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CHINA ATERRIZA EN MARTE

Giancarlo Elia Valori*

A las 7:18 a.m. del 15 de mayo de 2021, la misión espacial Tianwen-1 entró en la atmósfera marciana y se estacionó con éxito en el área prevista (Utopía Planitia), mientras que la estación orbital realizó su tarea alrededor del planeta.

La República Popular China es el tercer país en llegar a Marte y el segundo en tener un vehículo de exploración móvil (rover) operando en la superficie del planeta. Los primeros en llegar fueron los soviéticos el 2 de diciembre de 1971 con dos sondas: Marte 2 (27 de noviembre de 1971) que fue destruida por una tormenta de escombros, mientras que Marte 3 logró una comunicación que duró sólo 14,5 segundos y cesó inexplicablemente. Luego fue el turno de los Estados Unidos, cuyo Viking 1 llegó con éxito el 20 de julio de 1976.

La misión espacial Tianwen-1 consta de dos partes: la estación orbital y el módulo de descenso. A la hora programada, la sonda Tianwen-1 completó con éxito la separación entre los dos dispositivos. Tres horas más tarde, el módulo de descenso pasó con éxito a través de la atmósfera marciana y se depositó suavemente en la superficie del planeta rojo. Unos treinta minutos después de la separación, la estación en órbita subió y volvió a circular Marte.

En esta misión de exploración marciana, la estación en órbita no sólo es un vehículo especial interestelar, sino que también es una poderosa estación de retransmisión de comunicaciones que construye un puente entre Marte y la Tierra, y es responsable de explorar la teledetección de la superficie marciana, con el fin de crear un mapeo del planeta.

La estación en órbita lleva dos dispositivos de células solares, una antena de transmisión de datos y dos antenas para la transferencia mutua de información. Cuando la estación en órbita realiza tareas de transmisión de datos, debe dirigir las células solares a nuestra estrella para garantizar una fuente de alimentación continua. Al mismo tiempo, la antena de alta frecuencia es necesaria para trazar la trayectoria entre la Tierra y el módulo para establecer un puente de conexión de datos continuo. De esta manera, la estación en órbita debe establecer simultáneamente un control sincronizado y de alta precisión de los tres objetivos: módulo (entonces rover), Tierra y Sol.

Los diseñadores chinos también han estudiado planes para posibles interrupciones de la conexión, al tiempo que garantizan un control de alta precisión sobre los puntos de antena.

Hay una estrategia de recuperación autónoma, en caso de que se rompa el enlace de comunicación. Si esto sucede, un detector funcionará de forma autónoma y la antena será traída de vuelta a la Tierra restaurando las telecomunicaciones. El proceso se lleva a cabo independientemente de los dispositivos convencionales.

Xi Jinping, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China, Presidente de Estado y Presidente de la Comisión Militar Central, envió un mensaje de felicitación, en nombre del Comité Central del Partido Comunista de China, el Consejo de Estado y la Comisión Militar Central, para extender cálidas felicitaciones y saludos sinceros a todos los científicos que participaron en la primera misión de exploración marciana de China.

Xi Jinping señaló en el mensaje de felicitación que el arribo de Tianwen-1 a Marte dio un paso importante en el viaje de exploración interestelar, pasando del sistema Tierra-Luna al sistema interplanetario, dejando una marca china en Marte: un hito en el desarrollo de la industria aeroespacial del país que desafía y persigue la excelencia al colocar a China en las filas más avanzadas en el campo de la exploración planetaria.

Xi Jinping subrayó la esperanza de seguir trabajando duro, de organizar e implementar cuidadosamente la exploración científica de Marte, de insistir en la autosuficiencia tecnológica, de avanzar en nuevos grandes proyectos espaciales y acelerar la construcción de nuevos vectores, de conquistas que desarrollen la noble causa de resolver los misterios del universo y, en consecuencia, promuevan la paz y el desarrollo de la humanidad.

La primera misión de exploración de Marte por China se estableció en 2016 con el pronóstico de orbitar, aterrizar y viajar por el planeta con un rover.

La misión espacial Tianwen-1 fue lanzada con éxito por el cohete Long March 5 en Wenchang, Hainan el 23 de julio de 2020, y alcanzó la órbita de Marte el 10 de febrero de 2021, catorce días después comenzó a realizar las funciones de satélite artificial del planeta. Ya en la órbita de Marte, comenzó una serie de exploraciones durante tres meses, sentando las bases para un arribo regular.

La Administración Espacial Nacional de China (Guojia Hangtian Ju) ha llevado a cabo la cooperación pertinente del proyecto con la Agencia Espacial Europea, Argentina, Francia, Austria y otras organizaciones espaciales internacionales y nacionales, y contribuirá conjuntamente con otras organizaciones para mejorar la comprensión y el origen de la vida.

China considera que el poder duro es una fuerza económica, científica y tecnológica, y el poder blando está dirigido a la calidad de vida de la población. En comparación con las misiones de exploración lunar, Marte presenta desafíos más técnicos. El rover Mars de Tianwen-1 es el resultado de la innovación independiente de China y utiliza diseños nacionales de sistemas de cohetes portadores.

Por otro lado, con el fortalecimiento de la fortaleza económica y la mejora del nivel de educación, China se ha convertido en el segundo mayor productor de inversiones en investigación y desarrollo, y conocimiento. El equipo de la Academia China de Ciencias responsable de la misión espacial tiene una edad promedio de sólo 33 años, los talentos de la investigación científica son más jóvenes, lo que demuestra que la calidad de la población de próxima generación ha mejorado.

Aunque los proyectos espaciales como la exploración de Marte son caros, son una plataforma donde se concentran gobiernos, empresas, escuelas e institutos de investigación. Los descubrimientos tecnológicos en diversos campos, aunque algunos a veces puramente abstractos (especialmente en los campos de la física matemática y teórica), son capaces de dirigir el desarrollo futuro en cualquier campo, como enseña el profesor Zvi Artstein. Desde la producción de cohetes, las comunicaciones por satélite, los equipos terrestres, el desarrollo informático, todos ellos tienen un enorme potencial de mercado, pero siempre han nacido de meras especulaciones conceptuales.

El proyecto de exploración de Marte incluye inteligencia artificial, producción de materiales, tecnología de comunicación y más. Estas innovaciones pueden aplicarse al desarrollo de industrias destinadas a producir bienes que mejoren la vida cotidiana de cada persona.

Como de costumbre, algunos medios extranjeros creen que la entrada de China en las filas de la exploración de Marte se debe a la intensificación de la competencia por la dominación espacial y, por lo tanto, a aprovechar la oportunidad de convertirse en una superpotencia y fortalecer el potencial militar.

Se ha vuelto a mencionar la “teoría de amenazas chinas”. En pocas palabras: si otros conquistan el espacio, lo hacen sólo por bondad hacia la humanidad y por el bien del mundo, mientras que si China lo hace es únicamente para dominar el planeta. Viejos parámetros ahora rancios y patéticos que recuerdan a las películas de ciencia ficción de los años sesenta que escondían a los muy malos soviéticos bajo los mamparos estancados de despiadados alienígenas horribles incluso para ser vistos.

En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que la exploración china de Marte es un proyecto científico abierto, y el gobierno chino está dispuesto a cooperar con otros países en el campo del espacio y el uso pacífico del mismo, promoviendo así la construcción de una comunidad con un futuro compartido para todos los habitantes de la Tierra.

No hay duda de que el avance de la ciencia y la tecnología aeroespaciales ha creado un sentimiento de orgullo y pertenencia entre los ciudadanos y fortalecido la unidad nacional de China. A largo plazo, los investigadores chinos contribuirán con la tecnología y la sabiduría cognitiva, así como para misiones espaciales tripuladas según lo previsto por un proyecto expuesto por el Profesor Wang Xiaojun, Rector de la Academia de Tecnología de Vehículos el 18 de septiembre de 2020.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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VARIANTES DEL PODER EN EL ÁMBITO INTERNACIONAL

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Desde hace décadas vengo escribiendo y repitiéndole a mis alumnos que la política exterior —parte esencial de la dinámica de la política internacional en el ámbito global más amplio de las relaciones internacionales—, es la estrategia o programa de acción planeado que cada actor del sistema mundial desarrolla para mejor precautelar sus intereses y procurar cooperación, crear alianzas o evitar conflictos. Obviamente, el brazo ejecutor de dicha política exterior es la vieja diplomacia, el cuerpo organizado de profesionales que cada Estado tiene para hacer valer sus derechos y que normalmente se aglutina en torno al despacho encargado de las relaciones exteriores.

Más allá de estos conceptos básicos, subyace siempre en la conducción del ámbito externo un elemento de poder, aspecto inherente a la política como tal. Esa capacidad de imponer la voluntad, de hacer que otros hagan lo que queremos que hagan, se refleja en la política exterior —particularmente en la de las grandes potencias— mediante los llamados “poder duro” y “poder blando” que cada actor esgrime —según sea el caso— en la consecución de sus intereses o para presionar cuando así corresponda.

El poder blando se ejerce por las vías pacíficas de acciones diplomáticas y otros mecanismos de persuasión (tales como cooperación, ayuda externa, créditos, etc.), lo suficientemente claros como para hacer saber qué es lo que un actor internacional pretende de otro y/o para orientar “blandamente” acciones con respecto a determinadas líneas de conducta y posicionamiento. El poder blando es sutil, pero muy efectivo cuando se lo usa inteligentemente.

El poder duro, como el adjetivo que lo acompaña así lo indica, implica mayor rigidez. En definitiva, se trata de amenazas directas mediante el uso de la fuerza o de otros drásticos métodos (bloqueos, corte de la asistencia y de los mecanismos de ayuda, represalias) que obligan al contrario a reaccionar de la misma forma —si tiene los medios adecuados para disponer de su propio poder duro— o a replegarse ante la contundencia de un factor superior y amenazante. El uso del poder duro es el último “ratio” en términos de acciones de política exterior antes de ingresar a la guerra propiamente dicha, sobre todo si el adversario se decide por el enfrentamiento directo.

Las potencias tradicionales configuran una especie de “dieta balanceada” entre poder duro y poder blando. De ahí el viejo “consejo” de Teddy Roosevelt con respecto al proceder de los Estados Unidos hacia los países latinoamericanos: “hablar siempre suave, pero tener simultáneamente y a la mano un gran garrote”. En otras palabras: la combinación de palo y zanahoria refleja el uso alternativo de los poderes duro y blando.

Algunos prefieren hablar de poder y debilidad en la política exterior. La debilidad es inherente al peso específico —cuantitativo y cualitativo— de un actor internacional, aunque puede darse el caso de potencias económicas significativas, pero que, por diversas razones, ya no disponen ni desean hacer uso del poder duro. Un ejemplo claro de esto último en la actualidad es la Unión Europea.

En la defensa del interés nacional, la prudente dosificación de la dureza en el marco de una política global de poder blando, muchas veces acelera el alcance del objetivo deseado. En todo caso, el realismo se impone. Lamentablemente, muchas naciones viven y actúan sobre la base de percepciones ilusorias, lo que provoca el fracaso global de sus políticas ya sea con poder blando o con el poder duro.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/variantes-del-poder-en-el-ambito-internacional_239491

 

ARGENTINA Y SU INEXISTENTE PODER BLANDO

Marcelo Javier de los Reyes*

Imagen de bluebudgie en Pixabay

En un reciente artículo escrito por mi amigo, el Dr. Agustín Saavedra Weise, titulado “Hacia una geopolítica global del poder blando”, ha expresado la relevancia que tiene la implementación de ese poder blando en los tiempos actuales, dominados por la “búsqueda de un reequilibrio global entre las principales potencias mundiales”.

Como ha expresado el Profesor Saavedra Weise:

El buen uso del poder blando hace que un país sea más atractivo y que hasta sea visto como paradigma en el contexto internacional con respecto a un conjunto de acciones, de bienes consumibles o de meras costumbres.

Este párrafo me trajo a la memoria una experiencia personal de ya hace varios años. En 2007, los directores de África Subsahariana y de África del Norte y Medio Oriente de la Cancillería Argentina tuvieron la brillante idea de convocarnos a los académicos que nos especializábamos en esas regiones a colaborar con ideas, con propuestas, para profundizar las relaciones entre nuestro país y el continente africano. Ya desde principios de la década de 1990 mantenía una relación de colaboración con esas y otras áreas de la Cancillería. Por esta razón, en 1998 integré la delegación argentina en la reunión de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS) que se celebró en Buenos Aires, en el Palacio San Martín. En esa oportunidad, unos diplomáticos africanos —cuya nacionalidad mantendré en reserva— me confiaron que verían con agrado un incremento considerable de las relaciones entre Argentina y África, para balancear la fuerte presencia de Brasil, a la que ellos consideraban “una continuidad del Imperio portugués” en África.

Luego de unos tres encuentros en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, la Dirección de Africa Subsahariana me invitó a participar como expositor en un panel organizado por el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), el día 6 de septiembre de 2007.

Durante esas reuniones, y especialmente en el ISEN, presenté varias propuestas con la idea, precisamente, de que la Argentina pudiera resultar atractiva para los países africanos como un primer paso de lo que sería el inicio del despliegue de un poder blando por parte de nuestro país.

Desde luego que en ese paquete se encontraban las ofertas que se podían llevar a cabo desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y desde el INVAP, ambas prestigiosas instituciones argentinas que gozan de reconocimiento mundial.

Del mismo modo, propuse que desde el Ministerio se impulsara la creación del Instituto de Cultura Argentina “José Hernández”, en homenaje al autor del mundialmente reconocido “Martín Fierro”; un pasaje de esa obra me motivaba a dar rienda suelta a la creatividad:

Yo no soy cantor letrao,

mas si me pongo a cantar

no tengo cuándo acabar

y me envejezco cantando;

las coplas me van brotando

como agua de manantial.

Este Instituto debería tomar como modelo el Instituto Cervantes de España, es decir que estaría dedicado a la enseñanza del idioma español, así como a la historia y a la cultura argentina, teniendo en cuenta nuestra valiosa herencia hispana. Para ello se podía contar con la colaboración y la experiencia de otra prestigiosa institución, el Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”.

En otro orden de cosas, me pareció pertinente “construir el puente” hacia África con una fuerte expansión de Aerolíneas Argentinas, nada menos que nuestra aerolínea de bandera. La propuesta tenía como idea central el desarrollo de un hub en Guinea Ecuatorial.

¿Por qué Guinea Ecuatorial? Por cuestiones culturales e históricas. Guinea Ecuatorial es el único país de África que habla español y, además, porque desde 1778 dependió administrativamente del Virreinato del Río de la Plata por el Tratado de San Ildefonso (1777) y el Tratado del Pardo (1778). Por otro lado, Guinea Ecuatorial tenía convenios con la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y sobre esas bases se podía profundizar la relación con ese país, ante el cual teníamos un embajador concurrente. Para llevar adelante esta propuesta era relevante abrir una embajada en Guinea Ecuatorial. Aún hoy la Argentina no ha abierto una embajada en Malabo y nuestro embajador en Nigeria es el embajador concurrente ante el gobierno ecuatoguineano.

Se podría argumentar, como alguien lo hizo, de que no es un país democrático. ¿Es que los países desarrollados solo tienen relaciones diplomáticas y practican el comercio con naciones que tienen gobiernos democráticos? En esto debemos dejar de lado ciertos pruritos o la hipocresía: los países se guían por intereses.

El establecimiento de un hub por parte de Aerolíneas Argentinas contemplaría la participación de la empresa argentina Aeropuertos 2000 y de otras empresas argentinas que pudieran incorporarse al proyecto. Desde ese hub, con otros aviones, Aerolíneas podía desplegarse a las principales capitales africanas o bien continuar con vuelos a Medio Oriente y el Lejano Oriente. Algo similar al rol que cumple el aeropuerto de Dakar (Senegal) y que también es usado como escala técnica por los aviones de la RAF (Royal Air Force) que vuelan hacia y desde las nuestras usurpadas islas Malvinas.

La distancia entre Argentina y Guinea Ecuatorial es de 8.723 kms y desde este país a Japón, por ejemplo, de 13.185 kms. La distancia total es prácticamente similar a la que se realizaría volando a Frankfurt desde Argentina (12.272 kms) y desde ese aeropuerto a Japón (9.043 km).

A mi juicio, esta inversión redundaría en una considerable expansión de la empresa y traería con ella la apertura de mercados en África, Medio Oriente y el Este Asiático. Demás está decir que la apertura de mercados implica producción nacional y trabajo para los argentinos.

Seguramente no faltará quien considere esto es poco factible, pero vale aquí recordar que el 8 de marzo de 2018 (Día de la Mujer) Ethiopian Airlines realizó su vuelo inaugural a Buenos Aires, vuelo que fue operado completamente por mujeres. Cabe recordar que Argentina había perdido la conectividad con África en 2014, luego que South African Airways, dejara de volar a la Argentina.

A diferencia de Aerolíneas Argentinas, que ha perdido rutas —incluida la transpolar de la que fue pionera, conectando Buenos Aires con Nueva Zelanda y Australia— por la inoperancia de quienes la condujeron en las últimas décadas, Ethiopian Airlines —al menos hasta el comienzo de la pandemia— era el mayor grupo aéreo de África, con un plan de vuelos regulares internacionales y nacionales, que incluía más de 115 destinos en todo el mundo. Aún hoy continúa volando a nuestro país, en el marco de las restricciones imperantes.

Estas propuestas, obviamente, no fueron más allá de las reuniones y no responsabilizo de ello a los diplomáticos de carrera sino a la ceguera de los funcionarios políticos de turno en la Cancillería. Llevamos décadas debatiendo sobre nuestra política exterior con África, lo que hoy no tiene sentido cuando cabe preguntarse qué política exterior tiene la Argentina, pues lleva demasiado tiempo sin rumbo y sin el peso internacional que supo tener.

Mis propuestas, precisamente, apuntaban a desarrollar ese “poder blando” al que se refería el Dr. Agustín Saavedra Weise, quien en su artículo destaca que América Latina podría proyectar algunos elementos de poder blando “si se lo propone”, lo cual podría hacer “tanto en conjunto como a nivel individual”. Coincido con mi amigo en que “hay otros elementos positivos en nuestra región que pueden ser vendidos al mundo como poder blando” y reitero su misma pregunta: “¿Qué estamos esperando?”

En estos tiempos convulsos, preocupantes, angustiantes que nos toca vivir en nuestra región vale recordar aquellos célebres versos del Martín Fierro:

Los hermanos sean unidos

porque esa es la ley primera;

tengan unión verdadera

en cualquier tiempo que sea,

porque si entre ellos pelean

los devoran los de afuera.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

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