LOS PROBLEMAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO. PRIMERA PARTE.

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Jody Davis en Pixabay

En los últimos años, cada vez más pruebas han demostrado que el mundo se está calentando. La investigación de los científicos nos dice que la causa que ha llevado al calentamiento global en las últimas décadas es muy probable que sea un gran número de gases de efecto invernadero emitidos por la producción industrial y la vida cotidiana de los seres vivos.

Debido a los enormes desastres ambientales que puede causar a escala global, el calentamiento global también ha atraído la atención de los gobiernos, de los medios de comunicación y de las personas en varios países. Con el fin de evitar desastres ambientales irreversibles causados por el calentamiento global producido por las actividades humanas, los gobiernos han convocado múltiples conferencias internacionales en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Para el ciudadano de a pie, el calentamiento global parece ser sólo un concepto abstracto, algo alejado de sí mismo. En su opinión, cómo lidiar con el calentamiento global es responsabilidad de los gobiernos y no tiene nada que ver con lo anterior. Pero el calentamiento global es algo que realmente sucede y está cerca de todos y afectará la vida de todos en el planeta.

Los alimentos, el vestido, la vivienda y el transporte pueden verse afectados directa o indirectamente por el calentamiento global. Como miembros de la aldea global, la gente común también debería entender algunos conocimientos básicos sobre el calentamiento global y responder activamente por nuestra propia iniciativa.

Según la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura media mundial de 2016 a 2020 representó el período de cinco años más cálido registrado, aproximadamente 1,1 °C por encima de 1850-1900 (el período base para los cambios de temperatura relacionados con la revolución industrial), y es superior al de 2011-2015. La National Aeronautics and Space Administration (NASA) predice que para el año 2100 la temperatura global aumentará en aproximadamente 1.4-5.8 ° C y el clima global sufrirá enormes cambios nunca vistos en los últimos 10 mil años.

El cambio climático está estrechamente relacionado con la sociedad humana como el aumento de la frecuencia, intensidad y duración de los fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías, ciclones y olas de calor. El Informe global de riesgos 2020 (Global Risk Report 2020) publicado por el World Economic Forum (Foro Económico Mundial) señaló que las cuestiones ambientales, como los fenómenos meteorológicos extremos, la falta de respuesta a los problemas conexos y los desastres naturales, se consideran de alto riesgo, con alta probabilidad de ocurrencia y mayor impacto.

Con el fin de responder activamente a la crisis climática y lograr el desarrollo sostenible y ayudar a las personas a comprender plenamente el impacto socioeconómico de los futuros aumentos de temperatura, los científicos están llevando a cabo una gran cantidad de trabajo de investigación. Esta evidencia teórica y empírica es de gran importancia para la implementación de estrategias adaptativas con el fin de asignar recursos para defender la seguridad pública de los desastres naturales.

El metabolismo normal del cuerpo humano requiere una temperatura corporal constante entre 36~37°C. Cuando el cuerpo humano está expuesto durante mucho tiempo en un ambiente de alta temperatura, la función metabólica del cuerpo disminuye: el suministro de sangre al sistema nervioso central disminuye con la expansión de los vasos sanguíneos de la piel, el volumen real de líquido que circula en los vasos sanguíneos para adelgazar con el aumento de la pérdida de agua y la temperatura corporal interna aumenta gradualmente.

Cuando la temperatura del cuerpo humano supera los 39°C, no solo es una señal de alguna patología en curso, sino que la temperatura puede causar enfermedades relacionadas con el calor, como agotamiento, calambres por calor y golpes de calor. Con la pérdida de agua, el agua y los electrolitos del cuerpo pueden descoordinarse; la viscosidad de la sangre y los niveles de colesterol aumentan; los vasos sanguíneos se dilatan; se acelera la circulación sanguínea; los sistemas cardíaco y pulmonar se sobrecargan, lo que a su vez induce eventos cardiovasculares (como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares), lo que aumenta las posibilidades de muerte.

Vale la pena señalar que también hay diferencias significativas en los impactos con respecto a las patologías de calor en diferentes grupos de personas. Los ancianos, los niños y los trabajadores al aire libre son más vulnerables a las enfermedades relacionadas y lesiones accidentales que el resto de la población.

En los días de alta temperatura, las personas mayores con función física reducida, mala salud o condiciones crónicas son más propensas a sufrir. Debido al impacto de enfermedades relacionadas con el calor como accidentes cerebrovasculares, enfermedades renales y enfermedades respiratorias, el riesgo de muerte es un 10,4% mayor que en los días con clima templado. Teniendo en cuenta la aceleración del envejecimiento de la población, los riesgos para la salud que trae consigo el cambio climático en el futuro podrían ser más graves en forma geométrica-secuencial.

El aumento de la exposición al calor causado por el cambio climático también puede dañar la salud de los nonatos. Por un lado, el calor puede conducir directamente a un parto más rápido, un embarazo más corto y un menor peso al nacer.

Un artículo publicado en 2020 por Alan Barreca y Jessamyn Schaller en “Nature Climate Change” examinó más de 56 millones de nacimientos en varios condados de Estados Unidos entre 1969 y 1988. Los resultados del estudio mostraron que en los días en que la temperatura máxima superaba los 32,2°C, la tasa de natalidad había aumentado en un 5%, el número de días de embarazo había disminuido en un promedio de 6,1 días y algunos nacimientos incluso habían ocurrido dos semanas antes.

Una contribución publicada en 2009 por Oliver Deschenes, Michael Greenstone y Jonathan Guryan, en el “American Economic Review” encontró que el clima cálido experimentado durante el embarazo (especialmente en el segundo y tercer trimestre) tuvo un impacto negativo preocupante en el peso al nacer del bebé. Los autores predijeron que para finales del siglo XXI el peso promedio al nacer de los niños blancos disminuirá en un 0,22% (7,5 gramos) y el peso promedio al nacer de los bebés negros disminuirá en un 0,36% (11,5 gramos).

Por otro lado, las altas temperaturas afectarán el potencial de rendimiento de los principales cultivos, amenazarán la seguridad alimentaria y elevarán los precios de los alimentos, afectando así indirectamente a problemas de salud como la nutrición (considere también la evidente disminución del agua disponible en el planeta), la inmunidad y el nacimiento de recién nacidos y el crecimiento de los niños pequeños.

La salud es uno de los elementos importantes del capital humano. Muchos resultados de investigación confirman que la exposición a altas temperaturas durante el período fetal tiene un impacto negativo significativo en las capacidades cognitivas de un individuo y en la acumulación de capital humano a largo plazo. El “Journal of Environmental Economics and Management” publicó un ensayo de Ram Fishman, Paul Carrillo y Jason Russ en 2019, basado en un grupo de empleados de un departamento de educación ecuatoriano nacidos entre 1950 y 1980. La temperatura tiene un impacto negativo en el nivel de educación e ingresos en la edad adulta: por cada aumento de 1°C en la temperatura media mensual durante el embarazo, la probabilidad de que una persona reciba una educación secundaria disminuirá en un 0,2% y el nivel de después de la edad adulta disminuirá en un 0,7%, entre estas mujeres son las más afectadas (0,86% contra 0,59% de los hombres).

Por último, la alta temperatura también tendrá un gran impacto en la productividad de los trabajadores. Cuando el cuerpo humano está expuesto a un ambiente de alta temperatura, el aumento de la temperatura interna del cuerpo estimulará el centro neurálgico, lo que llevará a la fatiga de autoprotección, disminución de la fuerza y la resistencia muscular, lo que reduce la eficiencia de la producción.

Un artículo publicado en 2018 por Peng Zhang, Olivier Deschenes, Kyle Meng, Junjie Zhang en el “Journal of Environmental Economics and Management” utilizó los datos detallados de producción de 500 mil trabajadores de 1998 a 2007 y adoptó el modelo de efecto fijo de los datos para estudiar el efecto de la temperatura en el factor de productividad total del nivel de empresa (PTF) y la influencia del factor de entrada y salida. Se demuestra que la eficiencia de producción tanto de las empresas intensivas en mano de obra como de las de alto consumo de capital muestra sensibilidad a las altas temperaturas: en comparación con un estándar de 10-15,6°C, cuando la temperatura máxima del día supera los 32,2°C, la PTF se reducirá en un 0,56%.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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HACIA UNA EDUCACIÓN AMABLE Y DE CALIDAD

Abraham Gómez R.*

Imagen de Stefan Meller en Pixabay

Las distintas consideraciones que diremos de aquí en adelante; tal vez, para algunos, no les resulte difíciles, ni extrañas y menos polémicas. ¡Alabado sea! Porque concluirán que es un fenómeno obvio y muy difundido; aunque no lo suficientemente debatido.

Comienzo por develar con crudeza que presumimos de la mejor educación en el mundo hasta que nos toca compararnos. Hasta el preciso momento en que tenemos que contrastar nuestras metas de educación y escolaridad —dos conceptos muy distintos— frente a otros países.

Si, tristemente, esa es nuestra realidad. Se nos ven las costuras por las limitaciones y demás falencias al momento cuando los indicadores de Calidad Educativa quedan patentizados en las Pruebas Pisa: Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, la cual se aplica en estos momentos en 79 países.

No hay excusa que valga para quienes somos hechuras y estamos comprometidos con la academia, pretender escurrir el obligado debate y la plural confrontación que abra horizontes y despliegue nuevas miradas por el futuro de la educación en Venezuela. Parece un atrevimiento teñido de audacia que escrutemos a la educación desde sus interioridades. Eso es lo hermoso. Aunque produzca vértigos. Quiénes más sino nosotros, en sentido genérico para reconocer, luego del diagnóstico más descarnado, que la educación nuestra, en sus distintos niveles y modalidades ha devenido (y empeorado con la situación pandémica) en una estructura metodológica ambigua; con contenidos programáticos imprecisos y mediocres, que poco o nada ha hecho para ir adaptando sus mecanismos, y procedimientos conforme a las exigencias de los tiempos actuales; por lo que debemos admitir que otras poblaciones en el mundo se han sobrepuesto a las cuarentenas, en el ámbito educativo y hoy ya arrojan indicadores con un ritmo de aceleración superior, en todo, valga decir hasta para la construcción de conocimientos.

La actitud plañidera quedó desterrada. Esas naciones se han visto obligadas a avanzar, a partir de los procesos educacionales.

La idea de nuestro presente planteamiento viene dada por la problematización que siempre deseamos despertar para cooperar al proceso de enseñanza-aprendizaje en Venezuela.

La invitación insistente —al respecto— es para que develemos cosas, para que digamos con pertinencia lo apropiado a las circunstancias. Por ejemplo, el atascamiento en que se encuentra la educación nuestra. No debemos callar; por cuanto, estaríamos cohonestando por omisión el daño que se perpetra contra el presente y el futuro del país, a través de un sistema escolar que requiere y pide una exhaustiva evaluación y transformación. Porque orgánica y funcionalmente ya colapsó.

Durante bastante tiempo se ha presupuesto que la función de un enunciado está limitada a describir un estado de cosas o hechos; con afirmación o negación y como que todo llegaba hasta allí. Muy pocos o casi nadie tenía la osadía de irrumpir con fuerza para poner en cuestión las frases lapidarias que se pronunciaban con reverencial acento, del tipo: “tenemos la mejor educación universitaria del mundo” o esta otra “Venezuela libre de analfabetismo”. Así se construyeron mitos y medias verdades.

Pobre de aquél que intente hurgar en los registros y demás documentos para ver y comprobar si es verdad tanta belleza.

Ya basta de mantenernos en una escasa y muda resistencia ante los desmanes que de rutina se cometen. Acongoja que nadie niegue nada.

En apariencia, unos resultados —conscientes de sus despropósitos— son asumidos y aceptados sin objeciones, con infortunado dogmatismo. Tal herencia no es nueva, la jalonamos desde muy atrás.

Una de las premisas que hemos sostenido quienes abrigamos, por razón y emoción, a la Educación viene dada en que no basta enseñar, aunque sea rápidamente, hay que hacerlo también sólidamente.

En vez de recurrir, casi sin escapatoria a los “libros muertos”, a los niños, jóvenes y adultos deben presentárseles las vivencias. Tanto lo dijo, en diversos escenarios académicos Félix Adam: “Sólo haciendo se puede aprender a hacer”.

En vez de palabras: sombras de las cosas, nos atrevemos a añadir, que lo que hace falta en las escuelas es el conocimiento de las cosas mismas. Debe ser nuestro reto educativo pospandemia.

Las sociedades humanas han procurado desde siempre la plena superación, no exentas de tropiezos. Sin embargo, por muy insalvable que aparente ser el obstáculo a vencer irrumpe desde sus cimientes espirituales una fuerza, que algunos osados califican de telúrica, que impele al hombre o mujer a avanzar. De hecho, tal vez con placer o con dolor, todo en la sociedad humana tiene una intencionalidad pedagógica. No le añada usted ningún ápice de dudas, porque así exactamente es. Haga algo, por curiosidad, y al rato conseguirá espontáneos imitadores que desean replicar. Todos aprendemos de todos.

La educación, primero pedagógica y luego andragógica, transcurre toda la vida, en sus diversas etapas, porque siempre estamos aprendiendo.

Cuántas veces el docente puede ahorrarle al estudiante, de cualquier grupo etario, años de sufrimiento y frustración sólo con una palabra amable, un gesto de identificación, la ubicación en su mismo plano de aprendizaje. Pero, un educador con la autoestima baja, poco remunerado, como el nuestro, tanto en dinero como aliciente vocacional, jamás podrá dar a los otros lo que él mismo está necesitando como el aire que respira.

En este tramo epocal venezolano, cada vez que se ha intentado abrir los ojos para ver en el atolladero en que se encuentra la educación, a alguien se le ocurre que hay que nombrar una comisión de reforma curricular.

Esa salida la hemos antagonizado siempre; porque, pensamos que por el camino de la reforma no vamos para ninguna parte. La re-forma lleva implícita la intención de analizar únicamente las formas, los aspectos, los bordes, los esquemas, las apariencias. Y de lo que se trata es llegar a la raíz del asunto, trastocar y desmontar las lógicas, desanudar las racionalidades con las cuales se han tejido los errados y desacreditados pensamientos en y desde las instituciones dispensadoras de educación.

La tarea inicial para que operen esos elementos transformacionales deben y tienen que partir de un cambio actitudinal de nosotros. Una iniciativa de transformación para ensanchar la cognoscibilidad en nuestra educación se obliga a conectar todas las dimensiones inmanentes y trascendentes de los seres humanos.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Miembro de la Fundación Venezuela Esequiba. Miembro del Instituto de Estudios de la Frontera Venezolana (IDEFV). 

Publicado originalmente en Disenso Fértil https://abraham-disensofrtil.blogspot.com/

 

EL IMPARABLE AUGE DE LO FALSIFICADO

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Hoy el “trucherío” está de moda y a la moda. Desde motocicletas hasta relojes, programas de computación, DVD’s, bebidas, carteras y lo que se le ocurra amigo lector, todo lo “trucho” se puede encontrar, comprar y ciertamente, fabricar.

El tema de los productos truchos no sería tan preocupante si no fuera porque muchas veces caen inocentes que pagan por algo como si fuera auténtico y terminan estafados. Asimismo, en otras ocasiones algún incauto compra elementos de alta seguridad —como, por ejemplo, repuestos muy sensibles— que por ser truchos se caen a pedazos al poco tiempo, llegando a provocar accidentes y desgracias personales.

A esta altura es casi imposible parar el “trucherío”, sobre todo porque China, el gran dragón del oriente que ahora camina erguido y cada día crece más, basa gran parte de su expansión internacional en el auge de productos falsificados.

Mientras por un lado Beijing sonríe a los inversores externos, por el otro hace la vista gorda en torno a sus masivas usinas de lo trucho, desde donde salen en serie bienes de toda naturaleza que se distribuyen “urbi et orbe”.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) con sede en Ginebra, calcula que el comercio de bienes dudosos representa cientos de miles de millones de dólares. China lleva el primer lugar en lo de “made in truchiland”, seguida de Filipinas, Vietnam y otros países. Las ganancias son cuantiosas y la lista tiende a crecer, como también las grandes cifras del negocio.

La pelea entre lo auténtico y lo falso sigue y seguirá, pero es una pelea difícil. Hay demasiados intereses de por medio, demasiada confusión y muchos países involucrados. En todo caso, conviene tener un muy buen ojo para no caer en la trampa de lo trucho o, mejor, que un experto lo asesore cuando haga una compra importante, ya que hay algunos detalles y elementos que ni las mejores imitaciones pueden reproducir con fidelidad respecto al original.

Pero la mayoría de los consumidores cae y caerá en la trampa de lo trucho, reconociendo también que muchas veces compran lo que saben que es falso, pero es muchísimo más barato que lo original, obteniendo así algo de “glamour” con poca plata. El caso de las carteras y relojes es el más conocido en este rubro de la apariencia formal y de la apetencia por lo trucho.

Mientras así anda el mundo, nadie logra parar hasta ahora el auge de lo falsificado; parece que nadie lo hará en el futuro cercano. El proceso de “truchificación” se ha transformado —para los productores originales— en una de las pesadillas de este tercer milenio globalizado.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com 

Publicado en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, https://eldeber.com.bo/opinion/el-imparable-auge-de-lo-falsificado_242275

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

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