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CHINA Y LA IA NECESITAN EN EL CAMPO DE LA SEGURIDAD

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

En la tarde del 11 de diciembre de 2020, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (CPC) celebró la 26ª Sesión de Estudio Colectivo dedicada a la seguridad nacional. En esa ocasión, el Secretario General del Comité Central del PCC, Xi Jinping, destacó que la labor de seguridad nacional era muy importante en la gestión de los asuntos de Estado del Partido, así como para asegurar que el país fuera próspero y que la gente viviera en paz.

En vista del fortalecimiento de la seguridad nacional, China debe adherirse al concepto general de seguridad nacional; aprovechar y hacer un buen uso de un período importante y propicio a nivel estratégico para el desarrollo del país; integrar la seguridad nacional en todos los aspectos del CPC y la actividad del Estado y considerarla en la planificación del desarrollo económico y social. En otras palabras, necesita construir un modelo de seguridad con miras a promover la seguridad internacional y la paz mundial y ofrecer fuertes garantías para la construcción de un país socialista moderno.

En este sentido, un nuevo ciclo de revolución tecnológica impulsada por la IA y la transformación industrial está en aumento en el Imperio Medio. Impulsada por nuevas teorías y tecnologías como Internet, servicios de telefonía móvil, big data, supercomputación, redes de sensores y ciencias del cerebro, la IA ofrece nuevas capacidades y funcionalidades como la integración intersectorial, la colaboración hombre-máquina, la inteligencia abierta y el control autónomo. El desarrollo económico, el progreso social, la gobernanza mundial y otros aspectos tienen un impacto importante y de largo alcance.

En los últimos años, China ha profundizado la importancia de la IA y las perspectivas de desarrollo en muchos campos importantes. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es un importante punto de partida estratégico para hacer frente al desafío de la competencia tecnológica mundial.

¿Cuál es el estado actual del desarrollo de la IA en China? ¿Cómo son las tendencias actuales de desarrollo? ¿Cómo se orientará y liderará en el futuro el desarrollo seguro, ordenado y saludable de la industria?

La brecha actual entre el desarrollo de la IA y el nivel avanzado internacional no es muy amplia, pero la calidad de las empresas debe ser “igualada” con su cantidad. Por esta razón, se están haciendo esfuerzos para expandir escenarios de aplicaciones, mejorando la seguridad de datos y algoritmos.

El concepto de IA de tercera generación ya está avanzando y progresando y hay esperanzas de resolver el problema de seguridad a través de medios técnicos distintos de las políticas y reglamentos, es decir, que no sean meras conversaciones.

La IA es un motor de las nuevas etapas de la revolución tecnológica y la transformación industrial. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es una cuestión estratégica para que China aproveche nuevas oportunidades en la organización de la transformación industrial.

Comúnmente se argumenta que la IA ha pasado por dos generaciones hasta ahora. La IA1 se basa en el conocimiento, también conocido como “simbolismo”, mientras que la IA2 se basa en datos, big data y su “aprendizaje profundo”.

La IA comenzó a desarrollarse en la década de 1950 con el famoso Test de Alan Turing (1912-54), y en 1978 comenzaron los primeros estudios sobre IA en China. En la IA1, sin embargo, su progreso fue relativamente pequeño. Los progresos reales se han logrado principalmente en los últimos 20 años, por lo tanto, la IA2.

La IA es conocida por la industria de la información tradicional, normalmente las empresas de Internet. Esto ha adquirido y acumulado un gran número de usuarios en el proceso de desarrollo, y luego ha establecido los patrones o perfiles correspondientes basados en estas adquisiciones, es decir, el llamado “gráfico de conocimiento de las preferencias del usuario”. Tomando como ejemplo la entrega de algunos productos, decenas o incluso cientos de millones de datos consistentes en las posiciones de los usuarios y distribuidores, así como la información sobre la ubicación de los compradores potenciales, se incorporan a una base de datos y luego se emparejan y optimizan a través de algoritmos de IA: todo esto obviamente mejora la eficacia del comercio y la velocidad de entrega.

Al mejorar las industrias tradicionales de esta manera, se han logrado grandes beneficios. China está liderando el camino y está a la vanguardia en este sentido: reconocimiento facial, altavoces inteligentes, servicio inteligente al cliente, etc. En los últimos años, no sólo un número creciente de empresas ha comenzado a aplicar la IA, sino que la propia IA también se ha convertido en una de las direcciones profesionales que preocupa a los candidatos en los exámenes de ingreso a la universidad.

Según las estadísticas, hay 40 empresas de IA en el mundo con una facturación de más de mil millones de dólares, 20 de ellas en Estados Unidos y unas 15 en China. En términos cuantitativos, China ocupa firmemente el segundo lugar. Cabe señalar, sin embargo, que aunque estas empresas tienen altas calificaciones, su rentabilidad sigue siendo limitada y la mayoría de ellas incluso pueden arrojar pérdidas.

El sector principal de la IA debería ser independiente de la industria de la información y debería abrirse cada vez más al transporte, la medicina, el tejido urbano y las industrias lideradas independientemente por la tecnología de IA. Estos sectores ya se están desarrollando en China.

China representa más de un tercio de las empresas emergentes de IA del mundo. Y aunque la cantidad es alta, la calidad aún debe mejorarse. En primer lugar, los escenarios de aplicación son limitados. Además del reconocimiento facial, la seguridad, etc., otros campos no son fáciles de usar y están expuestos a riesgos como 1) inseguridad de datos y 2) inseguridad del algoritmo. Estos dos aspectos son actualmente los principales factores que limitan el desarrollo de la industria de la IA, que corre el peligro de ser presa de hackers de origen conocido.

Con respecto a la inseguridad de los datos, sabemos que el efecto de las aplicaciones de IA depende en gran medida de la calidad de los datos, lo que implica problemas de seguridad como la pérdida de privacidad (es decir, la seguridad del Estado). Si no se resuelve el problema de la protección de la privacidad, la industria de la IA no puede desarrollarse de manera saludable, ya que estaría trabajando para terceros «desconocidos».

Cuando iniciamos sesión en una página web y nos dicen que lo más importante para ellos es la privacidad de los usuarios, esto es una mentira ya que incluso los hackers adolescentes conocen programas para violarla: al menos China nos habla de la risa de tales declaraciones políticamente correctas.

El segundo tema importante es la inseguridad del algoritmo. El llamado algoritmo inseguro es un modelo que se utiliza en condiciones específicas y no funcionará si las condiciones son diferentes. Esto también se denomina “inconsistencia”, es decir, la vulnerabilidad del algoritmo al entorno de prueba.

Tomando como ejemplo la conducción autónoma, es imposible considerar todos los escenarios durante la formación de IA y hacer frente a nuevas emergencias cuando se producen eventos inesperados. Al mismo tiempo, esta vulnerabilidad también hace que los sistemas de IA sean permeables a ataques, engaños y fraudes.

El problema de la seguridad en la IA no radica en los discursos y palabras vacíos de los políticos, sino que debe resolverse desde un punto de vista técnico. En esta distinción se basa la IA3.

Tiene una ruta de desarrollo que combina la IA basada en el conocimiento de primera generación y la IA basada en datos de segunda generación. Utiliza los cuatro elementos -conocimiento, datos, algoritmos y potencia informática- para establecer una nueva teoría y métodos interpretables y robustos para una tecnología segura, creíble y confiable.

Por el momento, la IA2 caracterizada por el aprendizaje profundo todavía se encuentra en una fase de crecimiento y, por lo tanto, surge la pregunta de si la industria puede aceptar el concepto de desarrollo de la IA3.

Como se ha visto anteriormente, la IA se ha estado desarrollando durante más de 70 años y ahora parece ser un “prólogo”.

Actualmente la mayoría de la gente no es capaz de aceptar el concepto de IA3 porque todo el mundo esperaba más avances en la IA2. Todo el mundo sentía que la IA podía seguir desarrollándose confiando en el aprendizaje y no en el procesamiento. Los primeros pasos de la IA3 en China tuvieron lugar a principios de 2015 y en 2018.

La AI3 tiene que resolver problemas de seguridad desde un punto de vista técnico. En concreto, el enfoque consiste en combinar conocimientos y datos. Algunas investigaciones relacionadas se han llevado a cabo en China en los últimos cuatro o cinco años y los resultados también se han aplicado a nivel industrial. La plataforma de seguridad de datos RealSecure y la plataforma de seguridad de algoritmos RealSafe son evidencia directa de estos éxitos.

Lo que hay que subrayar es que estas actividades sólo pueden resolver problemas de seguridad particulares en circunstancias específicas. En otras palabras, el problema de la seguridad de la IA aún no ha encontrado una solución fundamental, y es probable que se convierta en un tema de larga duración sin una solución definitiva ya que —sólo para usar una metáfora— una vez que se encuentra el candado, siempre hay un ladrón experto. En el futuro, el campo de la seguridad de la IA estará en un estado de confrontación continua entre la infracción externa y la defensa interna, por lo tanto, los algoritmos deben actualizarse constante y continuamente.

La progresión de la IA3 será un proceso natural a largo plazo. Afortunadamente, sin embargo, hay una característica importante de IA, es decir, que cada resultado puesto en la mesa siempre tiene un gran valor de aplicación. Esta es también una de las razones importantes por las que todos los países conceden gran importancia al desarrollo de la IA, ya que su interés nacional y su independencia real están en juego.

Con cambios en todo el mundo y una economía global en profunda recesión debido a Covid-19, el próximo 14º Plan Quinquenal (2021-25) de la República Popular China será la hoja de ruta para alcanzar los objetivos de desarrollo del país en medio de la agitación global.

Dado que la IA está incluida en el plan antes mencionado, su desarrollo también abordará muchos “cuellos de botella de seguridad”. En primer lugar, existe una amplia brecha en la innovación y aplicación de la IA en el campo de la seguridad de la red, y muchos escenarios todavía están en la etapa de exploración e investigación académica.

En segundo lugar, la IA carece de una evaluación sistemática de la seguridad y existen graves riesgos en todos los aspectos del software y el hardware. Además, el entorno de investigación e innovación en materia de seguridad de la IA aún no está en su apogeo y la industria nacional china pertinente aún no está en la primera posición, buscando más experiencia.

Desde 2017, en respuesta al Plan de Desarrollo de la IA3 emitido por el Consejo de Estado, 15 Ministerios y Comisiones, entre ellos el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Comisión de Desarrollo y Reforma, etc., han establecido conjuntamente una plataforma de innovación. Esta plataforma está formada por empresas líderes en la industria, centrándose en la innovación abierta en el segmento de IA.

En la actualidad, gracias a esta plataforma, se han logrado muchos logros en el ámbito de la seguridad. Como primer equipo del mundo en llevar a cabo investigaciones sobre infraestructura de IA desde una perspectiva de implementación del sistema, se han encontrado más de 100 vulnerabilidades en los principales marcos de aprendizaje automático y componentes dependientes en China.

El número de vulnerabilidades hace que los investigadores chinos ocupen el primer lugar en el mundo. Al mismo tiempo, se está estudiando un futuro plan de innovación -desarrollado y lanzado para abrir decenas de miles de millones de big data de seguridad- para promover la solución a aquellos problemas que necesitan actualizaciones continuas.

El informe de trabajo del gobierno promueve la cooperación académica e impulsa a la industria y a las universidades a llevar a cabo investigaciones innovadoras sobre tres aspectos: a) comparación de la seguridad del algoritmo de IA; 2) Detección de seguridad de infraestructura de IA; 3) Aplicaciones de IA en escenarios clave de seguridad del ciberespacio.

A través de investigaciones teóricas y básicas de última generación, también necesitamos proporcionar reservas técnicas para la construcción de plataformas básicas de hardware de IA y software de código abierto (es decir, programas que no están protegidos por derechos de autor y pueden ser modificados libremente por los usuarios) y plataformas de detección de seguridad de IA, a fin de reducir los riesgos inherentes a la tecnología de seguridad de IA y garantizar el desarrollo saludable de la propia IA.

Con referencia específica a la seguridad, el 23 de marzo se anunció que los Ministros de Asuntos Exteriores chino y ruso habían firmado una declaración conjunta sobre diversas cuestiones actuales de gobernanza mundial.

La declaración subraya que la continua propagación de la pandemia Covid-19 ha acelerado la evolución de la escena internacional, ha causado un nuevo desequilibrio en el sistema de gobernanza global y ha afectado el proceso de desarrollo económico, mientras que han surgido nuevas amenazas y desafíos globales uno tras otro y el mundo ha entrado en un período de cambios turbulentos. La declaración hace un llamamiento a la comunidad internacional para dejar de lado las diferencias, construir el consenso, fortalecer la coordinación, preservar la paz mundial y la estabilidad geoestratégica, así como promover la construcción de un orden internacional multipolar más equitativo, democrático y racional.

En vista de garantizar todo esto, la independencia consagrada por el derecho internacional obviamente no es suficiente, ni la posesión de disuasión nuclear. Lo que se necesita, en cambio, es el control absoluto de la seguridad de la información en el país, que a su vez orienta y dirige los sistemas de armas, cuyo control remoto es la presa codiciosa de los sospechosos habituales.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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CHINA, POLÍTICA EXTERIOR Y CAMBIO CLIMÁTICO

Isabel Stanganelli*

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La cuestión del cambio climático ha obrado como uno de los disparadores más sólidos a favor de la búsqueda de energías alternativas desde la década de 1980. Numerosas reuniones procuraron alcanzar un acuerdo global sobre el régimen climático posterior a 2012, año de vencimiento del Protocolo de Kyoto mediante el cual los países industrializados se comprometieron a reducir —para el período 2008-2012— sus emisiones colectivas de gases que causan el efecto de invernadero en un 5,2%, respecto a 1990.

El acuerdo fue suscrito en la ciudad japonesa de Kioto el 10 de diciembre de 1997 por 34 países industrializados. Para que el protocolo entrara en vigor, tenía que ser ratificado por los países industrializados causantes del 55% de las emisiones de estos gases pero cuatro de ellos no lo hicieron: Estados Unidos (responsable por el 36,1% de las emisiones entre los países industrializados en 1990), Australia (2,1%), Liechtenstein (0,001%) y Mónaco (0,001%).

Los Estados Unidos argumentaron que esa firma no solo dañaba su desarrollo económico al obligarlos a destinar presupuesto a innovaciones tecnológicas sino que aducía que existían países menos obligados por ser subdesarrollados que contaminaban más. Se refería a Brasil, China, India, México, entre otros. Obviamente Washington no participó del encuentro de la ONU en Japón.

Independientemente de la importancia del tema para la supervivencia de la vida en el planeta, esta cuestión presenta aristas personales. Fui seleccionada con seis meses de anticipación para asesorar a la delegación argentina en Kioto. Las carpetas coincidían con la posición común de nuestros vecinos de América del Sur. Entonces se apersonó la Sra. María Julia Alsogaray como portavoz del entonces presidente e indicó que Argentina firmaría en consonancia con los Estados Unidos. O sea: no firmó. Impotencia de la delegación y obviamente también mía.

Casi 20 años después, la crisis ucraniana de 2014 fue testigo de profundos cambios en los patrones energéticos mundiales. La politización de conflictos previos por el gas natural que importaba desde la Federación de Rusia y en gran parte transportaba hacia Europa occidental, significó arduas negociaciones y finalmente descartó el proyecto de gasoducto South Stream, el 1º de diciembre de ese año, destinado a abastecer a clientes europeos.

Ante esta situación se incrementaron los esfuerzos europeos de búsqueda de otros proveedores. Cabe acotar que estas fuentes solamente podrían sustituir parte de los hidrocarburos necesarios y que luego del accidente nuclear de Fukushima I, Japón, en marzo 2011, esa fuente resultaba controversial.

Por otra parte, rigen sanciones contra las exportaciones e inversiones en tecnologías de vanguardia aplicadas a la exploración y explotación de petróleo ruso que se suman a la violenta caída del precio del petróleo en los mercados internacionales. Esta situación guarda relación con el ingreso de Estados Unidos como país exportador, políticas de la OPEP y reducción de la demanda mundial —notoriamente de China—, entre otras causas.

Los acontecimientos originados en 2014 pusieron en marcha procesos cuya evolución está produciendo cambios en las actividades de producción de energía, en los hábitos de consumo y en las decisiones políticas en el mundo. Han sido muchos los esfuerzos internacionales para intentar revertir el calentamiento planetario. Una de las más importantes iniciativas guardó relación con la sustitución de los hidrocarburos y combustibles fósiles por otras fuentes alternativas de energía. Se han realizado inversiones notorias en fuentes solares, eólicas, mareomotrices, undimotrices y otras. Al mismo tiempo, se enunciaron objetivos para reducir la emisión de contaminantes, tanto en el mundo desarrollado como en el que no lo está. Todos estos objetivos encontraron obstáculos y desacuerdos. En la Cumbre Renovables 2005, realizada en Alemania, así como en las realizadas con posterioridad, tampoco se lograron acuerdos rotundos. En aquel caso se propuso que el 14% de la energía producida en el mundo proviniera de fuentes alternativas. Estados como Brasil y China, en su condición de países subdesarrollados, superaban entonces ese porcentaje en su matriz energética. Se puede destacar la posición de India, que destacó que cumpliría con todos los objetivos establecidos pero que no firmaría ningún acuerdo, pues no deseaba verse obligada por un documento internacional. Estos tres casos se destacan pues en su calidad de países subdesarrollados, los plazos para lograr los objetivos establecidos en Cumbres previas eran más largos y podían contar con ayuda internacional para alcanzarlos. Hemos visto que esta normativa fue cuestionada por Estados Unidos para no adherir a los acuerdos. Los argumentos de Estados Unidos para evitar compromisos fueron emulados por otros Estados.

El hecho es que a pesar de los años trascurridos, la reducción del precio internacional del barril de petróleo vuelve cada vez más costoso el desarrollo de fuentes convencionales y alternativas de producción energética en función de la ecuación costo-beneficios. Solo las mayores petroleras podrían sostenerse diversificándose contando con su capacidad de adaptarse a las nuevas normas del mercado, a la competencia resultante y al respaldo económico que les otorga más tiempo que a otras empresas de menor envergadura.

Mientras Rusia y China adoptaron desde 2014 medidas de cooperación energética, Estados Unidos se aseguró el primer lugar como país exportador de petróleo extra OPEP y varios países europeos están retornando al uso del carbón, si bien en condiciones ambientales menos contaminantes que las históricas.

En estas circunstancias, en 2020, China anunció planes para lograr cero emisiones para 2060. Junto con la exportación de su vacuna Covid-19 constituyen dos manifestaciones de soft power. Volviendo al cambio climático, el Presidente Xi Jinping en la cumbre del Día de la Tierra —22 de abril 2021— del presidente estadounidense Joe Biden, Xi señaló la estrategia esbozada en el 14º Plan Quinquenal de China para limitar el crecimiento del consumo de carbón y lograr la neutralidad del carbono para 2060.

El 20 de abril, Xi se había comunicado con el príncipe saudí Mohammad bin Salman apoyando las propuestas y medidas de Arabia Saudí a respecto. Una semana antes, Xi se reunió con la canciller Angela Merkel y el presidente Emmanuel Macron y acordaron trabajar más estrechamente en el cambio climático. No debería considerarse un gesto geopolítico… pero la diplomacia con Occidente es más que evidente.

Biden sostuvo una continuidad con su predecesor Trump en cuanto a una competencia estratégica con China aunque no descartó cooperar con Beijing en cuestiones transnacionales que requieren una respuesta colectiva —como el cambio climático—. Este tema puede ser una oportunidad para relaciones más benignas entre los mayores poderes y al mismo tiempo cambiar la mirada de Occidente sobre China, apaciguando tanto a la audiencia nacional como a la internacional.

Además, la exportación de fuentes de energía alternativa “made in China” es un objetivo más de inversión china.

 

* Profesora y Doctora en Geografía (UNLP). Magíster en Relaciones Internacionales (UNLP). Secretaria Académica del CEID y de la SAEEG. Es experta en cuestiones de Geopolítica, Política Internacional y en Fuentes de energía, cambio climático y su impacto en poblaciones carenciadas. 

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LA RELACIÓN ENTRE CHINA Y AMÉRICA LATINA DEBE SER DE MUTUO BENEFICIO

Marcelo Javier de los Reyes*

El artículo de la profesora de la Universidad Complutense de Madrid Gisela Brito, acerca de las relaciones de la República Popular China con los países de América Latina y del Caribe[1], recurre a un extenso e interesante abordaje teórico de la geopolítica basándose en otros autores, aportando tres ámbitos de la disciplina que podrían sintetizarse en geopolítica formal, geopolítica práctica y geopolítica popular. Inmediatamente agrega que el ámbito de su trabajo es el de la geopolítica práctica para luego recurrir a varios documentos oficiales con el propósito de realizar “una revisión de los principales ejes que configuran la política exterior China en las últimas décadas, sobre todo en el período abierto a partir de la finalización de la Guerra Fría”. También apela sintéticamente a la historia de China para llegar al período de su interés que se centra en la post Guerra Fría.

El triunfo de las fuerzas de Mao Zedong permitió la proclamación de la República Popular el 1º de octubre de 1949, en la Puerta de Tiananmén. Con ese acto se puso fin a dos décadas de lucha entre los comunistas y los nacionalistas chinos, quienes una vez derrotados huyeron a la isla de Taiwán donde crearon la República de China, que fue la que tuvo su asiento como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Por su parte, Mao consolidó su visión particular del comunismo que pasó a denominarse “maoísmo”, el cual logró una fuerte acogida en otros líderes políticos de Asia, África y América Latina, habida cuenta que China era percibida como un país del Tercer Mundo. Su base proletaria residía en el campesinado, mientras que en la Unión Soviética la clase obrera industrial sería el engranaje que movería la revolución. En teoría debía ser así, pero el motor siempre está en la intelectualidad más que en el proletariado.

Para evitar la restauración del capitalismo, Mao Zedong implementó la “Revolución Cultural” que, en verdad, sirvió para neutralizar a los originales comunistas que cuestionaban su visión. En este sentido, en 1956 puso en marcha la “Campaña de las cien Flores”, con la intención de fomentar el debate público pero que luego sirvió para atacar a los intelectuales que lo ponían en práctica[2].

Dos años más tarde, en 1958, mediante el “Gran Salto Adelante” tomó distancia del comunismo de la Unión Soviética. Se trató de un plan de desarrollo que fracasó y produjo una gran hambruna que causó la muerte de entre 20 y 45 millones de chinos, una cifra que nunca pudo ser precisada. Otro fracaso de la gestión de Mao fue “la guerra contra los gorriones”, a los que acusaba de diezmar las cosechas. Ciudadanos de los pueblos salieron a hacer ruido para mantener asustados y en vuelo a las aves, las que caían al suelo exhaustas. En los casos en que fuera necesario también las mataban en vuelo. Lo que no tuvieron en cuenta es que los gorriones se comían a los insectos, por lo que la matanza de estas aves dio origen a la aparición de plagas de langostas que no encontraron un equilibrio natural. Para subsanar este error, el régimen chino debió importar en forma secreta gorriones desde la Unión Soviética.

Una segunda revolución cultural tuvo lugar entre 1966 y 1969, con el objetivo de profundizar el socialismo, pero en verdad fue para bloquear la acción de los dirigentes de su partido que criticaban la hambruna, como Lui Shaoqi y Deng Xiaoping, quien lo reemplazaría luego de su muerte en 1976.

Fue así como el sistema económico centralizado en el Estado fracasó y recién con Deng Xiaoping —quien impulsó la apertura al exterior a través de la instalación de Zonas Económicas Especiales— fue que China comenzó a transitar el camino que la convirtió en una de las principales economías del mundo emergente. En su libro dedicado a China, Henry Kissinger expresa:

Únicamente quienes vivieron en la China de Mao Zedong pueden valorar en toda su extensión las transformaciones llevadas a cabo por Deng Xiaoping. […] Mao destruyó la China tradicional y utilizó los escombros como elemento básico para la modernización definitiva. Deng tuvo el valor de basar la modernización en la iniciativa y la resistencia de los chinos. Abolió las comunas y fomentó la autonomía provincial para iniciar lo que él denominó ‘el socialismo con características chinas’. La China de hoy en día —la segunda economía del mundo en cuanto a volumen, la que posee mayores reservas de divisas, con numerosas ciudades que presumen de rascacielos más altos que el Empire State— constituye un tributo a la visión, la tenacidad y el sentido común de Deng.[3]

Es justamente a Henry Kissinger a quien debe reconocérsele la transformación que habría de llevar a China a su posición actual y esto se debió a la necesidad de aprovechar el quiebre ideológico existente entre Beijing y Moscú. Kissinger visitó China como secretario de Estado en 1971. Ese fue el punto de partida del viraje de la política exterior estadounidense, sacrificando a su tradicional aliado, Taiwán, en favor de la República Popular China. El viaje de Kissinger fue preparatorio de la visita del presidente Richard Nixon en 1972, con la cual se puso la piedra fundamental de una nueva relación entre China y Occidente. Pero esta estrategia no sólo se debió al cisma ideológico que los chinos presentaron ante los soviéticos sino que también se derivó de un momento de debilidad para ambos actores: China estaba estancada con su Revolución Cultural o con su propia “revolución comunista” mientras que Estados Unidos estaba fracasando en su guerra de Vietnam, la que también perdía en su frente interno con las manifestaciones que se llevaban a cabo en contra de la guerra. De tal manera que ese viraje fue una estrategia de gran importancia para ambos países y el punto de partida que le permitió a Deng Xiaoping llevar adelante la modernización de China.

Es bastante probable que sin este viraje en la política exterior estadounidense, China no se hubiera encontrado en una ventajosa situación durante la post Guerra Fría. Cierto es, como dice la profesora Brito, que la gran apertura de estos últimos años es obra de Xi Xinping, quien la implementó desde el inicio de su presidencia en 2013.

En marzo de 2013 el Parlamento de China nombró como nuevo presidente a Xi Jinping, quien había asumido como líder del Partido Comunista Chino en noviembre de 2012. Inmediatamente, el 22 de marzo de 2013, el nuevo presidente de China se trasladó a Rusia en su primer viaje al extranjero desde que asumió. La agenda con el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, contemplaba temas referentes a los recursos de petróleo y gas, así como a proyecto de ductos para vincular los extensos campos de gas de Rusia con China[4]. Una nueva alianza estratégica comenzaba entre China y Rusia.

Tal como lo expresa la profesora Brito, es con la estrategia implementada por el tándem Kissinger-Nixon que China puede acercarse a América Latina pero más aún a partir de la asunción de Xi Jinping, quien procura instalar a su país como gran potencia mundial, para lo cual propuso la Iniciativa Franja y Ruta que, obviamente, también incluye a nuestra región.

Si se comparan los aportes que puede brindar el modelo de desarrollo que propone China frente al que tradicionalmente ha propuesto Estados Unidos, quizás puedan apreciarse algunos beneficios pero, de ninguna manera puede considerarse tan positiva la visión que expone la profesora Brito.

América Latina y el Caribe, tras su proceso independentista, han sufrido el accionar del imperialismo británico y del imperialismo estadounidense y no ha logrado con éxito encontrar su propio modelo de desarrollo. En los comienzos del siglo XXI la expansión de China obedece a las mismas necesidades que tuvieron sus predecesores: explotación de recursos naturales, adquisición de empresas, instalación de empresas de servicios y escaso o nulo desarrollo industrial.

Cabe recordar que la geopolítica llegó a su máxima expresión con Karl Haushofer (1869-1946) quien no aceptó la “mutilación” que había sufrido Alemania con su derrota en 1918 y desarrolló la teoría del Lebensraum o del “espacio vital” para albergar y alimentar a la —entonces— creciente población alemana. Se trataba de una concepción imperialista que ponía fin a la idea de las fronteras como líneas rígidas para concebirlas como “organismos vivos que se extienden y se contraen, del mismo modo que la piel y otros órganos protectores del cuerpo humano”[5]. Asociada al nazismo la geopolítica como ciencia cayó en desgracia y fue considerada un tema tabú. Sin embargo, siguió siendo utilizada por las mismas potencias que la proscribieron.

Lo que ha hecho Estados Unidos con sus guerras inventadas ha sido la implementación del Lebensraum para apropiarse de los recursos que precisaba para sostener su propio desarrollo. A diferencia de Estados Unidos, China implementa una política de desarrollo que se muestra como socia de los demás países, como lo hace en África y América Latina, pero en el fondo es la ejecución de la teoría del Lebensraum en forma pacífica. La compra de empresas por parte de compañías chinas, como lo demuestra el Mutún en Bolivia o Sierra Grande en Argentina, por citar unos pocos ejemplos, no implicó un desarrollo de las compañías adquiridas sino, todo lo contrario, su paralización. Del mismo modo habrá que recordar que también vinieron obreros chinos para construir la base del Espacio Lejano de China en Neuquén. La depredación de las riquezas ictícolas en Asia y en el Atlántico Sur por parte de las enormes flotas pesqueras chinas, es otro ejemplo.

La relación entre nuestra región y China debe darse en el marco de un beneficio mutuo, que no se limiten a la venta de empresas que luego quedarán paralizadas y/o a la exportación de productos primarios a cambio de la importación de productos manufacturados. Este tipo de intercambios ya lo conocemos y con el tiempo los resultados para las respectivas poblaciones serán los mismos que hemos venido experimentando en la región desde hace largas décadas: desindustrialización, desempleo y pobreza.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] Gisela Brito. “La política exterior China y su proyección hacia América Latina y el Caribe en el siglo XXI. Imaginarios y representaciones geopolíticas”. Geopolítica(s). Revista de estudios sobre espacio y poder, Universidad Complutense de Madrid, vol. 9, 2018, p. 63-85.

[2] Henry Kissinger. China. Buenos Aires: Debate, 2012, p. 126.

[3] Ibíd., p. 336.

[4] Marcelo Javier de los Reyes. “La cooperación Sino-Rusa en el Lejano Oriente Ruso”. Anuario del CEID 2018, https://saeeg.org/wp-content/uploads/2019/04/CEID-ANUARIO-2018.pdf  

[5] Ratzel, Kjellen, Mackinder, Haushofer, Hillon, Weigert, Spykman. Antología geopolítica. Buenos Aires: Pleamar, 1975, p. 92.

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