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TODA LA ATENCIÓN DEL MUNDO PESQUERO EN EL ATLÁNTICO SUR ¿Y QUIÉN ESTABLECE LA POLÍTICA PESQUERA NACIONAL (Artículo 9º de la Ley 24.922)?

César Augusto Lerena*

La actividad pesquera no puede tener como referente en la estructura del gobierno a un Subsecretario, funcionario que a pesar de lo que indica la Ley 24.922 no fija la política pesquera, entre otras cosas, porque en esa misma Ley estaba prevista como Autoridad de Aplicación una Secretaría de Estado, que el ex Presidente Menem vetó en 1998 (y bien sabemos qué cuestiones de poder lo motivaron), razón por la cual, el Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca debe delegar sus funciones (de dudosa legalidad el procedimiento) para que el Subsecretario pueda presidir el Consejo Federal Pesquero (CFP). Ahora, es un secreto a voces que la Pesca poco tiene que ver en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (luego de Pesca y Alimentación), generalmente manejada por gente vinculado al campo, nada más alejado del mar, a lo sumo cercanos a las costas del Paraná, al Surubí, el Pacú y al Dorado o al Pejerrey de la Laguna de Chascomús.

La Pesca, es la prima pobre y fea en ese Ministerio. La política, la maneja (se podría decir) gente que —con razón— está preocupada por la climatología, las hectáreas sembradas, el precio del grano en Chicago, las retenciones… y las retenciones. Si estuviéramos en España sería distinto, pero aquí se agrega que en la Argentina no se consume pescado (5/6 kg/per cápita, cuando el promedio mundial es de 21kg), mientras que los que han dirigido y dirigen (¿?) este sector, se creen que con decirles (alguna vez) a los argentinos que debieran comer pescado los días 19 la cuestión está resuelta; bue… la razón para elegir un determinado día al mes (¿un día al mes?) lo dice todo: el número 19 en la quiniela corresponde al pescado (¡!). Que tal si agregamos, por su afinidad con el pescado, también el día 5, que en la quiniela es el “gato”, así duplicamos el consumo. ¡Todo el ingenio argentino aplicado a aumentar el consumo! El nivel de nuestros funcionarios debiera preocuparnos, más aun teniendo en cuenta, que está en juego una exportación de unos 2.100 millones de dólares por año y decenas de miles de trabajadores, proveedores y de pueblos del litoral que viven de esta actividad.

No. Nunca en el Ministerio del Campo entenderán que éste, es un Estado Marítimo, que la actividad pesquera no debe ser una actividad extractiva sino industrial y que la Pesca es una herramienta no solo productiva y alimentaria, que debiera formar parte de la política de salud de la Nación, de ocupación territorial marítima y, de desarrollo industrial, en todo el litoral marítimo nacional y, especialmente patagónico, estratégico y de bajo índice poblacional.

Dicho esto, tampoco los Subsecretarios de Pesca han estado a la altura de las circunstancias. No han sido capaces, ni siquiera, de administrar la crisis sectorial —hoy es un ejemplo más— y, si bien desde la administración de las cuotas se puede hacer política, los números indican lo contrario, ya que la concentración ha sido creciente a través de los años, contrario a lo que cualquier administración del recurso del Estado requeriría: investigación, conservación y distribución adecuada de los recursos.

Ahora, cómo se ve el accionar de un Subsecretario, que es a su vez presidente del CFP, que dedica su tiempo a aplicar los artículos 7d, 9d y 27 de la Ley 24.922 (los permisos, las cuotas y las autorizaciones) y desatiende la aplicación de los artículos 4, 5d y 22 de esa misma ley (los recursos migratorios de la ZEE y de Alta Mar más allá de las 200 millas). ¿Alguien podría creer que con solo aumentar las multas a los buques extranjeros que pesquen ilegalmente dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Argentina se resolverá el problema? O nos olvidamos que la Armada y la Prefectura no tiene los suficientes medios y que, en los últimos 40 años, solo se capturaron un promedio de dos buques por año y que el problema no se resuelve controlando solo la ZEE Argentina, sino administrando el conjunto de la biomasa, es decir también el control de nuestros recursos migratorios, transzonales y las especies asociadas en la Alta Mar, no solo por una cuestión económica y social, sino también de soberanía nacional, en relación con nuestros derechos marítimos y los vinculados a los archipiélagos (entre ellos Malvinas) y la Antártida.

¿Sabrá el Señor Subsecretario, que convivió varios años en el CFP sin oposición alguna a las políticas del gobierno de Macri que —entre otras cosas— firmó el Pacto de Foradori-Duncan y, con él, aprobó las investigaciones conjuntas de pesca con los británicos y puso al INIDEP al servicio de la Reina del Reino Unido y que ahora el Canciller Felipe Solá suspende, porque entiende “que es uno de los temas soberanos, (y) no podemos entregar datos estratégicos a quien nos usurpa”, gobierno de cesión de los recursos nacionales, en el que también se profundizó la extranjerización y concentración de la actividad? No, no veo que en las Actas del CFP estas cuestiones centrales de la actividad se hayan tratado o se traten antes (y nunca) que el Poder Ejecutivo de la Nación anuncie hechos que inciden sobre la actividad pesquera; motivo por el cual, habría que preguntarse ¿quién establece y conduce la política pesquera nacional? ¿La que obligan los artículos 7º y 9º de la Ley 24.922?

Los hechos, sobre la política de fondo, han colocado, al Subsecretario y presidente del CFP, en el mejor de los casos, en el rol de vocero. Tranquilos, no es de ahora; pero, el Subsecretario de Pesca está desde hace tiempo y hoy en una dificultad superlativa y, con él, todo el sector pesquero nacional. La estrategia no la elabora y, a los problemas graves de administración interna del recurso (la rentabilidad, baja de precios y de consumo, pérdida de empleos, etc.) le debe agregar la política internacional, que ha resuelto hacerse de los recursos pesqueros del Atlántico Sur, por sus propias necesidades y ante la ausencia manifiesta del poder político pesquero nacional. El empresario y el trabajador producen y el gobernante ejerce la dirección y el control de Estado y en una actividad interdependiente internacionalmente debiera adelantarse a los hechos. El poder, si se dispusiese, ¡se ejerce! ¡Tamaña responsabilidad para un Subsecretario! Pero no es un lote del continente donde se realiza actividad y las decisiones que se toman en la UE o las necesidades alimentarias de los países asiáticos interfieren en la explotación y el comercio nacional, ya que estos países, no solo compran productos, sino que se apoderan de ellos con importantes flotas que pescan a distancia. Ya vimos hace días unos treinta buques chinos por el Estrecho de Magallanes, unos pocos, de los miles que tienen.

En la XXVII EXPOMAR reunidos bajo el lema ¿Y ahora qué?, la Comisión Europea anunció que restringiría la pesca en un 30% en las aguas comunitarias e incluso la declararía actividad non grata en el 10 % de las mismas. Aquí, la Secretaria General de Pesca Alicia Villauriz explicó “los retos que tiene por delante el sector y la necesidad de integrar las dos vertientes (económica y social) en un mensaje de tono verde que no se limitaría a las aguas de la UE, sino que extendería hasta alta mar. El Tratado sobre Biodiversidad que se negocia en Naciones Unidas, advirtió Villauriz, no debe dejar al margen a las ORP (organizaciones regionales de pesca), expertas en pesca y capaces de matizar el sesgo verde que amenaza al sector pesquero”. Toda una definición la de esta secretaria: la restricción de la pesca en aguas comunitarias se compensaría en aguas extracomunitarias (el Atlántico Sur, por ejemplo) y para los amantes de las OROP, éstas se ocuparían de matizar el color verde del pretexto conservacionismo con que se las promueven. Es decir, capturar fuera de Europa lo que no pueden hacer allí.

Pero, para que los españoles estén aún más seguros, el Secretario General de CEPESCA Don Javier “Paz y bien” Garat, sí, el mismo que les vino a vender espejitos de colores a las Cámaras de Argentina, aprovechó la ocasión para pedir nuevamente “Ayudas” al gobierno “medidas de choque que garanticen la liquidez de las empresas, así como seguridad jurídica y estabilidad presupuestaria, para afrontar la que ha definido como la ‘hecatombe económica y social’ que ocasionó el Covid-19”. Señalando que “la recuperación pasa por el incremento del endeudamiento y medidas de estímulo fiscal y de aplazamiento de impuestos (…) y aportar liquidez (…) la reducción urgente del IVA del 10% al 4% (…) y realizó un “llamamiento, a la gran distribución para priorizar la producción pesquera española y comunitaria y promover así la conocida como soberanía alimentaria”. Esto se llama juntar al gobierno y los empresarios para defender el interés de los españoles, por cierto, en un evidente perjuicio para el sector empresario y laboral argentino.

¿Eso es todo? No. El Brexit es una preocupación de británicos, de los isleños en Malvinas y de los españoles que pescan tanto al norte, como con licencia ilegal británica en el Área de Malvinas de la ZEE Argentina. El Reino Unido (RU) pretende acordar en forma anual el acceso a las aguas, contrario a lo que piensa el presidente de la Alianza Europea de la Pesca (EUFA) Gerald van Balsfoort, de que “no habrá acuerdo de libre comercio si no se cierra un arreglo de largo plazo sobre la pesca”.

El calamar de las islas Malvinas es un objetivo de negociación británica con Bruselas, ya que esta especie (Illex y Loligo) junto a otras, tienen como principal destino la UE (90%) a través del puerto español de Vigo, motivo por el cual, si no se mantiene libre de aranceles la importación habría un impacto negativo en Malvinas, pudiendo sufrir estos productos aranceles del 6% al 18%, aunque, el Reino Unido argumente que hay un interés compartido con la UE ya que los buques españoles son responsables en gran parte de las capturas en aguas de las islas y, que “Reino Unido actuaría en nombre de todos sus territorios de ultramar y buscaría resultados que apoyen su seguridad e intereses económicos”. Es decir, el Reino Unido no solo buscará fortalecer los negocios de Malvinas, sino a través del otorgamiento de licencias ilegales en el área de Malvinas de la ZEE de Argentina profundizará las capturas en el Atlántico Sur y seguramente los españoles —los primeros licenciatarios en las islas— les servirán de acceso a las materias primas a la UE, procurando compensar las restricciones de pesca en las aguas comunitarias.

A lo dicho habría que agregar las tradicionales y crecientes capturas ilegales de los buques chinos y de otros países asiáticos que a cientos depredan los recursos pesqueros en el Atlántico Sur.

Pero, si falta algún detalle más, los buques de todos estos países son construidos con créditos a baja tasa de interés y sus buques operan a distancia con fuertes subsidios.

En este escenario, Señor Subsecretario de Pesca, debería mutar del papeleo a la imprescindible e impostergable tarea, de establecer la política pesquera nacional, como lo obligan los art. 7º y 9º de la Ley 24.922. A mi juicio, y en lo inmediato:

  1. Llamar a Concurso para explotar en Alta Mar. El Estado Argentino en base a lo previsto en la CONVEMAR y la Ley 24.922 debiera constituirse en Estado Ribereño Administrador de los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina y asociados en la Alta Mar y, hacer un llamado público a empresas nacionales y extranjeras interesadas en su explotación en la Alta Mar, en base a un pliego de condiciones, con la limitación prevista en la ley 26.386 para las empresas de aquellas nacionalidades que al momento del llamado pesquen con licencia británica en el área de Malvinas de la ZEE Argentina.
  2. Poner la flota argentina a pescar en la Alta Mar. Promover e incentivar fuertemente y dar todo el apoyo de seguridad necesario a los buques argentinos que pesquen en Alta Mar, quienes no deberían pagar derecho alguno de captura, ni impuestos internos y de exportación sobre las extracciones efectuadas en la Alta Mar. Accesoriamente y para equiparar su actividad a la de los buques extranjeros, los buques nacionales que extraigan los recursos en la Alta Mar no deberían pagar impuesto alguno al gasoil y otorgar otros incentivos a la flota potera argentina que pesque en la zona límite con el área de Malvinas de la ZEE Argentina.
  3. La construcción nacional de buques. El CFP debe abocarse a la búsqueda de fuentes de financiación para facilitar la construcción de buques en el país, reactivando los Astilleros Públicos y apoyando a los privados para modernizar la flota pesquera nacional.

Nada está hecho mientras quede algo por hacer (Romain Rolland).

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

 

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ESPAÑA, HA MUERTO

F. Javier Blasco*

Imagen: La Vanguardia

Coincidiendo con el comienzo del verano y tras casi 100 días de un horrible confinamiento y dura cuarentena (98 en realidad), derivados del Estado de Alarma más duro y largo de la historia reciente historia europea, el gobierno que nos lo impuso, ha decidido que pasáramos sin solución de continuidad a lo que de forma cursi y plagiada (de los chinos) se ha venido a llamar la “nueva normalidad”. Normalidad, que en realidad consiste en soltarles el muerto a las comunidades y quedarse quietos a verlas maniobrar.

Cien días reprimidos en nuestras casas, que han sido precisos no por casualidad, sino porque el gobierno no supo ni quiso ver venir de lejos y llegar de cerca una grave pandemia, la minimizó por varios y espurios motivos (alguno tan estúpido y mezquino, que hasta le costó la grave infección de varios miembros del gobierno), despreció todos los avisos y ejemplos reales lejanos y cercanos, se pasó de listo y no se preocupó en analizar las características de la infección ni en acumular el material de protección y curación preciso o esencial.

Confió en la fortaleza de un sistema sanitario al que dejó quebrado ante un inédito enemigo ya que no le dotó del correspondiente material, no le avisó del tipo del mal que le acechaba, que medios de penetración y contagio empleaba y como se multiplicaba. Como resultado de aquello, vinieron las prisas de última hora; las compras fallidas, malas, falsas y a precios desorbitados; el mayor número de muertos en porcentajes, sobre todo, entre los ancianos y también el de sanitarios contagiados si comparamos los resultados con los del mundo entero.

Comenzó una insufrible campaña de plúmbea propaganda a cargo del presidente —nada menos que 20 intervenciones al mejor estilo cubano o bolivariano—, tres o cuatro ruedas de prensa diarias por varios ministros o altos cargos. Una campaña de desprestigio sobre determinadas comunidades autónomas comandadas por el partido en la oposición; la lucha sin cuartel sobre las FCSE, principalmente sobre la Guardia Civil que ha llevado a uno de los más graves escándalos en el que se ha visto implicado el ministro del Interior, otrora un juez con buen prestigio en su lucha contra ETA y hoy desprestigiado, puesto en duda, nervioso y acorralado mientras descabezaba falsariamente y sin piedad a un Cuerpo centenario y bien honrado; así como por sus negocios con Batasuna y los separatistas, sin problemas y hasta con gran ilusión.

El gobierno ha aprovechado la “especial situación” de cierta impunidad para legislar por decreto hasta en cosas que no tienen nada que ver con la pandemia y la cura de la enfermedad. Ha llenado los despachos de cargos, muchos de ellos creados ad hoc, ocupados por amigos y allegados, nombrados a dedo sin cumplir los requisitos que se exigen para hacerlo y se ha hinchado de criticar, difamar y escupir contra todos los partidos al menor vestigio de no seguirle el agua o bailar a su son.

Ha abandonado a los ancianos a su suerte dejándolos en las residencias, que por naturaleza y legislación, carecen de medios o capacidad para bregar contra esta maldita enfermedad. A pesar de haber creado un “Mando Único” desde el 19 de marzo cuando Iglesias se declaraba responsable de toda la gestión, no lo usó y no ha hecho nada salvo mandarles algún dinero —tardío e insuficiente— y en otros casos a los militares para hacer alguna limpieza y desinfección. Como resultado de aquello casi 20.000 ancianos han muerto, muchos de ellos en plena soledad, sin la compañía de sus seres queridos y sintiendo que todo lo que construyeron y trabajaron duro para ello, les falló a la hora de su momento final.

Vienen jugando con el número de muertos que suben bajan y congelan a criterio político de unos desalmados que no quieren ser los primeros en lo que son; el peor ejemplo por su mala cabeza, falta de previsión, escasez de material y pésima gestión. Somos el hazmerreír del mundo en dicho tema y ahí seguimos tratando de ocultar más de 15.000 muertos que aún no saben dónde encajarlos; aunque, paradójicamente, si sepamos con claridad meridiana el probable número de “vidas salvadas” gracias a la reclusión. Vamos a hacerles un “forzado” funeral de Estado, dilatado un mes más, sin saber quiénes fueron, de que murieron ni haber aclarado cuantos son.

Para el gobierno era muy importante seguir confinados, con la excusa de taponar la hemorragia de muertos; aunque en realidad, dicha dura situación les servía para actuar a su aire, controlar las protestas y aplacar las iras del ciudadano dándoles cuerda a sus deseos de protestar, tiempo para olvidar tras el señuelo de que aún no era el tiempo para buscar responsabilidades ni criticar al gobierno, dejándoles tranquilos con la promesa de que algún día lo será y conformando a muchos con alguna que otra dádiva, regalía o subvención con las que sus vidas poder endulzar.

Mientras tanto, se atacaba al turismo calificando de decimonónico y de poco valor añadido o a la empresa del automóvil anunciando su defunción, sin tener en cuenta que, en realidad, muchos millones de puestos de trabajo en España y una gran porción de nuestro PIB, dependen de esas actividades.

Pero se alargaron tanto en ese impasse que la economía ha empezado a petar por todos lados porque ya no aguanta más tiempo con las empresas y negocios cerrados, solo tele trabajando, pagando los caros ERTEs u otros subsidios, si es que te lo pagan de verdad y con un poco de aforo en cada bar.

Por eso, a toda prisa y protagonizando el enésimo bandazo dado en tan corto periodo de tiempo, ha habido que recoger velas, crear subvenciones no suficientes y bien tardías para aquellos sectores más dañados, abrir deprisa las cerradas fronteras y con ello, hemos pasado de estar en casa encerrados, sin horizontes cercanos ni apenas pasear a, en muy pocos días, movernos por toda España, subir a las montañas y poder bañarnos en las piscinas y la mar.

En lo referente a las fronteras y aunque ya sabemos que este virus, principalmente, se importa desde fuera y sus mayores lugares de entrada son los grandes aeropuertos internacionales con los que cuenta España, destacando Barajas en Madrid y el Prat en Barcelona, como se necesitaban muchos refuerzos para cubrir necesidades de seguridad y estos estaban cerrados, sus plantillas casi al completo se tuvieron que trasladar y ahora, contamos con una plantilla mínima para aplicar las escasas y casi irrisorias medidas de seguridad que con tanto bombo y platillo, Ávalos e Illa, nos vendieron hace dos días como lo mejor de toda Europa. Otra mentira y fracaso más, que ya veremos en que se traducirá.

Pues bien, tras este largo pero necesario preámbulo para entender la situación final, cualquiera diría que el cabreo general entre la población, tras tanto engaño, mala propaganda, peor gestión y el cuantioso número de bajas sin nuestro cariño ni protección, debería ser mayúsculo y muchos, más de la mitad de los españoles —si descontamos a los impertérritos adeptos, los empesebrados y los faltos de capacidad de buen juicio y comprensión general— deberíamos estar dispuestos a que nada más llegara el día de ayer, a la sazón domingo soleado y sin mucha tarea en el zurrón, salir a la calle a celebrar el fin del Estado de Alarma y con nuestra mayor rabia y fuerza, sin olvidarnos de la mascarilla y guardando la recomendada distancia de seguridad, juntarnos civilizadamente para protestar por la mala actuación de este nefasto gobierno durante toda la pandemia, su gestión y para prevenirle que se pongan las pilas ya que, por lo que se barrunta, aún será peor la cosa para gestionar como salir de la crisis económica que, con mucha fuerza y mayor de la que nos avisan, viene detrás.

Pues no, resulta que nadie en España protestó. Perdón si lo entendieron así, los amantes del mundo del toro y el toreo, que unieron sus fuerzas en una potente manifestación en defensa del espectáculo y de dicha profesión. Los partidos políticos, mientras tanto, a lo suyo, iniciando unas campañitas electorales en Galicia y el País Vasco donde, no hace falta ya que casi todo el pescado, hace meses que está vendido.

Alguien ya se encargó de que los cabreados médicos y enfermeros, los obreros que ya están o que irremisiblemente en breve irán al paro (aproximadamente un millón), los olvidados autónomos, los agricultores, transportistas y los mayores en defensa de su pensión, tampoco salieron ayer a quemar ruedas o a protestar tras una pancarta por las calles de Madrid; no vaya a ser que eso fuera un punto de partida diera la imagen del malestar contra el gobierno y sus política en general.

Las playas de Barcelona, donde cierra Nissan y muchas más estaban tan abarrotadas que hasta dos hubo que cerrar al público. La atención del país estaba entrada en si el Real Madrid ganaba a la Real Sociedad y le birlaba al Barcelona el liderato en la Liga o si los árbitros seguían con su campaña de “alineamiento con el Madrid” para fastidiar a los catalanes por su maldad y hacer salir a Piqué otra vez al estrado, cómo cada vez que pierden. Pan y circo, un invento romano para aplacar los malos estados de ánimo de la población, que casi nunca suele fallar.

Cataluña, esa preciosa tierra cuyos dirigentes, hace tan solo unos días, depreciaban, escupían y vilipendiaban a todos los españoles sin recato ni piedad, ahora resulta que se ha convertido en nuestra casa y el lugar donde todos como buenos hijos y hermanos debemos ir este verano para gastar nuestras perras y así, su economía, rescatar.

Los tribunales siguen dando muestra de “aparente debilidad”, acosados por la Fiscalía y la Abogacía del Estado, quienes han cambiado sus papeles y ahora parece que se dedican a desprestigiar a sus señorías e intentan que no se celebren juicios, que los casos sobre “algunos políticos” queden en blanco o sus causas cerradas. En esta batida de togas, ni siquiera una juez brava y que ordenó un secreto de sumario especial, ha sido capaz de defender sus claras órdenes dadas a la policía judicial y no ha evitado que el gobierno se entrometiera torpemente en el caso sin ningún tipo de vergüenza ni piedad.

Las estatuas de nuestros ancestros ilustres son derribadas con saña en las antaño “tierras de indios” por los negros y algunos blancos que movidos por fuerzas nada extrañas y hasta conocidas, buscan cualquier motivo, aunque sea falso, para crear una manida reivindicación que ponga patas para arriba todo el orden internacional. Aunque, tras oír las declaraciones de la ministra de exteriores al respecto en una entrevista esta mañana, no me explico, como no nos queman por allá fuera hasta los Consulados y Embajadas allá por ultramar.

Los fondos de la UE para la recuperación no solo no llegan; aún no están decididos en su cuantía real o final, modo de entrega y si habrá algún tipo de recargo o imposición formal para que sean efectivos; en qué plazos llegaran y cuanto habrá que devolver, así como toda esa letra pequeña que les suele acompañar.

Mientras tanto, el gobierno tira de la chequera y cada día presenta una subvención más, aunque algunas sean repetidas o el complemento de otras que ya estaban en el mercado laboral o en algún sector empresarial. Pero, hay que tener presente que estos cheques se pagan emitiendo deuda pública. Deuda que, unida al desmesurado déficit, está alcanzando un nivel de preocupación demencial. Todo eso alguien —nuestros hijos y nietos y ya veremos si alguna generación más— lo tendrán que pagar.

Cada día encontramos un motivo para enfadar aún más a Trump y no somos conscientes de los problemas que eso a corto y medio plazo nos traerán. Estamos perdiendo puestos entre los que ocupan la cúpula digital y de la innovación para la comunicación y el control de las pandemias. Nos quedamos fuera del grupo de países europeos que se han unido para la compra conjunta de una vacuna tan esencial como la necesaria para luchar contra el COVID-19 y, en general, vamos perdiendo cada vez más prestigio y nivel en investigación y en competitividad.

La intensa campaña de propaganda del gobierno dirigida y coordinada por su mercenario de la misma, Iván Redondo, con sus medios afines; bien pagados o subvencionados, ha tenido un gran efecto. Basta con ver los resultados de las “encuestas serias” de estos dos últimos fines de semana que le dan al PSOE y a Podemos más o menos sus mismos apoyos y ni un solo desgaste a pesar de lo muy mal que han hecho su trabajo y tras una gestión de compras y pruebas fatal.

Tras, al menos, un año perdido para la economía y el mundo laboral, todo lo que por su culpa, el paro, la deuda que vendrá y la enorme vergüenza que estamos pasando a nivel internacional; por lo que veo, no son más que pequeñas cosas sin importancia para los dormidos españoles; y no es suficiente para que nadie mueva un pelo y salga a la calle a protestar.

Lo dicho; España, ha muerto.

¡DESPERTA FERRO!!

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Reserva) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/espana-ha-muerto-1

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¿QUIÉN EJERCE EL PODER EN EL ATLÁNTICO SUR? (5TA. PARTE) LA CUARTA INVASIÓN BRITÁNICA A LA ARGENTINA

César Augusto Lerena*

El Canciller Felipe Solá acaba de efectivizar el anuncio del presidente Alberto Fernández de presentar una Ley de aprobación de límites externos de la Plataforma continental Argentina y aumentar las sanciones a la pesca ilegal. Es un hecho auspicio, pero no debiera hacernos perder de vista que la Argentina sufre la CUARTA INVASIÓN BRITÁNICA. En esta ocasión, del ATLANTICO SUR, pero, esta vez, asociada a los españoles, quienes son los primeros licenciatarios en Malvinas y ahora el caballo de Troya profundizando la internacionalización del Atlántico Sur.

En ninguna de las invasiones anteriores los británicos ocuparon tanto territorio nacional: 1.639.900 km2, 52% del territorio marítimo y 28% del territorio nacional total; sin incluir, su pretensión sobre la Antártida, la parte meridional del Atlántico Sur y la plataforma continental (ver mapa bicontinental). Por un sinnúmero de cuestiones que detallaré, debo decir, que la Argentina sufre desde hace años la más brutal ocupación extranjera de todos sus tiempos, dejándonos como un país bolivianizado, que podría presentar un futuro impredecible. Al respecto, el reconocido jurista Alberto Spota, decía hacia 1966: “no deberíamos descartar que la Argentina deje de ser triangular, sino hacemos los deberes para evitarlo”.

Hemos visto que detrás de un Acuerdo Pesquero entre Cámaras pesqueras españolas, argentinas y una ignota ONG y, con el pretexto de coordinar la conservación y explotación de los recursos migratorios argentinos, se esconde, un nuevo avance británico en el Atlántico Sur. Bastaría revisar la historia expansionista británica para entender, que no se trata de proteger a tres mil isleños ubicados a 13 mil kms del Reino Unido (RU) en un agreste archipiélago de 11.410 km2.

El poderío del RU se asienta en su alianza en la OTAN (a la que coincidentemente con la guerra de Malvinas en España adhirió en 1982), en su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU; en su alianza estratégica con Estados Unidos; en la transformación de Londres en el centro financiero más importante internacional y, entre otras cosas, en el armado del Commonwealth, compuesto por 54 naciones, con 31,5 millones de km2 y en diez de las 16 colonias existentes en el mundo. A ello habría que agregarle el poder de la Royal Navy, que, podría considerarse por su potencial, entre las 4 más importantes del mundo, después de Estados Unidos, China y Rusia.

El nuevo escenario internacional, el Brexit, el cambio de ruta del transporte marítimo, etc., obligan al RU a profundizar su estrategia expansionista. En el mapa que más abajo se agrega se puede ver con toda su magnitud, el espacio territorial que ocupa el RU y el área pretendida por sus socios españoles, bajo pretexto de conservar los recurso —con los mismos españoles que tienen largos antecedentes de depredación— un argumento, que ya fue utilizado por los británicos, cuando establecieron el área de protección provisoria (FICZ) alrededor de las islas Malvinas en 1990.

La pretensión de las Cámaras Españolas, con apoyo de algunas Cámaras Argentinas, es crear un Área de Reserva de Pesca Regulada en una franja de 150 millas más allá de la ZEE en Alta Mar, rica en especies migratorias argentinas y asociadas, con una organización OROP que debilitaría la administración de los Estados Ribereños (Argentina y Uruguay) y fortalecería a los Estados de Bandera con capturan con buques subsidiados (España, China, etc.).

Dr. César Augusto Lerena © 2020. Reservado todos los derechos (mapa y texto). Esquema aproximado. Autorizada su reproducción mencionando la fuente.

(1) Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA), parte de ella por el Tratado del Río de la Plata y su frente Marítimo, Zona Común de Pesca con Uruguay, con bajo control de las fuerzas armadas y de seguridad argentinas que, junto con los espacios invadidos por el Reino Unido de Gran Bretaña alcanzan a los 3.146.345 de km2. Zona periódicamente invadida por buques extranjeros ilegales;

(2) ZEEA ocupada por la fuerza por el Reino Unido de Gran Bretaña, de unos 438.000 km2, denominada por los británicos FICZ (Falklands Interim Conservation and Management);

(3) Zona llamada del “gallinero” o “medialuna” acordada con fines de conservación por el Reino Unido y la Cancillería Argentina (Cavallo), denominada por los británicos FOCZ (Falklands Outer Conservation Zona), de unos 400 mil km2;

(4) Espacio establecido y denominado GAP en forma unilateral por los británicos dentro de la ZEEA, rica en calamar de unos 1.900 km2;

(5) Área Marítima Protegida determinada en forma ilegal por el Reino Unido en territorio marítimo argentino, de 1.070.000 km2 alrededor de las islas Georgias del sur y Sándwich del sur;

(6) Área pretendida por el Reino Unido de Gran Bretaña sobre la Plataforma Continental Argentina y la Antártida Argentina, que se superpone con los derechos argentinos de esos espacios;

(7) Área Marítima Protegida (AMP) “Namuncurá” establecida por Argentina de unos 32.336 km2 que facilita el desarrollo de las especies que migran hacia el área de Malvinas;

(8) Área de 100.000 km2 de explotación offshore petrolera otorgada a varias empresas británicas o con vínculos con Malvinas;

(9) Área de 150 millas más allá de la ZEE Argentina, un espacio marítimo estimado en unos 600.000 Km2 pretendido por el Acuerdo de conservación y explotación entre OPRAS y las Cámaras españolas y argentinas (CAPECA-CAPA). Todo ello agravado porque el Acuerdo de Investigación Conjunta de Pesca entre Argentina y el Reino Unido, a través de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS), se extiende en un área marítima que excede la zona de exclusión ilegal británica en Malvinas (hoy suspendido). 16/6/2020.

Me referiré brevemente (para más detalles el artículo del autor “El Atlántico Sur, Malvinas y Pesca. Aciertos y desaciertos del Gobierno Argentino, 1982-2020” https://saeeg.org/index.php/2020/04/02/el-atlantico-sur-malvinas-pesca-aciertos-desaciertos-del-gobierno-argentino-1982-2020/) sobre las acciones británicas desde la invasión a Malvinas en 1982 y las consecuencias negativas para la Argentina.

En la década del 1980, en el momento de producirse la rendición en Malvinas, el día 14 de junio de 1982 el RU ocupaba el archipiélago Malvinas de 11.410 km2 y tres millas marinas a su alrededor. A partir de ello, con el otorgamiento de licencias ilegales del RU, se profundiza la captura extranjera iniciada en la década del 70, acrecentándose la internacionalización del mar argentino, dentro del cual, las empresas extranjeras pescaron desde 1976 a la fecha —con licencias ilegales británicas o sin ellas— 44 millones de toneladas, a un valor estimado en los 2.600 millones de dólares/año, por un valor total de 114 mil millones de dólares. En 1984 la Argentina firmó con Chile el Tratado de Paz y Amistad, sobre el diferendo del canal del Beagle, donde perdió territorio insular y marítimo. En 1986, bajo el pretexto de los Acuerdos de pesca firmados por el Canciller Caputo con la URSS y Bulgaria, el gobernador ilegal británico en Malvinas anunció la creación de la “Zona Provisional de Conservación y Administración de Pesquerías” (FICZ) de 150 millas, en la cual se prohíbe el ingreso de buques argentinos, además de reivindicar la Zona Económica Exclusiva (ZEE) y una Plataforma Continental de 200 millas. En 1989 se firma el “Acuerdo de Madrid”, bajo la “fórmula del paraguas”, la entrega de la pesca al RU y aceptando las restricciones militares que consolidaron la ocupación militar y económica británica del Atlántico Sur. Del total de km2 que el RU tenía bajo control descarta unos 4.000 km2 al sudeste de Malvinas, para ajustarse a lo previsto en la CONVEMAR respecto a la delimitación de espacios entre países ribereños vecinos (estatus que el RU pretende).

En la década de 1990, en Londres, 1990, se firma el Tratado de “Promoción y Protección de Inversiones”, complementario del Acuerdo de Madrid, convalidado por la Ley 24.184, por el cual, la Argentina le otorga importantes ventajas económicas al RU. El mismo año, el canciller Cavallo firma el “Acuerdo del Gallinero”, de conservación conjunta de los recursos pesqueros al este de Malvinas, un área con forma de medialuna en territorio argentino, que facilita al RU el otorgamiento de licencias pesqueras. En 1991 Cavallo promueve la determinación de las Líneas de Base del territorio continental argentino que le allanó al RU la posterior demarcación de una ZEE alrededor de Malvinas, ocupación que, en 1993, amplía alrededor de las Georgias y Sándwich, favoreciendo un mayor control y su proyección con la Antártida. En 1994 el RU establece un área de 1.400 km2 al noroeste de las islas, en la ZEE Argentina y por fuera de la exclusión británica (FICZ), que denomina “GAP”, para proteger las capturas de calamar en favor de sus licenciatarios. En 1995 la Argentina y el RU acuerdan una investigación pesquera conjunta en un sector más amplio que el de la exclusión británica, obteniendo una información vital para otorgar licencias. En 1998 se firma el “Convenio de Cooperación Militar” con el RU y en lugar de reducirse la presencia militar británica en el mar argentino, esta traslada el Comando Sur desde la isla Ascensión a Malvinas, instalando la mayor base de la OTAN en el Atlántico Sur. En 1999, en Madrid, el secretario de la Cancillería Andrés Cisneros acuerda con el RU combatir a los “buques sin licencias británicas”.

En la década de 2000, se dicta la Ley 25.290 sancionada en el 2000, que aprueba el llamado Acuerdo de Nueva York (no ratificado) sobre la Conservación de especies transzonales y altamente migratorias que pondría en manos de los Estados de Bandera (no ribereños), con mayoría de votos en las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP), el control de las especies migratorias argentinas, abriéndole al RU las puertas en esas organizaciones para intervenir bajo pretexto de considerar a Malvinas un estado ribereño. Aceptar las OROP sería entregar definitivamente la administración pesquera del Atlántico Sur y el fin de los proyectos de soberanía política y alimentaria. En 2001, en medio de un desacierto incomprensible, el canciller Rodríguez Giavarini invita a coordinar con el RU la presentación ante la Comisión los Límites de la Plataforma Continental. En 2005 la Unión Europea vota su Constitución, que incluye, a Malvinas, Georgias, Sándwich y la Antártida, como Territorios Británicos de Ultramar que, en 2009, la UE reconoce. ¿Dónde estaban los argentinos con doble ciudadanía española e italiana? En 2008 se dicta la Ley 26.386 que impide a las empresas pesqueras que operan en Malvinas la obtención de permisos para pescar en el Atlántico Sur. Ello no impide que algunas empresas violen esta legislación.

En la década de 2010, el RU inicia exploraciones petroleras en Malvinas, precisamente en 2010. Este año, por Decreto del PEN 256, se obliga a los buques desde y hacia Malvinas, solicitar permiso de tránsito a las autoridades nacionales, medida apoyada por los países suramericanos, pese a lo cual, cientos de buques extranjeros reparan, arman y transbordan en puertos uruguayos y en la Alta Mar. El RU crea la “reserva Blue Belt más grande del mundo” con 1.070.000 km2 (3 veces más grande que el RU) en jurisdicción argentina, para asegurarse la llegada de peces al área de Malvinas, incluidos 20 mil km2 de exclusión, en contra de las prescripciones del CAMELAR (Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos). En el año 2013, por Ley 26.875, el gobierno crea el Área Marítima Protegida “Namuncurá”, que, en todo caso debió limitarse, a que el Consejo Federal Pesquero dicte normas de regulación y evitar que esos recursos migren a Malvinas. En el 2015 el RU anuncia el hallazgo de petróleo en la Cuenca Norte y luego, otorga permisos de explotación. En el 2016/17 la Comisión de Límites (CLPC) aprueba el informe argentino, por el cual, recomienda que sobre el total de 1.782.000 km2 presentados, queden firmes 351.633 km2 «dejando en suspenso el resto de km2 por tratarse de espacios en disputa con el RU”. En el mismo año, se ratifica de hecho el Acuerdo de Madrid, con el denominado Pacto Foradori-Duncan (cancilleres Malcorra y Faurie), quienes declaran: “adoptar las medidas para remover los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las islas Malvinas” Este pacto reactivó las investigaciones pesqueras conjuntas con el RU en el Atlántico Sur que habían sido suspendidas en 2015 y habilitó un vuelo de Malvinas a San Pablo, facilitando el comercio con este importante centro económico y una vía de acceso al mundo y, con ello, la sobrevivencia de las islas post-Brexit. En ese año la canciller Malcorra manifestó (en medio de su campaña por llegar a ser la secretaría general de la ONU), que “las islas Malvinas no son más el tema principal en la relación entre Buenos Aires y Londres”. En 2018 durante la Cumbre del G20 se firman acuerdos pesqueros con China y Rusia ratificando la política de extranjerización del Atlántico Sur. En 2019 se licita y aprueba a favor de empresas británicas, áreas offshore de explotación petrolera en una zona entre Malvinas y el continente argentino, consolidando la presencia británica en esa región austral.

En la década de 2020. El presidente de la Nación anuncia una nueva política respecto a Malvinas: la creación de una Comisión integrada por opositores y expertos; la delimitación de los espacios según los nuevos límites exteriores de la Plataforma Continental Argentina; la aplicación de mayores sanciones a los buques extranjeros que pescan en el Atlántico Sur y, la Cancillería, anuncia gestiones en la Unión Europea para evitar el libre comercio de las materias primas de Malvinas en esa comunidad. En este mismo año el Canciller Solá suspende las Investigaciones Pesqueras conjuntas con el RU en el Atlántico Sur, ya que la información biológica que le suministraba Argentina facilitaba luego el otorgamiento de licencias británicas.

A lo dicho, debemos agregar, la presencia de entre 300 y 500 buques pesqueros extranjeros, mercantes y buques contenedores de gran porte que, por su tamaño, deberán llegar al Pacífico a través del Pasaje Drake, una zona que no está siendo debidamente coordinada por Chile, frente a la carencia de suficientes medios de la Armada Argentina y la Prefectura Naval para controlar debidamente todo el Atlántico Sur, en una muestra de debilidad de la Argentina.

La región sur (patagónica) es un territorio de explotación primaria de bajo a alto desarrollo, con industrialización moderada, siendo la región con más alto PBI per cápita del país con U$S 12.714, aunque muy por debajo de los 100 mil U$S en Malvinas. Es, con el 6% de la población total, la menos poblada del país y con 3 hab/km2 la de menor densidad poblacional, concentrada un 90,1% en los centros urbanos, dejando muy despoblado el ámbito rural. La región es —en general— de baja diversidad productiva, instrumento clave en el diseño de políticas de desarrollo. Con una pobreza del 24,9%, las NBI del 10,8% de la población, un buen índice de desarrollo humano (0,861) y una desocupación del 6%, con el más bajo nivel industrial (13,9%), agropecuario y pesquero (5,8%), construcción (6%) y comercio (6,9%), exportando el 10,8% del total nacional y, finalmente, un dato no menor: tiene una baja representación regional en la Cámara de Diputados de la Nación (36). Todo ello, junto a la radicación de empresas de capital extranjero y extensos territorios en sus manos, nos lleva a ver la necesidad de fortalecer las provincias del litoral marítimo, en razón de tratarse de un área estratégica, a pesar de ser la que más transferencias recibe de la Nación por habitante ($ 41.440).

Y mientras la autoridad ilegal en Malvinas tiene un medio oficial y existe un portal probritánico, en la Argentina —si bien varios medios difunden cuestiones de Malvinas— no hay un medio que promueva la estrategia nacional en esta materia y ello puede deberse a la baja preocupación efectiva de los gobiernos de incorporar a la cultura nacional la cuestión Malvinas. Una prueba de ello es la denuncia que en forma reiterada viene planteando Luciano Moreno Calderón, respecto a que en el reverso del Documento Nacional de Identidad se hayan omitido varias islas y la Antártida Argentina, ignorando la legislación nacional que obliga a usar el mapa bicontinental.

Si bien se han dado pasos para mejorar la situación, entiendo que no alcanzará sino se ejecutan proyectos relevantes para revertir esta ocupación del territorio y explotación de los recursos. Las Olas del Atlántico Sur, esta vez, deben ser gobernadas por la República Argentina.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

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