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SIN PROYECTO NO HAY FUTURO

Juan Carlos Neves*

Parte I: la situación

Año tras año, gobierno tras gobierno, la Argentina acumula fracasos y frustraciones hasta el punto de llevarnos a dudar de nuestra capacidad de salir de una pendiente descendente que parece no tener fin. Quizás una de las evidencias más fuertes de esta situación es la sensación de pérdida del orgullo nacional que se manifiesta en el dolor de ver a nuestros hijos alejarse del terruño en busca de mejores horizontes, mientras nos embarga el sentimiento ambiguo de tristeza por su alejamiento y satisfacción porque suponemos que disfrutarán de un futuro mejor. Y eso debería llevarnos a una profunda rebelión interior que se manifieste en un esfuerzo físico, intelectual y espiritual por elaborar un proyecto capaz de devolvernos el orgullo de ser ARGENTINOS. Así, con mayúsculas.

La falta de un proyecto ha sido un rasgo distintivo de los gobiernos que nos condujeron en las últimas décadas. Retomamos la senda institucional en 1983 escuchando que teniendo democracia todo lo demás vendría por añadidura. Error. La democracia, como dolorosamente comprobamos año tras año, es condición necesaria pero no suficiente.

Para no remontarnos demasiado al pasado repasemos nuestras dos últimas experiencias gubernamentales, la de Cambiemos y la del Frente de Todos, actualmente en curso.

¿Cuál era el proyecto de la alianza Cambiemos? Su líder proclamaba que su partido, el PRO, no tenía ideología y que su sola presencia y su historia como empresario atraería una lluvia de capitales y abriría el crédito internacional. La lluvia de inversiones nunca llegó, quizás porque su historia empresarial no era demasiado convincente pero más probablemente porque los inversionistas no atienden tanto a la personalidad de los gobernantes como a los proyectos sustentables y creíbles que presentan. El crédito, en cambio, se abrió y fluyó generoso hasta que los prestamistas vieron que el deudor había llegado a su límite de pago y allí terminó la historia. Solo el FMI, prestamista de última instancia, abrió entonces su billetera aportando el mayor crédito de su historia que se malgastó para mantener el valor del dólar y permitir que se cambiara libremente hasta que se agotó la divisa, dejándonos una deuda absolutamente impagable. ¿Pensaba seriamente la dirigencia de Cambiemos que podía conducir el país con el endeudamiento internacional como única política de Estado y sin proyecto visible? Si fue así, se equivocó y lo hizo hasta tal punto que perdió las siguientes elecciones presidenciales dejando al país en manos de los Fernández, un caso único de una dupla gubernamental compuesta por un presidente designado por su vice a quien previamente había vituperado hasta el agravio.

El Frente de Todos llegó al gobierno sin proyecto, sin plan económico y sin coherencia ni unidad interna. La convivencia entre un partido de centro derecha nacionalista como el justicialismo y un sector con ideas de izquierda revolucionaria como la agrupación “La Cámpora” de Cristina Fernández se hace difícil y provoca choques día a día. Agréguese a esta mezcla, la agenda propia de la vicepresidente para escapar de sus múltiples procesamientos y la de Sergio Massa, presidente de la Cámara de diputados, con su propia búsqueda de poder, y queda configurado un esquema caótico e inviable.

Por designios ajenos a la voluntad de los hombres la pandemia le brindó al gobierno entrante la oportunidad de llevar adelante sus planes basados en emitir sin frenos, promover el consumo, subsidiar a personas y empresas y congelar precios y servicios. Para ello eligió mantener una cuarentena interminable que le brindó la ventaja adicional de un funcionamiento virtual y precario del Congreso y la Justicia.

El resultado fue brutal. Quiebre masivo de empresas, millones de nuevos desocupados, incremento de la pobreza y la mayor caída del PBI de la historia argentina y de la comunidad de naciones democráticas. Agreguemos unas perlitas para satisfacer a los sectores más radicalizados tales como liberar miles de delincuentes presos, intentar expropiaciones, promover ocupaciones de tierras y propiedades y tratar de avanzar contra la justicia, las que chocaron con la manifestaciones pacíficas pero muy ruidosas de millones de ciudadanos.

De este modo el gobierno “kirchnerista” y populista de los Fernández logró ubicar a la Argentina en el peor de los mundos. Un “mundo” con más de nueve millones de contagiados de coronavirus y más de 129.000 muertos por la enfermedad, combinado con una economía destruida y una deuda impagable. Si faltaba una demostración para probar que ignorar los principios económicos básicos conduce al desastre, el gobierno tuvo la más clara de las evidencias. Por ello hoy se enfrenta a la necesidad de hacer lo que se denomina “un ajuste ortodoxo clásico” lo cual echa por tierra todo lo que venía pregonando.

El precio de ese ajuste lo pagarán los jubilados, la clase media y también la clase alta. Los trabajadores formales y los informales. Todos seremos un poco más pobres y tendremos peor calidad de vida y no será enteramente por la pandemia sino fundamentalmente por la forma en que el gobierno la enfrentó, buscando obtener rédito político de una situación que exigía grandeza para asegurar la supervivencia y el bienestar social.

Para el gobierno, las consecuencias de la necesidad de ajustar se sentirán en votos perdidos y rechazo social. Pero luego de arrastrarse hasta el final de su mandato o hasta que el humor social lo permita, comenzará el mayor de los desafíos: cómo reconstruir un país tan golpeado en su economía, en su auto valoración y en su confianza. Y la única respuesta a este planteo es construir un proyecto que nos aglutine y nos motive porque, sin proyecto no hay futuro.

Parte II: un proyecto

Al menos la mitad de los argentinos podría coincidir en la descripción de la situación presentada con algunas diferencias menores. El problema comienza cuando se trata de plantear soluciones porque cada definición implica una elección y cada elección resta a una parte del todo. Esa es una de las razones por la que la mayoría de los políticos evitan plantear planes y proyectos, para que la ambigüedad y la indefinición les permitan tratar de captar a todos los públicos y a todos los sectores. Recién después de que el elector pagó por su candidato con su voto, sabrá lo que realmente ha comprado.

Asumiendo el riesgo, afirmamos que desde el partido Nueva Unión Ciudadana y el espacio político más amplio  de la Nueva Unión Patriótica Federal, que aspira a sumar partidos nacionalistas, patrióticos e identificados con la centro derecha nacional de todo el país, tenemos un proyecto que presentamos para el debate como una alternativa. Es perfectible, inaceptable para algunos y posible para muchos otros, pero, en todo caso, es una opción clara para el que quiere participar en política conociendo el terreno que pisa.

Trataremos de plantearlo en la síntesis que permite una carilla y media.

Comenzamos por nuestra visión antropológica del ser humano concebido como producto de la voluntad de Dios a través de una creación evolutiva que le otorga libre albedrío y trascendencia.

Continuamos con la agrupación de los seres humanos en comunidades que desarrollan a lo largo del tiempo historia, valores, tradiciones y cultura común hasta constituirse en naciones.

Es beneficioso que esas naciones tengan lugares de coordinación y debate como las Naciones Unidas para promover la paz mundial y discutir los grandes temas de un mundo intercomunicado pero de modo alguno concebimos una autoridad supranacional y global que destruya o inhabilite la identidad de las naciones.

Visualizamos a la Argentina como una nación celosa de su soberanía que se integre en la comunidad internacional con tratados regionales y con posturas independientes que atiendan al derecho internacional sin alinearse con ningún poder de la tierra y comerciando con todas las naciones del mundo en función del interés nacional. Nuestro proyecto para un país soberano entiende que no se debe ceder soberanía a organizaciones internacionales, no se deben constituir parlamentos supranacionales, no se deben permitir condicionamientos a nuestra política exterior ni firmar tratados que no se atengan a las normas de nuestra Constitución Nacional. Es esencial la construcción de Fuerzas Armadas bien equipadas y entrenadas y de una industria para la defensa tecnológicamente avanzada para garantizar la defensa de nuestras cuantiosas riquezas y el control de nuestras fronteras marítimas, aéreas y terrestres.

La Argentina del futuro debe estar bien integrada a nivel físico, virtual (redes de comunicaciones), económica y afectivamente en sus 24 jurisdicciones.

La educación es un pilar de nuestro modelo y no solo se trata de impartir conocimientos sino de formar ciudadanos responsables y jóvenes con mentalidad de emprendedores.

Nuestros planes prevén una mejor distribución de la población desarmando la red de “villas miserias” y asentamientos, con habitantes que son clientes políticos cautivos, mediante planes de construcción de viviendas en todo el país. Asimismo, en una nación con una densidad poblacional de apenas 16 habitantes por kilómetro cuadrado prevemos incentivar el crecimiento poblacional y perseguir el aborto con toda la fuerza de la ley.

Demás está decir que la Argentina del futuro debe recuperar la confianza de inversores genuinos con políticas serias y estables pero el primer paso es recuperar la confianza de los propios argentinos, que en defensa propia ocultan sus ahorros y eluden la presión fiscal, pues no ven traducidos sus aportes en servicios ni en obras esenciales.

El modo de producir riqueza será trabajar, trabajar y trabajar, llevando a quienes reciben planes sociales a efectuar cursos obligatorios que los transformen en personal capacitado para el trabajo fecundo.

Una de las bases del desarrollo es terminar con la antinomia campo versus industria. En nuestro proyecto, el gobierno debe facilitar la producción agropecuaria, que es la primera productora de divisas y promover la industrialización de la Argentina pues es de ese sector que surgirán los nuevos puestos de trabajo. La construcción de autopistas inteligentes, aeropuertos, obras energéticas claves como la represa del Paraná Medio que puede proveer tanta energía como toda la que actualmente se produce en el país, la finalización de las redes incompletas de agua y cloacas, son obras con mano de obra intensiva que pondrán a trabajar a millones de argentinos.

Es esencial que la Argentina vuelva a construir barcos, trenes y aeronaves, facilitar la creación de empresas mercantes marítimas y fluviales para transportar el producto del trabajo nacional.

También nuestro proyecto pone el énfasis en la economía del conocimiento que es mucho más que el desarrollo de las industrias del software pues refiere al desarrollo de patentes de todo tipo, particularmente en las áreas avanzadas en que la Argentina ha logrado un “know how” (saber cómo hacer) entre las que tenemos la energía nuclear y la industria aeroespacial.

Parafraseando a Guillermo Laura, un preclaro argentino que se adelantó a su tiempo, decimos que la escala de las propuestas debe ser proporcional a la magnitud de los problemas y por eso debemos pensar en trabajar y producir a lo grande, generando un desarrollo y un crecimiento de tal magnitud que las deudas se minimicen y el equilibrio fiscal se logre por una recaudación basada en el aumento de la actividad y no en el ajuste y el aumento de los impuestos.

La clave para la ejecución práctica del proyecto está en la utilización del poder sin temores ni inhibiciones. Dejarse atar las manos por los movimientos de izquierda y pseudo progresistas que utilizan la cuestión de los derechos humanos como herramienta para impedir la acción de la justicia, permitir el vandalismo y los piquetes y fomentar el divisionismo y el resentimiento social es dejarse inocular un veneno que destruye a la sociedad. Hace falta mano firme para defender la vida, perseguir el delito y ser implacable con la corrupción en todos los órdenes sociales empezando por el ámbito de la política.

El proyecto debe implementarse estableciendo metas de corto, mediano y largo plazo. El consenso y la continuidad se obtendrán cuando la población perciba las mejoras en el nivel de vida, particularmente en el índice de Desarrollo Humano. La construcción de escenarios estratégicos para fijar los objetivos futuros es una de las herramientas fundamentales de nuestra planificación.

Sería muy útil que las distintas fuerzas políticas presentaran proyectos que vayan más allá de la coyuntura financiera o de las torpes maniobras para mejorar la distribución del ingreso creando una creciente presión impositiva que solo sirve para frenar a las pocas áreas exitosas que aún nos impulsan.

Nosotros seguiremos proponiendo y trabajando incansablemente, con la fe puesta en Dios y en nuestro proyecto, por el bien de la Patria.

Buenos Aires, Argentina, noviembre de 2022.

 

* Contralmirante Retirado, Veterano de Guerra de Malvinas. Licenciado en Sistemas Navales. Master en Relaciones Internacionales. Master en Ciencias en Management. Presidente del Partido Nueva Unión Ciudadana.

LA PROXIMA JUGADA

Iris Speroni*

Si alguno dice una palabra discordante, lo cancelan o tratan de hacerlo.

Dedicado a los jóvenes @reaxionario y @sashapak_ 

Esta semana la Cámara Alta dio media sanción a la modificación de la Corte Suprema de Justicia. Uno puede estar tentado a pensar que el objetivo es librar de sanciones a las actuales autoridades por juicios en curso. Error. Es preparatorio para acciones futuras.

Al ver a nuestros representantes cuesta pensar que haya mentes geniales que jueguen al ajedrez tridimensional. No importa quién es el que piensa. Alguien piensa, planifica, prepara, ejecuta, selecciona personal (assets) y supervisa. También sabe corregir el curso de acción cuando se presenta algún contratiempo.

Como ejemplo examinemos el proceso de destrucción de la educación. Alfonsín eliminó los exámenes de ingreso a los secundarios, los boletines bimestrales y las notas de 1 a 10. Vinieron los “congresos federales de educación”, comandados por radicales, (con peronistas de comparsa). Mucho dinero del BID y el BM en becas a pedagogos, tanto con Alfonsín como con Menem. Cerraron los comerciales, normales (formaban maestros) e industriales (varios de los cuales luego fueron reabiertos). Más tarde delegaron la educación a las provincias y fortalecieron a los sindicatos. Los sindicatos docentes son una segura fuerza centrífuga, generadora de anomia y anarquía. Maestros de la entropía. Cumplen ese rol acá y, ¡oh!, en EEUU también. Si uno delega la selección de personal, la postulación para los ascensos y la disciplina interna a los sindicatos, pues obtiene esto que hay hoy, que no es otra cosa que lo que se buscaba. Prosiguieron: eliminar el sistema de sanciones disciplinarias y finalmente llevarse materias y repetir. La frutilla del postre fue una ley de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires por la cual el abanderado dejó de ser el alumno con mejores notas. Destruyeron una tradición de más de cien años. Nada de todo este derrotero, desde 1983 a hoy, contó ni cuenta con apoyo popular. Una más de las cosas que nuestros gobernantes hacen a espaldas —y a disgusto— del Pueblo, su mandante. Pensar que los protagonistas son las mentes geniales de estos cambios es darles un protagonismo que no merecen. ¿Graciela Giannettasio la mastermind de la demolición de la educación argentina? Difícil de creer.

Otro ejemplo: FFCC. En la década del ‘50 un militar retirado de EEUU diseñó para el Banco Mundial un plan para desmantelar los FFCC en Argentina. La primera parte la ejecutó Frondizi —con la zanahoria de instalar industria automotriz en el país—. Se sobrevivió como pudo hasta que Martínez de Hoz cerró talleres y ramales. El tiro del final lo disparó Menem dentro del marco del plan Brady. Con las triquiñuelas de siempre. Le dieron soga a los sindicalistas, que empezaron a hacer huelgas cada dos por tres, pedir sueldos altos y otros privilegios. Los gobernantes, vivos, los dejaron. Cuando el caldo estaba listo, sostuvieron que el sistema era impagable y desguazaron todo. En el siglo XXI, el kirchnerismo lo vio como una oportunidad para ejercer el arte del peculado. Concedieron las líneas a los amigos de siempre (Roggio, Macri, Cirigliano) y en consuno con Pedraza, entre concesionarios, sindicalistas y gobernantes se robaron todos los subsidios destinados a rehabilitar los FFCC. Si algún kirchnerista se ofende, juicios con sentencia determinaron el fraude. A los pocos sindicalistas que se opusieron, como el Pollo Sobrero, quien llenó el organismo de contralor de denuncias, les inventaron causas penales. Verdadero caso de law fare, si los hubo.

Algo similar puede ocurrir ahora con la industria del neumático. ¿Están seguros que no es todo una gigantesca cama para empezar a importar neumáticos “porque acá no se puede”? Para pensar.

Mirar a futuro – imaginar la próxima jugada

Di dos ejemplos (FFCC y educación), pero podríamos analizar bajo esta óptica cada una de las áreas de gobierno: justicia, salud, propiedad inmueble, bienes del estado, FFAA, fronteras, flota mercante, puertos.

El Pueblo está triste. Si por alguna razón uno sabe que éste no es un gobierno peronista es por la tristeza reinante.

Nuevo escalón en la Agenda 2030

En este momento la cámara de diputados está abocada a sacar adelante la ley de humedales.

Conocemos bien el procedimiento porque vimos su accionar con los casos del aborto y las inyecciones experimentales contra el virus corona. Los medios de comunicación (desde C5N —oficialista— hasta TN —pseudo opositor—) con discurso uniforme 7×24 con el tema del día (“current thing”). Aborto, asesinatos de mujeres por sus concubinos, incendios en las orillas del Paraná, cuarentena y supuestos muertos por supuesto virus corona. Todos dicen lo mismo. Luego ponen figurettis a hablar del tema más movilizaciones de figurantes rentados. Si alguno dice una palabra discordante, lo cancelan o tratan de hacerlo.

Los propulsores ejecutores son un conjunto de personas integrado por comunicadores (periodistas, locutores, influencers), políticos (personas que ocupan cargos públicos o los ocuparon en algún momento o pretenden hacerlo), personajes que integran o son financiados por fundaciones o asociaciones civiles —mal llamadas ONGs—. Se mueven como un cardumen. Se abalanzan sobre un tema. Saturan. Luego sostienen, sin ponerse colorados, que sacaron la Ley X (Micaela, Justina, Aborto, Humedales, ESI, otra) por pedido de la opinión pública.

¿Por qué los políticos aceptan y votan a favor? Los estímulos son distintos según el caso.

    • Algunos fueron puestos ahí para eso y sus carreras políticas fueron financiadas por fundaciones —algunas meras sucursales con casa matriz en el exterior—.
    • Otros son financiados por grupos económicos los cuales están en alianza estratégica con esta agenda; e intercambian votos. Ejemplo: la UCR capital está mayormente interesada en el negocio de la banca (carry trade, dinero electrónico, otros). A cambio de su negocio intercambia votos por otros temas, como la Agenda 2030 o las compras estatales a la industria farmacéutica.
    • Otros, porque una vez que llegaron al puesto, son deslumbrados. Viajes (como la comitiva de “medio ambiente” a Glasgow con Camaño, Gladys González o Grosso).
    • Otros con sobornos encubiertos (hijos/cónyuges son contratados por organismos internacionales o fundaciones). Otros por sobornos directos.
    • Existe otra categoría: los haraganes. La agenda internacional está armada. Prolijos folletos. Camino de ruta elaborada por grandes asesorías internacionales (Arthur Andersen, Deloitte, McKinsey, otras). Van con la ola, se mantienen en sus puestos, no confrontan con la cultura dominante, pasan desapercibidos y con suerte, renuevan la banca.
    • Por último, los que ven su asociación con la agenda impuesta desde los organismos internacionales como un atajo para sus pretensiones arribistas. Es su fast-track. Los ministerios están llenos de jóvenes trepadores que ven su adhesión pública a la Agenda 2030 como su carta ganadora para entrar en planta permanente o llegar a ser diputados.

Dentro de este club, en cualquiera de sus subcategorías, están los kirchneristas, el PRO, los radicales, la Coalición Cívica, varios (como Weretilneck).

No compran la agenda vendepatria algunas figuras quijotescas del peronismo y radicalismo, por lo general asociados a las burguesías locales, los cuales desconfían, con justa razón, de estos neorivadavianos deslumbrados por los espejitos de Davos.

Por eso, cuando desde la capital escuchen: “Don X es un caudillo local malísimo” y a continuación listen una ristra de agravios, desconfíen. Tal vez sólo se estén quejando de la resistencia local a los negocios que los Rivadavias actuales quieren imponer (sin que esto quiera decir que no sean ciertas las acusaciones; sólo digo que todo es relativo y que uno debe elegir entre males). Por eso radicales y peronistas del interior se opusieron al aborto. Todos, los que votaron de una forma u otra, saben que el pueblo no quiere esa agenda.

Prefiero un caudillo provincial que se opone a la Agenda 2030, que un iluminado de Palermo Sensible. 

Nosotros, el Pueblo

Mientras, los males del pueblo pasan por otro lado. Delincuencia común descontrolada, donde uno se juega la vida al esperar el colectivo, al entrar a su casa en Lanús, o frente al mostrador de su negocio en Castelar; donde un púber es baleado al ir de su hogar a la escuela.

Los verdaderos problemas son el sueldo inferior a los 300 dólares mensuales, la desocupación, el trabajo en negro, que los chicos no aprenden nada en la escuela, que no se ve un futuro al país.

Vivimos un momento internacional superlativamente favorable para la Argentina. Los gobernantes prefieren ocultar esta realidad al pueblo y llorar problemas externos para justificar su inoperancia.

Hace 20 años que gobiernan más o menos los mismos. El que es presidente hoy fue jefe de gabinete antes. La vicepresidente actual supo ser presidente por ocho años y senadora en varias oportunidades. Macri fue intendente, diputado y presidente. El BCRA tiene al comando discípulos de Machinea, sin que importe un ápice quien sea presidente de la Nación (CF-MM-AF).

El mismo grupo gobernante nos condujo y sostiene en la pobreza.

El siglo XXI fue extraordinario para la Argentina. La paradoja es que estamos cada vez más pobres y el país no crece desde el 2011. Quienes gobiernan, en lugar de tirar la toalla y dejar a otros (nuevos) que saquen al país del —innecesario— pozo, ya se prueban los guantes para el próximo round.

Nuestros problemas ni rozan a los gobernantes (ejecutivo, legislativo). Se ocupan de la Corte Suprema o de la Ley de Humedales. Mientras, nosotros, no tenemos a nadie que nos represente.

La ley de humedales es una herramienta para controlar el uso de la tierra y, básicamente, busca la disminución de los rendimientos económicos con el objeto de forzar a vender. El mismo movimiento se da en todo Occidente con diferentes herramientas. En EEUU el gobierno federal puso topes de producción a los granjeros a cambio de subsidios, desde Clinton hasta hoy. Como consecuencia grandes corporaciones y fondos de pensión están en un proceso de compra de grandes extensiones. En la UE los eurodiputados votaron una nueva ley más restrictiva aún la semana pasada. La idea es bajar la producción, llevar a los granjeros a la pérdida y obligarlos a vender. En Francia pasó de manos el 20% de la tierra arable en los últimos 20 años. Francia cuenta con la más alta tasa de suicidios en las zonas rurales entre ex granjeros quebrados.

Con el kirchnerismo y los mejores precios internacionales de granos y carnes en 100 años, desaparecieron 100.000 productores agropecuarios. Siempre eliminan a los más chicos.

La ley de humedales es dañina. Es la herramienta que los poderosos van a usar para quitarles los campos a toda la pequeña burguesía rural que queda. Luego la tierra argentina estará toda en manos de fondos de inversiones o de los políticos argentinos (suponiendo que sean cosas diferentes).

Se necesita una respuesta contundente. Pelear en las calles y en la prensa. Poner plata. Tener un discurso claro y distinto. Todo lo que carecen.

¿Qué hacer?

Los ciudadanos formalmente tenemos representantes en diputados y senadores provinciales y nacionales. Como vemos, salvo honrosas excepciones, son todos obedientes a la agenda que bajan desde el exterior.

Pero nosotros tenemos otros representantes también: sindicalistas, cámaras empresariales, asociaciones de fomento, colegios profesionales, agrupaciones varias. Quienes integran sus comisiones directivas forman parte del pueblo y son socios en nuestro futuro. Todos ellos deben empezar a jugar al ajedrez. A pensar las próximas cinco jugadas para defender los intereses de sus representados. No cometer el error de los sindicalistas ferroviarios que creyeron que defendían a sus afiliados y —por no ver el largo plazo— le hicieron el juego al Banco Mundial y a los que querían dejarnos sin FFCC.

En estos días se llevó a cabo el congreso CREA 2022, de referentes rurales. Hablaban de cultivos sustentables, huella de carbono, calentamiento global, etc. Agenda 2030. Caballo de Troya.

El pueblo tiene todo claro. No compra nada de todo esto. Cree en Dios, en la Virgen, en las Malvinas, en sus familias, en el asado con amigos, en sus equipos de fútbol, en sus clubes sociales y deportivos. Sabe qué es importante y qué es zaraza. No come vidrio: sabe que está solo.

Los grandes líderes de la Argentina, que la llevaron a la prosperidad, sabían prever el futuro. Como simple ejemplo: Roca y Perón. No fueron los únicos. Siempre rodeados de un grupo de lugartenientes a la altura de las circunstancias.

Quien sepa descifrar este entuerto, será nuestro próximo líder. Ojalá sea pronto.

Éste es un momento dorado para nuestro país. La felicidad y la prosperidad están al alcance de la mano.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

Artículo publicado originalmente el 24/09/2022 en Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/09/la-proxima-jugada.html

NO LA PASAMOS BIEN

Iris Speroni*

Desde principios del siglo XXI el país vive un ciclo largo de prosperidad.

 

El viernes 2 de septiembre de 2022 autoridades de la provincia de Buenos Aires dieron una conferencia para repudiar el atentado a la vicepresidente de la Nación. Me quiero detener en las palabras de la presidente del Senado y vicegobernadora, Verónica Magario:

«…Es hora de que los dirigentes nos pongamos el saco que nos corresponde ponernos, peleemos por nuestro pueblo. Nuestro pueblo no la está pasando bien. Y hoy debemos estar abocados a eso. … Nos convocamos acá para decirle al pueblo bonaerense que…creemos que es momento de estar a la altura de las circunstancias y ponernos al lado de cada uno …».

La negrita es de mi autoría.

Antes de analizar las palabras quiero adelantar mi opinión sobre la señora vicegobernadora, en particular frente a lo que voy a decir a continuación. Fue una buena intendente (dicho desde varios kilómetros de distancia). Parece (nuevamente de lejos) una persona inteligente, sensata y una servidora pública responsable. Me atrevo a aventurar que, en todo caso, trata de hacer lo mejor que puede desde el lugar que le tocó. Por lo que no me voy a ocupar de lo que ella hace o hizo, sino de lo que el resto de la dirigencia del país hizo y hace.

Pasemos, ahora sí, a sus palabras. «Nuestro pueblo no la está pasando bien. … debemos estar abocados a eso».

Son ciertas ambas premisas. El pueblo la está pasando mal. Y es responsabilidad de las autoridades procurar el bien común, como lista el Preámbulo de la Constitución Nacional. Sus obligaciones son, entre otras:

«…consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general…».

De ninguna se ocupan.

Vamos al bienestar general. Desde principios del siglo XXI el país vive un ciclo largo de prosperidad en el que las cosas que Argentina vende son bien pagas. Los dirigentes argentinos se pasaron 50 años diciendo que nuestro país retrocedía porque los términos de intercambio eran desfavorables a nuestro país.

«Términos de intercambio desfavorables» quiere decir que lo que nosotros vendemos se paga mal y lo que nosotros compramos cuesta caro.

Desde el inicio del siglo XXI se dio vuelta la tortilla. Hace 20 años que en Argentina entra dinero con una pala mecánica (usando los términos de la señora Cristina Fernández).

En resumen, deberíamos estar nadando en prosperidad. Nada de hambre, todos con vivienda propia, todos con buenos sueldos. Los niños bien comidos, clases todos los días. Seguridad. Administración de justicia.

¿Qué pasó? Nuestra clase dominante es lo que pasó.

Tienen todo armado para que ese dinero entre y a nosotros no nos toque ni una moneda. Una parte la reparten a los políticos para que se callen la boca o sean cómplices (mayoría), o agentes activos (minoría selecta).

«La angustia, la tristeza nos envuelve», «Nuestro pueblo no la está pasando bien». Al menos lo reconoce. Bien por Magario.

¿Por qué el pueblo no la pasa bien? Porque el dinero no le alcanza. ¿Por qué no le alcanza? a) Porque los sueldos son miserables (300 DÓLARES); b) la mitad del sueldo/jubilación/beneficio social se destina a impuestos; c) hay inflación. La diferencia mensual en pérdida de poder de compra, es un impuesto que imponen los políticos: el impuesto inflacionario. (SEIS LATITAS DE ATÚN).

La comida que este mes «el pueblo» no puede comprar es la consecuencia de una decisión política, señora Magario. Voy a tratar de explicarlo. El BCRA emite pesos, lo cual provoca inflación. El sueldo o jubilación o plan social de este mes es igual al del anterior; sin embargo, por la inflación, compro menos cosas. Los bienes que no pude comprar quedan en poder del BCRA (su dinero equivalente). ¿Qué hace el BCRA con la recaudación del impuesto inflacionario? Sencillo: se lo da a los bancos.

Elaboración: Ricardo Inti Alpert en base a información del BCRA.

El BCRA le da a los bancos $ 13.570.695.625 todos los días. [El número se obtiene de sumar los intereses de LELIQ+NOTALIG por $ 11.719072.625 y los de PASES por $ 1.851.623.000]. Ese dinero se lo quita el BCRA al pueblo argentino. El mismo que según Magario siente angustia y no la está pasando bien.

¿Cómo son los mecanismos decisorios que llevan a esta gigantesca transferencia de dinero desde el pueblo a la banca? No van los banqueros casa por casa y le piden mil pesos a cada familia. Este trabajo se lo dejan a los autoridades monetarias, intermediarios entre las familias y la banca. Son quienes le sacan de caño la plata a asalariados, pensionados, jubilados, beneficiarios de planes sociales, cuentapropistas y se la dan —todos los santos días— a los bancos. Por esa tarea los políticos son muy bien remunerados. En los términos de la vicegobernadora no estarían «a la altura de las circunstancias».

¿Quiénes tienen autoridad para implementar esta transferencia de dinero y, de igual manera, cortarla de un día para otro? Formalmente, el Congreso de la Nación. Acá le hablo a Magario como autoridad del partido gobernante: El mayor bloque de diputados nacionales pertenece a la Provincia de Buenos Aires. Ni uno solo de sus miembros propuso desactivar este mecanismo de empobrecimiento. Tampoco los tres senadores nacionales por la provincia. Se ocupan de cualquier cosa menos de la «angustia… tristeza» del pueblo.

Dejemos el BCRA de lado. Acaba de asumir un nuevo equipo económico, 100% UIA, incluido el ex-presidente de la Casa, De Mendiguren. ¿Qué va a hacer el nuevo equipo? Lo de siempre. Diferentes dólares o dólar atrasado que perjudica a los productores de bienes exportables pero permite entregar los «dólares baratos» a los empresarios y/o ejecutivos de empresas multinacionales: en resumen, sus mandantes; los mismos que los pusieron en ese lugar.

No hay mejor negocio en Argentina que comprar dólares a $ 145. Mejor que traficar armas, drogas o personas. Mejor que vender órganos (ajenos). Ese dinero que le quitan a unos, se lo dan a otros. A días de asumir la UIA pidió una reunión en el ministerio para garantizar su cuota de dólares «baratos».

Nuevamente, el responsable teórico del tipo de cambio es el Congreso de la Nación. Recuerdo a los lectores que 70 diputados de los 257 representan (o deberían representar) al «angustiado, triste pueblo que no la está pasando bien» de la Provincia de Buenos Aires. Ninguno de ellos presentó una propuesta para remediar este expolio.

Algunas aclaraciones adicionales que pueden interesarle a Magario, que (creo) actúa de buena fe. La provincia de Buenos Aires es la que más exporta, un 35% del total. En el primer semestre de 2022 se exportaron 44 mil millones de dólares (INDEC). (REGIÓN PAMPEANA). A la provincia le corresponden estimativamente US$ 15.400.000.000 (dólares quince mil cuatrocientos millones). Dinero que le pertenece al pueblo de la provincia. Pero…el BCRA se quedó —de caño— con la mitad de ese dinero: unos US$ 7.700.000.000 ¡en un semestre! El BCRA le robó al pueblo bonaerense US$ 1.833.000.000 por mes. Le pregunto, señora Magario: ¿Las autoridades bonaerenses están a la altura de las circunstancias?

Y no es algo que empezó con Alberto Fernández. Hace dos décadas que la clase dominante se está quedando con el buen momento internacional sin dejar ni migajas «al pueblo que no la está pasando bien». Los últimos 20 años fueron los mejores de la historia argentina, mejores que los anteriores a la primera guerra mundial, mejor que la Argentina de posguerra que gobernó Perón: nunca disfrutamos un momento mejor. Sin embargo, la mitad del pueblo trabaja en negro, decenas de miles de empresas quebraron, el 80% de la elaboración y comercio de alimentos está en manos extranjeras (en lo que el kirchnerismo fue muy activo), 100.000 familias productoras agropecuarias fueron expulsadas de sus campos en los últimos 15 años; el kirchnerismo propició la sojización —aunque diga lo contrario—, dañó la ganadería en 10 millones de cabezas y dejó sin trabajo a decenas de miles de peones rurales, más los 18.000 trabajadores de la carne que perdieron su trabajo por el cierre de exportaciones durante los gobiernos de NK y CF.

Este ciclo de prosperidad fue aprovechado por nuestros vecinos: Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay. Mayor empleo, inversiones, mejora general del nivel de vida, sin inflación y con reservas en sus respectivos bancos centrales.

Por el contrario, kirchneristas y macristas actuaron en contra de los intereses del pueblo argentino. No en momento de crisis sino en el mejor momento del país. La crisis que menciona la vicegobernadora es enteramente facturada por la dirigencia política argentina y sus amigos capitalistas (crony capitalism); exactamente los mismos que financian las campañas electorales.

No hay ninguna razón para que estemos en crisis, angustiados y tristes excepto la incompetencia, soberbia y venalidad de nuestra clase dominante, la cual incluye, pero no se limita, a los políticos.

Lo siento, Magario. Todavía está a tiempo de desmarcarse y defender los intereses del pueblo. Después de todo, los gobernantes de Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay lo hicieron y lo hacen y ahí están: en el poder y ricos. No es tanto sacrificio, después de todo.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

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http://restaurarg.blogspot.com/2019/12/2020.html

300 dólares

http://restaurarg.blogspot.com/2020/11/300-dolares.html

Seis latitas de atún

http://restaurarg.blogspot.com/2022/04/seis-latitas-de-atun.html

Más de lo mismo

http://restaurarg.blogspot.com/2020/08/mas-de-lo-mismo.html

Región pampeana

http://restaurarg.blogspot.com/2021/02/region-pampeana.html  

 

Artículo publicado el 03/09/2022 en Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/09/no-la-pasamos-bien.html