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EL MUNDO ZOZOBRA

F. Javier Blasco*

A lo largo del último siglo hemos mantenido la teoría de que había cosas de cierta relevancia que, impertérritamente, mantenían un estatu quo, una alta posición en la escala de valores y que gozaban de una, llamémosle credibilidad o férreas credenciales a prueba de toda duda o cuestión.

Sin embargo, en los últimos meses, parece que el mundo zozobra y se desmorona; todo aquello que parecía inamovible o muy serio, resulta no serlo tanto; incluso, más bien dinámico porque el mundo político y sus próceres, al parecer, y sin movérseles un pelo, cambian de postura u ‘opinión o posición’ con inusitada frecuencia y tremenda facilidad.

Así, vemos que la política exterior de EEUU y el mantenimiento de sus “Férreas alianzas” han cambiado radicalmente en muy pocos años. Aquellos que se sentían protegidos por el manto paternalista y bélico de los norteamericanos han podido comprobar que, de la noche a la mañana, han sido abandonados por ellos, a pesar de haber tejido grandes lazos y relaciones no solo a base de servicios abiertos y tangibles, sino también de espionaje o de cuestionable compromiso; me refiero a kurdos, sirios y afganos, entre otros.

Los nuevos objetivos y visones geoestratégicas del Tío Sam, han dejado cerrado vilmente la puerta y para siempre a inmensos territorios, dejando a millones de personas deambulando a su mulana suerte de la noche a la mañana. Razones por las que grandes continentes o partes importantes de ellos, de repente, se han visto desprotegidas dado que ahora ya no son importantes a los ojos del interés yanki que apuntan a otros derroteros.

Todos conocemos el creciente papel e influencia internacional de China en aspectos políticos, económicos y sociales y sus encontronazos en varios frentes y campos con EEUU. Pero nadie se esperaba que, hace unos días, Biden enviara a su secretario de Estado, Antony Blinken a hacerle el rendez vous a Xi Jing Pin como prueba de buenas intenciones y de paz con el mayor rango de las vistas recientemente y, a las pocas horas de que aquel abandonara China, Biden llamara a XI de todo, menos bonito.

El reciente accidente por implosión de un batiscafo en aguas próximas al lugar donde reposa el pecio del Titanic ha puesto de manifiesto que ya ni siquiera las grandes fortunas, aunque paguen desorbitados importes por unos caprichosos y excéntricos billetes de viaje, están exentos de sufrir accidentes letales cuando tratan de subir a la atmosfera o bajar a grandes profundidades de los mares. Nada es seguro al ciento por ciento, ni para los caprichosos y privilegiados magnates.

Hemos podido comprobar que nuestro presidente, ese que habla de la situación económica española, a la que califica de “ir como una moto”, no solo nos miente como un bellaco, sino que, además, se permite el lujo de hacernos creer que los patéticos volantazos en su orientación y agenda económica y política en los últimos años, no son más que el fruto de unos profundos y muy personales “cambios de opinión” sobre la importancia de las cosas, las personas y sus políticas.

Llevamos casi un siglo pensando que Rusia por si sola, aunque con ciertas dificultades, era capaz de mantener al mundo en jaque, no tenía pegas para amenazar a países vecinos y no tanto, e incluso, a organizaciones internacionales de cierta importancia como la propia OTAN y mantener un fuerte pulso con la Comunidad Internacional (CI) al permitirse el lujo de invadir Ucrania y mantener una política de desgaste durante muchos meses en una guerra que, inicialmente, muchos entendemos, como injusta y desproporcionada.

Pero de pronto, ha tomado un excesivo protagonismo su principal fuerza de choque, por la crueldad y mortal efectividad de sus combatientes, el Grupo Wagner, —un instrumento creado por la inteligencia rusa para realizar los “trabajos” que sus fuerzas armadas no pueden o no deben hacer, que actúa como una compañía privada y por tanto, es libre de actuar donde lo considera oportuno, y por ello los hemos visto intervenir en el origen de la crisis del Donbás desde 2014, en Siria y en varios estados del Sahel—. Un grupo de unos 25.000 combatientes, compuesto mayoritariamente por mercenarios asesinos de origen checheno que, contra todo canon, ha sido capaz de poner peligro a toda una Rusia, a pesar de estar dotada de ingente armamento nuclear y contar con un Ejercito considerado como uno de los importantes en el mundo.

Los mercenarios han avanzado por Rusia, como si fuera una excursión de colegiales, sin resistencia alguna hasta pocas centenas de kilómetros de la capital, Moscú. Han sembrado el miedo o el pánico entre la clase política, la cúpula militar y todas esas mafias de asesinos y libertinos que son los que realmente gobiernan en la Federación Rusa.

Acciones que han demostrado que la retaguardia rusa en territorio propio es muy débil o inexistente, que la capacidad de reacción, mando y control de sus fuerzas armadas es poca o nula y que una vez más, tal como hemos podido ver a lo largo de la historia, los mercenarios se revuelven contra su ‘señor’ si este no les toma en serio, no les paga adecuada o tal como estos le exigen o no les surte de los prometidos medios necesarios para el cumplimiento de su tarea. Actuación, que desenmascara otro gran mito, la posibilidad, ahora cada vez más incierta de que Rusia podría invadir Europa y más allá, a nada que se lo propusiera,

Sólo la intervención de Bielorrusia y su pelele presidente y de otras manos o potencias ocultas y un ramillete de promesas que aun esta por desgranar en su totalidad, han logrado dar un cambio a la situación que se planteaba catastrófica para Putin y le han salvado a punto de que sonara la campana. El pelele, salvando al tirano prepotente.

Porque, a fuer de ser sinceros, diremos que los movimientos de la CI para parar e incluso evaluar el mencionado golpe en ciernes no han servido de nada, y han demostrado una vez más su incapacidad e inoperatividad ante conflictos políticos o armados de cierta entidad.

Por cierto, unos movimientos internacionales serios y de urgencia, a los que España y su presidente no han sido invitados ni siquiera como espectador sin voz ni voto en la misma sala o videoconferencia, a pesar de que en cuestión de días vamos a ocupar la presidencia rotatoria de la UE; por lo que se ha desmoronado otro de los grandes castillos de arena basados en el aire o el humo por la trama propagandística del ínclito Sánchez que pretende seguir vendiendo que es el perejil de todas las salsas, sin serlo ni por asomo.

Tras las recientes elecciones locales y regionales en España, hemos podido apreciar que también ha sucumbido otro de los grandes ideales creados por los unos y los otros, como es la fuerza real e intenciones de la mal llamada “derecha política” en España. Muchos de los medios de comunicación, la mayoría de los tertulianos en las soporíferas tertulias políticas locales, regionales o a nivel nacional, daban por hecho que los acuerdos entre el PP y Vox eran algo sencillo de lograr; pero hemos visto, que no solo no es fácil, sino que puede llegar a ser hasta perjudicial si no se hubiera cedido, aunque tarde y mal la parte mas fuerte y a la vez la más necesitada de apoyos.

Solo unos pocos, llevamos años mostrando públicamente la poca confianza en este y otros partidos similares, ya desaparecidos.  Vox insiste en el mismo error que aquellos a pesar de que es cada vez menos influyente porque mengua constantemente y porque por sus alocadas o desorbitadas políticas y teorías nunca los llevarán a desbancar al PP.

Un partido aquel que pretende que se supervaloren sus escasos apoyos dadas sus ansias de poder, aparentar y pisar moqueta; acciones o defectos, que empañan el hecho de que los repartos de sillones —al parecer lo único importante para ellos— no se hagan de manera proporcionada o equitativa respectivamente.

Los absurdos choques ya producidos y los que inevitablemente se producirán a corto y medio plazo entre ambos partidos; así como la excesiva y engolada manera de ver el éxito en algunos que aún no lo han lanzado plenamente en ninguna parte ni hay visos en el horizonte cercano, vuelven a demostrar que la selección del personal político y principalmente, de los cabezas de serie a nivel trascendental, debe ser un acto mucho más reposado y serio, del que, al parecer, se viene observando en todos los partidos.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

PUTIN Y GORBACHOV: LÍDERES DIFERENTES, RETOS Y RIESGOS PARECIDOS

Alberto Hutschenreuter*

Imagen Victoria_Regen en Pixabay

 

Los acontecimientos de estos días en Rusia han recentrado una cuestión que desde hace tiempo provoca interrogantes, sobre todo desde que la invasión u operación militar especial rusa a Ucrania se transformó en campaña, y es la relativa con el grado de apoyo que conserva el presidente Putin como así de las perspectivas.

Lo que en principio fue una asonada por parte del líder de la milicia Wagner, Yevgueni Prigozhin, la misma evidenció no solo capacidad de fuerza, demostrada en Ucrania y en otros sitios de su proyección internacional de «servicios múltiples», sino una creciente capacidad para manifestar disconformidad y ejercer presión frente al mismo poder ruso.

Aunque las diferencias de recursos entre la compañía privada y el Estado ruso son enormes (pensemos solo en el poder aéreo), Prigozhin mostró resolución y llegó a inquietar, al punto que debió mediar el presidente de Bielorrusia para superar la situación y Prigozhin volviera a concentrarse en el complejo frente de Ucrania.

Si bien el poder de Putin nunca estuvo en juego, la «movida» de Prigozhin dejó en claro, como sostiene el analista Marcelo Montes, que aquel no es Stalin ni tampoco Xi, en el sentido de ejercer un mandato nacional absoluto; es decir, el denominado «putinismo de guerra» implica una férrea verticalidad de poder, sin duda, y ello se refleja en la prácticamente desaparición de cualquier expresión de oposición (el juicio que se lleva a cabo a Navalny no trascendió en lo más mínimo), pero esa verticalidad no expresa un mandato político y militar ruso totalitario.

Hace décadas que el totalitarismo ha desaparecido en Rusia como sistema político, incluso desde antes de la llegada de Gorbachov al poder en 1985. El experto francés Alain Besançon sostenía que a partir de la muerte de Stalin ya no hubo totalitarismo en la Unión Soviética, y sí hubo una larga «nueva economía política». Así continúa en parte siendo hoy: existe un régimen autocrático con un partido predominante (no único como antes el PCUS y hoy el PCCh en China).

Este sistema o modelo político supone que existan distintas (aunque controladas) manifestaciones, por caso, en la literatura, como sucedió en su momento con obras de Alexandr Solzhenitsyn e incluso en la misma política. Para el historiador Stephen Kotkin, la insurrección de Prigozhin significó el surgimiento de una alternativa en la política de Rusia.

Los hechos recientes dispararon algunos paralelos, por caso, con el intento de golpe que desde los sectores duros de la KGB se intentó en agosto de 1991 para desplazar a Gorbachov.

El mismo terminó fracasando porque los insurrectos no tuvieron mayoría y porque en aquella débil URSS había una dinámica de disgregación como consecuencia (principalmente) de la postura afirmativa del líder de la República Socialista Soviética de Rusia, Boris Yeltsin, quien junto con el presidente de la RSS de Ucrania y el de la RSS de Bielorrusia acabaron con la URSS en diciembre de ese año.

Putin se encuentra lejos de la debilidad y soledad que acompañaron a Gorbachov aquel año estratégico.

En la Rusia de hoy hay cuatro organismos sobre los que se apoya el poder: el Consejo de Seguridad, el Servicio de Inteligencia Militar (más conocido como el GRU), las Fuerzas Armadas y el Servicio Federal de Seguridad (ex KGB). Hasta el momento, y con las limitaciones en relación con la información que se dispone, no hay cuestionamientos (y menos conatos) contra el presidente dentro de estos «tanques» de poder.

Además, la guerra fungió funcional para que el régimen restringiera sensiblemente los movimientos y voces opositoras. En rigor, la ofensiva comenzó antes con el impulso de una legislación anti opositora. La guerra profundizó ese impulso, llevando a la detención y a severas penas a los críticos de la misma, por citar a dos: Vladimir Kara-Muza, a quien le dieron 25 años, e Ilia Yashin, condenado a ocho años.

Por otra parte, Putin posee rasgos de liderazgos más zaristas que soviéticos, es decir, se trata de un líder clásico, nacionalista y conservador (se tiende a relacionarlo con los zares del siglo XIX, particularmente con Nicolás I, 1825-1855, por su férrea defensa de la autocracia, la ortodoxia y la patria), a diferencia de Gorbachov que fue un mandatario soviético, ideológico y transformacional.

Ahora bien, hay retos que afronta Putin que lo aproximan al último mandatario de la URSS. Dejando por un momento la guerra, que es el principal desafío para Rusia hoy, Putin (o quien lo suceda) tiene por delante la enorme tarea de convertir a Rusia en un poder cabal, es decir, un actor estratégico. Grande lo es, rico lo es, pero Rusia es insuficiente o débil en varios de los segmentos de poder nacional e internacional, por ejemplo, en tecnologías avanzadas (de disponerlas, seguramente habría proporcionado semiconductores a China). Obviamente, el escenario de guerra dificulta sobremanera esta urgencia, y continuará dificultando en la posguerra.

Gorbachov fracasó en modernizar su país (que también se encontraba en guerra en Afganistán). Y como bien dijo Jacques Levesque, elegido para salvar la URSS, el «sétimo secretario» acabó siendo el responsable de su final.

Pero son los riesgos los que peligrosamente acercan a Putin a Gorbachov. Y los hechos de estos días hacen pensar en ello, más allá de la posición firme de aquel.

Lo que queremos decir es que, así como los acontecimientos empujaron a Gorbachov a no poder evitar la fractura del país-continente, Putin podría ser, a su modo, el responsable de una situación de desorden y fisión nacional. Tal vez no sea semejante a lo que sucedió con la URSS, pero sí aproximada.

Ello podría ocurrir si Rusia sufriera un revés militar en Ucrania, es decir, si fuera finalmente expulsada del territorio que ocupa. Un escenario así tendría secuelas políticas de escala en Rusia creándose una situación que podría devolver al país a los años noventa, un período de debilidad interna e internacional sin precedente en Rusia. Pero también podrían abrirse problemas con la prolongación de la guerra a partir de situaciones como la de estos días, pero en la que los insurrectos prosigan y el país (en estado de confusión y agitación) quede ad portas de un choque interno.

Por ello, en gran medida, en esta guerra «la victoria no tiene sustitutos» para Rusia, para emplear palabras de un general estadounidense.

Se trata nada más que de escenarios que merecen considerarse a partir de los sucesos de estos días, y porque no comprometen solamente a Rusia, una superpotencia nuclear y regional, sino a la seguridad continental y mundial.

 

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la Saeeg. Su último libro se titula “El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas geopolíticas y estratégicas para sobrellevar la incertidumbre”, Editorial Almaluz, 2023.

©2023-saeeg®

CHOQUE DE CIVILIZACIONES EN LA GUERRA EUROPEA. ¿POR QUÉ TANTOS VEHÍCULOS DE LA OTAN ABANDONADOS INTACTOS?

Gabriel Camilli*

En primer lugar, como ejemplo, veamos un breve comunicado de prensa oficial de Moscú: “Soldados rusos han capturado un tanque AMX-10RC que Francia ha donado a Ucrania como parte de uno de sus paquetes de ayuda militar”. Así lo anunció en su canal oficial de Telegram el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa. La publicación afirma que el vehículo de combate abandonado estaba ubicado cerca de uno de los asentamientos en la República Popular de Donetsk. Instrucciones detalladas para su funcionamiento yacían cerca en el suelo (el manual de instrucciones).

Según diferentes fuentes occidentales, sabemos que no fue el único vehículo de guerra abandonado y luego capturado por los rusos. “Hay más de 50 unidades de equipos enemigos inmovilizados en las afueras de Novodonetsk”, explicó el departamento, publicando un video filmado por uno de los combatientes.

Anteriormente se supo que un destacamento de aviones de ataque rusos de la Flota del Pacífico destruyó una unidad de las Fuerzas Armadas de Ucrania cerca de la aldea especificada (Ver https://riafan.ru/24114926-).

El experto militar francés Francis Goumain, irónico —pero no demasiado—, explica este hecho como un aspecto fundamental del Choque de Civilizaciones en curso. Según afirma: “Con cada reflujo de la marea (ida y vuelta de los ataques) descubren vehículos blindados de todo tipo varados en el campo de batalla; y estos no son cascos carbonizados; más bien, la vista que se ofrece es la de vehículos alerta estacionados al borde de la carretera, esperando la grúa, sus ocupantes lastimosamente atrincherados detrás de la barrera de seguridad, tratando de no parecer demasiado belicosos en sus chalecos fluorescentes que señalan la atención de todos, con los ojos pegados a las pantallas de sus computadoras portátiles o celulares, en un intento de escapar de la mirada irónicamente comprensiva de los automovilistas que pasan”.

El AMX10 RC encontrado por los rusos estaba perfectamente intacto: la causa no es su famoso blindaje demasiado débil y todavía tiene sus ruedas y su cañón. Un detalle, sin embargo, permite entender por qué sus ocupantes prefirieron retirarse a pie a pesar de que su coche puede circular a 110 km/h: el manual de a bordo con las instrucciones de uso del vehículo se encontraba sobre el asiento, abandonado, abierto en una página. Y en ella se detallaba el funcionamiento de una luz de advertencia, que se encendió en el tablero, y puso a salvo el vehículo. Y también lo bloqueó.

Aquí está el problema: los sensores y las consolas de diagnóstico que, al igual que nuestros coches modernos, desbordan en los vehículos blindados de la OTAN.

Supongamos que explota una granada a 100 metros, una astilla rompe un cable y, de repente, se enciende una luz y el vehículo se detiene, haciendo imposible volver a arrancar hasta que hayamos despejado la avería. Solo tenemos que esperar el vehículo de remolque, que sin embargo nunca llegará, la OTAN no ha pensado en enviar uno, y si llega uno será ruso, y ellos, con la solución manual de problemas, sabrán cómo reiniciar la máquina.

En un principio los rusos pensaron que estaban frente a una trampa, una especie de caballo de Troya. Se acercaron con cautela, dispuestos a disparar al menor movimiento sospechoso del animal, pero acabaron comprendiendo: los vehículos blindados de la OTAN están diseñados por los mismos multimillonarios histéricos que tienen miedo a todo, desde el queso de leche cruda hasta el vino, desde el terrible CO2 hasta las partículas finas, y no hablemos de los iones positivos, los rayos UV; como los chirridos de alarmas que nos arruinan los oídos cuando no nos abrochamos los cinturones de seguridad, carteles de instrucciones de seguridad por todas partes, órdenes de hidratarse (pero no con cerveza), tener cuidado al bajar del tren, etc.

Vida opulenta

Cuando se logran estándares de la vida opulenta, parecería claro, no se debe poner un pie en un campo de combate. La cultura de la sociedad opulenta no quiere sacrificios, ni esfuerzos, quiere la vida fácil. ¿Pero cómo no lo piensan? Es terriblemente temerario: hay minas por todas partes, dientes de dragón antitanques, zanjas, cañones al acecho, drones que se ciernen sobre la cabeza y parecen conocernos muy bien aunque nunca los hayamos visto antes, misiles que nos atacan, helicópteros agresivos como tábanos, aviones a reacción a baja altura, bombas, comunicación interferida, no más música, y no hay buena cubierta para ir a orinar o tomar café, y sin mencionar a los enemigos que no parecen muy inclusivos ni amigables.

Los ingenieros rusos con estos temas, intuimos que han resuelto el enigma de la mentalidad de los actuales recursos humanos y materiales de Occidente. Según nuestras fuentes, están evaluando seriamente un nuevo método de combate para capturar intactos los medios de Occidente: con lo cual bastaría poder dar información falsa a los sensores del vehículo para que se detenga, por ejemplo. La estrategia sería la siguiente: “Encender uno u otro de los testigos o alarmas de fallas: como por ejemplo una pinchadura de cubiertas, una fuga de aceite, una falla de temperatura en el motor, o bien simular un plazo de inspección técnica superado, etc.”

Primer llamado de atención especial para nuestras lecciones aprendidas a la hora de comprar material. ¡No es estúpido pensar algo así, puede funcionar! A quien le compremos puede “intervenir” en el ingenio militar interfiriendo sus sistemas. Algo de eso supimos en la Gesta de 1982 con los misiles Exocet.

Ante una pausa

Volodymyr Zelensky, en una entrevista con la BBC difundida el miércoles 21 de junio, reconoció que el avance de la contraofensiva ucraniana es “más lento de lo esperado”. De acuerdo con nuestros análisis, en los últimos días la serie de ataques ucranianos en el frente sur no está teniendo los efectos deseados: incluso el avance inicial en la zona sur de Velyka Novoselivka parece haber terminado cuando se enfrentaron con la segunda línea de defensa rusa.

En términos más generales, toda la línea del frente está sustancialmente estable: incluso en su parte oriental, en el Donbass, los ataques y contraataques de rusos y ucranianos no conducen a ganancias territoriales significativas, pero la lucha sigue siendo feroz. Por lo tanto, es posible que el Estado Mayor General de Kiev suspenda temporalmente esta nueva fase ofensiva a la luz de las pérdidas sufridas y el estancamiento de las operaciones.

Según el ISW ((Instituto para el Estudio de la Guerra), “Ucrania aún no ha comprometido la mayor parte de sus fuerzas disponibles y aún no ha lanzado su ataque principal” (agregamos una observación personal: esta opinión de ISW puede estar sesgada). Hemos visto en estos días comentarios de analistas occidentales que hablan de la posibilidad de que solo se tratara de “operaciones de exploración o distracción” y no de una verdadera contraofensiva, ya que numéricamente no hemos asistido a una movilización de fuerzas y tácticamente parecía evidente que no había una dirección principal ni una actividad preparatoria digna de ese nombre. Es decir, ausencia de artillería pesada, bombardeos o el uso de otros recursos como municiones merodeadoras o drones de mayor tamaño, que también se vieron en las acciones del pasado verano. Repetimos, esto puede ser discutible.

Sin embargo, las pausas operacionales son una característica común de las grandes ofensivas, y esta pausa, según el ISW, no significa el final de la contraofensiva ucraniana. Sin embargo, seguimos dudando, como lo hemos expresado en otros artículos, respecto de la posibilidad real que Ucrania tiene de lanzar una «gran operación militar». Durante todo el curso de la guerra, Ucrania lanzó contraofensivas sólo con motivo de la que condujo a la liberación de Jerson -que en realidad fue reconquistada sólo gracias a la completa retirada controlada rusa ante los ataques ucranianos- y en la región de Jarkiv, donde el frente cedió provocando el avance ucraniano en las defensas rusas que, entonces, no estaban tan organizadas como lo están hoy.

Cabe señalar que los propios ucranianos, a través de la voz de su viceministra de Defensa, Hanna Malyar, informaron que los rusos han desplegado importantes fuerzas para detener los ataques, lo que dificulta el avance. Curiosamente, la viceministro Malyar agregó que las operaciones ucranianas en curso tienen varias tareas que no se centran únicamente en la liberación del territorio y que el ejército aún debe comenzar la fase principal de las operaciones de contraofensiva.

Rusia dijo el 20 de junio, a través del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, que la “contraofensiva” comenzó el 4 de junio y que las tropas ucranianas han lanzado 263 ataques contra posiciones rusas desde esa fecha, pero negó que el Ejército de Kiev haya logrado avances territoriales en cualquier parte del teatro de operaciones.

Como siempre, con una mirada analítica y profesional es bueno hacer dos aclaraciones: las defensas rusas están organizadas en, al menos, tres líneas defensivas dotadas de diversos obstáculos y campos minados que se extienden a lo largo de 30 kilómetros, dificultando mucho el avance y, desde un punto de vista táctico, si se lograra un avance a través de las líneas después de los ataques, Ucrania debería empeñar las unidades mantenidas “en reserva” para poder obtener un éxito contundente, como sucedió el verano pasado en la región de Jarkiv.

Segunda atención especial. Nosotros hablamos de “defensa móvil” o defensa elástica, según vemos están aplicando los rusos. Es interesante destacar que esto es de aplicación en los frentes amplios de la Patagonia y la Pampa Húmeda, siempre y cuando se tengan los recursos humanos y tecnológicos necesarios como: vigilancia de todo el campo de combate, redes satelitales de comunicaciones y contar con unidades suficientemente adiestradas debido a la necesidad de una coordinación muy ajustada y previamente preparada. Si vis pacem para bellum. ¡Basta de dormir la siesta!

 

* Coronel Mayor del Ejército Argentino. Director del Instituto ELEVAN.

 

Artículo publicado el 24/06/2023 en La Prensa, https://www.laprensa.com.ar/531357-Por-que-tantos-vehiculos-de-la-OTAN-abandonados-intactos.note.aspx