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LOS PROBLEMAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO. SEGUNDA PARTE.

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Tumisu en Pixabay

Los problemas del cambio climático. Primera parte.

Al continuar el examen de los estudios sobre el cambio climático que está elevando la temperatura media del planeta, hay que decir que el impacto de la temperatura en la eficiencia de la producción a temperaturas ambiente demasiado bajas o demasiado altas la afecta negativamente y causa pérdidas económicas no despreciables.

El informe de China de 2020 de la prestigiosa revista “The Lancet” calculó que en 2019 los trabajadores chinos al aire libre perdieron alrededor del 0,5% de sus horas de trabajo potenciales debido a las altas temperaturas, causando una pérdida del 1% del producto interno bruto del país (US$ 126 mil millones), lo que equivale al presupuesto anual total de China para ciencia y tecnología.

Mientras tanto, los trabajadores al aire libre se ven más seriamente amenazados por las olas de calor de alta temperatura debido a la exposición prolongada a ambientes excesivamente calurosos. Cuando la temperatura alta (33°C) dura diez días, el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en el grupo de trabajadores al aire libre aumenta en un 149%.

En resumen, no se pueden subestimar los efectos del cambio climático en la salud humana y en el desarrollo socioeconómico. Como resultado, el cambio climático es un desafío mundial que trasciende las fronteras nacionales y requiere urgentemente una estrecha cooperación entre todos los países. El 12 de diciembre de 2015, en la Conferencia celebrada en la capital francesa sobre el cambio climático, se aprobó el Acuerdo de París, que hace un llamamiento a la acción global contra el cambio climático.

El calor afecta no solo a la salud física, sino también a la salud mental como las emociones, etc. Patrick Baylis publicó en 2020 un artículo en el “Journal of Public Economics”, una de las principales revistas de economía, para identificar la preferencia latente de las personas por la temperatura. Utilizó las expresiones emocionales del público en la red social Twitter desde junio de 2014 hasta octubre de 2016 como fuente de información para construir datos diarios, mensuales y anuales, relacionados con los días de trabajo, las vacaciones y las tendencias horarias específicas del estado del trabajador. Detectó la respuesta emocional de las personas a la temperatura en el ambiente de trabajo. Las emociones de las personas son generalmente negativas en comparación con los grados centígrados normales (20-25°C), y el índice de estado de ánimo de las personas cae de 0.1 a 0.2 o más en los días calurosos (35-40°C).

La influencia de la temperatura también afecta al índice de sociabilidad.

Además, Baylis utilizó el impacto exógeno de los ingresos (cambios salariales trimestrales o multas por estacionamiento, exceso de velocidad, etc.) para medir económicamente esta respuesta emocional. Encontró que el valor económico de una desviación por diferencias significativas de temperatura afecta el índice de disponibilidad mutua entre las personas. Querer invertir dinero para llevar la temperatura máxima diaria de 30-35°C a 20-25°C está entre 11.94 y 4.77 dólares estadounidenses (dependiendo del salario o la cantidad de multas sufridas).

Vale la pena señalar que la acumulación de emociones negativas causará más problemas sociales, como la depresión, el suicidio, la inducción de la actividad delictiva y el agravamiento de los conflictos humanos. Marshall Burke, Felipe González, Patrick Baylis, Sam Heft-Neal, Ceren Baysan, Sanjay Basu y Solomon Hsiang publicaron un artículo en “Nature Climate Change» en 2018 que analizaba la relación entre la tasa de suicidios y las altas temperaturas, y los resultados mostraron que por cada aumento de 1°C en la temperatura media mensual, la tasa de suicidios en los condados de Estados Unidos y algunas ciudades de México aumentó en un 0.7% y 2,1%.

Solomon M. Hsiang, Marshall Burke y Edward Miguel publicaron un ensayo en “Science” en 2013 después de revisar la literatura relevante y encontraron que las condiciones climáticas extremas pueden conducir fácilmente a crímenes violentos individuales y grupales y contra la propiedad, así como a la agitación política en los países pobres y la agresión personal y la violencia.

Tales comportamientos aumentarán con las altas temperaturas. Además, las precipitaciones extremas resultantes han ampliado la brecha de ingresos que afecta a la producción agrícola. Los autores discutieron los mecanismos relacionados para cambiar el estado de las cosas, incluido el cambio climático que alterará la oferta de recursos y agravará la desigualdad social y causará conflictos humanos; también reducirá la productividad socioeconómica, debilitando así la vigilancia de los organismos gubernamentales y reprimiendo el control de la intensidad de los episodios delictivos.

La migración de la población y la rápida urbanización causada por el cambio climático provocarán una competencia por recursos locales muy limitados. El cambio climático afectará los mecanismos fisiológicos de las personas, reducirá su capacidad de hacer juicios racionales que se volverán más ofensivos y conflictivas, lo que a su vez conducirá a una mayor desestabilización.

El estudio de 2015 de Matthew Ranson (2014) publicado en el “Journal of Environmental Economics and Management” también muestra que el clima de alta temperatura desencadenará más actividad criminal y se estima que entre 2010 y 2099, los costos sociales de las actividades criminales en los EE.UU. debido al cambio climático alcanzarán entre 29 y 78 mil millones de dólares.

Se convirtió en una parte históricamente importante de la historia de la humanidad como resultado de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Río de Janeiro 1992) y el Protocolo de Kyoto de 1997. El tercer hito en la jurisprudencia internacional para hacer frente al cambio climático, la planificación de un nuevo camino para la investigación climática global.

El objetivo principal es controlar el aumento de la temperatura media mundial de este siglo dentro de los 2°C y situar el aumento de la temperatura global dentro de 1,5°C por encima del nivel del período preindustrial.

En cuanto a la República Popular China, un país en desarrollo responsable, siempre ha concedido gran importancia a la lucha contra el cambio climático. El 3 de septiembre de 2016, China se adhirió formalmente al Acuerdo de París y se convirtió en la vigésimotercera Parte Contratante en completar la ratificación. En septiembre de 2020, el presidente Xi Jinping declaró solemnemente en el debate general de la LXXV Asamblea General de las Naciones Unidas que la República Popular mejorará sus esfuerzos para contribuir a la contribución del país para colaborar en la mejora del clima, y se esforzará por reducir el pico de emisiones de dióxido de carbono para 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060 (Green Development , señalado como indispensable para la construcción de una civilización ecológica, como indican los objetivos de descarbonización); así como «responder activamente al cambio climático» ya en el XIV Plan Quinquenal 2021-2025.

Según el Informe Anual de Políticas y Acciones de Cambio Climático 2019 de China, publicado por el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente encabezado por Huang Runqiu, las emisiones de dióxido de carbono por unidad del producto interno bruto (PIB) de China disminuyeron un 4,0% en 2018, con una caída acumulada del 45,8% desde 2005, lo que equivale a una reducción de 100 millones de toneladas de dióxido de carbono; además, la energía no fósil representó el 14,3% del consumo total de energía, revirtiendo sustancialmente el rápido crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono, e hizo una importante contribución a la respuesta al cambio climático global.

Sin embargo, para garantizar la aplicación del compromiso de 2060 y minimizar la carga sanitaria del cambio climático para la población mundial, todavía se necesitan políticas y medidas más eficaces.

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

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LOS PROBLEMAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO. PRIMERA PARTE.

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Jody Davis en Pixabay

En los últimos años, cada vez más pruebas han demostrado que el mundo se está calentando. La investigación de los científicos nos dice que la causa que ha llevado al calentamiento global en las últimas décadas es muy probable que sea un gran número de gases de efecto invernadero emitidos por la producción industrial y la vida cotidiana de los seres vivos.

Debido a los enormes desastres ambientales que puede causar a escala global, el calentamiento global también ha atraído la atención de los gobiernos, de los medios de comunicación y de las personas en varios países. Con el fin de evitar desastres ambientales irreversibles causados por el calentamiento global producido por las actividades humanas, los gobiernos han convocado múltiples conferencias internacionales en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Para el ciudadano de a pie, el calentamiento global parece ser sólo un concepto abstracto, algo alejado de sí mismo. En su opinión, cómo lidiar con el calentamiento global es responsabilidad de los gobiernos y no tiene nada que ver con lo anterior. Pero el calentamiento global es algo que realmente sucede y está cerca de todos y afectará la vida de todos en el planeta.

Los alimentos, el vestido, la vivienda y el transporte pueden verse afectados directa o indirectamente por el calentamiento global. Como miembros de la aldea global, la gente común también debería entender algunos conocimientos básicos sobre el calentamiento global y responder activamente por nuestra propia iniciativa.

Según la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura media mundial de 2016 a 2020 representó el período de cinco años más cálido registrado, aproximadamente 1,1 °C por encima de 1850-1900 (el período base para los cambios de temperatura relacionados con la revolución industrial), y es superior al de 2011-2015. La National Aeronautics and Space Administration (NASA) predice que para el año 2100 la temperatura global aumentará en aproximadamente 1.4-5.8 ° C y el clima global sufrirá enormes cambios nunca vistos en los últimos 10 mil años.

El cambio climático está estrechamente relacionado con la sociedad humana como el aumento de la frecuencia, intensidad y duración de los fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías, ciclones y olas de calor. El Informe global de riesgos 2020 (Global Risk Report 2020) publicado por el World Economic Forum (Foro Económico Mundial) señaló que las cuestiones ambientales, como los fenómenos meteorológicos extremos, la falta de respuesta a los problemas conexos y los desastres naturales, se consideran de alto riesgo, con alta probabilidad de ocurrencia y mayor impacto.

Con el fin de responder activamente a la crisis climática y lograr el desarrollo sostenible y ayudar a las personas a comprender plenamente el impacto socioeconómico de los futuros aumentos de temperatura, los científicos están llevando a cabo una gran cantidad de trabajo de investigación. Esta evidencia teórica y empírica es de gran importancia para la implementación de estrategias adaptativas con el fin de asignar recursos para defender la seguridad pública de los desastres naturales.

El metabolismo normal del cuerpo humano requiere una temperatura corporal constante entre 36~37°C. Cuando el cuerpo humano está expuesto durante mucho tiempo en un ambiente de alta temperatura, la función metabólica del cuerpo disminuye: el suministro de sangre al sistema nervioso central disminuye con la expansión de los vasos sanguíneos de la piel, el volumen real de líquido que circula en los vasos sanguíneos para adelgazar con el aumento de la pérdida de agua y la temperatura corporal interna aumenta gradualmente.

Cuando la temperatura del cuerpo humano supera los 39°C, no solo es una señal de alguna patología en curso, sino que la temperatura puede causar enfermedades relacionadas con el calor, como agotamiento, calambres por calor y golpes de calor. Con la pérdida de agua, el agua y los electrolitos del cuerpo pueden descoordinarse; la viscosidad de la sangre y los niveles de colesterol aumentan; los vasos sanguíneos se dilatan; se acelera la circulación sanguínea; los sistemas cardíaco y pulmonar se sobrecargan, lo que a su vez induce eventos cardiovasculares (como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares), lo que aumenta las posibilidades de muerte.

Vale la pena señalar que también hay diferencias significativas en los impactos con respecto a las patologías de calor en diferentes grupos de personas. Los ancianos, los niños y los trabajadores al aire libre son más vulnerables a las enfermedades relacionadas y lesiones accidentales que el resto de la población.

En los días de alta temperatura, las personas mayores con función física reducida, mala salud o condiciones crónicas son más propensas a sufrir. Debido al impacto de enfermedades relacionadas con el calor como accidentes cerebrovasculares, enfermedades renales y enfermedades respiratorias, el riesgo de muerte es un 10,4% mayor que en los días con clima templado. Teniendo en cuenta la aceleración del envejecimiento de la población, los riesgos para la salud que trae consigo el cambio climático en el futuro podrían ser más graves en forma geométrica-secuencial.

El aumento de la exposición al calor causado por el cambio climático también puede dañar la salud de los nonatos. Por un lado, el calor puede conducir directamente a un parto más rápido, un embarazo más corto y un menor peso al nacer.

Un artículo publicado en 2020 por Alan Barreca y Jessamyn Schaller en “Nature Climate Change” examinó más de 56 millones de nacimientos en varios condados de Estados Unidos entre 1969 y 1988. Los resultados del estudio mostraron que en los días en que la temperatura máxima superaba los 32,2°C, la tasa de natalidad había aumentado en un 5%, el número de días de embarazo había disminuido en un promedio de 6,1 días y algunos nacimientos incluso habían ocurrido dos semanas antes.

Una contribución publicada en 2009 por Oliver Deschenes, Michael Greenstone y Jonathan Guryan, en el “American Economic Review” encontró que el clima cálido experimentado durante el embarazo (especialmente en el segundo y tercer trimestre) tuvo un impacto negativo preocupante en el peso al nacer del bebé. Los autores predijeron que para finales del siglo XXI el peso promedio al nacer de los niños blancos disminuirá en un 0,22% (7,5 gramos) y el peso promedio al nacer de los bebés negros disminuirá en un 0,36% (11,5 gramos).

Por otro lado, las altas temperaturas afectarán el potencial de rendimiento de los principales cultivos, amenazarán la seguridad alimentaria y elevarán los precios de los alimentos, afectando así indirectamente a problemas de salud como la nutrición (considere también la evidente disminución del agua disponible en el planeta), la inmunidad y el nacimiento de recién nacidos y el crecimiento de los niños pequeños.

La salud es uno de los elementos importantes del capital humano. Muchos resultados de investigación confirman que la exposición a altas temperaturas durante el período fetal tiene un impacto negativo significativo en las capacidades cognitivas de un individuo y en la acumulación de capital humano a largo plazo. El “Journal of Environmental Economics and Management” publicó un ensayo de Ram Fishman, Paul Carrillo y Jason Russ en 2019, basado en un grupo de empleados de un departamento de educación ecuatoriano nacidos entre 1950 y 1980. La temperatura tiene un impacto negativo en el nivel de educación e ingresos en la edad adulta: por cada aumento de 1°C en la temperatura media mensual durante el embarazo, la probabilidad de que una persona reciba una educación secundaria disminuirá en un 0,2% y el nivel de después de la edad adulta disminuirá en un 0,7%, entre estas mujeres son las más afectadas (0,86% contra 0,59% de los hombres).

Por último, la alta temperatura también tendrá un gran impacto en la productividad de los trabajadores. Cuando el cuerpo humano está expuesto a un ambiente de alta temperatura, el aumento de la temperatura interna del cuerpo estimulará el centro neurálgico, lo que llevará a la fatiga de autoprotección, disminución de la fuerza y la resistencia muscular, lo que reduce la eficiencia de la producción.

Un artículo publicado en 2018 por Peng Zhang, Olivier Deschenes, Kyle Meng, Junjie Zhang en el “Journal of Environmental Economics and Management” utilizó los datos detallados de producción de 500 mil trabajadores de 1998 a 2007 y adoptó el modelo de efecto fijo de los datos para estudiar el efecto de la temperatura en el factor de productividad total del nivel de empresa (PTF) y la influencia del factor de entrada y salida. Se demuestra que la eficiencia de producción tanto de las empresas intensivas en mano de obra como de las de alto consumo de capital muestra sensibilidad a las altas temperaturas: en comparación con un estándar de 10-15,6°C, cuando la temperatura máxima del día supera los 32,2°C, la PTF se reducirá en un 0,56%.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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PANDEMIA Y CAMBIO CLIMÁTICO: DOS EMERGENCIAS (PROBABLEMENTE INTERCONECTADAS) QUE REQUIEREN LA BÚSQUEDA DE NUEVOS MODELOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE

Giancarlo Elia Valori*

¿Existe una correlación entre la pandemia de Covid-19 y el cambio climático?

Aparentemente no. Se supone que el virus se debilita con las altas temperaturas y —a diferencia de los meses de invierno, cuando las personas permanecen más en el interior (una situación que favorece las infecciones)— en el verano las personas tienden a permanecer más al aire libre o en habitaciones constantemente ventiladas y, por lo tanto, a estar menos expuestas a la agresión viral.

Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts muestra que un clima templado debería inhibir la vitalidad del virus, pero la propagación de casos en el hemisferio sur muestra que este patógeno es más resistente al calor que los virus de la influenza “tradicionales”. Ahora, con la llamada “variante Delta”, el número de infecciones parece estar aumentando en toda Europa, una señal de que el virus mantiene su agresividad incluso a altas temperaturas.

De hecho, según muchos expertos y estudiosos, la pandemia que ha provocado una crisis global puede estar relacionada con el cambio climático en la medida en que este último está relacionado con el aumento de las tasas de contaminación causado por el uso desproporcionado de fuentes de energía no renovables (en primer lugar, el petróleo y el carbón). La contaminación del aire, a su vez, causa daños al sistema respiratorio, especialmente en los sujetos más débiles que representan el 90% de las víctimas de Covid-19.

Dicho daño puede considerarse corresponsable de las consecuencias letales del síndrome de la gripe. En agosto de 2020, los académicos que participaron en el Congreso sobre la relación entre “los factores climáticos, meteorológicos y ambientales y la pandemia de Covid-19”, organizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), llegaron a la conclusión de que la pandemia “refleja el estado de tensión entre el hombre y la naturaleza”.

Según muchos de los investigadores que participaron en el Congreso de la OMM, las consecuencias más graves de la infección por Covid-19 se produjeron en pacientes expuestos con mayor frecuencia al aire contaminado por dióxido de carbono.

Aunque no se ha alcanzado un consenso científico unánime sobre las posibles interrelaciones entre la pandemia y el cambio climático, estudios autorizados muestran que el incremento medio de las temperaturas globales aumenta la capacidad del virus para propagarse, también debido al aumento de las precipitaciones y a la tasa media de humedad, ya que estos últimos factores estimulan la viabilidad y la resistencia del virus.

Según el “Quinto Informe de Evaluación” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el aumento medio de la temperatura y las precipitaciones ha alterado la distribución y propagación de los vectores patógenos. Estos factores, relacionados con el aumento de la movilidad de la población y con los cambios en el hábitat de algunas especies animales (como los murciélagos) causados por el hombre, pueden considerarse corresponsales de la velocidad con la que el virus Covid-19 se ha propagado en todos los continentes, particularmente en áreas donde hay mayores niveles de industrialización y contaminación del aire por CO2.

Debido al impacto de la pandemia en la producción industrial y en la economía mundial, la tasa de contaminación ha disminuido, en general, también porque la brusca desaceleración impuesta a la producción y el consumo ha contribuido a la disminución de las emisiones de CO2 a la atmósfera que, solo en China, en los primeros cuatro meses de 2020 disminuyeron un 10,3%, mientras que a nivel mundial el descenso fue del 5,8%.

Ahora, gracias al éxito de la campaña de vacunación que en Europa está alcanzando niveles aceptables para la seguridad colectiva, muchos países, entre ellos Italia, están preparando —con un nuevo impulso productivo— la recuperación de la economía, interrumpida por los efectos de la pandemia. Como se puso de relieve en los trabajos del reciente G20 en Venecia, esta recuperación partirá de un nuevo compromiso con la producción de energía con fuentes renovables y con la disminución progresiva y marcada del uso de fuentes contaminantes, como el petróleo y el carbón.

Como se ha visto anteriormente, la pandemia ha causado al menos un efecto secundario positivo, a decir, la disminución de las emisiones de carbono a la atmósfera. Esta puede ser la oportunidad para un nuevo “renacimiento energético”, destinado a perdurar en el tiempo y a hacer que los modelos de producción sean más coherentes con el medio ambiente y, como resultado, con la salud pública.

Los protagonistas de este cambio de paradigma en la producción industrial serán las fuentes de energía renovables, incluyendo la energía marina y el hidrógeno.

En agosto del año pasado, como parte del ambicioso programa de desarrollo denominado “European Green Deal», la Unión Europea lanzó una verdadera “Estrategia del Hidrógeno” en la que se hace hincapié en que el hidrógeno “limpio” (es decir, el que se extrae del agua a través de la electrólisis) debe ser una parte integral de la transición ecológica prevista y financiada por el “Plan de Recuperación”, con el objetivo —en el muy corto plazo— de producir, para 2024, 6 GW por año de energía “verde” de electrólisis de hidrógeno.

China también se está moviendo concretamente en esta dirección, gracias no solo al compromiso asumido por el presidente Xi Jinping, también en el G20, de reducir drásticamente las emisiones de carbono para 2030 en cumplimiento del Acuerdo de París de 2012, sino también al trabajo del joven Ministro, Lu Hao, que dirige un Departamento que incluye seis Ministerios anteriores y está a la vanguardia en la estrategia de conversión ecológica de toda la producción china.

Esta estrategia prevé el uso más amplio de la energía producida por el movimiento de las olas y las corrientes marinas. Es en este contexto que el Ministro Lu Hao ha ordenado la creación, en Shenzhen, del “Centro Nacional de Tecnología Oceánica” (NOTC), un centro para el estudio y desarrollo de tecnologías avanzadas para la producción de energía “verde” a partir de las mareas, energía abundante y limpia que puede utilizarse ampliamente para la producción de hidrógeno. Este último, de hecho, requiere grandes cantidades de electricidad que, cuando se produce con el uso de sistemas tradicionales, como el petróleo o el carbón, no contribuye a mejorar las condiciones ambientales.

Con el uso de la energía marina para activar las células electrolíticas necesarias para “separar” el hidrógeno del oxígeno, se puede crear un ciclo de producción “virtuoso” mediante la extracción de hidrógeno del agua con energía suministrada «a cero kilómetros» del agua misma.

Las corrientes eléctricas del mar se pueden producir con convertidores de energía; con extractores de energía de las mareas; con convertidores térmicos que explotan las diferencias de temperatura a varias profundidades, así como con herramientas que pueden explotar incluso las diferencias de salinidad.

Con esta tecnología y equipos se pueden extraer enormes cantidades de energía sin causar ningún daño al medio ambiente o a la flora y fauna marinas y las emisiones de CO2 a la atmósfera se reducirán en miles de millones de toneladas.

Esto no es ciencia ficción, sino una realidad tangible: cada océano tiene un potencial estable de sobreabundancia de energía que se puede extraer de las olas, las corrientes y las mareas, energía a costos más bajos que los de las otras energías renovables.

Incluso el Mediterráneo debe considerarse una excelente fuente potencial de energía marina.

En Rávena ENI ya ha puesto en funcionamiento el «Inertial Wave Converter», un convertidor de energía de las olas diseñado para extraer 50 Gigavatios del movimiento cíclico de ondas, corrientes y mareas.

Junto con Escandinavia, Italia es el líder europeo en la investigación y aplicación práctica de estas tecnologías y su uso en la producción de hidrógeno a través de la electrólisis, con un proyecto piloto en el estrecho de Messina.

En todo el mundo, con China a la cabeza, actualmente hay más de cincuenta proyectos activos para la investigación y producción de energía limpia a partir del agua de mar, parte de los cuales se dedica a la futura producción de hidrógeno verde. En definitiva, todos estos proyectos están dedicados a reconstruir una relación entre el hombre y la naturaleza que, lejos de soñar con un “decrecimiento placentero”, es decir, un crecimiento negativo sostenible, pretende conseguir un modelo de desarrollo coherente con las necesidades de producción, pero también con la necesidad ineludible de “volverse verde”.

Estamos saliendo de una crisis sanitaria y económica muy grave causada por una pandemia que —como afirman investigaciones y estudios científicos autorizados— se ha generalizado y ha sido más letal por el cambio climático y la contaminación ambiental.

Si, como podemos prever, estalla una nueva pandemia en unos pocos años, será bueno que el mundo esté preparado, habiendo hecho que el ecosistema sea más saludable y limpio para dificultar la propagación de nuevos virus con una estrategia de prevención global, también a nivel ambiental y climático.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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