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EL COVID-19 Y SU POSIBLE IMPACTO ECONÓMICO EN ASIA PACÍFICO EN EL 2020: CASO CHINA

Ruvislei González Saez*

Asia Pacífico se ha catalogado como la región más dinámica económicamente en el planeta en los últimos años, pese al proceso de ralentización que venía mostrando la economía global. Varias han sido las razones que lo han justificado, pero especialmente el avance de dos grandes actores, China e India, con los más altos índices de crecimiento de las últimas décadas, a partir de sus procesos de reformas iniciados en 1978 y 1991 respectivamente. También sobresalen Japón, República de Corea y un grupo de países del Sudeste Asiático como Indonesia, Malasia, Tailandia, Singapur, Filipinas y Vietnam.

Por otro lado, la situación internacional se ha complejizado en los últimos años por la confrontación entre Estados Unidos y China, la ralentización de la economía mundial, las llamadas amenazas globales como el terrorismo, el narcotráfico, el tráfico de personas, entre otras, pero debe añadirse otra que había pasado casi desapercibido, que es el avance de enfermedades que atacan a humanos y animales originadas o expandidas hacia Asia convertidas en pandemias regionales y hasta globales. Sobresalen el virus de Nipah (1999-2001), H5N1 (2003), SARS (2003), H1N1 (2009), H7N9 (2013), por citar algunas en tan solo 25 años. Sin embargo, se torna preocupante la situación mundial, a partir de la expansión del coronavirus COVID-19, cuyo epicentro inicial fue en Wuhan, China a finales de 2019 y ya se ha expandido por más de 180 países y territorios en el mundo en 2020 (abril).

La economía global ya venía mostrando síntomas de desaceleración desde el año 2017 (gráfico 1). Sin embargo, el impacto del COVID-19, a medida de que se ha expandido, condiciona efectos devastadores a la estabilidad mundial. Luego de la paralización de una gran cantidad de sectores en el mundo, se prevé una contracción del producto interno bruto (PIB) global a niveles más intensos y distintos, posiblemente que los sufridos durante la crisis financiera internacional de los años 2008-2009.

Gráfico 1: Crecimiento de las principales economías 2017-2019 en % del PIB.

Fuente: Banco Asiático de Desarrollo (BAD), 2020:4.

Según el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el COVID-19 está afectando y afectará al mundo a través de cinco canales de transmisión de la crisis:

    1. Disminución de la actividad económica de varios de los principales socios comerciales en el comercio de bienes. China por ejemplo, es un destino importante para las exportaciones de varias economías, por lo que las ventas podrían caer hasta alrededor del 10,7%, mientras, con la recuperación china existen afectaciones derivados de la propagación del COVID-19 en Estados Unidos y Europa.
    2. Caída de la demanda de servicios de turismo, (impactará más severamente a Europa, Estados Unidos, este de Asia y el Caribe). Se calcula que si la prohibición de viajes a causa del virus se prolonga por dos o tres meses, la actividad turística se contraería un 21% y 30% respectivamente.
    3. Interrupción de las cadenas globales de valor (CGV), especialmente en aquellos países que importan partes y bienes intermedios para sus sectores manufactureros, al principio desde China y ahora desde Estados Unidos y Europa básicamente.
    4. Caída de los precios de los productos básicos (commodities), sobre todo para los países exportadores de materias primas. El precio del petróleo cayó por debajo de US$ 30 el barril, con alto nivel de inestabilidad.
    5. Mayor aversión al riesgo de los inversionistas y el empeoramiento de las condiciones financieras globales. Parte de estos efectos ya se aprecian en la fuerte disminución de los índices bursátiles en la región de Asia.

En el mejor de los escenarios, el COVID-19 tendrá un impacto para el mundo de pérdidas valoradas en US$ 76.963 millones, es decir 0,1% del PIB global, en tanto para China tendrá impactos negativos de alrededor de los US$ 43.890 millones, es decir, un 0,3% del PIB total del gigante asiático, mientras para las naciones emergentes asiáticas (excluyendo a China y sí incluyendo a Vietnam) pérdidas de 0,2% del PIB, valoradas las pérdidas en alrededor de US$ 15.658 millones (BAD, 2020).

En un escenario moderado del impacto del COVID-19, el mundo tendría pérdidas de 0,2% como porcentaje del total del PIB global, con un momento de alrededor de US$ 155.948 millones. En tanto China, 0,8% del PIB total, con un monto de US$ 103.056 millones y las economías emergentes de Asia sin China se afectarían en conjunto un 0,2% del PIB combinado para un valor de US$ 22.284 millones. Hay que suponer que el mejoramiento de las condiciones en China, puede cambiar el panorama de afectación más favorable para Asia, pero no así para Estados Unidos (BAD, 2020).

En el peor de los escenarios se prevé pérdidas del 0,4% del total del PIB global valoradas en alrededor de US$ 346.975 millones, mientras China tendría pérdidas de un 1,7% del total del PIB con valores de US$ 236.793 millones. En ese sentido, las economías emergentes de Asia (sin China), contemplando a Vietnam, tendrían una pérdida del 0,5% del PIB combinado por valores de US$ 42.243 millones (BAD, 2020).

En estos momentos, el comercio mundial de bienes sufre reducciones, a partir de la paralización de muchos de los procesos. Sin embargo, el mejoramiento de las condiciones en China contribuye a poner en marcha la economía (con límites por las conexiones de las CGV). Ante esta situación, se complejiza para varias naciones asiáticas las exportaciones a los Estados Unidos y la Unión Europea (UE), lo que devendrá en elevados niveles de reducción de las exportaciones (abril-mayo). Los servicios, tendrán afectaciones severas de continuar la situación, especialmente el turismo y con ello las aerolíneas, hoteles y procesos asociados. Se proyecta elevadas caídas de arribo de turistas internacionales en el mundo, por encima de la crisis del 2008 y de las afectaciones de la pandemia SARS en 2003. Ello puede suponer desplomes entre 290 y 440 millones de turistas que dejarán de arribar a los diferentes destinos en el mundo, es decir, entre un 20% y un 30% (ver gráfico 2) y generar pérdidas entre US$ 300 y 450 mil millones al sector a nivel global. En ese sentido, el incremento sostenido del turismo a nivel global puede decaer a niveles entre el año 2012 y el 2014. (UNWTO, 2020).

Gráfico 2: Proyección de recepción de turismo en el mundo en miles de millones de dólares.

Fuente UNWTO, 2020.

Según (OIT, 2020), se encuentran 1250 millones de personas en riesgo de perder empleos. El organismo considera que es la peor situación después de la Segunda Guerra Mundial. Los sectores de más afectaciones son los de alimentos y alojamiento, ventas e industria manufacturera. Estos, juntos, representan el 35,7% del empleo global. Asia en cambio busca alternativas para generar empleos, especialmente China, mientras Japón, República de Corea, Vietnam, Singapur, entre otros desarrollan el teletrabajo como forma de mantener activos los procesos.

Economía asiática

Aunque Asia Pacífico se ha mantenido en los últimos años como la región de mayor dinamismo en el crecimiento económico global, también venía sufriendo una desaceleración como parte de la economía mundial. A la hora de analizar por subregiones, las únicas que mostraron crecimientos en el 2019 con relación a 2018 y a 2017 fueron Asia Central y las islas del Pacífico (ver gráfico 3). Pese a ello, incidió de manera positiva en el crecimiento regional el incremento de la demanda interna como contribución al crecimiento económico. En primer lugar se destacó el mayor aumento del consumo interno en Vietnam, Filipinas, India, Malasia y China. En segundo lugar influyeron las inversiones en India, Vietnam, China, Filipinas e Indonesia (BAD, 2020: 6).

Gráfico 3: Crecimiento de las subregiones de Asia en el período 2017-2019 en %.

Fuente: BAD, 2020:5

A la hora de evaluar el impacto del COVID-19 sobre el crecimiento del PIB en el 2020, las economías asiáticas más expuestas en el mejor de los escenarios y con más probabilidad de desaceleración son en primer lugar: Maldivas con una reducción de 1,4% del PIB, Cambodia con una reducción de 1,2%, Tailandia -0,8%, Hong Kong -0,7%, Mongolia -0,6%, Singapur -0,4%, Taiwán -0,35%, Vietnam -0,3%, Filipinas, Malasia, Brunei e Indonesia -0,2%, República de Corea -0,1%, India -0,05% y Pakistán -0,03%. Ello impacta también sobre otras economías asiáticas, pero este análisis incluye economías seleccionadas (BAD, 2020).

Al tener en cuenta el peor escenario, por el mismo orden estas economías tendrán impactos negativos, pero mucho más severos. En ese sentido Maldivas decrecería un 4,1%, Cambodia -2,8%, Tailandia -2,2%, Hong Kong -1,4%, Mongolia -1,5%, Singapur -1,0%, Taiwán -0,8%, Vietnam -0,7%, Filipinas -0,6%, Malasia y Brunei -0,4%, Indonesia y Sri Lanka -0,4%, República de Corea -0,3%, India -0,1% y Pakistán -0,05% (BAD, 2020).

Mientras, en un hipotético impacto del peor escenario, las caídas del PIB serían mucho mayores. La desaceleración de Maldivas muy dependiente del turismo, tendría reducción del 5%, Cambodia de -3,9%, Tailandia -2,8%, Hong Kong -2,2%, Mongolia -2,1%, Filipinas -1,7%, Taiwán, Pakistán y Sri Lanka -1,6%, Vietnam -1,5%, Singapur -1,4%, Indonesia -1,3%, Malasia -1,2%, India -1,1% y Brunei -0,6%, por citar algunas economías (BAD, 2020).

Debe destacarse, que si bien Asia Pacífico es la región de mayor dinamismo en la economía mundial, y China la locomotora, son entonces esta región y país los que conducirán en mayor grado a la variación del PIB global. En ese sentido, la reanimación china a partir de determinadas políticas económicas impulsadas desde finales de marzo puede mejorar la percepción de la situación, aun cuando el escenario en Europa y Estados Unidos empeore. De lograrse contener el COVID-19 en Asia en el segundo o tercer trimestre del 2020, profundizará el vínculo inter-asiático, en detrimento de las relaciones con Estados Unidos y Europa, implicando en un primer momento costos.

Si bien los tres grandes centros económicos tendrán impactos muy severos, también la región asiática en general sufrirá de desaceleración en el año 2020. Japón de manera particular, aunque se prevé que sufra impactos con contracción de 1,5%, tendrá mejor desempeño que en el 2018, a partir de las políticas económicas implementadas. En ese sentido, se prevé un crecimiento de un 0,5%,  (ver gráfico 4). De agravarse la situación la contracción será mucho mayor. Una de las economías que más se proyecta que crezca en las estimaciones es además de Bangladesh (7%), la India con un 4% (BAD, 2020).

Gráfico 4: Estimación de crecimiento para algunas economías de Asia en %.

Fuente: Elaboración del autor con datos de BAD, 2020. 

De manera general se prevé una afectación a las economías asiáticas, las que reducirán los crecimientos previstos para el período 2020-2021. Indudablemente ello impacta en la necesidad de una mayor intervención del Estado en los asuntos de la economía, así como en la regionalización de las CGV, para evitar interrupciones como las que se están generando en el contexto actual. No obstante, en comparación con el resto del mundo, se prevé crecimientos superiores para Asia.

Son las economías desarrolladas las que más compañías tienen, cuyo impacto de la pandemia COVID-19, les lleva a la revisión con reducciones de beneficio. En un mes, 2663 compañías de las mayores economías del mundo pasaron de un promedio de revisión a la baja en beneficios de un 6% el 4 de marzo a un 35% a finales del propio mes. Dentro de las compañías de los países de la región asiática, las más afectadas son 20 de Singapur con una reducción de utilidades en un 30%, 149 de República de Corea en un -29%, 36 de Tailandia en -28%, 35 de Malasia en -26% y 416 de China en -21% (UNCTAD, 2020).

El turismo es uno de los sectores más afectados por el avance del COVID-19 y algunas economías del área dependen grandemente de este para su crecimiento. En ese sentido, la pandemia tiene un impacto altamente negativo para Maldivas donde el turismo representa casi el 60% del PIB del país, así como las islas del Pacífico Palau, Vanuatu, Fiji y Samoa (50 al 20% respectivamente), Cambodia el 20%, Tailandia aproximadamente el 18%, Hong Kong el 10%. En menor medida Singapur, Sri Lanka y Malasia 8%, Laos 6%, Mongolia 6%, Taiwán 6%, Vietnam 5%, Myanmar, Timor Leste y Filipinas 5% (BAD, 2020).

En una primera etapa (enero-marzo) en la que el epicentro de la pandemia era China, los países más afectados, en el sector turístico por su alta dependencia del turismo chino fueron: Hong Kong que recibe un 68% de turismo chino con relación al total, Palau 39%, Cambodia 33%, Vietnam 32%, la República de Corea y Mongolia 31%, Tailandia 28%, Myanmar 27%, Taiwán 24%, mientras Singapur y Brunei 23% (BAD, 2020).

En el vínculo con el sector turístico, el transporte aéreo sufre impactos negativos. Particularmente la región que prevé mayores afectaciones a este tipo de transporte es Asia Pacífico con pérdida de alrededor de US$ 88 mil millones, en segundo lugar Europa con US$ 77 mil millones y en tercer lugar América del Norte con daños de aproximadamente US$ 50 mil millones. Las caídas previstas para las regiones mencionadas anteriormente en comparación con el año 2019 son de: 37%, 46% y 27% respectivamente. No obstante, debe destacarse que ha sido Asia la que mejor ha enfrentado la situación ante momentos de crisis regional como la del SARS en 2003, en comparación con la crisis global del 2008-2009, la cual en comparación con el resto del mundo ha sabido recuperarse mejor que el resto del mundo (UNWTO, 2020).

De manera general las cadenas de suministros fueron afectadas en el primer trimestre y continuarán siendo dañadas, aunque se prevé leve mejoría con la reactivación de China. Las reducciones principales en producción se destacan especialmente en República de Corea, Japón, Vietnam y Taiwán. De los tres grandes hubs en las cadenas de producción de bienes, China es una de ellas, en la que las tres mayores conexiones están vinculadas a Japón, Taiwán y República de Corea, en tanto Vietnam está más conectada a Japón (ver imagen 1). No debe dejar de mencionarse que está creciendo como hub dentro de la región de Asia, el área de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) conectado principalmente a China, pero también con otros hubs importantes de la región y el mundo. 

Imagen 1: Los tres mayores hubs interconectados en las CGV.

Fuente: CEPR, 2020

En ese sentido, debe interpretarse que aunque haya mejorado la situación en China y empeore en Estados Unidos y Europa, habrá afectaciones globales. Alrededor del 25% de las importaciones de Estados Unidos provienen de China, Japón y República de Corea, esto implica que la caída de las importaciones de Estados Unidos impacta sobre estas tres naciones, además que de seguir agravándose la situación en la nación americana y la UE impactará en la caída de las exportaciones de bienes chinas. Pero además, el 50%  del total de las importaciones de computadoras y equipos electrónicos de Estados Unidos provienen de estos tres países asiáticos. Vietnam también tiene valores importantes de envíos a Washington que aunque en el primer trimestre no se notó, si ocurrirá en el segundo.

El sector del automóvil, especialmente en el este de Asia ha tenido afectaciones graves promoviendo rupturas en las cadenas de suministros internacionales. Compañías como la coreana Hyundai ha tenido afectaciones en China, la firma japonesa Nissan cerró temporalmente una fábrica en Japón. Fiat-Chrysler podría cerrar una de sus fábricas en Europa. Jaguar Land Rover también podría cerrar temporalmente, todo ello a partir de las afectaciones de CGV desde China en un primer momento y desde la propia Europa y Japón en un segundo momento (CEPR).

En el sector de los textiles, dentro de los grandes hubs en las CGV, la mayor conexión de Vietnam está con la República de Corea y con China, lo que tendría impactos negativos, pero menores que los de India, Taiwán, entre otros.

En resumen, los sectores que más han estado en revisión a la baja de los beneficios en primer lugar son el de la energía y materiales básicos (-208%), aerolíneas (-116%), automóviles y autopartes (-47%), hoteles y restaurantes (-41%), consumidores cíclicos (-24%), materiales básicos (-13%) entre otros (UNCTAD, 2020). Las mayores caídas serán en los países desarrollados, por lo que en la medida que China, Vietnam y Cambodia puedan recuperarse podrían tener afectaciones de un 20% en las inversiones, mientras los países desarrollados podrán tener superior al 30%.

En Asia, los países del Sudeste Asiático tendrán menos impactos que otras grandes economías de la región y del mundo debido a que el comercio intra-ASEAN es el que predomina. A su vez, debe destacarse el estímulo al comercio electrónico y de la economía digital en sentido general. El COVID-19 ha promovido los esfuerzos de la Cuarta Revolución Industrial, especialmente en Japón, China, República de Corea, Tailandia, Singapur, Malasia, Indonesia, Vietnam y Filipinas. Se ha aumentado el teletrabajo como forma de no paralización de la actividad económica y la promoción de la economía del conocimiento. En ese sentido, como oportunidad la pandemia ha acelerado estos procesos y ha conducido a tomar las medidas necesarias para la implementación de ellos. Esto ha supuesto la disminución en el sector alimentario y de compras con la paralización de restaurantes y compras personales en tiendas, a la vez que aumenta el proceso de entrega a domicilio por la vía del comercio electrónico. Añádase la utilización de robots para actividades sanitarias y evitar contagios particularmente en Japón, China y Vietnam.

Particularmente en el Sudeste Asiático se ha podido lograr lo antes mencionado por un crecimiento en la penetración de internet al 65%, de las redes sociales al 63% y la conectividad móvil al 132%, aun cuando el Plan Conectividad total está previsto para el 2025. Por supuesto que ello implica mejorar la infraestructura digital, crear bancos solamente digitales y aumentar la existencia de los sistemas de pagos móviles, así como también desarrollar una plataforma de pago digital único, primero internamente y luego entre la ASEAN. Tales acciones conducirán a establecer regulaciones de salvaguarda para pagos digitales y avanzar en la propuesta que viene implementando el bloque de las ciudades inteligentes con mejoramiento de los sistemas digitales y la conectividad en red. En proceso de avance esta la creación de ID digital nacional en cada país ASEAN para la entrega de servicios propios del gobierno y la certificación de interoperabilidad entre la ASEAN. También conduce a tomar las medidas de estandarización de la protección de la información, firma electrónica, ciberseguridad y leyes de privacidad entre la ASEAN, un mejor estudio de las criptomonedas y en ese marco incluye la creación de un grupo ASEAN para la lucha del cibercrimen (ADBI, 2019). 

Variación de precios de algunos Commodities y la situación alimentaria

En relación con el precio de los Commodities, el COVID-19 refuerza las variaciones, algunos de los cuales tienden a la baja en función de la caída de la demanda global, causados en gran medida por los cierres de fronteras y establecimientos de cuarentenas por solo citar algunos casos. Los más afectados han sido los de energía con caída de un 55,1% en relación con 2019, en el que hasta el momento el precio del barril ronda los US$ 30 (ver gráfico 5). Solo se prevé para el año, crecimiento de los precios para el trigo, el oro y ligeramente el café repercutiendo directamente sobre varias naciones asiáticas. Particularmente positivo para Vietnam que se ha caracterizado por ser uno de los mayores exportadores de café (UNCTAD, 2020).

Gráfico 5: Variación del precio de algunos Commodities en 2020 en relación al 2019 y 2018 en %.

Fuente: Elaboración del autor con datos de UNCTAD, 2020: 7. 

China es el mayor consumidor de materias primas mundial. Cualquier movimiento en su demanda tiene una repercusión en el precio, principalmente en el de los metales industriales utilizados en la fabricación de coches, aviones y aparatos electrónicos. La cotización del cobre, el níquel, el aluminio y el zinc, entre otros, han presentado pérdidas por el avance de COVID.19. Por ejemplo, el precio del cobre (el barómetro para medir la salud económica mundial) ha caído más de un 7% desde enero y ha perdido todo lo avanzado al cierre del año 2019, cuando se anunció un primer acuerdo entre Beijing y Washington para resolver la guerra comercial. Esta caída afecta a Perú y Chile, los dos principales productores mundiales de este metal, fundamental para la industria de Hubei, en China.

De manera general, el avance del COVID-19 está afectando el suministro de alimentos y también la demanda. El cierre de fronteras, de mercados, las cuarentenas en los diversos países, las interrupciones comerciales y de las CGV está restringiendo el acceso a suficientes y diversos recursos nutricionales. Según (FAO, 2020) existen alimentos para no entrar en pánico. Sin embargo, los hacedores de políticas necesitan ser cuidadosos en las políticas y no caer en los mismos errores de 2008. No obstante, para el período abril-mayo e incluso junio, habrá interrupciones en las cadenas de suministros. Las restricciones de movimientos impiden que agricultores y procesadores de alimentos avancen en los procesos de producción y comercialización. Mientras el cierre de restaurantes y tiendas de productos alimenticios provocan disminuciones de demandas de productos frescos y ello también afecta a productores y suministradores. En este sentido, se afecta de manera particular el sector acuícola tanto de China como Vietnam.

Sector sanitario

En medio de la difícil situación sanitaria generada por COVID-19, son pocos los países que han tenido respuesta efectiva, a partir de las infraestructuras nacionales de salud, ya sea por la capacidad científico-tecnológica, productiva, el desarrollo de la industria biotecnológica y farmacéutica, los recursos financieros, y el personal altamente calificado o preparado. En este sentido, resaltan República de Corea, China, Singapur, Japón, India, Tailandia y Vietnam. No obstante, el 35% del suministro de equipos médicos a nivel global lo realizan tres países: Alemania, Estados Unidos y Suiza. Mientras el 40% de los suministros de productos de protección personal, lo realizan China, Alemania y Estados Unidos.

Llama la atención que en el 2019, los principales importadores de bienes médicos a nivel global fueron en su mayor parte, los países más afectados por la pandemia en estos momentos. Es decir, entre los diez mayores importadores están en primer lugar Estados Unidos, Alemania y China. Le siguen por orden Bélgica, Holanda, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y Suiza. Sin embargo, China fue en el 2019 el mayor exportador de productos de protección personal dominando el mercado con alrededor del 17,2% de las ventas totales. En la exportación de respiradores y ventiladores el mayor suministrador, con el 18% del total lo tiene Singapur, mientras en cuarto lugar con el 10% China después de Estados Unidos y Holanda (WTO, 2020).

Entre los países asiáticos con capacidad para suministrar kits para realizar test de COVID-19 están China, República de Corea y Japón. En el caso particular de China, además del gobierno, se destaca el apoyo dado por el gigante del comercio electrónico Alibaba que ha realizado donaciones a 24 países latinoamericanos entre ellos, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, República Dominicana, Perú y Cuba; este último por los efectos del bloqueo económico y financiero de Estados Unidos, ha dificultado su arribo a la isla. Junto a los kits para test, ha enviado trajes protectores, respiradores termómetros a varios países asiáticos como Afganistán, Bangladesh, Cambodia, Laos, Maldivas, Mongolia, Myanmar, Nepal, Pakistán y Sri Lanka, entre otros. Vietnam también ha comenzado a desarrollar dos tipos de kits de pruebas que utilizan con éxito técnicas de biología molecular (RT-PCR y RT-PCR en tiempo real) (EFE, 2020).

Para el comercio de productos como el jabón de mano en el marco de la Organización Mundial del Comercio (WTO en inglés), la mayor parte de los países miembros aplican tarifas arancelarias de alrededor de un 17%, mientras algunos países imponen hasta 65% de arancel. El abastecimiento de protección en la lucha contra el COVID-19 ha tenido aranceles de aproximadamente 11,5% y en algunos países de 27%. Solamente hay cuatro actores que no aplican ningún arancel para ningún equipo médico, Hong Kong (China), Macao (China), Islandia y Singapur (Tabla 1). En el momento que azotó el COVID-19 a China la media de tarifa como nación más favorecida fue de 4,5% para todos los productos médicos, mientras otra nación afectada, la República de Corea aplicó un arancel medio de 5,9% (WTO, 2020). 

Tabla 1: Último arancel (nación más favorecida [NMF]) aplicados para productos médicos en el marco de la Organización Mundial del Comercio (WTO en inglés).

Fuente: Elaboración del autor con datos de WTO, 2020: 14-16.

Es interesante, que a la hora de analizar por regiones las exportaciones de suministros médicos, es Asia una de las que más medidas de restricciones tienen. En ese sentido, sobresalen Kazajstán, India, Pakistán, Tailandia, República de Corea como prohibidas las exportaciones, mientras China e Indonesia tienen prohibiciones (de facto) para las ventas y Vietnam tiene límites (BM, 2020). Sin embargo, la actual situación ha generado cambios.

Sector financiero

En el sector financiero se destaca una caída de las inversiones. Este es un proceso que venía desarrollándose, pero que el COVID-19 ha reforzado. Es decir, habrá caídas entre un 30% y un 40% en el año. El 61% de las transnacionales más importantes han emitido nuevos informes preocupantes a partir del mes de marzo. La mayor afectación global ha estado dada por la interrupción de las CGV con China como uno de los tres mayores hubs. Por tanto, en la medida que China vaya reactivándose podría conducir a un mejoramiento, pero se produce otra afectación por los hubs Europa y Estados Unidos.

En ese sentido, habrá reducciones de las inversiones extranjeras directas (IED) particularmente en Estados Unidos y Europa. Asia en general mostrará caídas en comparación con períodos anteriores causada por dos razones, en primer lugar un proceso que venía desarrollándose y en segundo, afianzado por el impacto del COVID-19. Podrá verse una leve recuperación en el segundo semestre, por debajo del 2019, pero que permitirá una mejor dinámica de las economías de China, India, Bangladesh, Vietnam y Cambodia entre otros.

La posesión de reservas de divisas por parte de la región asiática, permitirá apalancar la situación y enfrentar los desafíos que aún están por venir. En este sentido, tres países que han sido severamente afectados por la pandemia, es decir China, República de Corea y Japón, tienen reservas para poder enfrentar la situación, lo que indudablemente generará reducciones de estas. Hasta 2018, los países con mayor posesión a nivel mundial, son China con US$ 3.161,5 miles de millones y Japón con US$ 1.204,7 miles de millones. Le siguen en la región: Hong Kong, US$ 437,5 miles de millones; India, US$ 397, 2 miles de millones; República de Corea; US$ 385,3 miles de millones; y Singapur, US$ 279,8 miles de millones (BM, 2020). Seis países y territorios asiáticos poseen más reservas que todos los países de Europa, África y Medio Oriente y las Américas.

China, Japón, República de Corea, India y Singapur, se ubican entre los 15 países con mayores reservas a nivel mundial. Pero debe añadirse que también otros como Tailandia, Indonesia y Malasia poseen reservas por encima de los US$ 100 mil millones, mientras Filipinas, Vietnam y Australia sobrepasan los montos de US$ 50 mil millones (BM, 2020).

En cuanto a las políticas cambiarias, debe destacarse grandes problemas en las variaciones de tasa de cambio, el cual hasta el momento se ha movido favorable a los exportadores, pero negativo para los importadores. En ese sentido, ante el estímulo y crecimiento monetario de Estados Unidos a partir del rescate aprobado para enfrentar la situación, las presiones y la compleja situación en la UE; la tasa de cambio de algunas de las monedas de la región con respecto al dólar, han sufrido y podrán sufrir devaluaciones a lo largo de año 2020 en torno entre 0,1 y 6% con la excepción del yen japonés en función del comercio de productos agrícolas ante la necesidad de garantizar la soberanía alimentaria (ver gráfico 6). 

Gráfico 6: Posibles variaciones de las tasas de cambio de algunas monedas de la región de Asia con respecto al dólar estadounidense en %.

Fuente: Elaboración del autor con información de FAO, 2020

Impactos del COVID-19 en la economía de China

El COVID-19 ha sido la situación sanitaria que más se ha propagado por China y que fue más difícil de contener desde la propia fundación del país como República Popular en 1949. A su vez, es la pandemia que más se ha extendido a más de 179 naciones y territorios del mundo, constituyendo ya no solo un desafío del gigante asiático, sino también del planeta. La necesidad de la lucha conjunta contra esta situación afianza el principio promovido por el presidente Xi Jinping, con el avance de la iniciativa de la Franja y la Ruta, es decir, la “construcción de una comunidad de destino común para toda la humanidad” incluso la necesidad de impulsar la Ruta de la Seda Sanitaria promovida en el 2017. De no trabajar en conjunto, los impactos de esta pandemia serán nefastos para la estabilidad económica mundial.

No es casual entonces que China promueva la cooperación a nivel mundial, incluso apoyando a Estados Unidos. La nación asiática está consciente que mientras más cooperación, más rápido puede combatirse la pandemia y causar menos daños no solo a la economía china, sino mundial. Son diferentes las proyecciones de crecimiento que realizan diversos organismos para el cierre del 2020 y 2021 de China, a partir de los posibles impactos del COVID-19. Indudablemente las afectaciones han sido severas, al caer los niveles de producción industrial en más de 30 años especialmente en el primer trimestre. Incluso en el mes de febrero la actividad se redujo al 36% en el sector manufacturero, mientras a 30% en el sector no manufacturero, lo que condujo a una severa contracción (BM, 2020).

Con el consumo de carbón a partir de la demanda de electricidad, condujo a una consecuente actividad económica que permitió contribuir al PIB. Además, las diferentes acciones implementadas por el Partido Comunista de China (PCCH), bajo la dirección de Xi Jinping han conducido a una reanimación inmediata de una serie de sectores de la economía de manera gradual. Estas acciones, junto a otras políticas económicas implementadas con el propósito de seguir profundizando el consumo interno, en medio de una cada vez más compleja situación global, condicionarán un incremento de las estimaciones del PIB en los próximos trimestres especialmente en los dos últimos del año. En ese sentido, varios organismos estiman diversos crecimientos económicos para el período 2020-2021 (ver gráfico 7), en tanto el autor desarrolla su propio cálculo teniendo en cuenta que considera que se está obviando la gran capacidad de China en el actual contexto y que puede mostrar sorpresas al mundo. 

Gráfico 7: Previsiones del crecimiento de China para el período 2020-2021 en %.

Fuente: Elaboración del autor con datos de OECD, BAD y BM, 2020.

En el presente se incluye además de los pronósticos del BM, OECD y BAD, los cálculos del autor del PIB por la vía del gasto en el que llega al resultado expresado (5,2% para 2020 y 6,9% para 2021) a partir del cálculo por la vía siguiente y que fue superior:

PIB = CH + CG + CIPSFL + FBKF + VE +X – M

CH: consumo de hogar

CG: consumo de gobierno

CIPSFL: consumo de instituciones privadas sin fines de lucro.

La dinámica del consumo interno, aunque tuvo su reducción a principios de año, debe destacarse que constituye una de las principales razones que condicione el incremento de la previsión del PIB chino.

FBKF: Formación bruta de capital fijo que representa el valor de mercado de la variación, en un período determinado de las existencias de materias primas y materiales, trabajos en curso o producción en proceso (excepto obras en construcción) y productos terminados. En este sentido, China tuvo grandes afectaciones en el primer trimestre y puede ser enfrentando situaciones adversas, debido a la situación del COVID-19 en países suministradores de materias primas y partes dentro de las CGV, especialmente de Europa.

VE: Variación de existencias

X: Exportaciones

M: Importaciones

Lo cual también puede expresarse en su versión resumida como:

PIB = CF + ACB + Xn 

Donde Xn son las exportaciones netas previstas, o sea la diferencia entre exportaciones e importaciones y que en las estimaciones se prevé a partir de los datos reales de períodos anteriores y las caídas previstas en el primer trimestre y segundo en función del agravamiento de la situación en Estados Unidos y Europa. Mientras en el Sudeste Asiático se profundiza el comercio con China a partir de un impulso económico chino y de un mejoramiento de la situación frente al COVID-19. Tal proyección puede variar en los próximos meses.

Las afectaciones de las exportaciones chinas a la UE no se dieron tanto en el período enero-febrero de 2020, sino particularmente en el período marzo-abril 2020. Los envíos chinos a Estados Unidos venían presentado caídas desde el 2019, a partir de la confrontación comercial bilateral, en el que en el mes de enero de 2020 fueron superiores las ventas que en igual período de 2019. El mejor mercado que ha experimentado tasas positivas para China ha sido el Sudeste Asiático. Sin embargo, se han incrementado exportaciones de productos de protección sanitarios al mundo entero, aunque también otra gran parte han sido donaciones.

Teniendo en cuenta que el porcentaje del turismo en las exportaciones de servicios del país representa solo el 1% del PIB, los daños en este sector no serán tan severos a diferencia de España que este sector representa el 16% y Estados Unidos que representa el 10%. China es mucho más emisor de turistas que receptor. En sentido de los gastos totales de turistas extranjeros en el mundo, el 19% le corresponde a la nación asiática, mientras el 10% a Estados Unidos, Alemania 7%, Reino Unido 5% y República de Corea 3%. Tan solo estos cinco países representan el 44% del gasto global (UNWTO, 2020). En cambio, otro países si tendrán mayores impactos por el viaje de turistas chinos, en primer lugar la República de Corea (40% de los turistas que arriban son chinos), Vietnam (32%), Japón (30%), Tailandia (28%) y Taiwán (23%).

En cuanto a las cuestiones financieras, China con relación a la crisis del 2008 tiene una deuda externa mayor. Pero aún tiene capacidades para hacerle frente a la situación, incluyendo las reservas que posee para enfrentar las capacidades de pago, a pesar de que en los últimos años se reducen (ver gráfico 8). Ante este escenario complejo frente al COVID-19 y otros que venían desarrollándose hubo un incremento de los niveles de deuda externa del país (y se prevé un incremento para el cierre de 2020) y una disminución de las reservas de US$ 3.161,5 miles de millones en 2018 a US$ 3.060,6 miles de millones en marzo de 2020 (BM, 2020 y Xinhua, 2020). 

Gráfico 8: Deuda externa de China en millones de dólares.

Fuente: BM, 2020.

Particularmente la deuda gubernamental de China también se incrementó de un 38% del PIB en 2013 a 45% en 2019 y se prevé para 2021 que sea de un 58% del PIB. Aun así, se encuentra en los límites permisibles y muy por debajo de otras economías vecinas como Malasia, Vietnam, Laos y Mongolia o de grandes economías como Estados Unidos y países europeos, estos últimos que sobrepasan el 100% en relación al PIB (BM, 2020). 

Políticas de respuesta para el tratamiento del COVID-19

Una de las primeras medidas vinculadas a los viajes, fue la severa restricción al tráfico doméstico e internacional de personas y el requisito de cuarentena estricta. Mientras como respuesta de salud, todas las provincias chinas declararon emergencia de salud pública, así como se levantaron los dos mayores hospitales en Wuhan en tiempo récord a nivel global, mientras se desarrollaron los servicios médicos gratuitos para enfrentar el COVID-19.

China liberó 20.000 toneladas de carne de cerdo de sus reservas centrales con el fin de aumentar el suministro del mercado, según el Ministerio de Comercio. A su vez, prevé poner más reservas de carne en el futuro, para atender adecuadamente a la demanda. Según los datos oficiales, los precios de la carne porcina, un alimento de consumo básico para la población china, continúa disminuyendo en el país como resultado de las múltiples medidas adoptadas por el gobierno para aumentar la oferta, entre las que se incluyen un aumento en los subsidios para restaurar la producción de cerdos, la liberación de las reservas de carne porcina congelada y la expansión de las importaciones.

Como política monetaria, el Banco Popular de China (BPCH) implementó variación de las tasas de interés, financiamiento líquido del 1,0% del PIB en los primeros dos meses de 2020 (0,4% del PIB mayor que el del pasado año), facilidades de refinanciación (0,8% del PIB) y recorte efectivo de la proporción del requisito de reserva el 16 de marzo que podría disparar 0,5% del PIB en base a la liquidez monetaria, así como incremento del control regulatorio de los fondos de préstamo cerca del 0,2% del PIB.

Como política fiscal se aplicó un estímulo de inversión pública  del 1,3% del PIB, medidas para facilitar las restricciones de liquidez de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) (1,2% del PIB), gastos para el control y la prevención epidémica del 0,1% del PIB, exención de pago de impuestos para la provincia de Hubei, así como también, reducciones entre el 3% y el 1% para otras provincias que fueron afectadas por la pandemia. Otras aplicadas fueron rebajar/eximir el pago a los empleados de las contribuciones para la seguridad social y exonerar de aranceles a los suministros importados para el control de COVID-19 (BM, 2020).

China, a través del BPCH emitió US$ 988.000 millones de dólares (7 billones de yuanes a tasa de cambio de marzo 2020) en préstamos en el primer trimestre para apoyar la economía afectada por coronavirus. Los nuevos préstamos denominados en yuanes de China tuvieron un incremento de 1,2% en relación con los préstamos de igual período del año 2019. El emisor mantendrá una liquidez del mercado razonablemente suficiente para satisfacer las demandas prácticas y evitar una escasez de efectivo o el aumento de la inflación.

El BPCH añadió otra cuota de préstamos y redescuentos de 500.000 millones de yuanes para ayudar a las micro, pequeñas y medianas empresas a obtener créditos para la reapertura de sus negocios, seguida de un incremento de una cuota extra de redescuento de 1 billón de yuanes para bancos pequeños y medianos. 

Proceso de recuperación en China y cambio de algunos patrones.

El mercado chino se ha convertido en un lugar estratégico para muchas empresas con IED, especialmente en la costa Este del país. En la provincia de Zhejiang a medida que la epidemia ha ido disminuyendo, una gran parte de las compañías ya han logrado reanudar alrededor del 90% de su capacidad de producción en el mes de abril. No obstante, algunas otras han optado por “hibernar” y esperar a que el mercado se recupere. La ciudad que más se ha demorado en reiniciar operaciones ha sido Wenzhou, que fue la más afectada por la epidemia.

Algunas empresas han ajustado rápidamente sus líneas de productos para satisfacer las cambiantes demandas del mercado. En estos momentos, la situación demanda un grupo de productos a escala global, algunos de los cuales son de carácter temporal, pero otros pudieran ser de carácter permanente. Esta crisis cambia muchas cosas. Para el caso de empresas vinculadas al sector de tejidos, algunas modifican sus producciones a partir de la demanda de toallitas desinfectantes, batas quirúrgicas, máscaras y otros materiales han estado aumentando debido al brote de la neumonía.

Algo que ya se esperaba que sucediera, independientemente de la mejora de la situación en China y no en el resto del mundo, es que habrá afectaciones con el suministro de materias primas y en general la interrupción de las cadenas de suministros de la CGV, lo que como lección llevará a acortar estas. Un ejemplo es Zhejiang Liebherr Zhongche Transportation System Company, empresa mixta que fabrica sistemas de ventilación y aire acondicionado que se ha estado beneficiado de la expansión de la construcción ferroviaria a nivel nacional en China, sin embargo, algunos de sus materiales clave son importados de Francia e Italia, dos de los países epicentros del COVID-19 en Europa. No obstante utilizar materiales sustitutivos fabricados en China, el costo aumentará en un 20%, lo que llevará a encarecer precios o buscar nuevos mercados de suministros cercanos.

Aunque haya recuperación en China, la dinámica de las exportaciones caerá por la compleja situación global y por tanto, afectará también a esas empresas que están localizadas en el gigante asiático y cuyos principales mercados de exportación son Estados Unidos y Europa. Para superar las fluctuaciones del mercado, Sinomax (Zhejiang) Polyurethane Technology Company respondió con una inversión de US$ 20 millones en I+D, y un cambio de su enfoque orientándolo hacia el mercado chino.

A inicios de abril se desarrolló una reanudación de la producción en el sector manufacturero de China al 98,6%. Es decir, que las principales empresas industriales del país retomaron sus labores según el Ministerio de Industria y Tecnología Informática. A su vez, alrededor del 89,9% del personal de las compañías industriales con ingresos anuales superiores a US$ 2,8 millones había regresado a sus puestos de trabajo. En Hubei, el indicador de reanudación laboral en los negocios industriales supera el 95%. Ya regresaron a la normalidad la producción y operación de las grandes compañías farmacéuticas que procesan ingredientes vitamínicos, antibióticos, antipiréticos y analgésicos. Mientras tanto, a nivel nacional, el 76% de las PYMES han vuelto a funcionar normalmente. Unas 92 empresas líderes en industrias clave han ayudado a impulsar la reanudación laboral en más de 400.000 entidades de la cadena industrial y más de 350.000 compañías en China habían obtenido créditos a tasas preferenciales (Xinhua, 2020). 

Conclusiones

La pandemia del COVID-19 está reforzando la crisis económica internacional, la que se expresa en la caída del PIB global en términos generales, mientras afecta severamente el comercio, las cadenas globales de valor, el turismo, las aerolíneas, el sector de los alimentos y alojamientos entre otros de manera particular. Aunque Asia y China específicamente fue el epicentro global de la pandemia en un primer momento, la pronta respuesta de sus Estados, ha conducido a que esta región reduzca los efectos negativos más rápidamente que cualquier otra y la que podría, pese al impacto negativo, impedir caídas mayores en el PIB mundial.

Los principales centros económicos Estados Unidos, Europa y Japón tienen altos índices de enfermos y por tanto, con excepción de China que se ha ido recuperando, el resto podría agudizar los efectos de una recesión que indudablemente tendrá caídas en los crecimientos para el período 2020-2021. Los países más dependientes del turismo sufrirán grandes caídas especialmente las islas del Pacífico. En tanto se prevé según los organismos internacionales mejores proyecciones para Bangladesh, India, Vietnam, por citar algunos.

Asia Pacífico es la región que más afectaciones de pandemias locales, regionales y globales ha sufrido en los últimos años. Esto condiciona que en el futuro podrán surgir otras. El COVID-19 ha sido una lección donde demostró la importancia de la actuación del Estado y de la inversión en la salud pública. La inversión pública constituye una de las formas en que Asia podría conducir a crecimientos en relación con otras regiones, mientras el aumento del consumo interno es otra, especialmente en China, India, Vietnam, entre otros.

El impacto que puede tener en el futuro condiciona que las empresas mundiales replantearán las cadenas de suministro multinacionales que dominan la producción hoy día. En ese sentido, se achicarán las CGV, así áreas más cercanas.

Lo más importante que se expresa en la actual coyuntura de expansión de COVID-19 es que por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no es el líder en el impulso de los esfuerzos de la comunidad internacional en un proceso, ya sea de guerra, paz o situación excepcional. Indudablemente el coronavirus COVID-19 está influyendo en la aceleración del proceso de desmontaje del liderazgo hegemónico de Estados Unidos, mientras afianza el liderazgo de China, independientemente de todo el proceso de sinofobia que intenta promover. Es China la protagonista de estimular acciones de apoyo a las naciones en medio de la pandemia, así como promueve las lecciones a través de iniciativas de comunicación con el resto de los Estados. China envió ayuda a Italia antes que la UE,  también envió asistencia a Asia, a las Américas incluyendo los propios Estados Unidos, África, etc. También se destaca la asistencia de la República de Corea fundamentalmente en Asia, Europa y las Américas y no se puede dejar de reconocer también a Vietnam en su apoyo a países asiáticos y europeos.

Una lección es que se rescata el rol del Estado en las políticas económicas de los países y especialmente en la necesidad de poner mayor atención en los sistemas sanitarios. Lo que puede conducir al desmontaje parcial o total de los modelos neoliberales. Aunque muchos plantean que la actual situación acelera el proceso de desglobalización, lo cierto es que lo que hace es acelerar una globalización más centrada en China que en Estados Unidos. A la vez que, refuerza el movimiento del centro de gravedad de Occidente a Oriente.

Se producirá un refuerzo del movimiento hacia el nacionalismo, la rivalidad de las grandes potencias y el desacoplamiento estratégico.

Las estimaciones para el crecimiento de China al cierre del presente año según varios organismos están entre el 2,3% y el 4,9% del PIB, sin embargo, el autor considera que el país podría crecer en torno al 5,2% (incluso superior) a partir de las potencialidades que tiene el país fundamentalmente en la reactivación de la demanda interna y del impulso del sector privado y estatal en consonancia con el mercado regional asiático.

China ha ido impulsando una reanimación de la economía, pero indudablemente un agravamiento de la situación del COVID-19 en Europa y Estados Unidos impactará negativamente sobre el gigante asiático por el alto nivel de interrelación. Se producirán algunas adecuaciones en determinadas producciones a partir de la demanda global actual, incluso algunas permanecerán para el futuro a partir de las lecciones aprendidas por la dirección del Partido y Estado chinos. En estos momentos el crecimiento económico mundial depende de China como locomotora y es a su vez, el líder de la cooperación internacional. Las políticas económicas aplicadas han sido coherentes y han permitido reanimar de manera inmediata la economía nacional. 

* Centro de Investigaciones de Política Internacional, Cuba.

 

Bibliografía

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  1. East Asia and Pacific in the Time of COVID-19, 2020. ISBN (electronic): 978-1-4648-1565-2. <www.worldbank.org> . [Consulta: Abril, 2020].
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XINHUA. Reanudan su producción más del 98% de las principales empresas industriales de China, 2020. <http://spanish.xinhuanet.com/hebomadario/314.htm>. [Consulta: abril 2020].

A DOSCIENTOS AÑOS DE LA TOMA DE POSESION DE LAS MALVINAS POR LAS PROVINCIAS UNIDAS. AYER Y HOY.

Marcelo Javier de los Reyes*

Fragata Heroína

 

La Revolución y los corsarios

Este año se conmemoran doscientos años del izamiento, por primera vez, del pabellón nacional en las islas Malvinas.

El 6 de noviembre de 1820, el marino y corsario estadounidense David Jewett, al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, tomó posesión de las islas Malvinas al mando de la fragata Heroína.

Cuando llegó a Puerto Soledad estableció una pequeña colonia dedicada a la pesca y a la ganadería ovina y fue quien izó por vez primera el pabellón argentino en las islas, reafirmando de esa manera su indiscutible derecho sobre las anteriores posesiones españolas.

Inmediatamente después de la Revolución de Mayo, en 1810, las Provincias Unidas del Río de la Plata llevaron la guerra revolucionaria utilizando buques corsarios, cuya intención era defensiva en función de enfrentar la amenaza de expediciones españolas, pero ofensiva y exitosa al perturbar el normal desarrollo del comercio español. La guerra del corso se desarrolló entre 1815 y 1821 y en ese período se destaca la acción del capitán Hipólito Bouchard, quien al comando de la fragata La Argentina puso rumbo a las islas Filipinas, para continuar la persecución de las naves españolas y perjudicar el comercio marítimo del Reino de España[1]. Bouchard recaló en Tamatave, Madagascar, luego navegó hacia las Filipinas. En Hawaii, Bouchard celebró tratados comerciales con el rey Kamehameha I en nombre de la Argentina y obtuvo del Reino de Hawaii el reconocimiento formal de la independencia de la República Argentina, siendo la primera nación en hacerlo. Luego se dirigió a California, donde enfrentó a las fuerzas españolas e hizo ondear la Bandera Nacional en el fuerte de Monterrey durante cinco días. En su travesía pasó por América Central, motivo por el cual varias de esas naciones tomaron como modelo la bandera argentina[2]. Del mismo modo, se le atribuye a Bouchard la intención de rescatar a Napoleón Bonaparte, quien había sido confinado por los británicos a la isla de Santa Elena, cuando La Argentina se encaminaba a África.

Santa Bárbara, California. En uno de los muelles de su puerto flamean las banderas de todos los países que en algún momento ocuparon California. Allí flamea la Bandera Argentina.

Con anterioridad, el almirante Guillermo Brown encabezó una expedición de corso a las costas del Pacífico de América del Sur entre 1815 y 1816, pero encontró su límite en Guayaquil.

La expedición de David Jewett

En este contexto fue que Jewett obtuvo la patente de corso cuando Marcos Balcarce, secretario de Guerra y Marina del director Ignacio Álvarez Thomas, aceptó el ofrecimiento del marino estadounidense y le expidió “Despacho de Comandante del Bergantín de su propiedad ‘el Invencible’”.

En 1819 Jewett obtuvo una nueva patente de corso por parte del Director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, José Rondeau. Este acto fue a instancias del armador Patricio Lynch, a cargo de la construcción de la fragata Heroína, quien le propuso al titular de Guerra y Marina, Matías de Irigoyen, que el comandante de la nave fuera David Jewett[3]. Antes de partir, el 5 de enero de 1820, la fragata Heroína fue habilitada como “buque de guerra del Estado”[4] y le confió a su comandante la misión de tomar posesión de las islas Malvinas. En enero de 1820 Jewett fue nombrado coronel del ejército al servicio de la Marina Nacional[5].

David Jewett (1772-1842) nació en North Parish, Connecticut, ingresó a la marina de guerra de Estados Unidos y participó en la guerra de independencia de su país contra el Reino Unido. Antes de arribar a Buenos Aires, prestó servicios como comandante en jefe de la escuadra naval chilena en 1814. Jewett arribó a Buenos Aires el 22 de junio de 1815 y ofreció sus servicios, no desinteresados, al gobierno nacional que en ese momento estaba a cargo interinamente de Ignacio Álvarez Thomas, ya que el director supremo, José Rondeau, se encontraba en campaña en el Alto Perú[6]. Durante dos años estuvo al frente de su propia nave, el bergantín Invencible —que en algunos documentos es nombrada como goleta— en el océano Atlántico con el cual capturó cuatro naves brasileras. Esos antecedentes fueron considerados al momento de otorgarle la patente de corso y el comando de la Heroína, el buque más grande y poderoso de la época.

El reclutamiento de la tripulación no fue fácil, para lo cual se incluyeron presidiarios y voluntarios. La navegación fue compleja debido a que la fragata debió sortear fuertes tormentas, lo que ocasionó malestar en la marinería[7]. La Heroína recorrió las costas de Brasil y llegó a hasta Cabo Verde. La tripulación de la fragata capturó una nave portuguesa, la fragata Carlota. Luego prosiguió viaje pero la travesía hasta las islas Malvinas no fue fácil, ya que Jewett debió enfrentar amotinamientos —para lo cual no contaba con los oficiales adecuados ya que hasta ellos eran motivo de conflictos a bordo—, a lo que se sumó el escorbuto que se diseminaba en la tripulación. La Heroína echó anclas en proximidades de Puerto Soledad el 27 de octubre de 1820[8].

Ya en el lugar constató la presencia de 50 buques dedicados a la pesca y la caza de la fauna marina.

David Jewett

El 2 de noviembre Jewett envió una circular que fue transcripta por el capitán James Wedell, al mando del buque Jane. En ella informa que toma posesión de las islas en nombre del Superior Gobierno de las Provincias de América del Sud, al que pertenecen “por ley natural”[9].

En la transcripción hecha por el capitán Wedell puede leerse:

Al desempeñar esta misión deseo proceder con la mayor corrección y cortesía para con todas las naciones amigas.

Uno de los objetos principales de mi cometido es evitar la destrucción de las fuentes de recursos necesarios para los buques que de paso o recalada forzada arriban a las islas, y hacer de modo que puedan aprovisionarse con el mínimo de gastos y molestias. Dado que los propósitos de Ud. no están ni en competencia con estas instrucciones, y en la creencia de que una entrevista personal resultará de provecho para entrambos, invito a Ud. a visitarme a bordo de mi barco, donde me será grato brindarle acomodo mientras le plazca.

He de agradecerle asimismo tenga a bien, en lo que esté a su alcance, hacer extensiva esta invitación a cualesquiera otros súbditos británicos que se hallaran en esas inmediaciones.[10]

Wedell aceptó la invitación de Jewett y describió que fue recibido con gran afabilidad pero destacó el mal estado de la Heroína y como el escorbuto estaba minando a su tripulación. No obstante reconoció que Jewett “asumió un carácter de poder y autoridad que yo estaba por cierto lejos de imaginar”[11].

El 6 de noviembre de 1820, en las ruinas de Puerto Soledad, el capitán Jewett asumió el mando militar del archipiélago reafirmando la soberanía de las Provincias Unidas en el Atlántico Sur. Se izó la Bandera Nacional, leyó la declaración y se dispararon veintiún cañonazos en presencia de su tripulación y con sus oficiales vestidos de gala[12]. Esa fue la posesión formal de las islas del Atlántico Sur por parte del capitán David Jewett en nombre del Superior Gobierno de las Provincias Unidas de Sud América. Al acto asistieron ciudadanos estadounidenses y súbditos británicos y la noticia de este acontecimiento fue publicada en medios de Estados Unidos, el Reino Unido y España.

Ante su penosa situación, en un informe fechado el 1º de febrero de 1821, Jewett pidió al Gobierno Supremo que enviara un comandante de su confianza para substituirlo[13].

En 1821, en el marco de sus funciones como custodio de la Soberanía Nacional en el Atlántico Sur, Jewett detuvo y remitió a Buenos Aires a la goleta estadounidense Rampart, a bordo de la cual iba Cristóbal Carnelia, teniente de presa, portador del pedido de relevo del capitán Jewett[14]. La Rampart, que había sido capturada a la altura de las Malvinas, arribó a Buenos Aires el 17 de febrero. Este hecho ocasionó un incidente diplomático con los Estados Unidos.

El gobierno respondió a Jewett que sentía las desgracias por las que tuvo que pasar así como también esperaba que fuera más afortunado en otra empresa y envío al capitán Guillermo Roberto Mazón para reemplazarlo.

Ayer y hoy

Cabe destacar que el gobierno de una joven Nación, abrumado entonces por grandes deudas y gastos ocasionados por la guerra de independencia, a lo que se sumaban los conflictos internos, consideró necesario llevar la guerra revolucionaria fuera de sus fronteras y decidió —asimismo— afianzar la Soberanía Nacional en los confines de la Patria.

En función de ello, no sólo envió tropas al Alto Perú sino que también invirtió sus escasos recursos para hacer ondear la Bandera Nacional en las islas del Atlántico Sur. La gesta del capitán David Jewett al mando de la fragata Heroína debe ser puesta en valor cuando se cumplen doscientos años de ese acontecimiento. Del mismo modo, debe estimarse la relevancia que tuvo al tener como otro objetivo la protección de los recursos naturales en esos confines.

Frente a ello, lamentablemente, nuestra democracia ha dado por tierra la proeza del capitán Jewett y de nuestros héroes que en 1982 se hicieron presentes para ratificar los derechos soberanos de la República Argentina, muchos de los cuales se quedaron como custodios en las Malvinas. Lamentablemente, el propio gobierno del Proceso de Reorganización Nacional puso en práctica la política de “desmalvinización”, la que fue continuada por los distintos gobiernos democráticos desde 1983.

No obstante, la situación se agravó principalmente a partir de la década de 1990, cuando durante la presidencia de Carlos Saúl Menem se implementó la política de alineamiento a los Estados Unidos, la cual fue acompañada de una serie de medidas que llevó a la pérdida de poder de fuego de nuestras Fuerzas Armadas y a la destrucción de la industria de la Defensa y de los proyectos que podrían garantizar la protección de nuestra soberanía. Entre tantas lamentables decisiones tomadas por su gobierno se destacan la venta como chatarra del portaaviones ARA 25 de Mayo; desactivación del proyecto misilístico Cóndor; entrega y desarticulación del Área Material Córdoba; paralización de la construcción de las corbetas y fragatas MEKO y de los submarinos. A ello se suma la sospechosa explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero. En esa línea siguió el gobierno de la Alianza liderado por Fernando de la Rúa, la que se potenció nuevamente durante el gobierno de Mauricio Macri, el cual celebró que en marzo de 2016 la ONU aprobara por unanimidad un pedido de extensión sobre el límite exterior de la plataforma continental realizado por nuestro país. Gracias a este fallo de la ONU, Argentina aumentó su plataforma marítima en un 35%, es decir, exactamente 1.700.000 kilómetros cuadrados.

Paradójicamente, esa celebración fue acompañada de una mayor reducción de las Fuerzas Armadas y de nuevas medidas que afectaron seriamente su operatividad: suspensión de los proyectos de investigación; finalización del proceso de remotorización de los aviones Pucará a pesar que tampoco se habían reemplazado los Mirage retirados de servicio durante el gobierno que lo precedió; pérdida de un arma estratégica como el ARA San Juan, hecho en el que perecieron todos sus tripulantes; un virtual abandono de los buques de la Armada y una tardía compra de inútiles patrulleros oceánicos a Francia. De esta manera, la República Argentina ha sido puesta en un virtual estado de indefensión.

La Armada Argentina, que contó con marinos de la talla de Guillermo Brown, Hipólito Bouchard, Tomás Espora, Martín Jacobo Thompson, Samuel Spiro, y el propio David Jewett, entre una larga lista de patriotas, hoy está incapacitada para responder a las mínimas necesidades que requiere nuestro extenso espacio oceánico. La Armada ha sido convertida en una mera “guardia costera”.

Hace doscientos años, el Superior Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con todas sus limitaciones, encomendó al capitán Jewett a custodiar la Soberanía Nacional y proteger los recursos naturales, algo que hoy la República Argentina no puede concretar. Es imperioso que esta situación sea revertida en el corto plazo y que se tome conciencia no sólo de la necesidad de despertar nuevamente nuestra “conciencia marítima” sino también nuestra “conciencia territorial” en un país que avanza hacia su lamentable fragmentación.

 

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz.

Referencias

[1] Marcelo Javier de los Reyes. “Hipólito Bouchard, la fragata La Argentina y las banderas Centroamericanas”. Anuario del CEID (Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo) 2017, <https://saeeg.org.nutria.avnam.net/wp-content/uploads/2018/05/CEID-ANUARIO-2017.pdf >, p. 173 y ss.

[2] Marcelo Javier de los Reyes. Op. cit.

[3] Mario D. Tesler. “Expedición de David Jewett a las islas Malvinas, 1820-1821”. Universidad Nacional del Litoral, p. 121, <https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8443/bitstream/handle/11185/4662/RU074_08_A006.pdf?sequence=1&isAllowed=y>, [consulta: 12/03/2020].

[4] Ibíd., p. 126.

[5] Ibíd., p. 125.

[6] Ibíd., p. 106.

[7] Sergio Esteban Caviglia. Malvinas: Soberanía, Memoria y Justicia: 10 de Junio de 1829. Rawson: Ministerio de Educación de la Provincia de Chubut, 2012 (1ª ed.), p. 166.

[8] Ídem.

[9] Ibíd., p. 167.

[10] Ídem.

[11] Ibíd., p. 168.

[12] Ídem.

[13] Ibíd., p. 138.

[14] Ibíd., p. 139.

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LA HUMANIDAD EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS. DE LA TEOLOGIA A LA INTELIGENCIA.

Marcelo Javier de los Reyes*

El discernimiento es la capacidad de 
distinguir la verdad de la casi verdad.

Charles Spurgeon (1834 – 1892)
Pastor Bautista

 

Introducción

Las comunidades judías y cristianas se encaminan a celebrar sus respectivas Pascuas. Por ello, y por las actuales circunstancias, recordé un pasaje del Antiguo Testamento, quizás el más relevante.

En Éxodo 12, se relata que el Señor les dio a Moisés y Aarón las instrucciones para celebrar la fiesta y la salida de Egipto “el 10 de este mes”, entre las que debían tomar un animal, cordero o cabrito, sin ningún defecto, macho y de un año, el cual debía ser inmolado por toda la asamblea, y con su sangre marcar los dos postes y el dintel de las puertas de las casas donde iba a ser comido. Del mismo modo les advirtió: “Esa noche pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos los primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto”. Quienes tuvieran la marca de sangre en la puerta estarían librados del castigo divino.

Eso ocurriría en una noche pero debía ser recordado por generaciones. Efectivamente, era una sola noche. Las poblaciones actuales verán pasar al “exterminador” durante meses y, en buena medida, el castigo dependerá de la capacidad de sus gobernantes para campear la crisis del coronavirus.

En una nota publicada por The Jerusalem Post su autor dice que algunos “cristianos devotos” creen que el coronavirus es una profecía apocalíptica, y lo demostrarían comparando “las misteriosas similitudes entre los eventos actuales y la profecía del fin del mundo presentada en el Nuevo Testamento en el Libro de Apocalipsis”[1]. El autor de la nota también menciona a los “Cuatro Jinetes del Apocalipsis”… Una vez más, el maravilloso Libro del Apocalipsis o de la Revelación, es tergiversado y desnaturalizado por algunas interpretaciones libres que gustan de utilizarlo en los momentos de catástrofes e incertidumbres.

Bajemos a la realidad

La realidad es que no se trata de un “castigo divino” sino de un grupo de hombres que está jugando a ser Dios en una desenfrenada e ilimitada carrera no sólo irracional sino también carente de toda emoción. Afortunadamente, el mencionado artículo también recoge una opinión que desmiente que se trate del Armagedón y abre la puerta a ciertas teorías, como la que considera que el COVID-19 sería una creación de un laboratorio, más precisamente, un “arma biológica”. Para muchos esto sería una teoría conspirativa… como si la historia no estuviera plagada de conspiraciones…

Es comprensible —ya por incredulidad, ya por ingenuidad, ya por falta de información, ya por la “necesidad salvadora de negar”— que muchas personas no puedan creer que el hombre, creador de los “derechos humanos” y poseedor de grandes virtudes como la caridad y la solidaridad, pueda llevar a cabo acciones de esta naturaleza, aunque hayan leído u oído sobre numerosas guerras. La utilización de armas biológicas ya tuvo lugar en la edad Antigua, hace 3.500 años, por los hititas. Por aquella época se sabía que la oveja portaba la tularemia o fiebre de los conejos, enfermedad infecciosa grave causada por la bacteria Francisella tularensis, que se transmite de los animales a las personas. Este es el primer registro de guerra biológica[2].

Bartolo Luque Serrano nos informa que en 1097, durante las Cruzadas, cuando se llevaba a cabo el asedio a la ciudad de Nicea, en Asia Menor, los Cruzados catapultaron cabezas humanas que no solo tenían por propósito amedrentar al enemigo sino también porque esos objetos “biodescompuestos” provocaban enfermedades[3]. Podrían mencionarse otros ejemplos, como el uso de armas químicas durante la Primera Guerra Mundial —por parte de alemanes y británicos—, la Unidad 731 del ejército japonés que, durante la Segunda Guerra Mundial, experimentó con humanos para desarrollar armas biológicas. Bien, hasta aquí alguien podría argumentar que se trataba de enemigos en una guerra y que ningún gobierno haría semejante experimento con su propia población. Muy bien, es cierto… relativamente cierto.

Imagen de hairmann en Pixabay

Durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial se creó el complejo ultrasecreto de Porton Down, en Wiltshire, Reino Unido, el cual —desde 2004— es estudiado por el profesor de historia moderna de la Universidad de Kent en Canterbury Ulf Schmidt, quien recibió una subvención del proyecto Wellcome Trust para investigar la historia y la ética del programa de guerra química y biológica en el Reino Unido durante la Guerra Fría. Miles de militares de las fuerzas armadas británicas se ofrecieron como voluntarios para participar en los experimentos secretos sobre los efectos de las armas químicas y biológicas llevados a cabo en ese establecimiento de investigación del gobierno en Porton Down[4]. Se cree que entre 1945 y 1989, unos 3.400 militares participaron en ensayos con agentes nerviosos, pero varios miles más desde su creación fueron sometidos a experimentos con gas mostaza, fosgeno, sarín y otros agentes nerviosos, ántrax, Yersinia pestis (la bacteria de la peste), mescalina, ácido lisérgico y otras drogas. En 1953, los experimentos llevaron a la muerte del militar Ronald Maddison, de 20 años, investigación de la que participó el profesor Ulf Schmidt como experto histórico. El 6 de mayo de ese año se vertieron 200 miligramos de sarín líquido sobre una doble capa de ropa del uniforme del soldado de la Real Fuerza Aérea Británica. A la media hora había perdido el conocimiento y poco más tarde falleció[5].

Muerte del soldado Maddison. Fuente: <https://www.kent.ac.uk/porton-down-project/TS4.jpg>

En Estados Unidos, en 1949, fueron colocadas bacterias inofensivas en el sistema de aire acondicionado del Departamento de Defensa para ver qué efectos producía su exposición sobre los humanos. Entre el 20 y el 27 de septiembre de 1950 un buque de la armada estadounidense se aproximó a la costa de San Francisco y roció una nube de microbios sobre la ciudad. Este experimento fue practicado sobre una población de 800.000 habitantes (“Operación Sea-Spray”). En 1966 otro experimento se llevó a cabo en la estación Broadway del subterráneo de Nueva York, en donde se esparcieron bacterias sustilus varilus.

Habría muchos más ejemplos pero quien quiera seguir creyendo en una dieta basada en murciélagos puede seguir haciéndolo.

“La peor falla de inteligencia en la historia de los Estados Unidos”

Una nota publicada por Foreign Policy considera que el coronavirus es la peor falla de inteligencia en la historia de los Estados Unidos[6]. El autor, Micah Zenko, escribe acertadamente que la mayoría de los líderes carecen de disciplina para formular un análisis basado en el riesgo y pocos son capaces de desarrollar los planes de contingencia necesarios[7]. Agrega algo más interesante cuando afirma que aún más raro es el líder que logra identificar correctamente la principal amenaza con suficiente antelación para desarrollar e implementar esos planes[8]. Una vez más la falla caería sobre quién debe tomar las decisiones y, en este caso, es el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un líder que padece incontinencia verbal y que no se cansa de repetir que se trata del “virus chino”. Otro que también falló al momento de tomar las medidas adecuadas ha sido el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, uno de los padres del Brexit, … hoy enfermo de coronavirus al igual que su ministro de Salud[9]. Sin embargo Johnson fue previsor y nombró a su “designated survivor”, Dominic Raab, secretario de Asuntos Exteriores[10]. Dada la gravedad del contagio sería deseable que no haya que designar sucesivos “designated survivors”.

Mi percepción es que la nota de Micah Zenko tiene una seria contradicción entre el contenido y el título porque en el título hace referencia a una “falla de inteligencia” pero en el texto pone el acento en que la responsabilidad recae sobre los decisores, quienes no toman en cuenta la información de inteligencia. Zenko menciona que, frente a otras “sorpresas estratégicas” —Pearl Harbor, la revolución iraní y el 11 de Septiembre—, la actual se produjo por una indiferencia sin precedentes, aún más por una negligencia deliberada.

A mi juicio, estas afirmaciones ameritan una digresión. Con respecto a Pearl Harbor, a todas luces no fue una “sorpresa estratégica”. El capitán de navío Mitsuo Fuchida, quien condujo el ataque a Pearl Harbor, afirmó que luego de analizar la propuesta de Estados Unidos del 26 de noviembre de 1941, el gobierno y el Alto Mando de Japón llegaron a la conclusión “de que la propuesta era un ultimátum tendiente a subyugar al Japón y hacer inevitable la guerra”[11]. La fuerza de tareas japonesa ya estaba rumbo hacia Pearl Harbor y el ataque quedaba supeditado a la mencionada propuesta estadounidense pero el gobierno japonés había decidido continuar con los esfuerzos de paz “hasta el último momento”[12]. Otro dato de interés que proporciona el capitán Fushida es que la decisión de atacar un domingo obedecía a que tenían información de que “la Flota de los Estados Unidos volvía a Pearl Harbor los fines de semana después de los períodos de instrucción en el mar”[13]. Luego agrega que informes de inteligencia sobre las actividades de la Flota del Pacífico retransmitidas desde Tokio, informaban que el día 5 de diciembre el USS Lexington había dejado el puerto y que se estimaba que el USS Enterprise también estaba operando en el mar[14]. Ambas naves eran los portaviones estadounidenses, las dos naves más importantes en Pearl Harbor, las cuales habrían sido sacadas a alta mar debido al conocimiento del ataque japonés.

El mayor testimonio de que el ataque japonés no fue una “sorpresa estratégica” es el libro del contraalmirante estadounidense Robert A. Theobald, titulado The final secret of Pearl Harbor. The Washington contribution to the Japanese attack, publicado en abril de 1954[15]. En su libro el contraalmirante Theobald acusó a la administración del presidente Franklin Delano Roosevelt de no alertar a los comandantes de Pearl Harbor —ocultando la información de inteligencia— sobre el ataque con la intención de llevar a los Estados Unidos a la guerra. En el prólogo de su libro, el contraalmirante Husband E. Kimmel —comandante de la Flota del Pacífico y comandante en Jefe de la Base Naval de Pearl Harbor, quien fue destituido de su cargo y degradado—, expresa:

Los estudios realizados por el Contraalmirante Theobald lo han llevado a la conclusión que estuvimos desprevenidos en Pearl Harbor debido a que los planes del Presidente Roosevelt requerían que no se enviara aviso alguno que alertara la Flota del Pacífico.[16]

Edición del libro del contraalmirante Theobald por el Círculo Militar, Argentina.

Respecto del ataque del 11-S ya se ha hablado y se ha escrito mucho. Casi inmediatamente a los hechos, Thierry Meyssan escribió su libro 11 de septiembre de 2001. La terrible impostura. Ningún avión se estrelló en el Pentágono[17]. Para muchos se trata de un libro que se inserta en las teorías conspirativas pero resulta difícil creer —entre otras cosas— que unos árabes tomaran unas pocas clases de vuelo en avionetas y luego tuvieran la gran capacidad para estrellar grandes aviones de pasajeros contra el World Trade Center. Más insólito resultó que los atacantes eran saudíes y que ello haya motivado invadir Afganistán…

Retornando al tema del coronavirus, resulta extraño que algunas personalidades como Bill Gates hayan podido predecir la pandemia y hacer esta advertencia en enero de 2017, cuando le dijo a la BBC: “Mantengo los dedos permanentemente cruzados para que no nos llegue una gran epidemia como la gripe en los próximos diez años”[18]. Bill Gates fue uno de los que organizó el encuentro Event 201, un ejercicio de simulación en vivo para preparar a líderes públicos y privados para dar respuesta ante una pandemia. Del mismo participaron el Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, en asociación con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates[19]. Del Event 201 salieron una serie de recomendaciones, lo que daría a la redacción de otro artículo.

En función de ello, resultaría inexplicable asumir que después de los antecedentes de la gripe aviar, del SARS (H5N1), del N1H1, y del actual SARS-CoV-2, se considere que la inteligencia no ha tomado sus previsiones. Lo singular es que mientras el brote avanzaba Trump seguía hablando del “virus chino”. Sin embargo, mientras Trump insistía en ello, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, publicó en Twitter un video de Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, en momentos en que se dirigía a un comité del Congreso —el 11 de marzo—, en el que reconoció que algunas muertes por influenza en Estados Unidos se identificaron más tarde como casos de COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus[20]. Del mismo modo, se informó que cientos de atletas del ejército estadounidense asistieron en octubre de 2019 a la ciudad de Wuhan a los Juegos Mundiales Militares. De estos juegos participaron 9.603 deportistas militares procedentes de 104 países y, luego de su celebración, varios estadounidenses fueron hospitalizados por “una extraña neumonía”[21]. Podría afirmarse que, casi en paralelo, se estaba llevando a cabo el ejercicio Event 201.

Algunas reflexiones finales

Ahora, consummatum est, se habla de un “fallo de inteligencia”.

El ataque a Pearl Harbor no fue un fallo de inteligencia, sino un ocultamiento de la información producida por la inteligencia. En este caso la responsabilidad recaería sobre los tomadores de decisión, quienes deciden escuchar a sus servicios de inteligencia o bien desestimar la información que éstos les proporcionan o utilizarla para otros fines. Tampoco lo habría sido el ataque del 11-S.

Es evidente que si Bill Gates se manifestó en enero de 2017 alertando acerca de una pandemia, lo cual fue replicado en medios de todo el mundo, y teniendo como antecedentes los demás casos de enfermedades ya mencionadas, resulta desestimable que los organismos de inteligencia no hayan tenido en cuenta la propagación de una enfermedad que podría derivar en una pandemia. Aún más, los medios han informado que, en el caso de Estados Unidos, en enero, el presidente Trump había recibido advertencias de los servicios de inteligencia, las cuales fueron desestimadas por el mandatario[22].

No obstante, lo más apropiado es que la preparación para un hecho de esta naturaleza haya tenido que ser considerada por los respectivos ministerios de Salud y por los tomadores de decisión al más alto nivel.

Cabe aquí recordar a Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), quien expresó: “A cada época la salva un pequeño puñado de hombres, que tienen el coraje de ser inactuales”.

Quizás haya que reparar en que hay una gran carencia de masa crítica en las respectivas sociedades o, al menos, que quienes la integran no tienen acceso a la toma de decisiones. De este modo, el liderazgo ha sido puesto en manos inexpertas al momento de manejar las crisis. Una mente maliciosa podría pensar que tal vez no se trate de falta de experiencia sino de intencionalidad. Sin embargo, la Historia —a la que deberíamos recurrir más seguido en busca de enseñanzas— deja entornada la puerta a quienes quieran conocer.

El gran desafío a los que nos someten estos tiempos es intentar encontrar la verdad entre la razón y las creencias.

En estas épocas difíciles e inciertas, en los que se hace complejo encontrar la verdad, debemos escudriñar toda la información a la que tenemos acceso. El camino para ello es el discernimiento —asimismo esencial para la toma de decisiones—, es decir, tener la capacidad intelectual para distinguir lo verdadero de lo falso —de la desinformación o de las medias mentiras— para lograr acercarnos a la verdad.

 

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz.

 

Referencias

[1] Omri Ron. “Why do some Christians believe coronavirus is an apocalyptic prophecy?”. The Jerusalem Post, 26/03/2020, <https://www.jpost.com/international/why-do-some-christians-believe-coronavirus-is-an-apocalyptic-prophecy-622425>, [consulta: 26/03/2020].

[2] Siro Igino Trevisanato. “The ‘Hittite plague’, an epidemic of tularemia and the first record of biological warfare”. En: Medical Hypotheses, 69(6):1371-4, February 2007.

[3] Bartolo Luque Serrano. El mundo es un pañuelo: Un paseo pluridisciplinar por la ciencia. Valencia: Publicaciones Universitat de Valencia, 2009, p. 122.

[4] “The History of Biochemical Warfare Research and Human Experimentation, 1945 – 1989”. University of Kent (School of History), <https://www.kent.ac.uk/porton-down-project/>, [consulta: 27/12/2019].

[5] “The History of BiochemicalWarfareResearch and Human Experimentation, 1945 – 1989. Ronald Maddison”. University of Kent (School of History), <https://www.kent.ac.uk/porton-down-project/PortonMaddisonPage4.html>, [consulta: 27/12/2019].

[6] Micah Zenko. “The Coronavirus Is the Worst Intelligence Failure in U.S. History”. Foreign Policy, 25/03/2020, <https://foreignpolicy.com/2020/03/25/coronavirus-worst-intelligence-failure-us-history-covid-19/>, [consulta: 25/03/2020].

[7] Ídem.

[8] Ídem.

[9] “Boris Johnson y su ministro de Salud tienen coronavirus”. La Nación, 27/03/2020, <https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/sorpresa-reino-unido-boris-johnson-tiene-coronavirus-nid2347930>, [consulta: 27/03/2020].

[10] Adam Bienkov. “Boris Johnson has tested positive for the coronavirus. Here’s what happens if he becomes too ill to remain prime minister”. Business Insider, 27/03/2020, <https://www.businessinsider.com/coronavirus-what-happens-boris-johnson-too-ill-prime-minister-covid-2020-3>, [consulta: 27/03/2020].

[11] Mitsuo Fushida. “Yo conduje el ataque sobre Pearl Harbor”. En: Robert A. Theobald. El secreto final de Pearl Harbor (La contribución de Washington al ataque japonés). Buenos Aires: Círculo Militar (Biblioteca del Oficial), julio de 1954, p. 306.

[12] Ídem.

[13] Ibíd., p. 307.

[14] Ídem.

[15] Robert A. Theobald. The final secret of Pearl Harbor. The Washington contribution to the Japanese attack. Nueva York: Devin – Adair Company, abril de 1954, 202 p.

[16] Robert A. Theobald. El secreto final de Pearl Harbor (La contribución de Washington al ataque japonés). Buenos Aires: Círculo Militar (Biblioteca del Oficial), julio de 1954, p. 15.

[17] Thierry Meyssan escribió su libro 11 de septiembre de 2001. La terrible impostura. Ningún avión se estrelló en el Pentágono. Buenos Aires: El Ateneo, 2002, 253 p.

[18] “El mundo es vulnerable a una gran epidemia, le dice Bill Gates a la BBC”. BBC Mundo, 01/01/2017, <https://www.bbc.com/mundo/noticias-38470286>, [consulta: 22/01/2020].

[19] “About the Event 201 exercise”. Center for Health Security (Johns Hopkins University), <http://www.centerforhealthsecurity.org/event201/about>, [consulta: 28/2/2020].

[20] Ben Westcott y Steven Jiang. “Un diplomático chino dice que el ejército de EE.UU. llevó el coronavirus a Wuhan”.  CNN en Español, 13/03/2020, <https://cnnespanol.cnn.com/2020/03/13/un-diplomatico-chino-esta-promoviendo-la-teoria-de-la-conspiracion-de-que-el-ejercito-estadounidense-trajo-el-coronavirus-a-wuhan/>, [consulta: 18/03/2020].

[21] Fernando Navarro. “La teoría china del origen del coronavirus: apuntan a EEUU y los Juegos Mundiales Militares”. El Español, 15/03/2020, <https://www.elespanol.com/deportes/20200315/teoria-coronavirus-apuntan-eeuu-juegos-mundiales-militares/474952717_0.html>, [consulta: 17/03/2020].

[22] “Trump desoyó en enero las advertencias de los servicios de inteligencia sobre la ‘grave amenaza’ del coronavirus”. RT, 21/03/2020, <https://actualidad.rt.com/actualidad/347002-inteligencia-advertir-trump-grave-amenaza-coronavirus>, [consulta: 22/03/2020].

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