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SIN PROYECTO NO HAY FUTURO

Juan Carlos Neves*

Parte I: la situación

Año tras año, gobierno tras gobierno, la Argentina acumula fracasos y frustraciones hasta el punto de llevarnos a dudar de nuestra capacidad de salir de una pendiente descendente que parece no tener fin. Quizás una de las evidencias más fuertes de esta situación es la sensación de pérdida del orgullo nacional que se manifiesta en el dolor de ver a nuestros hijos alejarse del terruño en busca de mejores horizontes, mientras nos embarga el sentimiento ambiguo de tristeza por su alejamiento y satisfacción porque suponemos que disfrutarán de un futuro mejor. Y eso debería llevarnos a una profunda rebelión interior que se manifieste en un esfuerzo físico, intelectual y espiritual por elaborar un proyecto capaz de devolvernos el orgullo de ser ARGENTINOS. Así, con mayúsculas.

La falta de un proyecto ha sido un rasgo distintivo de los gobiernos que nos condujeron en las últimas décadas. Retomamos la senda institucional en 1983 escuchando que teniendo democracia todo lo demás vendría por añadidura. Error. La democracia, como dolorosamente comprobamos año tras año, es condición necesaria pero no suficiente.

Para no remontarnos demasiado al pasado repasemos nuestras dos últimas experiencias gubernamentales, la de Cambiemos y la del Frente de Todos, actualmente en curso.

¿Cuál era el proyecto de la alianza Cambiemos? Su líder proclamaba que su partido, el PRO, no tenía ideología y que su sola presencia y su historia como empresario atraería una lluvia de capitales y abriría el crédito internacional. La lluvia de inversiones nunca llegó, quizás porque su historia empresarial no era demasiado convincente pero más probablemente porque los inversionistas no atienden tanto a la personalidad de los gobernantes como a los proyectos sustentables y creíbles que presentan. El crédito, en cambio, se abrió y fluyó generoso hasta que los prestamistas vieron que el deudor había llegado a su límite de pago y allí terminó la historia. Solo el FMI, prestamista de última instancia, abrió entonces su billetera aportando el mayor crédito de su historia que se malgastó para mantener el valor del dólar y permitir que se cambiara libremente hasta que se agotó la divisa, dejándonos una deuda absolutamente impagable. ¿Pensaba seriamente la dirigencia de Cambiemos que podía conducir el país con el endeudamiento internacional como única política de Estado y sin proyecto visible? Si fue así, se equivocó y lo hizo hasta tal punto que perdió las siguientes elecciones presidenciales dejando al país en manos de los Fernández, un caso único de una dupla gubernamental compuesta por un presidente designado por su vice a quien previamente había vituperado hasta el agravio.

El Frente de Todos llegó al gobierno sin proyecto, sin plan económico y sin coherencia ni unidad interna. La convivencia entre un partido de centro derecha nacionalista como el justicialismo y un sector con ideas de izquierda revolucionaria como la agrupación “La Cámpora” de Cristina Fernández se hace difícil y provoca choques día a día. Agréguese a esta mezcla, la agenda propia de la vicepresidente para escapar de sus múltiples procesamientos y la de Sergio Massa, presidente de la Cámara de diputados, con su propia búsqueda de poder, y queda configurado un esquema caótico e inviable.

Por designios ajenos a la voluntad de los hombres la pandemia le brindó al gobierno entrante la oportunidad de llevar adelante sus planes basados en emitir sin frenos, promover el consumo, subsidiar a personas y empresas y congelar precios y servicios. Para ello eligió mantener una cuarentena interminable que le brindó la ventaja adicional de un funcionamiento virtual y precario del Congreso y la Justicia.

El resultado fue brutal. Quiebre masivo de empresas, millones de nuevos desocupados, incremento de la pobreza y la mayor caída del PBI de la historia argentina y de la comunidad de naciones democráticas. Agreguemos unas perlitas para satisfacer a los sectores más radicalizados tales como liberar miles de delincuentes presos, intentar expropiaciones, promover ocupaciones de tierras y propiedades y tratar de avanzar contra la justicia, las que chocaron con la manifestaciones pacíficas pero muy ruidosas de millones de ciudadanos.

De este modo el gobierno “kirchnerista” y populista de los Fernández logró ubicar a la Argentina en el peor de los mundos. Un “mundo” con más de nueve millones de contagiados de coronavirus y más de 129.000 muertos por la enfermedad, combinado con una economía destruida y una deuda impagable. Si faltaba una demostración para probar que ignorar los principios económicos básicos conduce al desastre, el gobierno tuvo la más clara de las evidencias. Por ello hoy se enfrenta a la necesidad de hacer lo que se denomina “un ajuste ortodoxo clásico” lo cual echa por tierra todo lo que venía pregonando.

El precio de ese ajuste lo pagarán los jubilados, la clase media y también la clase alta. Los trabajadores formales y los informales. Todos seremos un poco más pobres y tendremos peor calidad de vida y no será enteramente por la pandemia sino fundamentalmente por la forma en que el gobierno la enfrentó, buscando obtener rédito político de una situación que exigía grandeza para asegurar la supervivencia y el bienestar social.

Para el gobierno, las consecuencias de la necesidad de ajustar se sentirán en votos perdidos y rechazo social. Pero luego de arrastrarse hasta el final de su mandato o hasta que el humor social lo permita, comenzará el mayor de los desafíos: cómo reconstruir un país tan golpeado en su economía, en su auto valoración y en su confianza. Y la única respuesta a este planteo es construir un proyecto que nos aglutine y nos motive porque, sin proyecto no hay futuro.

Parte II: un proyecto

Al menos la mitad de los argentinos podría coincidir en la descripción de la situación presentada con algunas diferencias menores. El problema comienza cuando se trata de plantear soluciones porque cada definición implica una elección y cada elección resta a una parte del todo. Esa es una de las razones por la que la mayoría de los políticos evitan plantear planes y proyectos, para que la ambigüedad y la indefinición les permitan tratar de captar a todos los públicos y a todos los sectores. Recién después de que el elector pagó por su candidato con su voto, sabrá lo que realmente ha comprado.

Asumiendo el riesgo, afirmamos que desde el partido Nueva Unión Ciudadana y el espacio político más amplio  de la Nueva Unión Patriótica Federal, que aspira a sumar partidos nacionalistas, patrióticos e identificados con la centro derecha nacional de todo el país, tenemos un proyecto que presentamos para el debate como una alternativa. Es perfectible, inaceptable para algunos y posible para muchos otros, pero, en todo caso, es una opción clara para el que quiere participar en política conociendo el terreno que pisa.

Trataremos de plantearlo en la síntesis que permite una carilla y media.

Comenzamos por nuestra visión antropológica del ser humano concebido como producto de la voluntad de Dios a través de una creación evolutiva que le otorga libre albedrío y trascendencia.

Continuamos con la agrupación de los seres humanos en comunidades que desarrollan a lo largo del tiempo historia, valores, tradiciones y cultura común hasta constituirse en naciones.

Es beneficioso que esas naciones tengan lugares de coordinación y debate como las Naciones Unidas para promover la paz mundial y discutir los grandes temas de un mundo intercomunicado pero de modo alguno concebimos una autoridad supranacional y global que destruya o inhabilite la identidad de las naciones.

Visualizamos a la Argentina como una nación celosa de su soberanía que se integre en la comunidad internacional con tratados regionales y con posturas independientes que atiendan al derecho internacional sin alinearse con ningún poder de la tierra y comerciando con todas las naciones del mundo en función del interés nacional. Nuestro proyecto para un país soberano entiende que no se debe ceder soberanía a organizaciones internacionales, no se deben constituir parlamentos supranacionales, no se deben permitir condicionamientos a nuestra política exterior ni firmar tratados que no se atengan a las normas de nuestra Constitución Nacional. Es esencial la construcción de Fuerzas Armadas bien equipadas y entrenadas y de una industria para la defensa tecnológicamente avanzada para garantizar la defensa de nuestras cuantiosas riquezas y el control de nuestras fronteras marítimas, aéreas y terrestres.

La Argentina del futuro debe estar bien integrada a nivel físico, virtual (redes de comunicaciones), económica y afectivamente en sus 24 jurisdicciones.

La educación es un pilar de nuestro modelo y no solo se trata de impartir conocimientos sino de formar ciudadanos responsables y jóvenes con mentalidad de emprendedores.

Nuestros planes prevén una mejor distribución de la población desarmando la red de “villas miserias” y asentamientos, con habitantes que son clientes políticos cautivos, mediante planes de construcción de viviendas en todo el país. Asimismo, en una nación con una densidad poblacional de apenas 16 habitantes por kilómetro cuadrado prevemos incentivar el crecimiento poblacional y perseguir el aborto con toda la fuerza de la ley.

Demás está decir que la Argentina del futuro debe recuperar la confianza de inversores genuinos con políticas serias y estables pero el primer paso es recuperar la confianza de los propios argentinos, que en defensa propia ocultan sus ahorros y eluden la presión fiscal, pues no ven traducidos sus aportes en servicios ni en obras esenciales.

El modo de producir riqueza será trabajar, trabajar y trabajar, llevando a quienes reciben planes sociales a efectuar cursos obligatorios que los transformen en personal capacitado para el trabajo fecundo.

Una de las bases del desarrollo es terminar con la antinomia campo versus industria. En nuestro proyecto, el gobierno debe facilitar la producción agropecuaria, que es la primera productora de divisas y promover la industrialización de la Argentina pues es de ese sector que surgirán los nuevos puestos de trabajo. La construcción de autopistas inteligentes, aeropuertos, obras energéticas claves como la represa del Paraná Medio que puede proveer tanta energía como toda la que actualmente se produce en el país, la finalización de las redes incompletas de agua y cloacas, son obras con mano de obra intensiva que pondrán a trabajar a millones de argentinos.

Es esencial que la Argentina vuelva a construir barcos, trenes y aeronaves, facilitar la creación de empresas mercantes marítimas y fluviales para transportar el producto del trabajo nacional.

También nuestro proyecto pone el énfasis en la economía del conocimiento que es mucho más que el desarrollo de las industrias del software pues refiere al desarrollo de patentes de todo tipo, particularmente en las áreas avanzadas en que la Argentina ha logrado un “know how” (saber cómo hacer) entre las que tenemos la energía nuclear y la industria aeroespacial.

Parafraseando a Guillermo Laura, un preclaro argentino que se adelantó a su tiempo, decimos que la escala de las propuestas debe ser proporcional a la magnitud de los problemas y por eso debemos pensar en trabajar y producir a lo grande, generando un desarrollo y un crecimiento de tal magnitud que las deudas se minimicen y el equilibrio fiscal se logre por una recaudación basada en el aumento de la actividad y no en el ajuste y el aumento de los impuestos.

La clave para la ejecución práctica del proyecto está en la utilización del poder sin temores ni inhibiciones. Dejarse atar las manos por los movimientos de izquierda y pseudo progresistas que utilizan la cuestión de los derechos humanos como herramienta para impedir la acción de la justicia, permitir el vandalismo y los piquetes y fomentar el divisionismo y el resentimiento social es dejarse inocular un veneno que destruye a la sociedad. Hace falta mano firme para defender la vida, perseguir el delito y ser implacable con la corrupción en todos los órdenes sociales empezando por el ámbito de la política.

El proyecto debe implementarse estableciendo metas de corto, mediano y largo plazo. El consenso y la continuidad se obtendrán cuando la población perciba las mejoras en el nivel de vida, particularmente en el índice de Desarrollo Humano. La construcción de escenarios estratégicos para fijar los objetivos futuros es una de las herramientas fundamentales de nuestra planificación.

Sería muy útil que las distintas fuerzas políticas presentaran proyectos que vayan más allá de la coyuntura financiera o de las torpes maniobras para mejorar la distribución del ingreso creando una creciente presión impositiva que solo sirve para frenar a las pocas áreas exitosas que aún nos impulsan.

Nosotros seguiremos proponiendo y trabajando incansablemente, con la fe puesta en Dios y en nuestro proyecto, por el bien de la Patria.

Buenos Aires, Argentina, noviembre de 2022.

 

* Contralmirante Retirado, Veterano de Guerra de Malvinas. Licenciado en Sistemas Navales. Master en Relaciones Internacionales. Master en Ciencias en Management. Presidente del Partido Nueva Unión Ciudadana.

ARGENTINA, QUÉ MOMENTO… UN GOBIERNO QUEBRADO

Juan Carlos Neves*

La dupla que compone el poder ejecutivo de Argentina presenta la singularidad de que el presidente, Fernández Alberto, fue escogido por la vicepresidenta, Fernández Cristina, que es quien tiene el poder político y territorial, lo que le permite detentar el poder real.

El proyecto que los unió fue una construcción típicamente de izquierda populista, con funcionarios provenientes de las llamadas «organizaciones sociales» que se apoyan en la creencia de que una emisión indiscriminada y volcada a financiar el consumo redunda en un círculo virtuoso, capaz de traer bienestar a las masas de desocupados subsidiados y sostenidos por el aporte estatal.

Pues bien, el proyecto ha fracasado.

No solo porque el modelo político demostró su inviabilidad por los choques del presidente y su vice, debido a los impiadosos ataques con que esta última trató de despegarse de los fracasos de la gestión, sino, y fundamentalmente, porque las variables económicas alcanzaron tal nivel de desborde que la caída del gobierno asomaba como inevitable.

En este punto, el gobierno de izquierda «nacional y popular” arrió sus banderas, inclinó la cabeza y entregó el manejo de la economía a Sergio Massa, socio menor de la coalición, que apunta a encarar un ajuste al más típico estilo ortodoxo para conformar al Fondo Monetario Internacional pero, sobre todo, para lograr sobrevivir.

Es posible y sumamente probable que en breve, las bases que apoyaron la llegada de los Fernández al gobierno, se rebelen contra esta nueva política absolutamente ajena a los postulados por los que votaron. Se teme que esta insatisfacción se dirima en las calles, donde ya se ven multitudinarias manifestaciones de detentadores de planes, que resultan insuficientes ante la flagrante inflación,  quienes por ahora organizan «piquetes» pacíficos pero capaces de interrumpir y alterar la vida cotidiana de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

Sería aventurado pronosticar si el Ministro Sergio Massa podrá encauzar la situación económica pero lo que está fuera de toda duda es que el proyecto del Gobierno quebró y se derrumbó en sus posturas ideológicas y quedó palmariamente demostrado que las políticas de izquierda populista pueden servir para ganar una elección pero son inútiles si se trata de conducir un país a la prosperidad y el éxito.

Una oposición confundida

Cuando se habla de oposición en Argentina la referencia obligada es la coalición que gobernó entre los años 2015 y 2019 en el que fueron derrotados por el actual gobierno del «Frente de Todos». Esta coalición la constituyen esencialmente el tradicional partido Radical y el joven partido PRO, fundado por el ex presidente Mauricio Macri, más algunos socios menores.

Luego del triunfo que obtuvieron en las elecciones legislativas de medio término en el año 2021, los líderes de esta coalición denominada JUNTOS comenzaron a solazarse leyendo encuestas que les permiten suponer que regresarán al gobierno en las próximas elecciones presidenciales del año 2023.

Existen, sin embargo, dos elementos negativos que ponen en cuestión ese pronóstico.

En primer término los antecedentes próximos, ya que JUNTOS estuvo lejos de satisfacer las expectativas en su anterior período de gestión en el que mantuvo una inflación elevada y creciente y aumentó los planes y subsidios. Además defraudó a quienes esperaban que terminara con el uso político de los derechos humanos, promovió leyes ajenas a sus bases como el proyecto de legalización del aborto y terminó contrayendo un préstamo de más de 40.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional que no dejó beneficios visibles pero sí una deuda impagable en el corto plazo que condiciona la política económica y social por largo tiempo.

En segundo lugar, la proximidad de una posible acceso al poder ha exacerbado las ambiciones personales de los líderes de la alianza JUNTOS, al punto que ya manifestaron su voluntad presidencial nueve posibles candidatos, quienes también han comenzado a atacarse y criticarse, solapada y a veces abiertamente, contribuyendo al rechazo de la ciudadanía a los devaneos de la llamada «clase política».

Sin embargo, lo que más confunde a la oposición son las contradicciones a la hora de decidir cuál es la mejor actitud para aprovechar este momento de  desconcierto del oficialismo. Mientras algunos líderes piensan que deberían salir a criticar y proponer alternativas, según el manual clásico de los opositores, otros especulan con que lo mejor que pueden hacer es permanecer quietos y callados, dejando que el gobierno se desgaste y derrumbe solo, de modo de no ser acusados de conspirar contra el país y sus instituciones ni exponer prematuramente sus planes y proyectos.

Lo cierto es que entre el gobierno que no sabe qué hacer y la oposición que no quiere exponerse, la Argentina camina a los tumbos, con un destino incierto y es lícito preguntarse que quedará de la otrora próspera nación cuando llegue la hora del recambio presidencial.

Otras alternativas

El oficialismo y la oposición han llevado sus diferencias a tal punto que hace tiempo se habla de que se ha creado una «grieta» entre ellos. Ya no se trata simplemente del enfrentamiento de dos modelos económicos o políticos. Las disputas se han personalizado y van acompañadas de denuncias judiciales en las que cada parte se apoya en los sectores de la justicia que le son afines y acusan al oponente de parcialidad y manipulación judicial. No basta con vencer al adversario, el odio es tal que es necesario destruirlo.

La ciudadanía imparcial tiende a creer toda denuncia de corrupción y el repudio a la «clase política» va ganando espacio en amplios sectores que sienten un rechazo generalizado y peligroso hacia los representantes de ambos sectores. Cabe preguntarse qué posibilidades de éxito puede tener quien gane las próximas elecciones si debe enfrentar desde el primer día una oposición despiadada y obstruccionista.

Es en este punto que resulta necesario observar la aparición de nuevas alternativas que fuera de la lógica de la “grieta” puedan atraer a los desencantados electores.

Anarquistas disfrazados de liberales

En el contexto descripto hizo su aparición Javier Milei, un economista que se manifiesta como anarco-capitalista y presenta propuestas extremistas y desmesuradas, tales como cerrar el Banco Central o dolarizar la economía.

Su estilo desenfadado y su perfil alejado de la apariencia de los políticos tradicionales, a quienes denomina «la casta», le permitieron un rápido ascenso ganando popularidad en sectores juveniles que se hacen llamar «libertarios».

Sin embargo, sus declaraciones desaforadas y carentes de sensibilidad, ya que llegó al extremo de afirmar que la compra venta de órganos debería ser una operación de mercado más, le han puesto un límite a su crecimiento y a sus aspiraciones.

Resulta impensable que tal personaje pueda llegar a sumar la masa crítica para ser presidente y es probable que aproveche los números que conserva en las encuestas para sumarse a una alianza con alguno de los sectores de la odiada «casta», a los que ha comenzado a eximir de culpas en sus flamígeros discursos.

La centro derecha. Nacionalista, patriótica y espiritual

La centro derecha, que es la derecha que acepta y participa del juego democrático, nunca ha tenido una oportunidad real en la Argentina.

Algunos pretendieron ubicar en ese espacio al partido de Mauricio Macri que se preocupó de aclarar en su discurso y en los hechos, cuan distante está del pensamiento de derecha. También se suele caratular en el espectro de la derecha a los partidos liberales, que en su rechazo a las nociones de soberanía económica, Patria y Estado, marcan una diferencia ideológica sustancial con los postulados de derecha.

Lo cierto es que en este momento histórico, podemos afirmar que está naciendo en Argentina un movimiento de centro derecha, patriótico, nacionalista y desarrollista que por primera vez está tratando de articular en una alianza a múltiples expresiones políticas que hasta el presente han competido en forma independiente y desorganizada.

Me permito afirmarlo con certeza porque el partido que presido, Nueva Unión Ciudadana, forma parte de ese intento de organización que aspira a presentar un candidato propio, ajeno a la «grieta», en las elecciones presidenciales de 2023.

La centro derecha y el nacionalismo han dejado de ser demonizados en el mundo, a pesar del esfuerzo que siguen haciendo los sectores de izquierda y los mal llamados «progresistas» para asimilarlos ideológicamente al nazismo o al fascismo.

Lo cierto es que el pensamiento y los postulados de derecha, sólidos y adaptados a los tiempos han alcanzado el poder en países tan importantes como Estados Unidos, de la mano de Donald Trump o en Brasil, bajo el gobierno de Bolsonaro. En la Unión Europea la centro derecha es mayoría en el Parlamento Europeo y compite con posibilidades en casi todos los países de Europa Central. Es tiempo de que en Argentina dejemos de lado los prejuicios y abramos el camino a la política de una alianza de centro derecha nacionalista que no se oculte tras eufemismos vergonzantes.

Los que queremos plantear seriamente esta alternativa sostenemos:

    • La fe en Dios, fuente de toda razón y justicia.
    • La defensa de la Patria, la soberanía y los valores nacionales.
    • La defensa de la vida, la familia tradicional y la educación pública.
    • Repudiamos y combatimos la corrupción moral y política.
    • Enfrentaremos la criminalidad y el narcotráfico con todas las fuerzas de la justicia, sin medias tintas, y con la firmeza con que solo puede hacerlo la derecha.
    • Apoyamos la producción nacional, agrícologanadera, e industrial, el desarrollo científico y la economía del conocimiento, fruto de la inteligencia y la creatividad de nuestros hombres y mujeres.
    • Estamos decididos a evitar que la Argentina caiga en las redes de las izquierdas comunistas, totalitarias y populistas.
    • Reivindicamos el accionar de nuestras Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales como baluartes de nuestra Defensa y Seguridad Nacional.
    • Abrimos nuestro corazón a todos los pueblos del mundo de buena voluntad pero decididos a no atar nuestra bandera al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra.

Con estas premisas y un detallado programa de planes y proyectos, pronto se verá en el panorama político esta alternativa de centro derecha, nacionalista, patriótica, federal y plena de fe.

Argentina se enfrenta a un momento crucial de su historia contemporánea y es importante que los ciudadanos dispongan de todas las opciones, puedan votar buscando lo mejor para nuestra nación y no queden sometidos a la eterna e infructuosa búsqueda del «mal menor».

 

* Contralmirante Retirado, Veterano de Guerra de Malvinas. Licenciado en Sistemas Navales. Master en Relaciones Internacionales. Master en Ciencias en Management. Presidente del Partido Nueva Unión Ciudadana.

 

Artículo publicado originalmente el 12/08/2022 en Prisionero en Argentina, https://prisioneroenargentina.com/index.php/2022/08/12/un-gobierno-quebrado/.

ECHAR AL RÉGIMEN

Iris Speroni*

Argentina hoy tiene todas las condiciones para brindarle prosperidad a su pueblo. La situación internacional es inmejorable.

ENDURO

Nos gobierna gente que nos desprecia, nos odia y nos teme.

 

El jueves pasado @P4blitoR organizó una charla con @BasicaRoca y conmigo sobre un proyecto futuro posible para nuestro país.

Aquí: https://twitter.com/P4blitoR/status/1578136963546243073 

Mi tesis es que vivimos un momento excepcionalmente favorable para nosotros. Disfrutamos (es un decir) un ciclo largo de buenos precios de las cosas que nosotros producimos o podemos hacerlo.

Esta situación, bien administrada, puede ser la clave para medio siglo de prosperidad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino.

Actualmente soportamos un régimen que gobierna desde hace décadas. Está instalado, tiene resuelta la sucesión, domina todos los estamentos de gobierno, maneja grandes cantidades de recursos, miles de burócratas le responden, al igual que la prensa y los académicos. Es un país intervenido donde los gobernantes atacan en forma permanente a su pueblo.

Las exportaciones crecen año a año, lo que garantiza la financiación y continuidad del régimen.

Desde afuera uno diría que el régimen tiene la vaca atada:

  • No existe una oposición que desafíe desplazarlos del poder. No en serio.
  • No existen organizaciones populares que le dificulten el manejo del país.
  • Tienen cooptadas la totalidad de las organizaciones intermedias: CGT, sindicatos, cámaras empresariales, organizaciones de beneficiarios de planes sociales. Partidos minoritarios como el trotskismo. Hasta clubes de fútbol.
  • En los últimos cuarenta años han colocado a tropa propia en todos los estamentos burocráticos del Estado.
  • Desde las universidades públicas y privadas se sostiene un discurso único, que responde al régimen.
  • Los políticos, tanto del ejecutivo, como de los entes colegiados en sus tres niveles, sostienen una postura monolítica en todos los temas, lo que hace indistinguible la pertenencia política.
  • La prensa actúa como corifeo del discurso único que queda así en una voz coral integrada por políticos, académicos y prensa. Son monotemáticos en serie. Se ve que no pueden tratar dos temas a la vez. Si la orden es aborto, entonces todos «aborto, aborto, aborto». En las universidades, en la televisión, en las comisiones del Congreso. El tema actual es «humedales», entonces «the current thing» o en castellano «lo que se habla ahora» es «humedales». Hay que reconocerles el nivel de coordinación.
  • El régimen actual está bendecido desde el exterior, por lo que tampoco sufre uno de los problemas recurrentes de la Argentina del siglo XX: los golpes de Estado fogoneados desde EEUU.
  • Están cómodos con la inflación y la restricción cambiaria ya que les permite suculentos negocios a los amigos del gobierno.
  • A pesar de la enorme carga que semejante parasitaje significa para el pueblo argentino, las exportaciones crecen año a año, lo que garantiza la financiación y continuidad del régimen.
Ruidos en el Paraíso

La vida les sonríe a quienes usufructúan este estado de cosas.

Aun así, hay algunas nubes que pueden llevar a pensar que no todo está bien para quienes mandan.

El pueblo está triste. Mal vestido. Soporta la crueldad de viajar horas y horas todos los días para cumplir con un empleo que le reporta una paga de US$ 250 mensuales (*). No llega a cubrir todos los gastos mensuales.

El pueblo soporta que la clase política no arbitre los medios para que los hijos (los del pueblo, no los de la Nomenklatura) sean educados; que los ciudadanos no sean atendidos en tiempo y forma en los hospitales; que no se administre justicia; que no se persigan a los rateros y a los ladrones a mano armada (**).

El pueblo argentino está triste.

Parte por los sueldos miserables, parte por la indignidad que significa la inflación que los gobernantes no tienen ninguna intención de doblegar —por el contrario—, parte porque los jubilados ven cuán poco es reconocido su trabajo de décadas mientras se reparte a manos llenas dinero a otros sectores de la población. Eso también es una ganancia para el régimen: lograr que pobres odien a otros pobres.

Parte porque no se ve futuro. El oficialismo puede dar lo que se ve. La pseudo-oposición controlada, el otro lado de la moneda mostró de 2015 a 2019 qué sabe hacer: continuar todos los negocios pre-existentes como el «carry trade» o «bicicleta», la renegociación permanente de la deuda, los subsidios a empresas, los planes sociales y la obra pública con amigos. Todo siguió como estaba.

Sólo la organización vence al tiempo

El Plan B que debemos proponer al pueblo, para que éste elija si prefiere quedarse a remar en el dulce de leche o atreverse a cambiar, tiene que mostrar a la ciudadanía un futuro próspero, un destino fuerte, un sueño posible y deseable a la vez, una Argentina bien parada ante el mundo y segura de sí misma.

Argentina hoy tiene todas las condiciones para brindarle prosperidad a su pueblo. La situación internacional es inmejorable.

Argentina posee todas las herramientas para que todos los habitantes sean dueños de su vivienda. Para que las policías controlen el espacio público y los delincuentes comunes estén detrás de las rejas. Para que haya pleno empleo. Para que haya buenos salarios. Para que exportemos cinco veces los volúmenes actuales y la bonanza nos golpee en la cara. Para que no haya inflación. Para que las ciudades tengan tamaños vivibles y no haga falta viajar una hora y media de ida y otro tanto de vuelta para ganarse un salario. Para que los hijos aprendan a leer y escribir en la escuela y los docentes tengan que dar un boletín a los padres cada dos meses. Para que tengamos FFCC, flota, puertos. Para que haya buenas jubilaciones. Para que eliminemos la inflación. Para que los misioneros reciban el precio pleno del té que exportan. Para que los programadores de sistemas exporten su trabajo y el Estado no les robe ni un dólar. Para que se instale riego en todo el país y tripliquemos la superficie de la producción agropecuaria. Para que cada municipio tenga su propio molino y su propio frigorífico. Para que el estado cuide la paz y el orden (mandato constitucional «consolidar la paz interior») (***).

Programa que creo hay que ofrecer al Pueblo:

  • Orden.
  • Paz interior.
  • Pleno empleo.
  • Buenos sueldos para la población activa.
  • Mejoras en las jubilaciones.
  • Bajar impuestos.
  • Quintuplicar las exportaciones.
  • Dejar en paz a quienes exportan servicios.
  • Un plan para ocupar el territorio y descomprimir las ciudades.
  • Un programa integral de riego en las zonas áridas y semiáridas del país.
  • Mejorar el transporte de personas y mercaderías.
    • Reconstruir FFCC.
    • Tener flota propia.
    • Hacer nuevos puertos y canales.
    • Mejorar el sistema vial.
  • Resetear de cero la educación. Mérito, orden, contenidos, valuaciones, exámenes de ingreso, disciplina.
  • Brindar buen servicio de salud en los hospitales públicos.
  • Cada familia con su vivienda comprada con sus ingresos.
  • Familias propietarias: vivienda, taller, máquina, chata.
  • Retomar la senda de la reindustrialización del país. Dentro de ello, la recuperación de Fabricaciones Militares.
  • Reactivar los planes estratégicos de crecimiento e independencia de conocimiento.
  • Inversión en infraestructura pesada.
  • Fibra óptica y conexión satelital en todo el país.
  • Volver a tener FFAA bien pertrechadas, bien remuneradas y dentro del Plan Estratégico de nuestra Nación.

Si logramos convencer que además de ideas claras, tenemos la habilidad para lograrlo, echamos a estos tipos.

Finalmente.

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas

(*) Pensar que hace un año me escandalicé que el sueldo fuera US$ 300.

300 dólares.

http://restaurarg.blogspot.com/2020/11/300-dolares.html

Carne y el valor del salario episodio 258.701 bis 

http://restaurarg.blogspot.com/2021/05/carne-y-el-valor-del-salario-episodio.html

(**) El estado actual de la delincuencia es un objetivo de la clase política. Ya no hay margen para pensar que es el resultado de la anomia, la impericia y la falta de interés. No. Buscan que los criminales comunes asusten a los ciudadanos y los tengan escondidos detrás de rejas como conejos asustados, amén del asesinato azaroso diario. 

Décadas de gobernanza civil sobre las policías más la política activa de no reprimir el delito ha llevado al “piedra libre” para la delincuencia, objetivo buscado por el régimen.

(***) Esto es: que organizaciones financiadas con dinero público no vandalicen iglesias, que los chorros no nos dejen sin picaportes de bronce, que no reduzcan celulares robados delante de las narices de todos, que el Estado no proteja a los narcos y les entregue FALs, que los funcionarios públicos no sean elegidos por el CELS, o Amnistía Internacional o Fundación Huésped.

 

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http://restaurarg.blogspot.com/2021/01/enduro.html

300 dólares

http://restaurarg.blogspot.com/2020/11/300-dolares.html

Carne y el valor del salario episodio 258.701 bis

http://restaurarg.blogspot.com/2021/05/carne-y-el-valor-del-salario-episodio.html

 

Artículo publicado el 08/10/2022 en Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/echar-al-regimen.html