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AMÉRICA CAUTIVA. LA APREMIANTE NECESIDAD DE CONSTRUIR UNA IDENTIDAD Y UN MODELO DE DESARROLLO PROPIO.

Marcelo Javier de los Reyes*

 Guillermo Emilio Magrassi

El origen de “América Latina”

El sociólogo y antropólogo argentino Guillermo Emilio Magrassi (1936-1989), conducía a mediados de la década de los 80 el programa de televisión “La aventura del hombre”, uno de los mejores programas de esa época. En la introducción de los documentales siempre hacía un valioso aporte intelectual, sobre todo para quienes cursábamos por entonces carreras humanísticas. En aquella época no había Internet ni cable y la televisión se limitaba a prácticamente cinco canales, por lo que estos comentarios previos eran sumamente enriquecedores.

Uno de ellos lo dedicó a exponer el origen de por qué nosotros somos “latinoamericanos” y no “americanos”.

Los orígenes de nuestra denominación se remontan a la colonización y a la puja que existía entre las potencias europeas, a la que luego se sumaron los Estados Unidos, ambicionando conformar una América “sin europeos”, como lo expresara la doctrina Monroe (1823).

Michel Chevalier (1806-1879), escritor y economista francés, fue quien acuñó el término “latina” para referirse a la parte hispana y portuguesa del continente americano y lo hizo en la recopilación de sus cartas titulada Lettres sur l’Amérique du Nord (1837), escritas durante su estadía en los Estados Unidos. A su criterio Francia, la nación latina más importante, estaba llamada a erigirse como la regente sobre los pueblos de América del Sur, esos pueblos hispanoamericanos que veía con desdén.

Michel Chevalier. “Lettres sur L’Amérique du Nord”. Editorial: Charles Gosselin et Cie, Paris, 1837.

El filósofo e historiador argentino Arturo Andrés Roig (1922-2012), en su libro Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano[1] se explayó sobre los nombres que, sucesivamente, fueron dados al continente:

En los siglos XVI Y XVII se hablaba de las Américas que integraban el Imperio español y el portugués, denominándolas “Indias Occidentales”, “Nuevo Mundo”, “Nuevo Orbe”, etc. En el siglo XVIII se generalizó el ya por entonces antiguo término “América”, y en relación con él aparecieron los de “América Española” y “América Portuguesa”. Más tarde, en el siglo XIX, pasada su primera mitad, se hablará de “América Latina”. A comienzo del siglo XX, y sin que dejaran de usarse a veces y en particular los nombres que se imponen desde la segunda mitad del siglo XVIII, se hablará de “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “Indoamérica”, “Euroamérica”, “Eurindia”, etc.

Arturo Andrés Roig (1922-2012)

Asimismo, Roig se explayó sobre el origen francés de “América Latina” y al sentido que le dieron dos intelectuales americanos: el chileno Francisco Bilbao (1823-1865) y el colombiano José María Torres Caicedo (1830-1889). Ambos lo hicieron en 1856, Francisco Bilbao en una conferencia dictada en París el 24 de junio y José María Torres Caicedo en un poema titulado Las dos Américas, también en París el 2 de septiembre[2]. Francisco Bilbao le dio al término una impronta anticolonialista, antiimperialista. Por su parte Torres Caicedo marcó las diferencias entre el norte y el sur. Así comienza el poema de Torres Caicedo:

Rica, potente, activa y venturosa

Se levanta de América en el Norte

Una nación sin reyes y sin corte,

De sí señora —esclava de la ley;

Débil ayer, escasa de habitantes,

Al ver que Albión su libertad robaba,

¡Atrás, gritó: la servidumbre acaba,

Porque hoy un Pueblo se proclama rey!

En su poema habla del odio del “yankee” a la raza española y sus ambiciones sobre el resto de América. Ya mencionaba que la “Unión” era imposible y que el sur y el norte tendían a separarse. Torres Caicedo, además de señalar la diferencia entre las partes, mencionó en su poesía a “América Central”, a “América del Sur” y a “la raza de América Latina” que al frente tiene la raza sajona.

Luego, el término “América Latina” fue utilizado en 1861 por el francés Lazare Maurice Tisserand (1822-1893) y fue coincidente con la invasión de Napoleón III a México, es decir que tuvo su origen en las ambiciones imperialistas de Francia en América —en el marco de la reestructuración de su “gloria imperial” emprendida por el sobrino del primer Napoleón— e intentó identificar a los países colonizados por los españoles, los portugueses y los franceses dentro de un mismo bloque. Esta utilización del término se enmarcaba en una “ideología panlatinista”, acuñada por los franceses y bien acogida por varios escritores hispanoamericanos[3]. Por esos años Francia deseaba imponer su autoridad ante Rusia, el Reino Unido y una Alemania que estaba forjando su identidad.

La intervención francesa en México. Secretaría de la Defensa Nacional, Gobierno de México,<https://www.gob.mx/sedena/documentos/la-intervencion-francesa>

Esa identificación geográfica y cultural aún continúa. En la actualidad se conoce a “América” sólo como a los Estados Unidos y a los países que fueron otrora colonias españolas, portuguesas y francesas como “América Latina” —que en realidad constituyen geográfica y demográficamente la mayor parte de América—, deformando la concepción histórica americana. ¿Por qué no se habla de una América —en referencia a los países iberoamericanos— y de una “Angloamérica”? Digo Angloamérica porque tampoco es correcto llamarla como “anglosajona” —otra confusión terminológica creada adrede— ya que según el diccionario de la Real Academia Española los sajones son los habitantes de Sajonia, Alemania. Claro que una parte de ese pueblo germánico que habitaba antiguamente en la desembocadura del Elba, se estableció en las islas británicas en el siglo V, pero eso no lleva a que al conjunto de pueblos de esas islas se los considere sajones. Los celtas, por ejemplo, no lo eran ni lo son actualmente.

Evidentemente esta cuestión de considerar a los estadounidenses —no “norteamericanos”— como “americanos” tiene una intencionalidad que también ancló en el expansionismo de los Estados Unidos que se remonta a las primeras décadas del siglo XIX.

A propósito de esta clasificación, cabe aclarar que fueron los españoles quienes llegaron primero a estas tierras y descubrieron un nuevo continente. También fue la difusión de los mapas del nuevo continente realizados por el navegante florentino Amerigo Vespucci (1454-1512) —quien se persuadió de que no se trataba de las Indias sino de otras tierras—. De ahí que a estas tierras se las denominara posteriormente “América”.

El primer mapa que hace referencia directa a América en su nomenclatura es la Universalis Cosmographia Secundum Ptholomei Traditionem e Et Americi Vespucci, carta geográfica realizada por Martín Waldseemüller y publicada en 1507.

A los españoles les siguieron, bien pronto, otros “latinos”: los portugueses. España y Portugal eran las grandes potencias de la época.

Del mismo modo me parece interesante mencionar que no fueron los británicos o los franceses los primeros en llegar a la “Angloameríca” o “Francoamérica”, es decir la región norte del continente, sino un militar español quien —según una versión carente de datos históricos— buscaba la fuente del rejuvenecimiento. Juan Ponce de León (1460-1521), siguiendo las indicaciones de los aborígenes para encontrar esa fuente de aguas que rejuvenecían, desembarcó en Pascua de 1513 en un territorio que denominó La Florida y, con anterioridad, había descubierto Puerto Rico. En 1521 retornó a La Florida para fundar una colonia como gobernador.

Las instituciones regionales, una muestra de la subordinación

Los verdaderos americanos, como hemos asumido conscientemente nuestra subordinación al imperio que sea, hemos creado una serie de instituciones en las que dejamos en claro que son “latinoamericanas” y no “americanas” como, por ejemplo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL) y el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).

Cuando se creó una nueva institución que intentaría quitarle protagonismo y poder a la Organización de Estados Americanos (OEA), hegemonizada por Estados Unidos, nuevamente se utilizó una denominación que pondría en evidencia esa subordinación y que, de hecho, limitaría su ampliación a otros países del continente. De este modo, como resultado de las Declaraciones de Cusco (8 de diciembre de 2004), de Brasilia (30 de septiembre de 2005) y Cochabamba (9 de diciembre de 2006) y en ocasión de la firma del Tratado Constitutivo en Brasilia, en mayo de 2008, se estableció la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), del cual participaron Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

En el preámbulo de ese Tratado Constitutivo manifestaron “su determinación de construir una identidad y ciudadanía suramericanas y desarrollar un espacio regional integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura, para contribuir al fortalecimiento de la unidad de América Latina y el Caribe”. La integración, la unión, el desarrollo sostenible, el bienestar de los pueblos y la resolución de los problemas regionales (pobreza, exclusión y desigualdad social), la integración energética, la integración industrial y productiva, el intercambio de información y de experiencias en materia de defensa, formaron parte de los objetivos constitutivos de la UNASUR[4].

Su creación se debió a que varios gobiernos de la región —los de Néstor Kirchner en Argentina, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador— se enrolaban ideológicamente en lo que se ha dado en llamar “progresismo”, vinculado a las tendencias desarrollistas, es decir que procuraba el desarrollo y el progreso de la sociedad en todos los ámbitos, particularmente en el político-social. De alguna manera, el progresismo es afín a la ideología de izquierda.

Desde entonces el mapa ideológico de la región ha sufrido grandes cambios en el sur de América y varios países han dado un giro hacia el centro y la derecha —o dicho de otro modo, hacia gobiernos más “liberales”—, como Ecuador con Lenin Moreno, Brasil con Jair Bolsonaro, Argentina con Mauricio Macri y, a fines de noviembre de 2019, Uruguay con el triunfo electoral de Luis Lacalle Pou. Sin embargo, en 2019, una serie de convulsiones que conmocionaron a Ecuador, Chile —considerado el “país modelo” de la región— y Bolivia, país donde los levantamientos de los sectores opositores derivaron en la renuncia y en el exilio de Evo Morales y en el nombramiento de Jeanine Añez como presidente.

Como consecuencia de estos cambios de gobierno, varios países de la región se retiraron de la UNASUR. Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Paraguay tomaron esa decisión.

El 12 de abril de 2019, la Argentina “denunció el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), a través de una comunicación dirigida a la República del Ecuador en su calidad de depositario y una nota detallada al Presidente Pro Tempore de este organismo regional, el Canciller del Estado Plurinacional de Bolivia”[5]. El comunicado de la Cancillería Argentina agrega:

Esta decisión fue tomada en el marco de la crisis que aqueja a ese Organismo, manifestada en la acefalía de la Secretaría General por más de dos años, así como una agenda con alto contenido ideológico y muy alejada de sus objetivos iniciales y el desorden administrativo que prevaleció en la organización los últimos tiempos. Este diagnóstico sobre la situación de la UNASUR es compartido por varios países de la región, algunos de los cuales, tal el caso de Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú, también tomaron la decisión de retirarse de la Unión.

Al comunicar su decisión a la Presidencia Pro Tempore, la Argentina ratificó su vocación y voluntad integracionista así como su disposición a explorar alternativas de integración regional más eficientes y con resultados tangibles para nuestras sociedades.

Al retirarse Ecuador, se consideraba que la sede del organismo se trasladaría a Bolivia pero la renuncia de Evo Morales abre dudas sobre el futuro del organismo. El 15 de noviembre de 2019, la canciller interina de Bolivia, Karen Longaric, confirmó que su gobierno decidió la salida del país de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y que analiza también el retiro de la UNASUR[6].

Como resultado de ello, solo Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela permanecerían actualmente como miembros de la UNASUR, es decir cuatro de los doce países firmantes.

En este contexto de cambios, mientras que Uruguay gira hacia la centroderecha con Luis Lacalle Pou, poniendo fin a 15 años de gobiernos del izquierdista Frente Amplio, Argentina retoma el camino del progresismo con Alberto Fernández, tras cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, quien dejó a su país en una crisis económica y moral.

El canciller argentino, Felipe Solá, ha manifestado la intención de que la Argentina regrese a la UNASUR y afirmó que la decisión de no invitar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la asunción de Alberto Fernández a la presidencia fue “una medida estratégica” para avanzar con el objetivo de “recrear” la UNASUR junto a países que son críticos del gobierno venezolano. Agregó que se encuentran dialogando con seis o siete países para “entablar conversaciones positivas” en ese sentido[7].

El potencial de la región

En 2013 expertos de la UNASUR propusieron realizar un inventario de las riquezas naturales de la región, así como la creación de un instituto de altos estudios sobre esta temática con el fin de diseñar estrategias para su aprovechamiento[8]. En la actualidad, la región —de una extensión de 17 millones de kilómetros cuadrados— cuenta con una población superior a los 400 millones de habitantes, posee el 32% del agua dulce y una gran riqueza en términos de biodiversidad (ocho millones de kilómetros cuadrados de bosques, dos océanos). En América del Sur también se encuentra “el triángulo del litio” —conformado por Argentina, Bolivia y Chile— que, según datos de 2018 del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), concentra alrededor del 67% de las reservas probadas de ese mineral y cerca de la mitad de la oferta global[9]. Otros informes consideran que ese porcentaje es aún mayor. Por su parte, Perú tendría uno de las mayores reservas de litio en Puno[10]. Este mineral es esencial para la fabricación de baterías de celulares, computadoras portátiles y autos eléctricos.

Venezuela es el país con mayores reservas mundiales de petróleo, 302.300 millones de barriles (1° de enero de 2018), conforme a información estadística obtenida de The World Factbook de la CIA (Central Intelligence Agency) de los Estados Unidos. En el listado de los países con las mayores reservas de petróleo del mundo se encuentra Brasil en el puesto número 14 (12.630 millones), Ecuador en el puesto 17 (8.273 millones) y Argentina en el 32 (2.162 millones).

Con respecto a las reservas mundiales de gas —según el The World Factbook—, Venezuela se encuentra en el 7° lugar de la lista. Sin embargo, el megayacimiento hidrocarburífero no convencional de Argentina, Vaca Muerta, sería la segunda reserva más grande de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional[11].

Vaca Muerta es una formación sedimentaria depositada en un mar de edad jurásica, en la Cuenca Neuquina. Fue denominada así en 1931 por el doctor en Geología y Paleontología estadounidense Charles Edwin Weaver (1880-1958).

La región cuenta, además, con otros minerales como plata (42%), cobre (38%), estaño (33%), hierro (21%), níquel (14%) y otro recurso estratégico que se inserta en la guerra comercial entre Estados Unidos y China: las denominadas “tierras raras”, que no son ni “tierras” ni “raras” sino un grupo muy variado de elementos químicos y tampoco son tan escasos. Por el contrario, son bastante abundantes, como por ejemplo el cerio que es el elemento 25º en la tabla de abundancia en la corteza terrestre, parecido al cobre[12]. Se trata de un conjunto de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio). Estos elementos son vitales en la industria de alta tecnología.

La mayor parte de esas reservas se encuentran fundamentalmente en China[13] y en el marco de la guerra comercial entre ambas potencias, China consideró limitar la exportación de estos minerales críticos[14]. En la región, Brasil es —aunque muy lejos de China— el país que cuenta con reservas de estas tierras raras y que, actualmente, se encuentra alineado a los Estados Unidos, por lo que puede ser considerado como un proveedor de esos elementos si China decidiera no suministrárselos en el caso que la tensión se incremente entre ambas potencias.

Entre los puntos que deben considerarse es que la región es una gran productora y exportadora de alimentos y que sus habitantes hablan dos lenguas mutuamente inteligibles.

A modo de conclusión

En función de lo expuesto, creo conveniente citar nuevamente a Guillermo Emilio Magrassi quien, acaso por haber fallecido joven, no logró sembrar en profundidad sus ideas ni en nuestro país ni en América. En 1985, cuatro años antes de su muerte, escribió:

El país, al igual que la nación, sigue fragmentado. Somos como un archipiélago de islas separadas, vertical y horizontalmente, social y culturalmente. No basta siquiera con que podamos llegar a reconocer nuestra plurietnicidad, ni que lleguemos a encontrar en nuestra realidad pluricultural un motivo más o menos fundamental para ser pluralistas. Somos dependientes, periféricos, sobre todo culturalmente y porque no nos conocemos.

Esta visión acerca de la Argentina bien puede ser extrapolada y llevada a América. Tal vez cuando se refirió a “la nación” también podría haberlo hecho a América ya que podemos preguntarnos si es diferente la situación respecto a los denominados países latinoamericanos. Se escucha a la dirigencia hablar de “modelos”, de “imperialismo”, de “igualdad”, de “progresismo”, de “inclusión”, de “transparencia”, del éxito en la reducción de la pobreza, se ha reescrito la historia, se han puesto nuevos próceres en los altares pero casi nada ha cambiado. Prácticamente en absoluto. América sigue cautiva en la periferia, sigue cautiva de sus propias indefiniciones.

Los americanos del sur recurrimos a discursos ampulosos, a la creación de instituciones que demuestran escasa operatividad y no vamos al meollo del problema que, precisamente, se dirime entre integración y desintegración. La realidad es que en nuestros discursos se utiliza mucho el término “integración” pero en el fondo no avanzamos en ese camino a través de verdaderas metas comunes, de grandes obras de infraestructura —como un ferrocarril que abarque la región y permita la extracción de la producción y las importaciones con bajo costo de transporte y menor contaminación— o la creación de grandes empresas que nos pongan en el centro del escenario internacional. No desarrollamos una industria común para la defensa y nuestros países siguen integrando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), creado en 1947 —un año antes que la OEA— en función de los intereses de Estados Unidos, pero que quedó sepultado cuando Argentina quiso activarlo en 1982 durante el Conflicto del Atlántico Sur. No solo resulta inexplicable que la Argentina continúe formando parte de ese tratado sino que se haya intentado activarlo para “discutir la situación venezolana”, como un esfuerzo para que los países de la región tomen medidas contra países como Venezuela y Nicaragua, debido a que no se ha logrado un consenso en el seno de la OEA para presionar al gobierno de Maduro[15].

La dirigencia de la región tampoco ha encarado uno de nuestros mayores flagelos que es la corrupción, madre de buena parte de nuestros problemas económicos y sociales.

En líneas generales, carecemos de una dirigencia con un pensamiento geopolítico y estratégico. Carecemos de estadistas. En realidad, el mundo carece de estadistas como así también de filósofos o pensadores acordes a estos tiempos. A raíz de ello, nuestra América sigue sin definir su horizonte ni su identidad y, de esa manera, favorece los propósitos a los que se opone. La cuestión de la identidad es fundamental en el campo de las relaciones internacionales y un paso primordial para que la región encuentre su lugar en el mundo.

Debe reconocerse que, con todas sus falencias, se ha logrado una gran estabilidad en términos democráticos pero “democracia” no es una palabra mágica y nuestras sociedades esperan muchas respuestas y el pago de grandes “deudas internas”. Prueba de ello han sido las reacciones sociales de diverso signo en varios países de la región en 2019. Mientras tanto su dirigencia continúa aislada, distante y fragmentada de la masa poblacional y esquiva los grandes desafíos en pos de sus propios intereses.

Los países americanos se debaten entre dos polos, “progresismo” o “liberalismo”, ajenos a nuestros intereses y valores, sin lograr encontrar un modelo político propio, con objetivos propios y que respondan a los intereses de las naciones americanas como a los de sus respectivas poblaciones.

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Editor del Anuario del Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID). Autor de numerosos artículos publicados tanto en revistas académicas como en libros nacionales e internacionales y sitios web de Brasil, España, Polonia, Rusia y Corea. “Autor del libro Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz. 

** El presente artículo es una actualización y ampliación del artículo “América: el fracaso en la búsqueda de su identidad y de su unidad”, publicado por el CEID el 14/02/2011. Se aprecia que la tendencia a no definir una identidad y un modelo de desarrollo se ha agudizado.

Referencias

[1] Arturo Andrés Roig. Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. México: Fondo de Cultura Económica, 1981.

[2] Ídem.

[3] Ídem.

[4] “Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas”. Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, <https://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/tratado-constitutivo-unasur.pdf>, [consulta: 20/11/2019].

[5] “La Argentina se retira de la UNASUR”. Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (República Argentina), Información para la Prensa N° 145/19, 12/04/2019, <https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/la-argentina-se-retira-de-la-unasur>.

[6] “Bolivia anuncia su retiro de la Alba y analiza su salida de Unasur”. EFE, 15/11/ 2019, <https://www.efe.com/efe/america/politica/bolivia-anuncia-su-retiro-de-la-alba-y-analiza-salida-unasur/20000035-4112073#>, [consulta: 16/11/2019].

[7] “El canciller Solá se refirió al regreso de la Unasur”. Jornada  (Argentina), 13/12/2019, <https://www.diariojornada.com.ar/261469/paismundo/el_canciller_sola_se_refirio_al_regreso_de_la_unasur/ >, [consulta: 14/12/2019].

[8] “Unasur plantea inventario para aprovechar la riqueza regional”. La Razón (La Paz, Bolivia), 30/05/2013, <http://www.la-razon.com/mundo/Unasur-inventario-aprovechar-riqueza-regional_0_1841815940.html>, [consulta: 10/10/2019].

[9] Andrés López, Martín Obaya, Paulo Pascuini, Adrián Ramos. “Litio en la Argentina. Oportunidades y desafíos para el desarrollo de la cadena de valor”. Ministerio de Educación, Ciencia, Cultura y Tecnología (Presidencia de la Nación), Banco Interamericano de Dearrollo (BID), 2019, 162 p., <https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/bid-litio-final.pdf>, [consulta: 20/11/2019].

[10] Litio: ¿Cuáles son los países con más reservas de este mineral? RPP Noticias (Perú), 18/07/2019,  <https://rpp.pe/economia/economia/litio-cuales-son-los-paises-con-mas-reservas-de-este-mineral-noticia-1137165>, [consulta: 01/08/2019].

[11] “Segunda reserva mundial: Vaca Muerta se llama la gran carta de crecimiento argentino”. BBVA, 16/12/2017, <https://www.bbva.com/es/segunda-reserva-mundial-vaca-muerta-llama-gran-carta-crecimiento-argentino/>, [consulta: 01/08/2019].

[12] Manuel Regueiro y González-Barros. “¿Qué son las tierras raras?”. Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (España), 28/05/2019, <https://www.icog.es/TyT/index.php/2019/05/que-son-las-tierras-raras/>, [consulta: 11/06/2019].

[13] Ídem.

[14] Macarena Vidal Liy. “China afila sus armas en la guerra fría tecnológica que ha llegado para quedarse”. El País (España), 25/05/2019, <https://elpais.com/economia/2019/05/24/actualidad/1558721900_205236.html>, [consulta: 11/06/2019].

[15] Joel Gutiérrez. “El TIAR podría ser usado contra Venezuela ante falta de votos en la OEA, según diplomáticos”. VOA, 03/12/2019, <https://www.voanoticias.com/a/el-tiar-podria-ser-usado-contra-venezuela-ante-falta-de-votos-en-oea-segun-diplomaticos/5191566.html>, [consulta: 05/12/2019].

LA POLÍTICA EXTERIOR SE ENCAUZA POR EL CAMINO CORRECTO

Entrevista a Agustín Saavedra Weise. Embajador de carrera (jubilado) y excanciller de Bolivia

Agustín Saavedra Weise. Foto: Archivo

Agustín Saavedra Weise pone la “lupa” de la evaluación a la gestión de poco más de un mes de la primera mujer canciller del Estado: Karen Longaric.

El embajador de carrera (jubilado) y exministro de Relaciones Exteriores respondió un cuestionario del periódico Bolivia sobre el acercamiento del país con Estados Unidos, un eventual retorno de Usaid y el nuevo enfoque que debería tener los vínculos con la República de Chile.

¿Qué tipo de relación busca el Gobierno transitorio con Estados Unidos?

Se busca reencauzar vínculos que fueron disminuidos desde 2008 (cuando se retiró a los embajadores de ambos países) y que era necesario replantear. El realismo en las relaciones internacionales nos señala que los países no tienen amigos permanentes, pero sí tienen intereses permanentes, y para Bolivia —como para la inmensa mayoría de naciones— una buena relación con Estados Unidos es parte de su interés nacional. Por cuestiones ideológicas ajenas a esos citados intereses permanentes, la administración anterior siguió otro camino. Ahora la política exterior boliviana se encauza por el camino correcto, siempre con dignidad y soberanía, pero ya no en función de ideologías o de amistades, sino de intereses concretos.

El Gobierno de transición dio muchas señales a Estados Unidos, desde el nombramiento de un embajador en misión especial (Oscar Serrate) hasta la eliminación de la visa para los ciudadanos estadounidenses vigente desde 2007. ¿Qué repuesta se debe esperar de Washington? ¿El apoyo del presidente Donald Trump era lo que se buscaba?

Evidentemente se dieron pasos para ir reencauzando la relación bilateral de Bolivia con Estados Unidos. Se tomaron acciones en un marco pragmático y digno, acorde con lo mejor para Bolivia en términos estructurales, dejando de lado ideologías o simpatías. Mediante un tuit reciente, el presidente Donald Trump dio su pleno respaldo al gobierno que preside Jeanine Áñez. Ello ha venido acompañado de otros gestos, visitas y declaraciones de altos funcionarios de Washington. Y eso es algo significativo, que no se produce ni todos los días ni con cualquier país. Creo que en este campo de la política internacional boliviana vamos por buen camino.

El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, estuvo la pasada semana en Washington y se reunió con el representante de Usaid (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). ¿Es posible el retorno al país de esta entidad expulsada en 2013?

Usaid es un mecanismo norteamericano de ayuda internacional que en el pasado cooperó con Bolivia en diversos ámbitos. En su oportunidad, Usaid incentivó la creación de entidades financieras dedicadas al microcrédito para pequeños productores, práctica que luego se hizo general y ya cuenta hasta con bancos especializados en la materia. Por otro lado, Usaid también estimuló proyectos de salud (fue el caso de Prosalud) y cooperó de varias otras maneras. No veo por qué no puede volver. Con los debidos resguardos de soberanía y las condiciones que la administración de turno señale, el retorno de un ente como Usaid, que por mucho tiempo ha colaborado con Bolivia, lo veo como algo de neto beneficio para la nación.

¿Qué significa desideologizar las relaciones diplomáticas?

Desideologizar significa, en lenguaje simple, procurar relaciones externas sobre la base del interés nacional, de las ventajas que se ofrecen y de las ventanas que se abren, en lugar de hacerlo en función de intereses políticos e ideológicos. Es la mejor manera de conducir las relaciones externas de un Estado independiente. La vía pragmática en materia de política exterior procura siempre lo mejor para el interés nacional, dejando a nivel secundario amistades, simpatías e ideologías. Ese camino se ha trazado la canciller Karen Longaric, siempre de común acuerdo con la presidenta Jeanine Áñez, y es una buena senda, que merece seguir siendo recorrida.

¿El acercamiento con Rusia y China fue bueno o no para Bolivia?

Todo acercamiento que se realice, repito una vez más, en función del interés nacional es bueno. Las relaciones de Bolivia tanto con Moscú como con Beijing son fluidas y son bienvenidas; también lo son sus inversiones y mecanismos de cooperación, siempre bajo pautas de respeto mutuo, sin interferencia en asuntos internos de nuestro país, algo que vale también para Estados Unidos y cualquier otro miembro de la comunidad mundial.

En la reciente Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), la canciller Longaric tuvo un encuentro y conversó con su homólogo de Chile, Teodoro Ribera. ¿Cuál debe ser el enfoque de la relación con Chile tomando en cuenta el proceso que se desarrolla en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el Silala? ¿Cómo recuperar la mentada confianza mutua?

La canciller Longaric, por su larga y meritoria trayectoria diplomática, tiene una antigua relación de amistad con el actual Canciller de Chile y de ahí la conversación sostenida que, sin revestir carácter oficial, genera ondas positivas para, en un futuro cercano a determinarse, reconducir el diálogo bilateral con el vecino transandino. Los cientos de kilómetros de límite común reflejan por sí mismos un sinnúmero de vínculos, que deben ser afianzados y reforzados. En mi modesta opinión, el diálogo debería recomenzar convocando primeramente a los Comités de fronteras, para así ir destrabando situaciones primarias de interés común para las partes e ir escalando luego, progresivamente, hacia diálogos de alto nivel.

Tomado de Periódico Cambio (La Paz, Bolivia), 25/12/2019 http://www.cambio.bo/?q=node/80924

 

LANZAMIENTO DEL CUARTO LIBRO BLANCO DE DEFENSA NACIONAL DE VIETNAM. UN ANÁLISIS.

Ruvislei González Saez*

 

El 22 de diciembre de 2019 marcó el aniversario 75 de la fundación del glorioso Ejército Popular de Vietnam (EPV), justo en momentos de crecientes desafíos regionales y globales, pero también en circunstancias de ascendencia regional de la nación del Sudeste Asiático. En ese momento, en 1944 junto al EPV se fundaron otras ramas del propio Ejército como fueron las Unidades de Propaganda y la Departamento General Político, por citar dos ejemplos.

La defensa es un asunto de gran relevancia en Vietnam, un país que tiene una historia de lucha contra los agresores extranjeros y que ha demostrado ser un símbolo para las pequeñas naciones del mundo. Se enfrentó a grandes potencias en el siglo XX y logró expulsarlas con su moral en alto. El espíritu de lucha del pueblo vietnamita ha trascendido de generaciones en generaciones. Referencia de lucha por la independencia a lo largo de la historia han sido desde las dos hermanas, Trung Trac y Trung Nhi (años 40 al 43), el generalísimo Lý Thuòng Kiet (siglo XI), Le Loi, Nguyen Trai hasta el General Vo Nguyen Giap, el gran líder histórico Ho Chi Minh y los tantos héroes de la Patria en los tiempos actuales.

Justamente en el 2019, Vietnam lanzó la cuarta edición de su Libro Blanco de Defensa Nacional el 25 de noviembre. En comparación con la tercera edición lanzada diez años atrás en 2009, el nuevo libro blanco proporciona información detallada y más actualizada sobre la percepción de Vietnam del entorno de seguridad global y regional, la política de defensa nacional y sus fuerzas de defensa. Desde ese momento hasta la actualidad, muchos sucesos relevantes han ocurrido, a la vez que nuevos retos han surgido. Este tipo de documento también es publicado por otras naciones importantes de la región y busca promover un mejor entendimiento y confianza entre Vietnam y la comunidad internacional.

El Libro Blanco de Defensa Nacional de Vietnam 2019 se lanzó formalmente en una ceremonia a la que asistieron altos funcionarios de agencias de defensa, la Comisión Central de Información y Comunicaciones, la Comisión Central de Asuntos Exteriores, la Oficina del Presidente, la Oficina de la Asamblea Nacional, otros ministerios, así como diplomáticos y Agregados de Defensa extranjeros y representantes nacionales e internacionales de la prensa y los medios de comunicación. Posteriormente se han realizado actos de presentación del libro en el extranjero.

El lanzamiento oficial del Libro Blanco de Defensa 2019 fue abordado por el Mayor General Nguyen Van Than, subdirector del Instituto de Estrategia de Defensa, que informó a la audiencia sobre tres temas principales: paz, autodefensa y transparencia. El Viceministro de Defensa Nacional, Teniente General Nguyen Chi Vinh, explicó detalles importantes que no podían dejar de mencionarse. Señaló que ha habido cambios significativos en el entorno estratégico de Vietnam y nuevos desafíos desde que se emitió el último Libro Blanco de Defensa Nacional.

En las palabras expresadas por Vinh y que están reflejadas en el Libro Blanco es que según “señalamos francamente las diferencias entre nosotros y otros países para buscar enfoques apropiados para resolver el problema y proteger nuestros intereses nacionales. En resumen, lucharemos sin concesiones contra todo lo que dañe nuestra independencia nacional, soberanía, integridad territorial y sistema político”.

El Libro Blanco de Defensa de Vietnam 2019 consta de tres partes:

  1. Contexto Estratégico y Política de Defensa Nacional,
  2. Construcción de la Defensa Nacional de Todo el Pueblo.
  3. Ejército Popular de Vietnam, las Milicias y las Fuerzas de Autodefensa.

En su primera parte se encarga de explicar la actual situación internacional caracterizada por un mundo que se desarrolla muy rápidamente hacia una dirección multicéntrica y multipolar, aun cuando las posiciones de algunos países se caractericen por el aislacionismo. Además la política, economía y seguridad globales han sido caracterizadas por situaciones imprevisibles y complejas. Incidentes de violaciones de la soberanía nacional, disputas sobre territorios y recursos, conflictos étnicos y religiosos, interferencia subversiva, terrorismo, guerras locales, ciberataques, desafíos de la seguridad no tradicional son encontrados en muchas regiones con características emergentes[1].

Algunos de los desafíos internacionales, están afectando a Vietnam de manera directa e indirecta. Violaciones a la soberanía nacional, conflictos territoriales, interferencia subversiva, ciberataques entre otros, son algunas de las cuestiones a las que se enfrenta en la actualidad la nación asiática. Desde el anterior libro blanco, es decir desde el 2009, Vietnam enfrentó tres momentos tensos de conflictos en el mar del Sur de China los cuales fueron específicamente en los años 2011, 2014 y más recientemente en el 2019.

El documento refleja claramente que en estos momentos Asia Pacífico, incluyendo el Sudeste Asiático es el centro de la dinámica geoeconómica y geopolítica. Pero también es un campo de batalla entre las grandes potencias. Es en esta área donde están coexistiendo tres iniciativas de importantes actores, es decir, la “Estrategia del Indopacífico Libre y Abierto” de Estados Unidos, la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” de China y la “Política hacia el Este” de la India. Entre los elementos desestabilizadores que amenazan la estabilidad regional, la paz y la prosperidad están las disputas en el Mar del Sur de China, referidas por Vietnam como Mar Oriental o Mar del Este.

El documento resalta los avances logrados por el país después de 30 años de Renovación. Vietnam se ha convertido en un país de ingreso medio con una economía vibrante, estabilidad macroeconómica y ha desarrollado sus instituciones económicas sobre la base de la economía de mercado orientada al socialismo. Esto permite a su vez trabajar en mejores condiciones para lograr mayores capacidades defensivas. Por otro lado, un elemento relevante del EPV es su fuerza en la movilización de las masas contribuyendo en el combate ante los efectos del cambio climático en el país, la recuperación ante desastres naturales, la participación en la eliminación del hambre y la reducción de la pobreza, el desarrollo socioeconómico y su contribución al mejoramiento del nivel de vida del pueblo.

Uno de los elementos que no se puede pasar por alto y resume la política de defensa de Vietnam, son los TRES NO incluidos en el Libro Blanco de Defensa Nacional:

  1. Vietnam no se unirá a ninguna alianza militar,
  2. Vietnam no se asociará con una de las partes para oponerse a otra,
  3. Vietnam no permitirá que ningún país extranjero establezca una base militar en el país.

Pero debe agregarse a estos tres no, un cuarto, el cual es, que Vietnam no usará la fuerza ni amenazará el uso de esta en las relaciones internacionales. No obstante, el país desarrolla sus capacidades de defensa nacional con fines pacíficos, en el que según informes internacionales como el del Instituto de Investigación de la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI en inglés), se ha ubicado a Vietnam entre los primeros 12 mayores importadores de armas a nivel mundial. Por lo que el país, se prepara para la guerra, pero no pretende amenazar a ninguna nación, aunque manifiesta que si se invade Vietnam, solo recurrirán al uso de la fuerza militar para la autodefensa, cuando el país es atacado y se viola la independencia nacional, la soberanía, la unidad, la integridad territorial y los intereses nacionales.

En enero de 2019 mucho antes de salir a la luz el libro blanco, ya varios analistas hacían referencias al tema de los tres no de Vietnam. Según Derek Grossman “es que nadie debería entusiasmarse demasiado con el equilibrio de Vietnam debido a los desafíos inherentes a su política de defensa ‘Tres No’, es decir, sin alianzas militares, sin alinearse con un país contra otro, y no hay bases militares extranjeras en suelo vietnamita. Los ‘Tres No’ aparecieron por primera vez en el Libro Blanco de Defensa de Vietnam de 1998 y luego reaparecieron en documentos posteriores emitidos en 2004 y el más reciente en 2009”[2]. Indudablemente hace referencia indirecta a las proyecciones que intentan hacer algunos Estados, especialmente Estados Unidos de acercarse más a Vietnam con el propósito de contener la influencia china y que es reflejado en la Estrategia de Seguridad Nacional del 2017 de la nación americana.

Esta política de los “Tres No”, es tan importante que, también está expresada en la nueva Ley de Defensa Nacional de Vietnam, que se aprobó en junio de 2018 y entró en vigor el 1º de enero de 2019. Los expertos en temas de defensa de Vietnam esperaban que volviera a salir el tema en el nuevo libro blanco. Esta posición, tiene una incidencia directa sobre los propósitos de la administración Trump de reforzar los lazos de Vietnam para contrarrestar la posición china en el Mar del Sur de China y el Indo-Pacífico libre y abierto.

El documento deja claro que no está bajo consideración ninguna futura base estadounidense en Vietnam. Washington, sin embargo, está claramente interesado en hacer escala en puertos marítimos de Vietnam y, en esta área, la señal clara de Hanoi es que estos no violan el tercer no. En ese sentido, Vietnam ha acogido con beneplácito en sus puertos a buques militares de China, Estados Unidos, India, Japón, Australia, Francia, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Rusia, entre otros.

El lanzamiento del Libro Blanco de Defensa Nacional 2019, fue en un momento importante teniendo en cuenta que días después, Vietnam y Estados Unidos realizaron el Diálogo sobre Políticas de Defensa 2019, centrado en revisar los resultados de cooperación en este año y definir las orientaciones para 2020. El viceministro de Defensa de Vietnam, coronel general Nguyen Chi Vinh, y el subsecretario de Defensa de Estados Unidos para el Sur y Sudeste Asiático, Randall Shriver, copresidieron la cita en la que se refirieron a la cooperación, en estos momentos centrada en los esfuerzos realizados por ambas partes para acelerar el proyecto de desintoxicación del aeropuerto de Bien Hoa, en el sur de Vietnam, así como  la entrega del segundo buque clase Hamilton a Vietnam y el apoyo al país indochino en las actividades del mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas (ONU) y en el mejoramiento de la capacidad de ejecución de la ley para la guardia costera vietnamita.

Los crecientes lazos de defensa entre Estados Unidos y Vietnam en los últimos años, encabezados en marzo de 2018 por la primera visita de portaaviones de Estados Unidos a Vietnam desde el final de la Guerra de Vietnam, han tenido tropiezos, quizás por el desacuerdo vietnamita con la Ley de Contrarrestar a los Adversarios a través de Sanciones (CAATSA), pero también con el de la política de alinearse. Ante las cuestiones de no alianza, pero si un mayor relacionamiento con otras naciones, Hanoi ha utilizado una terminología que no es única solo del sector militar, sino de la cooperación en diversos sectores con los diferentes países. Sin afirmarlo o enmarcarlo como tal, incluye varios tipos de asociaciones:

  1. Estratégicas Integrales (Aunque el documento oficial no se refiere a estas, diversas fuentes vietnamitas citan las establecidas con China, Rusia e India).
  2. Estratégicas Especiales (Laos y Cambodia según el documento oficial)
  3. Estratégicas (Malasia, Indonesia, Japón, Singapur, etc. Las que en el documento oficial se refiere a 16 países).
  4. Integrales (Estados Unidos (2013), Nueva Zelanda, etc. El documento oficial se refiere a 11 países).

Según Carl Thayer “el viceministro de Defensa, Nguyen Chi Vinh reveló que el presupuesto de defensa de Vietnam había aumentado modestamente del dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2010 al 2,36% en 2018, equivalente a un monto de 5,8 mil millones de dólares”[3]. Lo que expresa un crecimiento del gasto de defensa para mejorar sus capacidades ante el incremento de los desafíos tanto tradicionales como no tradicionales, incluyendo los derivados de los ciberataques. Hoy el EPV se ubica entre los más potentes del Sudeste Asiático.

El documento de 2019, aunque evita llamar a cualquier nación por su nombre, es más explícito que la edición antecesora de 2009 al referirse a los desafíos que han empeorado en la última década. “Los nuevos desarrollos en el Mar del Sur de China, incluidas las acciones unilaterales, la coerción basada en el poder, la violación del derecho internacional, la militarización, el cambio en el status quo y la violación de la soberanía, los derechos soberanos y la jurisdicción de Vietnam, como lo establece el derecho internacional, han socavado los intereses de naciones preocupadas y amenazadas de paz, estabilidad, seguridad y libertad de navegación y sobrevuelo en la región”[4].

El libro blanco describe a Vietnam como una nación marítima y, por lo tanto, presta especial atención a la seguridad y protección de los mares, comprometiéndose a la libertad de navegación y sobrevuelo, libre comercio y actividades económicas pacíficas de acuerdo con el derecho internacional. Según Le Thu Huong, “una nueva parte importante del lenguaje del libro blanco dice: Vietnam no acepta la cooperación de defensa bajo presión o condiciones coercitivas”[5]. Esto rechaza explícitamente cualquier asociación desventajosa y afirma la autonomía nacional al decidir sus vínculos de defensa e intereses de seguridad, mientras se deja abierto a cooperación amistosa”

El libro blanco declara la voluntad de Vietnam de cooperar en la protección fronteriza, tanto terrestre como marítima, que incluye patrullas e intercambios conjuntos, un tema de particular importancia dadas las tensiones sobre las disputas marítimas y las amenazas a su soberanía. De una manera mucho más detallada que los libros blancos de defensa anteriores, la versión de 2019 se refiere a la naturaleza creciente de las amenazas en el Mar del Sur de China, así como a la posición de Hanoi hacia ellas.

El Libro Blanco solicita que no se tomen medidas que compliquen la situación o expandan las disputas, al mismo tiempo que evitan la militarización, la amenaza o el uso de la fuerza. Un párrafo especialmente notable expresa que: “Vietnam da la bienvenida a buques de armadas, guardacostas, guardias fronterizos y organizaciones internacionales para hacer visitas de cortesía o puertos ordinarios o detenerse en sus puertos para reparar, reponer logística y suministros técnicos”. Rechaza algunas de las propuestas que sugieren limitar las actividades conjuntas de los actores regionales con poderes externos. El documento de defensa vietnamita transmite la percepción de Hanoi de las amenazas críticas y declara el compromiso de cooperar con todas las naciones y la disposición para expandir las relaciones de defensa, independientemente de las diferencias políticas o la disparidad económica.

Por otro lado, el Libro Blanco de Defensa Nacional 2019 señala la línea roja de Vietnam, su soberanía, y reafirma el historial del país de resistir la invasión extranjera. Este es un mensaje claro para cualquier agresor y afirma resueltamente la determinación de la nación del Sudeste Asiático de proteger su soberanía nacional y sus derechos económicos marítimos. El Libro Blanco es una publicación necesaria que aporta más claridad y transparencia a la política de defensa nacional de Vietnam. A su vez, resalta el compromiso continuo con la política de no alineación, lo que elimina dudas de aquellos países que han sentido temores de posibles alineamientos de Vietnam, así como de falsas noticias de medios occidentales que expresan alianzas que no son reales, especialmente motivando confrontaciones en el marco de las relaciones triangulares de Vietnam con China y Estados Unidos.

En relación con el tema del conflicto del Mar del Sur de China el documento expresó que las divergencias entre China y Vietnam son de existencia histórica. Estas necesitan ser tratadas con precaución, evitar los impactos negativos sobre la paz general. Hay claridad manifiesta en el libro acerca de que la resolución de este conflicto es de un término de largo plazo, pero a su vez un proceso difícil y complejo. Lo más sabio y necesario es la continua negociación y consulta, para encontrar soluciones pacíficas sobre la base de las leyes internacionales. Mientras no se llegue a un resultado, ambas partes necesitan hacer todos los esfuerzos posibles por mantener la estabilidad en la zona.

Mientras el liderazgo del Partido Comunista de Vietnam (PCV) fue planteado en el Libro Blanco de Defensa del 2009 en la segunda parte, en el libro del 2019 se ubicó en la tercera parte: Ejército Popular de Vietnam, Milicias y fuerzas de autodefensa. Por otro lado, en la edición del 2009, en los anexos, mostró el intercambio de delegaciones militares de alto nivel y las mayores corporaciones generales de defensa, en tanto en la edición del 2019 no se mostraron. En cuanto a las Zonas Económicas de Defensa en el 2009 existía solo 22, mientras en el 2019 aumentaron a 28.   

Según Le Hong Hiep, “la adición del principio de no uso o amenaza de fuerza obviamente tenía el propósito de resaltar la naturaleza defensiva y pacífica de la política de defensa nacional de Vietnam, especialmente en el contexto de los continuos esfuerzos de Vietnam para mejorar sus capacidades militares. Sin embargo, desde otra perspectiva, este cambio es bastante redundante. Después de todo, el principio de no uso o amenaza de fuerza es ampliamente reconocido por la comunidad internacional como base de las relaciones internacionales y está consagrado en las cartas de las Naciones Unidas y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El nuevo principio también puede generar confusión sobre la política de defensa de Vietnam, especialmente cuando su introducción no está acompañada de contextos y explicaciones adecuadas”[6]. Válida fue la aclaración del viceministro de Defensa en el lanzamiento del libro, que si Vietnam es invadido, “tenemos que portar armas pero nuestra lucha es por la paz”.

Conclusiones

El Libro Blanco de Defensa Nacional 2019 es un documento relevante que no solo caracteriza la actual situación internacional, sino también el entorno en el que Vietnam se desenvuelve y los desafíos a los que se debe enfrentar. Expone claramente ante la comunidad internacional el carácter pacífico de su política defensiva, así como su forma de relacionamiento y cooperación sin ningún tipo de alianza. Esto es sumamente necesario en momentos en que algunos tergiversan sobre falsas alianzas en el marco de las relaciones triangulares Vietnam-Estados Unidos-China.

El recientemente publicado Libro Blanco expresa un elemento trascendental que determina la principal fortaleza de la defensa nacional vietnamita, es decir, la unidad inquebrantable entre el Partido, el Ejército y el Pueblo.

El lanzamiento de esta edición del Libro Blanco de Defensa Nacional se da en un contexto relevante y muy necesario para Vietnam. A pocos días de comenzar la presidencia pro-tempore de la ASEAN, y como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es necesario que el mundo conozca el carácter pacífico de la política de Vietnam, así como el interés por cooperar con todas las naciones del mundo y resolver las contradicciones con cualquier otro Estado en el marco de las leyes internacionales existentes. En este sentido, es recomendable que este libro blanco se haga más conocido. La principal limitación en este momento es su  poca difusión global y baja impresión.

La ratificación del principio de no alianzas, es un claro mensaje para aquellos que han pretendido interpretar a su conveniencia la proyección de la política de defensa de Vietnam. Los valores y principios por los que se rige el EPV bajo el liderazgo del PCV están en plena consonancia con el pensamiento de Ho Chi Minh. En ese sentido se hace necesario conservar lo dicho por el Tío Ho, el 22 de diciembre de 1947: “el Ejército de defensa nacional y las milicias populares y guerrillas deben continuar manteniendo la disciplina de hierro, la moral de bronce, la decisión de vencer y las otras virtudes de las fuerzas de liberación, como la inteligencia, el coraje, la sagacidad y la fidelidad”.

 

* Centro de Investigaciones de Política Internacional, Cuba. Especialista en Vietnam. Jefe del Equipo de Asia y Oceanía del Centro de Investigaciones de Política Internacional de Cuba. Profesor e Investigador Auxiliar.

 

Referencias

[1] Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam. IV Libro Blanco de Defensa. ISBN: 978-604-57-5163-3. Hanoi, Vietnam: National Political Publishing House, 2019.

[2] Grossman, Derek. Vietnam’s Defense Policy of ‘No’ Quietly Saves Room for ‘Yes’, 2019 <https://www.rand.org/blog/2019/01/vietnams-defense-policy-of-no-quietly-saves-room-for.html>. [consulta:2019].

[3] Thayer, Carl. Vietnam Releases Long-Awaited 2019 Defense White Paper. Canberra, Australia, 2019. <https://www.rfa.org/english/commentaries/defense-whitepaper-11272019150931.html>.

[4] Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam. IV Libro Blanco de Defensa. ISBN: 978-604-57-5163-3. Hanoi, Vietnam: National Political Publishing House, 2019.

[5] Huong, Le Thu. Hanoi’s new defense white paper reflects fears of Chinese encroachment. <https://foreignpolicy.com/2019/12/06/vietnam-south-china-sea-united-states-draws-lines-in-the-sea/>.

[6] Le Hong Hiep. New White Paper Reveals Little Change to Vietnam’s Defence Policy. ISEAS, Singapur: 2019. <https://www.iseas.edu.sg/medias/commentaries/item/10977-new-white-paper-reveals-little-change-to-vietnams-defence-policy-by-le-hong-hiep>. [consulta: 2019].

Bibliografía

Grossman, Derek. Vietnam’s Defense Policy of ‘No’ Quietly Saves Room for ‘Yes’, 2019 <https://www.rand.org/blog/2019/01/vietnams-defense-policy-of-no-quietly-saves-room-for.html>. [consulta:2019]

Ho Chi Minh. En el aniversario de la fundación del Ejército de Liberación de Vietnam. Escritos Políticos de Ho Chi Minh. Ciudad México: Primera Edición Mexicana, 2010, p. 161.

Huong, Le Thu. Hanoi’s new defense white paper reflects fears of Chinese encroachment. <https://foreignpolicy.com/2019/12/06/vietnam-south-china-sea-united-states-draws-lines-in-the-sea/>

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Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam. III Libro Blanco de Defensa. 2009. <https://www.thegioipublishers.com.vn> [Consulta: 2012].

Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam. IV Libro Blanco de Defensa. ISBN: 978-604-57-5163-3. Hanoi, Vietnam: National Political Publishing House, 2019.

SIPRI. SIPRI Yearbook Armaments, Disarmament and International Security. 2016. <https://www.sipriyearbook.org> [consulta: 2019].

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