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ENERGÍA

Iris Speroni*

Decenas de miles de nuevos empleos, todos ellos bien pagos.

Les paso una disertación del Dr. Bisang, del minuto 30’30” al 52”, para JONAGRO (*). Me referiré a sus primeros 10 minutos de disertación sobre energía, ya que luego pasa a hablar de otros temas.

Explica cómo los costos de los productos agropecuarios están atados al vaivén de los precios del combustible, toda vez que fertilizantes y plaguicidas son derivados de hidrocarburos. Por otro lado, el principal uso de la soja es para producir combustibles, como substituto de los hidrocarburos. 

El precio de un bien substituto se mueve en paralelo con el precio del bien que pretende substituir. Por lo que si sube el precio del petróleo (por acuerdo de la OPEP o por una guerra) aumentan: a) los precios de la mayoría de los insumos de la producción agrícola como los fertilizantes, b) sube el precio de la soja en cuanto substituto del petróleo y gas.

En la nota BIOCOMBUSTIBLES – REMAR EN EL DULCE DE LECHE, detallo las inversiones en biocombustibles en EEUU y en Argentina. 

Argentina: Fuertes inversiones en alcohol para producir alconafta tanto de caña de azúcar como de maíz. Son fuente de trabajo y riqueza para las provincias del noroeste (donde hay caña) y del centro, Córdoba principalmente, donde se produce y procesa el maíz. Luego hay numerosas plantas, algunas medias, otras gigantes, para el procesamiento de soja. El derivado es el aceite de soja, insumo para la producción de biodiésel. Está concentrado en su gran mayoría sobre la margen oeste del Río Paraná, principalmente en Santa Fe. Curiosamente, la provincia de Buenos Aires, la gran productora de soja y origen del 35%  de las exportaciones argentinas, no se dedica a procesar su producto estrella.

El Dr. Bisang explica el despropósito del manejo de la energía en Argentina. Sugiero que lo escuchen  directamente sin mi interpretación en el medio, la cual genera ruido. Argentina tiene sus destilerías a máxima capacidad. Por lo tanto un aumento de producción de petróleo sólo redundaría en exportaciones de crudo. Lo que se destila localmente no alcanza para satisfacer el mercado interno [1].

Por otro lado, Argentina es uno de los grandes exportadores de insumos para combustibles: a) maíz (que otros usan de forraje y de insumo de alconafta), b) aceite de soja (el 80% de la soja se vende procesada), insumo de biodiésel, c) en menor medida se exporta biodiésel.

En resumen: se importan combustibles terminados y se exportan insumos para combustibles [2]. 

Luego el Dr. Bisang pasa a referirse a la circulación de energía eléctrica por el país. Si bien Argentina tiene un sistema interconectado de electricidad, la provisión de potencia en el interior es altamente deficiente, con los inconvenientes que eso genera a la producción (tal vez no a los hogares), suplido por las cooperativas con generadores diésel viejos, con alto costo por Kwh. La configuración actual, determinada por los gobiernos, es altamente unitaria, concentrada en satisfacer a la Capital Federal y al GBA. El Dr. Bisang propone otra matriz de energía, donde se invierta en biodigestores en las explotaciones agropecuarias, principalmente tambos y municipios, y la producción con biodiésel en las localidades. Bueno, escúchenlo a él. Son 10’.

Ideas

Esto dispara muchas ideas de mi parte.

Tuvimos durante los 12 años de gobierno kirchnerista una predisposición al negocio del petróleo, ya sea importar gas licuado (De Vido) o precio sostén para Vaca Muerta. Razonable si el presidente es patagónico. Los senadores de las provincias patagónicas responden al lobby petrolero [3]. El kirchnerismo es una coalición de intereses patagónicos (petróleo) y el conurbano más auríferas. Al resto, que les parta un rayo. Ni siquiera promocionaron el cultivo y exportación de la cereza de Los Antiguos. 

El conurbano y los patagónicos se apoyan mutuamente, lo que resulta en 1) tarifas subsidiadas para las viviendas y fábricas del conurbano y la Capital Federal, 2) subsidios y precio sostén para el negocio petrolero y Vaca Muerta [4]. 

El gobierno de Macri pudo cambiar este esquema. Sin embargo puso al frente de Energía no a un experto en biocombustibles sino a un petrolero. Eligió un ex gerente general de una petrolera y no, por ejemplo, a uno de Ingenio Ledesma [5]. 

El gobierno de Alberto Fernández es la continuación de los anteriores (kirchnerismo y macrismo). 

Veamos los números de 2022 en combustibles.

En lo que va del año, Argentina exportó casi siete mil millones de dólares de combustibles. La mitad en petróleo crudo, dos mil millones de carburantes y mil millones de gas.

Miremos ahora las importaciones del 2022:

Se importaron casi doce mil millones, en su totalidad combustibles refinados.

Éste es el desacierto que señala Bisang. Importamos combustibles refinados cuando, con el suplemento de biocombustibles, es una demanda que podríamos satisfacer localmente con facilidad. 

El futuro

Lo que se ve es un presente innecesariamente complicado pero con grandes perspectivas a futuro.

El mercado local de combustibles podría en su totalidad proveerse con biocombustibles. Más o menos lo que hizo EEUU. El campo debería usar exclusivamente biocombustibles. En transporte: movimiento de insumos, cosecha, animales vía camiones y FFCC. Uso de maquinaria agrícola. En las explotaciones: biodigestores y autogeneradores a biodiésel. Luego, en las zonas urbanas: biodigestores para manejo de basura orgánica; alconafta y biodiésel para automóviles y transporte público. La generación térmica de electricidad debería ser preferentemente a gas. En su defecto, biodiésel con alta proporción de “bio”. 

En muy poco tiempo, deberíamos pasar de la importación de combustibles a no importar en absoluto. Sería una distribución más federal de la riqueza.

Un aparte para Vaca Muerta. Si realmente hay gas y petróleo (supongamos) y si los precios internacionales favorecen [6] la única propuesta de los gobiernos (Cristina Fernández-Mauricio Macri-Alberto Fernández) es exportar el gas (de ahí una planta de GNL en Bahía Blanca [7]) o exportar crudo. Si el gobierno estuviera realmente interesado en la explotación de Vaca Muerta para la prosperidad nacional, ya estaría erigiendo nuevas destilerías.

Si hubiera gas en Vaca Muerta, lo primero es proveer al consumo interno, tanto a fábricas, hogares como a la generación termoeléctrica y al transporte. El gas es un combustible no contaminante y barato. Si tuviéramos excedentes, la prioridad debería ser la fabricación de fertilizantes. Un objetivo geopolítico debería ser el autoabastecimiento de fertilizantes. Y si hay excedentes de fertilizantes para exportar, aún mejor. Más trabajo para miles de personas. Las plantas de fertilizantes podrían instalarse en Neuquén, sur de Mendoza y Río Negro (menos empleado público, más trabajo productivo bien pago) y aumentar el polo petroquímico de Bahía Blanca.

Acá es donde los senadores de las provincias del centro, NEA y NOA debería exigir el aumento del porcentaje “bio” en la alconafta y biodiésel y el uso libre de tanto de B20 y B100 como de E15 y E85, a elección del consumidor, como sucede en EEUU. Los FFCC, las termoeléctricas, el uso interno de maquinaria agrícola y generadores domésticos deberían acceder libremente a la proporción de biodiésel que el consumidor desee.

El otro punto crítico que plantea el Dr. Bisang es la federalización de la generación eléctrica para que todo el país tenga acceso no sólo en cantidad sino en calidad (potencia). Para eso es conveniente la proliferación de biodigestores. Es una inversión módica que genera gran autonomía. En explotaciones agrícolas (tambos, criaderos de cerdos, otros) y en comunas para tratamiento de residuos orgánicos. 

Es mi convicción que debemos incrementar la inversión en generación nuclear y construir todas las represas hidroeléctricas que nuestra geografía permita [8]. Dicho esto, la generación termoeléctrica a gas producido por biodigestores elimina las distancias de nuestro país. Mejor que utilizar diésel o gas de 2000 km de distancia.

Como marco general, propongo dejar de exportar forraje e insumo para combustibles que harán otros. No hay que exportar tortas de soja a Alemania (que ésta traduce en exportaciones de carne de cerdo por U$D 6.000 millones anuales) sino exportar nosotros US$ 6.000 millones de carne de cerdo. Debemos dejar de exportar tortas y pellets de soja a Holanda y Francia que ellas transforman en exportación de queso de US$ 4.000 millones cada una, sino nosotros exportar US$ 4.000 millones en queso de leche de vaca, cabra u oveja [9]. Trabajo en la Pampa Húmeda, NEA, NOA y Patagonia para miles de personas. A buenos sueldos promedio. Explotaciones que a su vez necesitarán su propia electricidad (gas de biodigestores).

Hay un futuro próspero y promisorio al alcance de la mano. Con decenas de miles de nuevos empleos, todos ellos bien pagos.

No van a ser las actuales coaliciones de gobierno (tanto FdT como JxC) quienes los harán. Sus compromisos son con otros.

Sólo tenemos que atrevernos.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas

[1] Como lo demostró el faltante del invierno de 2022.

[2] Comentario mío: Esto se agrava ya que el gobierno limita el uso de alconafta y biodiésel (supuestamente para mantener parte del mercado de las petroleras). Las proporciones argentinas son muy inferiores a las autorizadas por el gobierno de EEUU para su mercado doméstico.

[3] 3 senadores x 5 provincias = 15 senadores.

[4] Ejemplos: a) parte del impuesto a la riqueza por única vez, iniciativa de Heller (diputado por capital federal, FdT) tenía por destino inversiones en petróleo, b) la iniciativa del diputado Kirchner (provincia de Buenos Aires, FdT) proponía la baja de uso de biodiésel en el diésel; mayor negocio petroleras, menor negocio provincias del centro del país. Ambos proyectos convertidos en ley con el voto “opositor”.

[5] Autorizó, para dar ejemplos, las importaciones carísimas de gas licuado vía Chile (Shell) y precio sostén 50% más alto que el mercado para abastecer la generadoras termoeléctricas a gas.

[6] Vaca Muerta es rentable únicamente con precios internacionales altos.

[7] Me surge la pregunta: ¿Por qué en Bahía Blanca y no en un puerto de Río Negro o Chubut?

[8] Sin despreciar a las pequeñas generadoras hidroeléctricas. El objetivo no debe ser una gigantesca represa para que la electricidad llegue a la Capital Federal. Una pequeña que regule el nivel de agua de la zona y que genere módicamente para las localidades aledañas es más que suficiente.

[9] Imaginen el impacto que puede tener en La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta exportaciones de queso de leche de cabra por US$ 2.000 millones anuales. Mejor que suspirar por inversiones auríferas.

 

(*) JONAGRO organizada por CRA, realizada en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el 1º de diciembre de 2022.

Bloque con la participación del diputado Vara, el Dr. Bisang y los señores Passerini y García Moritano.

 

Notas relacionadas

Biocombustibles – remar en el dulce de leche

http://restaurarg.blogspot.com/2022/06/biocombustibles-remar-en-el-dulce-de.html

 

Artículo publicado el 03/12/2022 por Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2022/12/energia.html

PATAGONIA: UN ENFOQUE EQUIVOCADO

Marcelo Javier de los Reyes*

Desde hace unos años, periódicamente, la prensa nacional da a conocer los ataques violentos, generalmente incendiarios, provocados en el norte de la cordillera patagónica por un grupo autodenominado «Resistencia Ancestral Mapuche», organización que reivindica la existencia de un estado racial araucano en una parte de la Patagonia, región geográfica a la que muchas veces, erróneamente, se agrega el adjetivo «argentina». Hay una sola Patagonia y es la ubicada en la Argentina. La zona lindera ubicada en Chile, debe ser llamada «Araucanía». Este punto, que parece una inocente «cuestión de nombre», tiene una relación directa con el tema aquí tratado.

Las acciones violentas de dicho grupo, vinculado con otros similares existentes en Chile, como la «Coordinadora Arauco-Malleuco», son esporádicos, razón por la cual la prensa —y por ende el gobierno y la ciudadanía— deje al poco tiempo de prestar atención al tema. Sin embargo, el problema, del cual la manifestación violenta es sólo una faceta, subsiste y sigue presentándose en formas menos agresivas hasta un nuevo brote de violencia. De esa manera, un enfoque equivocado que puntualiza sólo las manifestaciones violentas del fenómeno permite que su tratamiento sea apenas ocasional en los medios… pero «el problema» sigue existiendo. Ese problema es la existencia en el territorio nacional de la Argentina de grupos organizados, de distintas características, pertenecientes a una etnia no originaria de nuestro país. Estos grupos provocan acciones de diversa naturaleza para obtener su reconocimiento como una «nación dentro de la nación», incluyendo la soberanía sobre determinados sectores geográficos y la introducción de hecho de conceptos doctrinarios que contradicen la legislación vigente. Tal etnia es la araucana.

Es justo aclarar que muchos descendientes de esa etnia viven en el territorio nacional, totalmente integrados a la población en su carácter de ciudadanos argentinos. Estos ciudadanos, si bien reivindican con orgullo su origen y sus costumbres, como lo hace cualquier ciudadano argentino cuyos antepasados hayan venido de otro país —italianos, españoles, alemanes, polacos, árabes, etc., no se vinculan con los movimientos que pretenden vulnerar la Soberanía Nacional. Uno de los ejemplos que pueden citarse, es el del sargento ayudante de la Brigada Rural de la Policía de Neuquén José Eduardo Aigo, descendiente de esa etnia, quien fue asesinado el 7 de marzo del 2012 por dos guerrilleros de organizaciones terroristas chilenas.

Sargento Ayudante José Eduardo Aigo

El hecho ocurrió cuando el sargento ayudante Aigo los descubrió regresando a su país por un paso no autorizado, tras la ejecución de acciones junto a los grupos violentos araucanos en la Patagonia. Aigo fue asesinado por la espalda por ciudadanos chilenos —Jorge Antonio Salazar Oporto (alias Juan Carlos), también buscado por la justicia de Chile por el homicidio de un carabinero en 1997, y Alexis Alfredo Cortés Torres— que se trasladaban hacia la frontera. El juez interviniente ordenó entonces la captura internacional y detención de los mencionados.

Cabe destacar que diez años después de ese asesinato, se encuentra vigente el decreto provincial 549/12 que otorga una recompensa de US$ 50 mil para aquellas personas que brinden datos útiles, ciertos, veraces, comprobables y determinantes que permitan la aprehensión de quienes hubiesen tomado parte del hecho delictivo. Por su parte, en 2018, el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de $ 3 millones por cada uno de los fugitivos[1].

Foto: Diario Los Andes. Jorge Antonio Salazar Oporto (alias Juan Carlos) ostenta un puesto de jerarquía militar en el Ejército Guerrillero de los Pobres-Patria Libre (EGP-PL), escisión del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. El otro prófugo es Alexis Cortés Torres, miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Poco después, los prófugos Jorge Antonio Salazar Oporto y Alexis Cortés Torres habrían difundido un comunicado en el que daban detalles de cómo ocurrieron los hechos. El supuesto comunicado fue publicado en el portal digital del Centro de Documentación de los Movimientos Armados como «carta pública de Jorge y Alexis» de fecha 12/06/12, desde Chile, como integrantes del Ejército Guerrillero de los Pobres (MIR-EGP). En el mismo afirmaban que la muerte del sargento ayudante Aigo se produjo porque se resistió a ser desarmado, en el marco de un control policial fortuito, y brindaban detalles precisos del operativo policial de búsqueda por tierra y aire, y aseguran que tuvieron «una ventaja táctica, porque llevaban un equipo de radio que les permitía interferir las frecuencias de los efectivos policiales»[2].

En el comunicado deslindaban la responsabilidad de Juan Marcos Fernández —hijo del intendente de San Martín de los Andes—, imputado en la causa como presunto partícipe, debido a que «el conductor de la camioneta quedó en medio del fuego cruzado. Por el bien y la verdad, esta persona no tiene nada que ver con los hechos sucedidos, no sabía ni que andábamos armados ni quiénes éramos en realidad». Ambos se reconocieron como integras del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y del MIR Ejército Guerrillero de los Pobres[3].

Los araucanos

Los araucanos eran un pueblo semi sedentario que hacia el siglo XVI ocupaba la Araucanía al sur del río Bío Bío, donde habían sido confinados por el empuje desde el norte, primero de los Incas y luego de los españoles, quienes le dieron el nombre por la región donde habitaban. En documentos antiguos se los llama también «moluches» y «reches». Cabe aclarar que si bien algunos autores ubican el origen del nombre de «mapuches» en el siglo XVIII, recién comienza a utilizarse en la Argentina, autorreferencialmente, a partir de 1961. Según el estudioso Gregorio Álvarez, quien cita el dato en su obra «El tronco de oro»[4], es en el acta de un congreso indigenista celebrado en el país donde representantes de la etnia requieren recibir esa denominación, dejando de lado sus anteriores nombres. Sin embargo, este término no se introdujo de inmediato en la bibliografía argentina y su incorporación masiva fue muy posterior, en la década de 1990. Así fue como al libro Cuentan los araucanos de Bertha Koessler, le cambiaron el nombre por el de Cuentan los mapuches, cuando precisamente la autora no hablaba de los «mapuches»[5]. Sobre esa cuestión puede leerse el artículo titulado Consideraciones en torno a la etnia araucana.

A la llegada de los españoles a Chile, hacia el año 1540, esta etnia no poseía un desarrollo tecnológico de consideración y ese desarrollo poco se modificó hasta fines del siglo XIX, ya que los modernos productos que la civilización les ofrecía, y aceptaban gustosos, eran obtenidos mediante trueque en los poblados de frontera y no fueron objeto de fabricación por su parte. Los araucanos mostraban una agricultura incipiente, poseían las técnicas del tejido en telar, de la cerámica y del trabajo del cobre. Vivían en chozas de madera aunque cuando comenzaron a incursionar en territorio argentino adoptaron los toldos de cuero de sus vecinos patagones. Si bien tenían cierta precaria mitología, su religión era animista —el más primitivo de los estadios religiosos— y creían que los espíritus buenos y malos moraban en determinados árboles, piedras o sitios, como por ejemplo, las cumbres de los cerros. No tenían lugares de culto fijo y aunque durante las ceremonias los sacrificios eran de animales, la ejecución de los prisioneros de guerra que no eran sometidos a la esclavitud («cautiverio»), tiene reminiscencias de sacrificios humanos rituales. Es difícil fijar la antigüedad de los ritos, los que muchas veces revelan un origen tardío. Por ejemplo, en el «camaruco», además de sacrificarse una yegua, se realizan diversas actividades a caballo, lo que señala que es una ceremonia creada luego de la llegada de los españoles. Son las modernas interpretaciones de estudiosos tendenciosos las que les otorgan una «cosmovisión» espiritual y profunda que no tenían.

Carecían de lenguaje escrito por lo que todos los registros sobre tradiciones, leyendas y otros aspectos intelectuales provienen de las transcripciones e investigaciones hechas por los cronistas occidentales; es decir, son datos proto-históricos. Por ello, no es pertinente hablar de costumbres «ancestrales» en el sentido que la RAE da al término («remoto o muy lejano en el pasado»), ya que es imposible determinar su antigüedad. Además, dado el corto horizonte temporal del relato oral, no pueden ser muy viejos esos testimonios. La cronología se hace aún más incierta al considerar que los integrantes de esas etnias tenían una muy corta esperanza de vida. Por ejemplo, uno de los investigadores que recopilan esos recuerdos, fue el alemán Robert Lehmann Nitsche (1872-1938), quien entre 1900 y 1926 obtuvo testimonios de algunos araucanos que estaban en La Plata y los volcó en textos como «El tatrapal de los araucanos». El estudioso advierte que es difícil separar las «leyendas» de los «cuentos» y descubre que muchas de las fábulas son en esencia similares a las antiguas leyendas europeas. Ahora bien, la antigüedad de esos testimonios no puede ser tildada de «ancestral» ya que es imposible saber de cuantos años atrás data la versión registrada.

Aculturación e invasión de La Pampa

Simultáneamente con la presencia araucana en el sur de Chile, en la Patagonia habitaban dos grupos étnicos: los «poyas», en la cordillera neuquina y rionegrina, y los patagones en la meseta. Este último grupo, numeroso, estaba dividido en dos subgrupos: los meridionales (al sur del río Negro) y los septentrionales (al norte de dicho río). Aquí es necesario hacer un alto, para aclarar algunos puntos de la «guerra de nombres» que forma parte del accionar araucano.

Así como la etnia procura cambiar su propio nombre por el más «épico» de mapuches («gente de la tierra» en su lenguaje) y borrar el nombre de Araucanía de su región de origen, procuran mantener los nombres que ellos, en su carácter de invasores «aculturadores», dieron a las tribus que enfrentaron. De allí que los «poyas» (nombre registrado por los jesuitas de la misión del Nahuel Huapi) sean luego conocidos por «pehuenches» («gente de los pehuenes» en araucano); en tanto los patagones —nombre dado por Hernando de Magallanes durante su encuentro con ellos en 1520— fueron llamados «tehuelches» («gente arisca» en araucano), en obvia referencia a su actitud por mantenerse libres frente al avance araucano. Cuando comenzó a profundizarse en el estudio de los patagones, los etnólogos hallaron que los patagones sureños se designaban a sí mismos «tsonekas» o «aonikenk»; y los norteños «guenenakenk».

Más al norte, en la región pampeana, existían otras etnias como los «puelches», los «ranqueles» y los «pampas», aunque estos últimos serían los guenenakenk más aculturados por los araucanos. Dichos pueblos tenían una economía de cazadores-recolectores y en el caso de los aonikenk eran nómades. Es probable que debido a ese menor grado de desarrollo, sin moverse del otro lado de la cordillera o con movimientos ocasionales y sin ocupar territorios del lado argentino, los araucanos hayan logrado, mediante el comercio, cierto grado de aculturamiento sobre sus vecinos. Cuando comenzó a poblarse de ganado la provincia de Buenos Aires, las tribus pampeanas comenzaron a dedicarse al abigeato como forma de subsistencia. Así provocaron los malones en la provincia de Buenos Aires en los primeros años del siglo XIX, los que motivaron la intervención del gobernador Martín Rodríguez con sus primeras «campañas al desierto». El historiador Isidro Belver, en su libro Los Pincheira: aldea realista en Epu Lauquen, afirma incluso que muchos de estos malones eran organizados desde Neuquén por los célebres hermanos chilenos Pincheira.

Hasta ese momento, los araucanos no habían realizado un avance profundo hacia el territorio argentino, limitándose sus acciones a pasar a Chile el ganado robado por sus vecinos pampeanos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que algunos intentos habían hecho, al menos para asegurarse la zona del desemboque de los pasos cordilleranos, a resultas de los cuales habían enfrentado y derrotado a los guenenakenk en tres combates en el actual territorio chubutense: Languineo (lugar donde los huesos blanquean al sol, en idioma guenenakenk), Piedra Sholten y Genoa. Estos episodios, que el investigador Federico Escalada en «El complejo tehuelche» sitúa después de 1820, muestran que no eran tan buenas las relaciones entre las etnias como actualmente ciertos historiadores afirman. Incluso, se conoce que los patagones temían la belicosidad de sus vecinos trasandinos.

Es recién hacia 1830 cuando, con la invasión de las huestes de Calfucurá desde Chile hacia Salinas Grandes, cuyos motivos quieren ser presentados como políticos pero que más parecerían basarse en la intención de tomar el abigeato en sus propias manos para evitar intermediarios, que los araucanos hacen un pie firme en la Argentina. Tal situación es la que hace decir al estudioso Rodolfo Casamiquela en su libro Rodolfo Casamiquela: racista antimapuche o la verdadera antigüedad de los mapuches en la Argentina [6], que los mapuches no son originarios de la Argentina y que su ingreso al territorio es tardío. Lo mismo sostiene Roberto Edelmiro Porcel en su libro La araucanización de nuestra pampa: los Tehuelches y Pehuenches. Los mapuches invasores [7]. Esta fecha moderna de ingreso al país es la que impide hablar a los araucanos de posesiones «ancestrales», pues su presencia no va más allá de los 190 años y eso sólo en referencia a sus precarias tolderías en Salinas Grandes.

Lo cierto es que es recién al término de la campaña al desierto del general Roca, cuando, buscando la paz, se entregan tierras a estos araucanos que habían invadido el territorio nacional, los únicos sitios sobre los que pueden alegar legítimos derechos. Existen aún varios de estos lugares, como Laguna Rosario y el Boquete Nahuel Pan en el Chubut; en tanto otros fueron vendidos por sus propietarios originales.

La situación actual

Al igual que en otros movimientos separatistas, como el ETA en España y el IRA en el Reino Unido, el secesionismo araucano presenta dos brazos: uno «armado» (la RAM y otros grupos) y uno «político» (los «lofs» y demás organizaciones similares). El brazo «armado» ejecuta atentados incendiarios, ocupación violenta de tierras, «escraches», «piquetes» y otras acciones similares. El brazo «político» realiza reclamos y ocupación pacífica de tierras y reivindicación de supuestas «costumbres ancestrales» que pretenden sean introducidas en la legislación. También, como los grupos citados, cuentan con un apoyo internacional que va desde Europa hasta el Kurdistán.

Esta última acción secesionista «pacífica», se realiza en las tres provincias argentinas que supuestamente formarían parte del territorio al que las organizaciones aspiran (Neuquén, Río Negro y Chubut). Por ejemplo, en el Neuquén se introdujo en la legislación provincial los conceptos de «medicina mapuche» y «justicia mapuche». En Río Negro se entrega la explotación comercial de campings y lugares turísticos, sin contraprestación y sin control fiscal. En Chubut tiene personería jurídica la Comunidad «Mapuche-Tehuelche», oxímoron que aúna dos etnias rivales, siendo aún más extraño que se les diese tierras en sitios donde nunca hubo un araucano.

Esta situación irregular surge mayormente a consecuencia de una inexacta interpretación del artículo 75 (Atribuciones del Congreso), inciso 17 de la Constitución Nacional, que dice:

Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería Jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.

Allí se habla de pueblos indígenas argentinos, definición que no incluye a los araucanos. Por otro lado, no menciona la entrega de «otras» tierras por cuestiones «ancestrales»; sino que es una potestad del gobierno entregar tierras «aptas para el desarrollo humano». Además, como fecha de «ocupación tradicional» debe ser tomada la de la firma de la Constitución. Y así otros puntos.

Oponerse con firmeza a esta política separatista es, en primer lugar, defender la soberanía argentina, no sólo territorial sino jurídica, vigente en todo el país, pero además implica un acto de justicia hacia aquellos descendientes de araucanos que se reconocen ciudadanos argentinos, con sus derechos y sus deberes, con sus garantías y sus obligaciones, y que no apoyan el secesionismo.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] «Recompensa millonaria por los asesinos de José Aigo. El Ministerio de Seguridad de la Nación ofrecerá tres millones de pesos de recompensa para dar con el paradero de los responsables del asesinato del policía de Neuquén». Sitio oficial del Gobierno de la República Argentina, Argentina.gob.ar, 07/02/2018, https://www.argentina.gob.ar/noticias/recompensa-millonaria-por-los-asesinos-de-jose-aigo, [consulta: 13/10/2022].

[2] «Caso Aigo: los prófugos habrían difundido un comunicado». Río Negro, 15/06/2012, https://www.rionegro.com.ar/caso-aigo-los-profugos-habrian-difundido-un-comunicado-LQRN_898838/, [consulta: 13/10/2022].

[3] Ídem.

[4] Gregorio Álvarez. El tronco de oro. Neuquén: Editorial Siringa Libros, 1981.

[5] Bertha Koessler. Cuentan los araucanos. Buenos Aires: Espasa Calpe Argentina, 1954, 153 p.

[6] Rodolfo M. Casamiquela. Rodolfo Casamiquela racista antimapuche: o la verdadera antigüedad de los mapuches en la Argentina. Buenos Aires: del autor, 2007, ISBN 10: 9870536085 / ISBN 13: 9789870536086.

[7] Roberto Edelmiro Porcel. La araucanización de nuestra pampa: los Tehuelches y Pehuenches. Los mapuches invasores. Buenos Aires: el autor, 2007, 60 p.

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UN ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE LAS CAPACIDADES DE LAS FFAA DURANTE LA GUERRA DE MALVINAS Y LA ACTUALIDAD

Mariano Ramella*

El presente análisis comparativo entre las capacidades de las FFAA durante la Guerra de Malvinas y la actualidad, fue realizado por el autor mediante la información obrante en la prensa especializada y en la prensa general.

I. Armada de la República Argentina

1. Aviación Naval

1.1. Escuadrillas aeronavales de caza y ataque

Primera escuadrilla aeronaval de caza y ataque

En 1982, durante la guerra de Malvinas, estaba conformada por 10 aviones Aermachi de entrenamiento avanzado y ataque ligero. Durante la guerra operaron desde las islas. Sufrieron algunos derribos y el 14 de junio algunos de sus aviones fueron capturados por los británicos; hoy lucen como trofeo de guerra en museos del Reino Unido.

Los pocos aviones sobrevivientes de esta escuadrilla prestaron servicio unos pocos años más y fueron dados de baja por falta de repuestos. La Armada nunca pudo conseguir un reemplazo de este sistema de armas por falta de presupuesto y de esta manera la Primera Escuadrilla de Caza y Ataque fue dada de baja definitivamente.

Segunda escuadrilla aeronaval de caza y ataque

En 1982 estaba compuesta por 5 aviones Super Etendart de un total de 14 que habían sido comprados a Francia. Los 9 restantes llegaron una vez terminado el conflicto. Este sistema de armas produjo el hundimiento del destructor tipo 42 HMS Sheffield y del buque portacontenedores Atlantic Conveyor; que se encontraba repleto de helicópteros, aviones Harrier, municiones, pertrechos y víveres. Además, atacó y produjo averías al portaviones HMS invincible en un ataque conjunto con la Fuerza aérea Argentina, que utilizó 4 aviones A4 C Skyhawk, 2 de los cuales fueron derribados.

Durante el gobierno del presidente Macri se compraron 5 aviones más del tipo Super Etendart Modernise, pero nunca fueron utilizados hasta la actualidad debido a que llegaron con los cartuchos de los asientos eyectores vencidos y como son de origen británico hasta el día de hoy no se consiguieron nuevos.

De los Super Etendart anteriores ninguno se encuentra operativo en la actualidad; por lo que la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque aeronaval sigue existiendo hasta la actualidad, pero sin aviones en servicio.

Tercera escuadrilla aeronaval de caza y ataque:

En 1982 estaba compuesta por 8 aviones A4Q Skyhawk, que operaban desde el portaviones ARA 25 de Mayo. Más avanzado el conflicto pasaron a operar desde tierra. Sufrieron varios derribos, pero también hundieron y dañaron a varios buques de la Royal Navy.

Algunos años después de la guerra fueron dados de baja y nunca fueron reemplazados, por lo cual la Armada decidió cerrar también la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque.

En resumen, de las tres escuadrillas aeronavales de caza y ataque hoy solo sobrevive la segunda, pero sin un solo avión operativo al día de la fecha.

1.2. Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina

En el año 1982 contaba con 6 aviones Grumman S-2T Turbotracker. Cumplieron muchas misiones de escolta y protección contra posibles ataques de submarinos al portaviones ARA 25 de Mayo. Lo hicieron en gran forma, no permitiendo que ningún submarino británico pudiera acercarse.

En los años ‘90, cuatro de estos aviones fueron re-motorizados y se les introdujeron varias modernizaciones a la electrónica y aviónica de los aparatos. De esta forma prestaron servicio muchos años más, hasta que el último Tracker realizó su último vuelo en 2021. Al momento de escribirse este informe, volvió a quedar en servicio un Turbotracker aunque con capacidad de exploración y no antisubmarina.

1.3. Escuadrilla Aeronaval de Exploración

En 1982 contaba con 2 aviones SP 2 H Neptune. Prestaron un gran servicio en la búsqueda de náufragos del hundimiento del crucero ARA General Belgrano. También fueron ellos quienes localizaron al destructor HMS Sheffield para que pudiera ser atacado por los Super Etendart con sus misiles Exocet. Además, realizaron tareas de exploración y búsqueda de la flota inglesa durante todo el conflicto.

Algunos años después fueron dados de baja por ser aviones muy antiguos y fueron reemplazados por varios aviones Orion P3B, los cuales se utilizaron por muchos años hasta que quedaron todos fuera de servicio. En la actualidad esta escuadrilla, al igual que la antisubmarina, no cuenta con ningún avión en servicio ni posible reemplazo cercano.

2. Flota de mar (FLOMAR)

A mediados de la década de 1970 la Armada Argentina decidió realizar una profunda modernización de su flota de mar y para eso le encargó la construcción de cuatro destructores de la clase Meko 360 al astillero Aleman Blohm + Voss. Dichos destructores llegaban para reemplazar a los viejos destructores de la segunda guerra mundial de la clase Fletcher y clase Gearing, los destructores ARA Bouchard, ARA Piedrabuena, ARA Seguí y ARA Comodoro Py. Estos viejos destructores participaron de la guerra de Malvinas, dado que los nuevos de la clase Meko 360 empezaron a llegar al país recién en 1983. Los 4 nuevos destructores fueron construidos en Hamburgo y fueron bautizados como ARA Almirante Brown, ARA La Argentina, ARA Heroína y ARA Sarandí.

Como parte de esta modernización de la flota de mar también se llegó a un acuerdo con el astillero Aleman Blohm + Voss para construir con su licencia y materiales llegados de Alemania, 6 corbetas de la clase Meko 140 en Argentina. El lugar de construcción fue Astilleros Rio Santiago.

Las seis nuevas corbetas fueron denominadas ARA Espora, ARA Rosales, ARA Spiro, ARA Parker, ARA Robinson y ARA Gómez Roca. Las dos últimas demoraron más tiempo en ser construidas por problemas presupuestarios, pero finalmente fueron concluidas y puestas en servicio.

La Armada también cuenta con tres corbetas francesas de la clase A 69 llamadas ARA Drummond, ARA Guerrico y ARA Granville.

Así mismo hasta hace poco tiempo contaba con dos destructores tipo 42, gemelos del Sheffield y el Coventry británicos, ambos hundidos por la aviación argentina. Uno de ellos, el ARA Hércules, fue remodelado hace varios años y dejó de ser un destructor para pasar a ser un buque logístico multipropósito, con capacidad para transportar una compañía reforzada de infantería de marina con todo su equipo. Al momento de redactar este informe, se conoció la noticia que el ARA Hércules va a ser próximamente radiado de servicio, con lo que la Argentina perdió la capacidad de desembarco anfibio.

El otro destructor tipo 42 llamado ARA Santísima Trinidad, que tuvo un destacado desempeño en la recuperación de Malvinas, se hallaba en muy mal estado de conservación y de forma insólita se hundió estando amarrado al muelle en la base de Puerto Belgrano. Mucho tiempo después fue reflotado y llevado a dique seco en estado deplorable. Así se encuentra al día de hoy.

Todos los buques citados en este informe (salvo la ARA Robinson y la ARA Gómez Roca) tienen ya cerca de 40 años y están al límite de su vida útil. Los cuatro destructores Meko 360 necesitan una profunda modernización o un reemplazo. Cuatro de las seis corbetas Meko 140 están en una situación similar.

Las tres corbetas de la clase A 69 directamente van a ser sacadas del servicio porque ya prácticamente no navegan.

No hay por el momento ningún plan de modernización o de compra de ningún, destructor, fragata o corbeta para tratar de paliar estas deficiencias.

En el gobierno del presidente Macri se adquirieron cuatro OPV nuevas. Las OPV son patrulleras oceánicas modernas, pero tienen una finalidad de patrullaje y control de la pesca ilegal. No pueden ser consideradas seriamente como buques de guerra, porque tienen como armamento solamente un cañón de 30 mm y dos ametralladoras de 12,7 mm. Asimismo, no tienen sonar, con lo que son totalmente sordas y no pueden escuchar nada de lo que sucede debajo del mar. En una situación real de guerra, un submarino podría acercarse hasta casi tocarlas.

Además de lo descripto anteriormente, la Armada Argentina perdió a fines de los años ‘90 su capacidad expedicionaria. Esta pérdida se debió a la baja del portaviones ARA 25 de Mayo que prestó servicios en la Armada desde 1969 hasta 1997. Fue vendido como chatarra para desguace a la India. Este era un portaviones de la clase Colossus, que había sido comprado a los Países Bajos para reemplazar al portaviones ARA Independencia. El ARA 25 de Mayo nunca fue reemplazado ni lo será.

Para colmo de males el buque de desembarco ARA Cabo San Antonio utilizado para el desembarco en Malvinas también fue dado de baja y nunca reemplazado. Este buque prestó servicios en la Armada entre los años 1971 y 1997.

ARA Cabo San Antonio (Guerra de las Malvinas) – RLaborde

Con la baja del portaviones y el buque de desembarco se perdió la capacidad expedicionaria y también la capacidad de operar los aviones de caza, antisubmarinos y de exploración desde la cubierta del portaviones. Luego de 1997 los aviones pasaron a operar desde tierra, hasta que todos fueron quedando fuera de servicio por falta de mantenimiento; hoy la Armada no tiene ningún avión de caza, antisubmarino o de exploración operativo.

3. Fuerza de submarinos

A mediados de la década del ‘70 la Armada Argentina encaró un ambicioso programa, que consistía en poder llegar a tener a comienzos de la década de 1990 la cantidad de ocho submarinos operativos. Para eso ensambló dos submarinos nuevos de origen alemán en astilleros del país. Eran 2 submarinos de la clase 209 1200. Esos submarinos fueron el ARA Salta y el ARA San Luis. El programa se continuaba con la compra de seis submarinos del tipo TR 1700 de tecnología alemana al astillero Thyssen Nordseewerke. Los dos primeros serian construidos en Alemania y los otros cuatro en el astillero Domecq García de Argentina.

Al comenzar la guerra de Malvinas ya estaban disponibles el ARA Salta y el ARA San Luis. De los otros seis había dos en Alemania en su fase final de construcción, pero recién pudieron ser entregados a partir de 1984. Por lo tanto, para la guerra de Malvinas la fuerza de submarinos estaba constituida por los ya citados ARA Salta y ARA San Luis y además se contaba con dos viejos submarinos de la Segunda Guerra Mundial. Eran dos submarinos de la clase Balao modernizados a la clase Guppy II, el ARA Santa Fe y el ARA Santiago del Estero.

Este último no estaba ya en condiciones de operar; entonces, con la guerra ya comenzada, la Armada decidió simular que el submarino salía en una misión y lo hizo zarpar de noche. El submarino salió de la base en Mar del Plata navegando en superficie porque no estaba en condiciones de ir a inmersión. Aprovechando la oscuridad siguió navegando en superficie hasta arribar a otro apostadero de la Armada, donde fue camuflado para no ser descubierto por la inteligencia británica y así tener inquietos a los ingleses, que siempre pensaron que el ARA Santiago del Estero podía estar en aguas próximas a Malvinas.

De los otros tres submarinos, los que tuvieron actuación destacada fueron el ARA Santa Fe que desembarcó buzos tácticos el 2 de abril en la recuperación de las islas y posteriormente tuvo otra misión donde llevó una fracción de infantes de marina, más armamento y provisiones, a las islas Georgias. Luego de cumplir esa misión y cuando se dirigía de vuelta al continente fue atacado en superficie antes de alcanzar aguas más profundas que le permitieran sumergirse. El ataque fue realizado por helicópteros británicos dejándolo seriamente averiado y obligándolo a volver a Georgias donde quedó escorado junto a un muelle.

También el ARA San Luis tuvo una actuación destacada, que no pudo coronarse con ningún hundimiento porque se le rompió la computadora de control tiro y al momento de atacar a la flota en tres oportunidades, lo debió hacer con guiado manual de torpedo y los ataques no resultaron efectivos. Pese a eso la Royal Navy sólo lograba detectarlo al lanzar los torpedos pero luego lo perdía y nunca logro encontrarlo para hundirlo. Su gemelo, el ARA Salta, no pudo entrar en combate porque se dirigió varias veces a la zona del conflicto, pero siempre tuvo que volver por ruidos que no pudieron ser corregidos pese al esfuerzo de los mecánicos de la Armada.

El submarino ARA Santa Fe luego de ser atacado en la bahía de Grytviken, Georgias del Sur.

Volviendo a lo expuesto anteriormente sobre la construcción de los TR 1700, sólo los dos fabricados en Alemania (ARA Santa Cruz y ARA San Juan) pudieron servir en la Armada. La programada construcción de los otros cuatro en Argentina fue un fracaso total. Los alemanes mandaron todas las piezas en cajas y cumplieron con su parte.

Argentina comenzó con la construcción de dos de ellos llegando al 70 % de terminación en uno y 30 % de terminación en el otro para luego abandonar por completo el proyecto. Los dos últimos ni siquiera se empezaron y las piezas que se encontraban en las cajas fueron utilizadas como repuestos para el ARA Santa Cruz y el ARA San Juan.

Situación actual

El momento que atraviesa la fuerza de submarinos actualmente es el peor de su historia. Por primera vez desde su creación la fuerza no cuenta con ningún submarino operativo. El ARA San Luis se encuentra fuera de servicio desde mediados de la década del ‘90 cuando fue llevado a astillero para hacer su reparación de media vida, pero esta nunca fue realizada por falta de presupuesto. El ARA Santa Cruz también entró a astillero hace varios años para hacer una reparación grande pero quedó suspendida por falta de presupuesto. Ya se da por seguro que no será retomada, con lo cual el submarino será sacado del servicio activo. Su gemelo, el ARA San Juan, se hundió en el Atlántico sur, en un episodio conocido por todos.

Finalmente, el ARA Salta se encuentra amarrado al muelle en la base de submarinos de Mar del Plata y se usa para que los cursantes de la escuela de submarinos puedan ver uno por dentro. Ese es su único uso porque no puede navegar ni va a ser reparado porque ya está obsoleto.

Ante este panorama Brasil ofreció vender muy barato dos submarinos clase 209 1400 con un tiempo de vida medianamente razonable y mayor modernización que nuestros 209 pero ni el gobierno de Macri ni el actual se mostraron interesados. En los últimos días el ministro de defensa Jorge Taiana manifestó que están interesados en adquirir cuatro submarinos nuevos de la clase Scorpene que fabrica la francesa Naval Group; pero con los antecedentes ya citados resulta muy difícil creer que esto se pueda llegar a realizar.

Mientras tanto la Armada manda periódicamente a algún pequeño contingente de oficiales y suboficiales submarinistas a ejercitar en submarinos de Perú y Brasil para no perder totalmente la capacidad del personal ante la falta de medios propios.

II. FUERZA AÉREA ARGENTINA

Para la guerra de Malvinas Argentina contaba aproximadamente con:

9 Camberra (bombarderos de altura)

19 Mirage III

26 Dagger (versión israelí del Mirage)

68 Douglas A4B y A4C

Un lote de aviones Pucara anti-insurgencia y de ataque ligero.

Los aviones citados no estaban necesariamente todos disponibles al comienzo de la guerra, pero fueron incorporándose a medida que eran puestos a punto.

Actualidad

Los aviones Mirage III y Dagger (FINGER) fueron dados de baja en 2015. Desde ese momento se barajan muchas alternativas para su reemplazo. Tanto con aviones nuevos como con usados.

Respecto a las ofertas de aviones 0 Km, Argentina recibió ofertas de: MIG 35 rusos, JF 17 Thunder Block 3 chino – pakistaní, HAL Tejas de la India, Gripen de Suecia y KAI FA 50 de Corea del Sur.

Respecto a los usados con actualizaciones se ofrecieron Mirage 2000 de Francia, Kfir de Israel, F16 Block 40/42 y 50/52 de Estados Unidos. También F18 Hornet de Estados Unidos. Este último es bimotor con lo cual la FAA difícilmente lo acepte.

También hubo ofertas de Aermachi M – 346 de Italia, pero este es un avión subsónico que tal vez podría ser considerado para reemplazo de los A4 AR, de los que hablaremos más adelante.

Han pasado ya siete años de la baja del sistema de armas Mirage con lo cual Argentina perdió la capacidad de intercepción supersónica. La demora en su reemplazo se debe en primer lugar a la falta de voluntad política del gobierno del presidente Macri primero y luego del gobierno del presidente Alberto Fernández.

Otro tema importante a tener en cuenta es que cuando Argentina intenta alguna gestión para comprar armamento de origen occidental, aparece la presión británica sobre el posible vendedor para tratar de frenar la operación.

Al día de la fecha la opción que se encuentra más avanzada es la del caza chino – pakistaní JF 17 Thunder. Una delegación de la FAA estuvo varios días en China probando el avión. Tampoco se descarta alguna oferta superadora de Estados Unidos para evitar que Argentina compre armamento chino.

La oferta israelí de Kfir usado pero modernizado con aviónica de ultima generación y radar AESA mas misiles de corto y mediano alcance y misiles anti-buque parece bastante interesante también.

1. Sistema de armas A4 AR Fighting Hawk

Este avión fue incorporado a la FAA a fines de los años ‘90. Se trata de un Douglas A4 M de la marina estadounidense que fue modificado a pedido de Argentina por la empresa Lockheed Martin. Es decir que fue reformado y modernizado a medida de los requerimientos de la FAA. Se adquirieron 36 unidades, 32 de ellas monoplaza y 4 biplaza para entrenamiento de los pilotos. Es una versión bastante superior a los A4B y A4C que prestaron servicios durante muchos años. Incluso el A4 AR tiene algo de la aviónica del F16. Es un cazabombardero subsónico.

Con el correr de los años y la falta de presupuesto muchas naves quedaron fuera de servicio. Inclusive 4 de ellas sufrieron destrucción total en distintos accidentes. Hace tres o cuatro años se tocó fondo y llegó a haber solo uno o dos operativos. A partir de ese momento y ante la seguridad de que no llegaría ningún reemplazo para este sistema de armas se dispuso intentar recuperar la mayor cantidad de unidades posibles. El primer objetivo fue llegar a 12 y posteriormente de ser posible a 18. Al día de hoy se encuentran operativos 6 o 7 unidades.

Los trabajos de recuperación se hacen en los talleres de la FAA en Río Cuarto (Córdoba) y en la V Brigada Aérea de Villa Reynolds (San Luis).

2. Camberra

Estos cazabombarderos de altura fueron sacados del servicio activo algunos años después de la guerra de Malvinas y nunca fueron reemplazados.

3. Pucara

Dejaron de prestar servicio como los conocíamos y actualmente se trabaja en una modificación a la versión Pucara Fénix. Esta nueva versión del Pucara lo convierte en un avión de exploración y patrullaje, dejando de lado su capacidad de ataque ligero.

4. IA 63 Pampa

Este avión es un aparato de entrenamiento avanzado y bombardero ligero fabricado en el país. Se está trabajando para reconvertir a la mayor parte posible de los Pampa ya existentes a la versión Pampa 3 Block 2 que cuenta con mayores capacidades que las versiones anteriores.

5. Aviación de transporte

En los últimos tiempos la FAA adquirió cuatro unidades de SAAB 340 B con capacidad para transportar 40 personas. Son aparatos biturbo hélice. Ya llegaron tres de las cuatro unidades. El objetivo es ir reemplazando los viejos Foker.

También se adquirieron doce aviones Beechcraft TC Huron con capacidad para 10 personas.

La FAA todavía tiene en servicio algunas unidades de Hércules C 130, pero está en la búsqueda de adquirir algunas unidades usadas, pero en mejor estado que las que posee actualmente.

 

* Participa en el espacio de pensamiento y acción “Iniciativa D”.

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