FUMANDO EN EL POLVORÍN

Heriberto Justo Auel*

Imagen de ThePixelman en Pixabay 

“No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo”.

Aristóteles -384/332 a. C.

 

  1. La opción nuclear en el Norte Europeo.
  2. La opción revolucionaria castro-chavista en el Sur Americano.
1. La opción nuclear en el Norte

Recientemente —el 04/07/2022— el IEEBA publicó “La Guerra en Ucrania, la Disuasión Ausente y la Inseguridad Argentina” (1). Decíamos en él:

“Ucrania es un país clave para la Seguridad de la UE y de una gran importancia para la maniobra geopolítica china en curso, en la búsqueda de la hegemonía mundial. Oficialmente la OTAN nunca se animó a invitar a Ucrania para formar parte de la Alianza. Había conciencia de la hipersensibilidad histórica de Rusia por su seguridad, en particular en la frontera Oeste.

Sin embargo la inclusión de Ucrania en la UE/OTAN fue impulsada por —vía indirecta privada— a lo largo de décadas, por las fuerzas del “globalismo occidental”. En 1997 se le otorgó a Kiev una “relación privilegiada” con la Carta Atlántica. En 2008 se dio lugar a su “Revisión” y en 2009 se creó la “Comisión Ucrania-OTAN”. En 2016 —dos años después de la ocupación rusa de Crimea— la OTAN aprobó en Varsovia el “Programa de Amplia Asistencia a Ucrania”, orientado a capacitar a sus FF.AA. en guerra híbrida y ciber-guerra y a partir de la invasión rusa —24/02/2022— la OTAN coordinó toda la asistencia occidental a Ucrania en la “3ra. guerra civil europea” —que la UE/OTAN “culturalmente contractivas”— no quisieron ni supieron evitar y esta —como ocurrió con las anteriores— podría evolucionar a “guerra mundial”, en un ambiente internacional nuclear carente de “disuasión”.

Días después —21/07/2022— el IEEBA publicó “Y… ¿si Putin apretara el botón rojo?” (2). En él se agregaba, recordando la sentencia de Einstein, “Dios no juega a los dados”:

“A partir del lanzamiento nuclear sobre Japón —en 1945— la presencia de los arsenales de Armas de Destrucción Masiva —ADM— expande el espectro del conflicto. Surge en uno de sus extremos la probabilidad de la hecatombeel invierno nuclear— y, en el otro, la probable regresión a las formas más primitivas de la violencia: el terrorismo. La ciencia y el arte de la Estrategia inicia en esa fecha una nueva etapa —compleja, innovadora y cambiante—. La hemos llamado “Estrategia Contemporánea” —EC—.

Aparecen actores “no estatales” y “Estados Fallidos” irresponsables. El 24/02/2022 Putin invadió a Ucrania —a través de una “Operación Especial”— iniciando la “3ra Guerra Civil Europea” —híbrida, asimétrica, limitada y eventualmente nuclear— incardinada en la guerra mundial en curso —la contraterrorista globalCTG— que dada la envergadura de su evolución podría cambiar su inicial patronímico por uno más apropiado. El paso por dar —para mundializarse— es muy corto.

Esta eventual nueva Guerra Mundial —natural evolución dentro de la CTG—, sin disuasión, podría escalar a nivel de guerra mundial nuclear: la hecatombe/invierno nuclear. Hemos señalado esta probabilidad —tangencialmente— en nuestros últimos ensayos. Hoy vamos a desarrollar un elemental ejercicio teórico/estratégico, de posibilidades probables”: Planteábamos las siguientes —en el caso de que Moscú lanzara un primer golpe nuclear, aunque fuere táctico—:

“OPCIÓN 1:

EE.UU./OTAN condenan retóricamente la detonación nuclear rusa y no reaccionan militarmente.

OPCIÓN 2:

EE.UU./OTAN reaccionan con sus armas nucleares.

OPCIÓN 3:

EE.UU./OTAN ingresan a la guerra —directamente— con movilización convencional terrestre y aérea, en gran escala”.

El tiempo cronológico nos indicará —en su devenir— a cuál de ellas nos estamos acercando. Nuestras apreciaciones se valen normalmente de las publicaciones de la prensa especializada, pero hoy ya contamos con la del actual Jefe del Comando Estratégico de EE.UU. —el Almirante Charles Richard— (3), que valora como “posible” —sería peligroso si lo calificara como “probable”— al conflicto, ´con una potencia nuclear´, dice el Almirante:

“Rusia y China pueden escalar a cualquier nivel de violencia que elijan, en cualquier dominio y con cualquier instrumento de poder, en todo el mundo. Washington no se ha enfrentado con competidores y oponentes como estos, desde hace tiempo. No sabemos adónde la amenaza va a terminar si por parte de Rusia ella sigue aumentando, junto con otros desafíos a los que nos enfrentamos”.

Esta apreciación —desde los EE.UU.— coincide con la de un alto funcionario moscovita, Dimitri Medvédev (4), expresidente y hoy vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, que declaró: “Imaginemos que Rusia se ve obligada a utilizar el arma más temible contra el régimen ucraniano, que ha cometido un acto de agresión a gran escala, peligroso para la existencia misma de nuestro Estado. Creo que la OTAN no interferirá directamente en el conflicto, incluso en este escenario” y agregó: “Los demagogos al otro lado del Océano y en Europa, no van a morir en un apocalipsis nuclear. Tengo que recordárselo de nuevo, para aquellos oídos sordos que solo se escuchan a sí mismos: Rusia tiene derecho a utilizar armas nucleares si es necesario”.

La declaración de Medvédev fue respuesta a la “advertencia” del asesor de seguridad de la Casa Blanca, Jake Sullivan (4), quien afirmó: “hay que tomarse muy en serio el posible uso de armas nucleares, por primera vez desde la IIGM”.

Esta situación nos recuerda una anécdota del Grl San Martín —en El Plumerillo— cuando se presentó ante la puerta de un polvorín, para ingresar vistiendo espuelas. El centinela cumplió con su consigna y se lo impidió. Ello le valió al soldado una felicitación pública de su Jefe. Los diferentes actores de la guerra en desarrollo “fuman en el polvorín” y pareciera que no hay centinela alguno que los detenga. Pareciera que no quieren “sacarse las espuelas”.

El 21/07/2022 (2) decíamos:Putin ha logrado el apoyo asiático con China y la India a la cabeza, con lo que ha diluido a las sanciones económicas y financieras de Occidente. Queda el recurso de convencer a los asiáticos para que condicionen su apoyo a Putin, siempre que se abstenga del empleo nuclear. ¿Tiene Occidente “prendas de negociación” para lograr esa actitud de los gigantes del Oriente? No. A la vista, no existen”.

Nos preguntamos si Biden o Úrsula von der Leyen ¿no están fumando en el polvorín? El Estagirita —padre de la Lógica Occidental— planteó hace más de dos mil años que “No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo”. Hoy —en términos estratégicos— lo diríamos así: “Los objetivos de los fumadores ¿son los óptimos para el hemisferio?”. La oportunidad —para negociar— podría estar presente, pero ¿se la quiere ver?

El portavoz de la Cancillería china —Wang Wenbin— acaba de expresar: “Hacemos un llamado a las partes relevantes para que realicen un alto el fuego a través del dialogo y la consulta y encuentren una solución que se adapte a las preocupaciones legítimas de seguridad de todas las partes, lo antes posible”. Simultáneamente, Scott Pelley le preguntó a Biden: “¿Qué le diría a Putin ante la posibilidad de empleo de armas nucleares o químicas?”. El presidente le respondió: “No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas. Cambiaría el rostro de la guerra, como algo distinto a lo que hemos visto desde la IIGM”.

Pero hasta hoy no conocemos la iniciativa de EE.UU./UE para reunirse con China/India y encontrar el camino de la Paz.

¿Existe algún otro camino para encontrar una alternativa al “invierno nuclear”? No lo creemos. Lo hemos planteado en (1): son urgenteslos buenos oficios y la mediación” de los EE.UU/UE y China/India”. Los “progresistas occidentales” están controlados por las fuerzas del “globalismo” o “mundialismo” que destruye al Occidente Cristiano desde su núcleo fundador (5).

Los dos Papas que conviven en Santa Marta son la representación viviente —en su cimiento— de la fractura cultural de nuestro Hemisferio.

Thomas Friedman (6) —desde su reconocida experiencia belígera— se pregunta: “¿Cómo termina esta guerra con un resultado estable?”, y responde:

    1. Intento de victoria ucraniana total: traería como consecuencia el empleo nuclear por parte de Putin.
    2. Acuerdo sucio con Putin: asegura un alto el fuego, pero divide a Occidente y enfurece al sector nacionalista de los ucranianos.
    3. Acuerdo menos sucio con Putin: ambos contendientes podrían aceptarlo, pero Putin sería eyectado en Moscú —por el fracaso de la guerra— y esto también conlleva el empleo nuclear.

La conclusión de Friedman —luego de un detallado análisis— es que“que ninguna solución es fácil”. De ello no nos quedan dudas y pensamos que la Canciller en retiro —Ángela Merkel— tiene plena razón cuando dijo recientemente: es necesario incorporar a Rusia en la arquitectura de seguridad europea, para tomar las riendas de su destino y abandonar la dependencia de Washington”.

Olaf Schulz —su sucesor en la Cancillería— le ha prestado oídos. No cree en EE.UU., pues Biden ha incumplido con sus promesas para reemplazar el gas faltante —para el invierno alemán que ya llega— y apuesta por mantener los contratos de gas con Moscú, que ante el ofrecimiento no ha demorado en proponer la rápida reparación del gasoducto Nord Stream I, recientemente saboteado, sin dejar de inculpar a los “atlantistas” por el hecho delictivo de trascendencia internacional.

Esta es una fisura en el bloque Occidental que coincide con la movilización rusa y la promesa de Moscú de “iniciar ahora a la guerra”, abandonando a la “Operación Especial” y a la “chatarra” de sus arsenales. Olaf le ha dado la espalda a las sanciones económicas establecidas por la OTAN y en particular a Polonia, Ucrania y EE.UU.

Mientras esto sucede y los frentes en Ucrania se reacomodan —ante el Grl Invierno— el viejo “Plan Primakov” toma encaminamiento y se produjeron —a fines de septiembre de 2022— los primeros ejercicios militares combinados —terrestres y aéreos— en territorio ruso, con la participación de China, la India y los países centroasiáticos.

Felipe Shajagún (7) ha predicho:Rusia se convertiría en un importante actor internacional independiente, aunque no en una superpotencia como las otras dos, que busca mantener un equilibrio, sin equidistancia, en el contexto de la rivalidad chino-estadounidense”.

Mientras los ideologizados líderes “atlantistas” fuman en el polvorín, China siente el efecto de la “3ra Guerra Civil Europea” y actúa con total realismo político para preservar su gigantesca maniobra geopolítica mundial, encaminando su “soft-power” por la “Franja de la Seda”, que tiene su límite occidental en la Cordillera de los Andes (7). La sola observación del mapa al pie da una idea de su envergadura, custodiada por su elaborada política exterior y sus resilientes pasos estratégicos en el Asia-Pacífico.

La influencia del gigante asiático en el mundo

François Hartog Albertville, Alpes franceses, 1946 profesor emérito de la prestigiosa Escuela Superior de Ciencias Sociales de París, está especializado en analizar el tiempo histórico. Afirma que “este tiempo vuelve a acelerarse en manos de Vladímir Putin o Xi Jinping, con permiso de la pandemia” en su última obra —“Chronos”, Editorial Gallimard— que recibió el “Gran Premio Gobert” de la Academia Francesa. Su pensamiento puede resumirse en una sola frase, que es título de una exposición que se encuentra disponible en Internet: “Putin piensa a largo plazo y Occidente está atrapado en el presentismo”. La dirigencia iberoamericana culturalmente parte de Occidente es un claro ejemplo de la asertiva expresión de Hartog. Es lo que veremos en el próximo punto 2.

2. La opción revolucionaria castro-chavista en el Sur Americano.

Nuestras dirigencias —de las más diversas ramas— están totalmente “atrapadas en el presentismo” —mirándose el ombligo— sin mañana, sin visión estratégica y a los “codazos para ganar algún mejor lugar”, mientras “fuman en el polvorín”. Si en unos días más Lula triunfara en la 2da. vuelta, con Petro en Colombia, AMLO en México, Castillo en Perú, Arce en Bolivia, Ortega en Nicaragua y Boric en Chile, hay que avisarles —a los argentinos que fuman— que los kk tienen asegurada la elección presidencial en el 2023.

A pesar de la evidente presencia activa —en los últimos 63 años— de la “revolución castro-chavista” en Iberoamérica y en particular en nuestra querida Argentina, nuestros académicos, intelectuales, políticos y periodistas jamás citan a la “revolución”. ¿Ignorancia, temor o compromiso? (8). Es muy extraño que “miren y no vean”. Como lo expresa Clausewitz en “De la Guerra”, la guerra —revolucionaria— es “como el camaleón”: cambia de formas y de color a través del tiempo. Como la serpiente, pierde la piel, pero sigue siendo serpiente. Ahora y aquí, es “híbrida/irrestricta” (9).

La “revolución castro-comunista” —hoy “castro-chavista”— después de la etapa que Heinz Dieterich llamara “Socialismo siglo XXI”, transita en nuestro país —1959/2022— la Séptima Campaña (10) —pues nunca se fue— cambió de ropaje, de dirección y de estrategias, pero siempre retuvo el objetivo: alcanzar el poder. Lo hizo reiteradamente y hoy está en el poder, bajo el simulacro mimetizado de “peronismo”, al que vació de doctrina y liderazgos. Es lo que nuestros “fumadores ciegos” llaman “populismo”.

Lula, que es apoyado como candidato al Planalto por gran parte de estos mismos “fumadores ciegos”, es cofundador —con Fidel— del elemento director —desde 1990— del proceso continental revolucionario comunista: el “Foro de San Pablo”. Lara Farias ha afirmado: a pesar de las sentencias absolutorias, Lula y los suyos están condenados por la historia como las cabezas del mecanismo de corrupción más perverso que se pudo haber ideado, para garantizarle al Foro de Sao Paulo su expansión. Y para garantizar que hasta el fin de los tiempos el socialismo iberoamericano sea sinónimo de corrupción e impunidad. (11).

Lara Farías se refiere a la creación de nuestra conocida Odebrecht”, y agrega: Por ‘manu militari´, con la justificación siempre presente del “interés de Estado”, se tenía a la empresa como la constructora oficial de la obra pública, de cualquier dimensión y en todo el territorio nacional”. A los argentinos ¿esto no les recuerda a “Austral Construcciones”? Pero no es el único arbitrio que aquí se intenta imitar. Así como Lula recuperó su libertad y —llamativamente— la posibilidad de volver a participar en elecciones a través de un fallo de la Corte —que él mismo había nombrado—, en Buenos Aires este arbitrio, que se intenta a través del aumento del número de Jueces de la Corte, —por ahora— no tiene viabilidad.

Es por ello por lo que —simultáneamente— están en plena gimnasia preparatoria las eventuales insurgencias que acompañarían a la sentencia por la causa Vialidad. Mientras la dirigencia “opositora” fuma en el polvorín argentino, bajo comando externo unificado del FSP se activaron los araucanos —RU/FARC— en Río Negro, el EPP en el Norte, los movimientos sociales, los sindicatos kk, los Colegios Secundarios en la CABA y el atentado contra “la jefa revolucionaria”, que huele mal, muy mal. Hay muchas anécdotas en los medios, pero “de aquello no se habla”. La “revolución” no se nombra.

La opción revolucionaria en el Sur Americano” queda hoy muy bien descripta por una “asociación de no fumadores” que hace años entendieron y se ocupan del grave conflicto que destruye a la Argentina. En una carta de lectores la “Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia”, expresa con absoluta claridad: 

La patria indefensa.

“En una excelente nota publicada el sábado pasado, Héctor Guyot concluye que ‘sin autoridad, sin ley, el país se desliza hacia un virtual estado de anarquía’. Asistimos a un penoso espectáculo de violencia, colegios secundarios tomados, acampes en la vía pública, empresas bloqueadas al borde del cierre. En el sur, el terrorismo secesionista disfrazado de ‘mapuche’, con apoyo y presencia de jerarcas montoneros, ataca a las fuerzas de seguridad, que tienen orden de no responder. Detrás de todos esos fenómenos se encuentra la izquierda revolucionaria, a quienes se les entregó en 2004 el diseño y manejo de una política de derechos humanos que mantiene desde entonces a la Justicia Federal abocada al juzgamiento de las más bajas jerarquías de las Fuerzas Armadas y de seguridad por hechos ocurridos hace 50 años, mientras sufre la sociedad el flagelo de la corrupción y el narcotráfico. El descalabro económico, la pobreza, la indigencia, la demolición de la familia, la gigantesca corrupción y la inacción tanto de la Justicia como de las fuerzas federales son fruto de esa alianza que le ofreció el kirchnerismo, y que los encuentra unidos en busca del caos, funcional al plan de impunidad de Cristina Kirchner.

Desde esta asociación hemos venido denunciando desde hace más de una década que la distorsión de los principios del derecho con el fin de reabrir los juicios de los 70 llevaría a la claudicación y sometimiento de la Justicia Federal, como parte del plan de saqueo del Estado y demolición de los principios republicanos. Estamos padeciendo sus efectos, un Estado fallido y una patria indefensa. Urge acabar con el populismo y restablecer la Justicia para alcanzar la concordia política”.

Alberto Solanet

Presidente

Carlos Bosch

Secretario

 

“No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo”.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

Citas y aclaraciones

(1). H. J. Auel. “La Guerra en Ucrania, la Disuasión Ausente y la Inseguridad Argentina”. IEEBA, 04/07/2022, www.ieeba.org.

(2). H. J. Auel. “Y… ¿si Putin apretara el botón rojo?”. IEEBA, 21/07/2022, www.ieeba.org.

(3). C. Richard. “Nuclear war is posible”. HomeWorld News. 22/09/2022.

(4). D. Medvédev. “No es broma”. Infobae, 27/09/2022.

(5). A. León. “Cuando los matones se tragan la soberbia”. Cubanet.org.

(6). T. Friedman. “Como podría terminar la guerra de Putin en Ucrania”. Reuters, 22/09/2022. Es un periodista y escritor estadounidense, ganador del Premio Pulitzer en tres oportunidades. Es columnista de The New York Times, en el que comenzó a trabajar como reportero en 1981, tras haber estudiado en El Cairo, Oxford, Boston y Beirut.

(7). H. J. Auel. “La Geopolítica del ´virus chino´”. IEEBA, mayo de 2020, www.ieeba.org.

(8). H. J. Auel. “Los Setenta nunca se fueron”. https://www.youtube.com/watch?v=YwZdfctGAK4&t=5338s.

(9). Q. Liang/W. Xiangsui. “Guerra sin restricciones”. Buenos Aires: Ed. Círculo Militar, agosto de 2021.

(10). H. J. Auel. “Guerra Contrarrevolucionaria en la Argentina”. IEEBA, julio de 2021, www.ieeba.org.

(11). D. Lara Farías. “‘Lava Jato’, Lula y la corrupción iberoamericana. Así funcionó el perverso mecanismo de corrupción”. La Gaceta, 30/09/2022, https://gaceta.es.

Artículo publicado por el 07/10/2022 por el Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires, (IEEBA).

ARGENTINA, QUÉ MOMENTO… UN GOBIERNO QUEBRADO

Juan Carlos Neves*

La dupla que compone el poder ejecutivo de Argentina presenta la singularidad de que el presidente, Fernández Alberto, fue escogido por la vicepresidenta, Fernández Cristina, que es quien tiene el poder político y territorial, lo que le permite detentar el poder real.

El proyecto que los unió fue una construcción típicamente de izquierda populista, con funcionarios provenientes de las llamadas «organizaciones sociales» que se apoyan en la creencia de que una emisión indiscriminada y volcada a financiar el consumo redunda en un círculo virtuoso, capaz de traer bienestar a las masas de desocupados subsidiados y sostenidos por el aporte estatal.

Pues bien, el proyecto ha fracasado.

No solo porque el modelo político demostró su inviabilidad por los choques del presidente y su vice, debido a los impiadosos ataques con que esta última trató de despegarse de los fracasos de la gestión, sino, y fundamentalmente, porque las variables económicas alcanzaron tal nivel de desborde que la caída del gobierno asomaba como inevitable.

En este punto, el gobierno de izquierda «nacional y popular” arrió sus banderas, inclinó la cabeza y entregó el manejo de la economía a Sergio Massa, socio menor de la coalición, que apunta a encarar un ajuste al más típico estilo ortodoxo para conformar al Fondo Monetario Internacional pero, sobre todo, para lograr sobrevivir.

Es posible y sumamente probable que en breve, las bases que apoyaron la llegada de los Fernández al gobierno, se rebelen contra esta nueva política absolutamente ajena a los postulados por los que votaron. Se teme que esta insatisfacción se dirima en las calles, donde ya se ven multitudinarias manifestaciones de detentadores de planes, que resultan insuficientes ante la flagrante inflación,  quienes por ahora organizan «piquetes» pacíficos pero capaces de interrumpir y alterar la vida cotidiana de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

Sería aventurado pronosticar si el Ministro Sergio Massa podrá encauzar la situación económica pero lo que está fuera de toda duda es que el proyecto del Gobierno quebró y se derrumbó en sus posturas ideológicas y quedó palmariamente demostrado que las políticas de izquierda populista pueden servir para ganar una elección pero son inútiles si se trata de conducir un país a la prosperidad y el éxito.

Una oposición confundida

Cuando se habla de oposición en Argentina la referencia obligada es la coalición que gobernó entre los años 2015 y 2019 en el que fueron derrotados por el actual gobierno del «Frente de Todos». Esta coalición la constituyen esencialmente el tradicional partido Radical y el joven partido PRO, fundado por el ex presidente Mauricio Macri, más algunos socios menores.

Luego del triunfo que obtuvieron en las elecciones legislativas de medio término en el año 2021, los líderes de esta coalición denominada JUNTOS comenzaron a solazarse leyendo encuestas que les permiten suponer que regresarán al gobierno en las próximas elecciones presidenciales del año 2023.

Existen, sin embargo, dos elementos negativos que ponen en cuestión ese pronóstico.

En primer término los antecedentes próximos, ya que JUNTOS estuvo lejos de satisfacer las expectativas en su anterior período de gestión en el que mantuvo una inflación elevada y creciente y aumentó los planes y subsidios. Además defraudó a quienes esperaban que terminara con el uso político de los derechos humanos, promovió leyes ajenas a sus bases como el proyecto de legalización del aborto y terminó contrayendo un préstamo de más de 40.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional que no dejó beneficios visibles pero sí una deuda impagable en el corto plazo que condiciona la política económica y social por largo tiempo.

En segundo lugar, la proximidad de una posible acceso al poder ha exacerbado las ambiciones personales de los líderes de la alianza JUNTOS, al punto que ya manifestaron su voluntad presidencial nueve posibles candidatos, quienes también han comenzado a atacarse y criticarse, solapada y a veces abiertamente, contribuyendo al rechazo de la ciudadanía a los devaneos de la llamada «clase política».

Sin embargo, lo que más confunde a la oposición son las contradicciones a la hora de decidir cuál es la mejor actitud para aprovechar este momento de  desconcierto del oficialismo. Mientras algunos líderes piensan que deberían salir a criticar y proponer alternativas, según el manual clásico de los opositores, otros especulan con que lo mejor que pueden hacer es permanecer quietos y callados, dejando que el gobierno se desgaste y derrumbe solo, de modo de no ser acusados de conspirar contra el país y sus instituciones ni exponer prematuramente sus planes y proyectos.

Lo cierto es que entre el gobierno que no sabe qué hacer y la oposición que no quiere exponerse, la Argentina camina a los tumbos, con un destino incierto y es lícito preguntarse que quedará de la otrora próspera nación cuando llegue la hora del recambio presidencial.

Otras alternativas

El oficialismo y la oposición han llevado sus diferencias a tal punto que hace tiempo se habla de que se ha creado una «grieta» entre ellos. Ya no se trata simplemente del enfrentamiento de dos modelos económicos o políticos. Las disputas se han personalizado y van acompañadas de denuncias judiciales en las que cada parte se apoya en los sectores de la justicia que le son afines y acusan al oponente de parcialidad y manipulación judicial. No basta con vencer al adversario, el odio es tal que es necesario destruirlo.

La ciudadanía imparcial tiende a creer toda denuncia de corrupción y el repudio a la «clase política» va ganando espacio en amplios sectores que sienten un rechazo generalizado y peligroso hacia los representantes de ambos sectores. Cabe preguntarse qué posibilidades de éxito puede tener quien gane las próximas elecciones si debe enfrentar desde el primer día una oposición despiadada y obstruccionista.

Es en este punto que resulta necesario observar la aparición de nuevas alternativas que fuera de la lógica de la “grieta” puedan atraer a los desencantados electores.

Anarquistas disfrazados de liberales

En el contexto descripto hizo su aparición Javier Milei, un economista que se manifiesta como anarco-capitalista y presenta propuestas extremistas y desmesuradas, tales como cerrar el Banco Central o dolarizar la economía.

Su estilo desenfadado y su perfil alejado de la apariencia de los políticos tradicionales, a quienes denomina «la casta», le permitieron un rápido ascenso ganando popularidad en sectores juveniles que se hacen llamar «libertarios».

Sin embargo, sus declaraciones desaforadas y carentes de sensibilidad, ya que llegó al extremo de afirmar que la compra venta de órganos debería ser una operación de mercado más, le han puesto un límite a su crecimiento y a sus aspiraciones.

Resulta impensable que tal personaje pueda llegar a sumar la masa crítica para ser presidente y es probable que aproveche los números que conserva en las encuestas para sumarse a una alianza con alguno de los sectores de la odiada «casta», a los que ha comenzado a eximir de culpas en sus flamígeros discursos.

La centro derecha. Nacionalista, patriótica y espiritual

La centro derecha, que es la derecha que acepta y participa del juego democrático, nunca ha tenido una oportunidad real en la Argentina.

Algunos pretendieron ubicar en ese espacio al partido de Mauricio Macri que se preocupó de aclarar en su discurso y en los hechos, cuan distante está del pensamiento de derecha. También se suele caratular en el espectro de la derecha a los partidos liberales, que en su rechazo a las nociones de soberanía económica, Patria y Estado, marcan una diferencia ideológica sustancial con los postulados de derecha.

Lo cierto es que en este momento histórico, podemos afirmar que está naciendo en Argentina un movimiento de centro derecha, patriótico, nacionalista y desarrollista que por primera vez está tratando de articular en una alianza a múltiples expresiones políticas que hasta el presente han competido en forma independiente y desorganizada.

Me permito afirmarlo con certeza porque el partido que presido, Nueva Unión Ciudadana, forma parte de ese intento de organización que aspira a presentar un candidato propio, ajeno a la «grieta», en las elecciones presidenciales de 2023.

La centro derecha y el nacionalismo han dejado de ser demonizados en el mundo, a pesar del esfuerzo que siguen haciendo los sectores de izquierda y los mal llamados «progresistas» para asimilarlos ideológicamente al nazismo o al fascismo.

Lo cierto es que el pensamiento y los postulados de derecha, sólidos y adaptados a los tiempos han alcanzado el poder en países tan importantes como Estados Unidos, de la mano de Donald Trump o en Brasil, bajo el gobierno de Bolsonaro. En la Unión Europea la centro derecha es mayoría en el Parlamento Europeo y compite con posibilidades en casi todos los países de Europa Central. Es tiempo de que en Argentina dejemos de lado los prejuicios y abramos el camino a la política de una alianza de centro derecha nacionalista que no se oculte tras eufemismos vergonzantes.

Los que queremos plantear seriamente esta alternativa sostenemos:

    • La fe en Dios, fuente de toda razón y justicia.
    • La defensa de la Patria, la soberanía y los valores nacionales.
    • La defensa de la vida, la familia tradicional y la educación pública.
    • Repudiamos y combatimos la corrupción moral y política.
    • Enfrentaremos la criminalidad y el narcotráfico con todas las fuerzas de la justicia, sin medias tintas, y con la firmeza con que solo puede hacerlo la derecha.
    • Apoyamos la producción nacional, agrícologanadera, e industrial, el desarrollo científico y la economía del conocimiento, fruto de la inteligencia y la creatividad de nuestros hombres y mujeres.
    • Estamos decididos a evitar que la Argentina caiga en las redes de las izquierdas comunistas, totalitarias y populistas.
    • Reivindicamos el accionar de nuestras Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales como baluartes de nuestra Defensa y Seguridad Nacional.
    • Abrimos nuestro corazón a todos los pueblos del mundo de buena voluntad pero decididos a no atar nuestra bandera al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra.

Con estas premisas y un detallado programa de planes y proyectos, pronto se verá en el panorama político esta alternativa de centro derecha, nacionalista, patriótica, federal y plena de fe.

Argentina se enfrenta a un momento crucial de su historia contemporánea y es importante que los ciudadanos dispongan de todas las opciones, puedan votar buscando lo mejor para nuestra nación y no queden sometidos a la eterna e infructuosa búsqueda del «mal menor».

 

* Contralmirante Retirado, Veterano de Guerra de Malvinas. Licenciado en Sistemas Navales. Master en Relaciones Internacionales. Master en Ciencias en Management. Presidente del Partido Nueva Unión Ciudadana.

 

Artículo publicado originalmente el 12/08/2022 en Prisionero en Argentina, https://prisioneroenargentina.com/index.php/2022/08/12/un-gobierno-quebrado/.

OCCIDENTE-UCRANIA-RUSIA: NO HABRÁ PAZ CON VICTORIAS CATEGÓRICAS

Alberto Hutschenreuter*

Imagen de Mediamodifier en Pixabay 

La escalada de violencia entre Rusia y Ucrania no parece detener su curso. Presionado por los ataques y contraofensivas por parte de Kiev, Moscú ha optado por una estrategia de ataques misilísticos sobre ciudades de Ucrania, con el fin de que la aterrorizada población presione a su gobierno para alcanzar un acuerdo; una estrategia que recuerda al pensador italiano Giulio Dohuet, quien aconsejaba ataques indiscriminados sobre la población civil para lograr la decisión, estrategia  que, según nos marca la experiencia bélica, rara vez tuvo éxito.

No podemos saber qué rumbo tomará la guerra. Aunque podría haber disposición para conversar, sobre todo en cuestiones inquietantes como el amparo internacional de la central nuclear de Zaporizhia, como ha dicho recientemente el diplomático argentino Rafael Grossi, director de la  IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica), es difícil que ambas partes acuerden, pues la situación es prácticamente de «punto muerto»: Ucrania solo está dispuesta a conversar con los rusos fuera del Donbass, y Rusia, habiendo incorporado  las regiones a su territorio, sólo si se reconoce la «nueva» situación.

Entonces, lo más probable es que la guerra continúe con marchas y contramarchas de las dos partes, y con niveles de violencia cada vez mayores.

Si antes de que Rusia incorporara las cuatro provincias a su territorio el conflicto mantenía una lógica irreductible, tras la incorporación dicha lógica se ha vuelto casi absoluta. En estos términos, la guerra sólo se detendrá cuando una de las partes logre derrotar contundentemente a la otra.

Una victoria categórica rusa implicaría que Occidente dejara de asistir a Ucrania y, por tanto, este país cese sus acciones que tienen como fin recuperar sus territorios del este y sureste.

Una victoria categórica ucraniana significaría no sólo la recuperación de los territorios que hoy se encuentran bajo control ruso, incluida Crimea, sino que el país de Europa del este se convirtiera en miembro pleno de la OTAN (pues, después de lo que sucedió, la Alianza no necesita ninguna excusa para incluir a Ucrania).

Como hipótesis, una eventual victoria rusa podría ser resultado de la evaluación de inteligencia occidental relativa con los costos humanos y materiales que tendría el eventual uso de armas atómicas por parte de Rusia. Sin embargo, sería una victoria que Occidente seguramente moderaría incorporando Ucrania a la OTAN, aunque, aun así, es difícil considerar que Kiev acepte tal desenlace, es decir, que deba resignarse a perder territorios. Pero, para tener en cuenta la experiencia, los desafíos geopolíticos, siempre que el mismo sea contra un poder terrestre mayor, siempre supondrán costos geopolíticos.

En cualquiera de los casos, victoria ucraniana o victoria rusa, las consecuencias serán un estado de discordia en las relaciones internacionales, pues la parte derrotada quedará irremediablemente insatisfecha. Y, de nuevo, la experiencia nos dice que el estado de insatisfacción tarde o temprano impulsa políticas revisionistas por parte del insatisfecho.

Porque, si bien habría victoria de una parte, la misma no resultará en la ocupación del país por parte del vencedor, como ocurrió con Alemania o Japón en 1945, cuando esos países fueron derrotados y ocupados, y, en el caso del primero, dividido. Es decir, no tuvieron la más mínima opción.

La casi única posibilidad que existe para evitar un escenario de posguerra de no guerra o de discordia mayor, es decir, altamente inestable a nivel local, continental y global, es aquella que se reconstruya sobre la base que hizo inevitable esta guerra, precisamente por ser eludida: seguridad indivisible y equilibrio geopolítico. Sin considerar estos factores, nada será seguro en cualquier sitio del mundo, pero, más que en ningún lugar, en las «placas geopolíticas selectivas», es decir, aquellos donde concentran intereses los actores preeminentes.

Aquella posibilidad significaría un escenario de «statu quo ante bellum» reforzado en Ucrania, es decir, la firma de un tratado internacional en el que se establezca una larga moratoria (digamos 30 años) sobre nuevas ampliaciones de la OTAN hacia el este, la restitución de derechos a la población filo-rusa del este de Ucrania (lo que implicaría que Rusia se retire del Donbass), el despliegue de una robusta fuerza multinacional en dicha zona (en la que participen efectivos rusos), y relatores que monitoreen el proceso de pacificación. Por supuesto, habría que ocuparse de otras cuestiones, por caso, responsabilidades-

Pero, nada más, es una deseable hipótesis. Los hechos y las intenciones son los que marcan los pasos en las relaciones entre los estados, no los anhelos. Por un lado, Rusia no se retirará de las plazas conquistadas, y Occidente continuará apoyando a Ucrania. Hace mucho que vivimos un tiempo internacional en el que nadie parece estar interesado en equilibrios geopolíticos y consensos estratégicos.

Pero, así y todo, esa hipótesis es prácticamente la única posibilidad, no sólo para detener el estado de guerra en Europa del este, sino para detener también un curso internacional en «modo Titanic».

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL). Ha sido profesor en la UBA, en la Escuela Superior de Guerra Aérea y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Miembro e investigador de la SAEEG. Su último libro, publicado por Almaluz en 2021, se titula “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”.

 

Artículo publicado el 25/10/2022 en Abordajes, http://abordajes.blogspot.com/

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

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