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LA AUSENTE POLÍTICA PESQUERA

César Augusto Lerena*

La política pesquera nacional se constituye en directrices y lineamientos mediante los cuales el Poder Ejecutivo Nacional orienta a los organismos competentes en materia pesquera en la consecución del objetivo de lograr el uso sustentable, eficaz y eficiente de los recursos pesqueros, mediante la aplicación de un enfoque precautorio, ecosistémico y sostenible en la explotación pesquera; la salvaguarda de los ecosistemas marinos en que existan esos recursos; el máximo aprovechamiento de los recursos disponibles en la Zona Económica Exclusiva y más allá de ella, de los recursos migratorios originarios y asociados de esta; su distribución equitativa y el desarrollo del litoral marítimo y, de las distintas provincias del territorio nacional mediante la práctica de criar, reproducir y engordar peces, crustáceos y moluscos en un medio natural o artificialmente creado al efecto.

Para ello, el Estado argentino debe reconocer que la pesca y la acuacultura son actividades que fortalecen la soberanía alimentaria y territorial de la nación, contribuyen a la seguridad nacional y son prioridad en la planificación del desarrollo nacional y, fomenta el ejercicio de la pesca marítima y la acuicultura en procura del máximo desarrollo compatible con el aprovechamiento racional de los recursos vivos marinos en la industria pesquera nacional y la acuicultura ambientalmente sostenible, con el apoyo de la industria naval pesquera nacional, la investigación y el desarrollo tecnológico.

Del mismo modo, promoverá la protección efectiva de los intereses nacionales relacionados con la pesca y garantizará la sustentabilidad y sostenibilidad de la actividad pesquera, fomentando la investigación y la conservación a perpetuidad de los recursos, favoreciendo su equitativa distribución entre los industriales y poblaciones de todo el país e incentivando la transformación total de las materias primas en plantas radicadas en el territorio continental e insular nacional, mediante procesos de calidad, sanitarios y, de forma ambientalmente apropiada; asegurando la obtención del máximo valor agregado; el mayor empleo de mano de obra argentina y promoviendo el consumo nacional.

El Estado Nacional y/o Provinciales podrían explotar y/o industrializar y/o comercializar los recursos pesqueros en forma directa o por asociación con empresas, comunidades, cooperativas y otras entidades o personas nacionales y promover y constituir con otras personas jurídicas de derecho público o privado, sociedades o compañías para el ejercicio de la actividad pesquera en sus respectivas jurisdicciones según lo indicado en la Ley 24.922, u otorgar concesiones a empresas nacionales para la explotación de los recursos pesqueros.

En el Artículo 1° de la ley 24.922 define el objeto de su sanción y es, sin lugar a dudas, uno de los artículos más destacados de ésta, sin embargo, no alcanza a definir que el aprovechamiento del recurso debe tener como destino principal la industria pesquera nacional, como ocurre en la legislación de muchos otros Estados de Latinoamérica y el Caribe y que, tratándose de un recurso de todos, debe ser distribuido en forma equitativa y preferentemente industrializado en plantas en tierra para agregar el máximo valor posible y no transferir la mano de obra a terceros países desarrollados que, por el contrario, deberían adquirir los productos argentinos terminados y no materias primas para su transformación. Además de ello, la industria pesquera debe servir para generar la producción industrial naval y retroalimentar la investigación y tecnología.

El enfoque ecosistémico es la administración pesquera desde lo global a lo particular. Gestiona el ecosistema y dentro de esto, a las especies y sus interrelaciones ecológicas y alimentarias y los efectos socioeconómicos vinculados con la explotación de los recursos; implica, una visión integrada del manejo de las tierras, aguas y recursos vivos, que tiene por finalidad su conservación y uso sostenible de un modo equilibrado. Incluye el análisis de todos los procesos, funciones e interacciones entre los componentes y recursos (vivos y no) del ecosistema e involucra el manejo de las especies y de otros servicios y bienes ecosistémicos. Bajo este enfoque se reconoce, además, que el ser humano y la diversidad de culturas son componentes integrales de los ecosistemas, considerándose los impactos acumulativos derivados de sus múltiples actividades, así como la relevancia socioeconómica de estas.

Este enfoque implica tener muy presente la regulación de las capturas de los recursos migratorios originarios de la ZEE en alta mar por parte de los buques de Estados de pabellón, como una forma imprescindible para la administración del ecosistema, ya que no es posible dar sostenibilidad a los recursos en la ZEE, sino se da sostenibilidad al ecosistema. Por otra parte, ello adquiere una dimensión superlativa, cuando, como casi todos países de Latinoamérica y El Caribe han dado preeminencia a «los aspectos sociales, económicos, tecnológicos, productivos, biológicos y ambientales» e, incluso, cuando la pesca y la acuicultura forman parte de los programas de seguridad alimentaria del país, cuyas proteínas son de alto valor biológico y, por cierto, muy superiores, al resto de las proteínas animales.

El Estado Nacional y/o Estados Provinciales debieran reservarse el derecho de explotar, industrializar o comercializar directamente los recursos que son de dominio y jurisdicción de esos Estados y, en ese sentido el Artículo 13º inciso 9º y 10º de la Ley 13/990 de Colombia ya lo regula y, ello, es bastante razonable, ya que, habría que preguntarse por qué el Estado debería obligarse a concesionar toda la explotación del recurso cuando este es de dominio público y, en el caso de Argentina en la ZEE de dominio y jurisdicción del Estado Nacional o hasta las 12 millas de las provincias del litoral marítimo. Este tipo de decisiones podrían dar lugar a la explotación de los recursos por parte de los Estados con destino a atender, por ejemplo, el consumo nacional y la atención de servicios sociales; recuperar las capturas destinadas a ser descartadas; establecer valores de referencia y, además, llevar las embarcaciones a competir en alta mar compitiendo con las embarcaciones extranjeras que subsidiadas y trabajo esclavo, entre otras irregularidades, se hacen en alta mar, de los recursos migratorios originarios de las ZEE. Pero, concesionada la explotación de los recursos, debe administrarse de tal modo que, atendiendo las necesidades del consumidor nacional, se exporten con alto valor agregado. No es posible regalarles a los países desarrollados la mano de obra que debe quedar en la Argentina.

Por otra parte, no podemos perder de vista que en la Argentina los gobiernos no han hecho prácticamente nada respecto al aumento en la dieta de los argentinos del consumo de esta proteína esencial, estando, con 4,8 Kg. per cápita/año, según el Consejo para el Cambio Estructural del Ministerio Desarrollo Productivo (marzo, 2021) entre los más bajos de Latinoamérica y El Caribe en el consumo de productos pesqueros, cuyo promedio es de 9,8 Kg; de África 10,1 Kg; de la Unión Europea de 23,97 Kg y del mundo de 20,2 Kg (2020).

Varios países de Latinoamérica tienen políticas de promoción del Consumo interno de pescado y entre ellos Panamá que, producto de esas políticas, tiene un consumo per cápita anual de 20,5 kg (2020), por encima del promedio mundial y un 427% más que Argentina. Su legislación pesquera promueve ello, tal es el caso del Artículo 12º del Decreto 204 del 18/3/2021 donde se indican una serie de objetivos que refieren a “la conservación y administración sostenible”; al “desarrollo equitativo de las comunidades, erradicando la pobreza y mejorando la situación socioeconómica de los pescadores”; “mejorar la aportación de la pesca y la acuicultura a la seguridad alimentaria y la nutrición, así como apoyar la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada” e “incorporar valor agregado con el propósito de hacer más rentable a estas”. Todos aspectos centrales de la actividad pesquera y el objetivo de legislar al respecto.

Por otra parte, resulta impostergable que la Argentina fomente el desarrollo de una acuicultura ambientalmente sostenible, ya que mientras esta actividad en la producción mundial representa el 50%, en la Argentina está por debajo del 3% de la producción nacional.

Es interesante tener en cuenta lo reglado por México en el Artículo 17º de la Ley General de Pesca y Acuacultura sustentables (Diario Oficial de la Federación el 24/7/2007. Última reforma publicada DOF 24/04/2018) donde se definen los principios en los que se debe basar la Política Nacional de Pesca y es muy importante observar que «El Estado Mexicano reconoce que la pesca y la acuacultura son actividades que fortalecen la soberanía alimentaria y territorial de la nación, que son asuntos de seguridad nacional y una prioridad para la planeación nacional del desarrollo» que, «la pesca y la acuacultura se orienten a la producción de alimentos para el consumo humano directo y el abastecimiento de proteínas de alta calidad y de bajo costo para los habitantes de la nación» y, que «Los sectores pesquero y acuícola se desarrollarán desde una perspectiva sostenible, que integre y concilie los factores económicos, sociales y ambientales, a través de un enfoque estratégico y ecoeficiente»; es decir, le asigna un importante rol a la Pesca, que entiende de soberanía territorial y alimentaria, al que califica de seguridad nacional y una prioridad en el desarrollo nacional y, esto, es exactamente así, porque la actividad pesquera, no es solo una cuestión económica, sino que es una herramienta estratégica ocupacional y poblacional continental y marítima, proveedora de proteínas de alta calidad biológica, que debe ser administrada de forma tal, que concilie el interés económico con el social y con el cuidado de los recursos a perpetuidad.

No lo han entendido ni el Secretario de Malvinas ni el Subsecretario de Pesca que son meros continuadores del orden establecido, en el mejor de los casos. No entienden el daño económico, social y a la soberanía nacional que ocasiona la pesca ilegal. La administración de la Pesca en el Atlántico Suroccidental es central para recuperar la soberanía no solo en los espacios marinos argentinos, sino en los territorios invadidos por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Sur. El equivalente, al 52% de la Zona Económica Exclusiva Argentina.

Me reitero: La incapacidad se pone de manifiesto poniendo a las personas en la máxima posibilidad de sus capacidades y, en muchas ocasiones, este umbral es muy bajo.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena (Fundada el 21/10/2002), Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, CESPEL (Fundada el 02/04/1989).

Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021) y de “Pesca Ilegal y Recursos Pesqueros Migratorios Originarios de los Estados Ribereños de Latinoamérica y El Caribe” (2022).

 

ME VUELVO A ILUSIONAR

Iris Speroni*

Pueblo 1, Gobernantes 0.

 Quiero ganar la tercera

Quiero ser campeón mundial

Fernando Romero

 

Escribo esto el día anterior a la final de la Copa Mundial de Fútbol. Así que, obviamente, no sé cuál será el resultado.

Cualquiera sea, no invalida las conclusiones que podemos obtener de esta maravillosa aventura colectiva que hemos vivido millones de personas estas últimas semanas.

Sobre geopolítica, soft power en Relaciones Exteriores, el destino manifiesto del Gran Pueblo Argentino (¡Salud!), y sobre nuestro futuro de grandeza, que está al alcance de la mano. Arrancamos.

La canción elegida como preferida por el público, creada por Fernando Romero e interpretada por La Mosca, tiene mucha tela para cortar. No voy a analizar sus méritos artísticos, porque me excede. Me referiré al contenido.

Es un compendio de los amores del pueblo, en feliz desorden.

    • Enumera los fracasos y el dolor que produjeron (“Las finales que perdimos/Cuantos años la lloré”). Inmediatamente postula que se empieza de nuevo y que permite renacer la esperanza (“Pero eso se terminó/Porque en el Maracaná/La final con los brazucas/La volvió a ganar papá). Sobreponerse a los fracasos es un signo de adultez.
    • Recuerda nuestra mayor gesta heroica reciente, Malvinas. Nunca agradeceremos lo suficiente a La Mosca por destruir de un plumazo 40 años de desmalvinización intentada de arriba hacia abajo. Con una simple canción demuestra una vieja tesis mía de que a los pueblos no se los doblega fácilmente. Podrán callar, pero no necesariamente cambiar de parecer (“De los pibes de Malvinas/Que jamás olvidaré”).
    • Rinde homenaje al héroe fallecido.
    • Ya no es el ídolo A en competencia con el ídolo B, sino la validación (ficcional) del consagrado quien entrega el testimonio al nuevo demiurgo, en una malabarismo conceptual excelso (“Don Diego y La Tota/Alentándolo a Lionel”). Reformula lo que creo es uno de los puntos más valiosos de nuestra Constitución, el contrato intergeneracional: “para nosotros, para nuestra posteridad”. Lionel releva a El Diego en este juego de postas sublime. Traspaso que se repetirá ad infinitum cuando cuadre. Así nace la inmortalidad de las naciones.
    • Valora los logros anteriores. Esto es fundamental para todo proyecto de nación. Tener orgullo de lo propio. Autoconvencerse que lo que uno se propone lo va a lograr por la simple razón que por más difícil que sea el objetivo, ya se hizo con antelación (“Quiero ganar la tercera”, ergo, ya gané dos, ya lo hice, sé que puedo hacerlo).

Como programa político o propaganda de programa político, la canción es perfecta. Saber que niños de 4 ó 5 años la cantan, es escupirle en la cara a todos los políticos desde 1983 a hoy que hicieron lo posible e imposible para esconder el orgullo de la Gesta de Malvinas. No puedo explicarles lo que disfruto.

Hagamos esta cuenta: El 65% de la población argentina tiene menos de 40 años. Esto quiere decir que 30 millones de personas nacieron luego de la Guerra del Atlántico Sur, incluidos todos los jugadores del plantel. Sin embargo, a pesar del dinero invertido por el Estado argentino, el desinterés manifiesto de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, Kirchner, Cristina Fernández, Macri y Alberto Fernández, los oropeles dados a Bauer por su acción de propaganda y los té con celebrities de cabotaje en la embajada, la mayoría de la población grita a los cuatro vientos, frente a las cámaras de TV internacionales, que no se olvidó ni nunca se va a olvidar. Esto para mí es: Pueblo 1, Gobernantes 0.

Destino Manifiesto

En junio de 2019 escribí para La Prensa «Nuestra verdadera tragedia fue haber cancelado en 1982 el proyecto de Nación». Sostuve (y sostengo) que Argentina tiene un proyecto de Nación. Orgullosa, un poco canchera, con deseos de grandeza y ser potencia mundial, levemente fanfarrona y autosuficiente, convencida de sus virtudes y su destino manifiesto.

A partir de 1983 sufrimos gobiernos de intervención con mandatos claros como debilitar hasta la nulidad las FFAA, desindustrializarnos, desmoralizar al pueblo mediante un conjunto de operaciones:

    • esparcir tristeza (con la excepción de Menem todos los gobernantes que tuvimos fueron tristes, mala onda, depresivos o gruñones, perdedores con justificaciones permanentes de los errores que siempre ponían en cabeza de otras personas),
    • tratar de convencernos de que somos tristes, depresivos, malas personas y perdedores. Lo describió con maestría Gatin. Al servicio de este programa pusieron a trabajar a las agencias estatales (como TV Pública, Télam e INCAA) y subcontrataron a todos los privados,
    • ocultar los logros por más pequeños que sean (ej. ser campeones mundiales de toda disciplina [1] que no sea fútbol),
    • disminuir en lo posible la población del país,
    • disuadir la inversión privada,
    • acallar las tradiciones,
    • dejar caer en la inoperancia y obsolescencia la infraestructura de transporte del país,
    • buscar relegarnos a la insignificancia.

Quienes estamos en la vereda opuesta a los interventores, siempre denunciamos y abjuramos del proyecto oficial. En Restaurar numerosos columnistas han expuesto en ese sentido y recomendado las estrategias para a) preservar nuestra identidad y defender su existencia en tiempos hostiles, b) renacer de las cenizas y recuperar el proyecto nacional abandonado.

Eso no quiere decir que cada tanto no se flaquee. Las dudas abruman. Que el interventor es poderoso y maneja los resortes del poder, que le lavan la cabeza a los más jóvenes, que se pierde el sentido nacional, que nadie recuerda el proyecto, que no se puede ir a caballo a ver a la Virgen de Luján, que el Washington Post nos difama y otros lamentos.

Estas últimas semanas dieron por tierra todo esto. El pueblo ha demostrado que conserva sus capacidades intactas: i) alegría de vivir, ii) fe en sí mismo, iii) compañerismo y comunión en un presente y futuro común, iv) confianza en las propias virtudes, v) orgullo por ser argentino, vi) creatividad, vi) amor propio, vii) pasión, viii) memoria, ix) agradecimiento (es de buen nacido ser agradecido), x) hambre de gloria. Somos ganadores, no perdedores.

Repito: que niños chiquitos canten lo que no es otra cosa que la promesa de no olvidar Malvinas, me llena el corazón de alegría.

Soft Power y Relaciones Exteriores

Como dijo el presidente de China hace un par de meses atrás, Argentina es un país importante en el concierto mundial. No lo van a escuchar de ningún político, quienes lloran desgracias y autojustifican por qué nos hacen pasar hambre (mercados que se derrumban —Cristina Fernández—, “pasaron cosas” —Mauricio Macri—, la guerra de Ucrania y el Covid —Alberto Fernández—).

Este mundial en particular nos enfrentó a cómo nos ven en diversas partes del mundo.

No es casual la campaña internacional contra nosotros. A las potencias no les gustan los que se desmarcan. Odian los insumisos. En ese contexto debemos entender el libelo que publicó The Washington Post.

Sacarnos de encima la mirada de los arrastrados locales (la mayoría), que siempre ven grandiosidades en los países desarrollados de Occidente se ha vuelto un objetivo relevante. Occidente (con excepción de EEUU) no nos compra nada y nos vende poco. Nuestros socios comerciales son otros. Quienes nos apoyan disfrutan una decidida senda de crecimiento, como quienes integran los BRICS. Nada de lo que sucede es casual. Es el lugar que Argentina tuvo desde que mandamos al Almirante Bouchard con patente de corso a hacer lío por el mundo. Cuando Perón pensó y co-organizó los No Alineados, cuando lideramos la Conferencia de Bucarest en 1974, cuando nos enfrentamos a una potencia mundial en 1982. ¿Por qué no nos van a ver con admiración gente que sufrió duramente el yugo inglés? ¿Por qué no van a admirar a nuestros atletas que se destacan en numerosos deportes? Para ellos somos un ejemplo de coraje y éxito frente a la adversidad.

Estas semanas son un pasaporte para iniciar una era de excelentes negocios. El softpower está de nuestro lado. Tenemos que aprender a sacar provecho de ésta virtud.

Objetivo de mínima: poner el país de pie. De máxima: recomponer las Provincias Unidas del Río de la Plata, Guinea Ecuatorial (África) incluida.

Un rayito de esperanza

Cuando uno ve cómo se recuperó Rusia en sólo 20 años luego de estar al borde de la disolución con la glasnost, vemos que podemos dar vuelta la taba en poco tiempo y darle a nuestro pueblo una era de prosperidad, alegría y esperanza.

Sólo tenemos que echar a estos amargados, tristes, depresivos, chantas, inútiles y garcas que nos gobiernan.

El futuro es todo nuestro.

 

Otro sí digo:

Temas personales: Tengo 59 años. Vi a Argentina ganar en fútbol en 1978 y 1986 y dos medallas de oro JJOO. Me di otros lujos. Ver ganar la Copa Davis, que se había deslizado de los dedos de Vilas, Clerc, Jaite. Cecilia Rognoni y Luciana Aymar elegidas las mejores jugadoras del mundo (hockey sobre césped) numerosas veces, la selección femenina campeona mundial, la masculina oro olímpico. Basket, medalla oro JJOO y campeones mundiales. Numerosos premios en el Dákar, Pechito López campeón mundial. Oros JJOO en ciclismo, vela, artes marciales, en fin, seguro me olvido de varios. Vi jugar al rugby a Hugo Porta, Santiago Gómez Cora, Marcos Moneta (ahora mejor jugador del mundo). Cracks como Adolfo Cambiasso, de quien Maradona dijo “Me gustaría ser el Cambiasso del fútbol”. Antes de irme de este mundo quisiera ver a Argentina campeón mundial de rugby, en JJOO y en XV. Con eso, cartón lleno.

Como siempre dice @Lady_Astor, no elegí nacer acá, sólo tengo el privilegio.

Bajo la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia. Que hoy esté de nuestro lado.

Una abrazo a todos.

 

Horas después…

Nota

[1] Nadie sabe que los varones de hóckey sobre patines fueron campeones mundiales seis veces, al igual que la selección femenina. ¿Quién sabe que Marcos Moneta fue elegido el mejor jugador del mundo en rugby seven este año? ¿Cuántos atletas no son cubiertos por la prensa cuando van a defender la celeste y blanca, a veces con enormes dificultades?

 

Notas relacionadas

«Nuestra verdadera tragedia fue haber cancelado en 1982 el proyecto de Nación»

http://iris-speroni.blogspot.com/2019/06/nuestra-tragedia-cancelar-en-1982.html

El mito fundacional

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Alineados por lo mediocre

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Ayer y hoy

http://restaurarg.blogspot.com/2022/04/ayer-y-hoy.html

 

Artículo publicado el 18/12/2022 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2022/12/me-vuelvo-ilusionar.html.

DEFENSA Y FUERZAS ARMADAS: ANECDOTARIO DE OTRA INFAMIA KIRCHNERISTA

Ariel Corbat*

La realidad de la Argentina exhibe el sostenido declive de su poderío militar desde 1983, una constante peligrosa cuando el punto partida de cualquier planificación de Defensa es un extenso territorio sobre el que hay notorias ambiciones extranjeras.

A la obviedad del territorio insular usurpado bajo dominación militar británica hay que sumar otras presencias igualmente indeseables como el enclave chino en Neuquén, con buena parte de la facción en el gobierno queriendo alinear el país a los intereses del Partido Comunista Chino, el activismo secesionista de la izquierda disfrazada de etnonacionalismo mapuche, la vocación colonial que llevó al presidente Alberto de la Fernández a ofrecerse a Putin como puerta de entrada para Rusia en América Latina, la expansión del narcotráfico con organizaciones trasnacionales que en su afectación de la soberanía argentina lograron cierto control de los cielos para el tráfico y, a la par de todo ello, una grosera descomposición social en la que proliferan escenarios de Guerra Civil Molecular haciendo de la Seguridad Interior un queso gruyere.

En lo que va del siglo XXI Argentina se gobierna como si fuera un experimento para determinar cuánto tiempo puede sobrevivir un país atentando contra su propia existencia. Y nos acostumbramos.

Tanto nos acostumbramos, que todavía no se entiende que para recuperar la voluntad de ser y prevalecer de la Nación Argentina es necesario actualizar, reformular y aplicar una nueva Doctrina de la Seguridad Nacional. La sola idea de repensar la Seguridad Nacional asumiendo que hay enemigos externos e internos espanta a la corrección política impuesta por el marxismo a través de la subversión cultural. La cobardía intelectual ha llegado al punto de cuestionar cualquier intención del ser y prevalecer de la Nación Argentina, como si ello atentara contra la paz (contra alguna idea indigna de la paz); cual si no existieran el Himno y la Constitución Nacional imponiendo deberes para con las futuras generaciones.

Y claro, para comprender y cumplir esos deberes, es imprescindible desear que haya futuras generaciones de argentinos, cosa que los que gobiernan en lo que va del siglo, expulsando población joven y formada como sometiendo el país todo a la miseria, evidentemente no desean.

Como un síntoma más de esa erosión al ser y prevalecer de la Nación Argentina, se impuso hace tiempo la estúpida creencia que contemplar las hipótesis de conflicto promueve los conflictos y así se repite, como si fuera algo beneficioso, que «Argentina no tiene hipótesis de conflicto». Algo más que imbécil cuando, de mínima, hay un conflicto con los británicos por la integración del territorio nacional.

En ese contexto cabe enmarcar la breve cronología de otra infamia kirchnerista que motiva este artículo.

A finales de noviembre, Alberto de la Fernández asesorado por Casa Militar y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), dependiente de Naciones Unidas, dispuso la compra de un nuevo avión presidencial. Se trata de Boeing 757-256 para 39 pasajeros, con dormitorios y grandes comodidades, lo necesario a efectos que el seudo Presidente pueda llevar aquella fiesta de Olivos al aire.

Argentina es un país empobrecido y empobreciéndose, SOBRE ESA REALIDAD UN AVIÓN PRESIDENCIAL NO PUEDE SER PRIORIDAD. Nada justifica hoy, ni desde la austeridad ni desde la seguridad presidencial que el presidente no viaje como pasajero común en cualquier vuelo de línea. Y muy especialmente porque, a todas luces, hay cosas más relevantes que proteger.

Lo que nuevamente revela la compra del avión presidencial es que los políticos argentinos, más allá de cuál sea la facción en el poder, tienen una propensión absoluta a considerarse más importantes que aquello que hace a la razón de sus funciones.

En este caso ello ha sido explicitado por Alberto de la Fernández en una entrevista con Financial Times, diciendo, con posterioridad a su decisión de proveerse un avión de dignatario relevante, que:

«Argentina tiene que destinar sus recursos a cosas más importantes que la compra de aviones militares hoy en día. Porque estamos en un continente muy desigual con todos los problemas que anteriormente usted comentó, pero es un continente en el que no hay problemas de guerra. La paz es el común denominador entre nosotros y la búsqueda de la unión regional como en su momento Europa construyó la unidad regional, es la búsqueda de América Latina, con lo cual para nosotros hay otras prioridades, antes de comprar armas».

O sea: avión presidencial sí, aviones de combate no. Prioridades de casta. Ellos valen más que nosotros…

Nada nuevo, por cierto. Pero la infamia no es solamente el hecho en sí de comprar un avión suntuario y ni uno para proteger nuestros cielos.

La cosa sigue porque el orden de prioridad establecido por Alberto de la Fernández anteponiendo su comodidad a la seguridad de la Nación, lleva implícita en su argumentación ante el Financial Times el total desconocimiento de la relación intrínseca entre diplomacia y Fuerzas Armadas, que es decir entre la capacidad de consensuar en la mesa de negociaciones y disuadir en el terreno.

Entonces contradiciendo sus propias palabras, como cada vez que lo que dice se confronta con algo que dijo antes (ya que si hay alguien que no sobrevive a la prueba del archivo es Alberto de la Fernández), al tiempo que declara que la paz reinante en la región no justifica comprar aviones de combate, la Cancillería ensayaba una insignificante protesta diplomática (sin ningún respaldo militar) denunciando que la participación de efectivos kosovares en ejercicios militares en Malvinas «constituye una injustificada demostración de fuerza».

No es preciso mucho análisis para entender que cada vez que el gobierno argentino expresa su «contundente rechazo» a cualquier medida con que los británicos responden a sus necesidades de Defensa, mismas que no descuidan porque Argentina si lo haga, la nota va al archivo de las insignificancias.

Ya desde el año 2012, a 30 años de la guerra, el entonces ministro de Defensa inglés Philip Hammond afirmó que la Argentina «no es una amenaza militar creíble» para la continuidad de la usurpación británica sobre las Islas Malvinas.

Ahora, a 40 años de la Guerra de Malvinas, no sólo no son una amenaza creíble para la usurpación británica, no son un elemento de disuasión significativo frente a ninguna de las amenazas que se ciernen sobre la República Argentina.

Con su idílica, cómoda y falsa visión de la América del Sur como una región de paz garantizada, parece ignorar Alberto de la Fernández que esa supuesta paz puede dejar de existir de la noche a la mañana. En su ignorancia deliberada, parece no haberse enterado que allá por el 2004, ante fallas en el suministro de gas, el Presidente de Chile Ricardo Lagos puso sobre su escritorio la opción militar contra la Argentina y le advirtió a Néstor Kirchner, cuyo Jefe de Gabinete era un tal Alberto Fernández, que «el día en que las casas no tuvieran gas, me vería obligado a declararle la guerra a su país, porque esa carencia provocaría una revolución aquí. Me daba cuenta de lo que significaba mi amenaza, pero no tenía otra herramienta para exigir que se cumpliera el contrato», narró el chileno en su biografía.

Entendamos que si Chile por una cuestión de gas puso la opción militar en la mesa de negociaciones, cualquier otro país podría hacer lo mismo. De hecho, en el plano de la ficción, la novela de Carlos González Robles «CHINA INVADIÓ ARGENTINA ¿La Tercera Guerra Mundial?», plantea un conflicto en el que los chinos recurren a su aparato militar para ocupar el país con la excusa de cobrar deuda argentina. Remarco que es una ficción, pero una ficción posible, del tipo de ficciones que lo son hasta que dejan de serlo.

Y alguno de los cráneos que, embriagados de paz, establecen prioridades en Argentina podría decir que frente a tal hipótesis no tendría sentido, por la disparidad de poderío, ofrecer ninguna resistencia. Son los mismos cráneos que supusieron que la campaña rusa en Ucrania sería una guerra relámpago. En el ejemplo ucraniano hay que saber valorar el esfuerzo militar convencional como manifestación de la voluntad de ser y prevalecer de una Nación. Cierto es que Ucrania recibió y recibe una importante ayuda militar extranjera, pero la puede recibir porque desde antes de la guerra tuvo la voluntad de fortalecer su instrumento militar.

Si hasta aquí lo expuesto en este artículo ha impactado en su pensamiento con la preocupación sobre el lamentable estado de indefensión que ofrece la Argentina, prepárese para indignarse al comprender algunas de las razones por las que estaremos todavía peor.

No es novedad que tenemos por ministro de Defensa a un fulano con pasado terrorista. Jorge Taiana es hoy el encargado de sostener el plan kirchnerista para el escarnio y la humillación constante de las Fuerzas Armadas (algo que arrancó en 2003 con hechos públicos y notorios cuya enumeración al día de hoy sería a más de larga muy penosa).

No hay en el destrato de gobierno a las Fuerzas Armadas ninguna casualidad, todo, absolutamente todo lo que se hace es con la finalidad de sacarlas del eje de la Defensa y convertirlas en un instrumento servil a la propaganda política Incluso con César Milani, generalito traidor a la sangre de los combatientes del Ejército Argentino, quien desde el retiro tiene el descaro de proponer una revolución que implicaría el fin de la República y la culminación del proyecto totalitario de corrupción estructural kirchnerista.

Es así que en este mismo país que derrocha su presupuesto en ideología de género, Ministerio de la Mujer incluido, al mismo tiempo que se prioriza la compra de un avión presidencial por sobre la adquisición de aviones de combate, al mismo tiempo que la Cancillería protesta porque los británicos obran como dueños absolutos de las Islas Malvinas, al mismo tiempo que condenada la vicepresidente Cristina Fernández por corrupta el gobierno entero se abroquela en defensa de la corrupción, es decir en el momento que el país está más cerca que nunca de ser un completo hazmerreír que de volver a ser una República con un mínimo de seriedad, el Ministerio de Defensa dedica toda la pompa de su ceremonial a la inauguración de un banco rojo en el Edificio Libertador…

Supone la progresía que simbolismos estúpidos como el del banco rojo concientizan sobre la necesidad de evitar la violencia contra las mujeres, y en tal sentido explicó  la directora de Políticas de Género, Laura Masson, que «desde el Ministerio de Defensa trabajamos diariamente para llevar adelante diferentes políticas públicas para prevenir y erradicar la violencia de Género en el ámbito de la Defensa Nacional y para promover la equidad en el ámbito laboral que pretendemos sea libre de todo tipo de violencias».

Pocas imágenes son tan ridículas como las de funcionarios inaugurando bancos pintados de rojo y en el caso de Defensa es todavía más grotesco por el contexto aludido que muestra un deliberado y completo abandono de la razón de ser de ese Ministerio.

Esto no puede más que empeorar, porque además tampoco hay en la conducción militar de las Fuerzas Armadas ningún atisbo de dignidad, sólo parece haber ordenanzas de la resignación, tan dispuestos a subirse a cualquier banquito como a pintar otros, a olvidar a los camaradas muertos en combate, A NO DEJAR NINGUNA HUELLA MÁS QUE HABER OSTENTADO UN GRADO.

Cualquier mirada sobre la conducción política y militar de las Fuerzas Armadas, lleva a pensar que a los jóvenes argentinos con vocación militar, el más sano consejo que se les puede dar es que mejor se enlisten en la Legión Extranjera antes que vestir uniforme nacional para que los humillen todos los días.

Y no tengo que explicarle a ningún lector lo que al escribir ese último párrafo se agita en mi interior. Eso mismo que a Usted.

 

* La Pluma de la Derecha, un liberal que no habla de economía.

Artículo publicado el 11/12/2022 en La Pluma de la Derecha.