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EL CONDE DRÁCULA

Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)

El Ministro de Agricultura Julián Domínguez expuso sus pretensiones para las próximas cosechas de soja.

Esta semana el ministro de agricultura Julián Domínguez participó en el seminario de ACSOJA organizado por la cadena de producción y transformación de soja en Argentina.

Resucitó un viejo pet project de él (supongo que es de él) de producir 70 MM de toneladas de soja por año.

No dijo cómo lo va a lograr ni qué incentivo dará para lograrlo. Volvemos al pensamiento mágico.

¿Cómo pretende la casta gobernante que la Argentina exporte más con las enormes dificultades que la propia casta establece a los habitantes? Las autoridades implantan traba tras traba e impiden toda iniciativa de exportación una y otra vez, al punto que el total de exportaciones en relación al PBI es uno de los mínimos del mundo.

La Argentina es una economía cerrada, no porque los argentinos no tengamos qué vender al mundo sino por decisión y voluntad de nuestros dirigentes.

Por lo cual el ministro entra al universo mágico de cómo producir un bien de exportación con todas las medidas gubernamentales que atentan contra ese objetivo. Misterio.

Entre los anfitriones y asistentes hubo quejas por el estancamiento de los volúmenes de cosecha en los últimos diez años. El ministro no dio su visión de las razones de los volúmenes de producción actuales. O no tiene diagnóstico o él mismo se lo guarda para sí. Propone un salto de volumen considerable sin presentar los mecanismos para lograrlo, excepto unos vagos “inversión en tecnología”, “créditos” y el palabrerío de siempre.

Pasemos a los gobernadores que hablaron: 1. Capitanich (Chaco), 2. Schiaretti (Córdoba), 3. Perotti (Santa Fe), 4. Bordet (Entre Ríos), 5. Larreta (Ciudad Bs. As.). La participación de Larreta es inexplicable excepto que se lo esté presentando como precandidato a presidente para el 2023.

El más coherente fue, paradójicamente, Larreta. Sostuvo que hay que invertir en infraestructura para bajar los costos de transporte, “reglas claras” y “previsibilidad impositiva”. A priori suena bien. Sin embargo si la “previsibilidad impositiva” es la sodomización eterna (porque “previsible” = “no habrá cambios”) y las reglas claras son la sumisión tributaria, prefiero tener la esperanza de que algún día va a cambiar. Entiendo que Larreta tácitamente (pero no explícitamente, ¡ojo con esto!) habla de un contexto impositivo diferente. Para los lectores del interior les advierto que Larreta lo único que hizo en los 14 años que está al frente del gobierno de la ciudad (ocho como jefe de gabinete y seis como jefe de gobierno) fue aumentar impuestos o crear impuestos nuevos. Si hay algo que no tuvimos los porteños es ni reglas claras ni previsibilidad impositiva, excepto si uno considera previsible que todos los años invente un impuesto nuevo.

Perotti remarcó la importancia del complejo soja en el total de las exportaciones y la de su provincia dentro de la actividad.

Schiaretti pidió una baja de alícuota de los derechos de exportación porque “Penaliza la producción de nuestra gente y por eso estamos en contra”. Sostuvo que la soja es motor de crecimiento de la provincia.

Capitanich defendió la idea de “fortalecer la logística integrada, …inversión en redes viales y resolver la logística integrada en un país federal como éste”. Agregó “Si bien logramos expansión del área y aumento de productividad, nos falta perfeccionar el desarrollo tecnológico, la logística integrada para generar un proceso de industrialización en cadenas de valor en origen”. Esto es: mejor transporte para abaratar costos y plantas de procesamiento en Chaco y no sólo en Santa Fe y Córdoba.

Por último el gobernador Bordet resaltó la importancia de la producción de soja para su provincia e instó a fortalecer los lazos con China como principal destino de las exportaciones. Se olvidó que el Estado chino es la principal cerealera de la Argentina, que controla el 20% del segmento y que el Estado chino a través de sus empresas controla semilleras, fábricas y patentes de fertilizantes y plaguicidas; esto es, toda la cadena de valor. Detalles.

¿Se dieron cuenta lo que falta en las reseñas periodísticas?

Sí, acertaron. El tipo de cambio.

Si bien el arancel de derechos de exportación tanto del poroto de soja como de sus subproductos industrializados es el más alto del nomenclador (arriba de 30% en ambos casos), empalidece con el 50% que se lleva el BCRA. Así que la cerealera (“trader”) cobra el 33% = (1-50%) x (1-33%) = 0,50 x 0,66 del precio internacional; el remanente luego de quitarle la parte que va al BCRA (50%) y la parte de la Aduana (33% de lo que nos dejó el BCRA). A partir de ese punto todos cobran menos dinero aún: el acopiador y menos aún el productor (en el medio hay comisiones, costo de flete e impuestos). ¿Por qué uno sembraría soja si de movida sabe que se va a quedar con menos del 33% del precio de venta y con el 100% de los costos?

Que Domínguez no diga nada, no debe llamarnos la atención. Forma parte de este gobierno y defiende la recaudación. La misma que da lugar a los sueldos y compras del Estado por parte de la casta política. Ahora, que los gobernadores no se vuelvan roncos con este punto, ahí sí, encontramos un silencio que ensordece (excepto Larreta que es beneficiario de la transferencia de provincias productoras al poder central).

El negocio de proveedores y comercializadores no se ve afectado por la carga impositiva ya que cobran el 100%  de sus insumos (semillas y agroquímicos) o de sus comisiones comerciales. El efecto negativo, para ellos, es que con un precio interno menor se desestimula la siembra y por lo tanto se les achica el negocio. De ahí el pedido de incremento de volumen, ganen o pierdan plata los productores.

jComo ya sostuve en noviembre 2019 “Los políticos argentinos son los únicos autores de las causas que impiden la producción y exportación de productos”.

Los intereses nacionales

¿A la Argentina le hace bien que se cosechen 70 MM tn de soja?

La superficie sembrada viene en retroceso por dos razones. La primera es el tipo de cambio atrasado y la carga impositiva que redujeron los volúmenes de todos los productos y servicios exportables, no solo la soja. La segunda razón es que varios productores prefirieron volver a la ganadería bovina o empezar la ganadería ovina para recuperar los suelos. La soja deja exhausta la tierra y requiere una cantidad creciente de fertilizantes que atentan contra la rentabilidad. Así que…mejor ovejas.

¿Y a todos nosotros? ¿Qué nos conviene que hagan los productores? 

La soja es para el kirchnerismo como la sangre de jóvenes núbiles para el Conde Drácula: imprescindible para vivir.

Los políticos le succionan el flujo de ingresos por exportaciones de soja a la República Argentina.

El modelo de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández es soja-dependiente. La necesitan para financiar un estado que cuesta entre 45% y 50% del PBI, robarse todo lo que puedan, hacer obras con sobreprecio del doble o triple de los costos originales, ídem compras del estado, mantener una banda de correligionarios y sus familias y repartir dinero (poquito) a los desangelados de la tierra. Recordemos que MM duplicó – Standley mediante – los números de planes sociales respecto a los recibidos de su antecesora.

Por lo que el dinero que deja la soja en el estado es el combustible que permite nuestro sometimiento. La soja financia el aparato abusivo del Estado contra nosotros.

Si uno lo mira desde ese punto de vista, quitarle la soja a los K (y, Dios no quiera, al PRO si gana Larreta en el 2023) es como clavarle una estaca de madera o mostrarle una ristra de ajos o una cruz o lo que sea necesario al Conde Drácula.

Entonces, no. Ojalá no lleguemos a las 70 MM tn. Ojalá nadie plante soja hasta que todos estos Dráculas sean expulsados de las posiciones de abuso en el que están ahora.

 

Fuentes:

Declaraciones del Ministro de Agricultura Julián Domínguez en ACSOJA, Telam, https://www.telam.com.ar/notas/202109/569257-seminario-acsoja-ministro-julian-dominguez-agricultura.html

Agrofy, https://news.agrofy.com.ar/noticia/195913/acsoja-2021-julian-dominguez-realiza-su-primera-aparicion-evento-sector

Bichos de Campo, https://bichosdecampo.com/y-llego-la-primavera-dominguez-arranco-su-gestion-tirandole-flores-al-sector-agricola-y-planteando-que-se-pueden-cosechar-70-millones-de-toneladas-de-soja/

El Litoral, https://www.ellitoral.com.ar/corrientes/2021-9-22-1-0-0-apuntan-a-una-produccion-de-70-millones-de-toneladas-de-soja

El Agrario, https://www.elagrario.com/actualidad-acsoja-presento-el-desafio-para-dejar-el-estancamiento-y-alcanzar-los-70-millones-de-toneladas-61217.html

Todoagro, https://www.todoagro.com.ar/debut-del-ministro-dominguez-mensaje-conciliador-al-campo/

Declaraciones de los gobernadores en ACSOJA

TN, https://tn.com.ar/campo/2021/09/22/larreta-capitanich-bordet-schiaretti-y-perotti-propusieron-politicas-para-alcanzar-las-70-millones-de-toneladas-de-soja/

Rural Net, https://ruralnet.com.ar/2021/09/23/los-gobernadores-y-un-gran-desafio-por-delante-poder-llegar-a-los-70-millones-de-toneladas-de-soja/

 

Artículo publicado originalmente el 25/09/2021 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2021/09/el-conde-dracula.html

EL ODIO INDUCIDO

F. Javier Blasco*

Para saber qué es lo que significa realmente este vocablo, es necesario consultar el diccionario de la RAE en el que aparece una sola definición “Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea”. Definición que quizá sea demasiado tajante y hasta limitativa u orientada al campo que se encuadra en el mal deseado.

Sin embargo, si acudimos al diccionario de “Oxford languages” vemos que la definición de la misma palabra masculina no es única y tiene o presenta dos acepciones distintas, “Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia” y “Aversión o repugnancia violenta hacia una cosa que provoca su rechazo” y cita como sinónimos “antipatía, aversión, repulsión, inquina, aborrecimiento y malquerencia”.

Por una vez y sin que sirva de precedente, prefiero quedarme con la información del diccionario de Oxford porque, aparentemente es más completa, amplia y convincente y creo que aglutina entre sus definiciones y el listado de sinónimos lo que hace más comprensible el significado del vocablo.

Analizar etimológicamente el origen, las causas, derivaciones y ramificaciones del odio, nos llevaría mucho tiempo y no me creo capacitado para ello y además tampoco es la principal razón que me llevó a escribir este pequeño trabajo.

El odio, sensación y actitud tan antigua como la propia humanidad, es uno de nuestros viejos conocidos y compañeros de viaje o un miembro muy allegado de la familia; siempre está a nuestro lado y dispuesto a aparecer a la menor circunstancia; con la particularidad de que sus resortes de contención son tan frágiles que, funcionan a duras penas y no tantas veces como deberían hacerlo.

El hombre en su proceso evolutivo y creador, dentro de su afán de intentar cambiar las cosas, al menos de cara a la galería y fundamentalmente a hora de la compra de votos o seguidores, ha encontrado en esta fea y despreciable actitud un filón de incalculable valor. Cómo de entrada nadie en su sano juicio se puede negar a rechazarlo, hemos hecho de su “aparente lucha para erradicarlo” algo para ser explotado políticamente con mucho éxito, y como casi siempre ocurre con los movimientos o tendencias para la agitación y la propaganda, la izquierda lo ha convertido en su bandera para llenar de basura a las “terribles derechonas que lo pisotean y desprecian todo”.

Así, en muchas partes del mundo en general y en España en particular, hemos creado los denominados “delitos de odio” que son aquellos que consisten en una infracción o acto penal motivado por prejuicios contra una o varias personas por el hecho de pertenecer a un determinado grupo social y que nuestro Ministerio del Interior define en su página web como:

“(A) Cualquier infracción penal, incluyendo infracciones contra las personas o las propiedades, donde la víctima, el local o el objetivo de la infracción se elija por su, real o percibida, conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia a un grupo como los definidos en la parte B”;

“(B) Un grupo debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la  edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar. (OSCE, 2003)”.

En España, su gobierno y muchos de los partidos que le sustentan y apoyan sobreviven principalmente de y con la carroña, las noticias falsas y la sucia propaganda; por lo que este fenómeno de “oficial lucha para su erradicación” no solo debe quedar reflejado en su Código Penal, sino que es constantemente usado, manoseado y prostituido por el propio gobierno, su presidente, varios ministros del gabinete y diversos partidos o movimientos populistas y progresistas de variopinto pelaje y nada sanas intenciones.

Por si fuera poco, para darle un mayor empaque y oficialidad al tema, el gobierno ha creado una “Comisión contra los delitos de odio” que está presidida por el mismísimo presidente Sánchez; comisión que, a pesar de la norma no escrita pero tantas veces manida de no legislar en caliente, ha sido reunida estos días con carácter de urgencia para adoptar medidas al amparo o motivada por una noticia falsa sobre un inventado delito de odio.

El odio a secas y la amplia panoplia de los delitos de odio constituyen una esplendida arma arrojadiza que la izquierda suele sacar a colación siempre que haya cercano o por en medio un proceso electoral, le van mal las cosas al gobierno —para lo que no duda hasta en inventarse actos o amenazas que tengan toda la apariencia, aunque en breve quede demostrado ser mentira o un invento y las graves declaraciones y acusaciones queden aparcadas tras miles de litros de tinta y horas de publicidad— o cuando la derecha presenta claras indicaciones de que sube en las encuestas y puede poner en peligro la continuidad de un gobierno de izquierdas, basado en la mentira, las falsas promesas y la mezquindad.

Muchas de las múltiples denuncias de delitos de odio, quedan demostradas ser falsas o son exageraciones o desviaciones y constituyen una simple manera de buscar notoriedad o una forma zafia de atacar, sin fundamento, los principios y bases de la derecha sin más.

Para que el fenómeno tenga repercusión y notoriedad, hace falta la impagable colaboración de unos medios y redes vendidos al mejor postor que subsisten de las cuantiosas dádivas o subvenciones de un gobierno que no duda en comprar los deseos y la profesionalidad de cualquier persona o entidad por muy seria y digna que pueda o deba ser en función de su trabajo o por su aportación a la sociedad.

Medios y redes que, sin embargo, enmudecen cuando pasa el tiempo sin que hayan aparecido los execrables autores de cualquier tamaña indignidad por mucho que la policía y la sociedad se empeñen en desenmascararles o cuando a pesar de los esfuerzos para ocultarlo, se descubre el pastel de la ignominia y la falsedad de un hecho inventado, exagerado y publicitado hasta la saciedad.

El odio y sus delitos no son un fenómeno exclusivo de los ambientes o situaciones creadas entorno al género, las desviaciones o personales usos sexuales, la raza, el lugar o país de procedencia o la religión que se profesa. Es aún más grave cuando nace, crece y se desarrolla por culpa o a raíz de movimientos políticos de corte separatista o independentista.

Insisto en este punto, porque suele crear graves y despreciables situaciones que fácilmente derivan en sangrientos encontronazos, escisiones territoriales más o menos cruentas o incluso en auténticas guerras civiles; guerras estas, quizá aún más sucias si cabe entre aquellas, porque implican a hermanos contra hermanos o a compatriotas envueltos en unos falsos e inventados ideales que poco o nada tiene que ver con la realidad.

El concepto es un arma de doble filo; ampara o da pie a un gran abanico de posibles delitos bajo el epígrafe general de delitos de odio y, con ello, se abre el grifo para “oficialmente” tratar de combatirlos por todos los medios, incluso aún antes de que estos realmente se produzcan. El uso y abuso de esta posibilidad lleva fácilmente a la imposición de una subjetiva tabla rasa que puede derivar en coartar un derecho inalienable a las personas en todo país democrático como lo es el derecho a la libertad de expresión.

Es muy fácil disfrazar o caer en dicha confusión, incluso de manera no buscada. De ahí el peligro en permitir a los gobiernos usar en demasía o abusar amparándose en este concepto; es un hecho más que probado, que muchos gobiernos lo utilizan a modo de guadaña para impedir la crítica o protesta libre y sana ante situaciones de uso o abuso de actuaciones o decisiones muy dudosas por parte de la autoridad.

Es muy fácil dejarse influir para hacer un uso muy discriminatorio de este concepto; la tendencia a ver la paja en el ojo ajeno, cuando se desprecia o ignora la viga en el propio, hace que muchos piensen que sus cercanos, allegados o de la misma tendencia política están libres de toda carga al respecto. Casualmente, son siempre los del bando contrario los que practican el odio, lo ensalzan y, por el contrario, nunca ven actuaciones execrables e indignas en el propio. Es un hecho característico de las izquierdas, quienes suelen anunciar o incluso creen sinceramente que son los partidos de derechas los que constantemente y viven instalados en el odio a los demás.

Sucias artimañas que aunque parezca mentira, aún en nuestros días funcionan porque, en la sociedad actual el grado de desinterés, la incultura generalizada y la falta de aplicación o desconocimiento del pensamiento crítico para el análisis de lo que nos llega, es muy grande o total. Tanto, que en pocos años será imposible encontrar alguien con la mínima capacidad de discernimiento.

No debo terminar esta breve reflexión sin condenar con todas mis fuerzas a los insensatos que por motivos políticos mangonean los delitos de odio, en cualquiera de sus versiones, sin darse cuenta —o lo hacen a sabiendas— que el aireamiento, falsa presentación y la exageración de ellos aún en su fase de presunción supone, en la mayoría de los casos, una mayor y muy grave agitación de las personas —que fácilmente se contagia a las masas—, lo que rápidamente se traduce en crear mucho más odio individual y colectivo entre los que “oficialmente” pretenden manifestarse o actuar como repulsa para combatirlo.

Como conclusiones  a esta reflexión, se puede afirmar que el odio es algo malo, tenebroso, que consiste en una vehemente aversión de una persona hacia otra, o hacia algo más o menos identificado con esa otra o su grupo por razones diversas de género, región o país de procedencia, diversos usos y costumbres o convicción. Es algo tan ruin que son muchos los afamados autores que le han dedicado mucho tiempo a su estudio y definición.

Ya Aristóteles se esforzó en distinguir entre la ira y el odio. Nietzsche llegó a firmar que “El hombre de conocimiento debe ser capaz no solo de amar a sus enemigos, sino también de odiar a sus amigos”. El mismo Papa Francisco asegura que “El odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida”. “Ensucian el alma, la vida del que odia y de cuantos permanecen en derredor suyo”. En opinión de Nelson Mandela no es una tendencia o defecto innato ni surge de la nada, se adquiere con el tiempo o por el uso o abuso de las costumbres de donde uno se desarrolla “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión”.

Por lo tanto, el odio como algo inculcado es una mala cualidad autogenerada, adquirida o inducida y que generalmente se nos inocula, más o menos disfrazada, en la educación recibida. Contra el odio debemos luchar siempre, pero sin dejarnos arrastrar que por un exceso de celo, la propaganda perversamente dirigida o por falta de precaución, su honrada lucha nos llegue a cegar y confundamos torpemente dónde deberían encontrarse los auténticos principios y la verdad.

Precisamente el 11-S se cumplió el vigésimo aniversario de uno de los ejemplos más claros de odio que ha presenciado y conmovido a la humanidad. Esperemos que este fenómeno no se vuelva a repetir, ni siquiera en su mínima intensidad.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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A MI NO ME REPRESENTAN

Marcelo Javier de los Reyes*

De cara a las elecciones, les preguntaron a los candidatos —los que el entrevistador ha creído que eran los más significativos— ¿Cuál fue el mejor presidente de la historia argentina?

Por supuesto, los de izquierda —Nicolás Del Caño, Myriam Bergman, Manuela Castañeira— no encontraron ningún referente en toda la historia argentina. Es cierto, afortunadamente no tuvimos un Lenin, ni un Stalin ni un Mao, aunque tuvimos otros… Lo extraño es que la historia demuestra que cuando los de izquierda debieron exiliarse se fueron a París, a Suecia, a España, y los más cercanos a Venezuela y México. Ninguno a Cuba, a la Unión Soviética, Rumania o China.

Javier Milei respondió “la ‘primer’ presidencia de Carlos Saúl Menem”. En principio, hay que recordarle que la Real Academia Española nos dice que “el ordinal primero solamente se apocopa ante nombres masculinos (el primer mes), no ante nombres femeninos (la primera semana, la primera palabra, la primera vez)”. En segundo lugar, ya puedo imaginar que si Milei fuera presidente tendría una tarea fácil, porque le quedaría poco por destruir, pues ya de eso se encargó su “presidente preferido”. Menem destruyó los sectores productivos, la industria (entre ellas la de la Defensa), la marina mercante (ELMA), las Fuerzas Armadas, el sistema ferroviario (“ramal que para, ramal que cierra”) y el listado sigue.

Leandro Santoro, el médico abortista Adolfo Luis Rubinstein —perteneciente a la Unión Cívica Radical, ministro de Salud de la Nación y secretario de Salud 2017 y 2018, durante el gobierno de Macri— y Graciela Ocaña se decantaron por Raúl Alfonsín. Rubinstein agregó que fue “fue el recuperador de la democracia”… quizás si Herminio Iglesias no hubiera quemado el cajón en el acto de campaña del Partido Justicialista de 1983, en la Av. 9 de Julio, ese título hoy le correspondería a Ítalo Lúder, quien en ejercicio provisional de la Presidencia de la Nación, el 6 de octubre de 1975, dictó los decretos 2770, 2771, y 2772, conocidos como los “decretos de aniquilamiento”, redactados durante el gobierno constitucional peronista con el objetivo de “neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos”. Sin embargo, no hubo un padre para esta democracia a la que se llegó por los propios errores del gobierno militar y por la derrota en el Conflicto del Atlántico Sur. Precisamente ni Alfonsín ni los que le sucedieron han podido demostrar que “con la democracia se come se cura y se educa”, sino todo lo contrario.

María Eugenia Vidal —quien fuera vice jefa del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos, que cobró sus honorarios como tal para poder hacer campaña y ganar la gobernación de Buenos Aires, la que perdió en 2019 y por eso opta por postularse otra vez por la ciudad de Buenos Aires— ponderó a Domingo Faustino Sarmiento. También lo hizo Martín Tetaz, aunque agregó que decía probablemente “porque Frondizi entendió cómo funcionaba un sistema económico y cómo transformar económicamente a la Argentina, pero no fue capaz de construir el poder político necesario para mantenerse en el cargo”.

Aquí cabe hacer una digresión. Diego Santilli, quien también fue vice jefe del GCBA, también sigue los pasos de su predecesora Vidal, ya que se presenta como precandidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Esta artimaña de cambiar de jurisdicciones tampoco es ajena a los candidatos kirchneristas que fueron tanto candidatos por Santa Cruz como por la provincia de Buenos Aires.

Guillermo Moreno se pronunció por Néstor Kirchner, para luego ampliar su respuesta por “el ciclo Duhalde – Kirchner”, ese mismo Duhalde que en 2020 reconoció que “Decir que el que depositó dólares recibiría dólares fue un error”.

Ricardo López Murphy, quizás recordando su paso por el radicalismo, fue el único que reconoció a Marcelo Torcuato de Alvear, porque supo rodearse de un buen equipo, ya que se decía que el gabinete lo integraban futuros presidenciales”. Es cierto y es algo que algunos historiadores podrán confirmar.

José Luis Espert y Juan José Gomez Centurión elogiaron el gobierno del presidente Julio Argentino Roca y aquí coincido con el dirigente de NOS, en que Roca “fue el fundador del Estado nacional, el que plasmó una idea de proyecto de Argentina y de Nación que sorprendió al mundo”. En este sentido agrego y reitero que Roca ha sido uno de los pocos presidentes que puede ser considerado un estadista.

Para el final dejé a Cinthia Fernández, quien gracias a su bagaje cultural pudo responder que “si hubiera mejor no hubiésemos estado así”. Quizás su juventud y porque estuvo distraída en otras cuestiones, no conozca mucho de nuestra historia pero lo que debe quedar claro es que mostrar el culo en el “Bailando” no es un mérito para ser candidato a un cargo público, aunque muchas lo han logrado. Por otro lado, y con el respeto que los demás apellidados Fernández me merecen, hoy ya tenemos dos Fernández y quizás por eso estamos así, ¿no es así Cinthia?

Además Cinthia insistió en mostrar los mismos méritos en su spot de campaña frente al Congreso Nacional.

Bueno, glosando a la precandidata a diputada nacional del Frente de Todos por la Provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz, quien dio una respuesta contundente al decir “Es tremendo porque en el peronismo siempre se garchó”, para tranquilidad de Cinthia, en el Congreso también se puede.

He visto que a la gente de NOS no le han gustado ciertas críticas que han recibido de otros políticos —entre ellos los del Frente Patriota— por su acercamiento a Javier Milei. En verdad, me resulta incomprensible ver a Juan José Gómez Centurión y a Victoria Villarroel junto a Milei. Me recuerda al error de la conducción del gobierno militar, quienes dejaron en manos de José Alfredo Martínez de Hoz y de Domingo Cavallo —quien para la desgracia nacional también acompañó al presidente preferido de Milei y a Fernando De la Rúa, quien lo usó como figura de reemplazo de López Murphy— la conducción económica del país. Algo que nos salió muy caro y que seguimos pagando.

Bien, así estamos con los candidatos, todos muy prometedores.

Después de ver estos videos, recordé al gran Luis Landriscina cuando en un programa de Mirtha Legrand afirmó, con esa sabiduría que lo caracteriza, que los candidatos debieran hacer un curso de seis meses para poder acceder a sus cargos, algo que luego amplió en una entrevista en la que le preguntaron “por qué cree que esa proposición ha tenido y sigue teniendo tanta repercusión a pesar del paso del tiempo”.

Luis Landriscina respondió:

Porque la realidad es que hay gente que no ha terminado el colegio secundario y son diputados. Quizá, tengan demasiado “vuelo” porque representan una ideología, o lo que sea… pero yo no los escucho nombrar la palabra patria. Entonces, creo que ellos deberían ver la posibilidad de hacer un curso, por ejemplo, de seis meses, de historia, de rigor histórico. Y que haya cuatro profesores universitarios que les tomen examen y los califiquen para discernir y ver si, verdaderamente, pueden representar a la región de donde dicen venir. Porque lo primero que tienen que saber es qué pasó en su provincia… qué anduvo ocurriendo: si es tucumano, por ejemplo, ¿cómo no va a saber sobre la Batalla de Tucumán o sobre la Batalla de Salta… y quién fue el gestor de eso? Como también qué fue el Éxodo Jujeño. Lo que es hoy la patria se construyó con mucha sangre de gente anónima. Pero hay muchos con nombre y apellido. Manuel Belgrano es uno de ellos, José de San Martín es otro, Lamadrid… pero hay infinidad de gente, como los que defendieron en La Vuelta de Obligado” la dignidad de las cosas de nuestro territorio. O sea que vayan a cumplir su labor con conocimiento y otros valores; que asuman esa actitud que me hizo tan amigo del Dr. René Favaloro: “que les duela la patria”. Que les duela la patria y que sepan que gozan del honor de ser diputados o senadores de la Nación. Por eso, también en un programa de Mirtha Legrand del año pasado, me referí a “honorable”: que trabajan “ad honorem” porque es precisamente un honor serlo, y a la patria no se le cobra. Claro que, en esos casos, al venir de sus provincias, los políticos deben asegurarse el pago de sus viáticos porque abandonan sus actividades para venir a Buenos Aires a cumplir otras tareas, y su familia tiene que seguir comiendo. Pero que no haya derecho a jubilaciones de privilegio, con tan solo dos o cuatro años de servicio, cuando todavía hay gente que se ha “gastado” toda la vida trabajando y aún no ha podido llegar a redondear su propia jubilación mínima.

Creo que no hay nada más que agregar… A los creyentes solo nos queda encomendarnos al Señor.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

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