Archivo de la etiqueta: Egipto

¿SERÁ 2021 EL AÑO DEL DESHIELO EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES PARA TURQUÍA?

Giancarlo Elia Valori*

En los últimos años, después del torpe y desacertado golpe de Estado que intentó derrocarlo en 2016, el presidente de Turquía Erdogan ha adoptado actitudes cada vez más extremistas y políticas internas e internacionales que prácticamente han aislado a Turquía no sólo de sus aliados tradicionales de la OTAN (de los cuales ha sido socio desde la fundación de la OTAN), sino también de casi todos sus homólogos geopolíticos en Medio Oriente.

En su intento de desempeñar un papel destacado en los juegos en marcha en la región mediterránea y del Cercano Oriente, desde Siria hasta Libia, pasando por Nagorno-Karabaj, el presidente Erdogan ha dado a la diplomacia de su país una deriva islamista —basada, en particular, en el apoyo al movimiento fundamentalista de los Hermanos Musulmanes— que si, por un lado, lo ha fortalecido internamente, por otro le ha llevado a hacer más enemigos de los que razonablemente podría soportar.

El pico del aislamiento internacional de Turquía se mostró descaradamente en octubre del año pasado cuando, después del brutal asesinato en Francia del profesor Samuel Paty, decapitado en la calle por un extremista musulmán de origen azerí porque era “culpable” de haber expuesto las infames caricaturas de Charlie Hebdo sobre Mahoma en las aulas, el presidente Macron arremetió contra aquellos que, “a la sombra de Mahoma” , avivaban las llamas del islamismo radical en Francia con el objetivo de despertar a los jóvenes musulmanes y animarlos a convertir su ira en la marginación social y económica en conflictos religiosos.

Por orden del presidente francés, las fuerzas de seguridad comenzaron a investigar y realizar registros en los círculos salafistas franceses controlados por unos trescientos imanes turcos que se habían instalado en Francia.

Las palabras de Macron y las iniciativas de las fuerzas de seguridad francesas contra el fundamentalismo islámico en Francia desataron la ira del presidente turco, que no dudó en llamar a su colega francés “un cerebro de muerto” que trataba a los musulmanes en Francia “como los judíos fueron tratados en la Alemania de Hitler”.

Las palabras del presidente Erdogan han añadido combustible al fuego de las ya difíciles relaciones entre Francia y la minoría de salafistas activos en el país: pocos días después de las declaraciones públicas de Erdogan, un joven tunecino en Niza mató a tres personas gritando “Alla akhbar”  en la catedral de Niza.

En esa coyuntura, Francia retiró a su embajador de Ankara, congelando sus relaciones con un país que durante décadas había sido considerado un sólido socio comercial, político y militar.

A finales de 2020, las relaciones internacionales de Turquía alcanzaron el nivel más bajo de la historia reciente.

Incluso afirmaciones justificadas como la solicitud de redefinir las fronteras marítimas con Grecia han dejado de ser apoyadas por diplomáticos europeos, mientras que el activismo en Libia para apoyar al Presidente del “Gobierno de Acuerdo Nacional” (GNA), impuesto por las Naciones Unidas pero apoyado por milicias islamistas, ha puesto a Ankara en un curso de colisión con Rusia y Egipto que, a su vez, se han puesto del lado del señor de la guerra “secular” de Cirenaica, Khalifa Haftar.

A finales del año pasado, un país como Turquía que, debido a su pragmatismo en política exterior, no sólo había sido considerado digno de pertenecer a la OTAN, sino también considerado un socio fiable y creíble durante décadas por Europa y los Estados Unidos, se encontró en total aislamiento a nivel internacional y en grandes dificultades a nivel nacional, debido a los efectos de la pandemia y una creciente crisis económica.

Es probablemente en este contexto que, desde principios de este año, el Presidente Erdogan ha cambiado de estrategia y ha lanzado lo que los observadores internacionales han llamado la “ofensiva del encanto”, en un intento de reabrir los canales de diálogo entre Turquía y los países occidentales y las potencias regionales en Medio Oriente (de Israel a Egipto, de Arabia Saudí a los Emiratos), un diálogo que había sido congelado debido a la decisión imprudente y mal considerada de apoyar, siempre y en cualquier caso, a los Hermanos Musulmanes.

Después de iniciar un canal secreto de cooperación con Israel en un intento de encontrar una solución a la guerra civil a pequeña escala sobre Nagorno-Karabaj —en la que Turquía, con el soporte “clandestino” de Israel, apoyó con éxito las razones de los turcomanos musulmanes azerbaiyanos, en detrimento de la mayoría armenia cristiana—, el presidente Erdogan decidió reabrir las relaciones con Egipto.

Después de ocho años de tensas o ausentes relaciones, Turquía ha reabierto la puerta al diálogo con Egipto bajo la bandera de una “Realpolitik” que el presidente Erdogan parecía haber olvidado.

Desde 2013, cuando el general Al Sisi derrocó al gobierno del presidente Morsi —líder de los Hermanos Musulmanes en Egipto y ganador de las elecciones de 2012—, el presidente Erdogan lo había llamado repetidamente “un asesino” y “un tirano”. Las relaciones entre los dos países se habían enfriado definitivamente cuando el presidente turco había dado descaradamente refugio y asilo político a todos los asesores y colaboradores de Morsi y a todos los miembros de los Hermanos Musulmanes que habían huido a Turquía para escapar de la represión.

El 12 de marzo de 2021, en una declaración sorpresa, el presidente Erdogan admitió en una conferencia de prensa que había “tomado medidas diplomáticas” para lograr la “reconciliación con Egipto”.

El ministro de Asuntos Exteriores, Melvut Cavusoglu, confirmó ese cambio de línea política diciendo que “después de años de hostilidad y desconfianza mutua… había llegado el momento de reiniciar gradualmente los contactos con Egipto”.

Según fuentes diplomáticas, hay dos razones principales que han convencido al presidente turco para cambiar su actitud hacia su (probablemente antiguo) rival Al Sisi.

La primera se remonta al total y ya sofocante aislamiento de Turquía en toda la región del Mediterráneo y de Medio Oriente.

La segunda es mucho más práctica y pragmática: la posibilidad de discutir con Egipto una nueva definición de las fronteras marítimas de Turquía en el Mediterráneo podría permitir a Turquía negociar —desde una posición más sólida— el problema de las “12 millas” y permitirle extender, dentro de límites aceptables, las fronteras de las aguas territoriales, actualmente “estranguladas” y cubiertas por la proximidad de las islas griegas a la costa turca.

Según el gobierno turco, un acuerdo entre Turquía y Egipto sobre fronteras marítimas podría conducir a un nuevo acuerdo sobre el mismo tema con Israel, útil para la explotación conjunta de los campos submarinos de gas frente a Chipre, Egipto e Israel.

Según fuentes muy fiables y cualificadas, el jefe del Servicio Secreto turco (MIT), general Hakan Fidan, ha recibido órdenes directas del presidente Erdogan de restablecer los contactos y las relaciones (interrumpidos desde 2013) con el Servicio Secreto egipcio, el Mukhabarat Al Amma.

Gracias al compromiso personal del emir de Qatar, Tamin Ben Hamad al Thani, quien es el último aliado del presidente Erdogan que permanece en la región, el MIT ha establecido contactos con colegas egipcios a principios de marzo de este año y, como gesto de cooperación hacia Egipto, las autoridades de seguridad turcas han colocado a treinta “Hermanos Musulmanes” egipcios, que habían sido acogidos como refugiados en Turquía, bajo estricto control de seguridad en vista de su posible extradición.

Mientras tanto, las autoridades turcas han pedido a los tres canales de televisión egipcios “alojados” en Turquía, a saber, las cadenas Al Shaq, Mekamleen y Watan, que bajen el tono de sus críticas contra el gobierno egipcio y dejen de insultar al presidente egipcio Al Sisi. A los tres canales se les ha pedido abruptamente que “revisen sus políticas editoriales” si quieren seguir disfrutando de la hospitalidad turca.

Según fuentes de prensa saudíes, muchos miembros de los Hermanos Musulmanes que se han refugiado en Turquía han sido presuntamente puestos bajo arresto domiciliario.

La diplomacia puesta en marcha por el presidente Erdogan a través del MIT está empezando a dar sus frutos: los contactos entre Fidan y su homólogo egipcio, el general Abbas Kamel, han llevado a un acuerdo en Libia que ha favorecido el nombramiento de Abdelhamid Dabaiba como presidente del “Gobierno de Acuerdo Nacional” para reemplazar al ahora desacreditado Fayez Al Sarraj.

También gracias al compromiso tras bambalinas de los servicios secretos turcos y egipcios, bajo la supervisión vigilante del Mossad israelí, la “ofensiva del encanto” del presidente Erdogan está empezando a dar sus frutos y, después de años de movimientos desconsiderados, imprudentes y aventureros, probablemente llevará a Turquía de vuelta a la mesa de negociaciones, después de renunciar al fundamentalismo musulmán, contribuyendo así a la búsqueda del “deshielo” en las relaciones internacionales que el mundo necesita para reparar el enorme daño causado por la pandemia.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

©2021-saeeg®

 

¿RESOLUCIÓN DIPLOMÁTICA O MILITAR? LA DISPUTA POR EL CONTROL Y MANEJO DEL NILO AZUL.

Ehsan Sherbi*

Imagen: Embajada de la República Democrática Federal de Etiopía en Australia.

La Gran Represa Etíope del Renacimiento, situada en la región de Benishangul-Gumuz, se erige sobre el afluente del Nilo Azul. Junto al cauce del Nilo Blanco, constituyen un sistema fluvial complejo de carácter internacional que abastece de agua a 10 países.

Egipto y Sudán, que se ubican en la cuenca baja y dependen insustituiblemente de las cuotas hídricas anuales del Nilo, aseveran que la ausencia de un acuerdo formal con Etiopía no garantizará el abastecimiento a ambos países. La segunda etapa del llenado de 13,500 millones de metros cúbicos amplifica las tensiones entre los tres países que, durante una década, han llevado a cabo numerosas instancias de negociaciones fallidas.

Nodos estratégicos que emergen de la disputa por la Gran Represa del Renacimiento Etíope (GERD[1])

La disputa por GERD invita a analizar temas puramente estratégicos que incorporan variables fundamentales en los niveles medioambientales, políticos, económicos y militares en un contexto real. Entre las más sustantivas podemos enumerar las siguientes:

1- La agenda de desarrollo continental revela intereses contrapuestos en la utilización y dominio de los recursos hídricos que requieren marcos jurídicos más claros y modernos para su resolución; 2- En el caso de Egipto y Etiopía se observa la puja por el liderazgo político y económico en África Oriental para los próximos 30 años, en esta circunstancia, el agua se torna una variable de poder decisivo en lo económico, lo político y lo militar;3- Estados Unidos, China y Rusia se incorporan como actores obligados a mantener su influencia en un contexto de alianzas cruzadas con los gobiernos de la cuenca del Nilo y el cuerno de África, en el caso de GERD, China ha financiado gran parte de las obras; 4- La represa del Nilo Azul añade una sinuosa complejidad ya que Etiopía pretende convertirse en un proveedor protagónico del sector energético y, a su vez, Egipto y Sudan deben sostener el acceso al agua para la expansión de la frontera agrícola. Con el fin de mejorar los indicadores de seguridad y soberanía alimentaria para 150 millones de seres humanos; 5- En el plano diplomático, no hubo avances en los acuerdos y notoriamente Etiopia ha sido esquiva a consagrar compromisos tripartitos con Egipto y Sudán; 6- La Seguridad Hídrica se instala con más fuerza como asunto a abordar multidimensionalmente en los aspectos climáticos, energéticos, económicos, tecnológicos, demográficos y de seguridad humana; 7- En el último tramo temporal de 2021, todos los mandatarios han incluido o declarado públicamente que todas las opciones están sobre la mesa (lo que supone una manifestación tácita de un potencial conflicto armado en caso de que la diplomacia fracase).

Etiopía en sus interiores complejos

Etiopía se encuentra en un momento crítico debido a la inestabilidad interna que ha promovido una pérdida progresiva del consenso político y  monopolio de la fuerza del gobierno federal del Premier Abiy Ahmed. La debilidad institucional ha motivado la reaparición de disputas limítrofes por tierras fértiles y otros recursos naturales en la mayoría de las 10 regiones del país, ampliado por diferencias étnicas, culturales y religiosas.

Las próximas elecciones de Junio de 2021 han provocado brotes de violencia que arrastran un trasfondo complejo para sostener el poder en el país y los controles territoriales en las regiones. En los últimos meses se destacan: la crisis en la región de Tigray (motivado por Abiy Ahmed para neutralizar al partido político TPLF); atentados y enfrentamientos entre la etnia oromia y amhara[2]; ataques entre las etnias afar y somalí (motivado por disputas de la administración territorial en las áreas de Hawuk y Gewane, originada por la notable agricultura de subsistencia nacional), y enfrentamientos con propósitos separatistas en el territorio de la etnia de Bani Shangul-Gumuz (donde se emplaza GERD).

Cabe destacar que la región más golpeada por la violencia es la de Tigray, donde se han enfrentado las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía (gobierno) con el partido TPLF, generando centenares de muertos y el éxodo de aproximadamente 200,000 civiles. Con la particularidad que elementos de las fuerzas eritreas han participado dentro del territorio etíope para combatir al TPLF, ejecutando numerosas masacres de civiles en los focos de combate más álgidos (el secretario Antony Blinken de Estados Unidos presiona al gobierno etíope para que las fuerzas eritreas abandonen dicho territorio). En este contexto, la Etnia amhara ha operado activamente para recuperar territorios en disputa que habían sido agenciados antaño durante el paso del TPLF por el gobierno federal.

El consejo de Seguridad de la ONU ha declarado formalmente, y por primera vez, su preocupación por las denuncias de violación y abuso de los derechos humanos en la región[3]. La escalada de violencia en Tigray no es reciente. Kirby explica lo siguiente: «Las tensiones persistieron en 2020, que se suponía sería un año electoral, hasta que Abiy (con la aprobación del Parlamento) pospuso las elecciones, citando la pandemia de coronavirus como excusa. Los críticos de Abiy, incluidos los del TPLF, lo acusaron de una toma del poder antidemocrática. La región de Tigray celebró elecciones de todos modos en septiembre en un acto de desafío. Pero el gobierno de Abiy consideró ilegales esas elecciones»[4].

Para el caso de la etnia oromia la situación no es diferente; durante el año 2018 se inició una amnistía a grupos armados, considerados por el gobierno de Abiy Ahmed por «fuera de la categoría de terroristas», como el Frente de Liberación de Oromo (OLF), Patriotic GINBOT 7 (PG7), Frente Nacional de Liberación de Ogaden (ONLF), Movimiento de Fuerzas Democráticas de Amhara (ADFM) y el Movimiento Democrático Popular de Tigray (TPDM). Durante el proceso, el OLF no se integró al acuerdo de desarme, desmovilización y reintegración, por lo que sostienen su intransigencia contra Abiy Ahmed. Por el contrario, otros grupos mutaron a movimientos y partidos políticos para insertarse al proceso de reinstitucionalización.

El aumento de las protestas y enfrentamientos internos en Etiopia vienen causando mayores dificultades para la consolidación de una estabilidad económica a corto plazo. El analista Mbuyamba sostiene que «Los inversores se han vuelto más cautelosos como resultado de los disturbios sociales desde que el primer ministro Abiy Ahmed intentó introducir reformas económicas orientadas al mercado»[5].

La construcción de la represa GERD, que tiene un costo aproximado de 5.000 millones de dólares, se inserta como plan estratégico para Abiy Ahmed, que lo proyecta política y económicamente a nivel regional, aunque también las diferentes etnias opositoras se incorporaron a la crisis para buscar beneficios en la cambiante estructura de poder interno. 

Alteración del flujo del río Nilo: aprensiones axiomáticas de Egipto y Sudán frente a la posición etíope

Egipto y Sudán han edificado una alianza diplomática de envergadura debido a la disputa sobre GERD. Ambas partes han dejado en claro que las negociaciones fueron dañadas porque Etiopía no tiene intención de ceder y ha tomado una actitud totalmente unilateral desde el inicio de la disputa. Ambos gobiernos evidencian que durante 10 años no hubo avances y Etiopía utilizó las oportunidades de negociación «para ganar tiempo en el avance de las obras de GERD» a pesar que El Cairo y Jartum nunca se opusieron a su construcción, sino a los tiempos de llenado del lago artificial para no perjudicar el flujo del cauce de Nilo Azul.

El gobierno egipcio ha sido determinante con su posición frente a la crisis; el presidente Abdel Fatah El Sisi ha declarado explícitamente en una conferencia que «Egipto no permitirá que disminuya una sola gota de agua de la que les corresponde». Como también, ha expresado que «todas las opciones están abiertas para resolver la crisis». Por otro lado, numerosos funcionarios y políticos de renombre han sentenciado que «jamás en 7000 años Egipto se enfrentó a una situación tan apremiante para la supervivencia del país».

El líder del Consejo Soberano de Sudán Abdel Fattah Burhan ha revelado enérgicamente que «no desea la guerra, pero que su país está preparado para responder a los desafíos en la protección de su soberanía». Como también, ha dicho que «quiere llegar a un acuerdo razonable y legal», cuestión que «ha negado el gobierno de Abiy Ahmed», según afirmó el militar sudanés en numerosas entrevistas televisivas.

La obturación diplomática se focaliza en que Etiopia rechaza los acuerdos de 1929 (entre Egipto y Reino Unido) y 1959 (Egipto y Sudán), el primero porque afirma que es de la era colonial y el segundo porque no estuvo incluido como estado soberano. Sumado a lo anterior, se explicita una tendencia negativa a las propuestas de ambos países hacia todos los cuestionamientos de orden técnico.

Desde los ministerios de Recursos Hídricos y Riego de Egipto y Sudán han explicado que «si bien, el objetivo principal de GERD es generar electricidad, durante la época de sequía el flujo del agua mermaría y el funcionamiento normal de la presa tendría como efecto colateral la disminución de las cuotas hídricas hacia ambos países». Es por ello, que el foco de un futuro acuerdo formal se centraría en establecer las reglas para administrar el agua en esos periodos de sequía. Vale recordar que, además de las temporadas de déficit de lluvias de corto plazo, cada 100 años el rio Nilo presenta sequias que duran 5 años ininterrumpidamente.

También han apuntado que «la agricultura en ambos países es vital para la generación y sostenimiento de millones de familias». Las cuales riegan sus cultivos a través de canales, muchos de ellos, milenarios. En el caso de Egipto, país donde culmina el curso del rio con desembocaduras en el mar Mediterráneo, posee una cuota de 55,500 millones de metros cúbicos anuales (establecido según el acuerdo del año 1959) y representan alrededor del 80% de sus recursos hídricos, que se originan mayoritariamente fuera del país[6]. Expertos egipcios han marcado que la construcción de GERD impone una disminución de la resiliencia de la Represa de Asuán, tanto en épocas de sequía como de precipitaciones.

En el plano de la seguridad, han deslizado que la disminución del flujo de agua desencadenaría conflictos internos e incrementaría la inmigración ilegal hacia otros países en un escenario futuro de corto plazo. Como contrapartida política, Egipto declaró que expandirá su zona agrícola en un proyecto llamado «Nuevo Delta», una obra que ha sido presentada formalmente a inicios del segundo trimestre de 2021 y se articula con todos los planes existentes de agricultura con diferentes metodologías de riego, incluido el sistema por pivote. 

La encrucijada: dinámica de los últimos encuentros diplomáticos y declaraciones políticas traspuestas

Haciendo un conciso recorrido temporal, en estos últimos seis años hubo instancias de negociación que no consumaron progresos palpables. A modo de apuntación y glosa, pueden enumerarse: el acuerdo tripartito de 2015, la reunión de Washington en 2020 —donde no se lograron acordar los puntos críticos de la disputa— a pesar de las rondas técnicas establecidas. Como corolario, la reunión motorizada por la Unión Africana de Kinshasa en 2021 mostró la dificultad de demarcar un consenso tripartito.

Posteriormente, en una reunión del Consejo Nacional de Seguridad realizada el 24 de abril de 2021 Etiopía anunció formalmente el inicio de la segunda etapa del llenado de GERD en el mes de junio y que no dará marcha atrás en su decisión. Egipto y Sudán declararon en numerosas oportunidades que, de no existir un acuerdo formal, no habrá garantías para el futuro en la distribución equitativa del agua. Asimismo, han exteriorizado que Etiopía toma constantemente decisiones unilaterales sobre un rio internacional y que ponen a Sudán y Egipto en un alto riesgo, asegurando que es erróneo el precepto difundido en medios de comunicación de que «el agua del Nilo Azul es potestad de Etiopía» y puede administrarlo de manera autónoma.

Paralelamente, la ministra de Relaciones Exteriores de Sudán Mariam Al-Sadiq Al-Mahdi indicó el 20 de abril de 2021 que «Etiopía amenaza la seguridad nacional de Sudán con su intención iniciar el segundo llenado de GERD».

Por otro lado, el ministro de Relaciones Exteriores de Egipto Sameh Shoukry ha realizado, luego de la reunión de Kinshasa, visitas a diferentes países de la cuenca del Nilo y Estados claves en el continente africano. El alto funcionario ha dicho «No puede haber negociaciones interminables o negociaciones por venir, con una parte que continúe tomando medidas unilaterales. De lo contrario, el asunto se convierte en un problema y no conduce a nada más que imponer la voluntad a dos partes y exponer a su gente a riesgos existenciales». En otro orden, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. egipcias Teniente General Mohamed Farid también ha concluido una agenda de visitas de cooperación militar en la región en países como Burundi y Sudán.

La estrategia multinivel egipcia recae en intentar incidir en todas las instancias diplomáticas, incluso en la Asamblea General de Naciones Unidas, al Secretario General y al Consejo de Seguridad tratando de explicar que «la posición unilateral de Etiopía impacta en la estabilidad y seguridad de la región».

Un factor llamativo es la incorporación de Emiratos Árabes como mediador para encontrar soluciones diplomáticas sobre la represa. El Sheikh Mohammed bin Zayed Al-Nahyan se encuentra realizando viajes y diálogos para buscar una solución ya que posee buenas relaciones con los tres países.

Estados Unidos, Rusia y China no han declarado una posición específica sobre la cuestión, a pesar del llamamiento al dialogo, aunque los intereses de las tres potencias se encuentran inmersos en el continente. Debe recordarse que gran parte de la infraestructura de Etiopía está siendo financiada por China. En el caso de Rusia, y luego de haber construido la base naval en Sudán, se proyecta una nueva estrategia en África, por lo que a Estados Unidos le compete reestructurar sus objetivos en la región frente al avance de ambos adversarios.

 

* Especialista en Seguridad Internacional, Geopolítica y Estrategia. Licenciado en Ciencia Política, con especialización en Administración Pública, por la Universidad Nacional de Rosario. Obtuvo el título de posgrado de Magister en Defensa Nacional de la Escuela de Defensa Nacional Argentina (UNDEF). Ha cursado la Maestría en Gestión de la Ciencia, La tecnología y la Innovación en la Universidad Nacional de General Sarmiento. Conforma el Comité Nacional de la Cámara Argentina de Profesionales en Seguridad integrada (CAPSI), siendo el coordinador de cooperación Internacional.

 

Referencias

[1] Acrónimo en inglés.

[2] Edmund Blair (Sala de prensa Nairobi). “Death toll from mid-April ethnic clashes in Ethiopia may be 200, official says”. Swissinfo, 25/04/2021, https://www.swissinfo.ch/eng/death-toll-from-mid-april-ethnic-clashes-in-ethiopia-may-be-200–official-says/46563974

[3] Redacción NIUS. “El Consejo de Seguridad y EEUU muestran ‘preocupación’ por la situación en Tigray”. NIUSDIARIO, 23/04/2021, https://www.niusdiario.es/internacional/africa/consejo-seguridad-muestran-preocupacion-situacion_18_3127170011.html

[4] Kirby, Jen. “‘Dying by blood or by hunger’: The war in Ethiopia’s Tigray region, explained. A humanitarian and political crisis, with no clear resolution”. Vox, 24/04/2021, https://www.vox.com/22370629/ethiopia-tigray-eritrea-amhara-war-ethnic-cleansing

[5] Mbuyamba, Lievin. “African sovereign debt: sorting the wheat from the chaff. Business Day”. BusinessDay, 25/04/2021, https://www.businesslive.co.za/bd/opinion/2021-04-25-african-sovereign-debt-sorting-the-wheat-from-the-chaff/

[6] Frenken, K.Y Faurès, J.M. “Irrigation potential in Africa: A basin approach”. FAO Land and Water Bulletin, 1997, 4. Roma: FAO Land and Water Development Division, ISBN 92-5-103966-6.

 

Prohibida su reproducción.

©2021-saeeg®

 

EL ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE TURQUÍA E ISRAEL

Giancarlo Elia Valori*

El temor a la Administración de Biden, la preocupación por los Acuerdos de Abraham (véase más adelante), el posicionamiento del estatus geopolítico en Medio Oriente y la salvaguardia de los intereses en Israel son los principales factores a través de los cuales el Presidente turco Recep Tayyip Erdoğan busca mejorar las relaciones con Israel que, sin embargo, conecta con los palestinos.

Las declaraciones del presidente turco Erdoğan sobre los acontecimientos en las relaciones con Israel han confirmado los informes de los medios de comunicación sobre sus repetidos intentos de llegar a un entendimiento sobre varias cuestiones controvertidas, así como allanar el camino para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Las declaraciones del presidente Erdoğan, así como de otros funcionarios turcos, han subrayado la conexión entre el cambio en las relaciones turco-israelíes y la política de Israel hacia la cuestión palestina.

El “principio de vinculación” que conecta las dos cuestiones ha sido un factor clave en la política exterior turca desde la década de 1950, y opera en el rango entre las palabras y las acciones, que a veces también han dado lugar a graves crisis en las relaciones entre los dos países.

En ese momento Turquía se opuso al plan de partición, pero reconoció a Israel y mantuvo relaciones diplomáticas con ese país. Las relaciones fueron suspendidas después de la segunda guerra árabe-israelí en 1956, cuando Turquía llamó a su representante diplomático en Tel Aviv, anunciando que no regresaría allí “hasta que se encontrara una solución justa a la cuestión palestina de acuerdo con las resoluciones de la ONU”.

Después de llegar al poder, el presidente Erdoğan ha desarrollado el mencionado “principio de vinculación”. En el contexto de las acciones de Israel con los palestinos, Turquía ha aumentado su apoyo político y económico a sus hermanos musulmanes y ha sido causa de crisis.

Las recientes declaraciones del Presidente Erdoğan se han hecho en el contexto de esta política: por un lado, el presidente turco ha expresado el deseo de su país de mejorar las relaciones con Israel y continuar la cooperación en materia de inteligencia; por otro lado, ha mantenido que el trato de Israel a los palestinos es “inaceptable”.

Es importante señalar que Turquía no renunciará al “principio de vinculación”, que difiere del principio de la nueva normalización árabe, basado en la separación entre la cuestión palestina y las relaciones con Israel. Los llamados Acuerdos Abraham, como el reconocimiento del Estado de Israel por los Emiratos Árabes Unidos en septiembre del año pasado: el tercer país árabe en reconocer formalmente a Israel, después de Egipto y Jordania; el cuarto si consideramos el reconocimiento “congelado” de Mauritania.

La política aplicada por el presidente Erdoğan no sólo está moldeada por las relaciones exteriores, sino que también es una cuestión interna turca en la que la opinión pública desempeña un papel clave. Parece que hasta que no se celebren elecciones en Turquía (previstas para el 25 de junio de 2023), no habrá una normalización completa con Israel. La mayoría de la población turca apoya a los palestinos y sus derechos, siente plena solidaridad por ellos y se opone a la presencia israelí.

Además, el presidente Erdoğan considera la cuestión palestina como un factor importante en la construcción de una renovada identidad nacional musulmana turca. Estas posturas aumentan su popularidad y fortalecen el apoyo de la gente a él y a su partido, así como su autoridad y prestigio en el mundo musulmán.

Al mismo tiempo, sin embargo, esta política también tiene implicaciones pragmáticas: el presidente Erdoğan no está cortando lazos con Israel, sino simplemente creando acciones que conducen a síntomas de crisis “diplomáticas”. A pesar de esta actitud de esperar y ver, los lazos económicos entre Turquía e Israel están floreciendo. Según datos oficiales, en 2018 las exportaciones de Turquía a Israel valían 6.500 millones de dólares e importaron 1.900 millones de dólares (excluyendo el comercio de diamantes y el turismo).

Tras la crisis de las relaciones y la expulsión del embajador israelí de Turquía (mayo de 2018), las exportaciones habían caído a 4.000 millones de dólares en 2019 y las importaciones a 1.700 millones de dólares. Aunque están disminuyendo, todavía hay profundos lazos económicos.

Las relaciones comerciales, sin embargo, no son el factor decisivo para determinar la naturaleza de las relaciones entre Turquía e Israel. Hay cuatro cuestiones que se cree que llevaron a Turquía a revisar sus relaciones con Israel:

  1. Turquía ha dado la bienvenida al nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, con cautela y temor de que se oponga a las actividades turcas en la región. El líder estadounidense también puede ser muy duro con la seguridad, el armamento y los derechos de las minorías en Turquía. Algunos creen que la mejora de las relaciones con Israel calmará la situación con el presidente Biden, y el Congreso estadounidense y el lobby sionista podrán contribuir a este resultado. No se sabe, sin embargo, si el primer ministro Benjamín Netanyahu será tan buen mediador con Biden como lo fue con Donald Trump.
  2. Turquía está tratando de eliminar el aislamiento que se le impone debido a la distribución de zonas económicas marinas en la zona del Mediterráneo oriental, y está tratando de poner a Israel de su lado para desarrollar una postura conjunta y oponerse a tales subdivisiones Según fuentes israelíes, Turquía ha hecho a Israel una generosa oferta para expandir su área de control sobre las zonas económicas marinas, a cambio de que Turquía se ponga del lado de Grecia, Chipre y Egipto. Israel ha reaccionado con cautela, tanto porque sopesa mucho las intenciones del presidente Erdogan como porque está realmente interesado en fortalecer sus relaciones con los países mencionados anteriormente.
  3. Turquía está preocupada por los Acuerdos de Abraham para la normalización con Israel, en particular el antes mencionado con los Emiratos Árabes Unidos, y Turquía tiene como objetivo limitar su influencia y estatus como una nueva “empresa” de rivales árabes. Turquía intenta desmantelar una creciente alianza entre los países árabes e Israel. Después de todo, nos preguntamos por qué Turquía no está tratando en cambio de mejorar sus lazos con los países árabes para lograr el mismo objetivo. ¿Podría seguir siendo por la historia y la aversión mutua tradicional?
  4. Turquía está tratando de aliviar la presión sobre sus actividades en Israel y Palestina como resultado de la posible mejora de las relaciones con Israel. Turquía financia proyectos importantes en Jerusalén e Israel está tratando de contenerlo y frenarlo. Por el contrario, una mejora en las relaciones entre Israel y Turquía podría liberar el freno israelí.

Hasta la fecha, no se ha dado respuesta oficial israelí a las declaraciones turcas. Los medios de comunicación de Israel hablan de sospecha y frialdad en respuesta al acercamiento turco, con temores de que el presidente Erdoğan esté preparando una estratagema, un truco dirigido no a mejorar sus relaciones con Israel, sino a sabotear las relaciones y contactos de Israel con otros países.

Sin embargo, las filtraciones de altos funcionarios israelíes indican que su país ha establecido condiciones para restablecer las relaciones, que incluyen poner fin a los lazos de Turquía con Hamas y transferir proyectos turcos a Jerusalén a través de canales israelíes, así como abstenerse de votar contra Israel en organizaciones internacionales y adoptar una posición equilibrada entre Israel y los palestinos.

Aún no está claro cuál será el destino de las relaciones entre Turquía e Israel en los próximos meses, con el presidente Biden en la Casa Blanca y después de las elecciones israelíes celebradas el 23 de marzo de 2021. Sin embargo, es importante señalar que Turquía no renunciará al “principio de vinculación», que difiere del nuevo principio de normalización árabe, basado en la separación entre la cuestión palestina y las relaciones con Israel.

El “principio de vinculación” turco es una necesidad real para Turquía, por lo tanto, los líderes palestinos deben trabajar con Turquía para maximizar los objetivos comunes, especialmente con respecto a Jerusalén, la mezquita de Al-Aqsa y Gaza.

No es fácil de hacer, pero tampoco imposible.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Porhibida su reproducción.

 ©2021-saeeg®