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LA NUEVA RELACIÓN ENTRE ISRAEL Y BAHRÉIN

Giancarlo Elia Valori*

La cuestión de la nueva relación entre Jerusalén y los Emiratos Arabes Unidos (EAU) luego del acuerdo firmado entre Israel y Bahrein, es de particular interés y marca un realineamiento del mundo sunita con el Estado judío y por lo tanto indirectamente con Occidente y es contrario a Irán.

Pero Israel no siempre piensa estratégicamente como sus aliados occidentales, y eso es bueno.

El peso político del petróleo entre el Oriente árabe y el Occidente euro-americano está cambiando (pero la UE aún no se ha dado cuenta) debido al aumento del poderío petrolero estadounidense.

Pero también cambia lo que podríamos llamar el “nivel de protección” militar entre el mundo árabe sunita y el sistema de defensa de Occidente, entre la OTAN y los acuerdos específicos de Estados Unidos o la Alianza Atlántica con los países árabes sunitas. Europa, por supuesto, no ha sido recibida.

Objetivos principales: para los árabes, jugar la carta occidental en su totalidad con respecto a la Federación de Rusia y, en algunos aspectos, también a China; para los occidentales, el juego primordial es recuperar el mundo sunita después de la crisis yihadista y luego, otra vez para Occidente, crear un nuevo mercado para los precios del crudo cuando el petróleo de esquisto estadounidense cambia todo el sistema de precios. Pero para Washington es la manera de impedir que Rusia y China “tomen” estratégicamente el mundo sunita.

El mundo sunita sabe que nunca puede permitir que Occidente enfrente seriamente a Irán y sus representantes, que necesita tecnologías estadounidenses y de la UE para hacer la “transición energética” de los hidrocarburos a las renovables, finalmente necesita armas, tecnologías y probablemente también ayuda militar directa de los Estados Unidos y de la OTAN.

Y, en el futuro, también del Estado judío.

Irán también es una amenaza existencial para ellos, y las áreas de influencia y contacto en Oriente Medio entre Irán y el mundo sunita son tales que no pueden ser compuestas por ningún tratado de paz. El caso de Yemen enseña. Cada movimiento en el Golfo es un juego de suma cero.

Ahora demos un paso atrás, pero aún es necesario. El “Acuerdo de Abraham” entre Israel y los Emiratos Arabes Unidos y luego Bahrein se basa en futuras “relaciones normales” entre el Estado judío y los EAU.

Un acuerdo escrito a mediados de agosto de 2020 largamente preparado por los servicios y, posteriormente, por la diplomacia de las dos partes, y también de algún servicio Europeo, presupone relaciones comerciales habituales, vuelos directos, turismo, intercambios científicos y pleno reconocimiento diplomático. Sin embargo, es bastante obvio que los Emiratos no enviarán un embajador a Jerusalén. No está escrito en los acuerdos, pero sin embargo hay y hubo un intercambio específico de información entre los Servicios pertinentes entre Jerusalén y Arabia Saudí.

Según los Emiratos, pero el texto sigue siendo claro a este respecto, el acuerdo entre Israel y los EAU bloquea inmediatamente cualquier intento de Jerusalén de anexar Cisjordania, pero también prevé una renovación de las negociaciones entre la ANP y el Estado judío para “poner fin al conflicto”.

Un gran programa, habría dicho De Gaulle. Es que los palestinos de la ANP, una criatura, por muy mal pensada que sea, del fin de la Guerra Fría, ya no son útiles para nadie.

Ni los soviéticos, que ya no están allí y ya no necesitan campos de entrenamiento para los terroristas europeos, o tal vez sistemas de presión para sus aliados árabes, ni la izquierda europea (y la UE, pero no sabe) que nada sabía de política exterior y que sólo quería la “reducción” de Israel, y mucho menos a China , que no sabe qué hacer con ella, ni siquiera con la galaxia yihadista, que ha utilizado muy poco la antigua red guerrillera de origen palestino.

Y hoy el papel preeminente de Hamas en la Franja de Gaza y también en Cisjordania, un movimiento que emana de la Hermandad Musulmana, que acepta explícitamente los “Protocolos de los Sabiosi de Sión” en sus estatutos y es ahora plenamente apoyado por Teherán, con la Yihad Islámica palestina, es un papel que ciertamente no interesa a los países sunitas del Golfo. Tal vez sólo a Qatar y Turquía, que tienen mucho que ver con la Hermandad. Pero no creo que Ankara y Doha quieran ir hacia este juego estratégico, con el riesgo de interponerse en el camino de los saudies y gran parte de los Emiratos.

Y, sin embargo, ya no quieren soportar los costos de mantener la ANP, estratégicamente inútil, probablemente incluso peligrosa.

Israel y los EAU ya intentaron la normalización hace años. En 2015, el Estado judío abrió una oficina diplomática en Abu Dabi, en relación con la Agencia Internacional de Energías Renovables, luego hubo reuniones deportivas. Israel también había sido programado como invitado en la Expo Mundial de 2020, hoy pospuesta a octubre de 2021, a excepción de otras evaluaciones, debido a la pandemia de Covid-19. La verdadera señal de que el acuerdo con los Emiratos importaba mucho en Jerusalén fue el aplazamiento por Netanyahu de la anexión de Cisjordania el 1º de junio de 2020.

Los palestinos llamaron inmediatamente a su embajador en los Emiratos. En Jerusalén importa poco la ANP, naufragio de una guerra fría que ya no tiene importancia estratégica, excepto para el papel pro-iraní de Hamas y parte de Fatah, el viejo grupo político de Mahmoud Abbas, por lo que Israel tiende sólo a la Ribera Occidental y, en pleno acuerdo con Egipto, al control antiihadista de la Franja de Gaza y el Sinaí.

Por supuesto, ni los saudíes, ni los Emiratos, ni Bahrein ni otros estados sunitas (aunque Bahrein es mayoritariamente chiíta, pero con una clase dominante sunita), y menos Israel quieren atarse a una clase política corrupta y totalmente ineficiente como la de la ANP, que ahora es el guante dentro del cual se sostiene la mano de Teherán, la única potencia interesada en tomar las dos áreas políticas de la antigua ANP.

El “Acuerdo de Abraham” también fue aceptado por Bahrein, como dijimos y pronto trataremos, por Jordania, que tiene un antiguo tratado de paz con Israel de fecha 1994, pero agobiado por la posterior y grave crisis de 2015-16 siempre con Israel, en el momento de la anexión de Jerusalén Este y por tanto de la Mezquita Al-Aqsa, el “último”, el “extremo”.

Luego está la aceptación también de Egipto, que ve resolverse la tensión yihadista en el Sinaí con una colaboración más directa y explícita del Estado judío. Finalmente el “Acuerdo de Abraham” ha sido elogiado públicamente por Omán, ahora que el nuevo rey Hatham bin Tariq quiere continuar la modernización del reino de Omán y Mascate iniciada por el fallecido Qaboos, cuyos guardias visten el kilt escocés, y con una mayor tasa de independencia estratégica de los otros Emiratos y los sauditas.

¿Quién está en contra? Irán, por supuesto, que ve una correlación estratégica entre Israel y el mundo sunita en el horizonte, con el cierre de la zona emiratí, donde podría haber jugado con operaciones de influencia contra Arabia Saudí y Estados Unidos. También está en contra Qatar, militarmente vinculada a Turquía y base financiera y política de la Hermandad Musulmana, e influye en todos los demás Estados sunitas del Golfo y, en algunos aspectos, en el proceso de reconciliación incluso con los chiítas iraní-sirios y libaneses.

Por supuesto, Turquía también se opone al acuerdo, no a la aceptación del Estado judío en el contexto de las relaciones interárabes, un Estado con el que Ankara tiene relaciones diplomáticas desde 1949, aunque nunca ha reconocido el Plan de Partición de las Naciones Unidas del que nació la propia independencia del Estado judío.

Ankara es fría con el “Acuerdo de Abraham” principalmente porque se encontrará aislada entre los Emiratos y la zona del Golfo, siendo atacada por la Hermandad Musulmana, y perjudica su proyecto de expansión en Asia central que no le permitirá mantener el status quo actualmente favorable en el Golfo y ni siquiera, en perspectiva, buenas relaciones con Qatar.

Despues de Bahrein será el turno, si todo va bien, de Sudán y Omán. Marruecos está aceptando y ya ha aceptado, el acuerdo abrahámico. Marruecos ya ha tenido ministros judíos en sus gobiernos, el empresario privado del rey Hassan II era italiano de Ferrara, que había sido el único que había mostrado solidaridad con él cuando el joven Giorgio Bassani fue expulsado del Liceo, al ejecutarse las infames “leyes raciales” de 1938.

El rey Hamad ya ha permitido a los líderes israelíes asistir a una reunión regional sobre la seguridad del Golfo, el Diálogo de Seguridad de Manama 2020, que se celebrará en la capital del Reino los días 4 y 6 de diciembre próximos.

Netanyahu ya se reunió con el difunto rey Qaboos de Omán en 2018.

Y Bahrein, ¿por qué reconoce oficialmente a Israel bajo el “Acuerdo de Abraham”?

Mientras tanto, porque el Estado judío es una brillante historia de éxito.

Por la tecnología, por su estabilidad, por su fuerza militar, incluso por su excelente inteligencia, Israel es el cuello de muchos, en el mundo árabe y más allá. El sultán bin Khalifa siempre ha expresado abiertamente su estima por el Estado judío.

El ministro de Relaciones Exteriores de Bahréin, en 2018, publicó un mensaje en Twitter a favor de Israel en su guerra contra los canales subterráneos creados por Hezbollah, y luego hizo explícito su favor al ver que Australia también había reconocido Jerusalén Este como la capital del Estado judío.

El sultán de Bahréin ha presionado abiertamente para que el Consejo de Seguridad del Golfo designe a Hezbollah como una “organización terrorista”.

Y aquí no se trata de las tensiones tradicionales entre sunitas y chiítas, sino de una elección geopolítica y estratégica: hacer de los Emiratos y de todo el Golfo una zona pacífica, para iniciar lo antes posible la transición energética y económica que decidirá el futuro de los estados petroleros de la zona.

La guerra congela posiciones, es costosa y no permite la gran transición económica que todas las clases dominantes del Golfo, con la única excepción de Irán, pretenden comenzar lo antes posible.

Por supuesto, Irán no juega tanto con el petróleo como con el gas natural, que no está cubierto por el sistema de la OPEP.

Recuérdese también que Bahrein acogió el Taller de Paz para la Prosperidad de la Casa Blanca en 2019, y en esa ocasión siete periodistas israelíes fueron recibidos en el Reino.

Cabe señalar también que Bahrein está estrechamente vinculada a Arabia Saudí por su economía y la selección de la clase dirigente.

Y tiene la mayoría de la población chiíta, con una casa dominante y una clase dominante sunita. Por lo tanto, más que para otros países del Golfo, Irán, que está en sus costas, es una amenaza existencial.

Y el vínculo entre Manama y Riad es cada vez más fuerte, especialmente después de 2018, cuando el pequeño reino costero tuvo que reprimir, y a menudo con dureza, las “primaveras árabes” que, además, tenían más de una conexión con Teherán.

El error reciente más extraordinario de Occidente en Medio Oriente, la “Primavera árabe”, después del Tratado Sykes-Picot, cuando los franceses perdieron parte de su poder porque el traductor era Luis Massignon, con su refinado árabe que los invasores del desierto no entendían, mientras que el intérprete de los ingleses era Lawrence de Arabia, acostumbrado a la calle y a los plebeyos árabes.

¿Y los palestinos? El 3 de septiembre, se convocó a una videoconferencia entre Beirut y Ramala, casi al mismo tiempo que el anuncio del “Acuerdo de Abraham” por parte de Donald J. Trump en la Casa Blanca, que vio la participación de Abu Mazen y todas las facciones palestinas. También debe señalarse que la videoconferencia había sido organizada por Fatah y Hamas, un caso más único que raro.

En Beirut estaban Ismail Haniyeh, el jefe de la oficina política de Hamas; Ziad Nadalia, el secretario general de la Yihad Islámica y todos los líderes de las facciones a las que no se les permite operar dentro de los territorios de la Autoridad Nacional Palestina.

También estaba en Ramala Mohammed Barakeh, un ex miembro del parlamento israelí.

Para todos, la clave estratégica para la interpretación del “Acuerdo de Abraham” fue la ruptura de la Iniciativa de Paz Árabe, la iniciativa saudí de 2002, luego reafirmada en 2007 y nuevamente en 2017 por todas las cumbres de la Liga Arabe. Esta “iniciativa” se refiere al abandono por parte de Israel de todos los territorios ocupados, a un “alojamiento justo” para los refugiados palestinos sobre la base de la Resolución No 194 de las Naciones Unidas y al establecimiento de un Estado palestino con Jerusalén Este como capital.

¿El resultado de la videoconferencia? La percepción clara y obvia del aislamiento de la ANP, que nadie quiere mantener ahora a pleno costo, ya que se trata de un “naufragio estratégico”, el acuerdo entre Hamas y Fatah, más único que raro, la inevitable apertura de los Territorios ANP a los enemigos declarados del Pacto de Abraham, es decir, Qatar, que intentará una correlación estratégica y militar entre Libia-Trípoli y la Franja de Gaza y la Ribera Occidental, para Turquía, con su Hermandad Musulmana, que es la que fundó Hamas, pero sobre todo será un negocio para Irán, que ya apoya a la Yihad Islámica, algunas otras facciones palestinas en evidente función antiisraelí y esperando a que Hezb’ollah vuelva a sus operaciones más allá del Litani.

Por lo tanto en la jerga de la OLP y la ANP “lucha popular”, aunque no hay ninguna referencia a la “lucha armada”, en el documento final de la videoconferencia, está la solicitud de un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, ante la verificación de la pérdida del consenso para la causa palestina entre los Estados árabes sunitas del Golfo, que resultará en una restricción adicional a la ayuda económica a la ANP.

Pero el verdadero peligro, que también debería afectar a Israel, es la implosión total de la ANP, que podría crear fenómenos militares, migratorios y económicos de alcance global.

¿Y la Federación de Rusia? Debe volver a ser indispensable en Oriente Medio, el “Acuerdo de Abraham” negociado por Estados Unidos y algunas inteligencias europeas pueden poner fin a la ventaja comparativa y estratégica de Moscú en Siria y la gestión cuidadosa de las relaciones militares y de información con Israel.

Por no hablar de la refinada contención rusa de la presión iraní en Siria, uno de los verdaderos objetivos de la presencia rusa en la república de Bashar el Assad.

¿Qué podría jugarse Rusia en el nuevo Medio Oriente que se está dibujando en estos días? Mucho.

Mientras, desde 2018, Moscú se ha estado reuniendo de nuevo con la Yihad Islámica, mientras que Abu Mazen también se ha reunido con líderes rusos en 2019 para lograr un nuevo «formato» de paz entre Israel y un ANP mediado solamente por la Federación de Rusia.

Luego está la carta libanesa. La presencia de Moscú es cada vez más visible en el país de los cedros, para un evidente soporte de Siria.

Por lo tanto, el juego número uno de Moscú en el nuevo Medio Oriente es mantener relaciones estrechas con todos, pero sólo con todos, los actores regionales, estatales y no estatales, para llegar a ser el único árbitro supremo (incluso contra Israel) de la futura, y a estas alturas inevitable, paz de Medio Oriente.

¿China? A Beijing no le gusta el acuerdo abrahámico, dado que para Beijing resulta un abandono de facto de Medio Oriente por parte de los Estados Unidos, y por lo tanto un aumento en los costos del control estratégico de la zona, pero también un retorno de muchos países sunitas prominentes dentro de una órbita económica estadounidense, cuando China estaba seduciendo a los sauditas y los Emiratos.

El “Acuerdo de Abraham” cierra las puertas del Golfo a muchos países que querían entrar en la zona.

Sin embargo, Beijing pondrá su mejor cara ante el mal juego, apoyando a un país amigo de facto, Israel, y manteniendo las excelentes relaciones habituales con el mundo sunita, con la esperanza de reemplazar, en breve, a Estados Unidos como representante político-militar de la zona.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Nota: traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. 

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CAMBIO CLIMÁTICO Y TERRORISMO EN IRAK EN TIEMPOS DE COVID

Estefanía Belén Ducasse*

 

 Imagen de David Peterson en Pixabay 

Introducción

La pandemia ocasionada por el covid-19, popularmente conocido como coronavirus, es el tema que centralizó los focos de atención en la primera mitad del año 2020. No obstante, incluso antes de que la pandemia se expandiera hacia Europa, Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ubicaba al cambio climático como uno de los puntos más importantes para tratar el presente año. A esto se suma la advertencia de parte de la ONU, en febrero del 2020 sobre el rearme del Estado Islámico (ISIS) para abordar a Irak y Siria.

Irak cuenta con el antecedente de haber experimentado una simil guerra por el agua en el año 2014 mientras se conformaba como campo de batalla del Estado Islámico. Cuatro años más tarde, este grupo terrorista se ve disgregado y pierde varios territorios que había conquistado a lo largo del país. Sin embargo, la situación iraquí podría cambiar con el reagrupamiento de ISIS en busca de su revancha en el establecimiento del califato en Siria e Irak que advierte la ONU. Esto se presenta en el 2020 dentro de un escenario de disconformidad política de la población iraquí y una nueva ola de sequías en su territorio y pone nuevamente como foco de conflicto al agua. De esta forma, Irak se enfrenta con múltiples dificultades para garantizar la seguridad humana de su población. Como resultado, el cambio climático puede contribuir con las condiciones para la nueva conquista de un grupo terrorista en el territorio de Irak. Esto en un contexto de retiro de las tropas de las Fuerzas Armadas pertenecientes a la coalición anti Daesh ubicadas en Irak ante el pedido del parlamento iraquí en enero e impulsado, también, por el riesgo de la pandemia.

Escenario de Irak

La República de Irak se caracteriza por ser un área relativamente fértil dentro de Medio Oriente, una región conocida por su suelo árido. En el siguiente mapa se puede observar la geografía de Irak en la que las llanuras del Tigris y del Éufrates componen un terreno cultivable y con agua abundante. La zona de Chatt el-Arab, donde desembocan los ríos, forma un área pantanosa con abundancia de agua que riega grandes palmerales. Una condición similar la tiene la meseta de Al-Jazeerah que dispone de terreno cultivable pero, a diferencia de las zonas anteriores, sufre problemas de sequía. En contraposición con esto, el norte y noroeste se caracterizan por ser regiones montañosas en correlación con el oeste y suroeste que es desierto[1]. Sin embargo, el aceite crudo de petróleo es la exportación principal del país acaparando casi la totalidad de las exportaciones, Irak posee la quinta mayor reserva de petróleo del mundo y es el segundo mayor productor de la OPEP.

Mapa 1. Geografía de la República de Irak

Fuente: Maps Iraq (https://es.maps-iraq.com/irak-geografía-mapa)

Uno de los factores que tiene gran influencia en las problemáticas y la toma de decisiones de Irak es la amplitud de composición étnico-religiosa de su población. La religión preponderante es el Islam que concentra el 95% de los habitantes del país siendo en su mayoría chií (60-65%), y le sigue la rama sunni (32-37%), el 5% restante se divide en cristianos caldeos y asirios, yazidíes, sabeanos. Cabe destacar que a raíz de la diversidad poblacional del país, desde el año 2005 existe un acuerdo por el que el presidente debe ser kurdo, el presidente del Parlamento suni y el primer ministro shii[2]. A su vez, la población iraquí convive con fuerzas internacionales asentadas dentro de su territorio como las bases estadounidenses y personal de la coalición anti-Daesh, formada por un grupo de países europeos y Estados Unidos para combatir al Estado Islámico.

La economía en Irak progresó luego de la derrota del Estado Islámico por los esfuerzos de reconstrucción, demanda interna y mejores condiciones de seguridad así como mejoró el clima social y político. A pesar de estas mejorías, según UNICEF, uno de cada 4 niños son pobres y el acceso a la electricidad, combustible y agua es muy limitado. La tasa de desempleo es alta, especialmente en mujeres y jóvenes adultos, en un contexto en el que el Estado es el principal empleador[3]. En adición, con la llegada del coronavirus, la economía iraquí se vio estancada por la baja de la producción y la caída del precio del petróleo, con lo que las protestas políticas se mantienen latentes. 

Cambio climático y terrorismo

A pesar de que con el desarrollo de la pandemia se ha hablado sobre el efecto positivo en el cambio climático con la rotura de la “normalidad” en varios Estados, este fenómeno sigue existiendo y continuará avanzando. Diversos expertos enfatizan en el presente y el futuro del cambio climático junto con las consecuencias negativas sobre el suministro de agua y alimentos, sector agrícola y bienestar social, especialmente en Medio Oriente.

Una prueba de los efectos del cambio climático es la situación que tiene Irak respecto al agua. Ya para mediados del 2019 los niveles de los ríos iraquíes se redujeron a menos de una tercera parte de su capacidad normal. Dos de los ríos más importantes del país, Tigris y Éufrates, contienen el 98% del suministro de agua usado para saneamiento, irrigación y como bebida, y se espera que disminuyan su descarga en un 50% hacia el 2030. A su vez, el segundo lago más grande de Irak, el Lago Milh, prácticamente ya no existe[4]. Por ende, los suministros de agua más importantes del país de Medio Oriente están en peligro de agotarse dejando toda el área dependiente de formas secundarias de abastecimiento. Sumado a esto, la calidad del agua restante está deteriorada debido a la salinización que deviene, junto con la evaporación el agua, en la desertificación de un valor estimativo de 92% del territorio iraquí y en la pérdida de 100 km2 de tierra fértil por año[5].

Como consecuencia de la escasez y salinización del agua que viene de la mano de la degradación de la tierra, las tormentas de arena se vuelven más usuales lo que repercute en diversas áreas. Esta situación perjudica, por un lado a la industria de la aviación cuyos vuelos se tornan dificultosos y cuya maquinaria requiere mayor mantenimiento y, por el otro, afecta a la biodiversidad generando pérdidas en la vida silvestre y agricultura.

De esta forma, nuevamente confluyen en el escenario iraquí las amenazas del cambio climático y el terrorismo que, si bien fue en gran parte derrotado en el año 2018, la ONU advirtió sobre el posible resurgimiento de las actividades del Estado Islámico. Se debe considerar que con la aparición de la pandemia algunos grupos terroristas pudieron no hacerse visibles lo que no significa que desaparecieran sino al contrario, estos grupos se verán fortalecidos con el contexto actual. El Estado Islámico incrementó su presencia en redes sociales a causa del retraimiento de las actividades y desde abril recrudeció sus ataques en el territorio iraquí.

Aquí se considera terrorismo a aquellos “actos de violencia cometidos contra personas inocentes o no combatientes, con la intención de obtener fines políticos a través del terror y la intimidación”[6]. En este sentido, el Estado Islámico encontró en Irak un campo susceptible para implantar el califato utilizando las vulnerabilidades causadas por la diversidad en la composición poblacional, por la inestabilidad política y por los antagonismos entre los mismos habitantes.

Con la retirada de las tropas de la coalición anti Daesh a raíz del cese de actividad terrorista percibida en la zona y el coronavirus como valor agregado, el Estado Islámico tiene mayor libertad de acción. Según un informe de Adelphi, el cambio climático funciona como un “multiplicador de amenazas”, es decir, da lugar a un contexto en el que el terrorismo puede crecer debido a dos mecanismos principales: primero, contribuye a crear un ambiente frágil que permite al grupo terrorista operar en forma más libre y, segundo, impacta en forma negativa sobre el sustento de la población local de manera que facilita el reclutamiento de personas a estos grupos[7]. La reducción abrupta del caudal de agua genera la necesidad de abastecerse de este insumo elemental en formas alternativas de manera que ante un Estado que no logra saciar la demanda, un grupo terrorista puede ocupar el vacío de poder. De la misma forma, el impacto del cambio climático sobre el suelo junto con la proliferación de las tormentas de arena dificultan la actividad económica de los sectores más precarios, elemento que los grupos terroristas usan para conseguir integrantes a cambio de solventar sus necesidades.

Estos dos mecanismos se vinculan con tres tipos de relaciones causales entre el cambio climático, terrorismo y radicalización: las “causas instigadoras” se fundan en causas profundas del terrorismo que refieren a la pobreza, desigualdades entre grupos sociales, entre otros; los “factores permisivos” refieren a elementos que facilitan los actos de violencia como los vacíos de poder de un Estado; y los “eventos precipitantes” son los desencadenantes finales del acto de violencia, por ejemplo, un desastre natura[8]. Por ende, estos mecanismos y relaciones causales aglutinan los fundamentos por los que Irak se conforma como un escenario ideal para la proliferación del terrorismo en un contexto de cambio climático. Este Estado de Medio Oriente presenta una inestabilidad política instalada junto con profundas desigualdades económicas y sociales, condiciones que se ven exacerbadas por la vulnerabilidad ocasionada por la falta de agua y la pérdida de recursos y por un Estado que no garantiza la seguridad humana de sus habitantes. Estas causas componen las condiciones propicias para que un grupo terrorista ocupe el vacío de poder, sacie necesidades y aumente sus filas. De esta forma se puede ver que la confluencia de variables que caracterizan la realidad iraquí proporciona las bases para que el Estado Islámico se asiente y busque continuar con su objetivo de establecer un califato.

Tanto el cambio climático como un grupo terrorista como el Estado Islámico no quedan restringidos a límites políticos sino que son amenazas transnacionales. Esto conlleva a que puede tener repercusiones en el ámbito doméstico e internacional, es decir, la realidad producto de los efectos ocasionados por estas amenazas puede generar migraciones masivas hacia otros países e incluso conflictos a raíz de la lucha por los recursos perdidos a causa del deterioro ambiental, por ejemplo el agua. 

Conclusiones

La República de Irak atraviesa una situación doméstica propicia para la proliferación de grupos terroristas y esto se debe, en parte, a los efectos que tiene el cambio climático en el país, lo que no solo afecta al suelo y recursos naturales como el agua sino que repercute en los habitantes. A raíz del cambio climático, se ven truncadas algunas actividades económicas, sumado a la dificultad de obtener insumos básicos como el agua. Por otro lado, la debilidad estatal no garantiza la seguridad humana de su población. En este contexto, los grupos terroristas hacen uso de la disconformidad, necesidades insatisfechas y vacíos de poder para conseguir seguidores al grupo.

Esta condición se ve reforzada con la figura del coronavirus siendo que como efecto colateral de las decisiones tomadas durante la pandemia el precio del petróleo cayó y las actividades del país junto con él. La retirada del Estado Islámico en 2018 junto con el repliegue de las tropas anti Daesh sumado a que la pandemia ocasionó que la población en general se resguarde, devino en el fortalecimiento de este grupo terrorista y el retorno a sus ataques.

En conclusión, el cambio climático junto con un Estado que no puede responder a las necesidades de la población generan las condiciones propicias para la actuación y crecimiento de grupos terroristas. Por otro lado, se da lugar a estudiar otra línea dentro consecuencias de la relación entre ambas amenazas transnacionales como es la generación de un conflicto entre países limítrofes por los recursos y las migraciones masivas en pos de mejores condiciones de vida.

 

* Investigadora en CEMOC – CARI.

 

Referencias

[1] Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores (2017), Ficha país: Irak, <http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/IRAQ_FICHA%20PAIS.pdf>.

[2] Ibídem.

[3] Nordea Trade. Iraq: Economic and Political Overview. Nordea, <https://www.nordeatrade.com/fi/explore-new-market/iraq/economical-context>.

[4] Karasik, T. y Spezia Depretto, J. “Climate Change Is Exacerbating Iraq’s Complicated Water Politics”. ECC Platform Library, 14/08/2019, <https://www.climate-diplomacy.org/news/climate-change-exacerbating-iraq%E2%80%99s-complicated-water-politics>.

[5] Ibídem.

[6] Bartolomé, M. La Seguridad Internacional en el año 10 D.G.(después de la Guerra Fría). Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales, 1999.

[7] Adelphi. Climate change will see terrorism thrive. 2016, <https://www.adelphi.de/en/publication/insurgency-terrorism-and-organised-crime-warming-climate>.

[8] Telford, A. “A climate terrorism assemblage? Exploring the politics of climate change-terrorism-radicalisation Relations”. Political Geography, volume 79, May 2020, 102150, <https://doi.org/10.1016/j.polgeo.2020.102150>.

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XXXIII CUMBRE DE LA UNIÓN AFRICANA: SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS E INTEGRACIÓN CONTINENTAL

Yoslán Silverio González*

Según las normas establecidas por la organización continental africana, a principios de año, la Unión Africana (UA) celebra su máxima reunión a nivel de Jefes de Estado y Gobierno en su sede en la capital etíope. En esta ocasión, la XXXIII Cumbre de la UA tuvo como lema principal “Silenciar las armas: crear condiciones propicias para el desarrollo de África”. Una vez más, los líderes africanos se reunieron para discutir y analizar sobre los principales retos en materia de seguridad que enfrenta el continente. En este sentido, el tema fundamental fue profundizar en la reducción y/o eliminación de los conflictos armados que aun aquejan a diferentes regiones del continente y adoptar políticas encaminadas a fortalecer el diálogo político y la mediación por parte de los organismos africanos, sin interferencias extranjeras. Las discusiones sobre las causas de los conflictos, sus consecuencias y las maneras de solucionarlos, han estado siempre dentro de la agenda de los diferentes cónclaves africanos. Este año 2020, la UA centrará todo su esfuerzo en lograr una mayor reducción de los enfrentamientos armados.

El segmento de alto nivel de la XXXIII Cumbre de la UA, desarrollado entre el 9 y el 10 de febrero de 2020, estuvo presidido por las sesiones del Comité de Representantes Permanentes – 21 y 22 de enero –, la reunión del Consejo Ejecutivo – los días 6 y 7 de febrero – que reúne a los Ministros de Relaciones Exteriores, así como debates en diferentes sesiones, donde los principales funcionarios de la Comisión y otros órganos de la UA presentaron sus respectivos informes.

Entre las cuestiones abordadas por los máximos líderes africanos destacaron la condena al llamado plan estadounidense “Acuerdo del Siglo” con respecto a Palestina. En su discurso inicial, el Presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat casi dio inicio a su intervención criticando este plan de Estados Unidos. Planteó que éste constituía una violación de múltiples resoluciones de la ONU y que desconocía los derechos del pueblo palestino. Señaló que su aplicación generaría más tensiones en la región del Medio Oriente. De igual manera, se ratificó el apoyo de la UA a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y la necesidad de trabajar en conjunto con la ONU para lograr la autodeterminación del pueblo saharaui.

Entre los problemas abordados por Moussa Faki estuvieron las afectaciones ocasionadas en varios países producto de desastres naturales: las inundaciones en Zimbabwe, Malawi y Mozambique, la plaga de la langosta en Etiopía, Uganda y Kenya —la cual comenzó a afectar a Sudán del Sur— y amenazas de hambrunas en otros países de la región del África Austral. El alto funcionario expresó su solidaridad con el pueblo chino por la pandemia del coronavirus. También hizo en repaso por los principales conflictos en la región, en particular el tema del terrorismo, sobre el cual señaló que estaba muy lejos de ser erradicado. Con respecto al conflicto libio se opuso a una solución militar de la crisis y que se debían implementar las iniciativas del Comité de Alto Nivel de la UA sobre Libia presidido por el mandatario Denis Sassou Nguesso, de acuerdo con el principio defendido por la UA de aplicar soluciones africanas a los problemas africanos, sin interferencias extranjeras.

Otros de las cuestiones abordadas en las intervenciones de los mandatarios fue el relacionado con el empoderamiento de la mujer, el logro de la paridad e igualdad de género —es decir lograr la paridad en los porcentajes de la mujer en cargos decisorios—, y su protección frente a la violencia. En este sentido, el mandatario sudafricano Cyril Ramaphosa, en su discurso de aceptación del cargo como Presidente pro témpore de la UA, planteó que el decenio 2020-2030 fuese declarado como “Década sobre la Inclusión Económica y Financiera de la Mujer Africana” e hizo un llamado a fortalecer el trabajo de la Organización Panafricana de Mujeres (PAWO, por sus siglas en inglés) que fuera creada incluso un año antes de la OUA, en 1962. Ramaphosa declaraba la necesidad de que las mujeres fuesen incorporadas a las estructuras de toma de decisión en gobiernos, parlamentos y otros sectores, obteniendo, al menos, una representación de hasta el 50%.

También se realizó por parte del Presidente de la Comisión un balance de los avances alcanzados en 2019 en el trabajo de la organización. Se siguió el proceso de reforma institucional con la restructuración y mejoría en la rendición de cuentas dentro de las estructuras de la Comisión, se avanzó en la división de funciones entre la Comisión y las Comunidades Económicas Regionales (RECs, por sus siglas en inglés), así como en la implementación del nuevo sistema de financiamiento de la UA, que busca disminuir su dependencia de los donantes extranjeros. Para el 2020 se deben seguir los pasos hacia la culminación del proceso de implementación del Área de Libre Comercio Continental (AfCFTA, por sus siglas en inglés) para lo cual es necesario seguir desarrollando las infraestructuras.

Sin embargo, quedaba pendiente la adopción del Protocolo de Libre Movimiento de Personas y Bienes. Este instrumento ha sido firmado por 33 países, pero solo cuatro Estados lo han ratificado. De igual forma, otro tema por concluir sería el relacionado con el completamiento de los cargos del Secretariado General del AfCFTA, el cual va a radicar en la capital ghanesa. En esta Cumbre se decidió nombrar como Secretario General del AfCFTA al sudafricano Wamkele Mene. El presidente de Ghana, Nana Addo Dankwa Akufo-Addo, afirmó que el Secretariado General estaría ya en completo funcionamiento para finales de marzo del presente año para lo cual su país había contribuido con 3 millones de dólares y organizado, durante el mes de diciembre de 2019, seis reuniones diferentes sobre el AfCFTA. Están realizando todos los esfuerzos para que el Área de Libre Comercio Continental entre en funcionamiento en julio del presente año. Con vistas a ajustar la implementación de dicha zona de libre comercio, Sudáfrica acogerá una Cumbre Extraordinaria de la UA, el 1 de julio próximo.

En el plano político, Moussa Faki destacó que al concluir el año 2020 se debían de haber organizado un total de 40 procesos electorales en 31 países, sumando los realizados ya en 2019. Este es un tema importante, porque muchas veces, la celebración de los comicios constituye una de las vías por excelencia para la solución de las crisis políticas y los conflictos. Por lo tanto, la buena ejecución de los mismos y en los calendarios previstos, es una garantía para que no se produzcan o agudicen posibles crisis políticas por problemas electorales.

A pesar de la continuación de determinados conflictos en el continente, el Presidente de la Comisión indicó ciertos avances experimentados por ejemplo en Sudán. En este país, el proceso de mediación africano condujo al acuerdo que estableció las Instituciones de Transición: el Consejo Soberano y el Gobierno Civil, los cuales están en negociación con los diferentes grupos armados. Hizo un llamado a que Estados Unidos eliminara a Sudán de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Como sabemos, esta lista es realizada de manera unilateral por Washington. Con respecto a Somalia indicó los esfuerzos realizados por la Misión de la Unión Africana en este país (AMISOM, por sus siglas en inglés) en su lucha contra el terrorismo del grupo Al Shabaab. También reconoció los discretos avances en materia de reconciliación dentro de Sudán del Sur desarrollados sobre todo por la IGAD en la formación de un gobierno de Unidad Nacional, aunque todavía quedaba mucho por hacer. Sudáfrica, en el marco del tema que la UA priorizará durante este 2020, dará prioridad a las acciones en torno a la gestión de los conflictos de Sudán del Sur y Libia. Con este propósito, en la ciudad de Johannesburgo se celebrará una Cumbre Extraordinaria, en el mes de mayo, para perfilar la hoja de ruta a seguir en torno a los diferendos africanos más críticos.

De todas maneras, persisten los conflictos armados de diferentes características y alcance dentro de África, cuyas consecuencias humanitarias todavía no logran ser mitigadas. Moussa Faki, en otra parte de su discurso, detalló como parte de las tensiones que se generan en determinados escenarios políticos en África las disputas pre y postelectorales, los conflictos intercomunitarios, el deterioro de las condiciones climáticas y los trastornos en los sistemas de economía tradicional, lo cual incrementa la competencia por el acceso a recursos vitales para dichas comunidades. Incluso hizo referencia a las disputas entre Estados africanos, al menos en el plano político-diplomático. La combinación de todos estos factores, junto a su manipulación por parte de algunas élites con fines políticos —planteó Moussa Faki— crean las condiciones para el aumento de la violencia.

En el 2013, la UA había adoptado un Plan de Acción con el propósito de terminar con los conflictos armados en el 2020, impulsando su propia agenda de seguridad. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, este objetivo no pudo ser cumplido y dadas las condiciones existentes en los países afectados por estos conflictos, es poco probable que se logre su completa eliminación en el corto plazo. Sin embargo, persiste la voluntad política en avanzar, en todo lo que se pueda, para alcanzar este objetivo. Al respecto, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (UNECA), la camerunesa Vera Songwe planteó en su intervención, que el número de países africanos con conflictos armados, en alguna parte de su territorio, se había triplicado en los últimos 15 años, desde 2005.

Esta afirmación la realizó al citar datos del Instituto de Investigaciones para la Paz de Oslo. Según este centro, en 2005, seis países africanos tenían conflictos activos y siete conflictos armados. Para el 2019, según este mismo informe, 17 países africanos tenían un conflicto armado, por lo tanto, la situación había transitado para peor. La UA al respecto afirma que se ha producido una reducción en el número de los conflictos en la última década, en comparación con períodos anteriores, mientras existen solo unos pocos que ya llevan más de 30 años, Somalia, y el este de la República Democrática del Congo (RDC), desde 1996, que son de larga data. Según directivos de la UA, el número de conflictos activos en África asciende a la cifra de 14.

Una valoración objetiva de la situación de los conflictos en África —que sigue siendo una realidad— no puede sustentarse solo en números redondos, puesto que las situaciones en las que se dan estos conflictos son muy variadas. Primero habría que preguntarse cuáles serían los presupuestos para definir un conflicto armado, una guerra civil, acciones terroristas o enfrentamientos intercomunitarios. Por lo tanto, se está en presencia de un proceso mucho más complejo que habría que analizar caso por caso. Por solo citar dos ejemplos, en 2005, Sudán todavía no se había dividido en dos países y en Côte d´ Ivoire había una guerra civil (2002-2007) que ya concluyó. Por lo tanto, mientras en unos países se activaban los conflictos armados en otros concluían. También, una parte de ese supuesto incremento —indicado por el dicho Instituto en Oslo — tiene que ver con el terrorismo que comenzó a tomar fuerza en el Sahel occidental a partir de 2007 y 2014, en países como Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad y Camerún, con acciones muy puntuales y concentrando sus ataques en las zonas rurales y más apartadas. De todas maneras, a pesar del aumento del terrorismo, no es un fenómeno que se haya comportado por igual en todos los países ni que se haya generalizado en el continente.

Por otra parte, se han mantenido los mismos conflictos armados —estructuralmente más complejos y de mayores dimensiones— en Somalia, en la República Centroafricana, en el este de la RDC, Sudán y desde 2013, en Sudán del Sur. Si hacemos un análisis con una perspectiva histórica mucho mayor, tendríamos que se ha producido una reducción drástica de la cantidad de conflictos desde la década de 1990 hasta la actualidad. También se han eliminado prácticamente los golpes de Estado: en 2019 solo hubo una sola acción militar que derrocó a Omar al Bashir en Sudán.  Mientras, la tendencia ha sido al surgimiento de crisis políticas coyunturales que han sido oportunamente abordadas y solucionadas. En estos resultados, han desempeñado un rol decisivo, los mecanismos de integración subregionales y de la UA, en cuanto a los procesos de mediación y al envío de misiones de observación durante el desarrollo de los comicios. Aun así, mientras exista un solo conflicto en el continente, la UA seguirá adoptando todas las medidas políticas pertinentes para lograr su erradicación, por lo que silenciar las armas en África estará dentro de las principales prioridades de los líderes africanos.

Un momento significativo dentro de la Cumbre fue la elección del nuevo Presidente de turno de la UA. Las riendas de la organización pasaron por segunda vez —la primera fue en 2002 cuando se creara la UA— a manos de Sudáfrica, como ya se indicó. El presidente egipcio Abdel Fattah el Sisi entregó el liderazgo continental al presidente sudafricano Cyril Ramaphosa. Sudáfrica también asumió la dirección del Mecanismo Africano de Evaluación Periódica (African Peer Review Mechanism, APRM) hasta el 2022 e hizo un llamado a que el resto de los países africanos ratificasen este mecanismo donde hay solo 40 Estados africanos. El mandatario ruandés, Paul Kagame fue electo presidente de la Agencia para el Desarrollo de la UA —Nueva Asociación para el Desarrollo de África (African Union Development Agency— New Partnership for Africa’s Development, AUDA-NEPAD), aprovechando su experiencia al frente de varios procesos políticos dentro de la organización, entre ellos, haber dirigido el relacionado con la reforma institucional.

Sudáfrica también será la sede de dos Cumbres extraordinarias: una en el mes de mayo para debatir el tema del año —sobre cómo silenciar las armas en el continente— y la 13 Cumbre Extraordinaria del AfCFTA a desarrollarse el 1ro de julio. Como parte del proceso de reforma institucional la Cumbre ordinaria de medio año que celebraba la UA fue eliminada, por lo que el resto de las que se convoquen tendrán carácter extraordinario y se pueden hacer en cualquier fecha que se decida. Bajo la presidencia de Sudáfrica, la UA seguirá apostando por el multilateralismo y el fortalecimiento de las relaciones con la ONU. En la arena internacional, uno de sus retos mayores será seguir presionando por lograr una reforma dentro del Consejo de Seguridad de la ONU y alcanzar una mayor representatividad africana dentro del Consejo e incluso alanzar derecho al veto. También los líderes africanos plantearon sus esfuerzos por hacer cumplir el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y trabajar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU. Con este fin, también acompañan a Sudáfrica como parte de la Troica de la UA, Egipto como presidente saliente y la República Democrática del Congo, al ocupar la Vicepresidencia de la UA. Esto indica que la Presidencia de la UA en 2021 pasará a ser ejercida por Félix Tshisekedi, presidente de la RDC. El actual mandato de la Comisión concluye en este 2020, por lo que el 2021 será además un año de elección o ratificación de los principales cargos que conducirán el trabajo diario de la UA en la próxima etapa.

Las Cumbres de la UA constituyen un momento importante para evaluar el trabajo de la organización y plantearse nuevos objetivos. En este foro se seleccionan o ratifican los principales cargos, se adopta el presupuesto para el año en curso y se establecen las líneas de trabajo y los objetivos a cumplir hasta el próximo período. Las cumbres también se confirman como el foro de concertación política más importante del continente y un momento crucial para la coordinación de las agendas y la valoración de los avances realizados en temas cruciales para el continente. Uno de estos temas neurálgicos, además de la eliminación de los conflictos, será el fortalecimiento del proceso de integración económica a nivel continental, manteniendo el principio de african solutions to african problems.

 

Bibliografía consultada

“AfCFTA Secretariat Will Be Operational By 31st March” – President Akufo-Addo Assures AU.  9 February 2020. Disponible en: http://presidency.gov.gh/index.php/briefing-room/news-style-2/1493-afcfta-secretariat-will-be-operational-by-31st-march-president-akufo-addo-assures-au?fbclid=IwAR2okeuxlWdAfT0x8ZP9H92YLWdrGrxV6E4r7xwKVfJyp50d7nJnojZjxeQ

Acceptance Statement by South African President H.E. Cyril Ramaphosa on assuming the Chair of the African Union for 2020. February 09, 2020. Disponible en: https://au.int/en/speeches/20200209/acceptance-statement-south-african-president-he-cyril-ramaphosa-assuming-chair

Arranca en Addis Abebala 33ª Cumbre ordinaria de la UA con presencia del Presidente saharaui. Addis Abeba, febrero 09, 2020. Disponible en: https://www.ecsaharaui.com/2020/02/arranca-en-addis-abebala-33-cumbre.html

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President Ramaphosa assumes chairmanship of African Union monitoring agency. South Africa, 9 February 2020. Disponible en: https://www.iol.co.za/news/south-africa/president-ramaphosa-assumes-chairmanship-of-african-union-monitoring-agency-42378874

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Sabiiti, Daniel. AU Elects Kagame to Drive Africa 2063 Agenda. February 09, 2020. Disponible en: https://www.ktpress.rw/2020/02/au-elects-kagame-to-drive-africa-2063-agenda/

Statement of H.E. Moussa Faki Mahamat, Chairperson of the African Union Commission at the 33rd Ordinary Session of the Assembly. February 10, 2020. Disponible en: https://au.int/en/speeches/20200210/statement-he-moussa-faki-mahamat-chairperson-african-union-commission-33rd

* Jefe Grupo de África y Medio Oriente. Centro de Investigaciones de Política Internacional. Cuba.