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CINCO DESCENSOS INQUIETANTES EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL

Alberto Hutschenreuter*

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Hace ya un tiempo que las relaciones internacionales se extraviaron, es decir, no sólo se alejaron las posibilidades de configurar algún principio sobre el cual trabajar para forjar un orden, sino que los actores preeminentes e intermedios fueron tensando sus relaciones al punto de encontrarse en una situación de no guerra o confrontación indirecta, como Rusia y Occidente, o de umbral de riesgosas querellas, como China y Estados Unidos, China e India, Israel-Irán, etc.

Desde 2014, cuando Rusia anexó o reincorporó Crimea, la política internacional tomó un curso de descenso que acabó por profundizarse con los seísmos que implicaron la pandemia en 2020 y el «regreso» de la guerra interestatal en febrero de 2022.

Antes de aquel impacto de 2014 no había configuración internacional, pero durante la primera década del siglo hubo cooperación entre los poderes mayores, pues el reto que implicaba el terrorismo transnacional en buena medida los alineó. Por ello, el experto Zbigniew Brezezinski sostuvo que Rusia y China no podían sostener una línea de política exterior sin referirse a la amenaza del terrorismo.

Además, la crisis financiera de 2008 empujó a los poderes a cooperar para salir de lo que fue considerada una crisis superior a la de 1929. Pero desde entonces la cooperación descendió, al punto de que se considera que las políticas de contribución alcanzadas para afrontar dicha crisis fueron el último momento de cooperación internacional.

No obstante, el comercio internacional siguió su curso, convirtiéndose en ese sucedáneo de orden que no es orden, es decir, el comercio se basa en la inconveniencia de la ruptura de ganancias que todos obtienen de él, pero no supone un concepto o pauta internacional que puede verdaderamente anclar las relaciones de competencia, menos hoy cuando los componentes de un orden se han pluralizado, es decir, se volvieron más complejos, pues ya no bastan aquellos conceptos sobre los que se edificaba un orden.

En este sentido, muy pertinentes resultan las consideraciones que hace el experto Andrei Tsygankov en relación con las demandas o exigencias de la política internacional en el siglo XXI.

Sostiene este especialista de origen ruso, que la paz y el orden en el mundo dependerán cada vez más de negociaciones complejas sobre el equilibrio de poder y las diferencias culturales. Es decir, siendo ya el mundo no sólo un sistema completo, sino con varios actores en ascenso, un esquema de orden basado en el equilibrio no sería suficiente si no va acompañado de conocimientos y deferencias en relación con culturas. Es decir, el «poder blando» es un requisito para la construcción de un orden.

Pero la construcción de un escenario así no parece se encuentre cerca, pues lo que predomina es un desorden internacional confrontativo, una situación no solo de discordia, sino de políticas basadas en el interés nacional que corren muy por delante de las políticas de complementación, incluso en aquellos espacios internacionales amplios como el «lote» BRICS, donde el atractivo referente de «sur global» solapa intereses de los miembros más poderosos del heterogéneo grupo.

Tal situación podríamos resumirla en cinco descensos discernibles. Sin duda hay otros, pero intentemos reducirlos aquí.

  1. Descenso de las expectativas.

Hace tiempo que la realidad internacional fue restringiendo expectativas relativas con un curso internacional más previsible y menos inseguro.

Lo único real que queda en términos relativamente esperanzadores es la globalización del comercio, un dato importante porque implica un factor de inhibición de rupturas, pero no un factor infalible, pues se trata de un «orden» apoyado en ganancias económicas que puede no ser suficiente frente a las tensiones geopolíticas. De allí la exigencia de análisis más plurales en relación con el segmento geoeconómico.

De modo que se trata de un descenso que resiste, pues, aunque se advierte sobre la desglobalización, los problemas que afrontan las cadenas de suministro y la fuerza de la reorientación local de la economía; hay enfoques, como el del experto Ian Bremmer, que aseguran que se trata de una pausa, que la economía de China terminó de globalizarse y, por tanto, pronto volverá a ascender el comercio.

Por último, hay expectativas cuidadosas con la IA (Inteligencia Artificial), pues, además del reto que supone el posible curso «soberano» de dicha tecnología, las cuestiones habituales de la política internacional, es decir, la ambición, el temor, el poder, etc., podrían trasladarse a la tecnología y continuar la política internacional, es decir, la competencia y la incertidumbre de las intenciones, desde una nueva dimensión.

  1. Descenso de la cultura estratégica.

La predominancia de la rivalidad entre los poderes preeminentes, particularmente entre Estados Unidos y Rusia, ha ido alejando a ambos de lo que en tiempos de Guerra Fría honraron estratégicamente Washington y Moscú: el balance nuclear. Nunca permitieron, a pesar de la pugna, que las fisuras o las ganancias relativas de poder nuclear por parte de uno de ellos significasen un desequilibrio victorioso. Así se explican los tratados sobre eliminación y control de armas.

Pero tras el final del bipolarismo, esa cultura estratégica comenzó a descender. Estados Unidos posiblemente consideró que el duopolio estratégico nuclear lo restringía en el incremento de sus capacidades, que la cogestión estratégica con Rusia ya no era posible, y comenzó a retirarse de marcos regulatorios clave, por caso, el ABM (Tratado sobre Misiles Antibalísticos).

Poco a poco fueron surgiendo preguntas relativas con el verdadero estado del equilibrio nuclear entre ambos, pues las «salidas» de los dos de regímenes podría haber producido desajustes en la ecuación del terror y, por tanto, el mundo se habría acercado al escenario apocalíptico en el que un ataque no tendría (tal vez) respuesta.

Pero, además de esta situación entre los dos mayores concentradores de armas atómicas, los otros actores nucleares han aumentado y mejorado capacidades. De allí que Estados Unidos ha venido pugnando porque China sea parte del New Start, el único tratado entre Estados Unidos y Rusia que queda vigente y que se acerca al final de su fecha prorrogada en 2021.

En este marco, en un reciente trabajo publicado en la última entrega de la revista Foreign Affairs, los especialistas Keir Lieber y Dary Press consideran que el esfuerzo de otros actores nucleares está dirigido a compensar la debilidad de sus fuerzas militares convencionales.

  1. Descenso del respeto de la experiencia.

El pasado contiene las claves sobre qué hacer y qué evitar en materia de relaciones internacionales. Tal vez no se encuentre todo allí, pero seguramente hay lecciones vitales para evitar derivas disruptivas.

Consideremos la guerra en Ucrania, una confrontación entre dos pueblos eslavos que causó decenas de miles de muertos, sumió la región de Europa oriental en una nueva frontera de capacidades cada vez mayores y alejó el diálogo capital entre poderes mayores sobre los que recae la responsabilidad de pensar en una configuración internacional, si es que un orden es todavía posible.

La falla principal de esta guerra no se encuentra tanto en la sensibilidad geopolítica perpetua rusa ni incluso en el afán de la OTAN en llevar más allá la victoria en la Guerra Fría, sino en hacer lugar a la decisión «a todo o nada» por parte de Ucrania, un actor intermedio, de convertirse en parte de la OTAN. En otros términos, se rompió la jerarquía estratégica internacional (entre «los que cuentan»).

La experiencia nos dice que, a menos que exista un propósito solapado por parte de uno de los poderes para lograr ganancias de poder frente a su par con el fin de que este último resulte atrapado y se desangre en guerra, los actores de escala o «iguales estratégicos» tienden a evitar una situación que termine provocando no sólo desarreglos entre ellos, sino que pueda desembocar en una situación de colisión entre ellos.

  1. Descenso del multilateralismo.

Hace bastante tiempo que el denominado modelo institucional en la política internacional fue quedando se rezagado frente al modelo relacional. Dicho en términos algo más actuales, el modelo multilateral ha sucumbido frente al modelo multipolar.

Si bien las relaciones internacionales son, ante todo, relaciones de poder antes que de derecho, hubo muchos momentos donde se lograba una relativa complementación. Margaret MacMillan ha destacado esa situación durante los años veinte del siglo pasado. Incluso en tiempos de rivalidad bilateral existían compromisos para que el orden multilateral consiguiera desplegarse como el bien público internacional capital que es.

Pero ocurre que hoy no sólo el modelo de poder es muy predominante, sino que los propios poderes mayores están empeñados en hacer poco para que ello se modere; aun cuando suceden situaciones donde la amenaza no proviene de ningún Estado o grupo de Estados como sucedió con la pandemia, un fenómeno global que resultó insuficiente para impulsar un nuevo sistema supraestatal de valores.

En este contexto, la diplomacia sufre restricciones, pues el fuerte ascendente de poder interestatal acaba debilitándola aun cuando existen cursos de salida de crisis mayores, como sucedió antes de la invasión rusa a Ucrania.

  1. Descenso de liderazgos.

Esto último, pero también como epítome de todo lo que hemos visto, nos está diciendo que existe un fuerte descenso en relación con liderazgos capaces de poder vislumbrar horizontes en clave de orden e impulsar cursos de acción hacia ellos.

En términos de Henry Kissinger, en el mundo del siglo XXI no hay estadistas ni mucho menos líderes profetas.

Entonces, más que ante un descenso, estamos frente a una ausencia, lo que nos lleva a plantearnos si la complejidad de cuestiones del mundo de hoy más las cuestiones de cuño habitual no están dejando el mundo ante escenarios cerrados, anárquicos y peligrosos. Algo así como un moderno estado de naturaleza en el que todos disponen de confort, conectividad y adelantos sorprendentes, pero saben que están ante peligros que acechan y asechan y nadie sabe cómo evitarlos.

Una típica situación de aquello que Adam Sweidan ha denominado un «elefante negro», es decir, una combinación de un «cisne negro» (un acontecimiento inesperado o improbable de gran impacto) y el gran elefante en el cuarto (un problema visible para todos, del que nadie quiere hacerse cargo aun cuando se sabe que tendrá consecuencias devastadoras).

Frente a esta situación, las conjeturas nos llevan a territorios donde se cruzan lo real y lo ficcional, pues bien podríamos considerar que las capacidades humanas resultan insuficientes para lograr liderar o gestionar, y que solo con la asistencia tecnológica quizá podríamos hacerlo.

Entonces, las preguntas comienzan a ser más que los intentos de respuestas. Porque, por caso, podría ocurrir que la IA, lo que se denomina una IA fuerte o general, nos proporcione cursos de acción correctos siempre y cuando se abandonen patrones arraigados. Es decir, ¿aceptarán los gobiernos situaciones con las que no están de acuerdo? Por caso, el control no humano de las armas estratégicas, o la desconcentración de insumos tecnológicos mayores, por ejemplo, semiconductores, para alcanzar en determinados segmentos de la economía global un mayor dinamismo, seguridad y mejor funcionamiento.

¿Se aceptarán liderazgos no humanos o semihumanos que impulsen decisiones que impliquen renunciamientos relativos con no adoptar nuevas bases o concepciones estratégicas porque ello crearía inestabilidad regional? ¿Sería aceptable ello para una alianza político-militar?

Más allá de los gobiernos, ¿aceptarán las empresas sacrificar ganancias en pos de un orden basado en un mayor reparto internacional de justicia económica?

Esto último resulta interesante, pues ello podría crear un nuevo tipo de rivalidad en las relaciones internacionales: entre las empresas tecnológicas y los Estados, la «tecnopolaridad». De acuerdo con el ya citado Ian Bremmer, se diferencia de las nociones tradicionales de poder global en que la soberanía y la influencia no están determinadas por el territorio físico y el poder militar sino por el control sobre los datos, los algoritmos y los servidores.

Como podemos apreciar, los descensos abordados aquí nos llevan a plantearnos preguntas pertinentes en relación con el mundo que nos aguarda. Ello siempre sucede cuando estamos en una situación de inflexión en la historia. Pero hoy por vez primera nos hallamos más allá de un punto de inflexión. Como dijo un ex funcionario estadounidense, ante cosas que no sabemos que no sabemos.

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.

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AMÉRICA LATINA Y LOS DESAFÍOS PARA UNA VERDADERA INDEPENDENCIA POLÍTICA Y ECONÓMICA

Giancarlo Elia Valori*

América Latina —y sus países centrales, a saber, Brasil, Argentina y México— se ha convertido en una región de alto valor estratégico mundial debido a su vasto territorio, abundantes recursos, gran desarrollo económico, posición geográfica única y activo papel en la gobernanza global y regional.

Factores como la historia, la geografía y la realidad, combinados con la complejidad de las lógicas políticas internas de la región, han convertido una vez más a América Latina en un lugar donde las grandes potencias prestan atención y juegan sus juegos.

La cooperación de América Latina con las potencias “externas” se ha vuelto cada vez más estrecha, lo que ha dado lugar a sospechas infundadas y provocaciones maliciosas entre los países de la región en cuestión. Lo que molesta a los “demócratas” y a los “liberales” es la presencia en la zona de países sin un pasado colonialista y explotador.

Históricamente, América Latina y el Caribe fueron el lugar codiciado de varias fuerzas occidentales. Desde la independencia de los países latinoamericanos, e incluso hoy, grandes países dentro y fuera de la región han competido en este ámbito.

La complejidad y la incertidumbre de la actual situación política y económica mundial en América Latina están detrás de la competencia entre las principales potencias en geopolítica y las relaciones internacionales.

Las vastas tierras y recursos de América Latina están vinculados a la seguridad alimentaria mundial, al suministro de productos agrícolas y ganaderos y a la seguridad energética. Es un importante “proveedor de productos” que no se puede descuidar.

América Latina tiene una enorme superficie de más de 20 millones de kilómetros cuadrados, que abarca cuatro subregiones de América del Norte (México), el Caribe, América Central y América del Sur, con 33 países independientes y algunas regiones que aún no son independientes, ya que están ligadas a la carga del viejo mundo liberal-colonialista.

América Latina está bendecida con condiciones naturales favorables. Por ejemplo, se ha convertido en un conocido “granero” y “proveedor de carne” debido a su fértil tierra cultivable y abundantes pastos. Es un área importante para la producción de otros bienes agrícolas y ganaderos. Al mismo tiempo, otros países de la región tienen enormes reservas de recursos naturales como petróleo y gas, mineral de hierro, cobre y bosques, y se han convertido en importantes proveedores mundiales de materiales estratégicos.

En segundo lugar, la región latinoamericana tiene un nivel relativamente alto de desarrollo económico y ha reunido a una serie de importantes economías emergentes, un importante mercado mundial que no puede ser ignorado.

La región latinoamericana desempeña un papel importante en la economía mundial. Brasil y México no sólo son las dos economías más grandes de América Latina, sino también se encuentran entre las 15 principales de la economía mundial.

Al mismo tiempo, cálculos recientes sobre 183 países (regiones) con datos completos del Banco Mundial y estudios conexos muestran que el grupo formado por Brasil, México, Argentina, Chile, Perú, Colombia, etc., ha entrado en el ranking de los “30 mercados emergentes” (E30) en todo el mundo. Según las estadísticas del Banco Mundial, el producto interno bruto (PIB) de América Latina en 2018 fue de unos 5,78 billones de dólares y el PIB per cápita superó los 9.000 dólares. Con la excepción de algunos, la mayoría de los países de América Latina son de ingresos medios y algunos han entrado en el ranking de altos ingresos.

Por lo tanto, América Latina se ha convertido en un gran mercado de consumo que no puede ser ignorado debido a su nivel relativamente alto de desarrollo económico, alto ingreso per cápita y una población de más de 640 millones de personas.

De hecho, América Latina, como región con un alto grado de libertad económica y apertura comercial, ha estado estrechamente relacionada con las economías de otras regiones del mundo a través de diversos acuerdos, iniciativas y mecanismos de libre comercio, bilaterales y multilaterales.

En tercer lugar, la posición geográfica única de América Latina tiene un impacto significativo en el comercio mundial, el transporte marítimo y el cambio climático.

América Latina está situada entre dos océanos. Algunos países limitan con el Pacífico, con el Atlántico, o incluso están bañados por ambos océanos. Esta posición especial otorga a la región latinoamericana la ventaja geográfica de lograr una “cooperación transpacífica” con la región asiática o construir un vínculo de “cooperación transatlántica” con la región europea. Gracias al canal de Panamá, es el centro fundamental para el comercio mundial.

Además de su relevancia estratégica para la seguridad alimentaria y la producción de energía limpia, la selva amazónica, conocida como uno de los “pulmones de la Tierra”, tiene una superficie de más de seis millones de kilómetros cuadrados, que representa alrededor del 50% de la selva tropical mundial. El 20% de la superficie forestal mundial y los vastos recursos que cubren nueve países de América Latina se han convertido en uno de los factores más importantes que influyen en el cambio climático mundial.

Por último, como actor activo en el ámbito político y económico internacional y regional, América Latina es una nueva fuerza decisiva que no puede ser descuidada en el campo de la gobernanza global y regional.

En primer lugar, como miembros de organizaciones como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los principales países latinoamericanos participan y son creadores de normas internacionales.

Además, estos países deben ser considerados desde otros aspectos y puntos de vista del multilateralismo.

Los principales países latinoamericanos, particularmente las potencias regionales, como Brasil, México y Argentina, son miembros del G20. Brasil pertenece tanto al BRICS como a BASIC. México, Chile y Perú están dentro de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). México, Perú y Chile son miembros del Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico (CPTPP), mientras que México y Chile son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Están desempeñando un papel insustituible en la respuesta a la crisis económica y en la promoción de la reforma de los mecanismos de gobernanza mundial; en la promoción de la celebración de importantes acuerdos sobre el cambio climático mundial; en el avance de la cooperación económica entre las distintas regiones; en el liderazgo de la “cooperación Sur-Sur” entre los países en desarrollo y en la celebración de un diálogo sobre las principales cuestiones actuales (oposición al unilateralismo, proteccionismo, protección del multilateralismo, etc.).

También hay que decir que los países latinoamericanos naturalmente también están activos en organizaciones e instituciones regionales —como la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), etc.—, para poder participar directamente y tratar de oponerse al hegemonismo estadounidense.

Dentro de la región latinoamericana, estos países iniciaron primero un proceso de cooperación e integración y más tarde establecieron varias organizaciones subregionales —como el Mercosur (Mercado Común del Sur-Mercado Comum do Sul) y la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Chile y Perú— para cooperar con otras regiones del mundo y sacudirse de la desafortunada definición de “patio trasero de América”.

Ubicados en el hemisferio occidental, donde la conocida superpotencia está presente, los países latinoamericanos han estado profundamente influenciados por los Estados Unidos en la política, la economía, la sociedad y la cultura.

En 1823, los Estados Unidos apoyaron la Doctrina Monroe y expulsaron a los países europeos de América Latina con el lema “América para los americanos”, convirtiéndose así en los maestros del hemisferio occidental.

La Doctrina Monroe también se convirtió en un pretexto para que los Estados Unidos interfirieran en los asuntos internos y la diplomacia de los países latinoamericanos.

En 2013, 190 años después de la declaración antes mencionada, los Estados Unidos declararon públicamente que la era de la Doctrina Monroe había terminado y enfatizaron la relación en igualdad de condiciones y la responsabilidad compartida entre los Estados Unidos y América Latina.

Sin embargo, la actual política latinoamericana demuestra una vez más que el fin de la llamada era de la “Doctrina Monroe” no es más que un mito.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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UNIÓN AFRICANA: REFORMA INSTITUCIONAL E INTEGRACIÓN ECONÓMICA

Yoslán Silverio González*

Imagen de Annalise Batista en Pixabay

 El proceso de independencia de África del control político de las potencias europeas condujo a la necesidad de lograr la unidad africana bajo la guía del panafricanismo como concepción ideológica. Desde entonces, los líderes africanos se consagraron —no exceptos de fuertes contradicciones entre ellos— a este objetivo, pero tuvieron que afrontar múltiples retos, dificultades y obstáculos internos y externos. Con el cambio de la correlación de fuerzas internacionales en la década de 1990, la Organización para la Unidad Africana (OUA), creada desde 1963, necesitaba una transformación radical en sus objetivos, funciones e institucionalidad. Surgía así en 2002, la Unión Africana. Esta organización continental adoptó parte de la estructura de la OUA, perfeccionándolos y creando otros mecanismos, todo en aras de hacer cumplir objetivos tales como: lograr una mayor unidad y solidaridad entre los países africanos y los pueblos de África, acelerar la integración política y socio-económica del continente y estimular el desarrollo sustentable en lo económico, social y cultural.

A pesar de los retos que aún sigue afrontando el continente africano, sus líderes no han cejado en su empeño por hacer cumplir estos objetivos. Con este fin, el largo, complejo y difícil proceso de integración continental ha entrado en una nueva fase de su desarrollo a raíz de la adopción en 2013, en Addis Abeba, del documento estratégico y de carácter prospectivo conocido como Agenda 2063. El mismo recoge las principales aspiraciones económicas, políticas y sociales a alcanzar por la UA en el horizonte del centenario de la creación de dicha organización. Entre estos objetivos están: alcanzar un África próspera basada en el crecimiento inclusivo y el desarrollo sostenible; un continente integrado y políticamente unido basado en los ideales del panafricanismo; un África segura y pacífica, donde impere la democracia, la buena gobernanza y el respeto a los derechos humanos; una fuerte identidad cultural y un continente unido que desempeñe una influencia más activa a nivel global.

Dicha estrategia ha estado acompañada por la adopción de varias iniciativas en el plano institucional —reforma de la organización— y en el plano de la integración económica —implementación del Área de Libre Comercio Continental. Para lograr estos propósitos hay que tener en cuenta el adverso contexto internacional con el cual África siempre ha tenido que lidiar, precisamente porque a las principales potencias imperialistas no les preocupa el desarrollo económico del continente ni que emerjan nuevos poderes regionales. Además, estas iniciativas se están llevando a cabo en un escenario de contradicción entre las concepciones neoliberales en boga por un lado y de las políticas proteccionistas impulsadas por la administración de Donald Trump, en su guerra económica con China por otro lado, y en medio de una crisis del multilateralismo.

Sin embargo, sin ánimo de ser “afropesimista”, las iniciativas adoptadas por los líderes africanos indican una fuerte voluntad política por superar estos problemas, aunque sin la ambición de aspirar a constituirse en un “poder” antagónico con el sistema capitalista dominado por el modelo eurooccidental.

Los investigadores Florentina Laza y Silvio Baró en su trabajo titulado Diez retos de la Unión Africana plantean varios desafíos que han conspirado contra la UA, su consolidación continental, su proyección internacional y para el logro de sus objetivos. Entre ellos destacan:

  • Su incapacidad para concluir el proceso de su completa institucionalización, esto determina que no haya logrado alcanzar la autoridad necesaria para hacer cumplir los acuerdos y resoluciones adoptados en sus diferentes reuniones.
  • La incapacidad para poder crear unas fuerzas armadas propias con las cuales poder enfrentar los conflictos en el continente sin tener que acudir a las fuerzas de organismos internacionales o de las potencias capitalistas.
  • Se enfrenta a la necesidad de lograr la paz a nivel de todas las subregiones.
  • Impulsar estrategias y políticas que contribuyan a un real desarrollo socioeconómico del continente, las cuales deben alejarse de los dictados de los preceptos neoliberales.
  • Necesidad de replantearse sus vínculos internacionales, con vistas a desarrollar sus relaciones con las restantes regiones subdesarrolladas como vía de reducir su histórica dependencia respecto de las naciones industrializadas.
  • Estimular las relaciones de cooperación intracontinental, las cuales se encuentran bastante fragmentadas por la diversidad de esquemas de integración y cooperación.
  • Limitar el papel protagónico de algunos de sus Estados miembros.
  • Lograr una mayor representatividad y fuerza en los organismos internacionales, especialmente en el Consejo de Seguridad de la ONU[1].

Por tales motivos se ha hecho imprescindible para los líderes africanos consolidar el proceso de reforma institucional, el cual se ha iniciado bajo la dirección del presidente ruandés Paul Kagame. Entre los temas propuestos están: modificar la extrema dependencia a los donantes extranjeros, lo cual representa más del 70% del presupuesto de la UA; por ello se busca aumentar la contribución de los Estados miembros al presupuesto general de la UA. También está la propuesta de celebrar una sola Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno a principio de año, y modificar otras estructuras como la fusión de los Comisarios de Paz y Seguridad y de Asuntos Políticos. Estas cuestiones han centrado las principales discusiones de las últimas cumbres de Jefes de Estado y Gobierno del continente, las cuales constituyen un momento significativo puesto que en éstas se adoptan las políticas, planes y estrategias continentales que buscan resolver los principales problemas a los que se enfrenta África.

En la XXVIII Cumbre de la UA de 2017, titulada “Explotar el dividendo demográfico mediante la inversión en la juventud», se produjo la elección del ex Ministro de Relaciones Exteriores de Chad, Moussa Faki Mahamat, como nuevo Presidente de la Comisión de la UA. En éste conclave también se analizaron los temas relativos a la paz y la Seguridad, así como al proceso de reforma institucional. En este sentido Moussa Faki elogió la labor del presidente de Ruanda y su equipo en el compromiso y las contribuciones a este proceso, así como por sus esfuerzos frente a la comisión que trabaja para concretar la reforma de la UA. También se analizaron los conflictos en Sudán del Sur, Somalia, Libia, República Centroafricana, la tensa relación entre Djibouti y Eritrea, y las dificultades en la aplicación del acuerdo de paz en Mali. Con respecto a los temas del financiamiento, entre las cuestiones a tratar estuvo seguir avanzando en el logro de una mayor financiación de la propia organización. La solución que se habría propuesto sería una tasa del 0,2% que se impondría a todas las importaciones de un Estado miembro. Si bien la propuesta tiene sus partidarios, algunos temen que un “impuesto de la UA” sea difícil de implementar. Un hito importante de esta reunión fue la confirmación de la entrada de Marruecos a la organización[2], lo cual forma parte de una ofensiva político-diplomática del reino alauita hacia la región.

La segunda Cumbre anual de la UA del 2018, la cual tuvo su sede en la capital de la República Islámica de Mauritania, entre el 25 de junio y el 2 de julio, estuvo centrada en la lucha contra la corrupción, identificado este como uno de los flagelos que ha ocasionado preocupación dentro de la dirigencia africana. El cónclave adoptó como lema: “Ganar la lucha contra la corrupción: un camino sostenible para la transformación de África” —Winning the Fight Against Corruption: A Sustainable Path to Africa’s Transformation—. En Nouakchott, los Jefes de Estado y Gobierno del continente se reunieron en lo que debiera ser la última de las cumbres de medio año que dicho organismo realice.

Los diferentes segmentos de alto nivel se desarrollaron de la siguiente manera:

  • Del 25 al 26 de junio se celebró la 36 Sesión Ordinaria del Comité de Representantes Permanentes (al nivel de Embajadores).
  • Del 28 al 29 de junio tuvo lugar la 33 Sesión Ordinaria del Consejo Ejecutivo (Ministros de Relaciones Exteriores).
  • Entre el 1º y el 2 de julio se efectuó la 31ª Sesión Ordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno.

Entre los temas principales abordados en esta Cumbre estuvieron:

  • Lucha contra la corrupción: fue presentado por el Jefe del Estado nigeriano, Muhammadu Buhari, como reconocimiento de las medidas implementadas por su administración para tratar de poner fin a este problema en Nigeria[3].
  • Actualización del proceso de reforma institucional: estuvo a cargo del presidente ruandés Paul Kagame, quien ha estado al frente de la comisión creada a tales efectos. Kagame presentó el Informe sobre los avances en la implementación de dichas reformas hasta ese momento.
  • Análisis sobre la situación de los conflictos armados pendientes y las crisis políticas, así como otros retos de seguridad relacionados con el terrorismo en la región Sahelo-sahariana.
  • Adopción de una posición común africana con respecto a las relaciones con la Unión Europea (EU) en la Agenda Post-Cotonou: African Common Position on the future of ACP/EU. Este tópico fue presentado por parte del Presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat.
  • Apoyo a la causa saharaui: este fue de nuevo un elemento significativo dentro de la Cumbre. El Presidente de la Comisión de la UA, presentó el Informe relacionado con la situación del Sahara Occidental.
  • Implementación del Área de Libre Comercio Continental: Continental Free Trade Area (AfCFTA): esta cuestión fue abordada por el presidente de Níger, Mahamadou Issoufou.

La Cumbre tuvo una alta representación de la mayoría de los Jefes de Estado y Gobierno del continente, pero destacaron algunas delegaciones que no estuvieron representadas al más alto nivel. Entre los mandatarios ausentes estuvieron el de Kenya: Uhuru Kenyatta, el de Egipto: Abdel Fattah el-Sisi, el de Benín: Patrice Talon, el de Angola: João Lourenço, el de Guinea Bissau: José Mario Vaz y el de Costa de Marfil: Alassane Ouattara. También se incluyó Marruecos, cuya delegación fue presidida por el Ministro de Relaciones Exteriores. A su vez, también Angola se hizo representar por su Ministro de Relaciones Exteriores. De los 30 presidentes confirmados solo asistieron 25. Entre los participantes destacó el recién electo presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio. En el caso del mandatario nigeriano estuvo acompañado por el gobernador Tanko Al-Makura del estado de Nasarawa así como su contraparte del estado de Edo, el gobernador Godwin Obaseki, entre otros funcionarios[4]. 

Lucha contra la corrupción

El análisis sobre la corrupción ha sido debatido en múltiples oportunidades por los diferentes órganos y agencias de la UA. Este tema comenzó a tomar fuerza como resultado de la implementación de las políticas neoliberales impulsadas por las potencias occidentales y los organismos financieros internacionales, los cuales comenzaron a “demeritar la gestión estatal en las naciones subdesarrolladas, acusándola de ineficiente y corrupta[5]. Las potencias occidentales no solo se dedicaron a impulsar las reformas económicas sino también a las institucionales e “introdujeron las nociones de transparencia y buen gobierno (…) requisitos a cumplir por parte de los países que deseasen tener certificados de buena conducta[6].

Es decir que la gestión de los gobiernos fuera transparente y eficiente e introdujeron la noción del combate contra la corrupción, también como una manera de obligar a los gobiernos a declarar sus finanzas, sus gastos, cuánto de esto destinaban a la deuda pública y cuánto deberían recibir por concepto de “ayuda externa”. De esta manera, el tema de la corrupción se comenzó a manipular y su tratamiento a ser parte indisoluble de la política africana.

Es en este contexto que en el 2003 la UA adoptó la Convención para la Prevención y el Combate a la Corrupción, la cual entró en vigor a partir de 2006. Esta convención fue ratificada por 38 de los Estados miembro. Luego en el 2009 se creó la Junta de Asesoría sobre Corrupción —Advisory Board on Corruption— en Arusha, Tanzania.

En este sentido, los gobiernos africanos han estado en la obligación de informar sobre los avances realizados en materia de enfrentamiento a la corrupción institucional. De acuerdo con un Reporte del expresidente sudafricano Thabo Mbeki, en 2015, unos 50 mil millones de dólares se perdieron anualmente con motivo a “flujos ilícitos hacia fuera” del continente.  Esta cifra fue aumentada a 80 mil millones según los aproximados realizados por la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas (UNECA)[7].

La corrupción institucional —a todos los niveles de gobierno— es una de las causas del desvío de los fondos de se dedican a programas de desarrollo local y regional, y que afecta en buena medida la implementación de las políticas gubernamentales en esta materia. El abordaje de este tema sigue siendo manipulado por las potencias occidentales, las cuales utilizan el tema de la corrupción para deslegitimar a los gobiernos africanos e imponer sanciones a determinados líderes políticos.

Se mantiene el enfoque —adoptado también por la UA— de que este problema es una de las causas que frenan el “desarrollo” de África y muchas veces lo colocan antes de cuestionar las relaciones económicas de dependencia con las potencias imperialistas.

Elementos planteados:

  • Los Jefes de Estados declararon su voluntad política de combatir los flujos financieros ilegales a través de varias medidas prácticas como el establecimiento de registros de propiedad, el reporte de la información financiera país por país y el intercambio de información sobre los impuestos, así como el reforzamiento de las autoridades recaudadoras de impuestos para combatirlo tanto en el sector público como privado.
  • Se planteó el establecimiento de un mecanismo de monitoreo para luchar contra la corrupción doméstica y la transfronteriza, a través de la cooperación[8].

Avanzar en la implementación del proceso de reformas de la UA

La cumbre mantuvo también en el centro de su debate el proceso de actualización de las reformas a las que está abocada la UA y que busca fortalecer la labor institucional del organismo continental y reducir la dependencia externa en materia de financiamiento.

En el plano institucional, se persigue reducir la cantidad de Cumbres a nivel de Jefes de Estado y Gobierno. Es decir se plantea que a partir del 2019 se celebraría una sola cumbre anual al máximo nivel, como se adoptó en la XXX Cumbre de enero de 2018. Otra de las reformas propuestas está relacionada con lograr para el 2025 que el 50% del staff de la UA sea integrado por mujeres, así como que el 35% de éste sea ocupado por jóvenes, como parte del empoderamiento femenino que la organización ha venido impulsando junto con el trabajo con los sectores juveniles.

En las cuestiones relacionadas con el financiamiento se siguió discutiendo sobre el gravamen del 0.2% de las importaciones a determinados productos que los países elegirían para contribuir al presupuesto general de la UA[9]. Al menos, 14 países africanos ya están contribuyendo con este 0.2%: Ruanda, Kenya, Etiopía, Djibouti, Chad, Guinea, Sudan, Congo Brazzaville, Camerún, Gambia, Gabón, Cote d’Ivoire, Sierra Leona y Ghana. Mientras, otros 23 países están en la fase de implementación.

De esta manera, se busca lograr un mayor nivel de autofinanciamiento, aunque sobre esta iniciativa todavía no se ha logrado un consenso[10]. Aún falta seguir avanzando en los mecanismos legales que regulen estos elementos. También se discutió sobre la delegación del poder para adoptar el presupuesto de la organización. Se plantea, como parte de los cambios propuestos que esta función sea traspasada al Consejo Ejecutivo compuesto por los Ministros de Relaciones Exteriores y de Finanzas.

Se mantienen las discrepancias entre los diferentes Estados en cómo efectuar el proceso de reforma que se viene impulsando en el seno de la organización: por ejemplo, existen reservas entre los Estados de África del Norte con respecto a si este proceso está en complicidad o no con el Acta Constitutiva de la UA. Tampoco existe un consenso en torno hasta dónde se produciría una profundización de este proceso de reforma institucional.

Uno de los temas pendientes es el relacionado con la división de funciones entre las Comunidades Económicas Regionales (RECs) y la UA, puesto que no existe todavía una claridad en cuanto a las normas que regulen su relacionamiento. Se debe adoptar una estrategia a corto y mediano plazo para establecer la manera en la que queden dichos vínculos. Dentro de este acápite, sigue siendo una incertidumbre la problemática de la superposición de la membresía —overlapping membership— de varios Estados a diferentes mecanismos de integración, lo que dificulta la aprobación de políticas comunes e iniciativas a nivel de las subregiones.

Están abocados también a llevar a cabo un proceso de restructuración del personal de la UA, en particular con la reducción de la amplitud y las capacidades de la Comisión de la UA (AUC). Para algunos, no se trataría de reestructurar la Comisión, puesto que esto tendría también implicaciones políticas si se llevara a cabo una reforma del número de Departamentos y Comisionados, teniendo en cuenta el sistema de representación subregional que existe para acceder a estos puestos.

Acuerdos adoptados:

  • Se solicitó la culminación de las propuestas y recomendaciones en cuanto a la reformas de los órganos siguientes: el Parlamento Pan Africano (Pan African Parliament), Consejo de Paz y Seguridad (Peace and Security Council), la Corte Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos (African Court on Human and People’s Rights), la Comisión sobre Derechos Humanos y de los Pueblos (African Commission on Human and People’s Rights), el Mecanismo de Revisión Africano (African peer Review Mechanism) y la Junta sobre Corrupción (Advisory Board on Corruption)
  • Se planteó la adopción de un roadmap para la clarificación de la división de funciones entre la UA, los RECs, los Estados miembros y el resto de las organizaciones continentales.
  • Se acordó el establecimiento de la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana (African Union Development Agency, AUDA), en sustitución de la Agencia de la NEPAD (New Partnership for Africa’s Development Agency). El estatuto de la AUDA será sometido a aprobación en la XXXII Cumbre de enero de 2019[11].

Entre el 10 y el 11 de febrero se realizó la XXXII Cumbre de la UA en la capital etíope.  En esta oportunidad en el acápite sobre la reforma institucional, la Asamblea delegó en el Consejo Ejecutivo su autoridad para considerar y aprobar el Estatuto y el Reglamento Interno de las Estructuras de Gobernabilidad de la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana, AUDANEPAD, durante su 35º período de sesiones ordinario del Consejo Ejecutivo en Niamey, Níger, junio / julio. 2019. Con respecto a la financiación de la UA, la XXXII Cumbre decidió:

  • Proporcionar apoyo técnico a los Estados miembros para acelerar la implementación de la tasa del 0,2% de las importaciones.
  • Facilitar la participación del Comité de Quince Ministros de Finanzas (F15) en la consideración del informe anual de auditoría de la Unión.
  • Facilitar un retiro del F15 para evaluar los mecanismos de sus métodos de trabajo, así como considerar modalidades sobre cómo puede acelerar la implementación de las decisiones sobre Financiamiento de la Unión.
  • Fortalecer la Secretaría de Financiamiento de la Unión con el fin de proporcionar un apoyo adecuado a los F15 y los Estados miembros[12].

Paz y seguridad: crisis políticas y conflictos armados pendientes

Los problemas relacionados con la paz y la seguridad han estado siempre en el centro del debate en cada reunión de los organismos e instituciones africanos. El debate principal de la XXXI Cumbre de la UA estuvo centrado en la situación de inseguridad en el área Sahel-Sahara, donde el desarrollo del terrorismo sigue siendo una preocupación para los países de la zona.

Un segundo foco de atención lo constituyó el estancamiento de las negociaciones en torno al conflicto en Sudán de Sur, la situación en Libia y la inestabilidad en Somalia. En el plano de las crisis políticas destacaron los análisis sobre la situación en Burundi, Lesoto y Guinea Bissau. En cada contexto sigue preocupando el tema de las crisis humanitarias, aún sin solucionar.

Al respecto, la preocupación principal radica sobre el hecho de que, en materia de conflictos armados, no se había avanzado con respecto al año anterior. Esto no estaba relacionado con un aumento de los conflictos armados, sino más bien, con el hecho de que los conflictos pendientes no han transitado hacia una solución, a pesar de las mediaciones de la UA y los bloques subregionales de integración y concertación en los cuales estos conflictos están efectuándose. Son los casos por ejemplo de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD) de África Oriental, para el caso de Sudán del Sur y Somalia o la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO) para las crisis políticas de dicha subregión.

Preocupaba cómo los esfuerzos negociadores en Sudán del Sur habían colapsado, al ponerse en crisis la fórmula de compartir el poder —power sharing— propuesta por la IGAD. En otros escenarios, se ha mantenido el estallido de protestas sociales por parte de las fuerzas de oposición fomentando las crisis políticas o se ha manifestado la falta de voluntad política de algunos gobiernos para encausar estas crisis. En todos los casos, son manifestaciones minoritarias en el continente, pero que la UA busca solucionar y dar cumplimiento a su postulado de silenciar las armas en el continente para el 2020.

Entre los países con conflictos armados identificados por la UA se encuentran: República Centroafricana (RCA), República Democrática del Congo (RDC), Sudán del Sur, Libia y Somalia. Mientras que, en las crisis políticas se encuentran: Burundi, Guinea Bissau, Togo, Lesoto y Mozambique. Un elemento positivo al respecto es que se han mantenido las tradicionales áreas de conflicto, en torno a los mismos países. Es decir, que no han estallado nuevos focos de conflictividad interna, a pesar del sobredimensionamiento negativo que se hace de las realidades internas de los países africanos.

Acuerdos adoptados:

  • Con respecto a Sudán del Sur se reafirmó la imposición de medidas punitivas contra los que obstaculicen el proceso de paz en el país. La Asamblea congratuló a la IGAD por sus esfuerzos por tratar de implementar el Acuerdo (Agreement on the Resolution of the Conflict in the Republic of South Sudan, ARCSS) y dio la bienvenida a la voluntad expresada por Salva Kiir y Riek Machar de sentarse de nuevo en la mesa de negociaciones, así como reconoció la Declaración de Jartum (Khartoum Declaration Agreement) del 27 de junio de 2018.
  • Restablecimiento de las relaciones políticas entre Etiopia y Eritrea: implementación del Acuerdo de Argel (Algiers Agreement between Ethiopia and Eritrea)
  • Con respecto a Somalia, la Asamblea reconoció el Plan de Transición (Somalia Transition Plan), como la base para alcanzar la paz en el país.
  • Se mantuvieron las preocupaciones en torno a la situación de inseguridad en Libia.
  • En lo que respecta a las crisis políticas en Guinea Bissau y Mali, se elogiaron los avances logrados así como en el enfrentamiento a Boko Haram en torno al Lago Chad.
  • Se decidió designar el 7 de abril como el día de la Conmemoración por la UA del Genocidio de 1994 en Ruanda contra los tutsis.
  • Se reafirmó el objetivo de logar poner fin a los conflictos armados para el 2020 (AU Master Roadmap on Practical Steps to Silence the Guns in Africa by 2020). Al respecto, Zambia y Zimbabwe fueron los primeros países en ratificar este documento[13].

En la XXXII Cumbre en lo referido a los conflictos se hizo un elemento cualitativamente superior con respecto al tema somalí. La Cumbre llamó a la  cancelación de la deuda como medio para mejorar la paz, la seguridad, el desarrollo y las soluciones para los somalís desplazados. En este sentido instó a los acreedores externos de Somalia, especialmente a las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) que han prometido apoyo financiero, a que intensifiquen sus esfuerzos de buena fe y aceleren: la normalización de las relaciones financieras con Somalia en el cumplimiento de sus promesas y el desbloqueo de los recursos de desarrollo para el país y la resolución completa del sobreendeudamiento de la deuda externa. Consciente de que varios Estados miembros de la UA se encuentran entre los acreedores externos de Somalia, la Asamblea les pidió que:

  • cancelaran por completo las obligaciones de deuda de Somalia en un espíritu de solidaridad africana,
  • solicitó que la Comisión facilitara las discusiones sobre la cancelación de la deuda entre Somalia y los acreedores de los Estados miembros de la UA.
  • También pidió a estos últimos que brinden apoyo económico adicional a Somalia
  • Pidió además a los acreedores externos de Somalia que cancelaran por completo las obligaciones de deuda de Somalia como medio para aliviar al país de una futura carga de la deuda que podría dificultar su transición del conflicto a la paz y al desarrollo sostenible. 

La seguridad en la franja Sahelo-sahariana

Esta zona perteneciente a la subregión del África Occidental y Central ha experimentado en los últimos años un aumento del activismo terrorista y por ende de los problemas de seguridad vinculados a este flagelo. A pesar de las acciones adoptadas por la CEDEAO y la Comunidades Económica de Estados de África Central (CEEAC) y los gobiernos del área con vista a reducir su influencia, todavía sigue siendo un reto en materia de seguridad.

Por estas razones, la Cumbre efectuada en Mauritania, uno de los países enclavados en esta área geográfica, prestó especial atención a este sensible asunto, del interés nacional para ellos. Precisamente, el desarrollo de la Cumbre estuvo acompañado por la realización de varios ataques terroristas en Mali y en Níger, lo que indicaba la existencia real de esta amenaza. Entre las medidas para poner fin a este problema, la UA había adoptado desde marzo de 2013 su iniciativa conocida como el Proceso de Nouakchott pero no ha sido la única.

Una particularidad de esta subregión es la implementación de dos mecanismos de seguridad y de concertación ad hoc, tales como la Fuerza Conjunta del G5 Sahel y la Fuerza Multinacional Conjunta contra Boko Haram – Multinational Joint Task Force (MNJTF). Esta singularidad abrió el debate en torno al mejor funcionamiento de la Arquitectura de Paz y Seguridad de la UA y de cuál sería el rol efectivo de los mecanismos de integración basados en cada una de estas subregiones.

El problema estaba dado por el hecho de que estos dos mecanismos de seguridad de nuevo tipo estaban asumiendo las funciones de seguridad y defensa que debería adoptar, en este caso, la CEDEAO, el organismo principal de integración subregional, que abarca los 15 Estados del África Occidental y que tiene dentro de su mandato adoptar las políticas de seguridad pertinentes.

Una de las cuestiones que propició el debate es que mientras la Fuerza Conjunta del G5 Sahel fue autorizada en marzo de 2017 por el Consejo de Paz y Seguridad de la UA, no contaba con el financiamiento por parte de la UA. Este tipo de coaliciones indicaban el reducido rol que la UA desempeña en estos mecanismos que se conforman coyunturalmente.

También destacó la participación del presidente francés Emmanuel Macron, en una reunión al margen de la Cumbre, con los cinco países que integran el G5 Sahel, a decir, Mauritania, Mali, Níger, Chad y Burkina Faso. Esta acción guardaba una estrecha relación con el nivel de la presencia militar de Francia en los referidos países. El encuentro de los dirigentes de la Fuerza G5 Sahel, tuvo lugar en las instalaciones militares de este grupo y se produjo cuatro días después de un ataque terrorista contra el cuartel general de esta fuerza en Mali, y un día después de otro ataque contra las fuerzas de la Operación Barkhane en el mismo país[14].

En particular, el mandatario galo venía con el encargo de discutir los temas de financiamiento de las operaciones de paz dirigidas por la UA y autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Los debates en materia de seguridad también giraron en torno al financiamiento de las Operaciones de Mantenimiento de Paz. La ONU persigue desvincularse cada vez más del financiamiento a las misiones bajo dirección de la UA y que estas sean asumidas por la organización.

La UA y el Acuerdo Post Cotonou con la Unión Europea

Una de las mayores incertidumbres con respecto a las relaciones entre la UE y África —además de las relacionadas con el Brexit— es cómo quedarán los acuerdos económico-comerciales entre ambas regiones cuando, en febrero de 2020, expire el Acuerdo de Cotonou. En este sentido, existen muchas interrogantes que pasan también por la forma en la que Reino Unido se relacione con la UE y cuál sería su papel dentro de este proceso, debido a que este país es un socio económico muy importante para varias naciones africanas. Al mismo tiempo, se mantiene el escenario de la reducción de los presupuestos de la UE para sus misiones militares y civiles en el exterior y de igual manera de su contribución a la UA.

Ante este contexto, la XXXI Cumbre de la UA analizó entre sus tópicos la “necesidad” de buscar lo que ellos denominaron: una posición común africana con respecto a las relaciones con la Unión Europea (EU) en la Agenda Post-Cotonou: African Common Position on the future of ACP/EU, con el objetivo de tratar de utilizar este proceso de renegociación para impulsar los intereses africanos.

Estos acuerdos no solo constituyen el marco regulatorio para las relaciones económico-comerciales, sino también para las relaciones políticas, debido a que establecen además, cláusulas democráticas referidas a la gobernabilidad, buen gobierno, democracia y respeto a los derechos humanos, como requisito para acceder a fondos procedentes de la UE. Por ende, son convenios con una fuerte carga de condicionalidades políticas, las cuáles no van a desaparecer. Las mismas seguirán siendo utilizadas como mecanismo de presión por parte del bloque comunitario europeo contra países afrianos que no cumplan con estos parámetros.

A través de este acuerdo además se canalizaban fondos con destino a las cuestiones de paz y seguridad: EU’s African Peace Facility (APF). Según este programa adoptado en 2004, la UE ha suministrado 2.3 mil millones de euros en “apoyo” a las iniciativas de paz africanas en el continente: misiones africanas en Somalia, Sudán, Mali, RCA y Gambia. De este fondo, también se han destinado recursos para la implementación de la Arquitectura de Paz y Seguridad de la UA (AU’s African Peace and Security Architecture) incluido el pago al personal del Consejo de Paz y Seguridad. Este es un ejemplo de la dependencia, hacia actores externos, en materia de seguridad.

En este sentido, el centro del debate giró en torno a las cuestiones de seguridad y cómo reducir la dependencia al financiamiento externo para hacer frente a los retos de seguridad que todavía tiene el continente. Esto se relaciona directamente con el mismo proceso de reforma que impulsa la organización, principalmente con el que persigue aumentar el financiamiento interno de la organización a través de la contribución al presupuesto general del 0.2% del gravamen de los productos de importación que los Estados elijan. De esta manera, la UA pretende financiar al menos el 25% de su presupuesto por esta vía[15]. Esta política africana está en sintonía directa con los mismos postulados europeos de reducir sus gastos en África y que sean los propios africanos quienes lo asuman.

Acuerdos adoptados:

  • La Cumbre nombró al profesor Carlos Lopes, ex Secretario Ejecutivo de la UNECA, como el Alto Representante de la UA para las negociaciones del nuevo acuerdo con la UE post 2020.
  • En septiembre de 2018, los Ministros de Relaciones Exteriores y de Planificación se reunirían para consolidar la Posición Común[16].

Por ser este un tema de vital importancia para las futuras relaciones económicas entre la UE y África, en la XXXII Cumbre de la UA se volvió a plantear la cuestión de la Asociación post-2020 con la UE. En este sentido, los líderes africanos recordaron la decisión que enfatizó la necesidad de garantizar que África hable con una sola voz en las diversas plataformas de asociación con la UE. Se solicitó a la Comisión que asegurase la cohesión entre el Acuerdo Post-Cotonú y la Asociación Continente-Continente Post-2020, de modo que las prioridades continentales, como se articulan en la Agenda 2063 y otros instrumentos relacionados, se reflejen consistentemente en ambas vías[17]. Todavía queda por ver cómo se concretizará este acuerdo, pero sin dudas, los europeos, como siempre han hecho, presionarán para llegar a un documento que beneficie sus intereses. 

Ratificación del apoyo continental a la causa saharaui

La entrada de Marruecos a la UA en enero de 2017 no ha significado una disminución del apoyo de la organización a la causa saharaui, a pesar de los esfuerzos continuados de Marruecos por tratar de que este tema esté fuera de la agenda.

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Previo a la Cumbre en Mauritania en 2018, el Presidente de la Comisión de la UA Moussa Faki Mahamat viajó a Rabat, el 5 de junio, para una visita oficial de dos días. Moussa Faki fue recibido por el Ministro de Relaciones Exteriores marroquí Nasser Bourita. Su visita tenía como objetivo darle cumplimiento a un Acuerdo de la 29ª Cumbre de julio de 2017 en Addis Abeba, por el cual, se debía hacer un informe detallado sobre la implementación de la Resolución 653 adoptada en esa misma Cumbre en Etiopía. Este informe sería tomado en cuenta como una guía para la UA, en su búsqueda de la resolución del conflicto del Sahara Occidental.

De esta manera, la UA persigue el objetivo de posicionarse como un actor clave en la mediación del conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario, debido a que la postura marroquí ha planteado que la ONU es la única organización facultada para conducir el conflicto[18]. Por su parte, Estados Unidos se mantiene torpedeando el proceso de negociación. En mayo de 2018 apoyó una Resolución en el Consejo de Seguridad por el cual limitaba, a seis meses, el mandato de la Misión para el Referéndum del Sahara Occidental, —UN Mission for the Referendum in Western Sahara (MINURSO)— para de esta forma obstaculizar el referéndum. Mientras, se mantiene la presión sobre los diferentes actores involucrados junto a la ONU y su enviado especial Horst Köhler, para encontrar una solución negociada.

El activismo de la RASD tampoco ha disminuido. Aquí se destaca la gira del presidente Brahim Ghali por el África Austral que incluyó a países como Botswana, Namibia, Lesoto y Sudáfrica. Esta es considerada su segunda gira por la subregión en menos de un año. Brahim Ghali fue recibido por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, lo que fue una expresión del apoyo sostenido por el African National Congress (ANC) hacia la causa saharaui.

Mientras, Marruecos ha seguido con su política de lograr una mayor influencia política en África Subsahariana. En este sentido, en enero de 2018 fue seleccionado como miembro del Consejo de Paz y Seguridad de la UA —AU Peace and Security Council (PSC)—. Al mismo tiempo ha mantenido su intención de integrar la CEDEAO[19].

Acuerdos adoptados

  • Se acordó establecer una troica integrada por tres Jefes de Estado: el actual presidente de la UA, Paul Kagame; el presidente de Guinea Alpha Conde en calidad de presidente de la UA en 2017 y el próximo mandatario en presidir la organización, el egipcio Abdel Fattah el-Sisi apoyado por Musa Faki, con el objetivo de apoyar al proceso de negociación impulsado por la ONU para lograr la autodeterminación del pueblo saharaui.
  • Se determinó reactivar la Oficina de la UA como parte de la Oficina de las Naciones Unidad para el Referéndum del Sahara Occidental ubicada en

Integración económica: hacia el Área de Libre Comercio Continental

El 21 de marzo de 2018, en la Cumbre extraordinaria de Kigali, los líderes de 44 países africanos firmaron el acuerdo por el cual daban su consentimiento para el establecimiento del Área de Libre Comercio Continental (African Continental Free Trade Area, AfCFTA). Para su puesta en funcionamiento el documento tenía que ser ratificado por al menos 22 Estados miembro.

En esta primera etapa solo cuatro naciones lo habían ratificado: Ghana, Kenya, Ruanda y Níger. Este último país pasó a presidir el Comité para su implementación. En este momento ni Sudáfrica ni Nigeria habían ratificado su disposición debido a las reticencias por ejemplo en el caso nigeriano a abrir su economía. Esta política integracionista impulsada por la UA tiene aspectos positivos y negativos, lo que se ha visto expresado en el hecho de que todavía la mayoría de los países que no hayan ratificado el acuerdo.

Esta iniciativa se enmarca en el espíritu de la OMC —World Trade Organization— relacionado con la liberación económica a través de la eliminación de las tarifas en el comercio intraafricano y es un ejemplo de los enfoques globalistas neoliberales que se impulsan en los países capitalistas periféricos. No solo busca eliminar los aranceles en el comercio entre países africanos sino también con respecto a las importaciones procedentes de sus principales socios comerciales extracontinentales.

No se trata de una política única de aranceles continental para proteger los productos africanos. Esta medida también está en sintonía con los EPAs por el cual los países europeos también se beneficiarían de una eliminación de los aranceles a sus productos. Por lo tanto, la iniciativa fue muy bien acogida por los actores internacionales que buscan mejores ventajas económico-comerciales en África. Tampoco la adopción de este Acuerdo limita a los Estados a firmar otros convenios con terceros, no obstante la Cumbre instó a los países que no han firmado y ratificado el Acuerdo a adoptar otros acuerdos bilaterales hasta que la AfCFTA entre en vigor.

En la Cumbre de 2018 en Mauritania se siguió discutiendo sobre la base reglamentaria para la adopción de esta zona de libre comercio continental, que incluiría cinco sectores claves: transporte, comunicación, finanzas, turismo y los negocios. Al respecto, todavía quedaban varias incógnitas sobre cómo se efectuarán las relaciones entre los RECs y el AfCFTA.

Varios secciones sindicales estaban aún temerosas sobre los efectos negativos con respecto a la pérdida de puestos de trabajo ante una mayor liberalización de las economías. Se mantiene las reticencias por partes de las economías más pequeñas dentro de cada subregión, sobre los impactos adversos que supondrán para ellas en el largo plazo. Uno de los aspectos negativos podría ser el aumento de la economía informal, ilegal o el contrabando de productos, al eliminarse los controles aduanales.

No obstante, en esta Cumbre, Burundi, Sierra Leona, Lesoto, Sudáfrica y Namibia suscribieron el documento inicial, mientras que ratificaron el acuerdo Eswatini (antigua Suazilandia) y Chad. Por lo tanto, el mismo ha sido aceptado por 49 de los 55 Estados y ratificado por 6 de los 22 necesarios para que entrase en pleno funcionamiento[20].

Nigeria se mantuvo reticente a la apertura de su mercado, postura que fue manifestada por su presidente Muhammadu Buhari ante la incertidumbre que existe por parte del sector privado nigeriano al respecto. Este es un elemento a tener en cuenta: los principales beneficiarios de esta liberalización será el sector privado de las economías africanas frente al cada vez más reducido papel de las pocas empresas estatales donde estas existan.

La puesta en práctica de la AfCFTA, a partir de 2019, coincidirá con el proceso de renegociación de los Acuerdos comerciales con la Unión Europea. A pesar de las reticencias por parte de algunos Estados miembro, la UA destaca los aspectos positivos de la creación de la AfCFTA: mayor dinamismo del comercio al interior del continente, aumento de la velocidad del comercio interno de mercancías y mayores beneficios para las exportaciones. Esto se complementa con el conjunto de obras de infraestructuras para interconectar a los países africanos que se han ido realizando. Los pronósticos predicen que el mercado panafricano experimentaría un aumento del 52% del comercio para 2022, con una “mejora” en la calidad de los productos y una mayor “diversificación” económica.

En la XXXII Cumbre de la UA de 2019 se adoptaron las siguientes decisiones con respecto al Área de Libre Comercio Continental de África:

  • Recomendaciones a los ministros de comercio de la UA: realizar una plantilla sobre la liberalización arancelaria que será utilizada por los Estados miembros para preparar las Listas de concesiones arancelarias del AfCFTA.
  • Realizar la designación de Productos Sensibles y la Lista de Exclusión sobre la base de los siguientes criterios: seguridad alimentaria, seguridad nacional, ingresos fiscales, medios de vida e industrialización.
  • Decidió que los Estados miembros que desean asociarse con terceros deberían informar a la Asamblea con la seguridad de que esos esfuerzos no socavarán la visión de la UA de crear un mercado africano.
  • Solicitó a la Comisión, con la asistencia de socios técnicos, que realice una evaluación de los requisitos para el establecimiento de un mercado común futuro que incluya los pasos que deben tomarse, así como sus implicaciones y desafíos, para que los Ministros de la UA los examinen.
  • Solicitó a los ministros de la UA responsables del comercio que presenten las Listas de Concesiones Arancelarias y las Listas de Compromisos Específicos sobre el Comercio de Servicios de acuerdo con las modalidades acordadas a las Sesiones de la Asamblea de julio de 2019 y enero de 2020, respectivamente, para su adopción;
  • Concluir las negociaciones sobre inversión, política de competencia y derechos de propiedad intelectual, y presentar los proyectos de textos legales al período de sesiones de la Asamblea de enero de 2021 para su adopción a través del Comité Técnico Especializado en Justicia y Asuntos Jurídicos[21].

Adopción del presupuesto de la UA para el 2019

La falta de financiamiento de la UA ha sido uno de los mayores obstáculos para el mejor funcionamiento de todo el complejo entramado institucional de la organización y uno de los elementos donde se observa una fuerte dependencia externa puesto que más el 70% de su presupuesto ha sido históricamente aportado por los donantes externos. El resto del financiamiento de la UA tampoco es tributado de manera homogénea por los Estados miembro, puesto que ello está en relación con el peso relativo de sus economías.

Por lo tanto, solo algunos países africanos se encuentran entre los que más contribuyen con este presupuesto: entre ellos Argelia, Egipto, Nigeria y Sudáfrica, con el 12% respectivamente. En su momento, Libia llegó a aportar también un 12%, cifra que decayó considerablemente tras la intervención de la OTAN, en 2011. Entre los que menos ingresan están por ejemplo RCA con el 0.1%, Comoras con el 0.03% o Gambia con el 0.05%.

Con estos antecedentes, sumandos a los problemas económicos-financieros por los que atraviesan las principales economías del continente, algunas de ellas incluso en recesión por la caída de los ingresos estatales desde la última crisis de los precios del petróleo, la Cumbre en Mauritania adoptó el presupuesto para el año fiscal 2019.

El monto aprobado, para ser empleado en las cuestiones de funcionamiento de la UA, los programas que ésta impulsa y para los problemas de paz y seguridad, fue de 681 485 337 de dólares[22]. De este monto, $280 045 761 fueron aportados por los Estados miembro y $401 439 575 por los “socios” externos[23]. Del monto total, $161.4 millones se destinarán a financiar el funcionamiento de la UA, $252.8 millones a los programas de desarrollo socioeconómicos, mientras que $273.3 millones irán a las operaciones de paz. Como puede apreciarse, se sigue gastando mucho más dinero en la dimensión de la seguridad y la defensa que en impulsar el desarrollo socioeconómico del continente.

Esto significó una reducción del 12% en relación con el presupuesto del 2018. Esta es una clara señal del impacto de la crisis financiera a lo interno de los países y de la “fatiga” de los donantes externos. De aquí, la imperiosa necesidad de aplicar las reformas institucionales en el plano financiero para poder hacer frente a este tipo de problemas.

De acuerdo con el Vicepresidente de la Comisión de la UA, Embajador Kwesi Quartey, los Estados miembro aportaron el 46% del presupuesto y el 54% fue financiado por lo donantes externos, en lo que él denominó “un gran cambio en la sobredependencia” que existía con respecto a los segundo, cuando éstos aportaron en años anteriores cerca del 70% del presupuesto[24]. Este puede ser un elemento positivo, pero esta “reducción” no significa necesariamente eliminación de dicha dependencia, principalmente cuando se está hablando de una reducción del 12% del presupuesto general de la UA.

Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU

Retomando una de las ideas manejadas por Silvio Baró sobre la necesidad de la UA de “lograr una mayor representatividad y fuerza en los organismos internacionales, especialmente en el Consejo de Seguridad de la ONU”, la XXXII Cumbre de 2019 acogió con satisfacción la creciente aceptación de la legitimidad de la Posición común africana sobre la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En particular, el respaldo total que hubo a la Posición Africana Común tal como se propuso en el Consenso de Ezulwini y la Declaración de Sirte por parte de varios Grupos de Interés y Estados Miembros de todas las regiones durante las Negociaciones Intergubernamentales en las Naciones Unidas en 2018. Se reiteró que la representación plena de África en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas significa:

  • Dos asientos permanentes con todas las prerrogativas y privilegios de la membresía permanente, incluido el derecho al veto.
  • Cinco asientos no permanentes.

La UA se reservaría el derecho de seleccionar a sus representantes para la elección al Consejo de Seguridad de la ONU para actuar en su nombre[25]. Este tema es de suma importancia para los africanos y un paso aclamado dentro de gran parte de la comunidad internacional en el sentido de democratizar las Naciones Unidas. En el contexto de crisis de las instituciones multilaterales, una reforma de esta índole sería muy oportuno, pero sin dudas, las potencias centrales no van a ceder cuotas de poder para acceder a estas prerrogativas africanas. Otro tema vinculado con la posición africana en los foros internacionales es el tratamiento que se le está dando en los tribunales de la Corte Penal internacional donde la mayoría de los acusados son precisamente del continente africano, sin tener en cuenta las instancias judiciales que existen dentro de África. Este será también otro tema de larga discusión.

 

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Conclusiones

Los temas abordados en la XXXI Cumbre y los acuerdos adoptados indican la continuidad de las políticas de la Unión Africana en aras de fortalecer su institucionalidad, favorecer la integración económica —con un marcado carácter neoliberal— así como fortalecer sus posiciones como un actor más fuerte en el sistema de relaciones internacionales.

En 2019, la presidencia de la UA recaerá en Egipto —mandatario: Abdel Fattah el-Sisi— y las discusiones se concentrarán en torno al tema de los refugiados, los retornados y los desplazados internos[26]. Precisamente el tema de la XXXII Cumbre será: “Año de los refugiados, los retornados y las personas desplazadas en África: hacia un solución durable para el desplazamiento forzado”[27]. El cónclave se desarrollará en la capital de Etiopía, como es habitual, entre el 10 y el 11 de febrero de 2019.

Mientras, se espera una nueva reunión en Niamey, capital de Níger, en el mes de julio, que se efectuará en lo fundamental a nivel de Ministros de Relaciones Exteriores, Ministros de Finanzas y con un número mucho menor de mandatarios africanos. Níger ya ha comenzado la construcción de las infraestructuras necesarias para acoger dicha reunión, para la cual se espera que entre en funcionamiento el Área de Libre Comercio Continental.

Los elementos aquí expuestos validan los siguientes escenarios más probables y tendenciales con respecto al futuro de la organización continental:

  • Prosigue la implementación de las reformas dentro de la UA.
  • Se observa un mejor funcionamiento de sus agencias y una mayor articulación de sus políticas por parte de las Comunidades Económicas Regionales (RECs)
  • Los procesos de integración económica en las subregiones continúan avanzando, gracias a las políticas adoptadas en aras de la eliminación progresiva de las barreras para el comercio intrarregional, el libre movimiento de bienes, servicios y mercancías así como de personas.
  • El Área de Libre Comercio Continental entra en funcionamiento.
  • El Consejo de Paz y Seguridad de la UA consolida su labor en cuanto a la prevención y resolución de conflictos armados y las crisis políticas.
  • No obstante, persisten las dificultades para solucionar las causas de los mismos así como los problemas derivados de éstos, una vez que se originan.
  • La organización avanza en la coordinación de las acciones para la implementación de la Agenda 2063 y consolida sus posiciones en el sistema internacional.
  • El proceso de reforma financiera le permite obtener nuevas fuentes alternativas de financiamiento pero que no reducen su dependencia con respecto de los recursos suministrados por las potencias occidentales, lo que constituye otra de sus limitantes para su actuación.

* Profesor Asistente e Investigador Agregado, Jefe del Equipo de África y Medio Oriente del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). Email: yosilglez@yahoo.es y yoslan@cipi.cu

Referencias

[1] Baró, Silvio y Florentina Laza.Diez retos de la Unión Africana”. CEAMOnitor. Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente, Vol. 6 No. 2, febrero de 2009.

[2] Marruecos se retiró en septiembre de 1984, en protesta por la admisión de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) el 22 de febrero de 1984.

[3] Ver: Kimeng Hilton Ndukong. 31st African Union Summit: Mauritanian Capital Awaits Continental Leaders.  21 de junio de 2018. Disponible en: https://www.cameroon-tribune.cm/articles/20039/fr/31st-african-union-summit-mauritanian-capital-awaits-continental-leaders

[4] Ver: Buhari to attend 31st AU Summit in Mauritania –Presidency. 29 de junio de 2018. Disponible en: http://punchng.com/buhari-to-attend-31st-au-summit-in-mauritania-presidency/

[5] Silvio Baró Herrera. Los países africanos y la temática de la corrupción. Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente. CEAMOnitor, Vol. 4 No. 5, mayo de 2007.

[6] Ídem.

[7] Ver: African Union Summit in Mauritania: What is at Stake? Disponible en: https://assodesire.com/category/au-summit/

[8] Ver: Désiré Assogbavi. The key outcomes of the Nouakchott African Union Summit. 5 de julio de  2018. Disponible en: http://www.theeastafrican.co.ke/oped/comment/The-key-outcomes-of-the-African-Union-Summit/434750-4648608-sdx3oaz/index.html

[9] Ver: Financial reforms at the African Union lead to massive cuts of the Union’s Budget. 6 de julio de 2018. Disponible en: https://au.int/en/pressreleases/20180706/financial-reforms-african-union-lead-massive-cuts-union%E2%80%99s-budget

[10] Ver: Focus on 31st AU summit: Staying the course to reform the AU. APA News, 21 de junio de 2018. Disponible en: https://www.journalducameroun.com/en/focus-on-31st-au-summit-staying-the-course-to-reform-the-au/

[11] Ver: African Union. Summary of the key decisions and declarations of the 31st African Union Summit. 6 de julio de 2018. Disponible en: https://au.int/en/pressreleases/20180706/summary-key-decisions-and-declarations-31st-african-union-summit

[12] Ver: Key Decisions of the 32nd Ordinary Session of the Assembly of the African Union (January 2019). February 11, 2019. Disponible en: https://au.int/en/pressreleases/20190211/key-decisions-32nd-ordinary-session-assembly-african-union-january-2019?fbclid=IwAR1SwSKBtmUgayM

[13] Ver: African Union. Summary of the key decisions and declarations of the 31st African Union Summit. Ob.cit.

[14] Ver: Macron llama a acelerar financiación de la fuerza antiterrorista G5 del Sahel. EFE, Nuakchot, 3 de julio de 2018. Disponible en: https://www.efe.com/efe/espana/mundo/macron-llama-a-acelerar-financiacion-de-la-fuerza-antiterrorista-g5-del-sahel/10001-3669867

[15] Ver: AU summit 31: Reconfiguring the African Peace Facility post-Cotonou. 26 de junio de 2018. Disponible en: https://issafrica.org/pscreport/on-agenda/au-summit-31-reconfiguring-the-african-peace-facility-post-cotonou

[16] Ver: Désiré Assogbavi. Ob. Cit., p. 1.

[17] Ver: Key Decisions of the 32nd Ordinary Session of the Assembly of the African Union (January 2019). February 11, 2019.

[18] Ver: Moussa Faki in Rabat to discuss implementation of an AU resolution on Western Sahara. Disponible en: https://en.yabiladi.com/articles/details/65759/moussa-faki-rabat-discuss-implementation.html

[19] Ver: Liesl Louw-Vaudran. AU summit 31: The Western Sahara debate heats up.  28 de junio de 2018. Disponible en: https://issafrica.org/iss-today/au-summit-31-the-western-sahara-debate-heats-up

[20] Ver: African Union. Summary of the key decisions and declarations of the 31st African Union Summit.

[21] Ver: Key Decisions of the 32nd Ordinary Session of the Assembly of the African Union (January 2019). February 11, 2019.

[22] Ver: Idem.

[23] Ver: Désiré Assogbavi. Ob. Cit., p. 1.

[24] Ver: Financial reforms at the African Union lead to massive cuts of the Union’s Budget. 6 de julio de 2018. Disponible en: https://au.int/en/pressreleases/20180706/financial-reforms-african-union-lead-massive-cuts-union%E2%80%99s-budget

[25] Ver: Key Decisions of the 32nd Ordinary Session of the Assembly of the African Union (January 2019). February 11, 2019.

[26] En 2019 se cumple el 50 aniversario de la adopción de la Convención de 1969 de la OUA sobre los Refugiados: OAU Convention Governing the Specific Aspects of Refugee Problems in Africa (OAU Convention), así como el 10mo aniversario de las Convención de Kampala de 2009: AU Convention for the Protection and Assistance of Internally Displaced Persons in Africa (Kampala Convention).

[27] “Year of Refugees, Returnees and Internally Displaced Persons in Africa: Towards Durable Solutions to Forced Displacement”.

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