Todas las entradas de: Marcelo Javier de los Reyes

AMÉRICA CAUTIVA. LA APREMIANTE NECESIDAD DE CONSTRUIR UNA IDENTIDAD Y UN MODELO DE DESARROLLO PROPIO.

Marcelo Javier de los Reyes*

 Guillermo Emilio Magrassi

El origen de “América Latina”

El sociólogo y antropólogo argentino Guillermo Emilio Magrassi (1936-1989), conducía a mediados de la década de los 80 el programa de televisión “La aventura del hombre”, uno de los mejores programas de esa época. En la introducción de los documentales siempre hacía un valioso aporte intelectual, sobre todo para quienes cursábamos por entonces carreras humanísticas. En aquella época no había Internet ni cable y la televisión se limitaba a prácticamente cinco canales, por lo que estos comentarios previos eran sumamente enriquecedores.

Uno de ellos lo dedicó a exponer el origen de por qué nosotros somos “latinoamericanos” y no “americanos”.

Los orígenes de nuestra denominación se remontan a la colonización y a la puja que existía entre las potencias europeas, a la que luego se sumaron los Estados Unidos, ambicionando conformar una América “sin europeos”, como lo expresara la doctrina Monroe (1823).

Michel Chevalier (1806-1879), escritor y economista francés, fue quien acuñó el término “latina” para referirse a la parte hispana y portuguesa del continente americano y lo hizo en la recopilación de sus cartas titulada Lettres sur l’Amérique du Nord (1837), escritas durante su estadía en los Estados Unidos. A su criterio Francia, la nación latina más importante, estaba llamada a erigirse como la regente sobre los pueblos de América del Sur, esos pueblos hispanoamericanos que veía con desdén.

Michel Chevalier. “Lettres sur L’Amérique du Nord”. Editorial: Charles Gosselin et Cie, Paris, 1837.

El filósofo e historiador argentino Arturo Andrés Roig (1922-2012), en su libro Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano[1] se explayó sobre los nombres que, sucesivamente, fueron dados al continente:

En los siglos XVI Y XVII se hablaba de las Américas que integraban el Imperio español y el portugués, denominándolas “Indias Occidentales”, “Nuevo Mundo”, “Nuevo Orbe”, etc. En el siglo XVIII se generalizó el ya por entonces antiguo término “América”, y en relación con él aparecieron los de “América Española” y “América Portuguesa”. Más tarde, en el siglo XIX, pasada su primera mitad, se hablará de “América Latina”. A comienzo del siglo XX, y sin que dejaran de usarse a veces y en particular los nombres que se imponen desde la segunda mitad del siglo XVIII, se hablará de “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “Indoamérica”, “Euroamérica”, “Eurindia”, etc.

Arturo Andrés Roig (1922-2012)

Asimismo, Roig se explayó sobre el origen francés de “América Latina” y al sentido que le dieron dos intelectuales americanos: el chileno Francisco Bilbao (1823-1865) y el colombiano José María Torres Caicedo (1830-1889). Ambos lo hicieron en 1856, Francisco Bilbao en una conferencia dictada en París el 24 de junio y José María Torres Caicedo en un poema titulado Las dos Américas, también en París el 2 de septiembre[2]. Francisco Bilbao le dio al término una impronta anticolonialista, antiimperialista. Por su parte Torres Caicedo marcó las diferencias entre el norte y el sur. Así comienza el poema de Torres Caicedo:

Rica, potente, activa y venturosa

Se levanta de América en el Norte

Una nación sin reyes y sin corte,

De sí señora —esclava de la ley;

Débil ayer, escasa de habitantes,

Al ver que Albión su libertad robaba,

¡Atrás, gritó: la servidumbre acaba,

Porque hoy un Pueblo se proclama rey!

En su poema habla del odio del “yankee” a la raza española y sus ambiciones sobre el resto de América. Ya mencionaba que la “Unión” era imposible y que el sur y el norte tendían a separarse. Torres Caicedo, además de señalar la diferencia entre las partes, mencionó en su poesía a “América Central”, a “América del Sur” y a “la raza de América Latina” que al frente tiene la raza sajona.

Luego, el término “América Latina” fue utilizado en 1861 por el francés Lazare Maurice Tisserand (1822-1893) y fue coincidente con la invasión de Napoleón III a México, es decir que tuvo su origen en las ambiciones imperialistas de Francia en América —en el marco de la reestructuración de su “gloria imperial” emprendida por el sobrino del primer Napoleón— e intentó identificar a los países colonizados por los españoles, los portugueses y los franceses dentro de un mismo bloque. Esta utilización del término se enmarcaba en una “ideología panlatinista”, acuñada por los franceses y bien acogida por varios escritores hispanoamericanos[3]. Por esos años Francia deseaba imponer su autoridad ante Rusia, el Reino Unido y una Alemania que estaba forjando su identidad.

La intervención francesa en México. Secretaría de la Defensa Nacional, Gobierno de México,<https://www.gob.mx/sedena/documentos/la-intervencion-francesa>

Esa identificación geográfica y cultural aún continúa. En la actualidad se conoce a “América” sólo como a los Estados Unidos y a los países que fueron otrora colonias españolas, portuguesas y francesas como “América Latina” —que en realidad constituyen geográfica y demográficamente la mayor parte de América—, deformando la concepción histórica americana. ¿Por qué no se habla de una América —en referencia a los países iberoamericanos— y de una “Angloamérica”? Digo Angloamérica porque tampoco es correcto llamarla como “anglosajona” —otra confusión terminológica creada adrede— ya que según el diccionario de la Real Academia Española los sajones son los habitantes de Sajonia, Alemania. Claro que una parte de ese pueblo germánico que habitaba antiguamente en la desembocadura del Elba, se estableció en las islas británicas en el siglo V, pero eso no lleva a que al conjunto de pueblos de esas islas se los considere sajones. Los celtas, por ejemplo, no lo eran ni lo son actualmente.

Evidentemente esta cuestión de considerar a los estadounidenses —no “norteamericanos”— como “americanos” tiene una intencionalidad que también ancló en el expansionismo de los Estados Unidos que se remonta a las primeras décadas del siglo XIX.

A propósito de esta clasificación, cabe aclarar que fueron los españoles quienes llegaron primero a estas tierras y descubrieron un nuevo continente. También fue la difusión de los mapas del nuevo continente realizados por el navegante florentino Amerigo Vespucci (1454-1512) —quien se persuadió de que no se trataba de las Indias sino de otras tierras—. De ahí que a estas tierras se las denominara posteriormente “América”.

El primer mapa que hace referencia directa a América en su nomenclatura es la Universalis Cosmographia Secundum Ptholomei Traditionem e Et Americi Vespucci, carta geográfica realizada por Martín Waldseemüller y publicada en 1507.

A los españoles les siguieron, bien pronto, otros “latinos”: los portugueses. España y Portugal eran las grandes potencias de la época.

Del mismo modo me parece interesante mencionar que no fueron los británicos o los franceses los primeros en llegar a la “Angloameríca” o “Francoamérica”, es decir la región norte del continente, sino un militar español quien —según una versión carente de datos históricos— buscaba la fuente del rejuvenecimiento. Juan Ponce de León (1460-1521), siguiendo las indicaciones de los aborígenes para encontrar esa fuente de aguas que rejuvenecían, desembarcó en Pascua de 1513 en un territorio que denominó La Florida y, con anterioridad, había descubierto Puerto Rico. En 1521 retornó a La Florida para fundar una colonia como gobernador.

Las instituciones regionales, una muestra de la subordinación

Los verdaderos americanos, como hemos asumido conscientemente nuestra subordinación al imperio que sea, hemos creado una serie de instituciones en las que dejamos en claro que son “latinoamericanas” y no “americanas” como, por ejemplo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL) y el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).

Cuando se creó una nueva institución que intentaría quitarle protagonismo y poder a la Organización de Estados Americanos (OEA), hegemonizada por Estados Unidos, nuevamente se utilizó una denominación que pondría en evidencia esa subordinación y que, de hecho, limitaría su ampliación a otros países del continente. De este modo, como resultado de las Declaraciones de Cusco (8 de diciembre de 2004), de Brasilia (30 de septiembre de 2005) y Cochabamba (9 de diciembre de 2006) y en ocasión de la firma del Tratado Constitutivo en Brasilia, en mayo de 2008, se estableció la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), del cual participaron Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

En el preámbulo de ese Tratado Constitutivo manifestaron “su determinación de construir una identidad y ciudadanía suramericanas y desarrollar un espacio regional integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura, para contribuir al fortalecimiento de la unidad de América Latina y el Caribe”. La integración, la unión, el desarrollo sostenible, el bienestar de los pueblos y la resolución de los problemas regionales (pobreza, exclusión y desigualdad social), la integración energética, la integración industrial y productiva, el intercambio de información y de experiencias en materia de defensa, formaron parte de los objetivos constitutivos de la UNASUR[4].

Su creación se debió a que varios gobiernos de la región —los de Néstor Kirchner en Argentina, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador— se enrolaban ideológicamente en lo que se ha dado en llamar “progresismo”, vinculado a las tendencias desarrollistas, es decir que procuraba el desarrollo y el progreso de la sociedad en todos los ámbitos, particularmente en el político-social. De alguna manera, el progresismo es afín a la ideología de izquierda.

Desde entonces el mapa ideológico de la región ha sufrido grandes cambios en el sur de América y varios países han dado un giro hacia el centro y la derecha —o dicho de otro modo, hacia gobiernos más “liberales”—, como Ecuador con Lenin Moreno, Brasil con Jair Bolsonaro, Argentina con Mauricio Macri y, a fines de noviembre de 2019, Uruguay con el triunfo electoral de Luis Lacalle Pou. Sin embargo, en 2019, una serie de convulsiones que conmocionaron a Ecuador, Chile —considerado el “país modelo” de la región— y Bolivia, país donde los levantamientos de los sectores opositores derivaron en la renuncia y en el exilio de Evo Morales y en el nombramiento de Jeanine Añez como presidente.

Como consecuencia de estos cambios de gobierno, varios países de la región se retiraron de la UNASUR. Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Paraguay tomaron esa decisión.

El 12 de abril de 2019, la Argentina “denunció el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), a través de una comunicación dirigida a la República del Ecuador en su calidad de depositario y una nota detallada al Presidente Pro Tempore de este organismo regional, el Canciller del Estado Plurinacional de Bolivia”[5]. El comunicado de la Cancillería Argentina agrega:

Esta decisión fue tomada en el marco de la crisis que aqueja a ese Organismo, manifestada en la acefalía de la Secretaría General por más de dos años, así como una agenda con alto contenido ideológico y muy alejada de sus objetivos iniciales y el desorden administrativo que prevaleció en la organización los últimos tiempos. Este diagnóstico sobre la situación de la UNASUR es compartido por varios países de la región, algunos de los cuales, tal el caso de Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú, también tomaron la decisión de retirarse de la Unión.

Al comunicar su decisión a la Presidencia Pro Tempore, la Argentina ratificó su vocación y voluntad integracionista así como su disposición a explorar alternativas de integración regional más eficientes y con resultados tangibles para nuestras sociedades.

Al retirarse Ecuador, se consideraba que la sede del organismo se trasladaría a Bolivia pero la renuncia de Evo Morales abre dudas sobre el futuro del organismo. El 15 de noviembre de 2019, la canciller interina de Bolivia, Karen Longaric, confirmó que su gobierno decidió la salida del país de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y que analiza también el retiro de la UNASUR[6].

Como resultado de ello, solo Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela permanecerían actualmente como miembros de la UNASUR, es decir cuatro de los doce países firmantes.

En este contexto de cambios, mientras que Uruguay gira hacia la centroderecha con Luis Lacalle Pou, poniendo fin a 15 años de gobiernos del izquierdista Frente Amplio, Argentina retoma el camino del progresismo con Alberto Fernández, tras cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, quien dejó a su país en una crisis económica y moral.

El canciller argentino, Felipe Solá, ha manifestado la intención de que la Argentina regrese a la UNASUR y afirmó que la decisión de no invitar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la asunción de Alberto Fernández a la presidencia fue “una medida estratégica” para avanzar con el objetivo de “recrear” la UNASUR junto a países que son críticos del gobierno venezolano. Agregó que se encuentran dialogando con seis o siete países para “entablar conversaciones positivas” en ese sentido[7].

El potencial de la región

En 2013 expertos de la UNASUR propusieron realizar un inventario de las riquezas naturales de la región, así como la creación de un instituto de altos estudios sobre esta temática con el fin de diseñar estrategias para su aprovechamiento[8]. En la actualidad, la región —de una extensión de 17 millones de kilómetros cuadrados— cuenta con una población superior a los 400 millones de habitantes, posee el 32% del agua dulce y una gran riqueza en términos de biodiversidad (ocho millones de kilómetros cuadrados de bosques, dos océanos). En América del Sur también se encuentra “el triángulo del litio” —conformado por Argentina, Bolivia y Chile— que, según datos de 2018 del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), concentra alrededor del 67% de las reservas probadas de ese mineral y cerca de la mitad de la oferta global[9]. Otros informes consideran que ese porcentaje es aún mayor. Por su parte, Perú tendría uno de las mayores reservas de litio en Puno[10]. Este mineral es esencial para la fabricación de baterías de celulares, computadoras portátiles y autos eléctricos.

Venezuela es el país con mayores reservas mundiales de petróleo, 302.300 millones de barriles (1° de enero de 2018), conforme a información estadística obtenida de The World Factbook de la CIA (Central Intelligence Agency) de los Estados Unidos. En el listado de los países con las mayores reservas de petróleo del mundo se encuentra Brasil en el puesto número 14 (12.630 millones), Ecuador en el puesto 17 (8.273 millones) y Argentina en el 32 (2.162 millones).

Con respecto a las reservas mundiales de gas —según el The World Factbook—, Venezuela se encuentra en el 7° lugar de la lista. Sin embargo, el megayacimiento hidrocarburífero no convencional de Argentina, Vaca Muerta, sería la segunda reserva más grande de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional[11].

Vaca Muerta es una formación sedimentaria depositada en un mar de edad jurásica, en la Cuenca Neuquina. Fue denominada así en 1931 por el doctor en Geología y Paleontología estadounidense Charles Edwin Weaver (1880-1958).

La región cuenta, además, con otros minerales como plata (42%), cobre (38%), estaño (33%), hierro (21%), níquel (14%) y otro recurso estratégico que se inserta en la guerra comercial entre Estados Unidos y China: las denominadas “tierras raras”, que no son ni “tierras” ni “raras” sino un grupo muy variado de elementos químicos y tampoco son tan escasos. Por el contrario, son bastante abundantes, como por ejemplo el cerio que es el elemento 25º en la tabla de abundancia en la corteza terrestre, parecido al cobre[12]. Se trata de un conjunto de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio). Estos elementos son vitales en la industria de alta tecnología.

La mayor parte de esas reservas se encuentran fundamentalmente en China[13] y en el marco de la guerra comercial entre ambas potencias, China consideró limitar la exportación de estos minerales críticos[14]. En la región, Brasil es —aunque muy lejos de China— el país que cuenta con reservas de estas tierras raras y que, actualmente, se encuentra alineado a los Estados Unidos, por lo que puede ser considerado como un proveedor de esos elementos si China decidiera no suministrárselos en el caso que la tensión se incremente entre ambas potencias.

Entre los puntos que deben considerarse es que la región es una gran productora y exportadora de alimentos y que sus habitantes hablan dos lenguas mutuamente inteligibles.

A modo de conclusión

En función de lo expuesto, creo conveniente citar nuevamente a Guillermo Emilio Magrassi quien, acaso por haber fallecido joven, no logró sembrar en profundidad sus ideas ni en nuestro país ni en América. En 1985, cuatro años antes de su muerte, escribió:

El país, al igual que la nación, sigue fragmentado. Somos como un archipiélago de islas separadas, vertical y horizontalmente, social y culturalmente. No basta siquiera con que podamos llegar a reconocer nuestra plurietnicidad, ni que lleguemos a encontrar en nuestra realidad pluricultural un motivo más o menos fundamental para ser pluralistas. Somos dependientes, periféricos, sobre todo culturalmente y porque no nos conocemos.

Esta visión acerca de la Argentina bien puede ser extrapolada y llevada a América. Tal vez cuando se refirió a “la nación” también podría haberlo hecho a América ya que podemos preguntarnos si es diferente la situación respecto a los denominados países latinoamericanos. Se escucha a la dirigencia hablar de “modelos”, de “imperialismo”, de “igualdad”, de “progresismo”, de “inclusión”, de “transparencia”, del éxito en la reducción de la pobreza, se ha reescrito la historia, se han puesto nuevos próceres en los altares pero casi nada ha cambiado. Prácticamente en absoluto. América sigue cautiva en la periferia, sigue cautiva de sus propias indefiniciones.

Los americanos del sur recurrimos a discursos ampulosos, a la creación de instituciones que demuestran escasa operatividad y no vamos al meollo del problema que, precisamente, se dirime entre integración y desintegración. La realidad es que en nuestros discursos se utiliza mucho el término “integración” pero en el fondo no avanzamos en ese camino a través de verdaderas metas comunes, de grandes obras de infraestructura —como un ferrocarril que abarque la región y permita la extracción de la producción y las importaciones con bajo costo de transporte y menor contaminación— o la creación de grandes empresas que nos pongan en el centro del escenario internacional. No desarrollamos una industria común para la defensa y nuestros países siguen integrando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), creado en 1947 —un año antes que la OEA— en función de los intereses de Estados Unidos, pero que quedó sepultado cuando Argentina quiso activarlo en 1982 durante el Conflicto del Atlántico Sur. No solo resulta inexplicable que la Argentina continúe formando parte de ese tratado sino que se haya intentado activarlo para “discutir la situación venezolana”, como un esfuerzo para que los países de la región tomen medidas contra países como Venezuela y Nicaragua, debido a que no se ha logrado un consenso en el seno de la OEA para presionar al gobierno de Maduro[15].

La dirigencia de la región tampoco ha encarado uno de nuestros mayores flagelos que es la corrupción, madre de buena parte de nuestros problemas económicos y sociales.

En líneas generales, carecemos de una dirigencia con un pensamiento geopolítico y estratégico. Carecemos de estadistas. En realidad, el mundo carece de estadistas como así también de filósofos o pensadores acordes a estos tiempos. A raíz de ello, nuestra América sigue sin definir su horizonte ni su identidad y, de esa manera, favorece los propósitos a los que se opone. La cuestión de la identidad es fundamental en el campo de las relaciones internacionales y un paso primordial para que la región encuentre su lugar en el mundo.

Debe reconocerse que, con todas sus falencias, se ha logrado una gran estabilidad en términos democráticos pero “democracia” no es una palabra mágica y nuestras sociedades esperan muchas respuestas y el pago de grandes “deudas internas”. Prueba de ello han sido las reacciones sociales de diverso signo en varios países de la región en 2019. Mientras tanto su dirigencia continúa aislada, distante y fragmentada de la masa poblacional y esquiva los grandes desafíos en pos de sus propios intereses.

Los países americanos se debaten entre dos polos, “progresismo” o “liberalismo”, ajenos a nuestros intereses y valores, sin lograr encontrar un modelo político propio, con objetivos propios y que respondan a los intereses de las naciones americanas como a los de sus respectivas poblaciones.

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Editor del Anuario del Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID). Autor de numerosos artículos publicados tanto en revistas académicas como en libros nacionales e internacionales y sitios web de Brasil, España, Polonia, Rusia y Corea. “Autor del libro Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz. 

** El presente artículo es una actualización y ampliación del artículo “América: el fracaso en la búsqueda de su identidad y de su unidad”, publicado por el CEID el 14/02/2011. Se aprecia que la tendencia a no definir una identidad y un modelo de desarrollo se ha agudizado.

Referencias

[1] Arturo Andrés Roig. Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. México: Fondo de Cultura Económica, 1981.

[2] Ídem.

[3] Ídem.

[4] “Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas”. Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, <https://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/tratado-constitutivo-unasur.pdf>, [consulta: 20/11/2019].

[5] “La Argentina se retira de la UNASUR”. Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (República Argentina), Información para la Prensa N° 145/19, 12/04/2019, <https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/la-argentina-se-retira-de-la-unasur>.

[6] “Bolivia anuncia su retiro de la Alba y analiza su salida de Unasur”. EFE, 15/11/ 2019, <https://www.efe.com/efe/america/politica/bolivia-anuncia-su-retiro-de-la-alba-y-analiza-salida-unasur/20000035-4112073#>, [consulta: 16/11/2019].

[7] “El canciller Solá se refirió al regreso de la Unasur”. Jornada  (Argentina), 13/12/2019, <https://www.diariojornada.com.ar/261469/paismundo/el_canciller_sola_se_refirio_al_regreso_de_la_unasur/ >, [consulta: 14/12/2019].

[8] “Unasur plantea inventario para aprovechar la riqueza regional”. La Razón (La Paz, Bolivia), 30/05/2013, <http://www.la-razon.com/mundo/Unasur-inventario-aprovechar-riqueza-regional_0_1841815940.html>, [consulta: 10/10/2019].

[9] Andrés López, Martín Obaya, Paulo Pascuini, Adrián Ramos. “Litio en la Argentina. Oportunidades y desafíos para el desarrollo de la cadena de valor”. Ministerio de Educación, Ciencia, Cultura y Tecnología (Presidencia de la Nación), Banco Interamericano de Dearrollo (BID), 2019, 162 p., <https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/bid-litio-final.pdf>, [consulta: 20/11/2019].

[10] Litio: ¿Cuáles son los países con más reservas de este mineral? RPP Noticias (Perú), 18/07/2019,  <https://rpp.pe/economia/economia/litio-cuales-son-los-paises-con-mas-reservas-de-este-mineral-noticia-1137165>, [consulta: 01/08/2019].

[11] “Segunda reserva mundial: Vaca Muerta se llama la gran carta de crecimiento argentino”. BBVA, 16/12/2017, <https://www.bbva.com/es/segunda-reserva-mundial-vaca-muerta-llama-gran-carta-crecimiento-argentino/>, [consulta: 01/08/2019].

[12] Manuel Regueiro y González-Barros. “¿Qué son las tierras raras?”. Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (España), 28/05/2019, <https://www.icog.es/TyT/index.php/2019/05/que-son-las-tierras-raras/>, [consulta: 11/06/2019].

[13] Ídem.

[14] Macarena Vidal Liy. “China afila sus armas en la guerra fría tecnológica que ha llegado para quedarse”. El País (España), 25/05/2019, <https://elpais.com/economia/2019/05/24/actualidad/1558721900_205236.html>, [consulta: 11/06/2019].

[15] Joel Gutiérrez. “El TIAR podría ser usado contra Venezuela ante falta de votos en la OEA, según diplomáticos”. VOA, 03/12/2019, <https://www.voanoticias.com/a/el-tiar-podria-ser-usado-contra-venezuela-ante-falta-de-votos-en-oea-segun-diplomaticos/5191566.html>, [consulta: 05/12/2019].

EL ANTIGUO VÍNCULO ENTRE INTELIGENCIA Y RELACIONES INTERNACIONALES

Marcelo Javier de los Reyes Giménez*[1]

 

Introducción

Normalmente suele observarse a la Inteligencia y a las Relaciones Internacionales como disciplinas de las Ciencias Sociales que transitan por caminos separados y, quizás, inconexos. Nada más alejado de eso, como podrá apreciarse cuando se aborde la evolución de la inteligencia a lo largo de la Historia.

Como bien afirma el profesor Gustavo Díaz Matey, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y MA en estudios de Inteligencia y Seguridad por la Universidad de Salford, Manchester, “es curioso comprobar como el estudio de la inteligencia, que en último término es una de las herramientas claves para la toma de decisiones, está ausente en los inicios de la teoría de las Relaciones Internacionales”[2].

El mismo Díaz Matey sostiene que esto se debió a que, hacia 1948, cuando Hans Morgenthau escribió su libro Politics among Nations[3], solo hacía tres años que había finalizado la Segunda Guerra Mundial y que sus protagonistas, los militares, eran homenajeados en todos los países que salieron victoriosos de la contienda. Agrega que por esos años se iniciaba la confrontación entre los Estados Unidos y la Unión Soviética por lo que todo lo inherente a lo militar “cubría gran parte de todo lo que tenía que ver con la inteligencia”[4], a lo que se debe agregar la cultura del secretismo que imperaba sobre esa actividad.

De este modo, la inteligencia no tuvo su lugar en los estudios teóricos de relaciones internacionales sino que debió ir abriéndose un nuevo camino a partir de la teorización que Sherman Kent comenzó a desarrollar sobre esa actividad[5].

Desde sus orígenes la Inteligencia, entonces considerada como la actividad de espionaje, estaba íntimamente vinculada al arte militar, a la guerra, y así permaneció durante siglos. Esa actividad contribuyó a la expansión y a la seguridad de las entonces ciudades-Estado, reinos e imperios, por lo cual desde esos tiempos estuvo vinculada a las relaciones internacionales —aunque éste, como se verá más adelante, no sea el concepto apropiado para la historia antigua— como un elemento fundamental de la estrategia.

Durante la Edad Media y, en general, durante la Moderna, la Inteligencia estuvo vinculada a las misiones de los emisarios y diplomáticos que respondían en forma directa a los monarcas. Se trataba entonces, no de un funcionario que actuaba en el marco de un organismo estructurado sino prácticamente en solitario y por una relación personal. Si bien los monarcas recurrían a enviados, emisarios o embajadores, con el correr del tiempo algunos Estados fueron dando, paulatinamente, lugar a la creación de organismos que fueron tomando forma, principalmente, hacia el siglo XIX. El siglo XX fue el siglo de los servicios de inteligencia, los cuales se consolidaron durante las dos guerras mundiales y durante la Guerra Fría.

“Espionaje” y “situación internacional”

En los orígenes de esta interrelación no se puede hablar ni de “inteligencia” ni de “relaciones internacionales” ya que, por un lado, los orígenes de lo que hoy se conoce como “inteligencia” fue el “espionaje” y, por el otro, en el mundo antiguo no existían naciones, ya que por ejemplo si bien la Biblia habla de “nación” y “naciones”, no lo hace en el mismo sentido que ha alcanzado el término luego de la firma del tratado de Westfalia que, en 1648, puso fin a la guerra de los Treinta Años. En ese sentido, el mundo antiguo no conformaba un “sistema internacional”, sino lo que el Doctor Manfred Wilhelmy considera una “situación” internacional, habida cuenta que no existían naciones[6].

El término “inteligencia” es mucho más amplio que la mera actividad realizada por los espías. Las más antiguas informaciones respecto a esta actividad las podemos encontrar en numerosas citas de la Biblia, por ejemplo, en Josué 2:1-7, Números 13:1-2 y también encontramos referencia a los espías en el Génesis, cuando luego de los siete años de abundancia en Egipto comenzaron los siete años de escasez que generaron hambre en la población de Canaán. En ese libro leemos que Jacob, enterado de que en Egipto había alimentos, envió a sus hijos a comprar trigo y fue donde se encontraron con José, su hermano y señor de la tierra. Aunque éste los reconoció no lo demostró y, en cambio, les dijo: “Vosotros sois unos espías, que habéis venido a reconocer las partes no fortificadas de la tierra” (Génesis 42:1,17.).

La Biblia también nos da cuenta de otro elemento importante de la inteligencia: el mensaje encriptado. En el libro del Apocalipsis o libro de la Revelación, el objetivo es comunicar la revelación de Dios a su pueblo en una etapa trágica de la historia, entre el 92 y el 96 d.C., durante una de las persecuciones romanas a los cristianos. A raíz de ello, el libro debía enviar un mensaje a través de símbolos que fueran comprensibles solo para un grupo de gente, usando un lenguaje secreto para evitar que los representantes del imperio consideraran el texto como una amenaza e intensificaran la persecución. Algunos símbolos provenían del Antiguo Testamento, mientras que otros los explica el mismo escrito. Por ejemplo, los “siete candeleros” son las “siete iglesias”; los colores también tienen su significado: “blanco” implica “victoria” y “rojo” “derramamiento de sangre”. El “Cordero” es “Jesús resucitado”, “la Bestia” es el “Imperio romano” y el número “666” es “Nerón” ya que en “Nerón César” cada consonante de sus palabras tiene un valor numérico en hebreo y todas juntas suman “666”. La “otra bestia” que se parece a Jesús son los “falsos profetas”. Estos son algunos ejemplos de los que existen en este libro.

Alvin Toffler menciona que en El libro de los muertos del antiguo Egipto se describió el espionaje como uno de los más graves pecados del alma[7].

Sun Zi ―más conocido en Occidente como Sun Tzu― en El arte de la guerra (1996), una obra que ya tiene 2.500 años, se refiere a la actividad de los espías, como se menciona en el capítulo III, y en el cual expresa: “Quienes no sean muy sensatos y sabios no pueden valerse de espías; quienes no sean bondadosos y generosos no pueden dirigir a espías, quienes no sean minuciosos y bien calculadores no pueden discernir las informaciones verídicas, proporcionadas por espías”[8].

La utilización de los espías también era conocida en la época de Alejandro Magno, rey de Macedonia, quien vivió entre el 356 y el 323 a.C. En vísperas de la batalla de Gaugamela (Tell Gomel, a unos 35 kilómetros al noroeste de Mosul, norte de Asiria), el 1º de octubre de 331[9], Alejandro Magno se estableció a unos cinco kilómetros de las tropas persas. A sabiendas de la existencia de espías entre sus tropas, Alejandro Magno hizo correr el rumor de que llevaría a cabo el ataque esa misma noche. Esta información se trasmitió a las fuerzas persas, que recibieron la orden de mantenerse atentas a la espera de los macedonios, pero, en cambio, Alejandro ordenó a sus soldados que descansaran y procedió a atacar en la mañana siguiente aprovechando el cansancio de los persas[10]. Este ejemplo nos permite apreciar que Alejandro Magno no solo utilizó la contrainteligencia sino que echó mano de otra herramienta de la inteligencia: la desinformación.

Además de la reunión de información de inteligencia, contrainteligencia, acciones encubiertas y operaciones clandestinas, técnicas, códigos y sistemas de cifrado, en el mundo antiguo también se recurrió al asesinato político, se apeló al escape y a la evasión, a la creación de disfraces, al uso de tinta que desaparecía, entre otras[11]. Textos de escritores de la antigüedad, como Eneas el Táctico, Polibio, Polyaenus ―autor macedonio del siglo II d.C., quien escribió Estratagemas en la guerra, dedicada a los emperadores romanos Marcos Aurelius y Lucius Verus―, Sextus Julius Africanus y Vegetius ―autor del siglo IV d.C., cuya obra principal es Epítoma rei militaris, también conocida como De re militari (“Compendio de técnica militar) y autor, asimismo, de Digesta Artis Mulomedicinae, tratado de veterinaria sobre las enfermedades de caballos y mulos―, contienen menciones acerca del uso de la información de señales.

Eneas el Táctico escribió un tratado acerca de las medidas que conviene adoptar en ocasión del sitio de una ciudad. Se estima que lo escribió entre 357 y 340 a.C. y en ese tratado “traza una interesante imagen de una pequeña polis de la metrópoli, imagen que resulta mucho más realista que todo lo que puede extraerse de las demás fuentes literarias de dicha época”[12]. Eneas ha proporcionado el primer instructivo en el que recomienda qué hacer ante la inminencia de una guerra: desde recomendaciones sobre provisiones y esclavos hasta medidas sobre seguridad en las comunicaciones[13]. Describió en detalle dieciocho métodos diferentes de envío de mensajes, algunos de ellos empleando sistemas de encriptado[14]. Proponía una vigilancia especial para que entre la ciudad y los exiliados que vivían fuera de ella —considerada una fuente permanente de agitación— no se estableciera ningún tipo de enlace, para lo cual aconsejaba la implementación de la censura en la correspondencia. Del mismo modo proponía un estricto control de ingreso y egreso de la ciudad y que las autoridades debían tomar conocimiento acerca de los forasteros que entraban a la ciudad, dónde se alojarían, además de tener un registro de todos los moradores de la ciudad. Consideraba que, aunque para mantener la ciudad debían reclutarse mercenarios, cuando se efectuasen los ejercicios de alarma los forasteros y mercenarios debían ser trasladados a un área preventivamente asignada por motivos de seguridad[15]. En su tratado se refiere también a la forma correcta de cerrar las puertas de la ciudad, al servicio de la guardia y al sistema de señales, entre otras cosas[16].

Debido a que desde la antigüedad muchas de las operaciones de inteligencia se desarrollaron en forma encubierta, existen pocos registros a los que puedan recurrir los historiadores. Sin embargo, las fuentes conocidas nos permiten apreciar que los decisores en la antigüedad entendieron que las actividades de inteligencia formaban parte del arte de la guerra y que eran muy necesarias para quien ejercía el gobierno. La reunión de información de inteligencia era fundamental al momento de conquistar una ciudad, de ejercer el dominio sobre poblaciones rivales o, como se mencionó en el caso del imperio persa, para controlar a sus propias poblaciones con el objetivo de perpetuar el régimen. 

La inteligencia en la Edad Media y Moderna

En la Edad Media los monarcas también se valieron de emisarios y de informantes que hacían las veces de espías y que se infiltraban entre los enemigos.

Las repúblicas italianas y otros monarcas europeos apelaron al uso de embajadores, quienes representaban a sus gobiernos ante otros estados pero quienes, además, cumplían con la misión de reunir información y noticias de interés que era enviada a sus respectivos gobiernos.

Eavesdroppers, “fisgones”

Las coronas tenían sus eavesdroppers[17], que deriva de eavesdropping, término inglés que se traduce al español por “escuchar secretamente” y que, en la actualidad, pasó a ser utilizado en ámbitos relacionados con la seguridad para referirse, por ejemplo, a las escuchas telefónicas. En español traduciríamos eavesdroppers por “fisgones”. Eaves son aleros en inglés y eavesdropping se refiere al hecho de quedarse en la zona entre la caída del agua de los aleros y la pared de la casa para espiar lo que ocurre dentro.

El período entre 1500 y 1800 puede definirse como de transición. En Occidente los monarcas y los diplomáticos empleaban espías pero éstos no formaban parte de un servicio permanente de inteligencia[18]. Por esos años, el arte de lo secreto y del espionaje estaba más desarrollado y extendido en Oriente, particularmente durante el imperio mogol en India, aproximadamente entre 1550 y 1750, y en China[19]. Emperadores mogoles como Akbar —quien se propuso reivindicar su soberanía sobre los reinos locales para construir un imperio poderoso a partir de una administración centralizada—, su hijo Jahangir (1605-1627), el hijo de éste, Shah Jahan (1627-1658), quien amplió el imperio creado por Akbar y pasó a la historia como el constructor del Taj Mahal, y Aurangzeb (1658-1707), financiaron personalmente un cuerpo de espías con redes entre recolectores de basura, mendigos y comerciantes que reportaban sobre conspiraciones y complots[20].

En Occidente la inteligencia asumió un papel relevante durante dos conflictos: el primero entre Inglaterra y Escocia; el segundo entre Inglaterra y España, conducidas por Isabel I y Felipe II, en las décadas ochenta y noventa del siglo XVI.

Por esos años también Francia desarrolló un entramado de inteligencia tanto dirigido hacia el interior del reino como hacia otras potencias. Fue una de las grandes preocupaciones del cardenal Richelieu (1586-1642) durante su gestión de gobierno. Esta experiencia llevó a que, en torno de 1700, los franceses alcanzasen la reputación de clever spymaster, tal como lo expresa el profesor de Historia de la Univesity of New Hampshire Douglas L. Wheeler[21]. Por este motivo, muchas palabras de esta profesión pasaron al idioma inglés —como cita Wheeler— desde el francés: reconnaissance, reconnoitre o reconnoiter, surveillance, espionnage, aunque esta última se escribe con una sola “n” en inglés, espionage.

En el siglo XVIII se profesionalizó la diplomacia y se estructuraron los ejércitos y las armadas regulares que acompañaron la consolidación del Estado nación. Hasta entonces la actividad de inteligencia dependía directamente de los gobernantes y de los jefes militares. 

La inteligencia en la Edad Contemporánea

Las revoluciones políticas y tecnológicas que tuvieron lugar a partir de 1800 motivaron a los líderes y comandantes a utilizar la inteligencia para propósitos cotidianos y recurriendo a medios tradicionales. Así, en tiempos de paz, bancos, compañías de seguros y mercaderes procuraban información para proteger sus respectivos negocios y expandir sus inversiones. A partir del siglo XIX, acompañando la industrialización, las innovaciones tecnológicas también favorecieron a la inteligencia. El desarrollo de las comunicaciones y de los transportes más rápidos contribuyó en la recolección y diseminación más rápida de la información de inteligencia[22].

En tiempos de guerra se realizaban exploraciones de reconocimiento en cercanías del enemigo, se enviaban espías para descubrir los planes del adversario y se interceptaban mensajes y documentos, entre otras actividades[23].

Es la época de la aparición de los primeros organismos. En 1825 se creó en Rusia la Okhrana, Servicio de Seguridad de los zares rusos que tenía por objetivo descubrir a los opositores: los primeros servicios estaban más destinados a la represión interior y al espionaje con respecto a otras potencias. El caso de Rusia no fue el único. La inteligencia prusiana fue desarrollada por Wilhelm Stieber, al cual el canciller Otto von Bismarck le encargó la creación de una red de espías en el interior de Austria[24]. Bismarck tenía como propósito la unificación de los estados germano parlantes para lo cual debía debilitar el poder del Imperio austrohúngaro. Stieber, quien se recibió de abogado en 1844 y había decidido incorporarse a la policía de Berlín, resolvió casos de alto perfil recurriendo a disfraces para obtener información e infiltrarse en las bandas criminales. Otras técnicas que utilizó fueron la observación cuidadosa, la interceptación de correspondencia y las operaciones encubiertas. Puso en su mira a grupos subversivos, enfrentó a los revolucionarios de 1848[25] y en su mira estuvieron Karl Marx y otros líderes socialistas[26]. Para llevar a cabo la tarea encargada por Bismarck estableció una agencia de noticias como pantalla y desarrolló una amplia red de espías en Austria y “fue el primero en observar que era más seguro usar cientos de hombres, cada uno de los cuales obtenía fragmentos de información, que basarse en unos pocos espías estrella que trabajaran en profundidad”[27]. Su red de espionaje fue la que facilitó las victorias de Prusia en la guerra contra Austria (1866) y contra Francia (1870-1871).

Del mismo modo, debe considerarse la importancia de la inteligencia durante la guerra de Secesión estadounidense (1861-1865). Por ese entonces en los Estados Unidos no existía ninguna organización dedicada a la inteligencia y esa actividad fue manejada de forma descentralizada tanto por la Unión como por la Confederación. Tampoco se utilizaba el término “inteligencia” sino “servicio secreto” y sus oficiales aprendieron acerca de la inteligencia a través de la historia militar[28]. Ambas partes obtuvieron información mediante la interceptación de documentos del enemigo y del correo, a través de la decodificación de mensajes e interrogación de prisioneros[29].

Las telecomunicaciones militares brindaron oportunidades únicas de recopilación de información. Ambos bandos progresaron en las operaciones de interceptación y señales de telégrafo, así como en el criptoanálisis y la criptografía.

El uso del telégrafo constituyó un elemento primordial para el sistema de comunicaciones en tiempos de guerra y el “cifrado” y el “criptoanálisis”, para descifrar el texto cifrado interceptado, estuvieron a la orden del día en este conflicto.

En general, los organismos de inteligencia fueron constituyéndose durante el siglo XX. En el caso de Alemania, su servicio de inteligencia sentó las bases sobre el organismo creado en Prusia en 1866, Amt Auslands und Abwehr o simplemente denominado Abwehr[30]. El organismo quedó fuera de servicio con motivo de la derrota del Imperio alemán en la Primera Guerra Mundial, pero fue reestructurado y abierto nuevamente en 1921, pocos años después de proclamarse la República de Weimar. Cabe destacar que, en las últimas semanas de la guerra, el servicio alemán se abocó a la construcción de una red de espionaje alemana en Argentina con el objetivo de fortalecer la presencia del capital alemán en el mercado argentino y recobrar la importante presencia económica adquirida antes de 1914. Esta operación fue denunciada por los hombres de negocios estadounidenses, quienes observaron una declinación en el número de pedidos de bienes norteamericanos en el mercado argentino.

Abwehr

La Abwehr, organización de inteligencia militar alemana, estuvo operativa hasta la caída de la Alemania Nazi.

Por su parte, la inteligencia británica encuentra sus orígenes en su ejército, más precisamente en el Departamento topográfico. En 1909, con posterioridad a la guerra contra los bóers, fue fundado el Secret Service Bureau que luego dará lugar a la creación del MI5 (Military Intelligence, Section 5)[31]. Hasta ese momento no existió una oficina de inteligencia militar formalmente organizada[32].

Como ya fuera mencionado, por esos años los Estados Unidos no contaban con un servicio de inteligencia, el cual comenzará a ser organizado recién a partir de la Segunda Guerra Mundial. Fue precisamente este conflicto el que potenció la actividad de la inteligencia, la cual fue acompañada por el desarrollo de las comunicaciones y de las tecnologías asociadas. Por esos años, el Reino Unido aún era un imperio colonial expandido por todo el mundo, presencia que le facilitaba obtener información de inteligencia casi en cualquier lugar del planeta, en el marco de los recursos humanos disponibles y de los adelantos tecnológicos que existían por esos años. Cabe agregar que ese conflicto permitió el desarrollo de nuevas tecnologías o la mejora de otras ya existentes.

Los lazos entre la inteligencia británica y la estadounidense encuentran hitos fundamentales durante la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, uno de los puntos cruciales de esa cooperación en materia de inteligencia se encuentra en el descifrado de la máquina Enigma, utilizada por las fuerzas alemanas para la transmisión de mensajes utilizando la criptografía (del griego κρυπτος —kryptos— = oculto, secreto, disimulado; γραφη—graphé— = escritura), disciplina científica que tiene por propósito encubrir mensajes a través de la utilización de un algoritmo que, posteriormente, debe permitir volver ese mensaje a su escritura original.

A los efectos de desarrollar la actividad de inteligencia destinada a la interceptación y análisis de información transmitida por medios electromagnéticos (SIGINT), en 1939, los británicos crearon una base militar en una mansión victoriana en Bletchley Park, Buckinghamshire. En la misma llevaron a cabo la tarea de descifrar los códigos que utilizaban los alemanes durante la guerra. En ese sitio desarrollaron e instalaron la primera computadora denominada Colossus bajo la dirección del matemático, filósofo y criptógrafo Alan Turing, considerado uno de los padres de la informática moderna. A juicio de Stephen Hawking fue el matemático más brillante del siglo XX. No obstante, el descifrado del código Enigma se atribuye también a la labor de tres criptógrafos polacos: Marian Rejewski, Henryk Zygalkski y Jerzy Rozycki. Desde 1928 los polacos se encontraban abocados a descifrar el código Enigma, para lo cual utilizaban cuatro estaciones de escucha en Varsovia, Starogard, Poznam y Krzeslawice. Ante la imposibilidad de lograrlo, los militares polacos recurrieron a la asistencia de matemáticos de la Universidad de Poznam, liderados —precisamente— por Marian Rejewski. Con ese propósito los polacos echaron mano a una máquina Enigma comercial, pues originariamente ese invento tenía ese propósito[33].

En vísperas de que estallara la guerra, en julio de 1939, el teniente general Waclaw Stachiewicz —a la sazón, jefe del Estado Mayor de Polonia—, permitió que los secretos acerca del descifrado de Enigma fueran compartidos con los servicios de inteligencia aliados. De este modo, los polacos entregaron a las inteligencias británica y francesa, copias de las máquinas Enigma.

El trabajo realizado en forma conjunta entre británicos y estadounidenses para el descifrado de la máquina Enigma fue el inicio de una colaboración, en materia de inteligencia, que trascendió la Segunda Guerra Mundial y se mantuvo durante la Guerra Fría.

Las fuerzas armadas establecieron una estrecha relación en materia de SIGINT (signals intelligence) que dio origen a la firma de un acuerdo entre los Estados Unidos y el Reino Unido que, originariamente, fue denominado BRUSA, ahora conocido como UKUSA, United Kingdom-United States Security Agreement (National Security Agency, 1940-1956). El objetivo ya no era la Alemania Nazi sino la Unión Soviética, la potencia que había integrado la “extraña alianza” que salió victoriosa de la guerra. Ciertamente, la desconfianza de Churchill durante el conflicto fue confirmada y los entonces aliados bien pronto se abocaron a la tarea del espionaje de sus ex socios. Precisamente, la vigilancia masiva se consolida a partir de este tratado entre el Reino Unido y los Estados Unidos, cuyo objetivo era y es recolectar información de inteligencia en el marco de un sistema bipolar liderado por Estados Unidos y por la Unión Soviética. Demás está decir que fue realizado en forma absolutamente secreta.

Desde entonces las partes colaboran en forma muy estrecha en el intercambio de información de inteligencia. Para llevar adelante su misión, los cinco miembros que conforma la red de espionaje global conocida como Five Eyes o red Echelon —Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda— se han repartido el planeta para rastrillar las comunicaciones a escala global y su funcionamiento fue vital durante la Guerra Fría para espiar al bloque comunista. A pesar de que el bloque comunista ha desaparecido tras la implosión de la Unión Soviética, acaecida en 1991, las actividades de inteligencia entre ambas partes continúan y la red Five Eyes está vigente.

Reunión de Five Eyes en agosto de 2018. El Ministro de Asuntos Interiores, Peter Dutton, el Ministro de Seguridad Pública de Canadá, Ralph Goodale, el Ministro de Justicia de Nueva Zelanda, Andrew Little, el Ministro del Interior británico, Sajid Javid, y el Secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, en Gold Coast. En una declaración conjunta, los ministros dijeron que los gobiernos extranjeros, los actores y sus representantes estaban involucrados en “actividades coercitivas, engañosas y clandestinas” para “sembrar la discordia, manipular el discurso público, sesgar el desarrollo de políticas o perturbar los mercados”[34].

De una “desconocida seguridad” a un mundo incierto

El mundo bipolar que se inició poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial y que se extendió hasta 1991 se caracterizó por ser un período dominado por el potencial enfrentamiento bélico entre las superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, y por la amenaza nuclear. Sin embargo, fue un periodo de la historia en el que los escenarios internacionales podían ser previsibles.

El fin de la bipolaridad derivó en un mundo que tendió hacia una alta complejidad que no había sido prevista. Emergieron amenazas que se constituyeron en los principales temas de observación por parte de los organismos de seguridad y de inteligencia a escala global a partir de 1991. Se trata de amenazas que, en general, no provenían de otro Estado sino amenazas causadas por actores no estatales nacionales o transnacionales: terrorismo, narcotráfico, proliferación de armas livianas, de armas químicas o biológicas, de crimen organizado, etc.

A estas cuestiones preocupantes se suman las “guerras comerciales” y la puja entre globalismo y nacionalismo, lo que ha invertido la tradicional posición de los actores: Estados Unidos, presidido por Donald Trump se manifiesta contrario al globalismo, mientras que Rusia y China se constituyen como defensores del internacionalismo.

El considerado fin de la Guerra Fría de ninguna manera ha significado el fin de los conflictos y mucho menos de la incertidumbre. Por el contrario, los conflictos se incrementaron, sobre todo los regionales y los intraestatales

Quien ha puesto más en evidencia la fragilidad y la volatilidad de nuestra sociedad actual fue el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, particularmente al introducir el concepto de modernidad líquida. En su libro Modernidad Líquida explica que la diferencia entre los líquidos y los sólidos es que los primeros no conservan fácilmente una forma durante mucho tiempo y están continuamente dispuestos a cambiarla. Para los líquidos lo que cuenta es el flujo del tiempo y no el espacio que ―como los sólidos― puedan llegar a ocupar[35]. Considera que la “era de la modernidad sólida”, con sus certezas, ha llegado a su fin. Bauman se vale de esta metáfora de la liquidez para explicar la fase actual de la modernidad, caracterizada por la desregulación, la flexibilización, la liberalización de todos los mercados, la disolución de lo público en favor de lo privado, en síntesis, la inestabilidad.

Bauman continuó su elucidación con lo que podemos considerar más relevante desde la inteligencia: “La planificación del futuro desafía nuestros hábitos y costumbres, las capacidades que aprendimos para superar los escollos del camino”[36].

Nos encontramos ante una encrucijada y se hace difícil encontrar el camino a seguir ante un sinnúmero de alternativas que se nos presentan pero que no sabemos hacia dónde nos llevarán. De ahí que Bauman considera importante debatir acerca de la siguiente cuestión: “¿Cómo restablecer el equilibrio entre política y poder? Porque ahora la política es local y el poder global”[37].

En su libro La Sociedad Poscapitalista, Peter F. Drucker[38] también hace referencia a las profundas transformaciones del mundo actual y vaticina, entre otras cosas, que esa será una “sociedad de grandes organizaciones”, tanto oficiales como privadas, que necesariamente operarán en virtud del flujo informativo.

En este contexto de incertidumbres, han tenido lugar una suma de acontecimientos que no fueron percibidos con anterioridad por los servicios de inteligencia. Entre ellos pueden mencionarse el derrumbe del Muro de Berlín por parte de los alemanes (1989) ―parece impropio hablar de “caída” y aún más cuando lo hacemos desde la inteligencia―, la implosión de la Unión Soviética (1991), los ataques del 11 de septiembre (11-S) en Washington y Nueva York (2001), los atentados del 11 de marzo (11-M) en España (2004), la crisis de las hipotecas subprime o “hipotecas basuras” ―que terminó detonando en 2008 con consecuencias de alcance global―, por citar algunos ejemplos.

En esta “sociedad de grandes organizaciones” —como la ha definido Peter Drucker—, las correspondientes a la inteligencia han debido repensar sus funciones, reorganizarse, reestructurarse y adecuarse a la multiplicidad de actores que hoy se encuentran en la mira de las mismas. Parafraseando a Bauman, para la inteligencia, el mundo de la Guerra Fría ―si se considera su final con la implosión de la Unión Soviética, visión que no es compartida por el autor de este trabajo― era de una “realidad sólida” y el posterior de una “realidad líquida”.

A modo de conclusión

En el presente estudio se ha podido observar como la Inteligencia y las Relaciones Internacionales son dos disciplinas que desde la antigüedad han estado interactuando, a veces una sobre la otra, conforme a los escenarios mundiales que se fueron dando a lo largo de la historia. Los ejemplos brindados no dejan duda que ambas disciplinas se entrelazan desde sus orígenes y ha sido así desde entonces, aunque en la actualidad la inteligencia y particularmente la inteligencia estratégica deben considerarse como esenciales en un mundo complejo, diverso e incierto. Para ello, seguramente, deberá considerarse que los servicios tendrán que recurrir a la obtención de información por medios propios en mayor medida, quizás disminuyendo el porcentaje dedicado a las fuentes abiertas.

Un buen servicio de inteligencia debe anticiparse a los hechos a los efectos de evitar las sorpresas, por lo que puede ayudar a evitar que un conflicto escale y derive en una guerra o evitar un ataque terrorista. Incluso durante el transcurso de una guerra, la inteligencia también ayuda a minimizar los riesgos en vidas y en pérdidas materiales. La historia nos da muchos ejemplos de ello.

De ahí que debe ser ponderada por cada Estado que desee brindar seguridad y protección para sus ciudadanos, así como mantener intacta su soberanía nacional.

En la época de Sherman Kent la inteligencia parecía limitarse a la reunión de información, pero ya desde fines del siglo XX la inteligencia comenzó a poner el peso en el análisis. Para ello debe recurrir a lo que se denomina “comunidad ampliada de inteligencia”, concepto por el cual los servicios de inteligencia deben incorporar para sus propósitos a los think tank, para lo que deberán constituir organismos que deberían trabajar como intermediarios entre ellos y esos centros de pensamiento académico, de modo tal de no mostrarse abiertamente en estas actividades.

Las relaciones internacionales y los diversos actores del escenario mundial presentan en la actualidad un dinamismo como nunca antes se ha visto. Los actuales virajes en ciertas posiciones que han sido tradicionales coadyuvan a un incremento de la incertidumbre.

Es evidente que los nuevos escenarios, nacionales, regionales y mundiales, harán aún más necesaria la actividad de la inteligencia estratégica a los fines de obtener la mayor información posible sobre las cuestiones que resulten necesarias, con el objetivo de ofrecer los elementos imprescindibles para proceder a la toma de decisiones. Esto requiere cada vez más equipos multidisciplinarios de profesionales en el seno de los servicios de inteligencia. La complejidad mundial, también demanda prestar atención a lo que expresan sociólogos, filósofos y hombres de otras disciplinas, escritores y artistas incluidos, respecto a sus observaciones del curso que toman las sociedades y las políticas a escala nacional, regional y mundial.

 

* Licenciado en Historia, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Doctor en Relaciones Internacionales, Atlantic International University (AIU), Estados Unidos. Fue docente de la Universidad del Salvador, de la Escuela Superior de Guerra del Ejército Argentino y profesor de “Inteligencia” en la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Referencias

[1] El presente artículo es una síntesis del libro: de los Reyes Giménez, Marcelo Javier. Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones. Buenos Aires, Argentina: Almaluz, 2019, 310 p.

[2] Gustavo Díaz Matey. “La naturaleza del concepto de inteligencia desde el estudio de las Relaciones Internacionales”. Intelligence Press, 21/08/2012, <https://www.intel.press/article3-La-naturaleza-del-concepto-de-inteligencia-desde-el-estudio-de-las-Relaciones-Internacionales>, [consulta: 12/04/2018].

[3] Hans J. Morgenthau. Politics Among Nations. New York: Alfred A. Knopf, 1948. 489 p.

[4] Gustavo Díaz Matey. Op. cit.

[5] Sherman Kent. Inteligencia estratégica. Buenos Aires: Pleamar, 1967, 249 p.

[6] Manfred Wilhelmy. Política internacional: enfoques y realidades. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano (GEL), p. 79.

[7] Alvin Toffler. El cambio del poder. Barcelona: Sudamericana, 1999, p. 345.

[8] Sun Zi. El arte de la guerra. Beijing: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1996, p. 95.

[9] Bengtson, Hermann. Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la edad antigua I. Madrid: Siglo XXI Editores, 1979 (7ª ed.), p. 288 y 347.

[10] Gonzalo Ruiz. “Alejandro Magno: la batalla de Gaugamela, Parte IV”. Sobrehistoria.com, 20/12/2007, <https://sobrehistoria.com/alejandro-magno-la-batalla-de-gaugamela-parte-iv/>, [consulta: 12/01/2008].

[11] Rose Mary Sheldon. “A Guide to Intelligence from Antiquity to Rome”. En: The Intelligence, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 18, number 3, Summer/Fall 2011, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

[12] Bengtson, Hermann. Op. cit., p. 240.

[13] Ídem.

[14] Rose Mary Sheldon. Op. cit.

[15] Bengtson, Hermann. Op. cit., p. 241.

[16] Ídem.

[17] Raúl Sohr Biss. Claves para entender la guerra. Barcelona: Mondadori, 2003, p. 215.

[18] Douglas L. Wheeler. “A Guide to the History of Intelligence in the Age of Empires, 1500-1800”. En: The Intelligencer, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 18, number 3, Summer/Fall 2011, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

[19] Ídem.

[20] Ídem.

[21] Ídem.

[22] Douglas L. Wheeler. “A Guide to the History of Intelligence 1800-1918”. En: The Intelligencer, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 19, number 1, Winter/Spring 2012, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

[23] Ídem.

[24] Wilhelm Stieber: el rey de los sabuesos”. Selecciones Reader’s Digest, 08/11/2017, <https://selecciones.com.mx/wilhelm-stieber-el-rey-de-los-sabuesos/>.

[25] Luego del Congreso de Viena de 1815, la Europa de la Restauración, impulsada por el canciller austríaco príncipe Klemens de Metternich, debió enfrentar tres oleadas sucesivas de revoluciones burguesas que se produjeron en 1820, 1830 y 1848, poniendo fin al denominado “sistema Metternich”.

[26] Ídem.

[27] Ídem.

[28] Edward J Glantz. “Guide to Civil War Intelligence”. En: The Intelligencer, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 18, number 2, Winter/Spring 2011, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

[29] Ídem.

[30] Stephen Wade. Spies in the Empire: Victorian Military Intelligence. Londres: Anthem Press, 2007, p. 157.

[31] “The establishment of the secret service bureau”. Security Service MI5, <https://www.mi5.gov.uk/the-establishment-of-the-secret-service-bureau>, [consulta: 21/08/2018].

[32] Stephen Wade. Op. cit.

[33] “The Enigma: The Secret Weapon of World War II”. En: Polish American Journal (North Boston, NY), octubre de 1990, <http://www.polamjournal.com/Library/APHistory/enigma/enigma.html>.

[34] Primrose Riordan. “Five eyes speak as one on foreign interference”. Weekend Australian, 31/10/2018, <https://www.theaustralian.com.au/nation/foreign-affairs/five-eyes-speak-as-one-on-foreign-interference/news-story/7fcdd18e0cd2ddfc485f5e0f9e45f12d >, [consulta: 21/10/2018].

[35] Zygmunt Bauman. Modernidad líquida. Buenos Aires: FCE, 2004, 232 p.

[36] “Educación Líquida Bauman” (video). Think1.tv (Col·legi Montserrat), 12/03/2012, <https://www.think1.tv/es/video/zygmunt-bauman-educacion-liquida-es>.

[37] Ídem.

[38] Peter Drucker. La sociedad poscapitalista. Buenos Aires: Sudamericana, 1993, 276 p.

Bibliografía

Bauman, Zygmunt. Modernidad líquida. Buenos Aires: FCE, 2004, 232 p.

Bengston, Hermann. Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la edad antigua I. Madrid: Siglo XXI Editores, 1979 (7ª ed.), 413 p.

Díaz Matey, Gustavo. “La naturaleza del concepto de inteligencia desde el estudio de las Relaciones Internacionales”. Intelligence Press, 21/08/2012, <https://www.intel.press/article3-La-naturaleza-del-concepto-de-inteligencia-desde-el-estudio-de-las-Relaciones-Internacionales>.

Drucker, Peter. La sociedad poscapitalista. Buenos Aires, Sudamericana, 1993, 276 p.

Glantz, Edward J. “Guide to Civil War Intelligence”. En: The Intelligencer, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 18, number 2, Winter/Spring 2011, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

Kent, Sherman. Inteligencia estratégica. Buenos Aires: Pleamar, 1967, 249 p.

Morgenthau, Hans J. Politics among nations. New York: Alfred A. Knopf, 1948. 489 p.

National Security Agency (NSA). Sitio web oficial <http://www.nsa. gov/public_info/declass/ukusa.shtml>.

Ruiz, Gonzalo. “Alejandro Magno: la batalla de Gaugamela, Parte IV”. Sobrehistoria.com, 20/12/2007, <https://sobrehistoria.com/alejandro-magno-la-batalla-de-gaugamela-parte-iv/>.

Security Service MI5. The establishment of the secret service bureau. 2018, <https://www.mi5.gov.uk/the-establishment-of-the-secret-service-bureau>.

Sheldon, Rose Mary. “A Guide to Intelligence from Antiquity to Rome”. En: The Intelligence, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 18, number 3, Summer/Fall 2011, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

Sohr Biss, Raúl. Claves para entender la guerra. Santiago de Chile: Grijalbo Mondadori, 2003, 386 p.

Sun Zi. El arte de la guerra. Beijing: Ediciones en lenguas extranjeras, 1996 (2ª reimp.), 108 p.

“The Enigma: The Secret Weapon of World War II”. En: Polish American Journal (North Boston, NY), octubre de 1990, <http://www.polamjournal.com/Library/APHistory/enigma/enigma.html>.

Think1.tv, Col·legi Montserrat. (2012, 12 de marzo). Educación Líquida Bauman. De https://www.think1.tv/es/video/zygmunt-bauman-educacion-liquida-es

Toffler, Alvin. El cambio del poder. Barcelona: Sudamericana, 1999, 618 p.

Wade, Stephen. Spies in the Empire: Victorian Military Intelligence. Londres: Anthem Press, 2007, 290 p.

Wheeler, Douglas L. “A Guide to the History of Intelligence in the Age of Empires, 1500-1800”. En: The Intelligencer, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 18, number 3, Summer/Fall 2011, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

Wheeler, Douglas L. “A Guide to the History of Intelligence 1800-1918”. En: The Intelligencer, Journal of U.S. Intelligence Studies, vol. 19, number 1, Winter/Spring 2012, Association of Former Intelligence Officers (AFIO), Virginia, United States.

.

EL PAPEL QUE DERRIBÓ EL MURO. A 30 AÑOS DEL DERRUMBE DEL MURO DE BERLÍN

Marcelo Javier de los Reyes*

Imagen de Peter Dargatz en Pixabay

Introducción

El derrumbe del Muro de Berlín fue un proceso que se debió a una suma de hechos que se iniciaron unos años antes de 1989, entre los que podríamos destacar las negociaciones entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, el atentado contra el Papa Juan Pablo II, el movimiento Solidaridad en Polonia, la crisis del sistema en el bloque socialista, las elecciones libres del 4 de junio de 1989 en Polonia, la catástrofe de Chernobyl, las reformas iniciadas por Yuri Andropov y las reformas implementadas por Mijail Gorbachov. Sin embargo, la suerte del muro dependió de un simple papel que cabía en un bolsillo.

Ya antes del día clave, que fue el 9 de noviembre de 1989, comenzó a haber algunas situaciones que causaron preocupación entre los jerarcas de los países del bloque comunista, como la huida de sus ciudadanos a través de terceros países.

El “picnic paneuropeo”

El 19 de agosto de 1989 un grupo pequeño de disidentes húngaros y policías austríacos habían acordado que, de manera simbólica, abrirían la puerta ese día por unas horas para que pudieran ir de picnic juntos. Pero todo se convirtió en un acto más que simbólico: mientras que los húngaros ya podían viajar libremente, unos 600 alemanes de la República Democrática Alemana (RDA) aprovecharon para poder huir al oeste. El episodio terminó en la historia apodado como el “picnic paneuropeo”[1]. El hecho tuvo lugar en Sopron, ciudad húngara cercana a la frontera con Austria.

Durante ese mes de agosto decenas de miles de alemanes del este ya se habían establecido en Hungría, viviendo en carpas en parques y en iglesias, a la espera del momento en que pudieran cruzar hacia el oeste[2]. El 27 de junio de 1989 los ministros de Exteriores de Hungría, Gyula Horn, y de Austria, Alois Mock —a quien se considera que luego, en 1995, fue una pieza clave de la entrada de Austria en la Unión Europea[3]—, cortaron la valla fronteriza que separaba sus países, hecho que quedó registrado en una foto que dio la vuelta al mundo a través de los medios de comunicación. Del mismo modo, se había difundido la noticia de que la frontera entre ambos países estaría simbólicamente abierta por unas horas el 19 de agosto. La noche del 18 de agosto, desconocidos repartieron miles de panfletos entre los alemanes de Budapest[4].

Alois Mock, el ministro de Relaciones Exteriores de Austria, con su homólogo húngaro, Gyula Horn, cortando el cable que marcaba la frontera entre el Este y el Oeste en Sopron, Hungría, el 27 de junio de 1989. Crédito: AP Photo / Bernhard J Holzner

En el lugar había un portón de madera que debía ser abierto a las tres de la tarde para la delegación oficial, custodiado por cinco soldados húngaros, uno de ellos el teniente coronel Arpad Bella, a cargo de la guardia. De repente, en lugar de la delegación oficial cientos de alemanes de la RDA cruzaron la frontera y Bella dudó en cumplir la orden de disparar.

El entonces primer ministro de Hungría, Miklos Nemeth, afirmó que querían tantear cómo reaccionaría Moscú a la huida de los alemanes del este, versión que parecería ser apoyada por la inacción de quienes debían haber bloqueado el acceso a la zona fronteriza[5].

En septiembre de 1989 el gobierno comunista de Hungría autorizó a que los ciudadanos de Alemania Oriental pasaran a Austria procurando la libertad y ese fue el momento en que los cimientos del muro comenzaron a corroerse.

Los inequívocos mensajes de Gorbachov a Honnecker sobre la negativa soviética a apoyar una represión de las protestas en la RDA, precipitaron la destitución de Honnecker por un comunista reformista, Egon Krenz, quien fue designado secretario general. Markus Wolf, llamado “Mischa” Wolf, quien durante treinta y dos años se desempeñó como jefe del Ministerium für Staatssicherheit de la República Democrática de Alemania —más conocido como Stasi— recuerda ese momento:

El 18 de octubre Honecker finalmente fue derrocado en el tradicional estilo de los gobernantes autoritarios que han perdido el respeto de su círculo interior, y a quienes se pide que se marchen.[6]

Protestas y huidas

El 4 de noviembre se llevó a cabo una manifestación en la Alexanderplatz de Berlín Oriental con la intención de promover un cambio pacífico, de la que Wolf participó invitado por la nieta del escritor Bertold Brecht, Johanna Schall, y de la que también participaron los escritores Christa Wolf, Stephan Heym y Heiner Müller, así como los líderes del grupo de oposición Neues Forum (Foro Nuevo), Bärbel Bohley y Jens Reich. “Mischa” Wolf pudo observar “un mar de carteles de hechura casera que exigían el fin del dominio unipartidario”, lo que le significó que el monopolio del Sozialistische Einheitspartei Deutschlands (SED, Partido Socialista Unificado) había llegado a su fin[7]. Se trató de una marcha a la que concurrieron cientos de miles de ciudadanos, incluso algunas estimaciones calcularon la cifra en un millón. Fue el corolario de una serie de protestas que se estaban llevando a cabo en diversos puntos del territorio del país.

Por ese entonces el gobierno de Checoslovaquia procedería a cerrar su frontera con la RDA debido a que la gran cantidad de alemanes del este que escapaban a Occidente estaba desestabilizando el sistema[8]. El éxodo masivo pondría en peligro la existencia misma de la RDA y, además, la huida de estos alemanes a través de terceros países le estaba ocasionando una mala imagen a la Alemania comunista. Por esa época, muchos alemanes orientales concurrían de vacaciones a la paradisíaca playa del Sol, en Bulgaria, sobre el mar Negro. Allí iban de vacaciones ciudadanos de otros países del bloque comunista pero también alemanes de la República Federal Alemana (RFA). Los de la RDA iban a hospedajes o cabañas más modestas y tenían prohibido tomar contacto con los de la RFA. La Stasi estaba allí presente para observar sus actitudes. Algunos viajaban exclusivamente con la intención de escapar a Turquía a través de Bulgaria, pero desconocían la existencia del sistema fronterizo: había una franja de arena antes de llegar a una primera valla para que quedaran marcadas las pisadas y luego había otra valla a unos cuantos pasos de ésta. Guardias armados recorrían la franja entre ambas vallas y, sobre todo, cuando se activaban las alarmas silenciosas que conectaban las vallas con los puestos de seguridad.

Como escribió el periodista J. M. Martí Font en un artículo publicado en El País, no se trató de una conspiración de la CIA, de la KGB o de a Stasi —las que también fueron sorprendidas— sino de una confusión que se originó cuando, a primera hora de la mañana del 9 de noviembre de 1989, tres altos cargos de los servicios aduaneros de la RDA —el coronel Hans Joachim Krüger, el coronel Udo Lemme y el general Gotthard Hubrich— se reunieron con el encargado de la Unidad de Control de Pasaportes, Gerhard Lauter, en su despacho de Berlín Oriental para redactar, por orden del ministro del Interior, Friedrich Dickel, una normativa de viajes que debía permitir la salida legal a los ciudadanos que querían abandonar el país de forma “permanente” y que, hasta ese día, lo hacían a través de otros países socialistas[9].

Se trataba de una toma de decisiones que era crucial para apaciguar los ánimos en la RDA y para garantizar su subsistencia.

Todo esto ocurría el mismo día que el canciller de la RFA, Helmut Kohl, había llegado a Varsovia para una visita de seis días que tenía por objetivo impulsar la reconciliación con Polonia luego de la II Guerra Mundial. Polonia ya tenía su primer gobierno democrático con Tadeusz Mazowiecki y esa era una gran motivación para el gobierno de Kohl, quien también tenía previsto reunirse con el líder de Solidaridad, Lech Wałęsa.

De cómo un “papel” derrumbó el muro

En la reunión de la que participó el encargado de la Unidad de Control de Pasaportes, Gerhard Lauter, se elaboró un documento que estipulaba que “se podrán realizar viajes privados al extranjero sin condición previa” y se añadió que “las autorizaciones serán concedidas con rapidez y las denegaciones sólo serán posibles en casos excepcionales”. En torno del mediodía, el grupo de Lauter envió el documento a Egon Krenz, a la sede del Comité Central del SED, en donde se discutía el futuro de la RDA. Los presentes no prestan demasiada atención al texto que, a primera vista, se parece a las reglas reveladas tres días antes. Nadie, comenzando con Krenz, comprende el significado de las oraciones que se acaban de introducir en el documento. “¿Están de acuerdo los rusos?”, preguntaron algunos miembros del Politburó. Sí, respondió Egon Krenz, el embajador Vyacheslav Kotchemassov acordó por teléfono[10].

Por su parte, Günter Schabowski primer secretario del Partido Comunista de la RDA (SED) y encargado de las relaciones del partido con los medios de comunicación, citó a los periodistas para una conferencia de prensa esa misma noche.

Schabowski no estuvo presente en la reunión Comité Central. Llegó muy tarde y Krenz le entregó una nota relacionada con los viajes para que la llevara a la conferencia de prensa, pero no le aclaró que había “un plazo de espera”.

A las 18:00 horas en punto, en Berlín Este, Schabowski comenzó su conferencia de prensa a la que concurrieron corresponsales extranjeros como Tom Brokaw de la cadena NBC News de Estados Unidos y Riccardo Ehrman de la agencia italiana ANSA. Schabowski inició la conferencia hablando de cuestiones del Comité Central pero nada dijo acerca de la ley viajes. En medio de una presentación aburrida en la que Schabowski no decía nada de interés, Ehrman —dada la dura reacción del gobierno ante las protestas, denegando visas y endureciendo la política de viajes— le preguntó: “¿No cree que ha sido un gran error la Ley de Viajes que se presentó hace pocas semanas?”.

Günter Schabowski, estresado, en la conferencia de prensa en la tarde del 9 de noviembre de 1989. Foto: DPA[11]

Molesto, Schabowski le respondió “nosotros no cometemos errores”. Inmediatamente agregó: “pero tengo algo que decir”. En ese momento sacó un papel de su bolsillo y comenzó a leer:

Los viajes privados al extranjero se pueden autorizar sin la presentación de un justificante; motivo de viaje o lugar de residencia. Las autorizaciones serán emitidas sin demora. Se ha difundido una circular a este respecto. Los departamentos de la Policía Popular responsables de los visados y del registro del domicilio han sido instruidos para autorizar sin retraso los permisos permanentes de viaje, sin que las condiciones actualmente en vigor deban cumplirse. Los viajes de duración permanente pueden hacerse en todo puesto fronterizo con la RFA.[12]

La siguiente pregunta lógica era: “¿cuándo?”. Schabowski respondió: “Pues ya. Y es válido para todas las fronteras”[13].

Schabowski escribió un memorando para la conferencia de prensa. Al final de la misma es: “Leer el texto del reglamento de viaje”. Foto: Archivo Berliner Zeitung[14]

El grupo de Lauter había establecido un “plazo de espera”, por lo que las nuevas disposiciones solo se publicarían el 10 de noviembre, al día siguiente. Schabowski desconocía ese dato.

Los corresponsales estadounidenses y británicos consideraban que había habido un error de traducción pero confirmaron lo que Schabowski informó en la conferencia de prensa. A las 20:00 horas, el Tagesschau, el noticiero de la ARD, la primera cadena de la RFA, abrió con el titular: “DDR öffnet die Grenze”, “La RDA abre las fronteras”[15].

Tom Brokaw, corresponsal de NBC News

En la noche del 9 de noviembre, la población, sin dudarlo, marchó hacia el muro. El teniente coronel Harald Jäger se encontraba a cargo del puesto fronterizo de Bornholmer Strasse, al frente de 52 hombres armados. Ante la multitud pacífica pero numerosa, Jäger llamó para pedir instrucciones y advirtió que no podía enfrentar a esa muchedumbre. Para convencer a su interlocutor le hizo escuchar a través del teléfono el ruido que hacía la gente en torno del puesto fronterizo. Jäger se comunica con otros puestos y observa que la confusión era generalizada. Considera que para evitar una matanza debe dejar pasar a aquellos que lo requieran y, siguiendo las instrucciones, coloca un sello en la identidad del pasaporte fotográfico, lo que significa que quien cruzara la frontera no podía ingresar nuevamente a la RDA. La medida no tuvo sentido. En minutos alemanes orientales y occidentales se habían sumado al muro para festejar ante la asombrada mirada de los guardias de la RDA.

Varios años después, Lech Wałęsa recordó, en una entrevista, ese día 9 de noviembre:

Ese día llegó Helmut Kohl con una delegación a Varsovia y debía reunirse también conmigo, como jefe de los sindicatos. “Señores”, les dije a Kohl y a (el ministro de Exteriores alemán) Hans-Dietrich Genscher, “pronto caerá el muro de Berlín, pronto la Unión Soviética colapsará. ¿Están ustedes, como principal potencia europea, preparados para ello?”. Y vino la respuesta, creo que de Kohl. “Estimado señor Wałęsa, nos encantaría tener esos problemas. Pero algo así no lo vamos a ver. Hasta que algo así ocurra, crecerán árboles sobre nuestras tumbas”. Y esa misma tarde debieron cancelar la visita oficial a Varsovia, porque el muro de Berlín había caído.[16]

De un muro a otro

La marcha de Alexanderplatz del 4 de noviembre de 1989, en la que la población se movilizó para reclamar profundas reformas políticas en la RDA, fue una de las más importantes en la historia de ese país y una de las principales causas que llevaron al fin de la Alemania Oriental y del derrumbe del Muro de Berlín el 9 de noviembre. Fue así como ese hito histórico, advertido por Lech Wałęsa a un incrédulo Helmut Kohl, permitió que el 3 de octubre de 1990 se procediera a la reunificación de Alemania.

En la actualidad, por aquella frontera por la que intentaban escapar algunos alemanes de la RDA, la que divide a Bulgaria de Turquía, hoy existe una nueva valla construida por el gobierno de Sofía. El país más pobre de la Unión Europea levantó una valla de tres metros de altura a lo largo de 33 kilómetros en la frontera con Turquía, la que fue completada en 2014[17]. El objetivo es frenar el flujo creciente de refugiados y migrantes.

Nikolay Doychinov (AFP)

Un año más tarde, el gobierno anunció que la extendería otros 130 kilómetros —de los 240 que separan a Bulgaria de Turquía— y posteriormente otros 60 kilómetros más.

La frontera por la que en la época del Muro de Berlín se impedía que se escapasen los alemanes de la RDA, hoy tiene una valla para impedir que los migrantes ingresen a la Unión Europea. Como en aquel entonces, esta valla también produce muertes: las de aquellos que pierden su vida en el intento de llegar a Europa. Una de las tantas vallas y muros que siguen dividiendo regiones y hombres.

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU). Director de la SAEEG.

©2019-SAEEG®

Referencias

[1] Christian Erdei. “El picnic que cambió la historia de Europa”. Deutsche Welle, 19/08/2009, <http://www.dw-world.de/dw/article/0,,4583480,00.html?maca=spa-rss-sp-all-1122-rdf>, [consulta: 13/04/2016].

[2] Ídem.

[3] “Alois Mock, Austrian foreign minister at the fall of the Iron Curtain – obituary”. The Telegraph, 11/06/2017, <https://www.telegraph.co.uk/obituaries/2017/06/11/alois-mock-austrian-foreign-minister-fall-iron-curtain-obituary/>, [consulta: 15/09/2018].

[4] Enrique Müller. “Un ‘picnic’ para la historia. Hungría y Austria conmemoran la huida de 600 alemanes del este a través de sus fronteras”. El País (España), 20/08/2014, <https://elpais.com/internacional/2014/08/20/actualidad/1408529554_932738.html>, [consulta: 15/09/2018].

[5] Christian Erdei. Op. cit.

[6] Markus Wolf. El hombre sin rostro. La autobiografía del gran maestro del espionaje comunista. Buenos Aires: Javier Vergara, 1997, p. 362.

[7] Ídem.

[8] J. M. Martí Font. “Una confusión abatió el muro”. El País (España), 08/11/2009, <https://elpais.com/diario/2009/11/08/domingo/1257655957_850215.html>, [consulta: 10/11/2009].

[9] Ídem.

[10] Cordt Schnibben. “L’ouverture du mur de Berlin? Un couac incroyable!”. Le Temps, 08/11/2009, <https://www.letemps.ch/no-section/louverture-mur-berlin-un-couac-incroyable>, [consulta: 30/10/2019].

[11] Michael Brettin. “Der Tag, an dem die Mauer fiel”. Berliner Zeitung, <https://story.berliner-zeitung.de/mauerfall/>, [consulta: 30/10/2019].

[12] “Riccardo Ehrman y la pregunta que dinamitó el Muro de Berlín”. The History Channel Iberia, 29/10/2019, <https://canalhistoria.es/blog/riccardo-ehrman-pregunta-que-dinamito-muro-de-berlin/>, [consulta: 30/10/2019].

[13] Ídem.

[14] Michael Brettin. Op. cit.

[15] “Tagesschau vom 9. November 1989”. YouTube, <https://www.youtube.com/ watch?v=llE7tCeNbro>, [consulta: 13/09/2018].

[16] Magdalena Gwózdz. “Lech Walesa: ‘Kohl era un político muy hábil’”. Deutsche Welle, 01/07/2017, <https://www.dw.com/es/lech-walesa-kohl-era-un-pol%C3%ADtico-muy-h%C3%A1bil/a-39504615>, [consulta: 13/09/2018].

[17] Andrés Mourenza. “La frontera oriental de Europa entre Bulgaria y Turquía”. El País (España), 25/04/2017, <https://elpais.com/internacional/2017/03/16/actualidad/1489686063_777862.html>, [consulta: 13/09/2018].