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AMÉRICA LATINA Y LA REPÚBLICA POPULAR CHINA: LA SITUACIÓN ECONÓMICA Y DE DEUDA Y EL MALESTAR DE ESTADOS UNIDOS

Giancarlo Elia Valori*

Los países latinoamericanos no tienen relativamente buen margen para el ajuste de la política fiscal y monetaria como China y, básicamente, carecen de la capacidad de un ajuste contracíclico gubernamental. Esto se refleja principalmente en su margen de política fiscal y monetaria.

Desde un punto de vista fiscal, la capacidad tricutaria de los gobiernos latinoamericanos es generalmente débil. Los impuestos representan entre el 16 y el 18% del PIB, que es obviamente inferior al nivel del 30-35% de los países desarrollados.

En términos de política monetaria, dado que las monedas de los países latinoamericanos están directamente correlacionadas con el tipo de cambio del dólar estadounidense, la fluctuación del dólar también implica la reducción de su margen de ajuste de política monetaria. Estos países se han endeudado y recortado continuamente las tasas de interés. Por tanto, hay poco espacio para más pasos.

La Reserva Federal ha adoptado la política de flexibilización cuantitativa ilimitada que, en términos prácticos y fáciles de entender, es una de las formas no convencionales por las que un banco central interviene en el sistema financiero y económico de un Estado para aumentar la cantidad de dinero de la deuda en circulación.

Aunque el mercado de valores de Estados Unidos se desplomó varias veces, cabe señalar que el Nasdaq alcanzó un nuevo máximo. En última instancia, el dinero se ha vuelto más circulante. Sin embargo, las tasas de interés en los países latinoamericanos se han vuelto muy bajas y hay poco margen para nuevos recortes.

Al mismo tiempo, sus deudas externas también son relativamente altas. Por ejemplo, Argentina ha aprobado recientemente un plan de reestructuración de la deuda de 70 mil millones de dólares y su deuda representó más del 50% del PIB. La primera solución a la crisis de la deuda es retrasar el pago y la segunda es cancelar intereses o cancelar parcialmente la deuda. El acreedor no tiene más remedio que verse obligado a ponerse de acuerdo si una de las contrapartes no puede reembolsarlo. Este es un ciclo sin fin que, una vez aprobado el plan de reestructuración de la deuda, sólo aliviará y mitigará la crisis argentina.

La crisis de la deuda argentina ocurrió nueve veces en la historia y esta es la tercera vez en el nuevo siglo. La inflación en Argentina ha hecho que su moneda se deprecie en más del 70%. Según las estadísticas de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina, más de 12 millones de personas no tenían trabajo en América Latina en 2020. Los pobres de América Latina aumentarán de 118 a 130 millones y la gente extremadamente pobre aumentará de más de 60 millones a más de 90 millones.

Ante algunas nuevas dificultades y desafíos, tenemos que explicar y evaluar las relaciones entre China y América Latina en la coyuntura histórica actual. El desarrollo de las relaciones entre China y América Latina ha pasado de un período de crecimiento a alta velocidad a un período de crecimiento estable. El desarrollo cuantitativo y extenso se está trasladando a uno cualitativo y específico.

Inicialmente las relaciones entre China y América Latina despegaron repentinamente e incluso superaron las expectativas. En su lugar, actualmente se prefiere un enfoque constante, eficiente, estable y eficaz. La progresión ordenada de las relaciones diplomáticas y comerciales es más ventajosa que un contexto de velocidad real.

Este es especialmente el caso en el contexto de la intensificación de la competencia estratégica entre China y los Estados Unidos. La situación política en América Latina, y el mayor impacto de la pandemia Covid-19, significan que es necesario hacer ciertos cambios en las relaciones entre China y América Latina.

En primer lugar, es necesario evaluar la influencia estadounidense en las relaciones entre China y América Latina. Las relaciones sino-estadounidenses son las relaciones bilaterales más importantes, sensibles y complejas en la diplomacia china.

Recientemente, ha habido muchos cambios importantes en estas relaciones Chino-Estados Unidos, pero a menudo se pasa por alto una de ellas: desde la perspectiva de los países latinoamericanos, la relación entre América Latina y Estados Unidos es la más importante. Los intereses de China en América Latina no han superado a los Estados Unidos en términos de desarrollo político y económico.

Estos son algunos datos. En el campo de la economía y el comercio, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de América Latina. Lo mismo se aplica a la inversión. Estados Unidos tiene una gran ventaja sobre China.

En 2017, el comercio entre Estados Unidos y América Latina superó los 760 mil millones de dólares, casi el triple del volumen de comercio entre China y América Latina. En 2019, el comercio entre China y América Latina fue de unos 270-280 mil millones de dólares, mientras que el volumen de comercio entre los Estados Unidos y América Latina fue de casi 800 mil millones de dólares.

Desde una perspectiva de inversión, la participación directa de Estados Unidos y América Latina en 2017 fue de 45 mil millones de dólares, casi el doble que la de China. Por lo tanto, los Estados Unidos superan a China en términos de comercio e inversión.

Sin embargo, beneficiándose de la ventaja del crecimiento económico de China y de la complementariedad estructural entre China y América Latina, la aceleración de la inversión económica y comercial de China en América Latina es mayor que la de los Estados Unidos. Por lo tanto, China tiene una ventaja incremental en América Latina, pero Estados Unidos goza de una primacía “equitativa”.

Por ejemplo, el presidente saliente Trump nunca ha visitado América Latina, pero esto no significa que Estados Unidos no le preste atención. Todo lo contrario. Si nos fijamos en los informes sobre las relaciones sino-latinoamericanas emitidos por los think tanks de Estados Unidos, los académicos y expertos están particularmente preocupados.

El Congreso de los Estados Unidos celebra varias audiencias sobre las relaciones sino-latinoamericanas cada año e invita no sólo a expertos locales, sino también a expertos de México, Brasil y otros países. Podemos ver que Estados Unidos concede gran importancia al desarrollo de las relaciones entre China y América Latina.

Nos preguntamos, sin embargo, por qué los Estados Unidos no han tomado posiciones políticas propagandísticas en América Latina como lo hace con China, Medio Oriente, Asia Sudoriental y el Mar de China Meridional. Esto significa que los Estados Unidos todavía confían considerablemente en la bonhomía latinoamericana, la buena naturaleza, la paciencia y la tolerancia. Los medios estadounidenses se limitan a afirmar que la influencia de China en América Latina ha aumentado y su poder blando ha mejorado pero, en general, la influencia de China en América Latina es mucho menor que la de los Estados Unidos.

Si preguntamos en Brasil qué piensan de las relaciones entre Estados Unidos y China, Estados Unidos-Brasil y Brasil-China, obtenemos las siguientes respuestas. Estados Unidos es un modelo para el desarrollo de Brasil y los valores e ideologías tanto de Brasil como de Estados Unidos están cerca. China es un importante socio comercial y de inversión para Brasil. Desde el punto de vista económico, el desarrollo de Brasil debería tratar de establecer una mejor asociación con China, pero en términos de ideología y valores, la Ciudad Prohibida está más lejos que la Casa Blanca.

Para América Latina, mantener relaciones estables con los Estados Unidos es un interés primordial. Después del brote de la pandemia covid-19 en América Latina, China —gracias a algunos de sus equipos médicos— hizo todo lo posible para ayudar a esos países a mitigar el impacto de la enfermedad. Una empresa estatal china respondió a la llamada y prometió construir un hospital con un módulo hospitalario en un centro de conferencias y exposiciones en Panamá para ayudar a los pacientes infectados, por sólo una pequeña suma de dinero del Estado.

Sin embargo, el presidente panameño Laurentino Cortizo Cohen rechazó rotundamente la propuesta. Al final, Panamá gastó 12 millones de dólares estadounidenses y construyó 100 camas de hospital y 26 unidades de cuidados intensivos, sin aprovechar la ayuda china.

El 16 de abril, Cortizo presidió la ceremonia de apertura del hospital, anunciando que era su propia decisión. Por el contrario, cuando el ex presidente panameño Juan Carlos Varela (2014-19) estaba en el poder, visitó China, y el Ministro de Relaciones Exteriores y Consejero de Estado chino Wang Yi le correspondió al viajar a Panamá.

En ese momento, el presidente Varela dijo que el proyecto histórico para la expansión de la Ruta de la Seda pasó por Panamá, al igual que el plan de 4 mil millones de dólares para expandir el canal y el ferrocarril de Panamá a Costa Rica. El nuevo Presidente en el poder, sin embargo, no ha seguido la filosofía de su predecesor, aterrorizado de disgustar a los Estados Unidos. Desafortunadamente, esta noticia no se informa en la prensa italiana.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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ECONOMÍA Y ECONOMISTAS: ENTRE EL QUÉ Y EL CÓMO

Agustín Saavedra Weise*

Carlos Leyba, economista argentino, uno de los redactores del Programa de Reconstrucción y Liberación Nacional, más conocido como “plan Gelbard” (1973).

El veterano economista argentino Carlos Leyba, que en 1973 formó parte del tercer gobierno del general Juan Domingo Perón (1895-1974), comentó recientemente que en la cofradía de los economistas de su país es usual decir “hay que hacer”, pero rara vez se repregunta el “cómo hacer”. En política económica la realidad son las consecuencias, pero de eso no se habla.

Leyba expresa luego que la defensa corporativa de los economistas argentinos es más o menos así: “La decadencia económica del país es consecuencia de que cuando economistas (los científicos) le decimos a políticos (los instrumentadores) qué hay que hacer (programa) ellos no lo hacen porque no quieren pagar los costos (política)”. ¿Debe un economista proponer medidas sin exponer costos y consecuencias? La política económica se debe pensar para un tiempo prudencial, recordemos que John Maynard Keynes dijo que en el largo plazo estaremos todos muertos. El argumento de las consecuencias positivas de aquí a 100 años debe ser absolutamente descartado, remata socarronamente Leyba.

Afirma, además, que en política económica toda solución de un problema implica la generación de otro. El éxito estriba en que el nuevo problema generado sea menor (y más fácil de resolver) que el problema resuelto.

La política económica correcta sería entonces como construir una escalera de soluciones para que cada peldaño sea más fácil de superar que el anterior. Asimismo, no hay ninguna medida seria de política económica que no considere la relación costo-beneficio, algo básico en todo razonamiento económico.

Leyba explica que la defensa corporativa pone en escena a un economista del “tipo asesor” que informa, propone, aconseja o presenta proyectos y no ejecuta ninguna acción. Así comenzó a entender lo que un joven economista recién graduado le dijo: “a nosotros nos enseñan modelos, no política económica”.

Leyba fue uno de los redactores del plan Gelbard de 1974, así que él sabe lo que afirma en torno a los economistas de su medio: sugieren qué debe hacerse pero no explican el cómo hacerlo. Ese es el dilema de la profesión en Argentina —y en el mundo— que viene arrastrándose desde la inclinación hacia el estudio “científico” de la economía, olvidando su definición básica como ciencia encargada de satisfacer necesidades múltiples con medios escasos y sobre la base de decisiones de autoridad. Ya en esa definición se ve su complejidad; no es fácil complacer a todos cuando los medios son limitados. En mis épocas estudiantiles de los 60, en la Universidad de Buenos Aires (UBA) se quiso volver a la “economía política”, al principio de las cosas, cuando la economía era una ciencia social poco influenciada por las matemáticas y se debía en definitiva a la política, a la capacidad de mando en una sociedad.

El entusiasmo con la economía política duró poco pese a ser el verdadero nombre de la ciencia, algo que el célebre Julio H. G. Olivera (1929 – 2016) —mi profesor de “Dinero, Crédito y Bancos” en la UBA— siempre nos recalcaba. Con el tiempo los estudios económicos fueron cada vez más complejos, más matematizados y sideralmente alejados de la vida real. De allí viene el error de muchos economistas en sus pronósticos y hasta en sus acciones; se dejaron llevar por el encanto formal de sofisticados modelos llenos de supuestos y se olvidaron de la realidad concreta.

Los economistas en general debemos retornar con realismo a la economía política, al inicio de la disciplina como parte de las ciencias sociales y con énfasis en la política, ya que de tomar decisiones se trata. En mi modesta opinión hay que “rehumanizar” nuestra profesión. Sólo si se cambia el rumbo de lo teórico a lo concreto, sin refugiarse en la sofisticada fantasía de complejos modelos econométricos, podremos hacer realidad el célebre brindis de Lord Keynes: “Brindo por la economía y por los economistas, quienes son los depositarios, no de la civilización, pero sí de la posibilidad de que ésta ocurra”.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

 

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, https://eldeber.com.bo/opinion/economia-y-economistas-entre-el-que-y-el-como_217009

AMÉRICA LATINA Y LOS DESAFÍOS PARA UNA VERDADERA INDEPENDENCIA POLÍTICA Y ECONÓMICA

Giancarlo Elia Valori*

América Latina —y sus países centrales, a saber, Brasil, Argentina y México— se ha convertido en una región de alto valor estratégico mundial debido a su vasto territorio, abundantes recursos, gran desarrollo económico, posición geográfica única y activo papel en la gobernanza global y regional.

Factores como la historia, la geografía y la realidad, combinados con la complejidad de las lógicas políticas internas de la región, han convertido una vez más a América Latina en un lugar donde las grandes potencias prestan atención y juegan sus juegos.

La cooperación de América Latina con las potencias “externas” se ha vuelto cada vez más estrecha, lo que ha dado lugar a sospechas infundadas y provocaciones maliciosas entre los países de la región en cuestión. Lo que molesta a los “demócratas” y a los “liberales” es la presencia en la zona de países sin un pasado colonialista y explotador.

Históricamente, América Latina y el Caribe fueron el lugar codiciado de varias fuerzas occidentales. Desde la independencia de los países latinoamericanos, e incluso hoy, grandes países dentro y fuera de la región han competido en este ámbito.

La complejidad y la incertidumbre de la actual situación política y económica mundial en América Latina están detrás de la competencia entre las principales potencias en geopolítica y las relaciones internacionales.

Las vastas tierras y recursos de América Latina están vinculados a la seguridad alimentaria mundial, al suministro de productos agrícolas y ganaderos y a la seguridad energética. Es un importante “proveedor de productos” que no se puede descuidar.

América Latina tiene una enorme superficie de más de 20 millones de kilómetros cuadrados, que abarca cuatro subregiones de América del Norte (México), el Caribe, América Central y América del Sur, con 33 países independientes y algunas regiones que aún no son independientes, ya que están ligadas a la carga del viejo mundo liberal-colonialista.

América Latina está bendecida con condiciones naturales favorables. Por ejemplo, se ha convertido en un conocido “granero” y “proveedor de carne” debido a su fértil tierra cultivable y abundantes pastos. Es un área importante para la producción de otros bienes agrícolas y ganaderos. Al mismo tiempo, otros países de la región tienen enormes reservas de recursos naturales como petróleo y gas, mineral de hierro, cobre y bosques, y se han convertido en importantes proveedores mundiales de materiales estratégicos.

En segundo lugar, la región latinoamericana tiene un nivel relativamente alto de desarrollo económico y ha reunido a una serie de importantes economías emergentes, un importante mercado mundial que no puede ser ignorado.

La región latinoamericana desempeña un papel importante en la economía mundial. Brasil y México no sólo son las dos economías más grandes de América Latina, sino también se encuentran entre las 15 principales de la economía mundial.

Al mismo tiempo, cálculos recientes sobre 183 países (regiones) con datos completos del Banco Mundial y estudios conexos muestran que el grupo formado por Brasil, México, Argentina, Chile, Perú, Colombia, etc., ha entrado en el ranking de los “30 mercados emergentes” (E30) en todo el mundo. Según las estadísticas del Banco Mundial, el producto interno bruto (PIB) de América Latina en 2018 fue de unos 5,78 billones de dólares y el PIB per cápita superó los 9.000 dólares. Con la excepción de algunos, la mayoría de los países de América Latina son de ingresos medios y algunos han entrado en el ranking de altos ingresos.

Por lo tanto, América Latina se ha convertido en un gran mercado de consumo que no puede ser ignorado debido a su nivel relativamente alto de desarrollo económico, alto ingreso per cápita y una población de más de 640 millones de personas.

De hecho, América Latina, como región con un alto grado de libertad económica y apertura comercial, ha estado estrechamente relacionada con las economías de otras regiones del mundo a través de diversos acuerdos, iniciativas y mecanismos de libre comercio, bilaterales y multilaterales.

En tercer lugar, la posición geográfica única de América Latina tiene un impacto significativo en el comercio mundial, el transporte marítimo y el cambio climático.

América Latina está situada entre dos océanos. Algunos países limitan con el Pacífico, con el Atlántico, o incluso están bañados por ambos océanos. Esta posición especial otorga a la región latinoamericana la ventaja geográfica de lograr una “cooperación transpacífica” con la región asiática o construir un vínculo de “cooperación transatlántica” con la región europea. Gracias al canal de Panamá, es el centro fundamental para el comercio mundial.

Además de su relevancia estratégica para la seguridad alimentaria y la producción de energía limpia, la selva amazónica, conocida como uno de los “pulmones de la Tierra”, tiene una superficie de más de seis millones de kilómetros cuadrados, que representa alrededor del 50% de la selva tropical mundial. El 20% de la superficie forestal mundial y los vastos recursos que cubren nueve países de América Latina se han convertido en uno de los factores más importantes que influyen en el cambio climático mundial.

Por último, como actor activo en el ámbito político y económico internacional y regional, América Latina es una nueva fuerza decisiva que no puede ser descuidada en el campo de la gobernanza global y regional.

En primer lugar, como miembros de organizaciones como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los principales países latinoamericanos participan y son creadores de normas internacionales.

Además, estos países deben ser considerados desde otros aspectos y puntos de vista del multilateralismo.

Los principales países latinoamericanos, particularmente las potencias regionales, como Brasil, México y Argentina, son miembros del G20. Brasil pertenece tanto al BRICS como a BASIC. México, Chile y Perú están dentro de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). México, Perú y Chile son miembros del Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico (CPTPP), mientras que México y Chile son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Están desempeñando un papel insustituible en la respuesta a la crisis económica y en la promoción de la reforma de los mecanismos de gobernanza mundial; en la promoción de la celebración de importantes acuerdos sobre el cambio climático mundial; en el avance de la cooperación económica entre las distintas regiones; en el liderazgo de la “cooperación Sur-Sur” entre los países en desarrollo y en la celebración de un diálogo sobre las principales cuestiones actuales (oposición al unilateralismo, proteccionismo, protección del multilateralismo, etc.).

También hay que decir que los países latinoamericanos naturalmente también están activos en organizaciones e instituciones regionales —como la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), etc.—, para poder participar directamente y tratar de oponerse al hegemonismo estadounidense.

Dentro de la región latinoamericana, estos países iniciaron primero un proceso de cooperación e integración y más tarde establecieron varias organizaciones subregionales —como el Mercosur (Mercado Común del Sur-Mercado Comum do Sul) y la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Chile y Perú— para cooperar con otras regiones del mundo y sacudirse de la desafortunada definición de “patio trasero de América”.

Ubicados en el hemisferio occidental, donde la conocida superpotencia está presente, los países latinoamericanos han estado profundamente influenciados por los Estados Unidos en la política, la economía, la sociedad y la cultura.

En 1823, los Estados Unidos apoyaron la Doctrina Monroe y expulsaron a los países europeos de América Latina con el lema “América para los americanos”, convirtiéndose así en los maestros del hemisferio occidental.

La Doctrina Monroe también se convirtió en un pretexto para que los Estados Unidos interfirieran en los asuntos internos y la diplomacia de los países latinoamericanos.

En 2013, 190 años después de la declaración antes mencionada, los Estados Unidos declararon públicamente que la era de la Doctrina Monroe había terminado y enfatizaron la relación en igualdad de condiciones y la responsabilidad compartida entre los Estados Unidos y América Latina.

Sin embargo, la actual política latinoamericana demuestra una vez más que el fin de la llamada era de la “Doctrina Monroe” no es más que un mito.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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