GUAYANA ESEQUIBA: NUESTRA RESTITUCIÓN NO IMPLICA UNA DISTOPÍA PELIGROSA

Abraham Gómez R.*

La aseveración del título y contenido de la presente reflexión surgen; porque desde 1822, basamentados en enunciados y proclamas contundentes de El Libertador, hemos reclamado justicia para Venezuela.

Jamás se nos ha ocurrido arrebatarle ni un milímetro de extensión territorial a las naciones colindantes, ni lo haremos en lo sucesivo; por cuanto, las pruebas, razones y justificaciones favorecen a nuestro país, amplia y suficientemente.

En el irrebatible acervo de probanza que poseemos no queda «ni un clavo donde colgar una duda» de que esos 159.500 km2, los inconmensurables recursos de todo tipo y su respectiva proyección atlántica histórica y jurídicamente son propiedad de nuestro país.

Nuestro reclamo ha adquirido ―en sí mismo― el asidero pertinente en las distintas instancias donde se ha intentado discernir; debido a que no es un empecinamiento sobrevenido, un capricho de repentino nacionalismo o una malcriadez diplomática.

Nos mantenemos muy distantes de quienes, en la comunidad internacional, asumieron la tarea de prejuzgar sin conocer en profundidad los orígenes de la controversia.

Entendemos que a tales opinadores ―tarifados por las empresas transnacionales― únicamente hacen esfuerzos inútiles para salvaguardar los intereses de esas corporaciones que recibieron permisos y concesiones ilegales para realizar explotaciones esquilmatorias en la zona en pleito.

En otra tendencia, que bordea el catastrofismo, casi coincidente con los intermediarios descritos y señalados en el párrafo anterior nos conseguimos a quienes «aconsejan» que desistamos con la reivindicación y búsqueda de restitución in integrum; puesto que podemos causar estragos entre la población originaria y demás habitantes.; provocar hechos dañosos con impredecibles consecuencias. Casi que crear un caos. Un escenario distópico.

Sin recato dicen que resultará vana o fatalista la más mínima actividad de justa exigencia que sigamos desplegando. Cada quien que asuma su responsabilidad.

Estos agoreros prefiguran (o pintan) ―atendiendo a sus particularismos― un nefasto futuro, con características negativas en la zona, una vez que logremos la consolidación presencial de Venezuela, por la vía de la instauración plena del estado Guayana Esequiba, conforme al instrumento normativo respectivo que ha sido sancionado por la Asamblea Nacional y promulgado por el jefe de Estado; simultáneamente, a partir del fallo sentencial de la Corte Internacional de Justicia, que esperamos a nuestro favor, mediante un proceso llevado en justo derecho.

¿Habrá tiempo para que rectifiquen? Aunque, hasta el presente, no ha habido forma ni manera de que las delegaciones de las cancillerías de Venezuela y Guyana logren avances significativos, por la diplomacia dialogante y directa en base al Acuerdo de Ginebra, del 17 de febrero de 1966. Único documentable aceptable, con pleno vigor jurídico en este litigio.

La estrategia que utiliza ―sin escrúpulos― la contraparte consiste al hacernos aparecer ante la comunidad internacional, como una nación grande que atropella a un país pequeño.

Debemos ser enfáticos en pronunciar con insistencia ante el mundo que no le estamos quitando las dos terceras partes del territorio de Guyana, como ellos arguyen.

Nosotros hemos demostrado ―una y muchas veces― que fue el Imperio Británico que nos invadió y despojó, mediante el írrito Laudo Arbitral de París de 1899, de una séptima parte del espacio territorial correspondiente ―históricamente― a la geografía venezolana; que luego la cede para que se forme la República Cooperativa de Guyana, el 26 de mayo de 1966.

Mucha gente se hace esta pregunta: ¿por qué estamos obligados a debatir por ante la Corte Internacional de Justicia?; porque, exactamente, ha sido esa la estrategia jurídica que ha jugado Guyana, desde el principio. Reafirmada con la demanda que nos hizo (ingratamente) el 29 de marzo de 2018.

Nunca han querido un arreglo «pacífico, práctico y satisfactorio», a través del cual ambas naciones alcancen una solución apropiada y convincente.

Ellos nunca admitieron (y por eso sabotearon por 25 años) la figura del Buen oficiante para que resolviera este caso, con su mediación.

Los gobiernos guyaneses reciben ―rutinariamente― considerables sumas dinerarias de la transnacional Exxon y otras para cancelar los honorarios y demás gastos que viene ocasionando la presencia permanente de su delegación y de expertos asesores en La Haya.

Permítanme añadir ―para que estemos advertidos― que una sentencia de la CIJ es inapelable y su mandato absolutamente vinculante; conforme al artículo 60 del Estatuto del Ente Juzgador:

«El fallo será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el sentido o el alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes».

Eso no nos debe impactar ni espantar; por cuanto, se ha conformado la Alta Comisión para canalizar este Asunto de Estado, que ya respondió en una primera vista procesal (que no fue una mera visita) con los documentos inconcusos de pruebas; así también, tenemos excelentes profesionales del derecho internacional, historiadores, sociólogos, estudiosos de este controvertido caso; que hemos estructurado un extraordinario y multidisciplinario equipo de asesores que estaremos defendiendo nuestra causa patriótica.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la Comisión de la Asamblea Nacional por el Esequibo y la Soberanía Territorial. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba

 

EL «COLLAR» A LO LARGO DE LA RUTA DE LA SEDA

Giancarlo Elia Valori*

Barrio chino en Singapur

¿Cuántos chinos hay en el mundo fuera de su patria? Hablando de chinos de ultramar, ya sean de nacionalidad u origen chino, debemos admitir que podemos encontrarlos en casi todos los rincones del mundo. Según las estadísticas de 2022, el número de chinos en el extranjero es una diáspora de más de 60 millones, repartidos en 198 países y regiones de todo el planeta. En este artículo, me ocuparé de los países con el mayor número de chinos.

Hablemos primero de Indonesia. Indonesia es el archipiélago más grande del mundo, con un número de islas que oscila entre 17.500 y 18.300, y también es la economía más grande del sudeste asiático. La población de Indonesia (277.534.122 habitantes) ocupa el cuarto lugar en el mundo, después de la India, la República Popular China y los Estados Unidos de América.

Indonesia es conocida como el país con mayor población china. Según las estadísticas, alrededor del 5% de la población indonesia es china (más de 10 millones), y más del 90% de ellos se han convertido en ciudadanos indonesios. La mayoría de los chinos indonesios provienen de las provincias del sur de China, como Fujian, Hainan y Guangdong. Los indonesios chinos se distribuyen principalmente en ciudades como Yakarta, Surabaya, Medan, Pekanbaru, Semarang, Pontianak (Pontinak), Sijiang (Makasa), Palembang, Bandung y Pangkal Pinang.

Sin embargo, debido a algunas razones históricas particulares, los chinos locales son relativamente sensibles a su identidad china. En los últimos años, el gobierno indonesio ha implementado una política de reforma democrática y apertura, reconociendo a los chinos como miembros de la familia nacional indonesia, y el estatus de los chinos ha mejorado. Según el censo oficial de Indonesia, actualmente hay unos 2,8 millones de chinos indonesios que reconocen su identidad china.

Con el rápido ascenso de China y la mejora gradual de las relaciones con Indonesia, un número cada vez mayor de chinos indonesios pueden afirmar con confianza que son chinos.

En Tailandia hay actualmente más de 30 grupos étnicos, con una población total de más de 71.801.279 habitantes. El principal grupo étnico del país es el tailandés, que representa el 40% de la población. El segundo grupo más numeroso es el de los laosianos, que representa el 35% de la población total. Los chinos representan el 14% de la población total, mientras que los malayos representan el 2,3% de la población total. Estos grupos étnicos representan la mayor parte de la población total de Tailandia, mientras que otros grupos étnicos se encuentran en proporciones más pequeñas.

Ahora hay casi 10 millones de chinos en Tailandia y la mayoría de los chinos en Tailandia provienen de Guangdong, Chaoshan, Xiamen y otras regiones. Los chinos en Tailandia tienen una larga historia y se pueden encontrar en grandes cantidades. Han aportado una contribución notable al desarrollo de la propia Tailandia.

Los chinos de Malasia (34.308.525 habitantes) son el segundo grupo étnico más numeroso, con unos 7,4 millones de personas, lo que representa alrededor del 21,5% de la población total de Malasia. Los datos muestran que los chinos malayos (o chinos étnicos) se refieren a los inmigrantes y sus descendientes que llegaron al país desde las provincias de Fujian, Guangdong, Guangxi y Hainan en China durante cientos de años a partir de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911).

La proporción de chinos en la estructura demográfica de Malasia está disminuyendo año tras año. Según las estadísticas del Instituto de Estrategia y Liderazgo de Asia, el mayor grupo de expertos independiente de Malasia, si la tendencia actual de inmigración del país se mantiene sin cambios, el porcentaje de chinos malasios en la población nacional caerá del 38,2% en 1957 al 19,6% en 2030.

También hay muchos chinos en los Estados Unidos de América (339.996.563 habitantes), procedentes de la madre patria y de todo el mundo, que luego se naturalizaron como ciudadanos estadounidenses, incluidos sus descendientes.

Según los últimos datos publicados por la Oficina Federal del Censo de EE.UU., la población asiática total en EE.UU. ha alcanzado los 21,4 millones, con la población china a la cabeza con 5,08 millones. La mayoría de ellos se concentran en California, Nueva York y ciudades metropolitanas.

Los estadounidenses de origen chino provienen principalmente de Changle, Lianjiang, Fuqing y otras regiones de la provincia de Fujian, Gaocheng, Hengshui y otras regiones de Shijiazhuang, la provincia de Hebei y la región noreste.

La ciudad-estado de Singapur (4.044.000 habitantes según el censo de 2020) es el único país, con la obvia excepción de China, donde la población china es mayoritaria con 3.006.800 habitantes (74,3% de la población). El malayo es el idioma nacional de Singapur; el inglés, el chino y el tamil son idiomas oficiales y el inglés es el idioma administrativo.

De hecho, el comercio temprano de Singapur y su desarrollo como centro comercial vieron el crecimiento de una gran comunidad china dentro de la colonia británica. Los chinos provienen principalmente de los grupos dialectales Hokkien, Chaozhou, cantonés, hakka, qiong y fuzhou de las provincias costeras del sudeste de China, como Guangdong, Fujian y Hainan. El 40% de ellos son hokkien, seguidos por chaoshan, cantoneses y hakkas, hainaneses y fuzhou, etc.

Según los resultados del análisis demográfico de Statistics Canada, hay alrededor de 1,77 millones de chinos en Canadá (38.781.291 habitantes) y el porcentaje de chinos en Vancouver ha alcanzado el 21%.

Los chinos representan el 4,6% de la población total y ocupan el séptimo lugar entre todos los grupos étnicos, mientras que los seis primeros son canadienses, británicos, escoceses, franceses, irlandeses y alemanes. Por el contrario, como hemos visto en los EE.UU., que también es un gran país de inmigrantes, los chinos representan menos del 1,5%.

Myanmar (Birmania) limita con China y los dos países comparten una frontera común de más de 2.000 kilómetros. Los dos países son vecinos, amigos dependientes el uno del otro que siempre han compartido beneficios, así como las desgracias del colonialismo. Desde la antigüedad, los pueblos de los dos países formaron caravanas y viajaron a través de montañas y ríos para comerciar con bienes. Dado que la frontera entre los dos países no estaba clara en la antigüedad, el comercio terrestre entre Yunnan y Bhamo condujo a la emigración estacional de los «chinos de montaña» a Myanmar.

Actualmente hay alrededor de 1,63 millones de chinos viviendo en Myanmar (54.577.997 habitantes), lo que representa aproximadamente el 3% de la población. Las comunidades chinas en Myanmar viven en diferentes áreas. En términos de distribución, en ciudades como Rangún, la población china está dominada por cantoneses (incluidos Hakka, Chaoshan, etc.) y fujianeses, y la mayoría de ellos tienen pequeños negocios. Algunos llevan a cabo el comercio y tienen importantes empresas conjuntas en Singapur, Xianggang (Hong Kong) y Taiwán, Los chinos de Kokang y los chinos musulmanes viven principalmente en la zona fronteriza entre China y Myanmar.

Hoy en día en Filipinas (117.337.368 habitantes), nueve de cada diez de sus antepasados chinos procedían del sur de Fujian (Quanzhou, Zhangzhou, Xiamen), siendo Quanzhou la que vio la mayor emigración (80-90% de los chinos en Filipinas). El 10% restante procedía principalmente de Guangdong, y sólo unos pocos de otras provincias. El hokkien es la lengua franca de la comunidad filipino-china. En total, la ascendencia china representa alrededor del 20% en la nación filipina. Teniendo en cuenta la población filipina actual, podría haber más de 10 millones de personas con antepasados chinos. Sin embargo, en el pasado, debido al subdesarrollo de la educación china, la mayoría de las personas con antepasados chinos rara vez tenían la oportunidad de recibir una educación china y declararse de origen chino. Teniendo en cuenta también la fe católica, el resultado fue que un chino fue asimilado a un filipino indígena.

También hay chinos en América del Sur. En el Perú viven 1,3 millones de chinos (34.352.719 habitantes). Se estima que, en el Perú, los peruanos asiáticos representan al menos el 5% de la población. Una fuente afirmó que el número de ciudadanos con antepasados chinos podría llegar a los 5 millones (15-16% de la población total del país). Por el momento, sin embargo, los datos no se comprueban ni verifican.

La mayoría de los chinos peruanos hablan varios idiomas y, además del español o el quechua, muchos de ellos pueden hablar al menos mandarín y dialectos chinos, como el cantonés, el hakka, el mandarín y el hokkien. Dado que el primer grupo de inmigrantes chinos procedía de Macao, algunos de ellos también hablaban portugués.

En Australia (26.439.111 habitantes), la población total china es de aproximadamente 1.214.000 millones (4,59% de la población total). La comunidad china se ha convertido en el grupo minoritario no anglófono más grande de Australia.

Para los grupos chinos que actualmente optan por permanecer en Australia, a juzgar por los últimos datos del censo australiano publicados por la Oficina Australiana de Estadísticas, no solo está aumentando el número de chinos, sino que también está creciendo su influencia en este país, y también desempeñan un papel más importante en el fortalecimiento de los intercambios culturales y la cooperación entre los dos Estados.

Además de los diez países mencionados anteriormente, están Vietnam, la República de Corea (Sur) y Camboya con una población china que supera el millón de habitantes. Además, Francia, el Japón, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Venezuela, la República de Sudáfrica, Italia, el Brasil, Rusia, España, Nueva Zelandia, los Países Bajos, la India, la India y otros países tienen una población china en el extranjero de más de 100.000 personas.

Desglosado por país y región, más del 70% de los chinos en el extranjero se concentran en el sudeste asiático, mientras que Indonesia, Tailandia y Malasia por sí solos representan alrededor del 60% del número total de chinos en el extranjero en el mundo.

Hoy en día, los chinos de ultramar ―o como yo los llamaría, «el collar que se extiende por la Ruta de la Seda»― son una puerta de entrada, un vínculo entre la República Popular China y los países de origen de sus ciudadanos lejanos. Se han convertido en una fuerza importante en los intercambios culturales y económicos entre China y el resto del mundo.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

©2024-saeeg®

NUESTRA UNIVERSIDAD: IRREVERENTE, INSUMISA Y CRÍTICA. ASÍ LA QUEREMOS.

Abraham Gómez R.*

Foto de Yan Krukau: https://www.pexels.com/es-es/foto/gente-hombres-mujer-colegio-8197544/

 

Confieso el inmenso agrado que siento cada vez que seleccionamos el tópico universitario para tejer reflexiones, de cualquier aspecto de nuestra admirada institución.

Reconocemos que la Universidad, algunas veces, se nos presenta esclerosada; pero también elogiamos que la Universidad sigue siendo un exquisito espacio societal donde se crean, re-crean, preservan, difunden y legitiman los conocimientos. Tal es su esencia.

La universidad venezolana ―la que promueve y permite el disenso y el pensamiento crítico― ha resistido los embates desde diversos lados. Adversarios internos y bastantes que le disparan desde afuera.

Nuestra Universidad ha soportado las trapacerías que las mentalidades obtusas y retrógradas han hecho (y aún insisten) para que desaparezcan estas casas de Estudios Superiores.

Han declarado: «muerte a la inteligencia. Viva la muerte»; aquella infeliz expresión del general Millán Astray, enfrentado al rector Unamuno, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca (1936).

Otros, no pocos, apelan a los ardides más inimaginables para intentar «arrodillarla».

Los totalitaristas creen que colocando la Universidad en condición abyecta responderla, de mejor manera, a sus específicos intereses ideológicos.

La universidad por su pura y clásica definición jamás estará al servicio caprichoso de parcelas y menos hará juegos a conveniencias individualistas.

Con toda seguridad, en la fortaleza de principios de la Universidad estriba su fama bien ganada de irreverente, protestaria y crítica. En permanente ebullición de ideas.

Sépase que así la queremos y necesitamos. Y nuestra disposición para defenderla siempre es irreductible e indoblegable.

Somos creaturas de la Universidad que mantiene incólume sus exquisitos escenarios para las constantes y respetuosas confrontaciones plurales.

Ha sido el propio carácter crítico que la Universidad genera y propicia lo que nos motiva a repensarla, sin descanso; a debatir lo que ha venido siendo y cómo debería ser. Con la severa advertencia de no incurrir en el artificio contrario de querer modelarla según nuestras egolatrías; o pretender cerrarle sus disímiles miradas y apocar sus horizontes.

Nuestra posibilidad académica apunta en otro sentido: resensibilizar, desde adentro, para que se desplieguen serias actividades de transformación. No es poca cosa. Lo sabemos. Hay demasiados asuntos álgidos a lo interno, que respaldan los conservadurismos o por lo menos «reman en dirección contraria» en estos tiempos de cambios acelerados.

En el presente tramo epocal muchas veces las opciones tecnológicas llevan un ritmo más rápido para alcanzar las causas de los hechos que superan los rituales tradicionales de enseñanzas-aprendizajes y a los contenidos de las matrices curriculares, en nuestras universidades. Comporta ―ciertamente― un interesante desafío, aunque produzca vértigos.

Frente a la descripción anterior, asumamos una actitud autocrítica. Empecemos por reconocer que estamos obligados a salir de este atolladero.

Que a nadie se le ocurra que la solución, en lo inmediato, es nombrar una comisión de «reforma universitaria». De lo que se trata es de transformar, que es adentrarnos mucho más allá de las formas.

Transformar, con libertad y autenticidad. Vamos a exponerlo con las palabras de este distinguido investigador social venezolano, Alex Fergusson: «La institución universitaria tiene, entonces, la responsabilidad de incitar a tener una visión crítica sobre sus propias misiones y las relaciones de ésta con la sociedad. Por consiguiente, también tiene la responsabilidad de desarrollar la reflexión crítica y de garantizar una autonomía de pensamiento… es, sin duda alguna, el sentido que debe darse hoy a la libertad académica y científica».

Hay que dejar atrás (decimos nosotros en añadidura) suficientemente lejos a tantos que han vegetado (y han medrado) por años en las universidades. A esa gente que jamás se ha atrevido a propiciar nada que vaya a contracorriente de lo estandarizado.

Debemos desplazar a quienes se dicen capitostes de la Universidad, que engulleron lo que alguna vez fue legitimado; pero que ya tal esquema se ha vuelto disfuncional e impracticable.

Hay que abrir las miradas para comprender y aprehender que hoy estamos inmersos en una sociedad que valora intensamente las múltiples opciones generadoras de conocimientos: fuente sustantiva de sus propias realizaciones.

Posibilidades tecnológicas incorporadas cotidiana y rutinariamente.

Entendamos que en la actualidad las ignorancias tienen un alto precio.

Agreguemos a todo lo reflexionado, lo siguiente: si la intención es construir saberes, entonces, que continúen anudados dos previsibles sustratos filosóficos en los espacios universitarios: Pensamiento Crítico y Libertad. Ambos factores conjugados no son pecaminosos ni ingenuos. Por cuanto Pensamiento Crítico y Libertad conforman una síntesis intrínseca en y desde la universidad. Pensamiento Crítico y Libertad han hecho insumisa a la Universidad, a lo largo de la historia.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Correo electrónico: abrahamgom@gmail.com

 

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

This site is protected by wp-copyrightpro.com