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GAS Y BUQUES MILITARES, EL EMBROLLO PERFECTO EN EL MEDITERRÁNEO

Giancarlo Elía Valori*

Defender la autonomía turca y las «manos libres» en el Mediterráneo oriental es, para los estrategas turcos, una prioridad estratégica. Y es en ese cuadrante donde se mueven los intereses estratégicos que afectan no solo a Italia y Grecia. 

Para entender cómo piensa estratégicamente la Turquía de Erdogan, necesitamos ver la evolución reciente del sistema político de Ankara, junto con sus determinantes geopolíticos históricos, que siempre están definidos. Como dijo Napoleón, para establecer la política exterior de un país, sólo hay que mirar su mapa. El primer gobierno del AKP, un partido islamista que es reformulado y refundado después que algunos de sus miembros no fueran considerados regulares por la Corte Constitucional, duró de 2002 a 2010. Y más, como sabemos.

Originalmente en 1970, nació en Turquía el primer partido islamista, el “Partido de la Orden Nacional” (MNP) encabezado por Necmettin Erbakan que fue cerrado por el Tribunal Constitucional, para resurgir al año siguiente como el “Partido de la Salvación Nacional”, que en las elecciones de 1973 obtuvo 48 escaños en el Parlamento.

En 1981 fue cerrado por el Consejo de Seguridad Nacional, junto con todas las demás formaciones políticas, ninguna excluida esta vez, debido al golpe “constitucional” de las Fuerzas Armadas. En 1983, cuando se permitió de nuevo la formación de los diversos partidos políticos, nació, de las cenizas del MNP y de la “Salvación Nacional”, el “Partido del Bienestar”, siempre dirigido, tras bambalinas, por Erbakan. Ese siempre será el modelo explícito y venerado de Erdogan. De todos modos este partido no tuvo el consentimiento de los militares para participar en las elecciones de 1983.

Para todos los años 80, el “Partido del Bienestar” no superó el umbral del 10% y por lo tanto no entró en el Parlamento. Pero comenzó a crecer considerable e inesperadamente en la década de 1990, hasta la victoria en las elecciones de 1997 y la posterior, ahora inevitable, intervención de las Fuerzas Armadas turcas. En 1998 el Tribunal Constitucional “cerró” de nuevo el Partido de Bienestar que reapareció en 1999, como el “Partido de la Virtud” que logró poco consenso en las elecciones de 1999 y fue cerrado de nuevo por la Corte. Luego vino el “Partido de la Felicidad”, de una división tradicionalista del ala “modernista”, que se encuentra en el AKP. Pero no llegará muy lejos.

¿La ideología? Es la del Milli Goru, o la “perspectiva nacional”, que ve una clara separación entre la civilización occidental, materialista, colonialista, represiva hacia los “terceros” países, destinados todos —rasgo importante— a una muerte rápida, y la civilización islámica, basada en un hecho esencial y típico: la justicia. Por lo tanto y a partir de esta ideología, las reformas modernizadoras que desde Ataturk han secularizado la sociedad y la política turcas, tampoco son buenas. Aunque el nacionalismo que también caracterizó la tradición “secular” de Turquía a principios del siglo XX está muy bien.

No hay pertenencia a la UE, por supuesto, ni ninguna relación, si no agresiva, al menos en palabras, con Israel. Pero aquí está la columna vertebral de esta nueva ideología del AKP que podríamos definir genéricamente como «islamismo», es que solo Turquía, solo Turquía, tendrá que liderar el nuevo mundo islámico unido. De hecho, el secularismo sólo se acepta en la medida en que permite la libertad de religión, pero se rechaza en nombre del Islam, que es la única verdad.

Otro elemento de la ideología islamista, que luego se mueve casi en su totalidad hacia el AKP, es el “orden correcto”, adil d’zen, un modelo de “tercera vía” superior al capitalismo y al socialismo. No hay interés en el comercio, aunque el mecanismo financiero se organiza actualmente según el sistema bancario islámico, también modelado en las líneas de Al Qaradawi, predicador príncipe de Al Jazeera y entre las figuras más importantes de la Hermandad Musulmana. Este es también un punto que tanto los saudíes como al-Sisi están cuestionando fuertemente.

Moody’s en enero de 2020, verificó que los intercambios bancarios islámicos en Turquía son alrededor del 15% del total de transacciones. Mucho más que muchos países de Oriente Medio, pero menos que en Arabia Saudí o incluso Malasia. A partir de aquí, de nuevo, el odio masivo hacia el FMI, el Fondo Monetario Internacional, la UE, incluso la OTAN, pero hablaremos de ello más adelante. Sin embargo, los partidos islamistas turcos son los únicos partidos de masas que quedan hoy en día, después de que la política posmoderna también infectara a Oriente Medio o incluso a los países orientales.

“El AKP es una democracia conservadora”, dijo Erdogan en las elecciones de 2002. Pero también está la declaración explícita, de nuevo por Erdogan, del libre mercado, de las privatizaciones y la inversión extranjera en Turquía, también define la relación entre Ankara y Washington como fuerte, incluso con la OTAN y con las Repúblicas, a veces de origen turaniana de Asia Central. La democracia es vista sobre todo como un escudo contra la interferencia del Estado secular.

A nivel geopolítico, Erdogan repite, mezclándolas, las piezas de la estrategia global tradicional turca: un control cuidadoso de los puertos mediterráneos para evitar que las zonas sensibles de Ankara sean objeto de operaciones enemigas. Entonces, aquí está el punto: Chipre. Fue Bulent Ecevit, el primer ministro turco secular y de centro-izquierda, quien ordenó la invasión de Chipre en 1974. Es cierto que Atenas había derrocado, justo antes, al arzobispo Makarios y declarado la Enosis, la unión con Grecia.

Y ahora está la clara negativa de Ankara a aceptar una zona económica exclusiva (ZEE) de Chipre griega, y luego el acuerdo leonino con la Libia de Trípoli —de la Hermandad Musulmana— para lograr una ZEE turca que va de la costa libia tripolitana a la isla (griega) de Kastellorizo y a todo el mar chipriota, con partes de la posible futura ZEE griega.

Como sabemos, las ZEE son zonas que se extienden hasta 200 millas náuticas desde la línea de base de un estado costero y, desde el punto de vista jurídico, son la “territorialización del mar”, ya que permiten la explotación de los recursos naturales del fondo marino.

Italia y Grecia han ratificado recientemente un acuerdo, que luego debe ser firmado por nuestro Presidente de la República, aunque Italia ya tiene una “casi ZEE” en el mar Tirreno, desde el mar de Liguria hasta el mencionado Tirreno, especialmente para la protección de la fauna marina. Atenas y Roma ya han decidido, sin embargo, que para el futuro, deberían hacerlo, dada la visión que Italia tiene de Turquía, y la manía, ya certificada por Cavour, de ir a favor de cualquier diplomático para “estar allí”. La ZEE ítalo-turca será, muy probablemente, la definida por el Tratado de 1977. El acuerdo griego para permitir a 68 de nuestros barcos pesqueros, sobre la base del Reglamento 1380/2013 de la UE, el acceso a las aguas territoriales griegas, también se aplicaría en el futuro.

Nuestros políticos sólo piensan en la pesca, por supuesto importante, pero nunca piensan en cables de Internet, estaciones de defensa remota de áreas relevantes de nuestro territorio, líneas comerciales, vías de primera o segunda respuesta ante operaciones adversas. O congeladores de pescado. Por supuesto, Grecia ha silenciado a Italia, que se ocupa sólo de pulpos, mejillones y atún, con un acuerdo favorable, pero Atenas está examinando sobre todo la proclamación de su “gran ZEE”, que irá, y esto es bien conocido por los turcos, hasta Egipto y gran parte de Chipre.

La próxima medida de Atenas será un acuerdo con sus vecinos, de nuevo para su “gran” ZEE, especialmente con Albania. Pero también Egipto, que tiene la gran cuenca gasífera de Zohr, que descubrió ENI pero que no me extrañaría que se “pasara”, por la generosidad típica de los muertos de hambre, a la propia Grecia, ya que todavía no tenemos negociaciones efectivas de la ZEE con El Cairo. No me gustaría que terminara en un juego, como en el Tratado de Caen en 2015: con los “mapas equivocados” difundidos por casualidad por los franceses que fueron entonces declarados, precisamente, falsos. Me pregunto por qué.

Por supuesto, el Tratado de Caen sigue siendo un secreto cerrado con siete sellos. La “línea media” del agua y todas las demás frescuras jurídicas de la Convención son seguras, como se lee, pero siguen existiendo dudas sobre la protección efectiva de nuestras fronteras económicas, militares, comerciales, políticas y fiscales. Cuando se trata de la ZEE y las fronteras, siempre hay una parte trasera disponible: la nuestra.

Así que este es el escenario principal: a principios de este mes de agosto, después que Turquía llevó a cabo ejercicios navales en todo el Mediterráneo oriental, con la extensión de sus análisis sísmicos del fondo marino. Grecia consideró estas “observaciones” y ejercicios militares completamente ilegales, hubo enfrentamientos, confrontación militar diplomática y luego también marítima, entre Turquía, Grecia, Francia e incluso Italia. También hubo buques italianos y franceses en apoyo operativo de los griegos, pero Turquía ya ha colocado todos sus peones en el Mediterráneo oriental.

El acuerdo de 2019 entre Ankara y el Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA) en Trípoli se refiere principalmente, cabe destacar aquí, la cooperación militar y la jurisdicción marítima. Entre los dos países, Trípoli-GNA y Turquía, la ZEE ya mostró superposiciones bilaterales, tanto en el sur como en el norte, con la Zona Económica Exclusiva Griega y Ankara también tiene la oportunidad de hacer exploraciones, exclusivas, en el mar frente al Estado muy débil del GNA y Al Serraj.

La estrategia mediterránea turca, llamada Mavi Vatan, o “Patria Azul”, se basa en el hecho de que la propagación generalizada de las islas peloponésicas de Grecia “no puede tener un efecto de la exclusión de Turquía hacia el resto del Mediterráneo, y con el acuerdo con Libia del GNA hemos demostrado que no podemos aceptar ningún hecho consumado”. Así lo dice el Ministro de Defensa en Ankara. Defender la autonomía turca y las “manos libres” en el Mediterráneo oriental es, para los estrategas turcos, una prioridad estratégica.

Pero veamos cómo reacciona Turquía a las políticas de gas de Estados Unidos y de la Federación de Rusia, que es el verdadero complot para entender lo que está pasando hoy. El 15 de junio de 2020, el Departamento de Estado de los Estados Unidos desarrolló una política restrictiva para las empresas que operan en North Steam 2, el gasoducto ruso, y también para Turk Stream 2. Las sanciones a Turk Stream 1 y 2 son esenciales para entender las reacciones marítimas actuales de Ankara. TurkStream, repetimos, envía el gas desde Rusia por Turquía, con ramales menores hacia Bulgaria, Grecia, Macedonia del Norte, y es un oleoducto que ha comenzado a operar en enero 2020.

Gazprom, la conocida empresa rusa, y BOTAS, la empresa estatal turca, siguen completando la fase final de TurkStream2. Los intereses turcos en la red TurkStream 2 ahora son marginales. Estos son sólo derechos de paso, que no resuelven la crisis económica turca y los proyectos a veces faraónicos del régimen de Erdogan. Pero Turquía, en este sector del gas, tiene tres objetivos reales: el rápido desarrollo del campo de gas en el mar Negro, en Sakarya, un depósito de 320 mil millones de metros cúbicos, entonces Ankara quiere bloquear la competencia de gas de Rusia y el Mediterráneo, finalmente para promover el gasoducto trans-anatolio, que lleva el gas azerbaiyano a través de Turquía al gasoducto trans-adriático a Grecia, una línea que también podría ampliarse con gas de Israel, el país kurdo iraquí y de Turkmenistán.

Turquía también favorece el paso de los buques que contienen GNL desde el canal de Estambul, aunque pronto estará abierto un canal artificial que conecta 28 millas del mar Negro y el mar de Mármara, hacia Bulgaria, Rumania y Ucrania. El canal se terminaría en 2025, tal vez antes. Los derechos de paso de los buques deberían ser mucho mayores que los de los oleoductos, e incluso podrían cambiar lentamente el equilibrio financiero del Estado turco. Así que Turquía tiene poco interés, o tal vez quede complacida con las sanciones estadounidenses contra TurkStream2.

Casualmente Estados Unidos comienza a convertirse en uno de los principales exportadores de gas licuado cuando comienza la legislación de Washington contra los gasoductos rusos a Europa. En julio de 2018 fue afectado el NordStream2, pero TurkStream no fue sancionado hasta junio de 2019. La industria del gas se encuentra ahora en una etapa muy compleja.

La demanda de gas de la UE disminuyó un 8% de enero a mayo de 2020, pero existe una posibilidad real de que el gas natural pueda participar plenamente en la próxima carrera de hidrógeno, ya que el metano extraído del gas natural puede producir hidrógeno, que también se puede transportar fácilmente en tuberías antiguas. Por lo tanto, no se está haciendo más exploración del gas, dada la volatilidad del mercado mundial y esto mantiene el futuro del gas mediterráneo y, sobre todo, el Mediterráneo oriental en espera. Pero recién en 2018 Turquía redujo su dependencia del gas ruso.

Ankara también importa gas de buques de Qatar, Estados Unidos, Argelia y Nigeria. Hoy Turquía es el tercer importador de gas natural estadounidense en Europa después de España y Francia. Y Ankara descubrió recientemente un nuevo campo de gas natural submarino, el Tuna-1, también en el mar Negro. Así que Turquía ya no depende del gas de los antiguos gasoductos, pero ahora Israel ha ganado su batalla geoeconómica con los acuerdos de Egipto y Jordania como importadores permanentes del nuevo gas natural israelí. Esto se mantendrá, si Chipre sigue estando lejos de la influencia turca en la nueva zona del gas, una reserva que no puede ser prohibida, salvo en casos particulares, por el hegemonismo turco, incluso delante de Egipto o frente al Líbano.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo publicado por International World Group https://www.internationalworldgroup.it/gas-e-navi-militari-ecco-lingorgo-perfetto-nel-mediterraneo-analisi-di-valori/ y traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. 

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EL ESTADO PROFUNDO. EL GOBIERNO EN LAS SOMBRAS.

Marcelo Javier de los Reyes*

Detrás del ostensible gobierno se sienta entronizado,

un gobierno invisible que no debe lealtad,

y no reconoce ninguna responsabilidad hacia la gente.

Destruir este gobierno invisible, frustrar la alianza impía entre

los negocios corruptos y la política corrupta

es la primera tarea de los estadistas de hoy.

Theodore Roosevelt (1858 – 1919)

 

Introducción

Mi querido amigo Agustín Saavedra Weise publicó un artículo titulado “Los gnomos de Zurich y el orden mundial”[1], en el que retoma el tema de otro artículo que había publicado en 2011.

En su escrito, Saavedra Weise nos señala que quien se refirió a los “Gnomos de Zurich” fue el ex primer ministro británico Harold Wilson en los años 50 del siglo XX y, del mismo modo, nos informa que estos “gnomos” no existen solo en esa ciudad suiza sino que están en muchas otras, en las principales urbes. Agregaría que en muchos países podemos encontrar estos grupos de poder integrados por líderes políticos, ejecutivos de grandes empresas transnacionales y otros hombres influyentes que actúan en las sombras, silenciosamente, y que manejan los destinos de un país, de una región e incluso del mundo “como si el planeta y sus inmensos recursos le perteneciera”[2].

Debo confesar que desconocía este nombre para ese grupo de poder que yo conozco con otra denominación: el Estado Profundo.

Referirse a los “gnomos de Zurich” o al “Estado Profundo” requiere hablar del “poder” y de la forma en que este se ejerce.

Las decisiones políticas a nivel gubernamental no siempre son públicas o transparentes ni obedecen a los objetivos que se expresan. Por eso se habla de los arcanii imperii, los “secretos del poder” y de los “juegos de poder”, tanto a escala nacional como internacional.

Todas aquellas voluntades que no forman parte de un gobierno ni pertenecen al círculo cercano de un jefe de Estado pero que ejercen una influencia más o menos directa sobre decisiones del poder ejecutivo —y que orientan esas decisiones hacia una u otra orientación— las denominamos factores determinantes de la política, es decir, aquellos que influyen sobre la toma de decisión.

En el marco del “juego de poder”, diversas voluntades entran en pugna, se contraponen y se compensan. De ese juego surgen decisiones que pueden ser consensuadas y otras impuestas por ciertos sectores que no tienen el poder político pero que sí manejan ciertas palancas para imponer su voluntad en función de sus intereses y por sobre el bien común de la sociedad.

En general, esas voluntades políticas no gubernamentales provienen del ámbito económico y financiero, las cuales suelen ejercer mayores presiones sobre los gobiernos democráticos. También las ONGs —muchas de ellas creadas por esos mismos intereses económicos y financieros para mostrar a la sociedad un espíritu altruista— han adquirido una inusitada cuota de poder que, a través de la manipulación de la opinión pública o de la presión que ejercen sobre los parlamentarios, demoran o impiden la toma de decisiones.

El poder

En este punto es relevante tener en cuenta que existen “actores” que manejan los resortes del poder y sus objetivos. No se trata de una entelequia, sino de algo real. A veces, cuando hablamos de esta cuestión, solemos referirnos al “sistema”, como si fuera algo inhumano, un ente que está ahí y que gobierna nuestros destinos como si fuera una entidad divina… y de ahí nuestra resignación, nuestro conformismo.

La cuestión del poder es de suma importancia y ha constituido el tema central de muchos libros, desde Maquiavelo en El Príncipe[3], escrito en 1513, hasta la actualidad, pasando por William Jones en El arte de la manipulación[4], John Kenneth Galbraith con Anatomía del Poder (1984)[5] y La élite del poder (The Power Elite, 1956) de C. Wright Mills[6], sociólogo estadounidense, recordado por estudiar en este libro la estructura de poder en los Estados Unidos.

El tema continúa despertando un gran interés en la actualidad. Esto queda demostrado en otros títulos como el de Noreena Hertz, El poder en la sombra. Las grandes corporaciones y la usurpación de la democracia (2002)[7], Las 48 leyes del poder de Robert Greene[8] y el libro El club de los elegidos: como la élite del poder global gobierna el mundo de David J. Rothkopf[9]. La lista sería infinita.

Rothkopf expresa que es difícil cuantificar el poder y que la riqueza es a menudo una fuente de poder. Realiza un análisis del papel que tiene en nuestras vidas la nueva élite global que nos gobierna. En su libro, que ya tiene algunos años, afirma que “el poder está concentrado en manos de un número notablemente reducido de personas en todo el mundo”. Son “6.000 en un mundo de 6.000 mil millones”, personas muy poderosas que proceden de diversos ámbitos y que dirigen gobiernos, finanzas, corporaciones internacionales, medios de comunicación, movimientos religiosos y, en la sombra, organizaciones criminales y terroristas. Sus decisiones crean o destruyen empleos, delinean el rumbo económico internacional y su poder les permite levantar o provocar la caída de gobiernos. Según Rothkopf debemos prepararnos para un futuro en el que las naciones-estado no serán capaces de garantizar los derechos humanos tal como los conocemos.

Tanto en El Príncipe como en El arte de la manipulación y en Las 48 leyes del poder prevalece la filosofía de que “el fin justifica los medios”.

El “poder” es un término controversial. Para unos es algo repudiable, lo relacionan con la manipulación, el engaño, el autoritarismo, el abuso. Para otros, puede ser un instrumento efectivo para el ejercicio de la autoridad y para influir en la toma de decisiones y, con esto, el logro de resultados organizacionales, que pueden beneficiar a todos sus miembros.

En un trabajo titulado “Teoría de las necesidades y la motivación”, el psicólogo estadounidense David McClelland y su grupo se centraron en identificar los factores que, preferentemente, pueden motivar más a cada cual. Como resultado de sus estudios identificaron, como factores de motivación, tres tipos de necesidades:

  • Necesidad de logro. Cuando prevalece el interés por alcanzar objetivos y demostrar competencia o maestría. Las personas que tienen esta necesidad en alto grado, centran su energía en terminar rápido y bien sus tareas. Les gusta recibir retroalimentación específica y expedita sobre lo que hacen. Es típica de investigadores y profesionales especializados.
  • Necesidad de asociación. Personas que disfrutan en alto grado tener relaciones interpersonales afectivas y que se les tenga estimación. Mantener buenas relaciones sociales y experimentar la sensación de comprensión y proximidad son sus preferencias. Están prestos a auxiliar a quienes se ven en problemas y a disfrutar las interrelaciones amistosas con los demás. Característicos de los que se dedican a las relaciones públicas y vendedores exitosos.
  • Necesidad de poder. Las personas en las que prevalece esta necesidad, se interesan por ejercer influencia y control sobre los demás. Disfrutan cuando “están a cargo”. Prefieren ser situados en posiciones competitivas y orientadas al estatus. Tienden a estar más interesados en el prestigio y la obtención de influencia sobre los demás. Característico de dirigentes y líderes, quienes asumen el poder como una vía para la obtención de una visión y objetivos.

Las personas que tienen preferencia por la “Necesidad de poder e influencia”, se identifican con los siguientes comportamientos:

  • Disfruto al competir y ganar.
  • Disfruto estar a cargo.
  • Confronto a la gente que hace cosas con las que no estoy de acuerdo.
  • Gozo al influir en otras personas para que sigan mi camino.
  • Con frecuencia, trabajo para obtener más control sobre los eventos a mí alrededor.

El poder está presente en todos los ámbitos: política, medios, empresas, economía, religión, etc.

John Kenneth Galbraith en su libro Anatomía del Poder expresó que “arrancada la carne que la recubre, queda plenamente al descubierto la anatomía del poder”. Galbraith dice:

Son pocas las conversaciones en que no se introducen alusiones al poder. De los presidentes o primeros ministros se dice que lo tienen o que carecen de él en la medida adecuada. De otros políticos se piensa que están ganando poder o perdiéndolo. De las corporaciones y las organizaciones se afirma que son poderosas, y de las corporaciones multinacionales que lo son peligrosamente. Los directores de periódico, los presidentes de las cadenas de radiodifusión y los más contundentes, resueltos, inteligentes o famosos de sus redactores, columnistas y comentaristas forman asimismo parte del poder.[10]

En el libro El poder en la sombra, Noreena Hertz afirma que de las 100 mayores economías del mundo, 51 son empresas y 49, Estados-nación. A su juicio, pocas son las personas que perciben esta dimensión del poder, que distinguen quienes gobiernan en realidad o la relación que existen entre los medios de comunicación y las grandes corporaciones, así como la forma en que éstas manipulan y presionan a los gobiernos, incluso utilizando herramientas al margen de la legalidad.

La Fundación Global Justice Now ha comparado la facturación de las principales compañías a escala global con el producto interior bruto de los países y ha podido determinar que existen 10 empresas que son más grandes que 180 países. Tomando estos datos, en 2016 la primera economía era la de Estados Unidos y Walmart la décima, detrás de Brasil[11]. Actualmente, China compite por el liderazgo mundial con Estados Unidos y algunas estimaciones consideran que la potencia económica china es mayor que la estadounidense.

El sociólogo y científico político alemán Max Weber (1864-1920) definió al poder de la siguiente manera:

Poder es la posibilidad de imponer la propia voluntad al comportamiento de otras personas.[12]

Cuanto mayor poder se tiene, mayor es la capacidad para imponer esa voluntad y lograr el propósito pretendido.

John Kenneth Galbraith nos señala los objetivos del poder:

Como ocurre con tantas de las cosas relacionadas con el poder, los fines por los que se busca son ampliamente percibidos, pero raramente enunciados. Los individuos y los grupos buscan el poder para promover sus propios intereses, incluyendo, en particular, su propio interés pecuniario. Para extender a otros sus valores personales, religiosos o sociales. Para obtener apoyo a su percepción económica o social del bien público.[13]

Hablar de poder, lo que supone energía o fuerza entendida no solamente como fuerza física sino también moral y fáctica. El poder es el vehículo para lograr un fin, de ahí lo esencial de ese término en el contexto de las relaciones internacionales y de la inteligencia. El poder es la aptitud, la capacidad, la energía, la fuerza o la competencia de que dispone un Estado para cumplir un fin.

La política —nacional o internacional— finca fundamentalmente en relaciones de poder pero conforme a la diversidad de los actores que son protagonistas, este fenómeno por sí solo no alcanza para explicar la totalidad de las interacciones (nacionales o internacionales).

Hans Morgenthau dice que “no importa cuáles sean los fines últimos de la política internacional: el poder siempre será el objetivo inmediato”. Advierte que cuando habla de poder se refiere “al control del hombre sobre las mentes y las acciones de otros hombres” y agrega que por poder político se entienden “las mutuas relaciones de control entre los depositarios de la autoridad pública y entre estos últimos y la gente en general”[14].

Por su parte, Bertrand Russell expresó que “de los infinitos deseos del hombre, los principales son los deseos de poder y gloria”[15].

John Kenneth Galbraith distingue tres instrumentos para ejercer el poder y tres fuentes que posibilitan su uso. Los instrumentos serían:

  • poder condigno,
  • poder compensatorio y
  • poder condicionado[16].

El poder condigno implica la existencia de una superioridad por parte del que ejerce el poder que intimida a la otra parte, es decir que el poder se obtiene a través de amenazas. Por su parte, el poder compensatorio lleva a que quien se someta a ese poder lo haga esperando una compensación o recompensa —económica o beneficios de otra índole— por su sumisión. Tanto en uno como en el otro, el individuo es consciente de su sumisión, ya sea por temor o por la obtención de un beneficio.

En tercer lugar considera al poder condicionado que, por el contrario, es logrado a través de la persuasión, es decir que es impuesto de modo tal que el individuo asume naturalmente que esa elección es lo más conveniente pero no advierte su sumisión ante otro.

Con respecto a las fuentes del poder Galbraith distingue las siguientes:

  • personalidad
  • propiedad
  • organización.

La personalidad implica la apariencia física, la rectitud moral, la capacidad intelectual y demás rasgos que hacen que determinado individuo imponga respeto sobre los demás y en buena medida esa apariencia física estaba, antiguamente, vinculada al poder condigno. En la actualidad, Galbraith dice que la personalidad puede ser asociada al poder condicionado en tanto constituye un elemento de persuasión.

La propiedad o la riqueza es una fuente que permite la “compra” de la sumisión por lo que se halla fuertemente vinculado al poder compensatorio pero también, en menor medida, esa autoridad puede llevar a una sumisión condicionada. De tal manera, puede considerarse el ejemplo de empresarios que devienen en políticos y que, por llevar una carrera empresaria exitosa, ciertos sectores de la población los consideran aptos para el ejercicio de cargos públicos. Esta fuente podría denominarse en el ámbito internacional como recursos.

La organización es una fuente fundamental para el ejercicio del poder y se vincula con el poder condicionado. Una buena organización permite el ejercicio de la persuasión y por tanto la imposición de la voluntad sin que el o los sometidos tomen conciencia de tal situación. Por su parte la organización estatal permite hacer uso del poder condigno en la medida que puede aplicar castigos a quienes no acaten su poder.

Si bien se percibe cierta relación entre determinados instrumentos y determinadas fuentes también puede apreciarse la existencia de diferentes combinaciones entre ellos.

El Estado Profundo

El poder puede ser formal, aquel que es ejercido por haber sido nombrado para ejercerlo, pero también se debe reconocer la existencia de un poder fáctico, el cual es definido por el Diccionario de la Real Academia Española en los siguientes términos:

Sector de la sociedad al margen de las instituciones políticas que ejerce sobre aquella una gran influencia, basada en su capacidad de presión; p. ej., la banca, la Iglesia, los medios de comunicación.

Este poder fáctico es también conocido como Estado Profundo. Este concepto, denominado en inglés Deep State, ha sido abiertamente nombrado como el “enemigo” del gobierno del presidente Donald Trump, y se refiere al gobierno que opera en las sombras, al poder real que actúa detrás del poder formal.

En Turquía, donde se considera que tuvo origen el concepto de Estado Profundo —en turco Derin Devlet—, se refiere a las relaciones entre fuerzas de seguridad, mafia y grupos nacionalistas. El concepto de Derin Devlet tuvo su origen en un accidente de tránsito que ocurrió en 1996, ocasión en la que un coche se estrelló contra un camión en la localidad de Susurluk, Anatolia Central. En ese suceso murieron Hüseyn Kocadag, ex jefe de policía de Estambul, Abdulah Çatli, mafioso y líder de la ultranacionalista organización de extrema derecha “Lobos Grises” —a la que perteneció Ali Ağca, quien atentó contra el papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981— y buscado por la INTERPOL, quien viajaba con pasaporte diplomático, y su amante Gonca Us, quien fue reina de la belleza. El cuarto ocupante del vehículo, Sedat Bucal, diputado y miembro de las guardias rurales kurdas.

El accidente en Susurluk, Anatolia Central, Turquía, ocurrido en 1996.

El accidente puso en evidencia la existencia de vínculos estrechos entre personas tan dispares como un jefe de policía y un miembro de la mafia, quienes compartían el Mercedes negro que se accidentó junto a una ex reina de belleza y a un ciudadano kurdo.

Si bien, cuando se habla del Estado Profundo parecería que es un fenómeno propio de Turquía o de Estados Unidos, la realidad es que puede ser —y debe ser— extrapolado y analizado en diversos Estados ya que en buena parte de los países de la comunidad internacional existe un poder fáctico que puede condicionar fuertemente al poder formal. Ese Estado Profundo puede estar conformado por políticos, empresarios, dueños de medios de comunicación, miembros de las fuerzas armadas o de las fuerzas de seguridad, jefes de organizaciones del crimen organizado, etc., y puede ser encontrado en Argentina, Brasil, China, Grecia, Kosovo, Rusia y una infinidad de países.

A modo de conclusión

Históricamente el poder le permitía al Estado Nación mantener un equilibrio, una armonía entre los diferentes sectores de la sociedad y, en el plano internacional, el equilibrio de poder entre las diferentes naciones garantizaba la paz mundial.

En la actualidad se percibe que los actores privados han adquirido una cuota mayor de poder en detrimento del Estado y ello, básicamente, como consecuencia de las diversas reformas del Estado que se han llevado a cabo, principalmente, en países con gobiernos débiles o con poco sentido nacional. Estas reformas son diseñadas a medida de los intereses de ese poder fáctico o del Estado Profundo. Sin embargo, hace tiempo que se percibe que el avance de las corporaciones económicas también ponen en aprietos a los gobiernos de los países desarrollados.

Esta restricción al poder estatal ha sido producto de la globalización de las medidas económicas tendientes a favorecer la liberalización de los mercados, las transferencias de divisas, de capitales y de bienes, así como de un capitalismo globalizante que fue adquiriendo nuevos y crecientes espacios tras la implosión de la Unión Soviética.

El Estado Profundo es una conjunción de intereses, de poderes en la sombra, que no fueron producto de una elección, que maneja una agenda oculta, que apela a influir en el poder judicial de un Estado (¿lawfare?). En la actualidad no asistimos a golpes de Estado llevados a cabo por militares, sino a “golpes de mercado”, a la utilización del Poder Judicial, a la manipulación de las sociedades por los medios, a un mayor control social, todo un resultado del creciente poder en las sombras. Sin duda, esto constituye una amenaza para la democracia y un gradual cercenamiento de los derechos individuales.

En función de lo expresado, es importante que los Estados puedan contar con una Inteligencia de Estado —no “de gobierno”— capaz de poder escudriñar ese “juego de poder”. Es de incumbencia de la Inteligencia Estratégica tener en cuenta de manera especial a los actores y a quienes ejercen el poder, no solo formal sino también en las sombras.

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz.

Referencias

[1] Agustín Saavedra Weise. “Los gnomos de Zurich y el orden mundial”. SAAEG, 19/04/2020, <https://saeeg.org/index.php/2020/04/19/los-gnomos-de-zurich-el-orden-mundial/>.

[2] Ídem.

[3] Nicolás Maquiavelo. El Príncipe. Madrid: Alianza editorial, 1982, 135 p.

[4] William Jones. El arte de la manipulación. México: Selector, 2005 (22ª reimp.), 195 p.

[5] John Kenneth Galbraith. La anatomía del poder. Barcelona: Plaza & Janes, 1985 (segunda edición), 249 p.

[6] Charles Wright Mills. La élite del poder. México: Fondo de Cultura Económica, 1987 (9a reimp.), p. 390.

[7] Noreena Hertz. El poder en la sombra. Las grandes corporaciones y la usurpación de la democracia. Buenos Aires: Planeta, 2002, p. 263.

[8] Robert Greene. Las 48 leyes del poder. Buenos Aires: Atlántida, 2008, p. 526.

[9] David J. Rothkopf. El club de los elegidos: como la elite del poder global gobierna el mundo. Buenos Aires: Ediciones Urano, 2008, p. 576.

[10] John Kenneth Galbraith. Op. cit., p. 19-20.

[11] Sandro Pozzi. “10 empresas más grandes que 180 países”. El País (España), 30/09/2016, <https://elpais.com/economia/2016/09/29/actualidad/1475150102_454818.html>.

[12] Max Weber. Economía y Sociedad. México: FCE, 1993.

[13] John Kenneth Galbraith. Op. cit., p. 26.

[14] Hans J. Morgenthau. Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano (GEL), 1986, p. 39.

[15] La cita se encuentra en: John Kenneth Galbraith. La anatomía del poder. Barcelona: Plaza & Janes, 1985 (segunda edición), p. 19.

[16] Ibíd., p. 22-24.

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EL DRAMÁTICO CASO DEL KURDISTÁN

Imagen de Fardin Rastkhaneh en Pixabay

Por el tratado firmado en la ciudad francesa de Sèvres en agosto de 1920 entre la perdidosa Turquía y las naciones aliadas de la Primera Guerra Mundial (salvo Rusia y Estados Unidos) el Imperio Otomano perdió la mayor parte de sus posesiones y se decidió crear en Anatolia Oriental un Estado para los kurdos. En 1922 la Sociedad de las Naciones reiteró este propósito, pero la rebelión de Kemal Ataturk —que derrocó al Sultanato— dio por tierra con varias estipulaciones del acuerdo, entre ellas la vinculada con la creación del Kurdistán. Como el tratado no fue totalmente ratificado algunas cosas se cumplieron, otras no y luego la dinámica mundial siguió su curso, dejando en el camino varios asuntos del pasado, entre ellos la reivindicación ancestral de un pueblo aprisionado entre cuatro países, nuevamente ignorada en 1923 cuando se concluyó otro acuerdo en Lausana (Suiza) que estableció los límites de la Turquía moderna y ya no mencionó el tema kurdo. Durante los siguientes 86 años cualquier movimiento de los kurdos para establecer un Estado independiente ha sido brutalmente sofocado, en particular por los turcos, cuyas acciones del pasado han sido francamente genocidas y las del momento presente ostentan tenebrosa similitud, generando preocupación en la comunidad internacional.

El Kurdistán está enclavado entre el sureste de Turquía, norte de Siria, norte de Irak y el noroeste de Irán. Los kurdos han procurado crear un Estado independiente sobre la base de algunas o todas las áreas con población kurda. Ante la oposición de quienes controlan sus territorios ancestrales optaron por negociar autonomía. En algunos casos tuvieron éxito, en otros sufrieron horribles tragedias en Irak y en Turquía.

Durante el medioevo los kurdos formaron débiles emiratos por separado, sin lograr agruparse en lo que podría haber sido un solo país. La nación kurda quedó así dispersa y dominada por otras etnias. El colonialismo franco-británico tampoco ayudó en lo que hace a Kurdistán; los acuerdos Sykes-Picot de 1916 no resolvieron nada. La invasión norteamericana (2003) para derribar a Saddam sí fortaleció al gobierno regional kurdo en la parte septentrional iraquí. Estando así las cosas, se llegó al presente. Los kurdos de Siria y sus valientes mujeres fueron factótum en la derrota del ISIS (Estado Islámico) pero EEUU le pagó mal a sus corajudos aliados: los dejó indefensos en manos del cruel enemigo histórico. Con Irán indiferente, Siria devastada e Irak semi destruido y casi dividido, la única oposición dura de los kurdos es Turquía, históricamente responsable de múltiples matanzas de ese sufrido pueblo. Por las alianzas de Ankara con la OTAN, EEUU y la Unión Europea siguen reticentes ante las aspiraciones kurdas. Hoy las cosas podrían cambiar. Frente a la política anti kurda de Erdogan —presidente turco en ejercicio— realidades geopolíticas han creado nuevas situaciones que deberán ser consideradas.

Es casi imposible que los kurdos recuperen la integridad de su tierra ancestral, pero bien podrían acomodarse en el norte de Siria y norte de Irak a los efectos de crear un país soberano, que además sería gran baluarte contra el “yihadismo”. Con el tiempo, tal vez sea factible lograr arreglos con turcos e iraníes para repatriar kurdos y hasta adquirir parcelas territoriales. Todo es posible o tal vez no, dada la ebullición típica de esa parte del globo, pero el Kurdistán merece un Estado soberano; eso está fuera de duda alguna.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://www.eldeber.com.bo/157614_el-dramatico-caso-del-kurdistan