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LA ARGENTINA DESARMADA Y RODEADA

François Soulard*

Una combinación emblemática de political warfare, confrontación militar y guerra subversiva

Estrella mundial del fútbol, la posición de Argentina en el plano geopolítico y estratégico es mucho menos gloriosa. Este mismo año 2023 se celebraron discretamente los cuarenta años de democracia (desde el final de la última dictadura militar), que parece haber sobrevivido de milagro a la involución que vive el país desde hace varias décadas. Una profunda erosión del aparato político-estratégico, teatros de sombras con partidos reciclados en coaliciones circunstanciales, la economía al borde del precipicio y una sociedad abierta pero desafiante y fragmentada. Forjada hace poco más de dos siglos tras un poderoso impulso fundacional, rica tanto en extensión geográfica como en recursos, la nación argentina hoy se encuentra desprovista de numen político y cultural, al margen de sí misma y entregada a los vientos de la globalización.

Los motivos invocados para explicar esta situación varían. Algunos plantean los argumentos ya clásicos de la corrupción institucional, la falta de cohesión de las élites o los repetidos errores en la gestión económica. Otros buscan justificaciones en el retorno a un pasado glorificado, posturas culpógenas o el barrido de «impurezas» políticas. A semejanza de otras sociedades fracturadas, la pérdida de referentes explicativos aparece como un problema que se suma a los demás, al no poder el espacio político-informativo brindar un discernimiento de las dinámicas internas del país y su conflictiva inserción en la globalización. Sin embargo, para comprender el itinerario de esta ramificación del extremo Occidente, es precisamente necesario abstraerse del lenguaje convencional de las ciencias sociales y políticas y pasar a un marco de interpretación fundamentalmente conflictivo y polemológico.

De hecho, la nación argentina sigue sufriendo los reveses de un desplome estratégico desde el final de la Primera Guerra Mundial y de dinámicas conflictivas que no ha sabido anticipar ni controlar. Estas dinámicas fueron moldeadas por las relaciones de poder durante la Guerra Fría en América Latina y luego amplificadas por las modalidades de confrontación contemporáneas en las que la dimensión inmaterial juega un papel eminentemente estratégico.

La primera dinámica conflictiva, heredada directamente del mundo bipolar, proviene del largo e irregular choque, a partir de 1955, entre el aparato estatal liberal y la lucha armada marxista-leninista en toda América Latina. Los focos revolucionarios desarrollados en suelo argentino son particularmente activos, pero están destinados a su destrucción por la aberración ideológica del foquismo que los subyace. Su radicalización a principios de la década de 1970 formó el tejido de una guerra civil que obligó al Estado argentino a reforzar la seguridad interna y fagocitar la democracia. De 1976 a 1983, el régimen militar, duro y represivo, salió exhausto de la confrontación, incluso en lo económico. Como en otras partes de América Latina, la lucha armada fue derrotada en el plano militar, pero su vanguardia no abandonó la ideología y su vocación revolucionaria. En connivencia paradojal con el Reino Unido, que abrió un frente militar en el Atlántico Sur, se enfrascará de manera paulatina en otros tres campos de actuación, la información, la justicia y la política, con el objetivo final de conquistar el poder.

El retorno a la democracia en 1983 reabrió precisamente este espacio informativo y político, con el imperativo de implementar una reconciliación adaptada al contexto previo de guerra civil. Se cometieron atrocidades en ambos lados. Acaba de producirse una segunda deflagración militar en el Atlántico Sur que Londres se ocupa de prolongar en la forma de una «guerra a través del medio social». La inteligencia británica introdujo, a través del jurista argentino Carlos Nino doctor en Filosofía en el área Jurisprudencia graduado en la Universidad de Oxford, un enfoque de reconciliación basado no en la justicia militar sino en la justicia civil y el derecho penal. Este enfoque se celebró como una innovación en el escenario local e internacional, en comparación con otros enfoques de reparación posconflicto (Camboya, ex Yugoslavia, Nuremberg, etc.). En la práctica, se llevará a cabo de una manera extremadamente sinuosa y selectiva a lo largo de cuarenta años de activismo político-judicial. Al final de un proceso muy controvertido, las Fuerzas Armadas y la Junta Militar serán efectivamente condenadas, mientras que los autores de la lucha armada, sancionados en un principio, serán indultados en la década de 1990.

Se siembran así los gérmenes de una guerra de frente inverso y de un primer cerco cognitivo. Por un lado, el enfoque judicial sesga la naturaleza del proceso de pacificación posterior a la dictadura y amputa al Estado de sus Fuerzas Armadas. Por otra parte, se inculca en la propia sociedad un proselitismo de los derechos humanos, con el fin de cercar el ámbito militar y expiar en él la responsabilidad por la violencia. Una guerra informacional apoya este modelaje cognitivo. La Junta se convierte en el único sinónimo de «terrorismo de Estado», «crimen de lesa humanidad» y el «genocidio» que generara «30.000 víctimas», mientras que Argentina se eleva a modelo internacional de reconciliación bajo el derecho civil. El cerco mental y judicial parte en dos el proceso de pacificación que cabía esperar de una guerra civil que dejó al margen a 17.000 víctimas (muertos y heridos) y más de 22.000 hechos violentos perpetrados por la lucha armada (las cifras oficiales indican alrededor de 9.000 víctimas mortales a manos del régimen militar). La ofensiva cuenta con el apoyo financiero tras bambalinas de agencias británicas y estadounidenses. El vector de inseminación se apoya en particular en un ambiguo agente local que trabajó a la vez para las formaciones revolucionarias, el gobierno militar y el reino de Su Majestad. Encuentra eco a nivel internacional en la socialdemocracia europea y está fluidamente entrelazado con los términos de la influencia globalista (derechos humanos, género, sociedad abierta, etc.). Además, la permeabilidad estimulada por este modelado de la arena democrática esculpe un ambiente favorable al relanzamiento de una agenda de lucha subversiva que se extiende a todo el subcontinente.

La segunda dinámica de conflicto, íntimamente ligada a la secuencia anterior, tiene su origen en la guerra abierta en el Atlántico Sur en 1982. La Junta Militar agitó la idea nacionalista de una Argentina bicontinental y una reconquista de las islas Georgias del Sur y Malvinas. En este punto de la Guerra Fría, Londres percibió que una victoria militar en el marco de una guerra limitada podría serle beneficiosa, tanto en el plano militar como en el de la información. El Estado Mayor estadounidense aseguró su apoyo a la Junta Militar en caso de conflicto. El Ejército Argentino, mal preparado y sin conciencia de la correlación de fuerza militar, cae de cabeza en la trampa tendida por la Albión. La presencia de un buque civil argentino en la isla Georgia del Sur, autorizado previamente por la Cancillería británica, sirve como incidente de provocación. Después de un breve episodio de negociación, el enfrentamiento armado terminó en la debacle de Buenos Aires.

Aquí también, el enfrentamiento militar, rodeado de maniobras de información, es una fase entre otras secuencias imbricadas cuyo alcance estratégico es igualmente insidioso. El régimen argentino, desacreditado en varios frentes, se desintegra, mientras Londres activa en la sociedad argentina una contención normativa y cognitiva que apunta a amputar su capacidad estratégica de manera definitiva. Se compone de dos líneas: el apoyo encubierto a la acción subversiva del movimiento revolucionario y el apoyo a la política de derechos humanos (como se mencionó antes), uno de cuyos objetivos comunes fue neutralizar a las Fuerzas Armadas (prohibición por ley de las Fuerzas Armadas para inmiscuirse en asuntos internos); la influencia de los tratados internacionales para favorecer los intereses británicos en el Atlántico Sur, de los cuales Chile se beneficiará.

Con el paso de los años y al arbitrio de los flujos y reflujos creados por las crisis políticas, el movimiento neomarxista logrará reconquistar el espacio político y desarrollará una agenda extrañamente funcional al desmantelamiento del aparato político-estratégico argentino, bajo la apariencia de progresismo de los derechos humanos y retórica soberanista, proceso que se desarrolló bajo la mirada relativamente benévola de la potencia norteamericana. Por el momento, esta contradicción no ha sido socavada en serio por ninguna formación política. Las conquistas económicas del antiguo imperio británico sobre el dominio marítimo de las Islas Malvinas ascienden a una superficie equivalente al territorio continental argentino, al tiempo que la pesca y su manejo ilegal en connivencia con otras potencias extranjeras generan abundantes dividendos (más de 600 millones de dólares anuales).

La democracia argentina es así el teatro de una guerra nueva y de otra no armada, interna, endógena, muchas veces indescifrable e invisible. Esta no se resuelve únicamente en las renuncias o capitulaciones mostradas por sucesivas generaciones de dirigentes políticos frente a los daños de conflictos heredados del pasado. Este estado de guerra interna, de carácter fundamentalmente ofensivo, resulta de una modelación cognitiva de la sociedad argentina y de un nuevo choque entre una nueva matriz subversiva, retoño del reciclaje de inspiración marxista-leninista, y una matriz liberal adherida al tejido republicano del país. Este choque tiene lugar en el ámbito de la democracia misma y en su espacio económico, de la información, normativo y jurídico.

La primera matriz supo obtener una ventaja estratégica en las últimas tres décadas. Practicó con eficacia el entrismo de los partidos políticos tradicionales (tanto de derecha como de izquierda) y orquestó una activa guerra de la información, entrelazada con operaciones judiciales, económicas o violentas, pudiendo sacar provecho de las múltiples contradicciones conceptuales y estratégicas de su oponente liberal. Su llegada al poder en 2003, primero con Néstor Kirchner, infundió un Estado dual, conjugando el mantenimiento de una fachada institucional y una economía anémica, con poblaciones cautivas, una matriz clientelista en connivencia con el universo ilícito, que ahora se ofrece al mejor postor (China).

El resultado de esta confrontación es un estado de semidislocación de la sociedad argentina, atravesado de cabo a rabo por líneas de falla culturales, políticas e identitarias. El colmo es haber llegado a ciertos mitos fundacionales del país y haber desarmado precisamente a buena parte de los propios ciudadanos argentinos en la medida en que su entendimiento, es decir, el paisaje perceptivo y las herramientas de comprensión estratégica de la realidad, se convirtieron en uno de los principales objetivos del enfrentamiento. La dificultad es manifiesta a la hora de captar cabalmente este contexto, sean cuales sean los colores políticos, incluso, por supuesto, para los partidos empantanados en el posibilismo y la moderación y aun cuando existen iniciativas que buscan romper este blindaje perceptivo. En este sentido, el voto en las primarias, en agosto de 2023, por el joven outsider ultraderechista Javier Milei viene a señalar una demanda de transición.

La ausencia de preocupación del mundo académico e intelectual sobre la fisionomía de esta guerra silenciosa y sistémica contribuye indirectamente a perpetuarla. Sin embargo, existen casos similares y se dispone de conocimiento sobre esta área menos popular de las guerras intangibles. ¿Existen otras opciones para la nación sanmartiniana que aprender a rearmarse y construir, desde su propia historia y a la luz de las mejores experiencias internacionales, un nuevo arte de combate?

* Nacido en Francia, es ensayista y coordinador de la plataforma internacional de comunicación Dunia. Titular de una maestría en Ciencias de la Tierra en Francia. Se dedicó a la planificación territorial en el norte de Francia hasta el año 2003, para luego ser observador-partícipe de las dinámicas sociopolíticas en varios continentes. En 2012 fundó la plataforma Dunia en pos de brindar servicios de comunicación digital e investigar el rol estratégico de la información. Ha sido partícipe de distintos movimientos sociales en la región, en Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Es autor de «Una nueva era de guerra informacional en América Latina»; coautor del «Diccionario del poder mundial» (2015) y «Democracia digital» (2020). Tradujo al español y al inglés algunas obras del geoestratega Gérard Chaliand («Por qué Occidente pierde la guerra, Terrorismo y política, Atlas estratégico»). Desde 2020 colabora con la Escuela de Guerra Económica en Francia.

Miembro de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG.

Nota disponible en francés en la revista Conflits: https://www.revueconflits.com/largentine-desarmee-et-fragilisee/

UNA “PUÑALADA TRAPERA”* QUE VEÍAMOS VENIR.

Heriberto J. Auel

“La hipocresía es el colmo de las maldades”.

Molière. 1662 – 1673

 

 

  1. A diez días de la presentación de candidatos en la interna de “Cambiemos”.
  2. … ¿Que veíamos venir?: “Lo único que NO hará el enemigo, es quedarse quieto”.

 

1. A diez días de la presentación de candidatos en la interna de “Cambiemos”.

 

Y…ocurrió un imponderable**. Lo que la racionalidad de la conducción de “Cambiemos” no hizo —en forma oportuna— para “sincerar” la representación homogénea de la coalición, lo “forzó” la situación y lo hicieron mandantes “externos” —el Foro de San Pablo (FSP), la Open Society Foundation y la Internacional Socialista— a través de su quinta columna infiltrada. No sabemos si la Coalición apartará o no a sus “palomitas”, pero todo se ha transparentado.

Los citados mandantes habrían ordenado a sus mandatarios —Carrió, Morales, Larreta y Lousteau— “patear el hormiguero”, inconsultamente, por variadas razones —que nadie desconoce— y que pasamos a enumerarno sin antes dejar de señalar que a la primera de los nombrados, máxima ególatra, la frase de Molière le cae de medida—:

Causal 1: tener conocimiento que el FSP pierde en la elección primaria —con los estalinistas titulares kk o con sus infiltrados socialdemócratas en Cambiemos— y con ello la posibilidad de continuar impidiendo las reformas estructurales, indispensables para abandonar el curso impuesto por la caótica gestión actual —dependiente del castrocomunismo—.

Causal 2: intentar facilitar el ingreso al ballotage de la enclenque candidatura presidencial kk —hasta hoy relegada al tercer puesto en las mediciones de opinión— y con ello posibilitar un número de bancas —en ambas Cámaras Legislativas— que puedan continuar evitando los “cambios estructurales” que permitan torcer el rumbo.

Causa 3: intentar evitar la eventual recuperación institucional del Estado Nacional,  reteniendo la Política de Derechos Humanos —Juicios de lesa— y la legislación de Inseguridad Nacional, facilitando así las operaciones de la “contraofensiva revolucionaria del castro comunismo aliado al globalismo internacional, con el sostén del narcoterrorismo”.

Causa 4: intentar retener la presencia de las “quintas columnas encubiertas” en las coaliciones y partidos “conservadores”, devaluando la actitud de los “halcones” al relacionarlas con “la sangre en las calles”, el “terrorismo de Estado” y “las dictaduras”.

Causa 5: intentar salvar la inversión —política— millonaria del castro comunismo en petro y narco dólares— en la Argentina, a través de la creación de una nueva narrativa —falacia política o relato— que sostenga —luego de las elecciones— el statu—quo en curso, bajo el falso discurso de la “unidad” y de una “nueva mayoría” que permita evitar —en el Congreso Nacional— una futura y eventual mayoría —por la sumatoria de votos “halcones” y “libertarios”— en los recintos.

Causa 6: retener suficiente presencia en el gobierno argentino —a partir del 2024— que impida la gobernabilidad de “la derecha” —como ya lo hicieron en el “1er. Tiempo” de Macri— de cualquier modo, teniendo en cuenta las graves y crecientes crisis internas de los gobiernos de Lula, Petro, Boric, Arce y Ortega, adscriptos al castro comunismo. La pérdida eventual de alguna variante de control del FSP, en el poder en la Argentina, actuaría como acelerador de las graves crisis del castrochavismo en la región.

Pasadas las 72 horas del hecho político electoral “trapero” y a pesar de que hemos dicho “que nadie desconoce sus causas superficiales”, no ha existido en los medios —hasta hoy— una sola cita políticamente incorrecta” de analistas y periodistas especializados que hayan descubierto que en la presentación de candidatos para la elección primaria de Cambiemos existió una audaz maniobra ilegítima que puso en superficie a los infiltrados “revolucionarios castro chavistas”, que conocemos como meros progres de izquierda. Del “tabú revolucionario” no se habla.

La “puñalada trapera” —hasta hoy— falló y los velos cayeron aquí, en Buenos Aires, tal como ocurriera en Brasil hace unos días cuando Lula pretendió rescatar —en reserva— en una reunión internacional, al “demócrata respetuoso de los DD.HH.” Maduro y el charrúa Lacalle Pou lo desnudó públicamente, mostrando así la verdadera identidad del veterano cofundador del FSP.

Sabemos que Schiaretti no ingresará a Cambiemos antes de las elecciones internas y que luego ya no tendrá ningún interés en hacerlo, pues su problema cordobés —después del 14 de junio— ya estará resuelto y él seguirá votando con los kk, como siempre lo hizo. Larreta se dará cuenta que su encendida defensa del “rejunte” solo sirvió para radiografiarlo como “cuerpo extraño” en su partido: es un progre de derecha —digno discípulo de Antonio Gramsci—.

Así se lo comprueba por su permanente y nefasta actividad contracultural en la CABA. Luego de semejante “parricidio”, “Geniol” debería mudarse de partido y convivir con sus pares de izquierda. Además, luego de mostrar su crasa ignorancia en asuntos belígeros, al decir que la Argentina “no tiene hipótesis de conflictos” y proponer “que el Ejército reemplace a la Gendarmería en las fronteras y la Gendarmería las Policías”, debería ser retirado de su postulación a la Presidencia de la República. ¡Vaya estratega civil!!…

Pichetto mostró de nuevo sus “lapsus” de olfato político —como ya lo mostrara en la cuestión de los fueros de “Ella”. O bien sus viejos sentimientos partidarios están nublando su razón política. Con un discurso que lo ha colocado —desde que lo convocara Macri— a la derecha de Patricia, se alineó sorpresivamente con los cuatro traperos enmascarados que habitan en sus antípodas ideológicas y que —en el lance— no lograron el apoyo ni de sus secretarias. ¿Qué hace allí el veterano Senador, como una mosca en la leche?

Carrió, parafraseando a Aníbal —el nuestro, no el cartaginés— confirmó su egolatría y su capacidad de daño y —además— su condición de señora despechada y resentida. Atacó gratuitamente a Mauricio —que siempre la respetó— y a Patricia, que nunca blasonó —como ella— de ser una suprema virtuosa, posicionándose en el Olimpo de los Estadistas. Su interpretación del “concepto orden” —hoy inexistente— no es otra cosa que la versión platónica, idílica e idealizada del pacifista*** que inexorablemente lleva siempre a la violencia. Patricia aplica su sentido de la realidad, Lilita el de su soberbia y el de su ideología.

En su mensaje trapero ignoró a la necesaria disuasión frente a las amenazas presentes y nos recordó a Séneca —que el siglo I d. C.— decía: “Peor que la guerra, es tenerle miedo a la guerra”. Ella que se horroriza por un eventual futuro derramamiento de sangre de agresores o delincuentes, es la irresponsable causante y sostén de la actual situación de absoluta inseguridad e indefensión nacional, con creciente número de muertos a diario que deberíamos cargar en su cuenta y en la de sus pares.

La supina ignorancia —de esta blonda pacifista— en los temas centrales de Seguridad Nacional, la llevó en el pasado reciente a ANULAR —desde el poder Legislativo— las leyes de Pacificación Nacional y a reabrir el “estado de guerra civil contrarrevolucionario”, hoy en acto, que retiene al Nüremberg criollo “sine die” desde hace décadas— mientras que, con una hipocresía —“colmo de maldades”—  sin igual, les manifiesta a los militares retirados su solidaridad con nuestros centenares de ancianos prisioneros políticos, juzgados con el Código Penal, siendo veteranos soldados de combates que se ganaron y de una guerra que argentinos “traidores a la Patria” declararon perdida, creando al citado Nüremberg “sine die”, en el que los derrotados juzgan a las FF.AA. argentinas victoriosas, tergiversando al concepto de “lesa humanidad”, al Art 18 de la Constitución Nacional y a todos los principios del Derecho Penal. Allí es donde revistan las “palomas” que empuñaron —en estos días— el puñal trapero.

 

  1. … ¿Que veíamos venir?: “Lo único que NO hará el enemigo, es quedarse quieto”.

Sabíamos —pues sobraban los indicios— “que no se quedarán quietos” —nunca lo hicieron— y que Macri no tropezaría dos veces con la misma piedra —lo publicó en dos libros— y Milei “gritó” a los cuatro vientos: “No ingreso a la Coalición Cambiemos mientras allí revisten los kk de buenos modales”, los socialdemócratas o “comunistas vegetarianos”, infiltrados. Es decir: se sabía que había aliados que no lo eran, se sabía quiénes eran y que en algún momento actuarían. 

Los comunistas rústicos —carnívoros o estalinistas— bajo el rubro “Frente de Todos” y con licencia peronista, están en el Gobierno —que bien podríamos llamar desgobierno— dándole continuidad a la “invasión del 59/60”. Nuestros sucesivos ensayos mensuales de los últimos años lo advertían, al señalar que somos un país en “doble posguerra”, que transita dos “estados de guerra” y que en los últimos 20 años los kk han llevado a un nivel de decadencia moral y socioeconómico desastroso, desconocido en nuestra historia.

Nuestra dirigencia se forma en las universidades colonizadas por la intelectualidad marxistoide. No debe extrañarnos entonces que —sin saberlo— razone con parámetros exclusivamente relacionados con la “dialéctica materialista”, entendiendo que la raíz de nuestros problemas de arrastre está en la economía. El diagnóstico errado, agrava a la enfermedad. Allí está la clave por la que los recurrentes ciclos decadentes se repiten desde principios del siglo XX y son cada vez más dramáticos.

No tenemos economía por carencia de sostén político y no tenemos una Gran Política por carencias culturales. Nuestra Identidad está licuada. El relativismo moral nos lleva a la corrupción de las personas y estas a la ausencia de Ética Social y Política, a la podredumbre institucional, a la ausencia de credibilidad/confianza y del Buen Vivir.

Decíamos hace pocos días, el 24 de mayo de 2023 (1):

“Las coaliciones y los partidos —infiltrados por “la progresía globalista”— que no logren sincerar —con homogeneidad— a su conducción, antes de las elecciones, carecerán mañana de gobernabilidad frente a la descomposición cultural preexistente, la creciente inseguridad “revolucionaria” y el narcoterrorismo rampante —sostén financiero y logístico del sigiloso castrocomunismo—. La constante aproximación a las fechas programadas para las “primarias” muestran —cada vez con mayor claridad— la toma de posiciones —en el ámbito político y en los medios— para llevar a las urnas a los mandantes  con relatos y argumentos totalmente ajenos a la verdad, por parte de los infiltrados. Las actitudes y decisiones de los candidatos frente a los hechos que ocurren diariamente así lo comprueban y sería dramático que quienes miran, no vean y que los que oyen, no escuchen”. En el mismo ensayo señalábamos: “el FSP no dejará de actuar” y así ocurrió:

El FSP habría apelado —a solo días de las primarias— a su reserva encubierta y “quemó las naves” ordenando “patear el hormiguero”. El sorpresivo hecho se ejecutó con una “puñalada trapera” a plena luz del día, y con ello:

    • se perdió el sigilo de los infiltrados progres encubiertos, de derecha e izquierda,
    • los cuatro ejecutores —1ra línea de la política de DDHH— quedaron con las manos “manchadas” y con alguna tropa en dispersión y/o deserción,
    • el electorado percibió el hecho trapero como una “traición”, que tendrá ineludibles consecuencias electorales, por efecto “boomerang”,
    • por “ser del palo”, Geniol —émulo de Marco Bruto— carga con la tacha periodística de “parricida y filicida”. Debiera prever su exilio partidario, si pierde la interna.
    • La coalición JxC está quebrada, pero por el “timing”, siguen aparentemente “unidos”.

A pesar de lo descripto, la gran prensa derrama litros de tinta y horas de TV, transitando la orilla de la boca del mate, sin encontrar el agujero. Tanta “corrección política” debe tener sus relevantes motivos, pero no salimos de la noche si “de eso no se habla”. El “puñal trapero” —clavado por la progresía dependiente del FSP entre los omóplatos de los halcones— abrió una herida que no sanará por largo tiempo y las “manos traperas”, manchadas, están a la vista del electorado.

Con este hecho político se terminó el “entrismo encubierto” en el siglo XXI. Aun así, sepamos que “la revolución llegó para quedarse” y que el neo-marxismo vegetariano —ahora en superficie— rechazado por las nuevas mayorías de derecha, deberá acercarse con sus pares del castro comunismo, con el que comparte desde  hace años el comando revolucionario iberoamericano, desde el FSP. Es el camino que le queda: “unidos” o “juntos”, pero con las otras viejas izquierdas las “carnívoras-estalinistas”. Ello ya ocurrió en Brasil, cuando Cardoso concurre con el PT en las últimas elecciones presidenciales. Dios nos ayude para que el soberano asuma la realidad de nuestra situación cuando vaya a las urnas, el cuarto domingo de octubre de 2023.

A continuación citaremos “cómo lo veíamos venir” en los últimos tiempos:

 

Diciembre de 2021: “Es el castro-comunismo…estúpidos”:

En la misma fecha en que el FSP y Ella operaban en Plaza de Mayo, el “International Institute for Democracy” y la “Fundación Internacional para la Libertad” desarrollaban en Florida —EE.UU.— un Seminario para repasar la situación institucional del subcontinente. El Premio Nobel Mario Vargas Llosa sintetizó su exposición diciendo: “Todo el continente está amenazado”. Si bien los presentes eran académicos de las Ciencias Sociales y políticos, desde un punto de vista estratégico hubo totales coincidencias conceptuales entre las exposiciones —todas referidas a la continuidad del proceso revolucionario en curso— y nuestros ensayos del IEEBA. Si a los argentinos nos quedaba alguna duda acerca de que nuestro gobierno nos ausentó del mundo y de la región, en este seminario, que congregó a numerosas personalidades de primer nivel internacional y particularmente regional, la Argentina no fue considerada. Nadie la representó ni se planteó su situación. Solo el boliviano Dr. Sánchez Berzaín —director ejecutivo de la casa— citó al pasar a nuestro país, en el cierre del seminario: “el castrochavismo no es otra cosa que el castrismo del siglo XX, aggiornado al siglo XXI… creando gobiernos para dictatoriales en países como Argentina, Méjico y Perú, donde los presidentes responden a ese sistema dictatorial transnacional”. Fue el único expositor que se aproximó así al concepto de “revolución castro comunista”. A la idea polemológica. A la visión estratégica del drama continental.

 

Febrero de 2022: “Absoluta prioridad en el año 23: la recuperación del Estado Institucional”.

Desde 1983, hasta hoy, la revolución explota intensamente sus éxitos estratégicos de posguerra. Habiendo transcurrido cuatro décadas de explotación de sus éxitos estratégicos, ¡¿cómo es posible que nuestra dirigencia política no lo vea?! Nos hemos preguntado —reiteradamente— ¿Es ignorancia, miopía o “compromiso”? ¿Le temen a la “revolución castro-comunista”? ¿O simpatizan con ella? ¿Tienen conciencia de que somos un país en doble posguerra y con dos estados de guerra activos? ¿Tienen como enemigo al neoliberalismo? ¿O aún están atascados en los odios del pasado? Al respecto, el periodismo “converso” —feroz enemigo de la corrupción— cuando debe citar hoy al enemigo terrorista revolucionario, retiene el antiguo discurso aprendido en los ´80, plagado de palabras simbólicas: “dictadura”, “represores”, “desaparecidos”, etc.… ¿No les llama la atención que los derechos humanos estén en manos comunistas en nuestra Patria? ¿No se apercibieron que el Nüremberg argentino cumple cuarenta años y aún continúa…? Compatriotas dirigentes: ¿No les parece que hay que despertar? “Civitas filia temporis” ¿Uds. no oyen a los clarines que llaman a reunión?… ¿o creen que el “golpe institucional” del 1º de febrero de 2022 —del Ejecutivo y del Legislativo— contra la SCJ, fue por los motivos que se aducen? Las falacias oficiales hace mucho tiempo que no son creíbles ni viables. Por ello vale la pena insistir —una vez más— en la concientización de la verdad a través de una breve síntesis de la situación estratégica que algunos miran y no ven —o no quieren ver—. Es insoslayable salir de la confusión, cuanto antes.

 

Febrero de 2022: “La recuperación del núcleo duro del Estado Nacional: las FF.AA. argentinas.”

Hay fuertes indicios que ha llegado el tiempo de reaccionar luego de cuatro décadas de falacias revolucionarias que han manipulado el cerebro de la ciudadanía. No se puede mentir “todo el tiempo”, pues la realidad siempre estará presente y la niebla —naturalmente— se ha despejado. El indicio central de la reacción han sido las elecciones legislativas. El 70% del electorado ha dicho ¡basta! Contamos con casi dos años para organizar la salida de la larga noche castro-comunista, sin olvidar que “¡Zapatero, a tus zapatos!”, también llegó la hora de exigir idoneidad. Miles de muertos inocentes testimonian el drama provocado por el resentimiento, el odio de argentinos extraviados y caraduras ignorantes que aceptan cargos para los que no están capacitados. La confusión de los dirigentes siempre ha llevado al fracaso de sus pueblos.

 

Marzo de 2022: “El choque de las culturas en el 2022.”

Desde nuestro punto de vista, dirigentes occidentales culturalmente —poco formados— han cometido graves errores de apreciación geopolítica y han acometido decisiones políticas y estratégicas totalmente equivocadas e inoportunas. Quienes hayan estudiado los recientes discursos del ex KGB son conscientes del desprecio que siente —el tirano presidente ruso— por una Europa que abandonó su identidad fundacional como núcleo fundador del Occidente Cristiano. El Estado de Bienestar y la 4ta Internacional en los sesenta y la progresía amoral de los ochenta, llevaron a una Europa —autodestruida en sus guerras civiles— a la actual situación de impotencia frente a los desafíos de la hora. Ya el 28 de noviembre de 2007, en el Nro. 1039 de Libertad Digital, los europeos demostraban ser conscientes de su situación, que trasladaron a su apéndice iberoamericano.

 

9 de junio de 2022: “Soberanía e Identidad Nacional en el actual contexto mundial: visión geopolítica del desarrollo”.

La transculturación —la relativización de valores— nos ha acarreado inmoralidad pública y privada, licuación de las instituciones, irradiación de desconfianza y de incredulidad. A su vez, la resistencia frente a la “supremacía” de las civilizaciones victoriosas, nos ha llevado a la citada anomia social, a la parálisis política, al retroceso económico y a la percepción de un futuro caótico y violento. Aparece aquí con fuerza la tesis de Ernest Nolte cuando plantea la dimensión del actual conflicto transversal planetario, provocado por el llamado “progresismo revolucionario”. La crisis iberoamericana es de origen esencialmente cultural y político y su consecuencia es económica—financiera y socialmente conflictiva. Por último: en nuestra querida Patria Argentina no tendremos desarrollo nacional mientras mantengamos los “estados de guerra” que ignominiosamente soportamos desde 1983. La pacificación nacional debe llegar en 2023 con un futuro gobierno que debería entender que la etiología de nuestra crisis-decadencia es cultural y política, a pesar que todas las miradas estén puestas hoy en la economía, en la inflación y en la pobreza, consecuencias de aquellas causas primeras Es necesario atacar a esas causas. Es imprescindible sincerar las coaliciones de gobierno. “No es la sociedad en la que se vive la que os salva, sino la manera de vivir… Adán se pierde en el Paraíso y Lot se salva en Sodoma”.

 

Septiembre de 2022. “Los militares, los sacerdotes, los políticos y los magistrados en la creación y consolidación de la Nación y del Estado”.

Sabemos que “llegaron para quedarse” y que no tienen límites, pues fueron y son terroristas, hoy disfrazados de corderos. También sabemos que tienen aliados al otro lado de la grieta. Son los que conviven —mimetizados— con quienes defendemos nuestra identidad, nuestra Constitución y a la República. Los hemos llamado siempre “quintacolumnistas”, fácilmente localizables. Son “las palomas” que hablan de “igualitarismo”, de “globalismo”, de “multilateralismo”, de “mundialismo” o de “progresismo”. Son los moderados políticos “light”. Los “transversales”.

Estos últimos son mucho más peligrosos —aunque herbívoros presentables— que los abiertamente “revolucionarios estalinistas” —carnívoros indecorosos— del antiguo “entrismo” en los partidos tradicionales, hoy ya inexistentes. Se han incorporado al “Foro de San Pablo”, al “Grupo de Puebla” y revistan en los nuevos gobiernos regionales establecidos con posterioridad al lanzamiento de la última contraofensiva revolucionaria —24 de julio 2019— (6). Mayoritariamente son socialdemócratas. Otros no pasan de ser “condottieris” criollos. Con alguna indulgencia el periodismo los cita como “palomas”. Objetivamente son —simplemente— “colaboracionistas del castro-chavismo” que las crisis y la acción ponen en evidencia ante el soberano. El encubrimiento ya no es válido y el sigilo se ha quebrado. Llegó la hora de la realidad, pues los velos han caído. Las coaliciones deben higienizarse. La escoria debe lanzarse por la borda e incorporar a aquellos que “respetan a la ley” y que no han renegado de su ser hispano, criollo, católico.

 

20 de julio de 2022. “La amenaza híbrida en la quinta campaña”.

La “quinta campaña revolucionaria” tiene por delante un significativo agravamiento como etapa sanitaria. Se avecina una etapa económica caótica que desembocaría en un profundo estado de necesidad generalizado. Necesariamente conduciría a una situación de sangrienta inseguridad, con inexorables y serias consecuencias en la subsiguiente etapa política. Esta objetiva y conflictiva situación ¿es consecuencia de la pandemia o está  fogoneada desde el instituto patria? En el mismo ensayo describíamos así a las sucesivas campañas que —sin solución de continuidad— se adaptaron siempre a las cambiantes situaciones internacionales y propias:

1ra. Campaña: 1959/1974: desarrollo de la “doctrina foquista” del Che. Fracasa.

2da. Campaña: 1974/1983: terrorismo revolucionario urbano. Fracasa.

3ra. Campaña: 1983/1989: Decreto 158/83. Se judicializa la política —guerra—. Éxito Revolucionario.

4ta. Campaña: 1989/1998: Atq RIMec 3-Amnistías-Derogación del Punto Final. Limbo.

5ta Campaña: 1998/2020: Los kk en el “chavismo”. Vicentín. Declinación kk.

6ta. Campaña: 2020/2022: Ataque kk al remanente Poder Judicial, que se agravará a partir de la solicitud de sentencia en la causa “Vialidad”. Se percibe una “reacción por impotencia” en la gestualidad  y en los dislates discursivos de la Cte. revolucionaria.

7ma. Campaña: 2022/…Se inicia con la reciente solicitud de sentencia de los Fiscales de la causa “Vialidad”. Jaque a la reina. La revolución —conducida desde el Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla y la CELAC— ha iniciado el apoyo internacional de Ella, ignorando sus delitos de corrupción. Los kk inician las preliminares de una “probable insurgencia” —a iniciar antes o al tiempo de la próxima sentencia—. Se abre un período de movilización permanente, desórdenes urbanos y agitación prerrevolucionaria ocasionada por una minoría interna, con los viejos objetivos de los ´70, pero con una actualizada instrumentación híbrida de sus maniobras. La incomprensión de lo ocurrido al débil Piñera —octubre de 2019— frente a la acción insurgente revolucionaria que llevó a Chile a la situación actual, puede repetirse en Buenos Aires. ¡¡¡Por ello nos preocupan las confrontaciones internas del PRO!!!.

 

1º de febrero de 2023. “La “Celac”, la “Unasur” y el “Consejo de Defensa Sudamericano”.

La oposición política —que ya está en campaña electoral— no toca este tema central —“la revolución”—. Hace más de un año que, mes a mes, venimos repitiendo que deben eliminarse en las futuras coaliciones de gobierno a los socialdemócratas infiltrados. Ellos están presentes en el Foro de San Pablo y con mayor influencia desde el regreso de Lula al Planalto. Son quintas columnas que impiden la gobernabilidad y los imprescindibles cambios estructurales en nuestros cuasi fallidos Estados Nacionales. El FSP ya ha organizado “la caldera y el pistón”, pero carece de “vapor”. ¿Lo entenderán así los verdaderos opositores? … En ese mismo febrero de 2023 se nos solicitó una recensión sobre un trabajo coordinado por el Dr. Barcia: “El resurgir de la Argentina”, en él afirmábamos: Pero quienes nos ocupamos de la “Seguridad Nacional” notamos la ausencia de un ensayo desarrollado por un Polemólogo y/o Estratega para que, con idoneidad, nuestros candidatos tomen aunque fuere un elemental conocimiento de los reales riesgos y amenazas estratégicas propias, en el siglo XXI, logren la urgente “pacificación” de la Argentina y dejen de “dormir con el enemigo”.

 

Abril de 2023. “El futuro de la Argentina exige el sinceramiento de su sistema de representación”.  Vencida en combate, la “revolución castro-comunista” se enmascaró con sigilo.

Vivimos días agitados por las circunstancias socioeconómicas que nos afligen. Ello va en desmedro de la reflexión profunda sobre los temas axiales que permitirían revertir a la crisis-decadencia argentina y repensar el futuro. Fijar los objetivos del largo plazo. Esta carencia acarrea un inconveniente central: en los próximos comicios no buscaremos al pensador-estadista, sino que nos aturdimos con el anecdotario del escándalo diario y —probablemente— solo aparecerán candidatos de vuelo bajo, alquimistas que resuelven todo en lo inmediato, sin un pensar a la “Nueva Argentina Posindustrial”. No se está planteando un destino geopolítico y consecuentemente no se despiertan grandes esperanzas que movilicen a la ciudadanía. El espanto emotivo —la bronca— llama al “cambio” de rumbo, pero sería imprescindible que la razón política sea la que mueva a la voluntad colectiva. En nuestros ensayos mensuales —desde hace años— venimos insistiendo en la necesidad de “higienizar a la política partidaria” y “purgar a las coaliciones”, infiltradas por el “entrismo castro-comunista”, la “Cuarta Internacional”, la “socialdemocracia gramsciana” y las fuerzas sigilosas del “globalismo” —actuando a veces asociadas— que impidieron e impiden la gobernabilidad de los regímenes de centro, centro-derecha y derecha, que enfrentaron y enfrentan la ciclópea tarea de reconstrucción del Estado Institucional y de la Gran Política para una Iberoamérica arrasada —a lo largo de más de medio siglo— por la revolución estalinista fracasada, encubierta en los años 2000 con los trotskismos nacional-populistas. Y… como lo expresáramos en el título de este ensayo, esos enmascaramientos nos dicen que “la hipocresía es el colmo de las maldades”. Decíamos ayer… 14 de diciembre de 2022, en nuestro ensayo titulado “La Argentina rumbo al “estado de naturaleza”: la inconsciente irresponsabilidad o el compromiso de nuestros dirigentes políticos de la oposición real deben abandonar su espacio de confort y su corrección política. Como lo han hecho los fiscales y jueces de la causa Vialidad —en su correspondiente ámbito— deberán en el suyo y a la brevedad asumir sus responsabilidades con coraje y llamar a las cosas por su nombre. No es hora para los Isidorito Cañones… ni para los cobardes. Lo único que NO hará el enemigo, es quedarse quieto.

 

15 de marzo de 2023. “La Argentina en marzo de 2023: bien orejano, mostrenco y en la estacada”.

La Nación quedó indefensa. El espejismo legislativo ya ha chocado con la realidad: ¿Qué haremos —en un año electoral— con nuestras palomitas, que quieren dialogar y acordar con el narcoterrorismo revolucionario? ¿Los votaremos? Porque dicen ser los dialoguistas, los moderados, los verdaderos demócratas? ….

 

9 de junio de 2022. “Globalismo, soberanía de los Estados e identidades nacionales”. 

En nuestra querida Patria Argentina no tendremos desarrollo nacional mientras mantengamos los “estados de guerra” que ignominiosamente soportamos desde 1983. La pacificación nacional debe llegar en 2023 con un futuro gobierno que debería entender que la etiología de nuestra crisis-decadencia es cultural y política, a pesar que todas las miradas estén puestas hoy en la economía, en la inflación y en la pobreza, consecuencias de aquellas causas primeras. Es necesario atacar a esas causas. Es imprescindible sincerar las coaliciones de gobierno.

“No es la sociedad en la que se vive la que os salva, sino la manera de vivir… Adán se pierde en el Paraíso y Lot se salva en Sodoma”. San Juan Crisóstomo (347/467 d. C.).

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

 

Citas y aclaraciones

*. Puñalada trapera:herida, lesión o desgarrón grande, hechos con un puñal, un cuchillo o algo semejante” y “traición, jugarreta, mala pasada”. Existen dos teorías acerca del origen de la expresión: en la primera, un Trapera hiere a un Aranda. Este se refugia en una Iglesia justo en el momento de la consagración y en plena celebración de la eucaristía, asestó la puñalada definitiva, acabando con el malherido Aranda. En la segunda teoría estas familias comienzan a arreglar sus diferencias, cuando llega de visita a Úbeda un importante Obispo. Uno de los Trapera ofrece a uno de los Aranda recibir ambos al citado Obispo, por el bien de la ciudad, pero al ver que Aranda tomaba protagonismo —en un ataque de ira— asesta una puñalada mortal —por la espalda— a Aranda, cuando iban a despedir al Obispo.

**. Imponderable: que sucede de manera inesperada e inevitable y que tiene consecuencias que no se pueden conocer o precisar.

***. Pacifista: es toda corriente de pensamiento y acción que aspira a hacer posible las condiciones para que la ausencia de guerra sea un estado permanente de las relaciones humanas, tanto entre los Estados, naciones y pueblos, como entre las personas. Siempre obtienen un resultado opuesto.

 

(1). H. J. Auel. “¿Reencontrará —la dirigencia occidental— el sendero de la Paz Westfaliana en el siglo XXI?”. IEEBA, 24 de mayo de 2023, www.ieeba.org. En SAEEG: https://saeeg.org/index.php/2023/06/20/reencontrara-la-dirigencia-occidental-el-sendero-de-la-paz-westfaliana-en-el-siglo-xxi/

EN RESPUESTA A LAS MENTIRAS DE DOBRY Y ALCONADA MON

Jorge López Parravicini*

El 22 de abril (2023) La Nación publicó un artículo de Hugo Alconada Mon titulado “Fuego amigo, oficiales torturaban a soldados judíos en plena guerra”. Como la indignación y la ira son malos consejeros para la comunicación me tomé tres días para contestar ese insulto sin caer en la tentación de retribuirlo. Ese día escribí un brevísimo comentario en el espacio que el diario ofrece junto al artículo. Fueron escritos 800 comentarios; es decir que el tema no es menor. Es sabido que el título de un artículo periodístico es lo que quedará como esencia en el consciente y subconsciente de quien lo lee. Con ese título, lo que queda en la cabeza del lector es ese contundente mazazo, más que acusador: condenador. Lo que me queda como concepto es que los oficiales (no algunos) torturaban a soldados judíos (o sea, por el solo hecho de ser judíos). Uno se pregunta ¿será que los oficiales tenían órdenes de torturar judíos? ¿será que por ser judío un soldado, un joven de 20 años, era objeto de tortura? ¿cuál sería el propósito de eso, llenar el tiempo por no tener otra cosa que hacer?.

Enseguida Alconada se apoya en una fuente, que investiga y escribe libros, Hernán Dobry, para co-afirmar que “altos mandos del Ejército descargaron su antisemitismo sobre combatientes de la comunidad judía”. Esto es muy grosero, grotesco, extravagante. Altos mandos de un ejército son sus generales. En un teatro de operaciones donde hubo cuatro generales, sería como para decir “los generales A, B, C y D impartieron tales y cuales órdenes y directivas para identificar soldados judíos y aplicarles tortura”. Y si de ese alto nivel vinieron las órdenes, todos los oficiales presentes en las islas tuvieron que cumplirlas. Hasta ahí esa afirmación es ridícula, como consecuencia de que es perversa. Dobry no presume que los generales eran antisemitas, sino que da por demostrado y comprobado que lo eran, yendo directamente a afirmar que “descargaron su antisemitismo” sobre los jóvenes de la comunidad. Ahí su afirmación es también ridícula, por prejuiciosa y perversa.

Luego Alconada y Dobry dialogan calmamente, como cuando Heidi preguntaba “abuelito dime tú”. El curioso ingenuo que pregunta y el erudito que sabe. Dobry investiga, escribe, se posiciona del lado de la comunidad judía, todo bien, pero en realidad sus afirmaciones están contaminadas por la ideología, el prejuicio, el afán de ser novedoso en la defensa de la comunidad, a cuyas organizaciones (DAIA, AMIA, Hebraica) deja en off side por ser él el paladín de la causa.

Luego se afirma que por el testimonio de 39 veteranos, 13 sufrieron agresiones antisemitas y 4 fueron estaqueados. Pienso en eso. Yo no viví la experiencia de estar en el teatro de operaciones, la cual implica una situación muy particular y extrema; pero serví 42 años en el Ejército. Tuve allí compañeros de estudios judíos, amigos entrañables. Conocí solo un caso de lo que hoy llamamos bullying, o sea hostigamiento, incomodación, acoso, a un compañero judío en nuestra adolescencia, mi mayor amigo, en cuya casa y con cuya familia tuve la honra de estar. Ese bullying no provenía de la institución, sino de los compañeros, de su ignorancia y estupidez de adolescentes, de sus hogares y ambientes tóxicos. Nunca vi, presencié ni oí en el Ejército actos de antisemitismo contra una persona judía. Podría haber una conversación de tipo crítica para con conductas de la comunidad judía, pero solo en la intimidad de personas individualmente, nunca en forma institucional ni en forma de agresión ni perturbación a persona judía alguna. Y sí vi y compartí admiración por las Fuerzas de Defensa israelíes, por su eficiencia, profesionalismo, patriotismo y espíritu de sacrificio para con esa su patria en alto riesgo. Viví también un alto grado de religiosidad cristiana en el Ejército, porque la convicción religiosa es una fortaleza del espíritu para afrontar los padecimientos de situaciones extremas de sufrimiento y angustia, como lo demostró el caso del entonces Mayor Larrabure, secuestrado por el ERP en democracia y torturado en un pozo durante 372 días seguidos hasta su muerte. La religiosidad de ese soldado le permitió, además de sobrellevar la tortura con dignidad extrema, perdonar a sus asesinos y escribir a su mujer y sus hijos “no odien a nadie, respondan la bofetada poniendo la otra mejilla”, lo cual es una enseñanza de Cristo, disculpen la obviedad pero quien no es cristiano no tiene por qué saberlo. Excepto los países con tiranías comunistas y antirreligiosas, muchas naciones inculcan en sus soldados la fe religiosa para afrontar las miserias de la guerra. Entonces el presumido antisemitismo que Dobry le endilga al Ejército es falso. En Argentina hay antisemitismo. También hay anticatolicismo, antiislamismo, antiamericanismo, antianglicismo, anticapitalismo, anticomunismo, antisocialismo, antiperonismo, antirradicalismo, antimilitarismo, anti todo. Hay anti conductor del auto que circula cerca del propio y que hizo una maniobra que a uno no le gustó, al cual se le descerrajan los insultos más abyectos que se puedan encontrar, sin importar si está su familia presente, si es un anciano, una mujer, una joven inexperta. Esa y así es la sociedad argentina, no el Ejército.

En cuanto a la tortura en un teatro de guerra, el tema es tan antiguo como la guerra, y de una especificidad tal que si va a ser tratado, no puede serlo con superficialidad mediática, con parámetros ajenos a ese fenómeno trágico que es la guerra. En principio hay que distinguir entre la guerra y el combate. La guerra, para los guerreros (distinto que para los políticos, para los comerciantes,  los proveedores de materiales,  los científicos,  los periodistas, historiadores, etc, etc) es decir para los que están en un teatro de operaciones para hacer operaciones de guerra, es una situación  de alto sacrificio, sufrimiento y angustia. El combate es ya un acto salvaje, de extremo sacrificio, sufrimiento y angustia. El sacrificio y el sufrimiento constituyen una tortura. El frío, el hambre, el cansancio, el pozo con barro helado, la mugre, el bombardeo constante, el dolor físico, el miedo, la nostalgia, todo eso 24 horas por día, la suma de los días incrementando esa suma se sufrimiento, todo es tortura. En esa circunstancia es posible y esperable que alguna persona llegue a su límite de resistencia. En ese momento siente que no es justo que él esté ahí. No quiere estar más ahí, no quiere colaborar más con sus camaradas de infortunio. Entonces se insubordina, deja de obedecer lo que le es mandado: acarrear munición, limpiar la posición, apostarse como centinela, patrullar el sector, y no solo que no obedece, sino que enfrenta al superior que lo manda. Esa situación es crítica. Ahí todo el mundo está cansado, todo el mundo está padeciendo lo mismo pero se aguanta. O el superior lo somete a obediencia o permite la defección. Si esto último ocurre, pueden considerarse todos muertos. El superior tiene que decidir y está obligado a someterlo a obediencia, que es, por otra parte, lo que todos los demás necesitan y quieren. Para someter una voluntad quebrada en esa situación no hay muchos recursos eficaces. La contención, la consolación, el liderazgo por el ejemplo, la convicción en la causa justa, etc., todo eso ya fue hecho. El soporte de sus compañeros más fuertes, ya fue hecho. El psicólogo profesional no llega a las posiciones. Ya hicieron de psicólogos los hermanos que ahí están padeciendo juntos. Hay que inventar algo que le dé al desleal más miedo o más sufrimiento que lo que lo hace desertar. Los reglamentos militares no contemplan solución para eso. Pero el jefe inmediato tiene que solucionarlo urgentemente, tanto como todos los que están allí juntos entre la vida y la muerte. Situación llamada “frente al enemigo”. El jefe inmediato tiene que resolver en el acto. Muy difícilmente tendrá oportunidad de consultar a un superior. Quien tiene la responsabilidad será normalmente un oficial, de bajo rango, máximo un capitán. Y frente al enemigo se terminaron los debates. Deberá aplicar una solución que no está en los reglamentos. Ejercerá alguna forma de punición física al desleal para quebrar su voluntad de abandono del conjunto; lo hará seguramente con la aprobación del conjunto, pero bajo su única y entera responsabilidad.

Y luego el oficial afrontará las consecuencias de sus actos. Para ello enfrentará los tribunales que la Nación disponga. Pero esos tribunales deberán ser conformados por personas idóneas en la materia a tratar, que es el fenómeno de la guerra y las conductas de las personas que la sufrieron, y personas probas, honestas, íntegras, desideologizadas, en lo posible que no odien visceralmente al Ejército.

Todo esto está estudiado y conocido en el mundo. Precisamente la película extranjera que ganó el premio Oscar versión 2023, titulada Sin novedad en el frente, trata de estas realidades, en una guerra que terminó hace 105 años, en un ámbito con similitudes con la guerra de Malvinas, donde se muestra con exceso de detalles, muchas de las cosas que se sabe que son factibles de ocurrir en ese escenario de guerra. Hace unos pocos años circuló otra, parecida, llamada, 1917.

Cuando Alconada le pregunta a Dobry cómo explica las agresiones y los estaqueados, Dobry responde “Se explica dentro de un contexto. Estábamos en dictadura, tiempos en que la tortura en un centro clandestino de detención era moneda corriente y muchos represores fueron a combatir a Malvinas…” y otras redondeces más. Mucha hipocresía y audacia en esa respuesta. Parece que aquellas órdenes de los “altos mandos” pasaban a través de cientos de oficiales prevenientes de centros clandestinos de detención para torturar a cuatro soldados por el hecho de ser judíos. Grotesca cuenta que no da. Y le agrega imprecisiones y generalidades burdas.

Yo hago mención que cuando la recuperación de las islas ocurrió, en abril de 1982, lo que sí había ocurrido era la matanza de oficiales del Ejército a manos de los asesinos terroristas integrantes de Montoneros y el ERP, para los que percibo la simpatía de Dobry y consecuentemente de Alconada. Y fue una matanza no solo en combate, durante los ataques a los cuarteles del Ejército y la zona de combate del Teatro de Operaciones en Tucumán decretado por el gobierno nacional, sino que asesinaban a oficiales en la vía pública. Y quiero dejar una distinción bien clara:

Un oficial (o cualquier jerarquía) del Ejército, de guardia en su cuartel, o en operaciones, con su uniforme y sus armas, es un combatiente. Pero esa misma persona, fuera de sus funciones específicas militares, andando por la calle, en el colectivo, en el subte, en el mercado, solo o acompañado (con su familia por ejemplo), no es un combatiente; es un habitante común, en ejercicio de sus derechos civiles, que los tiene (aunque para algunos pueda no parecer), y ser asesinado como lo fueron muchos, por miembros de ejércitos guerrilleros con apoyo de estados extranjeros, es un crimen, no es un acto de rebeldía civil. En esos asesinatos caían no solo oficiales, sino también miembros de sus familias y otras personas civiles por estar cerca. Y hablo de los oficiales del Ejército porque son el objeto del artículo, pero ya se sabe que matar, la guerrilla mató de todo: miembros de las fuerzas armadas, fuerzas de seguridad, policías, políticos, sindicalistas, diplomáticos, comerciantes, trabajadores de cualquier ramo, hombres, mujeres, ancianos y niños.

Luego el curioso Alconada afirma los “datos alarmantes sobre vejámenes y abusos y torturas entre los veteranos”. Hace como que lo pregunta, pero lo afirma.

Yo digo, Dobry tiene su idea política, su visión de la vida. Investiga, escribe, vive eso. Tiene derecho. A la falta a la verdad también tiene derecho. Habrá en todo caso que exponer en el otro sentido. Alconada no me sorprende más. No entiendo sus móviles, pero no me sorprende. Ya fue dicho por otros, quiere manchar indiscriminadamente —no digo: a muchos— digo a todos, a todos los que pueda, para erigirse en el valiente dedo acusador en las Grandes Causas de lo humano. Me parece hasta infantil, como los chicos que juegan a superhéroe.

Por mi parte me pregunto: ¿tengo yo que sospechar de todos los oficiales del Ejército que sirvieron en Malvinas? ¿Inclusive de los que murieron y de los que quedaron con secuelas? Por honestidad, tengo que formulármelo, ya que la acusación es esa. Mi respuesta es que no da esto para sospechar sobre la conducta de los oficiales.

Por el contrario, esos oficiales, como los suboficiales y los soldados, fallecidos en o a consecuencia de la guerra o veteranos y sus familias, merecen profundo respeto, consideración y agradecimiento, por lo que les tocó dar de sí. Y creo, como muchos integrantes de las fuerzas, que más méritos tuvieron los soldados conscriptos, porque la guerra no era parte de su vocación ni de su elección de vida, y porque su juventud e inferior preparación los hacía más vulnerables a los rigores de la situación. Y en particular los soldados judíos, quienes a la hora en que las unidades rezaban en las islas, diariamente, para pedir protección a Dios y a la Virgen, no estaban en el medio en el que fueron criados por sus familias. Presumo que igual estaban allí en el oratorio, junto a sus hermanos de aquella hora.

Alconada: de todos ellos, usted es indigno de atarles el cordón de un zapato. Yo también, pero lo reconozco.

 

* Oficial Superior del Ejército Argentino.