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LA CASTA Y EL FONDO

Santiago González

Negociar con un dealer es inmoral, no hacerlo es por lo menos imprudente

 

Los cambiemitas se ufanan sin el menor rubor de haber contraído una deuda astronómica con el Fondo Monetario Internacional, el préstamo más grande que ese organismo haya concedido en toda su historia, y los kirchneristas se aprestan con impostado disgusto a renegociar ese préstamo impagable. Aunque una cosa es consecuencia de la otra, las dos son igualmente inmorales, similares al tráfico con un vendedor de droga. El FMI ha sido el dealer de la Argentina desde 1976 y, como suelen hacer los dealers, amenaza con usar de la fuerza a fin de asegurarse el cobro, y no le importa si para eso es necesario matar a un jubilado, o a millones de jubilados.

No hay nada moral envuelto en el trato con el FMI porque el FMI tiene la moral de un dealer. Un prestamista profesional jamás le habría entregado 50.000 millones de dólares al gobierno de Mauricio Macri. Al dealer no le importan las cualidades de su cliente, sólo le interesa mantenerlo abastecido y con vida mientras siga consumiendo y pagando. En realidad, el FMI tiene menos moral que un dealer, porque el dealer en definitiva está haciendo un negocio para obtener una ganancia, mientras que el propósito del FMI no es cobrar intereses sino afianzar la dependencia y sumisión de sus clientes, manteniéndolos endeudados en beneficio de terceros. No fue creado para eso, pero se convirtió en eso.

A mediados de los 70, los Estados Unidos acababan de abandonar el patrón oro, y estaban en proceso de imponer el dólar como divisa mundial de atesoramiento y referencia. Mediante complejos mecanismos financieros descriptos con todo detalle en media docena de libros por el economista estadounidense Michael Hudson, lograron ordenar la economía mundial en función de sus propios intereses, convirtiendo en satélites al resto de los países desarrollados y condenando al atraso permanente a las naciones en desarrollo. El gran instrumento para la consecución de esos fines fue el endeudamiento, y sus operadores los organismos multilaterales como el FMI.

A mediados de los 70 la Argentina era el país más promisorio de América latina, con estadísticas de desarrollo humano comparables con las de las naciones avanzadas, el sistema de defensa más poderoso de Sudamérica y desarrollos propios en áreas críticas de la ciencia y la tecnología, desde la energía nuclear y la cohetería hasta la medicina y la genética. Contaba con todo lo necesario para dar el salto: energía, praderas, agua, todos los minerales imaginables y una sociedad educada y sin conflictos. Hacía gala además de una inquietante tendencia al comportamiento independiente, como lo comprobó Henry Kissinger en la famosa conferencia sobre población de 1974. En suma, la Argentina reunía todas las condiciones como para ser blanco de un ataque. Y lo fue.

El golpe militar de 1976 tuvo el propósito declarado de combatir a la guerrilla, y el objetivo oculto de acomodar la economía argentina al orden mundial gestionado desde los Estados Unidos. El asesoramiento brindado por el Comando Sur (y también por algunos ex miembros de la OAS francesa) sobre la forma de reprimir la insurgencia, las señales ambiguas de Washington respecto de Malvinas, el flujo constante y generoso de dólares en préstamo asegurado por David Rockefeller, y las políticas económicas del ministro José Martínez de Hoz se combinaron en una sinergia letal. Cuando los militares volvieron a sus cuarteles en 1983, dejaron un país sin guerrilleros pero desarticulado, indefenso, endeudado como nunca antes en su historia, y herido en su estructura productiva. Es decir, lo dejaron en manos del FMI.

La Argentina ya había requerido los auxilios del Fondo en 1958, 1959, 1960, 1961, 1962, 1967, 1968, 1975 y 1976 (antes del golpe): se trataba de pequeños préstamos puente destinados a salvar ocasionales desajustes financieros, tal como había sido el propósito original del FMI. A partir de 1976, cuando la Argentina comienza a endeudarse seriamente con la banca privada y a recibir inversiones extranjeras, el FMI se convirtió de hecho en garante de que los prestamistas pudieran cobrar sus créditos y las empresas retirar sus dividendos en divisas fuertes sin inconvenientes. Ése fue el propósito central en los acuerdos firmados con el Fondo en 1976, 1977, 1983, 1984, 1987, 1988, 1989, 1991, 1992, 1996, 1998, 2000, 2003 y 2018, todos los cuales incluyeron recomendaciones o exigencias de política económica.

El FMI es un dealer de dealers, proveedor pero también agente de seguridad para otros proveedores y, al estilo de Barceló y Ruggierito en la Avellaneda del siglo pasado, servicial custodio de los consumidores sociales. El economista Hudson lo describió así en una reciente entrevista: “Otra vez la Argentina está a punto de defaultear o repudiar la deuda que tiene con el Fondo Monetario Internacional, que esencialmente es un arma de la política exterior norteamericana. El FMI le presta plata a un país como la Argentina para solventar la fuga de capitales. Hace posible que las empresas norteamericanas y las familias ricas de la Argentina saquen fuera del país sus fondos en pesos, o escudos, o lo que usen allí, convertidos en dólares.” Hudson no conoce muy bien la Argentina: duda sobre la denominación de su moneda. Pero la cita como ejemplo sobre cómo funciona el FMI, cuáles son sus políticas respecto de cualquier país.

El ex presidente Macri, probablemente de manera involuntaria, le dio la razón al académico estadounidense cuando confió en un reportaje que “la plata del FMI la usamos para pagarles a los bancos comerciales que se querían ir porque tenían miedo de que volviera el kirchnerismo”. Las críticas que suscitó esa declaración le obligaron entrar en detalles que no hicieron más que ratificar su admisión inicial: “La plata de la deuda fue para pagar uno a uno los préstamos que iban venciendo, porque el que tenía ese préstamo no lo quería renovar”, dijo y añadió: “El FMI nos prestó para que podamos pagar y no entrar en default, y seguir administrando la transición política hasta el segundo mandato”.

No es un secreto que Donald Trump intervino personalmente para que el FMI aceptara conceder a la Argentina, contra la opinión de los socios europeos, un préstamo de magnitud sin precedentes. Pero, ¿con qué intenciones? ¿Arrojarle un salvavidas a un amigo o, como supone Hudson, amarrar todavía más a la Argentina con los lazos de la deuda? Macri no tiene dudas. Piensa que Trump “se portó muy bien con nosotros” y cree en las bondades del Fondo: “No están para ganar plata, sino para que a la Argentina le vaya bien. Necesitan que todos los países del mundo se fortalezcan y contribuyan a mejorar la calidad de vida de los habitantes de este planeta. El FMI pide un plan. Si hay un plan, esto se refinancia.” El FMI pidió y obtuvo un plan en cada uno de los acuerdos citados, pero a la Argentina nunca le fue bien.

Hudson describe así la naturaleza de los planes solicitados: “Y entonces el FMI deja que la moneda local colapse, de hecho insiste en que la moneda colapse. Porque dice que cuando uno no puede pagar sus deudas, la manera de hacerlo es imponer la austeridad, bajar los salarios y recortar la inversión en infraestructura, detener el gasto público. Y así, el resultado de esta política del FMI, con el Banco Mundial detrás, es reducir cada vez más la capacidad de los países para pagar sus deudas. Y así es cómo se endeudan cada vez más, y se vuelven cada vez más dependientes del crédito oficial estadounidense. Los préstamos del FMI y esencialmente la deuda se usan internacionalmente para empobrecer a otros países, tal como se está empobreciendo ahora la economía norteamericana.”

Pero se necesitan dos para bailar el tango. El FMI no tendría poder sobre la Argentina si no hubiese encontrado aquí su pareja en la casta política. La coreografía entre el dealer y el adicto es así: la casta primero endeuda al país para cubrir su propio desorden presupuestario, para proveerse de dólares baratos que se vende a sí misma y a sus amigos, y para brindar oportunidades a los expertos en triquiñuelas financieras; como no puede pagar sus vicios, algo que tanto el FMI como la casta saben de antemano, acto seguido renegocia el pago de la deuda en condiciones cada vez más lesivas para el país pero que aseguran el mantenimiento del sistema.

El endeudamiento es una estafa a la Nación, siempre lo ha sido. Desde el último cuarto del siglo pasado, la Argentina se ha endeudado de manera multimillonaria (y también ha pagado deuda de manera multimillonaria), pero el crédito no se advierte en inversiones ni en infraestructura ni en desarrollo. El único efecto palpable del endeudamiento ha sido el de paralizar el desarrollo argentino, abaratar el trabajo argentino y rebajar el precio de los activos argentinos. Y aumentar los impuestos.

En 1975, la deuda externa argentina sumaba 7.947 millones de dólares y representaba un 35% del PBI. Al término del primer semestre de este 2021, la deuda alcanzó los 257.643 millones de dólares y representó un 70% del PBI. Entre una fecha y otra se suscribieron 17 acuerdos con el FMI, cada uno acompañado de sus pertinentes recetas sanadoras. O el médico no acierta con el diagnóstico, o el adicto no tiene cura, y le están robando la plata con tratamientos inútiles mientras lo mantienen convenientemente abastecido. El fallecido diputado Mario Cafiero dejó documentado ese robo en dos trabajos cuya consulta es aleccionadora. El primero figura como anexo del llamado “informe Carrió” sobre lavado de dinero, emitido en 2001 por una comisión investigadora especial de la Cámara de Diputados. El segundo se titula “El FMI y la debacle argentina (1976-2003)”, y también se lo encuentra en los archivos de la cámara.

La economía argentina no recuperó la salud con las recetas del Fondo, dice Cafiero en el segundo informe citado. Pero, en cambio, “el FMI logró en Argentina un resultado concreto; obtuvo una profunda transnacionalización de su economía, en beneficio directo, casualmente, de las empresas e intereses del grupo de países del G7, que controlan el FMI”. Y agrega: “los resultados de estas políticas, que se miden en dramáticos costos sociales, económicos y humanos, han recaído y siguen recayendo sobre las espaldas del pueblo argentino, en especial de los más desprotegidos y pobres”. En el anexo al “informe Carrió”, Cafiero muestra cómo el pago de los intereses de la deuda representaba en 2001 el 20% del déficit fiscal; ahora la proporción se redujo a casi el 16% pero sólo porque el gobierno incrementó el déficit en todos los demás rubros.

La renegociación del crédito exorbitante que el FMI concedió al gobierno de Macri no es un simple trámite financiero como el ex presidente sugiere con desconcertante puerilidad. Sus condiciones pueden afectar seriamente la capacidad de decisión de cualquier gobierno respecto del manejo de su economía. Hay que reconocer que la vicepresidente tuvo una mirada más cautelosa sobre el asunto: “Nuestro país tiene el peso inédito de una deuda también inédita con el FMI. Es un momento histórico de extrema gravedad, y la definición que se adopte y se apruebe puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero cepo de que se tenga memoria”, escribió Cristina Fernández hace algunos días. Y descargó la responsabilidad, correctamente, en el Congreso nacional.

No se trató, sin embargo de un republicanismo tardío de la líder kirchnerista, sino de una olímpica lavada de manos: “No es Cristina”, dijo hablando de sí misma en tercera persona. “Es el titular del Poder Ejecutivo quien lleva adelante las negociaciones, en ejercicio de su responsabilidad constitucional en esta materia” y “son los 257 diputados y los 72 senadores quienes tienen la responsabilidad legal, política e histórica de aprobar o no cómo se va a pagar y bajo qué condiciones la deuda más grande con el FMI de todo el mundo y de toda la historia”. Si después vienen los reproches, nunca está de más preparar de antemano el “yo no fui” y el “yo avisé”. Resguardos que toma cualquier político avisado.

Alberto Fernández, por su lado, pretendió hacerse el duro: “Antes de cerrar un nuevo acuerdo”, intimó a Kristalina Georgieva, “haga su evaluación de lo que fue el fallido programa por el que se desembolsaron 44.000 millones de dólares que se mal utilizaron en pagar deuda insostenible y en financiar salida de capitales”. Fernández le alcanzó su propia evaluación, pero no era necesario. Antes de que el presidente argentino lanzara su desafiante exigencia, el Fondo ya tenía preparado el balance sobre la utilización del préstamo que ahora debe renegociar, algo rutinario en estos casos. “Hemos trabajado hasta ahora de manera constructiva, pero aún queda mucho por hacer”, lo sofrenó Georgieva, instándolo a “trabajar por un programa que mejore significativamente los fundamentos macroeconómicos de la Argentina y la coloque en una senda sólida para recuperarse de esta crisis”.

Mauricio, Alberto, Cristina y Kristalina pueden estar tranquilos: la casta política va a aprobar la renegociación, como lo ha hecho desde 1983, con algún tira y afloja irrelevante sobre sus términos y condiciones como para salvar la cara y entretener a la tribuna.

“Como siempre ocurrió en la historia argentina, y ahora no será excepción —escribió el consultor Marcelo Posada—, el acuerdo con el FMI es a favor de la perduración del endeudamiento de mediano plazo, a favor de que la casta siga su juego y, por consiguiente, a favor de prolongar la agonía de la sociedad. Cada intervención del FMI ‘a favor del país’, como la de 2018, es en contra de la sociedad, y ésta será lo mismo. Los parches de estos ‘acuerdos’ sólo sirven para impedir cualquier reforma estructural del Estado. Y no sólo cualquier reforma: también inciden para asegurar el mantenimiento de la presión impositiva. Al buscar mantener elevados los ingresos públicos (para destinarlos al pago de la deuda), el FMI se opone a la reducción de impuestos”.

5Negociar con el Fondo es inmoral, no hacerlo es por lo menos imprudente: lo sabe cualquiera acostumbrado a tratar con dealers. O abonado a Netflix. La casta parasitaria entiende muy bien el mensaje mafioso contenido en las cifras del “riesgo país”, la amenaza que agitan cada noche los noticieros televisivos.

 

Artículo originalmente publicado el 10/12/2021 por Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2021/12/la-casta-y-el-fondo.html

Tomado a su vez de https://gauchomalo.com.ar/la-casta-y-el-fondo/

ORDEN Y CAOS

 Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)

Son puñaladas en la espalda de personas a las que les confiamos el manejo de la Nación.

Años atrás, en una charla con un tuitero, éste sostenía que el freno en el crecimiento y la prosperidad de nuestro país nació con la guerrilla de los ‘70. Las bombas, los secuestros de propietarios de empresas o de sus gerentes generales, los ataques a edificios públicos sumaron a la desazón general, tal cual era el objetivo de los perpetradores. El resultado fue el freno de las inversiones, el retiro de empresas del país y finalmente la caída general del nivel de vida de todos nosotros.

La discusión nació al comparar números macroeconómicos de Argentina, Australia y Canadá. Algunas personas —intencionadas— sostenían que los gráficos reforzaban la idea de que la caída de la economía se generaba en los años cincuenta[1]

A mis ojos, los números decían que las tres habían crecido en paralelo hasta los ‘70. Postulé como hipótesis que la razón de la debacle pudo ser el aumento de los precios del petróleo tras el acuerdo de la OPEP. Ahí es cuando mi amigo retrucó con su hipótesis del daño que produce la conmoción interna.

Lo cual es razonable, porque de eso se trata la guerra de guerrillas. Desgastar al otro. Desestabilizarlo. Desesperarlo. Hay muchos casos de insurgencias similares exitosas. Ejemplos: los súbditos españoles contra el invasor Napoleón (1808-1814); la insurrección irlandesa que terminó con la ocupación inglesa (1171-1937); la que organizó el General Belgrano junto a milicias civiles cuando estuvo al frente del Ejército del Norte. El lector podrá agregar otros casos más.

Recuerdo de mi adolescencia: el tercer tomo de “La Fundación” de Isaac Asimov, donde se describen las acciones de insurgentes para voltear al gobierno con una serie de atentados planificados. Bombas en acueductos, centrales eléctricas, nodos comunicacionales, medios de transporte. La aleatoriedad de los mismos hace imposible para las autoridades prevenirlos. Un deterioro permanente que consume recursos materiales (reconstrucción, policiales-preventivos) y la energía mental de los dirigentes. 

Hemos sido testigos de un caos provocado: la “Primavera Árabe”, tan promocionada por la prensa norteamericana. Sublevaciones supuestamente espontáneas en todo el norte de África, en los países proveedores de petróleo a Europa. En algunos casos, como en Marruecos, pudieron retener el poder, probablemente por el auxilio de las autoridades españolas. En el resto sólo hubo conmoción, destrucción e inestabilidad.

En Libia se financió la ruptura del país en territorios dominados por distintas tribus, que se peleaban entre sí para ver cuál vendía el petróleo más barato; además de tomar como negocios colaterales el tráfico de personas y armas. Muerta quedó la mano férrea que negociaba frente a las compañías petroleras[2] [3].

Más dura fue la situación en la costa este del Mediterráneo con la irrupción de ISIS y del Estado Islámico, nacidos de la nada, casi casi como si hubieran sido una creación de la Secretaría de Estado de los EEUU. Hostigaron un Estado soberano. Destruyeron edificios, maquinaria, comercios, inventarios, viviendas, camiones, automóviles; desposeyeron, en meses y en forma masiva, a millones de familias que pasaron de tener un buen pasar a la nada. Dueños de hoteles a indigentes en un instante. Familia con trabajo y vivienda a caminantes sin comida, sin techo y sin destino. Una destrucción masiva de capital, premeditada y alevosa. Al mismo tiempo le quitaron financiación al gobierno sirio, al perder éste control de los pozos de petróleo y oleoductos y obligarlos a gigantescos gastos en armamento. Como si estos agravios no alcanzaran, las potencias desvistieron a Siria de su capital humano. Cientos de miles de médicos, mecánicos, farmacéuticos, cocineros, albañiles, operarios especializados, sastres, maestros perecieron o engrosaron las huestes migrantes. Solo faltaba que el gobierno de EEUU dijera “Delenda Siria”.

Economía

Todo lo dicho hasta acá es ajeno a la ciencia económica. Voy a tratar de explicar cómo un proceso de caos, fortuito o provocado, afecta la prosperidad de un país. Los procesos caóticos pueden ser diseñados desde una potencia extranjera con el fin de debilitar a un país. En general, de ser espontáneos, son rápidamente reprimidos.

El capital físico o intangible de un país está en propiedad del Estado, de las empresas, de las familias y de las organizaciones civiles, en forma de máquinas, edificios, enseres personales, patentes, registros de propiedad inmobiliaria.

El capital humano es el conjunto de saberes, que puede ser desde una profesión (traumatólogo) al arte de saber hacer pasta frola, tocar una chacarera en violín o fabricar bombos, (como sucede en Santiago del Estero) o ser maestro en Taekwondo (Sebastian Crismanich).

Voy a la parte de capital físico. Es generador y acumulador de riqueza. Puede estar constituido por grandes maquinarias o pequeñas. Ejemplo de grandes instalaciones: hornos de acerías o de aluminio, máquinas industriales para hilar y tejer, destilerías de vino, espumante, cerveza, whiskey como hay en todo el país, máquinas y hornos para ladrillos, camiones, autos utilitarios; no sólo máquinas, sino edificios como comercios, depósitos, hangares, fábricas. Pero hay capital físico de menor cuantía que genera riqueza, tan preciado como el anterior. Por ejemplo una olla gastronómica, una máquina para amasar (sobadora), hornos gastronómicos, mesas, sillas, máquinas pulidoras de pisos, cocinas, parrillas, soldadora, torno, herramientas en general. Todo ello es necesario para una actividad tan simple como alimentar a un grupo de personas, o reparar una vivienda. En bienes rurales tenemos acequias, graneros, aguadas, molinos, alambradas, maquinaria agrícola, pozos, tanques australianos, animales, genética, semillas.

El mismo bien puede ser capital para diferentes unidades económicas. Una olla gastronómica es útil para un restaurant, un club de barrio, un merendero o el ejército.

Después hay bienes del Estado o de empresas con concesiones estatales: usinas eléctricas (termo, hidro, nucleares), caminos, vías férreas, puertos, tendido eléctrico, gasoductos, estaciones. Existen otros bienes para brindar servicios públicos, como edificios para juzgados, escuelas, regimientos, comisarías, registros civiles.

Todo lo enumerado y más permite crear riqueza y bienestar. Que una familia posea su casa no es estrictamente capital (según la academia), pero le genera prosperidad a la familia que vive en ella. Mejora sus condiciones de vida (respecto del umbral de dormir a la intemperie) y se ahorra el costo del alquiler, lo que le aumenta sus disponibilidades para otros destinos.

La combinación de saberes y trabajo, derechos legales (como patentes o propiedad inmobiliaria) y capital físico entre los distintos agentes (familias, empresas, estado, asociaciones civiles) es lo que genera riqueza día a día, mes a mes, año a año. En vocabulario económico: el producto bruto de un país.

Para que el producto de un año, esto es el conjunto de bienes y servicios creados en un país, sea igual al del año anterior, debe contar con el mismo capital con el que contaba un año atrás y con la misma fuerza laboral.

Ahora bien, el capital se desgasta. Se deben hacer tareas de mantenimiento preventivo y reconstitutivo de maquinaria e instalaciones, reemplazar cubiertas de rodados, comprar maquinaria y herramientas en lugar de las que no dan más, etc. Doy dos ejemplos. Si la vida útil de un camión es de cinco años, y tengo una flota de 20 unidades, todos los años debo comprar 4 unidades y desechar las 4 más viejas si es que quiero mantener la vida promedio del conjunto. En bienes públicos, si las paredes de las aulas de escuelas y colegios secundarios deben pintarse cada cinco años, todos los años debo tratar el 20% de las mismas durante los recesos escolares. Caso contrario el estado edilicio de los edificios educativos se deteriora.

En cuanto al capital humano sucede lo mismo. Todos los años se jubilan odontólogos. Se deben formar profesionales todo el tiempo para mantener el plantel nacional.

Por lo tanto, para mantener el capital de un país debo invertir el equivalente al desgaste natural todos los años. Según cálculos más o menos precisos, se debe reinvertir el 20% del PBI para mantener el stock del capital.

PBI per cápita

Este indicador es un simple coeficiente donde divido lo producido entre el total de la población.

Como la población (el cociente de esta ecuación) crece en nuestro país al 1,17% anual, el producto debe aumentar en igual proporción para que la cuotaparte de cada uno de nosotros permanezca constante. Dicho en criollo, el PBI debe crecer un 1,17% anual para que todos seamos el año próximo tan pobres como éste. Caso contrario seremos más crotos aún. Esto es lo que ha sucedido en Argentina en los últimos diez años.

¿Por qué no crecemos?

Porque el país no reinvierte su producto. El Estado gasta los impuestos en destinos diferentes a mantener o aumentar el patrimonio intangible o físico del país; al mismo tiempo le quita a los privados cantidades ingentes que impide a su vez las empresas reinviertan, o no lo suficiente. Las familias no cuentan con excedentes para independizarse (instalar un taller o comercio) o mejorar su patrimonio inmobiliario.

Una de las razones es el nivel de corrupción. El Estado le succiona a los privados (familias y empresas) el 50% de su producción. Con ese dinero, una parte el Estado la gasta en sueldos y pensiones, pero el resto va a pagarle a los proveedores del Estado. De ese dinero, una parte vuelve a los funcionarios públicos en forma de sobornos y otra va a ganancias extraordinarias de los contratistas amigos del poder. En ambos casos, funcionarios y proveedores venales, convierten en dólares sus ganancias extraordinarias, las cuales sacan del país[4].

De una manera u otra, ese dinero producido por las familias y las empresas es sacado del circuito económico, no es reinvertido como capital, ni público ni privado[5].

Por lo que no la corrupción, pero sí la corrupción desmedida, es una de las razones de la pauperización permanente de nuestro país en el siglo XXI[6].

Ahora bien, no es la codicia la que hace que el país no crezca, sino la desmesura. Al no dejar en el circuito económico el dinero suficiente para reinvertir al menos el 20% del PBI, el stock de capital decrece. No hay plata para aumentar inventarios o cambiar la máquina o las cubiertas porque gran parte de la facturación se va en impuestos. Las familias no pueden comprarse una casa porque del magro sueldo la mitad va al Estado (para que éste le pague a Roggio, Báez o Lascurain).

SXX y SXXI

Durante el siglo XX el Estado nos costaba 25% del PBI. Con eso el Estado edificó escuelas, comisarías, regimientos, universidades, Chocón Cerros Colorados, Zárate Brazo Largo, puertos, silos, carreteras, juzgados, hospitales, redes de distribución de luz y gas, pertrechó a las FFAA. Eso en cuanto a las inversiones.

Además pagó salarios, jubilaciones y compró resmas de papel, uniformes, medicamentos, bombitas de luz, como gastos. Todo eso lo pudo hacer con el 25% de lo que producíamos ¡durante un siglo!

Pero lo más interesante es que a la población le quedaba libre de polvo y paja el 75% del PBI. Esa cantidad ingente de dinero en manos particulares durante un siglo permitió la creación de comercios, talleres, oficinas, consultorios médicos y odontológicos, empresas pequeñas, medianas y grandes, fábricas, hoteles, hosterías, empresas de transporte. Las familias podían hacerse su vivienda, comprarse un autito y a veces, hacer una casita en Mar de Ajó. Esto es, permitió acumulación de capital en personas y en empresas.

Ese 25% que pasó de manos —que en el SXX estaba en manos de las familias y ahora está en manos de funcionarios públicos—, equivale al aumento del costo del Estado.

Estas mayores disponibilidades presupuestarias por parte de los gobiernos no se tradujeron ni en mayores inversiones públicas ni en mejores servicios, sino que fue a parar —previo paso por la AFIP y el Tesoro Nacional— a las manos de los amigos del poder y de los funcionarios.

En resumen, el 25% del PBI anual que antes disponían las familias, ahora lo tienen los funcionarios y los amigos del poder. Ahí está la raíz de la pobreza.

Si funcionarios y “amigos empresarios” reinvirtieran en Argentina lo defraudado al Estado, lo que habría es una concentración de capital, pero no pérdida de riqueza. El país crecería, pero los dueños de las cosas serían diez personas, en lugar de la población despojada del 25% del PBI.

Funcionarios corruptos y amigos del poder no ponen fábricas o comercios sino que atesoran el dinero robado. Es dinero que se saca del circuito de la economía. Al no reinvertirse, decrece el capital: somos cada vez más pobres. EQUILIBRIO INESTABLE.

Guerra de guerrillas

La destrucción del capital de un pueblo puede darse por razones naturales. Un terremoto, ceniza de un volcán (la última vez mató majadas enteras en la Patagonia).

O por acción humana. Una es la guerra de guerrillas, como nos sucedió en los ‘70 o le sucedió hace poco a Siria. Nadie quiere invertir si un día hay una bomba en un oleoducto y al siguiente en una estación transformadora.

Pero nosotros estamos hoy en otra situación. En un drenaje permanente del fruto de nuestro trabajo y de nuestro capital, para ser sacado del país[7].

Lo natural en el ser humano es invertir. En sí mismo, en educación, hacer deportes, tener cosas que hacen a su confort. Una empresa desea expandirse, mejorar, ganar más. No es natural no invertir. Eso sucede en situaciones excepcionales, como en casos de guerra o conmoción interna. O como ahora, que estamos en una guerra de desgaste la élite que gobierna contra nosotros, los habitantes de la Nación.

Lo peor es la traición. No son los dueños del Frigorífico Anglo, los hermanos Vestey en los tiempos de De la Torre, que evaden impuestos. No. Son puñaladas en la espalda de personas a las que les confiamos el manejo de la Nación.

Propuesta

Que el nivel impositivo del país vuelva al nivel histórico del 25%.

O mejor dicho, que los argentinos volvamos a recibir el 75% de nuestro esfuerzo.

Entonces nuevamente la gente volverá a hacerse su casa, ponerse su taller, mandar a su hija a estudiar veterinaria a La Plata o sistemas a la UTN. Las empresas podrán invertir en nuevos negocios y acrecentar los existentes, no como hoy, que sólo lo hacen los que tenga alguna protección del poder: aquellos por los cuales De Mendiguren pide alguna franquicia.

Caos

Si alguien duda del daño del caos, basta ver la destrucción del microcentro de la ciudad de Buenos Aires luego de 20 años de manifestaciones intermitentes.

Y por último, dejo acá el concepto de Curtis Yarvin: el caos es funcional a la élite que nos gobierna, nunca a las personas del común, que necesitamos orden para prosperar. Quienes provocan caos, por lo tanto, asisten a los poderosos en doblegar a los habitantes que sólo buscan trabajar, estudiar y ser felices[8].

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Referencias

[1] Los que presentaron esta teoría hacían recaer la responsabilidad en el gobierno del General Perón (1946-1955) y no en la ley de autoabastecimiento alimentario de la Comunidad Económica Europea impuesta en la misma época.

[2] Algunas de las notas de Restaurar sobre los problemas en Siria:

Siria: una simplificada hoja de ruta, http://restaurarg.blogspot.com/2018/04/siria-una-simplificada-hoja-de-ruta_23.html

Una mirada al mundo y sus conflictos, http://restaurarg.blogspot.com/2020/05/una-mirada-al-mundo-y-sus-conflictos.html 

Siria 1, http://restaurarg.blogspot.com/2017/05/siria-1.html

Siria 3, http://restaurarg.blogspot.com/2017/05/siria-3.html

Siria 4, http://restaurarg.blogspot.com/2017/05/siria-4.html

Siria 4 última parte, http://restaurarg.blogspot.com/2017/06/siria-4-ultima-parte.html

Siria 6, http://restaurarg.blogspot.com/2017/07/siria-5-la-post-guerra.html

El nada misterioso origen del Estado Islámico, http://restaurarg.blogspot.com/2017/05/el-nada-misterioso-origen-del-estado.html

El mercado humano del ISIS, http://restaurarg.blogspot.com/2017/06/el-mercado-humano-del-isis.html

Todo lo que le queda a ISIS es plata. Montones, http://restaurarg.blogspot.com/2019/03/todo-lo-que-le-queda-isis-es-plata.html

La guerra cercana, http://restaurarg.blogspot.com/2020/10/la-guerra-cercana.html

Ante el temor, la locura, http://restaurarg.blogspot.com/2018/10/ante-el-temor-la-locura.html

Los kurdos fueron traicionados por Occidente, http://restaurarg.blogspot.com/2019/10/los-kurdos-fueron-traicionados-por.html

Libia – otro fracaso de la UE, http://restaurarg.blogspot.com/2018/09/libia-otro-fracaso-de-la-ue.html

[3] Sospecho que el modelo que quieren aplicar acá es el libio.

[4] Ejemplos son los “constructores” Wagner, con compras inmobiliarias millonarias en Punta del Este, o Lascurain condenado en primera instancia por defraudar al Estado. Y la lista de funcionarios procesados y algunos condenados, es larga.

[5] El Mecanismo, http://iris-speroni.blogspot.com/2018/08/el-mecanismo.html 

El dinero de la corrupción nunca vuelve, http://iris-speroni.blogspot.com/2018/09/el-dinero-de-la-corrupcion-nunca-vuelve.html 

Atesorar, http://restaurarg.blogspot.com/2020/10/atesorar.html

[6] Apenas asumió Macri autorizó una partida de 500 millones de dólares para Roggio y para sí. Esto es once dólares por habitante, cuarenta y cuatro por familia. No fueron Roggio y Macri de la mano casa por casa y pidieron 44 dólares cada vez que tocaban el timbre, hasta alcanzar la cifra. No. Usaron al estado para quitarle dinero a unos ciudadanos y dárselo a otros (a ellos). Tomaron la recaudación de la AFIP y se la guardaron. Éste es el mecanismo de despojo permanente. No importa si son las obras de Báez y López o las de Macri y Roggio.

[7] El Estado croupier, http://restaurarg.blogspot.com/2019/09/el-estado-croupier.html

[8] Volvemos siempre al punto de partida: es la élite contra nosotros.

Artículo publicado originalmente el 09/10/2021 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2021/10/orden-y-caos.html 

EL CONDE DRÁCULA

Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)

El Ministro de Agricultura Julián Domínguez expuso sus pretensiones para las próximas cosechas de soja.

Esta semana el ministro de agricultura Julián Domínguez participó en el seminario de ACSOJA organizado por la cadena de producción y transformación de soja en Argentina.

Resucitó un viejo pet project de él (supongo que es de él) de producir 70 MM de toneladas de soja por año.

No dijo cómo lo va a lograr ni qué incentivo dará para lograrlo. Volvemos al pensamiento mágico.

¿Cómo pretende la casta gobernante que la Argentina exporte más con las enormes dificultades que la propia casta establece a los habitantes? Las autoridades implantan traba tras traba e impiden toda iniciativa de exportación una y otra vez, al punto que el total de exportaciones en relación al PBI es uno de los mínimos del mundo.

La Argentina es una economía cerrada, no porque los argentinos no tengamos qué vender al mundo sino por decisión y voluntad de nuestros dirigentes.

Por lo cual el ministro entra al universo mágico de cómo producir un bien de exportación con todas las medidas gubernamentales que atentan contra ese objetivo. Misterio.

Entre los anfitriones y asistentes hubo quejas por el estancamiento de los volúmenes de cosecha en los últimos diez años. El ministro no dio su visión de las razones de los volúmenes de producción actuales. O no tiene diagnóstico o él mismo se lo guarda para sí. Propone un salto de volumen considerable sin presentar los mecanismos para lograrlo, excepto unos vagos “inversión en tecnología”, “créditos” y el palabrerío de siempre.

Pasemos a los gobernadores que hablaron: 1. Capitanich (Chaco), 2. Schiaretti (Córdoba), 3. Perotti (Santa Fe), 4. Bordet (Entre Ríos), 5. Larreta (Ciudad Bs. As.). La participación de Larreta es inexplicable excepto que se lo esté presentando como precandidato a presidente para el 2023.

El más coherente fue, paradójicamente, Larreta. Sostuvo que hay que invertir en infraestructura para bajar los costos de transporte, “reglas claras” y “previsibilidad impositiva”. A priori suena bien. Sin embargo si la “previsibilidad impositiva” es la sodomización eterna (porque “previsible” = “no habrá cambios”) y las reglas claras son la sumisión tributaria, prefiero tener la esperanza de que algún día va a cambiar. Entiendo que Larreta tácitamente (pero no explícitamente, ¡ojo con esto!) habla de un contexto impositivo diferente. Para los lectores del interior les advierto que Larreta lo único que hizo en los 14 años que está al frente del gobierno de la ciudad (ocho como jefe de gabinete y seis como jefe de gobierno) fue aumentar impuestos o crear impuestos nuevos. Si hay algo que no tuvimos los porteños es ni reglas claras ni previsibilidad impositiva, excepto si uno considera previsible que todos los años invente un impuesto nuevo.

Perotti remarcó la importancia del complejo soja en el total de las exportaciones y la de su provincia dentro de la actividad.

Schiaretti pidió una baja de alícuota de los derechos de exportación porque “Penaliza la producción de nuestra gente y por eso estamos en contra”. Sostuvo que la soja es motor de crecimiento de la provincia.

Capitanich defendió la idea de “fortalecer la logística integrada, …inversión en redes viales y resolver la logística integrada en un país federal como éste”. Agregó “Si bien logramos expansión del área y aumento de productividad, nos falta perfeccionar el desarrollo tecnológico, la logística integrada para generar un proceso de industrialización en cadenas de valor en origen”. Esto es: mejor transporte para abaratar costos y plantas de procesamiento en Chaco y no sólo en Santa Fe y Córdoba.

Por último el gobernador Bordet resaltó la importancia de la producción de soja para su provincia e instó a fortalecer los lazos con China como principal destino de las exportaciones. Se olvidó que el Estado chino es la principal cerealera de la Argentina, que controla el 20% del segmento y que el Estado chino a través de sus empresas controla semilleras, fábricas y patentes de fertilizantes y plaguicidas; esto es, toda la cadena de valor. Detalles.

¿Se dieron cuenta lo que falta en las reseñas periodísticas?

Sí, acertaron. El tipo de cambio.

Si bien el arancel de derechos de exportación tanto del poroto de soja como de sus subproductos industrializados es el más alto del nomenclador (arriba de 30% en ambos casos), empalidece con el 50% que se lleva el BCRA. Así que la cerealera (“trader”) cobra el 33% = (1-50%) x (1-33%) = 0,50 x 0,66 del precio internacional; el remanente luego de quitarle la parte que va al BCRA (50%) y la parte de la Aduana (33% de lo que nos dejó el BCRA). A partir de ese punto todos cobran menos dinero aún: el acopiador y menos aún el productor (en el medio hay comisiones, costo de flete e impuestos). ¿Por qué uno sembraría soja si de movida sabe que se va a quedar con menos del 33% del precio de venta y con el 100% de los costos?

Que Domínguez no diga nada, no debe llamarnos la atención. Forma parte de este gobierno y defiende la recaudación. La misma que da lugar a los sueldos y compras del Estado por parte de la casta política. Ahora, que los gobernadores no se vuelvan roncos con este punto, ahí sí, encontramos un silencio que ensordece (excepto Larreta que es beneficiario de la transferencia de provincias productoras al poder central).

El negocio de proveedores y comercializadores no se ve afectado por la carga impositiva ya que cobran el 100%  de sus insumos (semillas y agroquímicos) o de sus comisiones comerciales. El efecto negativo, para ellos, es que con un precio interno menor se desestimula la siembra y por lo tanto se les achica el negocio. De ahí el pedido de incremento de volumen, ganen o pierdan plata los productores.

jComo ya sostuve en noviembre 2019 “Los políticos argentinos son los únicos autores de las causas que impiden la producción y exportación de productos”.

Los intereses nacionales

¿A la Argentina le hace bien que se cosechen 70 MM tn de soja?

La superficie sembrada viene en retroceso por dos razones. La primera es el tipo de cambio atrasado y la carga impositiva que redujeron los volúmenes de todos los productos y servicios exportables, no solo la soja. La segunda razón es que varios productores prefirieron volver a la ganadería bovina o empezar la ganadería ovina para recuperar los suelos. La soja deja exhausta la tierra y requiere una cantidad creciente de fertilizantes que atentan contra la rentabilidad. Así que…mejor ovejas.

¿Y a todos nosotros? ¿Qué nos conviene que hagan los productores? 

La soja es para el kirchnerismo como la sangre de jóvenes núbiles para el Conde Drácula: imprescindible para vivir.

Los políticos le succionan el flujo de ingresos por exportaciones de soja a la República Argentina.

El modelo de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández es soja-dependiente. La necesitan para financiar un estado que cuesta entre 45% y 50% del PBI, robarse todo lo que puedan, hacer obras con sobreprecio del doble o triple de los costos originales, ídem compras del estado, mantener una banda de correligionarios y sus familias y repartir dinero (poquito) a los desangelados de la tierra. Recordemos que MM duplicó – Standley mediante – los números de planes sociales respecto a los recibidos de su antecesora.

Por lo que el dinero que deja la soja en el estado es el combustible que permite nuestro sometimiento. La soja financia el aparato abusivo del Estado contra nosotros.

Si uno lo mira desde ese punto de vista, quitarle la soja a los K (y, Dios no quiera, al PRO si gana Larreta en el 2023) es como clavarle una estaca de madera o mostrarle una ristra de ajos o una cruz o lo que sea necesario al Conde Drácula.

Entonces, no. Ojalá no lleguemos a las 70 MM tn. Ojalá nadie plante soja hasta que todos estos Dráculas sean expulsados de las posiciones de abuso en el que están ahora.

 

Fuentes:

Declaraciones del Ministro de Agricultura Julián Domínguez en ACSOJA, Telam, https://www.telam.com.ar/notas/202109/569257-seminario-acsoja-ministro-julian-dominguez-agricultura.html

Agrofy, https://news.agrofy.com.ar/noticia/195913/acsoja-2021-julian-dominguez-realiza-su-primera-aparicion-evento-sector

Bichos de Campo, https://bichosdecampo.com/y-llego-la-primavera-dominguez-arranco-su-gestion-tirandole-flores-al-sector-agricola-y-planteando-que-se-pueden-cosechar-70-millones-de-toneladas-de-soja/

El Litoral, https://www.ellitoral.com.ar/corrientes/2021-9-22-1-0-0-apuntan-a-una-produccion-de-70-millones-de-toneladas-de-soja

El Agrario, https://www.elagrario.com/actualidad-acsoja-presento-el-desafio-para-dejar-el-estancamiento-y-alcanzar-los-70-millones-de-toneladas-61217.html

Todoagro, https://www.todoagro.com.ar/debut-del-ministro-dominguez-mensaje-conciliador-al-campo/

Declaraciones de los gobernadores en ACSOJA

TN, https://tn.com.ar/campo/2021/09/22/larreta-capitanich-bordet-schiaretti-y-perotti-propusieron-politicas-para-alcanzar-las-70-millones-de-toneladas-de-soja/

Rural Net, https://ruralnet.com.ar/2021/09/23/los-gobernadores-y-un-gran-desafio-por-delante-poder-llegar-a-los-70-millones-de-toneladas-de-soja/

 

Artículo publicado originalmente el 25/09/2021 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2021/09/el-conde-dracula.html