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Y UN DÍA, LA HISTORIA, LA GEOPOLÍTICA Y LA GUERRA REGRESARON A EUROPA

Alberto Hutschenreuter*

Imagen: Couleur en Pixabay, https://pixabay.com/es/photos/casco-de-acero-guerra-paz-1618318/

 

Justo cuando el mundo pos estatal europeo creyó haber alcanzado el estatus de potencia institucional, sobrevinieron acontecimientos fundados en aquello que Europa aborrece y consideraba superado: el pasado, la geopolítica y la guerra; estas últimas, las «dos G» fragmentadoras en las relaciones interestatales que, por siglos, mantuvieron enfrentados y desunidos a los países del continente.

La Segunda Guerra Mundial fue tan total y devastadora que los poderes de Europa salieron de ella arruinados y, en el caso de los «ganadores», en condiciones subestratégicas, es decir, descendieron en la jerarquía de poder internacional y pasaron a ser dependientes de la ayuda y amparo de un poder mayor extracontinental.

En el mundo de bloques geoestratégicos que implicó la Guerra Fría, los países de Europa Occidental fueron construyendo un territorio cada vez más integrado, hasta llegar a la actual Unión Europea, la que tras el fin del régimen bipolar pasaría a incluir a países del centro y del este. Por su parte, la OTAN inició un proceso de expansión que no reconocería ni límites o líneas rojas territoriales, ni geografía para sus nuevas misiones.

Pero si bien los países europeos fueron sumando cooperación, hasta casi el final del siglo XX los líderes mantenían memoria del pasado y conocimientos sobre las denominadas por Stanley Hoffmann «políticas como de costumbre» entre Estados, esto es, la anarquía, la rivalidad, las capacidades, el poder, las suspicacias, los intereses y las técnicas para ganar influencia. Consideremos, por caso, hombres como, Konrad Adenauer, Harold Wilson, Valéry Giscard d’Estaing, Charles de Gaulle, Helmut Schmidt, François Mitterrand, Jacques Chirac, Helmuth Kohl, Ángela Merkel, etc.

Varios de ellos habían participado directamente en la guerra (algunos en las dos) y fueron protagonistas de la construcción de la gran urbe normativa europea. Otros desempeñaron papeles centrales durante la «paz larga» de la Guerra Fría, como la denominó el historiador John Lewis Gaddis. Pero prácticamente todos calificaron en la categoría de estadistas e incluso algunos en la selecta categoría que Henry Kissinger denomina «líderes profetas», es decir, «originadores de cambios» de escala.

En otros términos, conocían la historia, la geopolítica y la guerra. No tenían nada de posmodernos ni de globalistas. Algunos de ellos tuvieron que luchar contra el arraigado patriotismo, al punto de referirse siempre a «la Europa de las patrias», como lo hacía Charles de Gaulle. No obstante, consagraron sus aptitudes y ascendentes a la complementación europea y permanecieron bajo el amparo estratégico de Estados Unidos.

Los líderes que vinieron después, cuando terminó la Guerra Fría y desapareció la URSS, han sido líderes sin pasado y fervorosos de futuros improbables. Para ellos la historia, la geopolítica y la guerra son cuestiones que no sólo no se pueden repetir, sino que fueron superadas. En buena medida, para muchos de ellos el fin de la historia ha tenido lugar en Europa. Algo de ello contenía la frase soltada no hace mucho por Joseph Borrell, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, relativa con la comparación que hizo entre el «jardín» que es Europa y la «jungla» que es el resto.

Pero la historia, la geopolítica y la guerra regresaron a Europa o, más apropiadamente, nunca se habían marchado, solo que una parte de Europa estuvo concentrada en otra cosa y pareció alejarse de ellas desde su cómoda y ventajosa zona de amparo estratégico, incluso cuando sucedió la catástrofe bélica territorio-racial en la ex Yugoslavia. Acaso, ese conflicto fue considerado por Europa la última confrontación de una era que partía para siempre, hecho que explica la visión optimista que contenían los Libros Blancos de Defensa en los años previos a la anexión o reincorporación de Crimea por parte de Rusia.

La soberbia institucional europea no les permitió considerar aquellos «viejos permanentes» de la política internacional. Tuvieron una gran oportunidad antes del 24 de febrero de 2022 cuando la situación clamaba por una diplomacia comprometida, realista y en clave continental. Hasta Moscú llegaron (separadamente) algunos líderes, entre ellos, Macron, el mismo que hoy sostiene que hay que enviar efectivos a Ucrania, pero evidentemente ninguno de ellos se salió del libreto estratégico más atlántico que occidental.

Hoy Europa es uno de los «no ganadores» en esta guerra innecesaria y fratricida que tiene lugar en Ucrania. Sin embargo, sus líderes apuestan por continuar armando a este país, contendiente para el cual el factor tiempo cada día corre menos a su favor (y al de Occidente), y tratan por ello de despertar rápidamente del largo abandono y reluctancia de la experiencia, la geopolítica y la guerra, cuestiones que nunca habrían menospreciado y prácticamente descartado si, a pesar de su «juventud», no hubieran descartado los «viejos» textos de los grandes historiadores, geopolíticos y polemólogos de Europa.

Una mirada a esos textos, pronto los habrían convencido de que el lugar común del mundo es la jungla con centinelas armados y desconfiados, no un jardín con observadores pacifistas y despreocupados.

 

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.

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CASTILLOS DE NAIPES

F. Javier Blasco*

Se dice que no hay una cosa más inestable que un castillo montado con naipes; de hecho, es precisamente su elevado grado de dificultad para mantenerlos en equilibrio lo que les hace más atractivos a aquellos que tratan de establecerlos y conservarlos erguidos en pie durante un largo periodo de tiempo, mientras siguen pudiendo agregar nuevos elementos al mismo. Inestabilidad, que como es lógico, aumenta a medida que el castillo va adquiriendo mayor altura y se agranda por ensanchamiento con la consiguiente la complejidad para mantener el balance en sus diferentes estadíos.

Silogismo que viene a cuento para comparar el mundo en su estado actual y el empeoramiento de su estabilidad, a medida que los problemas se ensanchan, agravan y aparecen nuevos o más agresivos protagonistas o amenazas que producen movimientos telúricos y situaciones equivalentes a auténticos vendavales, quienes incrementan la posibilidad de echar por tierra todo el trabajo y el esmerado esfuerzo que nos llevó a construirlo hasta adoptar dimensiones más que respetables.

Todo apuntaba a que, tras las dos grandes guerras mundiales del pasado siglo, la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS, el mundo salvo honrosas, aunque graves excepciones, fácilmente se libraba de graves espantos y de fuertes amenazas, capaces de poner en peligro su continuidad, estabilidad y progreso.

Vivía volcado hacia un espacio y ambiente mucho más sano, menos perjudicial para la salud humana y obsesionado con el cuidado de la naturaleza, los amplios tintes democráticos y enfocado a una seria y fuerte cooperación internacional. Todo ello, unido a otros factores de aparente «buena voluntad» apoyaba la estabilidad política y económica mundial a base de unos, en principio, serios y férreos controles y contrapesos que, convenientemente y casi de forma automática, se aplicaban para evitar caer en errores pretéritos, ya conocidos, bien definidos, estudiados y enmarcados.

El falso, aunque efectivo equilibrio bipolar, mantenido durante casi toda la guerra fría, parecía haber funcionado a la perfección. Nadie osaba asomar su patita al mundo externo y menos a irrumpir en la arena internacional de forma abrupta, con ganas de bulla o creando dificultades que pusieran en peligro la estabilidad, aparentemente ideada y acordada por los principales protagonistas internacionales (los vencedores de la II GM), quienes directa e indirectamente, vigilaban celosos que aquello no ocurriera.

Los EEUU habían tomado el testigo de la egida mundial, marcaban los tiempos a todos e incluso imponían sus sanciones de diverso tipo a los que osaban descarriarse, amparados en una especie de acuerdo y área de confort que la Comunidad Internacional (CI) se había marcado, creado —mediante leyes, usos, costumbres, reglamentos, tratados y convenciones marcados y legislados por los mencionados protagonistas principales y aceptados por el resto sin rechistar— y repartido para vivir en paz y a gusto. Gracias, sobre todo, a un desarrollo sectorial y regional que, empleando todos los medios y condiciones posibles, daba paso de forma «controlada» a nuevos actores al escenario mundial.

Un escenario que, por momentos, comenzaba a tomar una excesiva forma y altura; y por ello, empezaba a estar demasiado recargado para sobrevivir con aquella «acordada paz y armonía» sin que nadie le pisara los cayos al vecino con el que compartía espacio, aspiraciones y necesidades.

Pero aquello no podía durar para siempre, tal y como ocurre con todo lo que es complejo y hecho por la mano o la voluntad del hombre tiende a empeorar hasta llegar a desaparecer. Cada vez era más grande y voluminoso en peso y contenidos a soportar; pronto comenzaron las fricciones de baja intensidad, las aspiraciones refrenadas durante muchos años y las ganas de aparentar en muy marcados personalismos; tanto, que se llegó a un momento en el que cualquier amenaza interna o influencia externa podría poner en peligro la prometida y falsamente esperada, deseada e inquebrantable estabilidad.

Podemos decir que la inestabilidad que actualmente se cierne y acosa a la paz y al desarrollo mundial no se debe a un solo factor o actor, sino a la suma de varios de ellos, que, de forma sucesiva o simultánea, han ido apareciendo en escena y entrando en acción sin que la propia CI se diera cuenta; o si lo hacía, por falta de voluntad o por no contar con las herramientas y actores necesarios para una situación tan compleja, no puso sobre la mesa los precisos remedios y cortafuegos para remediarlo.

Diversos personajes, aparentemente inofensivos y no tanto, fueron adquiriendo un protagonismo mayor. Las pocas o ninguna reacción de la CI para impedírselo les hicieron sentirse más seguros, confortables y convencidos de que su protagonismo no tendría límite a nivel local, para pasar al regional y hasta lograr el mundial.

En algunos casos, se ha ido permitiendo emerger —con total impunidad— a varios países claramente amenazantes debido a la ideología de sus dirigentes, a sus capacidades económicas y militares alcanzadas y varios de ellos, por basarlas en las posibilidades de sus actuales o potenciales armas nucleares, aún a pesar de todo lo legislado en contra de que eso fuera factible.

Hoy en día se han convertido en irrefrenables las ansias de poder de demasiados alocados dirigentes, así como su necesidad de expansión para ocupar los espacios que reclaman como suyos, por necesidades propias o por haber pertenecido a sus ancestros más o menos recientes, junto con las capacidades de destrucción que les otorga el armamento sofisticado y fundamentalmente el nuclear.

Aunque parezca una exageración, creo firmemente que la CI es claramente inconsciente de lo que se nos viene encima y me da la sensación que pretendemos seguir viviendo mirando para otro lado, como si no sucediera nada en nuestro entorno, político, regional, militar y económico.

El 11-S marcó un claro punto de inflexión en la política internacional por el quebranto directo del área de confort de una sociedad civil demasiado acomodada a vivir bien, ajena a los peligros y que había dejado en manos de voluntarios y cuasi mercenarios su propia seguridad.

Dichos atentados arrastraron a la CI en su conjunto a Afganistán, en una guerra de capacidades y medios nunca vista, para luchar contra una ideología y un terreno que ya repetidas veces nos ha mostrado su hostilidad y posibilidad real de doblegar las voluntades de ejércitos poderosos que, tras años de sangrientas y costosas luchas, se vieron forzados a salir de allí con el rabo entre las piernas; y esta vez, tras muchos años de encarnizadas luchas volvería a ocurrir, a pesar de la magnitud de las fuerzas desplegadas y el número de países implicados en las coaliciones que se formaron para luchar allí.

De nuevo y de forma más vergonzosa todavía que lo que recientemente había ocurrido en Irak, hace un año, tuvimos que salir de forma ignominiosa y execrable de Afganistán, dejando atrás un elevado número y casi indefinido de toneladas de material militar, miles de bajas propias previas para nada y cientos de miles de colaboradores que creyeron en nosotros y que aún continúan siendo perseguidos por los talibanes por su apertura y servilismo a países y civilizaciones alejadas del islam y de sus leyes derivadas.

Deshonrosa salida que constantemente ha sido precedida por los terribles mazazos dados por el terrorismo yihadista en todos los continentes, sin excepción. Mazazos ocurridos gracias a su recuperación actual, por haberles dejado el suficiente espacio y los medios para hacerlo y por la manía que tienen los presidentes norteamericanos de lavar sus propias culpas asesinando a sus máximos dirigentes, aún a sabiendas, que los sucesores de los asesinados tardan horas en hacerse con el poder y el control del movimiento y suelen ser más sanguinarios que los que les precedieron, por lo que seguirán amenazando al «mundo civilizado».

Los nuevos líderes mundiales, aquellos que dirigen los resortes de la CI, se encuentran cientos de millas alejados de lo que debe ser un líder con capacidad de mandar y por supuesto, no están preparados para llevar a sus pueblos y organizaciones en las que se encuadran, a buen puerto. Al mismo tiempo, y como consecuencia de sus distracciones personales y pretensiones internas, permiten de forma ignominiosa, que tiranos como Putin, Xi Jinping, Kim Jong un, Erdogan, numerosos pececillos sátrapas comunistas a los mandos en países del Centro y Sudamérica, así como gran parte de África, Asia y de entre muchos países árabes mantengan en vilo a la propia CI y sin capacidad de reaccionar para mantenerlos a raya.

Un claro ejemplo de lo dicho en el párrafo anterior, es la increíble guerra de Ucrania, en la que un auténtico y enfermizo sátrapa está llevando a un pueblo a su ruina u muerte; y a su territorio a ser dejado como un solar, ante los ojos y la pasividad perversa e inhumana de unos dirigentes y organizaciones que solo piensan en cómo mantenerse en sus cómodos sillones y, a lo sumo, en hacer frente a las crisis económicas y energéticas que se avecinan, que en cuestión de semanas dejaran paralizada a Europa y muy tocados a los Estados Unidos.

Una CI incapaz de doblegar a Putin, que ofrece al pueblo ucranio «ropas de abrigo» en pleno verano, en lugar de las armas que precisa y que nada más que lleguen los primeros fríos este otoño, con mucha probabilidad, forzaran a Ucrania a firmar una más que vergonzosa paz, a cambio de que los flujos de los carburantes vuelvan a fluir con toda normalidad hacia Europa.

Pienso que el futuro de este castillo de naipes, descrito lo más brevemente posible, no es nada halagüeño; no solo lo hemos construido demasiado enorme y endeble; además, no le hemos dotado de las herramientas y apoyos que realmente necesita para hacerse valer de verdad y, finalmente, la política —falsamente atribuida al avestruz de esconder la cabeza frente al peligro— es practicada a diario por demasiados dirigentes que en franca descomposición y hasta algunos se encuentran de vacaciones a costa del erario público, mientras todo a su alrededor —interna y externamente— se desmorona.

Hemos llegado muy adelante, demasiado; la situación no se arreglará con Decretos Leyes como denominamos en España a las auténticas alcaldadas de los gobernantes, ni con Órdenes Ejecutivas al más puro estilo «USA», sacadas todas ellas de la chistera y firmadas con tan solo unos pocos o ningún minuto de reflexión. Mucho me temo, que esta vez no serán suficientes y lo pasaremos muy mal.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

 

LAS GUERRAS HÍBRIDAS EN EL ÁMBITO DE UNA NUEVA GUERRA MUNDIAL

Grl Heriberto Justo Auel*

“Al mundo occidental se le acaba el tiempo. A pesar de que en la actualidad la tecnología más puntera, las mayores empresas, las mejores universidades, los ejércitos más potentes y las mayores fortunas siguen en el lado occidental, principalmente en Estados Unidos, la balanza se está invirtiendo rápidamente”.

Cnl Á. J. A. García[1]

 

1) La situación estratégica mundial desde el final de la posguerra fría, 2001.

2) La situación estratégica de los países que sufren conflictos armados activos en la actualidad. 

 

1). La situación estratégica mundial desde el final de la posguerra fría, 2001.

La Guerra Fría —1947/1989/91— tuvo una posguerra breve —1991/2001—. El 11/09/01 es el hito en el que se inicia la guerra mundial en acto: la “Contraterrorista Global” [2]. Como viene ocurriendo desde 1945, el acelerado proceso de la “Civilización del Conocimiento” cambió la impronta de cada una de las sucesivas guerras mundiales, desde aquella fecha. La presente —totalmente innovadora— es hoy tan cuestionada como desconocida —común denominador de todas las que enfrentaron al terrorismo—.

El Derecho Internacional, la diplomacia y la sociedad occidental siguen tardando demasiado tiempo en reconocer la naturaleza de los nuevos hechos belígeros[3].

Luego de la caída de las Torres Gemelas el presidente Bush peleó dos guerras frente a una comunidad internacional dividida. Por un lado, había que recuperar el equilibrio de la Seguridad Nacional y por el otro, el costo a asumir por los cambios en la “reglas de empeñamiento”, que no eran aceptables para “las palomas”.

Los “idealistas” se confundían —y aún se confunden— con los simpatizantes —voluntarios o involuntarios— del “terrorismo”.

Con la llegada del presidente Obama —Premio Nobel de la Paz— hubo un cambio de actitud, pero en los hechos debía terminar con lo que Bush había iniciado. Sus contradicciones le obligaron ir “más allá” de lo que él deseaba. Después de la muerte de Osama Bin Laden el mundo ingresó a una etapa de relativa estabilidad, pero hay una conciencia generalizada de que ésta no será duradera.

Vivimos el recalentamiento internacional de la situación estratégica.

El nuevo enemigo —difuso y complejo— sigue en las sombras, mientras la economía y la sociedad se retraen por la pandemia y ello limita el espacio y el nivel de la Seguridad. La comunidad internacional está indudablemente comprometida contra el terrorismo, pero sus prioridades hoy —2021— son otras y, con la llegada del Covit 19, más aún.

Ello nos hace suponer que habrá sorpresas[4].

Antes de la llegada del nuevo Corona Virus había protestas/insurgencias desde París a Santiago de Chile, desde Argel a Bagdad o desde Jartum a Beirut. Hong Kong obligó a Xi a mostrar los dientes y ello se somatiza aún en Taiwán. La llegada de la pandemia obligó a los agresores a reprogramar su ofensiva.

Pero en donde había conflictos armados, no ocurrió exactamente lo mismo.

Estamos en presencia —desde el 2001— de guerras asimétricas —de naturaleza híbrida[5]— en las que el Estado Institucional se muestra en retroceso. Aquellos empeñados en operaciones armadas se ven aún más complicados y sus gobiernos deslegitimados con la llegada de la pandemia. La ONU —a su vez— redujo la presencia de sus Contingentes Internacionales de Paz y las mafias —rápidamente— recuperaron espacios perdidos. 

Los enfrentamientos se agravan.

La crisis sanitaria no resuelta deviene —2021— en crisis económica, aun no ponderada. Pero se asume que será importante. La tensión entre las superpotencias —EE.UU. / China— se agrava con las consabidas repercusiones en el resto del universo, en particular por la retirada de fuerzas de EE.UU. de los espacios continentales[6] [7] para concentrarlas en el Asia-Pacífico. Una vez más —en las últimas décadas— Bruselas intenta hacerse cargo de la Defensa de la UE. Úrsula von der Leyen —en ese intento— ya tuvo su primer tropiezo en la Turquía de Erdogan.

Alcanzado este punto de nuestro análisis sobre la situacional global y antes de abordar al siguiente, es oportuno enunciar —entre las decenas de conceptos que definen al “terrorismo internacional”— algunos que desde nuestro punto de vista son de interés para cumplir con el objetivo de este ensayo: 

Definición jurídica de “terrorismo”:actos de violencia en contra de las personas, la libertad, la propiedad, la seguridad común, la tranquilidad pública, los poderes públicos y el orden constitucional o contra la Administración Pública”. 

Definición militar de “terrorismo”: “serie de actos de violencia destinados a infundir terror por medio de la eliminación de personas. Crea un estado físico y espiritual que prepara a la población para su captación y conquista, que facilita su dominación. El terrorismo tiene un objetivo aparente y sin mayor sentido en sí mismo, como es la difusión del miedo, pero su finalidad real es sojuzgar a un pueblo a través de la aplicación de una metodología activa y esencialmente del horror”.

2). La situación estratégica de los países que sufren conflictos armados activos en la actualidad.

Cuando nos disponíamos a iniciar el desarrollo de este punto, recibimos un Zoom titulado “La Defensa y la Seguridad en un mundo globalizado”, presentado por el “Foro Patriótico Grl Belgrano”. Dada la importancia del tema, su relación con el presente ensayo y la seriedad del Foro, nos dispusimos a verlo de inmediato y,… !!Ohh Sorpresa¡¡, el primer disertante es el teólogo Miguel Ángel Toma, quien fuera el relator y férreo defensor en Diputados de la actual perversa[8] y criminal[9] legislación de Seguridad Nacional, causante de miles de muertes inocentes en la rampante inseguridad que aún hoy nos conmueve. Vale la pena abrir aquí un paréntesis.

El fallido sacerdote —en su exposición— sin arrepentirse ni reconocer su “pecado”, encuentra una excusa. Hace solo cuatro años, en un almuerzo en el domicilio de un amigo, no solo defendió a esas leyes, sino que se atribuyó la redacción de ambas. Ahora expresa que su actual giro copernicano, se debe a un “cambio de situación”.

En 1988 y 1991, cuando se aprobaron esos esperpentos legales, la situación ya había cambiado. El muro cayó en 1989 y en 1991 implosionó la URSS. Es muy probable que un teólogo carezca de “visión estratégica”, pero tardar treinta y tres años en comprender el cambio de la situación mundial, indica que su idoneidad en la materia es nula.

No creo en los “conversos” y espero que así lo vean quienes están trabajando en la recuperación política de nuestra Argentina. Hay quienes huelen a la muerte. La putrescina actúa como una poderosa señal quimio sensorial que alerta de la peligrosidad que puede haber en un determinado lugar —por ejemplo, en el mundo kk— y así evitar enfrentarse al riesgo de una muerte política. El segundo expositor fue el Sr. Cnl Pierri —a quien no conozco— que —diplomáticamente— explicó cuáles fueron los desastrosos efectos de estas leyes que desarmaron unilateralmente los espíritus y los brazos de los argentinos.

Quienes completaron con éxito la “explotación del trastocamiento clausewitziano” iniciado por el Decreto 158/83 fueron estos legisladores de la “coordinadora y de la cafieradora”, hermanados en la socialdemocracia que así se incorporaba en el recién creado Foro de San Pablo. El objetivo perseguido por ellos, con las leyes de marras, era extrañar a las FF.AA. del espacio argentino que —indirectamente— se declaraba “zona liberada”. Y así seguimos hoy. Ud., ex diputado Toma, es uno de los principales responsables de esta situación[10]. Cierro el paréntesis. Volvamos al punto 2).

El 10/04/2021 The Economist publicó “Tanques de nuevo. Las FFAA vuelven a planificar la guerra de alta intensidad”, mientras tanto Josep Piqué sentenció —desde Política Exterior del 16/04/2021—:La Unión Europea no es aún percibida como un sujeto político relevante frente a otras potencias exteriores”. Además, la consideración del caso iberoamericano es muy especial, por la modalidad de ingreso de la “revolución castro-comunista” regional, a la presente guerra mundial —globalizada—. El “hilo de Ariadna” nos lleva a Caracas —en tiempos de Chávez— a las reuniones con Mahmud Ahmadineyad —con la presencia de Néstor Kirchner— y a las conexiones con el PIE —partido de la izquierda europea— que enlazaba financieramente a los locales con el ISIS —el Califato Islámico—. Se sospecha que la presencia del expresidente argentino estaba relacionada con la transferencia de tecnología nuclear a Irán, según informes de elementos de inteligencia venezolanos refugiados en EE.UU. Sería, además, uno de los motivos del giro diplomático argentino en la ONU, por la voladura de la AMIA. Dicho esto, vamos a enumerar y describir brevemente —a continuación— algunos de los conflictos armados activos, interrelacionados con la guerra mundial vigente, que se desarrollan —fragmentadamente— desde el año 2001. Vivimos una situación estratégica muy singular, signada por la pandemia del Coronavirus.

  • Rusia-Ucrania: “Crece el despliegue militar por Ucrania: Rusia envió 15 buques al Mar Negro, EE.UU. sumará tropas en Alemania y el Reino Unido moviliza aviones. Se teme una invasión rusa a Donbás. Putin concentró tropas y armas en la frontera, Washington tiene dos barcos en la zona y sumará 500 soldados, mientras que la RAF patrullará la región desde el aire”. Este fue un titular de Infobae Digital el 13/04/2021. Contemporáneamente Bruselas reitera que no se reconoce la ocupación militar rusa de Crimea. Al día siguiente, el mismo medio expresa: “Rusia, Ucrania, la OTAN y Turquía juegan con fuego a las puertas de Europa. Putin ordenó concentrar unos 80.000 soldados en la frontera. El gobierno de Kiev pidió armamento a su par de Ankara. Estados Unidos no parece estar dispuesto a intervenir. La guerra ya dejó 14.000 muertos”.
  • Turquía-Frontera Sur: “La evolución de acontecimientos durante los últimos años ha sido enormemente desestabilizadora para Turquía. La invasión norteamericana de Irak en 2003 y la expansión de las «primaveras árabes» —2011— han ido configurando conflictos de distinta naturaleza en una amplia área de inestabilidad a lo largo de los casi 1.300 km de frontera con Siria e Irak. El establecimiento kurdo, prácticamente independiente en el norte de Irak, con posibilidades reales de expansión hacia la vecina Siria, la vertiginosa expansión del yihadismo en todas sus modalidades, el terrorismo étnico encarnado por la rama siria del PKK y la corriente de refugiados que huyendo del conflicto se asientan sobre territorio turco, son las cuestiones, quizás, más relevantes cuyas consecuencias se dejan sentir fuera de los límites geográficos de estos países”[11].
  • El conflicto en el Golfo Pérsico: “Sus principales actores son EE. UU., China y Rusia. Tienen diferentes puntos de vista de los que poseían en el pasado. Para los estadounidenses se ha reducido el interés por las reservas energéticas —después de lograr su nueva producción nacional—. No obstante, el control de la zona es importante para no dejar que sus rivales globales ocupen su vacío de poder, gestionar la expansión de China y mantener un importante mercado armamentístico en los Estados de la península arábiga. Para continuar con su presencia no considera que deba implicarse excesivamente en agotadores conflictos terrestres, por lo que su tradicional potencial aeronaval podría considerarse suficiente, agregando los recursos británicos”[12].
  • La espoleta libia: “Se trata de desactivar la «espoleta libia» en un Mediterráneo «ampliado» altamente inestable. Quizás por eso, por esa potencial decisión de no poder posponer más la búsqueda de una solución —o al menos del fin de la fase armada— del conflicto libio, se mantiene a mediados de octubre la tregua iniciada en agosto de 2020; quizás por eso se pueda estar planteando un cambio de figuras en Libia, Al Sarraj y Haftar y quizás también por eso se esté intentando un reparto del poder y del petróleo que satisfaga al menos en cierto grado y al menos por un tiempo, a las partes libias y así lograr también que el conflicto de los agentes externos retorne a los cauces de la diplomacia”[13].
  • La guerra en Afganistán: Sin duda, se requiere la voluntad de algunos de los actores externos como EE.UU., Rusia, China y/o Pakistán para garantizar que el proceso llegue a un final amistoso, pero quizás estemos ante un espejismo de paz y el país vuelva a la «casilla de salida» debido a un entorno incierto y volátil. Los únicos intentos de sabotear el proceso de paz vendrían de los propios afganos o, incluso, de alguna potencia regional que se haya sentido ninguneada durante las negociaciones de paz. Esperemos que la comunidad internacional haya aprendido de los aciertos (muchos) y errores (demasiados) resultantes de realizar sus acciones, militares y civiles, en una sociedad de base tribal multiétnica y lo sepa aplicar en los conflictos que emergen en regiones con fuerte implantación tribal (Siria, Irak, Sahel, Centro África, Cuerno de África, etcétera). «Afganistán es más que un “cementerio de imperios”. Es la madre de los círculos viciosos»[14].

La retirada de las tropas de EE.UU., de Alemania y del Reino Unido, con fecha ya establecida, nos hace presumir una ofensiva talibán, a fines del 2021.

  • El conflicto Indo-pakistaní: “El ascenso de China, el reordenamiento del orden nuclear global, la nueva ambición de la India de Narendra Modi y la retirada norteamericana de Afganistán, están redefiniendo la geopolítica regional. Nueva Delhi —que aspira a ganar el rango de gran potencia— ha sacudido su tradición de no alineamiento y está estrechando sus vínculos estratégicos con Washington. El nacionalismo hindú —auspiciado por el propio Gobierno— está creando tensiones en las comunidades musulmanas de la India. Esto, unido al cambio del estatuto territorial de Jammu y Cachemira, ha encendido los ánimos en Pakistán. La decisión de Washington de abandonar definitivamente Afganistán ha devuelto protagonismo a Islamabad, clave para facilitar las negociaciones. Las derivadas del conflicto Indo-pakistaní son numerosas, devolviéndole relevancia global y regional: está lastrando el desarrollo económico de ambos contendientes, más gravemente el de Pakistán, sirve de catalizador del terrorismo en la región, puede limitar las ambiciones de la India y ralentizar el esperado ascenso de Asia y podría encender la mecha de una panoplia de contenciosos altamente explosivos[15].

Recordemos que ambos son poseedores de la bomba N.

  • El agua del Tíbet y Asia Central: “En la actualidad unos seis millones de personas viven en el Tíbet. Hay unos 150.000 tibetanos en el exilio, entre ellos 100.000 en la India. Muchos no han nacido en el Tíbet y son de segunda o tercera generación. Algunos de los proyectos que está realizando China se encuentran en montañas consideradas sagradas y por este motivo una de las actuaciones de China en la región se ha basado en una aminoración del sentimiento religioso de los tibetanos. Mientras viva el Dalái Lama la situación continuará como hasta ahora, pero a su muerte se plantean varios escenarios. El primero es que sea China quien nombre un nuevo Dalái Lama, más afín a sus intereses políticos y económicos. Otro escenario podría ser que los tibetanos en el exilio propongan un nuevo Dalái Lama a modo de concilio, como hacen los católicos en la elección del Papa y a su vez los tibetanos que viven en el Tíbet propongan a otro, que vele por sus intereses. Esta situación podría conducir a enfrentamientos que podrían desestabilizar la región. Y el tercer escenario —quizás el más preocupante— sería que a la muerte del actual Dalái Lama se levante en el Tíbet un movimiento de liberación similar a la intifada, lo cual sería un escenario de gran desestabilización que implicaría una intervención armada por parte de China”. “La cuenca del Irthysh está compartida por China, Kazajistán y Rusia y es la principal fuente de agua para unos 15 millones de personas, la mayoría de Kazajistán incluyendo a su capital Astana. Por otro lado, el lago Balkhash que recibe el 80% de agua del río Lli podría convertirse en un desierto en las próximas décadas. Los conflictos hídricos entre los países del Asia Central podrán desestabilidad la región y dar al traste con la iniciativa One Belt, One Road. Desde finales de los noventa los distintos intereses entre los países de las cuencas altas y las cuencas bajas constituyen una continua fuente de tensión en Asia Central. Por su propio interés, China podría liderar la mediación en las tensiones entre los países del Asia Central y ello depende de cómo gestione la cuenca de los ríos Lli e Irtysh para evitar tensiones con Kazajistán. De esta manera, China podría alzarse con un papel de liderazgo en la región de la misma manera que está realizando en la cuenca del Mekong, es decir, mediante la puesta en marcha de iniciativas que promuevan el desarrollo de la región mediante la expansión de las energías renovables y la introducción de mejoras en los sistemas productivos de alimentos”[16].
  • La disputa en el Ártico: “En el Ártico existen contradicciones y se ha generado una suerte de rivalidad por el acceso a los recursos, pero, con todo, no existen importantes diferendos territoriales. La lucha entre Estados se realiza en clave de futuro y en términos de Derecho Internacional, sobre la base de un cambio que aún no se ha materializado completamente. Pero, aunque se plante en términos jurídicos, no debe perderse nunca de vista que nos encontramos ante enfrentamientos políticos. Con todo no puede ignorarse, es más debe realzarse por su realidad, que la fórmula que hasta ahora ha prevalecido en la región es la cooperación. No obstante, tampoco puede pasarse por alto el intenso proceso de militarización que se ha producido en esta durante los últimos años. Estamos pues, ante un espacio en el que conviven al mismo tiempo militarización y cooperación; puede ser un ejemplo de este espíritu tan profundamente contradictorio las relaciones que se han detallado entre Noruega y Rusia. Es esperable que prevalezca, como hasta ahora, la racionalidad, pero cuando el factor humano interviene en la ecuación, nada es seguro. Recodando el dictado del maestro Sun Tzu: “Ten cerca a tus amigos y mucho más cerca a tus enemigos”[17].
  • Sesenta y dos años de “revolución” en Iberoamérica: Hemos dejado para el final el tratamiento de nuestro antiguo conflicto armado subcontinental. Veremos en primer término cómo se lo observa desde Europa/España. Luego, el IEEBA intentará sacar algunas conclusiones, muy relacionadas con los ensayos que regularmente venimos publicando en los últimos meses, centrando el análisis en la Argentina.

Dice González Martín: “La normalización de la protesta, como constante que agita continuamente la convivencia en Iberoamérica, se ha convertido en una manifestación de sospecha, no solo de desconfianza, y también de impotencia para inducir un cambio. Sospecha e impotencia frente a un orden institucional, un estado de derecho, un sistema político, unos líderes y un modelo de reparto del poder que no ofrece soluciones a problemas reales que resultan ajenos al resto de quienes los padecen. Penurias cotidianas diferentes que afectan —cada una— solo a una parte, dejando indiferente al resto, que carga con las suyas propias. Al mismo tiempo, existe un sentimiento de indefensión y abandono, que durante mucho tiempo se contuvo con la práctica de la resignación y la paciencia como virtudes sociales. Los nuevos arquetipos de ciudadanía no se adaptan bien a las virtudes de antaño y desafían las barreras de otro tiempo. La expansión de la protesta ha desbordado todos los cauces de representación y los proyectos ideológicos. En Iberoamérica, más y antes que en ningún otro lugar, la vida cotidiana comenzó a rebelarse hace tiempo sin hacer demasiado ruido en muchas ocasiones pero, cada día más, se ha convertido en una costumbre que crece en intensidad. El aprendizaje de la ciudadanía es el resultado de la acción permanente y consolidada durante décadas”[18]. (Las negritas son nuestras).

La lectura del investigador del IEEE es correcta y coincide con la que habitualmente encontramos en nuestros medios. Hemos resaltado con negritas esas coincidencias, en el párrafo anterior. Sin embargo, ni desde la distancia ni desde la observación local se ingresa a lo esencial:

¿POR QUÉ desde hace seis décadas se “protesta” y se “normaliza la protesta”, llegándose a la “sospecha y a la impotencia” y a un “sentimiento de indefensión y abandono”?

¿POR QUÉ “la vida cotidiana comenzó a rebelarse”?, según palabras de González Martín.

Si pretendemos salir de la noche “revolucionaria” que nos envuelve desde hace sesenta y dos años, lo primero que debemos hacer es VERLA, ENCONTRARLA Y CONOCERLA. En la Argentina la “revolución” —1959/2021— cursa —sin solución de continuidad— la quinta campaña[19] y no la vemos. Nadie la cita. ¿O hay cobardía? ¿Cómo vamos a terminar con la indiscutible autodestrucción en que estamos empeñados, si no conocemos el huevo de la serpiente?

El “caso argentino” es particularmente específico. En su largo proceso de sucesivas décadas, hay un hito: 1982. La Guerra del Atlántico Sur. El colapso del gobierno militar tuvo una consecuencia fatal sobre la otra guerra que aún peleaba la Argentina: la “civil-contrarrevolucionaria”.

El gobierno que accede al poder en diciembre de 1983 se adscribió a la socialdemocracia europea —la quinta internacional— y produjo el “trastocamiento” previsto por Clausewitz en “De la Guerra”: el triunfo táctico de las armas argentinas se transformó en una derrota estratégica y política, que aún perdura.

El Reino Unido y la conducción revolucionaria, en colusión, logran judicializar un hecho sociopolítico, la guerra asimétrica, que desde entonces —1983— es negada. A partir de aquel momento la guerra continuó como “estado de guerra” —vía Gramsci— con periódicos escenarios de “guerra híbrida”. Es lo que González Martín traduce como “sentimiento de indefensión y abandono” de nuestra sociedad.

Necesariamente las carteras de Seguridad y Defensa estuvieron —desde entonces— ocupadas por personas carentes de toda idoneidad o pertenecientes a las actuales organizaciones con las que se enmascara la “revolución castro-comunista”. La oposición política aún hoy, ignora —o simula ignorar— esta situación perversa y el pueblo —víctima de la maniobra— es un observador desinformado, confundido, empobrecido, hambriento y abandonado. Sin líderes.

En la Argentina, el kirchnerismo —perteneciendo al socialismo del siglo XXI— se camufló hasta este año 2021, como “peronista”. Se llegó a la hipocresía de pertenecer al mismo tiempo —durante meses— al Grupo de Puebla y al Grupo de Lima. Es decir, revistábamos a la vez en el Cielo y en el Infierno.

El presidente y la vicepresidente argentinos actuales pertenecen al directorio del Foro de San Pablo —que conduce desde julio de 2019 la “contraofensiva revolucionaria” sobre los países andinos, con total éxito en Chile— y al directorio del Grupo de Puebla, organización de apoyo político del Foro. Esta información no ha llegado a nuestros medios de comunicación.

El virus acelera los tiempos y el relato se hace cada vez más difícil. Ya se habla de “comunistas” en los informativos, pero —internamente— aún no se descubrió a la “revolución”.

Los tribunales “de lesa” siguen prevaricando y ante la escasez de ancianos para continuar con el “circo” o el “curro” judicial vigente, ya se ha encontrado un nuevo filón en la guerra convencional de 1982. En Comodoro Rivadavia pronto habrá ascensos en la Justicia Federal. Hay que retener la tea encendida y no existe otro “éxito” gubernamental para exhibir en un año electoral. Otra motivación no existe y la Justicia Federal “actúa”.

En el ámbito internacional —externamente— no ocurre lo mismo. Nos han visitado el Jefe del Comando Sur y el principal asesor de Seguridad de la Casa Blanca, para América del Sur. A ello se suma una llamada de Biden a la Casa Rosada.

Los avisos están dados.

No tenemos dudas que nos han venido a recordar que “el patio trasero” sigue siendo “espacio de la seguridad estratégica” del grandote del barrio, mientras el ingeniero agrónomo prevé ejercicios combinados con los chinos.

El decreto 226/2021 acaba de incorporar orgánicamente a la Secretaría de la Presidencia de la Nación a “Casa Patria Grande ´Presidente Néstor Kirchner´”. Desde ahora este organismo —que funciona como “gabinete en la sombra” del poder real— será sostenido financieramente con fondos públicos.

Es una forma de oficializar el ingreso al Poder Ejecutivo de Ella, que de este modo podrá acelerar el previsto salto de garrocha —que venimos anunciando— al mundo “telurocrático” —chino-ruso— aunque naturalmente permanecemos en la “anilla externa del mundo talasocrático Occidental”[20].

Esta es la razón de las recientes visitas del Pentágono y de la Secretaría de Estado, que aquí se ignoran.

Ella seguirá delirando con su absolución y Tartufo seguirá suicidándose con gotero. Pero sería sano que la oposición levantara la cabeza y mirara adonde está el arco:

“Al mundo occidental se le acaba el tiempo. A pesar de que en la actualidad la tecnología más puntera, las mayores empresas, las mejores universidades, los ejércitos más potentes y las mayores fortunas siguen en el lado occidental, principalmente en Estados Unidos, la balanza se está invirtiendo rápidamente”. 

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez.

Se ha desempeñado como Profesor Titular de Polemología, Estrategia Contemporánea y Geopolítica, en Institutos Militares Superiores y en Universidades Públicas y Privadas. Ha sido conferencista invitado en el país y en el exterior. Ha publicado numerosos artículos sobre su especialidad y cinco libros acerca de la evolución de la situación internacional en la posguerra fría. Actualmente se desempeña como: Presidente del “Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires” (IEEBA), Presidente de la “Academia Argentina de Asuntos Internacionales” (AAAI) y Director del “Instituto de Polemología y Estrategia Contemporánea” (IPEC), de la Universidad Católica de la Plata (UCALP). Es miembro activo de la Asociación Argentina de Derecho Internacional y miembro Honorario del Instituto de Teoría del Estado.

 

 

 

Referencias

[1] Á. J. A. García. “¿Una tercera estrategia de compensación? Mejor una «gran estrategia»”. IEEE, 12/03/20 Mar 21. www.ieee.es

[2] H. J. Auel. “La Guerra Mundial Contraterrorista Global ¿Híbrida con derivación Nuclear?” IEEBA, abril de 2015, http://ieeba.org/.

[3] H. J. Auel. El Estado-Nación regional frente a las amenazas estratégicas globalizas”. IEEBA, junio de 1998, http://ieeba.org/.

[4] H. J. Auel. La escalada en la Guerra Mundial Contraterrorista Global y su repercusión en Iberoamérica. IIEBA, enero de 2020, http://ieeba.org/.

[5] H. J. Auel. La amenaza híbrida en la ¨quinta campaña”. IIEBA, julio de 2020. http://ieeba.org/.

[6] H. J. Auel. La Geopolítica del Virus Chino”. IIEBA, mayo de 2020. http://ieeba.org/.

[7] H. J. Auel. El encuadramiento geopolítico internacional de la actual situación estratégica argentina. IIEBA, marzo de 2021, http://ieeba.org/. [En SAEEG: https://saeeg.org/index.php/2021/04/02/el-encuadramiento-geopolitico-internacional-de-la-actual-situacion-estrategica-argentina/].

[8] Perversa: Cualidad de quien obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello”.

[9] Criminal: Que ha cometido o procurado cometer un crimen”.

[10] H. J. Auel. La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil revolucionario”. IIEBA, 09/07/2013, http://ieeba.org/.

[11] F. Sánchez Tapia. Conflictividad en la frontera sur de Turquía”. IEEE, diciembre de 2020, www.ieee.es

[12] J. I. Castro Torres. Una guerra fría en aguas recalentadas”. IEEE, diciembre de 2020, www.ieee.es

[13] P. Sánchez Herráez. Libia: ¿una espoleta activa en un Mediterráneo inestable?”. IEEE, diciembre de 2020, www.ieee.es

[14] . A. Mora Tebas. Afganistán: un conflicto interminable, una paz…, ¿imposible?”. IEEE, diciembre de 2020, www.ieee.es

[15] J. Pardo de Santayana. El conflicto indo-pakistaní: la historia interminable”. IEEE, diciembre de 2020.

[16] M. del Mar Hidalgo García. El agua del Tíbet: un recurso vital para China”. IEEE, diciembre de 2020, www.ieee.es

[17] F. Aznar Fernández-Montesinos. El Ártico como espacio de conflicto geopolítico”. IEEE, diciembre de 2020, www.ieee.es

[18] A. González Martín. “La rebelión del coro y la normalización de la protesta en Iberoamérica”. IEEE, diciembre de 2020, www.ieee.es

[19] H. J. Auel. La amenaza híbrida en la ¨quinta campaña”. IIEBA, julio de 2020. http://ieeba.org/.

[20] H. J. Auel. El encuadramiento geopolítico internacional de la actual situación estratégica argentina. IIEBA, marzo de 2021, http://ieeba.org/. [En SAEEG: https://saeeg.org/index.php/2021/04/02/el-encuadramiento-geopolitico-internacional-de-la-actual-situacion-estrategica-argentina/].

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