CALVINO Y EL DALAI LAMA

Aunque separados en su origen por algo más de un siglo —Gendun Drup, el primer Dalai Lama (1391-1474) y Calvino (1509-1564)— y los personajes reales por medio milenio grosso modo, ambos están hoy presentes en sus seguidores.

Y representan actitudes y creencias espirituales que —allende sus evidentes diferencias culturales y aun visiones opuestas del mundo y la historia y el lugar en ellos de la humanidad— sólo comparten la idea de la trascendencia y la convicción de su influjo decisivo en las vidas reales de los hombres.

Pero actualmente pueden ser tomados como prendas de realidades diferentes con un detalle significativo, empero: uno de ellos pretende y aspira a imponer al otro —y también a cualquiera que no comparta su fe— sus propias reglas y principios. Charlando un rato, aun superficialmente, con alguien que adhiera a uno u otro credo descubrirá pronto quién es que trata de imponerse, aun considerándolo en el más espiritual de los sentidos.

Ambos merecen el mayor respeto, en tanto sea recíproco.

La conducta de las iglesias cristianas consideradas como instituciones en el mundo ha tradicionalmente sido de desprecio hacia otras confesiones en general, con algunas espiritualmente elevadas raras excepciones, preponderando sobre los fieles ajenos como necesitados de enseñanza y conversión para ser salvados.

La salvación es también sobre todo un concepto cristiano no compartido por todos en la maravillosamente rica panoplia de fes y credos en que los hombres han elegido creer a través de la historia que conocemos.

Y así hénos llegados a la situación en la que la consagrada cabeza de una de estas confesiones es condenada y anatematizada por un gesto juzgado según las más estrictas normas y preceptos de otra cultura y fe y en un contexto enmarcado en las ideas de corrección de hoy en el cerrado círculo cultural de quienes lo juzgan y sentencian, círculo que resulta más que nunca necesario recordar, no es universal.

De paso, el convicto sucede ser un ostentoso enemigo del «Empire du Milieu», de China, ya alerta e inquieta en su empeño por recuperar Taiwán bajo su dominio y afirmarse como una unánimemente reconocida y honrada potencia mundial, a la vez que su moderación es crucialmente necesaria al considerar la invasión a Ucrania de Rusia y el declarado apoyo que el denominado Occidente presta a la primera.

Y este archienemigo y víctima del comunismo y la apropiación china hace unos setenta años, sucede que reside en India que desde entonces le ha ofrecido refugio. E India es el otro poder mundial (junto con China suman grosso modo dos quintos de la población del planeta) cuyo apoyo o al menos no hostilidad también se necesita.

Y el mundo cristiano, desgarrado por cuestionamientos y acusaciones dignos de cualquier encendido concilio medieval sólo que ahora se despliegan a través de toda suerte de medios de comunicación y distorsión más una concepción del mundo, la realidad y los seres humanos no más profunda que aquélla que es capaz de proporcionar una pantalla de cristal líquido.

Y esta humanidad que ha sido capaz del exterminio masivo de armenios, judíos, gitanos, ucranianos (no ahora, bajo Stalin), kurdos, uigures, rohingyas por nombrar unos pocos selectos, está gritando escándalo a un viejo que públicamente abraza a un niño y le pide que le toque la lengua con sus labios.

¿Dónde está la oscura perversión, si no en el ojo del observador?

 

Juan José Santander*

En Madrid, después de Navratri, durante Ramadán, tras la Pascua Católica y la Judía, en vísperas de la Ortodoxa.

 

* Diplomático retirado. Fue Encargado de Negocios de la Embajada de la República Argentina en Marruecos (1998 a 2006). Ex funcionario diplomático en diversos países árabes. Condecorado con el Wissam Alauita de la Orden del Comendador, por el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, M. Benaissa en noviembre de 2006). Miembro del CEID y de la SAEEG.

©2023-saeeg®

CALVIN AND THE DALAI LAMA

Though  separated  in  its  origin  by  a  little  more  than a century —Gendun Drup, the first Dalai Lama (1391-1474) and Calvino (1509-1564)— and the actual characters by roughly half a millenium, both are present today through their followers.

And they represent spiritual attitudes and beliefs that —beyond their evident cultural differences and even opposed visions of the world and history and humanity’s place in them— do not share but the idea of trascendence and their conviction of its decissive influx on reality.

But nowadays they may be taken as tokens of different realities with one significant detail though: one of them pretends and aspires to impose on the other —and also on anyone not sharing their faith— their own rules and principles. Chatting a little, even superficially, with anyone supporting either of the two creeds shall promptly discover which one is the bully, even taking the term in its most spiritual of senses.

Both are entitled to the utmost respect, inasmuch as it be reciprocal.

The behaviour of christian churches considered as world institutions has traditionally been of despect towards other faiths in general, with some highly spiritual though rare exceptions, patronizing alien faithfuls as needing teaching and conversion to be saved.

Salvation is also mostly a christian concept not shared by all of the wonderfully rich panoply of faiths and creeds which men have chosen to believe in throughout known history.

So are we arrived to this situation in which the holy head of one of these faiths is condemned and anathematized for a gesture judged within the most strict norms and precepts of other faith and culture and within a context framed by today’s ideas of correctness in the closed cultural circle of those who judge and sentence him, circle that it is more than ever necessary to recall, it is not universal.

By the way, this convict happens to be an ostentatious enemy of China’s “Empire du Milieu”, already alert and disquiet in its endeavour to recover Taiwan under its domain and affirm itself as a unanimously recognized and honoured world power, at the same time that its moderation is dearly needed considering Russia’s invasion of Ukraine and the declared support the so called Western World is giving to the latter.

And this archenemy and victim of China’s communism and appropiation some seventy years ago, happens to dwell in India that has since offered him sanctuary. And India is the other world power (with China they sum up roughly two fifths of the population of the planet) whose support or at least not hostility is also needed.

And the christian world, ripped by questionings and accusations worth of a hot medieval Council only that they nowadays display themselves throughout any sort of communications media and distorsions plus a conception of the world and reality and human beings no deeper than that which a liquid crystal screen is able to provide.

And this humanity that has been capable of massive extermination of armenians, jews, gypsies, ukrainians (not now, under Stalin), kurds, uyghurs, rohingyas to name a selected few, is howling scandal at an old man publicly holding a child in his arms and asking him to touch his tongue with the child lips.

Where is the dark perversion, if not in the beholder’s eye?

 

Juan José Santander

In Madrid, after Navratri, during Ramadan, passed the Catholic and the Jewish Easter, on the Eve of the Ortodox one.

 

©2023-saeeg®