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PRESENTACIÓN DEL ANUARIO 2020 DEL CEID

Los miembros del Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID) y de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG) tenemos el agrado de presentar el Anuario del CEID 2020, en el que autores de Argentina, Bolivia, Cuba, España, Italia, Jordania, Perú y Venezuela analizan relevantes cuestiones que tuvieron lugar en el escenario mundial, así como otros temas que consideramos de interés, ya desde una perspectiva geopolítica y estratégica, ya desde una visión histórica, habida cuenta de que es verdaderamente difícil comprender los conflictos y numerosos hechos actuales si no se tiene conocimiento del devenir de la historia.

Si bien el tema del COVID 19 ha concitado la atención de los medios, de los gobiernos y de las diversas sociedades durante 2020, hemos evitado centrarnos exclusivamente en esta problemática, la cual si es abordada en algunos artículos.

El propósito de esta nueva edición del Anuario del CEID es favorecer la comprensión de un escenario mundial altamente complejo. Para ello se ha convocado a prestigiosos docentes e investigadores de diversos países:

Salam Al Rabadi (Jordania, España, El Líbano), David Alvarado (España), Mayra Bárzaga García (Cuba), Francisco Carranza Romero (Perú), Miguel Ángel Cúneo Argentina, Sunamis Fabelo Concepción (Cuba), María Elisa Gentile (Argentina), Ruvislei González Sáez (Cuba), Orietta E. Hernández Bermúdez (Cuba), Alberto Hutschenreuter (Argentina), Laura Malagón Sotero (Cuba), Roberto Mansilla Blanco (Venezuela, España), Juan Cruz Margueliche (Argentina), Enrique R. Martínez Díaz (Cuba), Xulio Ríos (España), Agustín Saavedra Weise (Bolivia), Juan José Santander (Argentina), Yoslán Silverio González (Cuba), Isabel Stanganelli (Argentina), Giancarlo Elia Valori (Italia) y Marcelo Javier de los Reyes (Argentina), quien además dirige la publicación.

Finalmente, deseamos informar que el Anuario del CEID puede ser descargado gratuitamente desde la página https://saeeg.org/wp-content/uploads/2021/05/ceid_anuario_2020.pdf

 Agradecemos su difusión.

EN EL ESPEJO SUECO

Santiago González

La crisis del virus corona puso en evidencia que la Argentina carece de liderazgos competentes públicos y privados

La clase dirigente argentina, especialmente el Estado en sus tres poderes pero también la comunidad académica, los líderes corporativos y sindicales y la prensa, tuvo la inmensa fortuna de poder hacer frente a la crisis provocada por el virus corona con el diario del lunes en la mano. Gozó de tres largos meses de ventaja para ver lo que ocurría en Europa, para leer lo que se averiguaba y se escribía sobre el virus en el mundo, para estudiar y comparar las estrategias adoptadas por otros países. Tuvo la oportunidad de diseñar de ese modo un camino propio, tan atento a las necesidades sanitarias como a las urgencias de un país azotado por intolerables niveles de pobreza y años de recesión. Pudo atender el aviso de esta columna, que hace más de un año advirtió que la cuarentena era un lujo que una Argentina empobrecida no podía darse. Pudo haber prestado atención, especialmente, a lo que estaba haciendo Suecia, cuya estrategia ofrecía una alternativa muy apta para las apremiantes circunstancias del país.

La dirigencia argentina, toda la dirigencia, no sólo el gobierno, pudo en suma haber reaccionado inteligentemente, de manera creativa, incluso apostando especulativamente contra el ciclo. Pero no lo hizo. Temerosa, confundida, atrapada en sus laberintos ideológicos, en su cortedad de miras, en su mezquindad, en su incompetencia, pero también convenientemente untada, se acopló a las recomendaciones de los laboratorios y de los organismos internacionales manejados por los laboratorios, y hoy tenemos la economía hecha trizas, la pobreza superando el 50% de la población, y una tasa de mortalidad por el virus que se ubica entre las más altas del mundo. Y para completar el cuadro del fracaso más escandaloso que haya conocido el país en materia de gestión, carecemos no sólo de vacunas sino también de una evaluación propia sobre la calidad de esas vacunas, algo impensable en la Argentina anterior a 1983.

Me referí a Suecia, cuya experiencia los medios argentinos no mencionan y los medios internacionales fustigan con un fervor sospechosamente unánime. Bajo la conducción de su epidemiólogo jefe Anders Tegnell, un hombre que resistió abrumadoras presiones internacionales e internas con la convicción del que sabe lo que está haciendo, Suecia no impuso cuarentena alguna, ni detuvo su economía, ni bloqueó la circulación, ni suspendió las clases. Apostó a lo que suele describirse como “inmunidad de rebaño”. El gobierno se limitó a difundir recomendaciones sobre uso de tapabocas y distanciamiento, puso límites a las reuniones sociales masivas, y dispuso el cierre temprano de bares y restaurantes, más que nada para regular la dinámica de los contagios, no para impedirlos. Aparte de eso, todo siguió funcionando normalmente.

La estrategia sueca fue hostilizada por el establishment académico internacional, incluida la revista especializada The Lancet, a la que nuestros expertos y comunicadores suelen referirse con respetuosa reverencia. Una simple búsqueda en Google sobre la política sanitaria conducida por Tegnell sólo recoge comentarios negativos, de la prensa y la academia. Pero nadie explica por qué Suecia exhibe tasas de mortalidad inferiores a las del promedio de Europa, que adoptó políticas restrictivas mucho más drásticas y extendidas.

Estos son los resultados conseguidos por Suecia, en comparación con la Argentina.

Y esta es la evolución comparada de la mortalidad por millón de habitantes:

Nadie piense en alguna imaginaria excepcionalidad sueca: ellos mismos reconocen haber sido bastante descuidados en el acatamiento a las recomendaciones. Ni en una intensa campaña de vacunación: apenas un 10% de la población sueca ha sido inoculada contra el virus.

La Argentina y Suecia son vecinos en la escala mundial de países ordenados por su PBI, en los puestos 21 y 22 respectivamente. Esto quiere decir que producen más o menos la misma riqueza por año. Pero Suecia tiene un territorio infinitamente más pequeño (450.000 km2 frente a nuestros 2.780.000 km2), un clima extremadamente riguroso, y menos de la cuarta parte de la población argentina. Según cifras de 2017, su PBI per cápita es de 54.000 dólares al año frente a 14.500 de la Argentina, y aun así su clase dirigente consideró que no podía darse el lujo de una cuarentena.

 

Publicado originalmente en https://gauchomalo.com.ar/la-argentina-en-el-espejo-sueco/ , “El sitio de Santiago González”

PREOCUPA FALTA DE CAUDAL EN HIDROVÍA PARAGUAY-PARANÁ

Agustín Saavedra Weise*

Al margen de la tremenda sequía del año pasado que afectó a todo el sistema fluvial de la Hidrovía Paraguay-Paraná, ahora asoman nuevos horizontes sombríos. Los expertos en la materia señalan que el río Paraná continuará bajando al menos por dos meses más. El hidrómetro de Rosario está midiendo poco más de un metro, algo superior a los escasos 63 centímetros del año pasado, pero lejos aún de los tres metros que se tenían en 2019. La recurrencia de la sequía dificultará enormemente las exportaciones por medio de la vía fluvial. Frente a esta variante —fruto de la casquivana naturaleza, como también probablemente de las anomalías del cambio climático— y que provoca justificada alarma, se requieren urgentes acciones. Recordemos que Bolivia tiene tres puertos comerciales que acceden a la hidrovía mediante el Canal Tamengo: Jennefer, Aguirre y Gravetal.

En 2020 se produjo una gran sequía que no se presentaba desde más de medio siglo atrás; ahora nuevamente se inicia el proceso, algo que justificadamente genera problemas en torno a la navegabilidad, tanto en la zona alta del curso fluvial como en las zonas bajas. El 80% de la gigantesca producción agropecuaria argentina utiliza la hidrovía, la que al mismo tiempo es de uso vital para el Paraguay y también para nuestro país, sobre todo en función de los productos agrícolas del oriente boliviano. Una recurrente situación de sequía traerá muchos inconvenientes; urge procurar soluciones o paliativos en el tiempo más breve posible.

Es necesario que el Comité Intergubernamental de la Hidrovía inicie trabajos de inmediato en torno al tema y que las empresas que tienen a su cargo el dragado y otros servicios complementarios mejoren al máximo la calidad de sus trabajos para intentar minimizar el problema de la sequía. Pero, aun así, hay un límite. Por muy bien diseñada que esté, una barcaza apta para la hidrovía debe contar con mínimos de profundidad para navegar sin problemas y transportar carga útil.

Los que saben de estos temas a fondo afirman que la altura estándar se ubica en los 2,47 metros para que los barcos puedan salir con 34 pies, más o menos 10 metros. La escasa profundidad trae complicaciones, ya que los barcos no pueden llevar la misma carga con respecto a una situación normal. La Comisión de Transporte de la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que la bajante ya generó sobrecostos por 300 millones de dólares en el transporte. En Asunción se ha propuesto usar parte de las aguas de la gigantesca represa de Itaipú para intentar subir el nivel hídrico del río Paraguay.

Obviamente, las barcazas que salen de las zonas de Paraguay y Bolivia son las que están más complicadas y algunas quedan varadas. En la parte inferior del curso de agua hay mejores dragados y balizamientos, lo que permite una navegación más segura, algo que no sucede en la parte superior de la hidrovía. Mayor razón —ante esta crisis ya recurrente— para una decidida actuación multinacional de los países que forman la Cuenca del Plata (particularmente Argentina, Bolivia y Paraguay, los principales usuarios) en torno a este problema, el que debe resolverse tan pronto sea posible. Por su lado, Brasil y Uruguay —los otros dos miembros del sistema platense— deben poner de su parte lo que les sea posible en la solución de esta álgida situación, que afecta no solo la navegabilidad sino hasta la propia economía de los países que surcan ese vital curso de agua que es la Hidrovía Paraguay-Paraná.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

 

Nota original publicada en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/preocupa-falta-de-caudal-en-hidrovia-paraguay-parana_231890