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2020 ANNUS HORRIBILIS

F. Javier Blasco*

Suelo realizar un pequeño análisis recordatorio político-social a nivel global cuando el año termina. En este caso, tengo que decir, sin lugar a dudas, que ha sido el peor y más largo año de mi vida, y creo no ser una excepción en esta percepción. Mala percepción que me lleva al convencimiento de que al igual que ya pasó con el cambio de milenio, no cambiará nada al sonar las últimas doce campanadas, extrañamente huecas, en una Puerta del Sol vacía y desolada. Pensar que con arrancar con ilusión la última hoja de un calendario demasiado manoseado, millones de veces consultado y muy usado con muchas anotaciones, deseos y encuentros forzosamente cancelados, todo va a cambiar, es como creer en que los burros vuelan o que mañana nos va a tocar la lotería.

Generalmente, las tragedias se suelen crear y encauzar desde un cierto tiempo atrás y una vez logrado el periodo de madurez, suelen explotarnos en la cara; seguidamente, crecen hasta que alcanzan su cenit o momento de máximo esplendor, desde donde inician la rama descendente de una curva que, no tiene por qué ser obligatoriamente simétrica a la anterior.

De hecho, creo que nadie pone en duda que 2020 será recordado como el año de las mascarillas obligatorias y de la pandemia del Covid; pandemia, que no en vano se conoce como Covid-19 por haberse empezado a detectar en dicho año. También será recordado por la obtención de una serie de vacunas tras una gran inversión, un esfuerzo titánico y mucha presión sobre la industria farmacéutica y los órganos de control de la salud y los medicamentos, que dicho sea de paso, se han “cubierto de gloria” como la Organización Mundial de la Salud que en toda la gestión, ha sido un auténtico fracaso; esfuerzos, prisas y presiones, que ya veremos si no nos saldrán aún más caros por no haberse respetado los plazos y algunos procedimientos. Vacunas que también, forzando la máquina, en las postrimerías del año, asistimos a su espectacular y publicitada inoculación; cosa, que pretendiendo ser masiva y de manos de la UE para toda Europa, se ha convertido más bien en otro apoyo a la sui generis y permanente campaña de propaganda de cada gobierno a poco que haya intervenido en su gestión, producción y acceso; que exalta la tremenda ilusión de las gentes por salir del pozo, a la vez que invade de dudas las mentes de muchas personas sobre su efectividad e inocuidad. Es una oportunidad para que los políticos puedan colgarse medallas ajenas como una vía para resarcir u ocultar previos y graves errores. Yo personalmente, tengo mis dudas sobre el alcance real de esta campaña masiva ya que, en realidad, somos tantos los millones de habitantes en el mundo, que a simple vista, manteniendo el ritmo, resulta casi imposible llegar a alcanzar cifras alegremente especuladas en tan corto espacio de tiempo; algunos especialistas lo estiman en tres años para cumplirlo.

2020 también será recordado porque, como consecuencia de la mencionada pandemia y en parte porque ya se venía anunciando, hemos entrado en la peor crisis económica mundial jamás vista hasta la fecha ni tras momentos pretéritos de gran desasosiego y dificultad para la humanidad; crisis que precisará fuertes inversiones durante más de tres años para ser superada. Casualmente en uno y otro caso, España —con el gobierno social comunista que nos mal gobierna— es el segundo país europeo con mayor número de decesos por millón de habitantes tras Italia y el penúltimo país en el ranking mundial de las riquezas y deudas públicas en relación con su PIB, siendo sólo superados negativamente por Argentina.

Es el año en el que contra todo pronóstico avanzado y reiterado por multitud de encuestas y medios, Trump ha perdido la posibilidad de ser reelegido para su segundo mandato consecutivo y que, por mucho que insista él mismo, su menguante cohorte de convencidos o paniaguados y una caterva de gentes que, aunque puedan estar bien formados, han caído en la trampa saducea del burlón gánster norteamericano por la que promulga que han hecho trampas y le han robado muchos de sus votos, aunque la justicia, incluida la Corte Suprema —amoldada a su imagen y conveniencia— parece no darlo por cierto ni probado. No sé si esta teoría será fruto de su invención o algo de veraz tendrá, aunque todo apunta a que de ser así, pocos votos serán. Su caída en desgracia es una realidad, que algunos anunciábamos allá por marzo o abril cuando las cosas se empezaron a poner serias y se veía claramente que algunos dirigentes políticos no se tomaban la pandemia con la suficiente y necesaria atención. En EEUU, al contrario de lo que parece, su electorado es muy exigente y bastante formado, que cambia de criterio según los aciertos o errores de quienes les gobiernan; por lo que, a pesar de determinados aciertos en el área económica y laboral, que nadie se los puede quitar, no perdonan hechos como la xenofobia o el racismo interno y el tomarse la vida o su seguridad y protección a la ligera, riéndose palpable y estúpidamente de las medidas que al respecto, toman los demás.

Dicen que Trump es un hombre de éxito y ha sido un buen mandatario porque en sus cuatro años de gobierno ha cerrado varios conflictos, no ha llevado a su país a alguno nuevo y que, como suele ser tradición de la Casa Blanca, se ha esforzado en ampliar las relaciones amistosas entre Israel y los países árabes. Puntos estos de los que discrepo directamente porque, si bien a simple vista son ciertos, todos aquellos conflictos, que son varios, que él ha dado por cerrados lo han sido en falso y dando lugar a otro tipo de abusos derivados de abandonar a su suerte a aquellos que durante años y con muchos sacrificios fueron sus aliados y que han dado todo mientras permanecieron en coalición o bajo su paraguas y amparo. Conviene recordar que el país que lidera el mundo, no es que tenga que entrar en guerra con todo aquel que se le suba a la espalda o se ría en sus barbas, pero si cumplir con sus amenazas una vez lanzadas oficialmente y ejercer plenamente el papel que se espera de él; sobre todo, si las amenazas a la paz mundial son directas, públicas y notorias como ha ocurrido con Irán y Corea del Norte en más de una ocasión. Países que a pesar de todas las fanfarronadas, amenazas y movimientos de distracción o acercamiento de Trump, han seguido con sus respectivos programas de armamento, nucleares o de mejora de sus misiles; siendo mucho más prósperos y eficaces ahora que hace cuatro años. Y por último, en lo referente al fomento de las relaciones entre Israel y los países árabes, a nadie se le escapa que este fenómeno suele traer efectos nocivos; es un arma de doble filo, porque mejorarlas siempre tiene un precio, supone un peligro para otros que están al margen y puede ser el germen de posteriores alianzas contrarias o de conflictos de mayor envergadura.

En este año, tras algo más de dos años de conversaciones, finalmente se ha consumado el Brexit; una pésima estrategia y peor maniobra táctica de unos malos políticos que por exceso de confianza de unos o un celo mal interpretado aderezado de un chovinismo exacerbado de otros, han tirado por la borda el sueño europeo del que fueron arte y parte importante y fundacional allá en los tiempos en los que la miseria y la necesidad recorrían como la muerte con su guadaña las tierras de Europa, asoladas tras dos incomprensibles e inhumanas guerras mundiales. Sólo la habilidad y la constancia de una mujer alemana (otra vez una alemana al rescate de Europa), la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von del Leyen, su saber hacer y un buen equipo liderado por ella misma, han conseguido, aunque in extremis, que dicha ruptura no fuera tan brutal y dura, como se vaticinaba. Sin llegar a ser así, ya estamos viendo el caos internacional creado con los transportes en Dover, lo que demuestra que los británicos son incapaces de manejar por si solos estas situaciones y augura que las consecuencias para ambas partes, aunque se cumpla lo acordado, serán muy graves y difíciles de enmendar, por lo auguro que todos los implicados en esta lucha tendremos más que perder que ganar.

La inmigración natural o por persecuciones y la falta de agua como consecuencia del cambio climático, son factores que no son nuevos, pero sí que han sido incrementados por la ausencia de entendimiento y voluntad para paliarlos entre los principales países contaminantes (EEUU, China, India y Rusia) y porque la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26), que iba a tener lugar en Glasgow el pasado noviembre, tuvo que ser pospuesta debido a la pandemia del Covid-19. Baste recordar, que la última, celebrada a finales de 2019 en Madrid y que debía ser auspiciada por Chile, debido al boicot de los mencionados países, acabó francamente mal y hasta obligó a maratonianas reuniones para elaborar un papel “vacío de contenido” para salir del paso.

Como consecuencia de lo anterior, y debido a otro tipo de presiones de índole político o religioso, los que no tienen nada que perder y mucho que ganar y los que se sienten verdaderamente oprimidos continúan sus movimientos masivos hacía el Norte tanto en África como en América en busca de un trabajo, su familia desplazada anteriormente o la seguridad frente a las persecuciones que algunos sufren; movimientos que aprovechan las mafias e incluso determinados países para obtener pingües beneficios con dinero manchado de sangre y sudor de unos pobres desgraciados que se ven forzados a inhumanas emigraciones o también y como no, para someter a irresistibles presiones a sus países vecinos con los que mantienen acuerdos o relaciones de “vecindad”, que suelen ser francamente lucrativos para una parte en los aspectos económicos, mejoran su prestigio zonal o ayudan en la búsqueda de mejores posiciones en el dominio territorial.

En este sentido, cobra un especial protagonismo Turquía, un país que lleva años reteniendo a millones de emigrantes procedentes de Asia, Oriente Medio y África a cambio de apoyos multimillonarios y determinadas tibias esperanzas de una potencial integración aunque muy lejana y prácticamente imposible por parte de la UE. Situación, a la que hay que añadir un exacerbado afán de expansionismo de la mano del omnipotente Erdogan, un nuevo sultán dictador y sátrapa —en su segunda afección aprobada por la RAE (Persona que gobierna despótica y arbitrariamente y que hace ostentación de su poder)— que desde hace años maneja a su antojo un país al que progresivamente ha ido cambiando en todos sus aspectos políticos, religiosos y sociales y que no ha dudado en protagonizar un autogolpe de Estado para poder detener y juzgar impunemente a todo aquel político, militar o religioso que se oponía a los grandes cambios que ya había hecho o a introducir en su país y sociedad. Trata de recuperar el esplendor y el poder del antaño Imperio otomano y para ello, no duda en aliarse o litigar por sus cuatro costados, crear conflictos donde no los hay y buscar o renacer todo tipo de enemigos o aspiraciones territoriales o como últimamente sobre recursos energéticos en el Mar Mediterráneo. Es capaz de realizar alianzas comerciales y de otro tipo con potenciales enemigos como Irán o Rusia aún a costa de poner en peligro su importante papel en la OTAN y su relación bilateral con EEUU y otros países musulmanes.

En el campo del expansionismo y las satrapías no debemos olvidarnos de papel jugado por Putin y Xi Jinping; dos caudillos que se encuentran cada vez más implicados en la lucha por el liderazgo mundial en los aspectos políticos, económicos y militares mientras en EEUU se produce el relevo presidencial y se decide claramente el papel a realizar por Biden; cosa que no tiene nada fácil si se dedica a enderezar o desatar todos los entuertos y nudos dejados atrás por su antecesor.

Todo apunta a que en este aspecto de mantenerse preparados para asaltar el podio mundial al menor descuido norteamericano, es el chino el que más papeletas tiene de ganar. Una vez pasados los apuros económicos provocados por Trump y casi superados los agobios derivados del origen de la pandemia, nacida en aquellas tierras de forma natural o provocada, mantiene su política de expansión por el Mar del Norte de China, la reconstrucción de sus viejas y nuevas rutas de la seda, una serie de acuerdos bilaterales económicos de extrema importancia y presiones específicas sobre territorios que le son adversos a sus intereses, como Hong Kong. Azuza con determinadas alianzas los rescoldos del siempre encendido brasero entre la India y Pakistán, países nucleares, en permanente liza y que no paran de mejorar e incrementar sus capacidades militares, sobre todo, la India.

Latinoamérica se mantiene en su constante ebullición como durante hace ya demasiado tiempo; un continente que ofrece tierras ricas en recursos naturales, gentes amables y trabajadoras; pero al mismo tiempo y en demasiados casos, se ha convertido en un nido y maternidad de los peores sátrapas, dictadores y corruptos políticos de la actualidad, que en muchos casos, subyugan o someten a sus pueblos de forma física y en otros, los más, les expolian sus riquezas de forma habitual; así como usan todo tipo de corruptelas y amañan resultados electorales sin pudor ni dignidad; países a los que sus corruptelas, sin el mínimo reparo, les llevan a asociar entre ellos. Cómo guinda que adorna el pastel, solo les faltaba que algún iluminado exdirigente político o aprendiz de brujo de determinado país europeo, como España, aparezca por aquellas tierras más de vez, que de en cuando, para con extrañas y posiblemente suculentas o rentables agendas, remover, aún más si cabe, la porquería almacenada en los rincones de los países sumergidos en profundas crisis políticas.

El continente africano siempre sumido en un caos perfecto en su ribera mediterránea donde diversos países foráneos quieren meter su cuchara; en busca de liderazgos zonales entre Argelia y Marruecos; con un Sahara a punto de estallar una guerra internacional con implicaciones directas o indirectas para varios países, entre ellos España; donde las filiales del Estado Islámico como Boko Haram, siembran el pánico y la muerte entre los cristianos de diversos países de franja central, Nigeria, Chad y Camerún entre ellos y con una abundante y muy joven población que sin cesar, busca su acomodo en Europa para lo que se lanza a las pateras o a asaltar las vallas de Ceuta y Melilla sin pensar en los peligros que les puedan acarrear. Un continente rico y floreciente, mal dirigido y peor explotado desde la época colonial, que no ha pasado desapercibido ni a Rusia ni a China para asentar sobre él sus bases comerciales, totalmente rentables y ya veremos cuáles serán las consecuencias de estas hazañas.

Sobre España, asegurar que anteriormente quedó bien claro el nivel de prestigio mundial en los aspectos de gestión económica y sanitaria; solo falta añadir que su gobierno social-comunista, aliado o apoyado por los peores enemigos de la nación, se ha empeñado en cambiar las reglas del juego y ponerlo todo patas para arriba aunque afirma lo contrario; tomaron al asalto los medios de comunicación, controlan lo que se publica en las redes sociales, invaden y acosan permanentemente a la justicia y tienen anulado al poder legislativo de tal forma y manera, que es totalmente imposible introducir ni una sola modificación o enmienda a la ingente cantidad de Leyes o Reales Decretos emanados al amparo de una situación de emergencia derivada del Estado de Alarma más largo y escandaloso de la historia mundial. Con escaso o nulo prestigio internacional; acosada por su vecino del Sur; con no pocos problemas con Gibraltar a resolver a marchas forzadas; pendiente de la llegada de las limosnas europeas para poder respirar y a la espera de que, cuando el gobierno acabe sus destructivos mandatos, alguien vendrá para arreglar las cosas a base de restricciones y recortes y poder paliar el desproporcionado y caprichoso gasto y las costosas alegrías que nos dejaron tan mal. Un año, en el que el engolado presidente ha cerrado, hoy mismo, su programa político para el periodo anual efectuado su enésima plática a la nación con su habitual aspecto chulesco, excesivo maquillaje, mintiendo a manos llenas y amparándose en ciertos informes de aduladores rebuscados adrede para la ocasión, que ya no se conforman con adularle solo en privado.

Las previsiones meteorológicas para estos últimos días del año y los primeros del próximo, anuncian que la mayor parte del territorio europeo y español en particular se mantendrá nevando y espero que en esta ocasión se haga realidad aquello de “año de nieves, año de bienes”; aunque tal y como está el mundo y para nosotros con las ocurrencias y actuaciones del gobierno, nunca se sabe que puede pasar.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.                       

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Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/2020-annus-horribilis

EL ATLÁNTICO SUR. UNA ZONA DE PAZ Y COOPERACIÓN EN CONFLICTO. CUANDO NO SE USAN LAS HERRAMIENTAS QUE SE DISPONEN.

César Augusto Lerena*

Países miembros de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur, ZPCAS.

Convencidos la mayoría de los países con Zona Económica Exclusiva (en adelante ZEE) en el Atlántico Sur, en la 50a. sesión plenaria de la Asamblea General de las Naciones, se dictó la Res. 41/11 el 27 de octubre de 1986 donde se declaró al Océano Atlántico, en la región entre África y América del Sur, como Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” (ZPCAS) y se exhortó a todos los Estados de esta área “a promover una mayor cooperación regional, entre otras, para el desarrollo económico y social; la protección del medio ambiente; la conservación de los recursos vivos y, la paz y seguridad de toda la región” a la par de impulsar —en especial a los Estados militarmente importantes— que respeten escrupulosamente a esa región como zona de paz y cooperación, en particular mediante “la reducción y eventual eliminación de su presencia militar en dicha región, la no introducción de armas nucleares o de otras armas de destrucción masiva y la no extensión a la región de rivalidades y conflictos que le sean ajenos».

América y el Caribe por el Tratado de Tlatelolco (1967), ya se había convertido en la primera región desnuclearizada (Alfredo Palacios, 30/10/18), cuestión que violó el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante el Reino Unido) a partir de 1982.

Independientemente de las cuestiones relativas a la eliminación del apartheid y a la libre determinación e independencia de Namibia que refirió la Asamblea e, instar a la aplicación de todas las resoluciones referidas al colonialismo, el racismo y el apartheid; como un hecho muy importante, en relación de la ocupación británica de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur (en adelante Malvinas), la Asamblea también exhortó a los Estados de la región y a todas las demás regiones a que “…respeten la unidad nacional, la soberanía (…) y la integridad territorial de todos los Estados (…) observen estrictamente el principio de que el territorio de un Estado no debe ser objeto de una ocupación militar (…) así como el principio de que es inadmisible la adquisición de territorios por la fuerza”.

El Atlántico Sur es la frontera común entre dos continentes que con anterioridad estaban unidos geológicamente y, ahora están separados por un extenso espacio marítimo que linda con las costas americanas, africanas occidentales y antártica. Los límites del Atlántico Sur son en la latitud al norte del Ecuador y al Sur en 66°33´5” donde se encuentra el Círculo Antártico. Los límites medidos en longitud son entre 70° Oeste y 20° Este. Rebasa la cuestión geográfica del Atlántico Sur e incluye archipiélagos como Cabo Verde. (González, Ariel S. Universidad Kennedy, 2007).

Angola, Argentina, Benín, Brasil, Cabo Verde, Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea-Conakri, Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial, Liberia, Namibia, Nigeria, República del Congo, República Democrática del Congo, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica (se incorporó en la cumbre de Brasilia de 1994), Togo y Uruguay suscribieron la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” (en adelante ZPCAS) y, quedaron afuera de ello, las islas Ascensión y Tristán da Cunha, que son colonias británicas e, inclusive, nuestras Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur que, podrían interpretarse como participantes al ser parte de nuestro territorio nacional, pero sin concretarse mientras se encuentren ilegalmente ocupadas por el Reino Unido. Este hecho notable debería contribuir a aislar al Reino Unido en el Atlántico Sur, ya que resulta inaceptable la presencia de buques y submarinos nucleares de su Armada en la región y la ocupación territorial marítima y la explotación ilegal de los recursos naturales, en contradicción con lo resuelto en la Res. 31/49 de las Naciones Unidas; a la par de quedar marginada de cualquier proyecto global sur-sur que lleven adelante estos países respecto a la “Zona”.

Dejaré de lado la historia respecto a los avances y retrocesos desde 1986 a la fecha de la ZPCAS; sí diré que los distintos gobiernos argentinos carecieron de una Política de Estado al respecto y llevaron adelante tácticas contradictorias, que fueron, desde no efectuar declaraciones finales sobre la cuestión Malvinas en las reuniones; minimizar el valor de la ZPCAS ausentándose el Canciller argentino en las deliberaciones, hasta tener alguna mención específica relativa a cumplir con la Res. 2065/65 de la ONU, incluso, con el apoyo de países de la Comunidad de las Naciones Británicas. Nada o casi nada respecto a la explotación de los recursos naturales y en especial a los migratorios, cuya captura afecta al ecosistema y consecuentemente a la explotación nacional del total del stock disponible originado en la ZEE Argentina.

En síntesis, entiendo, que la Argentina ha desaprovechado hasta la fecha esta relación afroamericana unánime para favorecer la posición de Argentina en el Atlántico Sur, en particular, en lo relativo a Malvinas y la explotación de los recursos naturales y muy especialmente los migratorios.

Los Acuerdos, Tratados, Declaraciones, hojas de ruta (Acuerdos de Madrid, Pacto de Foradori-Duncan, Acuerdo de Nueva York, etc.) no han sido, lo que jurídica y diplomáticamente todavía se discute, han sido lisa y llanamente cesiones de Argentina al Reino Unido y a los Estados de Bandera y la consolidación de la extranjerización del mar argentino.

De tal modo que tenemos al menos tres problemas: El primero, hay que desactivar esas cesiones; el segundo, los británicos tienen ocupado militarmente 1,6 millones de km2 de la ZEE Argentina y dentro de él a los archipiélagos de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y están en una situación geopolítica de prevalencia respecto a la parte meridional del Atlántico Sur, la Antártida y el Estrecho de Magallanes y, el tercero, hay que recuperar un millón de toneladas de productos pesqueros que se capturan en forma ilegal (INDNR) con o sin licencia británica en el Atlántico Sudoccidental. No parece que, en esta situación, la Argentina pueda desatender este importante foro, la más importante convención sur-sur.

En su política exterior de afianzar las relaciones con el África, la República Federativa del Brasil ha sido el principal promotor de esta iniciativa; pero, la Argentina debería empezar a prestarle mucho interés, porque tiene varias razones de peso como he apuntado. Para ello, debería darle especial atención a las cuestiones de organización de modo de promover las acciones y acuerdos de cooperación, ya que la actual estructura no cuenta con la dinámica suficiente, en la búsqueda de alcanzar la entidad internacional indispensable para sostener con fuerza nuestras iniciativas; promover acuerdos respecto al transporte marítimo; el cuidado ambiental y de los recursos de las ZEE y del dominio de las especies migratorias y potenciar la relación y los negocios con los países africanos costeros occidentales. Por ejemplo, las relaciones con Angola que nacieran en 1988 con Alfonsín; en 2013 el gobierno la dinamizó con la designación del embajador Julio Lascano y Vedia quien accedió a una Embajada inexistente. Se hicieron varios convenios de cooperación que llevaron la balanza comercial de 150 a 400 millones de dólares y hoy Angola está entre las que tienen balanza favorable para la Argentina. África es un mercado demandante de alimentos y tecnología que nuestro país puede proveer. Ello, no solo permitiría un intercambio de bienes sino un mayor interés africano en las cuestiones argentinas y en especial la relativa a los derechos de Argentina sobre Malvinas y la Antártida.

Por supuesto, que la ZPCAS, es el ámbito adecuado para tratar también, cuestiones relativas al narcotráfico, trabajo esclavo, contrabando y crimen organizado. Temas en que la Argentina debiera acordar muy especialmente con el Uruguay, respecto al apoyo a buques asiáticos que hacen apoyo en sus puertos.

En las reuniones en Luanda y Montevideo se abordaron alguna de estas cuestiones en los tres talleres preparatorios y durante la VI Reunión Ministerial de la ZPCAS, donde el gobierno argentino le dio relevancia a tres temas claves: la cuestión de Malvinas, el desarrollo de los mecanismos de las Operaciones de Paz y en el marco del Derecho del Mar, la implementación de medidas contra la pesca INDNR y la protección de los recursos genéticos marítimos (Gladys Lechini, Revista Brasileira de Estudios, 7, Jan./Jun. 2019), aunque a la luz de los resultados, los avances han sido insignificantes respecto a la custodia de la soberanía política, territorial, marítima, pesquera y alimentaria argentina.

Esta acción del bloque permitiría avances rápidos de cooperación en ciencia, tecnología y mecánica agroindustrial e intercambios tecnológicos y de regulación de la Pesca en el Atlántico Sur sin la injerencia de terceros países ajenos a ZPCAS que, a través de la CONVEMAR, pretenden como Estados de Bandera (buques extranjeros) explotar los recursos que son de dominio de los Estados Ribereños. Este es el caso de las flotas pesqueras chinas, coreanas y a taiwanesas, pero también, de las españolas que —tienen licencias ilegales en Malvinas y pescan a distancia en alta mar— y habrán de incrementar su presencia a raíz de reducirse sus capturas en aguas británicas a raíz del Brexit y transformarse en un 30% en Áreas Marinas Protegidas las aguas comunitarias.

La ZPCAS se encuentra en abierta contradicción con la CONVEMAR ya que mientras aquella alentaría el intercambio de recursos naturales entre sus miembros y, por tanto, la protección de éstos en sus ZEE y los migratorios fuera de ella, desalentando la injerencia de terceros países en la región, la CONVEMAR y el Acuerdo de Nueva York promueven la explotación de los Estados de Bandera (buques extranjeros que pescan a distancia) y la formación de Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero (OROP) donde intervendrían países ajenos a la ZPCAS.

Por cierto, el fortalecimiento del intercambio y la cooperación generará mayores lazos para que los países que integran la ZPCAS apoyen de mínima la posición argentina de reclamar al Reino Unido la negociación de soberanía según la Res. 2065/65 de la ONU y de máxima lo que ya Sudamérica ha resuelto, que, es no prestar ningún tipo de apoyo (comercial, portuario, de transporte, logística, etc.) que favorezca del desarrollo del Reino Unido en Malvinas y, en ese sentido, el gobierno de Argentina debe mantener una coherencia que no ha mantenido en las reuniones de la ZPCAS, respecto a reclamar o no sus derechos en Malvinas o, con la firma de acuerdos que autorizan vuelos desde Malvinas a San Pablo, investigaciones conjuntas pesqueras, etc. Una política pendulante de Argentina que debe terminar y ajustar sus acciones a lo prescripto en la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional.

¡Nada mucho cuesta poco! Pero ha llegado la hora de avanzar con inteligencia, rigor y perseverancia.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad. 

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CHINA Y EUROPA EN ÁFRICA: DOS MODELOS DE COOPERACIÓN EN COMPARACIÓN

Giancarlo Elia Valori*

Cumbre del Foro de Cooperación China – África 2018 EFE

China está tratando de diversificar la adquisición de recursos naturales y mercados en desarrollo para sus exportaciones y, como se ha visto, se encuentra entre los países donantes más grandes. Los dos grandes Foros Sino-Africanos de 2006 y 2015 fueron casi ignorados por los medios europeos, debido a las mencionadas críticas al Imperio Medio por cómo aborda la cuestión de los derechos humanos.

Pero lo que nos preguntamos es por qué, si el sistema chino logra conquistar las materias primas y es acogido sin quejas por los africanos, Europa es incapaz de desembarcar en África, salvo con una limosna miserable y degradante. Una vez más, la Unión Europea está tratando de dictar reglas de moralidad a África, tales como: “Nosotros, la UE, somos mejores que los chinos”. Pero si es cierto que somos “mejores”, ¿por qué África está volviendo su mirada hacia el Este en lugar de rechazar el buenismo liberal-chic?

Así que cuando asistes a conferencias y conferencias, tanto como orador como espectador, estás absolutamente cansado de escuchar que China es “mala” porque comercia con aquellos que no son “buenos”, mientras que Europa y los Estados Unidos de América son “buenos” porque quieren regatear sólo con aquellos que se convertirán en “buenos”, tal vez induciéndolos a ser “buenos”, tal vez induciéndolos a serlo en las formas que conocemos. Pero aquellos que son “malos” esperando llegar a ser “buenos” ¿qué deben hacer?

Creo que la respuesta está en un libro de hace más de diez años (Cecilia Brighi, Irene Panozzo, Ilaria Maria Sala, Safari cinese. Petrolio, risorse, mercati. La Cina conquista l’Africa, Milano, O barra O, 2007), cuando los autores, de una manera sutilmente clara, refiriéndose a las empresas blancas, escribieron: “obligados a respetar los convenios y normas dictados por la OIT, la OCDE, así como las normas ambientales y de seguridad, las leyes nacionales y los contratos de los países a los que pertenecen” de los mencionados “forzados”.

La hipocresía de la famosa carga, destruida por un simple participio pasado de género femenino y número plural: forzado. Si una institución obliga a ser “bueno”, aquellos “buenos” por convención kantiana ya deberían ser “buenos” para el sistema de producción y la dirección de la sociedad civil, significa que algo está mal: muy grave.

China tiene enormes intereses económicos en el continente. La penetración comercial, el desarrollo de la colaboración en el ámbito de las fuentes de energía, las inversiones y los préstamos blandos son actividades que han experimentado un crecimiento espectacular en las relaciones entre Beijing y los países africanos desde finales de la década de 1990: no hay duda de que el carácter político de las relaciones entre China y Africa se ha engrosado con fuerza. El interés de China por Africa se explica, sobre todo, por la inmensidad de los territorios, la riqueza de los recursos naturales y el enorme potencial de desarrollo del continente.

Los principios y objetivos generales de la política china se basan sobre todo en la definición de una asociación estratégica con África, basada en la igualdad política y la igualdad de cooperación económica: el modelo Bandung anunciado por Zhou Enlai en 1955 que se basa en el respeto de los intereses de ambos países y en el que todas las partes se benefician de la cooperación. Y, de hecho, la característica más llamativa es que el comercio entre China y África está creciendo mucho más rápido y de manera más significativa que con Europa y los Estados Unidos.

El interés se concentra principalmente en el sector de las materias primas y los productos energéticos: la oferta de petróleo es, de hecho, un eje central del crecimiento económico de China, más aún si se tiene en cuenta el hecho de que una reducción de los suministros, y en cualquier caso una demanda que es mucho mayor que la oferta, permitiría al mercado internacional mantener los precios de la energía bajo control, lo que podría ser un desastre para un país que ha hecho de los productos baratos y la capacidad de exportar la deflación su principal factor de competitividad internacional.

Desde mediados de la década de 1990, las tres mayores compañías petroleras estatales de China, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y Sinopec (China Petroleum and Chemical Corporation), han asumido un papel creciente en Africa, tanto en la prospección y explotación, como en actividades conexas, como la construcción de refinerías y oleoductos. , iniciando una competencia activa con las compañías petroleras occidentales que ha tenido mucho éxito. La economía de China necesita enormes cantidades de energía.

Al 20 de agosto de 2020, en la lista de proveedores de petróleo de China, África es la segunda luego de Medio Oriente (44,25%): Angola 9,5%, República Democrática del Congo 2,3%, Libia 2%, para un total de 13,8%

Si nos fijamos en los acuerdos que se han hecho en los últimos años, parece muy probable que el peso de China como salida para el petróleo africano aumente significativamente. Además, como ya se ha mencionado, África representa para China un enorme mercado potencial para sus productos económicos, especialmente de los sectores textil y tecnológico.

Beijing puede competir fácilmente, gracias a la mano de obra barata y la producción a escala industrial, con la artesanía local, especialmente en lo que respecta al mercado de ropa (lejos de saturado). Además, puede cubrir el Continente Negro con productos aún no generalizados entre la población, haciendo accesibles las tecnologías y servicios que aún no han estado disponibles.

La capacidad de China para mantener los costos de producción y, por lo tanto, unos precios muy bajos, junto con una mejora deseable de las condiciones económicas de los locales, abre la puerta a las principales perspectivas comerciales, que proyectan las relaciones comerciales sino-africanas mucho más allá de las estadísticas conocidas.

Baste decir que en el EY Attractiveness Program Europe: How can Europe reset the investment agenda now to rebuild its future?, publicado en mayo de 2020, África sólo se menciona en la página 31 con la pregunta: “¿Cómo cambiarás tu modelo de cadena de suministro en respuesta a COVID-19?”: “En lugar de un movimiento masivo de retorno al país de origen de los procesos productivos, el 83% de los ejecutivos encuestados esperan una regionalización de las cadenas de suministro, con un cierto acercamiento de ciertos centros de producción y sus cadenas de valor en las fronteras de la UE y África”.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo exclusivo para SAEEG. Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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