El politólogo peruano Farid Kahhat ha publicado «Contra la amenaza fantasma» (2024, Crítica, Lima). Desde la carátula hay motivación de lectura porque aparecen cinco fantasmas de la actual política latinoamericana cuyos rostros son reconocibles. Los menciono y describo de izquierda a derecha: Keiko Fujimori empuña en la mano derecha una espada que se parece a una guadaña. Jair Bolsonaro sostiene el fusil amenazador con las dos manos. López Aliaga (alcalde de Lima), en el centro, tiene la pose de un perrito que goza del ambiente y compañía fantasmal. Javier Milei con una motosierra en la mano izquierda muestra su puño derecho agresivo. El quinto es Nayib Bukele con la pistola en cada mano. La figura de la cabeza de león con la boca abierta y mostrando los dientes como bandera de los cinco fantasmas simboliza fuerza, poder y bravura. El siguiente texto en la parte baja sintetiza el contenido del libro: «La derecha radical latinoamericana y la reinvención de un enemigo común».
Los dos primeros fantasmas gritaron «¡fraude!» al perder las elecciones presidenciales en sus respectivos países. Y se marcharon muy enojados para relajarse en ambientes estadounidenses.
Leyendo el libro se comprende el porqué del cuadro simbólico de la carátula: los cinco fantasmas son los adalides de la derecha radical que predica el nacionalismo, autoritarismo y populismo; y se considera enemiga acérrima de cualquier movimiento de izquierda; y hasta se alía con los grupos religiosos tradicionales que demonizan a los que piensan diferente y cuestionan sus dogmas.
El libro consta de cinco capítulos: I. La derecha radical en el contexto internacional. II. El Foro Madrid (o el foro bueno). III. Javier Milei o lo que calla un libertario. IV. Algunos puntos ciegos en el discurso de la derecha radical iberoamericana. V. Bukele y la derecha radical desatando (bajas) pasiones. Cuando el autor recurre a los datos de otros pensadores, hace las referencias con notas en cada capítulo. Es la demostración de la honestidad académica.
Como estudioso de la política nos comparte su opinión: «Antes que giros ideológicos a diestra y siniestra, lo que prevalece en América Latina es un profundo descontento con el oficialismo, sea cual sea su orientación política» (p. 15). Es verdad, el interés por los asuntos políticos está bajando en América Latina. Además, no hay una izquierda ni una derecha. Ambas se odian y se insultan para la tribuna; pero, ante un pastel delicioso (aumento de sueldo, bonificación extra, viajes al exterior, impunidad y repartija de cargos), se juntan para saborearlo.
Kahhat describe que el actual gobierno peruano es un sistema híbrido de democracia y autoritarismo. Los que protestan contra el régimen son acusados de terroristas; por tanto, pueden ser victimados por los poderes fácticos (fuerzas armadas y policiales). Después de las muertes, nadie asume la responsabilidad. Los ejecutores dicen que cumplieron las órdenes superiores. Las autoridades dicen que ellos no ejecutaron. «A septiembre de 2023, la presidenta Boluarte seguía culpando públicamente a las víctimas por sus propias muertes» (nota 28).
¿El Foro Madrid es un intento de «civilizar» Hispanoamérica como en los tiempos de la colonia? Varios políticos latinoamericanos participaron en el Foro recibiendo lecciones y bendiciones. Sin embargo, hay hechos históricos que no han sido olvidados: ejecuciones de los indígenas americanos defensores de sus territorios y de su libertad, usurpaciones de facto o con leguleyadas y el tráfico de esclavos.
Hablando de la empresa Odebrecht que colaboró con muchos políticos en sus campañas electorales o ya en el poder: «…(A)lgunas empresas privadas no se enriquecen compitiendo, sino confabulándose con los gobernantes… (que les) otorgarán concesiones y contratos sobrevaluados» (p. 127-8).
Los liberales o libertarios como Milei gritan eufóricos «¡Viva la libertad, carajo!» Sin embargo, hay cuestionamientos sobre la teoría y praxis de la libertad: suicidio, eutanasia, aborto, venta de órganos humanos y adopción. Gobernar no es actuar siempre con euforia; la reflexión y prudencia son necesarias porque el gobernante representa a todo el país.
Algunas autoridades admiran el modelo bukeliano de «limpiar» arrestando a todos los sospechosos para dar seguridad social. Kahhat cita al alcalde del distrito limeño de Jesús María, admirador de Bukele: «Yo estoy completamente de acuerdo en que a todos los metan presos, y comienzas a limpiar, y comienzas a sacar a sacar a los que son inocentes. Pero al principio tienes que meterlos a todos» (p. 142). El mencionado alcalde usa el pronombre indefinido «todos» no como inclusivo sino como exclusivo porque habla de otros que no son de su entorno. Además, hay delincuentes que no son capturados ni condenados.
Este libro ayuda a comprender la política no sólo de América Latina sino de todo el mundo donde hablando de libertad, justicia y democracia se usa el autoritarismo; y no todas las invasiones y genocidios son condenados como en los casos de Ucrania y Palestina.
* Investigador del Instituto de Estudios de Asia y América, Dankook University, Corea del Sur.
«El Pensador»de Auguste Rodin (1840-1917) es una obra realizada en 1880, ideada por el escultor para una de las alegorías y personajes de La puerta del Infierno, obra monumental inspirada en la Divina comedia de Dante Alighieri. Gracias a la gestión del primer director del Museo Nacional de Bellas Artes, el pintor e historiador del arte Eduardo Schiaffino, se realizó una copia de la obra francesa que vino directamente de París a Buenos Aires en 1907. Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación, https://www.cultura.gob.ar/el-pensador-de-rodin-como-llego-a-buenos-aires-la-celebre-escultura_6641/.
Entre fines de noviembre y comienzos de diciembre de 2023 tuve a mi cargo un Taller de Análisis en la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata, de la cual soy profesor de Inteligencia. Tuve el gran placer de ser el primer profesor de la cohorte que ingresó en 2022 y de cerrar su cursada con este taller.
Cuando me pidieron un nombre para este curso se me ocurrió recurrir al primer capítulo del ensayo literario titulado Un arte de vivir[1] escrito en 1939 por André Maurois, seudónimo del escritor, ensayista e historiador, miembro de la Academia francesa Émile Salomon Wilhelm Herzog (1885-1967).
Esa primera parte del libro se llama «El arte de pensar» y si bien me pareció un título un poco ostentoso lo consideré apropiado para este taller, porque este es nuestro desafío: pensar.
Dice Maurois:
Llamamos pensamiento al esfuerzo que hace el hombre para adivinar o prever, combinando símbolos o imágenes, los efectos que producirán sus actos entre las cosas reales. Todo pensamiento es un esquicio de acción.[2]
Maurois dice que pensamos de diversas formas, una de ellas es «pensar con el cuerpo» y pone como ejemplo al gato que salta sobre la mesa cayendo en el punto preciso que había elegido sin romper una taza o rozar un vaso. Y lo hace con gracia. Destaca que la elección del punto en el que va a posarse ni el cálculo son conscientes porque el gato «ha pensado con sus músculos, con sus ojos»[3]. «A partir de una imagen presente pudo imaginar los movimientos futuros de su cuerpo», expresa el autor.
Lo propio hace un deportista, un jugador de tenis, de fútbol, un esgrimidor o un acróbata. En cada especialidad se deben adaptar los músculos en cuestión de segundos.
Maurois también vincula al escultor con su obra pero menciona que «ciertos seres vivientes aprenden incluso a pensar con el cuerpo de otros» y con esto se refiere a que si un animal ve que corderos o caballos entran en pánico actuarán no porque «comprenda la causa del pánico, sino porque la experiencia de la especie, inscrita en sus instintos más profundos, le enseña que el cordero que no siguiera a la manada se hallaría a merced de sus enemigos»[4].
Los estudios más recientes llevados a cabo por las neurociencias nos dan mayores explicaciones sobre el porqué de esas reacciones no sólo en los animales sino también en el hombre, pero no me quiero desviar de la obra que tomé como eje para una parte del taller.
Maurois también se refiere a «pensar con las palabras». Por ejemplo, un estadista no piensa con su cuerpo ni usa su fuerza para mover objetos ni sus manos para moldear el mármol sino que recurre a símbolos, signos que representan cosas o individuos y estos signos son las palabras[5]. Expresa que «El hombre que piensa con las palabras no mueve más que sonidos o signos»[6].
A diferencia del hombre que piensa con las manos, el que piensa con palabras tiene la capacidad, sin esfuerzo, «de poner en movimiento pueblos, ejércitos, continentes». Es lo que puede realizar un jefe de Estado o alguna autoridad de gobierno sólo con su movimiento de labios[7]. Una palabra que llama a la movilización puede destruir ciudades y una civilización. Dice Maurois:
Cuando se reflexiona sobre los efectos posibles de una sola palabra, se comprende que el lenguaje haya sido considerado por los pueblos primitivos como un poder mágico.[8]
Sin embargo, existe una imposibilidad de que las palabras muevan o cambien las cosas «porque la simplicidad de la frase no representaba con suficiente exactitud la complejidad de las cosas»[9].
Mi experiencia sobre este ensayo es que el lector se desliza sobre el texto dada la fluidez y la ilación de las ideas. De este modo Maurois nos lleva del pensar con el cuerpo y del pensar con las palabras a la comunicación. Plantea que en la vida humana todo requiere de cierta regulación y fue así como el hombre debió «regular la circulación de las palabras» y para ello se apeló a la lógica. Expresa Maurois:
La lógica debería ser el arte de seguir, al desplazar las palabras, ciertas reglas que serían también garantías, porque estas reglas del mundo interior coincidirían con las del mundo exterior.[10]
La lógica es una parte de la filosofía que estudia las formas y principios generales que rigen el conocimiento y el pensamiento humano, considerado puramente en sí mismo, sin referencia a los objetos[11].
La lógica es método o razonamiento en el que las ideas o la sucesión de los hechos se manifiestan o se desarrollan de forma coherente y sin que haya contradicciones entre ellas[12]. Es decir que la lógica es la ciencia que estudia la corrección de los razonamientos, tanto formales como no formales.
Entonces existen leyes de la razón humana que «son algunas reglas de pensamiento que habrían de ser verdaderas para todos los hombres y para todos los tiempos». Por ejemplo el «principio de no contradicción», es decir que algo no puede ser al mismo tiempo una cosa y a la vez la contraria.
La lógica no puede inventar nada. Una casa es una casa pero la experiencia o la intuición serán las que permitan agregar que, por ejemplo, la casa está deteriorada o está embrujada.
Sin embargo hay razonamientos ―silogismo, razonamiento deductivo que se compone de tres elementos básicos: una premisa mayor, una premisa menor y una conclusión que las relaciona― que por sus premisas nos pueden llevar a resultados erróneos.
Un razonamiento correcto sería:
Premisa mayor: una proposición general: Los mamíferos lactan a sus crías.
Premisa menor: una proposición específica: Los perros son mamíferos.
Conclusión: basada en las dos premisas anteriores: Los perros lactan a sus crías.
Sin embargo podemos encontrarnos con falacias, como por ejemplo:
El texto de Maurois nos lleva luego a los métodos que nos permiten acceder al conocimiento, para lo cual recurre a reconocidos filósofos, métodos que sin duda usamos a diario pero que la mayoría de los individuos desconocen su origen.
El método cartesiano
Su nombre proviene del filósofo, matemático y físico francés René Descartes ―en latín Renatus Cartesius, nacido en La Haye en Touraine en 1596 y fallecido en Estocolmo en 1650) quien es considerado el padre de la geometría analítica y la filosofía moderna.
Su propósito es descartar de los razonamientos las causas de error.
Expuso su método filosófico y científico en Reglas para la dirección de la mente (1628) y más claramente en su Discurso del método (1637).
Entre sus reglas se destacan:
No aceptar como verdadera ninguna cosa que no sea reconocida como evidentemente tal.
Es decir que no aceptaría como verdadera una cosa si no creyera que lo sea. Para ello recurre a otra regla:
Evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención.
Con precipitación se refiere a que el hombre no puede comprender rápidamente lo que es difícil. Es decir que la precipitación nos puede llevar a error pero no es la única causa. Otra causa es la prevención. Nosotros estamos afectados por nuestras subjetividades, por nuestras opiniones, nuestro entorno familiar, nuestra educación, nuestra experiencia, todo lo cual nos impone sentimientos. Del mismo modo obran nuestros intereses.
Dice Maurois:
Cuando el amor o el odio mandan, la razón debe seguirles y encontrar razones para justificar sus locuras.[14]
Lo que Descartes nos propone en su Discurso del Método es, primero, liberar nuestra razón de las pasiones y después emplearla bien y para esto nos indica un cierto número de reglas:
Conducir por orden nuestros pensamientos, yendo de los más simples a los más complejos…
Dividir las dificultades en tantas partes como sea posible…
Hacer en todo enumeraciones tan enteras y revisiones tan generales que se esté seguro de no haber omitido nada…
El método experimental
Este método se atribuye al filósofo, político, abogado y escritor inglés Francis Bacon (Strand, Londres, 1561 – Highgate, Middlesex, 1626), a quien se considera padre del empirismo filosófico y científico. Sin embargo, la experimentación es propia del hombre desde tiempos remotos y nosotros mismos hacemos experimentación en nuestra vida cotidiana.
Se trata entonces de un método sencillo basado en la experimentación.
Cabe recordar que para llevar a cabo su tarea, el analista de inteligencia se vale de
los conocimientos previos,
de la experiencia y
de la intuición
La experiencia no es ciencia pero de la experiencia se deriva el razonamiento inductivo, (David Hume, 1711-1776), mediante el cual se saca una conclusión general a partir de hechos particulares.
El observador que lleva a cabo la experimentación presta atención a los fenómenos, los cuales le permiten llegar a una hipótesis y verificarla a través de la experimentación.
Sin embargo el método de la experimentación no siempre ofrece certezas por lo que de las experiencias no se pueden sacar leyes como lo ha demostrado el «Pavo de Russell». Se trata de una parábola del filósofo Bertrand Russell (1872 – 1970) que explica que el pavo recibía su alimento puntualmente a diario por lo que se consideraba bien atendido por sus dueños. Llegó a la conclusión de que «siempre» comería a las 09:00 de la mañana, hasta que en la víspera de la Navidad lo degollaron, lo que pone de manifiesto los peligros de obtener conclusiones basadas únicamente en observaciones. Dicho de otro modo, no podemos ser absolutamente racionales adoptando una duda cartesiana, ni absolutamente empiristas. En tal sentido, el analista veterano no debe dejar de lado la intuición pues, en alguna medida esa intuición obedece a un «ordenamiento de sus carpetas mentales», las que reúnen nuestros conocimientos y nuestras experiencias. De tal modo que la intuición debe movilizar a la razón y la razón debe disciplinar a la intuición.
¿Qué es el «arte de pensar» para Maurois? Podríamos reducir su explicación en esta frase que él nos brinda literalmente:
El arte de pensar sería, para el hombre de acción, el arte de transformar el pensamiento en instinto. No queremos decir, en absoluto, que el hombre de acción deba menospreciar la razón.[15]
Lo que expresa Maurois a través de varios ejemplos es que el instinto originado en la observación de numerosos casos, es el que ofrecerá la solución o el camino a seguir. Los recuerdos, las experiencias, el análisis de numerosos informes llevarán a la solución.
Es así como el microcosmos o mundo interior ―nuestro mundo interior― se proyecta sobre el mundo en el que debe actuar, el mundo exterior. Afirma Maurois:
El arte de pensar es también un arte de creer, porque ningún ser humano podría, sin peligro, después de miles de años de civilización, volver a poner en tela de juicio y someter a la conciencia clara, todas las creencias individuales y sociales. La tabla rasa es un juego de espíritu, pero no se puede jugar más que en los tiempos de holganza. El hombre debe, para actuar y vivir, aceptar una gran parte de las reglas morales, sociales y religiosas que la humanidad, antes de él, ha reconocido necesarias.[16]
Luego de leer esta frase y observando el mundo al que asistimos en este ya avanzado siglo XXI, quizás podamos considerar que el hombre está dedicando buena parte de su vida a la holganza porque parecería querer dejar de lado ―por no ser tan duro para emplear el verbo «destruir», aunque tal vez sea más acertado― esa reglas, esos valores y esos principios que han forjado esa civilización que hoy vemos que se desvanece ante nuestros ojos.
Homo sapiens, homo videns, homo insipiens
Nada ocurre por casualidad sino por causalidad. La realidad es que hoy el ser humano no piensa como antes y en este sentido vale aquí recordar que el profesor Giovanni Sartori (1924-2017), investigador en el campo de la ciencia política, experto en problemáticas contemporáneas de los sistemas democráticos occidentales, quien en 1997 publicó el libro Homo Videns. La sociedad teledirigida[17]. En su libro nos alertaba que por entonces se estaba llevando una revolución multimedia que transformaría al hombre, al homo sapiens, en homo videns, en un hombre para el cual la palabra ha sido destronada por la imagen.
Decía entonces que la imagen, y agrego hoy la pantalla, ha cambiado la comunicación y la forma de comprensión del ser humano.
Esta revolución ha acabado con el pensamiento abstracto, con las ideas claras y distintas pero también con la oratoria, con la forma en que el hombre se expresa. Como decía Sartori, se trata de la imposición de lo visible sobre lo inteligible que ha llevado al hombre a dejar de lado los estímulos de la lectura y del conocimiento que se adquiere a través de la cultura escrita.
El propio Sartori concluye que no intenta idealizar el pasado y que el «homo insipiens (necio y, simétricamente, ignorante) siempre ha existido y siempre ha sido numeroso»[18]. Entonces, ¿qué ha pasado? Sartori explica que hasta la llegada de los medios de comunicación de masas los «grandes números» estaban dispersos pero esos medios los han reunido lo que les permite «hacer masa y adquirir fuerza»[19]. En este sentido se refiere a Internet, pues su libro original fue publicado en 1997, pero sin duda que las redes sociales han potenciado ese aglutinamiento de miembros de esa especie que denomina homo insipiens, agravando las connotaciones negativas que le atribuye a Internet.
Como bien explica al final de su libro, la tesis de fondo del mismo «es que un hombre que pierde la capacidad de abstracción es eo ipso incapaz de racionalidad y es, por tanto, un animal simbólico que ya no tiene capacidad para sostener y menos aún para alimentar el mundo construido por el homo sapiens[20]. El hombre perdió así su característica fundamental, la que lo distingue de los demás miembros del reino animal y, como afirma Sartori, las imágenes han dañado la educación de este animal racional y agrega «que la televisión produce un efecto regresivo en la democracia, debilitando su soporte, y, por tanto, la opinión pública»[21].
Sartori no se equivocó
Más de un cuarto de siglo después de que Sartori publicara su libro, aparece un documento que da claras muestras de que su prospectiva no estaba errada.
Poco antes de que se llevara a cabo la Feria del Libro de Frankfurt, André Schüller-Zwierlein (director de la biblioteca de la Universidad de Ratisbona), Anne Mangen (profesora de Alfabetización en el Centro Noruego de Lectura de la Universidad de Stavanger, Noruega), Miha Kovač (profesora de Estudios Editoriales en la Universidad de Liubliana, Eslovenia) y Adriaan van der Weel (profesor emérito de Estudios en la Universidad de Leiden, Países Bajos), escribieron un artículo titulado Why higher-level reading is important («Por qué es importante la lectura de nivel superior»)[22].
El documento cobró trascendencia como El Manifiesto de Liubliana y debería ser de lectura obligatoria para todos los educadores y en particular de los responsables de la educación. El informe pone el foco en la disminución de la motivación y de las habilidades lectoras, poniendo bajo la lupa la disminución de la lectura de nivel superior.
Eslovenia fue el país invitado de honor de la Feria del Libro de Frankfurt 2023 y allí se presentó El Manifiesto deLiubliana y las actividades presentadas por este país giraron en torno a la cuestión de ese escrito, el cual destaca que una cuarta parte de la población estadounidense no lee libros, que un tercio de la población alemana adulta lee menos de un libro al mes y que una encuesta PISA de 2021 mostró una marcada disminución en la lectura recreativa y aproximadamente un tercio de los estudiantes informaron que rara vez o nunca leen libros por placer. El 49% estuvo de acuerdo con la afirmación «Leo sólo si es necesario». Un tercio de la población europea tiene dificultades incluso con la lectura de nivel inferior.
Como puede apreciarse, el diagnóstico es más que preocupante.
El documento pone énfasis en la importancia de la alfabetización pero sobre todo en la lectura. Cito un párrafo del mismo:
La alfabetización (lectura y escritura) permite la transmisión y preservación de información y conocimiento en todos los ámbitos de la vida: noticias, administración gubernamental, ciencia y erudición, religión, educación, etc. También facilita el intercambio de juicios y emociones humanos complejos. Dado que constituye la base de aprendizaje permanente, las personas de todas las edades necesitan buenas habilidades de lectura. Además, como efecto secundario no deseado, la lectura también ejerce disciplina, atención y paciencia cognitiva. […] Por último, pero no menos importante, la lectura es la herramienta de pensamiento más central y poderosa que tenemos.
Las buenas habilidades de lectura no sólo benefician al individuo sino también a la sociedad pues los ciudadanos bien preparados contribuyen al desarrollo económico y están capacitados para participar social y políticamente.
Sin mencionar a Sartori, el documento hace referencia al incremento de las pantallas para leer y a la digitalización, los que abren serios interrogantes al momento de reflexionar sobre la lectura y los efectos que ocasionan sobre los individuos y la sociedad. En este sentido, destaca que en las últimas tres décadas, el entorno del lector «ha experimentado una metamorfosis que está transformando las formas en que nos comunicamos, aprendemos, trabajamos, amamos y odiamos».
El objetivo principal de este manifiesto es llamar la atención sobre la necesidad urgente de enseñar y permitir habilidades y prácticas de lectura de nivel superior para la sociedad contemporánea.
El informe menciona diferentes tipos de lecturas y los efectos que produce sobre el lector. De ese modo, menciona la lectura crítica, la lectura inmersiva, la lectura literaria, la lectura larga, la lectura lenta, la lectura tenaz, la lectura estratégica pero vale citar textualmente a «la lectura como desafío que está estrechamente relacionada con la lectura no estratégica: el cliché generalizado de que leer es para información o para divertirse ignora el hecho central de que leer siempre significa ser desafiado a pensar».
Y aquí retomamos el tema del pensar que es el eje de este artículo. En este sentido, El Manifiesto de Liubliana pone el foco en que la lectura de alto nivel es fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico, el cual nos permitirá el discernimiento; este pensamiento es el que nos preparará para detectar las simplificaciones populistas, las falsas noticias, la desinformación y, muy importante, evitar la manipulación que se ejerce principalmente a través de los medios masivos de comunicación. En tal sentido, el desarrollo del pensamiento crítico favorece a la construcción de una verdadera democracia y prepara al ciudadano para una participación cívica activa en la sociedad de la que forma parte.
A modo de conclusión
Ya he mencionado ut supra lo que es el arte de pensar para Maurois y queda en cada uno de nosotros reflexionar si pensar es un arte o no. Quizás podría ser un «arte abstracto».
Más allá de esta consideración, la intención del taller y de este artículo es la misma que llevo al aula: provocar el debate para llevar a la reflexión y motivar los hábitos de lectura, incluso los que están más allá de nuestras necesidades profesionales. La lectura de textos filosóficos, históricos y teológicos, por citar algunos, contribuyen a la generación de un pensamiento creativo y la lectura de libros, de textos con cierta complejidad, nos ayudarán a desarrollar un pensamiento crítico que, como podrá observarse, tiende a desaparecer por efecto de los medios masivos de comunicación y del uso de las redes sociales que, por otro lado, obran en detrimento del enriquecimiento de nuestro vocabulario y de la «regulación de la circulación de las palabras».
En la actualidad la información nos atropella y nos invade en todos los ámbitos y sólo podremos discernir si estamos armados intelectualmente para filtrarla o para silenciarla si es necesario.
Para finalizar, tengamos en cuenta la frase que se le atribuye al astrónomo Carl Sagan (1934-1996):
Saber mucho no es lo mismo que ser inteligente. La inteligencia no es sólo información, sino también juicio, la manera en que se recoge y maneja la información.
Sólo podremos lograr esto si desarrollamos un pensamiento crítico.
* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata. Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019. Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB). Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.
Referencias
[1] André Maurois. Un arte de vivir. Buenos Aires: Librería Hachette, 1941, 227 p.
Un diplomático argentino que estuvo en Cuba publica un libro crítico de la revolución cubana
El conflicto de Rusia con Ucrania pone sobre el tapete realidades que, aunque distantes del teatro de operaciones, se encuentran vinculadas por afinidades políticas o estratégicas que no reconocen distancias geográficas. Es el caso de Cuba, que, como se podía esperar, no ha aceptado la denominación casi universalmente aceptada de guerra, sino que también prefirió llamarla operación militar especial en un claro alineamiento con Moscú. No olvidemos que Vladimir Putin, durante su visita a Cuba de julio de 2014, anunció la condonación del 90 % de la deuda de la isla con Moscú, que ascendía a US$ 35.000 millones. Entre 1961 y 1991 transcurrieron 30 años de una asistencia soviética multipropósito, que condujo a Cuba a una dependencia de la URSS mucho mayor que la que había tenido con Estados Unidos antes de 1959. La decisión de Putin fue un paso que no dio Boris Yeltsin, luego de la caída de la URSS en diciembre de 1991. Al contrario, esa deuda, que Fidel Castro expresó que no iba a pagar, distanció seriamente a la naciente Federación Rusa de Cuba. Con su gesto, Putin afirmó el pie que ya había puesto en la isla caribeña.
Entre 2006 y 2009 estuvo destinado en la embajada argentina en La Habana, como ministro y encargado de negocios, Pedro von Eyken, un diplomático de carrera que ya había tenido dos destinos sucesivos en Alemania, donde presenció la caída del Muro de Berlín y la reunificación del país. Durante su estadía, el diplomático recorrió la isla entera y habló con los cubanos de a pie. Como resultado, decidió doctorarse en Ciencias Políticas hace un año con una tesis de 440 páginas que critica severamente la economía cubana. Se titula La Revolución Cubana 50 años después. Impacto de los factores externos e internos en la grave crisis económica y social de Cuba en 2009 y se halla en el repositorio digital de la UCA. El autor sostiene que fueron las decisiones soberanas de Fidel Castro las que causaron la grave crisis económica cubana, hoy acentuada y no el bloqueo norteamericano que Von Eyken prefiere llamar embargo, o la implosión soviética. Fundamenta su investigación, que parte de una observación presencial, en las medidas dirigistas, inconsistentes y contradictorias del líder de la revolución desde 1961, sobre todo a partir de 1991, cuando Cuba pudo girar el timón y no lo hizo. El autor compara la isla con Vietnam, que, aun manteniendo el marxismo-leninismo, sí dio un giro de 180 grados en la economía con el Doi Moi (renovación) desde 1986. Ello, llevó al país asiático a un capitalismo regulado similar al chino. Un modelo que Fidel Castro y sus sucesores no han querido llevar a Cuba. Los resultados, en ambos países, están a la vista.
Consultado su autor sobre el título Testigo de una revolución traicionada, von Eyken respondió: “porque los cubanos fueron engañados con el movimiento que triunfó en 1959. La cubana fue la única revolución que no definió de entrada ese carácter, como sí lo hicieron Rusia, China, Vietnam y Corea del Norte”.
Sobre el autor Pedro von Eyken: Licenciado y Doctor en Ciencias Políticas (UCA). Diplomático argentino retirado, fue embajador en Haití y tuvo como destino Cuba y Finlandia, entre otros.