscan alcanzar el ejercicio pleno de la soberanía en Malvinas. Cuestión que deja de manifiesto Luciano Moreno Calderón en su artículo «Una propuesta a medida del deseo kelper y los intereses británicos en el seno del Consejo Nacional de Malvinas».

El eslogan “soberanía argentina, autonomía isleña” de Kohen es contradictorio.

En su disertación en el CARI del 20 de marzo de 2018 Kohen explicita en detalle su propuesta, donde reitera la escisión de Malvinas de la Provincia de Tierra del Fuego; manifiesta que la propuesta “debe ser atractiva para los isleños” (sic), que estos deben tener “una representación técnica ante los organismos internacionales” (sic); propicia “coparticipar con los isleños los recursos de la Z.E.E. de Malvinas” (sic); “crear una OROP con participación de la (nueva) provincia de Malvinas” (sic); que “la autoridad de la Provincia de las Islas Malvinas sería quien autorice la radicación en Malvinas” (sic); que se debería “desmilitarizar Malvinas y tener una policía provincial” (sic) y nada refiere sobre una policía federal; sostiene  que hay que “adecuar el derecho interno de las partes” (sic); indica que las partes (¿?) podrían “elegir países garantes del acuerdo” (sic); indica “la posibilidad de organizar un referéndum treinta años después, donde imagina dos posibilidades, por un lado la soberanía argentina o británica o libre determinación, aunque descarta esta última” (sic).

Indicó que “se podría pensar en una forma similar a la resolución de la disputa entre Nueva Caledonia y Francia” que resultó a la postre muy favorable a los caledonios.

Refirió también —y, esto ensombrece su relación con el ex secretario Filmus y el secretario Carmona— su política de diálogo: “Hay que romper el punto muerto, cómo salir de la inercia de que simplemente invitemos todos los años (a dialogar) al Reino Unido y ellos nos digan que aceptarán lo que digan los isleños”, aunque como vimos, lo que propicia Kohen, es igual a la propuesta británica, solo que la posterga a los 30 años de un hipotético acuerdo.

Llegó la hora de las preguntas y Marcelo comenzó a balbucear pese al ambiente muy recatado de los asistentes en la disertación en el CARI. Entre las más destacadas preguntas Kohen contesta: “nada de su propuesta es contrario a la Disposición Transitoria Primera de la Constitución” ¿en serio? Manifiesta que su propuesta es “soberanía argentina y autonomía isleña”, la que resulta una linda frase pero bastante imprecisa respecto a su alcance de la compatibilidad entre soberanía y autonomía; pero que a la luz de la “libre decisión de los isleños para admitir la radicación de argentinos en Malvinas y el referéndum a los treinta años” es un sofisma, absolutamente contrario a lo previsto en la DTP de la Constitución Nacional; pero este docente insiste: “es una opción que no hay que descartar” (sic); “la Argentina (¿él o Argentina?) no descarta de antemano ir a la Corte Internacional de Justicia” (sic). A otra pregunta responde: “no tenemos política con los isleños, más atractiva para los isleños que para el Reino Unido… puede haber una veta con los isleños… mis propuestas no son ingenuas… no soy un provocador… esta es mi óptica, una propuesta argentina… negar el problema, convivir o tratar el problema… si el día de mañana nos aceptan, alguien sabe que vamos a decir?” (sic) Y cerró diciendo que en Malvinas “se reunió con los periodistas de MercoPress, Penguin News y otros isleños en una iniciativa personal…”.

Alguno de los asistentes cuyo apellido no se alcanza a escuchar indica que “es necesario aire fresco”, que la propuesta “tenía elementos importantes” que habría que pensar “en una consulta similar al Beagle”, etc. pero la afirmación final de Candioti fue la más contundente: “no tenemos política exterior respecto a Malvinas, desde hace 37 años”. Muy sincero, aunque yo le agregaría un par de años más, porque la desmalvinización comenzó al final del Proceso y siguió sin solución de continuidad en el gobierno de Alfonsín-Caputo.

El auditorio del CARI, muy respetuoso, agradeció con un cerrado aplauso la disertación. Algunos recordaban que hace exactamente 40 años atrás (24/06/1978) se había realizado el primer acto público del CARI en la Sociedad Científica Argentina, donde disertó el ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger sobre “Consideraciones sobre la política internacional actual”, mientras en la Argentina corrían los tiempos del Proceso Militar y nadie imaginaba el 2 de abril de 1982, ¿o sí?

No quiero dejar pasar por alto, otras dos propuestas de Marcelo Gustavo. La primera coparticipar con los isleños los recursos de la Z.E.E. de Malvinas”, cuestión que le aseguraría la autonomía de los isleños en Malvinas, cuestión que el Estado Nacional les niega a todas las provincias del litoral marítimo y, la promoción de las Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero (OROP), que son un instrumento de apropiación de la administración pesquera de los Estados ribereños por parte de los Estados de Bandera y, una mayor intromisión y fortalecimiento británico en Malvinas y el Atlántico Sur, violando la DTP de la Constitución Nacional.

Lo que pareció una idea imprudente de Kohen en 2018, adquiriría una especial significación, a partir de ser uno de los principales asesores del ex secretario de Malvinas Daniel Filmus y del actual secretario Guillermo Carmona y desde el Consejo tener como función asesorar —nada menos— al presidente de la Nación. Ya miembro del Consejo, ninguno de los secretarios citados evaluó la publicación de Perfil (29/06/2021), donde el citado docente descalifica las acciones del Reino Unido y efectúa declaraciones y propuestas que podrían configurarse en una violación a la obligación de guardar confidencialidad sobre cuestiones que se tratan o pudieran tratarse en un futuro en el Consejo Nacional de Malvinas y/o pudieran interpretarse como una opinión del gobierno argentino y/o pudieron aprobarse o debieran aprobarse por el conjunto de los consejeros y/o forman parte de la estrategia y la Política de Estado de Argentina en la cuestión Malvinas, que en especial se agravan por compartir la elaboración y posterior publicación de este artículo con un tercero ajeno al Consejo.

Fernández Alles sostiene que nadie medianamente informado duda de la conveniencia de una zona de reserva estatal excluida de la publicidad, porque se trata de una necesidad históricamente probada de la que depende, muchas veces, la supervivencia y estabilidad del sistema político. Revelar una estrategia relativa a las estrategias de Argentina respecto a la recuperación de Malvinas podría implicar la tipificación en el artículo 498 del Código Penal y, una prisión de 1 a 4 años.

El propio medio Perfil titula este artículo de “Relaciones Diplomáticas” y los autores califican de importante el conjunto de medidas para el contacto entre el continente y las islas durante el gobierno militar del Gral. Alejandro A. Lanusse; políticas que deberían encontrarse debidamente aprobadas en el Consejo y el propio Presidente de la Nación Alberto Fernández que preside este Cuerpo de Asesores y, si estuvieran suficientemente aprobados los contenidos y la oportunidad de su difusión, el Sr. Kohen, un asesor, debería limitar sus opiniones al ámbito del Consejo o a emitir sus dictámenes secretos al Presidente, al Ministro o al Secretario y no hacerlas públicas. Habría roto, de este modo, los pasos administrativos correspondientes al Cuerpo Diplomático y la Administración Pública Nacional, ya que no está envestido de la jerarquía adecuada para efectuar en forma directa este tipo de comunicaciones y exponer la posición o posible posición argentina respecto a la relación con el Reino Unido.

Calificaciones, afirmaciones y precisiones como: “quién fue el ladrón”; “El próximo 1º de julio se cumple el 50º aniversario del “Acuerdo de Comunicaciones de 1971”; “La elite isleña busca desprestigiar todo precio al significado de este Acuerdo y el esfuerzo argentino…”; “Pretenden mostrarlo como un Caballo de Troya, antesala de la acción militar de 1982”; “contribuyó significativamente a la prosperidad de los isleños”; “…realizaron proezas en post del bienestar de los isleños, muchas veces a pesar de los obstáculos impuestos explícita o solapadamente por las autoridades coloniales”; “Fue el mejor momento de las relaciones entre los habitantes del continente y de las islas”; “Un objetivo británico”; “…buscan y obtienen contactos con nuestros países vecinos…”; “…en realidad se auto bloquean y rechazan todo ofrecimiento”; “Prefieren importar productos frescos más caros y más lejanos…”; “Se han negado rotundamente…”; “Es conocida la tradicional diplomacia británica consistente en dilatar la solución de conflictos que ella ha creado”; “Al aceptar el Acuerdo de Comunicaciones en 1971, pretendía con ello postergar la negociación de fondo”; “…no quiere decir que no gocen de otros derechos ni que se los pueda oír. Por supuesto, son titulares de derechos, tanto individual como colectivamente. Nadie desea desconocerlos ni privarlos de sus nacionalidades…”; “…la dirigencia isleña prefiere seguir la política del avestruz…”; “…Buscan obtener concesiones de los gobiernos argentinos sin que se discuta soberanía, y a veces lo logran”; “…Por el lado argentino, algunos prefieren seguir la política de adaptarse a vivir con el conflicto, vociferando altamente la reivindicación, pero sin que se haga nada en el plano multilateral que moleste al Reino Unido”; “Otro camino es posible. Una política hacia los verdaderos isleños debe ser avanzada en el marco de la política de Estado omnicomprensiva de todos los elementos que hacen a la disputa”; “Ni política de seducción, ni considerarlos enemigos”; “Los isleños no tienen el derecho de decidir una controversia entre la Argentina y el Reino Unido (…) pero son sin duda un elemento esencial en la solución de la misma” dejan en evidencia precisiones y/o conclusiones y/o afirmaciones y/o estrategias, etc. sobre temas donde la Argentina ni el Consejo habrían tomado una posición oficial, para lo cual, ha constituido —precisamente— por la Ley 27.558 el Consejo Nacional de Malvinas para asesorar al Presidente y definir las estrategias a seguir con intervención de las distintas fuerzas políticas y expertos de distinta naturaleza.

Al mismo tiempo, independientemente de la resolución que pudiera tomarse respecto a la evaluación de lo que debería entenderse como una falta grave de este funcionario público, habría que notificarlo que debe abstenerse de nuevas publicaciones y en el dictado de sus clases en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de la Universidad de Ginebra, disertaciones, etc., no debiera mencionar cuestiones relativas a Malvinas que puedan inferir una posición argentina o británica al respecto.

Por el artículo de Perfil, y el de su colaborador Facundo Rodriguez (Perfil, febrero 2022) tengo la presunción de que Marcelo Kohen tendría algún interés en llevar la cuestión Malvinas a la Asamblea para que ésta solicite una “Opinión Consultiva” a la Corte Internacional de Justicia y para eso cita a Perón (“el gobierno del General Perón decidió llevar la cuestión Malvinas a la Asamblea General por segunda vez (Resolución 3160 (XXVIII), de 14 de diciembre de 1973) a efectos de reencauzar las negociaciones sobre soberanía…”). Kohen no entenderá que la Res. 2065 (XX) de las Naciones Unidas conserva toda su fuerza ni alcanza a dimensionar la figura de ese líder mundial en contraste con la débil situación actual de Argentina. Es gravísimo que un miembro del Consejo preanuncie públicamente, una posible estrategia de Argentina y que, además, entre bambalinas, haga una propuesta suicida, que cierra con la que les hiciera a los isleños en 2018.

Sería bueno saber si Marcelo Gustavo tiene apetencias de llegar a la Corte Internacional de Justicia —así se comenta vox pópuli— porque ello también podría condicionar su posición respecto a Malvinas y el posterior tratamiento de la Cuestión Malvinas en la Corte, ya que él, como puede escucharse en el reportaje concedido el 1º de diciembre de 2011 a Telma Luzzani de Visión 7 de la TV Pública, ya emitió opinión al respecto y, ciertamente negativa, a que Argentina intervenga en la Corte Internacional de Justicia: «…para que un Tribunal Internacional trate la cuestión hace falta el consentimiento del Estado (…) En el caso Malvinas el Reino Unido ha hecho una Declaración aceptando la competencia de la C.I.J., pero esté hecha de manera tal que es imposible llevar el caso por vía contenciosa. Es decir, que si algún día la Argentina decide llevar el caso Malvinas a la C.I.J. el Reino Unido tendría argumentos como para oponerse». ¿Cuáles serían pregunta Telma? «el hecho que al aceptar la competencia de la C.I.J. excluyó toda controversia anterior a 1974. Sabemos que la controversia por Malvinas tiene mucho más de un siglo y medio, por consiguiente, podrían tener esa excusa…Los británicos no negociarán hasta que los isleños decidan negociar…», además que su opinión se supone que no es neutra, es argentino.

Ya vivimos una similar situación con la pretensión de llegar a la Secretaría General de las Naciones Unidas de la ex canciller Malcorra y ya opinamos sobre ello: «Es muy poco probable que la hipotética designación de Malcorra ayude a la Argentina; más bien pareciera todo lo contrario: los funcionarios de las organizaciones internacionales deben ser neutros en sus acciones, y las opiniones sobre sus países de origen son inconvenientes y poco creíbles. Cuáles se supone que serán en un futuro las ideas sobre Malvinas de la posible funcionaria: ¿las de la ONU o las de su país? Ciertamente las del Organismo, y Malcorra ya está empezado a ejercitarse relativizando Malvinas…» (César Lerena “Negociar Malvinas desde la debilidad”, 2016).

Yo agregaría a lo dicho por Kohen a la TV Pública: la Argentina no se presentó en 1947, cuando el Reino Unido hizo una acción por un tema vinculado con la Antártida, o sea que Gran Bretaña podría hacer lo mismo en este caso.

Es difícil —después de veinte años— ver Argentina desde los claustros teóricos de intramuros de una universidad en el extranjero; mucho más entender por qué no emigramos en 2001 y por qué Malvinas es parte de la cultura nacional. Malvinas es innegociable. Por ella perdieron la vida 649 combatientes; hubo miles de heridos; centenares que no pudieron recuperarse de tanto escarnio y, una sociedad frustrada de perder nuevamente- ese territorio irredento.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Ex Secretario de Bienestar Social (Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA, Ex Asesor en la H. Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación- Autor de 28 libros, el último “Malvinas. 1982-2022. Una Gesta Histórica y 40 años de Entrega. Pesca la moneda de cambio”.

ARGENTINA Y CHINA: DIPLOMACIA OLÍMPICA

Marcelo Javier de los Reyes*

Imagen: China Plus (official English website of China Radio International),  http://chinaplus.cri.cn/recommended/1661/553620

El pasado 1º de febrero el presidente de la Argentina, Alberto Fernández, partió desde el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini rumbo a Moscú en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, dando inicio a la gira que realizó por Rusia, China y Barbados y en la que se reunió con sus pares Vladimir Putin y Xi Jinping y con la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, con el propósito de fortalecer las relaciones entre Argentina y esas naciones.

La visita a China coincidió con la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022, boicoteados por los Estados Unidos debido a “las flagrantes violaciones de los derechos humanos y las atrocidades de China en Sinkiang”, según informó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. Como es habitual, los gobiernos estadounidenses abordan los temas de los derechos humanos con un doble rasero pues, basta con mencionar Guantánamo o el uso de drones armados en su guerra contra el “terrorismo global”, que han provocado numerosos muertos entre la población civil en la zona de frontera entre Afganistán y Pakistán.

En esta edición XXIV de los Juegos Olímpicos de Invierno participaron seis deportistas argentinos aunque, cabe destacar, estos juegos no despiertan prácticamente interés en el público argentino.

A la ceremonia de apertura asistieron los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Ecuador, Guillermo Lasso. También estuvieron presentes Vladimir Putin, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, y el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Una vez más en la historia de la diplomacia, las actividades deportivas sirven como excusa para llevar adelante otros acuerdos políticos y económicos. A modo de ejemplo, cabe recordar la “diplomacia del ping pong” a la que dieron origen —sin proponérselo— los jugadores Glenn Cowan de Estados Unidos y Zhuang Zedong de China en oportunidad de celebrarse el campeonato mundial de tenis de mesa de Nagoya (Japón). Todo se originó en 1971 cuando Glenn Cowan perdió su autobús que le llevaba de vuelta al hotel y fue invitado a subir al de la delegación china. En síntesis, ese sencillo hecho dio origen a lo que se denominó la “diplomacia del ping pong” que llevó a que, en 1972, el presidente de Estados Unidos Richard Nixon realizara su histórica visita a Beijing, la que llevó al establecimiento de relaciones diplomáticas en 1979.

Salvando las distancias de ese hecho histórico, estos juegos de invierno fueron el marco de la firma de una serie de acuerdos entre los gobiernos de China y de la Argentina. En oportunidad de esta visita, Argentina se sumó a la iniciativa china de las Nuevas Rutas de la Seda, a la iniciativa global de la Franja y la Ruta, la cual procura fomentar el flujo del comercio e inversiones. Ambos países firmaron un contrato para la construcción de una cuarta central nucleoeléctrica en Argentina —la central Atucha III— con una inversión de US$ 8.000 millones, la que será instalada en Lima, donde ya se encuentran Atucha I y II, a 100 kilómetros al norte de la ciudad de Buenos Aires. Atucha III será una central tipo HPR-100, de 1.200 megavatios eléctricos (MWe) de potencia bruta y una vida útil de 60 años. El reactor utilizará uranio enriquecido como combustible y agua liviana como refrigerante. China proveerá la ingeniería, construcción, adquisición, puesta en marcha y entrega de Atucha III[1].

Con respecto a la energía nuclear, cabe destacar que Argentina ha sido un país adelantado en la región ya que la Central Nuclear Atucha I inició su construcción en junio de 1968 y se convirtió en la primera central nuclear de potencia de América Latina. Fue conectada al Sistema Eléctrico Nacional el 19 de marzo de 1974 y comenzó su producción comercial el 24 de junio de ese mismo año[2].

Los acuerdos incluyen el intercambio de monedas o swap, lo que posibilita que se trabaje en pesos y yuanes, sin necesidad de recurrir al dólar. Se ha estimado que la inversión china alcanza los US$ 23.700 millones.

En el marco de los acuerdos comerciales, Argentina autorizó el uso de emergencia de la vacuna de Sinopharm, de la que se adquirirán un millón de dosis.

Con anterioridad al viaje del presidente Alberto Fernández a China, ya se había acordado que el país asiático financiaría mejoras a la red eléctrica de Argentina. Por su parte, Argentina le abre a China la posibilidad de acceder a sus recursos naturales.

Los políticos argentinos procuran solucionar el déficit con créditos de los que se desconoce la letra chica. Ya existen en el mundo antecedentes de préstamos que no han podido ser pagados a China, como el caso de Sri Lanka con el puerto de Hambantota o el de Macedonia con la construcción de una autopista que aún debe pagar. En 2021, un estudio del centro internacional de investigación AidData —un laboratorio de investigación e innovación del William & Mary College que busca hacer que el financiamiento para el desarrollo sea más transparente, responsable y efectivo— revela que “el colosal programa chino de infraestructura internacional dejó a numerosos países en desarrollo con una ‘deuda oculta’ de 385.000 millones de dólares”[3]. Esto ha llevado a que países pobres que iban a sumarse a la iniciativa Franja y Ruta hayan desistido de hacerlo. China puede quedarse con la infraestructura o exigir recursos naturales o tierras como compensación.

La “diplomacia olímpica” del gobierno de Alberto Fernández implica un riesgo considerable para la Argentina. China es actualmente el segundo socio comercial de la Argentina detrás de Brasil y el intercambio tiende a crecer pero en detrimento de la Argentina. La apertura comercial a otros países siempre es importante pero debe ser equilibrada. Por otro lado, las inversiones chinas significan endeudamiento y debe recordarse que la Argentina está endeudada con el FMI y que se encuentra en una situación de fragilidad económica y con una alta inflación que tiende a incrementar la pobreza.

Los políticos argentinos deben comprender que la Argentina no solucionará sus serios problemas estructurales aplicando las recetas que ya han fracasado. El endeudamiento creciente solo incrementará los problemas. La Argentina solo saldrá adelante reduciendo el gasto y poniendo en marcha la producción del sector agropecuario con valor agregado, a la vez de establecer un plan nacional de reindustrialización y de reconstrucción de la infraestructura aplicada a todo tipo de transporte.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] “Argentina y China firman contrato para construir una central nuclear”. Deutsche Welle, 06/02/2022, https://www.dw.com/es/argentina-se-suma-a-la-iniciativa-china-de-las-nuevas-rutas-de-la-seda/a-60677598, [consulta: 15/02/2022].

[2] “Atucha I”. Nucleoeléctrica Argentina S.A., https://www.na-sa.com.ar/es/centrales-nucleares/atucha-1 [consulta: 15/02/2022].

[3] “Plan chino de infraestructura deja a países pobres con ‘deuda oculta’, según estudio”. France24, 29/09/2021, https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20210929-plan-chino-de-infraestructura-deja-a-países-pobres-con-deuda-oculta-según-estudio, [consulta: 15/02/2022].

 

Artículo publicado por el IGADI (Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional) en idioma gallego, https://www.igadi.gal/web/analiseopinion/arxentina-e-china-diplomacia-olimpica

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